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Parábola de la Oveja Perdida

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“¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se ha descarriado, ¿no deja las
noventa y nueve en los montes, y va en busca de la descarriada? 13 Y si sucede que la halla, en verdad
les digo que se regocija más por ésta que por las noventa y nueve que no se han descarriado. 14 Así, no
es la voluntad del[h] Padre[i] que está en los cielos que se pierda uno de estos pequeñitos.

Sobre la Exhortación y la Oración

15 
“Si tu hermano peca, ve y repréndelo a solas; si te escucha, has ganado a tu hermano. 16 Pero si
no te escucha, lleva contigo a uno o a dos más, para que TODA PALABRA SEA CONFIRMADA POR BOCA DE
DOS O TRES TESTIGOS. 17 Y si rehúsa escucharlos, dilo a la iglesia; y si también rehúsa escuchar a la
iglesia, sea para ti como el Gentil (el pagano) y el recaudador de impuestos[m]. 18 En verdad les digo, que
todo lo que ustedes aten en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desaten en la tierra,
será[q] desatado en el cielo.

Con esta parábola en apariencia simple Jesús nos pone frente a una de las realidades, de las verdades
más hermosas de nuestra fe, el Padre nos ama tanto que no es su voluntad que ninguno de nosotros
pierda la Vida Eterna

Mateo 18,15-16: Corregir al hermano y reconstruir la unidad.


Jesús traza normas sencillas y concretas para indicar cómo proceder en caso de conflicto en la
comunidad. Si un hermano o hermana pecan, o sea, si tienen un comportamiento en desacuerdo con la
vida de la comunidad, tú no debes denunciarlo públicamente delante de la comunidad. Antes debes
hablar a solas con él. Trata de saber los motivos de obrar del otro. Si no obtienes ningún resultado,
convoca a dos o tres de la comunidad para ver si se obtiene algún resultado. Mateo escribe su evangelio
alrededor de los años 80 ó 90, casi a finales del primer siglo, para las comunidades de judíos
convertidos, provenientes de Galilea y de Siria. Si recuerda con tanta insistencia estas frases de Jesús,
es porque de hecho, en aquellas comunidades había una gran división en torno a la aceptación de Jesús
Mesías. Muchas familias estaban divididas y eran perseguidas por sus mismos parientes que no
aceptaban a Jesús, como Mesías (Mt 10,21.35-36.

Mateo 18,17: Quien no escucha a la comunidad se autoexcluye


En último caso, agotadas todas las posibilidades, el hecho del hermano reticente se necesita exponerlo a
la comunidad. Y si la persona no quisiese escuchar el consejo de la comunidad, entonces que sea por ti
considerado “como un publicano o un pagano”, o sea, como una persona que no pertenece a la
comunidad y mucho menos que quiera formar parte de ella. Por tanto, no eres tú el que lo estás
excluyendo, sino que es ella misma la que se excluye de la convivencia comunitaria.
Mateo 18,18: La decisión tomada en la tierra es aceptada en el cielo
En Mateo 16,19, el poder de perdonar se le da a Pedro; en Jn 20,23, este mismo poder se le da a los
Apóstoles. Ahora, en este texto, el poder de perdonar se le da a la comunidad: “todo lo que atéis sobre la
tierra será atado en el cielo y todo lo que desatéis en la tierra será desatado también en el cielo”. Aquí
aparece la importancia de la reconciliación y la enorme responsabilidad de la comunidad en su modo de
tratar a sus miembros. No excomulga a la persona, sino sencillamente ratifica la exclusión que la persona
misma había tomado públicamente saliendo de la comunidad.

Las personas responsables

Quien es responsable está dispuesto a aceptar compromisos sólidos, a cumplir lo que


los demás esperan de él. Estos compromisos nunca deben imponerse o aceptarse sin
reflexionar. Las personas responsables toman con cuidado sus decisiones y realizan
con atención sus tareas. Nunca obran de manera impulsiva y siempre son fieles y
leales a quienes confían en ellas. Por ejemplo, si aceptas el compromiso de ayudar a
un compañero de la escuela que no entiende bien las multiplicaciones, lo harás de la
mejor manera cada vez que te pregunte una duda o te pida una explicación. Tu
compañero ha puesto toda su confianza en ti y tú siempre debes estar ahí para
responderle. Nadie te obligó a adquirir esa responsabilidad, fue una decisión que tú
tomaste y debes cumplirla.

Esa es una situación sencilla… pero la responsabilidad, el compromiso y la fidelidad


están relacionados con los asuntos y situaciones más importantes y complejos de la
existencia, con las grandes decisiones que tomas para proyectarla. En primer lugar
está la responsabilidad que tienes ante ti mismo: buscar tu bienestar, cuidar tu cuerpo y
tu salud, decidir qué forma le das a tu vida en el futuro.
En segundo, está tu responsabilidad ante los demás: tu capacidad de responder a lo
que tus personas más respetadas y queridas esperan de ti. Los grandes hombres y
mujeres extienden su compromiso a niveles más amplios y auxilian a quienes ni
siquiera conocen pero necesitan ayuda: por ejemplo, las víctimas de un desastre
natural en un remoto punto del planeta.
Sin compromisos la vida se vacía

Hoy día gran parte de la gente se niega a adquirir compromisos o los adquiere y luego
no los respeta.

¿Qué les pasa a esas personas? Simplemente que su vida es cada vez más pobre.
Cumplir las obligaciones es mucho más que vivir lleno de mil obligaciones: se trata de
convertirnos en mejores personas disfrutando lo que hacemos. El esposo fiel a su
esposa construye una familia feliz; el estudiante comprometido con su escuela adquiere
mayores conocimientos y obtiene un buen trabajo; los padres responsables de sus
hijos viven la satisfacción de estar formando hombres y mujeres de bien. Cuando nos
comprometemos con nuestras metas y sabemos responder a los demás, estamos
creando un mundo más seguro y feliz.

líder de los ciegos: para esta dinámica se deben formar dos grupos de cinco personas. En el
grupo A cuatro personas llevarán los ojos vendados, la otra ejercerá el rol de líder, mientras que
en el grupo B solo una persona llevará los ojos vendados y los otros cuatro miembros serán
líderes. Deben colocarse, en una sala, tres mesas, dos con vasos y jarras de agua, y otra con
jarras vacías. El objetivo es que el o los líderes dirijan a las personas ‘ciegas’ llenar un vaso con
agua y recorrer la estancia hasta la jarra vacía, donde depositarán el agua. El objetivo de esta
dinámica es que los integrantes vean que un grupo funciona mejor con un único líder.

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