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RECURSO DE REVISIÓN-Frente a sentencia que revocó la que estima las

pretensiones en proceso agrario de lanzamiento por ocupación de hecho. Colusión y


nulidad en la sentencia con fundamento en los numerales sexto y octavo del artículo
380 del Código de Procedimiento Civil. Naturaleza. Reiteración de la sentencia de 3 de
septiembre de 2013. Procedencia en los asuntos de la jurisdicción agraria. Reiteración
del auto de 18 de marzo de 2005. (SC21722-2017; 18/12/2017)
Fuente formal:
Artículos 332, 379, 380 numerales 6 y 8 y 384 del Código de Procedimiento Civil.
Artículo 40 de la Ley 153 de 1887.
Decreto 2303 de 1989.

Fuente doctrinal:
Chiovenda, Giuseppe. Instituciones de derecho procesal civil. Volumen III. Madrid:
1940, p. 406.

Fuente jurisprudencial:
Auto AC de 18 de marzo de 2005, rad. 2004-01317-00.
Sentencia CSJ SC 3 Septiembre de 2013, rad. 2012-01526-00.

MANIOBRA FRAUDULENTA-Concepto y presupuestos para su configuración.


Reiteración de la sentencia SC16283-2016 de 11 de noviembre de 2016. Las
argumentaciones jurídicas y los mecanismos para ejercer el derecho de defensa, son
actividades propias del proceso y no constituyen hechos engañosos. Ausencia de
estructuración cuando se atacan hechos y sujetos ajenos al proceso agrario de
lanzamiento por ocupación de hecho. Reiteración de la sentencia SC 5208-2017 de 18 de
abril de 2017. (SC21722-2017; 18/12/2017)

Fuente formal:
Artículo 380 numeral 6 del Código de Procedimiento Civil.

Fuente jurisprudencial:
Sentencia CSJ SC16283-2016, 11 de noviembre de 2016.
Sentencia SC 5208-2017 de 18 de abril de 2017.

NULIDAD DE LA SENTENCIA-Concepto, naturaleza, presupuestos para su


configuración. Reiteración de las sentencias de 22 de septiembre de 1999, SC14427-
2016 de 10 de octubre de 2016. Eventos para su ocurrencia. Reiteración de las
sentencias SC7121-2017 de 24 de mayo de 2017. Falta de adecuación a un motivo
concreto de irregularidad procesal establecido en la ley. (SC21722-2017; 18/12/2017)

Fuente formal:
Artículo 380 numeral 8 del Código de Procedimiento Civil.
Ley 1579 de 2012.

Fuente jurisprudencial:
Sentencia CSJ SC de 22 septiembre de 1999, rad. 7421.
Sentencia SC4415-2016 de 13 de abril de 2016.
Sentencia CSJ SC14427-2016 de 10 de octubre de 2016.
Sentencia SC7121-2017 de 24 de mayo de 2017.

NULIDAD CONSTITUCIONAL-Falta de consolidación del vicio al simplemente


mencionar La violación del artículo 29 de la Constitución Política de Colombia en
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

recurso de revisión frente a sentencia proferida en proceso agrario de lanzamiento por


ocupación de hecho. Reiteración de la sentencia SC6958-2014 de 4 de junio de 2014.
(SC21722-2017; 18/12/2017)

Fuente formal:
Artículo 29 de la Constitución Política de Colombia.

Fuente jurisprudencial:
Sentencia SC6958-2014 de 4 de junio de 2014.

CARGA DE LA PRUEBA-Del recurrente en demostrar los supuestos de hecho en


que se basan las causales alegadas. Improcedencia de enmendar falencias u
omisiones cometidas al interior del proceso. Reiteración de las sentencias de 3 de
septiembre de 2013, 16 de septiembre de 1983, junio 30 de 1988 y 24 de noviembre
de 1992. (SC21722-2017; 18/12/2017)

Fuente jurisprudencial:
Sentencia de 3 de septiembre de 2013, rad. 2012-01526-00.
Sentencia de 16 de septiembre de 1983.
Sentencia de junio 30 de 1988 y 24 de noviembre de 1992.

CADUCIDAD DEL RECURSO DE REVISIÓN-Cuando se invoca la causal sexta


y octava del artículo 380 del C.P.C, contra sentencia desestimatoria de pretensiones
proferida en proceso agrario de lanzamiento por ocupación de hecho. Deber del
juzgador de verificar si ha operado. (SC21722-2017; 18/12/2017)

Fuente formal:
Artículo 381 inciso primero del Código de Procedimiento Civil, modificado por el
artículo 1° numeral 191 del Decreto 2282 de 1989.

CONDENA EN PERJUICIOS-En recurso de revisión que se declara infundado al


incumplir con la carga probatoria de demostrar los elementos que configuran las
causales invocadas. Aplicación del artículo 384 del Código de Procedimiento Civil.
(SC21722-2017; 18/12/2017)

Fuente formal:
Artículo 384 del Código de Procedimiento Civil.

TRÁNSITO DE LA LEY-Aplicación del Código de Procedimiento Civil, por haberse


interpuesto el recurso en vigencia del este, de acuerdo con el artículo 624 del Código
General del Proceso modificatorio del artículo 40 de la Ley 153 de 1887. (SC21722-
2017; 18/12/2017)

Fuente formal:
Artículo 624 del Código General del Proceso modificatorio del artículo 40 de la Ley
153 de 1887.

Asunto:
Pretende el recurrente la revisión de la sentencia que revocó la decisión de primera
instancia, para en su lugar negar las pretensiones en proceso agrario de
lanzamiento por ocupación de hecho con sustento en las causales 6 y 8 del artículo
380 del Código de Procedimiento Civil. La Corte declaró infundado el recurso por
falta de acreditación de las causales alegadas y condenó al pago de perjuicios al
demandante.

