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STUART J. FIEDEL PREHISTORIA DE AMERICA CRITICA GRIALBO MONDADORT BARCELONA Fiouna 79. (a) Olla de Plains Village, fase de Nebraska; (b) olla det Mississippi, tase de Langston (noreste de Alabam). cada porn intodci de na nueva fom de i eats caraceindas por cere ae somal tte somo en Ins cane empranas des Ame To cargo, sto aumento taris yu noe e- aan at ees bate lian can tics de cute Cone daa a hace sons Mas aba ete 14071680, Lov Se State ave dap cslcoacto mamaria ai cl sac er ee oh pero el contacto Mandan Hidatsa oe etapa urls dts Minos meio Lan pte Be rt genet tls edones su 2 habianguedada co ss nnars cones (Wee 1983). tla iss eas Llu on do, Sus an cma dl Donte, onda on ocd sees ta ne (eaumes) ye engue de snbols Sn fail re He Memo de far pectin Sin cbr, a meno oS em ra nla hstdsce dels Linares haya dentin como a ee ee arene, Crtamnte coro a srqusioga ba demo. eee cease Unt aban sid czas conceit or nomads ad teas “os nosapedron como monte eaball, tai tbat einvujron sn Americ, sin mls els ernest Sela tama Lov sles on ns comin a agi os can tea cmc fon ns pcs ou tne ambi ot es ena del oute andi cabal dei de ae sae ams sgh pore general suplemenaban 6 85- aerial el cata conta cada ver ms conn cra, Sea en Gearon de sonra per completa 9 abandonaron ss seas Fa a cna de esau dot y kw chajenen, Pot oo ce ee ret pahaesyabiibom ean dvcndonc de aad {LAS SOCIEDADES COMPLEIAS 293 res de bisonte. La agricultura habia sido una ocupacén femenina durante mucho tiempo y euando disminuye el interés por ella, el rol econdmico fe- menino se devalué y su estatus social disminuy6 en consecuencia. Por ejem- ‘plo, se cree que los arikara cambiaron de una residencia matrilocal a una pa- ‘tilocal durante el siglo xvi. James Deetz (1965) interprets el aumento casual de atributos asociados a la cerdmica arikara entre 1700 y 1780 como un reflejo de la ruptura de las familias matrlocales extensas. Deetz sugiere ‘que en las aldeas tempranas, las mujeres de cada familia matrlocal grande posefan sus propias microtradiciones en la fabricaciGn de la cerdimica. Estas ‘ideas y técnicas podian haber pasado de abuelas a nietas Sin embargo, cuan- do as familias matrilocales se rompen a mediados del siglo xvi y las mu- jetes se dispersan y entran en contacto con otras con las que no estaban re- lacionadas, se produce una mezcla mas casual de las ideas. Este proceso, dice Deets, estd reflejado en la asociacién més casual de les atributos en Ia cer’- mica de los arikara tardios. LAS CIVILIZACIONES MESOAMERICANAS: LOS OLMECAS ‘Como hemos visto, la formacién de aldeas permarentes en Mesoaméri- ca tard6 varios miles de adios desde el comienzo de la agricultura. Pudo ha- ber pasado mucho tiempo hasta que las mazorcas de matz se volvieran lo bastante grandes como para que un campo cultivado produjera més comida que un area comparable de plantas slvestres; esto debid de hacerlo desea- ble para los pueblos que construycron cdificaciones permanentes junto al campo de cultivo. Otro factor que facili este cambio hacia un modo de vida sedentario fue el desarrollo de las técnicas de almacenamiento. Las pri- ‘meras aldeas surgieron alrededor del 2500 a.C., pero la rpida dispersion de Jas aldeas agricolas a través de Mesoamérica al pareser ocurrié mas tarde del 1500 a.C. El modo de vida de las aldeas «formativas» ha sido estudiado con més intensidad en el valle de Oaxaca, por Kent Flannery (1976) y sus colaboradores. Las aldeas formativas de Oaxaca consistfan por lo general en 8 a 12 casas, ocupadas por mas de 50 a 60 personas. Las casas estaban fabricadas con calla y barro; eran rectangulares, con un rea de mas me- nos de 25 m?. En el centro de la aldea habia una plaza, que habria servido como lugar para las danzas rituales piblicas. ‘Alrededor del 1200 a.C., un nuevo nivel de complejidad cultural fue 1o- grado por parte de los habitantes de las tierras