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Fuster - Funciones Cognitivas de Lo Lóbulos Frontales
Fuster - Funciones Cognitivas de Lo Lóbulos Frontales
Joaquin M. Fuster
En: THE HUMAN FRONTAL LOBES (Miller y Cummings)
La neocorteza frontal es el estadio mas alto de una jerarquía de estructuras neurales dedicadas a la
representación y ejecución de las acciones del organismo. En la base de esa jerarquía están las motoneuronas y
las raíces anteriores de la médula espinal. Sobre éstas, en orden ascendente, están el núcleo motor del
mesencéfalo, el cerebelo, y partes del diencéfalo, incluyendo ciertos núcleos del hipotálamo, el tálamo, y los
ganglios de la base.
La organización jerárquica prevalece al interior de la corteza frontal. En la base de la jerarquía motora cortical,
está la corteza motora primaria, a cargo de la representación y ejecución de movimientos esqueléticos
elementales. Sobre ésta se encuentra la corteza premotora, al servicio de movimientos más complejos definidos
por la meta y trayectoria, incluyendo ciertas áreas premotoras involucradas en el habla. En la cima se encuentra
la corteza de asociación de los lóbulos frontales, la cual se designa comúnmente como corteza prefrontal. Esta
corteza representa el esquema amplio de acción en los dominios esquelético y de habla, y en suma está
críticamente involucrada en la puesta en marcha de esos esquemas y planes.
A cuenta de esas funciones representacionales y operantes, la corteza prefrontal es esencial para la organización
temporal del comportamiento y el lenguaje hablado. En el alcance funcional de la corteza prefrontal se
encuentra la acción organizada en el dominio mental del pensamiento racional. En suma, la corteza prefrontal
es corteza motora del mas alto orden, ya que soporta las funciones cognitivas que coordinan la ejecución de las
acciones mas elaboradas y nuevas del organismo. Por esta razón se ha llamado el ejecutivo del cerebro y el
órgano de la creatividad.
Este capítulo se dedica a las funciones cognitivas de la corteza prefrontal y a las consecuencias de sus
alteraciones. Antes de enfrentarnos con estos temas, sin embargo, me enfrentaré brevemente con hechos básicos
de desarrollo, anatomía y neuroquímica.
La corteza prefrontal es una de las últimas regiones de la neocorteza en desarrollarse, filogenéticamente así
como ontogenéticamente. Alcanza su crecimiento máximo relativo en el cerebro humano, donde constituye
cerca de un tercio de la totalidad de la neocorteza. En el desarrollo ontogenético, la corteza prefrontal es una de
las últimas regiones en llevar a cabo la mielinización de sus fibras aferentes, eferentes e intrínsecas. Tarda en
alcanzar su maduración total, también según otros criterios, como el número y volumen de células y el tamaño
y número de las espinas dendríticas de sus neuronas. En el individuo humano normal, la maduración prefrontal
total no se alcanza hasta la adolescencia tardía. Este largo proceso de desarrollo se relaciona probablemente con
la lenta maduración de las funciones cognitivas sustentadas por la corteza prefrontal, tomando en cuenta el
desarrollo lento de la actividad cognitiva más alta y más característicamente humana, que es el lenguaje
hablado. Estas actividades son organizadas principalmente por la corteza de la convexidad dorsolateral del
lóbulo frontal, el cual tanto en la filogenia como en la ontogenia crece relativamente mas que la corteza
prefrontal órbitomedial.
La región prefrontal de la corteza es la mas altamente interconectada de todas las regiones neocorticales. Recibe
fibras aferentes del tronco, el hipotálamo, el sistema límbico (amígdala e hipocampo), el tálamo (especialmente
núcleo anterior y mediodorsal), y otras áreas de la neocorteza, notablemente la corteza de asociación de
regiones postrolándicas. Los inputs del tronco, el hipotálamo y límbicos probablemente brindan información a
la corteza prefrontal acerca del medio interno, mientras que los inputs del hipocampo son probablemente
esenciales para la formación de la memoria motora. Los inputs de la corteza posterior, aparentemente están
involucrados en integraciones sensorio-motoras del mas alto nivel. La corteza prefrontal devuelve los inputs
aferentes de todas esas estructuras cerebrales con outputs eferentes hacia ellas.
