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1 Número Uno 147TEORIA GENERAL DEL ACTO JURÍDICO PDF
1 Número Uno 147TEORIA GENERAL DEL ACTO JURÍDICO PDF
La situación de esta teoría en nuestro CC, es que el Código no regula una teoría
general del acto jurídico. Si uno examina el Libro IV del CC, nos encontramos con una
teoría general, pero del contrato, de manera que la teoría general del acto jurídico pura,
constituye más bien una creación doctrinaria realizada sobre la base de la teoría del
contrato, contenida en los arts. 1437 y siguientes.
Para hablar de acto jurídico, es menester ubicarlo dentro del contexto de los
hechos.
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Teoría general del acto jurídico
Paulina Navarrete M. – Maximiliano Astorga B.
HECHOS
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Teoría general del acto jurídico
Paulina Navarrete M. – Maximiliano Astorga B.
Los efectos jurídicos pueden ser de variado índole, pueden ser de creación, de
modificación, o de extinción de derecho y obligación. Un ejemplo de acto jurídico que
cree derechos y obligaciones es un contrato, un ejemplo de acto jurídico que modifique
derechos y obligaciones, es una cesión de créditos o tradición de derechos personales, la
modificación está en que se cambia el acreedor, por último un ejemplo de acto jurídico
que extinga derechos y obligaciones, es el pago (según el legislador pago es la
prestación de lo que se debe).
Dentro del esquema inicial de acto jurídico se ha establecido una cadena, se ha
mencionado el hecho, el hecho jurídico, los hechos humanos jurídicos, y los actos
jurídicos (negocios jurídicos). Es necesario ubicar este esquema dentro del contexto del
contrato.
El contrato no es sino una especie de acto jurídico, sin duda que es el acto
jurídico que con mayor frecuencia se utiliza. Para entender la ubicación concreta del
contrato como acto jurídico, hay que decir que el contrato es un acto jurídico bilateral
destinado a crear derechos y obligaciones. Existe una relación de género- especie, el
género es el acto jurídico y la especie es el contrato. El contrato es un acuerdo de
voluntades, celebrado entre dos o más partes que crea derechos y obligaciones. El
contrato es una especie de acto jurídico.
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voluntades. Además, hay que tener en cuenta que la ley en algunos casos exige
la manifestación de voluntad de una sola persona para que nazca el acto, por
ejemplo el testamento que es un acto de una sola persona.
Art. 1438. Contrato o convención es un acto por el cual una parte se obliga para con otra a dar,
hacer o no hacer alguna cosa. Cada parte puede ser una o muchas personas.
1 Cuando se estudie la clasificación de los contratos, el legislador también clasifica a estos en unilaterales
y bilaterales, pero aquí el criterio no puede ser el mismo, ya que los contratos son siempre actos
bilaterales, pero una vez que han nacido como tales puede suceder que todas las partes no resulten
obligadas. Aquí el criterio es el del art. 1439, que es el número de partes que resultan obligadas, así
c o n t r a t o u n i l a t e r a l es aquel que genera obligaciones para una de las partes, por ejemplo, el
comodato es un contrato unilateral, porque sólo quien recibe la cosa en préstamo queda obligado a
devolverla, pero en cuanto acto jurídico es bilateral, también lo es el contrato unilateral de donación. El
c o n t r a t o b i l a t e r a l en cambio, es aquel en que ambas partes quedan recíprocamente obligadas, por
ejemplo, la compraventa.
Art. 1439. El contrato es unilateral cuando una de las partes se obliga para con otra que no contrae obligación alguna;
y bilateral, cuando las partes contratantes se obligan recíprocamente.
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Art. 1813. La venta de cosas que no existen, pero se espera que existan, se entenderá hecha bajo
la condición de existir, salvo que se exprese lo contrario, o que por la naturaleza del contrato
aparezca que se compró la suerte.
c. Otra clasificación distingue entre actos jurídicos entre vivos y actos jurídicos
mortis causa; el criterio de clasificación atiende al momento en que los actos
producen sus efectos.
Los a c t o s j u r í d i c o s p o r c a u s a d e m u e r t e o m o r t i s c a u s a son
aquellos cuyos efectos están subordinados a la muerte de una persona. El
paradigma de estos actos es el testamento, ya que la eficacia de estos está
supeditada a la muerte del testador; lo mismo ocurre con las donaciones
revocables, el seguro de vida.
Es necesario distinguir entre el perfeccionamiento jurídico del acto, y sus
efectos, ya que es importante precisar que no todo acto jurídico cuyos efectos se
ven afectados por la muerte de una persona tienen necesariamente el carácter de
mortis causa, como por ejemplo, el contrato de renta vitalicia, en virtud del cual
una persona será dueña de un bien raíz pero con la obligación de pagar a alguien
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una renta por el resto de su vida; por tanto la muerte es un elemento que influye,
pero sigue siendo un contrato entre vivos porque produce efectos sin que tenga
que producirse la muerte (la renta vitalicia es un contrato aleatorio y sus efectos
se producen mientras están vivas las partes, por tanto es un contrato entre vivos).
Los a c t o s j u r í d i c o s e n t r e v i v o s son todos aquellos cuyos efectos no
están subordinados a la muerte de una persona, y constituyen la regla general.
Art. 1445. Para que una persona se obligue a otra por un acto o declaración de voluntad es
necesario: 1º que sea legalmente capaz; 2º que consienta en dicho acto o declaración y su
consentimiento no adolezca de vicio; 3º que recaiga sobre un objeto lícito; 4º que tenga una
causa lícita.
La capacidad legal de una persona consiste en poderse obligar por sí misma, y sin el ministerio o
la autorización de otra.
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y además no son aplicables de manera uniforme a todos los actos, sino que
fundamentalmente a los actos jurídicos de índole patrimonial.3
3 Las principales modalidades son: la c o n d i c i ó n , que es el hecho futuro e incierto del cual depende el
nacimiento o extinción de un derecho (puede ser suspensiva o resolutoria); el p l a z o , que es el hecho
futuro y cierto del cual depende el ejercicio o la extinción de un derecho (ejercicio: plazo suspensivo;
extinción: plazo extintivo); y el m o d o , que es la forma particular de ejercer un derecho o cumplir una
obligación de hacer algo en un determinado sentido, por ejemplo, la venta de una propiedad, pero sujeta
al modo de que quién la compre la destine para cierto tipo de negocios. El modo puede ir acompañado de
una cláusula resolutoria que imponga la obligación de restituir la cosa y los frutos si éste no se cumple.
Las modalidades son excepcionales, por lo tanto no se presumen, por lo que para su existencia requieren
de un pacto expreso de las partes. En forma excepcional la ley puede subentender la modalidad, por
ejemplo, la condición resolutoria tácita (art. 1489), como también en el art. 1813 que establece la
condición de existir, ya que la venta de cosas que no existen, pero que se espera que existan, se entenderá
hecha bajo la condición de existir, salvo que se exprese lo contrario, o que por la naturaleza del contrato
aparezca que se compró la suerte.
Por regla general todos los actos jurídicos admiten pactar modalidades, con la excepción del Matrimonio
y los actos de derecho de familia que son puros y simples.
Otras modalidades son la solidaridad, la simulación y la cláusula penal.
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derecho de familia patrimonial, que tiene particularidades que se guían por los
mismos parámetros del derecho patrimonial (común)
La importancia de esta clasificación en cuanto a la normativa aplicable, es que
en los actos de derecho patrimonial rige la autonomía de la voluntad, por lo que
las normas que rigen este ámbito son simplemente supletorias de la voluntad
particular, así las partes pueden cambiarlas o derogarlas; en cambio, las normas
del derecho de familia son de orden público, y por lo tanto inderogables por las
partes.
La organización de la familia es considerada por la ley como materia de orden
público, por esto, dichos actos dan lugar a derechos personalísimos, que son los
que tiene una persona por ser tal (ejemplo, padre, hijo) sin que puedan ser
transferibles e irrenunciables. Lo patrimonial está supeditado a lo familiar.
Art. 718. Cada uno de los partícipes de una cosa que se poseía proindiviso, se entenderá haber
poseído exclusivamente la parte que por la división le cupiere, durante todo el tiempo que duró la
indivisión.
Podrá pues añadir este tiempo al de su posesión exclusiva, y las enajenaciones que haya hecho
por sí solo de la cosa común y los derechos reales con que la haya gravado, subsistirán sobre
dicha parte si hubiere sido comprendida en la enajenación o gravamen. Pero si lo enajenado o
gravado se extendiere a más, no subsistirá la enajenación o gravamen contra la voluntad de los
respectivos adjudicatarios.
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Pertenecen a esta clase las sentencias de adjudicación en juicios divisorios, y los actos legales de
partición.
Las sentencias judiciales sobre derechos litigiosos no forman nuevo título para legitimar la
posesión.
Las transacciones en cuanto se limitan a reconocer o declarar derechos preexistentes, no forman
nuevo título; pero en cuanto transfieren la propiedad de un objeto no disputado, constituyen un
título nuevo.
Art. 46. Caución significa generalmente cualquiera obligación que se contrae para la seguridad
de otra obligación propia o ajena. Son especies de caución la fianza, la hipoteca y la prenda.
Art. 2516. La acción hipotecaria, y las demás que proceden de una obligación accesoria,
prescriben junto con la obligación a que acceden.
Para los efectos de establecer cuales son los elementos del acto jurídico, la
doctrina se basa en el art. 1444 que establece los elementos del contrato, del que se
extraen los elementos del acto jurídico.
Art. 1444. Se distinguen en cada contrato las cosas que son de su esencia, las cosas que son de su
naturaleza, y las cosas puramente accidentales. Son de la esencia de un contrato aquellas cosas sin las
cuales o no produce efecto alguno, o degenera en otro contrato diferente; son de la naturaleza de un
contrato las que no siendo esenciales en él se entienden pertenecerle sin necesidad de una cláusula
especial; y son accidentales a un contrato aquellas que ni esencial ni naturalmente le pertenecen, y que se
le agregan por medio de cláusulas especiales.
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Los elementos de la esencia son aquellos sin los cuales el acto no produce efecto
alguno, o degenera en otro distinto. Basada en esta distinción del artículo 1444 se
pueden distinguir dos elementos de la esencia, en primer lugar los elementos de la
esencia comunes o generales a todo acto jurídico y los elementos de la esencia propios o
particulares de cada acto jurídico. Los elementos de la esencia comunes o generales se
conocen como requisitos del acto jurídico y son requisitos comunes a todos los actos
jurídicos: la voluntad, el objeto y la causa. Sin uno de estos requisitos el acto no produce
efecto alguno. Frente a estos elementos de todo acto jurídico están aquellos elementos
propios o particulares de cada acto jurídico y sin los cuales el acto jurídico degenera en
otro acto distinto, esta degeneración que menciona la norma, es lo que se conoce como
la conversión del acto jurídico, conversión que tiene lugar cuando a un determinado acto
le faltan los requisitos propios, caso en el cual degenera en otro distinto, un ejemplo de
elementos de la esencia propios es la cosa y el precio en la compra venta, si en vez de
estipular las partes el intercambio entre cosa y precio, estipulan un intercambio entre
cosas, este acto degenera en una permuta. La gravedad de la falta de un requisito común
o general no es la misma que la falta de un requisito propio o particular.
Los elementos de la naturaleza de un acto jurídico son aquellos que no siendo
esenciales se entienden pertenecerle sin necesidad de una cláusula especial. No son
esenciales y por esto las partes están autorizadas para excluirlos mediante cláusulas
especiales. El legislador entiende que los elementos de la naturaleza le pertenecen a un
acto sin necesidad de cláusula, por ejemplo el artículo 1489 se refiere a la condición
resolutoria tácita, aquí el legislador en la celebración de cualquier contrato bilateral
entiende incorporada la condición resolutoria tácita, pero como no es un elemento
esencial las partes pueden excluirlo.
Art. 1489. En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por uno de los
contratantes lo pactado.
Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del
contrato, con indemnización de perjuicios.
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3ª Que la promesa contenga un plazo o condición que fije la época de celebración del contrato.
En algunos casos también se rompe esta generalidad porque existen casos en que
las modalidades están dentro de los elementos de la naturaleza, como por ejemplo la
condición resolutoria tácita de las modalidades.
1 . L a Vo l u n t a d .
a. L a v o l u n t a d d e b e s e r s e r i a .
La voluntad seria es aquella que se emite con la intención real de producir efectos
jurídicos, de ahí que no cumplirían este requisito las declaraciones que una persona hace
como broma.
Por regla general, la manifestación de voluntad puede ser expresa o tácita, es decir, que al legislador
le es indiferente la forma en que se manifieste la voluntad, salvo excepciones, porque existen casos en los
cuales el legislador exige que necesariamente la voluntad deba manifestarse de manera expresa, como por
ejemplo, el artículo 1946 a propósito del contrato de arrendamiento, que señala que el arrendatario no tiene la
facultad de ceder el arriendo, ni de subarrendar a menos que se haya expresamente concedido. Esto es en
materia de contrato de arrendamiento regulado en el CC, ya que el contrato de arrendamiento se regula también
en otras leyes, como por ejemplo, la ley 18.801 de arrendamiento de predios urbanos, y en esta ley la
posibilidad de subarrendar es distinta. El art. 5 de esta ley considera que en esta clase de contrato la facultad de
subarrendar constituye un elemento de la naturaleza (elemento puramente natural).
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Art. 1946. El arrendatario no tiene la facultad de ceder el arriendo ni de subarrendar, a menos que se le
haya expresamente concedido; pero en este caso no podrá el cesionario o subarrendatario usar o gozar de
la cosa en otros términos que los estipulados con el arrendatario directo.
Art. 2125. Las personas que por su profesión u oficio se encargan de negocios ajenos, están
obligadas a declarar lo más pronto posible si aceptan o no el encargo que una persona ausente les
hace; y transcurrido un término razonable, su silencio se mirará como aceptación.
Aun cuando se excusen del encargo, deberán tomar las providencias conservativas urgentes que
requiera el negocio que se les encomienda.
5 En caso del silencio la persona calla y no hace nada, en cambio, en la manifestación tácita de voluntad
hay una actuación de la persona.
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Otro caso está consagrado en el art. 1233, este es una norma que esta dentro del
título relativo a la aceptación de herencias y legados, aquí el legislador asigna
valor al silencio, entendiendo por el silencio la repudiación de la asignación.
Art. 1233. El asignatario constituido en mora de declarar si acepta o repudia, se entenderá que
repudia.
Art. 1857. Se llama acción redhibitoria la que tiene el comprador para que se rescinda la venta o se rebaje
proporcionalmente el precio por los vicios ocultos de la cosa vendida, raíz o mueble, llamados
redhibitorios.
Art. 1861. Si el vendedor conocía los vicios y no los declaró, o si los vicios eran tales que el vendedor
haya debido conocerlos por razón de su profesión u oficio, será obligado, no sólo a la restitución o la
rebaja del precio, sino a la indemnización de perjuicios; pero si el vendedor no conocía los vicios ni eran
tales que por su profesión u oficio debiera
6 En la voluntad tácita a partir de una conducta del sujeto se deduce una manifestación de voluntad, en
cambio en el silencio circunstancial no hay conducta, sino que hechos externos que permiten atribuirle
una manifestación de voluntad.
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i. Cuando la ley expresamente les atribuye ese valor (arts. 2125 y 2145).
Art. 2125. Las personas que por su profesión u oficio se encargan de negocios ajenos, están
obligadas a declarar lo más pronto posible si aceptan o no el encargo que una persona ausente les
hace; y transcurrido un término razonable, su silencio se mirará como aceptación.
Aun cuando se excusen del encargo, deberán tomar las providencias conservativas urgentes que
requiera el negocio que se les encomienda.
Art. 2145. Encargado de tomar dinero prestado, podrá prestarlo él mismo al interés designado
por el mandante, o a falta de esta designación, al interés corriente; pero facultado para colocar
dinero a interés, no podrá tomarlo prestado para sí sin aprobación del mandante.
iii. Cuando las circunstancias que lo acompañan permiten atribuirle este carácter.
Art. 1244. La enajenación de cualquier efecto hereditario, aun para objetos de administración urgente, es
acto de heredero, si no ha sido autorizada por el juez a petición del heredero, protestando éste que no es
su ánimo obligarse en calidad de tal.
Art. 1654. Hay remisión tácita cuando el acreedor entrega voluntariamente al deudor el título de la
obligación, o lo destruye o cancela, con ánimo de extinguir la deuda. El acreedor es admitido a probar que
la entrega, destrucción o cancelación del título no fue voluntaria o no fue hecha con ánimo de remitir la
deuda.
Pero a falta de esta prueba, se entenderá que hubo ánimo de condonarla.
La remisión de la prenda o de la hipoteca no basta para que se presuma remisión de la deuda.
Art. 43 Son representantes legales de una persona el padre o la madre, el adoptante y su tutor o curador.
La representación también puede tener una fuente convencional, esto es lo que ocurre en el caso del
mandato (art. 2116), aquí en virtud del mandato el interesado va a facultar al mandatario, le va a otorgar poder.
Art. 2116. El mandato es un contrato en que una persona confía la gestión de uno o más negocios a otra,
que se hace cargo de ellos por cuenta y riesgo de la primera.
La persona que confiere el encargo se llama comitente o mandante, y la que lo acepta, apoderado,
procurador, y en general, mandatario.
La mayoría de los actos pueden celebrarse vía representante, tanto en el ámbito patrimonial y como en el
ámbito del derecho de familia. Sin embargo, hay actos en los cuales se rompe esta generalidad, actos en los
cuales se exige que se celebren personalmente, por ejemplo, el testamento en que la manifestación de
voluntad tiene que hacerse de forma personal (arts. 999 y 1004)
Art. 999. El testamento es un acto más o menos solemne, en que una persona dispone del todo o de una
parte de sus bienes para que tenga pleno efecto después de sus días, conservando la facultad de revocar
las disposiciones contenidas en él, mientras viva.
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El legislador no trata de una manera sistemática la simulación, sino que en realidad la doctrina y la
jurisprudencia elaboran una teoría a partir del artículo 1707 inciso i. En este artículo se pone de manifiesto la
divergencia entre la voluntad real o interna y la voluntad declarada.
Art. 1707. Las escrituras privadas hechas por los contratantes para alterar lo pactado en escritura pública,
no producirán efecto contra terceros.
Tampoco lo producirán las contraescrituras públicas, cuando no se ha tomado razón de su contenido al
margen de la escritura matriz cuyas disposiciones se alteran en la contraescritura, y del traslado en cuya
virtud ha obrado el tercero
La doctrina distingue distintas clases de simulación, distingue entre simulación absoluta, simulación
relativa y simulación por interposición de personas.
En la s i m u l a c i ó n a b s o l u t a las partes fingen celebrar un acto jurídico, siendo que en realidad no
quieren celebrar acto jurídico alguno, en este caso detrás del contrato simulado se esconde la no contratación, el
ejemplo clásico es el caso del deudor que apremiado por sus acreedores finge celebrar un contrato de
compraventa con el objeto de sacar bienes de su patrimonio y de esta manera excluirlos del denominado
derecho de prenda o de garantía general consagrado en el artículo 2465.
Art. 2465. Toda obligación personal da al acreedor el derecho de perseguir su ejecución sobre todos los
bienes raíces o muebles del deudor, sean presentes o futuros, exceptuándose solamente los no
embargables, designados en el artículo 1618.
Es cuanto a la acción de simulación, esta es una acción declarativa que tiene por objeto que el tribunal
constate el hecho de la simulación. Es meramente declarativa, no decide la suerte que tiene que correr el
contrato oculto, es decir, que para que este contrato sea nulo se requiere una acción de nulidad.
Por último, en lo que respecta a los efectos de la simulación, la doctrina distingue entre efectos entre
las partes y efectos entre terceros.
En cuanto a los efectos entre las partes, interpretando a contrario census el artículo 1707, la doctrina
afirma que entre las partes debe primar el contrato oculto y a este deben las partes subordinar sus relaciones
jurídicas.
Respecto de terceros, a primera vista se podría decir que prevalece el acto externo, el acto simulado,
pero la doctrina mayoritaria sostiene que a la luz del artículo 1707 se le concede a terceros un derecho de
opción conforme al cual estos podrían hacer primar el acto oculto o el acto simulado, según lo que fuera
conveniente a sus intereses.
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aceptar que su contraparte pueda evocar una voluntad distinta a la manifestada, esto expone
fácilmente a los actos jurídicos a la nulidad.
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Art. 1445. Para que una persona se obligue a otra por un acto o declaración de voluntad es necesario :
1º que sea legalmente capaz;
2º que consienta en dicho acto o declaración y su consentimiento no adolezca de vicio;
3º que recaiga sobre un objeto lícito;
4º que tenga una causa lícita.
La capacidad legal de una persona consiste en poderse obligar por sí misma, y sin el ministerio o la
autorización de otra.
Art. 1560. Conocida claramente la intención de los contratantes, debe estarse a ella más que a lo literal de
las palabras.
Art. 1069. Sobre las reglas dadas en este título acerca de la inteligencia y efecto de las disposiciones
testamentarias, prevalecerá la voluntad del testador claramente manifestada, con tal que no se oponga a
los requisitos o prohibiciones legales.
Para conocer la voluntad del testador se estará más a la substancia de las disposiciones que a las palabras
de que se haya servido.
Art. 1707. Las escrituras privadas hechas por los contratantes para alterar lo pactado en escritura pública,
no producirán efecto contra terceros.
Tampoco lo producirán las contraescrituras públicas, cuando no se ha tomado razón de su contenido al
margen de la escritura matriz cuyas disposiciones se alteran en la contraescritura, y del traslado en cuya
virtud ha obrado el tercero.
Para que la voluntad tenga eficacia jurídica debe reunir los caracteres de
consciente y no viciada. Puede haber ausencia total de voluntad y que de haber vicios
que la afecten. En el primer caso, el acto no existe dentro del mundo jurídico, sólo
existiría en el hecho. En el segundo caso, el acto sería anulable.
Aquí se está haciendo referencia a la voluntad como requisito de existencia, y al
faltar esta voluntad en teoría el acto es inexistente.
acoge esta solución, porque el legislador considera que los actos celebrados por
los absolutamente incapaces son nulos absolutamente no inexistentes (art. 1682).
Art. 1682. La nulidad producida por un objeto o causa ilícita, y la nulidad producida por la
omisión de algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o
contratos en consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o estado de las personas que
los ejecutan o acuerdan, son nulidades absolutas.
Hay asimismo nulidad absoluta en los actos y contratos de personas absolutamente incapaces.
Cualquiera otra especie de vicio produce nulidad relativa, y da derecho a la rescisión del acto o
contrato.
Art. 1453. El error de hecho vicia el consentimiento cuando recae sobre la especie de acto o
contrato que se ejecuta o celebra, como si una de las partes entendiese empréstito y la otra
donación; o sobre la identidad de la cosa específica de que se trata, como si en el contrato de
venta el vendedor entendiese vender cierta cosa determinada, y el comprador entendiese comprar
otra.
contiene, por esto entonces es que dichas normas son aplicables al Derecho
Civil.
1.3.1. La oferta.
La oferta es un acto jurídico unilateral en virtud del cual una persona llamada
proponente, oferente, o solicitante, propone a otra la celebración de un contrato en
términos tales que para que este quede perfecto basta con que el destinatario de la oferta
simplemente lo acepte.
A partir de la definición anterior se pone de manifiesto la característica
fundamental de la oferta, esto es que para que una propuesta tenga el carácter de oferta
es menester que sea completa, es decir, que contenga todos los elementos del contrato a
celebrar. De ahí que se estima que las propuestas que no revisten este carácter,
jurídicamente hablando no son ofertas sino invitaciones para formular ofertas o meras
informaciones destinadas a orientar a los interesados.
En caso de que el destinatario de la oferta acepte, pero no pura y simplemente,
esa aceptación se considera una nueva oferta (art. 105 CCO).
Art. 105. Las ofertas indeterminadas contenidas en circulares, catálogos, notas de precios corrientes,
prospectos, o en cualquiera otra especie de anuncios impresos, no son obligatorias para el que las hace.
Dirigidos los anuncios a personas determinadas, llevan siempre la condición implícita de que al tiempo de
la demanda no hayan sido enajenados los efectos ofrecidos, de que no hayan sufrido alteración en su
precio, y de que existan en el domicilio del oferente.
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Art. 105. Las ofertas indeterminadas contenidas en circulares, catálogos, notas de precios
corrientes, prospectos, o en cualquiera otra especie de anuncios impresos, no son obligatorias
para el que las hace. Dirigidos los anuncios a personas determinadas, llevan siempre la condición
implícita de que al tiempo de la demanda no hayan sido enajenados los efectos ofrecidos, de que
no hayan sufrido alteración en su precio, y de que existan en el domicilio del oferente.
1.3.2. La aceptación.
7 El artículo 1.336 del Código Civil Italiano de 1942 dispone: "La oferta al público, cuando contiene los
extremos esenciales del contrato a cuya conclusión es encaminada, vale como propuesta, salvo que resulte
diversamente de las circunstancias o de los usos."
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En cuanto a los r e q u i s i t o s n e c e s a r i o s p a r a q u e l a a c e p t a c i ó n
f o r m e e l c o n s e n t i m i e n t o , estos son tres:
8 Que la retractación sea tempestiva quiere decir que se da mientras la oferta está vigente y no ha sido
aceptada.
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9 Para la doctrina alemana la propuesta impide la revocación de ésta una vez que ya ha llegado a su
destino en momento oportuno. En esa doctrina hace falta una declaración expresa para eliminar la
obligatoriedad de la oferta reservándose el derecho a revocarla mientras no se acepte o llegue a su
conocimiento esta aceptación y aún puede decidir libremente respecto a la aceptación formulada (ofertas
sin compromiso).
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Art. 98. La propuesta hecha por escrito deberá ser aceptada o desechada dentro de veinticuatro
horas, si la persona a quien se ha dirigido residiere en el mismo lugar que el proponente, o a
vuelta de correo, si estuviere en otro diverso.
Vencidos los plazos indicados, la propuesta se tendrá por no hecha, aun cuando hubiere sido
aceptada.
En caso de aceptación extemporánea, el proponente será obligado, bajo responsabilidad de daños
y perjuicios, a dar pronto aviso de su retractación.
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Como se estima que esta aceptación extemporánea importa una nueva oferta,
este pronto aviso debe darse en los mimos plazos señalados para otorgar la
aceptación. Sin embargo, el "pronto aviso" del proponente en el caso de
aceptación extemporánea sólo es obligatorio cuando la oferta no lleva señalado
plazo por el proponente, por dos razones:
i. Porque la regla general del art. 98 del Código de Comercio trata de las
ofertas que se hacen sin señalamiento de plazo.
ii. Porque existiendo plazo, se indica claramente que la voluntad de contratar no
se mantiene más allá del término, y un nuevo aviso carecería de objeto.
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Art. 22: En todo contrato se entenderán incorporadas las leyes vigentes al tiempo de su celebración.
Exceptúanse de esta disposición:
1º Las leyes concernientes al modo de reclamar en juicio los derechos que resultaren de ellos; y
2º Las que señalan penas para el caso de infracción de lo estipulado en ellos; pues ésta será castigada con
arreglo a la ley bajo la cual se hubiere cometido.
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ser formulada11. Este segundo criterio parece ser más lógico, especialmente por la
tecnología que hoy existe.12
Respecto al contrato entre ausente existen distintas teorías, que son las
siguientes:
11 Todos los contratos pueden celebrarse entre ausentes, salvo que se exija simultáneamente la presencia
de las partes, como el contrato del matrimonio en que deben estar presentes los contrayentes o sus
representantes.
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Art. 101. Dada la contestación, si en ella se aprobare pura y simplemente la propuesta, el contrato queda
en el acto perfeccionado y produce todos sus efectos legales, a no ser que antes de darse la respuesta
ocurra la retractación, muerte o incapacidad legal del proponente.
Art. 104. Residiendo los interesados en distintos lugares, se entenderá celebrado el contrato, para todos
sus efectos legales, en el de la residencia del que hubiere aceptado la propuesta primitiva o la propuesta
modificada.
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c. Te o r í a r e c e p c i ó n y c o n o c i m i e n t o . El consentimiento se forma en el
domicilio del oferente.
El profesor Rafael VALENZUELA dice que rige el principio locus regit actum, por
lo que es importante saber en que lugar nació el acto jurídico para saber que normas se
le van a aplicar.
13 Los llamados en estos apuntes “aspectos importantes de precisar” son considerados también
excepciones a la teoría de la aceptación.
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Paulina Navarrete M. – Maximiliano Astorga B.
1 . 5 . Vi c i o s d e l c o n s e n t i m i e n t o
Art. 1445. Para que una persona se obligue a otra por un acto o declaración de voluntad es necesario :
1º que sea legalmente capaz;
2º que consienta en dicho acto o declaración y su consentimiento no adolezca de vicio;
3º que recaiga sobre un objeto lícito;
4º que tenga una causa lícita.
La capacidad legal de una persona consiste en poderse obligar por sí misma, y sin el ministerio o la
autorización de otra.
Art. 1451. Los vicios de que puede adolecer el consentimiento, son error, fuerza y dolo.
1.5.1. El error
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Teoría general del acto jurídico
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Si se examinan las normas del CC, en particular los arts. 1452 y siguientes,
podemos comprobar que el legislador no dio un concepto de error, sino que en estas
normas se encuentra una clasificación y tratamiento de los distintos tipos de errores.
La doctrina define al error como la ignorancia o el concepto equivocado que se
tiene de la ley, de una cosa, una persona o un hecho. Se puede observar que el concepto
jurídico de error es más amplio que el que se utiliza normalmente, ya que el concepto
jurídico comprende el concepto equivocado y además la ignorancia.
Dentro del error es posible distinguir dos clases o tipos de errores, el error de
derecho y el error de hecho.
El error de derecho no es otra cosa que la ignorancia o el concepto equivocado
que se tiene de la ley.
El error de hecho, en cambio, es la ignorancia o concepto equivocado que se
tiene de una cosa, persona o hecho en general.
El e r r o r d e d e r e c h o es aquel que se tiene sobre la existencia misma de la
ley, sobre la vigencia de la ley, sobre su alcance, o sobre su sentido o inteligencia.
El art. 1452 se refiere a este tipo de error, señalando que el error sobre un punto
de derecho no vicia el consentimiento.
