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UNIVERSIDAD DE ORIENTE
NÚCLEO BOLÍVAR
DEPARTAMENTO DE ENFERMERÍA
ASIGNATURA: EDUCACIÓN FÍSICA Y DEPORTE
Docente: Participantes:
Manuel Sánchez Sebastián Morao. C.I.: 27.213.241
José Rondón. C.I.: 26.770.375
Pedro Rodríguez. C.I.: 26.203.218
OCTUBRE 2017
Sistema óseo en relación con el deporte
Cuando realizamos actividad física los huesos alteran su resistencia en respuesta a la tensión
mecánica que se genera con la actividad. Se inicia un aumento en el depósito de sales
minerales y la producción de fibras colágenas. Si no existe tensión se provoca una eliminación
de sales minerales con lo que el hueso tiende a debilitarse.
Los huesos de los atletas, que están sometidos a una tensión de alto grado, se hacen
considerablemente más gruesos que los de las personas que no practican alguna actividad. De
no haber esas tensiones el hueso no se desarrollará de manera normal.
Caminar vigorosamente o correr son actividades sencillas para estimular el crecimiento óseo.
En otras palabras, cuando realizamos actividad física, ejercicios dentro de la clase de educación
física contribuimos con el crecimiento de nuestros huesos, obviamente mientras estamos en
crecimiento, sin embargo, el ejercicio regular nos fortalece.
No olvidemos que a esto debemos sumar algunos hábitos como una alimentación adecuada.
Por cierto: es necesario evitar el consumo de bebidas que contengan cafeína como los
refrescos de cola (coca, pepsi, big), algunas infusiones o el café, ya que de nada servirá el
ejercicio físico y propiciar su descalcificación (pérdida del calcio) consumiendo estas bebidas.
El sistema cardiovascular está formado por el corazón y un árbol vascular ramificado que
recorre todo nuestro cuerpo donde la sangre se encarga de transportar el oxígeno y los
nutrientes necesarios que nuestro organismo necesita y recoge los residuos metabólicos que el
ejercicio produce.
Este complejo sistema responde al ejercicio físico cardiovascular generando adaptaciones que
además de mejorar nuestro rendimiento, mejoran nuestra salud y la calidad de vida de
cualquier persona deportista. Por ello, el ciclismo es considerado como uno de los mejores
deportes cardiovasculares.
El retorno venoso se produce en contra de las leyes de la gravedad. Los vasos venosos poseen
válvulas internas que impiden el reflujo de la sangre. El ejercicio favorece el retorno venoso
gracias a contracciones musculares dinámicas que bombean la sangre.
En condiciones de reposo el flujo de sangre a través de los músculos varía entre 4 y 7 ml. por
cada 100 gr. de músculo. Durante el ejercicio intenso este flujo puede aumentar hasta 60 u 80
ml. por cada 100 gr. de músculo. Es decir, el flujo puede elevarse entre 15 y 20 veces más
durante el ejercicio.
Los latidos del corazón por minuto (frecuencia cardíaca, FC) son la referencia principal de la
intensidad de un ejercicio físico. La FC máxima disminuye con la edad y no se modifica con el
ejercicio físico. La FC mínima es menor en deportistas, ya que el músculo cardíaco es más
eficiente y bombea mayor cantidad de sangre en cada latido. Con la misma intensidad del
ejercicio, las personas sedentarias o que no practican deporte de forma habitual mantienen
una frecuencia cardíaca mucho más elevada que las personas deportistas.
Este máximo rendimiento del músculo cardíaco se consigue realizando entrenamientos con
intensidades medias del 80%, siendo ésta la intensidad ideal para producir las adaptaciones
cardíacas necesarias que mejorarán nuestro corazón y beneficiarán nuestra salud.
Sistema respiratorio en relación con el deporte
Cada vez que realizamos una actividad que demanda energía, aumenta de manera directa el
consumo de oxígeno y la producción de dióxido de carbono. Es por ello que nuestro organismo
se prepara, incluso antes de realizar el ejercicio, para responder de manera efectiva a esta
exigencia física.
Analicemos lo que pasa con la respiración de un atleta durante una carrera de velocidad. Antes
de comenzar la competencia, el encéfalo se encarga de emitir una serie de estímulos nerviosos
que son propios de la preparación física. El ritmo respiratorio aumenta y la velocidad de la
circulación de la sangre, una vez iniciada la carrera, se incrementa, aproximadamente, unas
seis veces. Esta situación implica que cuanto más rápido circula la sangre, mayor es la
frecuencia cardíaca y el intercambio entre oxígeno y dióxido de carbono a nivel alveolar.
Como reserva de oxígeno está la mioglobina, que es una proteína pequeña presente en
algunos músculos. De apariencia similar a la hemoglobina, tiene como función el
almacenamiento y transporte de oxígeno en los músculos esqueléticos y cardíacos. Esta
molécula tiene una función determinante al momento de realizar un ejercicio intenso. Esto,
porque una actividad física extenuante demanda un mayor esfuerzo de las células musculares,
por lo que estas requieren de una mayor cantidad de oxígeno. Y la mioglobina es la encargada
de proporcionar un suministro adicional a los músculos involucrados, para que ellos rindan de
manera óptima.
El sistema muscular del cuerpo humano está compuesto por unos 650 músculos. Algunos de
ellos se encargan de mantener la postura erguida y otros, tienen la función de aportar
movimiento al cuerpo junto al sistema esquelético.
Para mantener al sistema muscular en óptimas condiciones, se debe tener presente una dieta
equilibrada, con dosis justas de glucosa que es la principal fuente energética de nuestros
músculos. Evitar el exceso en el consumo de grasas, ya que no se metabolizan completamente,
produciendo sobrepeso. Para rutinas de ejercicios físicos prolongados, necesitan una dieta rica
en azúcares y vitaminas.