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Una
anciana local, Shi Pazhuan, como no tenía ni televisión en casa, no conocía al
dirigente chino. “¿Cómo se llama usted?” la anciana preguntó a Xi Jinping.
Desde aquel momento, Xi Jinping visitó todas las zonas más pobres del país, y la
tasa de pobreza de China bajó desde un 10,2% hasta un 4%, más de 60 millones de
habitantes necesitados se liberaron establemente de la pobreza. Es un milagro para
toda la humanidad.
Debe ofrecer al pueblo, “mejor educación, un empleo más estable, mejor salario,
mejor seguro social, mejor nivel de servicio médico, mejor condición de
alojamiento, mejor medioambiente, mejor vida espiritual y cultural..”
El Sueño
La suerte política empezó a virar en 1990 con su nombramiento como secretario del
Partido en la ciudad de Fuzhou, de nuevo en Fujian. Un poco antes, su vida personal
también había ido a más. En 1987 contrajo segundas nupcias con Peng Liyuan. Peng
traía bajo el brazo un regalo importante: era famosa. Mucho más que Xi. Para
entonces ya tenía millones de admiradores que la seguían, especialmente en las
galas de año nuevo, el programa de mayor audiencia anual en la televisión nacional.
Peng ha hecho su carrera en las unidades de coros y danzas del ejército chino. En
1989, en los días posteriores a la represión de Tiananmén, sus canciones
tonificaban a los soldados armados hasta los dientes que ocupaban la plaza. Es
decana de la Academia de las Artes del Ejército Popular; ostenta un grado castrense
equivalente al de mayor general; tiene un título superior en música étnica
tradicional; y es miembro de la Conferencia Política Consultiva Popular, un
organismo cuyos miembros dicen representar a la sociedad civil.
Pocos hubieran pronosticado cuando se casó que Xi pudiera llegar tan lejos. De
hecho, en el Decimocuarto Congreso del Partido (1997), cuando ya pujaba por
ascender, Xi no consiguió los votos suficientes para entrar en el Comité Central.
Pronto, sin embargo, se arrimó a un buen árbol, el de Jiang Zemin, a cuya sombra
creció con rapidez. En 2000 fue nombrado gobernador de la provincia de Fujian y en
2002 secretario del Partido en la de Zhejian. En 2007 desempeñó el mismo puesto en
Shanghái y se convirtió en miembro del Comité Permanente del Politburó. De ahí pasó
a Pekín, donde se puso al frente de la Escuela Central del Partido y fue designado
presidente del comité coordinador de los Juegos Olímpicos de 2008. En 2010 se
convirtió en vicepresidente de la Comisión Militar Central y en 2012 fue elegido
secretario general en el Decimoctavo Congreso del Partido Comunista Chino. En 2013
se convirtió en el presidente de la República y de la Comisión Militar Central.
Lo más importante estaba por llegar. En abril de 2016, Xi había estrenado un nuevo
título: comandante en jefe del mando militar, convirtiéndose así en el presidente
de la Junta de Jefes del Estado Mayor Conjunto y máximo responsable operativo. En
20 de octubre del mismo año, los medios oficiales anunciaban que, tras el Sexto
Pleno del Comité Central, Xi se había convertido en el héxīn del Partido. El
ideograma chino se traduce al castellano como centro, núcleo o meollo. De hecho, el
puesto de secretario general lleva aparejado ese sentido de centralidad, pues es la
posición clave del sistema de poder. Pero, en este caso, lo de núcleo o meollo
adquiere un simbolismo especial. Parece que el título deriva de una observación de
Deng Xiaoping con motivo del nombramiento de Jiang Zemin como secretario general,
en un momento en el que el nuevo líder estaba necesitado de una reafirmación
pública. Deng se refirió a Jiang como el núcleo indiscutible del Partido en su
tercera generación, de forma similar a como Mao Zedong lo había sido en la primera
y el propio Deng en la segunda. Pero, una vez más en China, lo que contaba era el
adjetivo y no el sustantivo. Como el papa de Roma, el héxīn del Partido goza de
infalibilidad en materia de fe y de costumbres, y su doctrina no puede ser
discutida por los fieles. Hu Jintao nunca fue designado como tal mientras ostentó
la Secretaría General, aunque posteriormente sí se le celebra con ese mismo honor.
