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Introducción Copi
(vacío, fallado) en una colección o una lista y cuando ese lugar es el lugar de la
propia inscripción en tanto operador en relación con ella.
El archivo es, para Foucault y también para Agamben (a quien cito):
*
De Copi podría decirse otro tanto, recordando otra Tante.
Copi (Raúl Damonte) nació en Buenos Aires en 1939, hijo de la hija
menor de Natalio Botana. Su abuelo era, pues, el legendario fundador del diario
Crítica. Su abuela, Salvadora Onrrubia, una anarquista feminista conocida por
su producción dramática y que, según los memoriosos, ejerció mucha
influencia en la carrera de su nieto y a quien éste le debe su apodo (aún
cuando en la novela El baile de las locas se lea: "me llamo Raúl Damonte, pero
firmo Copi porque así me ha llamado siempre mi madre, no sé por qué" 6).
El padre de Copi, Raúl Damonte Taborda, tuvo una prominente
actuación política. Los Damonte se exiliaron en el Uruguay tras el ascenso de
Perón, con el que Raúl padre rompió relaciones luego de haber sido su hombre
de confianza. También vivieron en París, donde Copi hizo su bachillerato y
donde se instaló definitivamente en 1962.
Copi comenzó vendiendo sus dibujos en la calle, luego en pequeñas
revistas, hasta llegar a realizar una tira diaria para Le Nouvel Observateur, donde
3
Op. Cit. pág. 150-151
4
En Contre Sainte-Beuve, la rememoración provocada por la taza de té arrastra al narrador al
recuerdo de su abuelo. Uno de los fragmentos del libro lleva por título “La race des tantes”. La
Recherche está, ya, en otra parte.
5
Agamben. Op. Cit. pág. 144
6
En todo caso, “Raúl” es el nombre del padre y el “Nombre-del-Padre” es lo que Copi se niega
a aceptar (usar). Habrá, como parte fundamental de la lógica de Copi, un paradigma que reúne
el nombre del padre (Raúl Damonte), una forma de soberanía (Raúl Alfonsín) y el canon
literario (Raúla Borges, la hija natural de Borges en La internacional argentina).
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La Tante en la que piensa Copi cuando hace sus tiras de “humor tonto”
(progresivamente escatologizado, luego de 1968) constituirá, como en Proust,
un régimen escópico decisivo. La “Mujer Sentada” no sale de su silla nunca (de
hecho, su cuerpo se liga a la silla en un mismo trazo) y recibe noticias del
mundo por quienes la visitan y la interrogan o le plantean sus problemas.
Pero, más decisivamente, la Tante constituirá el régimen de la mirada
que Copi necesita para pensar el teatro (la “cuarta pared” abierta al público) y
punto de inflexión, como veremos, para romper con toda epistemología del
“armario” a partir de Eva Perón.
7
Otra de sus célebres series de dibujos se llama Las viejas putas, fue publicada originalmente
en 1977 y traducida por Anagrama en 1982.
8
La Femme Assise (publicada póstumamente en 1920), de Apollinaire está en la base de su
famosa tira de dibujos, “La mujer sentada”. Cfr. La clase sobre Apollinaire y, en particular, el
tema de la “desorganización corporal”.
9
La mujer sentada. Buenos Aires, el cuenco de plata, 2013, pág. 18
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*
Copi llega a París en 1962. En La internacional argentina se leen las
razones de ese exilio:
En el extranjero, formando parte del grueso de las tropas que Nicanor Sigampa
designaba con el nombre de Internacional Argentina, estábamos nosotros, que
habíamos huido, no de la dictadura militar, sino de todo lo que hacía posible su
existencia en la sociedad argentina: la hipocresía católica, la corrupción
15
Tomado de Cozarinsky, Edgardo. “Copi: tres instantáneas y una posdata” en El pase del
testigo. Buenos Aires, Sudamericana, 2001 (pág. 142-144)
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16
Investigadas por Carmen Crouzeilles en “Emergencia del grotesco en la década del sesenta
en París. Roland Topor, el grupo Pánico y la estética del freak”, ponencia presentada en las
Primeras Jornadas de Literaturas en Lenguas Extranjeras (Facultad de Filosofía y Letras, UBA:
6 al 8 de agosto de 1997), imprescindible en relación con lo que aquí propongo.
