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JOHN BETTISON
8.1 Introducción.
El soplado con la boca del vidrio en moldes para conseguir la forma y el volumen
deseados apareció poco después (siglo I después de Cristo), y la fabricación de
botellas y jarras según este procedimiento prosiguió hasta avanzado el siglo XIX,
cuando aparecen las máquinas semiautomáticas, y posteriormente automáticas,
para el soplado del vidrio.
Hoy día, los fabricantes de envases se consideran como socios de los fabricantes
de alimentos formando un bloque en la industria alimentaria, y las normas de
fabricación e higiene en las plantas que fabrican envases están siendo puestas
constantemente al día para igualar a las de las zonas de preparación de alimentos
de sus clientes.
(v) De una forma idea!, el material del envase será impermeable a líquidos y
gases y no será atacado por el producto que contiene.
(vi) No resultará caro en relación con el valor del producto que contiene en su
interior.
(vii) Permitirá la exhibición del producto, bien a través de los laterales o cierre
del propio recipiente o mediante ilustraciones, y quedará espacio suficiente para
colocar etiquetas con información sobre aspectos nutritivos.
(viii) Será fácil de abrir, si son seguidas las instrucciones para su apertura, y no
supondrá un riesgo en relación con su destino final.
Otra característica de los alimentos envasados deriva de los beneficios que puede
obtener el comerciante a través del diseño o de la etiqueta del envase para vender
sus productos y mejorar la imagen de su empresa. Las formas de los recipientes
gozan de un atractivo especial en la industria del vidrio, y algunos productos son
asociados de inmediato con una determinada forma o coloración de la botella o del
tarro. La tendencia va hacia sistemas que facilitan la apertura, por ejemplo, tapas
que desenroscan en lugar de tener que apalancarlos. Los métodos de apertura
fácil tirando de una anilla y las cubiertas que se retiran con facilidad de las
bandejas de plástico, constituyen otra modalidad mediante la cual la industria del
envasado intenta atender a las exigencias de sus consumidores. Aunque debe
recordarse que cuanto más fácilmente pueda abrirse el envase, más fácil será la
comisión de abusos, por lo que debe incorporarse al mismo alguna característica
que sería de la evidencia de que ha sido forzado el envase o que evite este abuso.
Este ha sido durante muchos años un sector importante del mercado para
hortalizas envasadas y, quizás por esta razón, es con mucho el que ha empleado
una mayor variedad de materiales para envasar. Se utilizan latas de metal,
tarros/botellas de vidrio, recipientes de plástico semi rígido (bandejas, botes, tarros
y botellas), bolsas de láminas metálicas finas, bandejas de láminas de aluminio,
tubos colapsables y «latas» redondas de plástico transparente. Todos estos
envases serán estudiados explicando su proceso de fabricación, métodos de
cierre de los recipientes llenos y, cuando sea necesario, aspectos especiales
concernientes al tratamiento térmico y posterior manipulación de los
recipientes.Una nota final hará referencia a los recipientes para el envasado
aséptico de hortalizas y productos derivados de las mismas, tanto a granel como
en recipientes para venta al detalle.
8.3.1.3 Aluminio.
En comparación con los materiales mencionados anteriormente basados en el
acero, el aluminio es un material con una tercera parte aproximadamente de peso
y mucho más dúctil. Es necesaria una aleación de aluminio puro con manganeso y
magnesio para conferir resistencia al material antes de que puedan fabricarse
recipientes y componentes que sirvan para productos vegetales. Cuando se
elabora lámina de aluminio destinada a la fabricación de latas o componentes de
las mismas para alimentos, es importante proceder con cuidado en todas las
etapas de su elaboración, desde la preparación del lingote, control de tas
velocidades de laminado y lubricantes, para asegurar que se mantienen unas
normas suficientemente correctas de calidad superficial. En términos generales,
los recipientes y sus componentes para alimentos elaborados con aluminio no son
tan resistentes al abuso mecánico a que son sometidos durante la manipulación
apilado como las latas de acero, y el aluminio pierde también parte de su
resistencia inherente cuando es sometido a elevadas temperaturas tales como las
que puede experimentar durante el secado en horno de las lacas aplicadas o los
recubrimientos y decoraciones externas. En consecuencia, puede ser necesario
tener que volver a diseñar los esquemas de las líneas de enlatado, las cajas para
distribución y los métodos de almacenamiento cuando se pretende introducir o
cambiar los recipientes o componentes de acero por otros de aluminio.
