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Los Nueve Libros de La Historia - Resumen PDF
Los Nueve Libros de La Historia - Resumen PDF
Advertencia: El presente apunte nunca se atrevió ni atreverá a reemplazar una lectura plena
de la obra de Heródoto. Tan sólo fue hecho con tres simples objetivos: Mantener una
secuencia lógica de los eventos en una obra tan vasta que fácilmente induce a la confusión;
Resumir determinados eventos de larga duración para volverlos una herramienta práctica
en la realización de trabajos, e interrogaciones orales, como argumentos o contra-
argumentos; y Recordar determinadas historias, y su ubicación en la obra, debido a su
gran valor anecdótico. Se intenta también mantener un poco del estilo narrativo de la obra
original, con el fin de rescatar en alguna medida su atmósfera y sello particular.
La toma de Troya fue el origen del odio persa hacia los griegos.
Candaules, para probarle a su guardia y amigo Giges la belleza de su mujer, le propone que
la vea desnuda a escondidas. Sin embargo, ella se percata de su presencia y decide
vengarse.
1 Γνῶθι σαυτόν
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una guerra civil. Sin embargo, el oráculo incluyó algo más: “La venganza llegará sobre el
quinto descendiente de Giges”
Giges
Ardis
2. Creso
b. Solón:(29-33). Visitó a Creso y este le preguntó: ¿Has visto al hombre más feliz de
todos?, esperando que Solón lo señalase a él. Pero no fue así, pues Solón no pensaba en
base a la riqueza temporal, sino la felicidad y la muerte dignas. Creso lo desestimó y lo
tildó de ignorante.
c. El castigo divino: (34 y ss.). Creso soñó un día que su hijo Atis moriría a causa de una
punta de hierro. Por ello lo casó y no lo dejó mandar ejército ni acercarse a ningún arma.
Finalmente, un día Atis confronta a su padre, quien termina contándole el porqué de sus
medidas. Su hijo lo convence de que le permita ir de cacería de jabalíes, pues estos “no
tienen punta de hierro sino dientes”. Termina, empero, accidentalmente atravesado y
muerto por una lanza en medio de la cacería a manos de su guardia Adrasto
d. Los persas: Ciro- hijo de Cambises- había conquistado el imperio de Astiages, hijo de
Ciaxares (emparentado con Creso al casarse con su hija tras una guerra de 6 años entre
Lidios y Medos). Su poder iba en aumento y decide consultar a los oráculos para decidir
entre la guerra o la paz.
2 Γνῶθι σαυτόν
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- Prueba hecha por Creso a los oráculos a fin de probar su fiabilidad. Delfos la supera.
(47- 49)
Entregadas las ofrendas (50, 51), preguntó al oráculo de Delfos si debía emprender la
guerra y si habría de tener aliados. El oráculo respondió que si iba a la guerra contra los
persas destruiría un gran imperio y que le convenía aliarse con los griegos. (53) Con esto,
Creso se alegró y preguntó si sería duradero su reino, a lo cual el oráculo dijo que temiera
cuando el rey de los medos (persas) fuera un mulo. Conforme con la respuesta, se alió con
espartanos y atenienses.
e. Campaña de Creso: Inicia la Guerra en Capadocia por deseos de anexar esa tierra fértil y
vengar a su pariente Astiages ahora rehén de Ciro (el parentesco con Astiages es la excusa
para la guerra)
1° Batalla: Pteria. Creso se retira por falta de hombres a la capital de Sardes y decide
reiniciar la guerra pasado el invierno
3° Batalla: Toma de Sardes. Tropas de Ciro ascienden por un costado de la acrópolis que se
creía inaccesible
f. Creso prisionero: Ciro levantó una pira y se disponía a quemarlo para ver si algún dios
salvaba al rey Lidio. Es entonces que Creso recuerda la respuesta de Solón. Ciro, al
enterarse de ella, se arrepiente de su decisión y lo salva del fuego (se supone que Apolo
habría apagado el fuego. Heródoto crítico al respecto) (78)
a. Antecedentes: asirios gobernaban Asia oriental hasta que los medos se independizaron y
otros pueblos siguieron su ejemplo.
3 Γνῶθι σαυτόν
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b. Los medos: Fueron unificados por Deyoces. Su hijo Fraortes conquistó a los persas y
otros pueblos, pero murió en guerra contra los asirios. Su hijo Ciaxares luchó y perdió
contra los Escitas, los cuales terminaron por adueñarse de toda el Asia. Los Escitas
gobernaron Asia descuidada y violentamente hasta que Ciaxares, en un banquete, dio
muerte a sus líderes y recobró el imperio medo, además de anexar a este a los asirios
(capital Nínive). Heredó el trono Astiages, cuya hija (producto de un sueño) casó con el
persa Cambises, dando a luz a Ciro.
c. Ciro: Astiages, asustado por un sueño, ordena a Hárpago que mate al recién nacido Ciro,
pero ordena a un pastor que lo abandone en el campo para morir [la exposición de los
recién nacidos era una costumbre de la antigüedad]. Este pastor decide fingir aceptar la
misión y reemplaza a Ciro por su hijo nacido muerto. Pasado algunos años, Ciro es
descubierto y Astiages lo manda de regreso a Persia. Una vez un adulto, Harpago – con
deseos de vengarse de Astiages por matar a su hijo y hacérselo comer- confabulaba para
derrocarlo y poner a Ciro en el trono. Preparó la rebelión. Frente a esto, Astiages armó a su
ejército, pero por obra de Hárpago este lo traicionó. Entonces, el rey medo arma un nuevo
ejército que es derrotado. Ciro, una vez en el trono, con el tiempo anexará otros reinos y
pueblos como el Lidio de Creso.
Jonios y eolios buscaron aliarse con Ciro tras sus victorias, pero él los rechazó al haber
declinado su oferta de alianza cuando él se rebeló contra Astiages
Tan sólo los milesios, entre los jonios, y los fenicios no se preocupaban, pues ellos habían
pactado con anterioridad.
a) La más importante (“de las que dependen los demás persas”): Pasargadas: De estos
proviene la familia real de los Persas, Los Aqueménidas, Marafios y Maspios.
El resto de los jonios y eolios enviaron embajadores a Esparta para pedir su intervención.
Sin embargo ellos declinaron. Ciro, por su parte, no tenía urgencia con ellos aún.
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4. Campañas de Ciro:
Paccias, al ver el ejército enviado por Ciro bajo el mando de Mazares, huye a Cima, donde
sus habitantes, tras oír el ultimátum del ejército Persa de entregárselo, y consultar por dos
veces al oráculo de los Bránquidas, decidieron enviarlo a Mitilene. Allí, los Cimeros lo
hacen huir a Quíos, quienes lo entregan finalmente a los persas.
Luego Harpago emprenderá campañas contra los Carios, los Caunios y los Licios
c. Contra los asirios. (178 y ss.) La ciudad clave era Babilonia, cuyo rey era Labieno, hijo
de Nitocris (Detalles sobre la ciudad y sus reyes en 178 – 187). En un primer momento,
Ciro debe abandonar a causa del río Gindes la campaña para la primavera. Llegada esta,
los babilonios ofrecen combate en el que son derrotados y se refugian tras las murallas de la
ciudad, la cual estaba apertrechada como para resistir años de sitio.
Ciro entonces apostó tropas en ambos lados del río que atravesaba la ciudad y luego,
mediante excavaciones, desvió el río a una laguna, permitiéndole bajar su nivel y a sus
hombres atravesarlo a pie hacia la ciudad sorprendida.
d. Contra los Maságetas (205 y ss.). Su reina de nombre Tómiris fue pretendida por Ciro,
pero ella entendió su plan de anexión y se negó, dejándole a Ciro ninguna otra opción más
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que la armada. Mientras este preparaba un puente sobre el río Araxes (límite del reino
maságeta), la reina le propuso que se retirase a su tierra y ella lo enfrentara en esta o que él
avanzase y la enfrentara en la suya. Ciro, tras oír consejos, decide avanzar en virtud de la
recomendación de Creso. Vence en la batalla y captura al hijo de la reina, quien se suicida.
Entonces Tómiris reúne a su ejército y en una feroz batalla vence y da muerte a Ciro. Para
Heródoto ésta es la Historia más fidedigna sobre la muerte de Ciro, pero no la única.
[Espíritu crítico frente a las fuentes]
- Según Historiador Ctesias murió luchando contra Derbices, según Jenofonte fue de
Vejez.
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Tras la muerte de Ciro y su duelo, Cambises preparó una expedición contra Egipto. Para
entonces ya tanto los Jonios como los Eolios habían sido esclavizados.
2. Egipto. (2 y ss.)
“Las designaciones de casi todos los dioses vinieron del Egipto a Grecia…” (50)…”Isis,
en lengua griega, es Deméter.”(59). [Estos son ejemplos de la creencia griega de los
orígenes de múltiples divinidades y materias en Egipto y la llamada interpretatio graeca.)
a. Los reyes. El primer rey Egipcio fue Min, el cual fundó Menfis. Después de él se
registran 330 reyes, siendo el único particularmente interesante Meris. Del resto Heródoto
calla y sigue con el que les sucedió. (99 – 101)
Sesóstris, según los sacerdotes, recorrió guerreando el continente hasta pasar a Asia y
Europa, donde sometió a Escitas y Tracios. No llegó más lejos. Al volver de su campaña
sufrió un atentado de parte de su hermano, pero sobrevivió. Al morir, heredó el trono su
hijo Feros, quien no emprendió campañas militares y pasó diez años ciego (110- 111)
Muerto este, el trono pasó a Proteo (nombre en griego), un ciudadano de Menfis [¿colonias
griegas en Egipto?]
Heredó el reino luego Rampsinito, quien fue muy rico y mantuvo el orden (Cuento de los
ladrones egipcios, 113)
Le sucedió Queops, quien precipitó a Egipto a la miseria prohibiendo los templos y sus
sacrificios y la construcción de la pirámide. Se dijo incluso que- por falta de dinero- llegó a
prostituir a su propia hija (124 – 126)
A su muerte le siguió su hermano Quefrén, quien emuló a su hermano con una pirámide de
menor tamaño. Ambos reyes fueron igualmente odiados.
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Construyó también una pirámide, si bien de mucho menor tamaño que la de su padre
Queops.
A su muerte el trono pasó al ciego Anásis, quien perdió el reino a manos del rey Etíope
Sábacos, el cual reinó por cincuenta años. Pasados estos, Anásis recobró el trono al huir el
monarca Etíope ante una visión divina que lo aterró de cometer impiedades.
Luego reinó el sacerdote de Hefesto (interpretatio graeca) de nombre Setos, el cual repelió
la invasión del rey de los árabes y asirios Sanacaribo también producto de una visión
durante sus sueños.
Poco tiempo después aconteció la división de Egipto en doce partes con doce reyes que
seguían estrictas reglas de paz entre sí. Un oráculo les informó que el rey unificador sería
aquél que hiciera libaciones con una copa de bronce1 en el templo de Hefesto. Dado el caso
que los doce reyes se hallaron haciendo las respectivas libaciones, faltó una copa para el
duodécimo rey de nombre Psamético, quien entonces usó su casco de bronce para
realizarla. Ante el imprevisto cumplimiento de la profecía, el resto de los reyes decidió
confinarlo en los pantanos. Finalmente, unos jonios y Carios Piratas se aliaron con
Psamético y logró deponer a los once reyes restantes. Gobernó por cincuenta años (147 –
152)
Vino luego su hijo Psammis, quien llevó a cabo una expedición a Etiopía y murió. Fue rey
por seis años.