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Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ


Magistrado Ponente

SC21722-2017

Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00
(Aprobada en sesión de trece de septiembre de dos mil diecisiete)

Bogotá D.C., dieciocho (18) de diciembre de dos mil


diecisiete (2017)

La Corte resuelve el recurso extraordinario de revisión


que formula Héctor Gaitán Puyo contra la sentencia
proferida por la Sala Civil-Familia-Laboral del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Neiva el primero de agosto
de dos mil trece en el proceso agrario de lanzamiento por
ocupación de hecho que adelantó contra Jorge Ramírez
Cuéllar.

I. ANTECEDENTES

A. La pretensión

El impugnante busca que se invalide la providencia


cuestionada invocando las causales sexta y octava del
artículo 380 del Código de Procedimiento Civil, por haberse
presentado actos de colusión de la contraparte que le
fueron lesivos y existir nulidad originada en la sentencia no

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Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

susceptible de recurso.

B. Los hechos

1. En el fallo de primer grado de veintitrés de mayo


de dos mil doce, dentro del asunto que da lugar al recurso,
se desestimó la excepción de falta de legitimación por
pasiva, accediendo a las pretensiones de declarar la
ocupación de hecho por el demandado, con la consecuente
orden de desalojo y el reconocimiento de frutos.

2. El superior revocó ese pronunciamiento al


estimar que el accionante no demostró su explotación del
inmueble con las actividades agrícolas y ganaderas de que
trata el artículo 2º de la Ley 4ª de 1973, en concordancia
con el artículo 98 del Decreto 2303 de 1989, siendo que sí
quedó establecido con las pruebas recaudadas y, por ende,
desconoció la posesión de largo tiempo que venía ejerciendo
antes del despojo.

3. Con esa determinación del ad quem se incurrió


en una violación del derecho fundamental al debido proceso
consagrado en el artículo 29 de la Constitución Política y en
fallas de valoración probatoria, que derivan en una
insuficiente motivación, lo que debe ser subsanado.

4. No deja de ser preocupante que los folios de


matrícula inmobiliaria 202-5180 y 202-53328 se refieran a
un mismo inmueble, fuera de que María del Socorro Puyo
de Ramírez faltó a la verdad en su declaración, con lo que

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Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

se indujo en el error a los falladores.

C. Sustento de las causales de revisión

1. Los actos de colusión denunciados consistieron


en que Alfonso Puyo Trujillo obtuvo sentencia favorable de
pertenencia respecto del predio San Rafael que fue inscrita
en la matrícula inmobiliaria 202-53328, en la cual con
posterioridad se registró la venta a favor de Jorge Ramírez
Cuéllar mediante escritura 59 de 19 de enero de 2007 de la
Notaría Primera de Garzón, siendo que al inmueble le
corresponde es el folio 202-5180 donde no figura alguna
constancia en ese sentido, por lo que tales anotaciones son
ilegales y no prestan mérito frente a terceros.

Adicionalmente, en el fallo objeto de revisión no se


tuvo en cuenta que José Pascasio Gaitán, padre del
accionante, sí figura en el folio 202-5180 como adquirente
de derechos y acciones herenciales en la sucesión de
Fortunato Puyo Perdomo, según escrituras 5878 de 12 de
diciembre de 1960 y 217 del 22 de enero de 1963, en
relación con el terreno El Avispero de la Hacienda San
Rafael que le fue entregado materialmente por los
vendedores y asumiendo posesión desde ese instante en
forma conjunta con su hijo Héctor Gaitán Puyo, quien la
continuó ejerciendo luego de la muerte del padre hasta la
invasión del demandado.
No se tuvo en cuenta entonces la Ley 1579 de 2012, a
partir de cuya promulgación para un bien solo puede existir
una matrícula inmobiliaria y al no aparecer la nota de
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Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

prescripción adquisitiva en el folio 202-5180, quiere decir


que carece de validez la que se dejó en el folio 202-53328,
así como la enajenación posterior que se hizo con un
instrumento que es nulo de pleno derecho, por lo que Jorge
Ramírez Cuéllar no podía tenerse como titular de dominio.

Fuera de que Alfonso Puyo Trujillo nunca fue


habitante ni poseedor del predio San Rafael, en el proceso
de pertenencia 2006-00016 del Juzgado Segundo Civil del
Circuito de Garzón, fueron oídos en declaración Arcelia
Cuéllar de Ramírez, José Walder Ramírez y Martha Lucía
Calderón, contra quienes se profirió resolución de
acusación el 23 de septiembre de 2009, como presuntos
responsables del delito de falso testimonio.

2. En cuanto a la nulidad originada en la sentencia


de segunda instancia, según indicó el recurrente, se originó
en que aquella fue proferida cuando ya había entrado en
vigencia la Ley 1579 de 2012 y en el folio 202-5180 no
aparecía Jorge Ramírez Cuéllar como propietario inscrito,
que fue a lo que mayor énfasis hizo el Tribunal dándole
peso a otro certificado de tradición aportado del predio San
Rafael, lo que no era posible.

La posesión que ejercía Héctor Gaitán Puyo era por


explotación económica al arrendarlo para pastoreo y
engorde de ganado, aprovechando los pastos sembrados,
cultivados y cuidados, con lo que se cumplían los tres
requisitos de prosperidad de la acción de lanzamiento por
ocupación de hecho, consistentes en la identidad del bien,
la explotación económica en los términos del artículo 2º de
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Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

la Ley 4ª de 1973 y la privación de la tenencia, todo lo que


se pasó por alto para darle valor a un título que estaba
viciado.

Además, de la declaración de María del Socorro Puyo


de Ramírez se extrae que Jorge Ramírez Cuéllar no tenía la
posesión de la finca, porque apenas se la iba a entregar
cuando procedieron a invadirla, estando bajo el poder de
Héctor Gaitán, según se demostró con los contratos de
arrendamiento anteriores y la existencia de pasto sembrado
en el lote para poder celebrar unos nuevos, lo que
extrañamente no tuvo el fallador como prueba de la
explotación, desconociendo también que tal hecho fue
confirmado por otras cinco personas.