Varios sistemas neurotransmisores convergen en la corteza prefrontal y están activos dentro de ella. Los más
prominentes entre ellos son los sistemas dopaminérgicos, un sistema de norepinefrina, el sistema colinérgico
que se origina en el núcleo basal de Meynert, y el sistema alfa- aminobutírico GABAérgico. Se ha postulado
que ciertos tipos de receptores dopamínicos de la corteza prefrontal funcionan mal en la esquizofrenia. El
sistema colinérgico parece deficiente en enfermedad de Alzheimer y otras demencias.
Set de preparación
Memoria motora de corto plazo o set de preparación es atención motora. Puede ser construido como una forma
de atención dirigida a la acción en preparación. Esta forma de atención se enfoca en la representación del plan
y, al mismo tiempo, en componentes de memoria motora de largo plazo, establecida, la cual es activada
temporalmente para la ejecución de todas las piezas integrales de la secuencia de comportamiento en progreso,
desde su inicio hasta su logro.
No está claro aún porque mecanismos un esquema de comportamiento en una red motora activada de la corteza
frontal se convierte en agente de preparación para la acción. Parece, sin embargo, que un correlato eléctrico del
set de preparación es la también llamada variación negativa contingente, la cual es un potencial lento negativo
superficial sobre el lóbulo frontal en el tiempo intervalo entre un estímulo sensorial y una respuesta motora
contingente. Otro correlato eléctrico es el potencial Bereitschaft o potencial de preparación, otro potencial lento
superficial, más breve, que se desarrolla sobre la corteza motora justo antes del movimiento deseado.
A partir del registro desde células con microelectrodos, en monos despiertos, encontramos neuronas en la
corteza prefrontal dorsolateral que podrían realizar esta función de set de preparación. Mientras el mono
demora la acción y se prepara para ella, en el contexto de una tarea diferida (Ej. , apareamiento diferido con el
ejemplo, respuesta espacial diferida), hemos observado neuronas que por su presencia o descarga parecen
sintonizadas con la respuesta motora inminente. Esta descarga es mayor o menor de acuerdo con las
características de la acción deseada por el mono. Aún mas, la descarga de la célula se acelera al acercarse esa
acción, y el gradiente de aceleración varía proporcionalmente con la certeza con la cual el animal puede
predecir rasgos específicos de la respuesta. Se introduce un grado de incerteza en el test asociando diferentes
colores con diferentes probabilidades de respuesta requerida del brazo, tanto hacia un lado como hacia el otro.
Resumiendo, la presencia de neuronas que parecen predecir acciones futuras, aunque sea sólo a corto plazo,
indica que existen mecanismos en la corteza prefrontal dorsolateral no sólo para evocar ese futuro, la memoria
del futuro (Ingvar, 1985), sino también para preparar el aparato motor para la misma.
Esos mecanismos pueden resultar en la facilitación de estructuras en niveles más bajos de la jerarquía motora
para las acciones venideras (la corteza premotora, los ganglios basales, y el sistema piramidal). La relación es
aparente entre la descarga de esos set de células del mono y el bien conocido rol de la corteza prefrontal
humana en la ejecución y concepción de planes.
Memoria de trabajo
Además de las células set, pueden encontrarse células de memoria en la corteza prefrontal dorsolateral del
mono. Las neuronas de este segundo tipo parecen tener una función opuesta temporalmente a las del primero.
En lugar de mirar hacia adelante en el tiempo a la acción motora inminente, miran hacia atrás en el tiempo,
unos pocos segundos o minutos antes, a la información sensorial de la cual depende parcialmente esa acción.
Estas células reaccionan específicamente a claves sensoriales, y durante el período de retardo antes de la
respuesta motora se desacelera su descarga. Probablemente, los componentes neuronales de las redes activadas
son los que constituyen la fundación fisiológica para el rol ampliamente aceptado de la corteza frontal en la
memoria de trabajo.
La memoria de trabajo es también una función inicialmente sospechada por los estudios neuropsicológicos de
síndrome prefrontal en humanos y monos; este estudio aportó evidencia presuntiva de que los déficits de
memoria de corto plazo o reciente son componentes comunes de esos síndromes. La evidencia animal fue
especialmente persuasiva. Una larga tradición de investigación iniciada por Jacobsen (1935) demostró que los
monos con ablaciones de la corteza prefrontal dorsolateral tienen serias dificultades de aprendizaje y en la
realización de las también llamadas tareas diferidas (respuesta diferida y alternancia diferida). En estas tareas el
animal debe retener un ítem de información en la memoria para la subsecuente realización, luego de una
demora, de un acto motor. Puede producirse un déficit similar por inactivación bilateral reversible (criogénica)
de la corteza prefrontal. Los estudios con microelectrodos en el mono, con el descubrimiento resultante de las
células de memoria, establecen en forma concluyente que, en la corteza prefrontal dorsolateral de los primates,
existe un sustrato fisiológico de neuronas para la función de la memoria que falla en los monos y humanos
luego de un daño prefrontal.
