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MÁSTER EN ESTUDIOS INTERDISCIPLINARES DE GÉNERO

Año  académico  2011/2012  

GRUPOS DE HOMBRES Y
FEMINISMO EN INTERNET.  
DE HOMBRES IGUALITARIOS
A HOMBRES ANTIFEMINISTAS.  
 

CITAS:    M.   Vela,   Jose   A.   (2012).   Grupos   de   hombres   y   feminismo   en   internet.   De   hombres  
igualitarios  a  hombres  antifeministas  (Trabajo  de  fin  de  máster,  Universidad  Autónoma  de  Madrid,  
Madrid).  Recuperada  de      https://uam.academia.edu/JoseVela    
 

Trabajo realizado por: Jose Antonio Martín Vela

Dirigido por: Cristina Sánchez Muñoz.

   
ABSTRACT  ................................................................................................................................  3  
INTRODUCCIÓN  ......................................................................................................................  4  
PRESENTACIÓN  .............................................................................................................................  4  
OBJETIVOS  E  HIPÓTESIS  ................................................................................................................  6  
ESTRUCTURA  DEL  TRABAJO  ..........................................................................................................  7  

METODOLOGÍA  .......................................................................................................................  9  
FUNDAMENTACION  TEÓRICA.  ........................................................................................  10  
LA  TRADICIÓN  FEMINISTA.  ..........................................................................................................  10  
ESTUDIOS  DE  HOMBRES  Y  MASCULINIDADES.  ...........................................................................  17  

DISTINTOS  GRUPOS  DE  HOMBRES  Y  EL  FEMINISMO.  .............................................  31  


GRUPOS  DE  HOMBRES  IGUALITARIOS.  .......................................................................................  32  
LA  POSICIÓN  ANTE  EL  FEMINISMO  Y  LA  IGUALDAD.  ...............................................................  34  
SEPARACIONES  Y  DIVORCIOS  ..................................................................................................  35  
MASCULINIDAD  REPRESENTADA.  ...........................................................................................  39  
NUEVAS  MASCULINIDADES.  ....................................................................................................  42  
GRUPOS  DE  HOMBRES  SOLIDARIOS.  ..........................................................................................  45  
POSICION  FRENTE  AL  FEMINISMO  Y  LA  IGUALDAD.  ...............................................................  48  
SEPARACIONES  Y  DIVORCIO.  ...................................................................................................  50  
MASCULINIDAD  REPRESENTADA.  ...........................................................................................  51  
GRUPOS  DE  HOMBRES  ANTIFEMINISTAS  ....................................................................................  53  
POSICIÓN  ANTE  EL  FEMINISMO  Y  LA  IGUALDAD  ....................................................................  56  
SEPARACIÓN  Y  DIVORCIO.  .......................................................................................................  59  
MASCULINIDADES  REPRESENTADAS.  ......................................................................................  63  
DISCURSO  VIOLENTO.  .............................................................................................................  65  

CONCLUSIONES  ....................................................................................................................  67  


BIBLIOGRAFÍA  .....................................................................................................................  71  
ANEXOS.  .................................................................................................................................  72  
ANEXO  I:  HOMBRES  IGUALITARIOS  .............................................................................................  72  
ANEXO  II:  HOMBRES  SOLIDARIOS.  ..............................................................................................  77  
ANEXO  III:  HOMBRES  ANTIFEMINISTAS.  .....................................................................................  79  

2    
ABSTRACT  
Tras la influencia de los cambios sociales impulsados por las demandas feministas en
nuestras sociedades los hombres reaccionan ante el feminismo de diferentes formas. Los
estudios de masculinidades reconocen al menos dos tipos de hombres en relación al
feminismo y el tipo de sociedad que propone. Algunos varones reconocen tanto su
responsabilidad histórica como su capacidad de cambio al aceptar las propuestas
trabajadas por las mujeres feministas. Por otro lado existen hombres que rechazan
completamente tanto el feminismo como los hombres que lo apoyan.
Tras esta dualidad inicial se encuentra la existencia del patriarcado que reproduce la
dominación masculina sobre las mujeres. Este patriarcado por el cual los hombres
mantienen el poder de la sociedad se explica por medio de roles de género según los
cuales los individuos son adscritos socialmente a un género que es definido y construido
también de forma social. Estos roles conforman un tipo constrictivo de conducta
diferenciada entre hombres y mujeres a pesar de que el balance es más positivo para los
varones que para las mujeres los hombres no son una entidad homogénea y se
posicionan entorno al feminismo en posturas diferenciadas.
Internet permite un acceso rápido a una panorámica de las diferentes posiciones que
asumen los varones en cuanto al debate social abierto por el feminismo. La igualdad del
feminismo liberal está relativamente afianzada en las conciencias sociales y es
políticamente incorrecto ser abiertamente sexista. Respetando este límite los varones
pueden ser situados en tres grupos diferenciados: antifeminismo radical, tolerantes ante
el feminismo liberal e igualitarios o profeministas.

  3  
INTRODUCCIÓN  
PRESENTACIÓN  

La cuestión feminista es un tema escurridizo para aquellos y aquellas que no tienen


una formación en su existencia. El feminismo no se entiende fuera de las mujeres y sus
compañeros que se han interesado en su descubrimiento. Para muchas gran parte de la
población el feminismo no es un tema que les atañe y en ocasiones se asimila a un tipo
de hembrismo. La realidad de los distintos feminismos es que coinciden en la denuncia
de la dominación masculina y la demanda de derechos e igualdad social. Pero, quizá por
el nombre feminismo, o por intereses patriarcales, se desprestigian al movimiento y la
evocación del feminismo provoca reacciones diversas en la sociedad.
Las bases democráticas y liberales de nuestra sociedad occidental alimentan el
igualitarismo y el valor del individuo como ser humano. La ilustración es fundamento
de nuestra cultura moderna y el universalismo se deja ver en iniciativas políticas como
la defensa de los Derechos Humanos. Y en la ilustración, se entronca el origen del
feminismo demandando que las universalidad de la razón y la aplicación del principio
de igualdad proclamada por los ilustrados no excluyesen a las mujeres del
universalismo1. El feminismo, como principio igualitario, debería ser comprendido
fácilmente por la sociedad. Pero no es el caso y nuestra sociedad continúa
reproduciendo una herencia sexista donde el feminismo no está bien entendido. Del
mismo modo que el proyecto que mujeres y hombres feministas intentan llevar a cabo
permanece incomprendido.
Nuestras sociedades heredaron también los valores de igualdad pero, como contaba
Orwell en “Rebelión en la Granja”, los procesos de dominación hacen que algunos
parezcan ser más iguales que otras. Y el poder genera, sobre todo, necesidad de
mantenerlo. Los varones, por lo tanto, han heredado unos privilegios sobre el total de
las mujeres, lo que genera una realidad diferencial según el género. Los varones tienen
el poder y las mujeres tienen menos. La estructura patriarcal favorece los valores
masculinos ante los femeninos y se le reconoce más valor al grupo dominante que al de
las mujeres. Es por ello que las mujeres tienen menos oportunidad de hacerse oír y de
hacer encajar en el paradigma dominante una visión de las cosas que ha sido
desarrollado en el cuadro de la liberación femenina.
                                                                                                                       
1
Sanchez, Cristina. “Geneaología de la vindicación”. En “Feminismos Debates teóricos
contemporáneos”. Eds Elena Beltrán y Maquieira. 2001. Ed Alianza.

4    
Los estudios feministas desarrollan diversas teorías. Una de ellas es la teoría de
género que ha resultado tener un gran poder explicativo. Según esta teoría el sexo es una
diferenciación biológica que divide al grupo en hembras y machos. En base a esta
diferenciación primera se desarrolla el género, que es el grupo de clichés y modelos que
orientan y conforman el comportamiento y el cuerpo de los sujetos. Estos modelos
sociales determinan lo que se considera masculino y lo que se considera femenino. Aún
más los roles de género permiten la actuación en cuanto a modelos predefinidos pero
desaniman e, incluso, impiden las acciones que se salen de dichos modelos.
Desde la perspectiva sociológica, los roles de género son las estructuras de
comportamiento que constriñen y posibilitan la acción de los individuos bajo el peso del
control social. La posibilidad de cambio existe pero la existencia del control social que
amenaza con el estigma y el rechazo hace este cambio difícil.
La consecuencia de estas teorías es que las categorías de género: hombre y mujer,
son construcciones sociales y se conforman de una manera, a la que estamos
acostumbrados a manejar tradicionalmente, porque existe una estructura de género que
reproduce estos estereotipos. Pero estos modelos podrían haber sido otros como ocurre
en culturas alejadas donde el significado de masculino y femenino es distinto a nuestros
modelos2. Estas características diferenciadas entre mujeres y varones tienen
consecuencias de discriminación y de dominación sexual. El sistema patriarcal se basa
en estas diferencias y en la supuesta inmutabilidad de las características de cada género
para mantener un sistema de dominación masculina. El género es una construcción
social, no natural, que sitúa a las mujeres en una posición de inferioridad respecto al
varón que acumula el acceso al poder.
Las mujeres son inscritas en ámbitos de cuidados y privados mientras que a los
varones se les coloca en el espacio público y encargados de ejercicio del poder. Pero
aceptando que la situación de ambos no es natural, los espacios dejan de estar cerrados y
pueden ser compartidos.
El desarrollo de la teoría de género permite explicar a los feminismos el porqué de la
perpetuación del sexismo y las estructuras patriarcales, al tiempo que permite la
generación de herramientas para luchar contra el sexismo que es la causa de la
desigualdad y la dominación, y por ello es el origen del sufrimiento de multitud de

                                                                                                                       
2
Como demostró Gayle Rubyn en “el tráfico de mujeres: notas sobre la economía política del
sexo” 1975

  5  
mujeres y hombres que se ven obligados a seguir estructuras de comportamiento
injustas.
El problema en la aplicación de estas herramientas revolucionarias para el cambio
social proviene de su origen. La teoría de género y la descripción de la estructura
patriarcal proviene de estudios feministas desarrollados por mujeres. Desde esta
posición de dominación, las mujeres feministas tienen dificulta para hacer llegar sus
planteamientos a ámbitos dominados por los hombres y por visiones sexistas de la
realidad. Por otro lado, los detentadores del poder son varones que se benefician de la
sociedad sexista y además están en posición de mantenerla.
En la sociedad patriarcal la palabra feminismo tiene connotados valores revanchistas
y hembristas alejados de las verdaderas pretensiones del movimiento. Desde el punto de
vista del hombre sexista el poder trae aparejado dominación para mantenerlo y por ello,
tras una construcción guerrera del varón, el poder ha de ser defendido y protegido del
enemigo. El enemigo son las mujeres, pero no todas, solo las que se revelan y reclaman
la parcela de poder que les corresponde. Pero no todos los hombres son un varón sexista
y antifeministas. En una sociedad hay una gran variedad de personas y personalidad y
sería un error tratar a todos los hombres de sexistas. No todos los hombres ven el
feminismo como un ataque a sus privilegios. Hay hombres que comparten las demandas
feministas de igualdad. Estos hombres han comprendido que los valores tradicionales
masculinos erosionan las experiencias vitales de mujeres y de otros hombres y que una
sociedad democrática ha de defender los valores de igualdad y combatir las
discriminaciones.

OBJETIVOS  E  HIPÓTESIS  

Para comprender el escenario feminista hemos de entender no solo a las mujeres que
emprenden esta costosa lucha, sino a los hombres que comparten intereses, en los que
pueden apoyarse y los que se oponen. Descubrir los hombres que podemos encontrar en
la sociedad y su posicionamiento con el feminismo es un trabajo de exploración
necesario en el desarrollo de toda teoría y todo posicionamiento ideológico.
Este trabajo se propone comenzar a descubrir cómo son los hombres en el escenario
del lucha feminista y para ello tenernos un campo de exploración como es Internet:
cómo son los hombres que se agrupan en la red. De qué estamos hablando cuando
decimos que hay grupos de hombres. Cómo son y qué podemos esperar de ellos. En el

6    
trabajo se elaborará una clasificación básica de los grupos de hombres en internet en su
relación con las demandas feministas.
Suponemos que los hombres tienen una organización diferente en relación a su
afinidad con los objetivos del feminismo. En la inmensa variedad de hombres que puede
contener nuestra sociedad pueden establecerse tipologías básicas de análisis según la
afinidad de estos hombres a los postulados del feminismo para trabajar con ellos.
La situación excepcional de España en cuanto a las leyes de violencia de género y de
igualdad, así como la implicación del gobierno en las demandas feministas por medio
de la paridad dentro del gobierno, el observatorio de igualdad y el (extinto) ministerio
de igualdad, generan una oportunidad para que las mujeres y los hombres se manifiesten
en un grado de afinidad a estas medidas3.

ESTRUCTURA  DEL  TRABAJO  

El trabajo se presenta en tres grandes bloques. Primero se hace un recorrido por la


tradición feminista que efectúa los cambios sociales que han permitido a las mujeres
alcanzar un mayor nivel de igualdad. Estos cambios y transformaciones sociales se
logran por un combate de las mujeres a nivel teórico y práctico llevando a un punto de
necesidad de cambio en los varones que asimilan la igualdad y la mayor presencia de las
mujeres en la sociedad. La evolución histórica llega al tiempo contemporáneo los
hombres pueden complementar el trabajo de las feministas tomando al varón como
sujeto y objeto de estudio.
Los estudios de masculinidades surgen desde un trasfondo y una historia feminista y
están en situación de continuar con la demanda feminista de cambio en los roles de
género que posibilite el establecimiento de una sociedad igualitaria. Se expondrá
entonces la fundamentación teórica de los expertos y expertas en estudios de
masculinidades y feminismo. Estos estudios tienen repercusión en los escenarios
públicos pues los varones encuentran respuesta a las cuestiones e interrogantes
propuestos por los feminismos en estudios sobre masculinidades. Por ello se procederá a
construir un trasfondo de las teorías actuales referentes a las masculinidades, su
                                                                                                                       
3
Luis Bonino manifiesta que: “ir construyendo diferentes “perfiles” de la masculinidad y sus
discursos sobre la violencia de género, puede permitir desarrollar estrategias de prevención más
específicas y eficientes que apunten a las particularidades encontradas” Ya que, según se
descubre en el estudio, hombres anteriormente no violentos pueden llegar a serlo en el futuro.
La causa suele ser un cambio de la situación previa como un cambio del balance de poder en la
pareja. Luis Bonino, “hombres y violencia de género, más allá de los maltratadores y de los
factores de riesgo, Pagina 49, Sitio Web, El Ministerio de Igualdad”

  7  
perpetuación, su influencia en la personalidad propia y en los otros, así como su
capacidad de evolución.
Tras la exposición teórica se explican las distintas categorías en las que se han
agrupado a los grupos de hombres en relación al feminismo y la teoría de género en
función de la producción que hay de estos en internet. Por ello se realiza una revisión de
las páginas y blogs de grupos de hombres para agruparlos en las categorías. Cada
categoría de grupos de hombres se separa en un capítulo. Los distintos grupos de
hombres reflejan una posición distinta ante el feminismo y pueden promueven
diferentes modelos de masculinidad en consonancia a su visión de las propuestas
feministas. El tercer bloque del trabajo comprende las conclusiones generales de los
distintos grupos de hombres y su relación con el feminismo y la teoría de género.

   

8    
METODOLOGÍA  
Para iluminar esta descripción de los grupos de hombres en referencia al feminismo
en internet, se procederá a la revisión bibliográfica de autoras y autores destacados por
su producción en estudios de masculinidades. La revisión bibliográfica incluirá los
textos básicos en los estudios feministas pues son los introductorios en la problemática
de género, a partir de los avances realizados por los estudios feministas. Gracias a la
persistencia en su rigor científico la teoría de género se ha podido desarrollar en la
disciplina de estudios de masculinidades. El origen de los estudios feministas es una
aplicación del método científico y un alejamiento de los mitos y las presunciones. Las
teorías son probadas siguiendo un método. Es por ello que la tradición de los estudios
de género puede ser declinada en estudios de masculinidades, pues el método científico
se adapta a cualquier sujeto.
Para completar la biografía se consultarán las referencias necesarias en estudios
sociales como la sociología de Bourdieu que posee herramientas necesarias para
analizar las realidades sociales y los grupos que habitan en su seno. Gracias a las
herramientas de las ciencias sociales se posibilita la emisión de juicios cercanos a la
objetividad y alejados de mitos y explicaciones ligeras.
La información sobre los grupos de hombres se busca en internet en las distintas
páginas web y blogs con el criterio de la relación de dichos grupos de hombres con el
feminismo. En base la lectura de los sitios de internet se pasará a la separación en
distintas categorías.
Con, al menos, un ejemplo representativo de cada una de las categorías se realiza un
análisis del sitio elegido. Las conclusiones obtenidas han de ser válidas para la categoría
que representa cada sitio web. Tras los análisis y las categorías definidas se redactan las
conclusiones respecto a los distintos tipos de grupos de hombres que podemos encontrar
en internet.

   

  9  
FUNDAMENTACION  TEÓRICA.  
LA  TRADICIÓN  FEMINISTA.  

A lo largo de la historia de la humanidad las mujeres han estado poco presentes en


las redacciones finales que pasan a los libros de texto. Esta situación tiene mucho que
ver con la creencia de que la historia la escriben los vencedores y es que la historia tiene
muchos pasajes dedicados a la llamada “lucha de sexos” que han quedado relegados y
semiocultos solo visibles para minorías interesadas feministas.
La mencionada “lucha de sexos” puede verse desde los estudios feministas como una
sucesión de victorias en la sustentación y defensa del patriarcado4 por el cual las
mujeres permanecen sometidas al usufructo masculino. De este modo mujeres y
hombres permanecen separados en costumbres y maneras según el paradigma
dominante que sitúa a unas y a otros en diferentes posiciones de la sociedad según sea
su sexo5.
No se le escapó el matiz a las teóricas del feminismo (como las que veremos más
adelante) de que la adscripción a un género no es la única categoría para una persona al
encontrarse diferencias enormes entre las diferentes clases sociales y étnicas de una
sociedad, pero, a pesar de las diferencias entre mujeres de distintas clases sociales
permanecen constantes tanto la subordinación a los hombres como la percepción de
inferioridad de la mujer respecto al hombre.
Argumentos entorno a la supuesta inferioridad de las mujeres se dieron en épocas
pasadas y se dan actualmente tanto desde el común sentir popular como desde las élites,
filosóficas y teológicas en un principio y como científicas posteriormente. Cayendo
ambas en el dogmatismo. Estas Elites coincidentes todas en lo patriarcal sostienen desde
distintas perspectivas la posición de inferioridad de la mujer respecto al hombre. Frente
a los trabajos filosóficos inconsecuentes que mantienen la imagen de las mujeres como
un cliché de mujer (ser humano inferior), como puede ser la opinión de filósofos como

                                                                                                                       
4
Kate Millett definía el sexo como una categoría social no natural que tiene un fin poítico
determinado. La dominación pasa por la construcción de las costumbres sexuales. El patriarcado
se fundamenta en el dominio sexual y en la explotación de las mujeres a través de éste. Kate
Millett. “politica sexual” 1970.
5
En un trabajo dedicado a masculinidades considero importante dedicarle el espacio que merece
el origen tanto del concepto como de los propios estudios pues, como comentaré más adelante
son los estudios feministas el origen de los estudios de masculinidades

10    
Rousseau6. Frente a ello surgen voces femeninas lejanas de imagen de incapaces que se
quiere hacer valer de ellas. Estas mujeres toman las armas de la razón y la lógica para
señalar que su condición no es la condición de la mujer, sino de la construcción
interesada que ha hecho la sociedad patriarcal de la mujer.
A lo largo de la historia estas voces de mujeres vindicadoras de la igualdad de sexo
se han hecho oír a través de trabajos que luchan contra el dogmatismo que sostiene la
inferioridad de la mujer frente al varón y que unifica el universal femenino en una única
esencia femenina ideal7. En el Renacimiento encontramos a Christine de Pisán y su
“Ciudad de las damas”8 en un ejercicio ejemplificación de la virtud de las mujeres por
medio de una selección de personalidades históricas femeninas que rompen con su
ejemplar existencia el mito de la inferioridad de la mujer.

La Ilustración nos aporta a Las Preciosas, mujeres ilustradas. En un periodo donde la


razón y la igualdad universal se sitúa en los debates, la situación subordinada de las
mujeres puede criticarse con los medios necesarios. Gracias a la Razón los mitos y
dogmas patriarcales pueden desarticularse teóricamente y criticar los pasos políticos que
obvian a las mujeres de la igualdad universal. Como hicieron la francesa Olimpe de
Gouges con su “Declaración de derechos de la mujer”9 o la inglesa Mary Wallstonecraft
con “la vindicación de los derechos de la mujer”10. El paso de la ilustración es el cambio
de la vindicación de derechos hacia una articulación social femenina: las mujeres como
tales, no solo una élite.
En 1848, “La declaración de Seneca Falls” recoge el ideario del movimiento
sufragista que, gracias a sus acciones políticas, son imagen del feminismo para una gran
parte de la sociedad. Este feminismo vindicaba igualdad legal frente a los varones,
comenzando por el voto. Su demanda de derechos universales y su origen ilustrado
asocia por lógica la defensa de la libertad y derechos de las mujeres a la libertad y
derechos de los negros. Otra vertiente feminista de mediados del XIX está alejada del
liberalismo pero también relacionada con el capitalismo. El movimiento socialista. Al
                                                                                                                       
6
Amorós, 1997:156. Leído en Sanchez, Cristina. “Geneaología de la vindicación”. En
“Feminismos Debates teóricos contemporáneos”. Eds Elena Beltrán y Maquieira. 2001. Ed
Alianza.
7
Este paseo histórico por el feminismo se fundamenta principalmente en el artículo de “Los
feminismos de Ana de Miguel, publicado en Celia Amorós 2000, “Diez palabras clave sobre la
mujer”. Pamplona Verbo Divino.
8
Christine de pizan, “la ciudad de las damas”, 200, Siruela.
9
Olimpe de Gouges “declaración de derechos de la mujer, 1791. citado en Ana de Miguel 2000.
10
Mary Wallstonecraft, 1972. Citado en Ana de Miguel 2000.