8.3.1.4 Lacas.
Aunque las latas fueron fabricadas durante muchos años sin lacas, es decir, sin
recubrimiento interno, las demandas de los consumidores y las presiones
legislativas -así como también consideraciones económicas- han determinado la
adopción casi universal de acero y aluminio totalmente lacado en su parte interior
para la fabricación de latas destinadas a los alimentos. En los recipientes de
hojalata, el empleo de una laca permitirá comúnmente una reducción considerable
en el peso del recubrimiento necesario de estaño, mientras que con el acero sin
estaño, las lacas son necesarias -tanto interna como extremamente para reducir el
desgaste de la maquinaria durante la elaboración de los componen tes de las
latas.
Además de estas ventajas, las lacas internas pueden mejorar la apreciación por
parte del consumidor de la calidad del alimento al incorporar recubrimientos
internos dorados o blancos, y pueden incorporarse con moderación materiales
tales como óxido de cinc o carbonato de cinc para absorber compuestos volátiles
sulfurados procedentes de alimentos proteináceos tales como hortalizas y reducir
en consecuencia la posibilidad de que en dichas latas aparezcan manchas
visualmente inaceptables de sulfuro -el sulfuro de cinc es opalescente mientras
que el sulfuro de hierro es negro. Las lacas modernas utilizadas para las latas y
sus componentes con destino a hortalizas suelen basarse en resinas epoxi-
fenólicas o PVC y proporcionan unos resultados excelentes. Las lacas para la
mayoría de los cuerpos de latas de dos piezas estiradas y reestiradas, para
cuerpos de latas de tres piezas y para los extremos de cualquier tipo de latas
destinadas a hortalizas, se aplican a láminas planas de metal en forma de una
solución/dispersión en un solvente orgánico en unidades para realizar el
recubrimiento/lacado a gran velocidad unidas a hornos calentados por gas que
pueden tener hasta 50 metros de longitud. Durante el paso a través de estos
hornos, en los que pueden soportar temperaturas superiores a 200°C durante
varios minutos, los solventes son separados (para ser tratados en incineradores
especiales de forma que no supongan una peligrosa polución atmosférica) y las
resinas de la laca son polimerizadas para formar una «unión» con la superficie del
metal. Por razones de economía y para reducir la posible polución atmosférica, ha
aumentado el empleo de las llamadas lacas basadas en el agua -con bajos niveles
de componentes orgánicos volátiles y Inaplicación de radiación ultravioleta para
curar las lacas, con la consiguiente eliminación de los grandes hornos de curación
(ver Figura 8.1).
La primera técnica, que sigue siendo la más empleada para la fabricación de latas
destinadas a los alimentos, solamente tiene aplicación actualmente para la
hojalata bajo un punto de vista económico, mientras que la técnica de estirado y
reestirado tiene aplicación para hojalata, acero sin estaño o aluminio; la técnica de
dos piezas estirada y prensada se usa actualmente con hojalata y aluminio, por
ejemplo, para latas de bebidas, aunque en la actualidad solamente puede
aplicarse esta técnica a hojalata en la fabricación de latas para alimentos debido
principalmente a la resistencia que debe tener el cuerpo de la lata.
En esta fase, los bordes son soldados eléctricamente usando electrodos continuos
de cobre, y se aplica internamente una capa de laca (raya lateral interna) mediante
un rodillo o pulverizador sobre la junta soldada y después se cura en el homo. Los
cilindros que constituyen los cuerpos de las latas son rebordeados, cuando es
necesario, embridados y pasan a una máquina en la que un extremo de la lata
(conocido como extremo del fabricante) recibe una doble juntura sobre el cilindro
de la lata (ver Figura 8.4). La doble juntura de las latas soldadas eléctricamente se
efectúa con mayor facilidad que en las latas soldadas con estaño porque en la
superposición de estas últimas aparecen dos espesores de hojalata más el
espesor del material usado para soldar, mientras que, en la lata soldada
eléctricamente, la juntura lateral tiene un espesor inferior a 1,5 veces el espesor
de la hojalata. La realización de la juntura doble es una operación crítica y requiere
un control regular durante el proceso de fabricación. La preparación de los
extremos de las latas se realiza mediante el corte de tiras de hojalata a partir de
las láminas lacadas mediante una cizalla, estampado y formación de círculos
lacados que se recubren con un compuesto senador a base de solventes o de
agua para conseguir un cierre hermético del cuerpo cilíndrico de la lata mediante
la juntura doble (ver Figura 8.3). La fabricación de cierres de fácil abertura total es
más compleja y requiere un control más cuidadoso sobre las especificaciones de
la hojalata y del lacado para conseguir un buen cierre. No obstante, no existen
razones técnicas para que no se utilice más este procedimiento en las latas
destinadas a productos vegetales.