Subsecuentemente, Baddeley (1986) introdujo el término “memoria de trabajo” para describir la memoria
temporaria, on line, que los humanos utilizan en ciertas tareas y parea resolver ciertos problemas. Con ese
término, Baddeley también una teoría de las operaciones cognitivas involucradas en esa forma de memoria
activa, la cual otros investigadores han denominado memoria provisoria o provisional, memoria operativa, o
simplemente memoria de corto plazo. Una de estas operaciones asumidas por Baddeley, el bucle articulatorio,
es un concepto difícil de aplicar al mono, pero con claras implicaciones para la construcción del lenguaje, el
cual es una forma de comportamiento secuencial definitivamente dependiente de la memoria de trabajo.
Por lo tanto, la función de la memoria reciente en humanos, la cual se altera frecuentemente en síndromes
prefrontales, y la función de la memoria de corto plazo en monos, la cual falla por lesiones prefrontales y tiene
un correlato obvio en la descarga de las células de memoria, son una misma función, la que se llama
comúnmente memoria de trabajo. Neuropsicológicamente, consiste en la activación transitoria de una amplia
red de neuronas neocorticales, que la corteza prefrontal mantiene activa mientras la información contenida en
esa red deba ser usada para acciones prospectivas. El rol de la corteza prefrontal en la memoria de trabajo es
crítico, pero debe enfatizarse, sobre la base de estudios recientes -investigación con microelectrodos y
neuroimagen (Swartz, 1995) – que ese rol se basa esencialmente en interconexiones córtico corticales, es decir,
interacciones entre la corteza prefrontal y áreas de la corteza postrolándica. La localización de la memoria de
trabajo en la corteza prefrontal es una concepción desafortunada.
Control inhibitorio
Los pacientes con daño prefrontal, son anormalmente distráctiles, perseverativos, y tienen dificultades para
controlar la impulsividad y comportamientos instintivos. La convergencia de la neuropsicología humana y
animal lleva a la conclusión de que esos síntomas se producen mas frecuentemente por lesiones de la corteza
órbitofrontal que por lesiones de cualquier otro sector de la corteza prefrontal. Dado que los síntomas
mencionados se producen juntos comúnmente, y dado que la anatomía y circuitos de la corteza prefrontal
orbital apuntan a una fisiopatología común, es cada vez mas obvio que todas las manifestaciones del daño
órbitofrontal derivan del déficit de una función común. Una función así puede ser definida apropiadamente
como la habilidad para proteger de la interferencia a estructuras de comportamiento dirigidas a una meta.
Existen muchos tipos de interferencia. La interferencia puede provenir de estímulos sensoriales que surgen en el
contexto de la estructura de comportamiento y que, si no es suprimida, puede producir que el comportamiento
se aleje de su meta. La interferencia puede darse también por tendencias internas, tanto innatas como producto
del aprendizaje. Por ejemplo, puede existir interferencia de impulsos instintivos que, bajo ciertas condiciones,
prevalecen sobre el comportamiento en curso y lo interrumpen. O también, por ejemplo, la interferencia puede
provenir de memorias bien establecidas o patrones de comportamiento apropiados en otras circunstancias pero
que son un impedimento para el comportamiento en curso y el alcance de su meta.
A diferencia de la evidencia fisiológica de las funciones de set y de memoria en la corteza prefrontal, el rol de
esta corteza en el control inhibitorio de interferencias no tiene correlatos electrofisiológicos reconocidos aún.
Probablemente, sin embargo, las funciones de control inhibitorio sean ejercidas selectivamente a través del
sistema GABAérgico cortical y las vías inhibitorias córtico hipotalámicas que se originan en la corteza
prefrontal orbital.