bajas, de los bosques ealien- tes y hnimedos, de Ia costa del Golfo, cerca de la madema Veracruz. Los arquedlogos denominan olmecas a los fundadores de esta temprana civliza- ccién mesoamericana. Este nombre, que significa «gente del caucho», fue tusado por los aztecas para designar a los habitantes mucho més tardios de esta regidn, donde crecian arboles de caucho. Nosotros no sabemos cémo se autodenominaban los olmecas, ni estamos atin seguros de qué lenguaje ha- blaban, Algunos estudiosos creen que su lengua pertenecia a Ia familia 298 PREHISTORIA DE AMERICA maya, pero otros sugieren que hablaban una lengua de la familia mixe- ‘oque. Estos lenguajes, que estan relacionados con el maya, se hablan atin fen reas prOximas al terrtorio olmeca ‘Varios rasgos de la sociedad olmeca la diferencian de las mesoamerica- nas tempranas y contemporsineas. Los sitios olmecas mds grandes —San Lo- Tenzo, La Vena y Tres Zapotes— contienen grandes estructuas ceremonia- Jes para cuya construccién se necesita cientos de individvos. También fue requerido un considerable gasto de tempo y trabajo para ttansportar, des- ‘de sus lugares orginarios 495 o 130 km de distancia, los enormes bloques de basalto con que los artesanos cimecas esculpfan sus eabezas de 28 m de alto. Estas amenazadoras cabeza, que eran posiblemente retratos de los je- fes, evan a la conclusion, desde el punto de vista de Ia arquitectura a esca- i Ficuta 81, Una cabeza gigante de piedra, de San Lorenzo (alt 28m). Ja monumental, de que la autoridad polticamente centralizada era maneja- dda por una elite. Ademas de las cabezas gigantes y ctras piezas monumen- tales como estelas y altares, la destreza de los talladores de piedra olmecas se muestra también en pequetias piezas como hachas de jade y figurillas. Los ‘motivos que aparecen repetidamente en el arte olmeca dejan entrever una ‘ideologia compleja, cuyos elementos parece que fueron adoptados por las ci- vilizaciones mesoamericanas mas tardias. ‘Mucho trabajo queda por hacer antes de que podamos entender bion por qué esta civilizaciGn pudo surgir tan temprano en un medio ambiente aparentemente inhéspito. Se conoce muy poco de Ia fase agricola de la al- dea local que se cree habria precedido a la civilizacién olmeca, De hecho, algunas investigaciones han sugerido que los olmecas ancestrales legaron a la costa del Golfo con su cultura ya completamente desarrollada, después de luna migracién desde Guerrero u Oaxaca. Sin embaigo, la mayor parte de los arquedlogos piensa que factores indigenas podrian haber causado la ‘ransformacion de las tribus agricolas en una civilizadin. El factor mas evi- dente es Ia alta productividad agricola, Los olmecas se asentaron cerca de Jos rios de aluvién, y tras la erecida encontraban tierra fértl a lo largo de sus orillas. Usando métodos simples de roza y quema los agricultores olme- ‘cas podrian haber cultivado 1.450 kg de maiz en cada acre de tierras aluvia- 296 PREHISTORIA DE AMERICA Jes —easi el doble de lo que podian obtener mediante el cultvo en tas lade- ras Incluso en las zonas alejadas de las orillas de los rios, la tierra rica en fimo de la regién olmeca retenfa mejor su fertlidad que las tierras tropica- Jes més fécilmente Hixiviadas. Entonces aun con un sistema agricola simple, ‘no intensivo, los olmecas podian obtensr suficiente comida para alimentar a su creciente poblacion y a una elite de soberanos, sacerdotes y artesanos (Coe, 1968a). ‘San Lorenzo, ocupade desde 1200 a 900 a.C., parece haber sido el ven- ‘ro més importante de la civilizacién olmeca en sus fases mas tempranas (Coe, 19685, 1981). Existian otros dos sitios cercanos —Tenochtitlén (n0 confudir con la capital azteca) y Potrero Nuevo. San Lorenzo estaba situa- {do en la parte alta de la meseta, que esté a 45 m sobre el area circundante; la meseta tenia mAs 0 menos 1,2 km ée largo de norte a sur. La parte més alta de 7,5 m puede haber sido una