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MANDATO

DEFINICION Según Manuel Sánchez Zuraty Ph.D., en su libro Obligaciones


y Contratos. (pág. 212-213)
GUILLERMO CABANELLAS dice el mandato es un contrato consensual por el
cual una de las partes, llamada mandante, confía su representación, el
desempeño de un servicio o la gestión de un negocio, a otra persona, el
mandatario, que acepta el encargo.
Dentro del código civil español, la definición legal es esta.” Por el contrato de
mandato se obliga a una persona a prestar algún servicio o a hacer alguna cosa,
por cuenta o encargo de otra” (art. 1709) en que se advierte de que lado se
encuentra la carga de esta relación. Más “neutral” es el concepto del texto
análogo argentino, que en su Art. 1869 declara que “el mandato, como contrato,
tiene lugar cuando una parte da a otra el poder, que esta acepta, para
representarla, al efecto de ejecutar en su nombre y de su cuenta un acto jurídico,
o una serie de actos de esta naturaleza”.
El codificador argentino señala, citando a Zacharise, que, en el Derecho francés,
el mandato no es gratuito por su esencia, sino solo por su naturaleza; y, así, una
estipulación de salario no altera su carácter. El rasgo genuino y distintivo del
mandato es la función representativa del mandatario, y nada más. En nuestro
Derecho-se refiere al argentino-, el mandatario obliga al mandante respecto de
terceros, sin obligarse el mismo; mientras que el Derecho Romano proclamaba
un principio opuesto. Pese a esa opinión, el mandato no es solo un contrato
representativo; pues como ocurre en la comisión mercantil, puede la persona del
mandante permanecer oculta. En realidad, el mandatario no hace más que
contratar por otra persona, en beneficio de esta; lo cual distingue este contrato
de otros.
Los elementos personales del mandato los integran el mandante, quien da el
poder o encargo, y el mandatario, el obligado a cumplirlo, por haber formulado
por escrito, de palabra o, de hecho, con la ejecución inicial al menos, su
aceptación.
Como objeto del mandato están admitidos todos los actos lícitos susceptibles de
producir alguna adquisición, modificación o extinción de derechos.
Nuestro código civil trae el siguiente concepto de mandato, mandante y
mandatario: Mandato es un contrato en que una persona confía la gestión de
uno o más negocios a otra, que se hace cargo de ellos por cuenta y riesgo de la
primera (art. 2020)
La persona que confiere el encargo se llama comitente o mandante, y la que lo
acepta apoderado, procurador, y en general, mandatario.
Según el Dr. Juan LARREA Holguín en el Libro Manual elemental de
derecho civil del ecuador, Contratos I, pág. 265: indica: como el mandato fue
la figura que originariamente se usó en Roma para superar el inconveniente de
no poder transferir los derechos personales. Actualmente se puede seguir
adoptando esta medida de conferir mandato a otra persona, pero,
indudablemente el mandatario no hace suyo el derecho, sino que obstara en
nombre de aquel que le confirió el poder; además, este termina con la muerte y
también puede ser revocado. La situación precaria del mandato contrasta con la
posición definitiva que se alcanza mediante la cesión de derechos.
Se emplea frecuentemente el mandato, como diputación para el cobro, mediante
el endoso “al cobro”, de letras y pagarés a la orden. En estos casos no hay
cesión, sino precisamente un poder conferido para actuar en nombre y provecho
del mandante, quien puede revocar en cualquier momento dicho mandato. La
consecuencia más importante, que marca una honda diferencia con la cesión de
derechos, consiste en que el deudor puede oponer al mandatario todas las
excepciones personales que habría podido presentar contra el acreedor; en un
juicio, el mandante puede ser constreñido a confesor sobre sus hechos, aunque
el pagare, letra u otro documento de crédito, haya sido endosado a otro, si es en
esta forma de “al cobro”, es decir, si se trata de simple mandato. Por el contrario,
no afectan al crédito las relaciones entre deudor y el mandatario, anteriores al
endoso; naturalmente, si el mandatario recibe el pago para el cual esta
legítimamente autorizado, no podrá el acreedor pretender un nuevo pago.
Sobre el mandato más concretamente sobre el endoso “al cobro”, existe
abundante jurisprudencia en el sentido de cuanto se expresa en las líneas
anteriores. Otra interesante observación de la jurisprudencia consiste en que,
producido el mandato, el cesionario no puede ceder a su vez el crédito, sino con
la misma calidad de mandatario, y la cesión hecha con otro alcance, es nula.