Heredó el reino su hijo Apries, el cual tuvo el reinado más próspero nunca antes visto con
excepción del de su bisabuelo Psamético. Tras una derrota contra Cirene el pueblo lo culpó
a él de malas intenciones con esa campaña y se sublevó. Apries mandó a Amasis para
calmarlos, pero terminó por unirse a la sublevación y siendo proclamado rey. Apries
marchó contra él
1
La libación (del latín libatio, griego λοιβή o σπονδή) es un ritual religioso o
ceremonia de la antigüedad que consistía en la aspersión de una bebida en ofrenda a un
dios. Los líquidos ofrecidos en las libaciones eran variados, normalmente de vino sin
mezclar, leche, miel, aceite y otros líquidos, incluso agua pura, que se vertían en el suelo.
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Así reinó Amasis. Era burlón, poco serio y libertino. Empero se dice que durante su
reinado fue que Egipto se halló con mayor prosperidad (172 – 177)
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a. Causa. Cambises pidió al rey Amasis una hija como concubina. No deseando que esto
pasara, mandó en su lugar a la hija de su antecesor de nombre Apries. Sin embargo,
Cambises poco tiempo después descubre el engaño y se decide a pelear contra Egipto
Le ayudó al rey Persa un desertor de Amasis llamado Fanes, quien le dio la forma de cómo
llegar a través del desierto y le explicó la situación de Amasis. El camino, le dijo, era
atravesando el desierto del reino árabe.
b. Campaña (11 – 15)). Acampó, a la espera de Cambises, el nuevo rey Psaménito (hijo de
Amasis) en la boca del Nilo. A la llegada de los persas, los egipcios castigan a Fanes
asesinando a toda su familia. Luego de un reñido combate, los egipcios emprenden la huida
a Menfis, donde pronto fueron sitiados y vencidos.
Enojado, Cambises marchó sin previsión contra Etiopía. Tras acabársele los suministros, el
rey teme el canibalismo y se retira.
Contra los Amonios mandó tropas destacadas cuando se hallaba en Tebas durante su
campaña contra Etiopía. Llegaron hasta la ciudad de Oasis.
Cambises hirió al dios Apis y se burló de los egipcios, según los cuales fue tras esto que el
rey persa enloqueció
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2. La locura de Cambises:
Fue entonces que el rey persa cometió una serie de crímenes injustificados.
1° Asesinó a su hermano Esmerdis y a su hermana más joven, con la cual se había casado.
Mientras Cambises realizaba sus locuras en Egipto, dos magos – uno de los cuales estaba a
cargo de su palacio – se sublevaron en base a un plan nacido al ver que la muerte de
Esmerdis (el hermano del rey) se mantenía en secreto. Se propusieron usar al hermano de
uno de ellos, que era idéntico a Esmerdis, para engañar y apoderarse del trono.
Así, el mago impostor fue puesto en el trono y proclamado con heraldos. Al enterarse
Cambises, creyó que Prexaspes – encargado de asesinar a Esmerdis – no había cumplido
con su orden, pero tras interrogar al heraldo se da cuenta de que su supuesto hermano es un
farsante y que debe ser todo obra de aquél mago del palacio de nombre Paticites (63) .
Cambises entonces se da cuenta del real significado del sueño que lo indujo a matar a su
hermano y se aflige profundamente; acto seguido, sube a su caballo y en el proceso su
espada se desenvainó y le hirió el muslo en el mismo lugar que donde había herido él al
dios Apis. (64) [¿Providencia justiciera?]
2
Miembros de una tribu de la antigua Media que se ocupaba de las prácticas religiosas
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nombre Otanes comienza a tener serias sospechas, pues Esmerdis nunca abandona el
palacio ni llama a su lado a ninguno de los persas más ilustres. Entonces, pregunta a su hija
– que había sido esposa de Cambises y ahora del impostor – si se trataba del verdadero
Esmerdis, a lo que no pudo responder con certeza, pues se había alejado de todas sus
mujeres. Ante la evidencia, Otanes vio clara la impostura y le pidió a su hija que, cuando
estuviera en la cama con el impostor, revisara si tenía o no orejas. De faltarles, era sin duda
el hermano del mago, pues este había perdido las orejas por un castigo mandado por Ciro.
Dada la oportunidad, la hija llevó a cabo la petición y comprobó lo temido. Otanes decide
conjurarse con Gobrias, megabizo, Intafrenes, Aspatines, Hidarnes y Darío. Todos ellos, a
su vez, tenían mayores o menores sospechas de la impostura. Darío recomienda no
informar a nadie más y propone un plan: Él se acercará al impostor con la excusa de decirle
algunas palabras de su padre (Histaspes) que le encargó decir directamente al rey.
Al mismo tiempo, los magos convencieron a Prexaspes que callara sobre la verdad y que
en una reunión con los principales persas reiterara que su rey era el verdadero Esmerdis,
hijo de Ciro. Sin embargo, Prexaspes no cumplió y confesó a la gente la verdad y acto
seguido se lanzó desde la torre que hablaba, muriendo.
4. El sucesor
a. El mejor sistema de gobierno: Los siete deliberaron sobre cómo y a quien escoger para
gobernar: Otanes propuso el gobierno democrático (80), Megabizo la oligarquía (81) y
Darío la monarquía (82). Los otros cuatro apoyaron a Darío, de modo que faltaba escoger al
nuevo rey [Parte muy interesante, leer original]. Otanes no le interesa optar a la corona y se
aparta de la elección.
b. Elección del rey. Decidieron montar los seis a caballo en las afueras de la ciudad y sería
rey aquél cuyo caballo relinchase primero al salir el sol. Darío, usando un truco, logra que
su caballo lo haga primero y es elegido rey (85 – 86)
5. El rey Darío
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a. Estructuración del reino. Estableció entre los persas veinte gobiernos (provincias)
llamados Satrapías con veinte gobernadores correspondientes y fijó los tributos que cada
pueblo subyugado debía pagar.
89: “… Dicen los persas que Darío fue un mercader (porque de todo hacía comercio),
Cambises fue un señor (porque era áspero y desdeñoso) y Ciro un padre (porque fue
bondadoso y dio todos sus bienes)”
Sobre los indios (98 – 106) [103: Ejemplo de que Heródoto le habla a los griegos]
b. Conquista de Samo. Tras la muerte de Polícrates (él se había rebelado del yugo persa al
confabularse con Osetes), la isla quedó en control de uno de sus esclavos. El hermano de
Polícrates fue a Susa y tras recordarle a Darío el favor que le brindó, le pidió que
recuperase para él su tierra.
Así, Darío envió un ejército al mando del Otanes. Tras algunos combates conquistan la isla
y se la entregan al hermano de Polícrates, Silosonte. La isla, empero, se hallaba seriamente
despoblada, ante lo cual el mismo general Otanes ayudó a repoblarla.
c. Rebelión de Babilonia. Darío le dio sitio, pero tras un año y siete meses – y habiendo
intentado la estrategia de Ciro – no había ningún progreso. Entonces, Zópiro (hijo de
Megabizo, uno de los siete conjurados) tuvo un plan: se auto mutiló y fingió ante los
babilonios que Darío le había hecho aquello por proponer levantar el sitio; los babilonios lo
acogieron y le dieron la defensa de un sector de la muralla. Hecho esto, Darío debía mandar
a ese sector particular tropas que él debía dejar destruir a Zópiro cada cierta fecha; de modo
que los babilonios terminaron por confiarle toda la defensa de la ciudad. Así, en un ataque
persa general, Zópiro abrió las puertas y la ciudad cayó. Darío derribó sus muros y puertas
como prevención para el futuro y premió a Zópiro. (153 – 160).
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a. Causa. Darío decidió castigar a los Escitas por haber invadido Asia y dominarla-
incluido los persas- durante 28 años
b. Los Escitas. Al volver a su tierra tras 28 años, hallaron a sus esclavos controlando sus
tierras. Lograron eventualmente recuperarla
Se cuenta que del cielo cayeron ciertas piezas de oro y que sólo el menor de los hijos del
rey Targitao- Coláxais – pudo recogerlas del suelo, debido a lo cual fue nombrado rey.
Se supone que su verdadero nombre es Escolotos, pero los griegos los llaman Escitas.
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- Regiones Escitas y más allá: Isedones, Argipeos, Hiperbóres, Delios, etc. (16 – 35)
- Sobre los tamaños y trazados de Asia, Europa y los de los Escitas (37 – 58)
Una vez en Europa, los Tracios Cirmianos y Nipseos se rindieron sin ofrecer resistencia.
Los Getas -que se creen inmortales- fueron los primeros en pelear, sin embargo fueron
pronto esclavizados. (93)
- La Tracia forma un golfo al cuál le sigue Escitia. La región Táurica marca el límite
entrambos.
Los Escitas, sabiéndose incapaces de vencer por sí solos al invasor persa, enviaron
mensajeros a sus vecinos pidiendo ayuda: Los reyes de los Tauros, Neuros, Andrófagos,
Melanclenos, Gelonos, Budinos y Saurómatas. (102)
- Los Tauros: Cómo y a quiénes sacrificaban y qué hacen con los enemigos. Viven de
la caza y de la guerra (103)
- Los Agatirsos: Muy dados al lujo y muy fraternales (104)
- Los Neuros: Siguen los usos de los Escitas (105)
- Andrófagos: Tienen las costumbres más feroces al carecer de justicia o de ley;
lengua propia; traje al estilo Escita y comen carne humana (106)
- Melanclenos: Visten de negro y siguen usos Escita. (107)
3
Mitilene es una ciudad griega capital de la isla de Lesbos (en el mar Egeo ), situada en un promontorio
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- Budinos: Hay dos tipos. 1) De origen griego. Gelonos que se establecieron entre los
Budinos, con lengua mitad Escita y mitad griega y con un modo de vida distinto de
los Budinos autóctonos. 2) Nativos. Son nómades a diferencia de los otros que
labran la tierra. (108-109)
- Saurómatas: Nacieron de la unión entre amazonas y Escitas; lengua Escita; mujer
puede casarse sólo después de matar un enemigo. (110 – 117)
Los mensajeros les explicaron las intenciones de Darío de esclavizar a todos. La respuesta
fue dividida: Gelonos, Saurómatas y Beduinos prometieron ayudar; mientras Agatirsos,
Neuros, Andrófagos, Melanclenos y Tauros se negaron.
d. Plan Escita. Al saber las respuestas dadas por cada pueblo, decidieron no dar batalla en
campo abierto, sino retroceder y dejar nada más que campo quemado y desierto tras de sí.
Se dividieron en dos grandes grupos. El primero, compuesto por el rey Escita Escopasis 4 y
los Saurómatas, debía retroceder lentamente si los Persas venían contra ellos y perseguirlos
si se retiraban. El segundo, formado por las otras dos regiones del reino Escita con sus
reyes Taxaris e Idantirso y los Gelonos y Beduinos, debían retirarse ante el avance Persa en
dirección a los reinos que no decidieron ofrecer auxilio -de modo de involucrarlos en el
conflicto- y después volver al territorio propio y atacarlos si parecía oportuno. (120)
Partieron así los Escitas. Cuando los persas los avistaron, comenzaron a perseguirlos
pasando a través de las tierras Sármatas y Budinas, donde no había nada que saquear o
destruir –salvo la gran ciudad de madera Budina. Finalmente llegaron en la persecución al
desierto más allá de tierras Budinas en donde Darío levantó ocho fuertes. Mientras lo hacía,
los Escitas regresaron a su tierra obligando a Darío a abandonar los recién contruidos
fuertes y marchó contra ellos creyéndolos en huida. (121 – 124)
Mientras marchaba en persecución se encontró con el segundo grupo Escita, a quienes
empezó a seguir, causando daños a los pueblos no implicados en la resistencia Escita tal
como estos últimos habían planeado. (125)
Darío se hallaba cansado y mandó un heraldo al rey Escita Idantirso para que dejara de huir
y se rindiera, a lo que contestó que no tenía prisa en luchar al no tener ciudades ni tierras
labradas que socorrer (126, 127). Respondido el heraldo, los Escitas del primer grupo se
lanzaron contra los griegos a cargo del puente del Istro, mientras los del segundo se
dispusieron a atacar a los persas en toda ocasión que se dispusieran a ir en búsqueda de
alimento [guerra de escaramuzas] (128)
Durante un tiempo la ventaja la tuvieron los persas al alterar el rebuzno de sus asnos a los
caballos enemigos, pues de estos animales no había en aquellas regiones. Sin embargo, los
Escitas decidieron dejar que en ciertas ocasiones lograran volver con alimento y ganado de
modo que no huyesen producto del pánico nacido de la hambruna y padecieran más tiempo
atrapados allí. (128 – 129)
4
El reino Escita está compuesto de tres grandes regiones a cargo de tres reyes
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Ante la situación, Darío estaba indeciso. Los nómades entonces le enviaron de presente un
pájaro, un ratón, una rana y cinco flechas; frente a lo cual los persas interrogaron al
mensajero acerca de su sentido, replicando tan sólo que debían descifrarlo ellos mismos.