17
Copi dedica un capítulo de La vida es un tango al relato de la toma del teatro Odeon.
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en el original: un mudo que baila un tango con un canario gigante que pone un
huevo.
Más allá del papel secundario que en él ocupó, lo cierto es que el Grand
Magic Circus comienza y termina con Copi, como actor en El laberinto, y ya
como autor en la última producción de la compañía, la "ópera tango" Good bye
Mr. Freud (1974): la madre de Sigmund es lavandera en París. El azar la lleva
al Kremlin, donde se enamora del Zar de Rusia. Luego de hacerse sodomizar
por un Marx (que no es Karl) y experimentar su primer orgasmo, huye a
Chicago, donde instala un burdel.
Ésa es la experiencia de formación teatral de Copi (que había escrito
alguna obrita durante su adolescencia en Buenos Aires).
Entre las obras de teatro favoritas de Copi, una es Doña Rosita la
soltera de García Lorca (seguramente por su mariconería). La otra, Ivonne,
princesa de Borgoña (1935) de Witold Gombrowicz, que prefigura en algún
sentido todo el teatro de Copi.
Ivonne, princesa de Borgoña fue estrenada en Buenos Aires el 24 de
junio de 1972, con puesta de Jorge Lavelli.
La acción transcurre en un vago reino. Los reyes y el príncipe Felipe
pasean por el bosque y se topan con Ivonne, una joven horrorosa y tarada (no
habla en toda la pieza). Hastiado de la vida, el príncipe decide casarse con ella.
La lleva al palacio donde todos, incluso él, la maltratan. La obra termina con el
asesinato de Ivonne por parte de los reyes.
En algún sentido, el proyecto de Copi incluye, por la vía de la estética del
freak que ha conocido con el grupo Pánico, un redescubrimiento de
Gombrowicz (quien a, su vez, lleva hasta Jarry, Ubu rey y la patafísica).
Copi reinventa una tradición modernista a partir de una lectura de los
más excéntricos de sus representantes. Por supuesto, coincide con
Gombrowicz en el carácter extraterritorial de su literatura (Gombrowicz quedó
varado en Argentina durante muchos años durante los cuales no hizo sino
llevarse mal con la intelligentzia local: Victrola).
Conciencia del carácter cultural de la imaginación pop, conciencia de la
imposibilidad de la vanguardia. Solución: un arte menor (en términos de
Deleuze y Guattari). Cozarinsky: inaguantable sino hubiera sido por el mismo
Copi.
Una experiencia sacrificial de escritura. Pudiendo no escribir
(happening), escribe. Pudiendo escribir bien (lo hemos leído), decide “escribir
mal”. Lo que se llama menor (o también: imaginación pop). Ahora bien, dado
que la imaginación pop había sido culturalizada, Copi debe ir más allá. Hacia el
punto donde cesa el desorden de las categorías y se puede postular una
antropología nueva. No un arte nuevo, solamente, sino una nueva relación
entre arte y vida, y un nuevo concepto de vida.
Todo eso se lee en Eva Perón y en Cachafaz.
Eva Perón se inscribe en una colección literaria: desde Onetti hasta
Perlongher.
Lo que hace Copi, sin embargo, es bien diferente de lo que se lee en todos los
demás textos.
Llama “Eva Perón” a su pieza (pero la que habla en la pieza es “Evita”).
Con ese sistema de denominaciones, Copi retoma las puntualizaciones de la
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propia Eva Perón en La razón de mi vida18, texto que necesariamente hay que
considerar en la colección:
20
Sarlo. Op. Cit. pág. 18
21
Según Tomás Eloy Martínez, los montoneros (todavía desconocidos para el gran público
pero incluso para los personajes principales del drama peronista) se habrían presentado a
Perón para solicitarle permiso para ejecutar a Copi, a lo que el ex presidente se habría negado
(Raúl Escari: comunicación personal).