Así mismo, el Dr. Juan LARREA Holguín en el Libro Manual elemental de


derecho civil del ecuador, Contratos II, pág. 281, manifiesta acerca del
mandato lo que a continuación indico:
Esta figura jurídica es una de las que más ha evolucionado desde sus orígenes
en el Derecho Romano, hasta los códigos contemporáneos, de aquí y por la
notable analogía con otros institutos jurídicos, resulta difícil su definición.
En todo mandato hay un encargo de una persona a otra, de ejecutar en su
nombre alguna cosa, pero esta clase de misiones se ejecutan también a través
de contratos de servicios materiales o inmateriales.
Lo que distinguió originalmente al mandato fue su gratuidad, pero hoy día casi
todo mandato es remunerado. Se ha planteado como criterio diferencial el que
todo mandato hay representación, pero ahora se admite el mandato con
representación o sin ella. Lo específico del mandato radica mas bien en que lo
encargado a otro ha de tener un carácter jurídico, no de mera obra material o
intelectual sin directa categoría jurídica.
La primera acepción que da el diccionario de la Real Academia, de la palabra
“mandato”, es la de “orden o precepto que da un superior”

Figuras análogas
La representación esta íntimamente vinculada con el mandato, sin que pueda
confundirse con el. Generalmente en todo mandato habrá representación; al
menos en la doctrina contemporánea predomina este criterio. Pero hay también
la representación legal de quienes ejercen una potestad (padre o madre), de
quien administra la sociedad conyugal de los menores y curadores y de los
representantes de las personas jurídicas, además, hay caso de representación
sin mandato y al margen de las situaciones que se acaban de mencionar, siendo
el mas notable el de la agencia oficiosa..
La agencia oficiosa consiste en la actuación voluntaria en nombre de otro, quien
no ha conferido ese encargo, pero que posteriormente a lo actuado y asume asi
las obligaciones contraídas.
Las obligaciones del agente oficioso son las mismas que lasa del mandatario,
dice el art. 2187, pero esto ha de entenderse únicamente en cuanto a la relación
con la persona para quien ejercita su actividad, puesto que frente a terceros, el
agente oficioso será el único responsable; si sus actos no son beneficiados por
el beneficiario.
Hay formas del mandato que se simulan bajo la apariencia de otros contratos
que efectivamente se celebran y surten efectos, pero provisionalmente para
luego hacer pasar los beneficios y responsabilidades al verdadero interesado, al
mandante oculto. Se suelen llamar negocios mediante testaferro o “presta
nombre”.
En cambio si es verdadero mandato la procuración judicial.
Es una especie dentro del genero mandato. Este mandato especifico confiere
poder para actuar en juicio con nombre del mandante y todos los efectos se
producen a favor o en contra del mandante. El procurador no es parte del juicio
sino que actua en nombre y representación de una de las partes, puede también
representar a varias personas que forman una sola parte y que precisamente por
esto deben tener un representante común. (art. 1341, código civil)
Los servicios prestados por personas que han debido prepararse con largos
estudios, generalmente universitario, se sujetan a las reglas del mandato como
ordena el art. 2022 siempre que su actividad este unida a la facultad de
representar y obligar a otra persona respecto de terceros.
El endoso de una letra de cambio o de un pagare a la orden se convierte en
verdadero mandato.

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