Con esto el legislador quiere decir que las personas no pueden alegar la
ignorancia de la ley para los efectos de excusarse de cumplir con sus obligaciones, ni
tampoco para los efectos de reclamar la nulidad de un acto o contrato. Esta solución es
lógica y guarda relación directa con lo dispuesto en el art. 8 CC que establece una
presunción general de conocimiento de la ley. El art. 1452 le da una aplicación práctica
al art. 8.
Art. 8º. Nadie podrá alegar ignorancia de la ley después que ésta haya entrado en vigencia.
El art. 1452 debe relacionarse también con el art. 706, disposición que en
materia posesoria declara que el error de derecho constituye una presunción de mala fe
que no admite prueba en contrario.
Art. 706. La buena fe es la conciencia de haberse adquirido el dominio de la cosa por medios legítimos,
exentos de fraude y de todo otro vicio.
Así en los títulos translaticios de dominio la buena fe supone la persuasión de haberse recibido la cosa de
quien tenía la facultad de enajenarla, y de no haber habido fraude ni otro vicio en el acto o contrato.
Un justo error en materia de hecho no se opone a la buena fe.
Pero el error en materia de derecho constituye una presunción de mala fe, que no admite prueba en
contrario.
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Art. 2297. Se podrá repetir aun lo que se ha pagado por error de derecho, cuando el pago no tenía por
fundamento ni aun una obligación puramente natural.
Art. 1453. El error de hecho vicia el consentimiento cuando recae sobre la especie de acto o contrato que
se ejecuta o celebra, como si una de las partes entendiese empréstito y la otra donación; o sobre la
identidad de la cosa específica de que se trata, como si en el contrato de venta el vendedor entendiese
vender cierta cosa determinada, y el comprador entendiese comprar otra.
El error esencial o error obstáculo es aquel que recae sobre la naturaleza del acto
o contrato que se ejecuta o celebra o sobre la identidad específica de la cosa de que se
trata. Hay autores, como ALESSANDRI, que también consideran como error esencial
aquel que recae sobre la causa de la obligación, por ejemplo, una persona se obliga a
pagar una indemnización en la falsa creencia de haber ocasionado un daño, o una
persona se compromete a dar una pensión mensual a un niño en la falsa creencia de que
es hijo suyo.
La doctrina estima que en este caso hay algo que obsta la formación del
consentimiento, impidiendo el cruce de voluntades, por esto se denomina error
obstáculo.
Uno de los problemas relativos a esta materia es el de determinar la sanción
aplicable al acto en que incurran las partes. A este respecto la doctrina se encuentra
dividida, en primer lugar está la doctrina que sostiene que el error esencial sería causal
de inexistencia, pues el consentimiento nunca llega a formarse y este es un requisito de
existencia del acto jurídico.
Una segunda postura sostiene que la sanción aplicable en este caso sería la
nulidad absoluta, quienes comparten esta postura sostienen que la inexistencia no es una
sanción reconocida en el CC, y que este sanciona las hipótesis de falta de voluntad con
nulidad absoluta, para lo cual se apoyan en el art. 1682.
Art. 1682. La nulidad producida por un objeto o causa ilícita, y la nulidad producida por la omisión de
algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o contratos en
consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o estado de las personas que los ejecutan o
acuerdan, son nulidades absolutas.
Hay asimismo nulidad absoluta en los actos y contratos de personas absolutamente incapaces.
Cualquiera otra especie de vicio produce nulidad relativa, y da derecho a la rescisión del acto o contrato.
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Esta norma considera en primer término en el inc. i que una causal de nulidad
absoluta es la omisión de requisitos establecido en atención a la naturaleza del acto o
contrato, y en el inc. ii considera que se sancionan también con nulidad absoluta los
actos realizados por personas absolutamente incapaces, personas que el legislador
considera carentes de voluntad y cuyos actos, como se ha dicho, sanciona con nulidad
absoluta, y es en razón de esto que se sostiene que en el caso del error esencial la
sanción también sería la nulidad absoluta, ya que la hipótesis es la misma, cual es la
ausencia de voluntad.
Existe también una tercera postura, que considera que el error esencial al igual
que los demás vicios deben sancionarse con nulidad relativa, esto porque, conforme lo
señala el inc. III del art. 1682, una de las causales de la nulidad relativa es la voluntad
viciada. Esta postura se basa fundamentalmente en un aspecto gramatical de la norma,
interpretando literalmente los arts. 1453, 1454 y 1682, ya que el 1454 expresa que el
error de hecho "vicia asimismo el consentimiento" y se refiere a casos de error
substancial que de acuerdo al art. 1682 está sancionado con la nulidad relativa y el
empleo de la expresión asimismo estaría manifestando que el error esencial del art. 1453
vicia de la misma manera el acto que el error substancial del art. 1454 que trata de la
nulidad relativa.
Además, la presencia del error esencial perjudica sólo el interés privado de los
individuos, por lo tanto no es lógico aplicarle los principios de la nulidad absoluta que
impide la ratificación del acto nulo absolutamente.
Art. 1453. El error de hecho vicia el consentimiento cuando recae sobre la especie de acto o contrato que
se ejecuta o celebra, como si una de las partes entendiese empréstito y la otra donación; o sobre la
identidad de la cosa específica de que se trata, como si en el contrato de venta el vendedor entendiese
vender cierta cosa determinada, y el comprador entendiese comprar otra.
Art. 1454. El error de hecho vicia asimismo el consentimiento cuando la sustancia o calidad esencial del
objeto sobre que versa el acto o contrato, es diversa de lo que se cree; como si por alguna de las partes se
supone que el objeto es una barra de plata, y realmente es una masa de algún otro metal semejante.
El error acerca de otra cualquiera calidad de la cosa no vicia el consentimiento de los que contratan, sino
cuando esa calidad es el principal motivo de una de ellas para contratar, y este motivo ha sido conocido de
la otra parte.
b. Error sustancial
Esta figura se regula en el art. 1454, basándose en este artículo se puede definir
el error sustancial como aquel que recae en la sustancia o calidad esencial sobre la cual
versa el acto o contrato.
Art. 1454. El error de hecho vicia asimismo el consentimiento cuando la sustancia o calidad esencial del
objeto sobre que versa el acto o contrato, es diversa de lo que se cree; como si por alguna de las partes se
supone que el objeto es una barra de plata, y realmente es una masa de algún otro metal semejante.
El error acerca de otra cualquiera calidad de la cosa no vicia el consentimiento de los que contratan, sino
cuando esa calidad es el principal motivo de una de ellas para contratar, y este motivo ha sido conocido de
la otra parte.
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Art. 1454 inc. II. El error acerca de otra cualquiera calidad de la cosa no vicia el consentimiento de los
que contratan, sino cuando esa calidad es el principal motivo de una de ellas para contratar, y este motivo
ha sido conocido de la otra parte.
d. Error en la persona.
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Se refiere a esta clase de error el art. 1455, norma que señala que el error acerca
de la persona no vicia el consentimiento, salvo que la consideración de esa persona sea
la causa principal del contrato, como lo que ocurre por ejemplo en el contrato de
matrimonio.
Art. 1455. El error acerca de la persona con quien se tiene intención de contratar no vicia el
consentimiento, salvo que la consideración de esta persona sea la causa principal del contrato.
Pero en este caso la persona con quien erradamente se ha contratado, tendrá derecho a ser indemnizada de
los perjuicios en que de buena fe haya incurrido por la nulidad del contrato.
Art. 2116. El mandato es un contrato en que una persona confía la gestión de uno o más negocios a otra,
que se hace cargo de ellos por cuenta y riesgo de la primera.
La persona que confiere el encargo se llama comitente o mandante, y la que lo acepta, apoderado,
procurador, y en general, mandatario.
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moral, esto queda entregado al juez, quien determinará las causales que podrán alegarse
para la nulidad del matrimonio de acuerdo al art. 8 n° 2.
Por lo tanto, no sólo se incluye el error en la identidad de la persona, también
cuando recae en la capacidad, estado o condición de la persona.
En cuanto a la sanción en caso de que se incurra en un error en la persona, hay
que decir que por regla general no hay sanción, pero tratándose de contratos intuito
persona la sanción es la nulidad relativa, y una posible indemnización para la persona
con quien erradamente se contrató sin culpa de ella (art. 1455 inc. II).
Art. 1455 inc. II. Pero en este caso la persona con quien erradamente se ha contratado, tendrá derecho a
ser indemnizada de los perjuicios en que de buena fe haya incurrido por la nulidad del contrato.
Los errores irrelevantes no vician la voluntad. Son los casos en que el interesado
habría realizado el acto aun cuando no hubiera padecido de error.
Finalmente hay que decir que basta el error de una parte para que se vicie el
acto, lo cual se desprende del art. 1454.
Art. 1454. El error de hecho vicia asimismo el consentimiento cuando la sustancia o calidad esencial del
objeto sobre que versa el acto o contrato, es diversa de lo que se cree; como si por alguna de las partes se
supone que el objeto es una barra de plata, y realmente es una masa de algún otro metal semejante.
El error acerca de otra cualquiera calidad de la cosa no vicia el consentimiento de los que contratan, sino
cuando esa calidad es el principal motivo de una de ellas para contratar, y este motivo ha sido conocido de
la otra parte.
Salvo el error esencial que importa ausencia total de voluntad, los otros tipos de
error son menos graves, por lo que no obstan al nacimiento del acto, pero si lo vician y
permiten su anulación por lo cual todas esas clases de error se llaman también,
genéticamente error-nulidad.
e. Error común.
Esta figura cumple una función completamente distinta a las anteriores que son
vicios de la voluntad, y por ende causales de nulidad.
El error común es una figura que permite considerar válido a un acto jurídico
aunque este no esté apegado estrictamente a la legalidad.
La doctrina lo define como aquel que es compartido por un número considerable
de personas que permite que un acto sea considerado como válido a pesar de no estar
ajustado a la ley.
Esta figura se expresa en la máxima de que error común constituye derecho.
Esta figura se fundamenta, según la doctrina, en el interés social, porque se
estima que en determinadas situaciones hay conveniencia en fiarse de las apariencias
compartidas por todos o por un grupo de personas.
Los requisitos que deben concurrir para que se constate esta figura son:
i. Debe tratarse de un error compartido por todos o por la mayoría de las personas
de la localidad en que se celebra el acto o contrato (por el entorno).
ii. El error debe ser excusable, lo que implica exigir que el error tenga un justo
motivo. Se dice que un error es excusable cuando cualquier individuo colocado
en la misma situación habría cometido el mismo error.
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iii. Que el error se produzca de buena fe. Esto alude a la necesidad de que el
individuo haya actuado con la convicción de estar obrando conforme a derecho,
aunque no sea así.
En el CC no existe una consagración general de esta figura pero si se encuentran
casos particulares en que el legislador la acepta, como por ejemplo, en materia
sucesoria, el art. 1013 se refiere al caso en que uno de los testigos está afecto a una
inhabilidad, la cual no se manifiesta en su aspecto o comportación; si bien, por regla
general, la falta de una solemnidad trae como consecuencia la nulidad, en este caso, esto
es, a propósito de la inhabilidad de los testigos, se hace referencia al error común en
cuanto no se considera inválido el testamento.
Art. 1013. Si alguna de las causas de inhabilidad expresadas en el artículo precedente no se manifestare
en el aspecto o comportación de un testigo, y se ignorare generalmente en el lugar donde el testamento se
otorga, fundándose la opinión contraria en hechos positivos y públicos, no se invalidará el testamento por
la inhabilidad real del testigo.
Pero la habilidad putativa no podrá servir sino a uno solo de los testigos.
Art. 1014. En Chile, el testamento solemne y abierto debe otorgarse ante competente escribano y tres
testigos, o ante cinco testigos.
Podrá hacer las veces de escribano el juez de letras del territorio jurisdiccional del lugar del otorgamiento:
todo lo dicho en este título acerca del escribano, se entenderá respecto del juez de letras, en su caso.
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Sin embargo, al heredero putativo a quien por decreto judicial o resolución administrativa se haya
otorgado la posesión efectiva, servirá de justo título el decreto o resolución; como al legatario putativo el
correspondiente acto testamentario que haya sido legalmente ejecutado.
Otro ejemplo está en materia de sociedad, tal como se extrae del art. 2058.
Art. 2058. La nulidad del contrato de sociedad no perjudica a las acciones que corresponden a terceros de
buena fe contra todos y cada uno de los asociados por las operaciones de la sociedad, si existiere de
hecho.
Otro ejemplo, por último, se encuentra en el art. 1575 a propósito del pago.
Art. 1575 inc. II. El pago hecho de buena fe a la persona que estaba entonces en posesión del crédito, es
válido, aunque después aparezca que el crédito no le pertenecía.
El legislador no consagró una norma general para invocar el error común, sin
embargo, si permite invocar ese error común en casos particulares ¿podría invocarse el
error común en casos que no están expresamente indicados por el legislador? No existe
una respuesta unánime al respecto, porque el error común va en contra de lo que
establece el ordenamiento jurídico. En opinión del profesor ALESSANDRI si se podría
invocar el error común en casos no contemplados en el CC, ya que se trataría de una
mera aplicación del principio general que señala que el error común constituye derecho.
1.5.2. La fuerza.
La fuerza se encuentra regulada en los arts. 1456 y 1457 CC.
Art. 1456. La fuerza no vicia el consentimiento, sino cuando es capaz de producir una impresión fuerte en
una persona de sano juicio, tomando en cuenta su edad, sexo y condición. Se mira como una fuerza de
este género todo acto que infunde a una persona un justo temor de verse expuesta ella, su consorte o
alguno de sus ascendientes o descendientes a un mal irreparable y grave.
El temor reverencial, esto es, el solo temor de desagradar a las personas a quienes se debe sumisión y
respeto, no basta para viciar el consentimiento.
Art. 1457. Para que la fuerza vicie el consentimiento no es necesario que la ejerza aquel que es
beneficiado por ella; basta que se haya empleado la fuerza por cualquiera persona con el objeto de obtener
el consentimiento.
Al igual que lo que ocurre con el dolo, no hay una definición legal, y la doctrina
normalmente define la fuerza como la presión física o moral ejercida sobre la voluntad
de una persona para determinarla a ejecutar un acto jurídico.
Sobre la base de la definición dada, es posible distinguir entre la fuerza física y
la fuerza moral.
La fuerza física consiste en el empleo de procedimientos materiales de violencia,
como ocurre por ejemplo si una persona toma la mano de otra y firma. Si bien la fuerza
física cabe dentro de el concepto genérico de fuerza, ocurre que en este caso no existe
en estricto rigor un vicio de la voluntad, porque en realidad no hay voluntad, se trata de
un caso de ausencia de la voluntad, puesto que la fuerza física reduce a la víctima a un
estado puramente pasivo, por lo tanto, no habría ni consentimiento ni voluntad, sino una
falsa apariencia de ellos. De ahí que cuando se hable de fuerza como vicio del
consentimiento debe entenderse la fuerza moral.
La fuerza moral consiste en amenazas o intimidaciones que pueden ser hechas
tanto a la integridad física como síquica de la persona. La doctrina habla de la fuerza
moral como la presión sicológica que se ejerce sobre la voluntad de una persona a fin de
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Paulina Navarrete M. – Maximiliano Astorga B.
que esta celebre un determinado acto jurídico, se dice también que corresponde a las
amenazas dirigidas contra un individuo para hacer que nazca en su espíritu un temor
insuperable.
La fuerza vicio debe provenir necesariamente de una acción humana, no es
fuerza vicio por ejemplo, vender una cosa porque no se tiene que comer, en este caso se
trata de un estado de necesidad, como también lo son las circunstancias sociales,
políticas y económicas. El estado de necesidad no puede invocarse como vicio para la
nulidad del contrato como se verá más adelante.
Los r e q u i s i t o s d e l a f u e r z a p a r a q u e v i c i e e l c o n s e n t i m i e n t o , son:
a. Q u e l a f u e r z a s e a g r a v e . Esto implica que la fuerza debe tener una
intensidad importante, y el legislador entiende que la fuerza cumple con este
requisito “cuando es capaz de producir una impresión fuerte en personas de sano
juicio, tomando en cuenta su edad, sexo y condición” 15. El criterio que utiliza el
legislador es subjetivo, en el sentido que atiende a las condiciones particulares
del sujeto en quien se ejerce la fuerza.
Como se exige que cause una impresión fuerte a una persona que está en su sano
juicio se entiende que la amenaza debe ser verosímil, es decir, que ofrezca
posibilidades de realizarse.
La gravedad es el elemento fundamental y cuantitativo (el que finalmente decide
a la persona a celebrar el contrato).
Art. 1456 inc. i. La fuerza no vicia el consentimiento, sino cuando es capaz de producir una
impresión fuerte en una persona de sano juicio, tomando en cuenta su edad, sexo y condición. Se
mira como una fuerza de este género todo acto que infunde a una persona un justo temor de
verse expuesta ella, su consorte o alguno de sus ascendientes o descendientes a un mal
irreparable y grave.
El art. 1456 señala que “se mira como fuerza de este género todo acto que
infunde a una persona un justo temor de verse expuesta ella, su consorte o
alguno de sus ascendientes o descendientes a un mal irreparable y grave”, lo que
corresponde a una presunción de fuerza grave, es decir, concurriendo estas
amenazas se habla de fuerza grave. El legislador presume que estas amenazas
producen una impresión fuerte.
El mal irreparable y grave puede recaer sobre la persona o también en los bienes
o en otras personas que no están mencionadas en el art. 1456 (por ejemplo: una
novia) ya que las personas mencionadas por el art. 1456 tienen por objeto
establecer una presunción, en esos casos de que la fuerza ha infundido temor a la
persona, atendidos su edad, sexo o condición. Pero ello no obsta para que haya
otros casos, en los cuales quien alega el vicio de fuerza será el que debe probar
que el constreñimiento le produjo una impresión fuerte. En las mencionadas en
el art.1456 basta probar que se amenazó en forma verosímil al contratante.
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Art. 1457. Para que la fuerza vicie el consentimiento no es necesario que la ejerza aquel que es
beneficiado por ella; basta que se haya empleado la fuerza por cualquiera persona con el objeto de obtener
el consentimiento.
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Art. 1545. Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes, y no puede ser invalidado
sino por su consentimiento mutuo o por causas legales.
Art. 24. En los casos a que no pudieren aplicarse las reglas de interpretación precedentes, se
interpretarán los pasajes obscuros o contradictorios del modo que más conforme parezca al espíritu
general de la legislación y a la equidad natural.
Art. 170. Las sentencias definitivas de primera o de única instancia y las de segunda que modifiquen o
revoquen en su parte dispositiva las de otros tribunales, contendrán:
5° La enunciación de las leyes, y en su defecto de los principios de equidad, con arreglo a los cuales se
pronuncia el fallo; y
ALESSANDRI no cree que sea un caso de laguna legal, en cuanto los estados de
necesidad se dan por supuestos en algunos contratos rescindibles por lesión, por lo
tanto, esa es la solución legal, ya que es partidario de la ampliación del campo de la
lesión, en vistas a que nuestro legislador civil sólo la formuló para casos determinados y
taxativos.
1.5.4. El dolo.
El art. 44 inc. final contiene un concepto de dolo, señalando que es la intención
positiva de inferir injuria a la persona o propiedad de otro.
Art. 44 inc. final. El dolo consiste en la intención positiva de inferir injuria a la persona o propiedad de
otro.
Lo primero que hay que señalar es que el dolo es una figura que no solamente
interesa dentro de las bases de celebración de actos y contratos, ya que se trata de una
institución que se interesa en distintos ámbitos del derecho civil, ámbitos que según la
doctrina son principalmente tres:
a. En primer término el dolo actúa en la fase de celebración de actos y contratos,
fase en la cual actúa como un vicio de la voluntad o consentimiento, y por ende
como causal de nulidad del acto.
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Art. 1558. Si no se puede imputar dolo al deudor, sólo es responsable de los perjuicios que se
previeron o pudieron preverse al tiempo del contrato; pero si hay dolo, es responsable de todos
los perjuicios que fueron una consecuencia inmediata o directa de no haberse cumplido la
obligación o de haberse demorado su cumplimiento.
La mora producida por fuerza mayor o caso fortuito no da lugar a indemnización de
perjuicios.
Las estipulaciones de los contratantes podrán modificar estas reglas.
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Art. 2284. Las obligaciones que se contraen sin convención, nacen o de la ley, o del hecho
voluntario de una de las partes. Las que nacen de la ley se expresan en ella.
Si el hecho de que nacen es lícito, constituye un cuasicontrato.
Si el hecho es ilícito, y cometido con intención de dañar, constituye un delito.
Si el hecho es culpable, pero cometido sin intención de dañar, constituye un cuasidelito.
En este título se trata solamente de los cuasicontratos.
Los delitos civiles al igual que los cuasi delitos civiles constituyen fuente de
responsabilidad civil, porque quienes los comenten están obligados a indemnizar
los perjuicios resultantes de ellos, así lo indica el art. 2314 que señala que el que
ha cometido un delito o cuasi delito que ha inferido daño a otro, es obligado a la
indemnización.
Art. 2314. El que ha cometido un delito o cuasidelito que ha inferido daño a otro, es obligado a
la indemnización; sin perjuicio de la pena que le impongan las leyes por el delito o cuasidelito.
a. Una primera clasificación distingue entre dolo bueno y dolo malo. El dolo bueno
corresponde a halagos, exageraciones, lisonjas en que incurren las partes con el
objeto de influenciar a su contraparte; se denomina dolo bueno porque no se
realiza con la intención de engañar, esta figura no vicia el consentimiento.
Incurren en dolo positivo algunos vendedores y actores jurídicos, y hay un grado
en que la ley lo permite.
El dolo malo es el dolo vicio, aquel que no se limita a exagerar las ventajas del
objeto, sino que se realiza con la intención positiva de engañar, de inferir injuria
a la persona o propiedad de otro.
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b. Otra clasificación distingue entre dolo positivo y dolo negativo. El dolo positivo
o por acción es aquel que supone la realización de un hecho por parte del sujeto
que lo emplea.
El dolo negativo o por omisión es aquel que consiste en una abstención. Es
importante señalar que para que el silencio pueda considerarse como doloso, es
menester que el sujeto que haya estado obligado por ley, por la costumbre, o por
las circunstancias del caso ha hacer una declaración, y es menester también que
haya seguido un perjuicio para la otra parte, perjuicio que para estos efectos se
traduce en haber celebrado un acto que de no haber existido el silencio la
persona no habría celebrado, o bien celebrarlo en condiciones distintas a
aquellas en que se habría celebrado si la persona hubiese hablado. Un ejemplo
del dolo por omisión son los vicios redhibitorios u ocultos.
c. Una tercera clasificación distingue entre dolo principal y dolo incidental. Dolo
principal es aquel de tal naturaleza que determina a una persona a celebrar un
acto o contrato que de no haber mediado este la persona no habría celebrado. Por
lo tanto, dolo principal es aquel que ha sido determinante para contratar.
Dolo incidental es aquel que no determina la celebración misma del acto
jurídico, pero si lleva a concluirlo en condiciones distintas a las que se hubiese
celebrado de no mediar este dolo. Es decir, se celebra de todas formas el
contrato, pero en condiciones menos favorables a si no hubiera concurrido el
dolo.
Respecto a los r e q u i s i t o s q u e d e b e t e n e r e l d o l o p a r a v i c i e e l
c o n s e n t i m i e n t o , basándose en el art. 1458 inc. I es que se puede afirmar que debe
reunir copulativamente los siguientes requisitos:
a. Que sea obra de parte.
b. Que sea principal, esto es, que aparezca claramente que sin él no se habría
contratado.
Art. 1458. El dolo no vicia el consentimiento sino cuando es obra de una de las partes, y cuando además
aparece claramente que sin él no hubieran contratado.
En los demás casos el dolo da lugar solamente a la acción de perjuicios contra la persona o personas que
lo han fraguado o que se han aprovechado de él; contra las primeras por el total valor de los perjuicios, y
contra las segundas hasta concurrencia del provecho que han reportado del dolo.
¿Qué ocurre con el dolo en actos jurídicos unilaterales? Es lógico que el art.
1458 se refiera a actos jurídicos bilaterales, ya que se ubica dentro de la teoría general
del contrato. La doctrina a partir de distintas disposiciones del CC llega a la conclusión
de que tratándose de actos jurídicos unilaterales, para que el dolo vicie la voluntad basta
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con que haya sido principal, esto es, determinante para celebrar el acto, siendo
irrelevante en este caso quien haya sido el autor de la maquinación. La doctrina extrae
esto de distintas normas, como son:
a. El art. 968 nº 4 que admite el dolo en el testamento.
Art. 1782. Podrá la mujer renunciar mientras no haya entrado en su poder ninguna parte del
haber social a título de gananciales.
Hecha una vez la renuncia no podrá rescindirse, a menos de probarse que la mujer o sus
herederos han sido inducidos a renunciar por engaño o por un justificable error acerca del
verdadero estado de los negocios sociales.
Esta acción rescisoria prescribirá en cuatro años, contados desde la disolución de la sociedad.
Art. 1459. El dolo no se presume sino en los casos especialmente previstos por la ley. En los demás debe
probarse.
Art. 707. La buena fe se presume, excepto en los casos en que la ley establece la presunción contraria.
En todos los otros la mala fe deberá probarse.
El dolo puede probarse por cualquiera de los medios de prueba que franquea la
ley.
Conforme al art. 1459 el dolo se prueba salvo en aquellos casos en que la ley lo
presume, lo que sería una excepción al art. 707. La presunción implica probar los
hechos de los cuales se deduce dicha presunción.
Excepcionalmente el dolo se presume:
a. El art. 706 dice que el error de derecho constituye una presunción de mala fe que
no admite prueba en contrario.
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Art. 706. La buena fe es la conciencia de haberse adquirido el dominio de la cosa por medios
legítimos, exentos de fraude y de todo otro vicio.
Así en los títulos translaticios de dominio la buena fe supone la persuasión de haberse recibido la
cosa de quien tenía la facultad de enajenarla, y de no haber habido fraude ni otro vicio en el acto
o contrato.
Un justo error en materia de hecho no se opone a la buena fe.
Pero el error en materia de derecho constituye una presunción de mala fe, que no admite prueba
en contrario.
c. Otro caso es el art. 1301 a propósito del albaceazgo, ya que este artículo prohíbe
al albacea llevar a efecto las disposiciones del testamento que sean contrarias a
la ley, acusándosele en este caso de dolo.
Art. 1301. Se prohíbe a el albacea llevar a efecto ninguna disposición del testador en lo que fuere
contraria a las leyes, so pena de nulidad, y de considerársele culpable de dolo.
Art. 1465. El pacto de no pedir más en razón de una cuenta aprobada, no vale en cuanto al dolo contenido
en ella, si no se ha condonado expresamente. La condonación del dolo futuro no vale.
1.5.5. La lesión.
La lesión se analiza con el objeto de establecer cual es la naturaleza de esta
figura, y si se puede considerar o no como vicio de la voluntad o del consentimiento. Lo
que surge principalmente porque en otros ordenamientos jurídicos se le ha considerado
como un vicio subjetivo de la voluntad.
La doctrina define normalmente a la lesión como el perjuicio pecuniario que
sufre una de las partes contratantes al celebrar un contrato oneroso conmutativo
derivado de la desproporción de las prestaciones recíprocas, recibiendo de la otra un
valor inferior al de la prestación que suministra.
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Teoría general del acto jurídico
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Dada la definición se hace necesaria una explicación previa en cuanto a que son
los contratos onerosos conmutativos, explicación que se basa en los arts. 1440 y 1441.
Art. 1440. El contrato es gratuito o de beneficencia cuando sólo tiene por objeto la utilidad de una de las
partes, sufriendo la otra el gravamen; y oneroso, cuando tiene por objeto la utilidad de ambos
contratantes, gravándose cada uno a beneficio del otro.
Art. 1441. El contrato oneroso es conmutativo, cuando cada una de las partes se obliga a dar o hacer una
cosa que se mira como equivalente a lo que la otra parte debe dar o hacer a su vez; y si el equivalente
consiste en una contingencia incierta de ganancia o pérdida, se llama aleatorio.
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aplicación general, por lo que sería errado sostener que el legislador exige como
requisito de los contratos la igualdad de las prestaciones.
En tercer término hay que señalar que la lesión se sanciona sólo cuando es
enorme, esto es, cuando la desproporción alcanza cierta magnitud definida por el
legislador.
Aquí se demuestra la clara preferencia del legislador a proteger los bienes raíces.
El art. 1889 señala cuando se entiende haber lesión enorme, señalando que en
caso del vendedor, este sufre lesión enorme cuando el dinero que recibe es
menor a la mitad del justo precio; y en caso del comprador, este sufre lesión
enorme cuando el justo precio de la cosa que compra es inferior a la mitad del
precio que paga por ella.
Art. 1889. El vendedor sufre lesión enorme, cuando el precio que recibe es inferior a la mitad del
justo precio de la cosa que vende; y el comprador a su vez sufre lesión enorme, cuando el justo
precio de la cosa que compra es inferior a la mitad del precio que paga por ella.
El justo precio se refiere al tiempo del contrato.
Art. 1890. El comprador contra quien se pronuncia la rescisión, podrá a su arbitrio consentir en
ella, o completar el justo precio con deducción de una décima parte; y el vendedor en el mismo
caso, podrá a su arbitrio consentir en la rescisión, o restituir el exceso del precio recibido sobre el
justo precio aumentado en una décima parte.
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No se deberán intereses o frutos sino desde la fecha de la demanda, ni podrá pedirse cosa alguna
en razón de las expensas que haya ocasionado el contrato.
La nulidad en este caso es especial, porque la ley permite que se purgue (sanee)
la lesión, de ahí que la acción rescisoria de la lesión es de una naturaleza especial
y la Corte de Apelaciones de Santiago ha declarado que, por ello, no se rige por
los arts. 1682 y siguientes del título XX del libro IV, sino por las disposiciones
del párrafo 13 del título XXIII del libro IV, porque no nace de ningún vicio
proveniente de la incapacidad de los contratantes, de error o de dolo. Lo
particular, como se ha señalado, es que el legislador en esta norma permite que
declarada la nulidad, la parte en contra de la cual se pronunció la resolución,
enerve dicha resolución completando o restituyendo el precio recibido, y el
legislador aumenta una décima parte lo que se debe completar o restituir porque
lo considera una ganancia legítima.
