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Contrato
Antecedentes históricos: Derecho romano
En Roma, la voluntad de las partes no era suficiente por sí sola para crear obligaciones
válidas y eficaces. No existía un concepto general del contrato, pero sí figuras
contractuales ordenadas en series limitadas. El nacimiento del contrato se daba sólo
como acto formal y debían tener la forma indicada en la ley para tener su protección y
poder ser exigibles. Sí no existía el requisito formal y la nominación, el pretor no
concedía acción y las partes no podían hacer valer el acuerdo ante la justicia. Sólo
generaba acción en juicio aquel que tuviera la forma típica, se asimilaba entonces el
concepto de contrato a lo que en el derecho romano se entendía por causa civil
obligandi.
Definición legal:
Art. 1137 CC: “Hay contrato cuando varias partes se ponen de acuerdo sobre una
declaración de voluntad común destinada a reglar sus derechos” Es necesario entonces
para que haya contrato:
Pluralidad de personas
Declaración de voluntad común
Que esa declaración regle los derechos entre las partes
Contrato en la doctrina:
Iturraspe: el contrato como acto jurídico posee las siguientes distinciones: a) es
bilateral por necesitar el consentimiento de ambas partes; b) debe hacerse entre
vivos; c) contenido patrimonial por tener un objetivo de apreciación pecuniaria; d)
debe ser causado. El contrato regla exclusivamente de un modo inmediato o directo,
las relaciones jurídicas patrimoniales propias del derecho creditorio.
La doctrina menciona:
Elementos uniformes (Videla Escalada): a) pluralidad de partes con voluntad b)
licitud c) acuerdo entre partes d) ubicación en el ámbito jurídico e) efectos
sobre las partes f) aptitud para generar derechos creditorios.
Elementos cambiantes: a) amplitud de las consecuencias jurídicas del acto y b)
ámbito donde pueda aplicarse.
La voluntad, licitud y sus efectos hacen que sea un acto jurídico. A su vez es bilateral
por precisar la voluntad de 2 o más partes. Nuestro C.C refleja esta premisa.
Messineo: El contrato es la principal subespecie del negocio jurídico bilateral
patrimonial y las voluntades en el se presumen mutuamente por lo que una sola de
ellas no es un negocio jurídico unilateral sino una parte del bilateral.
Naturaleza jurídica: Especie de acto jurídico (Art. 944) bilateral con contenido
patrimonial. Existe contrato entonces cuando procede de un acto lícito que por su
bilateralidad debe reunir para las partes que lo celebran las mismas condiciones.
Por oposición al derecho de familia, el contrato rige dentro del campo patrimonial
(derechos reales, creditorios e intelectuales). También excluye a los contratos
administrativos, constituciones y tratados internacionales.
Acto administrativo:
Se da en el ámbito del derecho público donde las facultades concedidas al Estado son
ajenas al principio de igualdad entre las partes que rige en el ámbito privado.
Si bien no es aceptada la arbitrariedad del Estado, este puede retirarse en cualquier
momento, aún frente a una relación contractual, sin poder ser obligado al
cumplimiento y sin tener la posibilidad de ser reemplazado por la otra parte. Sin
embargo si puede exigirse las reparaciones por el daño cometido. Todo esto se da al
hablar de contratos administrativos en donde el poder del Estado se encuentra siempre
por encima de la voluntad individual. En cambio, al hablar de actos administrativos en
general como la ejecución de leyes, la voluntad individual no juega ningún papel, los
individuos se limitan sólo a sufrir los efectos de la aplicación de estos actos.
Mientras tanto, en los contratos el acreedor puede adoptar todos los medios que lleven
al cumplimiento por parte del deudor mediante las diferentes posibilidades que le
brinda el CC en el Art. 505.
En la designación de empleos públicos, la aceptación del nombramiento no constituye
un elemento esencial de la relación sino que significa que el individuo no rechaza la
investidura. Si no hay aceptación el nombramiento no tendrá efectos pero subsistirá
como acto. Esto hace a la designación un acto bilateral y no un contrato. En él, para la
formación del nombramiento no se necesita el acuerdo de ningún individuo, mientras
que la designación del Estado queda formada por la voluntad del poder administrador.
Además en el nombramiento de un agente administrativo no puede hablarse de oferta
y aceptación y por lo tanto de consentimiento.
Sentencia:
Requisitos: El Art 163. Código Procesal Civil y Comercial de la Capital Federal
brinda los detalles a cerca de los elementos necesarios para el cumplimiento de
la formalidad.
En los contratos, Art. 974. nos dice que cuando no se designe forma para algún
acto jurídico, las partes podrán utilizar la que crean conveniente.
Forma de concretar el acuerdo: La sentencia puede resolverse por voluntad
unánime o bien por mayoría de votos. En cambio, en el contrato el acuerdo
debe ser absoluto.
Diferentes relaciones: Las sentencias deben decidir sobre cuestiones
presentadas al tribunal sin importar su contenido, puede o no ser patrimonial;
el contrato para ser tal debe poseer un contenido patrimonial.
Alcance de los efectos: El contrato tiene efecto entre las partes que son quienes
crean el vínculo jurídico al cual se obligan y deben respetar.
Los jueces no crean vínculo patrimonial entre ellos (los que prestaron el
acuerdo) y tampoco con las partes ya que se limitan sólo a resolver las
cuestiones que derivan del contrato celebrado.
El contrato como fenómeno jurídico
El principio de la autonomía de la voluntad. Libertad de contratación
La autonomía de la voluntad tiene sustento constitucional en los arts. 12, 33 y 19
(principio de legalidad). Estas normas dan sostén al art. 1997 del CC cuando establece
que las convenciones hechas en los contratos forman para las partes una regla a la
que deben someterse como la ley misma. Así la fuerza obligatoria del contrato queda
asimilada a la de la ley, lo que trae aparejado las siguientes consecuencias:
Las estipulaciones del contrato deben prevalecer sobre las disposiciones no
obligatorias de la ley y por lo tanto de los usos y costumbres en los casos donde
tienen valor legal.
Los jueces y tribunales deben respetar y hacer cumplir las estipulaciones de los
contratos como si fuera una ley.
Los jueces y tribunales tienen la facultad de interpretar los contratos y
determinar su alcance de la misma forma que lo hacen con la ley.
Sus restricciones
El Estado moderno restringió las facultades originadas por la autonomía de la voluntad
y la libertad de contratación a través de leyes imperativas o por vía implícita.
Respecto a la compraventa, el art. 2612 prohíbe la cláusula absoluta de no enajenar.
Sin embargo el art. 1364 prescribe que “es prohibida la cláusula de enajenar la cosa
vendida a persona alguna; mas no a una persona determinada”.
El art. 2337 dispone además que “Las cosas están fuera del comercio, o por su
inenajenabilidad absoluta o por si inenajenabilidad relativa.
Con la ley 17.711 se incluyó la prohibición de concretar contratos de disposición por
parte de menores emancipados (art. 135).
El art. 152 bis, incorporado también por la reforma, limita la autonomía de la voluntad
al indicar que sin la conformidad del curador los inhabilitados no podrán disponer de
sus bienes por actos entre vivos; es necesario el asentimiento cuando se refiere a la
compraventa.
El art 1178 prohíbe vender como propia una cosa ajena.
El art. 1370 prohíbe a las cosas muebles como objeto del pacto de retroventa.
Respecto a las limitaciones de la libertad para contratar con referencia al condominio,
el art. 2682 dispone que este no puede enajenarse, constituir servidumbre ni hipoteca
con perjuicio del derecho de los copropietarios. No pueden tampoco arrendarlo o
alquilarlo. Esta prohibido entonces dar en locación la cosa respecto de la cual existe su
derecho.
Las normas mencionadas permiten afirmar que Vélez estableció un sistema de
restricción a la libertad contractual.
La tipicidad social
Hay tipicidad social "cuando corresponde a una categoría de negocios que son
realizados habitualmente en el lugar de celebración".
Estado de necesidad
El código italiano lo define en el art. 1447 como “Contrato concluido en estado de
peligro”. Contrato por el cual una de las partes asume obligaciones en condiciones
inicuas, por la necesidad conocida por la otra parte de salvarse a si misma o salvar a
otros del peligro actual de un daño grave a la persona, podrá rescindirse a instancia de
la parte que se haya obligado. En este sentido nos referimos al estado de necesidad
como causa excluyente la fuerza obligatoria de los contratos.
Si bien nuestro derecho no cuenta con una norma similar a la italiana debe buscarse
dentro de los principios generales aquel que permita la nulidad en caso de celebrar un
contrato en un notorio estado de violencia moral. El nuevo artículo 954, luego de la ley
17.711, consagra expresamente el estado de necesidad para anular el acto.
Contratos administrativos
El contrato administrativo es aquel en que la Administración ejerce privilegios en
cuanto a su interpretación, ejecución y extinción, cuidando de no alterar la ecuación
financiera del mismo. El objeto de este contrato se rige por el derecho público.
Los contratos administrativos se diferencian de los civiles por cuanto las partes
contratantes no se encuentran en un plano de igualdad jurídica.
El Estado tiene facultades que el particular no posee y por lo tanto puede decidir por si
y ante sí ante la extinción de un contrato.
En general los contratos administrativos son de colaboración con dos colaboradores: La
Administración y el particular, lo que lleva a reconocer que este último, como co-
contratante, tiene el derecho a toda una gama de indemnizaciones en caso de
encontrar que ha de soportar cargas más pesadas que aquellas que habían sido
previstas.
Quien contrata con la Administración, es entonces un colaborador que coopera con
ella, aún actuando en situaciones de subordinación jurídico-económica respecto de la
figura pública del Estado.
La contratación moderna
Las particularidades del tráfico económico moderno han obligado al mundo del derecho
a reaccionar, generando un marco jurídico que se haga cargo de su nueva fisonomía y
necesidades. Uno de los aspectos en que esto se hace especialmente manifiesto es en
la llamada contratación moderna, es decir en el conjunto de nuevas figuras
contractuales destinadas a organizar, disciplinar y brindar seguridad jurídica a la
actividad mercantil.
Todas estas figuras que han encontrado su fuente en la práctica, básicamente
comercial, no encuentran un tratamiento orgánico en nuestra legislación, tratándose,
en su gran mayoría de contratos atípicos, siendo por tanto necesario determinar la
naturaleza jurídica que cada una de estas figuras presenta para así identificar las
normas especiales o comunes aplicables a ellas.
Turismo
El contrato de viaje y turismo o contrato de excursión turística se origina debido a los
denominados viajes de placer.
Nuestro Código de Comercio se ha referido al contrato de transporte de personas o
pasajeros con una significación diferente a la actual ya que para ese entonces, en la
mayor parte de los casos se viajaba por necesidad y no por el sólo placer de viajar,
conocer lugares, etc.
Surge, como consecuencia de la proliferación de viajes la O.M.T (Organización Mundial
del Turismo) a la que nuestro país se adhirió por medio de la ley 19.644.
Tiempo compartido
Fue conocido originariamente como de multipropiedad y se discute si se trata de un
derecho personal o real.
Este tipo de contrato empresarial e celebrado entre una empresa que organiza el
sistema y el adjudicatario del tiempo compartido, que adquiere ese derecho en virtud
del contrato que celebra, pagando un precio por su derecho a usar por un período de
tiempo una unidad, haciéndose cargo también del pago de “cuota de expensas” o
“servicios”.
Una vez que el adquirente pagó la totalidad del monto pactado, su adquisición será
recepcionada por la empresa titular de las acciones y quedará perfeccionado el
contrato.
El adquirente se encuentra entonces facultado al uso y goce de la unidad para
habitarla conforme a los usos de la misma y a las normas establecidas en el contrato y
sus anexos. Debe responder por los gastos y perjuicios que ocasione por el mal uso de
las cosas muebles y sus accesorios que van a ser reparadas por la administración y
liquidadas a su cargo.
Este contrato tiene generalmente un administrador al frente que es el encargado
visible de armonizar los intereses y necesidades de las partes. Sus funciones se
encuentran establecidas expresamente en el reglamento.
Leasing
El leasing o arrendamiento financiero, es un contrato de arrendamiento con opción de
compra, mediante el cual una persona o empresa (arrendatario o usuario), solicita a
un banco, institución financiera o sociedad de leasing (arrendador) que adquiera la
propiedad de un bien (generalmente maquinaria), para que posteriormente le ceda su
uso a cambio del pago de rentas periódicas (se lo arriende) por un plazo determinado;
y, en el cual, una vez concluido, se tenga la opción de comprarle el bien.
Además de esta posibilidad de financiamiento, que fue precisamente la razón por la
cual se diseño este producto, el leasing presenta otras ventajas para el usuario, tales
como ventajas fiscales (las cuotas son fiscalmente deducibles), o la posibilidad de que
el usuario obtenga maquinaria o equipos, y que luego pueda deshacerse fácilmente de
ellos sin necesidad de tener que comprarlos, por ejemplo, sin considera que han
quedado anticuados.
Generalidades
En materia contractual, en el ejercicio de libertad de los particulares no es usual prever
la existencia de posibles conflictos que deriven de la negociación que unió a las partes.
Así de producirse un conflicto generalmente las partes recurre a un tercero (juez,
mediador, arbitro, amigable componedor, etc.) para que ponga fin a la cuestión.
Teniendo en cuenta la posibilidad de una eventual controversia futura existen dos
maneras de manejar previamente un conflicto: el arbitraje y la mediación.
La idea de ganar que tienen los sujetos que forman parte del conflicto no significa que
no puedan tener intereses comunes.
Es muy importante en materia contractual, el uso que se haga de lenguaje ya que este
puede llevar a confusiones que deriven en un conflicto.
Hay que saber distinguir entre los conflictos reales e irreales ya que estos se basan en
la comunicación errónea, entonces el mediador debe intentar dar el sentido real a las
palabras que se plasmaron en el contrato y a la conducta de las partes.
El arbitraje
Los principios que surgen de los arts. 17 y 19 de La CN y el art. 1197 CC nos permiten
elegir, ante determinado conflicto, recurrir a la justicia brindada por el Estado o bien a
una privada, siempre que la materia del objeto de discusión no ataque al orden
público.