plataforma de arcilla, barro y roca cons- {ruida artificialmente, Sobre la meseta haban 60 piedras monumentales, in- cluyendo cabezas talladas. Su superficie estaba salpicada por més de 20 la fmunas artifciales, de las que el agua era drenada mediante un sistema de ccanales de basalto alineados y enterrados. Se desconoce la finalidad de este tlaborado sistema de drenaje; ha sido explicado de muchas maneras, como ‘almacenamiento para facilitar ¢l acceso al agua, una red de canales © una ‘suerte de granja acustiea para criar cocodrilos sagrados. La gran mayoria de Jos varios cientos de monticulos situados en la parte alta de In meseta ser- vian quizé como bases para las edificasiones, La poblacién residente de San Lorenzo esté estimada en mas o menos 1,000 personas, otras 1,000 podian haber vivido en Tenochtitlan, y 250 en Potrero Nuevo. Lo poco que se co- rnoee de Ia economia de subsistencia sagiere que el matz fue el cultivo base, mientras que los perros domesticados, peces,tortugas, ciervos y otros anima- les de eaza proporcionaban las proteinas necesarias ‘La cerémica més temprana encostrada en San Lorenzo data de 1300 ‘a.C. No se parece miicho a las cerémicas asociadas a las construcciones ol- ‘mecas. Esta discontinuidad de la cerémica, asf como la ausencia en el sit de antecedentes totalmente formados de estilo olmeca, sugiere que la civili- zacidn olmeca no evolucion6 en el sitio de San Lorenzo. ‘Una pista posible sobre los origenes olmecas la proporciona el monticu- lo de arcilla de forma extrafia que se encuentra en La Venta, situada a 85 ‘km al norte de San Lorenzo, Este monticulo, a estructura mis grande det sitio, tenfa aproximadamente 33,5 m de alto y 128 m de base. Fue hecho en forma de un cono truncado, Se ha pensado que este monticulo imitaba los ‘cones voleénicos que se encuentran en las montafias de Tuxtla, 100 km al foeste de La Venta (Heizer, 1968). Sies asf, esta regién montatiosa seria el lugar original de los olmecas, a la cual permanecian simbdlicamente vincu- Jados mediante la recreacién del paissje en su nuevo hogar en las tierras ba- jas. Sin embargo, Ia sugerencia de quo los monticulos fueran réplicas artifi- éiales de las montafas se toma por lo general con escepticismo. 'El monticulo truncado era Ia estuctura dominante dentro de un com- Fiouna 82, Hacha de jade olmeca (altura 31 em). plejo de monteuos,pataformas, piimidesy plazas ue se extendian en un Sea mayor de 3 kn Este centro ceremonial fue corstruido sobre una ia nun pantano, crea del nfo Tonaia, Todas las extrucurss grandes estan dlineada sobre un ee de & grado al oesteo al nore, probablementealina- das con alguna estrella o constelacién. Alparecer La Vent leg aso el mayor cenco de Ia regiénolmeca al rededor del 900 a. usurpando of rol dominante que habia desempetiado fntes San Lorenzo, cl eal fue abandonado aproximadamente en eta &po- {2 La mayor parte de lan pledes soctrmeatles de San Lorenzo han 00 iStcncioalmente autladas la que sugere un devrocanicnio vocnto de la tite lol, ya sea por tna rebcliga campésiaa o una invasion guerra de tna jefatra rival. Algor de los monuentos ms stos habian sido cua. osamente enterraos, como si ss destustoesfemieran que aa pudieran Tetoner ss antguo poder ssgrado. De hecho, ers tratamiento esidadona Se lon monumentos genera dudas sobre las hipdtesn de congusta 0 reli. Giuzd etemoe frente aun tual de detrucan evado a cabo cand ol. Derano mora, oun clo calenddrio se completaba, cuando el sito sar do se abandonaba. La importancia de los niuales cola clr ceca etd nee rs alg a Vena Ei arr me trea se soloearonblogues de serpentina en el fondo del poro y despucs fue reenado, Tambien se encontraron tres calzadas de mossios ent La Ven™ tay cada ciao, unen 48S Blues Ge sespetina we scomodaron un 20- Ungulo de 45 por 6m, que al parecer representaba tna mascara etlizada te Jaguar, Po despues de construc, ls calacas fueron intencional 298 [PREHISTORIA DE AMERICA Fioura 83. La Venta; monticulo clevado y estructura asociadas. (De Coe, 19688.) ‘mente cubiertas con capas de arcilla y adobe. Quiz4 el enterramiento de los ‘monumentos de piedra tuvo un significado religioso semejante. ‘Cualquiera que fuese la causa del abandono de San Lorenzo, La Venta Jo reemplazé como el principal centro olmeca después del 900 a.C., y a st ver ésta fue abandonada alrededor del 600-500 a.C. Al igual, que San Lo- renzo, el declive de la Venta como centro fue seiialado mediante Ia muti idn de los monumentos de piedra. Tres Zapotes alcanz6 entonces su culmi hhacidn; cuando se abandond, alrededor del 1 d.C,, los olmecas habian ‘quedado eclipsados por la civlizacién que surgia en las serranias, cuyo de- sarrollo habja sido estimulado por la influencia olmeca. ‘La ideologia olmeca debe reconstruirse principalmente a partir de su arte, Se ha pensado durante mucho tiempo que el jaguar fue 1a inspiracién {del nifio con boca trapezoidal y colmillos, una eriatura grufiona que esté re- ‘resentada con frecuencia en las figurilas y las hachas ceremoniales de jade. ‘Unas pocas estatuas, que parecen describir la copulaciéa de un jaguar con un ser humano, inspiraron la idea de que los nifos con colmillos eran ‘chombres-jaguar», los hijos de estas uniones miticas (Davis, 1978). Otra in- terpretacién que se da a los rasgos del jaguar es que las figurillas muestran ‘tapas de la transformacion de los chamanes en jaguares (Furst, 1968). Sin tembargo, los colmillos y otras earacteristicas de los Jaguares han sido recien- femente reinterpretados como representaciones esiilizadas de rasgos de eai- ‘manes y cocodrilos (Stocker ef a, 1980). Michael Coe (1968a), una de las ‘mas importantes autoridades en los clmecas, ha identificado tentativamen- fe, en tna estatua olmeca descubierta en 1965, representaciones de cinco dioses que fueron reverenciados por los mesoamericanos mas tarde. Estos incluyen a Xipe, el Seftor de la Primavera; la Serpiente de Fuego (con atr- ‘tos de cocodrilo), que levaba el sola través del ciclo; Quetzalcoatl, la Ser- piente Emplumada, dios de la sabidurfa y la vida; Tlaloc, dios de la luvia (representado por el hombre-jaguar),y el dios de la muerte. ‘Otros elementos religiosos mesoamericanos tardios parecen estar preti ‘gurados en la iconografia olmeca. Las grandes cabezas de piedra parecen lle- iam LAS SOCIEDADES COMPLEIAS 299 ‘var cascos, lo que puede indicar qué los jofes olmecas tomaban parte en el juego sagrado de pelota. Aun si esta interpretacién de los tocados que pare- ‘cen eascos es incorrecta, las figurillas de barro de jugadores de pelota de San Lorenzo muestran que ios olmecas conocian (y probablemente inventaron) cl juego de pelota mesoamericano, que atin se practicaba a la llegada de los espafioles. Varias de las esculturas olmecas muestraa hombres, probable- mente sacerdotes, que evan nifios o enanos en sus brazos. Estas escenas ‘pueden interpretarse como representaciones de ceremonias que precedian a los sacrificios humanos, El sacrifcio de un adulto prisionero de guerra puc- de estar plasmado en un relieve de piedra encontrado mas hacia el oeste, le jos del corazon olmeca, en Chaleatzingo, en el centro del estado michoaca- ‘no de Morelos (Grove, 1968). Tres hombres enmascarados, probablemente sacerdotes, con largas mazas, estén de pie ante una figura barbada, sentada con los genitales descubiertos y las mufecas atadas como un cautivo de gue- ‘ra humillado (Coe, 1968a). La aparicién de huesos humanos quemados y dispersos en los basurales de San Lorenzo puede verse como evidencia de canibalismo, que sera el resultado de los sacrificios humanos, al igual que sucedi entre los aztecas mucho mas tarde. Entre Jos hallazgos mas sobresalientes de La Venta estén varios espejos ‘céacavos, hechos de mineral de hiesro muy pulido, Se ha indicado que estos ‘espejos pudieron haber sido usados para reflejar