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La rescisión por causa de lesión se concede al que ha sido perjudicado en más de la mitad de su
cuota.
e. Otro caso se encuentra en materia de mutuo, aquí hay que tener presente el art.
2206 CC y los arts. 6 y 8 de la ley 18.010 sobre operaciones de crédito de dinero.
Art. 2206. El interés convencional no tiene más límites que los que fueren designados por ley
especial; salvo que, no limitándolo la ley, exceda en una mitad al que se probare haber sido
interés corriente al tiempo de la convención, en cuyo caso será reducido por el juez a dicho
interés corriente.
Art. 7. En caso que en una licitación de dinero hecha por el Banco Central de Chile a la que
hayan tenido acceso todas las empresas bancarias y sociedades financieras, resultare el pago de
una tasa de interés promedio superior a la máxima vigente para la respectiva operación, el Banco
Central pondrá esta situación en conocimiento de la Superintendencia de Bancos e Instituciones
Financieras. Este organismo procederá a determinar para las operaciones respectivas dicha tasa
como interés corriente. La modificación de tasa se publicará en el Diario Oficial y regirá desde el
día en que se efectuó la licitación y por lo que falte del período de vigencia de la tasa
modificada. No podrá hacerse más de una variación por este concepto respecto de una tasa
determinada durante un mismo período.
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f. Otro caso son las anticresis, cuyo concepto se encuentra en el art. 2435 que
señala que es un contrato en que se le entrega al acreedor una cosa raíz para que
se pague con sus frutos.
Art. 2435. La anticresis es un contrato por el que se entrega al acreedor una cosa raíz para que se
pague con sus frutos.
De acuerdo al inc. 2º del art. 2443 los intereses que se estipularen estarán sujetos
en el caso de lesión enorme a la misma reducción que en el caso del mutuo.
Art. 2443. Las partes podrán estipular que los frutos se compensen con los intereses, en su
totalidad, o hasta concurrencia de valores.
Los intereses que estipularen estarán sujetos en el caso de lesión enorme a la misma reducción
que en el caso de mutuo.
g. Por último, se encuentra el caso de la cláusula penal, que según el art. 1535 es
aquella en que una persona para asegurar el cumplimiento de la obligación se
somete a una pena en caso de incumplimiento.
Art. 1535. La cláusula penal es aquella en que una persona, para asegurar el cumplimiento de
una obligación, se sujeta a una pena, que consiste en dar o hacer algo en caso de no ejecutar o de
retardar la obligación principal.
El art. 1544 señala que se puede pedir la rebaja de la pena en todo lo que exceda
el doble del valor principal.
Art. 1544. Cuando por el pacto principal una de las partes se obligó a pagar una cantidad
determinada, como equivalente a lo que por la otra parte debe prestarse, y la pena consiste
asimismo en el pago de una cantidad determinada, podrá pedirse que se rebaje de la segunda
todo lo que exceda al duplo de la primera, incluyéndose ésta en él.
La disposición anterior no se aplica al mutuo ni a las obligaciones de valor inapreciable o
indeterminado.
En el primero se podrá rebajar la pena en lo que exceda al máximum del interés que es permitido
estipular.
En las segundas se deja a la prudencia del juez moderarla, cuando atendidas las circunstancias
pareciere enorme.
2. La capacidad.
En términos generales, la capacidad es la aptitud legal de las personas para
adquirir derechos, ejercerlos por si mismos, y para contraer obligaciones. De este
concepto general de capacidad es posible extraer dos tipos o clases de capacidad, la
capacidad de goce y la capacidad de ejercicio.
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Art. 77. Los derechos que se deferirían a la criatura que está en el vientre materno, si hubiese nacido y
viviese, estarán suspensos hasta que el nacimiento se efectúe. Y si el nacimiento constituye un principio
de existencia, entrará el recién nacido en el goce de dichos derechos, como si hubiese existido al tiempo
en que se defirieron. En el caso del artículo 74, inciso 2º, pasarán estos derechos a otras personas, como si
la criatura no hubiese jamás existido.
Art. 963. Son incapaces de toda herencia o legado las cofradías, gremios, o establecimientos cualesquiera
que no sean personas jurídicas.
Pero si la asignación tuviere por objeto la fundación de una nueva corporación o establecimiento, podrá
solicitarse la aprobación legal, y obtenida ésta, valdrá la asignación.
Art. 964. Es incapaz de suceder a otra persona como heredero o legatario, el que antes de deferírsele la
herencia o legado hubiere sido condenado judicialmente por el crimen de dañado ayuntamiento con dicha
persona y no hubiere contraído con ella un matrimonio que produzca efectos civiles.
Lo mismo se extiende a la persona que antes de deferírsele la herencia o legado hubiere sido acusada de
dicho crimen, si se siguiere condenación judicial.
Art. 965. Por testamento otorgado durante la última enfermedad, no puede recibir herencia o legado
alguno, ni aun como albacea fiduciario, el eclesiástico que hubiere confesado al difunto durante la misma
enfermedad, o habitualmente en los dos últimos años anteriores al testamento; ni la orden, convento, o
cofradía de que sea miembro el eclesiástico; ni sus deudos por consanguinidad o afinidad hasta el tercer
grado inclusive.
Pero esta incapacidad no comprenderá a la iglesia parroquial del testador, ni recaerá sobre la porción de
bienes que el dicho eclesiástico o sus deudos habrían heredado abintestato, si no hubiese habido
testamento.
Además hay derechos cuyo goce no adquiere la persona hasta una determinada
edad, como el derecho testar, ya que es inhábil para testar el impúber.
16 En nuestro Código el artículo 95, derogado por la Ley 7.612, disponía que "termina también la
personalidad relativamente a los derecho de propiedad, por la muerte civil, que es la profesión solemne,
ejecutada conforme a las leyes, en instituto monástico, reconocido por la Iglesia Católica" confundiendo
la personalidad con la capacidad de goce. La figura de la muerte civil existió en nuestro país hasta 1943.
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Art. 1445 inc. II. La capacidad legal de una persona consiste en poderse obligar por sí misma, y sin el
ministerio o la autorización de otra.
Art. 1445 inc. i. Para que una persona se obligue a otra por un acto o declaración de voluntad es
necesario:
1º que sea legalmente capaz;
2º que consienta en dicho acto o declaración y su consentimiento no adolezca de vicio;
3º que recaiga sobre un objeto lícito;
4º que tenga una causa lícita.
Art. 1446. Toda persona es legalmente capaz, excepto aquellas que la ley declara incapaces.
Las regla que se estudian son las reglas generales aplicadas a actos y contratos,
pero es importante destacar que además es posible encontrar en determinadas materias
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Teoría general del acto jurídico
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Como comentario general a todas las normas especiales, se puede decir que estas
son en general reglas que amplían la capacidad. Esta diferencia de criterios se justifica
por distintas razones dependiendo de la materia, por ejemplo, en materia de testamento
se justifica una regla diferente porque de lo contrario muchas personas podrían quedar
sin testar.
2.3. Incapacidades.
Basándose en el art. 1447 CC se puede decir en primer lugar que hay dos grandes
clases de incapacidades, las incapacidades generales y las incapacidades especiales.
Art. 1447. Son absolutamente incapaces los dementes, los impúberes y los sordos o sordomudos que no
pueden darse a entender claramente.
Sus actos no producen ni aun obligaciones naturales, y no admiten caución.
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Son también incapaces los menores adultos y los disipadores que se hallen bajo interdicción de
administrar lo suyo. Pero la incapacidad de las personas a que se refiere este inciso no es absoluta, y sus
actos pueden tener valor en ciertas circunstancias y bajo ciertos respectos, determinados por las leyes.
Además de estas incapacidades hay otras particulares que consisten en la prohibición que la ley ha
impuesto a ciertas personas para ejecutar ciertos actos.
Las incapacidades generales son aquellas que dicen relación con la celebración
de cualquier acto jurídico, en cambio, las incapacidades espaciales sólo dicen relación
con ciertos y determinados actos jurídicos, a estás últimas se refiere l art. 1447 inc.
final.
a. Incapaces absolutos.
Se refiere a ellos el legislador en el art. 1447 inc. I y II.
Los incapaces absolutos son personas que para el legislador son carentes de
voluntad, es decir, no tienen voluntad, y estos son los dementes, los impúberes y los
sordos o sordomudos que no puedan darse a entender claramente.
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iii. S o r d o o s o r d o m u d o q u e n o s e d a a e n t e n d e r c l a r a m e n t e . La
redacción que tiene en la actualidad la norma es fruto de la Ley 19.904 del año
2003, ya que hasta antes de esta ley la norma consideraba como incapaces a los
sordo o sordomudos que no podían darse a entender por escrito, por lo tanto,
después de la mencionada ley se amplío la capacidad de los sordos y
sordomudos en Chile.
Art. 1447 inc. II. Sus actos no producen ni aun obligaciones naturales, y no admiten caución.
Art. 46. Caución significa generalmente cualquiera obligación que se contrae para la seguridad de otra
obligación propia o ajena. Son especies de caución la fianza, la hipoteca y la prenda.
Aplicando los dispuesto en el art. 1682 inc. II es que se puede afirmar que la
sanción de los actos celebrados por los absolutamente incapaces es la nulidad absoluta
(negando la inexistencia como sanción según esta norma)18.
Art. 1682. La nulidad producida por un objeto o causa ilícita, y la nulidad producida por la omisión de
algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o contratos en
consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o estado de las personas que los ejecutan o
acuerdan, son nulidades absolutas.
Hay asimismo nulidad absoluta en los actos y contratos de personas absolutamente incapaces.
Cualquiera otra especie de vicio produce nulidad relativa, y da derecho a la rescisión del acto o contrato.
b. Incapaces relativos.
Se refiere a los incapaces relativos el art. 1447 inc. III.
17 Las obligaciones naturales son obligaciones imperfectas porque no dan acción para reclamarlas, sólo
excepción para retenerlas, y se encuentran en los art. 1470 y siguientes.
18 Para quienes no niegan la inexistencia como sanción, los actos celebrados por los absolutamente
incapaces son inexistentes por falta de voluntad
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Teoría general del acto jurídico
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Art 1447 inc. III. Son también incapaces los menores adultos y los disipadores que se hallen bajo
interdicción de administrar lo suyo. Pero la incapacidad de las personas a que se refiere este inciso no es
absoluta, y sus actos pueden tener valor en ciertas circunstancias y bajo ciertos respectos, determinados
por las leyes.
Los incapaces relativos son personas que para el legislador tienen voluntad, pero
es una voluntad imperfecta, y es esta imperfección la que hace necesario que estas
personas actúen representadas por un representante legal.
Son incapaces relativos para el legislador los menores adultos y los disipadores
interdictos. Es interesante destacar que hasta antes de la Ley 18.802 de 1989, el
legislador contemplaba a un tercer incapaz relativo que eran las mujeres casadas bajo
régimen de sociedad conyugal.
Hay que destacar que si bien es cierto estos sujetos son considerados por el
derecho como incapaces relativos, es posible comprobar que existen una serie de
materias en las cuales el legislador les ha reconocido capacidad. Así, al menor
adulto se le considera capaz para:
Art. 251. El hijo se mirará como mayor de edad para la administración y goce de su peculio
profesional o industrial, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 254.
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Art. 2128. Si se constituye mandatario a un menor adulto, los actos ejecutados por el
mandatario serán válidos respecto de terceros en cuanto obliguen a éstos y al mandante; pero
las obligaciones del mandatario para con el mandante y terceros no podrán tener efecto sino
según las reglas relativas a los menores.
Art. 443. El juicio de interdicción podrá ser provocado por el cónyuge no separado judicialmente
del supuesto disipador, por cualquiera de sus consanguíneos hasta en el cuarto grado, y por el
defensor público.
Art. 444. Si el supuesto disipador fuere extranjero, podrá también ser provocado el juicio por el
competente funcionario diplomático o consular.
Art. 445. La disipación deberá probarse por hechos repetidos de dilapidación que manifiesten
una falta total de prudencia.
El juego habitual en que se arriesguen porciones considerables del patrimonio, donaciones
cuantiosas sin causa adecuada, gastos ruinosos, autorizan la interdicción.
Art. 446. Mientras se decide la causa, podrá el juez, a virtud de los informes verbales de los
parientes o de otras personas, y oídas las explicaciones del supuesto disipador, decretar la
interdicción provisoria.
El art. 447 establece que deben cumplirse ciertas formalidades por vía de
publicidad con respecto a este decreto. Las formalidades por vía de publicidad
son aquellas que tienen por objeto dar a conocer a terceros una determinada
situación jurídica, con el objeto de proteger los derechos de esos terceros. Este
artículo señala que los decretos de interdicción provisoria o definitiva deberán
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Teoría general del acto jurídico
Paulina Navarrete M. – Maximiliano Astorga B.
La doctrina tiende a afirmar que para que el decreto produzca plenos efectos,
para que sea oponible a terceros, es menester que se cumplan las formalidades
por vía de publicidad, porque de lo contrario se dejaría a los terceros en una
situación de indefensión.
La incapacidad que afecta a los disipadores dice relación con la celebración de
actos de tipo patrimonial, es así como se les considera plenamente capaces para
celebrar actos del ámbito del derecho de familia, como contraer matrimonio,
testar, reconocer hijos, etc.
La circunstancia de que estas personas sean consideradas por el legislador como
incapaces, no implica que estén inhabilitadas para actuar en la vida del derecho,
pero para que sus actos tengan valor es menester que cumplan con ciertas
formalidades que se denominan formalidades habilitantes, esto por cuanto los
habilitan para actuar en la vida del derecho. Normalmente las formalidades
habilitantes son la representación o la autorización de los representantes legales,
lo que difiere a la situación de los incapaces absolutos que sólo pueden actuar
representados, y esto es así porque el legislador considera que la voluntad de los
incapaces relativos es imperfecta, pero tienen voluntad.
La diferencia mencionada está reconocida en el art. 1447 inc. iii que refiriéndose
al valor que pueden tener los actos de los incapaces relativos señala que sus
actos pueden tener valor en ciertas circunstancias y bajo ciertos respectos.
Existen ciertos actos respecto de los cuales el legislador exige formalidades
habilitantes adicionales, es lo que ocurre por ejemplo en el caso de que se quiera
proceder a la venta de un bien raíz de una persona incapaz, hipótesis a la que se
refiere el legislador y respecto de la cual exige autorización judicial y venta en
pública subasta (art. 393 y 394).
Art. 393. No será lícito al tutor o curador, sin previo decreto judicial, enajenar los bienes raíces
del pupilo, ni gravarlos con hipoteca, censo o servidumbre, ni enajenar o empeñar los muebles
preciosos o que tengan valor de afección; ni podrá el juez autorizar esos actos, sino por causa de
utilidad o necesidad manifiesta.
Art. 394. La venta de cualquiera parte de los bienes del pupilo enumerados en los artículos
anteriores, se haráen pública subasta.
En cuanto a la s a n c i ó n d e l o s a c t o s r e a l i z a d o s p o r l o s i n c a p a c e s
r e l a t i v o s s i n c u m p l i r c o n l a s f o r m a l i d a d e s h a b i l i t a n t e s , por aplicación
de los dispuesto en el art. 1682 inc. III se llega a la conclusión de que la sanción en este
caso es la nulidad relativa.
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Teoría general del acto jurídico
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Art. 1682 inc. III. Cualquiera otra especie de vicio produce nulidad relativa, y da derecho a la rescisión del
acto o contrato.
Pese a que el art. 1447 no lo señala expresamente, se debe afirmar que los actos
realizados por los incapaces relativos pueden ser caucionados por terceros, porque al
menos respecto de los menores adultos sus actos producen obligaciones naturales (art.
1470 nº 1).
Art. 1470. Las obligaciones son civiles o meramente naturales.
Civiles son aquellas que dan derecho para exigir su cumplimiento.
Naturales las que no confieren derecho para exigir su cumplimiento, pero que cumplidas, autorizan para
retener lo que se ha dado o pagado en razón de ellas.
Tales son:
1º Las contraídas por personas que teniendo suficiente juicio y discernimiento, son, sin embargo,
incapaces de obligarse según las leyes, como los menores adultos;
En caso del disipador interdicto, hasta antes de la ley 18.802, se consideraba que
el art. 1470 era ejemplar, pero hoy se considera que afecta únicamente al menor adulto.
El relativamente incapaz puede actuar autorizado por su representante legal o
representado por este. En cambio, el absolutamente incapaz sólo puede actuar
representado.
De acuerdo al art. 43 son representantes legales de una persona el padre o la
madre legítimos, el adoptante y su tutor o curador.
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Teoría general del acto jurídico
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b. Otro ejemplo está en el art. 412, que es una norma que prohíbe la celebración de
contratos entre tutor o curador y su pupilo.
Art. 412. Por regla general, ningún acto o contrato en que directa o indirectamente tenga interés
el tutor o curador, o su cónyuge, o cualquiera de sus ascendientes o descendientes, o de sus
hermanos, o de sus consanguíneos o afines hasta el cuarto grado inclusive, o alguno de sus
socios de comercio, podrá ejecutarse o celebrarse sino con autorización de los otros tutores o
curadores generales, que no estén implicados de la misma manera, o por el juez en subsidio.
Pero ni aun de este modo podrá el tutor o curador comprar bienes raíces del pupilo, o tomarlos
en arriendo; y se extiende esta prohibición a su cónyuge, y a sus ascendientes o descendientes.
c. Otro ejemplo se encuentra en los arts. 1797 y 1798 que señalan que El empleado
público no puede comprar los bienes públicos o particulares que se vendan por
su ministerio; y los jueces, abogados, procuradores o escribanos los bienes en
cuyo litigio han intervenido, y que se vendan a consecuencia del litigio; aunque
la venta se haga en pública subasta.
Art. 1797. Se prohíbe a los administradores de establecimientos públicos vender parte alguna de
los bienes que administran, y cuya enajenación no está comprendida en sus facultades
administrativas ordinarias; salvo el caso de expresa autorización de la autoridad competente.
Art. 1798. Al empleado público se prohíbe comprar los bienes públicos o particulares que se
vendan por su ministerio; y a los jueces, abogados, procuradores o escribanos los bienes en cuyo
litigio han intervenido, y que se vendan a consecuencia del litigio; aunque la venta se haga en
pública subasta.
Art. 2144. No podrá el mandatario por sí ni por interpuesta persona, comprar las cosas que el
mandante le ha ordenado vender, ni vender de lo suyo al mandante lo que éste le ha ordenado
comprar, si no fuere con aprobación expresa del mandante.
Art. 2145. Encargado de tomar dinero prestado, podrá prestarlo él mismo al interés designado
por el mandante, o a falta de esta designación, al interés corriente; pero facultado para colocar
dinero a interés, no podrá tomarlo prestado para sí sin aprobación del mandante.
Respecto a la s a n c i ó n p o r l a i n f r a c c i ó n d e u n a i n c a p a c i d a d
p a r t i c u l a r , ésta dependerá de la naturaleza de la norma que contenga la incapacidad.
A pesar de la definición, no todas las normas son prohibiciones, una norma puede ser
prohibitiva, como el art. 412 inc. II, o bien puede ser imperativa como el art. 412 inc. i.
Art. 412. Por regla general, ningún acto o contrato en que directa o indirectamente tenga interés el tutor o
curador, o su cónyuge, o cualquiera de sus ascendientes o descendientes, o de sus hermanos, o de sus
consanguíneos o afines hasta el cuarto grado inclusive, o alguno de sus socios de comercio, podrá
ejecutarse o celebrarse sino con autorización de los otros tutores o curadores generales, que no estén
implicados de la misma manera, o por el juez en subsidio.
Pero ni aun de este modo podrá el tutor o curador comprar bienes raíces del pupilo, o tomarlos en
arriendo; y se extiende esta prohibición a su cónyuge, y a sus ascendientes o descendientes.
Art. 1466. Hay asimismo objeto ilícito en las deudas contraídas en juego de azar, en la venta de libros
cuya circulación es prohibida por autoridad competente, de láminas, pinturas y estatuas obscenas, y de
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Teoría general del acto jurídico
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Art. 1682. La nulidad producida por un objeto o causa ilícita, y la nulidad producida por la omisión de
algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o contratos en
consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o estado de las personas que los ejecutan o
acuerdan, son nulidades absolutas.
Hay asimismo nulidad absoluta en los actos y contratos de personas absolutamente incapaces.
Cualquiera otra especie de vicio produce nulidad relativa, y da derecho a la rescisión del acto o contrato.
Art. 1688. Si se declara nulo el contrato celebrado con una persona incapaz sin los requisitos que la ley
exige, el que contrató con ella no puede pedir restitución o reembolso de lo que gastó o pagó en virtud del
contrato, sino en cuanto probare haberse hecho más rica con ello la persona incapaz.
Se entenderá haberse hecho ésta más rica, en cuanto las cosas pagadas o las adquiridas por medio de ellas,
le hubieren sido necesarias; o en cuanto las cosas pagadas o las adquiridas por medio de ellas, que no le
hubieren sido necesarias, subsistan y se quisiere retenerlas.
Finalmente hay otras sanciones diversas por ejemplo, el art. 114 que tiene como
sanción no la nulidad sino el desheredamiento para el que es menor de 18 años y se casa
sin el consentimiento del llamado a darlo y si mueren sin testar, sólo les corresponde la
mitad de la porción de bienes que los hubiere correspondido en dicha sucesión.
Don Rafael VALENZUELA da como excepción el caso del acto que se encuentra
regido por el Derecho Público en cuyo caso la sanción es la nulidad absoluta del acto,
aunque el acto técnicamente no sea prohibitivo, por ejemplo, art. 1797 que prohíbe a los
administradores de establecimientos públicos vender parte alguna de los bienes muebles
que administran, y cuya enajenación no está comprendida en sus facultades
administrativas ordinarias, salvo el caso de expresa autorización de la autoridad
competente, ya que según el art. 1462 hay objeto ilícito en todo lo que contraviene al
derecho público chileno.
Art. 1797. Se prohíbe a los administradores de establecimientos públicos vender parte alguna de los
bienes que administran, y cuya enajenación no está comprendida en sus facultades administrativas
ordinarias; salvo el caso de expresa autorización de la autoridad competente.
Art. 1462. Hay un objeto ilícito en todo lo que contraviene al derecho público chileno. Así la promesa de
someterse en Chile a una jurisdicción no reconocida por las leyes chilenas, es nula por el vicio del objeto.
3. El objeto.
Es necesario señalar que la noción de objeto, el concepto de objeto es
controvertido en la doctrina, hay quienes postulan que el objeto del acto serán los
derechos y obligaciones que emanan de ese acto, sin embargo, también hay quienes
consideran que el objeto del acto es la prestación, esto es, que el objeto del acto son las
cosas que deben darse, hacerse o no hacerse en virtud de él.
Según AVELINO LEÓN HURTADO el objeto del contrato es la creación de
obligaciones y derechos, y el objeto de éstas es lo que el deudor debe, esto es, la cosa,
hecho o abstención prometidos.
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Teoría general del acto jurídico
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Sin embargo, lo bueno de este artículo es que extiende con acierto el requisito
del objeto a todo acto jurídico y no lo limita sólo a los contratos, pero lo malo es la
confusión del objeto del acto jurídico y los hechos, las cosas o abstenciones que
constituyen el objeto de las obligaciones. Por ejemplo, en la compraventa el objeto del
contrato está formado por las obligaciones que surgen para ambas partes: el vendedor de
entregar la cosa y el comprador de pagar el precio; y la obligación del vendedor tiene
por objeto la cosa vendida y la del comprador el precio, el dinero que pagará por la
cosa.
Pero se advierte también claramente que en un último análisis el objeto del acto
o contrato y el objeto de las obligaciones se confunden de hecho, si consideramos que
ambos persiguen como finalidad esencial el logro de la cosa, del hecho o de la
abstención que las partes han tenido en vista al contratar. Y de este modo, el objeto de
las obligaciones va involucrado en el objeto del acto o contrato.
Don Rafael VALENZUELA distingue entre:
Pero el Código no hace esta distinción ya que entiende que el objeto del acto
jurídico son cosas que se deben dar, hacer o no hacer.
Si se examina el CC, concretamente el art. 1460, se puede comprobar que el
legislador chileno ha seguido el segundo criterio, porque identifica el objeto del acto
con las cosas, hechos o abstenciones que deben realizarse en virtud de él.
Art. 1460. Toda declaración de voluntad debe tener por objeto una o más cosas que se trata de dar, hacer o
no hacer. El mero uso de la cosa o su tenencia puede ser objeto de la declaración.
Art. 1461. No sólo las cosas que existen pueden ser objetos de una declaración de voluntad, sino las que
se espera que existan; pero es menester que las unas y las otras sean comerciables, y que estén
determinadas, a lo
menos, en cuanto a su género.
La cantidad puede ser incierta con tal que el acto o contrato fije reglas o contenga datos que sirvan para
determinarla.
Si el objeto es un hecho, es necesario que sea física y moralmente posible. Es físicamente imposible el
que es contrario a la naturaleza, y moralmente imposible el prohibido por las leyes, o contrario a las
buenas costumbres o al orden público.
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Paulina Navarrete M. – Maximiliano Astorga B.
a. D e b e s e r r e a l . Que la cosa deba ser real implica que debe existir o al menos
debe esperarse que exista; sobre este particular el art. 1461 señala que no sólo
las cosas que existen pueden ser objeto de una declaración de voluntad, sino
también las cosas que se espera que existan.
Lo anterior implica que la cosa puede ser presente o futura, y a propósito de esto
hay que tener presente los arts. 1813 y 1814 en materia de compraventa.
Art. 1813. La venta de cosas que no existen, pero se espera que existan, se entenderá hecha bajo
la condición de existir, salvo que se exprese lo contrario, o que por la naturaleza del contrato
aparezca que se compró la suerte.
Art. 1814. La venta de una cosa que al tiempo de perfeccionarse el contrato se supone existente y
no existe, no produce efecto alguno.
Si faltaba una parte considerable de ella al tiempo de perfeccionarse el contrato, podrá el
comprador a su arbitrio desistir del contrato, o darlo por subsistente, abonando el precio a justa
tasación.
El que vendió a sabiendas lo que en el todo o en una parte considerable no existía, resarcirá los
perjuicios al comprador de buena fe.
El legislador en el art. 1813 reitera lo dicho en el art. 1461, por cuanto admite
que la compraventa pueda celebrarse también respecto de cosas que se espera
que existan, señalando que la venta de cosa futura puede ser de dos tipos:
condicional o aleatoria, siendo la regla general la de la venta condicional, salvo
que expresamente se señale lo contrario o que de la naturaleza se desprenda que
se compró a la suerte.
Por ende, en el caso de la cosa que no existe pero que se espera que exista, hay
que distinguir dos situaciones:
i. Si la cosa existe, pero perece antes del contrato, no hay obligación por que no
tiene objeto, el contrato es nulo por falta de objeto
ii. Si la cosa no existe al tiempo del contrato, pero se espera que exista, el contrato
es válido pudiendo revestir dos formas: cuando se vende la cosa futura misma
(que se espera que exista, por lo tanto, el contrato es condicional y se reputa
celebrado bajo la condición suspensiva de que la cosa llegue a existir) y la otra
posibilidad es que se venda la suerte o la contingencia de que una cosa llegue a
existir, el contrato es puro y simple.
En caso de dudas acerca de si la venta es de cosa futura o de la suerte, se entiende
que es de cosa futura. Sin embargo hay algunos actos que no pueden recaer sobre
cosas futuras, como los contratos reales.
El art. 1813 se debe hacer extensible a todos los actos que se celebren sobre cosas
que se espera que existan, no sólo a la compraventa.
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Teoría general del acto jurídico
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i. En primer lugar hay cosas incomerciables por su propia naturaleza, como las
cosas que la naturaleza ha hecho comunes a todos los hombres, como son el
aire, el altamar, etc. A ellas se refiere el art. 585.
Art. 585. Las cosas que la naturaleza ha hecho comunes a todos los hombres, como la alta
mar, no son susceptibles de dominio, y ninguna nación, corporación o individuo tiene
derecho de apropiárselas.
Su uso y goce son determinados entre individuos de una nación por las leyes de ésta, y entre
distintasnaciones por el derecho internacional.
Art. 589. Se llaman bienes nacionales aquellos cuyo dominio pertenece a la nación toda.
Si además su uso pertenece a todos los habitantes de la nación, como el de calles, plazas,
puentes y caminos, el mar adyacente y sus playas, se llaman bienes nacionales de uso
público o bienes públicos.
Los bienes nacionales cuyo uso no pertenece generalmente a los habitantes, se llaman bienes
del Estado o bienes fiscales.
c. D e b e s e r d e t e r m i n a d a o d e t e r m i n a b l e 2 0 . En materia de
determinación de la cosa existen dos clases de determinación, la específica y la
genérica.
La determinación específica se da cuando se individualiza a determinado
individuo de un género determinado, como por ejemplo, la oveja Dolly.
La determinación genérica se da cuando se indica indeterminadamente a un
individuo de un género determinado, como por ejemplo, una oveja.
El grado de determinación de una cosa puede ser mayor o menor, así, cuando se
habla de un individuo es una determinación específica y se habla de una especie
o cuerpo cierto, o también puede hablarse en menor determinación de un género,
de una determinación genérica, que es la menor determinación que puede tener
un acto y que debe acompañarse necesariamente de una determinación
cuantitativa.
El art. 1461 inc. I dice que las cosas deben estar a lo menos determinadas en su
género, y la determinación genérica debe siempre acompañarse de una
determinación cuantitativa.
Art. 1461 inc. I. No sólo las cosas que existen pueden ser objetos de una declaración de voluntad,
sino las que se espera que existan; pero es menester que las unas y las otras sean comerciables, y
que estén determinadas, a lo menos, en cuanto a su género.
20 El requisito es más bien que la cosa sea determinada, porque lo determinable es la cantidad.
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En lo tocante a las cantidades el legislador admite que esta puede ser incierta,
con tal que el acto o contrato fije las reglas o contenga datos que sirvan para
determinarla (1461 inc. II).
Art. 1461 inc. II. La cantidad puede ser incierta con tal que el acto o contrato fije reglas o
contenga datos que sirvan para determinarla.
21 Buenas costumbres es un concepto muy amplio y variable. Las buenas costumbres obligan a sujetarse
a las normas morales imperantes es una época determinada. El acto jurídico que las contravenga
adolecerá de objeto ilícito y por ello será nulo absolutamente.
