En relación con la lectura, tenemos conocimiento que existe un
tema que actualmente es muy debatido, en este caso nos
referimos a la situación actual de los contratos en el contexto de la pandemia por el covid 19.
El esquema que se nos presenta en la lectura parte desde la
concepción histórica de las bases del contrato y su cumplimiento. También se hace el planteamiento de esta figura y la disyuntiva sobre como poder cumplir con lo pactado cuando las situaciones generan un cambio que podría generar el incumplimiento por parte del deudor, viéndose afectado por estos cambios.
Asimismo, podemos apreciar diversas opiniones de varios
autores en relación con el contexto de la situación actual. Por un lado, a favor de que efectivamente se debe exigir el cumplimiento del contrato apelando a la figura de la excesiva onerosidad. Sin embargo, otros autores comentan que exigirlo no sería lo adecuado y debería existir modificaciones en las cuales se pueda dar el cumplimiento de este. Realmente las opiniones son diversas y hasta se plantea de la aplicación del caso por caso, pero se concluye que realmente no existe una solución o respuesta que pueda usarse como regla aplicable a las circunstancias actuales.
Lo cierto es que, como se hizo mención anteriormente, el uso de
algunas figuras tal como el de la excesiva onerosidad podría ser interpretado como un abuso para el cumplimiento contractual no tomando en consideración causales de incumplimiento como el caso fortuito o fuerza mayor. Entonces ante esto podría llevarse a la desnaturalización de la ley y se entiende que por la misma naturaleza de la figura podría llevar a perjudicar a una de las partes en su aplicación.
Ahora bien, si bien en el texto se buscan alternativas de
solucionar dichos casos que vienen surgiendo, como el uso de la buena fe contractual, la excesiva onerosidad y las causales de incumplimiento – el caso fortuito o fuerza mayor considerado situaciones irresistibles e impredecibles- no necesariamente son garantes de que con su aplicación pueda aplicarse de manera general. Debido a que cada caso es diferente según lo pactado por los partes, entendiendo así que su aplicación deberá ser llevado a un caso por caso, es decir, de manera específica.
En relación al intervención del Estado, podemos entender que
su actuación sería excepcional ante las circunstancial actuales. Por lo mismo se le intervenir para evitar el cese de relaciones contractuales. Un claro ejemplo es Proyecto de Ley N° 5004/2020-CR, en el cual se busca suspender el pago del arrendamiento ante la imposibilidad que tendría el arrendatario para concretarlo.
Para concluir, los autores nos señalan que realmente no
podríamos esperar una respuesta única a toda la problemática que gira actualmente en las relaciones contractuales. Por eso es por lo que se apela a que la solución podría darse en una análisis de caso por caso debido a la particularidad que podría tener cada contrato.
En mi opinión, este lectura nos introduce a un debate muy
interesante con una problemática que sin duda nos hace reflexionar. Me parece que dentro de este análisis de caso por caso sería la respuesta más acertada, ya que dependerá también de las acciones y los comportamientos de las partes en relación con las circunstancias actuales apelando a que se adopte un criterio de empatía y solidaridad.