  11  
socialismo le era difícil negar la situación de subordinación de la mujer frente al varón
si pretendía hacer un análisis social serio. Por ello existe un movimiento feminista
asociado al socialismo abanderado por Floria Tristan11 y posteriormente al marxismo.
En ambos casos, la asociación de ambos feminismos termina con una ruptura por parte
de los otros. Tanto el movimiento negro como el socialismo ven la causa de las mujeres
como menos prioritaria como para comprometer sus logros y esfuerzos.
Simone de Beauvoir12 relanza la querella de las mujeres escribiendo un punto y
seguido en los estudios de mujeres en 194913. Es más que una recapitulación de
argumentos e incluye las concepciones de la biología, el psicoanálisis y el materialismo
histórico, según los cuales el cuerpo de las mujeres es más débil que el de los hombres,
su mente más frágil y su situación de procreadoras las sitúa en posición desventajosa.
Los estudios feministas14 demuestran como las posiciones teóricas a favor de la
inferioridad femenina responden a las estructuras patriarcales en un intento de
mantenimiento de la dominación masculina. Beauvoir dedica largas explicaciones a las
distintas posturas antifeministas de las que podemos extraer las líneas argumentales.
Frente al biologicismo determinista los y las filósofas ilustradas argumentan entorno a
la fuerza de la educación y el papel de la ignorancia. Beauvoir señala la importancia de
la cultura y el papel modelador de la sociedad que separa a seres humanos de animales.
“Enfin une société n’est pas une espèce : en elle l’espèce se réalise comme
existence ; elle se transcende vers le monde et vers l’avenir ; ses mœurs ne séduisent
pas de la biologie ; les individus ne sont jamais abandonnés à leur nature, ils obéissent
à cette seconde nature qu’est la coutume et dans laquelle se reflètent des désirs et des
craintes qui traduisent leur attitude ontologique. Ce n’est pas en tant que corps, c’est
en tant que corps asujetti à des tabous, à des lois, que le sujet prend conscience de lui-
même et s’accomplit : c’est au nom des certaines valeurs qu’il se valorise. »
(1949.76)
El psicoanálisis freudiano es al tiempo una herramienta interesante para el
feminismo, como un, enemigo conceptual para la liberación femenina gracias a su

                                                                                                                       
11
Quien en “Unión obrera”, en 1843, dedica un capítulo a la situación de las mujeres. Citado en
Ana de Miguel, 2000
12
Dedicaremos más atención al pensamiento de Beauvoir por la actualidad de su pensamiento
en el debate feminista frente las construcciones mitopoéticas machistas
13
Simone de Beauvoir. 1949
14
Celia Amorós remarca como las mujeres son excluidas del proyecto de humanidad de la
ilustración apoyándose en textos clásicos. Amorós, 1997:156, citado en Beltrán y Maquieira
2001:25.

12    
carácter deconstructivo cuestionador de la razón15. Freud fue de los primeros psicólogos
en mantener la idea de un impulso direccionador más allá de la consciencia de los
individuos. Según el psicoanálisis las experiencias vividas conforman construcciones
del yo por lo tanto abre las puertas a acercamientos sobre la mente humana más allá de
la predestinación y el determinismo biológico. Es decir: la psico-fisiología humana está
modificada por factores culturales. Beauvoir comienza su capítulo segundo así:
“L’immense progrès que la psychanalyse a réalisé sur la psycho-physiologie,
c’est de considérer qu’aucun facteur n’intervient dans la vie psychique sans savoir
revêtu un sens humain ; ce n’est pas le corps-objet décrit par les savants qui existe
concrètement, mais le corps vécu par le sujet. La femelle est un femme, dans la mesure
où elle s’éprouve comme telle. »
(1949.78)
Por otro lado, el psicoanálisis es el producto de un hombre profundamente sexista y
casi misógino. Como muchos otros campos de la ciencia, los paradigmas científicos son
productos de su época y por lo tanto no solo no están libres de sesgos y prejuicios, sino
que recrean y reproducen la visión de la sociedad que les da vida. Así mismo Sigmund
Freud elabora una teoría para el hombre y la retoca para adaptarla a la mujer. Una mujer
prototípica que tiene en mente, tanto él, como la práctica mayoría de la sociedad de su
tiempo. Para Beauvoir aceptar la teoría del psicoanálisis es aceptar la visión del mundo
de su creador. Esta es la visión patriarcal.
Cuando Beauvoir habla sobre el materialismo histórico se posiciona desde la crítica y
desde el acuerdo. Elige materialismo histórico y no marxismo desde una práctica
política en la cual las corrientes dominantes del marxismo (el PCF francés de corte
stalinista) en Francia demandaban esfuerzos hacia la lucha de clases y tildaban el
feminismo emergente y a algunos intelectuales de izquierda como un peligro para la
revolución16.
Beauvoir recoge la aportación del materialismo histórico de Engels y de Carl Marx a
las ciencias sociales que es incalculable. El marxismo consiguió incorporar referentes
protosociologicos a los discursos populares: la influencia del modelo económico en la
percepción y moldeo de la sociedad. La apuesta de Marx es un brillante paso más allá
del ambientalismo de filosofías previas. La utilidad para el feminismo es rápidamente
                                                                                                                       
15
Como señala Dio Bleichmar en su artículo “Sexualidad y género: nuevas perspectivas en el
psicoanálisis contemporáneo”, en Aperturas Psicoanalíticas n11
16
Eva Gothling, capítulo 3º. Eva Lundgren-gothlin. Sex and existence: Simone de Beauvoir’s
“the second sex”

  13  
percibida pues reconoce explícitamente la explotación de las mujeres por los varones
como si de trabajadores explotados por los patrones fuera.
La humanidad es una realidad histórica, es decir una evolución cultural determinada
donde las concepciones culturales tienen un peso determinante. Instituciones
presentadas como naturales como la familia son analizadas y diseccionadas como
productos del modelo económico. Por lo tanto el modelo de familia cambiaría si se
modificase el modelo económico. Es por ello que el feminismo no es necesario dentro
de la revolución marxista: ambas escalvitudes, la de la mujer y la del obrero, serán
abolidas.
“C’est l’apparition de la famille patriarcale fondée sur la propriété privée. Dans une
telle famille la femme est opprimée. »
(1949.98)
El gran fallo que señala Simone de Beauvoir a “El origen de la familia” de
Engels [cita] es el paso del régimen comunitario al del propiedad privada. Y, es más,
17
cómo es posible que las mujeres estuviesen de acuerdo en éste cambio . Es por ello
que en el capítulo posterior, historia, se desarrollen las teorías deterministas de la
debilidad femenina. Es decir, la retahíla de argumentos que sitúan a la mujer como débil
por la reproducción y lactancia, y cómo de ser diosa dadora de vida para a ser posesión
de los varones para asegurar la naturalidad de los hijos respecto a los padres varones y
su herencia.
Otro de los máximos aportes de Simone de Beauvoir al pensamiento feminista es la
concepción de la esencia y la separación entre hombre y mujer no solo desde un punto
de vista biológico sino desde la misma esencia humana.
Frente a los avances conseguidos por las sufragistas, como el acceso al voto de la
mujer, y una sociedad en crecimiento como lo era la americana de los años sesenta.
Betty Friedan18 detecta como los avances políticos son insuficientes si no se trabaja la
percepción de la mujer, como ya explicaba Beuvoir como en un ser sujeto a su
naturaleza sin capacidad de transcendencia. Para Friedan era la identificación de “el

                                                                                                                       
17
Simone de Beauvoir encuentra esta posibilidad en la inmanencia femenina que la sitúa en un
lugar sujeto a las fuerzas de la naturaleza e incapaz de transcender como sus compañeros
masculinos. La mujer es peor que un esclavo pues éste es inferior pero puede trascender por sus
actos, mientras que la mujer permanece en el mundo natural ajena a sí misma y sujeta a su
biología 1949.131
18
con su libro “la mística de la feminidad”, 1963. Madrid. Júcar. y su complemento “la segunda
fase”, 1981

14    
problema que no tiene nombre”19. Las mujeres, más allá de su condición social
presentaban malestar psicológico con repercusiones médicas debido a la adhesión a un
modelo de mujer patriarcal y alienante. Éste identificaba a la mujer femenina a un ama
de casa sin pretensiones emancipatorias. También se descubre el efecto de la salida de
las mujeres a la vida laboral con la formación de la superwoman: mujeres ejemplares en
los espacios familiares y laborales, con la consecuencia merma de su salud. Para
alcanzar una igualdad real, Fiedan reconoce la necesidad actuaciones político-
administrativas que permitan la igualdad real de hombres y mujeres con la presencia de
unos y de otras en igualdad en los espacios públicos y privados.
El feminismo radical de los sesenta se sitúa en el centro del problema, de dónde parte
el problema de la subordinación. Este no es una consecuencia del sistema, como creían
las marxistas, es un sistema en sí mismo por el cual la mujer es medida en los términos
que el varón define al tiempo que acumula el poder y define las normas del juego20. Es
por ello que las feministas radicales van a ser vistas más negativamente por aquellos
que se benefician de la estructura patriarcal, el feminismo radical ataca el origen mismo
del patriarcado. Este feminismo de los sesenta se arma con lo aprendido anteriormente:
tanto la ilustración como el marxismo o el psicoanálisis. Gracias a ello se dirimen
nuevos conceptos como el patriarcado, el género y los ámbitos privado/político. Todos
ellos conceptos comunes hoy en día.
Pero feminismo radical no es una única corriente uniforme. Ha tenido tantas
manifestaciones como grupos se formaban. Pero una de las corrientes posteriores llama
la atención por su giro conceptual: el feminismo cultural o feminismo de la diferencia.
Esta visón del feminismo es tan rica y como peligrosa para el movimiento de mujeres.
Recupera la visón de Christine de Pisan en cuanto a la exaltación de los valores de la
feminidad pero se adentra de lleno en la “otredad” y en la esencia femenina. Defiende la
diferencia como positivo y como valor a no olvidar. Esta posición viene a refrescar la
situación por la cual la sociedad patriarcal sanciona más positivamente los valores
clásicos masculinos que los femeninos, por lo que para poder alcanzar puestos de poder
y autoridad las mujeres han de asumir las reglas de juego masculinas. De otro modo las
lógicas masculinas desautorizan los usos típicos femeninos como inválidos. El
feminismo de la diferencia resalta que los valores típicamente femeninos también han

                                                                                                                       
19
Friedan 1963
20
Ana de Miguel, los feminismos. Publicado en Celia Amorós (dir.) 2000, Diez palabras sobre
la mujer. Pamplona, Verbo divino.

  15  
de ser valorados y responden a estilos de vida más deseables. Por otro lado, enfatizar la
diferencia y la esencia femenina nos hace pensar en la situación denunciada por Friedan.
Desde un punto de vista que conjugue tanto la visión humanista como los estudios
estadísticos la enorme variabilidad de posibles femeninos junto con la variabilidad de
posibles masculinidades deja poco espacio a un único modelo esencial doble. La
variación de posibles seres masculinos y femeninos marca una mayor diferencia de
posibilidades dentro de un mismo grupo que entre ambos grupos21. Defender las ideas
del feminismo de la diferencia no deja de ser una posición arriesgada frente a la
máquina reaccionaria que es el patriarcado, siempre dispuesto a tomar buenos
argumentos para integrarlos en su argumentario dogmático que no le teme a los saltos
de coherencia.
En suma, hemos visto que las demandas de vindicación de igualdad feminista no son
un movimiento novedoso ni que carezca de tradición de pensamiento. Muy al contrario
a lo largo de tres siglos las feministas han ido clarificando cada vez más sus
necesidades, que responden tanto a las idas liberales como democráticas, de igualdad y
libertad en las que se fundamentan nuestras sociedades. Podríamos pensar que la lucha
feminista es una cuestión de mujeres. Un tema generado por ellas y para ellas, en las
que la población masculina no tiene implicación más allá de asumir o no las demandas
de un grupo de mujeres y su visón igualitaria del mundo. Pero esto no es así. La lucha
feminista, sobre todo a partir del feminismo radical, es una lucha por el cambio de la
sociedad, no solo de las mujeres. Los varones también son objeto del cambio como
parte que son de la sociedad que el patriarcado a tenido a bien dividir en dos.

Nos podemos permitir recoger a dos teóricas del feminismo como son Betty Friedan
y Alejandra Kollontay para acercarnos a la parte masculina del cambio. Si el feminismo
requiere de la emancipación de las mujeres, de que estas sean conscientes tanto de su
situación como de sus posibilidades, no es menos cierto que también requiere del
cambio en los varones. El cambio social que reclaman los distintos feminismos pasa por
un cambio a nivel social tanto de mujeres como de varones que permitan modificar las
estructuras lo suficiente como para eliminar la reproducción del patriarcado.
                                                                                                                       
21
Janet Shibley Hyde, 1995, (“psicología de la mujer: la otra mitad de la experiencia humana”
1995, Morata.) reduce las diferencias comparativas en estudios diferencialistas entre hombres y
mujeres al diluirse la diferencia comparando los estudios entre sí y las propias diferencias de los
hombres entre s y mujeres entre si. La clara diferencia que establecen los modelos esencialistas
no dejan de ser prototipos ideas alejados de la realidad.)

16    
Tras “la mística de la feminidad” Friedan se dio cuenta de que la mera igualdad legal
no era suficiente para alcanzar la igualdad real22. Es por ello que reclama la implicación
de los varones en el ámbito privado como única posibilidad para que las mujeres puedan
equipararse a los hombres en el ámbito público. Es, entonces, necesario un cambio más
cercano que aquel que reclama actuaciones a la administración. El cambio se exige a la
población. Alexandra Kollontai23 describe esta situación claramente. Para ella la mujer
ya está preparada para asumir responsabilidades públicas y ha demostrado que hacerse
cargo de su trabajo en el mundo, clásicamente definido como, productivo. Es más: las
mujeres pueden llegar a ser dueñas de sus propias vidas, más allá de los límites que se
han construido tradicionalmente sobre ellas, pero necesitan que los hombres estén al
nivel del cambio. De otra manera el cambio no será tal, sino lucha continua24.

ESTUDIOS  DE  HOMBRES  Y  MASCULINIDADES.  

Como si de una respuesta a las exigencias de compromiso a los hombres por parte de
las feministas se tratase, y sin dudarlo, como consecuencia de los estudios de mujeres,
se desarrollan estudios de masculinidades en el mundo académico. Si bien es cierto que
la ciencia siempre ha estudiado a los hombres al situarlos como un modelo de
humanidad. Como en el caso de la historia de las mujeres, los estudios de mujeres
pretendían compensar la ausencia de las mujeres como sujetos o como actores en las
ciencias. Éstos influencian el desarrollo de los estudios de hombres teniendo en cuanta
el género: son ahora estudios sobre la masculinidad o masculinidades25 los que se unen
a los resultados de las investigaciones feministas.

                                                                                                                       
22
Citado en Ángeles J Perona. Teoría feminista: de la ilustración a la globalización. Coord. Ana
de Miguel, Celia Amorós. Vol. 2
23
Alexandra Mihailovna Kollontai, “La mujer nueva y la moral sexual, y otros escritos”.
Madrid, Ayuso, 1976
24
Asimismo, dentro de este transcurso histórico no podemos negar la existencia de hombres que
han defendido las causa de las mujeres al lado de las feministas. Como ejemplo podemos
señalar a Benito jerónimo Feijoo con su “defensa de las mujeres” dentro de su “Teatro Crítico
Universal” 1739. Feijoo hace uso de la razón y del destierro de prejuicios para señalar la
injusticia de la situación de las mujeres de su época. Más de doscientos años después John
Stuart Mill se encuentra con la misma situación. Utilitarista en su pensamiento también es
consciente de que la situación de las mujeres en su época es injusta para una sociedad racional
basada en valores liberales y está basada en prejuicios. Ambos pensadores son ejemplos de
épocas muy distintas de que la situación femenina no era ajena ni invisible a los hombres que se
despojaban de sus prejuicios e intereses en subordinación de la mujer.
25
R. W. Connell “masculinidades” ed. UNAM 2003 pg 49.

  17  
La masculinidad comienza a estudiarse en sí misma como respuesta a los estudios
feministas pero tarda en despegarse de prejuicios asimilando esencias en las mismas
descripciones locales. Gracias a los estudios antropológicos que tanto sirvieron al
feminismo como muestra de distintas feminidades26 son utilizados también para
entender la masculinidad. En el campo de las sociología se dio un cambio conceptual
importante al identificar cómo la masculinidad se sitúa no en el ser sino en las
estructuras y en las normas pero que ser éstas se hacen y rehacen continuamente27. Ésta
idea será estudiada más profundamente por teóricos del género.
Guiddens, hace un acercamiento a la teoría de género desde la sociología clásica sin
profundizar en la masculinidad en si misma28. La postura de la sociología frente a los
roles es bastante clara: No existe prácticamente ningún aspecto de la vida humana que
no esté regida por los procesos de socialización. El género no es una excepción. La
diferencia entre mujeres y hombres es una característica aprendida no biológica. Según
que estudio se consulte este postulado se lleva a un extremo u otro. Pero se asume que
el género, no el sexo, y las diferencias entre géneros son características aprendidas.
Teóricos y teóricas del género y del feminismo llegan a dudar la misma división
biológica del ser humano en dos sexos, pues aseguran que esta diferenciación es
también socialmente apreciada. Es decir, seleccionamos este elemento diferenciador y
no otro por motivos sociales. Ya Simone de Beauvoir defininía la feminidad como una
construcción social en su frase: “On ne nait pas Femme: on le devient.”29. O más
recientemente desde la antropología Gayle Rubin define el sistema sexo/género como
“el conjunto de disposiciones por el que una sociedad transforma la sexualidad
biológica en productos de la actividad humana, y en el cual se satisfacen eses
necesidades humanas transformadas. […] [U]n conjunto de disposiciones por el cual la
materia prima biológica del sexo y la procreación humanas son conformadas por la
intervención humana y social”30.
El eje articulador, en la teoría de género es que los roles son aprendidos en un
proceso de socialización por parte de la sociedad en la que se nace. Desde el mismo

                                                                                                                       
26
como los trabajos de Margaret Mead 1949, “sexo y temperamento en tres sociedades
primitivas” 1935 o “masculino y femenino” entre ellos.
27
Connel, 2003-59
28
Sociología General Guiddens pg 132
29
Simone de Beauvoir, Le Deuxieme Sexe II, Éditions Gallimard, 1949, pg13
30
Gayle Rubin, “Trafico de mujeres: notas sobre la economía política del sexo”, 1996 pg 37 a
34 en Lamas, Marta, el género: la construcción cultural de la diferencia sexual. México DF:
UNAM

18    
momento del nacimiento las presiones sociales moldearán a las futuras mujeres y
futuros hombres a imagen y semejanza de los roles que son transmitidos. Este moldeo
entorno a clichés predefinidos se produce desde todos las áreas de la sociedad. En todos
los elementos de relación social existe un elemento de refuerzo de patrones. Al mismo
tiempo también se da una crítica a las conductas que se escapan a los modelos deseados.
las conductas rebeldes reciben algún tipo de sanción como puede ser la exclusión social.
Este es uno de los castigos más temidos por los seres humanos, no solo en su etapa
adolescente.
El ser humano es un ser social y necesita de otros seres humanos para desarrollarse.
En los procesos de socialización se produce la transmisión de estructuras. No solo
estructuras de género, sino todo tipo de estructuras que organizan la vida en sociedad y
dan sentido a sus acciones. Las estructuras sirven de guías para que los individuos sepan
cómo comportarse y lo que se espera de ellos.
Dentro de esta perspectiva se encuentra la teoría de género en un ejercicio de teoría
sociológica aplicada sobre el elemento humano aislado del género. Pero todos los
elementos sociales que componen al individuo humano están imbricados entre sí, por lo
tanto el género está en contacto con el resto de elementos humanos orientando los
modos de acción.
Para los estudios de masculinidades las perspectivas previas sobre el género, los roles
sociales y la construcción del individuo como ser social son el fundamento por el cual
comienza a teorizar. A pesar de que los estudios feministas son el origen de los estudios
de masculinidades31, al igual que a éstos, es la ciencia social la que, en gran medida,
hace avanzar en su desarrollo. Dentro de las ciencias sociales el estructuralismo es una
herramientas común a los estudios de género, feministas y de masculinidades. El
estructuralismo explica las acciones sociales desde la visión de la estructura.
De este modo, teóricos como Saussure explican la importancia de las estructuras en
la construcción social de cada individuo usando como ejemplo el lenguaje32. Las reglas
gramaticales posibilitan el uso del lenguaje que los hablantes usan libremente para

                                                                                                                       
31
Kaufman hace la correspondencia lógica entre los efectos de los éxitos feministas en la
sociedad hacia un avance más igualitario hace cambiar el mundo y los hombres han de
adaptarse a ésta novedad. La posición de los hombres no es uniforme pero la influencia del
feminismo en la sociedad y en el reposicionamiento de los varones frente a ésta es inngable.
Michael Kaufman. Men, Feminsm, and Mens´contraditorys experiences of power. Publicado en
Harry Brod y Michael Kaufman, editores, Theorizing Maculinities. Thousand Oaks, Sage
Publications. 1994.
32
Ferdinand de Saussure, “Cours de Linguistique générale, ed. Payot 1995.