Orden público: está formado por el conjunto de normas que miran a los intereses generales de mayor
importancia para la sociedad. Según la jurisprudencia el orden público es la organización considerada
como necesaria para el buen funcionamiento general de la sociedad. El concepto de orden público inspira
las leyes prohibitivas, pero también hay leyes prohibitivas o casos no reglamentados especialmente que
pueden atentar al orden público por comprometer los intereses generales de la sociedad.
22 Su importancia depende si se acepta o no la inexistencia en el CC, si no se acepta no tiene mayor
importancia.
23 Ver AVELINO LEÓN HURTADO: "El objeto en los actos jurídicos".
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Art. 1682 inc. I. La nulidad producida por un objeto o causa ilícita, y la nulidad producida por la omisión
de algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o contratos en
consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o estado de las personas que los ejecutan o
acuerdan, son nulidades absolutas.
Objeto lícito.
El art. 1445 que enumera los requisitos de validez del acto jurídico establece en
el nº 3 que este debe recaer sobre un objeto lícito.
Art. 1445. Para que una persona se obligue a otra por un acto o declaración de voluntad es necesario:
3º que recaiga sobre un objeto lícito;
Art. 1467. No puede haber obligación sin una causa real y lícita; pero no es necesario expresarla. La pura
liberalidad o beneficencia es causa suficiente.
Se entiende por causa el motivo que induce al acto o contrato; y por causa ilícita la prohibida por ley, o
contraria a las buenas costumbres o al orden público.
Así la promesa de dar algo en pago de una deuda que no existe, carece de causa; y la promesa de dar algo
en recompensa de un crimen o de un hecho inmoral, tiene una causa ilícita.
Hay algunos autores que han pretendido extrapolar el concepto del art. 1467 para
definir el objeto ilícito, y es así como afirman que el objeto ilícito es aquel que es
contrario a la ley, a las buenas costumbres y al orden público.
Si bien el CC no define lo que es objeto ilícito, lo que si hace es señalar casos en
que hay objeto ilícito.
3.1. O b j e t o i l í c i t o .
Don Avelino LEÓN HURTADO cree que del art. 1461 puede deducirse el concepto
de objeto ilícito distinguiendo si el objeto consiste en una cosa o en un hecho.
Si consiste en una cosa, ésta en sí no puede ser lícita o ilícita, sino por el destino
que se le dé: "sólo los actos y los fines son ilícitos o inmorales". Pero si esa cosa está
fuera del comercio humano, el objeto de la obligación es ilícito en cuanto de antemano
se sabe que cualquier acto que verse sobre ella está prohibido por la ley. Este es,
entonces, el principal caso de objeto ilícito, cuando se trata de obligaciones de dar, y por
eso el inc. I. del art. 1461 exige que la cosa sea comerciable. La falta de los otros
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requisitos (que la cosa sea real y determinada) no acarrea la ilicitud, sino la falta de
objeto.
Si el objeto consiste en un hecho, éste puede ser en sí lícito o ilícito por eso el
inc. final del art. 1461 dispone que el objeto que consiste en un hecho puede ser física y
moralmente imposible. La expresión "moralmente imposible" equivale a objeto ilícito
pues dispone este artículo que es objeto moralmente imposible el prohibido por las leyes
o contrario a las buenas costumbres o al orden público. Si el objeto consiste en un hecho
físicamente imposible e indeterminado, no es ilícito, sino inexistente al igual que en las
obligaciones de dar cuando la cosa no es real o determinada.
Por lo tanto, objeto ilícito es el que versa sobre cosas incomerciables o sobre
hechos o contratos prohibidos por las leyes o sobre hechos contrarios a las buenas
costumbres o al orden público.
En resumen, si el objeto recae en una cosa, cuando la cosa en que recae el objeto
no es real o no está determinada hay carencia o inexistencia del objeto, cuando la cosa
sobre la que recae el objeto es incomerciable hay objeto ilícito.
Si el objeto que recae en un hecho físicamente imposible e indeterminado hay
inexistencia de objeto, cuando el hecho es moralmente imposible hay objeto ilícito.
Por lo tanto, objeto ilícito es aquel que recae sobre cosas incomerciables y sobre hechos
moralmente imposibles (si el hecho es físicamente posible, pero moralmente imposible
y está determinado hay objeto ilícito).
b. E n a j e n a c i ó n d e l a s c o s a s e n u m e r a d a s e n e l a r t . 1 4 6 4 . Esta es
una norma que no es fácil de entender porque tiene una serie de elementos.
Art. 2415. El dueño de los bienes gravados con hipoteca podrá siempre enajenarlos o
hipotecarlos, no obstante cualquiera estipulación en contrario.
El profesor LUIS CLARO SOLAR cree, en contrario, que enajenación está tomada
en sentido restringido.
En cuanto a los casos de objeto ilícito que enumera el art. 1464, estos son los
siguientes:
i . E n a j e n a c i ó n d e l a s c o s a s q u e n o e s t á n e n e l c o m e r c i o : Se
refiere a las cosas incomerciables que son aquellas que no son susceptibles
de dominio o posesión privada, lo que puede deberse a la naturaleza misma
de las cosas, a su destinación o a razones de moralidad u orden público.
ii. Enajenación de los derechos o privilegios que no pueden
t r a n s f e r i r s e a o t r a p e r s o n a : Estas son cosas inalienables. Los derechos y
privilegios que no pueden transferirse a otra persona son los llamados derechos
personalísimos que son una excepción a la regla general que señala que los
derechos pueden transferirse.
Examinando el CC se encuentran derechos personalísimos de naturaleza real
como el derecho de uso (art. 811 en relación con el art. 819)
Art. 811. El derecho de uso es un derecho real que consiste, generalmente, en la facultad de
gozar de una parte limitada de las utilidades y productos de una cosa.
Si se refiere a una casa, y a la utilidad de morar en ella, se llama derecho de habitación.
Art. 819. Los derechos de uso y habitación son intransmisibles a los herederos, y no pueden
cederse a ningún título, prestarse ni arrendarse.
Ni el usuario ni el habitador pueden arrendar, prestar o enajenar objeto alguno de aquellos a
que se extiende el ejercicio de su derecho.
Pero bien pueden dar los frutos que les es lícito consumir en sus necesidades personales.
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Art. 297. Cuando la prohibición recaiga sobre bienes raíces se inscribirá en el registro de
Conservador respectivo, y sin este requisito no producirá efecto respecto de terceros.
Cuando verse sobre cosas muebles, sólo producirá efecto respecto de los terceros que tengan
conocimiento de ella al tiempo del contrato; pero el demandado será en todo caso
responsable de fraude, si ha procedido a sabiendas.
Art. 453. Si el embargo recae sobre bienes raíces o derechos reales constituidos en ellos, no
producirá efecto alguno legal respecto de terceros, sino desde la fecha en que se inscriba en
el respectivo registro conservatorio en donde estén situados los situados los inmuebles.
24 En cuanto a como opera el embargo, en la práctica el propio acreedor de los bienes queda como
depositario de los mismos, esto porque hay un receptor que anota los bienes y desde ese momento quedan
embargados, este embargo puede ser seguido o no por un retiro de especies. A partir del momento del
embargo, es decir, cuando el receptor notifica los bienes, pueden empezar a operar una serie de figuras
procesales.
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Art. 1911. Se cede un derecho litigioso cuando el objeto directo de la cesión es el evento
incierto de la litis, del que no se hace responsable el cedente.
Se entiende litigioso un derecho, para los efectos de los siguientes artículos, desde que se
notifica judicialmente la demanda.
Art. 1810. Pueden venderse todas las cosas corporales o incorporales, cuya enajenación no esté
prohibida por ley.
Teniendo en cuenta este nuevo antecedente es que se puede decir que es inválida
la compraventa de los bienes a que se refiere el art. 1464, no porque la
compraventa sea enajenación, sino precisamente por la existencia del art. 1810.
Esta postura es sostenida por ALESSANDRI y SOMARRIVA y parte importante de la
jurisprudencia.
El legislador elaboró el art. 1810 porque en los términos en que estaba redactado
el art. 1464 no era aplicable a la compraventa.
La interpretación del art. 1810 no ha sido uniforme en la doctrina, hay quienes
sostienen que la remisión del art. 1810 debe entenderse referida a todos los casos
contenidos en el art. 1464, consecuentemente, la venta de cualquiera de los
bienes señalados en dicha disposición adolecerá de objeto ilícito.
Una segunda posición sostenida por el profesor EUGENIO VELASCO plantea que
dentro del art. 1464 es necesario hacer una distinción entre los numerales 1 y 2
por una partes, y los numerales 3 y 4 por otra.
Leyendo con detención los numerales del art. 1464 es posible llegar a la
conclusión de que los numerales 1 y 2 son normas prohibitivas, porque el
legislador impide que se enajenen las cosas incomerciables y los derechos
personalísimos bajo cualquier respecto. En estos casos parece lógico que si se
celebra un contrato de compraventa sobre dichos bienes, va a existir objeto
ilícito y consecuentemente nulidad absoluta.
Distinto es el caso de los numerales 3 y 4, porque al leerlos se puede advertir que
se trata de normas imperativas, y al llegar a esta conclusión se puede afirmar que
el art. 1810 no está haciendo referencia a estos casos, y consecuentemente con
ello la venta de los bienes contenidos en estos números debiera ser válida.
Además él señala que no se ve la razón para prohibir la venta de las cosas
embargadas o litigiosas, ya que las partes podrían querer venderlas a sabiendas
de que la tradición sólo se podrá efectuar una vez que se cumplan los requisitos
para que desaparezca el impedimento legal que se opone a la transferencia
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c. A c t o s c o n t r a r i o s a l a m o r a l .
Art. 1465. El pacto de no pedir más en razón de una cuenta aprobada, no vale en cuanto al
dolo contenido en ella, si no se ha condonado expresamente. La condonación del dolo futuro
no vale.
ii. Ve n t a d e c i e r t o s l i b r o s p r o h i b i d o s y d e o b j e t o s
c o n s i d e r a d o s i n m o r a l e s . Según el art. 1466 hay también objeto ilícito
en la venta de libros cuya circulación es prohibida por la autoridad por ser
condenados como abusivos de la libertad de prensa (además pueden
constituir delitos penales con lo cual habría objeto ilícito también por
violación de la ley penal).
Art. 1466. Hay asimismo objeto ilícito en las deudas contraídas en juego de azar, en la venta
de libros cuya circulación es prohibida por autoridad competente, de láminas, pinturas y
estatuas obscenas, y de impresos condenados como abusivos de la libertad de la prensa; y
generalmente en todo contrato prohibido por las leyes.
25 Al respecto el Nº 3 del artículo 2003 expresa lo siguiente: "Los contratos para construcción de
edificios, celebrados con un empresario, que se encarga de toda la obra por un precio único prefijado, se
sujetan a además a las reglas siguientes:
3º Si el edificio perece o amenaza ruina, en todo o parte, en los cinco años subsiguientes a su entrega, por
vicio de construcción, o por vicio del suelo que el empresario o las personas empleadas por él hayan
debido conocer en razón de su oficio, o por vicio de los materiales, será responsable el empresario; si los
materiales han sido suministrados por el dueño, no habrá lugar a la responsabilidad del empresario, sino
en conformidad al artículo 2000 inciso final”.
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Teoría general del acto jurídico
Paulina Navarrete M. – Maximiliano Astorga B.
Art. 1463. El derecho de suceder por causa de muerte a una persona viva no puede ser
objeto de una donación o contrato, aun cuando intervenga el consentimiento de la misma
persona.
Las convenciones entre la persona que debe una legítima y el legitimario, relativas a la
misma legítima o a mejoras, están sujetas a las reglas especiales contenidas en el título De
las asignaciones forzosas.
26 Ver el párrafo 1 del Título XXXIII del Libro IV del Código Civil, "Del Juego y la Apuesta", arts. 2259
a 2263.
Art. 2259. Sobre los juegos de azar se estará a lo dicho en el artículo 1466.
Los artículos que siguen son relativos a los juegos y apuestas lícitos.
Art. 2261. Hay dolo en el que hace la apuesta, si sabe de cierto que se ha de verificar o se ha verificado el hecho de
que se trata.
Art. 2262. Lo pagado por personas que no tienen la libre administración de sus bienes, podrá repetirse
en todo caso por los respectivos padres de familia, tutores o curadores.
Art. 2263. Sin embargo de lo dispuesto en el artículo 2260, producirán acción los juegos de fuerza o destreza
corporal, como el de armas, carreras a pie o a caballo, pelota, bolas y otros semejantes, con tal que en ellos no se
contravenga a las leyes o a los reglamentos de policía.
En caso de contravención desechará el juez la demanda en el todo.
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Paulina Navarrete M. – Maximiliano Astorga B.
Según el art. 1463 el legislador no hace la distinción que hace la doctrina, sin
embargo, por la amplitud de la norma, cualquiera de estas figuras, en la
medida que recaigan en la sucesión de personas vivas, adolecen de objeto
ilícito.
Esta regla no es una regla absoluta, porque a la luz del inc. ii del art. 1463 se
pueden encontrar excepciones, siendo la excepción indiscutida la del pacto
de no mejorar regulado en el art. 1204.
Art. 1204. Si el difunto hubiere prometido por escritura pública entre vivos a su cónyuge o a
alguno de sus descendientes o ascendientes, que a la sazón era legitimario, no donar, ni
asignar por testamento parte alguna de la cuarta de mejoras, y después contraviniere a su
promesa, el favorecido con ésta tendrá derecho a que los asignatarios de esa cuarta le
enteren lo que le habría valido el cumplimiento de la promesa, a prorrata de lo que su
infracción les aprovechare.
Cualesquiera otras estipulaciones sobre la sucesión futura, entre un legitimario y el que le
debe la legítima, serán nulas y de ningún valor.
27 En el pacto de no mejorar, el legislador acepta que el testador se obligue en virtud de una escritura
pública a no disponer de la cuarta de mejoras. Y en caso de infringirse este pacto, al perjudicado se le
entera lo que le habría valido el cumplimiento de la promesa.
Una cosa son los beneficiarios y otra cosa son los legitimarios, y la ley sólo permite celebrar este pacto
entre el testador, y sujetos que en se momento eran legitimarios, y no entre el testador y sujetos que eran
simplemente mejoreros. Esto porque el pacto no permite que se instituya un sujeto como mejorero, ya que
lo único que permite el pacto es no disponer de la cuarta de mejoras, es decir, el único objeto que tiene
este pacto, es no disponer de la cuarta de mejoras, y el efecto va a ser el acrecimiento, por ende los únicos
interesados en que esto no suceda, son los legitimarios.
Los requisitos de este pacto son:
i. Es un pacto solemne, para que sea válido la ley exige que debe otorgarse por escritura pública.
ii. Desde el punto de vista de los sujetos que lo celebran, este pacto debe celebrarse entre el testador
(o futuro causante) y el cónyuge, ascendientes o descendientes que al momento de la celebración
del pacto, eran legitimarios.
iii. Desde el punto de vista del objeto, el único objeto que permite el art. 1204, está constituido por
una obligación de no hacer, que es no disponer de la cuarta de mejoras. Cualquier otro pacto en
relación a la cuarta de mejoras, en función del inc. final del art. 1204 relacionado con el art.
1463, adolecería de nulidad absoluta.
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La norma del art. 1204 constituye la única excepción indiscutida al art. 1463,
pero es posible encontrar otras figuras.
A partir del inc. ii del art. 1462 es posible sostener que cualquier otro pacto
sobre sucesión futura es nulo, sin embargo, en derecho sucesorio esto se
discute.
Si bien es cierto de acuerdo con la doctrina tradicional, la única excepción al
art. 1463 sería el pacto de no mejorar, el profesor GALVÁN sostiene que esa
no sería la única excepción, porque si se examinan las normas sobre
legítimas, el legislador establece que todas las erogaciones o transferencias a
título gratuito hechas a una persona que hasta ese momento era legitimario,
se imputan a sus legítimas, o sea, el legislador permite que por un acto entre
vivos se determine los bienes que van a integrar la cuota hereditaria de los
asignatarios (pero esta teoría es discutible).
En cuanto a la s a n c i ó n e n c a s o d e f a l t a d e o b j e t o o e n c a s o d e
o b j e t o i l í c i t o , si el objeto es ilícito la sanción es la nulidad absoluta porque así lo
señala expresamente el art. 1682.
Art. 1682. La nulidad producida por un objeto o causa ilícita, y la nulidad producida por la omisión de
algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o contratos en
iv. Para que este pacto tenga efecto, es necesario que exista dicho legitimario al momento de abrirse
la sucesión. Este último requisito no está mencionado en la disposición, pero el profesor
ELORRIAGA en su obra, citando a PABLO RODRÍGUEZ, señala que para que este pacto surta sus
efectos, es menester que exista el mismo legitimario que celebró el pacto, o sus representantes, a
su juicio, si ese legitimario falta, el pacto no tendría efecto, ya que solamente puede reclamar
aquel en cuyo beneficio se estableció, y si falta él o sus representantes, nadie podrá reclamar por
él.
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consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o estado de las personas que los ejecutan o
acuerdan, son nulidades absolutas.
Hay asimismo nulidad absoluta en los actos y contratos de personas absolutamente incapaces.
Cualquiera otra especie de vicio produce nulidad relativa, y da derecho a la rescisión del acto o contrato.
4. La Causa.
La causa es un requisito de existencia, y la causa lícita es un requisito de validez.
La causa es uno de los temas más complejos, ya que hay una serie de aspectos
que se discuten en esta materia: ¿Qué es lo que tiene que tener causa? La respuesta es el
acto o contrato, o la obligación ¿Constituye la causa un requisito de existencia ya sea
del acto o de la obligación? Aquí la doctrina se divide (causalista, anticausalista) ¿Qué
se entiende bajo el concepto de causa o qué es la causa? Aquí existen distintas
interpretaciones, hay una tendencia objetiva y una subjetiva.
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Art. 1467. No puede haber obligación sin una causa real y lícita; pero no es necesario expresarla.
La pura liberalidad o beneficencia es causa suficiente.
Se entiende por causa el motivo que induce al acto o contrato; y por causa ilícita la prohibida por
ley, o contraria a las buenas costumbres o al orden público.
Así la promesa de dar algo en pago de una deuda que no existe, carece de causa; y la promesa de
dar algo en recompensa de un crimen o de un hecho inmoral, tiene una causa ilícita.
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Teoría general del acto jurídico
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Art. 1467. No puede haber obligación sin una causa real y lícita; pero no es necesario expresarla. La pura
liberalidad o beneficencia es causa suficiente.
Se entiende por causa el motivo que induce al acto o contrato; y por causa ilícita la prohibida por ley, o
contraria a las buenas costumbres o al orden público.
Así la promesa de dar algo en pago de una deuda que no existe, carece de causa; y la promesa de dar algo
en recompensa de un crimen o de un hecho inmoral, tiene una causa ilícita.
28 Para conocer la causa considerada como fin, hay que profundizar en el por qué se debe la prestación;
en cambio, para descubrir el objeto hay que preguntarse en qué consiste la prestación. Así si debo 100
pesos que me han prestado, los 100 son el objeto de la obligación, y la causa, el haberlos recibido.
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c. Doctrina anticausalista.
La teoría clásica de la causa ha sido objeto de duras críticas. Según el tratadista
francés PLANIOL, la falsedad de la causa abstracta de la obligación se advierte en cada
una de las categorías de contratos que distingue DOMAT. Así en los c o n t r a t o s
b i l a t e r a l e s , DOMAT olvida que las obligaciones que recíprocamente se sirven de
causa nacen al mismo tiempo, por lo que mal puede una de ellas ser causa de la otra si
se considera que la causa debe, necesariamente, preceder al efecto.
En los c o n t r a t o s r e a l e s , DOMAT no tiene en cuenta que la entrega de la cosa
no es causa de la obligación de restituir, sino que es un requisito esencial para que el
contrato se perfeccione. Luego, decir que la causa de la obligación en los contratos
reales es la entrega de la cosa, viene a ser igual que decir que la causa de la obligación
es el contrato mismo.
En los c o n t r a t o s g r a t u i t o s , la doctrina tradicional confunde la causa con
los motivos que han impulsado al disponente, siendo imposible, en la práctica, separar
la sola intención de efectuar una liberalidad de los motivos que tuvo el contratante para
obligarse.
Agrega PLANIOL que la doctrina tradicional es inútil por las siguientes razones:
ii. En los contratos reales de nada sirve afirmar que si la cosa no se entrega, la
obligación carece de causa, ya que la falta de entrega de la cosa impide que el
contrato se perfeccione y que engendre, por tanto, obligaciones. Sin entrega, el
contrato no produce efectos, no porque falte la causa de la obligación (que ni
siquiera llegó a nacer), sino porque se ha omitido un requisito esencial para el
perfeccionamiento del contrato, cual es, la entrega de la cosa.
Las disposiciones legales relativas a la causa, son los arts. 1445, 1467 y 1468.
Art. 1445. Para que una persona se obligue a otra por un acto o declaración de voluntad es necesario : 1º
que sea legalmente capaz; 2º que consienta en dicho acto o declaración y su consentimiento no adolezca
de vicio; 3º que recaiga sobre un objeto lícito; 4º que tenga una causa lícita.
La capacidad legal de una persona consiste en poderse obligar por sí misma, y sin el ministerio o la
autorización de otra.
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Art. 1467. No puede haber obligación sin una causa real y lícita; pero no es necesario expresarla. La pura
liberalidad o beneficencia es causa suficiente.
Se entiende por causa el motivo que induce al acto o contrato; y por causa ilícita la prohibida por ley, o
contraria a las buenas costumbres o al orden público.
Así la promesa de dar algo en pago de una deuda que no existe, carece de causa; y la promesa de dar algo
en recompensa de un crimen o de un hecho inmoral, tiene una causa ilícita.
Art. 1468. No podrá repetirse lo que se haya dado o pagado por un objeto o causa ilícita a sabiendas.
Art. 2057. Si se formare de hecho una sociedad que no pueda subsistir legalmente, ni como
sociedad, ni como donación, ni como contrato alguno, cada socio tendrá la facultad de pedir que
se liquiden las operaciones anteriores y de sacar sus aportes.
Esta disposición no se aplicará a las sociedades que son nulas por lo ilícito de la causa u objeto,
las cuales se regirán por el Código Criminal.
b . ¿ Q u é c r i t e r i o a d o p t a e l C C e n m a t e r i a d e c a u s a ? ¿Uno objetivo u
otro subjetivo? Existen también dos respuestas a esta pregunta: algunos piensan
que en materia de causa el CC siguió el criterio objetivo de la doctrina
tradicional, y sus argumentos son los siguientes:
- Si el art. 1467 requiere una causa real y lícita, es porque pueden existir
obligaciones que no tengan causa. Este hecho revelaría que el CC adopta la
teoría tradicional, pues según ella es posible que falte la causa de la
obligación; por ejemplo, si el comprador no se obliga a pagar el precio, la
obligación del vendedor carece de causa. En cambio si el CC hubiera
abordado la causa con un criterio subjetivo, mal podrá haber requerido la
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Paulina Navarrete M. – Maximiliano Astorga B.
- A diferencia del CC francés, el chileno define la causa y expresa que ella está
constituida por los motivos, término que según su sentido natural y obvio, se
refiere a los móviles psicológicos, individuales y subjetivos. A mayor
abundamiento, este es el alcance de la palabra motivo en los arts. 1454 y
1455, que hacen sinónimos motivo y causa.
Art. 1454. El error de hecho vicia asimismo el consentimiento cuando la sustancia o calidad
esencial del objeto sobre que versa el acto o contrato, es diversa de lo que se cree; como si
por alguna de las partes se supone que el objeto es una barra de plata, y realmente es una
masa de algún otro metal semejante.
El error acerca de otra cualquiera calidad de la cosa no vicia el consentimiento de los que
contratan, sino cuando esa calidad es el principal motivo de una de ellas para contratar, y
este motivo ha sido conocido de la otra parte.
Art. 1455. El error acerca de la persona con quien se tiene intención de contratar no vicia el
consentimiento, salvo que la consideración de esta persona sea la causa principal del
contrato.
Pero en este caso la persona con quien erradamente se ha contratado, tendrá derecho a ser
indemnizada de los perjuicios en que de buena fe haya incurrido por la nulidad del contrato.
- Al exigir el CC una causa real y lícita, está facultando al juez para indagar
por el motivo que realmente determinó a la celebración del acto o contrato,
establecido el cual, se podrá concluir si es o no ilícito. Mal podría el juez
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Paulina Navarrete M. – Maximiliano Astorga B.
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Art. 2295. Si el que por error ha hecho un pago, prueba que no lo debía, tiene derecho para repetir lo
pagado.
Sin embargo, cuando una persona a consecuencia de un error suyo ha pagado una deuda ajena, no tendrá
derecho de repetición contra el que a consecuencia del pago ha suprimido o cancelado un título necesario
para el cobro de su crédito; pero podrá intentar contra el deudor las acciones del acreedor.
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Art. 2297. Se podrá repetir aun lo que se ha pagado por error de derecho, cuando el pago no tenía por
fundamento ni aun una obligación puramente natural.
Art. 2299. Del que da lo que no debe, no se presume que lo dona, a menos de probarse que tuvo perfecto
conocimiento de lo que hacía, tanto en el hecho como en el derecho.
Art. 1698. Incumbe probar las obligaciones o su extinción al que alega aquéllas o ésta.
Las pruebas consisten en instrumentos públicos o privados, testigos, presunciones, confesión de parte,
juramento deferido, e inspección personal del juez.
Art. 1639. El que fue delegado por alguien que se creía deudor y no lo era, no es obligado al
acreedor, y si paga en el concepto de ser verdadera la deuda, se halla para con el delegante en el
mismo caso que si la deuda hubiera sido verdadera, quedando a salvo su derecho al delegante
para la restitución de lo indebidamente pagado.
c . L a f i a n z a y d e m á s c o n t r a t o s d e g a r a n t í a p o r d e u d a a j e n a . La
obligación del fiador respecto del acreedor es abstracta, ya que para constituirla
no se toma en cuenta la relación entre deudor y fiador, que es la que induce a
éste último a celebrar el contrato de fianza.
d . T í t u l o s d e c r é d i t o (letras de cambio).
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En cuanto a la sanción para la falta de causa y para la causa ilícita, se señala que
el acto jurídico en que falta la causa es, doctrinariamente inexistente, pues se ha omitido
un requisito esencial para su existencia jurídica.32
Sin embargo, para los autores que niegan la cabida a la inexistencia jurídica
como máxima sanción dentro del CC, el acto sería nulo absolutamente.
En lo que respecta con la causa ilícita, el CC la sanciona expresamente con la
nulidad absoluta.
5. Formalidades.
No existe una definición legal de formalidades, lo que hay es un concepto
doctrinal que alude a las distintas clases de formalidades que existen, esto debido a que
el concepto de formalidad es genérico.
Se puede definir como los requisitos externos de los actos jurídicos establecidos
por el legislador, ya sea en atención a la naturaleza del acto o contrato, al estado o
calidad de las partes que lo ejecutan o celebran, como medio de prueba, o como medida
de publicidad.
También se pueden definir como los requisitos externos que la ley exige para la
celebración o realización de determinados actos jurídicos.
Las formalidades en atención a la naturaleza del acto o contrato se denominan
solemnidades; las en atención a la calidad de las partes son las formalidades
habilitantes; las en atención de los medios de prueba son formalidades por vía de
prueba; y las en atención a la publicidad son las formalidades por vía de publicidad.
Cada una cumple roles muy distintos, por lo que las sanciones que trae aparejada su
omisión también es diferente.
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Paulina Navarrete M. – Maximiliano Astorga B.
excepción. Para estar en presencia de un acto solemne es necesario que la ley exija el
cumplimiento de una solemnidad, ya que si la ley no lo hace, la voluntad podrá
manifestarse de cualquier manera (consensualismo en sede contractual).
Es importante señalar que no existe un tipo único de solemnidad, la simple
revisión del CC permite concluir que el legislador ha establecido distintas clases de
solemnidades. Una primera especie, que es la más común, es la e s c r i t u r a p ú b l i c a ,
que es un instrumento que se otorga ante un notario, que debe cumplir una serie de
formalidades y que se incorpora en el protocolo o registro de este funcionario (art. 403
del COT).
Art. 403. Escritura pública es el instrumento público o auténtico otorgado con las solemnidades que fija
esta ley, por el competente notario, e incorporado en su protocolo o registro público.
Los actos que requieren, por ejemplo, de escritura pública como solemnidad en
materia de contratos, está la compraventa de bienes raíces (art. 1801 inc. II); también la
compraventa del derecho real de herencia (sucesión hereditaria); el contrato de hipoteca
(art. 2409)33; el contrato de arrendamiento de predios rústicos (art. 5 del DL 993).
Art. 1801 inc. II. La venta de los bienes raíces, servidumbre y censos, y la de una sucesión hereditaria, no
se reputan perfectas ante la ley, mientras no se ha otorgado escritura pública.
Art. 5. El contrato de arrendamiento que recaiga sobre la totalidad o parte de un predio rústico, sólo
podrá pactarse por escritura pública o privada, siendo necesario en este último caso, la presencia de dos
testigos mayores de dieciocho años, quienes individualizados, lo suscribirán en dicho carácter. El
arrendador deberá declarar en la misma escritura, sea pública o privada, si está afecto al impuesto de
primera categoría sobre la base de renta efectiva determinada por contabilidad completa, o sujeto al
régimen de renta presunta para efectos tributarios.
La falta de esta declaración impide que el documento en que conste el contrato, pueda hacerse valer ante
autoridades judiciales y administrativas, y no tendrá mérito ejecutivo mientras no se acredite mediante
escritura complementaria la constancia de la declaración referida.
33 Aquí existe una interesante discusión respecto del rol que cumple la inscripción que el legislador
exige, esto a partir de lo que señala el art. 2410, respecto del cual surge la pregunta de si la inscripción es
o no una solemnidad. La posición mayoritaria sostiene que no es una solemnidad, esto pese a los señalado
en el art. 2410, ya que se dice que la inscripción constituye la forma o manera de llevar a cabo la hipoteca
(para justificar esto se debe relacionar con el art. 686 inc. II).
Art. 2410. La hipoteca deberá además ser inscrita en el Registro Conservatorio; sin este requisito no tendrá valor
alguno; ni se contará su fecha sino desde la inscripción.