El arbitraje es también un modo alternativo de solucionar un conflicto; si bien los
árbitros tienen una jurisdicción limitada, no tan amplia como la de los jueces.
Clasificaciones
A)Contratos unilaterales y bilaterales (art. 1138): Los primeros son aquellos en que
una sola de las partes se obliga hacia la otra sin que ésta quede obligada. Los
segundos, cuando las partes se obligan recíprocamente la una hacia la otra.
Salvat especifica que la clasificación en unilaterales o bilaterales considera el momento
de formación, y si hay obligaciones a cargo de una sola parte, el contrato es unilateral;
si hay a cargo de ambas partes, el contrato es bilateral. Agrega, en cuanto a los
acontecimientos ulteriores, que ellos no pueden modificar la naturaleza de los
contratos.
Es conveniente destacar que debe evitarse la confusión entre los actos jurídicos
bilaterales y los contratos unilaterales, que son siempre actos jurídicos bilaterales,
porque un contrato sin dos partes no tiene carácter de tal.
Los contratos bilaterales deben siempre dar lugar a dos acciones para garantizar las
dos obligaciones que comprende. Hay un entrecruzamiento de obligaciones reciprocas
(que surgen del mismo contrato)
B)Contratos onerosos y gratuitos(art 1139): Son a titulo oneroso, cuando las ventajas
que procuran a una u otra de las partes no les es concedida sino por una prestación
que ella le ha hecho, o que se obliga a hacerle; son a titula gratuito, cuando aseguran
a una u otra de las partes alguna ventaja, independientemente de toda prestación por
su parte.
Es necesario recordar que Massineo explica que el contrato oneroso abarca todos los
contratos que son con prestaciones recíprocas (bilaterales), pero también algunos
contratos con prestaciones para una sola de las partes, y en cambio la categoría de los
contratos gratuitos tiene un alcance más restringido que la del contrato con prestación
por una sola parte, puesto que algunos contratos de este ultimo tipo, es decir
unilaterales, son también onerosos.
La determinación del carácter gratuito u oneroso de un contrato es una cuestión de
hecho, librada a la apreciación de los jueces y tribunales en cada caso particular. Para
resolverla será preciso tener en cuenta todos los antecedentes de la operación y sus
elementos materiales y psicológicos.
C)Contratos consensuales y reales(arts. 1140; 1141, 1142): Los contratos
consensuales quedan concluidos para producir sus efectos propios, desde que las
partes hubiesen recíprocamente manifestado su consentimiento. Los contratos reales,
para producir sus efectos propios, quedan concluidos, desde que una de las partes
haya hecho a la otra tradición de la cosa sobre la que versare el contrato. Forman la
clase de contratos reales, el mutuo, el comodato, el contrato de depósito y la
constitución de prenda y de anticresis.
D)Contratos nominados e innominados(art. 1143): un contrato es nominado (típico)
cuando la totalidad de sus clausulas esenciales se adecua a un tipo especial, sin que
tenga importancia el nombre dado por las partes. El contrato nominado se rige por las
reglas del tipo. Si un problema determinado no puede ser resuelto atendiendo dichas
normas, se acude a las reglas generales de los contratos, y sólo a falta de ellas se
busca el tipo análogo.
En los contratos innominados (atípicos) el procedimiento es el mismo. Tan solo que,
como no hay un tipo del cual partir, habrá que acudir primero a las reglas generales de
los contratos.
E)Categorías no enunciadas:
1)Contratos aleatorios y conmutativos: Los contratos son aleatorios, cuando sus
ventajas o pérdidas para ambas partes contratantes, o solamente para una de ellas,
dependan de un acontecimiento incierto (art. 2051)
Explicando esta definición podemos indicar que el codificador ha tomado en cuenta la
posibilidad de contratos bilaterales o unilaterales, pues en el art. 1332 dice que
“cuando se venden cosas futuras, tomando el comprador sobre si el riesgo de que no
llegaran a existir en su totalidad, o en cualquier cantidad o cuando se venden cosas
existentes per sujetas a algún riesgo, tomando el comprador sobre si este peligro, la
venta será aleatoria.”
El contrato es conmutativo cuando las partes desde el momento de su celebración
conocen la importancia y equivalencia económica de las prestaciones otorgadas o a
otorgarse con motivo de cumplir el contrato.
2)Contratos principales y accesorios: Un contrato es principal cuando existe por si solo.
El contrato accesorio es aquel que se realiza para asegurar el cumplimiento de otro.
3)Contratos individuales y colectivos: Los contratos pertenecientes al derecho civil son
los individuales, los otros son propios del derecho laboral.
4)Contratos discrecionales y por adhesión o de contenido predispuesto: El carácter
homogéneo de ambos tipos de contratos es la falta de libre debate entre las partes
para la celebración del contrato, por cuanto por razones socioeconómicas o de
necesidad de celeridad en la concrecion de la relación contractual, la oferta efectuada
por una de las partes simplemente debe ser aceptada o no por la otra, sin existencia
de procesos de deliberación para la formación del consentimiento.
3) Utilidad de la clasificación. Consecuencias propias de cada categoría.
A)Contratos unilaterales y bilaterales.
I) Doble ejemplar: Resulta del art. 1021 cuando dice “los actos sin embargo, que
contengan convenciones perfectamente bilaterales deben ser redactados en tantos
originales, como partes haya con interés distinto”. Esto tiene consecuencia pues el art.
1024 dice que la ineficacia de un acto bilateral por estar hecho en un solo ejemplar, se
cubre por la ejecución ulterior, sea total o parcial, de las convenciones que contenga;
pero si la convención no hubiese sido ejecutada sino por una de las partes, sin que la
otra hubiese concurrido o participado en la ejecución, el vicio del acto subsistirá
respecto de esta parte.
En cambio el contrato unilateral se rige por el art. 1020 según el cual para los actos
bajo firma privada no hay forma alguna especial. Por ello, salvo los supuestos de
forma exigida, los contratos unilaterales pueden estar consignados en un solo
ejemplar.
II) Exceptio non adimpleti contractus: El art.1201 establece que una de las partes no
podrá demandar el cumplimiento, si no probase haberlo ella cumplido u ofresiece
cumplirlo o que su obligación es a plazo.
III) Pacto comisorio tacito: La actual redacción del art 1204 del Cód Civ. Dice
reproduciendo la del art 216 del Cód. de Comercio: “En los contratos con prestaciones
reciprocas se entiende implícita la facultad de resolver obligaciones emergentes de
ellos en caso de que uno de los contratantes no cumpliera su compromiso. Mas en los
contratos en que se hubiese cumplido parte de las prestaciones, las que se hayan
cumplido quedarán firmes y producirán en cuanto a ellas, los efectos
correspondientes”.
Elementos esenciales: Son aquellos que deben existir para que se dé el contrato. Los
elementos esenciales generales a todo contrato son: el consentimiento, el objeto y la
causa. Existen, además, elementos esenciales particulares de los diversos tipos
contractuales, como, por ejemplo, el precio y la cosa en la compraventa.
Elemento natural: Son naturales porque integran el contrato, salvo que las partes,
expresamente, hubiesen establecido su exclusión. Estos elementos comienzan a tener
injerencia cuando estamos en plano de pleno cumplimiento.
Elementos accidentales: Se incorporan por la voluntad de las partes. Tanto los
elementos naturales como los accidentales, no se relacionan con el plano genético del
contrato y sólo con sus consecuencias referidas a las prestaciones. Algunos de estos
elementos están nominados en contratos especiales, esto es, el cargo en la donación,
los pactos de retroventa o de mejor comprador en la compraventa, pero pueden
ampliarse por la voluntad de las partes.
El consentimiento: concepto
El consentimiento consiste en un acuerdo de voluntades encaminadas a un fin común:
la celebración del contrato.
Es un elemento esencial del contrato y por lo tanto este no puede existir sin él. Aún en
los contratos unilaterales (Art. 1138) en donde una sola de las partes se obliga hacia la
otra sin que esta quede obligada, o en los gratuitos (Art. 1139) en donde se asegura
una ventaja a una u otra parte independientemente de toda prestación por quien
recibe la prestación, el consentimiento de ambas partes es necesario para la existencia
del contrato. También en los reales que sólo se concluyen con la tradición de la cosa es
necesaria la existencia del consentimiento para la existencia del negocio jurídico.
El consentimiento es entonces inherente a la existencia misma del contrato.
Código Civil
Vélez se inclinó por la tesis voluntarista, pero Brebbia al comentar el art. 913 nos dice
que esto no significa que la prevalencia de la voluntad interna tenga valor absoluto y
que no sufra las excepciones impuestas por la limitación de otros principios como la
buena fe y la responsabilidad.
Dentro del texto del CC la teoría de la voluntad se consagra en los siguientes arts.:
897,900, 923 a 943, 921, 3606, 3615, 3616 y 3619.
Mientras que las excepciones a este principio de voluntad real pueden encontrarse en:
art. 473, 474, 929 y 939 del CC.
Acuerdos parciales:
La oferta quedará sin efecto ante el fallecimiento de alguna de las partes, o bien ante
la perdida de la capacidad para contratar: el proponente antes de haber sabido la
aceptación, y la otra antes de haber aceptado. (Art. 1149 CC)
Requisitos:
Art. 1148: “Para que haya promesa, esta debe ser a persona o personas determinadas
sobre un contrato especial con todos los antecedentes constitutivos de los contratos.
Por los requisitos de la oferta son:
Que sea recepticia, es decir a persona o personas determinadas ya que la ley
busca el acuerdo de voluntades y entiende formado el contrato en el momento
en que coinciden; por ello la oferta debe ser dirigida a alguien en especial para
que pueda existir aceptación obligatoria.
Que sea hecha sobre un contrato especial, es decir que el oferente debe
precisar la convención que desea celebrar.
Debe contener las modalidades que se quieran incluir en el contrato a celebrar;
por ejemplo si se trata de una compraventa se indicará el precio y también al
forma de pago.
1152: Es necesario que el oferente sea claro y concreto en cuanto a las
diferentes particularidades del contrato cuya celebración persigue.
Vigencia de la oferta:
Nuestro CC no fija el plazo de duración de la oferta y por lo tanto en la doctrinca se
discute hasta cuando resulta obligatoria para el proponente.
El Art.7 de la Ley 24.240 nos dice que la oferta debe contener la fecha precisa de
comienzo y de finalización.
La aceptación:
La aceptación es la manifestación unilateral de una de las partes, que complementa la
otra manifestación exteriorizada por la oferta y al unirse ambas dan nacimiento al
contrato.
Mientras la oferta n o tiene en principio efecto alguno, la aceptación fija y determina
una relación de derecho cuando se encuentra en armonía con la propuesta recibida.
Entonces sólo cobra validez cuando esta en consonancia con la propuesta recibida.
Requisitos:
Declaración unilateral de la voluntad dirigida al nacimiento del contrato
mediante la respuesta afirmativa a la oferta recibida
El carácter recepticio no estaría dado en nuestro CC
La revocación de la oferta hecha pública es eficaz una vez que haya sido difundida por
medios similares a los empleados para hacerla conocer.
Todo ello sin perjuicio de las acciones de daños y perjuicios que correspondan.
Contrato preliminar
Promesa de contratar:
Teorías extracontractualistas:
Plantean que el fundamento de la responsabilidad precontractual es de naturaleza
extracontractual basándose en el 1109 que expresa que la separación injustificada de
las negociaciones configura un hecho culposo.
Nuestra doctrina se inclina por el reconocimiento de la responsabilidad precontractual
de carácter extracontractual.
Art. 1210: Los contratos celebrados en la República para tener su cumplimiento fuera
de ella, serán juzgados, en cuanto a su validez, su naturaleza y obligaciones, por las
leyes y usos del país en que debieron ser cumplidos, sean los contratantes nacionales
o extranjeros.
Art.1214.- Si el contrato fuere hecho entre ausentes por instrumento privado, firmado
en varios lugares, o por medio de agentes, o por correspondencia epistolar, sus
efectos, no habiendo lugar designado para su cumplimiento, serán juzgados respecto a
cada una de las partes, por las leyes de su domicilio.
Art.1215.- En todos los contratos que deben tener su cumplimiento en la República,
aunque el deudor no fuere domiciliado, o residiere en ella, puede, sin embargo, ser
demandado ante los jueces del Estado.
El problema en el CC:
Conforme al art. 1550 Vélez siguió el principio de que las ofertas no obligan si no
fueron aceptadas, salvo en los supuestos que el mismo menciona.
Artículo1149. La oferta quedará sin efecto alguno si una de las partes falleciere, o
perdiere su capacidad para contratar: el proponente, antes de haber sabido la
aceptación, y la otra, antes de haber aceptado.
Artículo1154. La aceptación hace sólo perfecto el contrato desde que ella se hubiese
mandado al proponente.
Error e ignorancia En el error la persona cree saber algo pero en realidad sabe
equivocada, consiste sobre un punto determinado en tener falsos conceptos. Es el falso
conocimiento que se tiene de una cosa.
Error de derecho ART. 20 del C.C “La ignorancia de las leyes no sirve de excusa, si
la excepción no está expresamente autorizada por la ley”.
ART 923 del C.C “La ignorancia de las leyes, o el error de derecho en ningún caso
impedirá los efectos legales de los actos lícitos, ni excusará la responsabilidad por los
actos ilícitos”. Este principio se fundamenta en la “obligatoriedad de la norma” ya que
se presume conocida por todos.
Las excepciones al ART 20 son, ART 3428 (“el poseedor de la herencia es de buena fe
cuando por error de hecho o de derecho se cree legitimo propietario de la sucesión
cuya posesión tiene”). ART 784 que autoriza la repetición del pago de una deuda
ajena, efectuado por el error de hecho o de derecho.
Para concluir, el error de derecho no esta contemplado por la ley, salvo aquellas
excepciones fijadas por la misma.
