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01 Capitulo6 PDF
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Sumario
1. Razón de ser de este capítulo....................................................... IADA-VI-1
Primera Parte
Actividad discrecional y reglada de la administración
Segunda Parte
Derecho subjetivo e interés legítimo
Primera parte
Actividad discrecional y reglada de la administración2
I. Criterio de distinción
4
L aubadère, op. cit., p. 217.
5
L aubadère, op. cit., p. 218.
6
L aubadère, op. cit., p. 218.
técnica jurídica del derecho administrativo IADA-VI-3
7
Waline, op. cit., p. 415.
8
Provincia de Buenos Aires, art. 29; Córdoba, art. 3; Salta, art. 27; San Luis, art. 495; Jujuy, art.
4; Santiago del Estero, art. 3; Santa Fe, art. 12; La Rioja, art. 14. En igual sentido la jurisprudencia
francesa del siglo pasado: L aubadère, op. cit., p. 219.
9
Waline, op. cit., p. 414.
IADA-VI-4 introducción al derecho administrativo
5. Hemos dicho ya que la ley siempre prevé la competencia que tienen los órga-
nos administrativos para actuar y generalmente también la forma en que deben
exteriorizar sus manifestaciones de voluntad: Eso es una primera e importante
regulación de la actividad administrativa.
6. Una segunda regulación de la actividad administrativa se encuentra en la
prohibición del objeto del acto (la así llamada “violación de la ley”); ello consiste
en que el órgano no podía dictar el acto de que se trate, sea porque la ley (en
sentido lato) lo prohibía de manera general, sea porque la ley sólo lo autorizaba
para ciertas circunstancias de hecho que en el caso no se dieron.
En el caso de que la ley sólo autorizaba al acto para ciertas circunstancias de
hecho, se trata de un caso de actividad reglada que no debe ser confundido con
aquél en que el administrador invoca para su decisión hechos que no son ciertos,
pero que no fueron establecidos por la ley como condición de legitimidad del acto.
Sólo cuando la ley predetermina que para tales y cuales hechos corresponde tal
o cual acto, existe regulación; cuando la ley en cambio se limita a exigir que las
decisiones tomadas en el ejercicio de facultades discrecionales sean motivadas, y
establece recursos para el caso de una motivación fundada en hechos erróneos,
nos encontramos ante una restricción al ejercicio de la actividad discrecional, pero
no por ello ante una actividad reglada.
7. En todos estos casos (competencia, forma, objeto prohibido por la ley, objeto
autorizado sólo para ciertas circunstancias de hecho) se trata de una regulación
impuesta directamente a la actividad administrativa.
Pero en un gran número de situaciones la ley no reglamenta la forma en que la
administración puede actuar frente a los particulares, sino las condiciones bajo
las cuales los administrados no pueden ser molestados por la administración.
Llamar a ésto “límite de las facultades discrecionales” es erróneo, ya que la ad-
ministración se ve constreñida a respetar esas reglas establecidas: Su situación
no es libre; su conducta le está dictada con antelación por la regla de derecho.
Nosotros designamos a esto como regulación inversa, o sea, como actividad
administrativa reglada en forma inversa. Se comprenden aquí todos los casos en
que la ley reglamenta no ya el derecho subjetivo de la administración a actuar
sobre los particulares, sino el derecho subjetivo de los particulares a que nadie
interfiera con sus actividades.
Por ejemplo, si la ley autoriza a la administración a realizar una obra pública, y
no establece la forma concreta en que debe llevarla a cabo, no por ello tiene la ad-
ministración discrecionalidad total: Puesto que el derecho individual de propiedad
sí está reglado (en el Código Civil), cuando la administración en su actividad daña
a un inmueble de un administrado, (grietas, filtraciones, etc.) comete un hecho
técnica jurídica del derecho administrativo IADA-VI-5
10
Así, Bolivia, art. 28; Brasil, art. 141, inc. 4); Costa Rica, art. 17; Cuba, art. 40; Ecuador, art.