imégenes sobre superficies ‘blancas o para producir fuego mediante a reflexiGn de los ayos solares (Coe, 1968). Obviamente, la posesién de tales inventos debi de huber conferido poderes misticos y de prestigio; de hecho, los soberanos olmecas estin repre sentados en las esculturas llevando estos espejos sobre el pecho. Un pequeno espejo eéncavo fue también descubierto, en un terrapién piramidal, en el si- tio temprano de San Lorenzo, Sin embargo, la mayor parte de los espejos ha- llados en San Lorenzo no eran eéncavos sino planos. Estaban hechos de mag- netita, y parecen haber sido importados de Oaxaca, dende se ha encontrado fevidencia de su manufactura (Flannery, 1976) Por el centratio, los espejos de La Venta estn evidentemente hechos en el mismo sitio con material de ori- sen local. En las civilizaciones tardias mesoamericanas, bajo los aztecas, los espejos tenfan un alto precio como objetos con connotaciones sagradas. Los petroglifos de Chaleatzingo no son el inico ejemplo de la presencia ‘olmeca ola influencia del area nuclear sobre la costa cel Golfo. Pinturas be cchas en estilo olmeea han sido encontradas en la cueva de Juxtlahuaca en Guerrero, a mis de 320 km al suroeste de San Lorenzo. Figurillas de cori- ‘mica cuyas bocas y ojos son de estilo olmeca han sido halladas en Las Bo- as, Morelos, y en Tiatilco, en el valle de México, Es de resaltar que en el ‘timo sitio se excavaron también muchas figuritas de un claro estilo local rno olmeea, Otros ejemplos de arte parecido al olmeca estén diseminados a lo largo de la costa pacifica de Chiapas y de América Central, y Hegan in- esta identificado por un glifo de talla distinta, parecido a los de las figuras de prisioneros més tempranas de San José Mogote. Otras lajas en la plataforma llevan glifos tallados y numerosas barras y puntos, que mcs. tran que el sistema del «calendario circular» de 52 aftos, conocido por las c= Vilizaciones mesoamericanas, ya habia comenzado a ser usado por los zapo- tecas de Monte Albin, Este calendario implica intercalar los 260 dias del Almanaque Anual con los 365 dias del afo solar. Un dia en el Almana- que Anual podia encontrar su equivalercia en el afio solar una vez eada S2 ‘aos. BI refinamiento del Calendario Largo, que pudo haber sido advertido {LAS SOCIEDADES COMPLEIAS 303 por los olmecas, fue mas tarde ertpleado s6lo por los mayas. En este siste- ‘ma, la longitud del tiempo transcurrido desde la fecha arbitraria de 3113 a.C. fue calculada en términos de periodos de longitud variable: 144.000 dias, 7.200 dias, 360 as, 20 dias y 1 da. Asf, una barra y un punto del Calendario Largo grabado en la Estela C en el sitio olmeca tardio de ‘Tres Zapotes, es 7.16.6.16.18, lo que corresponde al aio 31 a.C. en nuestro propio sistema ca- lendarico (Coe, 1962) En el transcurso de varios siglos, Monte Albin crecié hasta ser un enor- ‘me centro ceremonial y residencia dela lite. Las laderas de las partes altas estaban cubiertas por mas de 2.000 terrazas, Ya en el periodo I, Monte Al- bin se colocaba en la cima de tuna jerarquizacién de sitios de cuatro tama- fos diferentes, lo que sugiere que existia ali un sistema administrativo a nivel esttal. Durante el period 1 200 a.C-300 dC.) se construyeron los primeros palacios.con canchas pars el juego de pelotay templos con dos ha- bitaciones, que implican Ia existencia de un sacerdocio organizado. Una edi- ficacién en forma puntiaguda fue eolocado en la pléza mayor, con lnjas ta- ladas incorporadas dentro de sus paredes; los grabados eonmemoraban la conquista de los centros rivales, Algunos de estos han sido identifcados como lugares alejados del valle de Oaxaca, lo que sugiere que los zapotecas estaban construyendo un imperio en esta época. Sin embargo, su expansidn imperial se detuvo después del 300 d.C., cuando estaban enfrentados com- pitiendo con Teotihuacda, la ciudad-estado mexicana. La poblacién de Mon te Allin puede haber