Error de hecho Es el que recae sobre elementos fundamentales del acto. A su vez se
clasifican en excusable e inexcusable
Error obstáculo, radical, obstativo o impropio este error no vicia la voluntad sino que
la destruye enteramente, puesto que impide la formación del acto: es el que recae
sobre la naturaleza del acto efectuado (error in negotio), o sobre la identidad del
objeto (error in corpore). En este caso el acto jurídico resulta inexistente por el
desencuentro ocurrido entre las voluntades intervinientes. Los artículos 924 y 927
hacen referencia a el, la sanción de nulidad establecida en los artículos es superflua y
engañosa. Es superflua por que aun cuando la ley nada dijera en tales casos, no por
ello el acto podría tener valor. Y es engañosa por cuanto la nulidad tiene su régimen
legal especial que determina quien es el titular de ella, si prescribe la acción y en que
tiempo, que consecuencias produce la nulidad o anulación. Todo lo cual no tiene
aplicación tratándose de actos jurídicos inexistentes.
Errores esenciales Tienen gravedad media. No impide la formación del acto, pero
dan lugar a la sanción de nulidad, a instancia de la parte cuya voluntad está viciada
por el error padecido: son los errores que versan sobre la persona con quien se celebra
el acto (error in personam) o sobre la cualidad sustancial de la cosa (error in
substancia), este tipo de error no debe ser confundido con el error incorpore, aquí la
cosa es la misma que la que se ha tenido presente al celebrar el acto, pero hay una
falla en cuanto a la cualidad sustancial que se esperaba encontrar en ella. El Código
dice que: “el error sobre la cualidad de la cosa que se ha tenido en mira, vicia la
manifestación de la voluntad, y deja sin efecto lo que en el acto se hubiere dispuesto”
entonces el acto viciado es anulable y de nulidad relativa.
1- Error en la naturaleza del acto, ART 924: El error sobre la naturaleza del
acto jurídico anula todo lo contenido en él.
2- Error sobre la persona, ART 925: Es también error esencial y anula el acto
jurídico, el relativo a la persona con la cual se forma la relación de derecho.
3- Error sobre el objeto del acto, ART 927: Anula también el acto, el error
respecto al objeto sobre que versare, habiéndose contratado una cosa
individualmente diversa de aquella sobre la cual se quería contratar, o sobre
una cosa de diversa especie, o sobre una diversa cantidad, extensión o
suma, o sobre un diverso hecho. Hay una teoría que respalda el error sobre
el objeto denominada “teoría del obstáculo” la cual establece que no se llega
al acuerdo de voluntades.
4- Error sobre la causa principal del acto, ART 926: El error sobre la causa
principal del acto, o sobre la cualidad de la cosa que se ha tenido en mira,
vicia la manifestación de la voluntad, y deja sin efecto lo que en el acto se
hubiere dispuesto. A pesar de que la causa es un requisito fundamental, la
falta de la misma puede provocar la nulidad del acto. Si la causa es falsa el
código establece que si esa causa existe y la obligación es licita, esa
obligación existe. Lo que interesa es la obligación real no aparente, la
aparente se vincula con la simulación, no con el error.
Para que el error esencial pueda ser invocado por la victima, debe ser excusable, así lo
requiere el ART 929 “El error de hecho no perjudica, cuando ha habido razón para
errar, pero no podrá alegarse cuando la ignorancia del verdadero estado de las cosas
proviene de una negligencia culpable”.
Errores accidentales dejan el acto intacto y valido: son los que versan sobre las
cualidades accidentales de la cosa, sobre su valor, sobre los motivos individuales del
acto, etc. Entre los errores accidentales o indiferentes es posible mencionar los
siguientes:
- el que incide sobre los motivos individuales que se tienen para celebrar el
acto
- el error de calculo
Según el ART 928 (“El error que versare sobre alguna calidad accidental de la cosa, o
sobre algún accesorio de ella, no invalida el acto, aunque haya sido el motivo
determinante para hacerlo, a no ser que la calidad, erróneamente atribuida a la cosa,
hubiese sido expresamente garantizada por la otra parte, o que el error proviniese de
dolo de la parte o de un tercero, siempre que por las circunstancias del caso se
demuestre que sin el error, el acto no se habría celebrado, o cuando la calidad de la
cosa, lo accesorio de ella, o cualquiera otra circunstancia tuviesen el carácter expreso
de una condición”). El error accidental no invalida el acto salvo 3 supuestos que allí se
mencionan.
“…o que el error proviniese de dolo de la parte o de un tercero, siempre que por las
circunstancias del caso se demuestre que sin el error, el acto no se habría celebrado”.
Aquí tampoco juega el error, y si el acto se anula es por dolo y no por el error que es
irrelevante. No se trata entonces de una nulidad derivada del error accidental, sino del
dolo empleado determinante del acto.
Dolo :está consagrado en el ART 931 (“Acción dolosa para conseguir la ejecución de
un acto es toda aserción de lo que es falso o disimulación de lo verdadero, cualquier
artificio, astucia o maquinación que se emplee con ese fin”).
Lo característico del dolo como vicio de la voluntad, reside en el engaño que se emplea
para decidir a alguien a la realización de un acto jurídico, tal como lo expresa el ART
931 “es toda aserción de lo que es falso o disimulación de lo verdadero, cualquier
artificio, astucia o maquinación que se emplea con ese fin”.
• Dolo positivo y negativo: el primero consiste en acciones positivas del autor del
engaño; el segundo se refiere a las omisiones voluntarias, las cuales se asimilan en sus
efectos a las acciones dolosas cuando el acto no se hubiera realizado sin la ocultación
dolosa (ART 933).
Dolo principal: es el que induce y determina que la victima realice el acto. Este tipo de
dolo hace anulable el acto; de manera que la victima podrá demandar la nulidad del
acto y la indemnización por daños y perjuicios.
Nulidad:
ART 932: Para que el dolo pueda ser medio de nulidad de un acto es preciso la reunión
de las circunstancias siguientes:
Si el dolo reúne los requisitos del ART 932 produce dos consecuencias:
En este caso, el dolo no afecta la validez del acto y la victima no podrá pedir la nulidad
del mismo, pero podrá reclamar la indemnización por daños y perjuicios sufridos por el
dolo, ART 934 “El dolo incidente no afectará la validez del acto; pero el que lo comete
debe satisfacer cualquier daño que haya causado. Es dolo incidente el que no fue causa
eficiente del acto”.
El dolo, provenga de la parte del acto o de un tercero, da lugar a la anulación del acto,
y la victima podrá pedir la nulidad del acto y reclamar daños y perjuicios. ART 935 “El
dolo afectará la validez de los actos entre vivos, bien sea obra de una de las partes, o
bien provenga de tercera persona. Si proviene de tercera persona, regirán los artículos
941, 942 y 943”.
ART 941 “La fuerza o la intimidación hacen anulable el acto, aunque se haya empleado
por un tercero que no intervenga en él”.
ART 942 “Si la fuerza hecha por un tercero, fuese sabida por una de las partes, el
tercero y la parte sabedora de la fuerza impuesta, son responsables solidariamente
para con la parte violentada, de la indemnización de todas las pérdidas e intereses”.
ART 943 “Si la fuerza hecha por un tercero, fue ignorada por la parte que se perjudica
con la nulidad del acto, el tercero será el único responsable de todas las pérdidas e
intereses”.
Si el dolo fuese incidental, la solución será la misma; solo que no se podrá demandar
la nulidad del acto.
Prueba de dolo
La victima puede ser obligada a realizar el acto que no quiere realizar, mediante
golpes, malos tratos, privación de la libertad, etc. (violencia física o fuerza), o
mediante amenazas e intimidaciones (violencia moral o intimidación).
Debe tratarse de una fuerza física irresistible, ART 936 “Habrá falta de libertad en los
agentes, cuando se emplease contra ellos una fuerza irresistible”; es decir, una fuerza
de tal gravedad, de tal magnitud, que la persona que la sufre no haya podido impedirla
o resistirla.
El ART 937 “Habrá intimidación, cuando se inspire a uno de los agentes por injustas
amenazas, un temor fundado de sufrir un mal inminente y grave en su persona,
libertad, honra o bienes, o de su cónyuge, descendientes o ascendientes, legítimos o
ilegítimos”.
- La amenaza debe ser injusta: o sea que, quien amenace lo haga sin tener
derecho a hacerlo. Hay amenaza injusta si digo (véndame su casa o ya mismo mato a
sus hijos. Hay amenaza si un abogado amenaza a la parte contraria con el embargo si
no paga sus deudas. En caso de amenazas justas no hay vicio de la voluntad ART 939
“No hay intimidación por injustas amenazas, cuando el que las hace se redujese a
poner en ejercicio sus derechos propios”.
- El mal amenazado debe ser inminente y grave: inminente significa que el mal
debe ser próximo, inmediato, que no de tiempo a la victima a poder reclamar la
protección de las autoridades.
Grave, significa que el mal debe ser susceptible de causar daños de magnitud. Si el
mal no es inminente y grave no se hace lugar a la nulidad. El mal amenazado puede
recaer sobre la persona de la victima o de sus familiares (ej: amenaza de muerte de
secuestro).
Efectos de la violencia
La victima podrá:
Vicios de la buena fe
Simulación El error, dolo y violencia, son vicios de los actos voluntarios en general;
en cambio, la simulación, es un vicio exclusivo de los actos jurídicos, y su característica
es la de viciar la buena fe de terceros. En términos generales “simular” es ocultar la
verdad. ART 955 “La simulación tiene lugar cuando se encubre el carácter jurídico de
un acto bajo la apariencia de otro, o cuando el acto contiene cláusulas que no son
sinceras, o fechas que no son verdaderas, o cuando por él se constituyen o transmiten
derechos a personas interpuestas, que no son aquellas para quienes en realidad se
constituyen o transmiten”. La simulación puede ser absoluta o relativa, y desde otro
punto de vista, lícita o ilícita.
- Absoluta: cuando se celebra un acto que nada tiene de real ART 956 “La
simulación es absoluta cuando se celebra un acto jurídico que nada tiene de real…”.
(EJ. Tengo muchos acreedores y simulo vender mi casa a un amigo para que no la
ejecuten)
- Relativa: cuando se emplea para dar a un acto jurídico una apariencia que
oculta su verdadero carácter ART 956 “…y relativa cuando se emplea para dar a un
acto jurídico una apariencia que oculta su verdadero carácter”. (EJ. Quiero donar mi
estancia a una amiga, pero para evitar una revocación, simulo vendérsela)
- Licita: cuando no es reprobada por la ley, a nadie perjudica ni tiene un fin ilícito
ART 957 “La simulación no es reprobada por la ley cuando a nadie perjudica ni tiene un
fin ilícito”.
- Ilícita: cuando es reprobada por la ley, perjudica a terceros o tiene un fin ilícito
(es decir, cuando se hace para violar las leyes).
La acción de simulación se concede a las partes del acto simulado, y a los terceros
interesados en el acto, como los acreedores de cualquier clase, herederos, legatarios,
etc.
Cualquiera de las partes puede ejercer la acción de simulación contra la otra cuando la
simulación es lícita. Pero cuando es ilícita, salvo que la acción tenga por objeto dejar
sin efecto el acto y siempre que tal circunstancia no los beneficie ART 959 “Los que
hubieren simulado un acto con el fin de violar las leyes o de perjudicar a un tercero, no
pueden ejercer acción alguna el uno contra el otro, sobre la simulación, salvo que la
acción tenga por objeto dejar sin efecto el acto y las partes no puedan obtener ningún
beneficio de la anulación”. El efecto de la sanción es que el juez declarara la anulación
del acto simulado.
Los terceros podrán pedir la acción siempre y cuando que la misma sea ilícita. Por el
contrario tratándose de una simulación licita, los terceros no podrán reclamar la
acción, dado que la simulación no perjudica a terceros, y que nuestro ordenamiento
jurídico rige el principio de que “a falta de interés o perjuicio, no hay acción”.
Fraude Hay fraude cuando un deudor insolvente enajena o grava sus bienes, con el
propósito de sustraerlos de su patrimonio, y evitar así el pago a sus acreedores.
Ejemplo: A tiene muchos acreedores, y estos para cobrar, van a rematarle su casa;
entonces A en fraude a sus acreedores, vende la casa para que estos no puedan
cobrar.
La ley concede a los acreedores una solución contra el fraude; es decir, un medio para
hacer revocar los actos fraudulentos del deudor. Dicho medio o solución es la acción
revocatoria (también denominada acción “pauliana”), ella esta contemplada en el ART
961 “Todo acreedor quirografario puede demandar la revocación de los actos
celebrados por el deudor en perjuicio o en fraude de sus derechos”. Si bien el ART dice
que se concede a los “acreedores quirografarios” y no hace mención de los acreedores
hipotecarios y privilegiados, se debe aceptar que a estos dos también se les concede
esta acción, si se demuestra que ellos han sufrido perjuicio a raíz del acto fraudulento.
Requisitos
Los requisitos para revocar un acto fraudulento del deudor, sea el acto gratuito u
oneroso, están previstos en el ART 962 “Para ejercer esta acción es preciso:
1º Que el deudor se halle en estado de insolvencia. Este estado se presume desde que
se encuentra fallido.
2º Que el perjuicio de los acreedores resulte del acto mismo del deudor, o que antes
ya se hallase insolvente.
3º Que el crédito, en virtud del cual se intenta acción, sea de una fecha anterior al acto
del deudor”.
Quien acciona Simulación lícita: únicamente las partes ya que no hubo intención de
perjudicar a ningún tercero.