El propósito de este capítulo es revisar el rol de los lóbulos frontales en la cognición a la luz de la
neuroimaginería. Durante los últimos 5 a 10 años, se ha incrementado dramáticamente el número de
experimentos reportados en la literatura usando neuroimaginería para estudiar el cerebro y el comportamiento,
y muchos de ellos han encontrado activación en algunas partes de los lóbulos frontales. Para mantener
manejable esta revisión, sin embargo, he puesto algunas pocas limitaciones a los contenidos. Primero, la
discusión se limita a aquellos procesos que son “cognitivos” en el sentido de que no son puramente sensoriales
o motores sino que requieren alguna elaboración del estímulo y una toma de decisión acerca de algún aspecto
del estímulo. Segundo, consideré sólo aquellas áreas que son parte de la corteza prefrontal (áreas de Brodmann
8,9,10,11,45,46 y 47). La corteza premotora no está incluida, tampoco el área 44, la cual ha sido excluida
quizás arbitrariamente, en base a su rol tradicional en la salida motora del habla. Tercero, He considerado sólo
aquellos experimentos llevados a cabo en sujetos sanos, jóvenes, intentando enfocar en el funcionamiento
“normal” de la corteza prefrontal. Finalmente, he incluido sólo aquellos estudios que han utilizado tomografía
por emisión de positrones (PET) para medir el flujo sanguíneo regional cerebral (rCBF) y que han reportado los
resultados en términos de coordenadas de atlas. Estos experimentos han utilizado procedimientos matemáticos
que reejemplifican las imágenes del cerebro individual y las estandarizaron para aparearlas con un modelo del
cerebro que se conforma con el espacio estereotáctico del atlas. Este procedimiento permite la comparación
directa entre estudios por simple comparación de las coordenadas de cada región activada. La RM funcional
también parece ser cada vez mas la herramienta de elección para experimentos de activación cognitiva,
haciendo difícil comparar los resultados de esta técnica directamente con aquellos obtenidos con PET.
Percepción
Los experimentos que involucran algún tipo de discriminación perceptual que han reportado activación de la
corteza prefrontal son en general de modalidad visual, una predominancia que se refleja en toda la literatura
sobre PET. Estos estudios visuales incluyen percepción de objetos, rostros, incluyendo emoción facial, e
información espacial. Se incluye el estudio de Parsons et al en la categoría espacial, aunque la tarea era mirar
figuras de manos y decidir si eran derechas o izquierdas, porque las manos estaban dispuestas en varias
orientaciones, requiriendo rotación mental. Los experimentos de percepción auditiva involucran una dificultosa
discriminación de tonos y dos estudios de discriminación de “pitch”, uno que utiliza estímulos hablados y uno
que usa segmentos de canciones familiares. Además, una de las tareas de memoria de trabajo que utiliza rostros
también tiene una condición en la cual el componente de memoria era mínimo (1 segundo de demora), por lo
que esta tarea se ha clasificado como percepción y no como memoria. Estos experimentos perceptuales varían
en dificultad y complejidad de la discriminación requerida. Por ejemplo, un estudio de Kosslyn et al requiere
que los sujetos identifiquen figuras de objetos que son presentados en orientaciones inusuales o no canónicas,
mientras que otro varía la dificultad de una tarea de percepción de rostros, degradando el estímulo. Dos de los
experimentos también examinaron rCBF durante imaginería, tanto visual como auditiva.
Atención
Se ha reportado activación de los lóbulos frontales en experimentos que examinaron tres tipos diferentes de
procesamiento atencional. Estos experimentos incluyen un estudio de división de la atención entre varias
características de un estímulo visual, y dos estudios de atención sostenida, uno a estimulación táctil y uno a
estímulos auditivos. Además, se han incluido dos estudios de efecto Stroop como ejemplos de atención
selectiva a una característica particular del estímulo. El efecto Stroop se refiere al incremento en el tiempo de
respuesta que resulta cuando los sujetos deben nombrar el color de la tinta en que está impreso el nombre de un
color (ej. verde) e ignorar la palabra. Estos es, se requiere mas tiempo para atender selectivamente al color de la
tinta y suprimir el nombre del color incongruente que para denominar el color de una muestra. Un estudio
reciente de Rees, Frackowiak, y Frith (1997) examinó también la atención selectiva haciendo que los sujetos
atiendan tanto a una característica del estímulo (color u orientación) como a ambas características
simultáneamente (condición conjunta). Un estudio adicional examinó la atención selectiva bien a la identidad
del objeto como a la localización del objeto, pero dado que las activaciones fueron las mismas que durante la
simple percepción de estas características , se discute este estudio como una tarea perceptual.