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Ahí está lo que importa, pues, del dispositivo Copi: no hay transgresión,
sino que hay profanación. Por esa vía, Copi escapa a las trampas de la cultura
fundada en la imaginación pop. El costo es alto: obliga a su familia a un exilio
doloroso, etc.
¿Cuál es la forma textual que adopta ese juego? El coming out:
Todos los personajes de Eva Perón juegan el mismo juego: cajas,
baúles, cofres, maletines, puertas que se abren y se cierran, cuyas llaves y
números de combinación se buscan, se encuentran y se pierden.
Copi llega a la colección literaria (decorativa) de Evitas literarias y se
inscribe en relación con ella para sacar a Eva Perón del armario en que se ha
encerrado, presa ella también del Imaginario de los otros. La Madre dice: “Se
encerró en el placard y no quiere salir”. De lo que se trata es de re-usar lo que
el archivo contiene y seguir el juego de las voces previas (la voz del padre).
Copi lo hizo y, al hacerlo, profanó la novela familiar y el Imaginario peronista
(es decir: político).
También en esto las enseñanzas de Proust y de Copi se parecen. Para
postular una teoría completa y radical de la transexualidad como la que en sus
obras se deja leer hay que profanar lo sagrado 28. Proust llamaba sadismo a esa
relación. Copi, sencillamente, teatro.
En ese teatro de la transexualidad, se llega al archivo (se sale del
recuerdo), sólo en el momento en que se encuentra el propio lugar (vacío,
fallado) en una lista, en el momento en que se aísla un elemento (digamos: Eva
Perón) de la serie y se lo pone a funcionar en otra: “Mediante la transexualidad
generalizada, lo humano se ha vuelto imagen” 29.
26
Sarlo. Op. Cit. pág. 235
27
Agamben, Giorgio. “Elogio de la profanación” en Profanaciones. Buenos Aires, Adriana
Hidalgo, 2005, pág. 100
28
Raúl Antelo sugiere que “el reportaje de Giselle Freund, defensora de la reproducción como
lógica de la imagen, sobre Eva para Life profana el mito y funciona como bastidor de un circo:
muestra como se monta la drag-queen” (comunicación personal)
29
Cfr. Aira. Op. Cit. pág. 108. Y también: “Evita es un travesti; no hay nada en la obra que lo
diga explícitamente, como no sea el hecho de que en la primera representación el papel fue
interpretado por un hombre. Pero su travestismo se sostiene en el sistema mismo: si no es la
Santa de los Humildes, la Abanderada de los Trabajadores (y esta Evita harto demuestra no
serlo) tampoco necesita ser una mujer. La representación de la mujer es una mentira. Luego,
tampoco necesita morir como estaba programado en su mito. Se hace inmortal como imagen.”
(pág. 107)
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*
El uruguayo (1972) es el primer relato publicado por Copi (es una nouvelle).
L’Uruguayen, primera novela de Copi, es de alguna manera una “carta
imposible” en la que el cuestionamiento de la posibilidad de narrar y de
representar se proyecta explícitamente sobre el pacto narrativo: el narrador le
pide al lector que “tache” el texto a medida que lo lee: es la desobra, pero
también la relación entre memoria y olvido propia del archivo.
Un personaje de nombre Copi (las novelas de Copi están llenas de
“Copi”, pero su teatro no) escribe una carta a un viejo maestro suyo en la que le
narra los sucesos que tienen lugar durante su visita a Uruguay, en particular
aquellos que suceden a partir del momento en que, al cavar un pozo, su perro
desaparece dentro de él y la ciudad es cubierta de arena.