sido de 25-30.000 personas en su apogeo durante el ppetiodo III (300-750 d.C.). Fue ef nticleo de un complejo de edificaciones pliblicas, terrazas y residencias que cubsian més de 40 km?. Es de resaltar ‘que no se ha identificado el mercado, lo que indica que la organizacién eco- némica del estado de Monte Albin se diferenciaba de su contemporénea ‘Teotihuacéin. Fl perfodo TV (750-1000 d.C:) fue un tiempo de ereciente de- clive de pobiacién, cuando se abandoné la plaza mayor en la parte alta. Este dective parece haber estado directamente relacionado con el colapso de Teo tihuacén, con el cual Monte Albin habria desarrolado una relacion espe- cialmente diplomética, Sin embargo, cuando el pocer zapoteca decliné en Oaxaca, comenzé la expansién mixteca (Blanton, 1978; Blanton y Kowa- lewski, 1981; Flannery y Marcus, 1983; Blanton, Kowalewski, Feinman y Ap- pel, 1981), Monte Albén se establecis en una seccién del valle de Oaxaca que habia estado previamente poco poblada por su limitado potencial agricola, Ni ‘quicra habia una fuente de agua en el sitio. Estos hachos han levado a Ric ‘chard Blanton (1978, 1980) a proponer que Monte Albén fue fundado como tun sitio neutral, como la capital de una liga de ciudedes semiautGnomas, La ubicacién de la capital en Ia uniGn de fos tres xbrazos» del valle lo hace el lu- gar més conveniente para coordinar la politica administrativa y el intercam- bio econémico através del territorio de la liga. Las tres areas de asentamicn- to separadas que han sido identficadas en la temprana fase constructiva (IA, '500-400 a.C:) quiad corresponden a las tres entidaces politicas aliadas que 30 PREHISTORIA DE AMERICA ‘ocupaban cada brazo del valle. Blanton destaca la existencia de ligas semejan- tes en el México prehistdrico tardio y traza una analogfa con la fundaci6n de ‘Washington D.C., un sitio neutral entre Ios estados del Norte y del Sur, Una cexplicacién distinta de Ia emergencia de Monte Albén ha sido ofrecida por ‘Robert Santley (1980), el cual afirma que, si se irigaba, la tierra situada den- ‘tro de la distancia que se aleanza a pie desde el sitio podia haber sido altamen- te productiva. El sugiere que cuando la poblacién formativa del valle de Oa- xaca aument6, la presiéa sobre la tierra agricola debi6 de haber provocado ‘conflictos més frecuentes. La gente debié de agruparse en grandes comunida- ‘des para protegerse y la localizacién de Monte Alban en la parte alta lo con- virts en un lugar particularmente bueno para propésitos defensivos. Por til- timo, su centralizacién y sus abundantes recursos levé a Monte Albén a sonia el esto del valle Ls sdanzante oe evidence apuntan uh nivel significativo de conflictos militares en Oaxaca durante el periodo I de ‘Monte Albén. Blanton también toms neta de esta evidencia, pero sugirié que los conflictos no estaban entre centros sivales dentro del vale, sino que eran ‘campatias defensivas de la liga con base en el valle contra merodeadores de Jas montaas vecinas. Los argumentos de Santley de que la presién de la po- Dlacién origins la estratificaciGn y los conflictos internos, quedaron de alguna ‘manera debilitados por los célculos de Stephen Kowalenski (1980), basados ‘en la estimacién de la produccién potencial del maiz de las tiecras agricolas- ‘de Oaxaca, que indican que durante Monte Alba Ta poblacién del valle fue ‘6 el 8 por 100 de Ia que hubiera podio sustentar. LA CunNca DE México La Cuenca de México, a 24 km de altura y con 7.800 km? de extensién, ‘esté rodeada por colinas, en Ia época de Ia preconquista este lugar estuvo ‘cubierto durante mucho tiempo por un gran lago poco profundo. Las luvias irregulares y Ia escarcha invernal impidieron a los tempranos agricultores, ‘ocupar la cuenca, sin embargo, hallazgos recientes en Zobapilco sugieren due las aldeas del Arcaico pueden haberse establecido a orillas del lago. Los primeros asentamientos agricolas surgieron