Memoria de trabajo
El concepto de memoria de trabajo ha evolucionado durante los últimos años. Se la considera usualmente como
una forma de memoria de corto plazo en la cual se requiere que los sujetos sostengan información en almacenes
de corto plazo mientras continúan procesando nueva información. Por lo tanto, las tareas de memoria de trabajo
son complejas, requiriendo tanto codificación como evocación de estímulos. Existen pocos estudios con PET
que utilicen paradigmas de memoria de trabajo durante los últimos años, y todos encontraron actividad en la
corteza frontal. Los estudios revisados aquí incluyen tanto experimentos de memoria de trabajo visual como
auditiva, incluyendo uno en el que los tonos eran utilizados como pistas para secuencias motoras dirigidas por
el sujeto. La mayoría de estos estudios utilizan estímulos no verbales (rostros, localizaciones), aunque dos
experimentos hacen uso de estímulos verbales, letras, y números tanto en la modalidad visual como auditiva.
Cuatro de los experimentos hacen uso de un paradigma conocido como apareamiento diferido con la muestra, el
cual es comúnmente utilizado para examinar memoria de trabajo en monos. Este paradigma involucra la
presentación de un estímulo o una serie de estímulos al sujeto (el estímulo muestra), un retardo de un tiempo
especificado, y la presentación de uno o mas estímulos (estímulos a elegir). La tarea del sujeto es indicar si
alguno de los estímulos a elegir es el mimo que el estímulo muestra. Otro paradigma común usado en
experimentos de memoria de trabajo es la tarea n-atrás en la que se presenta a los sujetos una serie de estímulos,
frecuentemente letras, y se requiere que respondan cuando un estímulo es repetido luego de un número
especificado de estímulos que intervienen.
Memoria episódica
La memoria episódica se define como memoria para eventos específicos que han ocurrido en la experiencia de
una persona, y por lo tanto está asociada con un tiempo, lugar y contexto particular. Esto la distingue de la
memoria semántica, la cual también involucra la recuperación de conocimiento pasado, pero la fuente de ese
conocimiento no es evocada. Un ejemplo de memoria episódica sería recordar haber almorzado en un
restaurante en particular en París en el cumpleaños número 30, mientras que un ejemplo de memoria semántica
sería el conocimiento de que París es la capital de Francia. En el primer caso, puede evocarse el contexto
específico del evento, en el segundo caso , la persona no puede evocar específicamente como aprendió este
hecho, sólo que este hecho es parte de su conocimiento general del mundo. Los experimentos en memoria
episódica pueden subdividirse en tareas que miden codificación, o el procesamiento de los estímulos que los
hace aptos para ser almacenados en la memoria, y aquellas que miden recuperación de ítems de los almacenes
de memoria. La recuperación puede luego dividirse en evocación, o recuperación en ausencia de los ítems
aprendidos, y reconocimiento, o recuperación cuando los ítems aprendidos son presentados nuevamente a los
sujetos junto con nuevos ítems. Cuatro experimentos han examinado la codificación en memoria episódica: dos
que usan material verbal, uno que examina codificación de rostros, y uno que mide la actividad cerebral durante
la codificación de dibujos de objetos. Muchos otros han medido la actividad cerebral durante la recuperación,
incluyendo algunos que han medido la memoria usando la evocación, y algunos que han usado paradigmas de
reconocimiento. Estos experimentos han examinado la memoria tanto para material verbal como no verbal,
incluyendo rostros, patrones y localizaciones espaciales, y han utilizado tanto modalidad visual como auditiva.
Tareas de lenguaje
Las tareas de lenguaje consisten primariamente en el procesamiento de palabras aisladas (lectura silente de
palabras) o decidir si una cadena de letras es o no una palabra (decisión léxica). Un experimento involucró
sujetos bilingües y testeó varios aspectos del procesamiento de palabras (producción de rimas o sinónimos)
tanto en lengua primaria como secundaria. El experimento de Zatorre, Meyer, Gjedde y Evans (1996) se
incluyó en esta categoría porque el propósito primario era examinar cómo los sujetos procesan información
fonética contenida en el habla y utilizaba palabras como estímulos. Sólo un experimento involucró
procesamiento del lenguaje a nivel de oraciones y consistió en decidir si las oraciones eran semánticamente
correctas. Dado que todas estas tareas de lenguaje requieren recuperación de información de la memoria
semántica, al menos en algún punto, las máximas de estudios se han agrupado con las de los estudios de
memoria semántica en las tablas y figuras.
