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Reflexiones

ISSN: 1021-1209
reflexiones.fcs@ucr.ac.cr
Universidad de Costa Rica
Costa Rica

Acuña Chaverri, Iván Anselmo


ELEMENTOS CONCEPTUALES DEL CLIENTELISMO POLÍTICO Y SUS REPERCUSIONES EN LA
DEMOCRACIA
Reflexiones, vol. 88, núm. 2, 2009, pp. 27-36
Universidad de Costa Rica
San José, Costa Rica

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=72917900002

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Rev. Reflexiones 88 (2): 27-36, ISSN: 1021-1209 / 2009

ELEMENTOS CONCEPTUALES DEL CLIENTELISMO POLÍTICO Y SUS


REPERCUSIONES EN LA DEMOCRACIA

Iván Anselmo Acuña Chaverri*


ivacu83@gmail.com

Fecha recepción: 22 mayo 2009 - Fecha aceptación: 30 julio 2009

Resumen

Este trabajo realiza un abordaje del clientelismo político desde sus facetas conceptuales; los debates
en torno al mismo, sus características y las formas en que opera esta práctica. Asimismo, analiza el
clientelismo político como práctica informal dentro de la democracia que erosiona postulados básicos
dentro de la convivencia democrática.
Palabras clave: Clientelismo, problema político, ciencia política, red social, democracia.

Abstract

This work makes an approach of political clientelism from their conceptual facets: the debates around
the concept, their characteristics and the ways it works on the practice. Also analyze political clientelism
as an informal practice in democracy, damaging basics principles in democratic coexistence.
Key words: Clientelism, political problem, political science, social net, democracy.

Introducción perjuicio del Estado de derecho y la democracia


en general.
La democracia exige la transparencia en El clientelismo puede definirse en un pri-
todos sus procesos. Los representantes deben mer momento como un sistema informal de inter-
tomar las decisiones en disposición del bien de la cambio de favores entre interesados por el acceso
población y, para ello, se vuelve principio inape- a ciertos beneficios públicos que se utilizan para
lable en política responder a las demandas que de el interés privado. Ese intercambio, por lo gene-
esta emanen. ral, se basa en bienes tangibles e intangibles, y
La “institucionalización” de prácticas responde a los intereses particulares de cada uno
informales en la democracia acaba por desatar de los actores en la relación. Por lo general, una
eventos censurables en la ejecución de proyectos de las partes involucradas -patrón- es un político,
públicos y, de esta forma, debilitan las aspiracio- funcionario público, candidato a algún puesto de
nes en la construcción democrática del Estado. toma de decisiones públicas; y su contraparte es
El clientelismo político se ha convertido en un un ciudadano -cliente- que, por lo general, puede
medio para sacar provecho, y, en consecuencia, en tener una posición influyente en la comunidad, ya

* Escuela de Ciencias Políticas, Sede Rodrigo Facio, Universidad de Costa Rica.


