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PLAN DE CLASE 1

I. Datos Generales
Fecha: 13/6/20 Asignatura: Cultura Religiosa
Carrera: Ingeniería en Sistema de Información
Hora: 1:00 – 3:00
Unidad: N°1: Existencia humana, trascendencia y fe Cristiana
II. Objetivos
 Compartir con los estudiantes la descripción de la asignatura, los Objetivos y su Contenido Temático.
 Explicar sobre las diferentes teorías sobre el origen de la vida
 Analizar los aspectos culturales religiosos y supersticiosos

III. Contenidos: Presentación del SÍLABO


 1.1Diversas teorías sobre el origen de la vida
 1.2 El mito, la religión, la magia y la superstición.

IV. Actividades
4.1. Iniciales
 Saludar
 Presentación del docente.
 Verificar la asistencia de los estudiantes con las actas de registro.

4.2. De desarrollo:
 Escucha y observa la explicación del docente con respecto al SÍLABO de la asignatura de Cultura Religiosa
 Comentar con los estudiantes posibles adecuaciones que puede sufrir el SÍLABO.
 Reflexionar con los estudiantes: Es tiempo de llamar a una tregua entre la guerra entre la ciencia y el espíritu. Dios no
amenaza a la ciencia, la mejora. Dios no es amenazado por la ciencia. Él la hizo posible
 El docente interactúa con los estudiantes acerca del contenido: ¿Qué entiendes por cultura Religiosa? ¿El mundo se hizo
solo o lo creó un Dios inteligente? ¿Venimos de la materia o venimos de Dios? ¿Es la casualidad, lo irracional, el
principio de todo o, por el contrario, el principio del mundo es la razón creadora, la libertad divina, el amor de Dios?
 El docente presenta una Diapositiva sobre el tema
 Resuelve: ¿Por qué decimos que Dios es el origen de la vida? ¿Cómo defines el término vida? ¿Por qué crees que
venimos al mundo? Realiza un comentario acerca de la importancia religiosa en la creación. Establece la diferencia entre
el mito, la religión, la magia y la superstición. ¿Por qué crees que algunas personas practican estas creencias?
 Consulta ante cualquier duda.

4.3. Finales
 Entrega la actividad realizado de manera limpia y ordenada.
V. Forma de evaluación: Formativa.
VI. Bibliografía: SÍLABO de Cultura Religiosa
http://filosofialopedevega1.blogspot.com/2012/11/supersticion-magia-y-mitologia.html
VII. Observaciones:

Docente: Firma:
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La Filosofía como un Saber.
Como ya hemos visto, la filosofía, además de una actitud vital, es un tipo de saber. Para poder
diferenciar bien la filosofía del resto de los saberes hemos de establecer algún tipo de distinción entre la
filosofía y esos otros saberes. A lo largo de la historia se han confundido a menudo esos conocimientos
o saberes (el saber científico, el saber artístico y el saber religioso) con los conocimientos filosóficos.
Analicemos ahora el tercero de estos saberes, el saber religioso, con el fin de diferenciarlo de la
filosofía.
Para llegar a comprender la esencia del saber religioso, lo que hemos de hacer en primer lugar es
diferenciarlo de lo que parece religión pero no lo es, a saber, la superstición, la magia y los mitos.
a) La superstición.
La superstición es una creencia que resulta contraria a la razón y es ajena a la fe religiosa. El
supersticioso cree que ciertos fenómenos disponen de una explicación sobrenatural. Por ejemplo: “Por
superstición, nunca paso por debajo de una escalera” o “Pablo no quiere casarse el martes 13 por
superstición”. La superstición suele basarse en tradiciones populares que se transmiten de generación
en generación. Esto quiere decir que, dentro de una comunidad, los antepasados que sostenían que
algunas acciones concretas (como, por ejemplo, contar con un amuleto o repetir ciertas palabras)
favorecían la buena suerte o alejaban lo negativo, transmitieron dichas creencias a sus descendientes.
Al creer en la superstición, la persona atribuye una relación causal entre dos acontecimientos a una
fuerza sobrenatural. Tal relación causal no puede considerarse ni lógica ni basada en la experiencia.
Un supersticioso puede creer que un gato negro trae mala suerte y, si se cruza con un animal de este
tipo en la calle, preferirá retroceder. Nada prueba, por supuesto, que los gatos negros tengan capacidad
de incidir en el destino o en la fortuna. Por otra parte, si el supersticioso ve un gato negro y luego
tropieza, atribuirá la caída a la presencia del felino, por más que haya tropezado porque la vereda
estaba rota. En la actualidad, mucha gente combina erróneamente (incoherentemente) creencias
religiosas con creencias supersticiosas. Esto hace, por ejemplo, que un hombre religioso cristiano
pueda preferir no abrir un paraguas bajo techo ya que, más allá de su fe cristiana, considera que dicha
acción traerá la desgracia.