163; El Salvador, art. 221; Guatemala, art. 50; Honduras, art. 82; Nicaragua, art. 285; Comparar
las constituciones de Estados Unidos de Norteamérica, enmienda I; Haití, art. 31; México, art. 107,
inc. IX; Uruguay, art. 332.
11
Ejemplos: La ley no regula el fondo o procedencia de las penas disciplinarias que la administra-
ción está autorizada a imponer a sus agentes; tampoco regula esa actividad en forma inversa, al no
decir en qué casos el agente está protegido frente a la administración; tiene allí la administración
la facultad discrecional de imponer sanciones disciplinarias. Pero tiene el límite residual de que si
la pena es tan elevada que afecta derecho al salario o a la estabilidad del agente, el acto es ilegal y
viola el derecho subjetivo del agente.
En el caso de un concesionario de servicio público: La ley autoriza a la administración a imponer
multas y penalidades al concesionario por causales que aprecia discrecionalmente la administra-
ción; los derechos del concesionario no se hallan reglados en este punto, por lo que, faltando tanto
la regulación directa como la inversa, la administración tiene la facultad discrecional de aplicar
multas y penalidades. Pero cuando las mismas afectan la esencia del derecho de propiedad del
concesionario, el acto es ilegítimo y viola su derecho subjetivo.
IADA-VI-6 introducción al derecho administrativo
3°) respecto a los casos en que la ley regula y protege el derecho del parti-
cular a su propia actividad o conducta libre (regulación inversa de la actividad
administrativa);
4°) respecto a los casos en que se llega a vulnerar la esencia del derecho sub-
jetivo privado. (Regulación residual.)
10. Este planteo es a nuestro juicio el correcto.
Sin embargo, hemos comprobado en la práctica que enseñar la aplicación
del concepto de “facultad reglada” bajo ese cuádruple enfoque conlleva serias
dificultades; y hemos comprobado asimismo que la actitud casi unánimemente
adoptada por la doctrina, de mencionar dentro de las “facultades regladas”
únicamente a las normas del carácter citado que se encuentran en una ley que
contempla directamente la actividad administrativa, es más comprensible para
la mayoría de los alumnos.
En lugar, pues, de incluir todo posible tipo de regulación concreta que pre-
determine cómo debía ser el acto dictado por el administrador, dentro de las
facultades regladas, mencionaremos allí solamente a aquellos que surjan de una
ley “administrativa,” esto es, de una ley destinada específicamente a la admi-
nistración. Diremos que cuando una ley que no contemplaba directamente a la
actividad administrativa, establece alguna prohibición o alguna norma general
de conducta que resulta aplicable a la administración, hay una “limitación a la
actividad discrecional de la administración.”
Hasta allí, en aras de la claridad. Pero aclararemos que no todos los límites
a la actividad discrecional de la administración participan del mismo carácter:
Distinguiremos entre los límites concretos y los límites relativos.
11. Límites concretos a la actividad discrecional serán todos los en que una
norma jurídica (sea cual fuere su procedencia o ubicación, pero excluyendo las
que se refieren típicamente a la administración) predetermine una conducta
concreta que debe realizar el administrador; es decir, límites concretos del orden
jurídico a la actividad discrecional son limites de certeza objetiva, que preesta-
blecen algún requisito que debe llenar el acto del administrador.
Límites relativos, en cambio, son aquellos que establecen como principio el que
la administración no deba “abusar” de la libertad que le den las normas jurídicas
de certeza objetiva: Que no deba actuar “caprichosamente,” con “desviación de
poder,” etc.; aquí el límite a la actividad discrecional no se predetermina objetiva-
mente, sino que se deja librado al criterio del juzgador, para que éste aprecie en
la valoración fáctica si ha habido efectivamente un mal uso de la discrecionalidad
concedida por el derecho.
Hecha así la distinción de que los límites a la actividad discrecional de la ad-
ministración son a veces concretos y a veces relativos, corresponde determinar la
diferencia de régimen jurídico: Los límites Concretos a la actividad discrecional
técnica jurídica del derecho administrativo IADA-VI-7
12
H auriou, M aurice, Précis de Droit Administratif, París, 1933, 12ª ed., p. 442; doctrina uniforme.