Simulación ilícita: solamente los terceros interesados a menos que las partes que
hayan intervenido decidan dejar sin efecto el acto simulado y no puedan obtener
ningún beneficio de la anulación (Art. 959 CC) (A). Todo acreedor quirografario puede
demandar la revocación de los acto celebrados por el deudor en perjuicio o en fraude
de sus derechos” (Art. 961 CC) (B)
A quien beneficia A todos los interesados (A). Solo a quien acciona (B)
Prescripción Prescribe a los dos años la acción para dejar sin efecto entre las partes
un acato simulado, sea simulación absoluta o relativa. El plazo se computará desde
que el aparente titular del derecho hubiere intentado desconocer la simulación (A). La
acción de los acreedores para pedir la revocación de los actos celebrados por el
deudor, en perjuicio o fraude de sus derechos, se prescribe por un año, contados
desde el día en que el acto tuvo lugar, o desde que los acreedores tuvieron noticia del
hecho”. (B)
Capacidad de derecho es el grado de aptitud para gozar de los derechos, se dice grado
de aptitud porque no existe la incapacidad absoluta de derecho, siempre en algún
grado, las personas tienen esta capacidad; capacidad de hecho es la aptitud para
ejercerlos.
Religiosos profesos
(Incapacidad relativa)
Comerciantes fallidos
(Incapacidad relativa)
No pueden contratar respecto de los bienes que corresponden a la masa del concurso
si no estipulasen concordatos con sus acreedores. La declaración del concurso civil o
quiebra importa el desapoderamiento del deudor.
Distinto es el caso del concurso comercial, este concursado no es fallido hasta que no
se decrete su quiebra y hasta tanto ello ocurra, tendrá la libre administración y
disposición de sus bienes.
Los tutores, curadores y los padres, no pueden vender bienes suyos a los que
están bajo su guarda o patria potestad. (art 1359)
Los menores emancipados no pueden vender sin licencia judicial los bienes
raíces suyos, ni los de sus mujeres o hijos. (art 1360). La prohibición
desaparece si el menor logra conseguir la autorización judicial.
1. Los padres de los bienes de los hijos que están bajo su patria potestad
2. A los tutores y curadores, de los bienes de las personas que estén a su
cargo, y comprar bienes para estas, sino en los casos y por el modo
ordenado por las leyes.
3. A los albaceas, de los bienes de las testamentarias que estuviesen a su
cargo.
4. A los mandatarios, de los bienes que están encargados de vender por
cuenta de sus comitentes.
5. A los empleados públicos, de los bienes del Estado, o de las municipalidades
de cuya administración o venta estuviesen encargados.
6. A los jueces, abogados, fiscales, defensores de menores, procuradores,
escribanos y testadores, de los bienes que estuvieran en litigio ante el
juzgado o tribunal ante el cual ejerciesen o hubiesen ejercido su respectivo
ministerio.
La nulidad es absoluta, salvo en el caso del Inc 6, en el cual hay que averiguar un poco
mas, por ser tan amplio el supuesto, lo que convierte al acto en anulable.
La prohibición de establece en protección de quien resulta representado y exige del
representante la correspondiente autorización emanada de aquél.
Otras prohibiciones Art 2228 que dice que el depósito necesario por ocasión
de peligro o fuerza mayor, puede hacerse en personas adultas aunque sean
incapaces de derecho, y éstas responden del depósito aunque no estén
autorizadas por sus representantes para recibirlo.
Dice muchas cosas en las cuales fundamenta su desacuerdo con la forma empleada
por Vélez para tratar el tema de la capacidad, pero en resumen, sostiene que la
capacidad esta tratada de forma inadecuada ya que algunos supuestos, como el caso
de los comerciantes fallidos, no se trata de incapacidades de la persona sino de
desapoderamiento de bienes, porque siguen siendo perfectamente capaces para
celebrar contratos que no tengan que ver con la masa del concurso.
Desde muy corta edad, los menores hacen compras de poco monto al contado, como
asi también los dementes y sordomudos. Estos pequeños contratos son perfectamente
válidos y legítimos. No se trata de actos nulos pero tolerados, sino de actos lícitos,
porque responden a una necesidad tan ineludible que aunque el legislador los
prohibiera expresamente, continuarían cumpliéndose.
Los actos celebrados por incapaces son nulos a excepción de los llevados a cabo por
dementes no declarados en juicio, los cuales son anulables.
Si la nulidad es absoluta o relativa, depende de si los incapaces son de hecho o de
derecho. Si son de hecho relativos, es relativa, ya que se establece la nulidad en el
solo interés del incapaz. Si son absolutos, es absoluta la nulidad porque mediando en
tales casos falta de discernimiento, hay un interés de orden público en que estos actos
se anulen.
Las incapacidades de derecho se establecen en protección de la otra parte o en interés
de la moral o de la ley. La incapacidad de derecho puede originar una nulidad absoluta
o una relativa, en casa caso habrá que ver cual es el interés tutelado por la ley. Si se
trata del orden público la nulidad es absoluta, si se intenta proteger los intereses
privados, será relativa.
Efectos de la nulidad
Habrá que distinguir si se trata de un acto nulo o anulable y si está en juego una
nulidad absoluta o relativa.
Anulado el acto, las partes deben reintegrarse lo que mutuamente percibieron para
que las cosas vuelvan al estado previo a la celebración del acto declarado nulo.
La parte capaz para contratar, no tendrá derecho para exigir la restitución de lo que
hubiera dado, o el reembolso de lo que hubiere pagado, o gastado, salvo si se probase
que existe lo que dio o que redundara en provecho manifiesto de la parte incapaz.
La ley que rige la capacidad para contratar, es la ley del domicilio el cual es
residencia permanente del contratante.
La nulidad de los actos celebrados por menores que violen las normas
existentes (osea, que el acto haya sido celebrado por el menor y no por su
representante).
La existencia de una representación que hace viable que el incapaz, por medio
de su representante pueda efectuar actos perfectamente válidos.
La existencia de un organismo, el Ministerio de Menores, que actúa y funciona
con el solo propósito de proteger al incapaz.
La posibilidad de la actuación del Patronato de Menores, a cargo especialmente
de los jueces.
Representación
Sustitución de alguno de los contratantes por otra persona que celebra el contrato en
nombre y representación de aquél. Los efectos recaen sobre el representado y su
patrimonio. La representación puede ser legal cuando surge de la ley; o
convencional cuando las mismas partes son las que convienen sustituir su persona
por la de otro, ese contrato es lo que se llama mandato.
No existe en el Código Civil legislación expresa sobre representación, sino que “encaja”
en la teoría general de los actos jurídicos.
La ley procura remediar la incapacidad y permitir el ejercicio del derecho a favor del
menor, por lo que la ley designa representantes, quienes pueden ejercer directamente
los actos que le competen al menor. Adquirir derechos y contraer obligaciones.
Lista de representantes:
1. De las personas por nacer, los padres y a falta o incapacidad de éstos, los
curadores que se les nombre.
2. De los menores no emancipados, sus padres o tutores.
3. De los dementes o sordomudos, los curadores que se les nombre.
Cuando los intereses de los incapaces, están enfrentados con los de su representante,
dejan de intervenir éstos últimos en los actos y se les designa judicialmente un curador
para resolver el conflicto.
Contratos a nombre de terceros ese tercero debe estar autorizado por la ley. El
contrato hecho por representación inexistente, es nulo, salvo ratificación por
declaración de voluntad o ejecución del contrato, de lo contrario, no obliga al que lo
hizo, en materia contractual. Si provoca un daño, entonces habría que indemnizar por
responsabilidad extracontractual.
Art 1162 ratificación hecha por un tercero, tiene carácter de autorización y se torna
exigible la ejecución y cumplimiento del contrato.
Unidad V
Objeto: Art. 1167 Los dispuesto sobre los objetos de los actos jurídicos y de las
obligaciones que se contrajeren, rige respecto a los contratos, y las prestaciones que
no pueden ser objeto de los actos jurídicos, no pueden serlo de los contratos.
Conforme a esto el objeto del contrato debe ser: material y jurídicamente posible y ser
determinado (arts. 1170 y 1171) A las dos condiciones enunciadas se agrega en los
arts. 1172 y 1173 que la cosa debe existir en el momento de la celebración del
contrato.
Cosas: se llaman cosas en este código a los objetos materiales susceptibles de tener
valor. Las disposiciones referentes a las cosas son aplicables a la energía y a las
fuerzas naturales susceptibles de apropiación. De acuerdo a esto se expresa la idea de
objeto material a lo que debe agregarse el requisito de tener un valor de índole
económica.
Objetos materias son aquellos que caen bajo la acción de nuestros sentidos, que
podemos tocarlos verlos, etc., y el segundo requisito objetos susceptibles de tener un
valor, está referido al valor económico cualquiera sea su importancia.
● La Ley 17711 agrego al art. 2311 “las disposiciones referentes a las cosas son
aplicables a la energía”, con lo cual finaliza legislativamente la discusión doctrinaria de
si la energía eléctrica era o no una cosa en el sentido jurídico, ya que con la reforma
quedó claro que la energía no podrá ser considerada una cosa, ocupando un lugar en
el espacio, peor a ella le son aplicables las disposiciones referentes a las cosas, lo que
significa que todo el régimen jurídico establecido para éstas se aplica extensivamente a
la energía.
● Según el art. 953, respecto a las cosas se requieren dos condicione: a) que se trate
de cosas que estén en el comercio b) que por motivo especial la ley no haya prohibido
que sean objeto de algún contrato.
Hechos: art. 1169 aclara que la prestación objeto de un contrato puede consistir en el
cumplimiento de un hecho positivo o negativo, siempre que sea de apreciación
pecuniaria.
Los hechos deben reunir las siguientes condiciones: no ser hechos imposibles, ilícitos o
contrarios a las buenas costumbres; no ser prohibidos por las leyes, y no ser hechos
que perjudiquen a lo derechos de un tercero.
Debe ser posible: art. 953: En cuanto a las cosas, debe tratarse de cosas que estén
en el comercio y que por algún motivo especial la ley no haya prohibido que sean
objeto de algún contrato como por ejemplo: la prohibición referida a herencias futuras
(art. 1175, 1176), la prohibición de de ceder los derechos de uso y la habitación (art.
1449), el derecho a alimentos futuros (art. 1453).
En cuanto a los hechos, ellos deben reunir las siguientes condiciones: no ser hechos
imposibles, ilícitos o contrarios a las buenas costumbres; no ser prohibidos por las
leyes, y no ser hechos que perjudiquen a lo derechos de un tercero.
Debe ser determinado: art. 1170 Las cosas objeto de los contratos deberán ser
determinadas en su especie; la cantidad es suficiente que pueda determinarse.
● El agregado hecho por la Ley 17711 al art. 2311, “las disposiciones referentes a las
cosas son aplicables a la fuerzas naturales susceptibles de apropiación”. Ha seguido en
ellos lo dispuesto en la legislación comparada. En Francia, por una ley se ha creado un
nuevo bien, la energía hidráulica, a la cual se la separará del agua en la que está
contenida y se le acuerda individualidad jurídica.
● Asimismo, el Código Civil italiano consideraba bienes muebles a las energías
naturales susceptibles de tener un valor económico.
● Al examinar la norma introducida por al Ley 17711 Garrido y Andorno consideraron
que habría sido tomada del Código Civil peruano que clasifica entre las cosas muebles
a las fuerzas naturales susceptibles de apropiación y en conclusión afirman que dichas
fuerzas naturales susceptibles de apropiación pueden constituir, de ahora en más, el
objeto de prestaciones de hacer, en contratos de locación de obra, y tendrán la tutela
del ordenamiento jurídico en los distintos supuestos que pueden presentarse.
● Los mismos autores han explicado que el párrafo del art. 2311 “las disposiciones
referentes a las cosas son aplicables a la energía” ha puesto fin a una larga
controversia respecto de si la energía podía ser considerada cosa. Agregan que si bien,
según la redacción introducida por la ley 17711, la energía no podía ser considerada
verdaderamente una cosa en cuanto ocupando un lugar en el espacio le son aplicables
las disposiciones referentes a las cosas”, ellos significa que todo el régimen jurídico
establecido para estas se aplica extensivamente a la energía.
Bienes futuros litigiosos y sujetos a gravamen: para quien contrata sobre cosas
ajenas y litigiosas, pignoradas, hipotecadas o embargadas ocultando el carácter de
estas hay dos disposiciones legales:
1. El art. 1178 dispone: “el que hubiese contratado sobre cosas ajenas como
cosas propias, sino hiciere tradición de ellas, incurre en el delito de
estelionato1, y es responsables de todas las pérdidas e intereses”.
2. Y el art. 1179 establece: “incurre también en delito de estelionato y será
responsable de todas las pérdidas e intereses quien contratase de mala fe
sobre cosas litigiosas, pignoradas, hipotecadas, o embargadas, como si
estuviesen libres, siempre que la otra parte hubiese aceptado la promesa de
buena fe”.
Teoría clásica: Es expresada por Domat quién marca la diferencia entre las
convenciones onerosas y las gratuitas. Se establecen tres categorías de contratos:
a) convenciones onerosas: se hace un comercio nada es gratuito y el compromiso
de una de las partes es el fundamento del compromiso de la otra.
b) Convenciones en que una sola de las partes parece haberse obligado tal el
mutuo y otros contratos reales: la obligación que se forma en este tipo de
convenciones, en provecho de uno de los contratantes, tiene siempre su causa
en lo hecho por la otra y la obligación seria nula, si careciera de causa.
c) Las que correspondes a las donaciones y otros contratos en que la gratuidad se
une al aspecto distintivo de la unilateralidad: el compromiso de quien da tiene
su fundamento en algún motivo razonable y justo, como un servicio prestado u
otro mérito de donatario, o en el solo placer de hacer el bien.
● Para Domat ninguna convención se obliga sin causa y, si no la tiene, es nula.
Resumiendo su teoría explica que en el contrato sinalagmático cada parte se obliga
porque tiene a la vista la obligación asumida por la otra; en los contratos reales, la
entrega tiene función de causa y en los contratos gratuitos la causa estaría dada
por el animus donando o intención de beneficiar.
Distinción entre objeto y causa: El objeto es la materia sobre la que versa el acto;
en cambio, la causa es la finalidad buscada por las partes, o sea, la razón de ser del
acto.
Siempre por lo tanto debe existir una causa final como elemento de todo contrato ya
que los elementos de los contratos son el consentimiento, el objeto y la finalidad o
causa.