La distinción especial de esta temprana designación de Xi estriba en haber sido
elevado a figura indiscutible prácticamente desde el comienzo de su carrera.
Todos estos movimientos han dado pie a amplias discusiones en los medios
occidentales sobre el papel que Xi quiere desempeñar en el futuro de China. ¿Habrá
decidido seguir las huellas de Mao Zedong? ¿Conseguirá ese eventual objetivo? Las
respuestas incluyen toda clase de conjeturas y son de improbable confirmación para
quienes no participamos de los secretos de Zhongnanhai, el centro de decisión del
Partido Comunista Chino. Pero, sea cual fuere el resultado del Congreso futuro, por
el momento la eventual disputa por la dirección del Partido parece tener un ganador
15. De forma más mundana, habrá que estar atentos a la posibilidad de que Xi
consiga imponer o no su poco disimulado deseo de sustituir el pacto de
institucionalización partidaria y alargar su mandato para saber si, como Mao, habrá
conseguido enmendarle la plana al propio Deng. El problema para el Partido y para
Xi Jinping, si llega a imponer su línea política, aparecerá de inmediato: ¿cómo
hacer real su ambicioso sueño chino?
El perfil de Xi Jinping
Otro tanto cabría decir de las tensiones marítimo-territoriales en las que China se
halla inmersa y que la enfrentan a países vecinos y otros más alejados con
intereses estratégicos en la zona. Xi se ha mostrado mucho más asertivo que otros
líderes chinos en la consolidación del control sobre la inmensa plataforma del Mar
de China meridional (Ríos, 2012). La Marina china se ha convertido ya en la segunda
del mundo y su guía orientativa consiste en alejar a EEUU de su zona de interés
directo, disuadiendo a los buques estadounidenses de intervenir
en beneficio de sus rivales. Xi ha dado pasos para instaurar el
ejercicio de un control de facto sobre las áreas que considera territorio bajo su
soberanía.
Desde 2012, las universidades chinas controlan de forma más intensa la utilización
por parte de los estudiantes y los profesores los libros, revistas y otros
documentos académicos del exterior. Xi es diplomado de estudios marxistas de la
universidad Qinghua y la promoción de Marx y su ideario se ha convertido en uno de
los trazos de sus prioridades ideológicas. Hasta el punto de que ha dado lugar a la
aparición de un movimiento de jóvenes estudiantes radicales que se implican en las
luchas obreras para contrarrestar el auge de las desigualdades derivado de décadas
de desarrollo. Muchos de estos activistas, de varias universidades pequinesas,
fueron detenidos.
"....Xi Jinping: “Nadie está en posición de dictar a China lo que debe hacer..." 18
dic 2018
En Nigeria, por caso, además de las grandes empresas asociadas con Beijng como
Huawei o China Bridge, el régimen empuja a empresarios más pequeños a instalarse en
el extranjero y penetrar en poblaciones hasta el hueso. Abandonan China por la
escasa oportunidad de negocios internos que pueden encontrar en una población
mayoritariamente empobrecida. O por orden directa.
En aquel país africano los ejemplos abundan. Igbesa, una pequeña área a 60
kilómetros de Lagos, la ciudad más importante de la nación es uno de ellos. En esa
zona de libre comercio quienes mandan son empresarios chinos a quienes el poder
central nigeriano les facilitó todo. Los “inversionistas” prometieron mejorar las
infraestructuras. Lo hicieron al extremo: ahora en el importante y extenso poblado
lograron imponer leyes propias, una policía que les responde y su administración.