13
L aubadère, op. cit., p. 208.
14
Waline, op. cit., p. 444.
técnica jurídica del derecho administrativo IADA-VI-9
Son anulables por lo tanto los actos inspirados en la pasión política, la vengan-
za, el favoritismo, etc.; pero también son anulables aquellos actas que sin estar
inspirados en un fin personal del agente, se apartan del fin previsto por la ley.
Así por ejemplo, si el administrador usa del poder de “policía” de la salubridad,
seguridad, etc., con fines fiscales,15 o del poder de “policía” del dominio público con
fines de “policía” de la moralidad o higiene;16 cuando se paraliza un trámite admi-
nistrativo de un individuo para coaccionarlo a pagar tasas o derechos adeudados
por una actividad que no tiene relación alguna con la que origina el trámite, etc.
Finalmente, cuando el administrador obra con la intención de favorecer a un
tercero o a una categoría de terceros: Limitación del número de taxis, en interés
de la corporación de taxistas; imposición del uso de un cierto tipo de canillas,
en interés del fabricante de tales canillas; exigencia del empleo de cualquier ar-
tefacto determinado, en interés del fabricante de dicho artefacto, etc.: En todos
esos casos el acto está viciado de desviación de poder.
17. Estas restricciones al ejercicio del poder discrecional, que consisten según
vemos en que el mismo no pueda ser caprichoso ni desviado (o sea, que deba
responder a una situación de hecho que lo justifique, y que deba ser realizado
con la finalidad de cumplir el objetivo de la ley) no existen prácticamente en el
derecho argentino.
Es preciso pues distinguir lo que es el orden jurídico y cómo debe aplicarse
según lo entiende la doctrina,17 y lo que es el orden jurídico y cómo la aplica la
jurisprudencia; en este sentido la realidad es que no existen limitaciones al
ejercicio de facultades discrecionales, salvo la muy excepcional que se efectúa
mediante el recurso extraordinario o el recurso de amparo, y alguno que otro
antecedente aislado. (Ver Revista de Administración Pública, n° 2, p. 96 y ss.)
Segunda Parte
Derecho subjetivo e interes legitimo18
I. Nociones generales
21
V. el apéndice a la obra de Ihering citada, p. 222.
22
Ihering, ob. cit., p. 174.
23
Y en sentido similar Georg Jellinek , Ferrara, Saleilles: Son las llamadas “doctrinas mixtas”
que combinan el interés con la voluntad. Ampliar en Dabin, Jean, El derecho subjetivo, Madrid,
1955, p. 90 y ss.
24
M ichoud, Léon, Théorie de la Personnalité Morale, t. I, París, 1924, p. 103.
25
M ichoud, ob. cit., p. 177.
26
M ichoud, ob. cit., p. 101.
27
A ntoniolli, Walter , Allgemeines Verwaltungsrecht, Viena, 1954, p. 124.
IADA-VI-12 introducción al derecho administrativo
Si el derecho subjetivo fuera el interés protegido por una voluntad que lo re-
presenta y defiende, desaparecería así precisamente la distinción entre derecho
subjetivo y derecho reflejo; desaparecería incluso la distinción entre derecho sub-
jetivo e interés simple, ya que quien ejerce una acción popular también tiene un
interés protegido por un poder que se le concede a su voluntad de representarlo
y defenderlo. Esto lo reconoce ya Ihering, al recordar la actio populis romana,
mediante la cual se concedía a todo ciudadano romano la posibilidad de exigir que
se realizaran las fundaciones instituidas por disposiciones de última voluntad:28
Según Ihering existe allí un derecho subjetivo; pero esta concepción no puede ser
aceptada modernamente. El orden jurídico establece régimen jurídico diferenciado
para los derechos subjetivos, los derechos reflejos y el interés simple, respectiva-
mente; por lo tanto, con stilum juris o sin él, los distingue. El derecho subjetivo
se defiende o reclama con una acción o recurso de plena jurisdicción: En tales
casos el individuo puede obtener una indemnización; el derecho reflejo (“interés
legítimo”) se defiende con un recurso de anulación: En tales casos el individuo
sólo puede lograr que anulen el acto ilegítimo. Al recurso de plena jurisdicción
sólo lo ejerce el lesionado; al recurso de anulación lo pueden ejercer un número
determinado de personas; a la acción popular la puede ejercer cualquiera. Estas
son realidades del derecho positivo que es imposible dejar de lado.