Figura 8.1 Línea de revestimiento de la chapa (l-4); 1 Alimentador de chapa; 2 Unidad de lacado/revestimiento; 5 Horno de
curación; 3a Sección de refrigeración; 4 Apiladora de chapa.
Figura 8.2 Línea de fabricación de latas (5-10): 5 Tajadera; 6 Elaboradora del cuerpo de la lata/soldadora; 7 Separadora de
las latas; 8 Pestañadora; 9 Formadora de la costura; 10 Comprobador de presión.
Figura 8.3 Línea de elaboración final (11-14); 11 Alimentador de chapa; 12 Arrufadura de espiral; 13 Prensa final; 14 Calza
del compuesto (cortesia CMB Packaging).
Figura 8.4 Terminología dimensional de la doble juntura (cortesía CMB Packaging).
Lata de dos piezas estirada y reestirada (ver Figura 8.5).
Aunque el vidrio reciente preparado tiene una resistencia doble que la del acero,
por desgracia en la forma en que se encuentra normalmente en la vida real su
resistencia es tan sólo una centésima parte de la correspondiente a su estado
original. La fragilidad debe ser considerada, por consiguiente, como una
desventaja que presentan los recipientes convencionales de vidrio usados para
envasar productos vegetales.
Ingredientes.
Una mezcla típica para recipientes de vidrio podría incluir 60% de arena, 18% de
carbonato sódico anhidro, 17% de piedra caliza y 5% de aditivos minerales.
Horno.
Casi lodo el vidrio para recipientes se funde actualmente mediante proceso
continuo en hornos regenerativos, en los que los ingredientes entran lentamente
por un extremo y sale lentamente vidrio fundido por el otro. El calor es
proporcionado mediante quemadores que utilizan gasoil o gas natural, y el sistema
de regeneración de calor, que recupera el calor de los gases residuales y lo utiliza
para precalentar el aire de la combustión, permite conservar la energía.
Antecrisol y alimentador.
El vidrio fundido es transportado desde el homo hasta las máquinas formadoras
mediante un antecrisol y transportador (o unidad formadora de porciones). El
antecrisol consiste en un canal cubierto construido con ladrillos refractarios, que va
provisto de unidades calefactoras y refrigerantes de forma que el vidrio puede
llegar a los alimentadores con una temperatura perfectamente controlada dentro
de un margen de1°C. El alimentador divide el vidrio en porciones (masas de igual
peso y con una temperatura uniforme de unos 1.100°C) mediante cizallas que lo
cortan en porciones de igual longitud según sale a través de un orificio, y las
distribuye mediante canales hacia las máquinas formadoras. El tamaño de cada
porción de vidrio depende del tamaño y peso del recipiente que se fabrica y con
unas condiciones de elevada eficacia de la línea, puede mantenerse con unas
oscilaciones en el peso de más/menos 1%.
Los diagramas muestran las diferencias entre ambos métodos, aunque con la
técnica de presión y. soplado, la porción de vidrio tras caer en el primer molde, es
comprimida por un émbolo que forma la cavidad del cuerpo del envase y
simultáneamente comprime el vidrio para que adquiera el acabado preciso del
cuello. Este recipiente parcialmente formado es transferido entonces por su cuello
basta el segundo molde, donde adquiere la forma final mediante aire a presión
aplicado a través del cuello del envase.
Recocido.
Los recipientes abandonan la máquina formadora con una temperatura de 650‘C
aproximadamente y, si se enfriasen con rapidez, experimentarían tensiones
internas y serían más susceptibles a alteraciones por impactos. Por esta razón,
son transportados rápidamente hasta un túnel con temperatura controlada,
pasando lentamente a través del mismo en el que son recalentados lentamente y
posteriormente enfriados con una velocidad predeterminada.
Tratamiento de la superficie.
La tendencia hacia la fabricación de recipientes de vidrio ligeros de peso ha
impuesto la aplicación creciente del tratamiento de la superficie del vidrio para
mantener su resistencia y permitirles fluir con suavidad a través de las líneas de
envasado y mejorar su resistencia a la abrasión. La primera fase, o tratamiento
«final en caliente», se aplica en el transportador entre las máquinas formadoras y
el túnel de recocido; consiste normalmente en una pulverización sobre las botellas
o tarros calientes de un vapor de titanio orgánico o de compuestos de estaño
inorgánico y se considera que duplica la robustez/resistencia del recipiente.