Un estado dentro de otro donde quienes tienen el manejo son hombres de negocios
enviados por el PCC, que además de controlar el terreno, ordenan quién puede y
quien no comercializar productos a través de las fronteras.
Pero la olvidada ciudad del estado de Ogun no solo sufre el yugo policial chino.
También el medio ambiente es víctima de la destrucción. Su población ha hecho
pedidos desesperados para que las autoridades pusieran un freno a lo que llaman una
“invasión” de tierras. La comunidad ha denunciado que al menos 500 hectáreas habían
sido destruidas por los “inversores” a pesar de que no podían hacer una explotación
de ellas.
“Cada vez que vengo a África veo el dinamismo del continente y las aspiraciones de
su gente para el desarrollo”. Las palabras corresponden a Jinping. Las pronunció en
julio de 2018 en su cuarto viaje al continente. Seguramente no se refería al
dinamismo y desarrollo percibido por los hombres y mujeres de Ogun.
Namibia es otro claro ejemplo. Le abrió completamente las puertas de sus recursos
naturales, casi la exclusiva fuente de ingresos para la economía de aquel estado
relativamente nuevo. A pesar de las promesas de crecimiento hechas por los
“inversores”, ninguna permitió el desarrollo de su economía o infraestructura. La
nación continúa atrasada.
Pero no solo aquella explotación de sus riquezas (diamantes, cobre, uranio, oro,
plata, plomo, estaño, litio, cadmio, tungsteno, zinc y ¿petróleo?) interesa a
Beijing. También su influencia política. Hace apenas diez días ambos gobiernos
firmaron un acuerdo por el cual el régimen chino capacitaría a sus fuerzas armadas.
Se trata del Colegio de Personal y Comandos dirigido por el PCC. Para el presidente
del país africano, Hage Geingob, se trata del aporte de conocimiento en guerras
tácticas y operativas y del papel de los militares en una “sociedad democrática”.
Nadie se animó a lanzar una carcajada cuando las palabras “China” y “democracia”
fueron conjugadas en la misma oración.
En concreto, esa última suma -anunciada el año pasado en la cumbre del Foro de
Cooperación China-África- se repartirá en 15.000 millones de dólares en préstamos
sin intereses, 20.000 millones en líneas de crédito, 10.000 millones en fondos para
el desarrollo y 5.000 millones para financiar las importaciones africanas. El resto
en otro tipo de capital privado.
Una de las víctimas fue un dirigente político con ascendencia sobre la juventud y
miembro del parlamento de Uganda. Se trata de Robert Bobi Kyagulanyi, quien además
es un reconocido músico. Bobi estaba siendo espiado por la unidad de vigilancia
digital del régimen de Yoweri Museveni. Sin embargo, sus técnicos no pudieron
penetrar su celular ni sus redes sociales. Fue en ese momento cuando habrían
acudido al principal jugador móvil del país.
Los técnicos de la firma china constituyeron entonces la solución al problema que
enfrentaba el régimen: espiar a un rival del presidente Museveni, de acuerdo a The
Wall Street Journal. Necesitaron dos días para cumplir con su misión. Fue así que
consiguieron penetrar sus diálogos a través Whatsapp y de Skype. Documentaron todos
sus movimientos y desarticularon manifestaciones que estaba planificando. Bobi fue
apresado.
En esta oportunidad fueron dos los expertos de Huawei que habrían sido contratados
por el gobierno zambiano. Trabajaron en conjunto desde agosto de 2018 hasta fines
de abril de 2019. Dedicaron sus conocimientos a infiltrarse en las redes y los
teléfonos de bloggers molestos para el régimen. Liswaniso Songiso, Patrick Mweetwa,
Derrick Munshya y Emmanuel Kamosha, los espiados, fueron detenidos tras el
“exitoso” hackeo.