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Valledupar.

, 30 de abril de 2020

Yair José Guzmán


Gerente comercial
GUZMAN Y ASOCIADOS S.A.S

De acuerdo a los resultados del estudio realizado, deseamos exponerle el


informe general del impacto que ha generado la emergencia sanitaria en el
sector del comercio internacional.

El sector comercio en general es uno de los más perjudicados. Si bien


los hoteles y restaurantes reciben en forma directa el impacto de la
parálisis del turismo, en general todos los comercios, a excepción de
los supermercados que están teniendo una alta demanda de bienes.

El cierre de fronteras y la caída de la demanda interna en todos los


países afectados por la pandemia condicionan el intercambio comercial.
“El primero de los impactos está claro, por menores precios y volúmenes
operados en el mundo”,

Por tal motivo, un 75% de los entrevistados se sienten sumamente enojados


con la empresa. Incluso muchos de ellos han pensado seriamente
abandonar el trabajo. La falta de apertura y la sensación de pertenencia, así
como el respeto a los trabajadores, son las causas principales de este
descontento.

Una solución que seguramente daría buenos resultados es la


implementación de un programa donde los trabajadores expongan a los
directivos de la academia sus inquietudes y problemáticas. También, que se
remodelen los espacios de trabajo con la ayuda de los trabajadores y a
partir de sus ideas y propuestas. Igualmente, crear un sistema que regule
los horarios laborales para que estos sean respetados.

Este programa, que tiene como nombre "Escuchando al trabajador", tiene


una duración de 3 meses y tendrá como objetivos disminuir en un 80% los
deseos de deserción laboral y de insatisfacción. Esto también tendría un
efecto positivo a la hora de transmitir una pertenencia y trabajo en equipo a
los estudiantes de nuestra institución.

Sin más por ahora, esperamos que estas medidas ayuden al mejor
desempeño de nuestros trabajadores.

Atentamente,
Lic. Rosa Chacón

La pandemia de COVID-19 representa una perturbación sin precedentes de la


economía y el comercio mundiales, ya que provoca la contracción de la
producción y el consumo en todo el mundo.
Uno de los medios más eficaces para hacer frente a esta crisis es la información oportuna y veraz. Una
población informada está en mejores condiciones de adoptar decisiones acertadas, también sobre
cuestiones relacionadas con el comercio. A tal efecto, hemos creado esta página específica en el sitio
web de la OMC. Proporcionará información actualizada relacionada con el comercio, como las
notificaciones pertinentes de los Miembros de la OMC; la repercusión del virus en las exportaciones y
las importaciones, y la influencia de la pandemia en las actividades de la OMC.

La pandemia del coronavirus tiene el potencial de causar estragos al comercio y el proceso


de integración de América Latina y el Caribe (ALC), por lo que es vital que los gobiernos
tomen medidas comerciales adecuadas para reducir su impacto en la economía y la vida de
sus ciudadanos.

En los últimos 100 años, el mundo ha visto siete pandemias (las gripes española, asiática y
de Hong Kong, H1N1, SARS, MERS y Ebola), las cuales han traído efectos económicos
del lado de la oferta, como la súbita reducción de la fuerza laboral, y de la demanda, como
el contagio de los consumidores, restricciones a su movilidad y la tendencia de ahorrar
dinero frente a la incertidumbre.

Los impactos de las crisis pandémicas al comercio mundial y regional han sido en su
mayoría moderados, ya que afectaron principalmente países de menor peso económico en
la economía global y porque se logró limitar el contagio.

Pero al parecer esta vez es diferente


El impacto de esta crisis puede superar con creces los de la gripe española de 1918 que, a
excepción de las demás, afectó las principales economías del mundo y de la región, con una
reducción estimada de 10% del comercio mundial y de cerca de 20% de los intercambios
regionales.

La crisis del coronavirus podría superar a la gripe española debido a la gran conectividad
humana y comercial que hoy vivimos como consecuencia de la Gran Liberalización de la
posguerra, menores costos de transporte y comunicación y el desarrollo de las cadenas
globales de valor. La Gran Recesión de 2008-2009, que llevó a una caída histórica anual de
20% en el comercio mundial y latinoamericano, deja claro las implicaciones que pueden
tener estos cambios estructurales.
Como antesala de lo que viene, los primeros datos comerciales del 2020 son poco
reconfortantes.

China, el epicentro de la pandemia y de las cadenas globales de valor, vio caer las
exportaciones en un 17% y las importaciones un 4% en el primer bimestre del 2020,
comparado con ese mismo período el año anterior. Las exportaciones de ALC hacia China
y las importaciones desde ese país a la región también disminuyeron en el mismo período
en un 12% y 6%, respectivamente.

En Estados Unidos, las importaciones totales y las que vienen de ALC también cayeron en
enero, en un 4% y 2% en términos anuales, respectivamente, cuando apenas comenzaba la
pandemia. Y en Brasil, las exportaciones del primer bimestre del año se redujeron un 8.5%,
también en términos anuales.

Estas cifras son alarmantes si se tiene en cuenta que el comercio mundial ya se encontraba
en plena desaceleración: en 2019 creció apenas 1%, comparado con un promedio de 5% en
las últimas dos décadas.