(i) Las bobinas de metal se cortan en láminas del tamaño apropiado para su
manipulación en las unidades de impresión y lacado.
(ii) Estas láminas pasan varias veces a través de las prensas y unidades de
recubrimiento que aplican tintas y barnices sobre la superficie externa de la lámina
y lacas resistentes al producto sobre la superficie interna. La elección de la(s)
laca(s) usada(s) depende del tipo de alimento que se envasa. Entre cada una de
estas operaciones, las láminas atraviesan un homo que es capaz de curar el
material aplicado sobre su superficie, frecuentemente con temperaturas superiores
a 2l5°C.
(iii) Las láminas impresas y lacadas son cortadas entonces en tiras preparadas
para alimentar las prensas de estampado, que las cortan en forma de discos, las
prensan y las rebordean para darles su forma; el compuesto líquido de
recubrimiento, que crea la cubre junta del tape, es inyectado entonces en la
carcasa del tape mientras gira rápidamente. Esta acción de rotación sirve para que
el compuesto Huya hacia el canal del tape, aunque con algunos tipos de cierres es
preciso también moldear el compuesto para que llegue a su posición correcta; se
aplica un tratamiento térmico final en un homo para curar y fijar el compuesto, con
frecuencia a una temperatura superior a 230°C. Los fabricantes de tapes, al igual
que los de recipientes de vidrio, se esfuerzan por alcanzar la certificación BS 5750
para sus operaciones.
Por el contrario, un tape sin salida de vapor se aplica sobre el tarro bajo la acción
del vacío, estableciendo de forma inmediata un cierre hermético, que se mantiene
totalmente durante el posterior tratamiento térmico mediante la aplicación de una
sobrepresión controlada que es superior a la presión interna desarrollada por el
producto en el interior del tarro.
De los tapes sin salida de gases, el cierre roscado (Twist Off), existente
corrientemente con diámetros que oscilan entre 30 y 110 mm, es el más popular:
se aplica a envases de vidrio sometidos a tratamiento múltiple de acabado. El tape
PT (presión/torsión) difiere del sistema de cierre roscado en que se aplica
simplemente presionando hacia abajo sobre el tarro sin acción giratoria, ya que no
dispone de aletas; como la colocación del compuesto de recubrimiento en la parte
inferior de la falda del cierre y el hecho de que este compuesto tome la forma de
las roscas sobre el anillo del cuello del envase de vidrio durante la pasteurización
o esterilización, permite desenroscar el tape. Los tapes tipo Whitecap no se ven
sometidos normalmente a temperatura superiores a 125‘C cuando se usan para
productos esterilizados; no deberá superarse una presión máxima total en el
autoclave de 2,45 kg/cm2.
Al comparar los tapes que permiten la salida de gases con los que no la permiten,
los primeros requieren generalmente unos acabados menos complejos en el anillo
del cuello del envase de vidrio y pueden proporcionar mejores resultados que los
tapes que no permiten la salida de gases con tarros sometidos a un llenado
deficiente, mientras que los tapes que no permiten la salida de gases son cerrados
herméticamente por la máquina cerradora y permanecen en estas condiciones
durante el resto de sus vidas útiles; tales tapes pueden ser colocados también con
una velocidad apreciablemente mayor y, en general, son mejores sus
características de apertura.
Los tapes de plástico tendrán cierta aplicación para encurtidos de hortalizas quizás
en tarros de plástico- aunque esto no es considerado todavía como una amenaza
grave para la calidad de estos productos, para los que cabe esperar un
crecimiento importante en el futuro. Sin embargo, es posible que consigan una
parcela de este mercado los tapes con un disco metálico superior y una falda de
plástico compactado.
(ii) Condiciones de cierre. Las máquinas cerradoras usadas para tapes sin
escape de gases trabajan con velocidades que oscilan desde 10 a 1500 envases
por minuto. Los tapes son orientados de forma correcta para asentarse sobre el
cuello del tarro de vidrio mediante una tolva giratoria equipada con pernos
captadores o magnetos; los tapes son distribuidos a través de un conducto
calentado mediante vapor hasta el punto de la cerradora en que son captados por
el envase. Se inyecta vapor en el espacio superior libre de producto del envase y
el tape es finalmente comprimido o girado sobre el anillo del cuello del envase
mediante cintas cerradoras sobrecalentadas.
