Matricula: 201311507 Carrera: Ingeniera en Telecomunicaciones
“REGULACIÓN SOBRE COLOCACIÓN DE ANTENAS EN
ZONAS HABITADAS DEL ECUADOR”
Con el inminente crecimiento de las tecnologías de la información es
necesario transportar una mayor cantidad de datos, debido a que el número de usuarios tiene en la misma medida un crecimiento notable, por tanto, se usa infraestructuras inalámbricas para el despliegue de estas redes. Infraestructuras que albergan antenas que operan a distintas frecuencias dependiendo la banda de aplicación. En nuestro país, mientras crece el número de antenas en edificios y terrazas de viviendas, crece también la incertidumbre en la población por los niveles de radiación que estas antenas emiten y los posibles efectos en la salud. Y si bien es cierto no existen estudios que determinen contundentemente los efectos de las ondas electromagnéticas en los seres humanos tampoco que lo han descartado, hay organismos de control y regular que para prevenir estos riegos han establecidos parámetros necesarios para la instalación de estas infraestructuras. La gran cantidad de usuarios ha motivado a que cada vez las operadoras telefónicas instalen más radiobases (equipos compuestos por generadores, torres o postes y las antenas) para así ofrecer la cobertura. Hasta diciembre del año pasado, según la Suptel, se registran 2.214 radiobases instaladas en el país y, considerando que el crecimiento de usuarios de la telefonía móvil es de 200 mil al mes, se prevé más instalaciones. Según datos de ARCOTEL el número de líneas de telefonía móvil en el país supera los 15 millones de usuarios. Las radiobases empezaron a instalarse en el país desde 1993 cuando la Secretaría Nacional de Telecomunicaciones (Senatel) comenzó también a otorgar el permiso de concesión a las operadoras que funcionan en el país; sin embargo, recién en el año 2005 se normó este tipo de instalaciones cuando el 11 de enero de ese año el Consejo Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) expidió el Reglamento de protección de emisiones de radiación no ionizante generadas por uso de frecuencias del espectro radioeléctrico. Las radiaciones no ionizantes son aquellas, cuyo contenido energético es bajo pero que producen efectos térmicos (calor) al entrar en contacto con los tejidos y que a altas frecuencias pueden causar quemaduras. Basándose en las recomendaciones de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, el reglamento fijó límites de exposición de las personas a los campos electromagnéticos. Así, el límite, que es el internacional, es de 4,25 vatios por metro cuadrado o 0,4 milivatios por centímetro cuadrado. Esta regulación hace posible que las empresas prestadoras de estos servicios cumplan con los lineamientos de este sector, para precautelar la salud pública y medio ambiente.