  19  
comunicarse. La estructura son la reglas gramaticales. Los hablantes no pueden
improvisar reglas por ellos mismos pues nadie les entendería. Cuando explicamos el
género, lo vemos de la misma manera. Son las reglas que nos dicen cómo debemos
comportarnos en relación al género al que se nos ha adscrito para que el resto de
individuos entienda porqué y cómo nos comportamos.
Pero esta visón cerrada de las estructuras tiene una posibilidad de cambio. Bourdieu
explicó el funcionamiento de las prácticas construidas históricamente e ilumina el fin
del determinismo social al señalar que las estructuras se construyen con prácticas
cotidianas33. Es por tanto posible el cambio de las estructuras. La estructura que el
feminismo identifico como género, aún sabiendo que se reproduce de generación en
generación, es susceptible al cambio por medio de la promoción de nuevas prácticas.
La organización de las estructuras patriarcales no obliga de forma visiblemente
autoritaria a reproducir unos roles de género determinados. El control es más sutil. Una
de las características del patriarcado es la usurpación de lo neutro por lo masculino, así
la humanidad son los hombres y pero las mujeres solo son mujeres. Bourdieu Señala
esta trampa al decir que “la visón androcéntrica se impone como neutra sin necesidad de
enunciarse en los discursos para legitimarla”34. De este modo la visión masculina se
transforma en universal, y lo que es aún más importante, los valores masculinos se
transforman en universales, siendo los valores femeninos solo de interés femenino. De
este modo solo los hombres son los dotados para entender la lógica del mundo, puesto
que dicho mundo se rige por reglas masculinas que, además, son las que tienen un
mayor valor y peso social.
Por lo tanto la exigencia por parte de las feministas de la implicación de los hombres
para cambiar la situación de dominación masculina que vivimos en nuestras sociedades
requiere una acción concreta para que pueda ser entendida y aceptada por la mayoría de
los varones de la sociedad. Los mandatos patriarcales no solo son sutiles sino que la
dominación permanece invisible para una gran parte de la población, sobre todo la
masculina35. Pero la incidencia del feminismo en la sociedad y en los varones no ha sido
vacua. Los avances sociales gracias al feminismo son visibles a día de hoy, como lo son
                                                                                                                       
33
Pierre Bourdieu comenta la posibilidad de cambio en los sistemas de dominación pues es un
hecho que el movimiento feminista es un ejemplo de modificación de la maquinaria de
reproducción del patriarcado. Bourdieu. “La domination mascuiline. 1998. Éd. Du Seuil. Pg 122
34
Pierre Bourdieu 1998:22
35
Bourdieu recoge la tradición feminista para estructurar dentro de la tradición sociológica el
proceso por el cual la dominación masculina resulta un acto invisible en su naturalización de las
conductas. Pierre Bourdieu 1998.

20    
el voto de las mujeres o las leyes contra violencia de género. Otro resultado de los
estudios feministas, como vimos anteriormente, es que entre los varones se han
despertado los estudios de masculinidades que complementan los estudios sobre las
masculinidades generados en los estudios feministas. Este proceso no solo se da por
imitación y aprendizaje por parte de los hombres de sus compañeras mujeres; el proceso
de equilibrio de poder impulsado por el feminismo aumenta el coste del poder
masculino. Cuando la autoridad de los varones era incontestable, el sufrimiento que lo
acompañaba era un precio pequeño. Por el contrario si el espacio de las mujeres
aumenta es a costa de la pérdida de hegemonía masculina, mientras que el coste
emocional se mantiene. Esta es una de las causas de que muchos hombres busquen
“terapias de masculinidad” al tiempo que las mujeres mantienen talleres de
emancipación36.
La época convulsa que fueros los 70 fue prolífica en movimientos de cambio que
tuvieron representación en grupos de autoayuda y de movilización política. El trabajo de
los grupos de mujeres en la propagación del feminismo activo tuvo su complemento en
los grupos de hombres ambos muy variados en su acercamiento a la mujer y hombre
nuevos. La posición de los varones dentro del movimiento feminista se vio en cuestión
al reproducirse dentro de las filas feministas la misma subordinación que se trataba de
combatir en el exterior37. Los varones terminaban dirigiendo a las mujeres que les
servían los cafés mientras. Las mujeres necesitaban sus propios espacios por lo tanto los
hombres se vieron separados (pero no apartados) de las filas feministas y debieron
encontrar su camino como “hombres feministas” u “hombres profeministas” dentro de
la búsqueda hacia una sociedad igualitaria. En estas circunstancias surgieron grupos de
hombre desde muchas perspectivas y con distintos objetivos como veremos más
adelante38.

                                                                                                                       
36
KAUFMAN. “Los hombres, el feminismo y las experiencias contradictorias del poder entre
los hombres”, 1994. Artículo en Theorizing Masculinities, Thousand Oaks, Sage Publications.
37
Ana de Miguel H feminismos en Imelda Whelehan (1995) “Modern Femisit thought: From
second wave to “post-feminism” Edimbourg University Pres. 1995. Capitulo: “Hombres en el
feminismo”. Traducido por José María Espada Calpe, 1998
38
Kaufman identifica dos grupos de hombres surgidos a raíz del impacto del feminismo
moderno. Uno de los grupos es el movimiento de hombres mítopoietico que hace énfasis en el
dolor y el coste de ser hombre pero que a la vez ignora el poder social e individual de los
hombres, al tiempo que distrae de los beneficios del desafío del patriarcado. El otro grupo apoya
las causas feministas y enfoca las expresiones de poder masculino, pero no tienen en cuenta el
relación entre poder y dolor en los hombres. En ambos casos se ignora una de las facetas, con lo
cual se exponen a errores de análisis.

  21  
Los estudios de masculinidades, al igual que las teóricas feministas para los grupos
de mujeres, cumplen la función de estructurar y fundamentar teóricamente los cambios
que los grupos de hombres reclaman. Muchos hombres sienten una necesidad de cambio
y de comprensión de su identidad reflejándose en el trabajo realizado por sus
compañeras y encuentran en la teoría métodos y fundamentos que son aplicados a
dinámicas prácticas. Los estudios de hombres ven la relación por la cual el poder
monopolizado por los varones tiene un coste. Esta percepción puede ser más o menos
igualitaria y estar en mayor o menor sintonía con los estudios feministas. Por desgracia
los estudios sobre hombres que se alejan de la influencia y tradición feminista tienen
también tendencia a alejarse de los fundamentos científicos y acercarse a los dogmas
que reproduce el patriarcado. La cuestión del poder es fundamental para discernir la
cuestión de los hombres en las sociedades patriarcales, pero no solo. El poder, el dolor,
las esencias, los contradictorios mandatos de la masculinidad, la virilidad, y los modelos
rígidos y hegemónicos de género son las líneas principales que los estudios de
masculinidades trabajan en herencia de los estudios feministas39.
El poder es la posibilidad de imponer control sobre uno mismo, el medio y sobre
otros., ejercer poder es ejercer control o la capacidad de ejercerlo. La unión de poder y
masculinidad se ha forjado a lo largo del tiempo, a lo largo de una historia patriarcal
donde el género señala la diferencia entre mujeres y hombres, y una de estas diferencias
es el acceso al poder y a la violencia. Del mismo modo que vamos aprendiendo en
nuestra infancia que pertenecemos a una de las dos mitades diferenciadas de la
humanidad, en relación a su sexo, aprendemos que ser varón implica la posesión de un
poder, aun si este se ejercerá en el futuro. Dicho poder no emana del mismo cuerpo
varonil, sino de la autoridad que las estructuras patriarcales otorgan a los individuos
varones. Pero, en un proceso de crecimiento de personalidad el poder se propio y se
aprende a ejercerlo como tal. Los hombres interiorizan y encarnan las estructuras del
poder masculino. Del mismo modo que las relaciones de género se integran en la
construcción de la personalidad40.

                                                                                                                       
39
Aunque estos, en su larga tradición son extensos y han trabajado temas no explotados entre
los hombres heterosexuales, como la cuestión sexual y el cuerpo. Es por ello que se acuse a los
estudios de hombres de completarse y depender de los trabajos feministas y homosexualidad.
Cita: Imelda Whelehan 1995
40
Los hombres son educados en la creencia de ser mejores que las mujeres y se creen con
derechos naturales que no se cuestionan. “Ser varón, en la sociedad patriarcal, es ser
importante” (marqés, 1991, p. 48, citado en Raquel Osborne “Apuntes sobre la violencia de
género” Ed. Bellatera 2009. P. 44

22    
Lo que los estudios de masculinidades nos vienen a mostrar es que el absolutismo
tiene un precio: la soledad del príncipe. El ejercicio monopolístico del poder conlleva
una serie de consecuencias negativas, a lo que se une la complejidad de que cada una de
las dos partes de la división genérica de la humanidad recupera valores asociados a ellas
mismas. En práctica exclusividad. La gama de sentimientos y necesidades asociados a la
feminidad quedan excluidos del campo masculino. Siendo que la conformación del ser
masculino pasa por la negación de lo femenino, para que el conservar el hombre se ha
de alejar de lo femenino y por ello se genera el dolor de la pérdida de las necesidades
mencionadas que quedaron en el campo femenino. Así mismo, la pérdida de
sensibilidad genera dolor, que se asocia a debilidad y es lo contrario a lo masculino. Por
ello, ha de hacerse uso del control emocional para controlar el dolor 41.
Vemos una suerte de círculo sin fin el control del poder. Para conservarlo como
propio se ha de ser masculino lo que genera carencias emocionales y dolor, con lo que
ser requiere más control y esto no elimina el dolor y la necesidad, solo lo doblega. Pero
en el colmo de la masculinidad, ser varón significa volverse dependiente pues necesita
de las capacidades femeninas sobre las carencias que el hombre se autoinflige. El
hombre, cuya masculinidad le demanda independencia, depende, paradójicamente, de
las mujeres para cuidarse. Esta necesidad femenina se justifica, sin duda, por su carácter
menor, es decir, por ser necesidades femeninas, y por ello, menos valoradas que las
verdaderas necesidades, de las que se encarga el varón.
La carencia de sensibilidad de los hombres, además de causa de dependencia, es
también causa de separación. Al cubrir necesidades femeninas los sentimientos son
desterrados como poco masculinos, como veíamos. Pero de este modo los hombres
pierden la capacidad de comprensión de las mujeres que sí son conscientes de la
sensibilidad y sus necesidades. El punto de encuentro entre ambos se distancia. Pero la
distancia se da también entre hombres. Todos los hombres tienen necesidades afectivas
pero la pérdida de éstas capacidades tiene consecuencias entre varones. Los hombres,

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           
El poder en los varones se percibe como un derecho a los privilegios. Kaufman describe los
procesos por los cuales el poder se manifiesta en violencia (Kaufman las siete Ps de la violencia
de los hombres 1999). La desigualdad de poder, por lo tanto, no se limita a una situación de
injusticia de acceso a los recursos y a la influencia. Como comenzaron a denunciar las
feministas “post liberales”, la desigualdad tienen consecuencias físicas de violencia sobre las
mujeres y esto es recogido por los estudios sobre masculinidades
41
Michael Kaufman Los hombres, el feminismo y las experiencias contradictorias del poder
entre los hombres, 1994

  23  
para conservar el máximo poder, se aíslan. Sus dudas quedan enterradas en lo más
profundo de sí42.
Como destacamos anteriormente, ya en los cincuenta, Simone de Beauvoir definió la
situación de las mujeres por otredad y por el esencialismo, también denunciado por
Friedan43. La importancia de la tradición feminista es que sigue siendo válida aun en
nuestros días y en distintas disciplinas. Estos errores de simplificación son aplicables a
los hombres. Cuando hemos hablado de los hombres, lo hacemos desde el error de la
generalización. Al igual que no existe “la mujer” como modelo puro y único, no
disponemos un modelo real de “el hombre”. Pero de forma aun más grave, al contrario
de las mujeres actuales que tienen distintos modelos de feminidad, los varones tienen un
modelo ideal único que marca sus socialización masculina. La masculinidad, al otorgar
poder también exige mantenerse masculino. La masculinidad conlleva dolor, pero
también un modelo rígido de conducta a cambio de la legitimidad del uso del poder.
El modelo mito-poético masculino presenta un hombre como viril, o sea, como:
“Joven casado, blanco, urbano, heterosexual norteño, padre protestante de educación
universitaria, empleado a tiempo completo, de buen aspecto, peso y altura, con un
récord reciente en deportes”44. Todo aquel varón que se desvíe de esta línea está
perdiendo parte de la justificación de su poder. Porque la masculinidad, que es la única
que justifica el control de poder de los varones sobre las mujeres, es obtener estos
aspectos de la vida. La virilidad implica cumplir la mayor parte de las áreas concernidas
en la masculinidad ideal.
Todas estas conformaciones son utilizadas en los discursos patriarcales para
señalar porqué las mujeres no son iguales a los hombres y por ello tienen restringido el
acceso al poder. Pero qué pasa cuando un hombre no detenta todos estos ítems. No
cumplir con todas las exigencias de la virilidad es, en efecto, lo más normal para la
mayoría de los varones, no todos pueden ser viriles en el 100% de sus características
míticas. Por desgracia intentarlo, o fingirlo, forma parte de la masculinidad tradicional.
Es la virilidad la que mantiene el poder efectivo de los varones sobre las mujeres y
sobre otros hombres.
                                                                                                                       
42
Kaufman identifica el aislamiento como uno de los pilares del mantenimiento del patriarcado:
En un conformación paradójica, este aislamiento es la clave para conservar el patriarcado: en
mayor o menor grado incremente la posibilidad de que todos los hombres terminen en colusión
en éste [...] puesto que sus propias dudas y sentido de confusión quedan enterrados. Kaufman
1994:150
43
Beauvoir 1948, Friedan 1981
44
Michael S. Kimmel, “Masculinidades poder y crisis”, Isis internacional y Flacso, 1997

24    
Los hombres que se distancian más del ideal de virilidad caen en el peligroso
área de no ser masculino y no ser masculino, en la comprensión dual de nuestra cultura
judeocristiana, significa ser femenino. La masculinidad se define por oposición a la
feminidad por lo que no cumplir con los ideales varoniles sitúa en el mundo de lo
femenino y de la subordinación. El quid está en que pocos hombres pueden cumplir con
el ideal, se da entre ellos una competición para ver quien es más masculino y por ello
tiene más poder. Tener el poder significa, no lo olvidemos, controlar al resto.
Las reglas de la virilidad son una fuente de confusión para los hombres puesto
que no pueden cumplirse en una inmensa mayoría de los casos y, además, son
contradictorias. Si el hombre ha de ser lógico pero además ha de ser valiente a la vez,
identificar las situaciones donde es mejor retirarse puede ser difícil. Además las reglas
de la virilidad son una fuente de competición entre hombres. La necesidad de situar
quien manda sobre quien pasa por identificar el nivel de virilidad. Es por ello que los
hombres se controlan entre ellos manteniendo el juego del patriarcado en una constante
competencia masculina. Este proceso explica la persistencia de la homofobia en el
mundo masculino por medio de la policía del género en la que se convierten todos los
hombres que quieren mantener sus privilegios masculinos.
Con esta visión entendemos cómo son vistos los hombres igualitarios por parte
de los hombres antifeministas. El respeto y el valor hacia lo que puedan manifestar los
hombres igualitarios desciende del mismo modo que descienden en la escala de la
virilidad. Es por ello que los hombres igualitarios son asumidos como aducidos por las
feministas y menos hombres que los hombres de verdad. Porque perder “hombría”
significa perder valor en sí mismo, incluido el discurso igualitario y con ello los
hombres igualitarios pierden el valor de ejemplo de nueva masculinidad.
El concepto de virilidad está relacionado estrechamente con el concepto de modelo
hegemónico45. manifiestas la transformación histórica de la masculinidad,
contradiciendo la percepción común naturalizada de la esencia masculina inmutable.
La percepción de cambio en la concepción masculina es un punto a destacar
pues desarticula los discursos naturalizadores que impiden el cambio hacia
masculinidades igualitarias. Ser consciente de que el significado de hombre, en una
misma sociedad, ha evolucionado hacia posiciones diferentes, anima a dirigir esta
evolución en el mismo sentido de los valores igualitarios que se reconocen en nuestra

                                                                                                                       
45
R. W. Connell, Masculinidades, 2003, Universidad Nacional Autónoma de México]

  25  
cultura. Siguiendo el mismo recorrido que los proyectos feministas de empoderamiento,
los hombres pueden redescubrirse en toda su potencialidad alejándose de modelos
normativos hegemónicos pues la teoría de los roles sexuales trata la masculinidad como
normas sociales en la conducta de los hombres. Aquí se encuentra la importancia de
percibir las estructuras en todo su poder normativo. Identificar dichas estructuras libera
tanto a hombres como a mujeres del peso esencialistas que impide cambios hacia
sociedades más igualitarias e individualidades más libres.
Tanto el concepto de virilidad como el de hegemonía son ramas visibles del
proceso de esencialización masculina y pilares mito-poéticos sexistas. La masculinidad
hegemónica se define por “la configuración de práctica genérica que encarna la
respuesta corrientemente aceptada al problema de legitimidad del patriarcado , la que
garantiza (o se toma para garantizar) la posición dominante de los hombres y la
subordinación de las mujeres” IBID Pp. 39 . Pero la masculinidad hegemónica no es un
tipo de carácter fijo, ésta ocupa la posición hegemónica en un modelo de relaciones de
género dado y su posición puede ser disputable pese a su poder evocador. Percibir esta
cuestión es una herramienta que señala a los hombres la variedad de masculinidades
posibles que son invisibilizadas en una estrategia patriarcal.
Para que la hegemonía sea durable necesita de la correspondencia entre la idea
cultural y el poder institucional. Este es el juego que se realiza con el patriarcado y sus
sistema de perpetuación. La acción de modelos alternativos y deslegitimación de la base
cultural (como la idea de igualdad) puede hacer bascular la hegemonía hacia otros
modelos.
Por el momento los modelos hegemónicos de masculinidad coinciden con
ciertos modelos tradicionales, pero van perdiendo fuerza modelos tradicionales
excesivamente sexista en nuestras sociedades. Aún así, las masculinidades hegemónicas
expulsan de la legitimidad masculina a los homosexuales y a otras formas subordinadas
de masculinidad. Este proceso tiene influencia en la complicidad de los varones que aún
sin seguir el modelo de masculinidad hegemónico se autoriza, ya que la subordinación
de las mujeres beneficia al conjunto patriarcal.
Desde las asociaciones de hombres igualitarios los elementos venidos desde la
academia se convierten en herramientas para el trabajo sobre la identidad masculina y
para la acción política. El género, como estructura, es una forma de orden social y al
mismo tiempo es una práctica social. Recuperar esta visión recuerda que la sociedad es
acción social, por lo cual las acciones conforman los modelos. Desde esta postura se

26    
pueden trabajar nuevas masculinidades que ejemplifiquen con su existencia la
posibilidad de la alternativa. Pero la importancia de rescatar la teoría de la acción social
en los grupos de hombres igualitarios es la demandad de actuar como tal. Los hombres
profeministas igualitarios se inscriben en un compromiso con la igualdad, por la cual
sus acciones construyen, progresivamente, nuevos modelos relacionales.
Gracias a los esfuerzos de décadas de lucha feminista se ha popularizado la
perspectiva de los roles de género y la construcción social del género mismo. Con estas
luchas se ha dilucidado la posibilidad de cambio, iniciada por las mujeres y de la que se
beneficiarán también los varones. Los estudios sobre masculinidades siguiendo la estela
de los estudios de mujeres nos indican la posibilidad de cambio y la mejor dirección
para su desarrollo.
Siguiendo la estela del feminismo los estudios de masculinidades proponen
trabajar hacia una mejora tanto de la sociedad como de los individuos, mujeres y
hombres. Entre otros problemas hemos mencionado las carencias masculinas
generadoras de dolor46, las desorientadoras contradicciones de los mandatos de género
en los varones, la constante competitividad masculina47 y la dominación producida por
masculinidades hegemónicas ideales48 sobre las masculinidades subordinadas. La
característica compartida por casi todos los hombres antisexistas, no machistas e
igualitarios es “[...] la de haber estado relacionado -en muchos casos afectivamente- con
mujeres conscientes y defensoras de sus derechos en algún momento de su vida, las que
marcaron sus vidas”49. Por ello reconocemos la influencia del feminismo no solo en la
tradición teórica de los estudios de masculinidades sino también en su orientación
práctica. Las dinámicas feministas generan mujeres liberadas y feministas que están
dispuestas a ayudar a los varones de su entorno a armonizarse con prácticas más
igualitarias.
La dificultad principal de los hombres en admitir la igualdad frente a las mujeres no
se sitúa en negar la igualdad por principio si no en la pérdida de poder que una relación
equilibrada conlleva para el antiguo dominador. En una relación donde una de las partes