- El consentimiento se vincula con la formación del contrato, es la manifestación de la
voluntad en este acto jurídico bilateral de carácter patrimonial, significa el acuerdo de
las voluntades jurídicas concretadas en la oferta y la aceptación.
- El objeto consiste en la materia del contrato, o sea, en los bienes o en los hechos
sobre los cuales versa.
- La causa es el elemento teleológico, la finalidad o razón de ser del acto. En
consecuencia la causa final juega dentro de aspectos del contrato vinculados con la
voluntad, debiendo puntualizarse su diferencia con otro elemento subjetivo, el
consentimiento.
● El consentimiento se vincula exclusivamente con la formación del contrato, mientras
que la finalidad supera ese momento y tiene vigencia durante todo el tiempo de la
ejecución.
La causa en el Código Civil: El art. 499 expresa que no hay obligación sin causa, es
decir, sin que sea derivada de uno del os hechos, o de uno de los actos lícitos o ilícitos
de las relaciones de familia o de las relaciones civiles. Esto tiene su origen en Freites,
lo que generó como consecuencia un debate doctrinal respecto a la expresión de causa
del art. 499 indiscutiblemente causa fuente, si era distinta de la expresión de causa de
los arts. 500, 501 y 502, en donde, dado su antecedente francés, resultaba lícito
pensar que habría sido utilizada como causa fin.
● Esta es la postura de Machado, Colmo, Llerena, Lafaille y Busso según quienes la
causa de que se habla en los arts. 500 y 502, es la causa fin, causa final que
determina a contraer las obligaciones convencionales e incluso con criterios subjetivos
se indica el propósito, la finalidad el fin perseguido por quien se obliga, fin que, por
otra parte, debe ser lícito según las normas genéricas en materia de actos jurídicos.
● Para otros autores como Salvat, Guastavino, Barcia Lopez, Galli, Spota, Risolia, la
expresión causa de los arts. 499, 500, 501 y 502 esta siempre tomada en el sentido de
fuente o causa eficiente, ya que, según estos autores, nos e concibe que el codificador
haya querido cambiar el significado y el alcance de la palabra causa en los artículos
que se suceden con inmediatez.
● Compartimos la doctrina que entiende que el art. 499 se refiere a la causa fuente, a
la causa de la obligación y alude al origen, al antecedente genético, al hecho generador
de la obligación, se trata de una causa eficiente productora de un efecto jurídico: el
contrato, el cuasicontrato, el delito, el cuasidelito y la ley. Pero esta causa fuente de la
obligación no es la misma que la causa del contrato, la causa como elemento del
contrato o, si se quiere, de la causa de la “obligación convencional”.
Causa falsa: Art. 5001: La obligación será valida aunque la causa expresada en ella
sea falsa, si se funda en otra causa verdadera.
● En nuestra doctrina Machado dice: La causa de deber no expresada en ciertos
documentos comerciales, se presume existente, y esta es la causa de la obligación a
que se refiere el artículo. Cuando se dice, abonaré la cantidad por haberla recibido, si
no fuere cierta y se demostrase no haber existido tal entrega, la obligación subsistirá si
se prueba que esa cantidad es proveniente de una transacción, o de daños y perjuicios
convenidos en pagar, basta una causa lícita aunque no sea la expresada en el contrato.
● Al deudor, y en su caso a sus sucesores universales y también a los terceros que
impugnen la obligación les corresponderá probar que la obligación es simulada, que
existe una falsedad de causa que inhabilita la procedencia de la acción.
Causa ilícita: Art. 502: La obligación fundada en una causa ilícita es de ningún efecto.
La causa es ilícita cuando es contraria a las leyes o al orden público.
● Causa contraria a la ley es la que va directamente sobre leyes prohibitivas o de
forma, que no son otras que leyes de orden público. Es contraria a la ley la obligación
que se origine en un contrato entre el tutor y el menor; la obligación derivada de la
compra hecha por el juez de los bienes de la testamentaria que tramita en el juzgado a
su cargo; siendo igualmente nulo todo contrato contrario a las buenas costumbres y
que ignore la base del decoro o la honestidad pública o privada. Como ej.: el art. 1503
dispone respecto al contrato de locación de cosas: “El uso para el cual una cosa sea
alquilada o arrendada, debe ser un uso honesto, y que no sea contrario a las buenas
costumbres. De otra manera el contrato es de ningún valor.”
● En los contratos bilaterales existen dos causas, que si bien son distintas e
independientes, al haberse concluido el acto se entrecruzan y prueban que ha existido
acuerdo común de los otorgantes en una serie de puntos fundamentales y como
consecuencia d ello es necesario determinar en que medida cada una de las partes ha
participado del fin ilícito para que el acto, como complejo, tenga causa ilícita.
● Cuando ambas partes han actuado por móviles ilícitos, no hay duda de que el vicio
que descalifica la voluntad de una y otro se transmite al aspecto formal del acto y lo
invalida. Ataca su estructura que no solo formalmente debe ser lícita.
● Cuando una sola de las partes ha fundado su hacer en causa ilícita, la doctrina se
divide con respecto a las consecuencias: Una primera postura sostiene que el vicio
insito en la conducta de una de las partes no constituye vicio del acto sino en los casos
que el otro otorgante haya compartido el móvil ilícito o al menos lo haya conocido.
Para otros el acto reviste causa ilícita cuando la finalidad de cualquiera de los
otorgantes adolezca de este vicio y aún cuando el otro contratante no haya participado
en él, lo cual sin embargo permitiría al otorgante inocente pedir la declaración de
nulidad.
Calificación del contrato: Nuestro codificador en una norma genérica art. 953 nos
indica que el contrato, si tiene por objeto un hecho ilícito, es nulo como sin no tuviese
objeto, y en nuestra opinión la sanción que prevé esta norma se apoya en la ilicitud de
la causa
El art. 957, en aplicación particular del principio general, indica que la simulación no es
reprobada por la ley cuando a nadie perjudica ni tiene fin ilícito. Con ello el codificador
en la nota del art. 956, indica que la simulación es una causa de nulidad cuando tiene
por objeto eludir una incapacidad establecida por la ley o dar una apariencia legal a un
acto prohibido.
En el tratamiento particular, refiriéndonos a los contratos típicos es conveniente tener
presente lo establecido en los arts. 1626, 1659, 1661, 1891, y 2261, para concluir que
nuestro codificador considera nulos a los contratos cuyo fin es ilícito.
Por lo tanto, la calificación del contrato, cuando se obra con causa ilícita, es la de
provocar su nulidad.
1. La forma de los contratos. Método del Código Civil. Aplicación de los principios
generales: libertad en las formas; la forma como solemnidad, como prueba y
como recaudo de publicidad
La forma son los requisitos o solemnidades que revisten o caracterizan a los diferentes
actos jurídicos.
b) Método del Código Civil.
En el capítulo IV de la parte de los contratos, con el subtítulo “De las formas de los
contratos”, Vélez Sarsfield trae diferentes disposiciones, pudiendo agrupar los artículos
allí contenidos de la siguiente manera:
1).Reglamentación de la ley aplicable, con relación a las formas, desde el punto de
vista del derecho internacional privado (art. 1180: “La forma de los contratos entre
presentes será juzgada por las leyes y usos del lugar en que se han concurrido”. El art.
1181(contratos celebrado por ausentes) se inclina por la ley más favorable).
2).Las normas generales de aplicación con relación a los contratos: lo dispuesto en
cuanto a las formas para los actos jurídicos (arts. 1182 y 1183).
3).Enunciación de los contratos que deben ser hechos por escritura pública (arts. 1184
a 1188)
4). Efectos de la estipulación de una cláusula penal o arras o señal (art. 1189)
Conforme a esta sumaria división debemos resaltar que según el contenido y alcance
del art. 1182 la normatividad de los actos jurídicos campea como telón de fondo en lo
atinente a los contratos.
No sólo en este apartado general de la forma de los contratos el codificador nos dará
disposiciones legales, sino que también en el tratamiento de los contratos en particular
el Código trae directivas obligatorias.
c) Aplicación de los principios generales: libertad en las formas; la forma como
solemnidad, como prueba y como recaudo de publicidad.
Conforme al art. 974, que dispone: “Cuando por este Código, o por las leyes especiales
no se designe forma para algún acto jurídico, los interesados pueden usar de las
formas que juzgaren convenientes”, el principio del consensualismo, o sea, la
autonomía de la voluntad, rige las solemnidades que debe revestir el contrato si la ley
nada expresa al respecto.
Entendemos promisorio el sistema de la libertad de formas, por creer innecesario el
ritual exagerado que caracterizó una determinada época histórica del derecho romano,
que por otra parte justificamos en la apetencia de la época de dar seguridades que
sólo podrían ser dadas, respecto a los terceros, por la exteriorización de las voluntades
en alguna de las formas prescriptas por la ley.
Consideramos que existen tres categorías de contratos, basándonos en las
formalidades requeridas para su celebración: a) contratos no formales o consensuales
propiamente dichos, los cuales no están sujetos a forma de ninguna clase y pueden ser
otorgados como las partes estimen convenientes, aun verbalmente, con las
particulares dificultades de la prueba; b) contratos formales ad probationem, para las
cuales se exige determinada forma, pero únicamente a los efectos de asegurar la
prueba de su existencia, de suerte que el contrato es obligatorio, aunque ellas no
hayan sido observadas y c) contratos formales ad solemnitatem, en los cuales la
observancia de la forma prescripta es esencial para la existencia del contrato, de modo
que si ellas no han sido respetadas el contrato es nulo.
Debemos reconocer que los conceptos de forma y prueba resultan inconfundibles entre
sí, ya que la forma es el elemento externo del acto jurídico, que exterioriza la voluntad
de las partes, y la prueba es el medio, que puede o no ser instrumental, por el cual se
demuestra la verdad del hecho de haberse efectuado dicho acto jurídico. Pero se da la
hipótesis de que la prueba puede consistir en la prestación del documento otorgado
por las partes para celebrar el acto, y en esos casos una misma cosa ha sido la forma
del acto y es el medio de prueba idóneo para probar su existencia. Desde el punto de
su incidencia con relación a la celebración del acto y a sus consecuencias jurídicas
podemos hablar de formas ad probationem y formas ad solemnitatem. Las primeras
sólo tienen relación con la posibilidad de probar la existencia del acto jurídico de que
se trate. Si se llegase a acreditar que el contrato ha sido celebrado con otra forma y
ello surge de las pruebas que se aportan, el mismo tendrá plena validez y será exigible
su cumplimiento. Por el contrario, cuando hablamos de formas ad solemnitatem ,
queremos significar que la ley ha establecido una determinada forma que no puede ser
suplida por ninguna otra y que no permitirá tener por celebrado el contrato.
Nosotros podemos, desde el punto de vista de las formas, clasificar los actos jurídicos
en formales y no formales, teniendo en consideración que los primeros son aquellos
cuya validez depende de su celebración bajo la forma determinada por la ley. Los actos
no formales son aquéllos para los cuales la ley no ha señalado ni fijado forma
determinada y se rigen por el principio marcado por el art. 974 de libertad de formas.
A la vez, podemos dividir los actos formales en dos grandes categorías: a) actos
formales ad solemnitatem o solemnes y b) actos formales no solemnes o formales
propiamente dichos.
En los primeros, la omisión del cumplimiento de la forma marcada por la ley provoca la
nulidad del acto quitándole todo otro efecto jurídico.
En los segundos, la omisión o incumplimiento de la forma establecida por la ley
determinara la ineficacia del acto en cuanto tal pero sin impedirle producir otros
efectos diferentes (art. 1885)
En cuanto a la relación existente entre la forma y la publicidad, esta última está
referida a ser hecha cognoscible al público, mediante su inscripción en el Registro
respectivo, y que no resulta constitutiva sino declarativa, no resultando elemento
estructural del acto. Dice el art. 2505: “La adquisición o transmisión de derechos
reales sobre inmuebles, solamente se juzgará perfeccionada mediante la inscripción de
los respectivos títulos en los registros inmobiliarios de la jurisdicción que corresponda.
Esas adquisiciones o transmisiones no serán oponibles a terceros mientras no estén
registradas”.
El requisito de la publicidad, establecido como garantía idónea para proteger los
derechos de terceros no modifica el alcance estructural de requisito de viabilidad del
acto en sí, que tiene plena vigencia entre partes desde el momento en que se han
dado los presupuestos exigidos en cuanto a la forma – escritura pública—y al modo –la
tradición de la cosa.
Dispone el art. 975: “En los casos en que la expresión por escrito fuere exclusivamente
ordenada o convenida, no puede ser suplida por ninguna otra prueba, aunque las
partes se hayan obligado a hacerlo por escrito en un tiempo determinado, y se haya
impuesto cualquier pena; el acto y la convención sobre la pena son de ningún efecto”.
Agregando el art. 976: “En los casos en que la forma del instrumento público fuese
exclusivamente ordenada, la falta de ella no puede ser suplida por ninguna otra
prueba, y también el acto será nulo”.
Es decir, si el principio general válido es la libertad de formas, el mismo se encuentra
limitado en sus alcances por aquellos supuestos en que se ha establecido o fijado una
determinada forma para la realización del acto jurídico.
Según el art. 1193: “Los contratos que tengan por objeto una cantidad de más de diez
mil pesos, deben hacerse por escrito y no pueden ser probados por testigos”. La norma
vigente a la época de la sanción del código, que hablaba solo de doscientos pesos, ha
perdido toda relación con los valores de la actualidad y prácticamente resulta imposible
imaginarse un contrato cuyo valor sea inferior a diez mil pesos, por lo cual todos los
contratos deben ser hechos por escrito. Sin embargo, en la práctica negocial diaria
existen muchos contratos que por razones prácticas y de costumbres se realizan
verbalmente (Por ejemplo la compra del periódico).
b) Exigencia de escritura pública
Dice el art. 1184 reformado por la ley 17.711: “Deben ser hechos por escritura pública,
con excepción de los que fuesen celebrados en subasta pública:
1º) Los contratos que tuvieren por objeto la transmisión de bienes inmuebles, en
propiedad o usufructo, o alguna obligación o gravamen sobre los mismos, o traspaso
de derechos reales sobre inmuebles de otros.