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sea miembro de algún grupo, vocero de alguna ideológico, pese a que ambas posiciones creían
asociación o simplemente un ciudadano con cier- que el clientelismo era una etapa transitoria,
to posicionamiento en la comunidad. El patrón prevalecían las diferencias en la dirección ideo-
está decidido a ofrecer un “favor” a cambio del lógica. Por ejemplo, los marxistas lo veían como
apoyo político; es decir, el voto o la movilización un instrumento de explotación y de dominación
política de electores. El cliente responde ante el política; en cambio los no-marxistas creían que
ofrecimiento y se inicia una especie de relación el clientelismo se dirigía hacia el desarrollo de la
entre el patrón y el cliente. A su vez, se teje una la política individualista basada en el interés.
cual responde a la necesidad de integrar apoyos a Sin embargo, otra forma la cual prevalecía
cambio de subsanar “intereses” de los ciudadanos a finales de la época de los setenta era la mixta.
de las comunidades (Auyero, 1997; Trotta, 2003). La posibilidad que se dieran ambas formas en una
Así, se presenta una lógica de relacio- coexistencia directa era una opción no posible de
nes sociales para obtener recursos en contextos descartar debido a la lentitud con la cual se espe-
dados. Lógica la cual procede de una estructura, raban los cambios en la participación de esquemas
vista como un conjunto de reglas, dispositivos y verticales a esquemas horizontales. Así, empezó
condiciones sociales que inducen el mencionado a tomar fuerza la tesis que argumentaba que las
comportamiento (Maiz, 1994). Estas relacio- formas institucionales modernas y el clientelismo
nes sociales se configuran con personas electas eran complementarias. En síntesis, ésta decía que
democráticamente; funcionarios públicos quie- el marco constitucional no satisfacía las deman-
nes están abusando de su poder para perpetuar das de la comunidad, y la relación informal crea-
sistemas de dominación los cuales terminan por da por medio del clientelismo ofrece la resolución
perjudicar la autonomía de los ciudadanos. de las demandas las cuales no puede atender el
Estado. Esta concepción tuvo amplia aceptación
Acercamiento histórico del tema con el paso del tiempo (Günes-Ayata, 1997).
La regeneración politológica en los años
Desde la época de los setenta, se empieza a 90 incrementó su intensión, ampliando el número
estudiar el clientelismo político con dos enfoques de propiedades y disminuyendo la connotación
que se anteponían el uno al otro. El primero lo y correlativo incremento de la denotación del
veía como un adelanto en el desarrollo político. concepto. La baja intensidad en las definiciones
Pretendía conectar el medio con la periferia, y conceptualizaciones lo hacían proclive a una
cooperando con el crecimiento de la conciencia variada y heterogénea gama de comportamientos
política en ámbitos donde la participación era presentes en cualquier sistema político. Con enfo-
limitada. El clientelismo hacía que las élites del ques desde la ciencia política se logra depurar la
centro buscaran conseguir el apoyo de los líde- definición, tratando con ello de reducir el ámbito
res comunales de la periferia, ofreciendo más y de aplicación y permitiendo una homogeneidad
mejores oportunidades, ayudando con el desarro- con respecto al análisis. Dos fueron los grandes
llo de la región y vinculando a las comunidades. cambios propuestos: primero, se pasaría de la
Asimismo, los líderes creaban sus alianzas y aplicación a nivel micro al nivel macro; y, segun-
estos le retribuían al centro manteniendo su base do, se pasaría de una perspectiva de integración
y procurando el control de la región. social a una de integración sistémica o sistemáti-
La otra perspectiva sostiene que el cliente- ca (Maiz, 1994; Maiz, 1996).
lismo fomentaba políticas universalistas las cua- Con respecto al primer gran cambio, el
les desalentaban el desarrollo de la participación resultado de esto era trasladar la relación patrón-
y el apoyo ciudadano a las prácticas democrá- cliente a una visión donde esa estrategia se tra-
ticas. Además de convertir a los ciudadanos en dujera a una estructura; teniendo en sí el entorno
dependientes de favores políticos, desalentando el de la movilización en un sistema político y en
criterio personal y permitiendo una participación la estructura organizativa de un partido. Con el
fragmentada, personalizada y perpetuadora del segundo cambio, se pretendía integrar no sola-
status quo (Günes-Ayata, 1997). Desde el plano mente las estrategias y actores que se ubicaban
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del lado de la integración social, sino contextua- ubica a los procesos que establecen las condicio-
lizar a esos actores en un sistema de dominación, nes estructurales e institucionales para que surja
de estructuras de poder y sus dispositivos. En el clientelismo y los micro procesos son los que
otras palabras, la relación macro del clientelismo los hacen funcionar.

Figura 1
Evolución de las ideas en torno al clientelismo político.

70’s Siglo
Intercambio social,
recíproco y mutuamente
XXI Relaciones selectivas y
competitivas. Relación
estratégica que requiere
beneficioso de favores dedicación por parte del
entre dos personas. patrón para hacerse del
control de la clientela.

Suele generar carácter de


Relación vertical,
incondicionalidad con el
jerárquica, de dependencia
paso del tiempo. Enraizado
basada en la desigualdad,
en la confianza, aparece la
con diferencia de poder y
manipulación estratégica
control de los recursos.
de la escasez.

Relaciones particulares y Intercambio de dos tipo


difusas. Los bienes o diferentes de recursos y
servicios van en razón de servicios: instrumentales
las necesidades de los (económicos y políticos) y
actores sociales expresivos (lealtad y
involucrados. confianza).

Organización bilateral y
vertical, diluye el potencial
elemento de identidad. Se
excluye la posibilidad de
contactos horizontales que
desaticulen la red.