Por un lado el rey creía que se trataba de su rendición, mientras Gobrias [uno de los siete
que depuso al mago impostor] creía que significaba: “Persas, si no se transforman en
pájaros y vuelan al cielo, en ratones y se meten bajo la tierra, en ranas y se echan en las
lagunas, no regresarán pues estas flechas los traspasarán”. Mientras, el primer cuerpo
Escita llegó al puente del Istro y trataban de persuadir a los griegos que se quedaran en
guardia tan sólo los sesenta días que habían prometido a Darío y luego partieran (131 –
132)
Finalmente Darío coincidió con la lectura de Gobrias y prepararon la huida. El noble persa
le propuso al rey dejar los fuegos del campamento prendidos de noche junto a sus soldados
más débiles y partir bajo este engaño al puente de barcos antes de expirar los sesenta días.
Así lo hizo el rey, bajo el pretexto a sus hombres más cansados de que iba a atacar a los
Escitas. (134-135)
Los bárbaros nómades, al ver que los persas se tardaban en llegar al puente, se les
adelantaron con su mayor conocimiento de la región y llegaron ante los griegos del puente,
instándolos a levantar este y prometiendo acabar con Darío y su hueste. Frente a semejante
situación, los comandantes griegos – tiranos de las ciudades- se reunieron. Entre estos
Milcíades del Quersoneso propuso irse e Histieo de Mileto quedarse, afirmando que sólo
gracias a Darío con vida estaban en el poder. Los demás apoyaron a Histieo. (136 – 138)
Decidieron entonces fingir desarmarlo para engañar a los Escitas y recomendarles que
fueran en busca de los persas. Sin embargo, no tuvieron éxito en ello ya que los persas
emprendieron la huida no por donde hubiesen hallado forraje y agua, sino por el mismo
camino desierto y azotado por donde habían venido. A duras penas llegaron al Istro
logrando escapar. Dejó por general en Europa a Megabazo con ochenta mil hombres. (139
– 143)
5
Arcesilao III . Este rey tuvo buenas relaciones con la ciudad de Barca y se casó con la hija del rey Alazir
de esta ciudad, pero junto con su madre Feretima (Pheretime), intentó derrocar la nueva constitución y fracasó
habiendo de marchar al exilio, pero volvió al frente de un grupo de mercenarios y emigrantes procedentes de
Jonia y entró en Cirene ejerciendo una cruel venganza sobre sus oponentes; para asegurar su poder envió una
embajada a Menfis y se declaró vasallo de Cambises II de Persia, y se comprometió a pagarle un tributo anual
y a hacerle un regalo; este regalo fue considerado insuficiente por el rey persa que tiró despectivamente a sus
soldados. Arcesilao consideró que había roto las instrucciones del oráculo de Delfos, que le habían
recomendado moderación en la victoria, y para cumplir los deseos divinos se retiró a Barca, gobernada por su
suegro Alazir, pero en esta ciudad unos exiliados de Cirene, ayudados por un partido local, mataron a
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b. Campaña. Los soldados enviados por Ariandes de Egipto sitiaron Barca, pues allí había
sido asesinado su hijo Arcesilao. Ordenaron entregar a los asesinos, pero se negaron al
considerarse todo el pueblo participe del homicidio. El general persa Amasis, ante el sitio
sin éxito, se le ocurrió la siguiente trampa: Cavó un enorme hoyo y lo ocultó, luego llamó a
conferenciar a los Barceos y juraron aquellos, estando sobre el hoyo escondido, que
mientras el suelo fuese como era, pagarían el dinero pertinente a la afrenta y los persas no
atacarían la ciudad; así, una vez abiertas las puertas de la ciudad, derribó el suelo falso
sobre el agujero, invalidando el juramento. Hecho esto se enfrentaron a la ciudad de Cirene
sin éxito hasta que Ariandes los llamó de regreso.
Arcesilao y a Alazir en la plaza del mercado. Feretima, la madre de Arcesilao, en venganza, pidió ayuda a
Ariandes
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Megabazo, dejado en Europa por Darío, conquistó a los Perintios. Luego marchó contra la
Tracia sometiendo toda ciudad y pueblo según Darío había ordenado
a. Los Tracios. Es el pueblo más grande después de los indios y si se reunieran serían
invencibles, aunque difícilmente lo harían. Tienen muchos nombres según sea la región y
son iguales en todo salvo los Getas, los Tauros y los que viven más allá de los Crotones.
b. Contra los Peonios. Darío ordenó a Megabazo, a causa de un hecho (12-13), que
deportara de Europa a Asia a los Peonios pues sus mujeres eran muy bellas. La clave de su
conquista estuvo en el ingenio de Megabazo (15)
2. Macedonia
Megabazo envió a Macedonia siete embajadores para pedir agua y tierra [signo de sumisión
al gran rey]. Fueron recibidos por el rey Amintas que accedió a la petición y llevó a cabo un
banquete. Durante el festín los persas se extralimitaron con las mujeres y el hijo de Amintas
–Alejandro- los asesinó. Poco tiempo después los persas buscaron a sus siete enviados, pero
fueron sobornados y nada más se supo (17 – 22)
3. La Rebelión Jonia
19 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
b. La rebelión. El primer acto de los confabulados fue enviar a Yatrágoras a Miunte para
apresar a los capitanes de las naves que volvían de la campaña fallida contra Naxos. Luego
estableció Aristágoras la igualdad en Mileto renunciando a su señorío [pasaje muy
interesante sobre la isonomía y la introducción de conceptos democráticos], para que de
buena voluntad le siguieran en la revuelta. Hizo lo mismo en el resto de la Jonia. Hecho
esto, buscó alianza con los espartanos. (37)
[Comienza aquí una regresión en el tiempo con la que Heródoto busca explicar la
implicación de la Grecia peninsular en el conflicto Jonio como preámbulo a las guerras
médicas]
Llegó Aristágoras ante Cleómenes y, con el uso de una plancha de bronce con un mapa del
mundo grabado, le explicó las enormes riquezas de los persas, los pueblos circundantes y su
débil estilo de combate; además comparó las enormes dificultades que implicaba pelear en
la Grecia. Ante su exposición, Cleómenes decidió darle respuesta dentro de tres días.
Pasados aquellos, el rey espartano le preguntó cuántos días de camino había desde las
costas de Jonia hasta la residencia del rey Persa, a lo que Aristágoras replicó que tres
meses. Así, Cleómenes rechazo la oferta pese a la insistencia del Jonio. (49- 51)
20 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
d. Atenas. Se había librado de la tiranía del siguiente modo: Aristogitón y Harmodio (de
origen Gerifeo) mataron a Hiparco, hermano del tirano Hipias 6 . Hiparco había visto en
sueños una advertencia, pero no la escuchó y fue asesinado en la procesión de las
Panateneas (55 – 56)
Con ello, Hipias se irritó y recrudeció su gobierno. Mientras, los Alcmeónidas –familia
aristocrática de Atenas exiliada - buscaba la manera de volver, para lo cual construyeron un
templo en Delfos y dicen que convencieron a la Pitia con dinero para que en cada ocasión
que los espartanos vinieran a consultarle, ella les dijera que liberaran Atenas. Frente a la
insistencia del oráculo, los espartanos mandaron un ejército comandado por Anquimolio.
Pero Hipias, junto con sus aliados de Tesalia, lo derrota. Fue enviada una segunda
expedición de mayor envergadura y comandada por el rey Cleómenes. Esta tuvo éxito y
sitiaron al tirano y sus seguidores en la fortaleza Pelásgica [acrópolis]. El sitio hubiese
durado mucho, pero los hijos de los Pisistrátidas [ósea aquellos que apoyaban a la tiranía
iniciada con Pisístrato y continuada ahora por su hijo] fueron sacados del país y puestos en
cautiverio, ante lo cual los sitiados terminaron por aceptar las condiciones de rendición:
Salir del Ática en cinco días. Así terminó la tiranía de Atenas de treinta y seis años de
duración. (62- 65)
En la Atenas ahora libre, prevalecieron las opiniones de dos hombres: Clístenes (un
Alcmeónida) e Iságoras. Al ser derrotado el primero, este se asoció con el pueblo y dividió
a todos los atenienses en diez tribus (66)
Atraerse al pueblo lo ubicó por encima de sus rivales incluyendo a Iságoras, el cual recurrió
entonces al rey espartano Cleómenes (se acusaba a este de tener relaciones con la esposa de
Iságoras), quien mandó un heraldo pidiendo la expulsión de Clístenes y otros atenienses
llamados “malditos”. (69 – 70)
Clístenes se vio obligado a huir y Cleómenes desterró a seiscientas familias indicadas por
Iságoras. Luego intentó disolver el senado, pero ante la negativa del mismo Cleómenes,
6
Hijo de Hipócrates, un filósofo y profesor perteneciente a una familia aristocrática ateniense cercana a
Solón, el legislador, Pisístrato se distinguió en la guerra contra Mégara (c. 570-565), dirigiendo el ejército
ateniense como "polemarco”. Tras una serie de asensos y caídas en el poder, llega en 549 a.c. a hacerse con
el poder de la ciudad hasta su muerte, legando su poder a sus hijos Hiparco e Hipias.
21 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
Hecho esto, se trajo de regreso a Clístenes y se trató de lograr una alianza con los persas,
pero en vano ante la exigencia de tierra y agua, la cual fue aceptada por los heraldos de
Atenas en Persia pero refutada una vez llegados estos a la ciudad. Cleómenes, insultado,
reclutó un nuevo ejército de todo el Peloponeso para vengarse de Atenas y poner en su
gobierno a Iságoras. Estando su ejército en Eleusis frente al ateniense, gran parte de sus
tropas huyeron incluyendo al otro rey espartano Demarato (desde entonces se estableció
que nunca más ambos reyes irían juntos a la guerra). Finalmente, todo el ejército se separó
y acabó la cuarta expedición dórica en el Ática. Una vez desaparecida esta amenaza, los
atenienses enfrentaron a los aliados de Cleómenes –Calcideos y Beocios- a quienes
vencieron. (73 – 77)
Mientras, los tebanos querían vengarse de los atenienses, para lo cual preguntaron al
oráculo. Este les respondió “pedid ayuda a los vecinos”. Por ello decidieron pedir ayuda a
los Eginetas, estos a su vez les enviaron en ayuda a los Eacidas. Al no tener éxito contra los
atenienses, pidieron nuevamente ayuda a los Eginetas, convenciéndolos finalmente de
intervenir y así, mientras Atenas atacaba a los Beocios, ellos invadieron el Ática y les
causaron un duro golpe saqueando su costa. (79 – 81)
Pasaba a la vez que los espartanos descubrieron el engaño realizado por los Alcmeónidas
con el oráculo y decidieron nuevamente instaurar una tiranía en Atenas, pues se sumaba a
este engaño el hecho de que Atenas estaba ganando demasiado poder. Así, reunieron a
Hipias (desterrado en Sigeo) y a sus aliados para realizar tal propósito. Sin embargo, la
mayoría de los aliados no apoyo el proyecto incluyendo a los Corintios. Nadie oyó los
reclamos de Hipias sobre que lamentarían su decisión cuando Atenas fuera grande. (91 –
93)
22 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
Artafrenes les ordenó acoger a Hipias, pero su negativo los decidió como abiertos enemigos
de Persia. (96)
Esta era la situación cuando Aristágoras llegó a Atenas y dijo lo mismo que a Cleómenes
sobre los persas y sus riquezas. Logró convencerlos de enviar veinte naves con su general
Melantio. Este acto da pie a las guerras médicas [Heródoto hace un comentario en contra de
la democracia ateniense]
e. Avance Jonio. Aristágoras preparó una expedición contra Sardes bajo el mando de su
hermano Caropino y Hermofanteo. Tomaron Sardes salvo su acrópolis donde se defendía
Artafrenes (hermano de Darío). Muy pronto un feroz incendio consumió la ciudad. Los
persas en el otro lado del río Halis, al enterarse de lo ocurrido, llegaron a Sardes y luego
destruyeron al ejército jonio en combate. [Esta habrá de ser la excusa usada por los persas
para quemar los templos de Grecia]. Poco después los atenienses desampararon a los Jonios
pese a las súplicas de Aristágoras. Entonces los Jonios tomaron las demás ciudades del
Helesponto y se aliaron con la mayoría de la Caria y Cauno. (100 – 103)
f. Reacción de Darío. Al saber el rey que Jonios y atenienses habían quemado Sardes, tiró
una flecha al aire mientras rogaba a Zeus venganza contra los atenienses y, dicho esto,
ordenó a uno de sus criados que al servirle la comida le dijera tres veces: “Señor, acuérdate
de los atenienses” [ huuuuu]. Hecho esto, llamó Darío a Histieo y le preguntó cómo ocurrió
esta rebelión sin su ayuda (Histieo le había encargado Mileto a Aristágoras), a lo cual se
defendió y pidió que lo mandara a poner orden y prometiéndole la conquista de Cerdeña.