2º) Las particiones judiciales de herencias, salvo que mediare convenio por
instrumento privado presentado al juez de la sucesión.
3º) Los contratos de sociedad civil, sus prórrogas y modificaciones.
Cuando se sancionó la ley 17.711, se modificó el texto originario del art. 1184
redactado por Vélez Sarsfield y se suprimió la expresión “bajo pena de nulidad”. La
apuntada supresión obedecía a la circunstancia de que el principio de nuestro derecho
sería el de que las formas de los contratos son exigidas sólo ad probationem. Es decir
que la reforma considero que la ausencia de la formalidad de la escritura no era de tal
entidad como para anular el acto, el que continuaba como contrato en que las partes
se han obligado a escriturar.
Vélez Sarsfield a continuación del art. 1184, que contenía la enumeración de los
artículos que debían ser hechos por escritura pública, estableció el sistema para el
supuesto de que ello no ocurriera.
En los art. 1185 y 1187 el codificador implantó el sistema a seguir cuando se había
omitido el requisito formal establecido en el art. 1184. El art. 1185 dispone “Los
contratos que debiendo ser hechos en escritura pública, fuesen hechos por instrumento
particular, firmado por las partes o que fuesen hechos por instrumento particular en
que las partes se obligasen a reducirlo a escritura pública, no quedan concluidos como
tales, mientras la escritura pública no se halle firmada; pero quedarán concluidos como
contratos en que las partes se han obligado a hacer escritura pública.” La norma del
art. 1185 se contempla con lo dispuesto por el art. 1187, que establece: “La obligación
de que habla el artículo 1185 será juzgada como una obligación de hacer, y la parte
que resistiere hacerlo, podrá ser demandada por la otra para que otorgue la escritura
pública, bajo pena de resolverse la obligación en el pago de pérdidas e intereses”.
Es decir, el art. 1185 dispone que se debe entender, cuando no se ha cumplido con el
requisito formal exigido por el art. 1184, que los contratos no han quedado concluidos
como tales, sino como contratos en que las partes se han obligado a otorgar la
respectiva escritura, siendo está la obligación caracterizada en el art. 1187 como una
obligación de hacer, disponiéndose que quien se resista a ello pueda ser demandado
por la otra parte para exigirle su cumplimiento por la vía judicial, “bajo pena de
resolverse la obligación en el pago de perdidas e intereses”.
Machado explica el precepto diciendo: “Los contratos tiene dos momentos: uno
preparatorio, y otro en que se concluye o se consuma. Cuando por instrumento
privado he vendido un inmueble, se ha concluido el contrato, la venta se ha realizado y
las partes deben cumplirla; pero éste sólo da derecho para pedir la escritura pública,
que en mi opinión significa lo mismo, en efecto, escriturar la venta es realizarla, es
pagar el precio y recibir la cosa; luego pedir la escrituración es demandar la ejecución
del contrato”.
Queda por aclarar el texto del art. 1186 y su interpretación. Dice el art. 1186: “El
artículo anterior no tendrá efecto cuando las partes hubiesen declarado en el
instrumento particular que el contrato no valdría sin la escritura pública.”, texto
fácilmente explicable por cuanto son las partes las que han exigido una formalidad
concreta, que debe cumplimentarse para la existencia del contrato de que se trate.
Finalmente, y ya refiriéndonos al art. 1187 diremos que su texto tiene tres partes que
son: a) que la obligación de que habla el art. 1185 debe entenderse como una
obligación de hacer; b) que la parte que se resista a hacerlo podrá ser demandada por
la otra para que le otorgue la escritura pública, y c) que ello será bajo pena de
resolverse la obligación en el pago de pérdidas e intereses.
3 Demanda por escrituración. Facultades del juez. Nuevo texto de la ley positiva.
Una costumbre cada vez más frecuente hizo que la venta y adquisición de inmuebles
se instrumentase en forma privada por los boletos de compraventa. Una vez suscriptos
el mismo, se acordaba un plazo para el otorgamiento de la respectiva escritura
traslativa de dominio. Se admitió siempre que la compraventa era un contrato
consensual que se perfeccionaba por el simple consentimiento, pero conforme a lo
establecido por los arts. 1140, 1184, 1185 y 1187 necesitaba del otorgamiento de la
escritura pública para que se produjera la transmisión de la propiedad.
Dice el art. 512 del Código Procesal, Civil y Comercial de la Nación: “La sentencia que
condenare al otorgamiento de escritura pública, contendrá el apercibimiento de que si
el obligado no cumpliera dentro del plazo fijado, el juez la suscribirá por él y a su
costa.
Hay una integración del contrato que se presenta cuando una determinada
consecuencia o situación no fue prevista. (El juez, aplica las leyes supletorias que
reglamentan cada contrato; si estas leyes no preveen ese supuesto, el juez, de
conformidad con las partes, hará la integración de conformidad con la voluntad de las
partes)
Con respecto a la voluntad presunta de las partes, ésta debe ser declarada, el juez no
puede guiarse por la intención íntima de las partes. (Declaración de la voluntad=
expresión verbal, escrita, actos o signos e incluso el silencio en algunos casos)
En resumen, lo que le interesa al juez es la voluntad declarada que sirve de base para
el negocio jurídico. Es así, que el querer que no se manifieste no cuenta para el
derecho.
Principios que rigen la interpretación de los contratos.
1. La buena fe: las declaraciones de voluntad deben interpretarse de buena fe,
esto significa que el hombre cree y confía que una declaración de voluntad
surtirá efectos usuales, los mismos efectos que ordinariamente y normalmente
ha producido en casos iguales. Este principio fue incorporado en la ley 17.711
en el art 1198. Además se introdujo la teoría de la imprevisión contractual
2) Las circunstancias del caso: son las circunstancias de hecho en las cuales se
emitió la declaración de voluntad.
3) El fin práctico: todo acto jurídico se realiza en miras de un fin económico. El
juez debe interpretar las clausulas del contrato de modo que permita el
cumplimiento de dicho fin.
4)la conducta posterior de las partes: si las partes con su conducta posterior
revelaron inequívocamente cual era el resultado del contrato, no pueden ampararse
después en una clausula de interpretación dudosa que establezca lo contrario a la
conducta ya mencionada.
5)La naturaleza del contrato y su vivencia: es importante la naturaleza jurídica
del contrato celebrado. (art 218 código comercio) Si una clausula se presta a dos
interpretaciones, y una de ellas es la nulidad del acto y otra la validez, se prefiere la
VALIDEZ del acto.
6) Principio del “favor debitoris”. Art 218 inc 7 Cod. Com sostiene que las clausulas
ambiguas deben interpretarse a favor del deudor, en el sentido de su liberación. Esto
solamente es justo cuando se trata de contratos gratuitos, pero no así en los contratos
onerosos, ya que existen contraprestaciones. Entonces la tarea del juez va a apuntar a
la equidad y equivalencia de las obligaciones reciprocas. Por último, este principio,
según la doctrina moderna, tiende a inclinarse a favor de la parte más débil del
contrato que NO siempre es el deudor, como en el caso del contrato de seguros.
7) Contratos de adhesión, cláusulas de caducidad; formularios impresos: En
los contratos de adhesión, (contratos de clausula predispuestas), aquellas clausulas
que signifiquen una limitación en la responsabilidad de la compañía o caducidad de los
beneficios que ésta ofrezca, se debe interpretar restrictivamente. Esto es así ya que se
intenta proteger a la parte más débil del contrato, que no puede discutir acerca d las
condiciones, sino que solo se limita a: suscribir o no suscribir el contrato. Gralmente,
estos contratos están impresos listos para llenar con los datos o con las clausulas
respectivas a un contrato en particular… por tanto, si hay contradicción entre las
clausulas impresas y las manuscritas, se debe obedecer a éstas últimas ya que
expresan la verdadera intención de las partes.
Reglas especificas de interpretación de los contratos en nuestro derecho positivo:
Se ciñen a las reglas del Código de comercio. Art 218
Inc 1: Habiendo ambigüedad en las palabras, debe buscarse más bien la intención
común de las partes que el sentido literal de los términos; (significa que nadie se
prevalezca de la mala fe de algunos términos que no reflejen la verdadera intención
tenida en cuenta al contratar)
Inc 2: “las cláusulas equívocas o ambiguas deben interpretarse por medio de los
términos claros y precisos empleados en otra parte del mismo escrito, cuidando de
darles, no tanto el significado que en general les pudiera convenir, cuanto el que
corresponda por el contexto general” (debe existir una interpretación integradora)
Inc 3: “Las cláusulas susceptibles de dos sentidos, del uno de los cuales resultaría la
validez, y del otro la nulidad del acto, deben entenderse en el primero; Si ambos
dieran igualmente validez al acto, deben tomarse en el sentido que más convenga a la
naturaleza de los contratos, y a las reglas de la equidad” (es el principio de la vivencia
del acto, ya que las partes contrataron para establecer vínculos jurídicos, no para no
llegar a ningún resultado)
Inc 4: “Los hechos de los contrayentes, subsiguientes al contrato, que tengan relación
con lo que se discute, serán la mejor explicación de la intención de las partes al tiempo
de celebrar el contrato” (es la interpretación autentica, reflejada en la conducta de las
partes)
Inc 7:” En los casos dudosos, que no puedan resolverse según las bases establecidas,
las cláusulas ambiguas deben interpretarse siempre en favor del deudor, o sea en el
sentido de liberación”(no siempre puede ser el deudor el más débil, ej: contrato de
seguro)
La equidad y la justicia: Algunos autores sostienen que la equidad es una fuente del
derecho. Los jueces suelen invocarla para atenuar el rigor de una disposición legal o
para hacer imperar el equilibrio en una relación jurídica. La equidad se trata de una
aplicación de la justicia. En materia contractual, la justicia y la equidad deben ser
tenidas en cuenta para la celebración del contrato, como así también para llevar a cabo
la interpretación del mismo.
Ley 24.240: el art 37 de dicha ley se refiere a la interpretación de los contratos en el
ámbito de validez de la misma…
La diferencia fundamental entre los sucesores universales y los particulares es que los
primeros responden con todos sus bienes sobre las deuda del difunto, salvo en caso de
haber aceptado la herencia con beneficio de inventario y los segundos solo
responderán por el bien que se le trasmite art. 3266. Pero ninguno de los dos puede
oponerse al cumplimiento de un contrato celebrado por el causante que afecte sus
bienes heredados y cuyo cumplimiento sea exigible.
1. Acción acordada a los terceros acreedores: El art. 1196 CC establece que “…sin
embargo los acreedores pueden ejercer todos los derechos y acciones de su
deudor con excepción de los que sean inherentes a su persona”. Es esta la
acción subrogatoria que tiene por finalidad evitar la conducta dolosa de una
persona que no reclama su derecho o ejercita una acción por el no interés
incorporación a su patrimonio un bien o valores que le correspondan en virtud
de un contrato celebrado con quien aparece como extraño a los acreedores de
este sujeto.
Basta con el abandono del derecho, aun involuntario, para que los acreedores
ejerzan la acción con el fin de incorporar al patrimonio del deudor, los valores o
bienes correspondientes para mantener el principio de intangibilidad.
2. Contratos en perjuicio de terceros: la doctrina denomina así a los contratos
que, aunque no estén dirigidos a ese fin perjudiquen a un tercero, son por
ejemplo; los pactos que prohíben a los productores hacer competencia, el uno
con el otro y que se resuelven en daños a los consumidores; el contrato entre
deudor principal y acreedor, para mantener la vida de un crédito extinguido; el
compromiso de un empresario de no aceptar el personal despedido por otro, y
similares.
Para decir que existe un contrato en perjuicio de terceros, se debe poder
establecer una relación entre el contrato y las consecuencias dañosas sufridas
por el tercero, las cuales pueden ser tanto inmediatas como mediatas.
Son aquellos que el código los regula cuando se actúa con fraude o perjuicio del
titular del crédito, dándole a él la acción revocatoria, o en otro caso se declara
la nulidad por simulación, cuando existan gravámenes aparentes.
3. Contratos a favor de terceros: el art. 504 “Si en la obligación se hubiere
estipulado alguna ventaja en favor de un tercero, éste podrá exigir el
cumplimiento de la obligación, si la hubiese aceptado y hécholo saber al
obligado antes de ser revocada”
Aquí existen tres sujetos el estipulante, el promitente y el tercero. Esto se
aplica en por ejemplo – la donación con cargo o – el contrato de renta vitalicia.
La relación entre el estipulante y el promitente no exige una contraprestación
por parte del último, puede ser una convención para favorecer a un tercero.
Ejemplos: En la donación de un bien con el cargo de efectuar una prestación a
favor de un tercero, y la aceptación de él no afecta a la relación contractual
básica. El tercero no tiene la acción para revocar por incumplimiento.
En la renta vitalicia, donde existe la onerosidad, el promitente lo es por una
prestación que el estipulante ya cumplió. El promitente debe cumplir una
contraprestación a favor de un tercer.
Este tercer está colocado como titular de un derecho propio que es la
exigibilidad del cumplimiento de la renta estipulada en su favor, teniendo la
acción de demandar la nulidad.
4. Contratos por terceros: Son aquellos contratos que se concretan por otro, sin
tener su representación, ni mandato.
La doctrina clásica dice que es de ningún valor y no obliga a las partes, por que
la ley prohíbe celebrar contratos en nombre de otro sin tener su representación
voluntaria.
Otra parte de la doctrina, la mas acertada, dice que el contrato de por si existe,
pero él es imperfecto, es inoponible a terceros mientras la persona
representada no de su ratificación. Arts. 1161, 1162
5. Contratos sobre el patrimonio de terceros: son contratos que caben de la figura
física y legislativamente que regula la venta de cosa ajena, pero se pueden
incluir también la donación, la locación, el mutuo, el comodato, la prenda, la
hipoteca contractual de cosa ajena.
Hay que distinguir entre los contratos celebrados sobre el patrimonio de un
tercero de cosas muebles de inmuebles.