Art. 686 inc. II. De la misma manera se efectuará la tradición de los derechos de usufructo o de uso constituidos en
bienes raíces, de los derechos de habitación o de censo y del derecho de hipoteca.
34 Este acto siempre es solemne y una de las solemnidades puede ser la escritura pública.
35 Esto es una excepción a la regla general de que la tuición le corresponde a la madre.
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1.º Ante el Oficial del Registro Civil, al momento de inscribirse el nacimiento del hijo o en el acto del
matrimonio de los padres;
2.º En acta extendida en cualquier tiempo, ante cualquier oficial del Registro Civil;
3.º En escritura pública, o
4.º En acto testamentario.
Si es uno solo de los padres el que reconoce, no será obligado a expresar la persona en quien o de quien
tuvo al hijo.
El reconocimiento que no conste en la inscripción de nacimiento del hijo, será subinscrito a su margen.
Art. 225 inc. II. No obstante, mediante escritura pública, o acta extendida ante cualquier oficial del
Registro Civil, subinscrita al margen de la inscripción de nacimiento del hijo dentro de los treinta días
siguientes a su otorgamiento, ambos padres, actuando de común acuerdo, podrán determinar que el
cuidado personal de uno o más hijos corresponda al padre. Este acuerdo podrá revocarse, cumpliendo las
mismas solemnidades.
Art. 1554. La promesa de celebrar un contrato no produce obligación alguna; salvo que concurran las
circunstancias siguientes:
1. Que la promesa conste por escrito.
Art. 1723. Durante el matrimonio los cónyuges mayores de edad podrán substituir el régimen de
sociedad de bienes por el de participación en los gananciales o por el de separación total. También podrán
substituir la separación total por el régimen de participación en los gananciales.
El pacto que los cónyuges celebren en conformidad a este artículo deberá otorgarse por escritura pública
y no surtirá efectos entre las partes ni respecto de terceros, sino desde que esa escritura se subinscriba al
margen de la respectiva inscripción matrimonial. Esta subinscripción sólo podrá practicarse dentro de los
treinta días siguientes a la fecha de la escritura en que se pacte la separación. El pacto que en ella conste
no perjudicará, en caso alguno, los derechos válidamente adquiridos por terceros respecto del marido o de
la mujer y, una vez celebrado, no podrá dejarse sin efecto por el mutuo consentimiento de los cónyuges.
En la escritura pública de separación total de bienes, o en la que se pacte participación en los gananciales,
según sea el caso, podrán los cónyuges liquidar la sociedad conyugal o proceder a determinar el crédito
de participación o celebrar otros pactos lícitos, o una y otra cosa; pero todo ello no producirá efecto
alguno entre las partes ni respecto de terceros, sino desde la subinscripción a que se refiere el inciso
anterior.
Tratándose de matrimonios celebrados en país extranjero y que no se hallen inscritos en Chile, será
menester proceder previamente a su inscripción en el Registro de la Primera Sección de la comuna de
Santiago, para lo cual se exhibirá al oficial civil que corresponda el certificado de matrimonio
debidamente legalizado.
Los pactos a que se refiere este artículo y el y el inciso 2° del artículo 1715, no son susceptibles de
condición, plazo o modo alguno.
36 Este es un pacto que le permite a los cónyuges durante la vigencia del matrimonio alterar el régimen
matrimonial que los rige, es decir, pasar por ejemplo de sociedad conyugal a separación de bienes, etc.
(esta figura se utiliza mucho en la práctica). Este pacto requiere el cumplimiento de dos solemnidades:
escritura pública y su inscripción dentro de los 30 días siguientes a su otorgamiento al margen de la
partida de matrimonio.
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Teoría general del acto jurídico
Paulina Navarrete M. – Maximiliano Astorga B.
Art. 1014. En Chile, el testamento solemne y abierto debe otorgarse ante competente escribano y tres
testigos, o ante cinco testigos.
Podrá hacer las veces de escribano el juez de letras del territorio jurisdiccional del lugar del
otorgamiento; todo lo dicho en este título acerca del escribano, se entenderá respecto del juez de letras,
en su caso.
Art. 1021. El testamento solemne cerrado debe otorgarse ante un escribano y tres testigos.
Podrá hacer las veces de escribano el respectivo juez letrado.
Art. 1682 inc. I. La nulidad producida por un objeto o causa ilícita, y la nulidad producida por la omisión
de algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o contratos en
consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o estado de las personas que los ejecutan o
acuerdan, son nulidades absolutas.
Art. 1802. Si los contratantes estipularen que la venta de otras cosas que las enumeradas en el inciso 2.º
del artículo precedente no se repute perfecta hasta el otorgamiento de escritura pública o privada, podrá
cualquiera de las partes retractarse mientras no se otorgue la escritura o no haya principiado la entrega de
la cosa vendida.
Art. 1921. Si se pactare que el arrendamiento no se repute perfecto mientras no se firme escritura, podrá
cualquiera de las partes arrepentirse hasta que así se haga, o hasta que se haya procedido a la entrega de la
cosa arrendada, si intervienen arras, se seguirán bajo este respecto las mismas reglas que en el contrato de
compraventa.
37 El testamento abierto es aquel en que el testador da conocimiento de las disposiciones a los que
presencian, a diferencia del testamento cerrado, en que el testador no da a conocer sus disposiciones, sólo
lo presenta.
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Teoría general del acto jurídico
Paulina Navarrete M. – Maximiliano Astorga B.
Si bien es cierto que el legislador permite que las partes puedan pactar
solemnidades, su sanción no es ni pede ser la nulidad, porque según se verá, ésta es una
sanción de derecho estricto que sólo opera en virtud de causa legal y no es causa legal
de nulidad la omisión de solemnidades convencionales. La sanción para las
solemnidades convencionales será la que las partes señalen, con la limitante de que no
puede ser la nulidad de ningún tipo. Y si las partes no convienen una sanción, no habrá
sanción alguna.
Así las cosas, un acto solemne por mandato de la ley no es lo mismo que uno por
voluntad de las partes: si en el primer caso faltan las solemnidades, el acto es inexistente
o nulo absolutamente; en cambio, en el segundo caso, el acto puede producir efectos aun
cuando no se cumplan las formalidades, si se ejecutan hechos que importen renuncia a
éstas.
En el derecho de familia todos los actos son solemnes. En cambio, en el derecho
patrimonial los actos por regla general no son solemnes, un ejemplo, es el art. 1801 inc.
II. En el caso de las capitulaciones matrimoniales, éstas deben celebrarse por escritura
pública y subinscribirse al margen de la respectiva inscripción matrimonial; el
testamento que puede ser más o menos solemne.
Art. 1801 inc. II. La venta de los bienes raíces, servidumbre y censos, y la de una sucesión hereditaria, no
se reputan perfectas ante la ley, mientras no se ha otorgado escritura pública.
Finalmente hay que destacar que en materia de prueba de actos solemnes, estos
solamente pueden probarse con la respectiva solemnidad; el legislador lo señaló así
expresamente en el art. 1701, a propósito de la falta de instrumento público. Pero
excepcionalmente los actos, como por ejemplo, los constitutivos del estado civil, pueden
probarse por otro medio que su solemnidad.
Art. 1701. La falta de instrumento público no puede suplirse por otra prueba en los actos y contratos en
que la ley requiere esa solemnidad; y se mirarán como no ejecutados o celebrados aun cuando en ellos se
prometa reducirlos a instrumento público dentro de cierto plazo, bajo una cláusula penal: esta cláusula no
tendrá efecto alguno.
Fuera de los casos indicados en este artículo, el instrumento defectuoso por incompetencia del funcionario
o por otra falta en la forma, valdrá como instrumento privado si estuviere firmado por las partes.
Art. 1749. El marido es jefe de la sociedad conyugal, y como tal administra los bienes sociales y los de
su mujer; sujeto, empero, a las obligaciones y limitaciones que por el presente Título se le imponen y a
las que haya contraído por las capitulaciones matrimoniales.
38 También se definen como aquellas que la ley exige en atención a la calidad o estado de las personas
que ejecutan o acuerdan los actos o contratos, ya sea para completar la voluntad de una persona
jurídicamente incapaz, ya sea para proteger a una persona que la ley considere incapaz.
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Teoría general del acto jurídico
Paulina Navarrete M. – Maximiliano Astorga B.
Como administrador de la sociedad conyugal, el marido ejercerá los derechos de la mujer que siendo
socia de una sociedad civil o comercial se casare, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 150.
El marido no podrá enajenar o gravar voluntariamente ni prometer enajenar o gravar los bienes raíces
sociales ni los derechos hereditarios de la mujer, sin autorización de ésta.
No podrá tampoco, sin dicha autorización, disponer entre vivos a título gratuito de los bienes sociales,
salvo el caso del artículo 1735, ni dar en arriendo o ceder la tenencia de los bienes raíces sociales urbanos
por más de cinco años, ni los rústicos por más de ocho, incluidas las prórrogas que hubiere pactado el
marido.
Si el marido se constituye aval, codeudor solidario, fiador u otorga cualquiera otra caución respecto de
obligaciones contraídas por terceros, sólo obligará sus bienes propios.
En los casos a que se refiere el inciso anterior para obligar los bienes sociales necesitará la autorización
de la mujer.
La autorización de la mujer deberá ser específica y otorgada por escrito, o por escritura pública si el acto
exigiere esta solemnidad, o interviniendo expresa y directamente de cualquier modo en el mismo. Podrá
prestarse en todo caso por medio de mandato especial que conste por escrito o por escritura pública según
el caso.
La autorización a que se refiere el presente artículo podrá ser suplida por el juez, previa audiencia a la que
será citada la mujer, si ésta la negare sin justo motivo. Podrá asimismo ser suplida por el juez en caso de
algún impedimento de la mujer, como el de menor edad, demencia, ausencia real o aparente u otro, y de la
demora se siguiere perjuicio. Pero no podrá suplirse dicha autorización si la mujer se opusiere a la
donación de los bienes sociales.
Art. 1754. No se podrán enajenar ni gravar los bienes raíces de la mujer, sino con su voluntad.
La voluntad de la mujer deberá ser específica y otorgada por escritura pública, o interviniendo expresa y
directamente de cualquier modo en el acto. Podrá prestarse, en todo caso, por medio de mandato especial
que conste de escritura pública.
Podrá suplirse por el juez el consentimiento de la mujer cuando ésta se hallare imposibilitada de
manifestar su voluntad.
La mujer, por su parte, no podrá enajenar o gravar ni dar en arrendamiento o ceder la tenencia de los
bienes de su propiedad que administre el marido, sino en los casos de los artículos 138 y 138 bis.
Art. 413. Habiendo muchos tutores o curadores generales, todos ellos autorizarán de consuno los actos y
contratos del pupilo; pero en materias que, por haberse dividido la administración, se hallen
especialmente a cargo de uno de dichos tutores o curadores, bastará la intervención o autorización de éste
solo.
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Teoría general del acto jurídico
Paulina Navarrete M. – Maximiliano Astorga B.
Se entenderá que los tutores o curadores obran de consuno, cuando uno de ellos lo hiciere a nombre de los
otros, en virtud de un mandato en forma; pero subsistirá en este caso la responsabilidad solidaria de los
mandantes.
En caso de discordia entre ellos, decidirá el juez.
También es posible encontrar otras formalidades especiales, como puede ser por
ejemplo una a u t o r i z a c i ó n j u d i c i a l , que es el caso de los arts. 396 y 393, en que el
legislador exige al tutor o curador para realizar ciertos actos una autorización judicial
previa. Pero también existen casos en que la intervención judicial puede ser a posteriori,
esto es, después de que se realice el acto; en este caso se habla de h o m o l o g a c i ó n que
es la aprobación por la autoridad judicial de un acto ya celebrado, previo control de su
legitimidad; sólo después de ese control y la sucesiva aprobación, el acto otorgado o
celebrado adquiere eficacia (la regla general es que la autorización judicial sea previa).
Por ejemplo, en la partición en que tienen interés personas ausentes que no han
nombrado apoderados, o personas bajo tutela o curaduría, una vez terminada es
necesario someterla a aprobación judicial (art. 1342). El juez debe examinar si se han
respetado las exigencias legales que tiendan a resguardar los intereses de ciertas
personas por la ley, y en caso de que llegue a conclusión afirmativa, aprueba el laudo,
de lo contrario, lo modifica en la forma que estime adecuada. Mientras el laudo no
recibe confirmación por resolución ejecutoriada ,la partición no adquiere el carácter de
firme ni, por ende, eficacia.
Art. 396. Sin previo decreto judicial no podrá el tutor o curador proceder a la división de bienes raíces o
hereditarios que el pupilo posea con otros proindiviso.
Si el juez, a petición de un comunero o coheredero, hubiere decretado la división, no será necesario nuevo
decreto.
Art. 393. No será lícito al tutor o curador, sin previo decreto judicial, enajenar los bienes raíces del pupilo,
ni gravarlos con hipoteca, censo o servidumbre, ni enajenar o empeñar los muebles preciosos o que
tengan valor de afección; ni podrá el juez autorizar esos actos, sino por causa de utilidad o necesidad
manifiesta.
Art. 1342. Siempre que en la partición de la masa de bienes, o de una porción de la masa, tengan interés
personas ausentes que no hayan nombrado apoderados, o personas bajo tutela o curaduría, será necesario
someterla, terminada que sea, a la aprobación judicial.
En cuanto a la sanción en caso de omisión, hay que señalar que las formalidades
habilitantes son requisitos que se establecen en atención a la calidad o estado de las
partes que celebran un acto, y que el legislador ha establecido precisamente con el
objeto de proteger los intereses de estas personas. Esto es importante porque la sanción
que recibe la omisión de las formalidades habilitantes es, de conformidad con el art.
1682 inc. final, la nulidad relativa; y los titulares de la acción para reclamar de esta
nulidad son precisamente las personas en cuyo beneficio el legislador ha establecido las
formalidades. Por lo tanto, su omisión no impide el nacimiento del acto o contrato, sino
que éste nacerá viciado y por lo tanto conducirá a la nulidad relativa.
1682 inc. final. Cualquiera otra especie de vicio produce nulidad relativa, y da derecho a la rescisión del
acto o contrato.
El profesor SOMARRIVA la define diciendo que son aquellas que sirven como
principal medio para acreditar la existencia de un acto. El profesor VIDAL señala que
son aquellas que la ley exige con el propósito de dar mayor certeza y precisión a los
actos que no son solemnes. Otros señalan que son aquellos requisitos externos exigidos
por el legislador con el objeto de constatar la existencia de un acto jurídico ya
celebrado.
Probablemente las normas más importantes en esta materia son los arts. 1708 y
1709; éstas son las que tienen la mayor aplicación. El art. 1708 señala que no se admite
prueba de testigo respecto de una obligación que haya debido constar por escrito, y el
art. 1709 dice que deberán constar por escrito los actos o contratos que contengan la
entrega o promesa de algo que valga más de dos UTM.
Art. 1708. No se admitirá prueba de testigos respecto de una obligación que haya debido consignarse por
escrito.
Art. 1709. Deberán constar por escrito los actos o contratos que contienen la entrega o promesa de una
cosa que valga más de dos unidades tributarias.
No será admisible la prueba de testigos en cuanto adicione o altere de modo alguno lo que se exprese en
el acto o contrato, ni sobre lo que se alegue haberse dicho antes, o al tiempo o después de su
otorgamiento, aun cuando en algunas de estas adiciones o modificaciones se trate de una cosa cuyo valor
no alcance a la referida suma.
No se incluirán en esta suma los frutos, intereses u otros accesorios de la especie o cantidad debida.
La sanción en caso de que no se cumpla con el art. 1709 está en el art. 1708, y es
la limitación de los medios de prueba, cual es que no se puede hacer valer la prueba de
testigos. Por lo tanto, su incumplimiento no afecta la validez del acto o contrato, sino
que priva de un medio probatorio, como son los testigos.
También hay otras formalidades por vía de prueba a lo largo del CC, como por
ejemplo en materia de depósito el art. 2217 establece una sanción más drástica ya que
señala que será creído lo que diga el depositario. 40 Otro ejemplo está en la Ley 18.010
sobre Operaciones de Crédito de Dinero (mutuo de dinero) que señala en su art. 14 que
si no consta por escrito, no se podrá probar en juicio.
Art. 2217. Cuando según las reglas generales deba otorgarse este contrato por escrito, y se hubiere
omitido esta formalidad, será creído el depositario sobre su palabra, sea en orden al hecho mismo del
depósito, sea en cuanto a la cosa depositada, o al hecho de la restitución.
40 Esta norma es similar a una disposición contenida en materia laboral, en donde el contrato de trabajo
que es consensual, debe escriturarse dentro de los 15 días siguientes a la incorporación del trabajador,
sino la ley presume que las condiciones del contrato son las que exprese el trabajador (también en el
contrato de arriendo, respecto de la renta del arrendatario).
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Teoría general del acto jurídico
Paulina Navarrete M. – Maximiliano Astorga B.
Art. 14. En las operaciones de crédito de dinero la estipulación de intereses o la que exonera de su pago
debe constar por escrito. Sin esta circunstancia, será ineficaz en juicio.
Art. 1701. La falta de instrumento público no puede suplirse por otra prueba en los actos y contratos en
que la ley requiere esa solemnidad; y se mirarán como no ejecutados o celebrados aun cuando en ellos se
prometa reducirlos a instrumento público dentro de cierto plazo, bajo una cláusula penal: esta cláusula no
tendrá efecto alguno.
Fuera de los casos indicados en este artículo, el instrumento defectuoso por incompetencia del funcionario
o por otra falta en la forma, valdrá como instrumento privado si estuviere firmado por las partes.
Art. 447. Los decretos de interdicción provisoria o definitiva deberán inscribirse en el Registro del
Conservador y notificarse al público por medio de tres avisos publicados en un diario de la comuna, o de
la capital de la provincia o de la capital de la región, si en aquélla no lo hubiere.
La inscripción y notificación deberán reducirse a expresar que tal individuo, designado por su nombre,
apellido y domicilio, no tiene la libre administración de sus bienes.
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Paulina Navarrete M. – Maximiliano Astorga B.
Art. 1707. Las escrituras privadas hechas por los contratantes para alterar lo pactado en escritura pública,
no producirán efecto contra terceros.
Tampoco lo producirán las contraescrituras públicas, cuando no se ha tomado razón de su contenido al
margen de la escritura matriz cuyas disposiciones se alteran en la contraescritura, y del traslado en cuya
virtud ha obrado el tercero.
Art. 2513. La sentencia judicial que declara una prescripción hará las veces de escritura pública para la
propiedad de bienes raíces o de derechos reales constituidos en ellos; pero no valdrá contra terceros sin la
competente inscripción.
Art. 2314. El que ha cometido un delito o cuasidelito que ha inferido daño a otro, es obligado a la
indemnización; sin perjuicio de la pena que le impongan las leyes por el delito o cuasidelito.
III. S a n c i o n e s p o r i n c u m p l i m i e n t o d e l a s e x i g e n c i a s d e l o s
actos jurídicos.
La doctrina en general señala que un acto es i n e f i c a z e n s e n t i d o a m p l i o ,
cuando no produce efectos jurídicos o deja de producirlos, ya sea en virtud de causas
intrínsecas o de causas extrínsecas42. A partir de este concepto genérico, según la
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Teoría general del acto jurídico
Paulina Navarrete M. – Maximiliano Astorga B.
1. La Invalidez.
Los actos son perfectos o imperfectos, según hayan o no cumplido los requisitos
de existencia y validez. Los actos imperfectos pueden ser inexistentes, nulos
absolutamente o nulos relativamente.
estricto rigor, es decir, alude al hecho de que el acto no genere sus efectos por causas ajenas al acto.
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Teoría general del acto jurídico
Paulina Navarrete M. – Maximiliano Astorga B.
b. Se basan en el art. 1682, que es una disposición que consagra las causales de
nulidad absoluta, y según los partidarios de esta postura, los términos empleados
por el legislador en este artículo son suficientemente amplios como para cubrir
las posibles hipótesis de inexistencia jurídica. El art. 1682 engloba todos los
requisitos que se exigen tanto para la validez como para la existencia de los
actos jurídicos.
Art. 1682. La nulidad producida por un objeto o causa ilícita, y la nulidad producida por la
omisión de algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o
contratos en consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o estado de las personas que
los ejecutan o acuerdan, son nulidades absolutas.
Hay asimismo nulidad absoluta en los actos y contratos de personas absolutamente incapaces.
Cualquiera otra especie de vicio produce nulidad relativa, y da derecho a la rescisión del acto o
contrato.
a. Esta doctrina sostiene que en primer lugar, el legislador habría reconocido la figura de la inexistencia
en el art. 1444, el cual clasifica los elementos del acto jurídico en elementos de la esencia, de la
naturaleza y accidentales. Cuando se refiere a los elementos de la esencia, señala que son aquellos sin
los cuales el acto no produce efecto alguno y esto es muy distinto de la nulidad, ya que lo anterior es
sinónimo de que no existe.
Art. 1444. Se distinguen en cada contrato las cosas que son de su esencia, las que son de su
naturaleza, y las puramente accidentales. Son de la esencia de un contrato aquellas cosas sin las
cuales o no produce efecto alguno, o degenera en otro contrato diferente; son de la naturaleza de
un contrato las que no siendo esenciales en él, se entienden pertenecerle, sin
necesidad de una cláusula especial; y son accidentales a un contrato aquellas que ni esencial ni
naturalmente le pertenecen, y que se le agregan por medio de cláusulas especiales.
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b. También se basan en el art. 1681, el cual sanciona la omisión de los requisitos establecidos para el
valor de ciertos actos, es decir, sanciona con nulid ad absoluta la omisión de requisitos de
validez, y no de existencia. El art. 1681 dice que es nulo todo acto o contrato a
que falta alguno de los requisitos que la ley prescribe para el valor mismo del
acto o contrato según su especie y la calidad o estado de las partes; no expresa
que el acto o contrato sea nulo si falta alguno de los requisitos exigidos para su
existencia, sino que se refiere a requisitos prescritos para el valor, para la
validez, del acto o contrato, es decir, se afirma que el art. 1681 se refiere a los
requisitos de validez y no de existencia.
Art. 1681. Es nulo todo acto o contrato a que falta alguno de los requisitos que la ley prescribe
para el valor del mismo acto o contrato, según su especie y la calidad o estado de las partes.
La nulidad puede ser absoluta o relativa.
c. Otro argumento que da esta postura, se basa en la redacción de una serie de disposiciones en el CC,
disposiciones que por los términos utilizados darían entender que el legislador habría reconocido a la
inexistencia como una sanción distinta a la nulidad absoluta. Por ejemplo, los artículos 1809, 1701,
1801 inc. II, 1802, 1814, 2027, 2055 y 2057, 1554.
Art. 1554. La promesa de celebrar un contrato no produce obligación alguna; salvo que
concurran las circunstancias siguientes:
1ª Que la promesa conste por escrito;
2ª Que el contrato prometido no sea de aquellos que las leyes declaran ineficaces;
3ª Que la promesa contenga un plazo o condición que fije la época de la celebración del contrato;
4ª Que en ella se especifique de tal manera el contrato prometido, que sólo falten para que sea
perfecto, la tradición de la cosa, o las solemnidades que las leyes prescriban.
Concurriendo estas circunstancias habrá lugar a lo prevenido en el artículo precedente.
Art. 1701. La falta de instrumento público no puede suplirse por otra prueba en los actos y
contratos en que la ley requiere esa solemnidad; y se mirarán como no ejecutados o celebrados
aun cuando en ellos se prometa reducirlos a instrumento público dentro de cierto plazo, bajo una
cláusula penal: esta cláusula no tendrá efecto alguno.
Fuera de los casos indicados en este artículo, el instrumento defectuoso por incompetencia del
funcionario o por otra falta en la forma, valdrá como instrumento privado si estuviere firmado
por las partes.43
Art. 1801 inc. II. La venta de los bienes raíces, servidumbre y censos, y la de una sucesión
hereditaria, no se reputan perfectas ante la ley, mientras no se ha otorgado escritura pública.44
Art. 1802. Si los contratantes estipularen que la venta de otras cosas que las enumeradas en el
inciso 2º del artículo precedente no se repute perfecta hasta el otorgamiento de escritura pública
o privada, podrá cualquiera de las partes retractarse mientras no se otorgue la escritura o no haya
principiado la entrega de la cosa vendida.
43 Por lo tanto, exigido como solemnidad para el perfeccionamiento del acto o contrato, el instrumento
público, no existe ante la ley y debe mirarse, no como nulo, sino como no ejecutado o celebrado el acto o
contrato. La cláusula penal no tendrá efecto alguno porque no puede garantizar un acto o contrato que no
tiene existencia, que no puede producir efecto civil alguno.
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Art. 1814. La venta de una cosa que al tiempo de perfeccionarse el contrato se supone existente y
no existe, no produce efecto alguno.
Si faltaba una parte considerable de ella al tiempo de perfeccionarse el contrato, podrá el
comprador a su arbitrio desistir del contrato, o darlo por subsistente, abonando el precio a justa
tasación.
El que vendió a sabiendas lo que en el todo o en una parte considerable no existía, resarcirá los
perjuicios al comprador de buena fe.
Art. 2027. La constitución de un censo deberá siempre constar por escritura pública inscrita en el
competente Registro; y sin este requisito no valdrá como constitución de censo; pero el obligado
a pagar la pensión lo estará en los términos del testamento o contrato, y la obligación será
personal.
Art. 2055. No hay sociedad, si cada uno de los socios no pone alguna cosa en común, ya consista
en dinero o efectos, ya en una industria, servicio o trabajo apreciable en dinero.
Tampoco hay sociedad sin participación de beneficios.
No se entiende por beneficio el puramente moral, no apreciable en dinero.45
Art. 2057. Si se formare de hecho una sociedad que no pueda subsistir legalmente, ni como
sociedad, ni como donación, ni como contrato alguno, cada socio tendrá la facultad de pedir que
se liquiden las operaciones anteriores y de sacar sus aportes.
Esta disposición no se aplicará a las sociedades que son nulas por lo ilícito de la causa u objeto,
las cuales se regirán por el Código Criminal.
Luis CLARO SOLAR reconoce que el CC sólo trata la nulidad y que nada dice
sobre la inexistencia, pero advierte que al referirse a la nulidad lo hace como modo de
extinguir las obligaciones, y como la inexistencia no extingue nada que no ha existido,
no se puede extinguir lo que no ha nacido. Contestando a ALESSANDRI, señala que es
verdad que los actos de los absolutamente incapaces se sancionan con la nulidad
absoluta y no con la inexistencia, pero ello es porque esas personas pueden
aparentemente consentir, y es por ello que se prefirió la nulidad absoluta.
Rafael VALENZUELA cree que ambas posturas tienen fuertes argumentos, pero
que en ciertos casos simplemente no hay otra forma de resolver el problema que
recurriendo a la inexistencia, en tal sentido cree que el CC da lugar en algunos casos a la
inexistencia jurídica.46
Sobre la posición de la jurisprudencia en Chile, se puede decir que no existe una jurisprudencia
uniforme en esta materia, existen fallos en que expresamente se ha reconocido la omisión de los requisitos de
existencia a la nulidad absoluta, y en otros se ha reconocido la inexistencia.
a. La primera diferencia dice relación con los efectos que produce una u otra clase
de actos. El acto inexistente por su propia condición jamás va a producir efectos
46 La nueva doctrina civilista opta por la inexistencia, aunque ALESSANDRI, SOMMARIVA y VODANOVIC
dicen que la tendencia actual es incluir la inexistencia en la nulidad.
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c. Procesalmente hablando, la nulidad puede hacerse valer tanto por acción, como
por excepción, en cambio, la inexistencia sólo puede hacerse valer en juicio por
medio de una excepción. Cuando el acto es nulo, se puede iniciar un juicio con
el objeto preciso de que se declare la nulidad, en cambio, en el caso de la
inexistencia, esto no es así, porque la nada no produce una acción.
f. Otra diferencia dice relación con los efectos que provoca la declaración de
nulidad y la constatación de inexistencia, por su parte. La declaración de nulidad
produce efectos solamente para las partes que debatieron en juicio acerca de la
validez del contrato; esto es una manifestación concreta y particular del efecto
relativo de las sentencias, el que está plenamente acogido en el art. 1690. Esto
no ocurre en materia de inexistencia, ya que la constatación de inexistencia
siempre produce efectos erga homnes, porque el juez no ha declarado nada,
simplemente ha constatado una realidad.
Art. 1690. Cuando dos o más personas han contratado con un tercero, la nulidad declarada a
favor de una de ellas no aprovechará a las otras.
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Art. 1701. La falta de instrumento público no puede suplirse por otra prueba en los actos y
contratos en que la ley requiere esa solemnidad; y se mirarán como no ejecutados o celebrados
aun cuando en ellos se prometa reducirlos a instrumento público dentro de cierto plazo, bajo una
cláusula penal: esta cláusula no tendrá efecto alguno.
Fuera de los casos indicados en este artículo, el instrumento defectuoso por incompetencia del
funcionario o por otra falta en la forma, valdrá como instrumento privado si estuviere firmado
por las partes.
1.2. La nulidad.
La nulidad es una sanción civil que está reglamentada en el título XX (“de la
nulidad y la rescisión”) del libro IV del CC, concretamente en los arts. 1681 y siguientes.
El concepto de nulidad es un término genérico bajo el cual se comprende tanto la
nulidad absoluta como la nulidad relativa, pero esta última también recibe la
denominación de rescisión, de manera que el nombre de este título se refiere tanto a la
nulidad absoluta como a la nulidad relativa.
Las normas del título XX son de fundamental importancia, porque son aplicables
no solamente a la nulidad de los contratos, sino que a la de los actos jurídicos en
general. Estas normas tienen un ámbito de aplicación muy extenso, no se limitan en el
Derecho civil, sino que se aplican al derecho privado en general.
Estas normas (arts. 1681 y siguientes) constituyen el estatuto general, pero no el
único existente en el CC o en la legislación civil, porque si se revisa la legislación civil,
es posible encontrar reglas especiales de nulidad, por ejemplo, a propósito del
matrimonio, del testamento, y la tradición; pero igualmente, aún respecto de estas
materias, estas normas tienen importancia, ya que tienen un carácter supletorio.