Se produjo así una ilegalidad por error judicial


inexcusable, violándose los artículos 29 de la Constitución y
98 del Decreto 2303 de 1989.

D. El trámite del recurso extraordinario

1. Constituida la póliza de seguros para garantizar


el pago de perjuicios y las costas que se pudieran generar
con el trámite, se solicitó al Juzgado Primero Civil del
Circuito de Garzón remitir el expediente contentivo del
proceso agrario por ocupación de hecho iniciado por Héctor
Gaitán Puyo contra Jorge Ramírez Cuéllar (fls. 222 al 226).
2. Admitida la demanda de revisión en auto de 19
de noviembre de 2015, se ordenó notificar y correr traslado
a los intervinientes en el juicio objeto de impugnación (fl.
231).

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Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

3. Jorge Ramírez Cuéllar se opuso a la prosperidad


del recurso aduciendo vicios de forma y planteó como
excepción perentoria la improcedencia de esta vía para
procesos agrarios (fls. 245 al 258).

El último argumento lo adujo igualmente en incidente


de nulidad, que le fue adverso en proveído de 27 de julio de
2016 (fls. 1 al 31, cno. 2).

4. Se decretaron las pruebas solicitadas en


determinación de 9 de septiembre de 2016 (fl. 264).

5. Agotada la etapa probatoria, se corrió traslado a


las partes para alegar de conclusión. Ambos insistieron en
sus argumentaciones (fls. 272 al 302).

II. CONSIDERACIONES

1. A pesar de hallarse vigente desde el 1º de enero


de 2016 el Código General del Proceso, esta impugnación
extraordinaria se rige por las disposiciones del Código de
Procedimiento Civil y con base en estas será resuelto, dado
que fue presentada en vigencia suya.

En ese sentido, el artículo 624 del primer estatuto


citado, el cual modificó el precepto 40 de la Ley 153 de
1887 estatuyó que «los recursos interpuestos (…), se regirán
por las leyes vigentes cuando se interpusieron…».

2. Es principio del derecho adjetivo que las


sentencias ejecutoriadas proferidas en procesos
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Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

contenciosos surten tránsito a cosa juzgada, como pregona


el artículo 332 del Código de Procedimiento Civil. Sin
embargo, el inciso final de dicha norma advierte que ese
efecto determinante no se opone al recurso extraordinario
de revisión, regulado en los artículos 379 y siguientes, que
de salir avante le restaría mérito al fallo reprochado en
respuesta a la necesidad de hacer prevalecer la justicia ante
serias irregularidades que lo convierten en lesivo de
derechos protegidos por el ordenamiento jurídico y
contrario a las reglas del debido proceso.

Señala la doctrina que en esos eventos «nada ofende en


sí a la razón, que la ley admita la impugnación de la cosa
juzgada; pues la autoridad misma de la cosa juzgada no es
absoluta y necesaria, sino que se establece por consideraciones
de utilidad y oportunidad; de tal suerte que esas mismas
consideraciones pueden a veces aconsejar que sea sacrificada,
para evitar la perturbación y el daño mayores que se producirían
de conservarse una sentencia intolerablemente injusta».1

Dicho medio de contradicción no es ajeno a los


asuntos sometidos a la jurisdicción agraria, muy a pesar de
que no estuviera contemplado expresamente en el Decreto
2303 de 1989, porque como viene interpretando la
Corporación desde antaño, el espíritu de la compilación
nunca fue la de dejarlos por fuera de escrutinio por esta vía,
como se expuso al desatar el incidente de nulidad planteado
por el demandado, pero que se reitera por constituir razón
de descontento propuesto como excepción perentoria.

1 CHIOVENDA, Giuseppe. Instituciones de derecho procesal civil. Volumen


III. Madrid: 1940, p. 406.
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Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

Así se dijo en AC 18 mar. 2005, rad. 2004-01317-00, y


se reproduce en extenso por su relevancia

Con todo y lo que representa y significa institución tan


bienhechora como el de la res judicata, opinión común es la de
que la impugnación en el interior del proceso no alcanza a veces
para defender eficazmente los derechos. Que casos habrá en
que, a despecho de toda una gama de recursos, es tanta la
injusticia de la sentencia proferida, que bien poco vale seguir
abroquelado en la cosa juzgada, y que, por ende, se impone con
fuerza irresistible inclinarse por el restablecimiento del Derecho.
¿Qué tanto pudo haber hecho en el proceso, en efecto, una parte
que vino a descubrir más tarde que la sentencia se opone
abiertamente a la realidad porque fue apuntalada no más que en
testigos, peritos o documentos falsos, o, en fin, sin tener en
cuenta documentos que halló luego y que de haberlos arrimado
hubiesen trocado su suerte? ¿Y qué tanto aquel otro que de haber
sido citado o emplazado con el rigor debido habríase defendido
con vigor en la causa? ¿Y qué decir de quien derrotado
apareciese por colusión o maniobra fraudulenta?

Para esos casos, y otros más que no es estrictamente necesario


relacionar acá, se ha ideado así el recurso de revisión, a objeto
de que obre de remedio, si bien se pase de largo ante el principio
de la cosa juzgada. Su procedencia, por lo mismo, es poco
común, y con su carácter extraordinario resalta como el que más.
Recurso extraordinario por antonomasia, y, subsecuentemente,
destaca en él los rasgos más salientes de ese tipo de
impugnación, a saber: procede sólo contra sentencias, por
motivos rigurosa y previamente seleccionados por el legislador, y
limitan dispositivamente la actividad del juzgador. No es de
empleársele pues para replantear el litigio mismo como si se
tratara de una instancia más. No. Su procedencia es, por
esencia, restrictiva.

