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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DE EDUCACIÓN SUPERIOR


UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA
PROGRAMA DE FORMACIÓN DE GRADO EN ESTUDIOS JURÍDICOS
PERIODO ACADEMICO 2020-I
SECCIÓN 1501 - TSJ

PROYECTO I.
ENSAYO ARGUMENTATIVO
RELACIONADAS A LA LECTURA LIBRO EL SUJETO Y LA LEY
EL RETORNO DEL SUJETO REPRIMIDO
CAPITULO 4
EL METODO DE HUME Y LAS FALACIAS DE LA MODERNIDAD
ESCRITO POR FRANZ J. HINKELAMMERT

Unidad Curricular:
Proyecto I.
Profesora:
Prof. Neyda López.
Estudiante:
Penélope Franco
C.I. V.- 11.555.523.
ENSAYO ARGUMENTATIVO.
CAPITULO 4
EL MÉTODO DE HUME Y LAS FALACIAS DE LA MODERNIDAD

En el presente ensayo se pretende realizar un proceso le análisis argumentativo relacionada


a la lectura y discusión por whatsapp del capítulo 4 del libro El Sujeto y La Ley; El
Retorno Del Sujeto Reprimido el cual se refiere El Método De Hume Y Las Falacias De La
Modernidad; escrito por Franz J. Hinkelammert.

Hinkelammert, realiza en el capítulo 4 un análisis en las obras de Hume, partiendo de su


obra central Tratado de la naturaleza humana. Partiendo de sus tres pilares fundamentales:
“Del entendimiento”; “De lo Moral” y “De las Paciones”. Este análisis se desprende siete
(7) títulos los cuales pasó a destacar:

I. El método de David Hume: La derivación de la ética a partir de juicios empíricos.


II. El método de Hume y el principio de causalidad.
III. Las pasiones y la razón.
IV. La ética y la razón.
V. La construcción de la ética absoluta: la falacia de la modernidad.
VI. Los mundos posibles pero no factibles de Hume.
VII. La reflexión trascendental.

Hinkelammert, nos refiere que el Tratado de la naturaleza humana. 1 Da toda una


filosofía del mundo como mundo humano. Parte en su análisis del mundo físico, para
insertar en él, después, la sociedad humana. Toda la obra tiene dos pilares. El primero es
el análisis, que se dirige hacia el mundo físico.(…)Hume lo hace con el título "Del
entendimiento (…) segundo pilar se encuentra en el libro tercero con el título "De la
moral". También en este libro toda la visión parte del análisis del método.(…); Aquí
pretenden describir el Método de Hume, que parte del mundo físico y lo deriva al mundo
Moral.

Ahora bien, aquí el autor describe El segundo libro, "De las pasiones", hace el puente
entre estos dos argumentos claves. Mientras el primer libro se basa sobre lo que Hume
llama las impresiones originales, el tercero se basa sobre las impresiones de reflexión,
que Hume llama también "las pasiones". Este puente que describe dentro del método el
autor entre lo físico y lo moral son las pasiones que conectan y reflejan el mundo de
reflexión, entre estas dos categorías.

De igual forma enuncia el autor En el segundo libro sobre las pasiones, Hume presenta el
enfoque sobre el cual descansa su argumentación en el tercer libro Toda la obra de
Hume tiene, entonces, la dirección que parte del entendimiento para constituir la moral.
Las argumentaciones del entendimiento y las referentes a la constitución de la moral son
análogas. Permitiendo develar como desde el enfoque de la argumentación le permite
entender y construir referentes análogas de lo moral.