Capacidad de crear una


dimensión simbólica
decisiva en la cultura
política; su eficacia
reproductora lo hacen
fortalecerse en el
imaginario colectivo.

Fuente: Elaboración propia con base en Maiz, 1996.


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Lógica de la relación clientelar de las restricciones. La persona necesitada no es


dueña de sus preferencias, es presa de sus necesi-
Las definiciones tradicionales del cliente- dades (Schedler, 2004).
lismo se han centrado en describirlo como una Si se parte de un tipo de política “conduc-
relación diádica entre patrón y cliente, basado en tista o conductual”, la cual responde a estímulos
el intercambio de bienes y servicios de manera para lograr diferentes cometidos en la política,
personalizada o particularista. entonces, el clientelismo facilita que las relaciones
Esta relación de intercambio social de de intercambio se puedan practicar, pues la natu-
favores, recíproco y mutuamente beneficioso, raleza de las instituciones modernas está profun-
entre dos personas, se explica de la siguiente damente ligada con mecanismos de confianza en
forma: El patrón es poseedor de recursos propios, sistemas abstractos, y si el factor más importante
y puede operar con el contacto “cara a cara”, o en la recurrencia del clientelismo es la generación
bien combinar los dos roles y servir de patrón de expectativas y de esperanzas, el sentimiento
intermediario o patrón-broker. El cliente es aquel que el individuo tiene de ser protegido, de poder
individuo (o grupo) quien, en situación de des- depender de algún patrón (Günes-Ayata, 1997),
ventaja en cuanto al acceso a recursos, necesida- se instituye como estructura sociopolítica que
des básicas insatisfechas y demás, obtiene en la da respuesta a esa necesidad básica, al dilema
expectativa generada una posible solución a sus propuesto por Hobbes de escapar de la guerra de
problemas/demandas. La literatura en general no todos contra todos.
descarta adoptar estos en conglomerados; desde Se configura así un tipo de política pragmá-
el binomio patrón-cliente pueden existir más de tica, instrumental, atenta al intercambio mediado
una persona involucrada. Aunque en la práctica por valores. Una política quien reemplaza la auto-
sea solo uno o dos quienes realicen el contacto, la ridad democráticamente legitimada a partir de la
organización casi siempre está al tanto de lo que articulación de consenso y conflicto, por el poder
se va a hacer o lo que se está haciendo. estructurado como influencia. Aunado a ello, en
Con respecto al papel del mediador o situación de carencia de recursos, desagregación
broker, la relación entablada con el cliente se social y desconfianza generalizada, los ciudada-
puede ver desde dos perspectivas: una que se ase- nos poseen en ocasiones una fuerte necesidad de
meja a una relación social compleja, donde éstas depositar su confianza, necesidad la cual puede
dependen de una tercer actor para su constancia ser explotada por quien se encuentra en condición
(el patrón político); y la perspectiva de relación de suministrar los recursos escasos. Precisamen-
social anclada, donde las relaciones entabladas te, el establecimiento de lazos clientelares, en
entre el mediador y el cliente se vuelve tan estre- contextos como los antes descritos, puede consti-
cha que los agentes se reconocen de manera per- tuir un eficaz dispositivo de extensión y consoli-
sonalizada. Los mediadores son personas quienes dación de confianza (Maiz, 1994).
tienen una posición estratégica, pues por medio Este fortalecimiento de las redes clien-
de ellos, el patrón obtiene la discreción necesaria, telares basadas en un primer término por el
y el mediador se convierte en el contacto cara a intercambio material, y luego afianzado bajo las
cara (Auyero, 1997). condiciones de confianza/necesidad, se extien-
La norma de reciprocidad es vista como el den de forma vertical (característica que implica
principio generador de una acción, en este caso dominación por parte del patrón sobre el cliente,
como generadora de las prácticas clientelares. debido a su situación desigual de poder). Es por
Concebir a los actores políticos como perso- ello que los ciudadanos tienden a apartarse o
nas necesitadas es diferente a concebirlos como individualizar sus situaciones, previendo lograr
poseedores de preferencias, intereses o valores. algo para sus intereses inmediatos, con lo cual
Las preferencias constituyen un criterio para la supone la división del sentimiento comunitario o
toma de decisiones; pertenecen al terreno de la de identidad de grupo.