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Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

Por modo que la justificación del recurso de revisión se tiene por


adelantado. Asimismo, después de todo lo explanado antójase
superfluo ponderar más la buena función jurídica que está
llamado a cumplir, como que basta poner de resalto que
propende a la enmienda de cosas graves y delicadas; y su razón
de ser es tan indiscutida que dotado está del poder necesario
para atajar la marcha implacable de la cosa juzgada, la cual,
según es fama, no parecía detenerla nada. Su trascendencia es
tanta, que más allá de ser un recurso es todo un proceso que se
explica por la necesidad de reparar una injusticia cuyo germen
no alcanzó a develarse en el interior de la contienda procesal.
Memórase que, con pocas excepciones, las causales cabalgan
sobre hechos externos, ángulo desde el cual es ajustado decir
que la revisión no lleva en sí el consabido reproche que una
impugnación cualquiera comporta para el juzgador que dictó la
sentencia; los elementos que gravitarán en la revisión son
novedosos, hallados de ordinario después de la sentencia, y
naturalmente que de ellos no podía hacer cuenta quien decidió la
controversia. Dicho en breve, no hay allí un juzgador equivocado,
sino engañado. Y cualquiera lo habría estado, y quizá dictado el
mismo fallo. Causas relevantes son las que autorizan
impugnación semejante.

Siendo así, difícil es imaginar su proscripción. Como a buen


seguro no sucedió en el año 1989, cuando el legislador creó y
organizó la jurisdicción agraria. Evidentemente, ¿qué podría
tener lo agrario, como para pensar que allí no se estructuren las
precisas causas de revisión, o que, suponiéndolas, sea preferible,
ahí sí, hacer prevalecer el principio de la cosa juzgada? No se
descubre, ciertamente. Ni podría ser útil a ello esgrimir la
necesidad de que los asuntos agrarios sean definidos sin
mayores dilaciones; primero, porque la prontitud en la definición
de los litigios no se aviene con odiosas discriminaciones, y
después, porque, al igual que en otras materias, más importante

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Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

aún es que brille la justicia.

Todas estas cosas, juntas y cada una por sí, denotan ya que
nada pudo haber inspirado al legislador para que las sentencias
que venían siendo objeto de revisión, dejasen de serlo a partir de
aquella anualidad. Y a esto no resulta hostil que tal recurso no
aparezca mencionado en el decreto 2303 de 1989, como hasta
ahora se ha dicho. Bien es verdad que en el derecho de
impugnación en general despunta el postulado de la
especificidad, lo cual alcanza mayor rigor si de recursos
extraordinarios se trata, y que, como secuela obvia de ello, se
desgaja con caracteres visibles que no hay sitio allí para la
analogía o la interpretación extensiva. Empero, a lo menos en el
caso de ahora, tal silencio, que de veras lo hubo, no equivale a
quitar de en medio el recurso, pues para arribar a dicha
conclusión sin miramiento de ninguna especie, indispensable
fuera partir de la premisa de que el legislador hizo obra acabada
en el citado decreto, cosa que, a juicio de la Sala, aquí no ha
tenido suceso.

Cabe notar adelante que por ninguna parte del decreto 2303 de
1989 efunde que haya habido la determinación de regular
metódica e integralmente el asunto, porque entonces, con arreglo
a la razón y a lo que aconseja la técnica legislativa, buenamente
hubiese destinado el legislador un capítulo a ello; y, por el
contrario, a los recursos refirió de modo disperso; así, de
recursos, en general, habla en los artículos 16, 67, 70, 89, 140,
al de apelación se refiere en los artículos 11, 60, 68, 69, 71, 80,
106 y 130, al de queja en el mismo artículo 11, y contempla el de
casación en el precepto 50.

Ya de suyo no se descubre la intención supradicha. A cuya


comprobación concurre eficazmente la consideración de que, de
no ser así, con criterio consecuente habría que admitir que
también fueron expulsados recursos ordinarios de tanta valía
como la súplica y la reposición, supuesto que tampoco aparecen
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Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

relacionados y mucho menos desarrollados, conclusión que,


quizá por zaherir desproporcionadamente el derecho de
impugnación, hasta ahora nadie ha ensayado siquiera. Y si la
controversia que despertase el punto fuera llevada adrede al
terreno no más que de lo extraordinario del recurso, para de ahí
pasar a subrayar cómo el de casación, que por cierto participa de
tal estirpe, sí fue mencionado, muy oportuno sería replicar que a
tal expresividad de la ley no es dable atribuirle el propósito
deliberado de nombrar los recursos que en el ámbito agrario
fueran de recibo, y que, antes bien, como lo pone de relieve el
contenido propio del artículo 50 del estatuto en análisis,
disposición donde se halla consagrada la cosa comentada,
escuetamente obedeció a la necesidad de enfatizar que la
casación sería en adelante más restringida en el campo agrario,
habida cuenta que ya no cabría contra todas las sentencias del
derecho común sino apenas contra las que dio en mencionar
taxativamente. Desde esa óptica, pues, era ineludible
mencionarlo; nótese que, a vuelta de relacionar esas sentencias
y referir a la cuantía, acabó toda la novedad legislativa, por
donde se viene el pensamiento que tampoco en ese específico
punto hubo intención de agotar la materia; por lo tanto, en todo lo
demás, que no es lo menos, sujeto quedará el recurso a lo
dispuesto por el código de procedimiento civil.

Si, como demostrado queda, la normatividad agraria no reguló


íntegramente la materia, la mención que de algunos medios
impugnativos hizo no equivale a excluir otros; y por ahí derecho
cumple traer como colofón que la revisión aún es procedente en la
jurisdicción agraria.

Por ende, queda superada cualquier discusión sobre la


improcedencia del ataque en vista de la naturaleza del
debate como insinúa el opositor en su escrito de defensa.

