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LECCIONES DE ECONOMÍA

“Teoría Económica en tiempos del COVID-19”

Volvemos con una segunda entrega de estas lecciones de economía en tiempos de crisis.

Hoy tuve una clase online con emprendedores, el tema era segmentación y estudio de
mercado. Mucha teoría sobre comportamiento del consumidor, que Porter (Michael) dijo
esto, que Kotler (Phillip) dijo lo otro, que esto y aquello de la mano invisible de Smith
(Adam) patati patata de las teorías, pero la conclusión fue que en este momento de crisis
es donde verdaderamente se ponen en práctica todas estas ideas y que, la incertidumbre,
ese concepto del que hablamos en la columna anterior, se convierte en lo único cierto.

La pregunta que quedó insinuada en la anterior entrega fue ¿Cuál debe ser el papel del
estado?, para responderla y serle fiel a la intención de esta columna que es la de ofrecer
lecciones de economía, debemos mencionar de manera sencilla los principios de la
doctrina y el pensamiento económico.

Mencionamos que la economía se define como las reflexiones de hacemos cuando


tomamos decisiones para ser felices, entonces la historia del pensamiento económico ha
definido en un amplio rango las diferentes formas en que la sociedad a lo largo del tiempo
ha organizado los estilos de abordar las cuestiones de producción, consumo e
intercambio.

Diría Sheldon Cooper… “Es una tarde de verano hacia el año 367 ac…” Platón enseñaba
sobre el mundo de las ideas, y entre tantas disertaciones argumentaba que los seres
humanos no tomábamos buenas decisiones, algunos sí, pero no la mayoría. De estos
planteamientos fue evolucionando una idea que luego en la economía política se llamaría
la Planificación Centralizada, es decir que un grupo de personas estarían encargadas de
resolver los asuntos de organización de la producción, intercambio y consumo, este grupo
de personas luego serían el estado. De estos planteamientos surgen modelos económicos
como el socialismo, comunismo, mutualismo etc. Allí, se ubica el primer extremo de ese
rango de la doctrina económica.

Pero uno de los alumnos aventajados de Platón, Aristóteles, no estuvo totalmente de


acuerdo con esos planteamientos y prefirió la argumentación de que, si bien no
tomábamos decisiones adecuadas, la experiencia nos daba el aprendizaje para mejorar,
esto solo, si nos dejaban atrevernos a tomar decisiones. De estos planteamientos surgiría
siglos después (bien hacia finales del siglo XVIII) la idea del Libre Mercado.

Fue el filósofo escoses Adam Smith quien, viviendo en un mundo mercantilista, profundiza
en los planteamientos de los fisiócratas franceses para proponer con la publicación de su
Investigación sobre la Naturaleza y Causa de la Riqueza de las Naciones, la idea del Libre
Mercado, que básicamente pretendía empoderar las decisiones de los agentes
económicos individuales (familias y empresas) y una baja intervención del estado.

Así se construye entonces el rango doctrinal, entre una total y absoluta intervención
estatal en los modelos de planificación centralizada y una baja influencia y actuación del
estado en los modelos de libertades económicas. Y entre cada uno de esos límites el
espectro de modelos y tendencias intermedios es amplio. A finales del siglo XIX ante los
efectos negativos de las libertades (acumulación de capital, malas prácticas
administrativas, abusos laborales) surgen los planteamientos comunistas y socialistas de
Engels y Marx y se enfrentan a las tendencias democráticas promovidas por el Libre
mercado (¡que no se llama capitalismo!) y a principios del siglo XX por cuenta de la
primera gran crisis económica mundial, la gran depresión de 1929, aparece una propuesta
intermedia de la mano del economista británico Lord John Maynard Keynes, y es algo así
como que sigamos con las libertades económicas pero con un papa gobierno que nos
corrija, nos dirija y nos lleve de la mano al bienestar.

Año a año seguidores de Keynes y contradictores han llevado los vientos de la política
económica a diferentes disertaciones, aparecen los anarquistas de libre mercado, la
escuela austriaca de Von Mises y de Hayek, luego los Chicago Boys de Friedman y asi…
entre platónicos y aristotélicos de aquí y allá vamos virando la veleta de la doctrina.

¿hacia cual extremo se acerca usted? Yo ando por el lado de Hayek y sus amigos.

Para recorrer mejor este camino, les recomiendo el libro La Gran Búsqueda de Sylvia
Nasar (La de una mente maravillosa) nos cuenta mejor esta historia sin tanta ñoñería.

Reflexión, Seguimos en cuarentena y algunos dirán que esperan más de los gobiernos, yo
personalmente espero más de los ciudadanos.

Abrazo.

J. Enrique Delgado P.
Economista-MBA-PhD ( c )
jotaedepe@gmail.com

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