Al final de la “carta” (han pasado tres años o algo así), Copi se reúne con
el presidente, que ha resucitado junto con los demás cadáveres y éste lo
canoniza, cortándole los labios y los párpados para conservarlos como
reliquias. El personaje “Copi” escoge la palabra rat, que a partir de ese
momento es su “nombre” en Uruguay (quiero decir: es la palabra que designa
su devenir animal/ imperceptible).
La carta que el personaje Copi escribe a su “Maître” está intervenida por
algunas notas a pie de página (cuatro) que suponen una instancia enunciativa
diferente. Estas notas no están firmadas, pero la convención genérica, ¿qué
sentido tiene una nota al pie en una carta?, además del “évidemment” de la
tercera nota30, sugiere un distanciamiento de su “autor” en relación a la
información vertida por el narrador de la carta 31.
El texto, entonces, se propone como una “obra” cuyo autor es y no es el
personaje, pero que además sostiene un plano de enunciación complejo que
permite suponer varias intervenciones diferentes. Nada de esto importa
demasiado, salvo el gesto anarco-nihilista que se sustrae a todo intento de
formalización y/ o separación32.
Sobre la nacionalidad, la dedicatoria: “Al Uruguay, país donde pasé los
años capitales de mi vida, el humilde homenaje de este libro, escrito en
francés, pero pensado en uruguayo” (85)33.
La reseña de Michel Cournot publicada en Le Nouvel Observateur el tres
de diciembre de 1973 que oficia de epílogo a la reedición francesa de 1999 y
30
“Les limites entre la plage et la ville sont à présent imaginaires, évidemment” (26).
31
Salvo en un caso en el que puede suponerse que la autoría de la nota al pie corresponde al
narrador, ya que éste se refiere a ella en el cuerpo de la carta: “Je continue à écrire en
supposant que vous avez déjà lu et rayé ce rappel, ce qui n’est pas toujours sûr vu qu’il y a una
certaine catégorie de lecteurs – loin de moi de les blâmer – qui lisent à la fin de la page tous les
rappels ensemble” (10-11).
32
El narrador es consciente de los disparates en los que incurre, pero (como ya lo hemos
visto), lo que designa el campo operacional en el que Copi se mueve es el teatro, llama “coup
de théâtre” a esas suspensiones de los órdenes culturales: “Coup de théâtre: les gens se sont
mis à ressusciter” (42) y “Deuxième coup de théâtre: le président est de retour” (62). El “Coup
de théâtre” es terminología técnica de la dramaturgia, pero además, recuerda al “coup de dés”
mallarmeano.
33
“A l’Uruguay, le pays où j’ai passé les années capitales de ma vie, l’humble hommage de ce
livre que j’ai écrit en français mais certainement pensé en uruguayen” (6)
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prólogo a la edición de Anagrama sostiene que “[t]out le monde [ ... ] sait que
Copi est argentin et non uruguayen. Précision sans doute inutile” (69).
Por un lado, el “todo el mundo” indica la fama de Copi en París
(“argentino de París”, como dice la contratapa, que llega a hacer la propaganda
televisiva de las aguas Perrier), pero que nos obliga a una pregunta más
inquietante: ¿Quién es “el uruguayo” de El uruguayo?
Copi (la persona, el auctor, no lo es), Copi (el scribens, el scriptor) no lo
es, Copi (el narrador, el personaje) no lo es. ¿Entonces?
Si bien podríamos suponer que el título se refiere al devenir uruguayo
del narrador (canonización, elección de un nuevo nombre), la misma noción de
“devenir” sería contraria al determinante: “el uruguayo”, nunca; “un uruguayo...”
(como “une vie...”), tal vez.
La dedicatoria lo dice clarito: el uruguayo es un idioma. “El uruguayo” de
El uruguayo (su protagonista) es el lenguaje. Y el texto comienza con
disquisiciones filológicas que hay que relacionar con el delirio. La primera nota
cita el delirio: “explicación tan delirante” (como si el resto no lo fuera).