Teoría de la mente
Finalmente, dos experimentos exploran las áreas del cerebro que se activan durante las tareas de la llamada
teoría de la mente. La teoría de la mente se refiere a la habilidad de un individuo para inferir lo que otro
individuo podría pensar o cómo otro podría actuar en ciertas situaciones. Por ejemplo, en el estudio de Goel,
Grafman, Sadato y Hallett (1995), se pedía a los sujetos que miraran objetos no familiares y decidieran como
hubiera sido juzgada su función por alguien que vivió en la época de Cristóbal Colón. La tarea control pedía a
los sujetos que decidieran por si mismos cual podría ser la función del objeto. En el otro experimento, se
presentaban escenarios o historias a los sujetos y luego se les pedía que determinaran como y porque los
individuos en la historia actuaban de la manera en que lo hacían. La única manera de responder estas preguntas
correctamente era inferir que estaba pensando la persona de la historia.
ACTIVACIONES PREFRONTALES REPORTADAS EN LA LITERATURA SOBRE
NEUROIMÁGENES
Las activaciones en la corteza frontal revisadas aquí fueron derivadas utilizando el método mas común de
análisis de datos en experimentos con PET: sustrayendo imágenes obtenidas durante una condición control,
usualmente construida para controlar los aspectos sensoriales y motores de la tarea, de aquellas obtenidas
durante la tarea de interés. Estas comparaciones resultan en áreas de rCBF incrementado, o activación,
revelando aquellas áreas que participan en la realización de la tarea. Para comparar resultados entre estudios, he
enfocado en la “zona” reportada de activación en los trabajos elegidos (el voxel que muestra la magnitud mas
grande de aumento de rCBF dentro de un área mas grande de activación). Esta aproximación ignora
necesariamente por lo menos dos aspectos importantes del funcionamiento cerebral (ver sección “Limitaciones
de este análisis”) pero permite un examen preliminar de las similitudes y diferencias regionales de las
representaciones cognitivas entre las varias partes de la corteza prefrontal. Cada máxima de activación
reportada en la corteza prefrontal fue primero categorizada, usando las coordenadas reportadas, según el área de
Brodmann de acuerdo a la localización estimada para cada BA en el atlas de Talairach y Tournoux (1988).
Suele ser dificultoso asignar áreas de Brodmann utilizando este atlas, el cual en algunos casos es inconsistente
dependiendo de la orientación (coronal o axial). Para los propósitos de este análisis, se usó la orientación
coronal para la asignación de BA, pero si el área era ambigua en esta orientación, las coordenadas también se
chequeaban en las orientaciones sagital y axial. Por lo tanto, en algunos casos las áreas de Brodmann reportadas
aquí diferirán de las reportadas en la referencia original. Estas “zonas” individuales están listadas en las tablas
12.2-12.8 para cada área de Brodmann y están agrupadas por función cognitiva. Las figuras 12.1-12.7 muestran
las localizaciones generales de estas “zonas”, nuevamente agrupadas por función, aunque en algunos casos
“zonas” en la misma localización y que representan lo mismos procesos cognitivos se muestran como un mismo
locus en las figuras. Los lectores deberán estar atentos a que estas asignaciones de localizaciones de activación
a áreas de Brodmann son de alguna manera arbitrarias y deben ser consideradas aproximaciones de las
localizaciones actuales, dado que están basadas en datos de grupos sin conocimiento de donde están estas
regiones en los cerebros individuales.
El BA 11 yace completamente en la superficie ventral de los lóbulos frontales, y en el atlas de Talairach y
Tournoux (1988) incluye las áreas 13 y 14 de Pandya y Yeterian (1996). La función cognitiva representada mas
frecuentemente en esta área es la recuperación episódica, que involucra tanto el reconocimiento como la
evocación (Tabla 12.2). Todas las “zonas” para BA 11 aparecen en la figura 12.1, en la cual puede verse que la
recuperación episódica está principalmente representada en el hemisferio derecho. En contraste, la recuperación
de la memoria semántica está representada casi exclusivamente en el hemisferio izquierdo, mas allá de si la
información semántica recuperada es acerca de palabras u objetos. Las activaciones de la memoria de trabajo,
como aquellas de la recuperación episódica, se encuentran principalmente en el hemisferio derecho, mientras
que el condicionamiento clásico y la percepción de rostros y objetos está representada bilateralmente. Las tareas
de lenguaje, memoria motora, memoria de trabajo verbal y atención no produjeron activación en BA 11.