Darío accedió. (105 – 106)
g. Lucha en Chipre. Onésilo, que había tomado el reino de los Salaminios de Gorgo,
comandaba a los pueblos de Chipre. Los Jonios enviaron su flota para enfrentar a la Fenicia
que traía consigo un ejército persa para invadir la isla. Los jonios vencieron a los fenicios,
pero los Salaminios, los solios y el resto de los pueblos rebeldes de Chipre fueron
derrotados. Así los Jonios rebeldes perdieron Chipre, que empero resistió aún por meses.
(108 – 115)
23 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
h. La ofensiva Persa. Después de Chipre, los persas persiguieron a los Jonios que habían
marchado contra Sardes y, después de vencerlos, sus generales se dividieron las ciudades
para saquearlas. El general persa Daurises tomaba las ciudades del Helesponto cuando los
Carios, en arreglo con los Jonios, se rebelaron. El general los venció en batalla. Mientras
los Carios estaban por rendirse, llegaron tropas Milesias que renovaron su ánimo para dar
batalla. Fueron nuevamente derrotados. Sin embargo, lograron tiempo después emboscar y
destruir al ejército persa de Daurises (117 – 121)
El general persa Himeas, al enterarse del desastre de Daurises, partió hacia el Helesponto y
conquistó a los Eolios y a los Gergitas. Murió por enfermedad mientras lo llevaba a cabo.
Artafrenes y Otanes fueron designados para hacer la guerra contra Jonia y la Eólide
comarcana (123)
Mientras caían una a una las ciudades de la Jonia, Aristágoras trató de escapar y con un
ejército tomó la Tracia, pero fue muerto en el sitio de una ciudad de la región. (124 – 126)
24 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
i. Sobre Histieo. Cuando Histieo llegó a Sardes por orden de Darío, se encontró con
Artafrenes quien ya había descubierto sus engaños: “Histieo, la situación es esta: Tú
cosiste esos zapatos y Aristágoras se los calzó”. Sabiéndose descubierto, huyó al mar
poniéndose a disposición de los rebeldes. Al llegar, los Jonios le preguntaron por qué había
planeado semejante rebelión, a lo cual respondió mintiendo: Porque Darío quería deportar a
los Jonios a Fenicia y a los fenicios a la Jonia. Histieo trató de comunicarse con ciertos
jefes persas confabuladores, pero Artafrenes los descubrió y mató. Perdida la esperanza,
Histieo trató de enseñorearse de Mileto. Sin embargo, sus ciudadanos habían adquirido
gusto a la libertad y fue rechazado. Sin otra opción, se dedicó a tomar naves Jonias
mercantes en el Ponto. (1 – 5)
j. Ataque a Mileto. Los generales persas se reunieron y formaron un solo ejército por mar y
tierra para atacar exclusivamente a Mileto. Frente a esto, los jonios decidieron sólo apoyar a
la ciudad por mar y que sola se defendiera por tierra. Los generales persas, asustados ante la
posibilidad de ser derrotados por mar y ser castigados, recurrieron a los señores [tiranos] de
la Jonia depuestos por Aristágoras que se habían refugiado con ellos. Les ordenaron que
trataran cada uno de convencer a su respectiva ciudad de abandonar la rebelión y que, de
hacerlo, no serían castigados. Cada uno así obedeció, pero ningún Jonio traicionó a ningún
jonio. (6 – 10)
Mientras, los Jonios eligieron como general de la flota a Dionisio, pero fue pronto depuesto
por tornarse, desde su punto de vista, muy exigente [Heródoto evidencia una opinión
despectiva de los jonios como desorganizados y hasta holgazanes y volubles] y agotarlos
con ejercicios y entrenamientos. Acamparon en la isla Lada (isla pequeña cerca de Mileto).
Los generales samios7, al cansarse de la situación, desertaron y aceptaron la proposición del
señor derrocado de su ciudad (Eaces). Entonces, cuando ambas marinas se hicieron a la
mar, los samios huyeron y la mayor parte de los jonios hicieron igual; de los que se
quedaron los que más sufrieron fueron los de Quíos, cuyos sobrevivientes huyeron a su
ciudad. (11 – 16)
7
La isla de Samos (griego Σάμος) es una isla de Grecia perteneciente al grupo de las islas
Espóradas Orientales. Está localizada en aguas del mar Egeo, muy próxima a la costa de Asia
menor, al sur de la isla de Quíos y al norte de la isla de Patmos y del [[archipiélago del
Dodecaneso].
25 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
Los samios, al no querer realmente volver a tener un tirano, resolvieron irse y fundar una
colonia basados en una invitación hecha por los sicilianos de Calasta a todos los jonios.
- Sobre el viaje de los samios y cómo se apoderaron de la ciudad de Zancle (20 – 21)
Los samios fueron los únicos a cuya ciudad no le fue designada la destrucción.
k. Histieo. Al saber Histieo lo ocurrido, se fue del Ponto (en donde atacaba naves
mercantes) y partió a Quíos. Al no ser recibido por los derrotados, los venció en combate.
Luego, Histieo fue a atacar Taso, pero se retiró directo a Lesbos con su ejército cuando
supo que los fenicios iban contra el resto de la Jonia. Al llegar, encontró hambruna y
decidió emprender un ataque en búsqueda de comida. Así se encontró con el general persa
Hárpago y su ejército. Histieo fue vencido y tomado como prisionero (26 – 28)
Después de que Darío le ordenó a los Tasios demoler sus murallas y pasar sus naves a
Abdera, quiso ver qué querían los griegos: si pelear o entregarse. Para ello despachó a las
ciudades de toda Grecia heraldos que pidieran tierra y agua en su nombre. Al mismo tiempo
ordenó que se construyeran naves de guerra y embarcaciones para transportar la caballería.
(48)
26 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
a Grecia. Ante la acusación, Cleómenes (hijo de Anaxándridas rey de Esparta) fue a Egina
para atrapar a los personajes más culpables. Entre ellos el que más se opuso a su misión fue
Crío por orden de Demarato (rey espartano inferior a Anaxándridas debido al derecho de
progenitura) (50 – 51)
El porqué de dos reyes y el origen de las dos casas reales. Esto según los propios
espartanos. (52)
27 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
m. Ataque de Darío. Mientras Atenas peleaba con Egina, Darío nombró como generales a
Datis (medo) y a su sobrino Artafrenes (hijo de Artafrenes hermano del rey), dándoles la
orden de esclavizar a Eretria y Atenas. Llegaron con un gran ejército a la llanura del Aleo
en Cilicia.
Tras ello Datis navegó con su ejército primero a Eretria. Al partir ocurrió en Delos un
terremoto: Presagio de los males que ocurrirían a Grecia
- Avanzan contra las islas del Egeo y atacan a los Caristios ( 98)
Los Eretrios, al oír de la expedición que venía contra ellos, pidieron ayuda a Atenas,
quienes acudieron; pero ni los propios Eretrios estaban de acuerdo sobre qué hacer: Unos
huir, otros traicionar. Entonces un eretrio de nombre Esquines les recomendó irse y salvarse
del desastre que vendría. Ganó finalmente el parecer de quedarse y resistieron seis días
hasta que dos ciudadanos principales – Euforbo y Filagro- entregaron la ciudad, que fue
saqueada y quemada. (99 – 101)
Tras ello los persas navegaron al Ática y allí escogieron desembarcar en Maratón en donde
les guió Hipias, hijo de Pisístrato (102)
Al enterarse, los atenienses partieron con sus tropas al mando de Milcíades. Llegados a
Maratón, enviaron un heraldo a Esparta (El mensajero Fidípides) pidiendo ayuda. Los
28 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
espartanos acordaron ayudar, pero era imposible por ahora al encontrarse bajo luna llena,
cuestión por la que iría contra su ley movilizar tropas (105 – 106)
Los generales atenienses estaban divididos: Unos no querían dar batalla por falta de
hombres y otros – entre ellos Milcíades- querían combatir. Como el voto iba a favor de no
pelear, Milcíades se dirigió al Polemarco (comandante) que desempataría y lo convenció.
Hecho así, esperó Milcíades al día que le tocaba comandar para dar batalla (pues cada
general se turnaba en el mando).
Vencidos, los persas subieron a sus naves y trataron de llegar a Atenas antes que el ejército
griego. Los atenienses corrían a toda velocidad en auxilio de la ciudad y llegaron un poco
antes que los persas. (115 – 116)
Llegados Datis y Artafrenes al Asia con los Eretrios esclavizados, Darío no les hizo ningún
otro mal. (119)
Tarde llegaron los espartanos. Tan sólo pudieron ver a los muertos y alabar a los atenienses.
- Sobre los Alcmeónidas en relación con sus actos famosos en la batalla (121 – 131)
Tras la batalla, resulto el más famoso Milcíades, que logró convencer a Atenas de darle
naves para atacar a los Parios (131).
29 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
a. Reacción de Darío ante la derrota: Se encolerizo y empezó a hacer los preparativos para
atacar Grecia de nuevo.
b. Pelea entre sus hijos: Surgió entre Artobazares (Su primer hijo antes de ser rey) y Jerjes
(Su primer hijo siendo ya rey) una discusión sobre quién heredaría el poder. No eran hijos
de la misma madre.
Gobrias Ciro
Artobazares Jerjes
Según la ley persa, Darío debía (antes de partir en campaña) señalar a su sucesor. Mientras
Darío aún no se pronunciaba, llego el espartano Demarato. Este, al saber de su conflicto,
fue donde Jerjes y le aconsejo que agregara a sus argumentos que él había nacido cuando
Darío era rey y no un simple particular como Artobazares; era costumbre espartana – según
Demarato- que ese hijo fuera el rey. Este argumento convenció a Darío. [Heródoto cree
que de todas maneras hubiese sido Jerjes pues su madre Atosa tenía mucho poder.] (1-3).