libertad. Las necesidades no dejan sitio para la Así, la clientela política se presenta como
elección: fijas e imperativas, pertenecen al reino un grupo político altamente ventajoso, desde el
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punto de vista de racionalidad utilitarista a corto con la persona quien negoció que con el partido
plazo, para los individuos quienes saben de la (Cunill, 1999).
manipulación informal de los incentivos selec- Sin embargo, esto rara vez se puede dar,
tivos, frente a grupos, comunidades y cualquier pues los beneficios selectivos quienes recibe el
otro que represente unión de personas. En efecto, cliente son más atractivos que iniciar algo a costa
el personalismo y el patrimonialismo del clien- de un ideal o un ajuste de cuentas; por lo general,
telismo, no solamente inhiben estructuralmente, este tipo de iniciativas, cuando se dan, es justa-
de modo tendencial, la posibilidad de moviliza- mente por la interacción de otras redes clientela-
ción horizontal, sino bloquean la dinámica de res que menoscaban el apoyo inicial.
fundamento y depuración de intereses grupales, La fórmula radica en el hecho de contar
susceptibles de acuerdo y negociación colectiva con una estructura de relaciones sociales donde
(Maiz, 1996). el consenso de valores provee el mecanismo. Este
En el clientelismo tradicional, la relación tipo de comportamiento reemplaza la autoridad
diádica tiene un elemento clave: su carácter verti- democrática legitimada a partir del consenso
cal (patrón-cliente) excluyente de contactos hori- y conflicto, por el poder estructurado como
zontales, pese a tener en gran parte un elemento influencia. De hecho, esa fuente de poder que se
asociador generado por intereses comunes. La mueve tras la influencia es tan fuerte que al clien-
“regulación” del comportamiento en estructuras te le es imposible devolver una contraprestación
tan complejas de la sociedad hacen casi imposible equivalente quedando obligado con su patrón.
validar fundamentos en las relaciones clientelares En este sentido, el clientelismo político
de intercambio. Se han propuesto tres postula- se configura como una específica lógica de
dos de especial interés en el clientelismo según intercambio social y reciprocidad, en la cual,
Ramón Maiz (1994:20): simultáneamente, el control de recursos mate-
riales y humanos y la presencia/ausencia de
a) El intercambio social genera diferencia- confianza desempeña el papel definitorio -así la
ción de status y poder entre los individuos; confianza se convierte en la clave de la relación
esto a su vez tiene como consecuen- clientelar- (Maiz, 1994). Porque las condiciones
cia inmediata una reacción ante esas para participar incluyen incertidumbre, riesgo y
diferencias; vulnerabilidad; lo cual vuelve una probabilidad
b) esta reacción puede variar de acuerdo a el hecho de recibir o no el beneficio.
las expectativas de recompensa social, El patrón no solo pretende el voto, lo cual
que se cristalizan en evaluaciones colecti- de por si ya es sumamente importante. El patrón
vas de la compensación; puede pretender movilización, lealtad, informa-
c) las expectativas compartidas posibilitan ción, suministro de alianzas, etc., mientras que el
la legitimación del poder o la oposición cliente en su condición no solo estará esperando
organizada a su ejercicio como procesos el favor del trabajo, o del bono; sino, más impor-
colectivos. tante que todo ello, está esperando la estabilidad
de sus condiciones. El patrón puede jugar con las
Por ejemplo, en lo que respecta un partido condiciones y recursos escasos de los clientes y
político, cuando se van a crear “lealtades” con aprovecharse de la gran clientela en busca de una
líderes de ciertos grupos o asociaciones, existe oportunidad de caer en una estructura organiza-
una persona encargada de representar los intere- tiva la cual le ofrece más de lo que tiene en el
ses del partido y otra los intereses del grupo. Si momento. De hecho, el dinamismo de la relación
fuere el caso, el líder de la comunidad puede tener clientelar no “mecaniza” el intercambio, de ahí
tanto poder que si decide romper con el partido, que el patrón de acuerdo con sus intereses y obje-
un segmento de personas se va con él, así como es tivos pretenderá algo más que el apoyo político, y
posible que la persona quien negocia, si se separa opte por poseer el control de la situación, frente
del partido, puede tener más confianza el grupo al cliente quien privará asegurar su estabilidad,