                                                                                                                       
46
KAUFMAN. “Los hombres, el feminismo y las experiencias contradictorias del poder entre
los hombres”, 1994. Artículo en Theorizing Masculinities, Thousand Oaks, Sage Publications.
Pg.150
47
Michael S. Kimmel, “Masculinidades poder y crisis”, Isis internacional y Flacso, 1997
48
CONNELL. Masculinidades, 2003, Universidad Nacional Autónoma de México.
49
BONINO. “Hombres y violencia de género, más allá de los maltratadores y de los factores de
riesgo”, por Luis Bonino, El Ministerio de Igualdad”.
Pg. 47

  27  
acumula la mayor parte del poder y adquiere privilegios a costa de la sumisión de la otra
parte, equilibrar el poder entre ambos significa que el que acumulaba en exceso ha de
perder la parte sobrante. La igualdad entre mujeres y hombres es percibida como una
pérdida por muchos hombres como un arrebato del poder, como un “Golpe de Estado”
que sustituirá la dominación masculina por la dominación femenina. Esta idea se
encuentra en los comentarios de hombres ante propuestas feministas y sobre todo en su
actitud hostil frente las actitudes igualitarias.
Comics de corte “intimista” masculino como “Escombros”50, Películas como la
española “si las mujeres mandaran (o mandasen)” de 1982, y mitos como los de las
amazonas, surgen ante una impresión errónea del feminismo como usurpador del poder,
y desde una visión androcéntrica del poder con una única manera de uso absoluta. Es
posible que la cultura masculina del poder que tiende a la conquista y uso autoritario del
mismo no permita ver, a priori, una forma de compartir el poder. Vemos estas posturas
absolutistas en ejemplos de estructuras de lógica androcéntrica como la realeza, los
padres de familia o los hombres justos, duros y solitarios, como Harry el Sucio.
Posiblemente la educación masculina orientada hacia la lucha y el mantenimiento de las
jerarquías (en cuanto a mantenimiento de los privilegios propios), ve los avances
feministas como cesiones, o pérdidas, de poder y no como oportunidades de
corresponsabilidad y de ganancia social.
El feminismo se enfrenta, según esta idea, a un doble enemigo en la sociedad
patriarcal. Se enfrenta a la tradición que sitúa a las mujeres como subordinadas51 y a los
varones que quieren mantener su parcela de poder pues solo ven en las feministas un
enemigo que quiere derrocarlos. Es por ello la gran importancia de los grupos de
hombres para el feminismo pues asumen la tarea de explicar a los hombres que el
feminismo no arrebata el poder, lo comparte. El feminismo pretende eliminar la

                                                                                                                       
50
Comic americano que muestra a un triste joven que es testigo de cómo las mujeres humanas
sufren un proceso de lesbianización influido por una raza extraterrestre lesbiana que les enseña a
reproducirse sin machos y van progresivamente eliminando a los hombres del planeta. Brut
Comix. 2001. Dave Cooper y Ediciones la Cúpula. Esta miniserie de cuatro número sirve de
ejemplo para ver los fantasmas que atormentan a los varones entorno a la pérdida de poder
frente al feminismo, entre otros mitos sexistas. Anexo III
51
Raquel Osborne recoge el proceso por el cual la amenaza de violencia directa y la violencia
indirecta ejercida sobre las mujeres y la socialización en el don de cuidados y amor mantiene a
las mujeres en posición de subordinación. OSBORNE, RAQUEL. “Apuntes sobre violencia de
género”. Ed. Bellaterra 2009.
Así mismo señala que el proceso de dominación ha sido interiorizado tanto por los hombres
como por las mujeres y desobedecer esta directriz causa desconcierto y conflictos. IBID.
Pgs.43-44.

28    
desigualdad no sustituir una por otra. A pesar de este hecho, no es menos cierto que
compartir el poder no es sino eliminar la subordinación hacia las mujeres. Si
comparamos el machismo con la esclavitud, es cierto que liberar a los esclavos elimina
el poder que se tiene sobre ellos. Pero por otro lado también libera de las
responsabilidades que se tienen sobre ellos al tiempo que corrige la ética de la sociedad
entera.
Es lógico pensar que en un sistema donde una parte de la población tiene un
mayor valor social ésta va a pretender conservar los privilegios. Pero, por eso mismo, es
interesante mostrar a los hombres cómo el sistema patriarcal es también perverso
también con los hombres52. Al mostrar a los varones los efectos negativos del sistema
patriarcal es más fácil hacer llegar, al mismo tiempo la deseabilidad de justicia e
igualdad. Para nuestras sociedades donde la igualdad y la justicia son pilares éticos,
mantener una sociedad consecuente con su ética es de extrema importancia.
Casi todos los teóricos de las masculinidades refieren en algún momento, en
pequeña o en gran medida, los efectos negativos de los sistemas patriarcales sobre los
hombres53. ¿Pero si estos efectos negativos fuesen tan importantes cómo se explica tanta
y tan virulenta reticencia de los hombres para aceptar la igualdad real entre mujeres y
hombres? La educación y la naturalización de la situación de desigualdad tienen un gran
peso en el mantenimiento de la sociedad patriarcal, pero no es menos cierto que la
posición dominante es ventajosa, al menos más que la de igual, en una relación.
La distinción entre hombre y mujer sitúa al varón en una posición superior al de
la mujer, que los convierte en dos individuos no iguales. Cualquier hombre tiene
intrínsecamente un don especial que lo posiciona por encima de cualquier mujer. Esta
idea no funciona en el mismo grado para todos los casos, pero explica cómo cualquier

                                                                                                                       
52
Este es uno de las funciones que cumplen los grupos de hombres igualitarios profeministas al
difundir los trabajos de los autores mencionados anteriormente como Kimmel o Kaufman que
señalan el efecto perverso del patriarcado en los hombres.
53
Mencionabamos anteriormente la frustración de no ser un hombre completo a demanda del
patriarcado que señala Kimmel y las exigencias de virilidad constantes donde se ha de probar
continuamente que se es un hombre. También Connell señala la violencia que se ejerce sobre
otros hombres para asegurar la virilidad en un ejercicio de imitación de modelos hegemónicos.
Estos modelos limitan estrictamente la capacidad de libertad masculina. La tesis de Kaufman
muestra que las carencias emocionales adquiridas por los hombres en su socialización generan
dependencia y dolor para los varones.
KIMMEL “Masculinidades poder y crisis”. 1997. Isis internacional y Flacso.
KAUFMAN. “Los hombres, el feminismo y las experiencias contradictorias del poder entre los
hombres”, 1994. Artículo en Theorizing Masculinities, Thousand Oaks, Sage Publications.
CONNELL. Masculinidades, 2003, Universidad Nacional Autónoma de México.

  29  
hombre machista puede llegar a situarse psicológicamente por encima de una mujer de
éxito reduciéndola a su estatus de “la mujer”: sexualizándola, mitificándola y
cosificándola54. Esto explica cómo se desdeña el valor del trabajo de mujeres que
ostentan poder desde sectores masculinos mucho peor posicionados
socioeconómicamente. De esta forma se explica la necesidad de masculinización de las
formas de poder en manos de mujeres para evitar la deslegitimación por parte de los
varones. Masculinizarse es una forma de legitimarse, al tiempo que se legitima la
asociación de los valores y el poder a lo masculino55.
El trabajo para la obtención de una sociedad igualitaria en consonancia con la
tradición liberal y democrática de nuestras sociedades es un trabajo que necesita un gran
esfuerzo y la unión de todas las partes que buscan este fin. Los grupos feministas en sus
distintas formas van teniendo la ayuda cada vez mayor de grupos de hombres
igualitarios que comparten la visión de un futuro igualitario y de una realidad actual de
discriminación y dominación de las mujeres. Los valores positivos son valores humanos
y han de ser promovidos en todos los individuos de la sociedad de la misma forma que
los valores negativos han de ser denostados sin atender al sexo de una persona.

   

                                                                                                                       
54
La cosificación de la mujer es un trabajo del patriarcado que se da a lo largo del tiempo, como
muestra Bouvoir, a lo largo del tiempo se ha construido la historia de modo que la mujer sea
situada en el universo de la naturaleza en oposición al hombre de modo que la “otredad” sea
posible. La mujer es lo otro, lo irracional, y por ello se la puede cosificar como se hace con el
enemigo. BEAUVOIR, SIMONE, “Le deuxième sexe” , Éditions gallimard 1949.
55
Aquí es donde vemos la importante labor del feminismo cultural que revaloriza las virtudes y
valores masculinos. No solo vindica la igualdad sino que pone en el acento en que los valores
tradicionalmente femeninos son tan bueno, si no mejores, que los masculinos para la
humanidad.

30    
DISTINTOS  GRUPOS  DE  HOMBRES  Y  EL  FEMINISMO.  
Hemos mencionado la relación entre el feminismo, el cambio que éste produce en la
sociedad y cómo dicho cambio modifica otras realidades, como es la de los varones.
Los avances en empoderamiento femenino sirve de ejemplo para los hombres que
necesitan un cambio en su posición dentro de la estructura patriarcal donde estamos
todos y todas insertos. Por otro lado el aumento de libertad y acceso al poder de las
mujeres desplaza la parte del poder que en exclusiva tenían los hombres. Este proceso lo
viven los varones de formas muy diferentes habiéndolos que rechacen estos cambios en
pro de los beneficios que los hombres obtienen de la subordinación de las mujeres.
A pesar que constitucionalmente mujeres y hombres son iguales en España, la
realidad social es otra muy distinta. Tal y como el feminismo vindica tras la igualdad
formal queda un largo trecho56. Se equiparan a todos los ciudadanos y ciudadanas como
iguales ante la ley sin que esta igualdad consiga instaurarse en la práctica social. La
situación actual en la que se han dado éxitos para la liberación de las mujeres pero no se
ha llegado a una igualdad real es el marco en el que se manifiestan distintas posturas por
parte de los hombres respecto a las mujeres.
En las páginas de internet podemos encontrar una representación de los tipos de
grupos de hombres según su posición entorno al feminismo y a lo que la aplicación de
éste significa. Lo que en un principio se muestra como una dualidad: a favor o en
contra, se torna en una gama de grises pues las opiniones no se suelen agruparse en
bloque sobre un movimiento tan diverso como es el feminismo. Encontramos desde el
desconocimiento de lo que el feminismo significa (asimilándolo a hembrismo) hasta una
aceptación por parte de hombres de distintos feminismos, como el radical, liberal o
cultural.
Para mantener una estructura en la observación de los distintos grupos de hombres en
sus manifestaciones web mantenemos la construcción de tres las categorías más
fuertemente representadas, a saber:
Grupos de hombres igualitarios: las asociaciones de hombres que mantienen un
fuerte lazo con el feminismo (principalmente radical) y aceptan sus postulados con
pequeños matices.

                                                                                                                       
56
Teóricas de la talla de Celia Amorós (“Hacia una crítica de la razón patriarcal”, Barcelona,
Anthropos, 1985, 1991) recogen junto a otras grandes científicas el testigo del proyecto
feminista aún sin finalizar

  31  
Grupos de hombres solidarios: Los grupos de hombres que aceptan la igualdad como
deseable pero mantienen divergencias importantes. Así mismo estos grupos no parecen
implicarse profundamente en la lucha por la igualdad.
Grupos de hombres antifeministas: los hombres que mantienen una posición de
crítica a muy crítica frente al feminismo y sus avances. Los grupos de hombres
antifeministas no parecen tener redes fuertes entre sí, pues la misma sociedad es
estructuralmente antifeminista y no son necesarias las redes de apoyo mutuo que ayude
a mantener una postura alternativa.
Estos son los grupos de hombres en los que se fundamenta la observación practicada
sobre páginas web, foros y sitios de internet.

GRUPOS  DE  HOMBRES  IGUALITARIOS.  

Entendemos que dentro de la denominación de grupos de hombres igualitarios


profeministas existen una gran cantidad de asociaciones de mayor o menor tamaño con
distintas características. Existen grupos de hombres con diferentes proyectos
asociativos más personales y otros con pretensiones de mayor calado social. Lo que
diferencia a los grupos de hombres igualitarios profeministas de otros grupos no es la
intensidad de su actividad asociativa ni la profundidad de su presencia social. Los
elementos que llevan a un grupo de hombres a que los definamos como igualitarios y
profeministas es la relación fundamental de la asociación con el feminismo radical y su
motivación en relación con la teoría de género y los roles de género masculinos.
Dentro de internet y de ámbito estatal español encontramos diversos grupos que
se autodenominan como grupos de hombres igualitarios pro-feministas. Algunos de
ellos son Heterodoxia, AHIGE. Se suman a éstos los grupos de hombres de diversas
localidades, como “grupos de hombres igualitarios de Andalucía” o Ibasque. AHIGE es
uno de los grupos más activos y con un mayor calado en internet. Su página es de las
más completas57 y sirve para ejemplificar el tipo de grupos de hombres igualitarios
profeministas en contraste con las otras tipologías mencionadas.
En sus Estatutos se recogen los siguientes puntos a modo de declaración de
intenciones: favorecer la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres, en todos los
aspectos y ámbitos: legal, social, laboral, familiar, educativo, etc. Actuando
especialmente contra la tradicional discriminación sufrida por las mujeres. Y fomentar
                                                                                                                       
57
 A  fecha  de  septiembre  del  2011  la  página  de  AHIGE  está  repleta  de  actividades,  manifiestos  
profeministas  y  declaraciones  de  intenciones  profeministas.    Anexo  I.  

32    
el cambio en los hombres hacia posiciones más favorables a la igualdad y la ruptura con
el modelo hegemónico masculino, apoyándolos en dicho proceso, en el entendimiento
de que dicho proceso nos beneficiará a todos y a todas.
A semejanza con los grupos feministas que cuidan tanto la teoría como la
práctica nutriéndose en un círculo enriquecedor, los grupos profeministas, como
AHIGE, muestran la voluntad de mantener la actividad de la asociación y para ello
soportan tres líneas básicas de actuación, Trabajan a nivel personal, técnico-teórico
social en actividades como:
- Un servicio de apoyo y fomento de la corresponsabilidad familiar.
- Un curso virtual Intervención con Hombres desde la Perspectiva de Género.
- Un espacio de encuentro para grupos de hombres y hombres y mujeres por la
igualdad.
- Un servicio de atención social y psicológica para hombres.
- Un proyecto de intervención por la igualdad en Institutos de Enseñanza Media.
- Un proyecto de prevención en salud dirigida a hombres.
- Un proyecto de concienciación contra la violencia de género dirigido a hombres.
- Una revista digital llamada ORFEU.

Se definen a sí mismos como inscritos dentro del movimiento de hombres por la


igualdad que surgen de los profeministas de los 70. AHIGE nace del Grupo de Hombres
de Málaga 2001. Tienen dos objetivos básicos: la búsqueda de una nueva masculinidad
más libre e igualitaria y la lucha contra la discriminación sexual, apoyando las luchas
feministas por la igualdad. En sus decálogo se recogen tanto aspectos psicosociológicos,
teóricos, actitudinales y de activismo positivos frente a la teoría de género y el
feminismo. En consonancia con sus manifiestos proigualdad enuncian la intención de
mantener la asociación en dinámicas de democracia participativa. Dentro de la sección
homónima, explican por qué medios mantienen esta democracia participativa dentro de
la dirección de su asociación.
Como grupo igualitario profeminista dejan patente su compromiso ante la
discriminación y el sexismo y reconocen como necesaria la igualdad entre mujeres y
hombres. Se hermanan con las demandas del feminismo radical desde grupos de
hombres reclamando los mismos cambios sociales. Es por ello que hemos nombrado
anteriormente a este tipo de grupos con el nombre, en apariencia redundante, de:
igualitarios profeministas. De este modo se señala tanto su apoyo al proyecto de

  33  
igualdad como su hermanamiento y reconocimiento del trabajo feminista. Se visibiliza
de este modo el largo trabajo de asociaciones y estudios feministas previos al desarrollo
de los estudios de masculinidades como ciencia y grupos de hombres en asociaciones
prácticas.

LA  POSICIÓN  ANTE  EL  FEMINISMO  Y  LA  IGUALDAD.  

Como vemos los grupos de hombres igualitarios profeministas buscan los mismos
fines que los distintos grupos feministas radicales, es decir la igualdad real y frente al
patriarcado que es la causa de la desigualdad. La diferencia frente a sus compañeras se
encuentra en el énfasis que se hace en los grupos de población objetivo. El
empoderamiento de las mujeres y la defensa de sus derechos parece una responsabilidad
adquirida por los grupos feministas debido a su larga trayectoria de lucha y su condición
de subordinadas en las relaciones de género. Por el contrario, los grupos de hombres se
acercan a los varones en un ejercicio de sensibilización y concienciación de
responsabilidad, desde la perspectiva de los dominantes ciegos a la dominación. Es un
ejercicio complementario a las luchas feministas en respuesta a la demanda del hombre
nuevo que reclaman las “mujeres nuevas”58.
El manifiesto por el desarrollo de políticas de igualdad dirigidas a hombres por
AHIGE reconoce el origen social de las masculinidades y la influencia de la teoría de
género. Las masculinidades tradicionales se sitúan en el origen del patriarcado y de la
causa de desigualdad machista que es negativa para ambos géneros. Se insta a un
cambio hacia una sociedad más justa e igualitaria por medio de la activación de la mitad
de la población, la masculina, en colaboración con los grupos feministas y la otra mitad
de la población, la femenina. Es necesaria para este proceso la creación de nuevos
valores y nuevas masculinidades que permitan evolucionar hacia sociedades pacíficas,
libres de violencia machista y violencia en general.
Se reconoce la responsabilidad histórica de los hombres en las circunstancias
que ha generado el machismo, como es la violencia hacia las mujeres y otros hombres y
la situación de dominación masculina. Pero se insta, al mismo tiempo tanto a los
hombres como a los poderes públicos a reaccionar al ser la construcción tradicional del
                                                                                                                       
58
En respuesta a la demanda de Kollontai que demostraba que la mujer nueva ya había llegado
y solo espera al hombre nuevo para que, ambos socialistas, hiciesen posible un mundo
igualitario a todos los niveles. ALEXANDRA Mihailovna Kollontai, “La mujer nueva y la
moral sexual, y otros escritos”. Madrid, Ayuso, 1976.

34    
varón nociva para la sociedad y para los individuos. La actuación de los poderes
públicos y los medios es la sensibilización y educación en nuevos valores igualitarios y
no violentos59.

SEPARACIONES  Y  DIVORCIOS  

Una de los puntos más conflictivos en las relaciones entre hombres y mujeres es la
ruptura del contrato social y legal que es el matrimonio. En este punto se unen tanto las
tensiones individuales de la pareja como los conflictos que ambos individuos portan
como representantes de ambos grupos sexuales. En el proceso de separación y divorcio
se entrecruzan muchos campos tanto personales como de grupo, estereotipos, mandatos
de género, leyes, etc.
En los conflictos de separación parece existir una asunción general de las
responsabilidades y mayores capacidades maternas que paternas en las resoluciones
judiciales. Este hecho tiene diversas implicaciones. En principio, la visión de las
mujeres como su esencia maternal promovida por la sociedad patriarcal lleva tanto al
mito de esta situación como a la realidad misma de que: las mujeres educadas según los
parámetros femeninos de la diferenciación sexual están, de hecho, más cercanas a los
hijos que los padres varones. Esta idea se disfraza de no normativa, pues al ser una
construcción social, cada mujer, según sus circunstancias, asume voluntariamente en
mayor o menor medida este mandato de género, obviando la presión social constante
señalando la norma. La presión social, en la práctica, obliga a las mujeres a asumir sus
“responsabilidades maternales” bajo riesgo de sanción moral. Existe la situación de un
alto número de mujeres que no están capacitadas ni desean un mayor compromiso con
sus hijos que su pareja masculina. Pero este número de mujeres están sujetas a crítica
social.

                                                                                                                       
59
Se reconoce desde la página la participación de los poderes públicos, en especial de la ONU
(El papel de los hombres y los niños en el logro de la igualdad de género) que recoge esta
necesidad igualitaria en la forma de medidas dirigidas a hombres y menores que complementen
las destinadas a las mujeres para la consecución de una sociedad igualitaria y libre de violencia.
La Unión Europea también aprobó un documento (Los hombres y la igualdad de género) donde
establece la igualdad de género como uno principio fundamental de la UE. Pero en un
reconocimiento de la primordial actuación de las políticas públicas de acción feminista y
recordando la historia pasada en la que los varones ocupaban los espacios feministas, se
manifiesta la importancia de que las políticas públicas dedicadas al cambio en los varones no se
den a costa de la financiación de políticas públicas feministas. Ambas políticas de acción han de
darse sin detrimento de financiación del otro.