30 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
Jerjes heredo el trono. No tenía intención de atacar Grecia sino sólo Egipto, pero Mardonio
(hijo de Gobrias y primo de Jerjes) tras un tiempo lo convenció de hacerlo; quería vengarse
y ser gobernador de Grecia. Se sumaron otros hechos que convencieron al rey:
2° Los Pisistrátidas que llegaron a Susa también decían lo mismo que los Alévadas. Iban
acompañados de Onomátrico que era adivino y daba buenos oráculos para la invasión del
rey.
a. Rebelión Egipcia: Marcho primero Jerjes contra los egipcios al año siguiente de
decidirse por atacar Grecia. Una vez sometidos, puso como gobernador a su hermano
Aquémenes (será asesinado por Inaro, hijo de Psamético).
b. Asamblea Persa: Pacificado Egipto, Jerjes convocó una asamblea con los persas más
nobles para oírlos y formar su opinión. Jerjes declaró su deseo de atacar Grecia bajo el
pretexto de que los atenienses, cuando marcharon con Aristágoras en la quema de Sardes,
habían iniciado el conflicto; sumó la vergüenza de la derrota en maratón y su deseo de ver
toda la tierra y pueblos conocidos bajo el mando Persa: “…Así, llevaran el yugo de la
esclavitud tanto culpables como inocentes”.
Después de hablar el rey, hablo Mardonio. Alabó la decisión de Jerjes; afirma que ya
conocen su forma de combatir al haber esclavizado a Jonios, Eolios y Dorios; y que él
mismo llegó a las cercanías de Atenas. Para él los griegos van a la guerra sin consejo por su
arrogancia y torpeza. Termina afirmando que los griegos puede que peleen bien pese a sus
vicios, pero serán derrotados por el enorme ejercito del rey. Luego, hablo Artabano (tío de
Jerjes, hijo de Histaspes). Él advirtió a Jerjes del peligro: los Griegos, como en maratón,
podrían pelear bien y con valor y luego cortar el puente sobre el Helesponto, dejando al
ejército atrapado como en la campaña de Darío con los Escitas, también criticó a Mardonio
por calumniar a los Griegos y propuso que el rey no fuera en persona a la expedición
[Reiteradas menciones la divinidad en su discurso].
8
Se le llama así a los reyes de la región griega de nombre Tesalia
31 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
cambio de opinión. Hizo caso omiso he informo al día siguiente su decisión de cancelar la
expedición, pero esa misma noche tuvo otro sueño donde se le avisó que si no llevaba a
cabo la expedición: “…Así como has llegado a ser en breve tiempo grande y poderoso
soberano, así pronto serás despreciable”. Aterrado, el rey llamo a Artabano y le contó lo
que ocurría; decidieron que para descubrir si se trataba del mensaje de un dios, Artabano se
vestiría como él y dormiría en su cama, de modo que también a Artabano llegara el extraño
sueño. El noble persa, tras primero negarse y luego aceptar la propuesta, dio un discurso
sobre lo normal de los sueños y que no había razón para asustarse. Llegada la noche tuvo la
visión del rey y cambió de parecer sobre la expedición (12-18).
Así fue como por 4 años, desde la pacificación de Egipto, se preparó el ejército y al quinto
partió. Era el ejecito más grande jamás visto (20-21).
A los mismos que Jerjes les encargo construir el canal, les encargo hacer el puente sobre el
rio Estrimón.
c. Marcha del ejército: Mientras se hacían los trabajos de ingeniería y logística, todo el
ejército, reunido en Capadocia, marchaba con Jerjes a Sardes. De ahí llegaron a Celenas,
donde el varón lidio Pitio hospedó al ejército y donó dinero a la campaña (26-29).
Al llegar a Sardes mandó a toda Grecia, salvo a Esparta y Atenas, heraldos que pedían agua
y tierra para el rey. Quería ver si las ciudades que a su padre se los negaron ahora
aceptarían.
Al ver el día de la partida un eclipse, los magos lo vieron como un mal augurio para los
griegos. Al mismo tiempo Pitio, con miedo, le pidió a Jerjes que no fuera su primogénito a
la expedición a lo que respondió Jerjes enojado que lo mataría el mismo.
32 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
Artabano responde que, pese a ser tan cortas sus peripecias, las hacen parecer largas,
resultando la muerte un refugio deseado: “Dios da de gustar el dulce de la vida, pero le
hallamos envidioso de su mismo don”.
Luego Jerjes le pregunto si aún pensaría no atacar sino hubiese tenido aquél sueño, a lo que
Artabano repuso que a lo que tenía miedo eran dos cosas: el mar, pues la marina persa es
tan grande que necesitaría de dos puertos enormes para protegerse de una tormenta; y la
tierra, pues con el pasar del tiempo esta no se agrandaría y la comida escasearía para
tamaño ejército. Jerjes respondió que ser osado y no quedarse midiendo todas las
posibilidades es lo que había hecho grande a los persas, y que ahora partían en la mejor
estación del año yendo y volviendo sin pasar hambre [audaces fortuna juvant, tímidos que
repellit] (45-50).
Dicho ello, Artabano recomendó no llevar en la expedición a los Jonios por estar
emparentados con los Griegos, pero Jerjes desestima sus temores dándole como prueba el
cómo mantuvieron el puente durante la campaña de Darío contra los escitas. Entonces
Jerjes le dio su cetro mandándolo a Susa y convocó una segunda asamblea; en ella, les
pidió valor y esfuerzo contra los griegos pues, una vez vencidos estos, ya nadie en el
mundo podría hacerles frente (51-53).
Los generales de las tropas de tierra, salvo los inmortales que los mandaba Hidarnes, eran:
Mardonio, Tritantermes (hijo de Artabano), Esmerdomenes (hijo de Otanes), Masistes (hijo
de Darío y Atosa), Gergis (hijo de Ariazo) y Megabizo (hijo de Zópiro). Se les llamaba
inmortales a esos 10.000 hombres selectos porque, si llegaba a faltar alguno por muerte o
enfermedad, ya estaba elegido otro hombre para su reemplazo (81-82).
33 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
Hecho el conteo y formada las tropas, Jerjes quiso contemplarlas galopando y luego
navegando entre ellas. Recorrida la armada, llamó a Demarato y le preguntó si los griegos
se atreverían a pelear contra semejante ejército. Demarato contestó que en Grecia es natural
la pobreza y la virtud adquirida mediante la sabiduría y la ley dura, con su ejercicio se
defienden de la tiranía. Sobre los espartanos, dijo que nunca oirían discursos que traigan la
esclavitud y que, siendo tan solo mil o menos, de todas maneras saldrían a pelear. Jerjes se
rió al no hallar relación entre los griegos que Demarato describía y los griegos que venían a
su presencia exiliados. Tampoco concebía que no fuesen gobernados por uno solo y que
aun así pudiesen vencerle. Tildó lo que dijo Demarato de tontería. Demarato contestó que
en nada mentía y que aunque los griegos son libres, no lo son tanto puesto que la ley manda
siendo temida y obedecida, más aún que el propio Jerjes. Los espartanos, por ejemplo, no
pueden huir cualquiera sea el tipo y número del enemigo, solo vencer o morir en su puesto
(100-103).
Jerjes no lo tomó en serio y, terminados los preparativos, llevó al ejército a Grecia a través
de Tracia.
Jerjes no mando heraldos pidiendo tierra y agua a Atenas y Esparta pues en época de Darío
sus mensajeros fueron asesinados.
d. Reacción Griega: Entre los pueblos griegos, aquellos que habían dado el agua y la tierra
no temían a los persas, mientras que los otros estaban aterrorizados.
Según Heródoto, de no haber existido Atenas, nadie hubiera enfrentado a Jerjes por mar, de
modo que de nada hubiera servido defender la tierra, pues una muralla en el istmo hubiera
sido fácilmente franqueada y los espartanos hubieran terminado luchando solos – aunque
heroicamente- y derrotados; sin embargo, Atenas sí escogió pelear pese a los terribles
oráculos de Delfos.
34 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
Entonces el ateniense Temístocles opinó que se refería a una batalla naval y no a huir o
refugiarse. Aquél mismo Temístocles fue quien logró convencer tiempo atrás a los
atenienses de construir doscientas naves de guerra con excusa de la amenaza Egineta. En
definitiva, su decisión fue: “Aguardar todos juntos en sus naves al bárbaro invasor de
Grecia, obedeciendo al Dios y en compañía de los griegos que así quisiesen”.
- Sobre lo que paso con los espías de los griegos en Sardes (146-147)
Luego, de regreso los espías, mandaron los embajadores a Argos. Estos, tras consultar la
pitia, decidieron ofrecer la alianza a condición de 30 años de tregua con los espartanos y el
mando de la mitad del ejército. La arrogancia espartana ante su oferta decidió al final a los
Argivos a retirar su propuesta. Esto según los propios Argivos. Según el resto de los
griegos, los Argivos, oyendo un mensaje persa que los llamaba a no emprender guerra con
ellos (supuesta descendencia persa a partir de Perseo), decidieron quedarse quietos.
Reclamar el mando habría sido tan sólo una excusa para no participar, pues sabían que los
espartanos no aceptarían compartirlo(148-150).
Llegaron los embajadores ante Gelón, los cuales le pidieron ayuda, más que por caridad por
pensar en sí mismo, ya que, si eran vencidos ellos, pronto vendría contra él Jerjes. Gelón
respondió enojado que venían ahora a pedirle ayuda cuando en su ocasión él no la recibió
contra los Cartaginenses, pero pese a ello los ayudaría (200 naves, 20.000 hoplitas, etc.) si
35 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
él era el general; sin embargo, los mensajeros le dijeron que no podría ser general, ante lo
cual Gelón cedió y propuso sólo comandar la marina a cambio de su ayuda. Pero esta vez
habló el embajador de Atenas, afirmando que este comando estaba reservado a su ciudad.
Respondió finalmente Gelón que nada de ayuda daría y los embajadores se fueron. (157-
162).
- Sobre la precaución que tomo Gelón por si ganaban los persas (163)
- Sobre otras versiones de por qué no los ayudó. Sobre los Cartaginenses (164-167)
Luego los embajadores fueron a Córcega, los cuales prometieron ayuda, pero sus naves tan
sólo anclaron en el Peloponeso sin luchar, en espera del resultado para congraciarse con
Jerjes - por no querer luchar en su contra por si perdían los griegos- o excusarse con los
malos vientos si los griegos ganaban (168).
En Creta, los embajadores pidieron también ayuda. Pero los Cretenses se negaron tras oír el
oráculo.
e. Tesalia: Los Tésalos pidieron ayuda a los griegos para defenderse de Jerjes o de lo
contrario pactarían con él. Los griegos unidos contra los persas acordaron primero mandar
un ejército para defender el paso del Olimpo en Tesalia, pero por consejo del rey de
macedonia (o por terror) terminaron por retirarse, generando la alianza entre persas y
Tesalia (172-174).
Los griegos aliados, tras llegar al istmo, deliberaron y decidieron defender el paso de las
Termópilas por ser más estrecho que el de tesalia y más cercano a sus tierras; la marina iría
a Artemisio en tierra de Histiea, pues era cercana al paso (175).
Preparado todo, los griegos tenían tres naves que vigilaban en Esciato, estas avistaron a la
marina persa que había partido desde Terma, pero solo una de las naves logró escapar e
informar entonces a los griegos, quienes movieron su marina de Artemisio a Calcis (179-
183).
36 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
f. La tormenta: Estaban las naves persas en el litoral de Magnesia, cuando una tormenta se
produjo. Duró tres días la borrasca y destruyó al menos 400 naves y muchísimas riquezas
(188-192).
- Sobre las quince naves persas que cayeron en manos griegas y sus ocupantes (194-
195)
- Sobre lo que hizo y vio Jerjes en Tesalia y Acaya (196-197)
- Jerjes continua su camino y llega a la región de Malis (198-200)
Luego, en la región de Traquis, el rey Jerjes acampó en Malis y los griegos esperaban la
llegada de su ejército en las Termopilas. (201)
De entre todos los generales para estas tropas, el más respetado era el rey espartano
Leónidas (204)
Los espartanos enviaron esta vanguardia de 300 soldados sólo para que, al verla, los aliados
griegos no se pasasen a los medos debido a la demora espartana. Más tarde acudirían en
masa a la guerra. Cada pueblo mandó su vanguardia a las Termópilas (206).