Ahora bien, el autor analiza las obras de Hume identificándolas de esta forma, En el centro
del primer libro se encuentra la discusión de la ley de causalidad; en el centro del tercer
libro la discusión de la ley natural, a la cual muchas veces se refiere con la palabra
justicia. (…) Hume no habla expresamente en relación con la ley de causalidad de una
ley natural. Reserva esta palabra a la justicia, cuyas leyes quiere derivar. Se puede decir
que esta derivación de una ley natural, que constituye la justicia y con ella la moral, es la
clave de toda la obra. (…) Causalidad se opone a lo natural y se basa en un artificio,
pero que eso no impide concebir la causalidad como una ley natural. En este extracto
podemos ver cómo analiza y antepone las dos obras de Hume del primer libro donde se
establece la teoría de la Ley de Causalidad y la contrapone a su tercer libro donde se
expone la discusión de la ley natural, hace análisis que a pesar que directamente no expone
en su teoría la ley de causalidad como una ley natural la deriva constituye la justicia y con
ella la moral siendo esta la clave de la obra que puede oponerse a lo natural y se basa en
artificios pero no impide concebir la causalidad como una ley natural. De igual manera
destaca que Estas reglas Hume las declara "absolutamente necesarias" e
"inseparables" de la especie humana. Por esta razón insiste en que no es "impropio"
llamarlas leyes naturales. Son artificiales y absolutamente necesarias. Es evidente que
no las considera "juicios de valor" en sentido de las metodologías actuales, sobre todo,
de Max Weber.

Entrelaza la teoría de Hume con la de Weber identificando los componente partiendo de la


justicia de la cual refiere Esta justicia se refiere a aquella ética que posteriormente Max
Weber llama la ética del mercado y en cuyo centro, para Hume, está la propiedad.
Después, Hume va a desarrollar más este concepto. Destaca, entonces, la justicia y sus
reglas como condición de posibilidad de la sociedad humana, siendo la sociedad humana
condición de posibilidad de la división social del trabajo y esta la condición de la
posibilidad de la vida humana, una vez salida de su estado más primitivo. En tal sentido,
apreciamos que Humer desarrolla la justicia en los términos del concepto capitalista basa
en la propiedad privada y establece condición al reflejo de lo moral y como condición de
posibilidad de la sociedad humana y con ella al condicionamiento del estadio de la sociedad
saliendo de su estado mas primitivo.

Desarrollando otros conceptos el autor describe la La ética, según Hume, es algo por
encontrar por medio de la razón, pero no algo que se puede prescribir a la realidad por
medio de la razón. Es algo real, aunque no visible en los hechos. En los sentimientos
sale a la luz, pero los sentimientos morales no determinan la ética, sino están
determinados por ella. Lo que es virtud y lo que es vicio está en la realidad. La justicia
no es un producto de la ley, sino es anterior a la ley. La ley es consecuencia. La ley viene
dada por la ética mediante la razón, o moral lo que está bien o mal, lo que determina la
virtud o el vicio viene dado por esa ética que establece esa ley que conlleva a la justicia.

La crítica a Hume tiene que enfocar el argumento en dos niveles. En el primer nivel
preguntará si el método vale efectivamente o qué desarrollos de este método hacen falta. El
segundo pregunta si, efectivamente, aplicando en forma correspondiente el método, resulta
la ética del mercado como la ética por encima de todas.
Ciertamente, si aceptamos que se trata efectivamente de juicios empíricos, sigue que de
juicios empíricos se pueden derivar éticas. Sin embargo, como juicios empíricos no son
juicios de relación medio-fin o causa-efecto. Estos son juicios sobre relaciones parciales.
Los juicios referentes a la condición de posibilidad de la vida humana, en cambio, se
refieren al conjunto de todos los hechos para juzgarlos bajo el criterio de la vida humana.

Hinkelammert, nos destaca que Se trata de juicios empíricos que constituyen recién los
hechos de los cuales hablan los juicios de hecho. Los juicios de hecho presuponen la ley
de causalidad, mientras el juicio empírico de inferencia hace posible sostener esta ley de
causalidad. Sin embargo, ambos juicios son empíricos. Precisamente estos juicios de
hecho permiten criterios que establece para determinar los juicios de los actos humano
juzgarlos y determinar el vicio o lo la virtud que estable determinas esa ética.