  35  
De este modo tenemos de un lado la situación de unas mujeres que debido a su
educación sexista sienten de manera vital la maternidad y la necesidad de la presencia
cercana de sus hijos y que de esta manera asumen un máximo compromiso con el hogar
y su familia. Por otro lado existen mujeres que no se encuentran en esta situación y han
podido distanciarse de la normativa asociación “del cuidado femenino”. Pero estas dos
alternativas, se relacionan de forma desigual con los modelos de varones en una relación
de matrimonio heterosexual con descendencia. Los varones pueden haber seguido el
modelo normativo que les aleja relativamente de las implicaciones emocionales con su
familia o haber aprendido, o desarrollado, modelos alternativos de paternidad, por los
cuales se habrían implicado mucho afectivamente en el desarrollo de su descendencia.
Estos modelos simplificados dan lugar a variables de pareja distintas, más
variadas cuando ampliamos los grados de los modelos utilizados. Es decir, los cuatro
modelos no se dan de forma estandarizada en las parejas reales, sino que se presentan en
forma de gradación, respecto a la implicación y de relación afectiva, desde un mínimo
de afectividad a un máximo de afección e implicación. Las combinaciones posibles de
las parejas son extremadamente diversas.
Pero tenemos en consideración que la misma sociedad que reproduce los
modelos normativos de género en las mujeres y hombres en cuanto a la paternidad y el
hogar también los reproduce en cuanto a jueces y legisladores. Por lo tanto, y teniendo
en cuenta, que los roles de género hegemónicos son los que asignan a las mujeres los
cuidados y a los hombres la manutención, no es sorprendente que los jueces y leyes
reproduzcan estos estereotipos en sus sentencias, incluyendo la naturalización de la
subordinación de las mujeres a los varones en las parejas.
En este punto apreciamos que es la sociedad patriarcal la que otorga por sistema
el rol de cuidadora a las mujeres y se la niega a los padres. De forma que si el rol
hegemónico es el mayoritario, en la mayoría de las parejas se hace relativa justicia al
reproducir este modelo en las sentencias. ¿Pero qué pasa con el resto de las parejas, las
que no se amoldan como un cliché a los estereotipos de género? En este caso el
principio de justicia no se aplica, y por ello es justo que se demanda desde las
asociaciones de hombres que no se generalicen los casos y se atienda a cada divorcio de
forma personalizada con la posibilidad de que sea el padre tanto como la madre los
posibles tutores según cada caso individual, o sea compartida, si procede, la designación
de la tutela. De esta manera se recogen a todos los hombres que, efectivamente,

36    
necesitan sentimentalmente mantener el contacto con sus hijos más allá de los roles
hegemónicos. Esto es lo que reclaman las asociaciones de hombres igualitarios.
Pero no debemos olvidar que si los estereotipos de género estaban presentes
también lo está dominación masculina. Por ello, podemos suponer que la mayoría de
mujeres se encuentran en una situación de inferioridad de poder respecto a los varones,
y esto alcanza los ámbitos laborales, de discriminación salarial y de empleo, el techo de
cristal, la libre movilidad, etc. Esta situación ha de ser también contemplada al tiempo
que se demandan derechos ante la ley. La situación de discriminación es real y se deja
ver en los casos de violencia machista que, por el contrario, no ocurren en el mismo
grado, número y origen que en las agresiones a hombres.
Las demandas de igualdad en custodia compartida por parte de los grupos de
hombres han de tener en cuenta esta situación. Del mismo modo que sí tienen en cuenta
la importancia de la percepción de igualdad desde la ley que demandan algunos grupos
de hombres para unirse a la lucha por la igualdad efectiva de género. Es cierto, sin
embargo, que si la impresión general de que la custodia es un tema legalmente
femenino, es difícil promover una implicación real de los hombres en las
responsabilidades del hogar. Dicho de otro modo, si los hombres tienen la impresión de
que en situación de conflicto los hijos se quedan con la madre, tendrán también la
impresión de que si hace falta llevar al médico a su hija, esto es responsabilidad
materna. Si al final no se va reconocer el esfuerzo, quizá no merezca la pena implicarse.
Existe, por lo tanto, una brecha entre la situación de asignación de roles que ha
formado una población dividida realmente por estos mismo roles, que a su vez dan lugar
a situaciones de realidades incorporadas como madres y padres respondiendo a roles
hegemónicos. Por el otro lado se fomenta una situación deseada donde ambos, padres y
madres, tengan roles semejantes y de responsabilidad equilibrada en la pareja, que
conlleven a una igualdad real que no se da en la práctica pero se supone en la teoría. La
brecha se da entre la socialización diferenciada por género que produce individuos
diferenciados por género, y las demandas de igualdad que aspiran a roles de género
equivalentes e igualitarios.
Los grupos de hombres igualitarios profeministas reconocen la situación
diferenciada de partida, con desigualdad de roles y de poder, pero trabajan para una
igualdad de derechos y equivalencia de roles. En la página web de AHIGE60 existe una

                                                                                                                       
60
 Anexo  I.  

  37  
sección exclusiva sobre la Custodia compartida llamada: por una vía igualitaria hacia la
custodia compartida. Es esta sección se muestra el manifiesto sobre la postura de
AHIGE, aprobada en asamblea general. Explica unos puntos de tensión: el interés de
mantener la amistad y apoyo hacia grupos de mujeres feministas y la necesidad de
reclamar la presencia del padre en la educación de la descendencia. Para mantener el
discurso igualitario coherente se enuncia la necesidad de implicar a los varones de
forma igualitaria a las mujeres en el hogar y fuera de éste, es necesario reclamar
igualdad legal también en las responsabilidades paternas hacia los hijos e hijas.
Dentro de la sociedad patriarcal las costumbres machistas apartan a los hombres
de su descendencia considerando que es obligación materna. Se socializa a hombres y
mujeres en obligaciones diferenciadas. Reclamar la igualdad supone romper con estas
tendencias culturales y uno de los puntos de trabajo es reclamar igualdad real de
derechos ante las leyes y los que las ejecutan. Los jueces no están exentos de sesgos
machistas y de ello se duelen tanto hombres como mujeres del ejercicio o ausencia de la
igualdad en el ámbito legal. Las mujeres sufren penas más duras que los hombres por
crímenes iguales, y muchas mujeres continúan el dolor de los malos tratos en su lucha
legal contra su pareja sexista, y posteriormente contra la sociedad y la ley. Las mujeres
son víctimas del machismo que se viven en los juzgados como los son del machismo
que se vive en la sociedad.
En el caso de la custodia de los hijos e hijas a raíz de un divorcio, los hombres
denuncian su posición de inferioridad con respecto a las mujeres para obtener la
custodia. Esta situación es sensible: los hombres no están acostumbrados a estar en
posición de inferioridad ante las mujeres y las medidas que se toman para protegerlas de
forma general chocan con egos fuertes de sus excompañeros. La cesión de la custodia y
de los medios materiales para el sustento a la mujer en un caso de divorcio tienen sus
lógica en la situación de inferioridad tradicional de la mujeres frente a los varones y su
justificación en la medida en que la mujer debe, tradicionalmente, supeditar su
maternidad (y obligaciones familiares) a su carrera profesional. Esta situación está
cambiando pero no tan rápida y radicalmente como a muchos grupos de hombres y de
mujeres feministas les gustaría. Las parejas heterosexuales que deciden divorciarse
cuentan, en su mayoría, con una división por género muy marcada. La mayoría de las
mujeres casadas y con descendencia priorizan su familia a su vida profesional, con la
consecuencia de mantener peores puestos, peores remuneraciones y peores cotizaciones,

38    
lo que conlleva acumular peores subsidios y pensiones. La posición de hombres y
mujeres no es igual de partida.
Esta situación es la realidad todavía en la mayoría de las parejas españolas, con
lo que un ejercicio de la ley compensatorio para ellas, es comprensible y justo. El modo
en el que la ley sea aplicada depende mucho de cómo entienda el caso el juez o la jueza
y cómo se resuelva el juicio. Aunque es cierto que existen hombres que han dedicado
mucho esfuerzo a su familia y la resolución del juicio de su divorcio optó por las reglas
del juego de la división de roles sexuales, obviando situaciones específicas de su pareja.
Esta realidad existe y es justo que se luche por resoluciones justas, y sobre todo, jueces
que no sesguen según el género a los implicados.
Los grupos de hombres igualitarios profeministas son conscientes de estas
cuestiones, y en sus posturas apelan al bien de las y los menores. La vinculación previa
con los padres, situaciones particulares y la gerencia de organismos, como el servicio de
mediación familiar, son esenciales para gestionar conflictos familiares y para decidir la
idoneidad de la custodia compartida. Desde las asociaciones que promueven padres
varones más implicados en la familia es lógico pensar que la custodia compartida es una
de las soluciones ideales. Los varones que han trabajado en un alejamiento del modelo
tradicional por el cual se desvinculaban de los afectos y obligaciones familiares tienen
como resultado padres que han desarrollado vínculos tan fuertes como los de sus
compañeras con sus hijos e hijas. La asignación de la tutela a las madres de oficio es
una gran afrenta para los hombres que luchan para establecer la igualdad dentro de los
hogares.

MASCULINIDAD  REPRESENTADA.  

La formación e ideario de los grupos de hombres igualitarios profeministas asume en


una parte muy importante la teoría de género aplicada al estudio de las masculinidades.
Desde los teóricos de la masculinidad61 se muestra cómo el rol del varón, dominador en
las relaciones de género, tiene también su lado negativo y su coste emocional. El
sufrimiento masculino se explica principalmente por las carencias en competencias
emotivas causa de un modelo masculino dirigido al éxito, la competencia, el control,
etc. y la lejanía del mundo de los sentimientos, si bien está obligado a sentirlos, pero

                                                                                                                       
61
Como KAUFMAN. “Los hombres, el feminismo y las experiencias contradictorias del poder
entre los hombres”, 1994. Artículo en Theorizing Masculinities, Thousand Oaks, Sage
Publications.

  39  
con una torpeza masculina. El embrutecimiento de los hombres no solo causa dolor en
las mujeres sino en ellos mismos la violencia masculina se orienta hacia las mujeres,
pero también hacia menores y otros hombres62.
Los hombres, aprisionados por las masculinidades hegemónicas, empiezan, gracias al
feminismo y a la teoría de género, a cuestionarse su masculinidad y el marco social que
lo conforma. La teoría de género ayuda, por lo tanto, a liberar a los hombres del yugo
patriarcal que les es impuesto: las responsabilidades, las disfunciones sociales y la
rigidez del modelo son construcciones sociales y pueden ser cambiados. Los grupos de
hombres igualitarios se apoyan en los feminismos para “curarse” sus heridas de género,
solidarizándose en el camino con las mujeres feministas que vindican la liberación
femenina del patriarcado. Los hombres igualitarios apoyan la lucha antipatriarcal y
antisexista junto con las mujeres, habiendo encontrado el propio beneficio en el
derrumbe de este sistema sexista.
Los grupos de hombres cumplen una función importante al orientar a otros hombres
que no se sienten conformes con las masculinidades hegemónicas. Los hombres atacan
a otros hombres y a sí mismos por medio del control de la masculinidad y la noción de
virilidad como norma. Las masculinidades tradicionales enseñan a los varones a
protegerse del exterior formando identidades de guerreros blindados a todo ataque
externo. Pero el punto débil de la identidad masculina es la masculinidad misma. Siendo
la masculinidad un conjunto de pretensiones y de imágenes ideales contradictorias y
dolorosas de poner en práctica, la fisura en la coraza se encuentra en la inalcanzabilidad
del cliché en su versión perfecta. Esta imposibilidad de ser el hombre masculino
tradicional perfecto sitúa la falla en la coraza de hombre masculino tradicional: su
masculinidad puede ser puesta en duda por cualquiera en todo momento. Frente a esta
debilidad el hombre debe mantener la guardia constantemente. Obviamente esta
necesidad autoafirmarse como hombre de manera constante es cansada y muchos
hombres renuncian ya sea por agotamiento o por falta de convicción en los mandatos de
género. Los grupos de hombres se encuentran en este punto ayudándose en estas
situaciones confusas.
La identidad masculina depende de la afirmación continuamente, por lo tanto,
renunciar a la autoafirmación por medio del cumplimiento de roles tradicionales puede
llevar a un desconcierto vital y a una desorientación completa sobre su identidad. Los
                                                                                                                       
62
La dominación másculina patriarcal se ejerce sobre mujeres, menores de edad y otros
hombres. KIMMEL “Masculinidades poder y crisis”. 1997. Isis internacional y Flacso.

40    
grupos de hombres vienen a solventar esta situación dotando de orientaciones teóricas y
apoyo de grupos. Si la puesta en duda de la masculinidad y de la identidad misma viene
causada por los exigentes mandatos de género, los grupos de hombres se aseguran su
masculinidad, y con ello su identidad, construyendo y reconstruyendo masculinidades
alternativas compatibles con los valores modernos de igualdad.
En el proceso de aceptarse como hombres completos, al tiempo que hombres de
masculinidades alternativas a las tradicionales, el trabajo desarrollado por los
feminismos durante años sirve tanto como apoyo teórico, como ejemplo o como apoyo
militante. Una nueva masculinidad no patriarcal es lo que reclaman las mujeres
empoderadas que no desean tener a un hombre sexista a su lado. Los grupos de hombres
igualitarios profeministas apuestan por la igualdad militante hacia una sociedad sin
sexismo y no patriarcal. En el fondo la necesidad de los grupos de hombres igualitarios
de una sociedad no patriarcal es, en cierto modo, la misma que la de las mujeres
feministas. Una sociedad no patriarcal que no tiene necesidad de mantener
masculinidades tradicionales lesivas para los hombres y las mujeres. En una sociedad
igualitaria tienen mayor cabida distintas masculinidades alternativas acordes con las
nuevas mujeres y sobre todo roles de género más fluidos e igualitarios.
Una de las partes interesantes del análisis de masculinidades es la idea de que los
grupos de hombres siguen sus propias necesidades como hombres cuyo fin es
coincidente, al menos en parte, con los de los feminismos. Los grupos de hombres
igualitarios tienen sus propios intereses en alcanzar una sociedad no patriarcal. Esto
puede verse como un defecto o como una virtud. Se puede criticar que el apoyo a las
mujeres feministas es interesado y no les motiva el cambio por el cambio social por
convicción moral. Que no es la eliminación de la opresión patriarcal a las mujeres en sí
misma el origen del apoyo de los grupos de hombres igualitarios a las filas del
feminismo.
Pero esta meta egoísta hace de las motivaciones principales de los grupos de hombres
igualitarios una virtud a la causa feminista. Pues son motivos sentidos e incorporados en
las vidas de cada uno de los hombres de estos grupos los que motivan y empujan sus
avances. Es decir, recuperando el pensar del liberalismo económico original, es de
manera egoísta que los individuos construyen una sociedad más justa. Son sus
sentimientos y sus necesidades las que les recuerdan día a día sus opiniones políticas.
Los motivos que empujan a estos hombres a reaccionar son suficientemente personales
para que ejerzan como un motor incombustible en la lucha por acabar con el

  41  
patriarcado. El interés individual aparece como un motivador más fuerte que la simpatía
ideológica. Los grupos de hombres igualitarios entienden que los hombres son un pieza
importante, si no imprescindible en la consecución de una sociedad no patriarcal.

NUEVAS  MASCULINIDADES.    

Los grupos de hombres tienen una función muy marcada de grupo de ayuda. Los
varones que se acercan a estos grupos son conscientes de que están situados a
contracorriente al ser la influencia mayoritaria y la práctica totalidad de los modelos
masculinos aceptados, aquellos que responden a roles tradicionales y hegemónicos.
Unirse a un grupo de hombres igualitarios es unirse a un grupo de hombres cuyo mismo
nombre incluye la oposición a la dominación masculina, al patriarcado, que es norma en
nuestra sociedad y a las masculinidades hegemónicas.
Producciones culturales como películas y libros, ciencia y normas reproducen la
cultura hegemónica de dominación masculina. Los medios de comunicación y las
expresiones populares, así como el humor al que estamos expuestos a lo largo de
nuestra vida tienen, en su gran mayoría, la impronta patriarcal. La postura sexista frente
a la acción social igualitaria tiene justificaciones sociales y legitimaciones naturalizadas
que hacen muy difícil oponerse a esta perspectiva.
Las mujeres que adquieren consciencia de la injusticia de la situación patriarcal
tienen una oportunidad para alejarse de esta construcción social de dominación y
legitima el patriarcado. La situación de dominación motiva la lucha frente a éste,
máxime cuando tienen un origen tan injusto y consecuencias negativas tan enormes para
la población. El asociacionismo y lucha de las mujeres feministas está incentivado por
una situación individual injusta de opresión y una necesidad de organizarse ante una
inmensa estructura para combatirla. Su asociación es fácilmente comprendida por sus
seres cercanos.
El caso de los hombres que se disponen a luchar contra el patriarcado es un poco más
sensible, pues si bien se entiende que las mujeres quieran mejorar su situación, no es tan
comprendida la necesidad de algunos hombres por abandonar esta situación de
“privilegio”. Identificarse como hombre igualitario o profeminista crea la extrañeza de
muchos hombres y mujeres, en gran parte por el desconocimiento sobre la historia y
función del feminismo y en parte por desconocer las motivaciones que puede tener un
hombre a querer modificar el sistema en el que a él le toca el mejor lado. Aunque
dejamos claro que si bien hombres y mujeres están constreñidos por los roles de género,

42    
la situación de las mujeres es mucho peor que la de los hombres. También es cierto que
los roles de género de los varones son más restrictivos que los de las mujeres. Es más
tolerada una mujer poco femenina que un hombre poco masculino. Los hombres
profeministas causan extrañeza y más aún los hombres feministas.
Un motivo de la intranquilidad causado por esta posicion reside en la construcción
misma de la masculinidad. Una de las facetas de la masculinidad tradicional es el
cuestionamiento continuo sobre la virilidad y la necesidad de performar un “macho” de
forma continua para evitar que la propia autoridad sea puesta en duda y con ello se
ponga en duda la misma identidad63. De este modo, cuestionarse las masculinidades es
un ejercicio arduo y difícil para muchos hombres que necesitan de grupos de autoayuda
que permitan mantener una identidad y seguridad. Estos grupos posibilitan con su
sustento de grupo poner en cuestión modelos y reglas que se pensaban incuestionables.
El valor de los grupos de hombres igualitarios como grupos de autoayuda es
incuestionable. Es difícil enfrentarse al mundo solo, pero más cuando se ponen en
cuestión “verdades” que se creen absolutas y naturales que de ser derrocadas
revolverían las estructuras de poder patriarcal. Los grupos de hombres igualitarios y de
mujeres feministas se complementan en su producción teórica y en cuanto a su
activismo. Entre ambos grupos se cubre el reclamo de una sociedad más igualitaria por
parte de ambos géneros. Ambos representan a cada una de las partes de la dualizada
sexualidad pero recogen la demanda de modelos de género más líquidos.
Los hombres profeministas e igualitarios son más libres de adoptar roles masculinos
alternativos a los hegemónicos pudiendo escapar a las constricciones que coartan el
crecimiento afectivo y sentimental. Las nuevas masculinidades desarrolladas por cada
individuo o grupo de individuos son difícilmente mesurables pues cada persona la
construye de forma única. Los valores positivos humanos están a disposición de los
hombres que deciden desarrollarlos pudiendo disfrutar de una afectividad con sus
amistades, parejas y descendencia sin atender a las restricciones de las masculinidades
hegemónicas. Al disminuir las limitaciones aparecen múltiples caminos alternativos y
opciones de resolución de conflictos que antes estaban vedadas con la redundancia en
una mayor libertad y crecimiento personal.
Otro de los beneficios de las nuevas masculinidades aparece en el reconocimiento de
las mujeres como un ser humano. Al eliminar los mandatos de género que requieren un
                                                                                                                       
63
Basándonos sobre la idea de Kimmel de la virilidad. KIMMEL “Masculinidades poder y
crisis”. 1997. Isis internacional y Flacso.

  43  
mantenimiento de la virilidad para mantener la hegemonía del poder, también
desaparecen las restricciones a contemplar a las mujeres como un igual lejos de una
esencia mistificadora. Cuando señalábamos a Simone de Beauvoir reconocíamos su
denuncia a la identificación de la mujer como ser esencialmente natural y por ello
alejada del hombre y del ser humano científico64. Esta era la estrategia patriarcal para
alejar a la mujer y poder dominarla como a otro. El alejamiento de los mandatos de
género sexistas permite inversamente acercarse a las mujeres en toda su humanidad y
variedad estableciendo lazos de igual a igual. Por ello, podemos decir que las nuevas
masculinidades igualitarias y profeministas tienen el potencial de reconciliar a las dos
mitades de la sociedad que el sexismo separó.
   