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Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

3. Tratándose de una excepcional ocasión para


examinar un pleito concluido por razones diferentes a la
mera inconformidad con el resultado obtenido y sin que se
habilite por esta vía la posibilidad de que las partes
enmienden sus falencias u omisiones, su viabilidad se
restringe a los eventos fijados en el artículo 380 del Código
de Procedimiento Civil, buscando la protección de la buena
fe (causales primera a sexta); el derecho de defensa
(causales séptima y octava) y la preexistencia de una
solución definitoria que es oponible a las partes (causal
novena).

Como lo recordó la Sala en CSJ SC 3 Sep. 2013, rad.


2012-01526-00,

(…) el recurso que se analiza, precisamente por ser excepcional,


requiere, al decir de la Corte, “de la colocación de precisos
mojones delimitadores de su campo de acción para que esa
naturaleza extraordinaria no se desvirtúe, con demérito de la
inmutabilidad propia de las sentencias ejecutoriadas (…) Es por
ello que la Corte, con especial empeño, ha destacado los aspectos
que son vedados al recurso, y así, por ejemplo, ha dicho: “Este
medio extraordinario de impugnación no franquea la puerta para
tornar el replanteamiento de temas ya litigados y decididos en
proceso anterior, ni es la vía normal para corregir los yerros
jurídicos o probatorios que hayan cometido las partes en litigio
precedente, ni es camino para mejorar la prueba mal aducida o
dejada de aportar, ni sirve para encontrar una nueva
oportunidad para proponer excepciones o para alegar hechos no
expuestos en la causa petendi (…) Como ya se dijo por la Corte,
el recurso de revisión no se instituyó para que los litigantes
remedien errores cometidos en el proceso en que se dictó la

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Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

sentencia que se impugna. El recurso de revisión tiende


derechamente a la entronización de la Justicia, al derecho de
defensa claramente conculcado y al imperio de la cosa juzgada
material. (Sent. 16 sept. 1983, junio 30 de 1988, entre otras).”
(CSJ. Sentencia 24 de nov. 1992).

En tal virtud es carga del recurrente precisar el motivo


concreto que invoca y demostrar su ocurrencia, sin que el
juzgador pueda ocuparse oficiosamente de acreditar los
hechos alegados para fundarla, aunque sí es de su resorte
verificar que no haya vencido el plazo que conceden las
normas adjetivas para el efecto.

4. Señala el inciso primero del artículo 381 id,


modificado por el artículo 1° numeral 191 del Decreto 2282
de 1989, que el «recurso podrá interponerse dentro de los
dos años siguientes a la ejecutoria de la respectiva sentencia
cuando se invoque alguna de las causales consagradas en
los numerales 1°, 6°, 8° y 9°», como es el caso ya que
precisamente se denuncian actos de colusión de la
contraparte que le fueron lesivos al impugnante, a que
alude el numeral 6, y una nulidad originada en la sentencia
no susceptible de recurso de que trata el 8.
No existe inconveniente al respecto porque el libelo por
medio del cual se sustentó la impugnación extraordinaria
fue presentado el 5 de agosto de 2015, esto es, antes de que
se cumpliera el bienio de ejecutoria del fallo cuestionado del
Tribunal, calendado 1º de agosto de 2013 y cuya
notificación se surtió por edicto fijado del 8 al 12 siguientes.

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Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

5. La sexta causal de revisión del artículo 380 del


Código de Procedimiento Civil consiste en «colusión u otra
maniobra fraudulenta de las partes en el proceso en que se
dictó la sentencia, aunque no haya sido objeto de
investigación penal, siempre que haya causado perjuicios al
recurrente», con ella se busca enmendar cualquier intriga
malintencionada que, en contravía con la lealtad procesal
que se exige de los litigantes y haciendo uso de estrategias
inidóneas, logra torcer el fallo con un resultado lesivo al
oponente por la divergencia entre la verdad material y lo
que aparece acreditado, sin que sea producto de una
acertada contradicción.

Como se dijo en la providencia CSJ SC16283-2016, la

(…) Sala ha explicado que aquella «“…presupone que los hechos


tenidos en cuenta por el juzgador para tomar la decisión
correspondiente, no se ajustan a la realidad, y por ello su
finalidad es subsanar esa deficiencia y por añadidura remediar
así una notoria injusticia” (G.J. t. CCXII, pág. 311). La
discrepancia en cuestión, en tratándose del motivo alegado, debe
provenir de las maquinaciones o ardides fraguados bien por una
de las partes, o de consuno por ambas, con el propósito de
obtener un resultado dañino» (CSJ SC, 5 Jul. 2000, Rad. 7422).
(…)
Tales ardides están compuestos por «un elemento antecedente,
que es el engaño como medio de llegar al fraude» y este último,
que es «el fin u objeto a que da base el engaño». Dichos conceptos
no son sinónimos «puesto que el primero es sólo la falta de
verdad en lo que se dice, se cree o se piensa. Lo que sucede es
que en el fraude el concepto de engaño va unido, como atributo
que le pertenece por esencia (Corte Suprema. G. J. T. LV. 533)»

16
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

(CSJ SC, 10 Sep. 2013, Rad. 2011-00949-01).


(…)
Con todo, no puede olvidarse que en desarrollo de la presunción
constitucional de licitud y buena fe en el comportamiento de las
personas, como se señala en ese mismo precedente, la causal de
revisión «debe encontrarse plenamente probada para su
prosperidad (artículo 177 y 384 del Código de Procedimiento
Civil), so pena de que, en caso contrario, especialmente de duda,
racionalmente seria que merezca credibilidad sobre las
maniobras alegadas, se declare infundado el recurso» (CSJ SC,
G. J. T. LV, 533)

Añadiendo que

[p]or maniobra fraudulenta debe entenderse, según la doctrina


jurisprudencial de esta Sala, como «todo proyecto o asechanza
oculta, engañosa y falaz que va dirigida ordinariamente a mal
fin» (G.J. Tomo CLXV, pág. 27, jurisprudencia reiterada en
sentencias de 11 de Marzo de 1.994 y del 3 de septiembre de
1996), de modo que para la prosperidad de la causal es
necesario que «“los hechos aceptados por el juzgador para
adoptar la decisión impugnada, no se ajusten a la realidad
porque fueron falseados, a propósito, por alguna de las partes
intervinientes en el proceso, mediante una actividad ilícita y
positiva que persigue causar un perjuicio a la otra o a terceros;
hechos fraudulentos que deben quedar plenamente probados en
el recurso, por cuanto, en desarrollo del principio de la buena fe,
se presume que el comportamiento adoptado por las personas
está exento de vicio” (Sentencia del 3 de octubre de 1999)”» (CSJ
SC, 14 Dic. 2000, Rad. 7269).