Basándose en el art. 1681 la doctrina define a la n u l i d a d señalando que es la
sanción por omisión de los requisitos establecidos ya sea en atención a la naturaleza del
acto o contrato, ya sea en atención a la calidad o estado de las partes que lo ejecutan o
celebran48. Este concepto genérico de nulidad es muy importante, porque a partir de él
es que se pueden extraer las dos grandes especies de nulidad en nuestro ordenamiento,
que son la nulidad absoluta y la nulidad relativa.
Art. 1681. Es nulo todo acto o contrato a que falta alguno de los requisitos que la ley prescribe para el
valor del mismo acto o contrato, según su especie y la calidad o estado de las partes.
La nulidad puede ser absoluta o relativa.
47 La conversión consiste en que ciertos actos pueden subsistir como válidos, pero con un carácter
diferente.
48 También se puede definir como la sanción legal establecida para la omisión de los requisitos y
formalidades que se prescriben para el valor de un acto según su especie y la calidad o estado de las
partes.
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causales de nulidad, sin que a las partes les quepa crear causales distintas de
nulidad de las fijadas por él. Por otra parte, esta característica implica que si el
legislador señala que un determinado acto es nulo, las partes no pueden dejar de
observar la correspondiente disposición legal (art. 11). La doctrina señala un
ejemplo, y señala que el art. 1796 sanciona con nulidad absoluta el contrato de
compraventa entre cónyuges no separados judicialmente; esta es una norma que
tiene por objeto evitar el fraude a terceros, pero puede ocurrir que los cónyuges
quieran celebrar un contrato de compraventa sin perjudicar a terceros, sin
embargo, de todas maneras la norma lo prohíbe (ellos no pueden dejar de
observar la norma). Por lo tanto, las partes no pueden crear nulidades ya que
éstas son restrictivas de la ley, es una atribución privativa del legislador, y por
más que estipulen, una vez establecida la sanción de nulidad por la omisión de
un requisito de validez, los jueces están obligados a aplicarla en virtud del art.
11.
Art. 11. Cuando la ley declara nulo algún acto, con el fin expreso o tácito de precaver un fraude,
o de proveer a algún objeto de conveniencia pública o privada, no se dejará de aplicar la ley,
aunque se pruebe que el acto que ella anula no ha sido fraudulento o contrario al fin de la ley.
Esto no significa que la ley en cada caso particular deba señalar que la omisión
de tal requisito acarrea la nulidad del acto, ya que cada vez que se infringe la ley
al celebrar un acto, si esta infracción se encuentra comprendida dentro de las
hipótesis contempladas por el art. 1681, la sanción es la nulidad del acto 49. El
requisito debe encontrarse establecido para la validez del acto y sólo entonces su
incumplimiento acarreará la nulidad de dicho acto; cualquier otro requisito que
no esté establecido como condición de validez, no acarreará la nulidad del acto,
sino otras sanciones, por ejemplo, la inoponibilidad para terceras personas.
Art. 10. Los actos que prohíbe la ley son nulos y de ningún valor; salvo en cuanto designe
expresamente otro efecto que el de nulidad para el caso de contravención.
49 La ley emplea diferentes expresiones para señalar que la omisión de ciertos requisitos es sancionada
con la nulidad del acto, por ejemplo, es nulo, se prohíbe, no tendrá valor alguno, se rescinde, puede
anularse, para que valga, para que sea válido, para que tenga efecto, etc.
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Art. 1687. La nulidad pronunciada en sentencia que tiene la fuerza de cosa juzgada, da a las
partes derecho para ser restituidas al mismo estado en que se hallarían si no hubiese existido el
acto o contrato nulo; sin perjuicio de lo prevenido sobre el objeto o causa ilícita.
En las restituciones mutuas que hayan de hacerse los contratantes en virtud de este
pronunciamiento, será cada cual responsable de la pérdida de las especies o de su deterioro, de
los intereses y frutos, y del abono de las mejoras necesarias, útiles o voluptuarias, tomándose en
consideración los casos fortuitos y la posesión de buena o mala fe de las partes; todo ello según
las reglas generales y sin perjuicio de lo dispuesto en el siguiente artículo.
c. Algunos autores señalan que es una sanción de carácter e s t r u c t u r a l , esto porque todas las
causales de nulidad dicen relación con defectos que comprometen la estructura del acto jurídico.
d. Otra característica está directamente vinculada con la acción de nulidad, ya que la acción para
reclamar la nulidad es i r r e n u n c i a b l e a n t i c i p a d a m e n t e (art. 1469). Esto es lógico,
porque el legislador busca cuando establece las causales de nulidad, el respeto al ordenamiento
jurídico, señala que hay un interés superior que es el cumplimiento de las normas jurídicas. La norma
que declara la irrenunciabilidad anticipada de la acción de nulidad (art. 1469), no está en el título
relativo a la nulidad, está mucho antes.
Art. 1469. Los actos o contratos que la ley declara inválidos, no dejarán de serlo por las
cláusulas que en ellos se introduzcan y en que se renuncie la acción de nulidad.
Art. 1567. Toda obligación puede extinguirse por una convención en que las partes interesadas,
siendo capaces de disponer libremente de lo suyo, consienten en darla por nula.
Las obligaciones se extinguen además en todo o parte:
8º Por la declaración de nulidad o por la rescisión.
La ubicación de la nulidad como modo de extinguir las obligaciones es muy criticada por la doctrina,
por varias razones:
50 Andrés BELLO siguiendo el CC francés trató la nulidad en cuanto a modo de extinguir las obligaciones.
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- Un acto una vez declarado nulo, se entiende que las partes nunca lo celebraron y, por lo tanto,
deben ser restituidas al mismo estado en que estaban antes de celebrar el contrato.
Entonces ¿cómo puede extinguirse algo que nunca existió?
Rafael VALENZUELA cree que debió haberse dicho que la nulidad es un modo de
invalidar los actos o contratos y como consecuencia de ello se extinguen las
obligaciones y derechos de tal acto declarado nulo.
En el principio de la autonomía de la voluntad consagrado en el art. 1545, se
establece que los contratos legalmente celebrados sólo pueden ser invalidados
por el consentimiento mutuo de las partes o por causas legales, dentro de las
cuales se encuentra la nulidad (sería una causa legal de invalidación de los
contratos, en el caso que se la entienda no como un modo de extinguir
obligaciones, sino contratos).
g. En cuanto al campo de aplicación de las normas sobre nulidad del CC, la regla general es que operan
en todo lo referente al derecho privado. Tratándose del derecho público, campo en que
el Estado o sus funcionarios actúan con autoridad o poder de imperio, la regla
general es que no les sean aplicables las normas sobre nulidad del CC, a menos
que la ley se refiera expresamente a ese caso (art. 10). Las normas sobre nulidad
se aplican a cualquier acto jurídico, a menos que haya una disposición expresa
que consulte otra sanción que la nulidad.51
Art. 1681. Es nulo todo acto o contrato a que falta alguno de los requisitos que la ley prescribe
para el valor del mismo acto o contrato, según su especie y la calidad o estado de las partes.
La nulidad puede ser absoluta o relativa.
51 En la última década se ha desarrollado toda una teoría de la nulidad de derecho público a partir de
los arts. 6 y 7 de la CPR.
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b. Otra clasificación distingue entre nulidad total y nulidad parcial, en este caso el criterio de
clasificación es la extensión. La n u l i d a d t o t a l es aquella que afecta a la totalidad del acto
jurídico, la n u l i d a d p a r c i a l , en cambio, es aquella que sólo afecta a una o más de sus partes
(en un contrato se habla de cláusulas).
Esta no es una clasificación que esté claramente recogida en el CC, pero si hay alguna referencia a
propósito del testamento, porque en estas materias es posible comprobar que el legislador acepta
expresamente la posibilidad de nulidad parcial (que exista un vicio en una cláusula o disposición del
testamento), es el caso por ejemplo, del art. 1059 que establece que las disposiciones captatorias son
nulas; también los art. 1060 y 1061 se refieren a la nulidad parcial.
Art. 1060. No vale disposición alguna testamentaria que el testador no haya dado a conocer de
otro modo que por sí o no, o por una señal de afirmación o negación, contestando a una
pregunta.
Art. 1061. No vale disposición alguna testamentaria en favor del escribano que autorizare el
testamento, o del funcionario que haga las veces de tal, o del cónyuge de dicho escribano o
funcionario, o de cualquiera de los ascendientes, descendientes, hermanos, cuñados, empleados o
asalariados del mismo.
No vale tampoco disposición alguna testamentaria en favor de cualquiera de los testigos, o de su
cónyuge, ascendientes, descendientes, hermanos o cuñados.
c. Otra clasificación que es netamente doctrinal, es la que distingue entre nulidad expresa y nulidad
tácita. Se dice que la nulidad es e x p r e s a , cuando la ley declara de manera explícita y directa que
determinado vicio provoca la nulidad, por ejemplo, cuando el legislador se refiere a que los actos de
los absolutamente incapaces, son absolutamente nulos.
La n u l i d a d t á c i t a es aquella que deriva de una relación de normas jurídicas, concretamente
de la relación entre los arts. 10, 1681, 1682 y 1466, es decir, cuando la nulidad deriva de la aplicación
de las reglas generales. Esta clasificación puede llevar a la confusión de que la sanción no es siempre
una sanción legal, sin embargo, esto no es así.
Art. 10. Los actos que prohíbe la ley son nulos y de ningún valor; salvo en cuanto designe
expresamente otro efecto que el de nulidad para el caso de contravención.
Art. 1681. Es nulo todo acto o contrato a que falta alguno de los requisitos que la ley prescribe
para el valor del mismo acto o contrato, según su especie y la calidad o estado de las partes.
La nulidad puede ser absoluta o relativa.
Art. 1682. La nulidad producida por un objeto o causa ilícita, y la nulidad producida por la
omisión de algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o
contratos en consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o estado de las personas que
los ejecutan o acuerdan, son nulidades absolutas.
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Hay asimismo nulidad absoluta en los actos y contratos de personas absolutamente incapaces.
Cualquiera otra especie de vicio produce nulidad relativa, y da derecho a la rescisión del acto o
contrato.
Art. 1466. Hay asimismo objeto ilícito en las deudas contraídas en juego de azar, en la venta de
libros cuya circulación es prohibida por autoridad competente, de láminas, pinturas y estatuas
obscenas, y de impresos condenados como abusivos de la libertad de la prensa; y generalmente
en todo contrato prohibido por las leyes.
a. El objeto ilícito.
b. La causa ilícita.
d. Los actos de las personas absolutamente incapaces (porque para la ley carecen de voluntad).
e. Falta de objeto.
f. Falta de causa.
g. Los supuestos específicos de falta de voluntad como el error esencial y la fuerza física. El e r r o r
e s e n c i a l es una figura extremadamente polémica en cuanto a su sanción, porque hay quienes
sostienen que éste es un supuesto de inexistencia jurídica (por falta de voluntad), otros dicen que la
sanción es la nulidad absoluta (porque no adhieren a la teoría de la inexistencia); y una tercera postura
sostiene que el error esencial se sanciona como cualquier otro vicio de la voluntad, por ende,
en este caso la sanción sería la nulidad relativa, esto porque el art. 1454 que se
refiere al error susbstancial, que sigue al art. 1453 que establece el error esencial,
señala que este error vicia "asimismo el consentimiento", de forma que tendrían
igual sanción: la nulidad relativa.
Rafael VALENZUELA agrega la fuerza, más precisamente, los casos de f u e r z a
f í s i c a , como el tomar la mano a una persona para que firme, ya que en este
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caso no habría voluntad; es decir, cuando la persona aparece como objeto de una
acción y no como sujeto.
Esta ampliación no se contradice con la característica de que la nulidad sea una sanción legal, ya que
la amplitud de los términos utilizados por el legislador en el art. 1682 permiten agregar los requisitos de
existencia.
Art. 1683. La nulidad absoluta puede y debe ser declarada por el juez, aun sin petición de parte, cuando
aparece de manifiesto en el acto o contrato; puede alegarse por todo el que tenga interés en ello, excepto
el que ha ejecutado el acto o celebrado el contrato, sabiendo o debiendo saber el vicio que lo invalidaba;
puede asimismo pedirse su declaración por el
ministerio público en el interés de la moral o de la ley; y no puede sanearse por la ratificación de las
partes, ni por un lapso de tiempo que no pase de diez años.
En primer lugar este artículo señala al j u e z , y dice que éste puede y debe declarar la nulidad
absoluta aún sin petición de parte. El legislador al señalar que el juez “puede”, le está reconociendo
expresamente la facultad para proceder de oficio, y esta es una facultad que en sede civil es excepcional 52.
A continuación el artículo señala que “debe” declarar la nulidad absoluta, por lo
que el juez está obligado a hacerlo (implica un mandato o imposición al juez) cuando
aparece de manifiesto en el acto o contrato. Un vicio de nulidad aparece de manifiesto
en el acto o contrato, cuando consta o aparece de modo patente, debe saltar a la vista;
pero si para poder llegar a establecerlo, el juez debe recurrir a otras pruebas distintas de
las que constan en el acto o contrato y relacionarlas, se entiende que el vicio ya no
consta de manifiesto. Según el profesor ALESSANDRI, un vicio es manifiesto, cuando
para su establecimiento basta sólo con leer el instrumento, sin necesidad de relacionarlo
con otra prueba o antecedente externo al proceso; como por ejemplo, en el caso de los
incapaces aparece de manifiesto cuando un contrato es celebrado por un impúber, el
cual actúa sin representación; otro ejemplo sería que en un proceso se acompañe un
contrato de compraventa de un bien raíz por un documento privado.
El supuesto en que el juez debe y puede declarar la nulidad, supone que exista un juicio del cual está
conociendo el juez, y que en ese juicio se presenta un documento en que consta un acto o contrato, y que en ese
acto o contrato aparezca de manifiesto o conste de un modo patente un vicio de nulidad absoluta.
absoluta t o d o a q u e l
En segundo término el legislador señala que puede alegar la nulidad
q u e t e n g a i n t e r é s e n e l l a , excepto aquel que ha ejecutado el acto o celebrado el
contrato, sabiendo o debiendo saber el vicio que lo invalidaba.
Cuando el legislador habla de “todo aquel”, lógicamente está explicitando que la
titularidad no está limitada a las partes que celebraron el acto que se anula, sino que
puede reclamarla todo aquel que tenga un interés en la declaración de nulidad. No es
necesario haber intervenido en el contrato cuya validez se impugna, basta tener interés
en la declaración de nulidad absoluta, lo cual es lógico por que el vicio de nulidad afecta
al acto jurídico en sí mismo, sin consideración a las personas que lo han celebrado.
52 En materia procesal civil rige el principio dispositivo, es decir, son las partes las que mueven el
proceso, no el juez, esto es distinto a lo que ocurre en sede penal (principio inquisitivo). En sede civil el
principio que rige es el principio de la pasividad, en virtud del cual el juez sólo puede actuar a petición de
parte.
Otro ejemplo en que el juez puede actuar en sede civil de oficio, se encuentra en materia de prescripción
en donde el legislador le reconoce al juez la posibilidad de declarar de oficio la prescripción de la acción
ejecutiva.
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53 Aquí no basta el conocimiento presunto o ficticio de la ley a que se refieren los arts. 7 y 8 porque si
bastara, las partes jamás podrían pedir la nulidad absoluta, ya que se presumiría que siempre conocen la
ley, por lo tanto, es necesario el conocimiento real y efectivo del vicio que invalidaba el acto. Su
fundamento no está, por lo tanto, en la norma que se refiere al conocimiento de la ley, sino el
conocimiento del vicio que hace anulable el acto.
Art. 8. Nadie podrá alegar ignorancia de la ley después que ésta haya entrado en vigencia.
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Art. 1685. Si de parte del incapaz ha habido dolo para inducir al acto o contrato, ni él ni sus
herederos o cesionarios podrán alegar nulidad. Sin embargo, la aserción de mayor edad, o de
no existir la interdicción u otra causa de incapacidad, no inhabilitará al incapaz para obtener
el pronunciamiento de nulidad.
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que entenderla referida a la Fiscalía Judicial que se desempeña en las Cortes de Apelaciones (esta norma
conserva la misma redacción desde los inicios del CC).
Art. 11. Cuando la ley declara nulo algún acto, con el fin expreso o tácito de precaver un fraude, o de
proveer a algún objeto de conveniencia pública o privada, no se dejará de aplicar la ley, aunque se pruebe
que el acto que ella anula no ha sido fraudulento o contrario al fin de la ley.
Art. 12. Podrán renunciarse los derechos conferidos por las leyes, con tal que sólo miren al interés
individual del renunciante, y que no esté prohibida su renuncia.
Art. 1683. La nulidad absoluta puede y debe ser declarada por el juez, aun sin petición de parte, cuando
aparece de manifiesto en el acto o contrato; puede alegarse por todo el que tenga interés en ello, excepto
el que ha ejecutado el acto o celebrado el contrato, sabiendo o debiendo saber el vicio que lo invalidaba;
puede asimismo pedirse su declaración por el ministerio público en el interés de la moral o de la ley; y no
puede sanearse por la ratificación de las partes, ni por un lapso de tiempo que no pase de diez años.
Art. 1460. Toda declaración de voluntad debe tener por objeto una o más cosas que se trata de dar, hacer o
no hacer. El mero uso de la cosa o su tenencia puede ser objeto de la declaración.
Art. 2514. La prescripción que extingue las acciones y derechos ajenos exige solamente cierto lapso de
tiempo, durante el cual no se hayan ejercido dichas acciones.
Se cuenta este tiempo desde que la obligación se haya hecho exigible.
54 Don Rafael VALENZUELA cree que sería más propio hablar de confirmación. Los tratadistas reservan
la palabra ratificación para referirse a aquellos actos que no le son oponibles a una persona y ella acepta
que le sean oponibles, ratificándolos.
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Teoría general del acto jurídico
Paulina Navarrete M. – Maximiliano Astorga B.
Art. 1682. La nulidad producida por un objeto o causa ilícita, y la nulidad producida por la omisión de
algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o contratos en
consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o estado de las personas que los ejecutan o
acuerdan, son nulidades absolutas.
Hay asimismo nulidad absoluta en los actos y contratos de personas absolutamente incapaces.
Cualquiera otra especie de vicio produce nulidad relativa, y da derecho a la rescisión del acto o contrato.
En concreto las causales (vicios) que pueden provocar la nulidad relativa son:
a. La voluntad o consentimiento viciado por error, fuerza y dolo. En cuanto al error esencial, para
incluir éste como causal de nulidad relativa, la doctrina se apoya en el art. 1454, disposición que está
lógicamente a continuación del art. 1453 el cual se refiere al error esencial; el art. 1454 dice que el
error de hecho vicia “asimismo” el consentimiento, por lo que el legislador afirma que el error
esencial también vicia el consentimiento, el cual se sanea con nulidad relativa, y no sería un error
obstáculo en que falte la voluntad, cuya sanción sería la inexistencia o la nulidad absoluta.
Art. 1453. El error de hecho vicia el consentimiento cuando recae sobre la especie de acto o
contrato que se ejecuta o celebra, como si una de las partes entendiese empréstito y la otra
donación; o sobre la identidad de la cosa específica de que se trata, como si en el contrato de
venta el vendedor entendiese vender cierta cosa determinada, y el comprador entendiese comprar
otra.
Art. 1454. El error de hecho vicia asimismo el consentimiento cuando la sustancia o calidad
esencial del objeto sobre que versa el acto o contrato, es diversa de lo que se cree; como si por
alguna de las partes se supone que el objeto es una barra de plata, y realmente es una masa de
algún otro metal semejante.
El error acerca de otra cualquiera calidad de la cosa no vicia el consentimiento de los que
contratan, sino cuando esa calidad es el principal motivo de una de ellas para contratar, y este
motivo ha sido conocido de la otra parte.
b. La segunda causal de la nulidad relativa es la lesión. A propósito de esta causal, hay que recordar que
la lesión es nuestro sistema un vicio objetivo, y se sanciona sólo de manera excepcional (la ley
expresamente la reconoce y sanciona). En cuanto a los casos de lesión que están expresamente
sancionados por el legislador, hay que tener presente que no siempre la lesión se sanciona con la
nulidad relativa del acto, por ejem plo, se sanciona con nulidad relativa la compraventa
cuando la lesión alcanza el nivel de enorme (art. 1888, en relación con la
compraventa de bienes raíces), no así el caso del mutuo. Además existen casos de lesión que
se sancionan con nulidad relativa, en que la nulidad relativa tiene características especiales, esto es lo
que ocurre a propósito de la lesión enorme en el contrato de compraventa de un bien raíz 55.
55 ALESSANDRI cree que la lesión no es causal de nulidad relativa, por que la nulidad cuando cabe en la
lesión es de una naturaleza especial distinta de la que tiene la nulidad general que aquí se trata como vicio
del consentimiento.
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c. En tercer lugar se señala que constituye causal de nulidad relativa la omisión de formalidades
habilitantes. Puede que en algunas obras esta causal se denomine con el nombre de los actos de los
relativamente incapaces, sin embargo esto es incorrecto, porque decir y afirmar que los actos
realizados por los incapaces relativos son nulos relativamente, es impropio en el sentido de que los
incapaces relativos pueden actuar representados, lo que es válido.
Las formalidades habilitantes son requisitos exigidos por el legislador en atención a la calidad o
estado de las partes. Significa que la omisión de cualquier requisito que la ley
prescriba para el valor del acto y que no esté expresamente sancionado con la
nulidad absoluta debe ser sancionado con nulidad relativa.
Estas personas no siempre son incapaces, como el caso de la mujer casada en sociedad
conyugal, la que no es incapaz desde el año 1989 (arts. 1769, 1764 y 1757).
Art. 1757. Los actos ejecutados sin cumplir con los requisitos prescritos en los artículos 1749,
1754 y 1755 adolecerán de nulidad relativa. En el caso del arrendamiento o de la cesión de la
tenencia, el contrato regirá sólo por el tiempo señalado en los artículos 1749 y 1756.
La nulidad o inoponibilidad anteriores podrán hacerlas valer la mujer, sus herederos o
cesionarios.
El cuadrienio para impetrar la nulidad se contará desde la disolución de la sociedad conyugal, o
desde que cese la incapacidad de la mujer o de sus herederos.
En ningún caso se podrá pedir la declaración de nulidad pasados diez años desde la celebración
del acto o contrato.
Art. 1769. Se acumulará imaginariamente al haber social todo aquello de que los cónyuges sean
respectivamente deudores a la sociedad, por vía de recompensa o indemnización, según las
reglas arriba dadas.
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También son titulares los h e r e d e r o s , esto porque ellos son los continuadores legales de la
persona del causante. Los herederos son como el causante, ya que lo van a suceder en
todos sus bienes, derechos y obligaciones transmisibles (el fundamento de esto está en
el art. 1097). Mientras dura la comunidad hereditaria, cualquier heredero puede alegar la
nulidad relativa del acto que había realizado el causante, pero una vez hecha la
partición, se le adjudica a cada heredero una cosa determinada y como tiene efecto
retroactivo, una vez terminada la partición solamente aquel heredero al que se le
adjudicaron los derechos que tenía el causante en el acto celebrado de cuya nulidad se
trata, puede alegar la nulidad relativa. Esto como consecuencia del efecto retroactivo de
la partición (art. 1344).
Art. 1097. Los asignatarios a título universal, con cualesquiera palabras que se les llame, y aunque en el
testamento se les califique de legatarios, son herederos: representan la persona del testador para sucederle
en todos sus derechos y obligaciones transmisibles.
Los herederos son también obligados a las cargas testamentarias, esto es, a las que se constituyen por el
testamento mismo, y que no se imponen a determinadas personas.
Art. 1344. Cada asignatario se reputará haber sucedido inmediata y exclusivamente al difunto en todos los
efectos que le hubieren cabido, y no haber tenido jamás parte alguna en los otros efectos de la sucesión.
Por consiguiente, si alguno de los consignatarios ha enajenado una cosa que en la partición se adjudica a
otro de ellos, se podrá proceder como en el caso de la venta de cosa ajena.
Otros titulares son los c e s i o n a r i o s , que son aquellos a quienes el contratante ha transferido sus
derechos por un acto entre vivos.
Respecto a la titularidad que corresponde a los incapaces relativos, conviene tener presente lo
dispuesto en el art. 1686. Esta es una disposición que se justifica en la intención del legislador de explicitar la
eliminación del beneficio de la restituio in integrum (institución del Derecho Romano)56. Aquí el legislador
señala que si en un acto celebrado por un incapaz relativo cumple con las formalidades habilitantes,
sólo podrá pedir la nulidad del acto en la misma forma que los plenamente capaces (por
fuerza, dolo, etc., pero no por ser menor adulto).
Art. 1686. Los actos y contratos de los incapaces en que no se ha faltado a las formalidades y requisitos
necesarios, no podrán declararse nulos ni rescindirse, sino por las causas en que gozarán de este beneficio
las personas que administran libremente sus bienes.
56 La restituio in integrum era un beneficio que permitía en el Derecho Romano a los incapaces solicitar
la nulidad de un acto jurídico celebrado, por ellos aún cuando se hubiere cumplido con todas las
formalidades habilitantes, esto por haberle ocasionado a éste un perjuicio económico. Por ende, cada vez
que un menor experimentaba un perjuicio económico en sus relaciones jurídicas, cumpliendo o no con las
formalidades habilitantes, debía ser restituido, lo cual es injusto y crea una falta de certeza jurídica.
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Art. 1684. La nulidad relativa no puede ser declarada por el juez sino a pedimento de parte; ni puede
pedirse su declaración por el ministerio público en el solo interés de la ley; ni puede alegarse sino por
aquellos en cuyo beneficio la han establecido las leyes o por sus herederos o cesionarios; y puede
sanearse por el lapso de tiempo o por la ratificación de las partes.
Art. 1692. Los herederos mayores de edad gozarán del cuadrienio entero si no hubiere principiado a
correr; y gozarán del residuo en caso contrario.
A los herederos menores empieza a correr el cuadrienio o su residuo, desde que hubieren llegado a edad
mayor.
Pero en este caso no se podrá pedir la declaración de nulidad pasados diez años desde la celebración del
acto o contrato.
El inc. II de este artículo hace referencia a los herederos menores de 18 años, señalando que los cuatro
años o su residuo se empezarán a contar sólo desde el momento en que ellos tengan la mayoría de edad, sin
embargo no se podrá solicitar la nulidad relativa al cabo de 10 años de la celebración del acto o contrato; si no
han cumplido los 18 años y para que no transcurra el plazo de 10 años, los herederos pueden actuar
representados, por ejemplo, el heredero tiene un año y ya ha corrido un año, por lo
tanto, hay que suspender hasta que cumpla 18 años, pero para tal tiempo habrá prescrito,
por lo tanto, será su representante legal (padre, madre o tutor) el que la alegue.
57 En el caso de la compraventa y la permuta, el plazo para pedir la rescisión por lesión enorme también
es de cuatro años. Esto señala una armonía entre las normas del CC.
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¿Qué pasa si una persona está en calidad de incapaz, por ser interdicta por
disipación por muchos años, toda la vida inclusive? Según el art. 1691 inc. III al
terminar la interdicción comenzaría a correr el plazo del cuadrienio que podría ser
incluso de más de 30 años (en el supuesto de 26 años de incapacidad, más cuatro del
cuadrienio). Esto daría un tiempo superior al que establece la nulidad absoluta (10
años). Todo este problema se produce en vista a que en el CC no está contemplado este
caso, sólo se contempla el caso de los herederos menores (plazo máximo de 10 años).
Esto crea gran incertidumbre, al permanecer el acto por muchos años sin que el plazo
para pedir la nulidad prescriba (ya que el cuadrienio empieza a correr una vez terminada
la incapacidad).
La mayoría de los autores creen que el CC está inspirado en la posición de sanear
los actos al cabo de 10 años, en aras de la certeza jurídica. Por ejemplo, el art. 1757
modificado por Ley 18.802 expresa que "en ningún caso pasados 10 años se podrá pedir
la nulidad” (se entiende hombre incapaz por demencia o sordomudez).
Art. 1757. Los actos ejecutados sin cumplir con los requisitos prescritos en los artículos 1749, 1754 y
1755 adolecerán de nulidad relativa. En el caso del arrendamiento o de la cesión de la tenencia, el
contrato regirá sólo por el tiempo señalado en los artículos 1749 y 1756.
La nulidad o inoponibilidad anteriores podrán hacerlas valer la mujer, sus herederos o cesionarios.
El cuadrienio para impetrar la nulidad se contará desde la disolución de la sociedad conyugal, o desde que
cese la incapacidad de la mujer o de sus herederos.
En ningún caso se podrá pedir la declaración de nulidad pasados diez años desde la celebración del acto o
contrato.
Art. 12. Podrán renunciarse los derechos conferidos por las leyes, con tal que sólo miren al interés
individual del renunciante, y que no esté prohibida su renuncia.
La ratificación según la doctrina, es la confirmación del acto o contrato viciado por medio de la
renuncia a ejercer la acción de nulidad. Desde la perspectiva de la teoría general del acto jurídico, se podría
definir la ratificación como un acto jurídico unilateral, mediante el cual el titular de la acción de nulidad
relativa renuncia a ella. Con este concepto queda de manifiesto la imprecisión de la expresión “ratificación de
las partes” ya que quien ratifica es solamente el que sufrió el vicio. 58
58 La c o n v e r s i ó n es una figura distinta, y existe cuando en un acto jurídico, en que no concurren los
requisitos legales para que pueda surtir los efectos que las partes se propusieron, es posible llenar los
requisitos de otro tipo de acto jurídico, siendo idénticos la finalidad y los efectos conseguidos. En lugar
del acto nulo, se entiende celebrado el otro, si hay razones para suponer que las partes, de haber sabido
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En general la doctrina critica el término ratificación que empleo el legislador, y prefiere utilizar el
término confirmación, porque el término ratificación debe utilizarse para otras figuras jurídicas, como por
ejemplo, cuando el mandante valida o “ratifica” lo que hizo el mandatario, que no tenía poder para
representarlo59.