Dorsal y lateralmente a BA 11 está la región referida como BA 47 (47/12 en la terminología de Pandya y
Yeterian, 1996). La mayoría de las funciones cognitivas están representadas en BA 47 (Tabla 12.3 y figura
12.2), con las notables excepciones de la memoria de trabajo verbal y la percepción. Esta región de la corteza
prefrontal ventral tiene mas activaciones de los procesamientos semánticos y tareas de lenguaje que cualquier
otra región, de las cuales todas salvo una de las cuales se encuentran en el hemisferio izquierdo. Además, hay
un área de activación reportada también en BA 47 izquierda para tareas de codificación episódica. Está
representada principalmente en el hemisferio derecho, de manera similar al patrón visto en BA 11, para
recuperación episódica, que involucra tanto evocación como reconocimiento. Se encontraron activaciones sólo
en el hemisferio derecho en esta región de la corteza prefrontal, durante tareas atencionales y tareas motoras o
de condicionamiento. Hay dos clusters interesantes de activación en BA 47, uno en el hemisferio derecho que
consiste principalmente de recuperación episódica y memoria procedural (figura 12.2, sección coronal +20mm),
y uno en el hemisferio izquierdo que comprende la recuperación semántica y la codificación episódica (figura
12.2, sección coronal +28mm).
Las áreas de activación en BA 45 se muestran en la tabla 12.4 y en la figura 12.3. En esta área se representan
una variedad de funciones, tanto verbales como no verbales, pero no memoria de trabajo verbal. La
recuperación episódica y la percepción son particularmente prominentes en BA 45. Al igual que en las áreas 11
y 47, la codificación episódica y el procesamiento semántico están representados principalmente en el
hemisferio izquierdo, y la recuperación episódica se encuentra principalmente en el hemisferio derecho. A
diferencia de las áreas 11 y 47, en las cuales las activaciones de reconocimiento y evocación fueron halladas en
números casi iguales, las activaciones de recuperación episódica en BA 45 son principalmente de tareas de
reconocimiento. Lo mas intrigante acerca de la representación cognitiva en BA 45 es el gran número de
activaciones perceptuales, mas que en cualquier otra área de la corteza prefrontal. Estas incluyen modalidades
tanto auditiva como visual y se ven bilateralmente. Todas salvo una de las “zonas” reportadas de estudios de
percepción auditiva e imaginería caen en esta área general de la corteza prefrontal. Los clusters de actividad en
BA 45 se encuentran en el hemisferio derecho e involucran recuperación episódica y percepción (figura 12.3,
sección coronal +20mm), y en el hemisferio izquierdo involucrando codificación episódica y percepción (figura
12.3, sección coronal +35mm).
El área 46 (Tabla 12.5 y figura 12.4) es una de las regiones prefrontales donde está mas representada la
memoria de trabajo en términos de activaciones rCBF (la otra sería BA 9). Hay numerosas activaciones para
tareas de memoria de trabajo tanto verbal como no verbal en ambos hemisferios, aunque la memoria de trabajo
verbal se encuentra mas representada en el hemisferio izquierdo (4 de 6”zonas”) y las activaciones de memoria
de trabajo no verbal ocurren mas frecuentemente en el hemisferio derecho (4 “zonas” de 5). Así, BA 46 marca
el inicio de las activaciones de tareas de memoria de trabajo verbal (dirigiéndose ventralmente hacia arriba a
través de la corteza prefrontal). Además, el área 46 es una de las dos regiones que tienen activación de tareas de
procesamiento espacial, el cual se ve en el hemisferio derecho. Al igual que las otras regiones prefrontales ya
examinadas, el procesamiento semántico está representado en BA46 del hemisferio izquierdo, así como la
codificación episódica, mientras que las activaciones durante la recuperación episódica son principalmente del
hemisferio derecho y las “zonas” atencionales se encuentran sólo en el hemisferio derecho.
