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@ Simon Sheikh éQUE ES LA BIENALIZACION? Notas sobre la mediacion cultural de las fij la produccién del capital cultural global. Las dos tltimas décadas han visto un cre- ‘imiento inmenso en la cantidad de biena les de arte contemporaneo y en el impac: to que éstas han tendo tanto en terminos {del mundo del arte en cuanto sistema de ireulacién internacional como en term nos de la asistencia, 0 sea, en el nime- ro de espectadores. Las bienales son, en uma, una industria floreciente, Sin em bareo, rara vez se discute su cardcter de industria; casi siempre se las conside- ra Gnicamente como modelos de exhibi clon y generadoras de discurso. Las bie- rales son abordadas por los escritores y los teéricos en términos de sus potencia- lidades politicas,artisticas y curatoriales, ‘como yo mismo lo he hecho en pasadas ocasiones, pero nunca en términos de lo ‘que pudigramos denominar sus potencia- Tidades econémicas, esto es, como una in dustria, un mercado para el comercio y el turismo y un aspecto de la “economia de la experiencia" dentro dei capitalism glo: bal de hay en dia, En lo que sigue, trataré de abondiar en las razones de este hecho, asi como en el vinculo ~si es que existe ~alguno~ entre ambos tipos de discurso, el de Ia elaboracidn democratica y poblica de politices de la bienal en términas arts tico-curatoriales yel de la economia polt- tica del fendmeno de la bien Como las editoras de una reciente compilacion sobre e! tema escribieron en 1a introduccién a fa misma, “se puede ar- gumentar que las exposiciones bienales se han revelado de algin tiemao para aca como el medio por excelencia a través del cual llega a conocerse la mayor parte del arte contemporaneo’; y Elena Filizovic, Marieke vat: Hal y Solveig Ovstebo, todas ellas curadoras en ejercico, continvaban diciendo en la obra aludide (The Biennial Reader, 2010) “esto es un hecho, inde- pendientemente de qué actitud se adop- te frente a él 0 cémo se Io conciba’. Y es {ue la aparicion ce nuevas bienales y de tuna nueva conciencia en centros tradicio- rales acerca de las llamadas periferias ha Conducido a la construccién de un mun: do internacional ~cvando no global del arte, dotado de movilidad de capitales, representacion e iGentidad cultural, arts- tas y curadares, conceptos y mercancias Esta circulacin se lleva 2 cabo a través de una amplia red de residenciss, bie rales, canferencias e investigaciones de campo. Pero Zcuéles son los términos de Uso de dicha circulacién, hasta dénde lle- 2 y hasta donde no? 2Cual es la geogra- fia y composicién de este mundo globa- lizado del arte? zExiste algo asi como un estilo internacional del arte y de sus dis: cursos? ¥ eu es la relacién de las biena: les y el mercado con el financiamiento de esta circulacion y con el de las represen- taciones y las redes? UN ECOSISTEMA DE BIENALES En térmi- nos de bienales, el modelo imitable y ex- portable ha sido siempre la Bienal de Ve- necia, que ha tenico 52 ediciones desde 1895 y ha estado basada en la nocidn de los pabellones nacionales, segdn la cual cada pals se representa a sf mismo en- viando 2 uno 0 a varios de sus mejores yy mas brillantes artistas. La Bienal de Ve recia es una especie de Juegos Olimpicas del mundo de! arte, con primer premio in- luido. Sin embargo, hay que puntualizar inmediatamente que casi todas las biena- les ue desde entonces han sureido al: rededor del planeta no han seguido este ‘modelo, y que la mayoria incluso no ha reivindicada un arte mundial, sito mis, bien un garticulaismo regional y cultural (con algunos elementos universalistas), ya se hayan realizado aquellas en La Haba: ra, en el Museo Whitney de la ciudad de Nueva York o en las siempre itinerantes sedes de la Manifesta en Europa, Mien- tras ésa es quizés la modificacién pre- dominante con respecto a Venecia, tam: bien se da la variante de querer traer el mundo del arte a un lugar particular, con €l resultado de traducir el émbito inter- nacional a lo local (y alos lugarenios), ya sea en Berlin, Estambut o S80 Paulo. Las bienales se insertan en un ecosistems y fen un sistema econémico de expasicio- nes (y de lugares de encuentro exposii vyos) en términos geopaliticos. No reciben internacionalmente la misma atenciéa in- mediata, sin importar el adimero de visi- tantes (locales) que tengan. Por ejemplo, més personas asisten a la Bienal del Mer- cosul en Porto Alegre que a la Documen- ta en Kassel, que se celebra cada 5 atios, ‘pero la importancia historica en el mun: do del arte, et emplazamiento geogrstico y la atencion dispensada por los