Las ca r a c t e r í s t i c a s de la ratificación son las siguientes:
a. Es un acto jurídico unilateral que se perfecciona con la sola declaración de voluntad del titular de la
acción.
b. En segundo lugar, es un acto jurídico irrevocable, una vez que el titular ha renunciado no puede dejar
sin efecto la ratificación.
c. En tercer lugar, es un acto que produce efectos retroactivos, porque en virtud de la ratificación se
entiende que fue valido desde el primer momento.
a. Para que la ratificación sea eficaz en el saneamiento de la nulidad relativa, ésta tiene que emanar de la
parte que tenía derecho a solicitarla (art. 1696).
Art. 1696. Ni la ratificación expresa ni la tácita serán válidas, si no emanan de la parte o partes
que tienen derecho de alegar la nulidad.
b. La ratificación debe emanar, para que sea válida, de parte capaz. Se refiere a este requisito el art.
1697, el cual señala que no vale la ratificación expresa o tácita del que no es capaz de contratar. Esto
no significa que los incapaces estén excluidos de la posibilidad de ratificar, sino que simplemente
significa que deberán cumplir con la autorización o representación según proceda.
Art. 1697. No vale la ratificación expresa o tácita del que no es capaz de contratar.
c. En tercer lugar, para que la ratificación sea eficaz, debe ser oportuna, lo que significa que
necesariamente tiene que hacerse antes de que la nulidad sea declarada por sentencia firme o
ejecutoriada.
d. Finalmente, conforme a lo que señala el art. 1693, la ratificación puede ser expresa o tácita. El art.
1694 señala que para que la ratificación expresa sea válida, debe hacerse con las solemnidades a que
por la ley está sujeto el acto o contrato que se ratifica.
Art. 1693. La ratificación necesaria para sanear la nulidad cuando el vicio del contrato es
susceptible de este remedio, puede ser expresa o tácita.
Art. 1694. Para que la ratificación expresa sea válida, deberá hacerse con las solemnidades a que
por la ley está sujeto el acto o contrato que se ratifica.
que el acto que celebraban era nulo habrían encaminado su voluntad a éste. Por ejemplo, la letra de
cambio que no cumple con todos los requisitos, de forma puede surtir los efectos propios de un
reconocimiento abstracto de deuda.
Además de la conversión fundada en una consideración hipotética de la voluntad de las partes, hay otra
llamada conversión formal que obra sin más, automáticamente, en virtud de la disposición de la ley. Por
ejemplo, en el art. 1701 inc. II, se entiende que el instrumento público defectuoso por incompetencia del
funcionario o por otra falta en la forma y que está firmado por las partes servirá útilmente como
instrumento privado, si no se trata de un acto en que la ley requiere el instrumento público como
solemnidad, y en que él no puede suplirse por otra prueba.
59 La palabra ratificación tiene en derecho varias acepciones: (i) designa el acto en virtud del cual una
persona asume por su cuenta los actos ejecutados a su nombre, por otra que no tenía poder para ello (por
ejemplo, art. 672 inc. II); (ii) dice relación con la inoponibilidad, es decir, es el acto por el cual un tercero
acepta los efectos de una relación jurídica ajena, vale decir, que no le empecería bajo respecto alguno
(arts. 1450, 1818 y 898); (iii) equivale a la confirmación del acto nulo relativamente, o sea, la renuncia
del derecho de pedir la nulidad (no importa la renovación del acto jurídico que adolece de nulidad
relativa).
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La confirmación no debe estar afectada del mismo vicio que hace rescindible el
acto que se trata de ratificar, y debe hacerse con conocimiento del vicio del acto
y del correspondiente derecho de exigir la nulidad, y con intención de
confirmarlo. Si se trata de la confirmación de un acto solemne, la confirmación
expresa deberá someterse a las mismas solemnidades de ese acto.
Respecto a la ratificación tácita, el art. 1695 señala que la ratificación tácita es la ejecución
voluntaria de la obligación contratada. La ratificación tácita tiene lugar cuando la persona
conociendo el vicio, ,cumple con el acto o contrato con la intención precisa de ratificar, es decir, con
la intención de renunciar a la acción de nulidad
a. La nulidad absoluta puede y debe ser declarada de oficio por el juez de propia
iniciativa, cuando aparece de manifiesto en el acto o contrato; en cambio, en el
caso de la nulidad relativa requiere petición de parte y aunque el vicio aparezca
de manifiesto a la vista el juez, éste no puede declararla de oficio.
b. La nulidad absoluta puede ser pedida por el Ministerio Público (Fiscalía
Judicial) en el sólo interés de la moral y de la ley. Esto no rige para la nulidad
relativa, ya que estamos ante meros intereses privados.
c. La nulidad absoluta puede ser alegada por todo el que tenga interés en ella, con
la excepción del que ha ejecutado el acto o celebrado el contrato, sabiendo o
debiendo saber el vicio que lo invalidaba. En cambio, la nulidad relativa sólo
puede alegarse por las personas en cuyo beneficio la han establecido las leyes o
sus herederos o cesionarios.
d. La nulidad absoluta se sanea por un lapso de 10 años y la nulidad relativa en
cuatro años, sin perjuicio de que puede suspenderse.
e. La nulidad absoluta no puede sanearse por ratificación de las partes, en cuanto se
encuentra establecida en el interés de la colectividad general. La nulidad relativa
sí puede confirmarse.
Art. 1689. La nulidad judicialmente pronunciada da acción reivindicatoria contra terceros poseedores; sin
perjuicio de las excepciones legales.
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Para saber cuales son los efectos que produce la nulidad, es necesario distinguir entre nulidad
declarada judicialmente para las partes y nulidad declarada judicialmente para terceros. Las partes son quienes
han concurrido con su voluntad a la celebración de un determinado acto jurídico, en cambio los terceros, son
los que no han concurrido a dicha celebración.
Art. 1567. Toda obligación puede extinguirse por una convención en que las partes interesadas, siendo
capaces de disponer libremente de lo suyo, consienten en darla por nula.
Las obligaciones se extinguen además en todo o parte:
8º Por la declaración de nulidad o por la rescisión.
60 El art. 1689 aplica correctamente el principio fundamental que sólo admite la fuerza de la cosa
juzgada en la causa en que actualmente se pronunciare, por lo tanto, la sentencia que declara la nulidad no
puede hacer desposeer sin más trámite a los terceros poseedores de los bienes muebles sobre que versaba
el contrato declarado nulo, si ellos no han figurado como partes, ni han sido citados en el juicio; sino que
debe estarse a las resultas del juicio reivindicatorio, que debe seguir con este objeto el que obtuvo la
declaración de nulidad a su favor.
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El inc. II señala en concreto la manera o forma en que las partes han de ser restituidas al mismo estado
en que se encontraban hasta antes de la declaración de nulidad. Las reglas generales que señala el legislador, se
encuentran en los arts. 904 y siguientes, los cuales están contenidos en un párrafo que se denomina de las
prestaciones mutuas, ubicado dentro del título XII que se denomina de la reivindicación. El legislador en la
reglamentación de las prestaciones mutuas atiende a la buena o mala de fe las partes, y aquí se encuentra
claramente una protección de la buena fe y una sanción de la mala fe.
Existen casos de excepción en los cuales las partes no van a tener derecho a ser restituidas al estado en
que se encontraban antes del contrato nulo; estos casos son:
a. El primero está contenido en el art. 1468 (este caso ya está enunciado en el art. 1687 inc. I parte
final). En este se está sancionando de manera expresa al contratante que ha actuado de mala fe, al que
a sabiendas a dado o pagado por un objeto o causa ilícita. Aquí se exige un conocimiento efectivo, no
un conocimiento presuntivo de la ley, que contiene el art. 8
Art. 1468. No podrá repetirse lo que se haya dado o pagado por un objeto o causa ilícita a
sabiendas.
Art. 1687. La nulidad pronunciada en sentencia que tiene la fuerza de cosa juzgada, da a las
partes derecho para ser restituidas al mismo estado en que se hallarían si no hubiese existido el
acto o contrato nulo; sin perjuicio de lo prevenido sobre el objeto o causa ilícita.
En las restituciones mutuas que hayan de hacerse los contratantes en virtud de este
pronunciamiento, será cada cual responsable de la pérdida de las especies o de su deterioro, de
los intereses y frutos, y del abono de las mejoras necesarias, útiles o voluptuarias, tomándose en
consideración los casos fortuitos y la posesión de buena o mala fe de las partes; todo ello según
las reglas generales y sin perjuicio de lo dispuesto en el siguiente artículo.
Art. 8º. Nadie podrá alegar ignorancia de la ley después que ésta haya entrado en vigencia.
El art. 1687 no sólo les impide el ejercicio de la acción de nulidad en virtud del
principio Nemo Auditur, sino que además y para el caso que la nulidad se
pronuncie, la parte que ha obrado torpemente no puede exigir lo que dio o pagó.
Este “a sabiendas” a que se refiere el art. 1468, debe entenderse como un
conocimiento real y efectivo del vicio.
b. Un segundo caso de excepción está contenido en el art. 1688. Si se declara nulo un contrato
celebrado con una persona incapaz sin los requisitos que la ley exige, el que contrato con esa persona
no puede pedir restitución o reembolso de lo que gastó o pagó en virtud del contrato, sino en cuanto
prueba que el incapaz se ha hecho más rico.
Art. 1688. Si se declara nulo el contrato celebrado con una persona incapaz sin los requisitos que
la ley exige, el que contrató con ella no puede pedir restitución o reembolso de lo que gastó o
pagó en virtud del contrato, sino en cuanto probare haberse hecho más rica con ello la persona
incapaz.
Se entenderá haberse hecho ésta más rica, en cuanto las cosas pagadas o las adquiridas por medio
de ellas, le hubieren sido necesarias; o en cuanto las cosas pagadas o las adquiridas por medio de
ellas, que no le hubieren sido necesarias, subsistan y se quisiere retenerlas.
Esta norma se va aplicar precisamente cuando una de las partes sea un incapaz, y en principio éste no
restituye, porque el legislador subentiende que si no ha actuado representado o autorizado, el contrato
no podría favorecerle, salvo en cuanto se hubiere hecho más rico; esto el legislador lo hace en base a
otro principio inspirador del CC, como lo es el principio del enriquecimiento sin causa.
El legislador en el art. 1688 inc. II señala cuando se entiende que el incapaz se ha hecho más rico, y
aquí se diferencian dos situaciones: en primero lugar, en cuanto a las cosas pagadas o adquiridas por
medio de ellas le hubieren sido necesarias, como por ejemplo, cuando lo que se recibió lo ocupó para
pagar una deuda. Y en segundo lugar, en cuanto las cosas pagadas o adquiridas por medio de ellas,
que no le hubieran sido necesarias, subsistan y se quisiere retenerlas. 61
61 VODANOVIC dice que la regla del art. 1688 sólo tiene aplicación en el caso de que el contrato se anule
o rescinda por incapacidad de una de las partes; y así si el contrato se anula por ilicitud del objeto, error,
dolo o cualquiera otro vicio, no se aplica este artículo. Don Rafael VALENZUELA cree que VODANOVIC se
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c. Finalmente un tercer caso de excepción se consagra en el art. 907, que trata en concreto la restitución
de los frutos, y en esta materia se distingue entre poseedor de buena o mala fe. Al
poseedor de buena fe se le da un tratamiento privilegiado, éste no está obligado a
restituir los frutos que ha percibido mientras estuvo de buena fe (y se presume
que lo está, hasta el momento de la contestación de la demanda), de acuerdo con
las reglas generales dadas en la reivindicación (arts. 906, 907, 908).
Art. 906. El poseedor de mala fe es responsable de los deterioros que por su hecho o culpa ha
sufrido la cosa.
El poseedor de buena fe, mientras permanece en ella, no es responsable de estos deterioros, sino
en cuanto se hubiere aprovechado de ellos; por ejemplo, destruyendo un bosque o arbolado, y
vendiendo la madera o la leña, o empleándola en beneficio suyo.
Art. 907. El poseedor de mala fe es obligado a restituir los frutos naturales y civiles de la cosa, y
no solamente los percibidos sino los que el dueño hubiera podido percibir con mediana
inteligencia y actividad, teniendo la cosa en su poder.
Si no existen los frutos, deberá el valor que tenían o hubieran tenido al tiempo de la percepción:
se considerarán como no existentes los que se hayan deteriorado en su poder.
El poseedor de buena fe no es obligado a la restitución de los frutos percibidos antes de la
contestación de la demanda: en cuanto a los percibidos después, estará sujeto a las reglas de los
dos incisos anteriores.
En toda restitución de frutos se abonarán al que la hace los gastos ordinarios que ha invertido en
producirlos.
Art. 908. El poseedor vencido tiene derecho a que se le abonen las expensas necesarias invertidas
en la conservación de la cosa, según las reglas siguientes:
Si estas expensas se invirtieron en obras permanentes, como una cerca para impedir las
depredaciones, o un dique para atajar las avenidas, o las reparaciones de un edificio arruinado
por un terremoto, se abonarán al poseedor dichas expensas, en cuanto hubieren sido realmente
necesarias; pero reducidas a lo que valgan las obras al tiempo de la restitución.
Y si las expensas se invirtieron en cosas que por su naturaleza no dejan un resultado material
permanente, como la defensa judicial de la finca, serán abonadas al poseedor en cuanto
aprovecharen al reivindicador, y se hubieren ejecutado con mediana inteligencia y economía.
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transferir más derechos de los que tiene y nadie puede adquirir más derechos que los
que tenía su causante, las personas que han derivado sus derechos del que compró en
virtud del contrato nulo, no han podido adquirir el dominio, puesto que él no lo tenía, y
como el verdadero dueño es el primer vendedor, puede ejercitar la acción reivindicatoria
(que es la que tiene el dueño no poseedor contra el poseedor no dueño). De esta manera
se explica que la nulidad judicialmente pronunciada de acción reivindicatoria contra
terceros poseedores.
Lo mismo sucede si en vez de haber sido enajenada la propiedad, ésta fue
gravada con hipoteca, censo, etc.; en este caso el verdadero dueño tendrá acción para
hacer caducar esos gravámenes, por haber sido constituidos por quien no era dueño de
la cosa. Por eso el art. 2416 dice "el que sólo tiene sobre la cosa que se hipoteca un
derecho eventual, limitado o rescindible, no se entiende hipotecarla sino con las
condiciones y limitaciones a que está sujeto el derecho, aunque así no lo exprese". Por
eso antes de comprar un bien mueble raíz hay que estudiar los títulos de los últimos diez
años.
Art. 2416. El que sólo tiene sobre la cosa que se hipoteca un derecho eventual, limitado o rescindible, no
se entiende hipotecarla sino con las condiciones y limitaciones a que está sujeto el derecho; aunque así no
lo exprese.
Si el derecho está sujeto a una condición resolutoria, tendrá lugar lo dispuesto en el artículo 1491.
Art. 1490. Si el que debe una cosa mueble a plazo, o bajo condición suspensiva o resolutoria, la enajena,
no habrá derecho de reivindicarla contra terceros poseedores de buena fe.
Art. 1491. Si el que debe un inmueble bajo condición lo enajena, o lo grava con hipoteca, censo o
servidumbre, no podrá resolverse la enajenación o gravamen, sino cuando la condición constaba en el
título respectivo, inscrito u otorgado por escritura pública.
Las excepciones legales en que no hay acción reivindicatoria, son las siguientes:
a. Ocurre en el caso de que el tercero haya adquirido la cosa por prescripción adquisitiva. Aquí hay que
tener presente los arts. 682 y 683, relacionados con los arts. 717, 2492, 2498, 2508 y 2517.
Art. 682. Si el tradente no es el verdadero dueño de la cosa que se entrega por él o a su nombre,
no se adquieren por medio de la tradición otros derechos que los transmisibles del mismo
tradente sobre la cosa entregada.
Pero si el tradente adquiere después el dominio, se entenderá haberse éste transferido desde el
momento de la tradición.
Art. 683. La tradición da al adquirente, en los casos y del modo que las leyes señalan, el derecho
de ganar por la prescripción el dominio de que el tradente carecía, aunque el tradente no haya
tenido ese derecho.
Art. 717. Sea que se suceda a título universal o singular, la posesión del sucesor, principia en él;
a menos que quiera añadir la de su antecesor a la suya; pero en tal caso se la apropia con sus
calidades y vicios.
Podrá agregarse en los mismos términos a la posesión propia la de una serie no interrumpida de
antecesores.
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Art. 2492. La prescripción es un modo de adquirir las cosas ajenas, o de extinguir las acciones y
derechos ajenos, por haberse poseído las cosas o no haberse ejercido dichas acciones derechos
durante cierto lapso de tiempo, y concurriendo los demás requisitos legales.
Una acción o derecho se dice prescribir cuando se extingue por la prescripción.
Art. 2498. Se gana por prescripción el dominio de los bienes corporales raíces o muebles, que
están en el comercio humano, y se han poseído con las condiciones legales.
Se ganan de la misma manera los otros derechos reales que no están especialmente exceptuados.
Art. 2508. El tiempo necesario a la prescripción ordinaria es de dos años para los muebles y de
cinco años para los bienes raíces.
Art. 2517. Toda acción por la cual se reclama un derecho se extingue por la prescripción
adquisitiva del mismo derecho.
Art. 900. Contra el que poseía de mala fe y por hecho o culpa suya ha dejado de poseer, podrá
intentarse la acción de dominio, como si actualmente poseyese.
De cualquier modo que haya dejado de poseer y aunque el reivindicador prefiera dirigirse contra
el actual poseedor, respecto del tiempo que ha estado la cosa en su poder tendrá las obligaciones
y derechos que según este título corresponden a los poseedores de mala fe en razón de frutos,
deterioros y expensas.
Si paga el valor de la cosa y el reivindicador lo acepta, sucederá en los derechos del
reivindicador sobre ella.
Lo mismo se aplica aun al poseedor de buena fe que durante el juicio se ha puesto en la
imposibilidad de restituir la cosa por su culpa.
El reivindicador en los casos de los dos incisos precedentes no será obligado al saneamiento.
b. La declaración de nulidad no afecta al tercero en la situación del art. 1895, esto a propósito de la
rescisión del contrato de compraventa por lesión enorme, es decir, rescindido un contrato
de compraventa por lesión enorme, no caducan las hipotecas y gravámenes
constituidos sobre la cosa. En este caso A no tiene derecho ha hacer cesar el
gravamen, sino que la ley exige que sea B quien haga cesar los gravámenes.
Si el comprador está obligado a purificar la cosa de los gravámenes, es porque
ellos no han caducado por la sola declaración de rescisión, y aún, enajenada la
cosa por el comprador, no puede pedirse la rescisión por lesión enorme, pues
esta acción se extingue cuando el comprador ha enajenado la cosa (art. 1893).
Art. 1895. El comprador que se halle en el caso de restituir la cosa, deberá previamente
purificarla de las hipotecas u otros derechos reales que haya constituido en ella.
Art. 1893. Perdida la cosa en poder del comprador no habrá derecho por una ni por otra parte
para la rescisión del contrato.
Lo mismo será si el comprador hubiere enajenado la cosa; salvo que la haya vendido por más de
lo que había pagado por ella; pues en tal caso podrá el primer vendedor reclamar este exceso,
pero sólo hasta concurrencia del justo valor de la cosa, con deducción de una décima parte.
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Teoría general del acto jurídico
Paulina Navarrete M. – Maximiliano Astorga B.
c. En materia de muerte presunta, el art. 94 se refiere a la rescisión del decreto de posesión definitiva,
señalando en el nº 4 que los bienes muebles del desaparecido se recobran en el estado en que se
encuentren, subsistiendo las enajenaciones, las hipotecas, y demás derechos reales constituidos
legalmente en ellos. En este caso no hay acción reivindicatoria contra terceros.
Art. 94. En la rescisión del decreto de posesión definitiva se observarán las reglas que siguen:
4. En virtud de este beneficio se recobrarán los bienes en el estado en que se hallaren,
subsistiendo las enajenaciones, las hipotecas y demás derechos reales constituidos legalmente en
ellos.
d. En materia de donaciones, la regla general está consagrada en el art. 1432 (en relación con los arts.
1425 y 1426), y consiste en que si se declara la nulidad de un contrato de donación, el donante por
regla general, no tiene acción contra terceros poseedores, ni para la extinción de la hipoteca,
servidumbre u otros derechos constituidos sobre la cosa donada.
Art. 1432. La resolución, rescisión y revocación de que hablan los artículos anteriores, no dará
acción contra terceros poseedores, ni para la extinción de las hipotecas, servidumbres u otros
derechos constituidos sobre las cosas donadas, sino en los casos siguientes:
1º Cuando en escritura pública de la donación (inscrita en el competente registro, si la calidad de
las cosas donadas lo hubiere exigido), se ha prohibido al donatario enajenarlas, o se ha expresado
la condición;
2º Cuando antes de las enajenaciones o de la constitución de los referidos derechos, se ha
notificado a los terceros interesados, que el donante u otra persona a su nombre se propone
intentar la acción resolutoria, rescisoria o revocatoria contra el donatario;
3º Cuando se ha procedido a enajenar los bienes donados, o a constituir los referidos derechos,
después de intentada la acción.
El donante que no hiciere uso de dicha acción contra terceros, podrá exigir al donatario el precio
de las cosas enajenadas, según el valor que hayan tenido a la fecha de la enajenación.
Art. 1425. Son rescindibles las donaciones en el caso del artículo 1187.
Para que un tercero resulte afectado por la declaración de nulidad, es menester, que se proceda
judicialmente en contra de él (que se entable una acción reivindicatoria, se notifique y se inicie un juicio contra
él). En el hecho, es posible ejercer conjuntamente las acciones de nulidad y la acción reivindicatoria, así lo
permite el CPC.
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Art. 1686. Los actos y contratos de los incapaces en que no se ha faltado a las formalidades y requisitos
necesarios, no podrán declararse nulos ni rescindirse, sino por las causas en que gozarán de este beneficio
las personas que administran libremente sus bienes.
Otra norma que hay que tener en consideración es el art. 1685, que señala que si el incapaz realizó
maquinizaciones fraudulentas tendientes a esconder su incapacidad, en este caso operaría el principio nemo
auditor (“el que se aprovecha de su propio dolo no será oído”). Pero si el incapaz se limitó a afirmar que era
capaz, el legislador no lo priva de acción, esto porque se sanciona al contratante que no fue diligente para los
efectos de verificar la capacidad de su contratante.
Art. 1685. Si de parte del incapaz ha habido dolo para inducir al acto o contrato, ni él ni sus herederos o
cesionarios podrán alegar nulidad. Sin embargo, la aserción de mayor edad, o de no existir la interdicción
u otra causa de incapacidad, no inhabilitará al incapaz para obtener el pronunciamiento de nulidad.
Art. 1688. Si se declara nulo el contrato celebrado con una persona incapaz sin los requisitos que la ley
exige, el que contrató con ella no puede pedir restitución o reembolso de lo que gastó o pagó en virtud del
contrato, sino en cuanto probare haberse hecho más rica con ello la persona incapaz.
Se entenderá haberse hecho ésta más rica, en cuanto las cosas pagadas o las adquiridas por medio de ellas,
le hubieren sido necesarias; o en cuanto las cosas pagadas o las adquiridas por medio de ellas, que no le
hubieren sido necesarias, subsistan y se quisiere retenerlas.
2.1. La resolución.
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Art. 1490. Si el que debe una cosa mueble a plazo, o bajo condición suspensiva o resolutoria, la enajena,
no habrá derecho de reivindicarla contra terceros poseedores de buena fe.
Art. 1491. Si el que debe un inmueble bajo condición lo enajena, o lo grava con hipoteca, censo o
servidumbre, no podrá resolverse la enajenación o gravamen, sino cuando la condición constaba en el
título respectivo, inscrito u otorgado por escritura pública.
2.2. La terminación.
Es la resolución pero aplicada a una especie particular de contrato, que son los contratos de tracto
sucesivo (por ejemplo el arrendamiento). La resolución opera con efecto retroactivo, en cambio la terminación
sólo hacia el futuro.
Dicho de otro modo, es la condición resolutoria cumplida referida los contratos
de tracto sucesivo, y opera siempre hacia el futuro.
2.3. La revocación.
Es una declaración unilateral de voluntad que consiste en la retractación de un acto jurídico ya
celebrado, aún bilateral, consentida por la ley al autor de dicha retractación. La regla general, es que la
revocación solamente proceda respecto actos jurídicos unilaterales, como por ejemplo el testamento, que es un
acto jurídico unilateral y esencialmente revocable. Excepcionalmente también es posible aplicar la revocación
respecto de actos jurídicos bilaterales, en este caso la doctrina se refiere a esta causal como r e s c i l i a c i ó n
u n i l a t e r a l , por ejemplo, en el caso del contrato de mandato, respecto a este contrato el legislador señala
en el art. 2163 nº 3 que e l mandato termina por revocación del mandante (también por la
renuncia del mandatario).
Art. 2163. El mandato termina:
3. Por la revocación del mandante.
Hay que precisar que la revocación se da excepcionalmente en los contratos bilaterales, porque aquí
se aplica el adagio de que “en derecho las cosas se deshacen de la misma manera en que se hacen”. Esto se da
en el mandato, porque es un contrato de confianza, y la confianza se puede perder.
Hay contratos que por sus características, son irrevocables, o sea, no pueden ser
privados de efectos por la declaración de una sola de las partes, y esto se debe a que
vinculan de inmediato a ambas, por lo tanto, para restarles eficacia es preciso que lo
hagan ambas partes por mutuo disenso.
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Teoría general del acto jurídico
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2.4. La resciliación.
También llamando mutuo discenso, es una convención (acto jurídico bilateral)
por el cual las partes acuerdan dejar sin efecto un contrato (siempre que no se hayan
cumplido las obligaciones recíprocas, sino sería un nuevo contrato). El legislador
admite por regla general, que los contratos puedan dejarse sin efecto por resciliación, así
lo reconoce en los arts. 1545 y 1567 nº 1. Un ejemplo de esto, se da en el caso del
matrimonio.
Art. 1545. Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes, y no puede ser invalidado
sino por su consentimiento mutuo o por causas legales.
Art. 1567. Toda obligación puede extinguirse por una convención en que las partes interesadas, siendo
capaces de disponer libremente de lo suyo, consienten en darla por nula. Las obligaciones se extinguen
además en todo o parte:
1. Por la solución o pago efectivo.
2.6. La caducidad.
Suele utilizarse el término en diversos sentidos, y se define como la pérdida de un derecho por no
haberse ejercido por su titular durante el término fijado para su ejercicio por la ley, o por la voluntad de las
partes.
2.7. La suspensión.
62 La revocación sería un acto sucesivo que tiende primero a borrar o retirar el acto jurídico originario,
desapareciendo mediatamente o por vía de consecuencia, los efectos de éste; por ejemplo, en el juicio
para revocar la donación entre vivos por ingratitud del donatario, se tiende a derribar la donación y como
consecuencia se eliminan los efectos que había originado ese contrato. El desistimiento, aunque también
es un acto jurídico sucesivo, se encamina, en cambio, a disolver inmediatamente la relación determinada
por el contrato, no ataca a éste para derribarlo ni lo cuestiona, sólo pretende poner fin a la relación y,
naturalmente, sólo para el futuro y no con retroactividad.
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Teoría general del acto jurídico
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Hay suspensión del acto jurídico cuando los efectos de éste, para tener lugar, están subordinados a la
ocurrencia de un hecho, y éste todavía no se ha verificado. Tal hecho puede ser una condición suspensiva fijada
por las partes o una condición legal, que es un hecho determinado establecido como necesario por la ley, en
calidad de supuesto, para que los efectos del acto puedan producirse. Así por ejemplo, la muerte del testador es
una condición legal, y mientras ello no ocurra el testamento permanecerá inmóvil.
2.8. La inoponibilidad.
Ésta es una causal de ineficacia en sentido estricto, pero también es una sanción civil. Se define
normalmente por la doctrina, como la ineficacia respecto de terceros de un derecho nacido ya sea a
consecuencia de la celebración o de la nulidad de un acto jurídico (en algunos casos la ineficacia respecto de
terceros puede venir de la revocación). También se define como la sanción legal que consiste en el
impedimento de hacer valer, frente a ciertos terceros, un derecho nacido de un acto jurídico válido o de uno
nulo, revocado o resuelto.
A diferencia de lo que ocurre con la nulidad, la inoponibilidad no está tratada de manera sistemática
en el CC, no hay un título que la defina, que fije sus causales o consecuencias, pero sí se pueden encontrar casos
de inoponibilidad, hipótesis sancionadas con inoponibilidad; sin embargo, en estos casos el legislador ni
siquiera utiliza el término inoponibilidad, sólo lo utiliza expresamente en disposiciones como el art. 1757.
Art. 1757. Los actos ejecutados sin cumplir con los requisitos prescritos en los artículos 1749, 1754 y
1755 adolecerán de nulidad relativa. En el caso del arrendamiento o de la cesión de la tenencia, el
contrato regirá sólo por el tiempo señalado en los artículos 1749 y 1756.
La nulidad o inoponibilidad anteriores podrán hacerlas valer la mujer, sus herederos o cesionarios.
El cuadrienio para impetrar la nulidad se contará desde la disolución de la sociedad conyugal, o desde que
cese la incapacidad de la mujer o de sus herederos.
En ningún caso se podrá pedir la declaración de nulidad pasados diez años desde la celebración del acto o
contrato.
Art. 1707. Las escrituras privadas hechas por los contratantes para alterar lo pactado en escritura
pública, no producirán efecto contra terceros.
Tampoco lo producirán las contraescrituras públicas, cuando no se ha tomado razón de su
contenido al margen de la escritura matriz cuyas disposiciones se alteran en la contraescritura, y
del traslado en cuya virtud ha obrado el tercero.
Art. 1902. La cesión no produce efecto contra el deudor ni contra terceros, mientras no ha sido
notificada por el cesionario al deudor o aceptada por éste.
Art. 2503. Interrupción civil es todo recurso judicial intentado por el que se pretende verdadero
dueño de la cosa, contra el poseedor.
Sólo el que ha intentado este recurso podrá alegar la interrupción; y ni aun él en los casos
siguientes:
1.º Si la notificación de la demanda no ha sido hecha en forma legal;
2.º Si el recurrente desistió expresamente de la demanda o se declaró abandonada la instancia;
3.º Si el demandado obtuvo sentencia de absolución.
En estos tres casos se entenderá no haber sido interrumpida la prescripción por la demanda.
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Art. 1703. La fecha de un instrumento privado no se cuenta respecto de terceros sino desde el
fallecimiento de alguno de los que le han firmado, o desde el día en que ha sido copiado en un
registro público, o en que conste haberse presentado en juicio, o en que haya tomado razón de él
o le haya inventariado un funcionario competente, en el carácter de tal.