Básicamente los juicios de hecho En el fondo, la capacidad activa de la mente es su


capacidad reflectora en relación con las impresiones originales primarias. Esta reflexión
sobre las impresiones produce las ideas correspondientes a las impresiones, y produce
nuevas ideas a partir de estas ideas. No obstante, todas las ideas siempre se basan en las
ideas simples correspondientes a las impresiones primarias… Un objeto actúa sobre el
otro, lo que es un efecto en el tiempo y no en el espacio. En el caso de semejanza y
contigüidad la situación es diferente. Se juzga a partir de un objeto presente sobre otro
objeto presente. No se presupone que un objeto ejerce influencia sobre el otro. Hume
pregunta, por tanto, cómo la mente puede llegar a afirmar la causación como necesaria,
es decir, como ley. Como la causa no es simultánea a su efecto -no está presente en el
efecto mismo-, hay que vincular ambos, pero esta vinculación no se puede hacer a partir
de los objetos percibidos en la mente.

El autor define Este argumento de Hume se dirige en contra de todo pensamiento


metafísico anterior, que sostenía la necesidad sustancial de una causa para cada objeto y
que buscaba para la existencia del mundo una "prima causa". Hume se deshace de todo
pensamiento de este tipo. (…) Segundo, Hume niega que se puede derivar del hecho de
que la experiencia puede constatar relaciones de sucesión entre eventos y objetos, que
llamamos causación, un principio de causación de validez general y necesaria.

De cualquier modo el autor continua el análisis De un caso o de varios de sucesión no se


puede derivar la necesidad de que esta sucesión se va a producir en todos los casos. Pero
el principio de causación sostiene la validez para todos los casos. Sin embargo, no se
puede comprobar que una repetición constante implique la validez de un principio o una
ley (…) Hume introduce ahora una nueva forma de reflexión, que no la llama razón,
sino inferencia. Habla de la "inferencia de la mente", del alma y de una
"determinación del pensamiento", que lleva al resultado de la afirmación de esta
"conexión necesaria". La causación se distingue exclusivamente de la experiencia por la
repetición de conexiones. La inferencia de la mente afirma estas repeticiones, cuya
necesidad la razón no puede demostrar como conexiones necesarias. Ahora bien, es
establecen conceptos de acuerdo a la causación la cual se distingue a la experiencia por la
repetición de conexiones y la inferencia de la mente afirma esta repeticiones donde la
razón no puede demostrar como conexiones necesarias, derivada de la ley de Hume,
pudiendo establecer nexos entre en validar científicamente la repeticiones de conexiones de
los casos.

El argumento de Hume se podría resumir así: la conjunción constante es la prueba de la


experiencia de que la totalidad de la experiencia es ordenada por la conexión necesaria,
expresable como el principio de causalidad
Este es su argumento de posibilidad: formar una idea clara de algo es un argumento
innegable de su posibilidad. Sin embargo, no es factible. Pero ahora el juicio sobre nuestro
mundo es un juicio que hace ver que es uno de los mundos posibles. La experiencia de la
conjunción constante nos indica cuál de estos mundos es: el mundo de la conexión
necesaria. Concluye por medio de su reflexión trascendental, que la totalidad de la
experiencia está ordenada por el principio de causalidad.

De acuerdo a los que establece el autor tenemos con lo anterior un esquematismo del
método de Hume.

Lo podemos formular en tres pasos, a través de los cuales la mente llega a elaborar la
realidad:

1. El punto de partida son las impresiones que entran por los sentidos en la mente. Son
percepciones de la mente. En el primer libro de la obra, Hume parte de las impresiones que
llama originales o de sensación. En relación con estas impresiones, la mente elabora ideas o
imágenes correspondientes a los objetos, que causaron las impresiones de sensación a
través de los sentidos.
2. La razón como capacidad de la mente une estas ideas en ideas complejas. Los principios
de unión de las ideas son semejanza, contigüidad y causalidad. La razón puede elaborar
regularidades según relaciones causa-efecto, que subyacen a las acciones medio-fin. Sin
embargo, como razón instrumental es incapaz de afirmar que para la realidad rige el
principio de causación como ley general. Por tanto, no puede afirmar que las regularidades
que deriva son leyes.
3. La inferencia de la mente por una reflexión trascendental, referente a la totalidad de la
experiencia consiste en una reflexión que es capaz de afirmar que la totalidad de la
experiencia está ordenada por el principio de causalidad. A partir de este resultado, las
regularidades que deriva la razón pueden ser asumidas como leyes de la naturaleza.
Se trata de un esquematismo básico, que aparece de nuevo en las argumentaciones
posteriores y, por medio del cual, Hume deriva lo que él llama la justicia, es decir, su ética.