En caso de las cosas muebles la doctrina del art.2412 CC establece que el
poseedor de buena fe y a titulo oneroso, tiene la presunción de la propiedad
que permite repeler cualquier acción de reivindicación salvo que la cosa hubiese
sido robada o perdida, en caso de perdida se adquiere por prescripción pasado
los tres años art. 4016bis CC
En caso de las cosas inmuebles el art. 1051 CC crea el principio general en el
que se establece que la venta de cosa ajena puede producir los efectos
afectando al verdadero dueño, cuando éste hubiera transferido la cosa inmueble
en base a un titulo nulo o anulable.
Al ser en base a un titulo nulo o anulable no existe la acción que perjudique a
un tercero de buena fe y a titulo oneroso, quedando a salvo el derecho de
reclamar las perdidas e intereses.
La venta de cosa ajena está contemplada en los arts. 1177, 1329
Art. 1177 CC: establece el principio que la cosa ajena puede ser objeto de
contratos siempre que lo hubiere sido en ese carácter, con conocimiento de
ambas partes.
Si se contrata con cosa ajena, como si fuera propia seria un delito estipulado en
el art. 1178 CC.
Art. 1329 CC: dispone que las cosas ajenas no pueden venderse, pero éste
refiere a cosas ajenas que se pretenden vender como propias, no cuando se
promete la adquisición de cosa ajena para luego trasmitirla.
6. Acciones directas e indirectas:
- El acreedor o contratante, tiene todas las acciones directas que el CC les
reconoce.
- Los sucesores universales al continuar con la persona del causante y por
disposición expresa del CC son también titulares de todas las acciones que
surgen del contrato que correspondía a su causante.
- El sucesor particular tiene también acción directa pero no tiene aquellos
derechos de su autor, a menos que por la ley o por el contrato esos derechos
deban ser considerados accesorios al objeto adquirido.
- Los acreedores del contratante no tienen acción con referencia al contrato, pero
si son titulares de una acción indirecta para obtener las prestaciones que le
correspondan a su deudor si este no ejerce un derecho o lo hace con
negligencia.
- Los terceros respecto de los contratos celebrados en su perjuicio tienen acción
directa para obtener la nulidad del mismo, y la satisfacción de los daños y
perjuicios.
- Los terceros a cuyo favor se estipulo un contrato tienen acción directa para
reclamar el cumplimiento del beneficio otorgado una vez que lo hayan
aceptado.
- Los terceros en cuyo nombre y representación se contrató, no son aceptados
salvo la excepción de que sean ratificados, en ese caso tienen la acción directa
por que pasarían a ser un contrato celebrado.
Hay un principio general en el cual esta ínsita la buena fe lealtad que nos hace reconocer
que ambas partes tienen obligaciones correlativas directamente relacionadas
temporalmente, por lo cual una no pueda reclamar a la contraria el cumplimiento que le
es debido, si no ha cumplido por su parte con el compromiso asumido o bien que ha
ofrecido cumplirlo, o que su obligación es a plazo.
La doctrina se divide, para unos es una excepción dilatoria, que solo posterga el
cumplimiento de la prestación requerida. Para otros es una defensa de fondo que permite
exonerar al demandado y hace procedente el rechazo de la acción del actor.
Garrido y Zago, dicen que la excepción es de naturaleza sustancial y no procesal, es
dilatoria porque la procesal niega el derecho del actor al cumplimiento del contrato cuando
lo que realmente sucede es que el demandado le interesa defenderse oponiendo esta
excepción en la cual no hace más que decir que el actor tiene derecho pero que el
demandado no va a obrar hasta que el actor no cumpla con su parte, la cual está fundada
en el cumplimiento reciproco de las obligaciones, no se resuelve el contrato sino que se
establece nuevo plazo (ver art.1201).
Como excepción, entonces, debemos reconocer que deja subsistentes las pretensiones del
actor, pero permite al demandado oponer contra las mismas su derecho a no cumplir
hasta determinado tiempo o de no cumplir ya para siempre.
Artículo 1021 “Si no está estipulada por las partes la prestación anticipada a favor de
una de ellas, cada cual puede solamente exigir de la otra prestación simultanea e
igualmente está obligado a ella. Si no la hace así no podrá demandar el cumplimiento”.
El artículo 3939, habla del derecho de retención y dice que es la facultad que corresponde
al tenedor de una cosa ajena para conservar la posesión de ella hasta el pago de lo que le
es debido por razón de esa misma cosa. A si vez, el 3940, dice que se tiene ese derecho
siempre que la deuda aneja a la cosa detenida, haya sido por ocasión de un contrato, o de
un hecho que produzca obligaciones respecto del tenedor de ella.
El derecho de retención solo podrá tener origen en la ley.
Examen del art 1201, vinculación con el 210. Condiciones de aplicación. Carga
de la prueba
El artículo 1201, dice que en los contratos bilaterales, una de las partes no podrá
demandar su cumplimiento si no probase haberlo ella cumplido y ofrecido cumplirlo, o que
su obligación es a plazo; norma que se relaciona con el 501 que respecto de la mora
determina que en las obligaciones recíprocas, el uno de los obligados no incurre en mora
si el otro no cumple o no se allana a cumplir la obligación que le es respectiva.
La señal o arras era un derecho de arrepentimiento consentido por las partes, que
además, ab inicio, habían fijado el monto indemnizatorio para el caso de que una de ellas
optase por dejar sin efecto el contrato o la promesa de contrato. Son un elemento
accidental de los contratos bilaterales.
Las arras son dadas en dos supuestos:
Puede ser expresa o tácita. Las actitudes de una de las partes que hagan evidente su
propósito de ejercerlo deben ser interpretadas como uso o ejercicio de la facultad
conferida por el artículo 1202.
El derecho de arrepentirse puede eser ejercido: si se ha convenido plazo, hasta el
vencimiento de ese plazo; si no se ha convenido plazo, solo puede ser ejercida hasta que
se haya producido algún hecho que haya dado principio al cumplimiento del contrato.
Los hechos de cumplimiento emanan de ambas partes, por lo que ellas habrían
renunciado a la facultad de arrepentirse; pero si por el contrato, sólo una de ellas es la
que realiza el acto se debe entender que en la otra parte subsiste este derecho.
En el supuesto de la falta de plazo, si una de las partes demandare el cumplimiento, la
otra podría usar su facultad de arrepentirse hasta el momento en que le venza el plazo
para contestar la demanda, ya que la notificación de la misma, importa constituirlo en
mora.
Puede darse de seña, dinero, una cosa mueble o una cosa inmueble.
No existe una cantidad específica que debe darse de seña, se puede dar tanto el 1% como
el 99% del precio que se debe por el contrato. En ambos supuestos las consecuencias son
las mimas (las mismas que dice en “efectos”).
En cuanto al tema de si la seña puede ser dada a cuenta del precio, se dicto un plenario
para resolver la cuestión. Los temas abordados fueron: la facultad de las partes de
arrepentirse del compromiso de bienes inmuebles firmado en boleto privado, cuando se ha
abonado una suma en concepto de seña y a cuenta del precio; y el plazo dentro del cual
se pueden arrepentir las partes.
Los resultados fueron:
La cláusula como seña y a cuenta del precio tiene, sucesivamente, una función
doble: como seña, si el contrato no se cumple, y a cuenta del precio si aquél se
formalizara.
Existiendo plazo para escriturar, ese será también el término para optar por el
arrepentimiento, hasta la constitución en mora.
La resolución no opera de pleno derecho, sino que mediante una demanda y sentencia
judicial que así lo decida.
Las partes podrán pactar expresamente que la resolución se produzca en caso de que
alguna obligación no sea cumplida con las modalidades convenidas, en este supuesto, la
resolución se producirá de pleno derecho y surtirá efectos desde que la parte interesada
comunique a la incumplidora, en forma fehaciente su voluntad de resolver.
Artículo 1204
Las partes podrán pactar que la resolución proceda en caso de que alguna de las
obligaciones no sea cumplida en las modalidades requeridas, en ese caso, la
resolución opera de pleno derecho desde que la parte afectada notifica a la otra
fehacientemente. La parte que haya cumplido podrá optar por exigir a la
incumplidora la ejecución de sus obligaciones con daños y perjuicios.
La decisión del acreedor sobre la resolución puede ser arbitraria; el presunto incumplidor
tiene la carga de demostrarla, para dejar sin sustento la restitución pretendida. Las
decisiones se han sustentado en que usando el procedimiento extrajudicial, la ley declara
resuelto sin más el contrato, pero existe la posibilidad de que se pueda reabrir el debate
mediante una demanda que hace la otra parte, diciendo que no ha incurrido en
incumplimiento.
Este caso se da cuando la relación contractual ha tenido plazo esencial, naturalmente en
caso de conflicto, se debe demostrar por el que debe recibir la prestación, lo
imprescindible de la ejecución en una fecha determinada y que a posteriori ya no le
resulte de ninguna utilidad, al acreedor ya no le interesa la posibilidad de demandar
judicialmente esta prestación no puede el deudor, de forma alguna sustituirla o darle
algún destino útil.
Prestación imposible Otro supuesto que puede darse seria la prestación a cumplir
haya devenido en imposible, material o jurídicamente. En este caso no hay dudas de que
será el deudor el que tendrá que correr el riesgo de promover el juicio, di pretende
realizar el cumplimiento.
Abuso de Derecho
Esta situación de alteración de la base negocial, sin ser imprevisible pero racionalmente
injusta, ha originado jurisprudencia en los tribunales de la capital, principalmente referida
a los negocios de compraventa vinculados con inmuebles. El factor esencial es la inflación,
que altero la base económica de todos los negocios jurídicos con prestaciones reciprocas.
Las prestaciones pendientes a veces no son de tal entidad, con relación a la totalidad del
negocio, como para que el juez tenga que dejar sin efecto la relación contractual y admitir
la restitución en moneda depreciada, especialmente en materia de transferencia
inmobiliaria. Si ello ocurriera el vendedor abusaría de su derecho.
En caso de existir entrega de la posesión del inmueble adquirido por vía instrumental
privada, estos es, de un boleto de compraventa, con escrituración pendiente, ya no sería
admisible la resolución y el problema jurídico se ha solucionado admitiendo la escrituración
pero actualizando a valores estables las prestaciones pendientes.
Se han dado dos alternativas:
Jurisprudencia.
Fallo plenario de las cámaras civiles de la Capital Federal: “Civit, Juan
c/Progress y otro”.
El 22 de febrero de 1990 se dictó el plenario que fue convocado en los autos “Civit, Juan
c/Progress y otro”, que tiene directa vinculación con la temática de pacto comisorio. Era
cuestión debatida en la doctrina y también en jurisprudencia el alcance que tenía en el
ámbito patrimonial entre las partes, como también sus posibles consecuencias que de ello
se derivaban en los supuestos en que prosperarse la acción intentada decretándose la
resolución del contrato, que originariamente vinculaba a las mismas por aplicación del
pacto comisorio.
El plenario de la Cámara fue convocado con el objeto de establecer la doctrina legal
aplicable respecto de la cuestión: “si al declararse la resolución del contrato por el ejercicio
del pacto comisorio, es viable el resarcimiento del lucro cesante por los daños y perjuicios
ocasionados durante el tiempo en que perduró la mora del contratante incumplidor”
El resultado del fallo estableció que al declararse la resolución del contrato por el ejercicio
del pacto comisorio, es viable el resarcimiento del lucro cesante por los daños y perjuicios
ocasionados durante el tiempo en que perduro la mora del contratante incumplidor.
Turbación: Es la pretensión ejercida mediante acción judicial por un 3ero que evoca
un mejor derecho respecto de la cosa. Se manifiesta cuando se pone en conocimiento
al actual titular de la cosa, que será excluido total o parcialmente del dominio de la
cosa en cuestión.
No hay lugar a la garantía de evicción:
Turbación de hecho
Turbaciones de derecho provenientes de la ley
Turbaciones aparentes por el hecho el hombre
Derecho real o personal de goce conocido (el adquiriente sabía que alguien
tenía mejor derecho que él)
Si la causa es posterior a la adquisición (en ese caso no responde el
adquiriente)EL ART 2091 indica que la causa debe ser anterior o
contemporánea a la adquisición.
Sentencia judicial: requisito esencial para que haya evicción. Debe ser una
sentencia en calidad de cosa juzgada, y que pronuncie otorgando un mayor
derecho sobre la cosa (total o parcial) a favor de un 3ero.
Casos en que se debe la garantía de evicción sin turbación ni sentencia judicial:
Art 2092:.Aunque no haya sentencia judicial que declare la evicción, puede haber
indemnización, si se hubiese adquirido el derecho transmitido por un titulo independiente
de la enajenación que se hizo. EJ: adquirente de un inmueble resulta el dueño, porque es
heredero legítimo del verdadero propietario, quien le enajenó la cosa, no era el verdadero
titular.
Supuesto del juicio iniciado por el mismo adquiriente y que causa evicción: la
evicción sobreviene como resultado de un juicio iniciado por el mismo adquirente. Ej: si
fue desposeído de la cosa x un 3ero… inicia acción de reivindicación y este 3ero gana e el
juicio por ser cesionario de los derechos del verdadero propietario.
Supuestos de privaciones o turbaciones provenientes de actos del Estado: no hay garantía
de evicción por ser un acto administrativo. En cambio, Si el Estado recupera por sentencia
judicial un bien del cual había sido ilegítimamente desapoderado por un tercero que había
efectuado una enajenación fraudulenta a un nuevo adquiriente, en este caso si hay
garantía de evicción a cargo del vendedor fraudulento.
El adquiriente puede realizar cualquiera de las dos acciones, pero según lo estipulado en el
art 2175, si ejecutó una acción, no puede, luego, ejecutar la otra.
El lugar de cumplimiento en el domicilio del deudor. Salvo las excepciones el lugar del
pago es el domicilio del deudor. La doctrina amplía aclarando que refiere al domicilio
actual del deudor al momento en que la deuda se hace exigible. Pero, el art. 748
confiere un derecho al acreedor: Si el deudor mudase de domicilio (y este hubiese sido
designado para el pago), el acreedor podrá exigirlo en el lugar del primer domicilio
(“histórico”), o en el nuevo del deudor.