Los griegos, al ver que se acercaban los persas, deliberaron. Muchos opinaban retirarse de
las Termópilas y custodiar el istmo del Peloponeso, pero Leónidas votó por quedarse allí y
que se mandasen mensajeros a las ciudades pidiendo refuerzos (207).
Mientras, Jerjes mandó un espía; este observó que los espartanos hacían ejercicios y se
peinaban. Al oírlo, Jerjes llamó a Demarato para preguntarle por su conducta. Este
respondió que era una costumbre espartana acicalarse antes de arriesgar la vida; ahora
pelearía contra el pueblo más noble y valiente de Grecia y, si lo vencía, ya nadie osaría
enfrentar a los persas (208-209).
h. La batalla: Jerjes no prestó oídos a sus palabras y esperó cuatro días a que los espartanos
y sus aliados huyeran. Como al quinto nada pasaba, irritado mandó a sus tropas. El combate
duró todo el día. Al no lograr avances, decidió mandar a sus inmortales, pero fue en vano.
Fue así que los espartanos mostraron sus grandes dones guerreros. Al día siguiente siguió el
37 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
ataque con la esperanza que los griegos se llenasen de heridas hasta no poder seguir
peleando, pero nada de ello ocurrió, y aquel día terminó como el otro (todos los griegos
peleaban en el paso salvo los Foceos). Llegó entonces un griego de nombre Efialtes ante
Jerjes, quien a cambio de una gran recompensa le indicó al rey la senda secreta para rodear
las Termópilas (210-114).
- Sobre la muerte de Efialtes y otra versión de quien le dijo a Jerjes sobre la senda
(214-215)
Jerjes, tras oír a Efialtes, mandó a los inmortales bajo el mando de Hidarnes por este
sendero.
Los persas marcharon por el sendero toda la noche llegando al alba a la cumbre del monte.
Custodiaban ahí 1000 hoplitas foceos, quienes huyeron ante las flechas persas dejándoles el
camino libre (217-218).
Al informarse de esto los griegos en las termopilas, deliberaron. La mayoría decidió irse,
salvo Leónidas y sus espartanos.
- Sobre otra versión donde Leónidas despacha a todos salvo a sus 300. Oráculo
espartano sobre la guerra y las termopilas (220)
Fue así como solo quedaron los espartanos, los Tebanos (forzados por Leónidas) y lo
Tespios (voluntariamente).
Tras hacer libaciones al alba, y esperar “la hora en que se llena el mercado”, atacó Jerjes.
Los griegos, sabiéndose muertos, peleaban con temeridad y con el máximo de sus fuerzas,
primero con sus lanzas y - una vez rotas- con sus espadas. Cayó entonces Leónidas y otros
espartanos de gran mérito.
Los espartanos se abrieron camino peleando hasta el cuerpo de su rey. La lucha se llevó así
hasta que llegaron los soldados persas del sendero, frente a lo cual los espartanos
retrocedieron a la parte estrecha del pasaje y se apostaron sobre un cerro, defendiéndose
con dagas y puños, hasta que los persas los sepultaron bajo sus flechas (223- 225).
- Sobre el espartano más valiente: Diénesis. Su famosa frase de las flechas tapando el
sol. Sobre los epitafios puestos en honor de los griegos, de los espartanos y del
adivino Megistias (226-228)
38 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
Terminada la batalla, llamó Jerjes a Demarato y, tras hacerle honor a su honestidad y razón,
le preguntó cuántos lacedemonios hay y si eran tan valerosos como estos. Respondió que
entre ellos sólo los espartanos, de un número de 8000, eran así, aunque el resto aún era
valeroso. Entonces, Jerjes le pidió consejo sobre la mejor forma de vencerlos con el menor
esfuerzo, a lo cual Demarato propuso atacar con una parte de su ejército y su flota el
Peloponeso, rodeando el istmo, de forma que la guerra llegase a sus casas y se entregasen
más rápido (234-235).
Dicho esto, Aquémenes le dijo al rey que separar la flota la debilitaría y Jerjes estuvo de
acuerdo (234-235).
39 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
a. La armada griega. Estaba formada por un total de 271 naves. Su general era el espartano
Euribíades. Los atenienses dejaron el mando a este para evitar discordias internas en la
alianza.
La flota yacía en Artemisio, pero ante el avance persa decidieron retroceder. Los Eubeos,
entonces, rogaron a Euribíades que esperara hasta poder sacar a sus hijos y sus bienes, pero
se negó; desesperados acudieron al general ateniense Temístocles quien, tras recibir de su
parte treinta talentos9, fue convencido de quedarse en Eubea y presentar batalla sobornando
al resto de los generales. (2 -6)
Tras el combate, cayó una lluvia torrencial que aterró a la marina persa y destruyó contra
las peñas de Eubea a la sección de su armada que se hallaba en alta mar, a la altura de Cela.
Una vez amanecido y cesada la tormenta, los griegos se enteraron del daño causado a los
persas en el mar y efectuaron ataques furtivos mientras los barcos persas aún no se
recuperaban del shock. (12 – 14)
9
El Talento (del griego τάλαντον, talanton que significa balanza o peso) era una unidad de medida
monetaria utilizada en la antigüedad. Tiene su origen en Babilonia pero se usó ampliamente en todo el mar
Mediterráneo durante el período helenístico y la época de las guerras púnicas. En el Antiguo Testamento,
equivalía a cerca de 34 kg, y en el Nuevo Testamento, a 6.000 dracmas, o lo que es lo mismo, 21.600 g de
plata.
40 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
Al tercer día, los almirantes persas, temerosos de la ira de Jerjes, salieron a dar combate. La
marina griega se quedó quieta en Artemisio, mientras la persa formaba una media luna a su
alrededor. La batalla se inició. Ambos bandos sufrían grandes pérdidas, especialmente los
medos por ser de mayor número y tamaño, dificultándoseles las maniobras. Finalmente
cada bando se retiró para su lado. De lado persa se distinguieron los egipcios, mientras que
del griego lo fueron los atenienses. (15 – 17)
Cada marina se dirigió a sus fondeaderos. Los griegos se encontraban afectados por serias
pérdidas y se planteó la posibilidad de abandonar las naves y dirigirse al interior, pero
Temístocles se opuso y planteó que si las naves de Jonios y Carios se pasaban a su causa
entonces podrían sobreponerse. Reunió entonces el general ateniense a los demás generales
y les explicó su plan, recomendando sacrificar a los rebaños de Eubea para no dejarlos caer
en manos enemigas. (18)
Poco después llegaron mensajeros a la armada informando del desenlace del combate en
Termópilas, de modo que emprendieron la retirada. Temístocles dejó escrito en unas rocas
un mensaje para Jonios y carios con dos fines potenciales: Si llegaban a leerlos los Jonios y
Carios, para que desertaran; si lo leían los persas primero, dejasen de confiar en estos y los
retiraran del combate. (21 – 22)
- Sobre el avance Persa a Histiea y el montaje que Jerjes realizo en las Termópilas
para sus soldados (23 – 25)
- Relato de Mardonio sobre el premio de las Olimpíadas: “Ah, Mardonio, contra qué
hombres nos llevaste a combatir , hombres que no contienden por dinero sino por
mérito” (26)
- Sobre cómo los Tésalos llevan a los persas contra sus enemigos los Foceos (27-32)
- Sobre otras devastaciones y quemas que hizo el ejército persa (33)
Una vez llegados los persas a Panopea, se dividió: La mayor parte partió junto a Jerjes
hacia Atenas y la otra hacía Delfos para saquearlo. Sabido esto, los Delfios consultaron al
oráculo, quien se jactó de bastarse a sí mismo para proteger sus bienes. Oído esto, los
Delfios abandonaron el lugar, salvo sesenta hombres y el profeta Acérato. Al llegar los
persas e iniciar su saqueo, una serie de prodigios provocaron en ellos terror y la huida,
siendo muchos asesinados por los Delfios que allí se quedaron (36 – 39)
41 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
- Sobre el aumento de las naves gracias a los refuerzos y las aportadas según cada
ciudad ( 42 – 48)
En Atenas se habían quedado hombres refugiados en al acrópolis, fuera por pobreza o por
creer en la otra lectura del oráculo. Su sitio fue largo pero fatal. (52 – 53)
Tras apoderarse de Atenas, Jerjes mandó un mensaje a Artabano en Susa y ordenó a los
desterrados de Atenas que venían con él que hicieran los sacrificios según su propio rito,
fuera por arrepentimiento de quemar el templo o a causa de un extraño sueño que tuvo.
(54)
Al oír esto los griegos, algunos huyeron sin más al istmo y la mayoría acordó retirarse a él.
Empero Temístocles, habiendo oído al ateniense Mnesífilo que decía que de pelear en el
istmo cada cual huiría a su tierra y estarían perdidos, fue donde Euribides y lo persuadió de
convocar una nueva reunión con los almirantes. En ella, Temístocles usó varios
argumentos: Si se iban al istmo se enfrentarían en mar abierto, cuestión desfavorable dado
su escaso número, y además perderían sin dar lucha Salamina, Mégara y Egina. En cambio,
si peleaban ahí, sería en un lugar estrecho donde su menor número contaría más. Los
atenienses se hallaban refugiados en la isla y, si los bárbaros vencían, no habrían dañado el
Peloponeso. Dicho esto, replicó Adimanto de Corinto – que ya había reprochado que
hablase antes que el comandante Euribíades- afirmando que estaba hablando un hombre sin
patria , pues Atenas ya había caído. Temístocles contestó a esto con muchos y variados
reproches, dirigiéndose luego a Euribíades amenazando de no quedarse los atenienses en la
flota y huir a Italia para instalarse. Ante semejante amenaza – y conocedor el espartano de
las consecuencias militares de perder a los atenienses- cambió de parecer y decidió
quedarse y dar batalla en el estrecho de Salamina. (56 – 63)
- Ruegos a los dioses y mal presagio para los persas visto por Demarato ( 64 – 65)
42 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
- Sobre el viaje de la armada persa hasta llegar a Falero. Nuevos aliados griegos de
Jerjes. (66)
d. La armada persa. Una vez en Falero, fue visitada por Jerjes para conversar y oír la
opinión de sus marinos. Llamó a los tiranos de sus pueblos y los capitanes de sus naves en
asamblea para decidir si combatir o no. Mardonio recorrió la asamblea preguntando y todos
dieron su parecer positivo a dar lucha salvo Artemisia, la cual recomendó al rey no
emprender la pelea al ser los griegos superiores y el ya haber saqueado Atenas, que era el
motivo principal de la expedición [nótese un claro sentido de la mesura y la armonía]. En
cambio ella aconsejó aguardar y dejar que la discordia llegara a la alianza griega al igual
que como el hambre a la isla de Salamina. Mientras decía estas palabras, Mardonio y sus
amigos se lamentaban pensando en el castigo que caería sobre ella y sus enemigos se
regocijaban. Pero su opinión no perturbó a Jerjes que decidió aceptar el parecer mayoritario
y presenciar él mismo el combate naval (67 – 69)
e. Batalla de Salamina. Llegaron las naves Persas a Salamina por la noche y se prepararon
para el día siguiente. Mientras, los peloponesios estaba asustados por dejar sus tierras sin
defender y de perder y quedar atrapados en Salamina. Pero los espartanos, tras oír de la
muerte de Leónidas, se reunieron con otros peloponesios en el istmo bajo el mando de
Cleombroto (hijo de Anaxándridas y hermano de Leónidas); construyeron una muralla de
lado a lado del istmo. (70 – 71)
- Sobre los griegos que acudieron a defender la muralla y los siete pueblos que moran
en el Peloponeso ( 72 – 73)
El miedo fue tal que finalmente se exigió una nueva asamblea donde se proponía navegar al
Peloponeso y pelear allí, mientras que aquellos griegos que no habitaban esa región
proponían la idea contraria. Al ver Temístocles que la opinión peloponesia prevalecía,
mandó a su criado donde los barbaros y le ordeno decirles que había sido enviado por orden
del general ateniense – a escondidas del resto- para informarle que los griegos estaban
aterrorizados y querían huir, de forma que le era sumamente provechoso atacar cuanto
antes. Dicho esto, el criado de Temístocles – Sicino- se fue. Como a los persas les pareció
real el mensaje decidieron enviar tropas a la isla de Psitalea (ubicada entre Salamina y el
continente) y a la medianoche mandar su ala marina oeste hacia Salamina, encerrando a los
navíos griegos. De esta forma la marina griega no podría escapar y los soldados en la isla
irían matando a los náufragos enemigos y salvando a los suyos. (74 – 76)
43 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
Mientras tanto, los generales helenos seguían discutiendo sin saber nada de aquello.