Ahora bien el autor se refiere a Las pasiones, en cambio, no se pueden dirigir sino por la
perspectiva de dolor o placer. La razón solamente puede iluminar a las pasiones en
cuanto al realismo de esta búsqueda en la perspectiva de dolor o placer Hume sigue con
su posición que considera que la moral no está en los objetos y que la razón no la puede
percibir en cuanto razón. Sin embargo, encarga a la razón de encontrarla. La razón no
la puede prescribir ni encontrarla en los objetos. Pero la moral está en la realidad y la
razón puede encontrarla. Hume no reduce la moral a simples "juicios de valor", sino la
afirma como algo dado en la realidad, que la razón puede encontrar. Lo que Hume
contrapone a una razón instrumental, desprovista de valores, es un análisis de la
realidad, que descubre la ética en el interior de esta. La razón instrumental está en los
dos lados. Como razón desvinculada de las pasiones es razón indiferente. Como razón en
el interior de las pasiones, sin embargo, está en el interior del descubrimiento de la ética.
Esta ética corrige la razón indiferente y le da sus pautas…

Hume insiste en que la causalidad no se encuentra en los objetos ni en la razón. Sin


embargo, descubre una reflexión, que permite afirmarla como principio y ley: que es lo que
él llama inferencia de la mente. Efectivamente, para demostrar cómo la razón encuentra la
moralidad, recurre en todo el argumento que sigue a este paso por la inferencia de la mente.
Lo hace, aunque no use más esta palabra.

En la Ética y la Razón el autor nos establece que Hume Poseemos tres especies distintas de
bienes: la satisfacción interna de nuestra mente, la buena disposición externa de nuestro
cuerpo y el disfrute de las posesiones adquiridas por nuestra laboriosidad y fortuna. No
tenemos nada que temer con respecto al disfrute de la primera. La segunda nos puede ser
arrebatada, pero no puede servirle de ventaja a quien nos prive de su uso. Sólo la última
clase de bienes se ve expuesta a la violencia de los otros y puede además ser transferida sin
sufrir merma o alteración; al mismo tiempo, nunca se tiene una cantidad tal de bienes que
satisfagan a cada uno de nuestros deseos y necesidades.

La razón es la que hace posible este cambio que altera la dirección de la pasión. Pero la
razón no lo puede hacer. Iluminada por la razón, lo hace la voluntad. Lo hace en vista de
"progresos mucho mayores". Por esta razón, es una pasión que supera a otra. La razón no
supera a ninguna pasión. Sigue siendo "esclava" de la pasión.

En tal sentido Hume establecer la “regla de estabilidad de posesión” quita a la pasión de


interés su destructividad.

En cuanto a la falacia de la modernidad el autor establece que no podemos hablar


únicamente de la falacia de Hume, sino también de la falacia del marxismo. Las dos son
complementarias. Por un lado, la falacia de una sociedad de instituciones perfectas con su
armonía automática, que concibe a las propias instituciones como el más allá de la
condición humana. Por el otro lado, la sociedad perfecta, que prescinde de las propias
instituciones y que por eso también se concibe en el ámbito de lo no factible más allá de la
condición humana. En su complementariedad son más que la falacia de Hume o de Marx.
Presentan la falacia de la modernidad. Los extremos de la modernidad - sea el estalinismo,
el fascismo o la actual estrategia de globalización, que posiblemente va a desembocar en
algo todavía peor que los otros dos- se explican todos a partir de esta falacia y solamente a
partir de ella.