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aunque siempre con la expectativa de generar o como tal. Esto porque dependiendo del contexto y
llegar a poseer cuotas de poder en un futuro. las oportunidades, la figura del mediador y hasta
De ahí que el término de economía de la el cliente puede sacar provecho personal, aparte
desconfianza sea mas bien un reacomodo de los del que ya está recibiendo; pese a la relación de
recursos escasos por parte de los patrones hacia por sí jerárquica del patrón y del control sobre
los clientes; claro con la salvedad que en este caso los recursos para la clientela (Trotta, 2003). Sin
esa repartición ni va ser justa, ni en condiciones embargo, este análisis se sale de los límites del
de igualdad, ni va a ser colectiva. Todo lo contra- enfoque de investigación politológica, debido al
rio se va a dar para que sea efectivo el lazo que carácter antropológico de la relación funcional
une a ambos. como tal. Es decir, implica investigación a fondo
En síntesis, es posible afirmar que las de conductas y determinantes en las relaciones
prácticas clientelares no solo pueden ser conce- humanas para conocer un poco más sobre la
bidas como “favores por votos”, sino como actos actuación de los actores a lo interno del vínculo.
los cuales contienen objetos, palabras, acciones Uno de los asuntos donde se encuentra el
distributivas y públicas, por lo que deberán enton- debate es en el beneficio mutuo de ambas partes
ces rescatarse los múltiples sentidos de la noción con la “transacción”. Para algunos autores, puede
sobre el clientelismo para verificar las formas en existir una relación mutuamente beneficiosa,
las cuales se pone en práctica. Es fundamental sin embargo alegar que siempre van a estar en
para la relación clientelar reproducir patrones igualdad de calidad del beneficio es muy dudoso
de lealtad, a fin de legitimar la representación (Cazorla, 1994; Maiz, 1996). Según estos autores,
de los actores en el proceso. Esto implica que el
la máquina partidaria siempre va a tener mayor
ámbito cultural dentro de la concepción micro
poder, y salvo casos donde la contraparte tiene
del clientelismo sea un aspecto esencial para su
una significativa capacidad de convocatoria, real-
funcionamiento. De tal modo, las condiciones,
mente existe un claro excedente de clientes en
características y necesidades que rodean el acto
(es decir, las circunstancias) pueden determinar busca de un patrón quien lo saque de una condi-
parte de la relación (Badie y Hermet, 1993). ción particular. Es decir, existe una clara situa-
Cuando las personas carecen de recursos, ción de desventaja y desigualdad con respecto al
son aislados de la sociedad en general y no se per- cambio que podría tener el patrón con el cliente.
mite crear oportunidades para que estas personas Las relaciones clientelares son utilizadas
salgan adelante; pese a la desconfianza en los con una dependencia jerárquica y de control. Se
procesos políticos formales (elecciones, planes de establecen lazos verticales basados en diferencias
ayuda, acciones concretas de combate en distin- de poder y en desigualdad. De manera selectiva,
tos temas), habrán varios dispuestos a sacrificar particularista y difusa, la relación clientelar se
su autonomía política, su libertad de elección, con basa en el intercambio simultáneo de dos tipos
tal de crearse ellos mismos las oportunidades que diferentes de recursos: los instrumentales -políti-
el Estado no ha podido garantizarles. cos o económicos- o los expresivos -promesas de
Según lo expuesto en los anteriores aparta- lealtad y solidaridad- (Auyero, 1997).
dos, es inevitable presentar un esquema o boceto Para otros autores, el beneficio es prove-
el cual resuma las principales características choso por sí solo, pues si el patrón es quien pro-
del clientelismo político. Esto sin duda facilita pone el trato, es señal de que existe interés por ese
el entendimiento de aspectos claves en las rela- cliente en particular, lo que amerita una recom-
ciones clientelares, así como en la delimitación pensa acorde con las necesidades del patrón y del
teórica, la cual atribuye rasgos propios a este tipo cliente. Si no se llegase a resolver, simplemente la
de práctica. relación clientelar no se da (Corzo, 2002).
Ciertos autores indican que la práctica
Debate en torno al clientelismo político clientelar puede durar hasta que los beneficios
selectivos no se concentren en dádivas utilitaris-
Existe debate en las intenciones primarias tas, otros piensan que el simple hecho de afrontar