Entonces, el ateniense Arístides le informó a Temístocles de la situación en la que ahora se
encontraba la flota, contándole que él había urdido semejante situación y que informara del
estado de las cosas a la asamblea. Habiendo dicho que la flota se hallaba rodeada, los
generales se negaron a creerlo hasta que dos naves desertoras del bando persa les
confirmaron tal información. Sin ninguna otra opción, se prepararon para el combate ( 78 –
83)
Los griegos combatían en orden y en formación claras a diferencia de los persas. A causa
de aquello la mayoría de sus naves fueron destruidas pese a que su rey Jerjes los miraba y
trataban de luchar lo mejor posible (86)
- Sobre la treta que realizó la generala persa Artemisia para quedar bien en la batalla
ante los ojos del gran rey: “ Mis hombres se han convertido en mujeres, y mis
mujeres en hombres” ( 87 – 88)
Murieron muchos famosos persas, medos y aliados; entre ellos el general Ariabignes, hijo
de Darío y hermano de Jerjes. Las bajas griegas fueron menores al saber estos nadar, a
diferencia de los enemigos. La gran parte de las naves persas quedaron destruidas en el
tumulto que las naves en huida generaban en su retaguardia (89)
- Sobre la acusación de los fenicios hacia los jonios y cómo Jerjes los mató al verse
desmentida su acusación de cobardía ( 90)
Mientras huían, los atenienses destruían las naves que se les oponían y los Eginetas
aquellas que trataban de salir del estrecho de forma que si alguna escapaba de los
atenienses, era rápidamente atacada por los isleños. Las naves persas que sobrevivieron
llegaron a Falero, bajo el amparo del ejército de tierra (91 – 92)
Los pueblos que ganaron mayor fama con la batalla fueron en primer lugar los Eginetas y
en segundo los atenienses. En cuanto a individuos: El Egineta Polícrito y los atenienses
Éumenes, Anagirunte y Aminias de Palena, quien casi alcanzó el barco de Artemisia; había
una recompensa por su captura, al considerar los atenienses indigno que una mujer viniese
a atacarlos (93)
44 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
el ateniense Arístides (el mismo que habló con Temístocles) llevó soldados a la isla y mató
a los persas apostados en la isla de Psitalea (95)
- Sobre cómo se cumplió un viejo presagio al ser arrastrados los restos de los barcos
las playas del Ática: “ Las mujeres de Colíade harán lumbre con los remos”
f.La huida de Jerjes. Tras la derrota, Jerjes temía que los griegos navegaran hasta el
Helesponto y rompieran los puentes dejándolo atrapado, de modo que emprendió la huida.
Para no ponerse en evidencia ante los griegos aliados y sus propias tropas, hizo
preparativos como si fuera a atacar nuevamente. Mardonio, sin embargo, se dio cuenta.
Jerjes mandó un segundo mensaje a Susa sobre el desastre (siendo el primero sobre la toma
de Atenas), generando que los persas rompieran sus ropas y se lamentaran temiendo por la
seguridad de su rey [Los persas de Esquilo: “¡Qué larga vida la que tenemos! ¡Que en
nuestra ancianidad hayamos visto un tiempo para oír este dolor inesperado!”] (96 – 99)
Mardonio, sospechando que sería castigado por inducir a semejante expedición, pensó que
más valía arriesgarse sometiendo a Grecia o morir gloriosamente en el intento. Por ello
habló con Jerjes y le ofreció quedarse al mando de 300.000 soldados de su elección para
proseguir la campaña. El gran rey llamó a Artemisia y le preguntó qué opinaba, pues había
sido sólo ella quien se había opuesto a la fatídica acción militar. Ella estuvo de acuerdo e
insistió en que el rey saliera de Grecia, cosa que hizo. (100 – 103)
Entonces, Jerjes ordenó a su marina partir al Helesponto para custodiar el puente. Los
griegos, al darse cuenta, decidieron perseguirlos. Llegados en la persecución hasta Andros,
decidieron hacer un consejo: Temístocles declaró que debían deshacer el puente, mientras
que Euribíades decía lo contrario, ya que aquello sólo causaría mayores males a Grecia al
poner a Jerjes en una situación desesperada, obligándolo a llevar a cabo daños en vez de tan
sólo huir. Finalmente, Temístocles cedió, aunque de manera engañosa, pues mando luego a
su criado a decirle a Jerjes que él había evitado que los griegos le cortasen el puente para
huir (107 – 110)
- Sitio griego a Andro. Temístocles saca dinero de las islas bajo amenaza de lanzar la
flota contra ellas ( 111 – 112)
Jerjes marchó con el ejército a Tesalia mientras Mardonio seleccionaba a sus tropas. Llegó
allí el mensajero espartano que, según les ordenó un oráculo, debían pedir indemnización
por la muerte del rey Leónidas y aceptar lo que Jerjes les diese. El rey entonces encargó a
45 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
Mardonio decidir. Jerjes marchó con su ejército sin parar durante cuarenta y cinco días
hasta el Helesponto, muertos de hambre y enfermos de peste y disentería. Hallaron el
puente dañado por una tormenta. Comieron en exceso produciendo la muerte a muchos. Lo
que restaba del ejército llegó con Jerjes a Sardes. (113 – 117)
- Sobre otra versión de cómo llegó Jerjes al Asia y la incredulidad de Heródoto ( 118
– 120)
- Sitio fallido a Andro. Regalos de los griegos a Delfos por la victoria. Reparto de
honores entre los generales: Temístocles el más celebrado ( 121 – 125)
- Sobre Artabazo, hijo de Farnaces y su participación en el contingente de Mardonio
(126 – 129).
- Sobre qué hizo la marina persa después para evitar la sublevación de la Jonia ( 130)
2- Campaña de Mardonio.
- Sobre el recorrido del mensajero Mis entre los oráculos (134 – 135)
Leídos los oráculos, mandó Mardonio a Alejandro de Macedonia a Atenas (era su huésped
oficial) para tratar de ganarse a los atenienses como aliados de forma que aventajara a la
Grecia (136)
Alejandro habló a los atenienses de Mardonio, quien decía que el gran rey los perdonaría y
les daría plena libertad, que no tenía sentido pelear contra una fuerza tal y más convenía
hacer la paz y aliarse. Eso le encargó Mardonio que dijera y agregó que él creía sabio el
pactar pues temía que no se podría luchar para siempre contra la amenaza persa (140)
Al mismo tiempo, había llegado una embajada espartana al haber sido alertados por un
oráculo que afirmaba que ellos y los demás dorios serían esclavos a manos de medos y
atenienses. Dijeron ellos que no sería justo ni honroso el pactar esa alianza, pues fue por su
culpa que Jerjes había invadido a Grecia entera y eran ahora sus grandes libertadores.
Prometieron además dar comida a la población de Atenas debido a sus daños en la guerra e
instaron a no confiar en los bárbaros (144 – 142)
Los atenienses respondieron que estaban al tanto del gran poder de Jerjes, pero que
resistirían, ansiosos de libertad, por todo el tiempo posible. Dijeron que mientras el sol
46 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
recorra el mismo camino, jamás pactarían con Jerjes. Luego advirtieron a Alejandro que no
viniera con excusas a hablarles, pues era su amigo y huésped. Les hablaron a los
embajadores espartanos reprochándoles que pensasen que los atenienses fueran a traicionar
a Grecia y que no hay oro ni tierras suficientes para convencerlos de aquello; los persas
destruyeron las imágenes de sus dioses, siendo su deber vengarlas y siendo los griegos
iguales en lengua, sangre y costumbres, no estaría bien traicionarlos. Sí agradecieron, eso
sí, que los espartanos se preocupasen de perder a Atenas como aliada y querer mantener a
sus familias, aunque no sería necesario. Finalmente piden se congregue al ejército ante el
inminente accionar de los persas. (143 – 144)
47 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
a. Avance persa y respuesta griega. Tras recibir la información del encargo de Alejandro,
Mardonio partió de Tesalia- cuyos señores aún lo apoyaban- y marchó contra Atenas. Al
llegar a Beocia los tebanos trataron de detenerlo y le aconsejaron que buscara dividir a los
griegos con dinero antes de atacarlos, o de lo contrario sería sumamente difícil vencer. Sin
embargo, Mardonio no escuchó, pues se hallaba poseído por el deseo de tomar Atenas por
segunda vez; en parte por arrogancia y en otra parte para indicarle, mediante señales de
fuego en las islas hasta Sardes, a Jerjes que había avances. Halló la ciudad desierta al haber
huido sus habitantes nuevamente a Salamina. Habían pasado diez meses desde que Jerjes
entró a ella (1-3)
En Atenas, Mardonio mandó a Salamina el mismo mensaje que Alejandro, esperando ver la
arrogancia ateniense esfumada. Llegado el mensajero, el ateniense Lícidas propuso exponer
el caso al pueblo, sea por haber sido comprado por el persa o por otra razón. Pero su
tentativa lo llevó a ser apedreado él y toda su familia. [Notar que la ciudad griega pervive
sin tener que habitar las murallas de una urbe, esto prueba la profundidad y extensión del
concepto “polis”]. Los atenienses debieron huir a Salamina por la tardanza de sus aliados
del Peloponeso en acudir al Ática. Les reprocharon aquello y amenazaron con aceptar el
mensaje de Mardonio y unírsele (4 -7)
Los éforos habían recibido este mensaje, al cual tardaron diez días en responder. Los
peloponesios se hallaban amurallando el istmo y se encontraba casi listo. Heródoto cree que
la actitud tomada por Esparta ante el mensaje de Alejandro, de humildad y generosidad, fue
por el hecho de no tener acabada la muralla; pero ahora que sí lo estaba, no prestaban
atención. Finalmente, en el décimo día en que llevaban los éforos posponiendo la
respuesta, Quileo de Tegea (Lacedemonio influyente) advirtió el peligro y los daños que
implicaba no ayudar a los atenienses con o sin muro en el istmo. Así, los espartanos
enviaron – sin siquiera informar de ello a Atenas- cinco mil hoplitas bajo el mando de
Pausanias, hijo de Cleómbroto. Al amanecer los embajadores de Atenas se dirigieron a los
éforos, replicándoles que se quedaran celebrando su festividad de Jacinto, pues ellos se
aliarían con el persa marchando junto a él sobre Grecia y verían entonces los peloponesios
las consecuencias de su actitud. Los éforos contaron entonces del envío de sus tropas
escogidas. (8 – 11)
48 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
Al marchar las tropas del Peloponeso, los argivos – aliados de Mardonio que habían
prometido evitar que dichas tropas salieran en ayuda – mandaron un heraldo ante él
avisándole. Mardonio entonces decidió salir de la ática quemando y saqueando a su paso
toda Atenas, debido al terreno que era inadecuado para su caballería y, de perder, no le
proporcionaba espacio para una retirada adecuada. Entonces, se enteró el general persa que
se encontraba en Mégara una avanzada de mil hombres del ejército peloponesio, frente a lo
cual decidió dirigir a esa región su ejército. Sería aquél punto el más lejano que los persas
alcanzarían a internarse en la Grecia peninsular y en occidente. (12 – 14)
Llegó finalmente a Escolo, territorio tebano. Pudo allí, gracias a sus bosques, construir una
fortificación para su campamento, sirviendo de refugio a su vez en caso de una derrota (15)
Como veía Mardonio que los griegos no bajaban la llanura que los separaba, mandó su
caballería bajo el mando de Masistio para que los atacara en escaramuzas, debilitándolos.