Por los datos históricos disponibles, esta es una crisis que podría afectar a todos los países
de ALC, sin importar su nivel de especialización. Aunque los precios de commodities como
el petróleo y cobre enfrenten mayor volatilidad, los bienes manufacturados son más
vulnerables a paradas súbitas, por la dependencia de las cadenas de valor y por la
posibilidad de posterguen las compras por parte de los consumidores.

Asimismo, los servicios como el turismo se verán particularmente afectados por las
medidas de contención como la disminución drástica de los vuelos, los cierres obligatorios
de hoteles y el impacto de la enfermedad en su fuerza laboral.

Una noticia alentadora es que estas mismas crisis del pasado sugieren que existe la
posibilidad de una recuperación rápida —la llamada recuperación en “V”. Este resultado,
sin embargo, va a depender no solamente de las políticas fiscales, monetarias y de salud,
sino también de las políticas comerciales y de integración que tomen los gobiernos.

Lo que lleva a la pregunta, ¿qué deben hacer los gobiernos en materia comercial y de
integración para responder a esta crisis?

Qué hacer (y qué no hacer) para enfrentar al coronavirus


 Continuar apoyando la liberalización comercial, como lo indicamos en el
libro De promesas a resultados en el comercio internacional. Sería un retroceso si los
gobiernos de la región sucumben a una retórica nacionalista que culpe
equivocadamente a la globalización por la crisis actual.
 Aumentar la coordinación entre países e impulsar la integración. Esto no
solamente por los problemas sistémicos de salud que enfrentamos—las enfermedades
no respetan fronteras—sino también para facilitar una recuperación rápida, liderada
por el comercio y la inversión extranjera directa.

 Desincentivar la adopción de restricciones a las exportaciones de equipos


médicos, medicinas y sus insumos. Hasta la fecha, 24 países han adoptado estas
restricciones, en su mayoría en Europa y Asia. Estas medidas, podrían aumentar la
oferta local a corto plazo, pero crean desincentivos de medio-largo plazo a la
producción interna por la incertidumbre de poder acceder a los mercados externos.
Además, crean riesgos de retaliación y ponen en peligro los esfuerzos de cooperación
regional y multilateral.

 Eliminar los aranceles y las barreras no arancelarias (BNA) a los equipos,


suministros y desinfectantes médicos. Los aranceles de ALC están muy por encima
del promedio mundial, variando entre 5% a 15%. Las BNA llegan a alcanzar 90% de
estos rubros. Estas medidas ayudarían a reducir los costos de estos productos que son
fundamentales para el manejo de este tipo de crisis.

 Impulsar acuerdos comerciales regionales y multilaterales para facilitar la


coordinación de las medidas de prevención y mitigación de pandemias; y evitar que
medidas unilaterales produzcan costosos conflictos comerciales y diplomáticos que
retrasen la recuperación y comprometan el crecimiento de largo plazo.

 Las aduanas y las demás entidades gubernamentales de control fronterizo deben


implementar un procedimiento simplificado y expedito para el despacho de las
mercancías críticas.

 Impulsar y facilitar la liberalización del comercio de servicios, en particular en


el área de telemedicina. Un problema potencial con las pandemias es que los
ciudadanos, inclusive aquellos con síntomas leves, se apresuran en ir a los hospitales,
sobrecargando el sistema. Algunos países de la región ofrecen servicios de
telemedicina al público interno, pero las restricciones comerciales actuales impiden
que se extienda a otros países.

 Desincentivar la alta protección al sector agrícola —frecuente en la región—


puesto que resultaría particularmente disfuncional en este momento. Un choque de
oferta en la cadena de suministro de alimentos nacional puede tener consecuencias
fatales en la población, más allá de los impactos directos de la pandemia.

 Trabajar con las agencias de promoción de exportaciones para sostener y


potenciar las exportaciones de las firmas, brindando servicios de información que
permitan identificar nuevas oportunidades en materia de bienes y servicios, así como
establecer nuevos vínculos comerciales que reemplacen a aquellos afectados por la
crisis.
Contenedores
Las ganancias que se pierden, semanalmente, se estima en el orden de los US$ 350
millones. Al tiempo, se registra una reducción en la disponibilidad de contenedores,
alrededor de unos 350.000, a consecuencia de la cuarentena de los buques en puertos.
El EBITDA de las navieras top proyecta una reducción entre 6% y 10% para este año, en
comparación con el crecimiento del casi 40% registrado en 2019. Los “viajes en blanco”
(blank sailings,  es decir, servicios cancelados) desde China, darían como resultado 1.9
millones menos de TEU en el volumen total de 2020. Sólo en marzo las navieras han
cancelado 82 rutas en el Pacífico y otras 54 entre Asia y Europa, es decir, unos 198.500
TEU menos en un solo mes.
China se convirtió desde hace poco más de una década en el núcleo central para la
operatividad de otros mercados, y el panorama actual ha dejado al descubierto que para la
economía mundial es indispensable. Por lo que queda justificado ahora más que nunca que,
a pesar del COVID-19, el comercio internacional no puede parar.

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