medios de comunicacién son todas ellos facto: res que contribuyen a la reputacidn e in fivencia de una bienal (9 una exposicién de cualquier otra periocicidat). Dicha su: cintamente, una bienal se labra su pro- pio sello de marca, asi como un poblica Y una circunscripcion, tanto a nivel nacio: ral coma internacional, ¥ con el reciente crecimiento en el ndmero de nuevas bie Bein Jost Clin (1074, Cute de Guetenal Faso kon 2077 Escutra de brome yoo guatenatec, woxaxt Escutrs: nga y Fernando Poytn © Foe Rate rence cris artista y oe Promereogalery aie Pan, wsyleca Las bienales son abordadas por los escritores y los tedricos en términos de sus potencialidades politicas, artisticas y curatoriales, pero nunca en términos de lo que pudiéramos denominar sus potencialidades econémicas. El trabajo Falso ledn, de Regina José Galindo, es una copia exacta del Le6n de Oro con el que la artista fue galardonada en la Bienal de Venecla de 2005, Debido a dlificultades econémicas, se vio obligads a vender su premio. Por ello, transcurridas tres Bienales, resenté esta vex en Venetia una reproduccion en bronce y oro guate- malteco. Con elo, lama fa atencién sobre la orecariedad ent la que viven los artistas y muestra su rechazo ala arbitrariedad y las falsas promesas de tales cistinciones. males, especialmente en el Sudeste Astat- 9, el entorno de la lucha por obtener la atencién internacional se esta tornando cada vez mas competitiva, algo que afec ta tanto a las centros reconocidos como a las perifeias. LAS BIENALES COMO FUENTES DE REN- ‘TAS MONOPOLISTAS Para las bienales se est volviendo cada vez mas importante crear un nicho de mercado, una identidad specifica, una reputacién y un presti io que las coloquen tanto en el mapa ce! ‘mundo como en el del mundo del arte. ¥ este posicionamiento puede variar enor memente, € incluso requerir que se hae bie en distintas lenguas y a dos niveles clferentes, Por un lado, est la ciculacion del discurso del mundo internacional del arte, con su sistema de universalidades rivales y su competicion por fa adquis- clon de capital simbélico, cvotas de mer ado y monopotios; gor otro, las reivi: dicaciones politicas y econémicas locales lrigidas a alcanzar significacin y supre- ‘macia cultural: la singularidad de esta cul tura, este pais 0 este lugar. Sin embargo, la singuleridad de un lugar y de une cut tra particular no es sélo una cuestién de nacionalismo o de construcciin de una nacionalided, sino también un medio para ‘crear un nicho de mercado, atraer @ un pOblico internacional y generar un capi- tal cultural e ingresos adicionales a traves del turismo (del arte). Las bienales son, en se sentido, parte de la economia de la experiencia, en la que la mercancia asta constituide por la experiencia de la ciu- dad y la expasicién, y no por las obras de arte individuales, como seria presumi- blemente el caso en las ferlas de arte, En su libra Les espacios del capital (Spaces of Capital, 2001), David Harvey ha util- zado la categorla mariana de “renta mo- opoliste” para analizar los vinculos entre la globalizacion, el mercadeo ce la ciucad yy la mercantlizacién de fa cultura: “El ca pital simbélico colective que est8 asocia- do a nombres y lugares como Paris, Ate- ras, Nueva York, Rio de Janeiro, Berlin y Roma tiene una gran sinificacion y les da a cludades como ésias ventajas eco: rnémicas considerables en comparacién con, digamos, Baltimore, Liverpool, Es- sen, Lille 0 Glasgow. El problema para es 10s titimos lugares es elevar su cacien: te de capital simbélico e incrementar sus sefales cistintivas, para ast justificar me- Jor sus asplraciones a fa singulardad que da origen a la renta monopolsta. Dada le pérdida generalizada de otres tuerzas, monopolstas debido a las mejores en el transporte y en las comunicaciones y ala supresi6n de otras barreras para el inter- cambio, a lucha por et capital simbélico colectivo adauiere una creciente impor tancia como plataforma para obtener ren- tas monopalistas” La renta_monopolista se presen: ta cuando un productor puede generar a (o largo del tiempo, gracias a la exclusi vvidad, un crecimiento constante de exce dentes y por fo tanto de sus ingresos. Ello se logra a bien slenda el Gnico productor de cierte mercancia en una economia re: gional, o bien a través de la singularidad de una marca en una economia mas elo- bal. El ejemplo que se suele dar es el del mercado vinicola, donde un vitedo exclu- sivo puede no sblo vender sus vino, sina también venderse a si mismo: sus terre nos, sus recursos y su localizacion. En el pasado, el productor de un vino 0 de una cerveza podia