Las tropas de Mégara, al encontrarse en la sección más expuesta, recibían lo peor del
ataque; decidieron así enviar un heraldo a los generales informando que de no ser relevados
de su posición deberían retirarse. El general Pausanias buscó un reemplazo. Sólo trescientos
atenienses se ofrecieron a ocupar semejante lugar, en donde lograron matar al comandante
Masistio, pero la caballería persa entonces se abalanzó en su contra en busca del cuerpo de
su comandante [ paralelismos con la batalla de las Termópilas?]. Llamaron los atenienses a
todo el ejército en su ayuda, pues la dura pelea los forzaba a abandonar su posición y el
cuerpo del general persa caído, lograron finalmente ahuyentar a los persas de ahí,
regresando donde Mardonio (20 – 23)
Al enterarse los persas de la muerte de Masistio hicieron gran duelo, pues se trataba del
segundo persa de mayor importancia tras Mardonio. Los griegos, a su vez, exhibían su
cuerpo; decidieron además acampar en la región de Platea por ser más regada por el agua
(23 – 25)
49 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
La suma total del ejército era de 110.800 hombres [cifra ficticia claro]. Acamparon junto al
Asopo (30)
- Sobre cómo, pasado el duelo por Masistio, Mardonio ordenó a sus tropas (31 – 32)
- Sobre el adivino griego Tisamino y su historia
Los sacrificios hechos por griegos, ya en el segundo día en platea, eran favorables siempre
y cuando se mantuvieran a la defensiva. Los de los persas, a su vez, eran desfavorables en
caso de atacar y favorables si permanecían donde estaban (36)
Pasados ocho días sin combate Timagénidas de Tebas aconsejó a Mardonio que vigilase los
pasos del Citerón por donde transitaban los víveres para las tropas griegas. Lo hizo así (39).
Llegada la noche Alejandro fue donde el campamento griego para informarles del plan de
Mardonio. Enterado Pausanias, ordenó que los atenienses se alinearan frente a la sección
persa al conocer mejor su forma de combatir y a los espartanos frente a los Beocios y
demás griegos. Todos quedaron conformes y se dispusieron a llevar a cabo los
50 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
Cansado, Mardonio mandó un heraldo acusando de cobardes a los espartanos y de ser nada
más que una mentira todo lo dicho acerca de su valentía. No recibió respuesta alguna.
Lanzó así su caballería con flechas contra los griegos, la cual logró destruir la fuente de
agua Gargafia, de la cual tomaba todo el ejército. Así, acosados y con poca agua y víveres,
se reunieron los generales con Pausanias. Decidieron que si los persas no daban batalla
aquél día irían al Oéroa, en donde había suficiente agua; se trasladarían en la segunda
vigilia de la noche para que los persas no los viesen (el lugar donde quieren llegar es una
especie de isla rodeada por el río Oéroa). Pasaron todo el día acosados por la caballería.
Llegada la noche, marcharon en su mayoría, pero no al lugar fijado sino al templo de Hera
en la ciudad de platea. Pausanias dio órdenes de partir a los espartanos, pero su comandante
Amenfáreto se negó a huir de los bárbaros y deshonrar a Esparta. Los atenienses, mientras,
mandaron un heraldo para saber el porqué del retraso espartano. Pausanias le dijo al heraldo
que siguieran con la retirada. Pero llegando el día, seguían allí los espartanos. Finalmente,
asustado Amenfáreto de que Pausanias realmente lo abandonara allí, le siguió. Sin embargo
poco después atacó la caballería persa (48 – 57)
Cuando Mardonio se dio cuenta de la huida y desorden griegos, llevó a sus soldados
cruzando el Asopo contra estos. Dirigió a sus tropas sólo contra espartanos y Tegeatas, al
encontrarse los atenienses ocultos a la vista por una llanura. El ataque fue sin orden (58 –
59)
Pausanias, cuando arremetió la caballería persa, envió un jinete a los atenienses para pedir
por ayuda, pues el resto de los aliados se habían ido ya a Platea. Los ateniense entonces se
lanzaron en su ayuda, pero en el camino fueron atacados por los aliados persas de Grecia
frustrando su auxilio. Hallábanse así aislados espartanos y Tegeatas. Pausanias entonces
rogó a la diosa Hera [¿intervención divina?] y en aquél momento Tegeatas y espartanos se
precipitaron contra los invasores bárbaros. Los persas pelearon valerosamente, pero estaban
mal armados y carecían de la habilidad de sus oponentes. Morían en gran número. Mientras
el general Mardonio se mantuvo con vida la batalla se mantuvo, pero con su muerte el
ejército persa se entregó a la huida desorganizada. Así se cumplía la reparación por la
muerte de Leónidas (VIII, 113 – 117 // IX, 64). Los persas supervivientes se dirigieron a su
campamento fortificado. Artabazo, en cambio, viendo el desenlace de eventos huyó con sus
40.000 tropas directo al Helesponto (65 – 66)
51 Γνῶθι σαυτόν
Juan Pablo Prieto Iommi
Los griegos aliados de los persas pelearon de forma deliberadamente floja, salvo los
Beocios que huyeron a Tebas (67 – 68)
Los griegos vencedores perseguían a los persas, acosándolos y dándoles muerte. Mientras,
se anunció a los demás griegos en el templo de platea, y los de Mégara y Fliunte, que había
acontecido una batalla y eran victoriosos. Se lanzaron así al combate en completo desorden
hasta ser atacados por la caballería tebana (69)
Los persas pudieron entrar a su fortificación y pudieron defenderla bien mientras sólo los
espartanos los atacaban pero, arribados los atenienses, escalaron el muro y abrieron una
brecha por la que el resto de los griegos entró. Masacraron a los persas (70)
- Sobres persas y griegos que pelearon valientemente. Por qué Aristodemo (único
espartano sobreviviente de las Termópilas) no recibió honores ( 71)
- Sobre la muerte tras la batalla del espartano Calícatres: Herido durante el combate y
sacado de la pelea se quejó de morir sin haber realizado alguna proeza (72)
- Sobre Sófanes, el ateniense más notable en la batalla y su ciudad Decélea (73 – 75)
Llegó entonces el Egineta Lampón, quien le dijo a Pausanias que, así como habían cortado
la cabeza a Leónidas, hiciese lo mismo con Mardonio en venganza. Pero Pausanias le
respondió que sería un ultraje y más propio de los bárbaros que de un griego hacer
semejante cosa; además, Leónidas ya se hallaba más que vengado con la sangre derramada
en Platea (78 – 79)
Una vez sepultados los muertos, los griegos entraron en asamblea y decidieron marchar
contra Tebas para reclamarle a aquellos que habían sido partidarios del medo, en particular
dos líderes: Timagénidas y Atagino. Al negarse a entregarlos, los demás griegos
emprendieron el ataque a sus muros. Pasados veinte días del sitio, el tebano Timagénidas le
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dijo al pueblo que para evitar más males se entregarían. Sin embargo, Atagino escapó de la
ciudad. El resto pensó que tras un juicio y una multa serían liberados, pero Pausanias los
envió a Corinto donde les dio muerte (86 – 88)
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ejército griego ganó mayor ánimo y osadía. Se lanzaron pronto al ataque. Mientras los
persas mantuvieron firmes sus escudos, no cedieron terreno pero, cuando los atenienses y
sus aliados de formación se esforzaron aún más en búsqueda de grandes hazañas, los
escudos cedieron y tras breve combate en desorden los persas huyeron al muro de barcos.
Los atenienses y otros se abalanzaron contra los medos en carrera tomando a su vez el
muro. Los persas restantes huyeron y dos de sus cuatro generales, Tigranes y Mardontes,
murieron. Los espartanos llegaron entonces y acabaron con los últimos focos de resistencia.
Los samios y demás Jonios apoyaron aún sin armas la lucha sublevándose y atacando a los
persas. Los milesios, a quienes se les había encargado cuidar los caminos en caso de tener
que huir, los traicionaron y mataron a los persas. Comenzaba así la segunda sublevación de
la Jonia (98- 104)
Terminado el combate quemaron el muro y las naves persas. Luego se dirigieron por mar
hacia Samo, donde deliberaron sobre el traslado de los jonios y a qué lugar de Grecia les
convenía ir. Les parecía imposible mantenerse en guardia eternamente contra los persas.
Los peloponesios opinaban que se desocupasen los emporios de los pueblos griegos
partidarios de los persas y en ellos se instalaran en su lugar los Jonios. Pero los atenienses
argumentaron que – primero- no debía moverse a los Jonios y –segundo- que no debían
inmiscuirse en los asuntos de estos, pues ellos eran libres de emprender la acción que
estimasen correcta. Finalmente los atenienses prevalecieron y se firmó una alianza con
samios, los de Quíos, Lesbios y demás isleños que militaban en la causa griega. Tras jurar
aquellos nunca romper esta alianza, partió la marina al Helesponto creyendo aún tendido el
puente de barcos (106)
Un día Amestris – legítima esposa de Jerjes- le tejió un manto de colores que se vistió muy
complacido. Con él fue a visitar a su amante. Una vez complacido [XXX], invitó a
Artaínta pedirle lo que deseara. Ella le pidió su manto tejido. Trató el rey de no dárselo,
pues sabía que Amestris vería confirmadas sus sospechas de infidelidad, pero no lo logró y
se lo entregó. Pronto su amante lo lució en público y la esposa de Jerjes se enteró,
provocándole rencor no hacia Artaínta sino a la madre de esta, de modo que preparó su
caída. Llegó el día del banquete llamado “ticta”, en donde se celebra el día del nacimiento
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del rey y entrega muchos regalos a sus súbditos. Amestris le pidió entonces a la mujer de
Masistes como presente y Jerjes, si bien lo consideró horrible, debió concederlo en respeto
a la ley, pues nadie puede quedar sin lograr su pretensión en el banquete. Jerjes informó a
Masistes de la pérdida de su esposa a lo que respondió con una rotunda negativo; provocó
así la ira del rey y este le quitó tanto a su esposa como a su hija por malagradecido.
Masistes salió del recinto. Amestris mandó buscar a la esposa y la mutiló horriblemente tras
lo cual la devolvió a su hogar. Enterado Masistes, marchó a la provincia de Bactra con el
fin de rebelarse, dañando al rey. Sin embargo Jerjes, enterado de su plan, mandó un ejército
y le mató en el camino con sus hijos (109 – 112)
Los griegos, una vez descubierto que el puente de barcos no se encontraba, tomaron
consejo. Los peloponesios con Leotíquidas se embarcaron a Grecia, mientras que los
atenienses con su general Jantipo decidieron quedarse y atacar el Quersoneso; sitiaron
Sesto, que era gobernada por Artaictes junto con toda esa provincia (114 – 115)
- Sobre el engaño y cómo lo hizo Artaictes a Jerjes cuando marchó contra Atenas
(116)
Con la llegada del otoño los griegos que seguían sitiando Sesto pidieron regresar a sus
generales, los cuales se negaron antes de tomar la ciudad o ser llamados por Atenas. Los
soldados entonces se resignaron a su situación. Los habitantes de Sesto, hambrientos,
huyeron en la noche con todos los soldados persas. Al saberlo, los atenienses saquearon y
persiguieron (117 – 118)
Logrado su fin, partieron los atenienses de regreso trayendo riquezas y el cordaje de los
puentes de Jerjes como ofrenda a los templos. Nada más ocurrió aquél año según Heródoto
(121)
- Sobre el proyecto que el abuelo paterno de Artaictes propuso a los persas y que
presentaron a Ciro (122)
THE END
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