Observamos así a las doctrinas que incluyen al elemento “interés” que tal
interés jurídicamente protegido existe también cuando no hay derecho subjetivo.
El que se presente a un concurso puede exigir que se excluya a quien no reúne
las condiciones mínimas de ingreso: Ese individuo tiene un interés jurídicamente
protegido, pero no tiene un derecho subjetivo sino un derecho reflejo; quien se
presenta a una licitación puede exigir que la misma se realice de acuerdo a las
disposiciones legales: Ese individuo tiene un interés jurídicamente protegido por
medio del poder reconocido a una voluntad de representarlo y defenderlo, pero no
tiene un derecho subjetivo sino un derecho reflejo.
De estos ejemplos surge además el criterio que nos permitirá distinguir al in-
terés, en el caso del derecho subjetivo, del interés en el caso del derecho reflejo: El
interés de que se trata en el derecho subjetivo es un interés propio del portador del
derecho,29 individual a él,30 es decir, excluyente.31 En el caso del “interés legítimo,”
el interés que se defiende es de tal individuo y de otros: Es un interés común con
otros individuos, un interés concurrente. (En principio.) En el derecho subjetivo
hay un interés propio, excluyente.
28
Ihering, ob. cit., p. 195.
29
Jellinek , Walter , Verwaltungsrecht, Berlín, 1931, 3ª ed., p. 201.
30
Bender , Bernd, Allgemeines Verwaltungsrecht, Freiburg im Bresgau, 1956, 2ª ed., p. 75: “...
un interés individual determinado...”
31
Ver Korman-L ist, Einführung in die Praxis des deutschen Verwaltungsrechts, 1930, 2ª ed.,
p. 250.
técnica jurídica del derecho administrativo IADA-VI-13
allí acaso un interés jurídicamente protegido? A ninguno nos importa ese derecho;
tampoco podríamos realizarlo si nos llegara a importar; y si intentáramos real-
mente ejercer ese derecho, perderíamos la vida: Luego, objetiva y subjetivamente,
hay un perjuicio jurídicamente protegido. Lo mismo puede decirse del derecho
a dañarse la salud, a tener cualquier vicio, a no aumentar nuestra cultura, etc.
El interés no es pues de ninguna forma un elemento que deba tenerse en cuenta
para el análisis del derecho subjetivo.
7. K elsen considera que hay derecho subjetivo, “cuando entre las condiciones
de la sanción figura una manifestación de voluntad, querella o acción judicial,
emanada de un individuo lesionado en sus intereses por un acto ilícito.”35
Se advierte al punto que en la definición entran igualmente el derecho subje-
tivo como el derecho reflejo o aún el interés simple. La acción popular mediante
la cual cualquier habitante puede impugnar una lista electoral, por ejemplo,
consiste en una manifestación de voluntad o acción judicial emanada de un in-
dividuo lesionado en su interés por un acto ilícito (la inscripción en la lista de un
individuo que no corresponde) y es una de las condiciones de la sanción. (Borrar
al inscripto del padrón.)
Lo mismo sucede con el derecho reflejo: Cuando un particular afectado por
un acto administrativo ilegítimo recurre en vía objetiva ante el tribunal de lo
contenciosoadministrativo, hallamos que “entre las condiciones de la sanción”
(la anulación del acto) “figura una manifestación de voluntad, querella o acción
judicial” (el recurso de anulación), “emanada de un individuo lesionado en sus
intereses por un acto ilícito.” Podrá tal vez pretenderse afirmar que resultaría
entonces a la luz de la investigación kelseniana, que el derecho subjetivo y el
derecho reflejo son absolutamente iguales, que participan de la misma esencia
y pueden por ello compartir la misma definición; pero in claris et expressis non
fit interpretatio: el derecho positivo rechaza claramente esa asimilación. (Ver
supra, n° 5.)