En resumen, lo que amerita replantear el asunto son


las conductas inadecuadas conscientes de las partes para
perjudicar al oponente y no el mero ejercicio de las
17
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

atribuciones conferidas por la ley para hacer valer sus


derechos o ejercer una adecuada defensa, por lo que las
simples argumentaciones jurídicas que no están
acompañadas de intrigas defraudatorias externas distan de
configurar colusión.

6. El octavo motivo de impugnación, a su vez, se


refiere a la existencia de «nulidad originada en la sentencia
que puso fin al proceso», lo que deja por fuera las
deficiencias precedentes que para ese momento estén
superadas o los sucesos que por separado enuncia la
causal séptima, de indebida representación o falencias en la
notificación y el emplazamiento de los participantes.

Adicionalmente, el pronunciamiento cuestionado no


puede ser susceptible de apelación o casación, porque de
ser impugnable, esa es la oportunidad indicada para
plantear cualquier irregularidad en la producción del fallo,
que se entenderá convalidada en caso de silencio.

En SC7121-2017 se memoró que

[r]especto de ese motivo de revisión, ha reiterado la Corte que «…


no se trata, pues, de alguna nulidad del proceso nacida antes de
proferir en éste el fallo que decide el litigio, la que por tanto
puede y debe alegarse antes de esta oportunidad, so pena de
considerarla saneada; ni tampoco de indebida representación ni
falta de notificación o emplazamiento, que constituye causal
específica y autónoma de revisión, como lo indica el numeral 7º
18
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

del texto citado, sino de las irregularidades en que, al tiempo de


proferir la sentencia no susceptible del recurso de apelación o
casación, pueda incurrir el fallador y que sean capaces de
constituir nulidad, como lo sería, por ejemplo, el proferir
sentencia en proceso terminado anormalmente por desistimiento,
transacción o perención; o condenar en ella a quien no ha
figurado como parte; o cuando dicha providencia se dicta
estando suspendido el proceso». (CXLVIII, 1985; en el mismo
sentido CSJ SR, 30 Sep. 1996, rad. 5490; CSJ SR, 14 Dic. 2010,
rad. 2006-01737-00; CSJ SC4415-16, 13 Abr. 2016, rad. 2012-
02126-00).

A lo que se agrega que la nulidad emanada del fallo


tiene que ser de naturaleza estrictamente procesal, en tanto
la finalidad del recurso de revisión se dirige a «abolir una
sentencia cuando en ella misma o con ocasión de su
pronunciamiento se ha vulnerado el debido proceso o
menoscabado el derecho de defensa» (CSJ SC 22 sep. 1999,
rad. 7421), por lo que debe encajar en acontecimientos de
anulación expresamente fijados en la ley adjetiva, pues
como se dijo en la citada CSJ SC7121-2017,

(…) ha de tratarse de «una irregularidad que pueda caber en los


casos específicamente señalados por el legislador como motivos
de anulación, puesto que en el punto rige en el procedimiento civil
el principio de taxatividad, como es bien conocido. (SR 078 de 12
de marzo de 1991, sin publicar), lo cual significa que “los motivos
de nulidad procesal de la sentencia son estrictamente aquellos
que -a más de estar expresamente previstos en el Código de
Procedimiento Civil- …se hayan configurado exactamente en la
sentencia y no antes» (CSJ SR, 29 oct. 2004. Rad. 03001).

De ahí que, según obra en CSJ SC14427-2016,

19
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

[l]a doctrina ha indicado que esta causal de nulidad puede


originarse “con la sentencia firmada con menor número de
magistrados o adoptada con un número de votos diversos al
previsto por la ley, o la pronunciada en proceso legalmente
terminado por desistimiento, transacción, perención, o
suspendido o interrumpido” (Hernando MORALES MOLINA.
Curso de derecho procesal civil. Parte general. 8a ed. Bogotá:
ABC, 1983. P. 652). Adicionalmente, esta Corporación ha
admitido que la irregularidad bajo análisis se presenta también
cuando se condena a quien no ha figurado en el proceso como
parte, o si al resolver la solicitud de aclaración del fallo se
termina modificándolo, y cuando se dicta sentencia “sin haberse
abierto el proceso a pruebas o sin que se hayan corrido los
traslados para alegar cuando el procedimiento así lo exija”. (CSJ
SC, 29 Ago. 2008. Rad. 2004-00729).

7. Los argumentos con que cimenta el recurrente


ambas censuras son iguales, sin que con ellos logre
estructurar al menos una que justifique el derrumbe de la
sentencia recurrida.

Expone que tanto las actuaciones defraudatorias de la


contraparte, como los supuestos constitutivos de nulidad,
corresponden a la existencia de dos folios de matrícula
inmobiliaria relacionados con un mismo inmueble, uno de
ellos abierto como consecuencia de un pronunciamiento
judicial en asunto previo de declaración de pertenencia, en
contravención de la Ley 1579 de 2012; el desconocimiento
de la calidad de poseedor del accionante en el litigio agrario
y que la explotación dada al predio encajaba dentro de los
supuestos necesarios para acceder a lo pedido.