Art. 1815. La venta de cosa ajena vale, sin perjuicio de los derechos del dueño de la cosa
vendida, mientras no se extingan por el lapso de tiempo.
d. Otro caso se encuentra en el art. 1757 en relación con el art. 1749. Ambas disposiciones dicen
relación con el régimen de sociedad conyugal, y el art. 1749 específicamente, establece una limitación
al marido como administrador de la sociedad conyugal, que consiste en que éste no puede dar en
arriendo o ceder la tenencia de inmuebles sociales por más de cinco años en el caso de los predios
urbanos, y por más de ocho años en el caso de los predios rústicos. Al respecto el art. 1757 señala que
los contratos celebrados por el marido por periodos que superen los establecidos en el art. 1749 son
inoponibles a la mujer (sólo en el exceso, es válido hasta el límite).
Art. 1757. Los actos ejecutados sin cumplir con los requisitos prescritos en los artículos 1749,
1754 y 1755 adolecerán de nulidad relativa. En el caso del arrendamiento o de la cesión de la
tenencia, el contrato regirá sólo por el tiempo señalado en los artículos 1749 y 1756.
La nulidad o inoponibilidad anteriores podrán hacerlas valer la mujer, sus herederos o
cesionarios.
El cuadrienio para impetrar la nulidad se contará desde la disolución de la sociedad conyugal, o
desde que cese la incapacidad de la mujer o de sus herederos.
En ningún caso se podrá pedir la declaración de nulidad pasados diez años desde la celebración
del acto o contrato.
Art. 1749. El marido es jefe de la sociedad conyugal, y como tal administra los bienes sociales
y los de su mujer; sujeto, empero, a las obligaciones y limitaciones que por el presente Título se
le imponen y a las que haya contraído por las capitulaciones matrimoniales...
No podrá tampoco, sin dicha autorización, disponer entre vivos a título gratuito de los bienes
sociales, salvo el caso del artículo 1735, ni dar en arriendo o ceder la tenencia de los bienes
raíces sociales urbanos por más de cinco años, ni los rústicos por más de ocho, incluidas las
prórrogas que hubiere pactado el marido.
e. Otra causal de inoponibilidad, son los casos derivados de la nulidad de un acto o contrato, a esto se
hace referencia en el art. 1689, que señala que la nulidad legalmente declarada es oponible a terceros,
salvo en los casos que la ley señale lo contrario.
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f. Otra causal de inoponibilidad, la constituye la inoponibilidad por simulación 63. Del art. 1707 inc. I se
desprende que el acto simulado no vale contra terceros.
Art. 1707.inc. I Las escrituras privadas hechas por los contratantes para alterar lo pactado en
escritura pública, no producirán efecto contra terceros.
I V. G e n e r a l i d a d e s s o b r e l a s m o d a l i d a d e s d e l o s a c t o s
jurídicos.
Las modalidades son elementos del acto jurídico que introducidas por las partes
o la ley tienen por objeto alterar los efectos normales del mismo. 64 La situación normal
de un acto jurídico, es que produzca sus efectos tan pronto se celebra y de manera
indefinida, y esto es lo que afectan las modalidades, ya que por una parte afecta el
nacimiento o exigibilidad de las acciones, y por otro lado su extinción.
Son especie o tipos de modalidad: la condición, el plazo, el modo, y se discute
respecto de la representación, pero la posición mayoritaria sostiene que constituye una
modalidad.
Las c a r a c t e r í s t i c a s de las modalidades son las siguientes:
Art. 1444. Se distinguen en cada contrato las cosas que son de su esencia, las que son de su
naturaleza, y las puramente accidentales. Son de la esencia de un contrato aquellas cosas sin las
cuales o no produce efecto alguno, o degenera en otro contrato diferente; son de la naturaleza de
un contrato las que no siendo esenciales en él, se entienden pertenecerle, sin necesidad de una
cláusula especial; y son accidentales a un contrato aquellas que ni esencial ni naturalmente le
pertenecen, y que se le agregan por medio de cláusulas especiales.
63 La simulación es una hipótesis en que se produce una divergencia entre la voluntad real y la voluntad
declarada, destacando que la divergencia es consciente y deliberada, realizada por las partes con fines de
engaño para perjudicar a terceros y/o para infringir la ley.
64 El profesor VIDAL las define como toda modificación introducida por las partes o la ley en las
consecuencias naturales de un acto jurídico. Son situaciones que alteran la obligación ya sea en su
nacimiento o exigibilidad
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del contrato definitivo. Aquí las partes están obligadas a incorporar un plazo o
condición, de lo contrario será inexistente o al menos absolutamente nulo.65
Art. 1554. La promesa de celebrar un contrato no produce obligación alguna; salvo que
concurran las circunstancias siguientes:
3. Que la promesa contenga un plazo o condición que fije la época de la celebración del contrato
Art. 1489. En los contratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por
uno de los contratantes lo pactado.
Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del
contrato, con indemnización de perjuicios.
65 Es plenamente justificable que el legislador haya elevado a las modalidades el rol de elemento de la
esencia, ya que lo que buscan las partes al celebrar el contrato de promesa es vincularse desde ya pero
postergar la celebración del contrato definitivo, lo cual se logra fijando un plazo o condición.
66 En este artículo el legislador entiende incorporada en todo contrato una condición resolutoria,
mediante la cual si una parte no cumple, la otra puede pedir la resolución del contrato.
67 El fideicomiso supone siempre la condición expresa o tácita de existir el fideicomisario, o su
substituto, a la época de la restitución. VODANOVIC cree que no es una condición, sino que la existencia
del fideicomisario es un presupuesto del acto.
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Teoría general del acto jurídico
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Por todo lo anterior es que el ámbito más propio de las modalidades es el de los
actos patrimoniales (por que en derecho privado puede hacerse todo lo que la ley no
prohíbe), no así los actos del derecho de familia.68
El que los actos patrimoniales, por regla general, sean susceptibles de
modalidades está sujeto a excepciones, ya que en algunos actos patrimoniales el
legislador ha excluido expresamente la posibilidad de someterlos a modalidad, por
ejemplo, el art. 1227 señala que no se puede aceptar o repudiar una herencia
condicionalmente; el art. 1192 inc. I69.
Art. 1227. No se puede aceptar o repudiar condicionalmente, ni hasta o desde cierto día.
Art. 1192. La legítima rigorosa no es susceptible de condición, plazo, modo o gravamen alguno.
Sobre lo demás que se haya dejado o se deje a los legitimarios, excepto bajo la forma de donaciones entre
vivos, puede imponer el testador los gravámenes que quiera; sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo
1195.
Art. 1493. Las disposiciones del Título IV del Libro III sobre las asignaciones testamentarias
condicionales o modales, se aplican a las convenciones en lo que no pugne con lo dispuesto en los
artículos precedentes.
Art. 1498. Lo dicho en el Título IV del Libro III sobre las asignaciones testamentarias a día, se aplica a
las convenciones.
68 Los actos de familia no admiten modalidades, por que sus efectos son o están fijados por la ley en
forma expresa e imperativa. Por ejemplo, el matrimonio está definido en el art. 102, y aquí el legislador
pone en evidencia que este acto no es susceptible de modalidad, esto lo hace expresamente al utilizar las
expresiones “actual e indisolublemente”, en donde la palabra "actual" significa que comienza a producir
efectos inmediatamente de celebrado, y la palabra "indisolublemente" revela que el término del
matrimonio no puede subordinarse a suceso alguno; con esto se excluye la posibilidad de agregar
modalidades que afecten su nacimiento o extinción, esto sin perjuicio del divorcio o nulidad. Otro
ejemplo es la adopción
69 La Ley General de Bancos, en su art. 48 n° 7, señala que pueden sujetarse a la administración de los
bancos comerciales los bienes muebles que constituyen la legítima rigorosa, durante la incapacidad del
legitimario.
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Art. 1080. Las asignaciones testamentarias pueden estar limitadas a plazos o días de que dependa el goce
actual o la extinción de un derecho; y se sujetarán entonces a las reglas dadas en el título De las
obligaciones a plazo, con las explicaciones que siguen.
Por lo tanto se debe partir por el libro IV, y cuando éste es insuficiente se puede
recurrir al libro III; esto es importante porque en algunos casos existen soluciones
contradictorias. Y en cuanto al testamento, se debe partir por el libro III y recurrir al
libro IV.
1. La condición.
La condición es definida por la doctrina como el hecho futuro e incierto del cual
depende el nacimiento o extinción de un derecho.
La condición es un hecho f u t u r o porque está destinada a ocurrir después del
momento en que se celebra el acto, por ende, no hay condición si el hecho existe o ha
existido, caso en el cual el acto se mira como puro y simple, ya que la condición se mira
como no escrita; y tampoco hay condición si el hecho no existe ni ha existido (y no
puede existir), caso en el cual el acto no produce efecto alguno, el acto no vale, ni tiene
eficacia. Estas conclusiones se extraen de lo dispuesto por el legislador en el art. 1071,
disposición que resulta aplicable en función de lo dispuesto en el art. 1493.
Art. 1071. La condición que consiste en un hecho presente o pasado, no suspende el cumplimiento de la
disposición. Si existe o ha existido, se mira como no escrita; si no existe o no ha existido, no vale la
disposición.
Lo pasado, presente y futuro se entenderá con relación al momento de testar, a menos que se exprese otra
cosa.
b. Atendiendo a la p o s i b i l i d a d f í s i c a o m o r a l d e s u o c u r r e n c i a , las
condiciones se clasifican en física y moralmente posibles, y física y moralmente
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imposibles; a esta clasificación se refieren los arts. 1475 y 1476. El art. 1475
define la condición f í s i c a m e n t e i m p o s i b l e como aquella contraria a las
leyes de la naturaleza física, como por ejemplo, alcanzar una estrella con la
mano; y m o r a l m e n t e i m p o s i b l e , la que consiste en un hecho prohibido por
las leyes u opuesto a las buenas costumbres, o al orden público, por ejemplo, te
doy una casa si matas a Juan.
Art. 1476. Si la condición es negativa de una cosa físicamente imposible, la obligación es pura y
simple; si consiste en que el acreedor se abstenga de un hecho inmoral o prohibido, vicia la
disposición.
d. Atendiendo a la c a u s a q u e p r o d u c e e l h e c h o f u t u r o e i n c i e r t o , las
condiciones se clasifican en potestativas, casuales y mixtas. Las p o t e s t a t i v a s
son aquellas que dependen de la voluntad del deudor o del acreedor, y dentro de
éstas se distingue entre condiciones simplemente potestativas y condiciones pura
o meramente potestativas. Las s i m p l e m e n t e p o t e s t a t i v a s , son aquellas
que dependen de un hecho, de un acto voluntario del acreedor o del deudor;
consisten en un hecho voluntario, pero que ordinariamente no se verifica o no se
omite sin un motivo, por ejemplo, si hago un viaje a Santiago, etc. Y las p u r a o
m e r a m e n t e p o t e s t a t i v a s en cambio, son aquellas que dependen de la sola
voluntad del deudor o acreedor (arts. 1477 y 1478); consisten en la simple
declaración de voluntad o en un hecho tal que puede o no verificarse
indiferentemente, sin que haya serios motivos que induzcan a ejecutarlo o a
omitirlo, por ejemplo te daré algo, si quiero, si me agrada, etc.
70 En doctrina, no hay más que condición suspensiva, esto por que toda condición suspende algo: la
suspensiva, el nacimiento del derecho, y la resolutoria, su extinción. Toda condición resolutoria para una
de las partes, es suspensiva para la otra; la condición resolutoria no es más que una faz de la condición
suspensiva. Por ejemplo, en la compraventa: sí A vende a B una casa, el derecho de B sobre ella está
sujeto a la condición resolutoria de que pague el precio, si no lo paga, se extingue su derecho, pero para
A, la condición es suspensiva, porque si B no paga, va a adquirir nuevamente su derecho sobre la casa.
Lo mismo sucede en todos los contratos bilaterales, pues llevan envuelta la condición resolutoria de no
cumplirse por una de las partes lo pactado, condición que viene a ser suspensiva para la otra.
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Art. 1477. Se llama condición potestativa la que depende de la voluntad del acreedor o del
deudor; casual la que depende de la voluntad de un tercero o de un acaso; mixta la que en parte
depende de la voluntad del acreedor y en parte de la voluntad de un tercero o de un acaso.
Art. 1478. Son nulas las obligaciones contraídas bajo una condición potestativa que consista en
la mera voluntad de la persona que se obliga.
Si la condición consiste en un hecho voluntario de cualquiera de las partes, valdrá.
a . E f e c t o s d e l a c o n d i c i ó n s u s p e n s i v a p e n d i e n t e . El derecho no
existe, por lo tanto, no puede exigirse el cumplimiento de la obligación, y si el
deudor paga, la ley lo faculta, mientras pende la condición, para exigir la
devolución de lo pagado.
Art. 1485. "No puede exigirse el cumplimiento de la obligación condicional, sino verificada la
condición totalmente.
Todo lo que se hubiere pagado antes de efectuarse la condición suspensiva, podrá repetirse
mientras no se hubiere cumplido.
Art. 761. El fideicomisario, mientras pende la condición, no tiene derecho ninguno sobre el
fideicomiso, sino la simple expectativa de adquirirlo.
Podrá, sin embargo, impetrar las providencias conservatorias que le convengan, si la propiedad
pareciere peligrar o deteriorarse en manos del fiduciario.
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Art. 1078 inc. i. Las asignaciones testamentarias bajo condición suspensiva, mientras pende la
condición, sólo confieren al asignatario el derecho de implorar las providencias conservativas
necesarias.
Por último el art. 1492 inciso final establece que el acreedor podrá impetrar
durante el intervalo entre el contrato condicional y el cumplimiento de la
condición las providencias conservativas necesarias. Si el acreedor de una
obligación condicionalmente muere, pendiente la Condición, transmite este
derecho eventual a sus herederos (art. 1492 inc. I)
Art. 1492. El derecho del acreedor que fallece en el intervalo entre el contrato condicional y el
cumplimiento de la condición, se transmite a su herederos; y lo mismo sucede con la obligación
del deudor.
Esta regla no se aplica a las asignaciones testamentarias, ni a las donaciones entre vivos.
El acreedor podrá impetrar durante dicho intervalo las providencias conservativas necesarias.
b . E f e c t o s d e l a c o n d i c i ó n s u s p e n s i v a c u m p l i d a . La ley le da efecto
retroactivo, en el sentido de retrotraer los efectos del acto desde el momento en
que se cumple la condición, al momento de la celebración del acto condicional.
Se considera que el acto produjo sus efectos inmediatamente de celebrado, como
si hubiera existido siempre puro y simple.
c . E f e c t o s d e l a c o n d i c i ó n s u s p e n s i v a f a l l i d a . Se considera que el
acto jamás ha existido.
d . E f e c t o s d e l a c o n d i c i ó n r e s o l u t o r i a p e n d i e n t e . El acto produce
provisionalmente todos sus efectos como si fuera puro y simple; la
incertidumbre sólo existe respecto de la perduración de los efectos. Por ejemplo,
dono una casa a Juan, pero si éste muere antes que yo, la donación quedará sin
efecto.
e . E f e c t o s d e l a c o n d i c i ó n r e s o l u t o r i a c u m p l i d a . El derecho se
resuelve o extingue, y se considera que nunca existió, por lo tanto, las partes
deben ser colocadas en la misma situación en que se encontraban antes.
Art. 1487. Cumplida la condición resolutoria, deberá restituirse lo que se hubiere recibido bajo
tal condición, a menos que ésta haya sido puesta en favor del acreedor exclusivamente, en cuyo
caso podrá éste, si quiere, renunciarla; pero será obligado a declarar su determinación, si el
deudor lo exigiere.
Art. 1488. Verificada una condición resolutoria, no se deberán los frutos percibidos en el tiempo
intermedio, salvo que la ley, el testador, el donante o los contratantes, según los varios casos,
hayan dispuesto lo contrario.
Art. 1875. La resolución de la venta por no haberse pagado el precio, dará derecho al vendedor
para retener las arras, o exigirlas dobladas, y además para que s e l e r e s t i t u y a n l o s
f r u t o s , ya en su totalidad si ninguna parte del precio se le hubiere pagado, ya en la proporción
que corresponda a la parte del precio que no hubiere sido pagada.
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Teoría general del acto jurídico
Paulina Navarrete M. – Maximiliano Astorga B.
f . E f e c t o s d e l a c o n d i c i ó n r e s o l u t o r i a f a l l i d a . El derecho se
consolida definitivamente y el acto se considera como puro y simple desde el
momento de su celebración.
2. El plazo.
El art. 1494 a propósito del plazo, da una definición señalando que es la época
que se fija para el cumplimiento de la obligación. el problema de esta definición, y que
justifica que se utilice más la definición doctrina, es que sólo sirve para el plazo
suspensivo y no para el plazo extintivo. De ahí que esta definición legal da paso a una
definición doctrinal que señala que el plazo es el hecho futuro y cierto de cual depende
la exigibilidad o extinción de un derecho.71
Art. 1494. El plazo es la época que se fija para el cumplimiento de la obligación, y puede ser expreso o
tácito. Es tácito el indispensable para cumplirlo.
No podrá el juez, sino en casos especiales que las leyes designen, señalar plazo para el cumplimiento de
una obligación: sólo podrá interpretar el concebido en términos vagos u oscuros, sobre cuya inteligencia y
aplicación discuerden las partes.
Art. 1495. Lo que se paga antes de cumplirse el plazo, no está sujeto a restitución.
Esta regla no se aplica a los plazos que tienen el valor de condiciones.
Existen distintas c l a s i f i c a c i o n e s d e l p l a z o :
71 A don Rafael VALENZUELA, no le gusta esta definición porque el plazo en sí no puede ser un hecho
futuro: es una extensión de tiempo cierto, o sea, se conoce cuando va a comenzar y cuando va a terminar.
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a. La primera clasificación se extrae del art. 1494, el cual distingue entre plazo
expreso y plazo tácito. El p l a z o e x p r e s o es aquel señalado en términos
explícitos, de modo inequívoco; y el p l a z o t á c i t o es aquel que es
indispensable para cumplir con una obligación, y que depende en cada caso de la
naturaleza del acto jurídico, del fin o de las circunstancias de hecho. Es el
tiempo racionalmente necesario para cumplir la obligación.
Art. 2508. El tiempo necesario a la prescripción ordinaria es de dos años para los muebles y de
cinco años para los bienes raíces.
Art. 2515. Este tiempo es en general de tres años para las acciones ejecutivas y de cinco para las
ordinarias.
La acción ejecutiva se convierte en ordinaria por el lapso de tres años, y convertida en ordinaria
durará solamente otros dos.
Art. 2332. Las acciones que concede este título por daño o dolo, prescriben en cuatro años
contados desde la perpetración del acto.
Art. 2200. Si no se hubiere fijado término para el pago, no habrá derecho de exigirlo dentro de
los diez días subsiguientes a la entrega.
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En relación con la figura del plazo judicial, hay que señalar que sumamente
excepcionales, ya que el legislador así lo señala en el art. 1494 inc. II. Esta figura
está limitada a los casos en que el legislador faculta al juez para fijar plazos, por
ejemplo, en materia de acción reivindicatoria el art. 904 señala “en el plazo que
el juez señale” (determina que el poseedor vencido debe restituir la cosa en el
plazo que el juez le señale); también en materia de mutuo el art. 2201 (señala
que en el caso de haberse pactado que el mutuario pague cuando le sea posible,
puede el juez atendidas las circunstancias, fijar un término); en el cuasicontrato
de gestión de negocios ajenos (art. 2291).
Art. 904. Si es vencido el poseedor, restituirá la cosa en el plazo que el juez señalare; y si la cosa
fue secuestrada, pagará el actor al secuestre los gastos de custodia y conservación, y tendrá
derecho para que el poseedor de mala fe se los reembolse.
Art. 2201. Si se hubiere pactado que el mutuario pague cuando le sea posible, podrá el juez,
atendidas las circunstancias, fijar un término.
Art. 2291. El que administra un negocio ajeno contra la expresa prohibición del interesado, no
tiene demanda contra él, sino en cuanto esta gestión le hubiere sido efectivamente útil, y
existiere la utilidad al tiempo de la demanda; por ejemplo, si de la gestión ha resultado la
extinción de una deuda, que sin ella hubiera debido pagar el interesado.
El juez, sin embargo, concederá en este caso al interesado el plazo que pida para el pago de la
demanda, y que por las circunstancias del demandado parezca equitativo.
Art. 50. En los plazos que se señalaren en las leyes, o en los decretos del Presidente de la
República, o de los tribunales o juzgados, se comprenderán aun los días feriados; a menos que el
plazo señalado sea de días útiles, expresándose así, pues en tal caso no se contarán los feriados.
En cuanto a los efectos del plazo, hay que distinguir entre plazo suspensivo y
extintivo. El p l a z o s u s p e n s i v o suspende el ejercicio del derecho, pero éste existe
desde un comienzo, lo cual se demuestra en cuanto se encuentra incorporado al
patrimonio del acreedor.
a. El capital prestado a plazo produce interés, lo que indica que el acreedor tiene
derecho sobre ese capital.
Art. 1496. El pago de la obligación no puede exigirse antes de expirar el plazo, si no es:
1. Al deudor constituido en quiebra o que se halla en notoria insolvencia;
2. Al deudor cuyas cauciones, por hecho o culpa suya, se han extinguido o han disminuido
considerablemente de valor. Pero en este caso el deudor podrá reclamar el beneficio del plazo,
renovando o mejorando las cauciones.
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Art. 1495. Lo que se paga antes de cumplirse el plazo, no está sujeto a restitución.
Esta regla no se aplica a los plazos que tienen el valor de condiciones.
3. El modo.
El título IV del libro IV que comienza con el art. 1473 se denomina “de las
obligaciones condicionales y modales”, sin embargo no hay referencia al modo, y ante
esto es que asume gran importancia la declaración del legislador en el art. 1493, el cual
contiene una remisión a las normas sobre asignaciones modales, contenidas en los arts.
1089 y siguientes.
Estas asignaciones modales no dan una definición de lo que es el modo, pero a
partir de lo que señala el art. 1089 es posible construir una definición que señala que el
modo es la carga impuesta al adquirente de un derecho y cuyo fin es limitar éste. La
carga se traduce en una prestación que debe realizar el adquirente del derecho, por
ejemplo, te lego mi casa con la obligación de que no destruyas la estatua que está en el
jardín, o el contrato en virtud del cual se le dona un bien a una persona, para que en una
parte de éste construya un consultorio jurídico. La prestación que debe cumplir el
adquirente del derecho no es una contrapartida por el derecho recibido, sino una
restricción de los efectos de éste para satisfacer los motivos o fines del instituyente.
Art. 1089. Si se asigna algo a una persona para que lo tenga por suyo con la obligación de aplicarlo a un
fin especial, como el de hacer ciertas obras o sujetarse a ciertas cargas, esta aplicación es un modo y no
una condición suspensiva. El modo, por consiguiente, no suspende la adquisición de la cosa asignada.
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Art. 1093. Si el modo es por su naturaleza imposible, o inductivo a hecho ilegal o inmoral, o
concebido en términos ininteligibles, no valdrá la disposición.
Si el modo, sin hecho o culpa del asignatario, es solamente imposible en la forma especial
prescrita por el testador, podrá cumplirse en otra análoga que no altere la substancia de la
disposición, y que en este concepto sea aprobada por el juez con citación de los interesados.
Si el modo, sin hecho o culpa del asignatario, se hace enteramente imposible, subsistirá la
asignación sin el gravamen.
Art. 1090. En las asignaciones modales se llama cláusula resolutoria la que impone la obligación
de restituir la cosa y los frutos, si no se cumple el modo.
No se entenderá que envuelven cláusulas resolutoria cuando el testador no la expresa.
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Artículo 86.- Los bancos podrán desempeñar las siguientes comisiones de confianza:
6) Ser asignatarios modales cuando el modo ha sido establecido en beneficio de terceros. En
tales casos se entenderá que la asignación modal envuelve siempre cláusula resolutoria. No
regirá para los bancos el mínimo de remuneración que señala el artículo 1094 del Código Civil.
Art. 1095. Si el modo consiste en un hecho tal, que para el fin que el testador se haya propuesto
sea indiferente la persona que lo ejecute, es transmisible a los herederos del asignatario.
4. L a r e p r e s e n t a c i ó n .
Basándose en lo que dispone el artículo 1448 del Código Civil, se puede decir que existe
representación cuando un acto jurídico es celebrado por una persona en nombre y por cuenta de otra, en
condiciones tales que los efectos se producen directa e inmediatamente para el representado como si este
mismo hubiere celebrado el acto.
Art. 1448. Lo que una persona ejecuta a nombre de otra, estando facultada por ella o por la ley para
representarla, produce respecto del representado iguales efectos que si hubiese contratado él mismo.
En doctrina es posible encontrar una serie de teorías que pretenden explicar la naturaleza jurídica de
esta figura, lo que tratan de explicar es que es lo que justifica que los efectos de los actos celebrados por una
persona pasen a arraigarse en el patrimonio de otra.
En Chile, hay jurisprudencia contradictoria en esta materia, específicamente respecto a que teoría
acogió el Código Civil. Hoy en día en materia doctrinal la posición mayoritaria es la que sostiene que prima la
teoría de la modalidad.
72 Don Rafael VALENZUELA dice que en los contratos bilaterales no es preciso que haya cláusula
resolutoria, porque operaría la condición resolutoria tácita (art. 1489)
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Basándose en el artículo 1448 que señala que el representante puede estar facultado por el
representado o por la ley, se puede decir que la representación puede ser legal (art. 43) o voluntaria.
Art. 43 Son representantes legales de una persona el padre o la madre, el adoptante y su tutor o curador.
Art. 671. Se llama tradente la persona que por la tradición transfiere el dominio de la cosa entregada por
él o a su nombre, y adquirente la persona que por la tradición adquiere el dominio de la cosa recibida por
él o a su nombre.
Pueden entregar y recibir a nombre del dueño sus mandatarios, o sus representantes legales.
En las ventas forzadas que se hacen por decreto judicial a petición de un acreedor, en pública subasta, la
persona cuyo dominio se transfiere es el tradente, y el juez su representante legal.
La tradición hecha por o a un mandatario debidamente autorizado, se entiende hecha por o a el respectivo
mandante.
El representante que le corresponde a una persona en concreto depende de muchas situaciones, por
ejemplo, en el caso de un hijo matrimonial de padres que viven juntos la representación le corresponde al
padre, pero si los padres están separados, le corresponde a la madre.
La representación también puede ser voluntaria, y normalmente se ubica como fuente de la
representación voluntaria convencional al mandato. En realidad en este caso la fuente más que voluntaria es
convencional, porque el poder del mandatario tiene por fuente un contrato, el contrato de mandato. A este
contrato de mandato se refiere el legislador el artículo 2116.
Art. 2116. El mandato es un contrato en que una persona confía la gestión de uno o más negocios a otra,
que se hace cargo de ellos por cuenta y riesgo de la primera.
La persona que confiere el encargo se llama comitente o mandante, y la que lo acepta, apoderado,
procurador, y en general, mandatario.
Cuando se habla de fuente voluntaria, la doctrina ubica también a la agencia oficiosa, que para el
Código Civil es un cuasicontrato. Los artículos 2286 y siguientes se refieren a la agencia oficiosa.
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Teoría general del acto jurídico
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Art. 2286. La agencia oficiosa o gestión de negocios ajenos, llamada comúnmente gestión de negocios, es
un cuasicontrato por el cual el que administra sin mandato los negocios de alguna persona, se obliga para
con ésta, y la obliga en ciertos casos.
Esta es una figura muy similar al mandato, pues también hay una gestión de negocios ajenos, pero sin
mandato. El agente carece de poder necesario para representar al interesado, de manera que normalmente lo
que el agente ejecuta a nombre del interesado no obliga a este, salvo que se de alguna de las dos circunstancias
siguientes:
- Que el interesado ratifique lo obrado por el agente oficioso. La ratificación puede definirse como un
acto jurídico unilateral en virtud del cual el interesado aprueba lo hecho por quien se dijo su
representante, o lo hecho por este excediéndose de las facultades que se le confirieron.
- La segunda hipótesis es que el negocio haya sido bien administrado, lo que está señalado en el
artículo 2290.
Art. 2290. Si el negocio ha sido bien administrado, cumplirá el interesado las obligaciones que el
gerente ha contraído en la gestión y le reembolsará las expensas útiles o necesarias.
El interesado no es obligado a pagar salario alguno al gerente.
Si el negocio ha sido mal administrado, el gerente es responsable de los perjuicios.
La doctrina señala que para que opere la representación, esto es, para que los efectos se radiquen
inmediata y directamente en el patrimonio del representado, deben concurrir los siguientes requisitos:
i. El representante debe manifestar su voluntad. El artículo 1448 pone de manifiesto que quien concurre
a la celebración del acto o contrato es el representante.
Art. 1448. Lo que una persona ejecuta a nombre de otra, estando facultada por ella o por la ley
para representarla, produce respecto del representado iguales efectos que si hubiese contratado él
mismo.
ii. El segundo requisito es lo que la doctrina denomina contemplato domini, esto es que el representante
tiene que obrar en nombre del representado. El representante tiene que manifestar de manera
inequívoca su voluntad de representar a otro, al decir de manera inequívoca no necesariamente
significa que tiene que indicar el nombre del representado, sino que basta con que indique que actúa a
nombre de otro.
iii. El representante tiene que actuar con poder suficiente. En el caso de la representación legal las
facultades del representante están contempladas en la ley; en el caso de la representación voluntaria,
específicamente convencional (la que tiene por fuente el mandato), habrá que estarse al contrato, y
estudiar este para efectos de establecer que es lo que puede o no puede hacer el mandatario.
La regla general, tal como se deduce del artículo 1448 es que la voluntad puede manifestarse tanto de
manera personal, como por vía de representante, y la representación no es exclusiva para actos patrimoniales,
sino que también se aplica para actos del derecho de familia, como por ejemplo, contraer matrimonio por
medio de un representante. Sin embargo, hay casos en que la ley expresamente exige que la voluntad se
manifieste de manera personal, como es el caso del testamento, aquí la ley establece que el acto de testar es
indelegable.
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