Digámoslo una vez más: El derecho positivo (el derecho administrativo al
menos) distingue entre derecho subjetivo y derecho reflejo, determinando que
en cada caso corresponde un recurso jurisdiccional diferente, un procedimiento
jurisdiccional diferente, y diferentes consecuencias jurídicas. De modo que es
necesario diferenciar cuándo hay derecho subjetivo y cuándo hay derecho reflejo,
para saber qué recurso corresponde interponer y cuáles son las consecuencias
jurídicas que corresponden.
35
K elsen, Teoría Pura del Derecho, Buenos Aires, EUDEBA, 1960, p. 122.
técnica jurídica del derecho administrativo IADA-VI-15
41
K elsen, Teoría Pura del Derecho, p. 172 y ss.
técnica jurídica del derecho administrativo IADA-VI-19
42
Wolff, H ans J., op. cit., p. 209: “Una ley material, no solamente declaraciones programáticas.”
43
Comparar Wolff, op. loc. cit.: “En base a una situación de hecho determinada.”
44
Bender , op. loc. cit., W. Jellinek , op. loc. cit., Kormann-L ist, op. loc. cit.
45
Wolff, op. loc. cit.
46
Dicho de otra manera, es la posibilidad de invocar una consecuencia jurídica determinada,
ante la no realización por parte de otra persona de una actividad específicamente determinada, si
esa actividad era exigible en carácter de exclusividad por el titular.
IADA-VI-20 introducción al derecho administrativo
47
O, si se trata de una situación de hecho, la libertad de mantenerla.
48
Ello no debe confundirse con la noción infundada de “poder de policía,” ver Gordillo, “La
crisis de la noción de poder de policía,” en Revista Argentina de Ciencia Política, n° 2, p. 227 y ss.
técnica jurídica del derecho administrativo IADA-VI-21
50
Nuestra jurisprudencia conoce algunos de estos casos de desviación de poder, en los que se en-
tendió que se trataba de un derecho subjetivo; pero en ellos invariablemente se hizo gala de normas
constitucionales —con lo que recaemos en el caso anterior. (N° 13, ap. C.)
técnica jurídica del derecho administrativo IADA-VI-23
14. Así como hay dos tipos de derecho subjetivo (el positivo y el negativo), hay
también dos tipos de derecho reflejo; pero la distinción no se basa ahora en la
naturaleza de la prestación que constituye el deber jurídico, sino en la forma en
que el orden jurídico haya establecido ese deber. (Como actividad reglada, o como
prohibición de abusar de las facultades discrecionales; es decir, como un límite
de certeza objetiva, o dependiente de una valoración fáctica.)
En un primer caso, el derecho reflejo es, la exigibilidad concurrente de que
la administración no exceda sus facultades regladas. Aquí la pretensión es que
la administración cumpla lo objetivamente predeterminado en la ley (y puede
tratarse de una prestación positiva o negativa), y esa pretensión no le pertenece
a ningún individuo exclusivamente, sino concurrentemente a más de uno.
En un segundo caso, el derecho reflejo es exigibilidad individual o concurrente
de que la administración no dicte actos en abuso de sus facultades discreciona-
les. Aquí la pretensión no es objetivamente predeterminable; además, constituye
una exigencia de una prestación negativa de la administración. A diferencia del
primer caso, puede haber derecho reflejo también cuando hay individualidad.
Se observa así que el concepto varía según se trate de facultades regladas o
discrecionales: En las primeras lo que caracteriza al derecho reflejo es la con-
currencia de varios individuos en la pretensión jurídica; en las segundas, la
circunstancia de que la antijuridicidad de la conducta reprimida no deriva de su
comparación objetiva con una norma que preestablezca un marco concreto, sino
de un criterio de “abuso,” “desviación,” “exceso,” etc., es decir, de un mal uso de
la libertad concedida por las normas jurídicas.