                                                                                                                       
64
BEAUVOIR, SIMONE, “Le deuxième sexe” , Éditions gallimard 1949.

44    
GRUPOS  DE  HOMBRES  SOLIDARIOS.  

Anteriormente definimos AHIGE o Heterodoxia como ejemplos de grupos de


hombres igualitarios y profeministas65 pues algunos grupos de hombres rechazan el
término profeminista por una asociación al feminismo radical al que ven excesivo, sin
embargo reconocen simpatía por el feminismo liberal. El concepto igualitario queda
confuso debido a su uso y es por ello que diferenciamos entre grupos de hombres
solidarios y grupos de hombres igualitarios profeministas.
Como ejemplo de grupos de hombres solidarios hemos tomado Al-Garaia,
dentro del proyecto Eduacionsexual.com. Al-Garaia es una asociación de sexología con
sede en Granada que desarrolla programas de educación sexual desde 1990. La página
de internet se inicia en el 2000 y sus coordinadores son: Fernando Villadangos López,
Psicólogo Clínico y Sexólogo, Presidente de AL-GARAIA, y Carmen Martín Jáspez, .
Educadora, Orientadora y Terapeuta Sexual.66
La asociación tiene como fin la divulgación y la información sexual. El sitio de
internet propone distintos espacios como son: Educación sexual, Taller de caricias,
listado de publicaciones, Terapias frente a trastornos, Hemeroteca de noticias de
sexualidad y un breve informe del funcionamiento del teléfono de consulta Telesex.
Dentro de sus actividades se incluyen la reunión de grupos de hombres.
El grupo de hombres se reconoce implícitamente en el movimiento del lazo
blanco que tienen referencias en distintos países. Se manifiesta la existencia de grupos
de hombres en lucha contra el sexismo por la vía de la toma de conciencia y la reflexión
personal. El grupo de hombres de Al-Garia se origina desde grupos de crecimiento
personal dirigidos por el psicólogo Fernando Villadongos.

Al-Garaia, junto con los grupos de hombres de Granada, Sevilla y Jerez, se define
como hombres solidarios y denuncia la violencia masculina contra las mujeres así como
señala como cómplices a los hombres que no se unan al compromiso de enfrentarse
contra la violencia hacia las mujeres67.
Los objetivos manifiestos del grupo de hombres se señalan en cuatro puntos. Se
busca cuestionar la identidad masculina, la construcción de la masculinidad, exploración
                                                                                                                       
65
Heterodoxia recoge en sus páginas la diferencia de matices entre profeminista e igualitario
heterodoxia.wordpress.com/mister-proper-ahora-es-don-limpio-un-poco-de-historia.
66
 Anexo  II.  
67
http://www.informacionsexual.com/contraviolencia/campana.html 29 agosto 2011. Anexo.

  45  
de áreas personales y la creación de un grupo de apoyo masculino. Adicionalmente a los
puntos principales el grupo se posiciona con una perspectiva feminista de crítica al
patriarcado. El patriarcado es visto como una estructura que oprime por igual a
hombres y a mujeres obligando a asumir roles prefijados por la sociedad. Se enumeran
una lista de mandatos a cumplir so pena de sanción social. Se entiende una teoría de
género aplicada a la psicología clínica terapéutica de grupos al tiempo que un
llamamiento a los hombres a alcanzar la lucha de las mujeres con 30 años de retraso.
Queda claramente descrito el error de separar a ambos sexos en dos rivales que se
combaten. Por lo tanto la lucha del grupo de hombres se entiende paralela a las
demandas feministas (del feminismo liberal). La división sexo-género, el sexismo y el
patriarcado son puntos de reflexión en el posicionamiento del Al-Garia.
El grupo de hombres solidarios prácticamente responde de los puntos necesarios
que podría hacer de ellos un grupo de hombres igualitarios o pro-feministas al
cuestionar el sexismo y el patriarcado en las relaciones sociales entre hombres y
mujeres, tanto como hombres entre sí. Reconocen la situación de dominación de la
mujer pero como diferencia fundamental con los grupos de hombres del capítulo
anterior tienen el rasgo de que reconocen la dominación de la mujer solo al sistema
patriarcal sin asumir la deuda histórica de dominación de los hombres Tampoco
reconocer explícitamente que la socialización en roles dominantes genera relaciones
dominantes que escapan al control voluntario en múltiples situaciones. Lo que
llamamos micromachismos 68.
En el Al-Garia, se trabaja el yo masculino para favorecer un cambio personal frente
al sexismo que es denunciado como lacra social. Pero asumir que la sociedad patriarcal
oprime de la misma forma y del mismo grado a hombres y mujeres limita la capacidad
de autocrítica necesaria para que los hombres trabajen su interior completamente. El
grupo de hombres de Al-Garia asume que :
“Uno de los aspectos míticos de parte de algunos de los discursos feministas tienen
su base en la consideración de que la opresión que sufren los hombres, en todo caso, es
menos importante que la opresión que sufren las mujeres. Partiendo de la base aceptada

                                                                                                                       
68
Bonino, recogiendo la tradición sociológica de Bourdieu sobre el habitus, describe como la
socialización masculina enseña a los varones a interiorizar una serie de situaciones en las cuales
se domina a las mujeres por medio de pequeños actos poco significativos individualmente pero
muy demostrativos. BONINO. Micromachismos: la violencia invisible en la pareja, 1995.
Artículo en www.luisbonino.com/PUBLI05.html

46    
de que existe una estructura social que oprime tanto a las mujeres como a los hombres,
se pasa a afirmar que la opresión de las mujeres es mayor, más importante, más violenta
e intensa que la que los hombres tienen que soportar por pertenecer a la misma cultura
patriarcal y sexista y por ser hombres. Este discurso puede resultar muy resbaladizo y
suele provocar el efecto contrario al deseado en las personas que lo reciben. Además de
chocar, habitualmente, con la incomprensión de muchas personas, hombres y mujeres,
que no aceptan este concepto social victimista de la mujer69.
Reconociendo una injusticia estructural que reproduce generación tras
generación la dominación de una parte de la sociedad por parte de otra parte, es justo
ver la influencia de la estructura tanto en la reproducción de la dominación como en los
medios en los que se da. Pero, sin embargo, si queremos comprender la amplitud de la
situación no podemos pararnos en nuestro análisis, en los mecanismos de las
superestructuras, siguiendo un acercamiento marxista, pues las estructuras están
formadas por costumbres que se consuman en acción. Evolucionando nuestro análisis a
perspectivas más actuales, las estructuras se visibilizan y cobran cuerpo en acciones.
Las acciones influidas por la estructura patriarcal se hacen visibles en acciones llevadas
a cabo tanto por hombres como por mujeres, en los distintos casos de dominación
social. Es mediante actos concretos que se manifiesta la discriminación. No preguntar la
opinión de una persona, ocupar más espacio en un banco, aconsejar con masculinidad
experta, no valorar determinados trabajos, etc. Son acciones concretas que traen al
terreno físico la estructura discriminatoria.
En el caso del sexismo, si bien el sistema patriarcal afecta tanto a hombre como
a mujeres, en el reparto del poder son las mujeres las que han terminado con la peor
parte, pero su dominación también se da en un número incontable de pequeñas acciones
cotidianas. En el caso del sexismo los hombres han de reconocer la existencia de un sin
fin de micromachismos que todos los hombres adquirimos “naturalmente”. Ser
consciente de esta diferencia capacita tanto a hombres como a mujeres para un
verdadero cambio individual, que les permita enfrentarse a un cambio social. Y este es
uno de los puntos que separan a los grupos de hombres solidarios de los hombres
profeministas.

                                                                                                                       
69
http://www.informacionsexual.com/contraviolencia/patri.htm

  47  
POSICION  FRENTE  AL  FEMINISMO  Y  LA  IGUALDAD.    

Trabajar ciertos aspectos del sexismo permite acercarse a las reivindicaciones


feministas pues es menos violento asumir cambios cuando se pueden evadir los rigores
de la autocrítica. Pero si se pretende afrontar un problema como es el patriarcado, es
necesario comprender el complejo sistema en su totalidad, o al menos, en una mayor
parte. Lo importante que hay que entender en el patriarcado para enfrentarse a él es
cómo nos afecta a cada uno y en qué medida. Solo haciendo un ejercicio de verdadera
autoevaluación y de auténtico trabajo personal se adquieren las herramientas para luchar
contra él.
Admitimos que el sexismo se naturaliza y que su influencia permanece invisible
para los no concienciados y concienciadas. De modo, que es fácil llegar a la conclusión
de que todos cometemos “pecados sexistas” sin darnos cuenta. La socialización
diferenciada por género causa que hombres y mujeres realicemos evaluaciones y
acciones sexistas sin ser conscientes de ello, llevados por la fuerza de la costumbre70. La
respuesta no está en negar que todos podemos comentar actos contrarios a nuestra
ideología, ni en cegarse a la parte de responsabilidad que nos atañe. Tampoco es útil
dejarse llevar por una culpa exagerada frente a nuestras acciones. Por el contrario
asumir nuestras acciones y nuestra responsabilidad para con nuestros actos nos hace
más conscientes de nuestra capacidad de cambio. La capacidad de cambio social que
comienza por el cambio de uno mismo.
Acertamos a ver que el grupo de hombres de Al-Garaia no adopta este
acercamiento al problema aun simpatizando con el movimiento feminista. Aunque
entendemos que no es debido a una hostilidad hacia las mujeres. Los grupos de hombres
no profeministas ven justas de las demandas de igualdad legal del feminismo liberal.
Pero es necesario un análisis más profundo para ver que la igualdad pasa por una
igualdad legal pero ésta no es suficiente si se parten de estructuras sexistas que impiden
el ejercicio de igualdad real a hombres y mujeres71.

                                                                                                                       
70
El habitus, según Bourdieu. La costumbre es una manera de ver cómo nuestras acciones son
lógicas cuando están insertas en una estructura que las dirige. Éstas acciones refuerzan, a su vez,
la estructura y la mantienen. Pero también pueden ser motor de cambio al modificar levemente
las reglas en cada recreación. BOURDIEU, Pierre. El sentido práctico, Madrid, Taurus, 1991.
71
Betty Friedan fue consciente de esta necesidad publicándolo en su libro “La Segunda Fase”.
Donde da cuenta de las carencias de una igualdad que se limita a lo formal y no a la realidad
cotidiana. Para lo que se necesitan políticas de acción feminista. FRIEDAN, Betty. La segunda
fase. 1980. Citado en Citado en Ángeles J Perona. Teoría feminista: de la ilustración a la
globalización. Coord. Ana de Miguel, Celia Amorós. Vol. 2

48    
Es necesario comprender profundamente los procesos sociales que incluyen la
socialización y la teoría de género para ver justas unas demandas que, en ocasiones, van
en contra del sentir común de la sociedad (que coincide con los sentires patriarcales). La
naturalización de las relaciones de dominación y el esencialismo en los roles de género
y años de costumbres patriarcales impiden ver procesos de perpetuación de los sistemas
de dominación.
Acusar a las mujeres de victimismo cuando son realmente víctimas de un sistema
sexista no es una buena disposición para terminar con la dominación del varón sobre la
mujer. Quizá es la falta de claridad en la visión de la relación de dominación del varón
sobre las mujeres la que favorece la caracterización de las mujeres como victimistas.
Pero no es fácil reconocer las situaciones de dominación para la parte que no está siendo
dominada. De hecho, la naturalización de las relaciones de dominación hace difícil
reconocerlas como tales incluso para la parte dominada. Las mujeres adoptan su
situación de dominación como algo natural porque así han aprendido a verlo.
Nos encontramos con hombres que se oponen al sexismo y reclaman igualdad para
hombres y mujeres pero que no han terminado de ver cuán extensas son las
implicaciones de la socialización diferenciada por género y cómo de interno está
anclado este aprendizaje. Se expone que :
”Puesto que las oprimidas son las mujeres, los opresores serán, en
consecuencia lógica, los hombres. ¿Qué hombres? ¿Todos los hombres oprimen a todas
las mujeres? ¿Todos los hombres del mundo oprimen a todas las mujeres del mundo?”
Y, efectivamente, hay que responder, que todos los hombres tienen algo de lo que la
mujer carece y que el sistema patriarcal se encarga de recordar a las mujeres. Los
hombres tienen el poder adquirido por adscripción masculina y las mujeres no. El
fantasma de la agresión sexual, la prohibición de la libre circulación mediada por el
miedo, la violencia física, el orgullo masculino, las obligaciones morales, etc, son
sombras que recuerdan a cada mujer que es una mujer y que cualquier varón tiene más
libertad que ellas.
Por lo tanto, vemos que, en efecto, las oprimidas son las mujeres y los opresores son
los hombres en el uso del poder. Debemos conceder que, afortunadamente, no todos los
hombres son monstruos misóginos y machistas, y muchos hombres hay que conviven
con sus seres cercanos sin ejercer la dominación, pero todo hombre tienen los privilegio
adscritos de ser hombre y cualquier mujer ha de luchar mucho para conseguir muchos
de los logros que creemos establecidos en la lucha feminista. Reconocer estos

  49  
privilegios no es algo sencillo para los hombres. Al igual que es sencillo desear que
todos los ciudadanos del mundo tengan un buen nivel de vida pero difícil escapar de la
sociedad de consumo que necesita países pobres para seguir consumiendo. Ser hombre
otorga una gran cantidad de privilegios y también obligaciones, pero es un papel más
benigno que otorgado a las mujeres en la dualidad sexista de la realidad.
Los varones aprendemos a mostrar unas características que son más valoradas en
la sociedad. E, incluso, si no las aprendemos, se nos otorgan externamente por
comparación femenina. Evidentemente, este mayor valor, no es debido a la objetiva
valía de las características cromosómicas masculinas, sino porque la sociedad es
machista en sí misma, y valora más positivamente lo que es masculino. Solo esta
situación ya sitúa a la totalidad de las mujeres en una posición de desventaja frente a la
totalidad de los varones. Para una sociedad que valora mejor lo masculino, mostrar
aspecto maternal u hogareño no es una ventaja competitiva.
Los datos avalan esta situación de discriminación con la escasa proporción de
mujeres en puestos directivos, la menor remuneración comparativa, la doble (o triple)
jornada, las cifras de agresiones, la violencia simbólica, etc. Solo es necesario ser capaz
de sobreponerse a sí mismo y aceptar los datos y ser consciente del alcance de los
propios actos. Reconocer una situación de injusticia es solo el principio de su
confrontación cotidiana. Si bien, nadie nos pide ser héroes (al menos no desde la crítica
al patriarcado), sí que se nos pide no ser tiranos, que es, ya de por sí, una larga y
gratificante lucha.
La posición de los hombres solidarios se sitúa en el punto de aceptación de que un
grupo oprimido debe luchar, pero no ofrece los apoyos que esta lucha necesita. Los
hombres solidarios no aceptan su parte de responsabilidad en el mantenimiento de las
estructuras patriarcales. Aun criticando las injusticias sexistas su posición se torna
rápidamente en crítica cuando peligran importantes parcelas de poder de las que se
creen merecedores.

SEPARACIONES  Y  DIVORCIO.  

La posición de los hombres solidarios frente a la ruptura de una relación de pareja


heterosexual no está clara. Por un lado ofrecen apoyo a la emancipación de la mujer
pero por el otro no parecen dispuestos a la pérdida de privilegios que supone la igualdad
real. Pomos imaginar que la falta de perspectiva y compromiso en la liberación de las
mujeres unida a la falta de proyectos de nuevas masculinidades igualitarias no fomenta

50    
el apoyo estructural a las necesidades de la liberación femenina. Por el contrario
tenderemos a pensar que se verán agredidos por las resoluciones en las cuales se
“beneficia” a la mujer.

MASCULINIDAD  REPRESENTADA.  

Existen los grupos de hombres igualitarios que se identifican con las reclamas de
igualdad feministas. Estos hombres son conscientes no solo de las limitaciones que el
sexismo impone a los varones y las injusticias legales que ello conlleva, sino que
además perciben la violencia estructural a la que están sometidas las mujeres. Para estos
hombres la imagen del hombre como verdugo no es un problema pues reconocen que es
solo una caricatura (a la cual no quieren parecerse). Pero aún como caricatura, la figura
del verdugo es la del ejecutor, no la que dictó sentencia. De este modo se permite
asumir la deuda histórica que como varones se contrae con las mujeres. Pero esto no
significa que los feminismos estén demandando una inversión de la situación. Las
mujeres vindican el espacio que se les negó desde el humanismo, compartir la situación
de privilegio en la figura del ser humano, no del hombre, sobre la creación.
Algunos hombres tienen una errónea percepción de las vindicaciones feministas. Las
mujeres en forma de colectivo, no acusan a los hombres, de género a género, de
violencia demandando una reparación y venganza. Los feminsmos vindican igualdad
real, no revanchismo. Para los varones igualitarios comprender su papel en el juego
sexista de la sociedad le permite la redención por medio del cambio aunque casi nadie
pueden alcanzar este proceso sin ayuda.
Los hombres solidarios aprecian los esfuerzos de las mujeres por alcanzar la igualdad
de derechos, rechazan el sexismo más evidente y trabajan en los procesos del
patriarcado que limita el crecimiento personal de los varones debido a la diferenciación
por géneros. Aunque apoyan el feminismo, sobre todo el liberal, no se implican en las
luchas de las mujeres teniendo sus propios campos de batalla. Localizando el
patriarcado como problema y los roles de género tradicionales como barreras de
crecimiento individual se oponen a éstos favoreciendo la existencia de nuevas
masculinidades alternativas. Aun identificando los procesos de funcionamiento de la
teoría de género no llevan el análisis a la máxima implicación de la responsabilidad
individual masculina.
El proceso de cambio social implica un cambio personal. Las personas pueden estar
de acuerdo con un cambio en la situación previa para alcanzar una mayor igualdad pero

  51  
para que los cambios sean reales y efectivos el cambio a de comenzar en la propia
persona, incluyendo el compromiso con la igualdad. El trabajo individual previo es
fundamental para librarse de prejuicios. La división social por género es una de las
primeras, si no la primera, que se realiza en la vida. La compartimentación de la
realidad en grupos y las taxonomías son pilares de la compresión humana y eliminar los
grupos que se han formado en la construcción de la personalidad, aun solo difuminarlos,
es un duro trabajo.
El trabajo individual de confrontación de los valores y su necesidad de adecuarlos a
la realidad social es vital, como decíamos, para liberarse de ideas preconcebidas y
conductas normalizadas, pero es importante también para asumir las responsabilidades
que se adquieren en el proceso. No es posible demandar liberara a las mujeres del
trabajo doméstico y de los cuidados si no se está dispuesto a asumir el excedente de
trabajo que resulta.
Este trabajo no es exclusivo a los hombre, pero si puede ser más costoso para ellos el
cambio. Los varones pueden sentir que están perdiendo privilegios, y de hecho los están
perdiendo. Si todos los pasajeros viajan en primera, el concepto de primera clase deja de
ser válido. En este caso, si tanto varones como mujeres son iguales con iguales
responsabilidades y privilegios significa que las mujeres dejan de ser las eternas dadoras
de tiempo con la necesidad de la compensación masculina. Lo que significa que en
lugar de doble jornada para las mujeres se pasa a la jornada y media para ambos. Quizá
en un futuro en el que esta situación sea una realidad, las distintas estructuras sociales se
modifiquen en consecuencia permitiendo una igualdad real entre los géneros.
Las masculinidades desde los grupos solidarios fomentan un aumento de las virtudes
masculinas y una ayuda solidaria a las necesidades que generan las masculinidades
hegemónicas. Hemos visto como la hegemonía masculina tenía consecuencias
desagradables para los varones. Desde los hombres igualitarios se fomentan
masculinidades menos dañadas y más profundas pero la falta de perspectiva sobre el
problema central, en parte por su desconfianza del feminismo radical, impide el
desarrollo de masculinidades plenamente libres.

