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Ensayo sobre el articulo 1431 y 1138 del código

civil peruano

Respecto a la imposibilidad de la prestación, la cual puede consistir en un


dar, hacer o no hacer, deviene en imposible sin culpa de las partes, eximiendo
a estas de continuar con sus obligaciones hasta ese momento, perdiendo el
deudor liberado el derecho a la contraprestación; es decir, el acreedor queda
liberado realizar la prestación, y el deudor liberado se exime del pago; pero si
se ha cumplido con parte de la prestación, debe pagar o restituir lo que ha
recibido, conforme lo establecido en el Artículo 1431ºdel Código Civil. Aquí la
posibilidad que ofrece la ley es única, que es la de resolver la obligación.

Pero sobre la imposibilidad de la prestación, es necesario distinguir, como hace


Albaladejo si la imposibilidad es originaria, en cuyo caso, la obligación no llega
a nacer por inidoneidad de la prestación que no puede ejecutarse; pero si la
prestación fue posible en un principio, entonces la obligación nace, que es el
supuesto de la imposibilidad de la prestación, donde la obligación ha venido
ejecutándose pero por imposibilidad sobrevenida sin culpa de las partes ya no
puede ejecutarse. En tal caso, corresponde que el contrato se resuelva y se
exime a las partes de continuar con sus obligaciones hasta ese momento, que
es el supuesto que prevé el artículo 1431°: Resolución por imposibilidad de la
prestación.

Resulta necesario, pues, conocer cuál es el concepto de


imposibilidad de la prestación.

Sabemos que la prestación es un comportamiento o conducta del


deudor, consistente en un dar, un hacer o un no hacer, tendiendo a
satisfacer el interés del acreedor. Consecuentemente, la
imposibilidad debe recaer en la ejecución de este comportamiento,
en la manera de llevarlo a cabo.
El deber de prestar, dice ALONSO , como elemento constitutivo de
la relación obligatoria, “en determinadas ocasiones puede resultar
irrealizable por circunstancias dependientes o no de la voluntad del
deudor. Imposible es aquello que no tendrá existencia, con
independencia de que la haya tenido en un primer momento.
Necesidad de signo negativo, que se traduce en la certeza que algo
no se verificará. La imposibilidad obstaculiza el normal desarrollo
del deber de prestación, viniendo a enmarcarse dentro de las
alteraciones no imputables en la vida de la relación obligatoria”.

Existen diversas clase de imposibilidad de la prestación.

Originaria y sobrevenida.

Imposibilidad originaria o inicial es aquélla existente ya en el


momento de celebrarse el contrato, por lo cual sostienen algunos,
que, en realidad, no existe imposibilidad, sino falta de un
presupuesto de validez del contrato.

En el caso de la imposibilidad sobrevenida o subsiguiente, la
prestación era posible al momento de constituirse la obligación,
pero deviene imposible en un momento posterior.

Para los efectos de estudio de la teoría del riesgo, la imposibilidad


que nos interesa es la sobrevenida, o sea aquélla que, por
acontecimientos posteriores a la celebración del contrato recíproco,
convierte una prestación que nació susceptible de ejecución en una
irrealizable.

Consideran BIGLIAZZI y otros que la imposibilidad sobrevenida


debe ser imprevisible en el momento de celebrarse el contrato, pues
si no lo fuera se trataría, en realidad, de un caso asimilable a la
imposibilidad originaria.

Objetiva y subjetiva.

Es imposibilidad objetiva, según OSTI, la constituida por un


impedimento inherente a la naturaleza intrínseca de la prestación,
que se opone a su realización en sí misma considerada, abstracción
hecha de factores externos, en especial, de las condiciones
específicas del sujeto obligado. En otras palabras, la prestación
prometida en virtud del contrato no puede ser llevada a cabo por
nadie en ningún momento.

La imposibilidad es subjetiva cuando tiene su origen en el propio


deudor, con independencia del contenido substancial de la
prestación. Esta es posible en términos generales, pero imposible
para el deudor en las circunstancias que debe ejecutarla.

En términos del mismo OSTI, la imposibilidad objetiva afecta a


cualquier obligado por obstaculizar todas posibles formas de
conducta en orden a la satisfacción del interés del acreedor.
La subjetiva se interpone a la actividad de un determinado deudor,
de suerte que para él es imposible lo que para otros no lo sería.

