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El arte de proponer ideas innovadoras: De un rotundo «no» a un «sí» definitivo

por James Watkins


Existen muchos temas y actividades que nos
gustaría poner en práctica en nuestros ministerios
juveniles. Sin embargo, cuando le pedimos
permiso al concilio de la iglesia lo único que
recibimos es un rotundo no. ¿Qué podemos hacer
para que las personas de nuestra iglesia acepten
las ideas revolucionarias que sabemos serán de
bendición para nuestros jóvenes? Conozca los
eficaces pasos a seguir a la hora de realizar
propuestas en su iglesia.

Después de haber servido en los concilios de la iglesia por quince años, he


aprendido unas cuantas lecciones:

 No planear un «domingo con piñatas» a menos que quiera un «lunes


para limpiar el piso».
 Las agendas con pocos puntos de discusión son las que toman más
tiempo.
 Los comités siempre escogen el color beige.

Pero la mayor lección de todas es: ¡Los concilios detestan las sorpresas!

¡Sorpresa!

Mi primera experiencia en la iglesia con la regla de «no sorpresas» ocurrió


cuando dirigía el grupo de jóvenes. Habíamos planeado un concierto al aire
libre en el patio de enfrente de la iglesia. Desafortunadamente, no le
habíamos dicho al concilio que «Sublime Gracia» y «¡Oh, Qué amigo nos es
Cristo!» no estaban incluidos en el repertorio de la banda. En lugar de eso, los
enormes amplificadores detonaron una explosión de rock cristiano.

De repente, un miembro del concilio apareció y corrió hasta los enchufes


eléctricos. En su carrera por llegar a su objetivo, fue interceptado por un
pastor comprensivo. No estoy completamente seguro qué fue lo que le dijo,
pero no desconectó el equipo, y, después de todo, alrededor de cincuenta
adolescentes levantaron sus manos para aceptar a Cristo.

Eso ocurrió hace quince años, y la gente todavía habla acerca de «ese
concierto de rock». Es una lección que recuerdo vívidamente.

He aprendido que para lograr que las personas acepten las nuevas ideas, uno
necesita ser «astuto como serpiente y manso como paloma». Esto no quiere
decir que uno debe ser manipulador o no tener ética; por el contrario, existen
algunos pasos prudentes que lo pueden ayudar a instituir nuevos ministerios o
programas. A continuación encontrará lo que necesita tener hecho antes de
proponer algo nuevo al concilio.
Compruebe que la idea sea correcta

Me he dado cuenta de que es muy útil hacer algunas preguntas, y tener


respuestas sólidas antes de proponer una idea. Este proceso ayuda a
presentar la idea en forma persuasiva.

1. ¿La idea es espiritual y doctrinalmente correcta?

Aunque la «constitución» de nuestra denominación tal vez nunca llegue a ser


canonizada como la Palabra inspirada de Dios, sí necesitamos respetar las
doctrinas y políticas de la iglesia a la que hemos decidido asociarnos. Por eso,
si bien una «noche de Bingo» podría ser emocionante para un grupo de
personas de la tercera edad, en las iglesias en las que he estado involucrado,
la norma con respecto a apostar garantizaría un voto negativo —para la idea y
tal vez para usted en la próxima elección de responsables de ministerios.

2. ¿Investigó a fondo la idea, pensó en las implicaciones que podría tener?

Un miembro del concilio pensó que sería genial si varios granjeros donaran
cerdos para tener una fiesta de caridad estilo hawaiano. Después de los «sí»,
se le asignó a los comités convertir el patio del templo en un paraíso tropical
para hacerle publicidad al evento, para vender las entradas, e incluso cavar un
hoyo en el patio de atrás —hasta que el departamento de salud envió una
carta bastante severa al pastor para notificarle que los códigos de salubridad
de la comunidad prohibían dichos eventos. (¡Ahora, ¿qué haríamos con cinco
cerdos de casi 300 kilos cada uno?!)

3. ¿La idea tiene un buen mensaje?

