Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Pero la mayor lección de todas es: ¡Los concilios detestan las sorpresas!
¡Sorpresa!
Eso ocurrió hace quince años, y la gente todavía habla acerca de «ese
concierto de rock». Es una lección que recuerdo vívidamente.
He aprendido que para lograr que las personas acepten las nuevas ideas, uno
necesita ser «astuto como serpiente y manso como paloma». Esto no quiere
decir que uno debe ser manipulador o no tener ética; por el contrario, existen
algunos pasos prudentes que lo pueden ayudar a instituir nuevos ministerios o
programas. A continuación encontrará lo que necesita tener hecho antes de
proponer algo nuevo al concilio.
Compruebe que la idea sea correcta
Un miembro del concilio pensó que sería genial si varios granjeros donaran
cerdos para tener una fiesta de caridad estilo hawaiano. Después de los «sí»,
se le asignó a los comités convertir el patio del templo en un paraíso tropical
para hacerle publicidad al evento, para vender las entradas, e incluso cavar un
hoyo en el patio de atrás —hasta que el departamento de salud envió una
carta bastante severa al pastor para notificarle que los códigos de salubridad
de la comunidad prohibían dichos eventos. (¡Ahora, ¿qué haríamos con cinco
cerdos de casi 300 kilos cada uno?!)
Un amigo mío tenía un club nocturno para adolescentes. Todos los sábados
por la noche se presentaban grupos musicales. Un día, le sugerí el nombre de
una gran banda —lo único que no mencioné fue que la banda era cristiana y
que se especializaba en conciertos para audiencias seculares. Todo el grupo
de liderazgo juvenil se emocionó con la idea y prometieron invitar a todos sus
amigos. Ninguna publicidad hecha en la estación radial de la localidad
mencionó que este era un grupo cristiano.
Más de quinientos adolescentes abarrotaron el pequeño club —hasta que
descubrieron que era una banda cristiana. En treinta minutos, todo lo que
quedó fue un líder juvenil y su grupo avergonzados. Una gran idea pero tal
vez con algo de engañoso —o al menos no totalmente honesta.
Una vez que esté seguro de que la idea es espiritual, doctrinal, legal, ética y
socialmente correcta, puede avanzar un paso más: establecer la necesidad.
Sabía que necesitaba anticipar y responder las objeciones antes de que las
personas del concilio las expresaran. Sabía que muchos de ellos dirían: «¡En
nuestra iglesia no hay lugar para la educación sexual!» «La iglesia debería
apegarse a sólo predicar el evangelio.» «Nosotros nunca tuvimos clases de
educación sexual cuando éramos niños, y ¡no tenemos ningún problema!»
«¡Hablar de sexo hará que los muchachos quieran experimentarlo!» «No me
siento cómodo hablando acerca de ese tema.» «¿Quién va a enseñarlo?».
Pruebe la idea
*Hable individualmente con el pastor y con los miembros del concilio acerca
de su idea.
Hágalo tan casual como sea posible. Usted no está vendiendo productos de
limpieza. Piense que presentar su propuesta es como sembrar semillas que,
en la siguiente reunión, podrían empezar a germinar.
Probablemente la razón número uno por la cual las ideas no reciben una
respuesta positiva es que no ha habido la suficiente preparación antes de
ponerlas sobre la mesa de negociación. Hasta que usted sienta que el pastor
o la mayoría del concilio está detrás de esa idea, manténgase trabajando en
los pasos anteriores.
Esto fue lo que hice cuando prepararé mi presentación para proponer las
sesiones de sexualidad.
3. Ayudar a los padres para que ellos les provean a sus hijos una apreciación
saludable acerca de la sexualidad, y ayudar a sus hijos a la hora de realizar
decisiones fundamentadas en la Biblia con respecto a su conducta sexual.