obtener rentas manopolis- tas en su region 0 érea simplemente slen: do fa Unica marca disponible; pero en un mercado global y globalizado, el produc to tiene que tener alguna singuiaridad fo cal para poder ser transable fuera de su regidn y competir en cuotas de mercado con otras marcas que se importan a su re idn, Tiene que alcanzar una caliéad sim: bolca aparte de su sabor real para po: La bienalizaci6n se convierte en sinénimo de finan- ciarizaci6n del globo, y la culturizacién en sinénimo de capitalizacion. der generar ingresos. De ahi que tos comerciantes de vino de fa regin de Bor- cdeaux hayan registrado el uso del nom- bre “Chateau’, y que solo los productores de vino espumante de la regién de Cham- ppagne puedan ahora designer legalmen- ‘te sus productos con el nombre de “cham: pala’, Estamos aqui no sélo frente a una culturizacin de las mercancias, sino tam bién frente a una mercantilizacion de la cultura, Sin embarga, también hay otros factores ue intervienen en el mercado del vino: 12s publicaciones especializa- das y Jos concursos internacionales emi ten juicios basados meramente en el s2- bor y no en el origen, sacando asia relucir de repente vinos de paises como Suda frica, Chile 0 Australia; y luego esté, por ssupuesto, la competencia en términos de precios, la cual, en combinacién con los Juicios especializados sobre la calidad, crea una conciencia del valor del dinero entre Ios consumigores potenciales de un mercado global LA DOBLE TAREA DE LA BIENAL Supen- _80 ave los naralelismos de lo anterior con el mundo del arte, y el mercado, resul tan obvios. Aqui también tenemos cen- ‘ros historicos, que en el caso de las bie nales son lugares como Venecia 0 Kassel, pero asimismo nuevos jugadores emer- gentes distribuidas por todo el plane- ta, como en tiempos recientes y de for- ma masiva ha sido el caso del Sudeste Aslatco. También tenemos jueces del gus 10 bajo la modelided de criticos y revis- tas, asf como una competencia en fos pre- ios y una singularidad respecto del lugar. Las bienales, en efecto tienen que tabrar- se un nombre que sea diferente y esne- cific si desean no s6lo alcanzar la here- monfa cultural sino también obtener una renta monopolista en términos de capital, tanta simbdlica como real. Por una parte, tuna bienal debe disponer de un formato determinado que la identifque coma fes- tival de erte, y, por la otra, debe ser es- pecitica: esta bienal concreta, y no aqué- lig 0 la de mas ail, Debe poseer tales y cuales propiedades y atribuciones, y es- ‘ar situada en este lugar, ciudad, reeién y pals especficos, EI branding 0 construc ci6n de marca de una bienal es, pues, bi= lreccional: por un lado, la civdad como atraccién y aliclente proporciona un en- torno a la bienaly le otorga un valor ef ido; por otro, el glamour y el prestigio de la bienal datan de un nombre de mar- ca a la ciudad, a la regidn 0 al pals, ele vendo la connotacién nevtra o incluso ne ative que éstos pudieran tener. En vista de este escenario, es légico que la mayo- ria de las bienales de hoy asuman una do- ble tarea: la de destacar la singularidad de un lugar, una region y su cultura, coma forma de cultivar @ un péblico nacional y seducir a uno Internacional y la de traer 2 artistas y tendencias internacionales al cemplazamienta local y cultivar a los clu déadanos del pais como usuarios interna- ionales y expertos en Ta cultura, El en- Canto de lo local se une asi al glamour de lo global. En otras palabras, las bienales no s6lo identifican un tugar, sina también establecen siempre conexiones, La inter- conexin global resuitante es de hecho lo {que 1a mayoria de los comentaristas y cu- radores mencionan como el patencial po- litica de la bienaizacion: et que Dodarnos ‘apreciar un lugar desde otro lugar y en ‘tro lugar; el que padamos vernes los ‘unos @ los otros: el que podamos apreciar riitiples puntos de vista simultaneamen- {pero también sucesivamente, una obra ‘as otra, una bienal tras otra. LABIENAL COMO ALDEA GLOBAL Sin em bbargo, esta imagen de la aldea global tie ‘ne aSv vez implicaciones financieras, y es parte y parcela de los actuales flujos glo- bales de capital. Si cvalauier lugar puede convertirse en sede de una bienal y ser mercedeado como culturalmente signi Cativo, entonces no s6lo estamos frente ‘a una l6gica cultural, sino tambien frente a una logica econdmica que genera ren- tas monopolistas, ingresas por ei turismo Yuna financiarizacin que es resultado de la interconexién. Aqui vemos cémo cier- tos métodos artisticos, como por ejem: plo el dela especifcidad local ~ave, en su forma historica, aseveraba