El narrador discute las etimologías posibles de los nombres
“Montévidéo” y “Uruguay” (10), su narración de la llegada (11) y la descripción
de la ciudad. (12). Amícola relaciona la novela con los relatos de viajeros
europeos de los siglos XVIII y XIX, más específicamente, con “un subgénero
que se conoció como de literatura de supervivencia” donde “encontramos
abundantemente los tópicos de las catástrofes naturales y de los intentos por
comprender una naturaleza que escapa a las leyes conocidas en Europa”
(2005: 6); la intención de Copi sería profanar la mirada eurocéntrica y
orientalizante (imperialista) de esos textos.
Pero lo que importa del lenguaje no es, principalmente, la nominación (lo
que ya sería bastante), sino sobre todo, la rueda libre de la instancia
enunciativa.
En la medida en que el país se encoge, el tiempo comienza a transcurrir
más rápidamente y el espacio es temporalizado mediante una tarea que el
narrador asigna a los uruguayos para que conserven la tranquilidad: los coloca
en un círculo “qui prend pratiquement toute la place de l’Uruguay” (61) y les
hace decir una frase a la persona situada a su izquierda, quien a su vez la
transmite a su vecino de la izquierda y así hasta que finalmente la frase da la
vuelta completa al círculo. El retorno periódico de la frase a su punto de partida
comienza a servirle al narrador de reloj, aunque más tarde, en la medida en
que el país y el círculo enunciativo se encogen, el tiempo vuelve a
acelerarse al punto de que los miembros del círculo
se hablan cada vez más deprisa y cada frase tarda apenas quince minutos en
dar al vuelta completa. Me he dicho que si llega el momento en el que la
misma frase da la vuelta al círculo en un instante nos arriesgaremos a uno de
esos cataclismos típicamente uruguayos a los que estamos, desde luego,
habituados, pero que no siempre son deseables (135)34.
34
“se parlent de plus en plus vite et chaque phrase met à peine quinze minutes à faire le tour
du cercle. Je me dis que s’il arrive un moment où la même phrase fera le tour du cercle en un
instant nous risquons un de ces cataclysmes bizarres typiquement uruguayens dont nous
avons, certes, l’habitude, mais qui n’est pas toujours souhaitable” (62)
© DL. Para uso exclusivo de los alumnos de la materia Literatura del Siglo XX
*
Coda: novela y archivo familiar, a propósito de La internacional argentina
(1988)
Y también:
Ejemplos
Nicanor Sigampa: estrella nacional de polo hasta que en 1968 se cae del
caballo (una vez más: 1968) y es el último vástago de una de las pocas familias
de esclavos emancipados que consiguieron hacerse un nombre entre la
aristocracia. Aristócrata negro (cfr. Rojas, Martín Fierro, etc…). Cfr. también “La
duquesa de Alba”.
campo trascendental, pero la pasión no): “sólo agrupa a la crema de las artes y
de la inteligencia”.
Archivo familiar:
La "Comisión Investigadora de Actividades Antiargentinas" fue creada el 19 de
junio de 1941 a iniciativa del diputado radical Raúl Damonte Taborda,
quien sería su primer presidente. Sus antecedentes de formación se
pueden rastrear en los esfuerzos del diputado socialista Enrique
Dickmann, quien el 18 de mayo de 1938, presentara un proyecto de
resolución, con la intención de crear una comisión de tipo similar
(Dickmann, Enrique, El peligro nazi en la Argentina, Buenos Aires, La
Vanguardia, 1939). La composición de la "Comisión Investigadora de
Actividades Antiargentinas" era multipartidaria y tenía como objetivo el
de "investigar actividades de individuos y organizaciones de ideología y
métodos adversos a la república y la soberanía". Inicialmente estaba
pensada para controlar toda propaganda totalitaria, "la nazi, la fascista y
otra que pueda haber (…) los comunistas serán interrogados y se tratará
de precisar en forma terminante, de una vez, si tienen o no
concomitancia con los otros totalitarios" (Damonte Taborda en un
reportaje a Argentina Libre del 19 de junio de 1941, p. 1). Sin embargo,
la invasión de Hitler a la Unión Soviética, a escasos 3 días de la
constitución de la comisión, liberará a los comunistas de la investigación.
