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Articulo Sobre Sexo, Genero y Cuerpo en El Peru PDF
Articulo Sobre Sexo, Genero y Cuerpo en El Peru PDF
ISSN: 1315-0006
eabierto@cantv.net
Universidad del Zulia
Venezuela
Kogan, Liuba
Estudios sobre sexo/género y cuerpo en el Perú
Espacio Abierto, vol. 17, núm. 2, abril-junio, 2008, pp. 285-299
Universidad del Zulia
Maracaibo, Venezuela
Resumen
El texto presenta una evaluación de los estudios empíricos y ensayos
académicos realizados en el Perú sobre la corporeidad. En el corpus
que comentamos, encontramos relativo o escaso diálogo entre los
investigadores. A pesar de ello, se destacan dos ejes de tensión que
nos permiten organizar este tipo de investigaciones: A. El cuerpo vis-
to alteridad versus el propio cuerpo tomado como objeto de pesqui-
sa. B. Perspectivas estructuralistas versus fenomenológicas.
Palabras clave: Investigaciones, cuerpos, Perú, género, ensayos,
estado del arte.
Abstract
The paper presents an assessment of the empirical studies and aca-
demic essays conducted in Peru on corporeity. The study found rela-
tive or little dialogue among researchers in the previously mentioned
corpus of data. Despite this, two axes of tension stood out which al-
lowed researchers to organize such investigations: A. The body seen
as otherness versus ones own body taken as a subject of inquiry.
B. Structuralistic versus phenomenological perspectives.
Key words: Research, bodies, Peru, gender, essays, state of the art.
Tal vez los cambios más complejos y, por consiguiente, más lentos, se han
dado en la dimensión cultural. Aún cuando persiste una cultura machista,
es un avance que existan nuevas percepciones sobre mujeres, sobre diver-
sidad de formas de vida y de luchas emancipatorias (Centro de La Mujer Flo-
ra Tristán, 2004).
1 Ver bibliografía.
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control sobre las mujeres (
) además de los sentimientos de culpa, es ne-
cesario convencerlas de que son portadoras físicas de aquello que las con-
vierte en seres inferiores: su propio cuerpo, que no es disfrutable si no es
por la violencia o el engaño, porque son feas y no se merecen nada (Oliart,
1991: 227).
Debido a que el temor evita una relación de afecto con su cuerpo, la mujer
no se ha apropiado de él, y así permite que la pareja y la sociedad reclamen
para sí aquello que es parte fundamentalmente de ellas mismas. Ello supo-
ne, por lo tanto, una situación de control y anulación de su individualidad,
que es manifestada en la violencia que muchas de estas mujeres padecen
en sus relaciones de pareja (Velarde, 2006).
Así, del Águila propone que estudiar a los cuerpos desde una perspectiva
histórica permitiría conocer las prácticas de los sujetos y los mandatos del or-
den social. Por ejemplo; las políticas que atañen a la reproducción de la pobla-
ción en el tiempo, la regulación de los cuerpos en el espacio público, el control
y disciplinas en el espacio privado y, la representación del cuerpo en los espa-
cios sociales (Del Águila, 2003: 20).
Así, se describe en el texto profusamente acerca del uso de maquillaje,
ropa y perfumes, en ambos géneros y la función social asignada al arreglo cor-
poral en varones y mujeres en el espacio privado como en el público. La autora
describe un proceso de disciplinamiento progresivo del cuerpo femenino que
en un momento inicial -con las tapadas- era poco estricto, ya que “podían mo-
verse con una libertad inusual. Ello les permitía interferir en (los) ámbitos mas-
culinos, sin poder ser sancionadas, pues su atuendo les garantizaba el anoni-
mato” (Del Águila, 2003: 144). Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XIX,
la limeña aparece representada como consumidora frívola y compulsiva. Se
destaca en el texto, el papel de las mujeres como estandarte del honor familiar,
en tanto podían reflejar la posición social de padres y maridos -sobre todo en la
búsqueda de ascenso social- a través del uso de productos cosméticos blan-
queadores (Del Águila, 2003: 145).
En segundo lugar, el trabajo de Mannarelli, antes citado, propone un pro-
ceso de disciplinamiento del cuerpo femenino entre fines del S.XIX y las tres
primeras décadas del S.XX, a partir de un discurso médico imbuido del ideario
positivista en desmedro de la visión conservadora y clerical del conocimiento y
la sociedad. Los médicos habrían propuesto civilizar a la sociedad mediante
pautas higiénicas, clasificatorias y de atención de la salud sexual y reproductiva
de las mujeres desde los Hospitales Públicos y no desde los Hospitales gestio-
nados por diversas órdenes religiosas. La idea civilizatoria habría estado ínti-
mamente ligada al control del cuerpo de la mujer como madre y a su educación
para la crianza adecuada de los futuros hijos de la patria; lo que traería el pro-
greso que el Perú necesitaba,
dían sus ideas. Por ejemplo, se delinea la maternidad como la función primor-
dial de la mujer a la par que se la prescribe médicamente: las mujeres no de-
bían viajar, tener relaciones sexuales en ciertas etapas de la gravidez ni mover-
se demasiado: la sensualidad se disocia de la reproducción y se inculpa a la
mujer como la transmisora de las enfermedades a los hijos en tanto portadora
de una moral ligera o de prácticas poco educadas.