que todo po: dia ser transformado en materia artis tico y que cualquier fugar, fuera cultural (natural, podia ser estetizado-, funcio an como un modelo para fa elobalizacin en términos de la produccién de capital: cualauier lugar, en efecto, puede conver- tirse en sitio para la produccién, y 1uego, tuna vez abandonado como tal, en sitio tu- ristico (como cuando antiguos edificios industriales obtienen un nueva estatus estética v econémico como espacios nara el arte al ser convertidos en bienales, mu seos, galerias 0 incluso espacios alterna tivos}. De esta manera, la bienalizacion se convierte en sindnimo de financiarizacion de! globo, y la culturizacin en sinénimo de capitalizacién. La elobalizacién no es, obviemente, tan sélo un concepto oun Proyecto cultural, sino sobre todo un con- capoge, sews» ~ 3g vee cae ‘ye estetica, sin pa epto econémico, que tiene efectos sobre las oleadas migratorias, los mercados la borales y Ia produccién de cultura y de programas culturales. No es posible hacer aqui este estudio, pero hay al menos un rasgo que merece sefalarse: el que Saskia Sassen ha analizado en La ciudad glabal (The Global City, 2001) coma et movimien- to dual de (a olspersin y ia centraizacin Sassen argumenta que la globalizacién ha desplazado geograticamente @ los si- tios de produccién —que es precisamente lo gue significa la dispersién~, pero que 1 por ello se da necesariamente una ais- Dersién paralela de la riqueza o del acce- 0 a la movilidad social. Por el contrari, el proceso iria acompanado de una cen- tralizacién de la propiedad y del control corporativo de fos medios de produccién. 2No podriames hacer una aseveracién si- milar acerca del mundo globalizado del arte y acerca de sus redes de circulacién Yy produccisn? LA BIENALIZACION: “BRANDING” Y MER- CANTILIZACION De hecho, la bienal dota de una marca (brand) no sélo a la ciudad, sino también al artista: ser artista de une bienal es algo ave esté revestido de pres- tigio y reconocimiento y, por fo tanto, de comerciabilidad, No es de extrafar, pues, {que ia seleccion para una bienal siga tan cde corca ala repcesentacion en galerias y 2 las exhibiciones de estas ditimas en las ferias internacionales de arte, No se trata slo de que las ferias de arte se celedren en la vecindad de alguna bienal y en coordinacién con ella, como ocurre en el casa famoso de la Feria de Arte de Basilea, que se realiza poco des- pués de fa Bienal de Venecia; sino ve ‘estas conexiones nunce son reveladas completamente y quizés tampoco sean ‘comprendidas del todo, No se trata s6lo de ue la mayoria de los curadores de bienales nieguen vehementemente que el sistema de galerias influya en su seleccién de artistas (y en cuanto a los galeristas, pension, @! 15 € obvio que preferirén na revelar sus re des de contacto); mas asombrosa aun es la ausencia casi completa de cualavier re Portaje critico, sea en revistas 0 en pe édicos, sobre las conexiones —estét 35, econdimicas~ entre ls bienales y las ferias, entre la actividad curatorial y la mercantil. No existe, or ejemplo, un ana lisis estructural en la critica de arte, sino tan sélo juicios estéticos sobre las obras de arte, los artistas y las selecciones he- cchas por los curadores, de moda andlo: 20 a como la nacién de periodisio de in vestigacion desempefta un papel minimo ‘© nulo en la cobertura cultural. Es como sino existiere relacién econdmica alguna entre la exhibicién y 1a produccién de las obras de arte, « coma si, existiendo ésta, no pudiera ser discutida o revelada. Qui- 2s se trate de una relacién que es sub- consciente y subterrénea a la vez: su- consciente, por la forma en que se lleva a cabo la seleccion de artistas por parte de los euradores, aunque también por fa for- ma en que hablamos de la bienalizacién como patencial politica pero no como realidad econémica; y subterrénea, por ‘ave une cantidad considerable de relacio- nes y transacciones econémicas praba- bblemente no soportartan ver la luz del ia, ¥ por lo tanto deben permanecer cults, enterradas profundamente. En este sen- tido, la bienalizacién no es sino una mer- cantilizaciOn y financiarizacién del globo ly det mundo del arte en particular) que no puede pronunciar su nombre, 0, para decirlo en palabras de Gayatri Spivale “La globalidad es invacada pera favorecer la financiarizacion del glado, la slobeliza- cidn. Pensar en la globalidad equivale a pensar en las paliticas para pensar ia glo balidag” (A Critique of Postcolonial Rea son = Toward a History of the Vanishing Present, 1999). < “radu dls: abla Moral

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