y subsecuentes de quienes realicen la acción ciertas condiciones especiales, les da derecho
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a “utilizar” los medios a su alcance y romper dignamente; la situación se percibe muy precaria,
esas alianzas cuando al patrón más le conven- generando escasas expectativas a futuro. Es decir,
ga (Camareno, 2000). Dice Humberto Njaim el presente aún evidencia elementos los cuales
(1996:141): hacen propicio la consolidación del clientelismo.
Visto de esta manera, generaría cierto grado de
Sólo tiene sentido, a nuestro entender, hablar de utilita- desconfianza hacia las instituciones democráticas
rismo frente a una determinada estructura de fines donde y, por el contrario, provocaría confianza en las
el comportamiento político se disuelve en un conjunto de relaciones particulares. Desde esta perspectiva,
relaciones diádicas, a menudo corruptas (Little) dirigidas a
se visualiza la existencia de cierta tolerancia de
establecer transacciones perecederas en las que cada actor
busca satisfacer intereses individuales de corto plazo. Por la democracia con el clientelismo, aunado a un
consiguiente, en la medida en que las relaciones políticas desencanto generalizado con la política donde el
estén compuestas no solo por intereses de mayor alcance ciudadano no parece sentirse representado ni sus
que los puramente individuales sino también por rasgos for- demandas atendidas.
males como elementos jerárquicos y asimetrías y una mayor
El origen verdadero del descontento hacia
perdurabilidad en el tiempo, entonces nos encontramos más
allá de lo estrictamente utilitario.
la política parece encontrarse en una doble
dimensión. Tiene que ver, por un lado, con una
dimensión imaginaria donde es vista como un
Democracia representativa conjunto de acciones de los “otros”, de aquellos
y visión de la política quienes representan el poder y los micropoderes
de las élites dominantes. Pero, de otro lado existe,
Representación política como concepto/ también, una dimensión institucional o estruc-
valor es una noción relativamente nueva en tural, donde la política tiene tendencia a perder
cuanto a práctica se refiere en América Latina. cada vez más su capacidad de conducción sobre
En contextos de pobreza general, autoritarismos los asuntos colectivos y se transforma en simple
y elecciones fraudulentas o seguidas por golpes espacio de deliberación de los intereses represen-
de estado, este concepto más bien ha respondido tables (Vargas, 2000).
a situaciones más utilitarias. Precisamente, el La política, según Easton, es el proceso por
clientelismo político, como lógica de intercambio medio del cual la autoridad determina, directa o
entre la sociedad política y la sociedad civil, es un indirectamente, como habrán de distribuirse los
modelo que se acerca más a ese paradigma. Visto bienes y valores de que dispone una sociedad, y
desde esa forma, es el medio de conectar al centro que siempre son escasos. De manera inevitable,
con la periferia; es el procedimiento usado por las en esta distribución, la autoridad termina por
élites del centro para contactar a líderes locales ser juez y parte. Aquellos quienes ocupan los
en búsqueda de apoyo (Günes-Ayata, 1997). cargos de autoridad pueden abusar de su posición
Los débiles y permeables estados de dere- estratégica y anteponer sus intereses individuales
cho de las jóvenes naciones democráticas debían o de grupo sobre el resto de la sociedad (Var-
lidiar con prácticas heredadas tiempo atrás, las gas, 2000). Este tipo de escenarios propicia un
cuales proveían en muchos casos, el sustento de rechazo hacia la política, la cual se comprende
grandes regiones en los respectivos países. Las en muchos sectores de la población como ese
formas constitucionales no satisfacían todas las conglomerado simbólico de ejercicios propios de
necesidades de la comunidad y de sus miembros. los sistemas electorales.
Las relaciones clientelares proporcionan el marco En este escenario, los grupúsculos apro-
adicional necesario para satisfacer las necesida- vechan la coyuntura, las necesidades básicas
des individuales. insatisfechas y convierten el ejercicio del cliente-
La idea de que la democracia le da poder lismo político en una estrategia de movilización
a la gente tiende a ser contradicha por una reali- electoral. Previendo una relación asimétrica y
dad de individuos completamente imposibilitados desigual, ya no se puede conceptualizar un inter-
de movilizar sus recursos. A pesar de que, en cambio basado en la negociación, sino, más bien,
principio, el Estado de Derecho garantiza vivir en la subordinación. La movilización electoral e