b) La magia.
Según J. G. Frazer, el pensamiento mágico consiste en un conjunto de prácticas y creencias a los que
individuos de una sociedad recurren para crear un beneficio o conseguir un fin. Estas creencias se
relacionan, a su vez, con cierto orden en la naturaleza, ya sea como grupo, cuando una situación
negativa natural afecta severamente a la organización social de tal grupo (una sequía o la infertilidad), o
ya sea a nivel individual, cuando se requiere, por ejemplo, deshacerse de un enemigo que amenaza la
vida. J. G Frazer entiende a la magia como la expresión de reglas que o bien determinan la
consecución de acontecimientos en todo el mundo, magia teórica, o bien como una serie de reglas que
los humanos cumplen con objeto de conseguir sus fines, como magia práctica.
A manera de ejemplo de pensamiento mágico podemos tomar la llamada santería que, a rasgos
generales, es considerada como un conjunto de elementos que componen al catolicismo y a las
tradiciones yorubas que importaron los esclavos negros capturados en Nigeria y trasladados a Cuba.
Esta conjugación de sistemas religiosos sigue siendo practicada hasta nuestros días en diversas partes
de Latinoamérica, y no sólo es regida por la devoción a los santos identificados con los orishas, sino
que implica una jerarquía sacerdotal. Un ejemplo claro de este tipo de magia consiste en la iniciación de
un sacerdote: le es entregada cierta cantidad de collares durante el rito, que le permitirán representar a
cierta cantidad de orishas (dioses) y estar en contacto con ellos a través del sacrificio de cabras u otro
animal. Estas creencias y prácticas también implican que la resolución de ciertos problemas, como por
ejemplo, devolver la salud a alguien que lo solicitó, se deben a que se invocó al espíritu de sus
ancestros y se llevó la ofrenda al orishá indicado. Ese tipo de magia implica creencias animistas.

c) La mitología.
Un mito es un relato explicativo en el que se narran hazañas de dioses gracias a las cuales, en el
tiempo que ha precedido a la edad que ahora vivimos, fueron establecidas las costumbres, los
elementos y las bases de toda la existencia tal y como la conocemos.
Por otra parte, el mito tiene muy poco que ver con un cuento una novela modernos. La sociedad que
vive en el estadio mitológico no admite que estos peculiares relatos tengan un autor humano. Estos
relatos sobre los orígenes de todas las cosas han sido escuchados por los hombres (así se dice
respecto de los poemas de los Vedas, en la antigua india), gracias al papel de mediación entre los
dioses y nosotros que ha desempeñado alguna divinidad de rango menor.
El mito narra verdades fundamentales, pero, cuando los hombres lo recitan, no lo hacen en absoluto
para distraerse o divertirse, sino en medio de los ritos de está "religión". El resultado o la representación
del mito son actos de culto religioso que no se limitarán a recordar lo que los dioses hicieron en el
tiempo anterior a nuestro mundo, sino que actualizar la eficacia de aquellas proezas. Así, por ejemplo,
en la primavera se celebraba en la Mesopotamia antigua, como en muchas otras culturas agrarias
desde el Neolítico, la fiesta del Año Nuevo: y, claro está, los ritos, que no sólo celebran o acompañar la
renovación de la naturaleza después del invierno, hacen posible tal primavera. Si no se realizasen, no
vendría la primavera.
Los investigadores de las mitologías sostienen, en general, que las sociedades en las que están vivos
los mitos necesariamente conciben la totalidad de la realidad de una manera diferente de como lo hace
la filosofía. Todo lo que sucede se explica en el mito por la voluntad de los dioses, o sea, precisamente
no porque exista una ley física impersonal que rige el comportamiento de cada ser y que puede ser
conocida por la razón. El hombre inmerso en la mitología ve por todas partes el capricho, la libertad de
fuerzas personales que han decidido que las cosas sean como ellas han querido. Aquí no hay nada que
investigar por la razón. Si el faraón no realiza el sacrificio del alba, el dios solar no amanece.
Afirman, entonces, los mitólogos, que los hombres que ven el mundo de esta manera filosófica es que
no han aprendido a distinguir claramente el límite entre lo humano y lo inhumano se relacionan con el
mundo como si por todas partes hubiera seres como los hombres, sólo que más antiguos y poderosos,
cada uno al cuidado de una faceta de la vida (dioses): los campos cultivados, los vientos marinos, las
aguas de los ríos, el rayo y la lluvia, la enfermedad y la curación, el amor y la guerra, la sabiduría y los
oficios…
También ocurre que esos mismos hombres que narran sus mitos pueden hacerse una idea del mundo
hasta cierto punto independiente de los dioses y de ellos mismos. Dichas ideas suelen reflejarse en
algún detalle del propio mito. Por ejemplo, algunos arqueólogos, estudiando las pinturas rupestres
esquemáticas del final del Paleolítico, se han atrevido a expresar la conclusión de que sus autores
veían en general el mundo como resultado de un equilibrio entre fuerzas sobrenaturales opuestas entre
sí: masculino y femenino, derecha e izquierda, vida y muerte, cielo y tierra, día y noche… En los
poemas de Homero, sobre todo en el más antiguo, la Ilíada, se da por entendido que tres dioses
hermanos (Zeus, Poseidón, Hades) tienen repartida la totalidad de la realidad (parece que ellos mismos
han acordado este reparto), a la vez que uno de ellos, Zeus, se afirma como el poder absolutamente
supremo. La mitología griega, como vemos, representa un claro ejemplo de pensamiento mitológico, en
el cual, de manera apasionante, la realidad resulta ser la mezcla del todo indescifrable de un mundo
formado por deidades y otro mundo puramente natural.

d. Religión
Religión, en términos generales, forma de vida o creencia basada en una relación esencial de una
persona con el universo, o con uno o varios dioses. En este sentido, sistemas tan diferentes como
budismo, cristianismo, hinduismo, judaísmo y sintoísmo pueden considerarse religiones. Sin embargo,
en un sentido aceptado de una forma corriente el término religión se refiere a la fe en un orden del
mundo creado por voluntad divina, el acuerdo con el cual constituye el camino de salvación de una
comunidad y por lo tanto de cada uno de los individuos que desempeñen un papel en esa comunidad.
En este sentido, el término se aplica sobre todo a sistemas como judaísmo, cristianismo e islam, que
implican fe en un credo, obediencia a un código moral establecido en las Escrituras sagradas y
participación en un culto. En su sentido más específico el término alude al sistema de vida de una orden
monástica o religiosa.

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