BA 10 es una gran región en la corteza prefrontal anterior que se extiende desde la superficie ventral del polo
frontal hasta justo dorsal a BA 46. La función con mas representación en BA 10 (Tabla 12.6 y figura 12.5) por
lejos es la recuperación episódica, particularmente la recuperación de información verbal e involucrando
principalmente evocación mas que reconocimiento. Un número de activaciones durante el condicionamiento
clásico, principalmente en el hemisferio derecho, también se encuent5ran en esta regió, de manera similar al
número visto en BA 11 y 47. Como las otras regiones de la corteza prefrontal, ya vistas, el procesamiento
semántico activa primariamente el hemisferio izquierdo, y los incrementos de rCBF durante la recuperación
episódica verbal se ven principalmente en el hemisferio derecho. Las activaciones de tareas de recuperación no
verbal son casi equivalentes en ambos hemisferios, aunque las del hemisferio derecho fueron todas de tareas de
reconocimiento. Hay varias “zonas” de experimentos de memoria de trabajo y de percepción en BA 10 pero no
de tareas atencionales o de codificación.
Las áreas activadas halladas en BA 9 (tabla 12.7 y figura 12.6) son primariamente de tests de recuperación
episódica, tareas motoras y memoria de trabajo. Como en BA 10 la mayoría de las activaciones de recuperación
episódica provienen de tests de evocación verbal, y la mayoría están en el hemisferio derecho. En el caso de las
activaciones de memoria de trabajo, hay un número relativamente igual en ambos hemisferios para tareas
verbales y no verbales, aunque hay algunas áreas mas de memoria de trabajo no verbal en el hemisferio
izquierdo que en el derecho. El procesamiento semántico está nuevamente representado en el hemisferio
izquierdo, aunque hay menos “zonas” para procesamiento semántico en BA 9 que en áreas mas ventrales de la
corteza prefrontal. Las áreas bilaterales de activación en un experimento de imaginería visual, en BA 9 se
encuentran un poco mas dorsales que las áreas que participan en imaginería auditiva (Tabla 12.4). Dos “zonas”,
ambas en el hemisferio izquierdo, provienen de estudios de procesamiento espacial, haciendo de BA 9, junto
con BA 46, una de las dos regiones de la corteza prefrontal con actividad incrementada durante la percepción
de información espacial.
La porción última y mas dorsal de la corteza prefrontal es BA 8. Los procesos cognitivos representados en BA
8 son principalmente recuperación episódica (predominantemente evocación), procesamiento de objetos, y
lenguaje (Tabla 12.8 y figura 12.7). El procesamiento semántico y el lenguaje proveen la mayoría de la “zona”
en el hemisferio izquierdo, mientras que la mayoría de las áreas activas del hemisferio derecho provienen de
tareas de recuperación episódica, con dos “zonas” cada una de experimentos de atención y percepción. Mas
notablemente, BA 8 fue la única área de la corteza prefrontal que mostró activaciones durante los dos
experimentos de teoría de la mente, y estas “zonas” se encontraban esencialmente en la misma localización en
la porción medial en BA 8. Esta región de la corteza no tiene activaciones de tareas de codificación episódica o
memoria procedural.
CONCLUSIONES
Esta revisión de la activación de rCBF en la corteza PF demuestra un grado considerable de evidencias
convergentes entre múltiples experimentos independientes con PET para diferentes roles de regiones
específicas de la corteza PF en la cognición, particularmente la memoria. De hecho, es admirable cuan cercana
es la correspondencia entre algunas áreas de activación en diferentes estudios. También es notable el grado en
el que las representaciones PF de la función cognitiva humana, definidas por neuroimágenes, son homólogas
con aquellas descriptas en la literatura de monos. Esta homologación es evidente a pesar de la poca certeza en la
localización de estas funciones con la tecnología de imágenes y análisis actuales. Este hallazgo es alentador
porque confirma la utilidad de utilizar modelos animales y extrapolar los resultados de esos estudios a
humanos. También es claro que con estas técnicas podemos sobrepasar las limitaciones de los modelos
animales y comenzar a definir el rol de la corteza PF en comportamientos únicamente humanos, como la
evocación verbal. A pesar de haber focalizado en las funciones regionales en los LF en esta revisión, los
lectores no deberían concluir que se haya sugerido una aproximación de localizacionismo estricto. Esta revisión
intenta ser un examen inicial de participan diferentes partes de la corteza PF en la cognición, comprendiendo
que esta participación varía de acuerdo al contexto de demandas cognitivas específicas e inputs de otras partes
del cerebro. La tarea ahora debe ser la de integrar la actividad cognitiva en la corteza PF con la actividad en el
resto del cerebro, brindándonos un paso mas hacia la comprensión de cómo trabaja el cerebro.