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intercambio se refieren ahora a estructuras, siste- limitados al valor del ofrecimiento o promesa que
mas o dispositivos los cuales encuentran sentido pueda hacer el candidato… es decir, se genera
únicamente en el juego político con sujetos con una respuesta inducida por el valor de acceder a
necesidades, valores y ambiguos entendimientos un bien determinado. Así, la oferta se convierte
sobre estas relaciones de poder, pero ya no lo en mero “chantaje”, sin garantías y a coste de
conciben dentro de la convivencia democrática perjudicar la calidad de la democracia.
que les exige respeto a la colectividad. Tal y como El clientelismo reproduce patrones con-
se comprende acá, este tipo de democracia en la trarios a la representación democrática y atiende
práctica justifica el clientelismo incluyendo la prácticas personalistas, autoritarias y excluyentes.
manipulación. Eso quiere decir que se practica La elección de representantes basada en el interés
un tipo de “democracia clientelar”, la cual acepta personal, así como el compromiso adquirido
la representación desde el punto de vista de la con figuras influyentes en política, socavan la
manipulación. posibilidad del resto de la población a acceder a
De esta forma, la democracia que exige beneficios o servicios de forma igualitaria. Asi-
ciudadanos autónomos, responsables de su voto mismo, crea profundas gritas en la percepción de
frente a estructuras partidarias las cuales dis- la política en general, pues la representación se
putan la toma de decisiones merced a principios presenta en estos casos como la solución utilitaria
de probidad, y ética pública, mudan a roles muy a resolver mis asuntos, cuando los representantes
distintos de justa distribución y control del poder. tienen la función principal de prever el bien para
Justamente, cambia la relación de ciudadano/ la comunidad en general.
funcionario, que priva en las democracias en Parece que la relación del clientelismo y la
miras a la consolidación, a una relación cliente/ representación tienen características en común;
patrón clásica de democracias con componentes casi se puede afirmar que el clientelismo es
clientelares. una especie de “deformación de la representa-
La retórica alegada por los gobiernos y los ción”. Mediante el clientelismo más tradicional,
partidos de representar una democracia genuina y la representación se ejerce sólo que con las reglas
popular, en términos históricos como contempo- impuestas por el clientelismo y con las limitacio-
ráneos, se descubre como una identificación más nes que éste le exige.
conceptual que real. La verdad es que la ausencia La aparición de prácticas las cuales invo-
de mecanismos específicos de representación lucran la acción discrecional de actores políticos
política y la apropiación de las instituciones polí- en la ejecución de proyectos públicos hace pen-
ticas por parte de los líderes han forzado a los sar y cuestionar la presencia de los mismos en
ciudadanos a recurrir a ese tipo de mecanismos temas delicados y de tal envergadura, máxime
para obtener respuesta a sus demandas (Escobar, si estos no están directamente relacionados con
1997). las instituciones o jefaturas pertinentes. Casos
en los cuales se encuentran envueltos políticos
Reflexiones finales de renombre (popularmente electos o no) y
situaciones donde media la duda o escándalos
La representación política trata sobre los sobre la ejecución de los mismos, deja entrever
elegidos y su función con la sociedad civil. La desconfianza con la relación entre la sociedad
democracia representativa delega el poder de política y la sociedad civil.
decisión en personas quienes son electas, y para Además, el principio de representación
ello, se establecen una serie de mecanismos se deforma ante injerencia de bienes u otros
legales y se entrama toda una red para elegir a elementos de canje, cuando en el erario público
las personas encargadas de tomar los puestos de la justicia democrática debe privar por sobre los
decisión pública. intereses particulares. Las denuncias e investiga-
Con el clientelismo funcionando como un ciones sobre casos de malversación, corrupción,
modelo generador de expectativas, los criterios y demás aspectos de esta índole crean en la
para elegir en una democracia representativa son población general un clima de insatisfacción y
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descrédito con la política en general; representada Referencias bibliográficas


