Está en la página 1de 3

Covid 19.

El virus del cambio y la transformación Mundial

Es más que obvio que nuestro país no estaba preparado para afrontar una pandemia
de la magnitud del Covid 19. Mucho menos nuestra ciudad, Montería.

De hecho me atrevo a asegurar que ningún país lo estaba, ni siquiera Estados Unidos,
La Primera Gran Potencia Mundial ó Italia, mejor conocido como La Cuna del
Humanismo y del Renacimiento, su capital Roma, La ciudad Santa para la Iglesia
Católica ó España, País Monarquico de Europa ó China, también conocida como la
Superpotencia emergente. Países que nunca imaginaron que en medio de la tragedia
de perder miles de vidas iban a encontrar un nuevo comienzo y que aún en medio de
la desolación siempre hay una luz al final del túnel.

Y es que nos cuesta mucho entender que las catástrofes también traen cambios,
renovaciones y son una oportunidad de un nuevo comienzo, de un nuevo estilo de
vida.

Si bien es cierto que todo el mundo cree tener la razón respecto a este tema, de lo
que es correcto y lo que no, no debemos caer en el desespero y lanzar juicios
apresurados que no nos permitan ver más allá de la realidad.

Me surgen muchas interrogantes y es normal que a todos nos pase, estábamos tan
acostumbrados a vivir nuestra vida con todo y sus afanes por esta razón es necesario
adaptarnos a nuevos estilos de vida, usos y circunstancias, sabiendo que esto puede
ir para largo. Pero lo más importante es encontrar cada una de las respuestas a
nuestras preguntas. ¿Cómo estoy afrontando esta situación? ¿He perdido la fe ó la he
recuperado? Qué estoy haciendo para no caer en la desesperación? ¿Qué puede
aportarle el Covid 19 a mi vida y qué puedo aportar yo, a la vida de los demás?

Sólo cuando tengamos estas respuestas, llegaremos al fondo de nuestro ser y esa será
la razón por la cual habrá valido la pena vivir todo esto.

Para nadie es fácil quedarse en casa, todos las excusas son válidas. <Tenemos que
trabajar. Tenemos personas a nuestro cargo, familiares y/o empleados, hemos
entregado una vida entera a nuestros negocios y de un momento a otro vemos cómo
se va parando todo por lo que con tanto sacrificio hemos trabajado>

Muchos no quieren o no pueden quedarse en casa, no porque no amén a sus familias o


no les guste compartir tiempo con ellos ó porque sean ignorantes, brutos, tercos ó
inconscientes, ó porque no les importe la vida de sus familias, la del resto del mundo
o incluso su propia vida. Es porque en el fondo no creemos que esto está pasando y
nos aferramos a ese pequeño rayo de luz, a esas cifras que en momentos nos parecen
descabelladas porque son pocas pero que deseamos con el corazón que sean
verdaderas y que no se registren más casos, que la curva de contagio se aplane y que
las noticias falsas sean sólo eso, falsas. Que se quedan en rumores que no llegan a
ningún lado y terminan por desaparecer.
Queremos creer con toda el alma que esto no está pasando, levantarnos de esta
pesadilla y continuar con nuestras vidas como si nada hubiera pasado pero no es así,
esto es lo que estamos viviendo y creo que una de las cosas más difíciles de la
humanidad es darnos cuenta de la realidad.
Si bien es cierto que nuestro gobierno está tomando las medidas que creen
pertinentes y que buscan ayudar a todos es muy difícil lograr una equidad, por eso se
nos facilita emitir juicios, juicios de acuerdo a nuestros principios personales, a
nuestros valores y escala de emociones. Pero por más duro que sea, el #covid19 es
una realidad en el mundo y todos nos vamos a ver afectados, unos sectores más que
otros pero todos vamos a tener que empezar desde cero, los planes y proyectos que
teníamos deberán esperar o ser replanteados y de esta forma volver a nacer, a surgir
y demostrarnos a nosotros mismos de que estamos hechos.

Esta cuarentena obligatoria por la vida nos hace reflexionar que lo verdaderamente
importante en esta vida es precisamente La Vida, la salud, el amor, el tiempo para
compartir con nuestros seres queridos, ese mismo tiempo que decimos que no
tenemos y que quizá no compartíamos por falta de tiempo.

Todos quisiéramos quedarnos en casa, lo que no queremos es ver cómo todo a


nuestro alrededor se desploma sin poder hacer nada. Sintiéndonos diminutos e
impotentes y no está mal sentirnos así. Son esos sentimientos los que nos Dan el
coraje y la valentía para seguir adelante.

Entiendo a los que dicen #quedateencasa entiendo a los que tienen que salir a
trabajar, a los médicos, que se sienten impotentes porque quieren hacer más y no
pueden, a ellos los entiendo por todas las humillaciones que han tenido que soportar
por salvar vidas, a los bomberos, policías, a sacerdotes, políticos, a los empleados de
los servicios de aseo y/o servicios públicos, pero sobretodo entiendo más que nunca a
esas personas que en algunas ocasiones se han visto menospreciados por no tener un
alto cargo ejecutivo, esos mismos que hoy se están arriesgando para mantenernos a
flote en este barco de supervivencia.

Entiendo a los que se quedan en casa, a los que se refugian en la oración, el arma
más poderosa de todas, entiendo a los niños que se frustran, que no entienden a
ciencia cierta lo que está sucediendo pero que con una sonrisa nos hacen olvidar por
un instante de esta tragedia, no cabe duda que sin ellos nada de esto sería tan
llevadero, entiendo a las mamás creativas, a los papás que sean han convertido en
Cocineros, preparando las mejores recetas para alimentar a sus familias. También
entiendo a las personas que les gusta aferrarse al arte para tratar de olvidar, a esos
que ríen, bailan, disfrutan y tratan de mostrarnos el lado positivo de la cosas.
Entiendo a los que les gusta trabajar su cuerpo y compartir sus rutinas de ejercicios,
entiendo a los que se resienten, a los que juzgan, a los que critican, a los que nada
les parece y por esta razón no no tienen nada que aportar, por eso trato de entender
cada situación, cada pensamiento, sin juzgar, respetando las ideas de otros, siendo
objetiva pero también poniéndome en el lugar de los demás, nadie sabe lo que vive
el otro, su batalla interna, sus crisis, sus problemas, por eso debemos tener empatía
y ponerme en el lugar del otro, que haría yo si estuviera en esa situación, encontrar
una respuesta que venga de mi y me identifique de tal forma que me permita
contribuir con esta causa, causa que se ha convertido en la moraleja más grande de
todas las fábulas del mundo, te diría la mía pero tal vez no la entenderías ni la
apreciarías de la misma forma que yo, por eso te invito a que tomes tu tiempo,
obtengas información de todo lo que te rodea porque el cerebro recoge pequeños
datos de todo aquello que nos envuelve y va clasificando dicha información y nos
permite elegir lo que nos nutre y descartar lo que no y de esta forma alimentar
nuestros pensamientos y obtener nuestra propia información hasta que, finalmente,
logremos emitir un juicio de valor que nos va a permitir ver las cosas con mucha más
claridad y nos va a dar las respuestas que tanto estábamos buscando.
Por: Adriana Berrío F

También podría gustarte