Desde la antropología, cabe resaltar el estudio del cuerpo en rituales aso-
ciados al curanderismo (Lynne Ruttenberg, 2001; Cervantes Rodríguez, 1999;
Polia, 1990) a fines de la década del noventa e inicios del s. XXI.
Es de resaltar la Tesis de Magíster de Lynne (2001), quien planta la necesi-
dad de conocer por medio de discursos y narraciones, las nociones de persona,
las percepciones de cuerpo y de enfermedad, -presentes en el curanderismo-
para esclarecer determinantes estructurales del síndrome cultural del daño
(Lynne Ruttenberg, 2001: 18). Para ello, estudia a un curandero y su familia (asis-
tentes e iniciados), a pacientes iniciados, a pacientes ocasionales y allegados.
Lynne resalta el hecho de que solo desde los años ochenta, en la antropo-
logía psicológica como en la antropología médica, se empezó a abordar la expe-
riencia personal (y la vida cotidiana), como aproximación legítima de investiga-
ción, asociada a un acercamiento metodológico nutrido por la fenomenología y
la semiótica (Lynne Ruttenberg, 2001: 6). Así, ella dirige su atención a la expe-
riencia del sufrimiento personal en la terapia curanderil, al proceso terapéutico
de los pacientes, y a las experiencias del curandero durante el proceso de cura
desde la propia perspectiva de los participantes (Lynne Ruttenberg, 2001: 7).
La antropóloga encuentra que los pacientes e iniciados experimentan
imágenes sensoriales (visuales, olfativas, auditivas, táctiles y cinestéticas) du-
rante el proceso de cura que “actúan como catalizadores del proceso reflexivo”
al traer a la memoria recuerdos de eventos y conflictos interpersonales del pa-
sado que son relevantes a la experiencia del sufrimiento del paciente (Lynne
Ruttenberg, 2001: 205-206); a la par que el curandero cultiva técnicas corpora-
les que le permiten -desde su experiencia sensorial- la práctica del diagnóstico
y cura. Este proceso en el que intervienen los cuerpos, implicaría una escala de
espiritualidad, donde le cuerpo somático resulta apenas el primer nivel: la cu-
ración se produciría en tanto se logra una reintegración de todos los niveles de
experiencia de la persona (Lynne Ruttenberg, 2001: 207).
Desde una línea interpretativa similar a la de Lynne, Cervantes
Rodríguez (1999) desarrolla la noción de cuerpo entre los curanderos de la
sierra piurana, a partir del trabajo de campo que llevó a cabo entre 1994 y
1996. Así, Cervantes concluye que “(e)l cuerpo no es concebido como una
entidad abstracta y teóricamente limitada, si no que se extiende en el con-
junto de la naturaleza” (Cervantes Rodríguez, 1999: 269) en la medida en
que existirían dobles espirituales (las sombras de las cosas) que tendrían la
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Sus resultados muestran que los niños obesos presentan un menor nivel de ar-
ticulación de la imagen corporal y una imagen más inmadura en la diferencia-
ción sexual, que los niños no obesos.
Arlotti (1999) en un estudio más complejo que los dos precedentes, in-
vestiga a 17 niñas de 7 y 8 años de edad, internadas en el Puericultorio Pérez
Aranibar; quienes accedieron a ser evaluadas y a participar en un taller de dan-
za y movimiento. La finalidad del estudio era evaluar los posibles cambios en la
imagen corporal de las niñas después del taller, para lo cual se aplicó un pre-
test y un post-test, luego de 14 sesiones. Los resultados de la investigación
mostraron que las actividades en las que menos participaron las niñas, fueron
las que exigían mayor exploración individual en situaciones poco estructuradas
y aquellas que motivaban cercanía corporal,
Decía algunas veces que se sentía como un gnomo, una muñeca de trapo
vieja, o como una gelatina que a veces se veía repugnante pero otras ve-
ces estaba un poco más cuajada (Silva Checa, s.d: 5).
Citaré el caso de una señora, a quien llamaré Ana, que llegó a consulta por-
que no sentía nada. Era una persona tímida, opaca y responsable. Su cuer-
po cargaba tensión y rigidez (Kreimer, 2003: 156).
Su aspecto era como para asustarse. Lucía tan delgado y estrambótico que
ni siquiera pude calcularle la edad (MacDowell, 2003: 86).
Se siente fea, no deseable y mal constituida, lo cual no tiene que ver con cri-
terios objetivos sino con su relación con una madre que no estuvo allí para
ella, que no pudo acogerla, ni ayudarla a tramitar sus impulsos.
c. Arte y literatura:
Desde el arte, destaca la deliberación de la escultora Johanna Hamann
(2005) sobre la función del cuerpo en la representación escultórica en occiden-
te. Así, Hamann propone que en la historia el cuerpo esculpido:
a) Jugó una función de erotización al representar cuerpos desnudos.
b) Fue convertido en un doble, por ejemplo el caso de las momias como do-
ble idealizado del sujeto muerto.
c) Pudo armarse como un objeto simulado y animado -entre lo vivo y lo
muerto- en la forma de un Frankestein.
d) Se representó con poderes mágicos, fue foco de idolatría y fetichismo.
e) Fue considerado un objeto lúdico.
f) Se constituyó en objeto de culto o de propaganda política.
Sin embargo, los artistas contemporáneos estarían trabajando desde su
propio cuerpo o con su propio cuerpo, de lo que extraen su potencia perturba-
dora -radicalizándolo o llevándolo hacia espacios liminales y trasgresores,
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