Los cierres que permiten la salida de gases son aplicados normalmente con
máquinas plegadoras giratorias, sin vacío y, como no llevan necesariamente
incorporado un sistema de recierre, no se aplican las comprobaciones
mencionadas anteriormente.
(iv) Condiciones del tratamiento. Serán tomadas medidas para asegurar que
no se aplican tensiones inaceptables sobre los cierres durante el tratamiento
térmico. Para evitar este hecho son necesarios distintos procedimientos según sea
el tipo de tratamiento térmico que reciben los tapes sin salida de gases, según se
indica:
(a) Llenado en caliente. Constituye el procedimiento más utilizado con salsas
y zumos de productos vegetales tales como ketchup de tomate y zumo de tomate.
El único problema potencial aquí es el shock térmico del vidrio cuando el llenado
se efectúa a 85-90°C mientras que el recipiente se encuentra a una temperatura,
por ejemplo, de 20°C. Es práctica normal precalentar los recipientes hasta 50-
55°C mediante un aclarado con agua caliente a dicha temperatura.
Para los tapes con salida de gases, esta técnica de llenado en frío facilita la
consecución de un buen vacío interno durante el enfriamiento.
Una vez calculada la presión interna, es necesario disponer los autoclaves para
que se alcance una presión total en su interior que supere en 0,3 kg/cm 2 a la
calculada; existen limitaciones para la presión que pueden soportar ciertos tipos
de tapes sin experimentar alteraciones, y si son superados estos límites en los
cálculos anteriores, será necesario alterar uno o más de los parámetros de control,
por ejemplo, aumentar la temperatura de llenado del producto, para conseguir
éxito en la producción.
(b) Las plataformas portátiles deben encontrarse en buen estado y una vez
cargadas deben colocarse con suavidad en su posición. También se recomienda
colocar separaciones de madera o cartón entre las plataformas apiladas si se
emplean plataformas de cara única.
Escaso peso y volumen (tanto llena como vacía) por lo que se ahorra tanto
espacio en el almacén como costes de transporte.
Gran facilidad de apertura: la bolsa puede ser abierta rasgándola o
simplemente cortándola con unas tijeras
Recalentamiento con el producto en el interior de la bolsa: pueden ser
recalentadas juntas en una olla tantas bolsas como sean precisas; los
envases pueden ser sacados con la mano del agua caliente.
Fácil eliminación; los envases pueden ser aplastados para desprenderse de
los mismos.
roces o abrasiones, una capa medía que constituye una barrera para oxígeno, luz
y humedad, y una capa interna para permitir un buen cierre mediante aplicación de
calor y compatibilidad con el producto envasado. Un ejemplo típico de este
material consistirá en una capa externa de poliéster, una barrera de lámina fina de
aluminio y una capa interna de polipropileno, con posibilidad de esterilización a
temperaturas superiores a 121°C si es preciso.
(iii) Las bolsas para autoclave deben ser secadas tan rápidamente como sea
posible tras su enfriamiento.
Por desgracia, ningún material de plástico ofrece por sí mismo el ideal de precio
reducido, características para la formación de envases con facilidad, resistencia al
calor y acción barrera, por lo que resulta necesario combinar varios materiales,
normalmente mediante co-estiramiento por presión, para aproximarse a este ideal.
Entre la amplia gama de materiales de plástico disponibles en la actualidad, los
cuatro que ofrecen hoy d fa una mayor aplicación para este sistema de envasado
son:
Esta eliminación del aire facilita el tratamiento del envase (en capas individuales,
resultan ideales los procedimientos de tratamiento dentro del agua o mediante
vapor/aire con temperaturas de hasta 121°C) y amplia la vida útil del producto.
Para hortalizas y productos vegetales, puede alcanzarse una vida útil de 18-24
meses con dichos envases en climas templados, escaldando las hortalizas antes
del llenado de los envases.
Los cierres pueden fabricarse para ser despegados o cortados, según se desee.
Una tasa típica de captación de oxígeno para un recipiente Lamipac®de 450
gramos, tras su tratamiento térmico, sería de 1,0 ml por mes, aunque de nuevo es
importante tener presente que el proceso TOR origina un espacio superior
esencialmente carente de oxígeno en el momento del cierre. Un hecho
conveniente de tales recipientes, al igual que la posibilidad de despegar sus
cierres, consiste en la posibilidad de ser recalentados tanto en hornos microondas
como con aire caliente. Normalmente estos recipientes son recubiertos o forrados
con cartones decorados.