Uno de los eventos sobresalientes de un ministerio juvenil en el que trabajé


hace varios años era la casa encantada que se planificaba todos los años
para el mes de octubre. Nuestro director y su equipo de líderes hicieron todo
lo posible para proveer la suficiente sangre e intestinos falsos como para
filmar una película de horror. Luego, cierto año, octubre pasó sin que nadie
mencionara la famosa casa encantada. Los líderes habían decidido que
cuerpos decapitados y mutilados no eran la mejor publicidad para una
organización cristiana. Con los años, la idea había atraído a grandes
multitudes, pero tal vez a expensas de un buen mensaje.

4. ¿Es la idea ética?

Un amigo mío tenía un club nocturno para adolescentes. Todos los sábados
por la noche se presentaban grupos musicales. Un día, le sugerí el nombre de
una gran banda —lo único que no mencioné fue que la banda era cristiana y
que se especializaba en conciertos para audiencias seculares. Todo el grupo
de liderazgo juvenil se emocionó con la idea y prometieron invitar a todos sus
amigos. Ninguna publicidad hecha en la estación radial de la localidad
mencionó que este era un grupo cristiano.
Más de quinientos adolescentes abarrotaron el pequeño club —hasta que
descubrieron que era una banda cristiana. En treinta minutos, todo lo que
quedó fue un líder juvenil y su grupo avergonzados. Una gran idea pero tal
vez con algo de engañoso —o al menos no totalmente honesta.

5. ¿Tendrá la idea un amplio apoyo?

En cada grupo juvenil en el que he trabajado siempre me han preguntado si


podemos tener un baile «con música cristiana, por supuesto». Si bien no
existe ninguna política escrita en nuestra iglesia que lo prohíba, la mayoría de
nuestros miembros no verían la idea con buenos ojos. Tal vez un concierto de
rock cristiano en el patio de enfrente. Pero no un baile.

En otras iglesias, el problema podría estar relacionado con tener o no ventas


en el templo. Al considerar esta idea, tiene que analizar si la idea sería dañina
para la unidad de su iglesia.

Investigue «el mercado»

Una vez que esté seguro de que la idea es espiritual, doctrinal, legal, ética y
socialmente correcta, puede avanzar un paso más: establecer la necesidad.

Cerca de la mitad de los costos de las campañas publicitarias se destina a


investigar el mercado. Antes de que pueda vender su idea, necesita conocer
las necesidades percibidas por los miembros de su concilio.

¿Es la evangelización una alta prioridad? ¿Es el discipulado el centro del


ministerio de la iglesia? O, ¿es la comunidad la principal fuerza propulsora?

Si usted puede demostrar la forma en que su idea suplirá las necesidades


percibidas por el concilio, usted obtendrá más «votos positivos» que
«negativos» cuando sea el tiempo de tomar una decisión.

Algunas veces, podría haber programas que necesitan desarrollarse, pero el


concilio no está consciente —o decide no estarlo— de la necesidad. En ese
caso, debe documentar la necesidad.

Eso fue lo que ocurrió cuando propuse un programa de educación sexual en


la iglesia donde asistía. Varios padres me habían dicho que se sentían
incómodos a la hora de discutir temas de sexualidad con sus hijos, por eso,
sentían que el ministerio juvenil sería el lugar ideal para hacerlo. Como
resultado de esta petición informal, contacté a otros padres y les mencioné la
posibilidad de tratar este tema. Ellos también me dijeron que apreciarían este
tipo de charlas. Gracias a su apoyo, la necesidad estaba bien establecida,
pero aún no estaba lista para que yo la llevara al concilio.

Sabía que necesitaba anticipar y responder las objeciones antes de que las
personas del concilio las expresaran. Sabía que muchos de ellos dirían: «¡En
nuestra iglesia no hay lugar para la educación sexual!» «La iglesia debería
apegarse a sólo predicar el evangelio.» «Nosotros nunca tuvimos clases de
educación sexual cuando éramos niños, y ¡no tenemos ningún problema!»
«¡Hablar de sexo hará que los muchachos quieran experimentarlo!» «No me
siento cómodo hablando acerca de ese tema.» «¿Quién va a enseñarlo?».

Trabajé con cada una de las objeciones y traté de responderlas completa y


sinceramente.