Art 749: Si el pago consiste en suma de dinero, como precio de alguna cosa enajenada
por el acreedor, deber ser hecho en el lugar de la tradición de la cosa.
· Según el art. 21 del Código, las convenciones particulares no pueden dejar sin efecto
las leyes en cuya observancia estén interesados el orden público y las buenas
costumbres. El principio tiene aplicación interna, y también para las relaciones jurídicas
de carácter internacional que surtan efecto en nuestro territorio
Unidad 12
Acción de d y p.
Concepto y caracteres.
L a Sec. deberá:
La cláusula abierta opera como una red de contención de todas aquellas cláusulas
no incluidas en los elencos de cláusulas nulas de pleno derecho o en el elenco de
las que se hallan sujetas a apreciación judicial, impidiendo que se evadan.
6. Derechos del consumidor y prevención de daños derivados de productos. Si el
daño al C resulta del vicio o riesgo de la cosa o del servicio, responderá el
productor, fabricante, importador, distribuidor, proveedor, vendedor y quien haya
puesto su marca en la cosa o servicio. El transportista responderá por los daños
de su servicio. La responsabilidad es solidaria. Se libra quien demuestre que la
causa del daño le es ajena.
Al proveedor que no cumpla sus obligaciones, el juez podrá aplicar una multa
civil a favor del C, la que se graduará en función de la gravedad del caso,
independientemente de otras indemnizaciones que correspondan. Cuando más de
un proveedor sea responsable, responderán todos solidariamente, sin perjuicio
de las acciones de repetición.
Revocación
El art. 1200, in fine, establece “..y pueden también por mutuo consentimiento revocar
los contratos, por las causas que la ley autoriza”.
La revocación es sólo facultad de una de la spartes, no siendo necesario el acuerdo
recíproco, sino las circunstancias previstas y sancionadas por el legislador.
Encontramos esta institución en los contratos de donación y mandato (gratuitos)
habiéndose establecido una normatividad concreta de donde surgirá la posibilidad de
que se produzca la revocación de lo acordado.( ver después ejemplos)
La nota hecha al artículo 1200, por Vélez no sirve para aportar claridad al contenido,
por cuanto habiendo mutuo consentimiento estaríamos frente a una rescición.
Efectos
Concluyendo, la revocación puede surgir de la voluntad unilateral de una de las partes,
o del otorgante en el caso del testamento o legado, o bien puede obedecer y
motivarse en las causas previstas por ley.
Actúa para lo futuro, es decir, a partir del momento en que ella ha sido expresada por
quien revoca el acto. No destruye ni actos ni efectos ya causados.
Efectos:
La principal consecuencia es que las cosas vuelven a su estado anterior, existente a la
celebración del contrato, y las partes deben reintegrarse lo que se hubiesen
entregado.
Terminología y método en el Cod. Civil:
El método no resulta idóneo, habiéndose denominado rescición por revocación y
viceversa.
La excesiva onerosidad:
La teoría llamada de la imprevisión que nuestra doctrina ha elaborado, es
consecuencia del texto del art. 1198 (cuya base es que los contratos deben celebrarse,
interpretarse y ejecutarse de buena fe) y de las permanentes fluctuaciones de nuestro
sistema monetario.
Con el texto de la reforma se incorpora:
“En los contratos bilaterales conmutativos y en los unilaterales onerosos y
conmutativos de ejecución diferida o continuada, si la prestación a cargo de una de las
partes se tornara excesivamente onerosa, por acontecimientos extraordinarios e
imprevisibles, la parte perjudicada podrá demandar la resolución del contrato. El
mismo principio se aplicará a los contratos aleatorios cuando la excesiva onerosidad se
produzca por causas extrañas al riesgo propio del contrato” (…) “La otra parte podrá
impedir la resolución ofreciendo mejorar equitativamente los efectos del contrato”.
(análisis en “teoría de la imprevisión”)
Depreciación monetaria:
A causa de la inflación permanente, el signo monetario argentino ha perdido vigencia
en comparación con otras monedas de valores etranjeros y ha sufrido una elevadísima
devaluación. Las devaluaciones oficiales cambiaron hasta el nombre de nuestra
moneda (pesos moneda nacional, pesos ley 18.188, pesos argentinos, australes,
pesos). Nuestro país, entonces exige la revisión del contrato a fin de equilibrar el
defasaje. La previsión que al contratar, pueden tomar los particulares puede resultar
insuficiente. La jurisprudencia ha considerado supuestos llamados “Picos” en que la
denominada teoria de la imprevisión fue prácticamente admitida sin dificultades, como
por ejemplo el llamado “rodrigado” que modificando sustancialmente los valores,
alteró las prestaciones acordadas, permitiendo revisar el contrato y reestablecer un
cierto equilibrio.
Teoría de la imprevisión.
Fundamentos jurídicos de la teoría:
· Posición ius naturalista: El derecho que instaura en la sociedad un orden justo, no
puede permanecer impasible ante la ruina de una persona a quien no se le puede
reprochar que no haya previsto lo imprevisible.
· Abuso del derecho: Spota afirma que “el contrato como todo acto o negocio jurídico,
debe satisfacer no sólo un objeto-fin individual, sino también un objeto-fin social”.
El nuevo texto legal:
La incorporación al art. 1198, por la reforma 17.711 ha corporizado reglas y principios
que ya habían adquirido vigencia mediante su aplicación judicial.
El texto reformado, sanciona dentro de nuestro derecho civil positivo la llamada teoría
de la imprevisión con el siguiente texto: ““En los contratos bilaterales conmutativos y
en los unilaterales onerosos y conmutativos de ejecución diferida o continuada, si la
prestación a cargo de una de las partes se tornara excesivamente onerosa, por
acontecimientos extraordinarios e imprevisibles, la parte perjudicada podrá demandar
la resolución del contrato. El mismo principio se aplicará a los contratos aleatorios
cuando la excesiva onerosidad se produzca por causas extrañas al riesgo propio del
contrato” (…) “La otra parte podrá impedir la resolución ofreciendo mejorar
equitativamente los efectos del contrato”
Análisis:
· Debe tratarse de contratos duraderos que se prolonguen en el tiempo.
· Comprende además de a los bilaterales y unilaterales onerosos, a los llamados
aleatorios, siempre y cuando el hecho imprevisible no tenga que ver con el álea propia
del contrato.
· Como requisitos podemos mencionar: · que ocurran acontecimientos extraordinarios
e imprevisibles con posterioridad a la celebración del contrato.
· Que esos acontecimientos conviertan en excesivamente onerosa la prestación para
una de las partes.
· Que quien invoque la aplicación de la teoría no se encuentre en mora ni haya obrado
con culpa.
Productos elaborados. Ley de defensa del Consumidor 24.240. Art.40: “Si el daño al
consumidor resulta del vicio o riesgo de la cosa o de la prestación del servicio,
responderán el productor, el fabricante, el importador, el distribuidor, el proveedor, el
vendedor y quien haya puesto su marca en la cosa o servicio. El transportista
responderá por los daños ocasionados a la cosa con motivo o en ocasión del servicio.
La responsabilidad es solidaria, sin perjuicio de las acciones de repetición que
correspondan. Sólo se liberará total o parcialmente quien demuestre que la causa del
daño le ha sido ajena”
Ventajas de la ley respecto a la responsabilidad civil únicamente:
Gratuita (no se pagan tasas de justicia; en el otro es ordinario)
Sumarísimos (en el otro juicios muy largos)
Sanciones:
Quienes hayan cometido una infracción serán pasibles de las siguientes sanciones, las
que podrán aplicar independiente o conjuntamente:
Apercibimiento
Multa de $100 a $5.000.000
Decomiso de las mercaderías y productos objeto de infracción.
Clausura del establecimiento o suspensión del servicio por un plazo de hasta 30
días.
Cuando un proveedor no cumple sus obligaciones legales o contractuales con el
consumidor, el juez podrá aplicar una multa civil a favor del consumidor,
independientemente de otras indemnizaciones que correspondan. Es decir, se trata de
una multa que se aplica ante el incumplimiento del proveedor, al margen de que
ocasione o no un daño material, moral o de cualquier otro tipo para el consumidor. La
multa civil no puede exceder los $5.000.000.
A partir de la ley 23.361 los consumidores podrán reclamar una indemnización por vía
administrativa cuando se determine la existencia de daño directo. El daño directo es
todo menoscabo al derecho del consumidor, susceptible de apreciación pecuniaria,
ocasionado de manera inmediata sobre sus bienes o sobre su persona, como
consecuencia de la acción u omisión del proveedor de bienes o prestador de servicios.
La autoridad de aplicación podrá determinar la existencia de daño directo y obligar al
proveedor o prestador de servicios a resarcir al consumidor, hasta un valor máximo de
5 Canastas Diarias que publica el INDEC. Las sumas que el proveedor pague al
consumidor en sede administrativa serán descontadas de otras indemnizaciones que
por el mismo concepto pudieren corresponderle por acciones iniciadas en cede judicial.
Daño:
Concepto: el daño es un perjuicio que sufre una persona o su patrimonio por culpa de
otro sujeto. El daño, por lo tanto, supone un detrimento en los derechos, bienes o
intereses de un individuo como consecuencia de la acción u omisión de otro.
Daño resarcible: Concepto: Menoscabo que se experimenta en el patrimonio por el
detrimento de los valores económicos que lo componen (daño patrimonial) y también
la lesión a los sentimientos, honor o afecciones legítimas (daño moral).
Daño patrimonial:Art.1068: “Habrá daño siempre que se causare a otro algún perjuicio
susceptible de apreciación pecuniaria, o directamente en las cosas de su dominio o
posesión”(…). Elementos: · Daño emergente: perjuicio efectivamente sufrido. · Lucro
cesante: Ganancia de la que fue privado el damnificado. En ambos casos, se impide el
enriquecimiento legítimo del patrimonio.
Requisitos del daño resarcible: debe ser: cierto, subsistente, personal del reclamante y
afectar un interés legítimo del damnificado.
Prueba del daño: Al damnificado que pide el resarcimiento le corresponde probar la
existencia del daño y la cuantía del mismo. Probado el daño y no habiéndose
establecido su monto por una prueba directa, no corresponde el rechazo de la acción
sino que quedará al prudente criterio judicial la fijación del mismo.
Determinación del daño: Modificaciones intrínsecas: El daño que debe indemnizarse es
el que subsiste en el momento de dictarse la sentencia que condena su pago.
Entretanto, el daño originariamente causado puede modificarse ya sea aumentando o
disminuyendo. Son solo computables las modificaciones intrínsecas.
Daños indemnizables
1) Daño compensatorio y moratorio: Según la causa; si el incumplimiento del contrato
es definitivo, es daño es compensatorio, por involucrar el daño integral. Si el
Incumplimiento es relativo, el daño es moratorio y comprende el perjuicio que cause al
acreedor la demora en cumplir su obligación.
2) Daño intrínseco y extrínseco: Intrínseco: el que se produce en relación al objeto
mismo de la prestación. Extrínseco: el que eventualmente sufre el acreedor en otros
bienes distintos del objeto de la prestación.
3) Daño común y daño propio: Común: El que habría experimentado cualquier persona
con motivo del incumplimiento de la obligación. Propio: el que sufre una persona
determinada por circunstancias que le son particulares. (Ej: falta de entrega de
heladera, a un vendedor de refrescos). El daño común siempre es objeto de
reparación, no así el daño propio que para incluirse debe ser conocido por el deudor al
contraerse la obligación.
Daño moral.
Concepto: Lesión en los sentimientos que determina dolor o sufrimiento físicos,
inquietud espiritual o agravio a las afecciones legítimas, y en general toda clase de
padecimientos insusceptibles de apreciación pecuniaria.
Teoría del resarcimiento: La mayoría de la doctrina afirma que la reparación del daño
moral no difiere de la reparación del daño materia; pues constituyen distintas especies
de daños. Reparar un daño, no es siempre rehacer lo que se ha destruido sino también
dar a la víctima la posibilidad de procurarse satisfacciones equivalentes a las que haya
perdido. En los daños morales, el dinero cumple una función de equivalencia entre el
daño y la reparación.
Teoría de la sanción ejemplar o represiva: Es la que sigue LLambías, el cual justifica la
sanción no por el lado de la víctima sino por el lado del ofensor. No constituye un
resarcimiento, sino una pena civil mediante la cual se reprueba ejemplarmente la falta
cometida por el ofensor.
Régimen legal: Con la ley 17.711 se incorporan 522 y 1078. Contractual: Art.522:”En
los casos de indemnización por responsabilidad contractual el juez podrá condenar al
responsable al la reparación del agravio moral que hubiese causado, de acuerdo con la
índole del hecho generador de la responsabilidad y circunstancias del caso”
Extensión del resarcimiento: La reparación “integral” del daño constituye el principio
general en materia de responsabilidad. Esa integralidad no quiere decir plenitud
material, sino jurídica; ya que solamente se debe responder dentro de los límites
fijados por la ley. Este principio de todas maneras, no es absoluto, ya que existen
situaciones excepcionales en que se restringe expresamente la obligación de resarcir:
Ejs: casos en que hay cláusula penal, o se trata del deudor moroso de una suma de
dinero.
Otros casos: Indemnizaciones tarifadas (como las de la Ley de Acc. De trabajo), o
limitadas por topes máximos, como en la Ley de despidos; o atenuadas como en los
supuestos de los arts. 1069 y 907.
· Las reglas de imputación que adopta nuestro código, expusieron en relación al
incumplimiento contractual, atribuyendo mayor alcance a la obligación de reparar
cuando hay dolo, que cuando hubo sólo culpa.
Prescripción:
Término ordinario: art 4023: “toda acción personal por deuda exigible se prescribe por
10 años, salvo disposición especial”
Aplicaciones legales y jurisprudenciales del término ordinario.
Supuestos en los que se aplica el término ordinario:
Acción de daños y perjuicios derivados del incumplimiento de un contrato.