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GEOESTRATEGIA

Allá por 2005 rescaté lo vital del análisis geoestratégico. Diez años después
recapitulo sobre el mismo tema dada su permanente vigencia. La geoestrategia es
la parte de la geopolítica que orienta, dirige y planifica la orientación geográfica de
la política exterior e interior de un Estado. La geoestrategia concentra sus
esfuerzos en el campo de la geografía; desde allí impulsa objetivos concretos
externos e internos. Los escenarios geográficos y los procesos políticos son
dinámicos, cada uno influye sobre el otro. Asimismo, el plan estratégico fija las
metas por alcanzar a largo mediano o corto plazo, como también señala las
acciones (tácticas) sucesivas que se pueden dar en el marco de “x” estrategia. En
definitiva, la geoestrategia combina la estrategia con el estudio de la superficie del
suelo y sus condiciones particulares en cada región. Se trata del análisis de
factores que caracterizan a un determinado espacio geográfico que nos interesa
conocer para conquistarlo o modificarlo.

Toda estrategia gubernamental debe tomar en cuenta a la geopolítica, la relación


interactiva entre poder político, asentamiento geográfico y condiciones territoriales.
El “subcampo” de la geoestrategia es primordial en conflictos pero su uso en
contextos de naturaleza civil y de paz reviste también enorme utilidad, sobre todo
cuando se trata de implementar programas de largo aliento para dominar espacios
alejados de los centros vitales del poder con el fin de lograr así plena soberanía
sobre recursos naturales propios e incentivar traslados poblacionales, inversiones
de capital u otras modalidades señaladas previamente en el plan como metas
posibles. La aplicación del conocimiento geoestratégico resulta fundamental.
Desde ya, subyace siempre debajo de esta acción un concepto geopolítico básico,
el que estará orientado en función del interés nacional y de los fines últimos del
Estado. Las concepciones geoestratégicas son tan diversas como las situaciones
que surgen en distintos escenarios; en particular, pueden ser herramientas
esenciales para lograr el avance (o la conquista) de ciertas zonas geográficas.
Este ya avanzado Siglo XXI nos obliga a construir una nueva visión geoestratégica
global impulsora de acciones para explotar sabiamente materias primas que
Bolivia tiene en abundancia y procurar además un cambio cualitativo que nos lleve
irrefrenablemente hacia la ruta del progreso con soberanía y bienestar general.
Otra prioridad geoestratégica clave es la integración de nuestro extenso territorio
mediante óptimas comunicaciones, a la par de vincularnos con el exterior en
función de pautas integracionistas convenientes a nuestros intereses. Las visiones
geoestratégicas están aún en pañales, pero van creciendo. Deberán madurar
rápido, las oportunidades perdidas no siempre se recuperan y el tiempo perdido no
vuelve jamás.

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