15. Pero las características señaladas no son por sí mismas determinantes de
que exista derecho reflejo: Es necesario además que el recurrente o pretensor
tenga un interés personal y directo en la anulación que pide. (Dicho de otra forma,
que el acto atacado lo afecte a él directa y personalmente.)
51
En otros términos, es la posibilidad exclusiva a un individuo de invocar una consecuencia
jurídica determinada, ante la violación por parte de la administración de un límite establecido en
forma directa, inversa o residual por la ley a su actividad.
IADA-VI-24 introducción al derecho administrativo
Este nuevo requisito (que explica por qué también, se denomina “interés legí-
timo” al derecho reflejo) se entiende generalmente con sentido patrimonial,52 pero
excepcionalmente puede ser suficiente un interés moral;53 para el análisis de sus
modalidades nos remitimos a las obras generales de derecho administrativo.
En ambos casos de derecho reflejo, las consecuencias jurídicas que el particu-
lar puede invocar son: a) Habiendo un acto, la anulación del mismo, b) habiendo
un hecho o una mera abstención, que el juez ordene al administrador ajustar su
conducta a lo que la ley determina. (Y aplique sanciones por contempt of court
al funcionario que no le obedezca.) Se observa así que la sanción que protege al
derecho reflejo nunca consiste en reparaciones pecuniarias. (Pues entonces apa-
recería la individualidad y la regulación, es decir, el derecho subjetivo.)
Es fundamental señalar que para que el derecho reflejo esté protegido por el
orden jurídico es necesario que se haya establecido un “recurso objetivo” (tam-
bién llamado “acción de nulidad,” “recurso de ilegitimidad,” “recurso por exceso
de poder,” y más comúnmente, “recurso de anulación” ) en el procedimiento
contencioso-administrativo, que permita solicitar del tribunal esta protección.
16. Cabe agregar que si el recurso objetivo es instituido al estilo francés como
“recurso de anulación.” sólo sirve para atacar Actos administrativos (en sen-
tido lato: Particulares o generales), y es inaplicable en consecuencia mientras
la administración no haya dictada un acto antijurídico. Por lo mismo que se lo
instituye como recurso de anulación, sólo se aplica para anular actos, y de esa
forma deja sin protección a los derechos reflejos que puedan ser afectados por la
mera inactividad de la administración, o por hechos administrativos.
17. Expondremos a continuación las reglas que resultan de lo hasta aquí ex-
puesto en materia de derechos subjetivos y derechos reflejos; lo haremos primero
en forma esquemática a fin de permitir una visión de conjunto, y luego en forma
desarrollada, con ejemplos.
En el esquema usaremos los términos “prestación positiva” para indicar que se
trata de exigir al juez que obligue a la administración a hacer o dar algo; “pres-
tación negativa” cuando lo que se pide es la anulación del acto o la cesación del
hecho; “individualidad” cuando el orden jurídico ha previsto que sea un individuo
determinado el que detente la situación jurídica en carácter de exclusividad;
“concurrencia” cuando hay más de un individuo reunidos en la misma pretensión.
Respecto a la “concurrencia” aclaramos desde ya que su identificación varía
según el tipo de prestación frente al cual la haya; tratándose de una prestación
negativa, la concurrencia consiste en que la anulación del acto beneficiará por
igual a todos los afectados, y no exclusivamente al que lo pidió; tratándose de una
prestación positiva, hay que distinguir si se trata de una prestación uti univer-
sitis o uti singulii. En el primer caso (una plaza, un camino, etc., que servirán
52
“Material,” según la jurisprudencia francesa.