   

52    
GRUPOS  DE  HOMBRES  ANTIFEMINISTAS  

Si el equilibrio de poder entre mujeres y hombres progresa y se alcanza una igualdad


de poder real en la sociedad, los hombres estarían pagando un precio elevado por un
poder que no poseen. Esta situación pude volver, intuitivamente, a los hombres en
contra de las reivindicaciones feministas. El punto de la cuestión está en que este precio
solo lo exige el mantenimiento del patriarcado.
La socialización diferenciada por género, deja la impronta en los individuos del
divorcio del ser humano en mujeres y hombres como dos grupos diferenciados
excluyentes. Esta idea está tan arraigada en la cultura que se presenta como una verdad
incuestionable. El hombre y la mujer, como dos ideas esenciales que se declinan en sus
unas pocas variedades de hombres y mujeres. El mito de Adán y Eva como los dos hijos
de Dios mantienen la división de la humanidad en dos campos indivisibles. El ser
humano se ve desde el mito de platón como dos mitades complementarias donde se
reparten las características humanas. Estas dos mitades no tienen un valor igual y es la
representación masculina la que se legitima filosóficamente para cargar con la
responsabilidad del poder.
La dominación masculina de las mujeres cumple, en este mito, la función de
alcanzar la humanidad perfecta. Solo dominando a las mujeres, los hombres pueden
totalizar la esencia masculina y femenina y ser seres humanos enteros. En una visión
moderna de los mitos deíticos, los hombres, haciendo suyas a las mujeres, por medio del
control y de la usurpación de su trabajo alcanzan el centro de la creación. Si el
humanismo situó al ser humano en el centro de la creación, fue el hombre el que se
sintió aludido y personalizó la esencia humana. Los hombres reinan, gracias a la técnica,
la naturaleza y, gracias a las mujeres, dominan la vida.
Esta visión, un tanto mística, de las relaciones entre hombres y mujeres como
dos grupos irrevocablemente separados, tiene un calado mítico que permea la sociedad
y se incorpora en las conductas y lógicas de la sociedad. El androcentrismo está tan
inculcado en la sociedad que pasa desapercibido como justificación de los actos
sexistas, pero el mito permanece anclado dando sentido a la dominación masculina. La
división de género que está más allá de otras divisiones de clase y de cultura y

  53  
fundamente una gran producción la causa última del teatro de la lucha de géneros que
tantos libros y bestsheller ha inspirado72.
Introducir la idea de que la mayor parte de las diferencias de género, hoy en día, son
un producto social, de educación y condicionamiento, que todos los individuos hemos
interiorizado e incorporado a nuestras vidas es un trabajo muy difícil para la mayoría de
la población que permanece incrédula a estas teorías. Las ciencias naturales y una
medicalización de la vida se han impuesto en nuestras sociedades y con ellas su
explicación de los cuerpos y los sexos esencializada. La sociedad del consumo
desarrolla paradigmas de la inmediatez dónde la respuesta está inmediatamente junto al
estímulo y nuestra percepción tiene dificultades en ir teóricamente más lejos. Por lo que
aunque la diferencia sea construida, esta está ahí y es lo único que cuenta para la
mayoría.
Las ciencias medico-biológicas se desarrollan en una sociedad que está imprimida
por la velocidad de la información inmediata y las relaciones causales directas. Las
dinámicas de aprovechamiento del tiempo y las teorías económicas de la productividad
se mezclan con las percepciones de la población. El tiempo es dinero. Los malestares
han de ser diagnosticados rápidamente y curados más rápidamente aún. Se asume esta
necesidad en nuestras vidas privadas y en las cuestiones sociales. Por lo tanto, las
evaluaciones rápidas, sin la profundidad de análisis necesaria y con una respuesta rápida
tienen hoy en día un espacio importante en los medios de comunicación.
Con estos métodos es fácil hacer evaluaciones apresuradas y poco claras de
situaciones tradicionalmente establecidas, máxime cuando estas situaciones benefician a
un grupo. Es por ello que el discurso anti feminista tiene una rápida difusión, pues se
toman las impresiones como un todo y se rehúye del análisis profundo. Existen
múltiples páginas en internet y foros que dedican un espacio permanente a recopilar
críticas al feminismo, o lo que han dado en llamar “feminismo fanático”.
Las críticas al “feminismo fanático” no son solo generadas por hombres, aunque hay
una gran parte, sino también por mujeres. Se dificulta la crítica feminista por parte de
estos sectores, puesto que cuentan con el apoyo de mujeres que son críticas con el
feminismo y defienden el estatus quo. Por lo tanto los varones que critican a las mujeres
han de tener cuidado de no situar a todas las mujeres en el campo enemigo haciendo

                                                                                                                       
72
Como con el éxito comercial “los hombres son de marte y las mujeres son de venus”. GRAY,
John. Ed. HarperCollins. 1995.

54    
concesiones a una supuesta igualdad legal, por la que estarían de acuerdo. De este modo
no pierden a sus aliadas machistas.
Existen, entonces, hombres que critican y se oponen de forma activa al avance del
feminismo. Estos grupos de hombres aún incluyendo en sus argumentos las ideas de
igualdad no lo son, pues solo apoyan una igualdad ficticia, alejada de la realidad. No
están interesados en una igualdad real entre hombres y mujeres y en destruir las barreras
que impiden esta igualdad. El interés se sitúa en la permanencia de los privilegios y en
la reproducción de las estructuras.
De hecho, los hombres antifeministas, niegan la existencia de barreras que impiden
la igualdad real entre mujeres y hombres. Los procesos que sitúan a las mujeres en peor
situación, según entienden, son debidos a construcciones naturales de unos y otras que
les posicionan o les facilitan el acceso a unas áreas u otras. Los grupos de hombres
antifeministas niegan en gran medida la situación de discriminación de las mujeres. En
la mayoría de los casos no es una abierta negación sino una omisión deliberada. Negar
una discriminación suponen argumentar entorno a la postura mantenida, y, en los
grupos de hombres antifeministas esto no siempre ocurre.
La estrategia de los grupos de hombres antifeministas es la invisibilidad del
problema. Lo que no se nombra no existe, y precisamente lo que no nombran los grupos
antifeministas es la dominación patriarcal. No niegan el proceso, ni rebaten la situación.
En suma no afrontan el problema generando unos argumentos congruentes compartidos
a los hombres antifeministas. Por el contrario en las diversas páginas de hombres
antifeministas se aprecia una falta de organización conjunta. No hay coordinación entre
sí. No parecen compartir un argumentario estructurado común, más allá del ataque en sí
al feminismo, ni una coherencia de acción. Más aún, no parece haber una organización
entorno a elementos de acción o concienciación razonada de sus ideas.
Parece haber una diferenciación en dos grandes grupos. Por un lado existen los
comentarios de páginas que dejan hombres anónimos o distintos blogs atacando
políticas, noticias o personas. En algunos comentarios hombres indignados y resentidos
con las mujeres atacan a “la mujer”, “las mujeres” y “el feminismo” indistintamente,
generalizando sobre lo malas y perversas que son las mujeres y dan datos fácilmente
desmontables con simple estadística.
   

  55  
POSICIÓN  ANTE  EL  FEMINISMO  Y  LA  IGUALDAD  

Como quiera que la sociedad occidental está fundada bajo los principios del
liberalismo y la democracia los valores igualitarios se asumen como los adecuados, no
es políticamente correcto sostener discursos discriminatorios. Para los hombres
antifeministas existe un feminismo legítimo y un feminismo (radical) no legítimo que se
entromete intromisión de con los derechos masculinos. Las críticas al feminismo radical
se le acusa de hembrismo. Las demandas del feminismo radical y sus logros legales son
percibidos como un ataque a los derechos de los hombres y un intento de posicionarse,
las mujeres, en situación de privilegio. No se reconoce la existencia de una situación
previa de dominación masculina pero sí que se identifica un intento de someter al
hombre como ciudadano de segunda.
Uno de los frentes abiertos contra el feminismo es el legal, ocasionado por las leyes
de violencia de género y de igualdad. Ante estas leyes algunos varones se sienten
atacados, prejuzgados como agresores y opresores sin la percepción de haber cometido
ninguna falta. Según entendemos, en muchos casos la dominación sobre las mujeres, se
ejerce sin voluntad consciente de opresión intencional específica, puesto que la
socialización en la masculinidad implica un abuso del trabajo de las mujeres
naturalizado y normalizado. Los hombres hacen lo que creen que pueden y se debe
hacer. Señalar esta situación de desigualdad y dominación, como lo hacen los grupos
feministas, significa apuntar sobre los privilegios que los varones consideran propios y
demanda una reflexión personal que puede resultar ardua y poco interesante.
Algunos hombres se sienten acusados por el feminismo radical al demandar reflexión
personal y pérdida de privilegios. En algunos casos la situación se deforma mostrando
como víctimas a los tenedores de privilegios. Frente a una acusación de exceso de
privilegios, algunos varones reaccionan mostrándose como víctimas de un complot
femenino abusivo o una hipotética revancha que pretende dominar a los hombres y
encumbrar a las mujeres a una posición de superioridad.
No se acepta la teoría de género que explica una situación estructural de dominación
masculina pero, por el contrario, si se construye una estructura femenina confabuladora
que busca instaurar una dominación femenina del hombre. Al parecer los argumentos
son negados y tomados para construir una nueva realidad inversa. Deconstruye la
víctima y la estructura dominadora, rescatando mitos, como el del matriarcado, la

56    
originaria superioridad física masculina, etc, para sustentar y justificar las estructuras
sexistas patriarcales.
La idea de un complot de la mujer como dominadora del hombre suele construirse
junto con unas supuestas lideresas, élite de mujeres pensadoras que lideran este
proyecto. Estas mujeres son las feministas radicales que son denostadas por falta de
feminidad, destrucción de la familia tradicional, fanáticas, y muchos otros males.
Además se explica el acceso al poder de estas mujeres por asociación a grupos políticos.
En una gran cantidad de comentarios y sitios web se alude directamente, o en menos
ocasiones, indirectamente, a la culpa del Partido Socialista. En femilistas.com se hace
un ataque directo a distintos miembros del partido, cada uno con su propia sección,
principalmente mujeres, como cabeza visible del complot feminista radical:
“Neciamente lo niegan únicamente quienes tienen mucho que ganar con este
fraude y aquellos sectores radicales que por obtener mérito político, se alinean con el
feminismo socialista, que reúne a algunas de las más feroces femilistas del circo de
género.”73
Otro mito que ayuda a sustentar a la crítica contra las feministas radicales es la
construcción de las feministas como no-mujeres. En ellas se aúnan supuestos defectos
de no feminidad como el lesbianismo, el odio a los varones y la falta de instinto
maternal. Este mito se asemeja al de la mujer castradora “anti-macho” del que son
víctimas las mujeres que no aceptan roles sumisos y poseen actitudes empoderadas de
valoración de la libertad y la valía de la opinión propia. Defender tanto sus derechos
como su espacio, abiertamente y sin prestar atención a las sensibilidades masculinas,
supone ser designada como no-mujer “anti-hombres”. Este tipo de comentarios se
encuentran más frecuentemente en foros abiertos y anónimos
“Porque han entrado en una profunda contradicción con ellas mismas y su
naturaleza. De ahí que sean tan agresivas. Ven a los hombres como algo repugnante,
porque han ido generando hacia ellos un sentimiento de odio, que partió de ese asco que
sienten hacia ellas mismas por ser como la naturaleza ha hecho que sean, y por los
sentimientos hacia los hombres que esa naturaleza les genera. El movimiento feminazi
no es, por tanto, un movimiento contra los hombres, es sin duda un movimiento en
contra de las mujeres, y de sus sentimientos instintivos.”74

                                                                                                                       
73
http://www.femilistas.com/
74
cambiosocialya.wordpress.com

  57  
“Este tan llamado feminismo está ahí para ridiculizar a los hombres en cuanto
ellos tratan de formular demandas legítimas para su propio sexo.”75
Nosotros no hablamos ni con feministas ni con lesbianas. No tenemos ningún
tipo de relación con las feministas: ni afectivas, ni de amistad, ni sexuales, ni
emocionales, ni espirituales. Y mucho menos con las feministas que públicamente
reconocen su homosexualidad.76
En páginas como femilistas.com, solo son las mujeres que exigen derechos las que
son criticadas. Son las llamadas feministas extremas o feministas fanáticas y grupos
políticos los que recogen sus ataques. Incluso en los grupos de anti-feministas
reconocen que la importancia de las mujeres en la sociedad ha crecido y no renuncian al
posible apoyo de mujeres no-feministas y de hombres y mujeres no posicionados. Por
suerte, en nuestra sociedad actual criticar las libertades ganadas de las mujeres es mal
visto y versiones light feminista son esperadas.
Vemos que los grupos antifeministas no critican los avances previos de la lucha
feministas que ha logrado un cierto alcance de las mujeres al ámbito político y acceso al
espacio público y el poder. Podríamos entender esta situación desde una forma
optimista y pensar que los avances sociales adquiridos no se pierden. Pero el peligro
mayor de los grupos anti-feministas para la lucha feminista es la desactivación del
feminismo mediante la proclama de que la igualdad real se da ya en la sociedad y que
reivindicaciones femeninas contra la discriminación son accesos de fanatismo y de
hembrismo.
Un ejemplo de esta perspectiva sobre el feminismo radical lo podemos encontrar en
este artículo del blog “enchufados” Este blog no tienen una temática definida
antifeminista, sino que es un blog de opinión personal. En, al menos, un par de entradas
habla sobre el feminacismo:
“Publicado por Iñaki a las 22:17 Martes 12 de enero de 2010
Acabo de recopilar unos enlaces viejunos muy interesantes que hablan sobre
«feminazismo» —ya sabéis, ese feminismo de mentira que enarbolan aquellos (y
aquellas) que pretenden que cometamos aberraciones tales como «ciudadano y
ciudadana»,[...]”77

                                                                                                                       
75
antimisandry.com
76
www.revolucionantifeminista.org
77
www.enchufa2.es/archives/sobre-feminazismo.html 10-sep-2011

58    
En este tipo de comentarios se entiende que las luchas por la igualdad de feminismos
pasados están bastante afianzadas en la conciencia popular, donde los valores de
igualdad están reconocidos. Por ello los movimientos del feminismo radical, que
debiera entenderse como propuestas para una igualdad real, se sienten por los varones,
ayudado por cierta mala prensa, como un feminismo fanático y hembrista. Un ejemplo
extremo lo tenemos en Projusticia.es
“La ideología y los criterios que sustentan los grupos feministas radicales,
feministas talibanes o feminazis, está basada en falsedades y estereotipos78 que nada
tienen que ver con la realidad. La mayor parte de ellos provocan la sonrisa cuando no la
carcajada. Desgraciadamente sus criterios stalinistas son los que rigen lo políticamente
correcto en la actualidad y quien se atreve a discutir o enfrentarse a ellas sufre una feroz
persecución. Su incompetencia, su complejo de inferioridad, la falta de sentido del
ridículo y la sumisión a los dictados del líder les hacen incurrir en aberraciones
imposibles de creer.”79
Otro ejemplo lo encontramos en foro de una página web conocida por su exaltación
de la masculinidad tradicional en sus foros: Forocoches.com. En una de sus entradas
sobre “feminacismo” titulada “el linchamiento de lo masculino por las feminacis”
también manifiesta su acuerdo un feminismo light que no cuestione causas profundas:
“la falaz invención de que la homosexualidad es tan solo una opción sexual más,
completamente normal y hasta natural, predicada por el feminismo radical de género,
hembrismo o feminazismo (y que nada tiene que ver con el feminismo liberal o
igualitario, a quién falazmente robó el nombre)”80

SEPARACIÓN  Y  DIVORCIO.  

Algunos antifeministas niegan la legitimidad científica de la teoría de género


calificándola de “ideología de género”. Al negar los procesos de identificación de
género en base al sexo y socialización entorno a modelos excluyentes, se asume la
esencia masculina y femenina naturalizada. Esta idea se trasmite a lo largo de los
diferentes comentarios y críticas al feminismo, a las nuevas masculinidades y a las
políticas positivas. Pero esta crítica es inconsistente por parte de los antifeministas. Si
existe realmente una naturaleza femenina y una masculina, y la naturaleza masculina es

                                                                                                                       
78
Anexo3.
79
www.projusticia.es/feminazis/feminazis-y-asimilados.html
80
http://www.forocoches.com/foro/showthread.php?t=639493

  59  
incuestionable en cuanto a derechos y hegemonía, entonces la adscripción de la
generalidad de mujeres a la maternidad y por ello que se les reconozca judicialmente la
custodia en caso de separación de forma sistemática sería lógica y necesaria. Pero
aceptando esta postura cómo es posible, entonces, que la cesión de la custodia a las
mujeres sea causa de resentimiento. Una de las críticas más feroces que le hacen los
grupos antifeministas al feminismo es la supuesta conspiración antiigualitaria que retira
a los varones sus hijos y su casa en casos de separación.
Si la teoría de género está equivocada y los hombres tienen una naturaleza alejada de
cualquier modelo femenino, a las mujeres también les corresponde una naturaleza
esencial. Si las naturalezas de mujeres y hombres son el hogar para unas y la cabeza de
la familia para otros, como mujeres, es lógico que al dedicarse al hogar y estar
desprotegidas se les otorgue tanto el hogar, al que estaban adscritas, como la
descendencia, de la que tenían que responder.
No es consecuente, por lo tanto, la denuncia que hacen los hombres antifeministas de
los resultados de las separaciones y divorcios de las parejas heterosexuales. Reclaman
igualdad ante las sentencias de separación con reparto de bienes y custodia compartida
sistemática. Esta petición sería lógica por parte de grupos igualitarios que impulsen
relaciones de igualdad en todos los aspectos de la vida cotidiana, incluida la implicación
laboral y en las responsabilidades del hogar y los cuidados. Pues se parte de dos
personas con iguales responsabilidades e igual aporte familiar. En este caso si se
entiende que la ley deba ser idéntica para iguales individuos. No es la misma situación
la de una perspectiva de pareja diferencial de hombres y mujeres pues se parte de
individuos con diferentes aportes y obligaciones distintas. En este caso la vinculación de
las mujeres al hogar y su mayor fragilidad de autonomía justifica la protección a ellas
acordadas en las sentencias criticadas por los hombres antifeministas.
Más allá de estas críticas, la realidad de las sentencias judiciales nunca es propuesta
en forma de números y estadísticas. Ni se realizan estudios profundos sobre los
resultados de las sentencias en situaciones de divorcios y separaciones. De este modo,
los argumentos de los grupos antifeministas se basan en mitos e ideas repetidas tomadas
de casos aislados presentados fuera de su contexto y situación histórica.
Frente a esta demanda de “justicia” e “igualdad” en casos de separaciones y
divorcios se visualiza solo el resultado final del proceso y no la situación previa de
ambas partes. Se da la posible imposición de responsabilidad sobre el hogar y los
cuidados a las mujeres, lo que impide su pleno desarrollo profesional, en muchos casos,

60    
lo que justifica resoluciones que protejan a las mujeres, pero estratégicamente solo se
denuncian las resoluciones a favor de las mujeres insinuando un abuso entre iguales. Se
asume la idea de que ambos cónyuges son iguales de hecho y la aportación familiar,
invisibilizando los procesos de dominación masculina de las mujeres y diferencia de
roles que sitúan a unas en desventaja frente a otros.
Esta situación estructural de dominación queda ocultada por el medio de generalizar
casos aislados y explicados fuera de contexto. Más allá de una búsqueda de igualdad
real frente a los casos de separación y divorcio, parece intuirse una situación de agravio
frente a la pérdida de lo que se consideraba propio. Es decir, la idea de pertenencia de
una familia, mujer, hogar e hijos e hijas en el sentido de propiedad. La idea de que el
varón adquiere con su esfuerzo una mujer y por el medio de ésta una familia y que todo
ello le pertenece (por derecho romano heredado) se entrevé en los diversos comentarios
de los hombres antifeministas. Es por ello que éste es uno de los campos de batalla más
recurrentes en su lucha de protección contra el feminismo.
Se describen casos de hombres que sufren acoso o han sufrido sentencias de
separación injustas. Los casos se presentan unilateralmente y no se muestran la
sentencia oficial ni los datos jurídicos para poder evaluar el caso. De este modo
debemos creer que la injusticia de una resolución con los escasos datos subjetivos que
se nos muestran corresponde a una generalidad que contradice los datos estadísticos.
Efectivamente creemos que existen casos de injusticia en las resoluciones judiciales.
Errores judiciales y jueces que se dejan llevar por sus prejuicios son situaciones posibles
en la justicia de cualquier país. Pero igualmente decimos que los prejuicios que alejan a
los varones de sus hijos y los sobrevinculan (en un proceso de naturalización
construida) a sus madres son los mismos que esencializan a mujeres y hombres y los
encuadran en roles tradicionales de género. Es por ello que los grupos de hombres
igualitarios luchan contra los mismos prejuicios que encorsetan a unos y a otras en roles
restrictivos y tradicionales. Por el contrario a los hombres antifeministas los hombres
igualitarios profeministas no acusan a las mujeres feministas de apoyarse en las leyes
para quitarle los hijos a sus padres, se unen a la reclamación de roles más abiertos e
igualdad real para ambos géneros.
En Patón y asociados81, como ellos anuncian en su página web, se han especializado
en defensa de hombres maltratados y en su sito incluyen el enlace a una entrevista en

                                                                                                                       
81
patonyasociados.com

  61  
televisión a un hombre que sufren acoso por parte de una mujer82. Pero desde una
perspectiva de género la diferencia se percibe inmediatamente. No es un acoso
sostenido por una violencia y sentimiento de pertenencia estructural como es el los
casos de acoso y violencia de género. El acoso producido por una persona
desequilibrada y el acoso producido por un hombre que cree tener derecho de propiedad
sobre una mujer es diferente
Resulta interesante ver los mismos argumentos esgrimidos para explicar la
violencia de género son usurpados invertidos en los términos. Se presenta a los hombres
como víctimas de la vergüenza de ser maltratados por una mujer y es por eso que no
existen múltiples denuncias de violencia contra los hombres. Por el contrario se pasa
por alto el argumento esgrimido por asociaciones de mujeres de la vergüenza por parte
de las víctimas femeninas para denunciar su situación y cómo éstas siguen sufriendo
violencia en los procesos de denuncia. Adicionalmente hay que notar que las mujeres, a
diferencia de los varones, sienten la amenaza física por parte del acoso de género, pues
una de las facetas de la dominación masculina estructural pasa por la amenaza constante
de la integridad de las mujeres, de ahí que necesiten la protección de un varón.
Otro de los puntos a resaltar de esta página es la sección de denuncias falsas, donde
se hace eco de uno de los argumentos recurrentes de los anti-feministas que critican la
ley contra la violencia de género. En los casos de violencia de género las mujeres
víctimas de violencia retiran en gran número sus denuncias debido a distintos motivos83.
Los motivos son muy diversos pero retirar una denuncia no equivale a denuncia falsas,
y este es un argumento que es usada para desprestigiar la ley de violencia de género.
Aun cuando no negamos la existencia de denuncias falsas en múltiples casos judiciales,
no solo de separación y divorcio.
El número de denuncias sobre violencia de género retirada puede ser explicada por
expertos y expertas en violencia de género, negar la explicación y la capacidad de
expertos responde a una estrategia meditada. La causa real de los hechos sociales no
                                                                                                                       
82
http://www.youtube.com/watch?v=vFcfqkTKeMs&feature=player_embedded
83
En el proceso de reenamoramiento que se dan en los casos de violencia doméstica, cuando la
pareja varón pide perdón y comienza una nueva fase de enamoramiento, ella suela retirar las
denuncias. El ciclo de la violencia de Torres San Miguel y Antón Fernández (2005) explica tres
fases cíclicas desde la acumulación de tensión, pasando por la explosión violenta y llegando a la
fase de reconciliación. Momento ésta última donde el agresor se retracta y retorna con amor a la
víctima lo que hace que ésta crea que no volverá a suceder. Es en ésta última fase cuando
muchas denuncias se retiran. Citado en OSBORNE, RAQUEL. “Apuntes sobre violencia de
género”. Ed. Bellaterra 2009.