por líderes políticos en particular.
De esta forma, aparece un Estado debilitado Auyero, J. (1997). Estudios sobre clientelismo
desde dentro: incapaz de frenar los compromisos político contemporáneo, en ¿Favores por
adquiridos de previo debido a que los encargados votos? Buenos Aires: Editorial Losada.
de detener esto, son ellos mismos. Así el clientelis-
mo aparece como la manifestación más frecuente
Badie, B. y Hermet, G. (1993). Política com-
y deplorable, acelerando aún más la espiral de
parada. México D.F.: Fondo de Cultura
descrédito del esquema de representación demo-
crática. De esta forma, la ciudadanía en general Económica.
pierde confianza en los procesos formales de
representación, dando campo a los informales y a Camareno, H. (2000). Perspectivas historiográfi-
su vez a la sospecha generalizada en los procesos cas en torno al caudillismo argentino del
electorales. Con ello, la sociedad civil se ve mar- siglo XIX, en Revista de Historia. nº 41,
ginada y carente de determinadas oportunidades San José: UCR/UNA. 9-47
en vista de un largo y difícil acceso a redes infor-
males de distribución de bienes y servicios, a los Cazorla, J. (1994). El clientelismo de partido en
cuales pareciera la única forma de acceder a ellos España ante la opinión pública: el medio
es por la vía impuesta “políticamente”. rural, la administración y las empresas.
La sociedad es bombardeada en su tota- Barcelona: ICPS.
lidad con noticias y crónicas sobre casos que
generan malestar con la política; las posiciones se Corzo, S. (2002). El clientelismo político como
polarizan entre una sociedad pasiva, otra con una
intercambio. Barcelona: ICPS.
profunda antipatía y, por último, un grupo el cual
busca insertarse en la toma de decisiones, merced
al cambio de estructuras tradicionales que les Cunill, N. (1999). Mercantilización y neo-clien-
impiden todo tipo de injerencia. Unos descar- telismo o reconstrucción de la adminis-
tando de plano la representación formal y otros tración pública: retos de las reformas de
quienes llegan hasta el punto de “cumplir” con el segunda generación, en Nueva Sociedad.
derecho al voto cada cuatro años, sin darle segui- nº 160, Caracas. 101-117.
miento o interés real al candidato de su elección.
La complejidad de transformar patrones arrai- Escobar, C. (1997). Clientelismo y protesta social:
gados en la conducta de las personas, así como política campesina en el norte colombia-
establecer métodos para el monitoreo responsable no, en ¿Favores por votos? Buenos Aires:
de los representantes electos, serían conclusiones Editorial Losada.
demagógicas y, a su vez, sería incurrir en una
simplificación excesiva de dicha problemática. Günes-Ayata, A. (1997). Clientelismo: premo-
La convivencia democrática trata de gene- derno, moderno, posmoderno, en ¿Favores
rar condiciones competitivas igualitarias para
por votos? Buenos Aires: Editorial Losada.
que el juego electoral pueda desarrollarse despe-
jado de gruesas distorsiones y el funcionamiento
democrático adquiera condiciones de pluralismo Maiz, R. (1994). Estructura y acción: elementos
y libertad. Los cargos de representación deben para un modelo de análisis micropo-
gozar del enfoque que contemple aspectos estruc- lítico del clientelismo. Madrid: Revista
turales y de equilibrio de poder. Depende de las Internacional de Sociología.
acciones en una sociedad dinámica, que los pesos
y contrapesos normales en la sociedad procuren Maiz, R. (1996). Estrategia e institución: el
otorgar cierta estabilidad a un mecanismo creado análisis de las dimensiones macro del
para cooperar a todos de manera justa, y repre- clientelismo político. Madrid: Editorial
sentar las oportunidades de forma equitativa. Siglo XXI.
36 Rev. Reflexiones 88 (2): 27-36, ISSN: 1021-1209 / 2009 Iván Anselmo Acuña Chaverri

Njaim, H. (1996). Clientelismo, mercado y lide- Trotta, M. (2003). Las metamorfosis del cliente-
razgo partidista en América Latina, en lismo político: contribución para el aná-
Nueva Sociedad. nº 145, Caracas. 138-147. lisis institucional. Buenos Aires: Editorial
Espacio.
Schedler, A. (2004). El voto es nuestro: cómo los
ciudadanos mexicanos perciben el clien- Vargas, O. (2000). Síndrome de Pedrarias: cul-
telismo electoral, en Revista Mexicana de tura política en Nicaragua. Managua:
Sociología, nº 66, México D.F.: UNAM. CEREN.

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