Cabe la posibilidad de alcanzar una vida útil de 18 meses para el kétchup llenado
en caliente, mientras que con un envase Lamicon de boca ancha con capacidad
para 2,5 litros de construcción similar, cerrado térmicamente con lámina fina de
metal y recubierta por una chapa, puede alcanzarse también una vida útil similar
envasando encurtidos dulces de hortalizas. La botella Gamma es un recipiente
similar a la botella Lamicon.
Los envases Stepean han sido empleados comercialmente con diversos productos
vegetales acidificados y pasteurizados, y están siendo valoradas pruebas
efectuadas con hortalizas esterilizadas. El empleo del cuerpo cilíndrico de los
recipientes Stepcan combina en esencia las mejores características de los
recipientes tradicionales para alimentos sometidos a tratamiento térmico, es decir
la transparencia del tarro de vidrio con la posibilidad de asar las líneas de
envasado de alta velocidad y la imposibilidad de rotura de las latas de metal.
Productos típicos de origen vegetal que son envasados de esta forma son la pasta
de tomate y la mostaza, que gozan de una elevada estabilidad mantenidos a
temperatura ambiente o en refrigerador.
8.3.7.1 Historia.
El proceso de enlatado aséptico fue inventado por el Dr. W.M. Martin y
desarrollado comercialmente por la Dole Engineering Co. de California, EE.UU.,
hace unos 40 años. En el equipo original, eran esterilizadas previamente latas de
hojalata de tres piezas mediante vapor sobrecalentado; el llenado y el cerrado con
doble costura de las latas .se efectuaba en condiciones de asepsia en una cámara
llena de vapor - los tapes de las latas habían recibido una esterilización con calor
seco similar a la de las latas vacías. En el Reino Unido, la técnica de envasado
aséptico ha sido utilizada comercialmente para una limitada gama de productos
tales como natillas y helados, y se hace referencia a la misma aquí tan sólo por
razones históricas, porque nunca se apreció que tuviese muchas ventajas para el
mercado de hortalizas envasadas.
Sin embargo, existen dos áreas comerciales importantes en las que el envasado
aséptico de productos vegetales ofrece ventajas tanto en relación con una mejor
calidad como con una posible reducción de costes, .se trata del empleo de
envases para venta al detalle de sopas vegetales, zumos vegetales y salsa de
tomate; y el empleo de envases asépticos a granel para el transporte de pasta de
tomate de un país a otro.
8.3.7.2 Recipientes para venta al detalle.
Entre los mismos, los recipientes más empleados para productos vegetales son
Tetra Brik y Combibloc, ambos de cartón, generalmente con capacidades de 250
ml, 0,5 litros y 1 litro. Existen diferencias importantes en los principios del sistema
de cada envase de cartón, aunque no todos resultan apreciables para el
consumidor final. El impacto que ha tenido a nivel mundial el envasado aséptico
en recipientes de cartón durante los 25 años siguientes a su implantación puede
apreciarse ante el hecho de que en 1989 se vendieron unos 35.000 millones de
tales envases.
8.3.7.3 Sistema de envase aséptico de cartón Tetra Pak (ver Figura 8.16).
El sistema Tetra Pak, desarrollado en Suecia, se introdujo en forma de envases
tetraédricos asépticos ya en 1961, apareciendo la versión Brik rectangular en
1969. El sistema emplea bobinas de material laminado, ya impreso y engrasado;
el laminado consta normalmente de siete capas que (de dentro hacia fuera) son
las siguientes:
Sistemas de tambor. Tales sistemas, de los que son ejemplo los sistemas
Cherryurrell Sterilpac y Fran Rica, utilizan normalmente tambores de 250 litros de
capacidad. Los tambores son esterilizados previamente con vapor húmedo,
llenados con producto estéril frío y posteriormente cerrados en condiciones
asépticas. Las velocidades típicas de llenado son de hasta 18 tambores por hora.
Han sido puestos a punto sistemas que permiten la extracción aséptica del
producto aséptico desde el envase a granel, con lo que puede efectuarse su
llenado directo en posteriores operaciones de llenado aséptico.
8.4 Envasado de hortalizas congeladas.
La conservación de alimentos mediante congelación es uno de los métodos más
antiguos conocidos por el hombre, aunque el nacimiento de la industria de los
alimentos congelados para el «consumidor» se remonta a 1915, cuando Clarence
Birdseye puso a punto el proceso y el equipo para la congelación rápida.