Los principales objetivos para la comisión serían la Federación de
Círculos Alemanes de Beneficencia (ex Landesgruppe) y la Unión
Alemana de Gremios (ex DAF), quienes habían cambiado sus nombres
y su fachada a raíz del Decreto N° 31.321 de Ortiz, del 15 de mayo de
1939, que señalaba en su artículo 4: "ninguna asociación extranjera
podrá realizar actos que importen inmiscuirse, directa o indirectamente,
en la política de los países extranjeros". La Federación de Beneficencia
será cerrada por disposición del presidente Castillo el 16 de septiembre
de 1942, y disuelta definitivamente por el gobierno militar de Ramírez en
agosto de 1943. Raúl Damonte Taborda renunciará a la presidencia de
la Comisión, en junio de 1942, y su sucesor será el diputado socialista
Juan Antonio Solari, antiguo secretario de la Comisión. La Comisión
seguiría investigando sobre todo con respecto a la internación de los
tripulantes del Graf Spee y la cuestión de las iglesias alemanas. Con el
cierre del Congreso a causa del golpe de junio de 1943, la Comisión
también dejará de funcionar. Algunos legisladores que actuaron en ella
fueron Silvano Santander, Adolfo Lanús, Fernando Prat Gay, José
Aguirre Cámara y Guillermo O'Reilly. La trayectoria de la Comisión
investigadora de Actividades Antiargentinas muestra muy claramente el
uso del discurso de la seguridad nacional y de los temas internacionales
para influir en la política interna. Tanto el gobierno como la oposición
miraron a la Comisión como una estrategia de acumulación o desgaste
de poder político interno. La comisión confió a menudo en informantes
de dudosa veracidad o de fuentes aliadas, lo que derivaba en dudosos
informes. Como contraparte, el gobierno impedía su acción investigativa,
hostigándola por diversos medios, pero sobre todo, a través de una
resistencia pasiva, consistente en negarle elementos como la ayuda
policial o la información de las reparticiones públicas. La Iglesia fue otra
© DL. Para uso exclusivo de los alumnos de la materia Literatura del Siglo XX
Archivo familiar:
Pasé casi toda mi infancia en Uruguay, vine a París por primera vez en 1952, a
los doce años. Hice primer año en el Cours Chauvot, en la calle Louis David. Mi
padre, aunque argentino, era el cónsul uruguayo en Reims. Era un título
honorífico que el presidente colorado de aquella época, Don Luis Battle Berres,
concedía a los exiliados políticos de las dictaduras militares latinoamericanas.
Acciones:
“Lo ignoramos todo de tales acciones, salvo el hecho de su existencia” (pág 9)
Pongo el termostato a cien, subo las escaleras lo más aprisa que puedo (…), y
apenas he salido de las calderas cuando ya oigo la explosión. Al llegar al pasillo
de las cabinas la puerta de vapor ya se ha venido abajo, y sale de ella un vapor
tan espeso que apenas se ve nada: se oyen gritos, hay heridos con
quemaduras graves. Yo avanzo lo más rápido que puedo hacia la piscina, el
agua hirviendo empieza a desbordarse. Al poner el pie en el primer escalón de
© DL. Para uso exclusivo de los alumnos de la materia Literatura del Siglo XX
Seguí: uno de los “grandes pintores argentinos del siglo” (pág. 12)
El plan para tomar el poder podría compararse con el de Los siete locos y Los
lanzallamas, de Roberto Arlt. Los siete locos es, en buena medida, la
exposición del proyecto de El Astrólogo de “construir una ficción que actúe y
produzca efectos en la realidad. ¿Cuál es el poder de la ficción? El texto se
pregunta eso todo el tiempo.
La respuesta que Copi propone a esta pregunta es que el poder de la ficción es
absoluto y, así, la presidencia es el premio a quien urde la mejor ficción.