53
Berthélemy, H., Traité Elémentaire de Droit Administratif, París, 1923, 10ª ed., p. 993.
técnica jurídica del derecho administrativo IADA-VI-25
ner la prestación (por haber menos prestaciones que individuos), no hay exclusión
para ninguno, sino concurrencia, nadie tiene derechos subjetivos.
examen, cada individuo que reúna esas tres condiciones tiene un derecho subjetivo
positivo a obtener su permiso (caso 1°); si la ley dispone además que ese permiso
sólo le podrá ser retirado por sufrir una tal condena, por conducir en estado de
embriaguez, o por no pagar el derecho o patente respectivo, cada individuo que
no se encuentra en ninguna de esas tres circunstancias, tiene derecho subjetivo
negativo a que no le retiren el permiso. (Caso 3°.)
ninguna violación formal de la ley58 pero que constituye una decisión caprichosa
o desviada, el particular afectado tiene un derecho reflejo a solicitar la anulación
del acto. Aunque la pretensión sea detentada en carácter de exclusividad por un
individuo determinado, no hay derecho subjetivo sino derecho reflejo.59
Ejemplo: Si la administración, en uso de facultades discrecionales y sin afectar
el principio constitucional de la inviolabilidad de la propiedad, aplica al conce-
sionario una multa moderada, pero viciada de desviación de poder (pues se la
impone por venganza personal, o para zaherirlo, etc.); si revoca una concesión
precaria (que como tal podía ser revocada en cualquier momento), pero con des-
viación de poder; si un Concejo Deliberante dicta una ordenanza diciendo: “Todos
los sanatorios deben estar a tantos kilómetros de la Ciudad,” y se prueba que en
la ciudad sólo hay un sanatorio, y que pertenece a un adversario político; los dos
casos de capricho citados. En todas estas situaciones hay límites relativos a la
actividad administrativa, una prestación negativa que se exige, e individualidad:
Corresponde el derecho reflejo.
V. Conclusión
23. En resumen, los caracteres externos que tipifican al derecho subjetivo son dos:
a) La existencia de una norma jurídica que regule o limite concretamente
cuál es la actividad debida. (Supra, pp. IADA-VI-5 y ss., IADA-VI-16 y ss.,
IADA-VI-30.)
b) La individualidad con que esa norma atribuya la protección jurídica a una
persona determinada.
24. Por su parte, el derecho reflejo o interés legítimo no presenta una tipificación
externa única, sino que existe en dos formas: Una común, que la denominamos así
por ser le que más usualmente se presenta en la práctica, y una forma especial, a
la que así llamaremos por la menor frecuencia con que cabe aplicarla.
La forma común de interés legítimo se tipifica con dos caracteres:
a) La existencia de una norma jurídica que regule o limite concretamente cuál
es la actividad debida (en esto al igual que el derecho subjetivo);
b) la concurrencia de varios individuos en la exigencia de esa conducta (supra,
p. IADA-VI-24), o sea, la ausencia de individualidad en la relación. (Y aquí está
la diferencia entre este tipo de interés legítimo y el derecho subjetivo.)
25. La forma especial de interés legítimo se tipifica también con dos caracteres.
a) La ausencia de una regulación o limitación normativa concreta, y la
existencia en cambio de un límite relativo, elástico (arbitrariedad, capricho,
desviación de poder); en esto se diferencia este tipo de interés legítimo con el
otro, y también con el derecho subjetivo.
b) Individualidad o concurrencia. (Puede indistintamente presentarse uno u
otro elemento.)
26. En la forma común de interés legítimo, la diferencia entre el mismo y el
derecho subjetivo está en la concurrencia, que aparece en el primero y falta en
el segundo; en ambos hay regulación o limitación concreta.
En la forma especial de interés legítimo, la diferencia entre el mismo y el
derecho subjetivo está en la ausencia de regulación o limitación concreta que
aparece en el primero, frente a la existencia de regulación o limitación concreta
que caracteriza al segundo; en ambos puede haber individualidad.
técnica jurídica del derecho administrativo IADA-VI-35
Regulación o limitación
sí sí —
concreta
Falta de regulación
— — sí
concreta
Individualidad sí — sí
Concurrencia (más inte-
— sí sí
rés personal y directo)