Pruebe la idea

Sabía la importancia de probar cualquier producto antes de preparar una


producción a gran escala. Por eso seguí los siguientes pasos.

*Hable individualmente con el pastor y con los miembros del concilio acerca
de su idea.

Hágalo tan casual como sea posible. Usted no está vendiendo productos de
limpieza. Piense que presentar su propuesta es como sembrar semillas que,
en la siguiente reunión, podrían empezar a germinar.

En algunos casos, otro miembro del concilio podría «robar» su idea y


presentarla como si fuera de él. Cuando esto me ocurre me siento feliz. En
muchas ocasiones sembré «semillas de ideas» intencionalmente, esperando
que germinaran y que alguien más las desarrollara hasta que crecieran.
Tengo muchas ideas pero no el tiempo para desarrollarlas por completo.

*Espere a que las semillas echen raíces antes de presentar formalmente su


idea.

Probablemente la razón número uno por la cual las ideas no reciben una
respuesta positiva es que no ha habido la suficiente preparación antes de
ponerlas sobre la mesa de negociación. Hasta que usted sienta que el pastor
o la mayoría del concilio está detrás de esa idea, manténgase trabajando en
los pasos anteriores.

«Empaque» su idea apropiadamente

Finalmente, a la hora de hacer la presentación más formal, «empacar» la idea


es un elemento clave.

Esto fue lo que hice cuando prepararé mi presentación para proponer las
sesiones de sexualidad.

*Reúna los materiales necesarios para desarrollar la idea. En mi caso, fui a la


librería cristiana de mi pueblo y arrasé con la sección de amor y sexualidad.
Le dije a la administradora que estaba reuniendo material de estudio y le pedí
si podía tomarlos para revisarlos. Ella muy amablemente me los prestó por
dos semanas.
*Establezca los objetivos y el formato. De los títulos de los libros, desarrollé
una lista de objetivos específicos para el curso de educación sexual.

Como ilustración, quiero compartir mis tres objetivos:

1. Proveer información médica correcta acerca del desarrollo sexual.

2. Proveer principios bíblicos relacionados con la conducta sexual según la


edad.

3. Ayudar a los padres para que ellos les provean a sus hijos una apreciación
saludable acerca de la sexualidad, y ayudar a sus hijos a la hora de realizar
decisiones fundamentadas en la Biblia con respecto a su conducta sexual.

También determiné el formato —seis reuniones después de los cultos de la


noche exclusivas para padres e hijos jóvenes.

Ahora que tenía objetivos definidos, y me había preparado para las


objeciones, estaba listo para el siguiente paso.

*No espere que nadie desafíe o corrija su idea.

Me ha tomado casi quince años, pero cada vez las objeciones,


«preocupaciones», o votos en contra concernientes a mis ideas me intimidan
menos. Defender lo que usted cree es un atributo necesario, pero también es
importante reconocer una crítica válida y ajustar su propuesta durante el
camino.

Debido a la retroalimentación que obtuve, la propuesta sobre el curso de


educación sexual rápidamente pasó de seis reuniones a una, y de una reunión
con padres e hijos a una reunión con solo padres.

Pero a través de la reunión, los padres sí recibieron algunas herramientas


prácticas para empezar a conversar con sus hijos acerca del amor y sexo.

Y ya que esa reunión obtuvo buenos resultados, al año siguiente se invitaron


a los jóvenes. En cinco años más, probablemente obtenga lo que
originalmente pretendía, pero por ahora algo, al menos, se está haciendo.

En la reunión de concilio de hoy, nuestro director juvenil propondrá un


concierto de rock cristiano.

¡Espero que él haya leído este artículo!

James Watkins es un miembro activo de la iglesia Wesleyan Church, Indiana,


EE.UU.

Este artículo se publicó por primera vez en Leadership Journal de Christianity


Today, usado con permiso. Título del original: How to Get New Ideas
Accepted Copyright © 2002 por el autor o por Christianity Today
International/Leadership Journal Traducido y adaptado por
DesarrolloCristiano.com, todos los derechos reservados. Copyright 2005

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