Absoluta y relativa

DÍEZ-PICAZO asimila la imposibilidad absoluta a la objetiva y


la relativa a la subjetiva, pero ALONSO advierte que no deben
confundirse ambas clasificaciones, pues mientras que la
imposibilidad objetiva descansa en el simple hecho de que la
prestación no sea realizable, la absoluta valora cualitativamente el
evento, mide su intensidad; y mientras la
imposibilidad subjetiva atiende a la situación que se le presenta a
un deudor concreto, la relativa se reduce a una simple valoración
del grado de diligencia. Agrega que si la imposibilidad objetiva y
la subjetiva obedecen a un criterio estable de incidencia, no puede
decirse lo mismo de la absoluta y la relativa, predicables ambas de
las dos primeras.

Requisitos de la imposibilidad.

Que la imposibilidad es liberatoria cuando no sea imputable al


deudor, cuando sea anterior al incumplimiento y siempre que la
imposibilidad sea definitiva.

LARENZ, por su parte, piensa que una prestación es


(objetivamente) imposible cuando, según las concepciones del
tráfico, es prácticamente irrealizable por cualquiera (por ejemplo, la
entrega de una cosa determinada que ha desaparecido); y cuando
únicamente podría realizarse con medios que están en tal forma tan
lejos de la obtención del resultado perseguido que no pueden ser
tenidos en cuenta en el tráfico (por ejemplo, el hallazgo de un anillo
caído al mar).

Efecto de la imposibilidad.

El efecto fundamental de la imposibilidad de la prestación es liberar


al deudor de la ejecución de ésta.Como dice SOTO NIETO el
deudor no sólo queda liberado del deber de cumplimiento, sino que,
además, se halla igualmente exento de tener que acudir, buscando
la satisfacción del acreedor, a otra prestación análoga sustitutoria, y
de la indemnización de daños y perjuicios.
Al hablar del efecto de la imposibilidad de la prestación me estoy
refiriendo, desde luego, al efecto directo e inmediato, desde que,
como veremos al desarrollar la teoría del riesgo, dicha imposibilidad
determina no sólo la liberación del deudor, sino que puede causar
también, según la tesis que se adopte, la liberación del acreedor si
se trata de un contrato recíproco.

Caso fortuito y fuerza mayor.

Las causas más importantes, aunque no las únicas, que determinan


la imposibilidad de la prestación son el caso fortuito y la fuerza
mayor.

Considero que no es éste el lugar para tratar con la profundidad que


se merece el tema relativo a si son dos conceptos distintos,
separables uno del otro, o si, admitiendo que existe diferencia entre
ellos, debe dárseles un tratamiento común.

El Código Civil de 1984 ha optado por el segundo camino al


establecer en su artículo 1315 que “caso fortuito o fuerza mayor es
la causa no imputable, consistente en un evento extraordinario,
imprevisible e irresistible, que impide la ejecución .

En el cual el Código Civil peruano tiene que optar entre asignar una
consecuencia gravosa al deudor o al acreedor, lo encontramos en
los incisos 5 y 6 del artículo 1138, cuando se regula los supuestos
de pérdida y deterioro del bien cierto, que se ha obligado a entregar
el deudor al acreedor, sin que medie culpa de las partes.

En estos casos, la consecuencia por la que opta el Código Civil, es


por hacer perder al deudor de ese bien, la contraprestación que le
debía el acreedor.
En otras palabras, si el deudor estaba obligado a entregar el día de
mañana su automóvil al acreedor, porque se lo había vendido, y esa
noche se lo roban, será evidente que mañana no podrá entregar
dicho automóvil, y la consecuencia legal que ha adoptado el Código
peruano es que el deudor pierde el derecho a la contraprestación
pactada, lo que equivale a decir, en otras palabras, que ese deudor
se queda sin su carro y sin el precio que le iban a pagar por él.Por
lo tanto, como puede apreciarse, en este caso el Código Civil ha
optado por el principio favor creditoris, pues los referidos incisos 5 y
6 del artículo 1138, son normas que favorecen claramente al
acreedor. Nótese que, incluso, el Código Civil ni siquiera ha optado
por hacer compartir el riesgo entre las partes, sino que ha asignado
la integridad del mismo al acreedor de la obligación.

Este principio también es adoptado por el Código Civil cuando


regula la teoría del riesgo en las obligaciones de hacer (artículo
1156), y en las de no hacer (artículo 1160).De la misma manera,
aplica el favor creditorisen las obligaciones alternativas (artículos
1165 y 1166).

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