El resultado de la crítica a la falacia de la modernidad de ambos pensadores -Hume y Marx-


nos deja un legado, que se debe precisamente a los dos. Este legado es: la ciencia puede y
debe pronunciarse sobre la ética. Pero lo puede solamente, si da cuenta de que la ética
necesaria es resultado de una deficiencia del ser humano, no de rasgos positivos de la
naturaleza humana.

Los mundos posibles pero no factibles de Hume el autor nos establece que el resultado de
Hume: al no ser este mundo un mundo de abundancia, propiedad y mercado resultan
necesarios. Sin embargo, este mundo no es de abundancia, porque está sometido al
principio de causalidad. Estas deficiencias del mundo explican por qué es necesaria la ética.
Podemos ver ahora el segundo caso construido por Hume de un mundo sin propiedad:
posible pero no factible. Es el caso en el cual "todo el mundo sintiera el mismo afecto y
amable respeto por todo el mundo que el que siente por sí mismo". En este segundo caso de
una sociedad imaginaria sin propiedad y mercado ha sido cambiado posteriormente.
Cuando en la tradición marxista apareció el proyecto político de un socialismo sin mercado
y, por tanto, el proyecto de superar esta "conducta puramente atomística de los hombres"
por una planificación económica sin uso de mercados, la crítica burguesa contestó con la
tesis de que esta parcialidad de la acción humana es ella misma una condición humana.

Según la visión del autor nos refleja que solo podría ser desde la parcialidad de toda acción
humana, en vez de explicarla por el egoísmo que lo hizo Humer, de tal manera Tendría que
decir ahora: una sociedad sin mercado se puede realizar contando con conocimiento
perfecto. Por el hecho de la falta de esta posibilidad, propiedad y mercado son
imprescindibles y en este sentido necesarios. La deficiencia de la cual ahora se deriva la
necesidad del mercado es la imposibilidad de este conocimiento perfecto que habría que
reconocer corno condición humana.

En cuanto a la reflexión transcendental el autor expone que Está, contenida en la inferencia


de la mente de Hume, efectivamente es parte de las ciencias empíricas hasta hoy. En lo que
sigue, mostrarnos dos casos. Uno es la presentación del método de la física de parte de
Einstein; el otro es un análisis referido a la sociedad que efectúa Hans Albert.

Siendo por un lado, Einstein presenta el método de la física en el campo de las leyes, que
él llama leyes de principio; y el mismo Einstein habla en relación con estos resultados
generales de la experiencia de "inducción a partir de la experiencia.

Sin embargo podemos ver ahora otra reflexión trascendental por Hans Albert, que esta vez
no se refiere a la naturaleza física, sino a la sociedad. Él quiere derivar la necesidad del
Estado para el ordenamiento de las relaciones sociales y argumenta en contra del
anarquismo. De la imposibilidad de un orden espontáneo anarquista, Albert deriva la
necesidad del Estado. El argumento otra vez es circular. Pero tampoco en este caso es
vicioso o tautológico, porque le subyace un principio de no factibilidad referente al orden
espontáneo.

El autor sostiene que, Hay un método casi omnipresente en las ciencias empíricas, que
sostiene este mito. Es el método de la interpretación de la relación con los mundos no
factibles como aproximación asintótica infinita. A la luz de la aproximación asintótica
infinita los mundos no factibles creados por la reflexión trascendental parecen bajar a la
tierra del mundo factible.
Míticamente, los mundos trascendentales son transformados en mundos futuros
inmanentes. La capacidad de la reflexión trascendental de iluminar, por medio de la
imaginación de mundos no factibles la realidad factible, es transformada en la capacidad
humana inmanente de alcanzar estos mundos por medio de una aproximación asintótica
infinita en el tiempo.

Es por ello que el autor establece como argumento que es la grandeza del pensamiento de
Hume. Pero él, a la vez, cava su propia tumba, en la cual se tumbó su pensamiento
trascendental. Lo hace desarrollando su ética como ética absoluta con lo que hemos
analizado la falacia de Hume. Con ella aparece este misticismo de la aproximación
asintótica, aunque todavía en forma muy embrional. Pero este misticismo producirá la
ceguera que posteriormente hace imposible ver el trascendentalismo, que el propio Hume
había descubierto

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