62    
siempre interesa para algunos actores sociales. Si en Patón y Asociados se preocupan de
resaltar subjetivamente una visión manipulada de la realidad social, en el sitio de
internet projusticia presenta en su sección informes84 diversos documentos que dan
soporte teórico a sus argumentos antifeministas. Dichos documentos no necesitan una
lectura detenida para ver la falta de rigor científico. Presentan más alegatos de fe que
hechos demostrados y abusan de las correlaciones de relación espuria entre distintos
elementos. De este modo intentan dar un revestimiento pseudocientífico a enunciados
de causa-efecto espúreos.

MASCULINIDADES  REPRESENTADAS.  

Los discursos anti-feministas en la red carecen de una teoría argumentada y


estructurada de sus opiniones. La mayoría de los argumentos son ideas no siempre
conectadas y consecuentes las unas con las otras con el punto común del ataque a los
hombres, a la familia tradicional, y a la feminidad y masculinidad. Las opiniones
versadas en páginas web, blogs y comentarios abiertos en la red no tienen una estructura
común ni comparten bases ideológicas. Hay opiniones claramente misóginas, junto con
argumentos pseudo científicos basados en ideas preconcebidas y tradicionales, apoyo a
un feminismo light y a las mujeres, crítica al feminismo radical, manifiestos de las
costumbres tradicionales, ataques al gobierno y, en gran medida, descalificaciones a
personas concretas, reconocidas feministas o miembros del gobierno.
En general, los movimientos antifeministas parecen carecer de un eje articulado claro
y sus aportaciones en la red carecen de periodicidad regular y, aunque podrían agruparse
en antifeministas misóginos, radicales, políticos y moderados, cruzando a éstas,
categorías de mayor o menor documentación y diversa claridad, sus argumentos toman
un poco de cada cosecha. No podemos considerar a los antifeministas como un grupo
sino, más bien, un grupo anárquico, aunque se aprecian temas recurrentes como la
inegalidad del la ley de violencia de género y de igualdad, el extremismo de las
feministas radicales confusión entre feminismo y hembrismo y el ataque a los varones.
Las expresiones antifeministas en la red carecen de estructuras de grupo evidentes.
No se muestran asociaciones ni agrupaciones de hombres que se reúnan periódicamente
ni que realicen actividades periódicas. Tampoco muestran una vocación de ayuda ni
facilitan herramientas de comprensión de sus ideas. La impresión que se obtiene de los
grupos anti-feministas es la de voluntades individuales manifestadas por medio de
                                                                                                                       
84
www.projusticia.es/informes/informes.html

  63  
textos con un nivel desigual de violencia implícita. Los consideramos grupos por el
carácter grupal que emana de sus discursos. Hablan en plural: nosotros los hombres,
sobre un enemigo que, con suerte, solo es un grupo de mujeres con poder. Pero la
mayoría de los sitios de internet están firmados por una único administrador, o no están
firmados en absoluto. Entendemos que la intención es de reflejar la opinión de un grupo
de hombres pero los manifiestos no están firmados grupalmente ni aceptados por un
grupo, como es el caso de los manifiestos de AHIGE.
Parece clara la defensa de los privilegios patriarcales como punto común pero no
parece haber un proyecto de hombre más allá de las masculinidades hegemónicas. La
ausencia de proyecto se debe a que el mito que se defiende ya está construido. La
defensa del hombre se fundamenta en los mitos masculinos patriarcales que ya están
activos y son el motor del machismo. El ideal viril es un arquetipo que aunque siendo
un constructo alejado de la mayoría de los varones sigue fijando el rumbo de lo que es
un hombre completo. Por lo tanto el hombre ha de ser joven, casado, blanco, urbano,
heterosexual, del norte, de religión mayoritaria, licenciado, de trabajo fijo, de buen
aspecto y deportista85. Evidentemente no todos los hombres pueden alcanzar todos estos
parámetros, pero los que no se tienen se suplen con un exceso de celo en el control de la
parcela de poder. El apoyo a las supuestas víctimas de violencia femenina nos hace
suponer que existe un apoyo a hombres poco viriles. Aunque este apoyo puede ser
debido a un cerramiento de filas en torno al enemigo: las mujeres reformistas; y al otro
bando: las mujeres en general.
Dado el nivel de profusión de los comentarios antifeministas en la red suponemos
que los hombres que se manifiestas anti-feministas abiertamente son menos de lo que lo
incendiario de sus comentarios nos puede hacer creer. Y menos activos de lo que una
primera impresión indica. Las páginas web permanecen pero no se actualizan, ni los
blogs aumentan sus entradas con más argumentos. La mayor producción se encuentra en
comentarios anónimos sobre cuestiones puntuales sobre las que el autor del comentario
no parece entender la justificación y lo asume como un exceso de feminismo. Muchas
de los comentarios antifeminstas o machistas en la red se encuentran en foros abiertos
cuando una noticia o comentario provoca la expresión sexista.

                                                                                                                       
85
KIMMEL “Masculinidades poder y crisis”. 1997. Isis internacional y Flacso.

64    
DISCURSO  VIOLENTO.    

La violencia dentro de los discursos anti-feministas está bastante presente ya sea por
el tipo de lenguaje agresivo o el ataque hacia personas concretas y mujeres en general.
Los términos para designar a las feministas radicales, ya indican un grado de
agresividad y violencia verbal pues se las llama femilistas, fanáticas o, según un
término en expansión, feminazis. Pero la actitud violenta no termina ahí, en distintos
blogs y comentarios se alude a una supuesta violencia ejercida por las mujeres
feministas contra el resto de mujeres no feministas y, sobre todo, los hombres. Este
supuesto ataque violento hacia los hombres justificaría una respuesta, así mismo,
violenta. Uno de los insultos comunes a las feministas radicales es el de resentidas, pero
viendo el carácter manifestado por los hombres anti-feminista, el resentimiento parece
subyacer en sus argumentos a lo largo de las páginas web, y sobre todo, comentarios
anónimos en foros machistas.
Encontramos unos ejemplos de justificación de la violencia en:
“Hagamos frente a las ideas falsas pregonadas interesadamente en nuestra
contra. Y hagámoslo por el simple método de desvelar su hipócrita y alevosa intención.
Así por ejemplo, la tan hoy denostada –por ellos- “agresividad masculina”, hemos de
defenderla como virtud; ya que, tal es, cuando se ejerce orientada por la justa y recta
razón, y atemperada por meditado sosiego”86.
“La revolución antifeminista es la Civilización devolviendo el golpe. Es el
donde las dan las toman, es el castigo para el crimen. Es el cirujano marcando, cortando,
extirpando y desinfectando. Al feminismo no se le discute, se le destruye.”87
“Al final, a lo mejor resulta que todo es más sencillo. A lo mejor resulta que
cuando falla la entrega mutua, es decir, el amor, surge la guerra. La corrupción de lo
mejor es lo peor y no hay estallido de rencor más agudo que el desamor. Es entonces
cuando cada sexo recurre a sus armas: el hombre a la fuerza brutal, de la que dispone de
más existencias que la mujer, mientras la mujer palia esa inferioridad con más mala uva,
generalmente con la lengua.”88
El argumento de que la violencia engendra violencia no es más que una amenaza
nada velada que entronca con el rol tradicional de género masculino que se ve

                                                                                                                       
86
 www.forocoches.com/foro/showthread.php?t=639493#  
87
 www.revolucionantifeminista.org  
88
 www.laverdadjudicial.galeon.com/aficiones1840036.html  

  65  
legitimado en su uso. Esta violencia se ha usado tradicionalmente para mostrar a las
mujeres cual era su sitio en un mundo masculino y patriarcal: la sumisión. Este
argumento sobre la violencia justificada por parte de los varones refleja las demandas
feministas que llevaron al desarrollo de la ley de violencia de género. Así algunos
hombres antifeministas se deslegitiman al criticar al feminismo radial al demostrar que
el ejercicio de la violencia contra las mujeres está presente. En estos manifiestos
muestran, precisamente, lo que es criticado en el rol tradicional masculino que busca la
violencia como respuestas a sus necesidades.
Otro punto en común de los discursos anti-feministas en la red es la crítica a los
grupos de hombres profeministas que son vistos como hombres subyugados (o
asimilados) por la dominación de las mujeres y a los que asocia frecuentemente con
hombres homosexuales. Los nuevos modelos de masculinidad defendidos por los
grupos igualitarios son vistos como afeminamiento del varón y por ello como una forma
de homosexualidad. Con esta visión observamos que es realmente válido el análisis
sobre masculinidades que muestra cómo la masculinidad tradicional rechaza lo
femenino, sobre todo en los varones y la homosexualidad se les representa como un
afeminamiento. La homofobia es una manifestación del rechazo a cualquier desviación
del modelo hegemónico de masculinidad que pone de relevancia la potencia sexual y el
“consumo” de sexo heterosexual como medida masculinizadora.
“[...] la falaz invención de que la homosexualidad es tan solo una opción sexual
más, completamente normal y hasta natural, predicada por el feminismo radical de
género, hembrismo o feminazismo (y que nada tiene que ver con el feminismo liberal o
igualitario, a quién falazmente robó el nombre). Resulta “total mente admisible” –dicen
semejantes iluminados- que un niño crezca entre maricones, teniendo dos padres, o
entre lesbianas, disfrutando de dos madres.[...]”89

   

                                                                                                                       
89
 www.forocoches.com/foro/showthread.php?t=639493#  

66    
CONCLUSIONES  
El feminismo es un movimiento de liberación originado por la sublevación ante la
subordinación patriarcal de las mujeres en el sistema social. Este movimiento, a lo largo
de siglos90 de lucha, ha conseguido modificar el papel de las mujeres en la sociedad. El
equilibrio de poder iniciado por el feminismo ha tenido consecuencias sociales como la
incorporación de las mujeres al espacio público y, en general, a espacios que antes le
estaban prohibidos.
Las consecuencias de los avances feministas no solo repercuten a la situación
general de las mujeres sino, por extensión, también a la situación de sus compañeros los
hombres. Al igual que la variedad de mujeres y sus posturas ante el feminismo son
enormes, las respuestas ante éste por parte de los hombres son muy variadas.
Internet es un medio de comunicación excelente para conocer el estado de
opinión de muchos ámbitos de la sociedad. Aquellos que tienen acceso a la red pueden
dejar sus opiniones y éstas pueden ser leídas por otros usuarios prácticamente sin
problemas de censura. Los temas sensibles dejan su impronta en la red por medio de
páginas web, foros y comentarios. El tema del feminismo y los recientes cambios en
España en materia legal se han dejado sentir en internet.
La lucha feminista en la sociedad ha dado lugar a un avance en el nivel de
igualdad social en cuanto a la discriminación sexual y, sobre todo, ha puesto sobre la
mesa del debate público la cuestión del feminismo y la igualdad. Las cuestiones
feministas han pasado de una posición de reclama en la inclusión del proyecto
humanista e ilustrada que las olvidó a desarrollar herramientas de análisis. Las
feministas reclamaron igualdad en un principio y estudiaron qué impedimentos había
para alcanzar este avance. Se descubre el velo del sexismo estructural que se denomina
patriarcado, por el cual la dominación masculina se perpetúa y ayudándose de mitos,
costumbres-leyes y ética. El proceso de dominación es uno de los más arraigados y
complejos que existen en la sociedad y su desmantelamiento no se va conseguir con la
mera obtención de leyes igualitarias. El sexismo está en la cultura y todos y todas somos
portadores de sesgos sexistas.

                                                                                                                       
90
Si situamos un origen organizado y redactado en el manifiesto del Séneca Falls 1848. Las
relecturas en clave feminista de la Revolución Francesa, por las cuales las mujeres reclamaban
su espacio como ciudadanas sitúan anteriormente en el tiempo el origen del feminismo y su
lucha.

  67  
El feminismo, armado previamente de la filosofía ilustrada, se rearma teóricamente
identificando el patriarcado y desarrollando la teoría de género, por la cual se explica
que el género es una construcción social aplicada a una diferenciación sexual. La teoría
de género como herramienta permite apreciar cómo son las normas las que diferencian a
mujeres de varones y les asignan posiciones y roles diferenciados y complementarios.
La situación de las mujeres es subordinada en todas las culturas pero el grado de
subordinación y el tipo de rol cambia de una a otra. La teoría de género explica esta
situación perfectamente pues son las sociedades las que construyen a sus poblaciones en
un ejercicio reflexivo.
El desarrollo teórico del feminismo es tan rico que no solo sirve para explicar la
situación de las mujeres sino la situación de la diferencia sexual. Los hombres
feministas que han acompañado teóricamente a las mujeres feministas han aplicado
postulados teóricos sin saltos de fe desarrollando la ilustración y el liberalismo llegando
a las mismas conclusiones: la subordinación no está justificada. Pero más allá de la
denuncia de la subordinación femenina, teóricas y teóricos han profundizado sus
análisis en el varón detectando cómo el sexismo también tiene un coste para los
varones. Señalando siempre que el coste sexista es siempre mayor para las mujeres que
para los hombres, se han podido desarrollar unos estudios de masculinidades que
señalan la opresión sufrida desde los hombres hacia los hombres.
La virilidad como ideal es un elemento de opresión pues establece un modelo de
masculinidad ideal y prácticamente imposible de alcanzar en su totalidad por la gran
mayoría de los varones. No alcanzar a la virilidad perfecta, lo que ocurre en la mayoría
de la población generará ejercicios de compensación. La búsqueda de la virilidad ideal
hace a los varones policías de lo masculino y crea la necesidad de mantener una actitud
masculina en todo momento. Puesto que la virilidad justifica la dominación para evitar
caer en el lado de los dominados y mantener su posición de privilegio los varones deben
luchar por mantener un máximo de virilidad. Esta visión de la virilidad ideal responde a
roles hegemónicos que no tienen que ser los mayoritarios en la sociedad, sino los más
influyentes. Por ello tenemos que roles que ni siquiera tienen que ser los de la mayoría
sirven de ejemplo para la práctica totalidad de los varones.
El seguimiento de estas normas masculinidad no solo crea conflicto en sí misma,
pues son normas contradictorias sino que genera dolor sobre las mujeres al ser
subordinadas y negárseles su independencia y libertad real, sin que, a demás, genera
dolor en los mismos hombres al cercenarse ellos mismos partes de la personalidad

68    
necesarias en una persona equilibrada. Los hombres siguen modelos hegemónicos
irreales que les obligan a ser incapaces emocionalmente y depender de las mujeres para
cubrir sus necesidades sentimentales.
Los estudios feministas y su política ha permitido el debate sobre la subordinación de
las mujeres y del ejercicio tiránico que los varones se ven obligados a representar sobre
las mujeres, sobre otros hombres y sobre sí mismos. Esta situación ha permitido el
desarrollo de grupos de hombres que se interrogan sobre su género y su rol como
hombres en la sociedad. Se han podido identificar diferentes tipologías de hombres
respecto a su relación con el feminismo.
Las propuestas feministas tienen efecto en planos concretos de la vida de las
personas y los varones se posicionan de maneras distintas frente a estas situaciones. Los
cambios en la situación de las mujeres a nivel igualitario tienden a verse positivamente
por la totalidad de la población pues se basan en fundamentos de nuestra cultura como
son el liberalismo y la democracia. El problema se encuentra cuando para llegar a la
igualdad se requiere la modificación de los espacios masculinos. En este momento los
varones que no están sensibilizados con el feminismo reaccionan protegiendo sus
situaciones de privilegio. Empatizar con la igualdad es fácilmente obtenible pero ceder
parcelas de poder se torna más complejo. Y para lograr la igualdad es necesario que los
que tienen de más devuelvan a las que tienen de menos.
Las masculinidades necesarias para sostener una igualdad real entre mujeres y
varones son distintas de las masculinidades tradicionales y hegemónicas. Algunos
grupos de hombres trabajan sobre esta cuestión proponiendo alternativas aceptables e
igualitarias. Estos grupos de hombres requieren de redes de apoyo puesto que los
mandatos de género son suficientemente fuertes como para hacer muy difícil propuestas
de vida a contra corriente.
Las posiciones de los varones frente al feminismo y los cambios que éste ha
efectuado en la sociedad y los cambios que aún propone son diversos pero se pueden
diferenciar en tres grupos. En las páginas de internet tenemos ejemplos patentes de estos
grupos de varones. Encontramos los tres siguientes.
Los grupos de hombres igualitarios profeministas pueden ser vistos como la
parte masculina de los grupos feministas pues tienen prácticamente los mismos
objetivos y apoyan las causas feministas sin restricciones. Se apoyan en los estudios
feministas y en la teoría de género para propulsar estudios sobre masculinidades y
grupos de apoyo para hombres con un fin igualitario. Los hombres igualitarios fomentan

  69  
el desarrollo de nuevas masculinidades igualitarias no restringidas por roles
hegemónicos tradicionales. Las masculinidades exploradas por los hombres igualitarios
son complementos para las feminidades emancipadas de las mujeres. No es posible la
existencia de una nueva mujer moderna sin la complementariedad de un nuevo hombre
moderno alejado de patrones hegemónicos de dominación. Para encontrar al hombre
nuevo están al tanto de los avances teóricos y filosóficos. Tampoco olvidan la
dimensión practica del cambio y se mantienen activos en acciones políticas y de
crecimiento personal en una trayectoria de cambio real hacia un futuro igualitario.
Los grupos de hombres solidarios apoyan un feminismo liberal y rechazan el
sexismo y la violencia de género. Gran parte de su actividad son los grupos de apoyo
para hombres que palian las consecuencias negativas del sexismo en los modelos
masculinos. Apoyan nuevas masculinidades menos dañinas para el hombre y la
igualdad real. Su análisis teórico no profundiza lo suficiente como para detectar los
micromachismos presentes en todos los individuos. No son realmente conscientes del
sexismo estructural presente en la sociedad de la que pocos escapan. Por ello perciben
ciertos actos feministas radicales como excesivos y revanchistas. Su implicación con el
feminismo permanece en el plano de apoyo.
Los grupos de hombres antifeministas mantienen un discurso de tolerancia respecto
al feminismo liberal y una crítica feroz al feminismo radical. La imagen del varón que
se presenta es el hombre tradicional al que se le arrebatan sus puntos de apoyo y sus
privilegios. Su construcción se basa en mitos patriarcales y gozan connivencia de un
mayoría de la sociedad que está socializada en estructuras sexistas. Contra la pérdida de
parcelas de poder, los hombres antifeministas se revelan expresándose de manera
violenta con una amenaza soterrada pero presente. No utilizan argumentos razonables
sino provocaciones emocionales. No reconocen la existencia de la dominación
masculina y ven el feminismo radical como hembrista. Relacionan el feminismo con
partidos políticos de izquierda a los que se oponen. No mantienen una estructura real de
grupo y sus acciones se inscriben más en acciones políticas individuales coincidentes
que en grupos de hombres.
Como vemos las posturas frente al feminismo son diversas. Esto es una buena señal
para los y las que buscamos un cambio igualitario en la sociedad. No solo queda patente
que el trabajo del feminismo ha dado sus frutos erosionando del patriarcado sino que se
muestra una opción participativa y ventajosa para los varones animándolos a tomar
parte en la construcción de una sociedad igualitaria.

70    
BIBLIOGRAFÍA  
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RUBIN, GAYLE. “El tráfico de mujeres: notas sobre la economía política del sexo”.
1975.

  71  
ANEXOS.  
ANEXO  I:  HOMBRES  IGUALITARIOS  

72    
 

   

  73  
 

   

74    
 

  75  
 

76    
ANEXO  II:  HOMBRES  SOLIDARIOS.  

   

  77  
 

78    
ANEXO  III:  HOMBRES  ANTIFEMINISTAS.  
 

91
 

                                                                                                                       
91
 Brut  Comix.  2001.  Dave  Cooper  y  Ediciones  la  Cúpula.  

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