20
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

Tales planteamientos no revelan falencias de índole


procesal, sino una disconformidad con la valoración que le
dio el ad quem a las pruebas recaudadas, así como a lo
tramitado y resuelto en una disputa de usucapión
preexistente al inicio de la restitución de tenencia, de tal
manera que lejos están de configurar vicios atacables en
revisión, como pasa a verse:

a). Ninguna conducta reprochable constitutiva de


colusión se le incrimina al demandado en el transcurso del
proceso agrario, ya que a lo sumo se cuestiona es que una
persona ajena al pleito como lo es Alfonso Puyo Trujillo
obtuvo desde el 29 de agosto de 2006 una sentencia
declarando que adquirió por prescripción adquisitiva una
menor extensión del predio San Rafael, para transferirla al
demandado mediante escritura 59 de 19 de enero de 2007
de la Notaría Primera de Garzón, constituyéndose así en la
principal causa de la defensa ejercida.

Quiere decir que no es extraño ni mucho menos


deplorable que se hiciera valer la determinación judicial en
firme accediendo a la pertenencia y el instrumento de
enajenación, así como el certificado de tradición donde
consta la inscripción de esos actos el 13 de septiembre de
2006 y el 19 de enero de 2007, respectivamente.

Mucho menos se advierte fraude por que tales


registros quedaran en el folio de matrícula inmobiliaria 202-
53328, que fue abierto el 14 de septiembre de 2006 no
como paralelo al 2002-5180, sino por tratarse de una
21
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

segregación de la mayor extensión a la que éste se refería,


como se extrae de comparar ambos certificados que no son
excluyentes sino complementarios.

Además, contrario a lo que indica el accionante, en el


folio 202-5180 bajo la anotación 19 del 13 de septiembre de
2006 aparece registrada la sentencia de 29 de agosto de
2006 del Juzgado Segundo Civil del Circuito de Garzón de
«declaración judicial de pertenencia –parcial sobre lote de 17
Has 3.074 m²» a nombre de Alfonso Puyo Trujillo, con una
nota al final de que «con base en la presente se abrieron las
siguientes matrículas 19-53328 predio rural San Rafael».2

Tampoco tiene cabida que se vengan a desestimar


tardíamente las declaraciones rendidas en la usucapión por
Arcelia Cuéllar de Ramírez, José Walder Ramírez y Martha
Lucía Calderón, siendo que ninguna participación tuvieron
en el asunto que se somete a escrutinio.

Frente a las deducciones a las que llegó el fallador


«conforme las pruebas relacionadas», en el sentido de que
«es claro que el señor Jorge Ramírez Cuéllar aportó el título
que justifica legalmente la ocupación» y adicionalmente «no
está acreditada la explotación económica ejercida por el
demandante sobre el predio agrario, aspecto que adviene en
contra de las pretensiones de la demanda», corresponden a
la labor del Tribunal de sopesar el mérito del material
obrante en el expediente, sin que se vislumbre de qué forma
pudo tener alguna injerencia indebida Jorge Ramírez

2 Folios 173 al 175 cuaderno 1 exp. 2007-00162, agregado en este trámite a


folios 36 a 38.
22
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

Cuéllar.

En otras palabras, mientras que la causal habla de


«colusión u otra maniobra fraudulenta de las partes en el
proceso en que se dictó la sentencia», el recurrente dirige su
esfuerzo en demeritar lo que se hizo en un pleito extraño,
las diligencias adelantadas por los funcionarios de la
Oficina de Registro de Instrumentos Públicos y la labor
desempeñada por el ad quem, sin esbozar siquiera cual fue
la participación indebida de Jorge Ramírez Cuéllar para que
eso ocurriera.

La visión del impugnante, antes que lograr estructurar


comportamientos conscientes de la contraparte con el
ánimo de afectarlo, reflejan una descontextualización a su
amaño de los medios de convicción oportunamente
allegados por el demandado en ejercicio del derecho de
defensa.

La Corte en CSJ SC 5208-2017 previó como

Auscultada la sustentación respectiva, puede advertirse como la


misma en lugar de dar cuenta de las conductas específicas
realizadas con fraude, enuncia una suerte de discrepancias con
la valoración probatoria del ad quem, las que luego contrasta con
su propia postura, para finalmente calificar como maniobras
fraudulentas, a la divergencia inferida entre tales extremos (…)
Semejante ejercicio intelectual, obliga a concluir que el cargo
tiene por exclusivo cimiento las especulaciones de la parte
vencida derivadas de su inconformidad con lo resuelto (…)
Además y como consecuencia lógica de la mentada deficiencia
reveladora del carácter inconsistente del recurso, se tiene que
ninguna demostración eficiente de la supuesta maquinación fue
23
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

obtenida en el presente trámite (…) A tono con lo decantado,


resulta de recibo memorar que el recurso extraordinario de
revisión, repele todo propósito de simple replanteamiento de la
cuestión probatoria y jurídica, y por ello le es propio «evitar que el
debate pueda ser reabierto de cualquier manera, so pretexto de
volver la mirada a la prueba para intentar un nuevo y mejor
escrutinio de ella, o para reclamar una más aguda o perspicaz
interpretación de la ley, cosa que siempre será posible como
hipótesis, pero que es insuficiente por sí, para desquiciar el valor
de una solución hallada con la genuina participación de todos los
sujetos del proceso, decisión que repítase, es por regla general
inexpugnable. (CSJ SC, 29 Ago. 2008, Rad. 2004-00729,
reiterada en SC8448-2016, 24 jun., rad. 2010-01759).

