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El cohete Manolete

Había una vez una galaxia muy lejana llamada La Galaxia de los
Juguetes. En esta galaxia había muchos planetas, cada uno habitado por
diferentes tipos de juguetes. Los más grandes eran el Planeta de los
Muñecos y las Muñecas, el Planeta de los Peluches, el Planeta de los
Coches teledirigidos y el Planeta de los Bloques de Construcción.

Los habitantes de los diferentes planetas de la Galaxia de los Juguetes


se mandaban cartas en las que se contaban cuántas ganas tenían de
jugar todos juntos. El Cohete Manolete era el cartero, y se encargaba de
mantener la comunicación entre todos los juguetes de la galaxia.

Un día Manolete se acercó a visitar al planeta más lejano y nuevo de la


Galaxia de los Juguetes: el Planeta de los Videojuegos. Los gobernantes
de este planeta recibieron a Manolete con mucha ilusión y le dieron
invitaciones para que las llevara a todos los planetas de la Galaxia. En el
Planeta de los Videojuegos se iba a celebrar la mayor fiesta jamás
conocida en toda la Galaxia de los Juguetes.

Pero justo cuando iba despegar para llevar las cartas a todos los
juguetes, Manolete se estropeó. El pobre cohete no podía despegar. Un
personaje malvado de un juego de lucha se había escapado y le había
roto los propulsores.
-¡Qué desastre! -lloraba Manolete-. ¿Qué voy a hacer ahora? Si no llevo
estas cartas la fiesta no se podrá celebrar. Es más, los juguetes de la
galaxia jamás volverán a comunicarse entre ellos. ¡Qué desgracia!

Una consola de última generación que vio lo que estaba pasando se


acercó a Manolete y le dijo:
-No te preocupes amigo, Voy a reunir a las mejores consolas del planeta
y vamos a liberar a algunos de nuestros personajes más hábiles. Seguro
que entre todos te podrán ayudar.

Dicho y hecho. Las consolas más modernas del Planeta de los


Videojuegos se reunieron para liberar a los personajes de sus increíbles
juegos. Pero había un problema: ¿quién jugaría para liberar a los
personajes de los juegos?
-Yo sólo sé jugar a los marcianitos -dijo Manolete-. Es un juego muy
antiguo que tiene un osito en el Planeta de los Peluches. No sé si
tendréis algo así por aquí.
-¡Vaya, eso sí que es un problema!-dijo la más joven de las consolas-.
Nosotras no tenemos esos juegos tan antiguos.
-Tal vez haya alguien que pueda ayudarnos -dijo otra consola un poco
más mayor-. ¿Recordáis a la vieja que vive escondida en la cueva del
Comecocos?

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