b). Frente a la causal de nulidad originada en la


sentencia, no se delimitó un motivo concreto de los que
establece el ordenamiento adjetivo para demeritar la labor
desempeñada por el fallador, insistiendo simplemente en
discrepancias con la forma como se valoraron las pruebas y
la inaplicación de algunos preceptos legales, que por demás
no regían el caso por haberse expedido con posterioridad a
la época en que ocurrieron los hechos. 3
Ni siquiera del texto de la sustentación se extrae que la
decisión no fuera tomada por la mayoría necesaria o la
firmara un número insuficiente de magistrados; que el
trámite hubiera culminado antes de ese pronunciamiento;
ni que existieran motivos de interrupción o suspensión que
impidieran fallar. Menos que la decisión se extendiera a
personas ajenas al pleito, que el juzgador emitiera un
pronunciamiento complementario contradiciendo el anterior

3 El proceso especial agrario sobre lanzamiento por ocupación de hecho se


inició el 8 de agosto de 2007, denunciando la ocurrencia de un despojo el 21 de
marzo previo. En la demanda de revisión se esgrime que la nulidad deriva de no
darse cumplimiento a lo ordenado por la Ley 1579 de 2012.
24
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

o pasando por alto etapas imprescindibles en el devenir


procesal.

La simple cita del artículo 29 de la Constitución


Política no logra consolidar un motivo especial y autónomo
de anulación por violación al debido proceso, puesto que la
norma consagra ese principio superior como de carácter
general, precisando como única regla concreta con ese
alcance el que es «nula, de pleno derecho, la prueba
obtenida con violación del debido proceso» y de eso no se
trata lo que expone el impugnante.

Las precisiones reiterativas del inconforme antes que


fundamentar graves vicios susceptibles de corregir, lo que
evidencian es una profunda resistencia a admitir lo resuelto
por el sentenciador, formulando una propuesta de
valoración probatoria acorde con sus intereses, como si lo
perseguido fuera un pronunciamiento en tercera instancia
que le diera la razón.

Como bien dejó dicho la Sala en CSJ SC6958-2014,

Para la configuración de la causal bajo análisis –tiene dicho esta


Corporación- es imperativo que la nulidad que surge del fallo
mismo, sea de naturaleza estrictamente procesal, en tanto que la
finalidad del recurso extraordinario se dirige a «abolir una
sentencia cuando en ella misma o con ocasión de su
pronunciamiento se ha vulnerado el debido proceso o
menoscabado el derecho de defensa» (CSJ SC, 22 Sep. 1999,
Rad. 7421), circunstancia que excluye la posibilidad de reabrir
nuevamente el debate ya concluido, so pretexto de alegar una
irregularidad inexistente (…) En ese orden, el motivo de
25
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

invalidación denunciado debe corresponder a alguno de los


establecidos en el artículo 140 de la normatividad adjetiva, o al
previsto en el inciso final del artículo 29 de la Constitución
Política que contempla la nulidad de la prueba obtenida con
violación al debido proceso (…) Sobre lo anterior sostuvo la Corte
que ha de tratarse de «una irregularidad que pueda caber en los
casos específicamente señalados por el legislador como motivos
de anulación, puesto que en el punto rige en el procedimiento civil
el principio de taxatividad, como es bien conocido. (Sent. Rev. S-
078 de 12 de marzo de 1991, sin publicar), lo cual significa que
‘los motivos de nulidad procesal de la sentencia son
estrictamente aquellos que -a más de estar expresamente
previstos en el Código de Procedimiento Civil, … se hayan
configurado exactamente en la sentencia y no antes» (…) Y
agregó: «(…) no se trata, pues, de alguna nulidad del proceso
nacida antes de proferir en este el fallo que decide el litigio, la
que por tanto puede y debe alegarse antes de esa oportunidad,
so pena de considerarla saneada; ni tampoco de indebida
representación ni falta de notificación o emplazamiento, que
constituye causal específica y autónoma de revisión, como lo
indica el numeral 7º del texto citado, sino de las irregularidades
en que, al tiempo de proferir la sentencia no susceptible de
recurso de apelación o casación, pueda incurrir el fallador y que
sean capaces de constituir nulidad…». (CLVIII, 134), (CSJ SC, 29
Oct. 2004, Rad. 03001).

8. Es incontestable, en ese orden de ideas, que no


se configuraron las causales de revisión consagradas en los
numerales 6º y 8º del artículo 380 del Código de
Procedimiento Civil, por lo que se declarará infundado el
recurso extraordinario.

9. Consecuentemente, conforme a lo dispuesto en el

26
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

inciso final del artículo 384 del Código de Procedimiento


Civil, se condenará en costas y perjuicios al recurrente,
para cuyo pago se hará efectiva la garantía obrante en el
expediente.

Las primeras se tasarán por Secretaría, incluyendo


como agencias en derecho la suma de $3.000.000, y los
últimos se liquidarán mediante incidente.

III. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Civil, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la ley,

RESUELVE:

PRIMERO: Declarar infundado el recurso


extraordinario de revisión formulado por Héctor Gaitán
Puyo contra la sentencia proferida por la Sala Civil-Familia-
Laboral del Tribunal Superior de Neiva el 1° de agosto de
2013, en el proceso agrario de lanzamiento por ocupación
de hecho que adelantó contra Jorge Ramírez Cuéllar.

SEGUNDO: Condenar al impugnante al pago de las


costas, que serán liquidadas por Secretaría tomando como
agencias en derecho la cantidad de $3’000.000. Así mismo,
se le ordena el reconocimiento de los perjuicios causados
con este trámite, previa liquidación incidental. Para
satisfacer ambos conceptos se hará efectiva la póliza
27
Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

constituida.

TERCERO: Oportunamente, devuélvase el expediente


que contiene el proceso dentro del cual se dictó la sentencia
objeto de revisión, salvo el cuaderno de la Corte, agregando
copia de la presente providencia.

CUARTO: Archivar la actuación, una vez cumplidas


las órdenes impartidas.

Notifíquese

LUIS ALONSO RICO PUERTA


Presidente de Sala

MARGARITA CABELLO BLANCO

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

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Radicación n° 11001-02-03-000-2015-01782-00

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

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