aproximadamente entre el 1500- 41300 a.C. en la parte sur de la Cuenca, donde la agricultura de secano pudo ser practicada mas facilmente, Una de las primeras aldeas, Coapexco, cierra ‘el paso que Hleva hacia el sur a través de las montafias de Morelos; Ia simi- litud de la cerdmica de los aldeanos con la del Formativo de la regién de “Morelos sugiere que pudieron ser coloaos de esta regién. Las prospecciones arqueoldgicas han localizado nueve sitios de la fase inicial; cuatro de ellos son aldeas con varios cientos de habitantes, el resto, vllorrios ocupados por ‘menos de 100 personas En 1150 a.C. la poblacién era aproximadamente de 5.000 habitantes y ocupaban 14 sitios La aldea mds grande era Tlatlco, que ppudo haber tenido hasta 1.500 habitantes. Por desgracia, el sitio ha sido muy ‘estruido por el saqueo y por el funcionamiento de un horno de ladrillos; no Recsiibestene TAS SOCTEDADES COMPLEIAS 305 FloUnA 86. Figuritas de ‘Tatilo: (a) estilo local (altura 16 em); (b) estilo olmeca (ettuca 10cm). obstante, una famosa coleccién de artefactos fue recuperada del cementerio de la aldea. El muerto estaba acompatiado de cerdmica, omamentos de con- cha, instrumentos de obsidiana y de hueso, objetos de jade y serpentina, y figurillas de arcila. Algunos de los muertos, incluyendo los nifios, estaban ‘mas ricamente provistos que otros, posiblemente indicando alguna forma de Jerarquizacién, Particularmente interesantes son varias tumbas colectivas, en las que las mujeres parecen ser las figuras centrales, ompaziadas por hom bres y nifios que parccen haber sido sacrificados cuando las mujeres murie- ron, Esto puede ser una prueba del alto estatus de las mujeres, asf como del gran predominio de representaciones femeninas entre las numorosas figuri- lias de cerémica de este periodo. Es notable que, ademas de la cerdmica y las figurillas que parecen tipos Morelos locales, se encontraron también en las tumbas Tlatilco vasijas incisas y figurillas de caras de bebé de estilo ol- meca. La presencia de estas piezas ha sido explicada de varias maneras, como indicaciones de colonizatién o dominacién politica olmeca, 0 como re- cuerdos de peregrinaciones de los olmecas al rea nuclear (Tolstoy, 1979; Grenne-Ravits y Coleman, 1976), ‘La poblacién de la Cuenca sur aument6 répidamente entre 1150 y 650 A.C. y se estima que llegé a ser de 25.000 personas a fines de este perfodo, La densidad de la poblacisa aument6 también, por lo que el area previa. 206 PREHISTORIA DB AMBRICA mente establecida se lend de sitios muy aglutinados. De los 75 sitios cono- Cidos de esta fase, 8 eran grandes aldeas algunas de las cuales tenfan ads de ‘1000 habitantes. La marcada diferenci en el tamafo de las comunidades y 1a variedad en la riqueza de los enterramientos, sugieren que los finajes de alto rango pudieron haber ocupado las aldeas més grandes, y los linajes de rango menor, las aldeas satéites més pequetias y los villorios. Hay evi- dencias recientes de un sistema de canalizacién simple, fechado entre 900- 750 a.C, que reorienta el desagie de un efimero arroyo, el cual crece duran- te las Muvias hacia un barranco en el lado oeste de la Cuenca (Nichols, 1982) estas Ia evidencia mas temprana de irigacién en la Cuenca. En vista de Jn poca densidad de poblacién que entonces exista en el Area servida por los canales, estos no parece que fueran un intento para disminuic la presion sobre la tierra con nucvos cultvos, sino una manera de asegurar que Tos cul- tives no se perdieran por la tard Hegada de las lavas primaverales 0 las tempranas escarchas otofiales La poblacign de la Cucnea continus su répido crecimiento durante la fase siguiente, el Primer Intermedio 2 (650300 dC), legando a ser de 75.000 personas. La comunidad de este Feriodo abarea tes, quiza cuatro, ni veles jerirguicos,segin el tamafo; el stio mas grande fue Cueto, Aun- fue las excavacioncs han sido muy dificil debido a una capa de lava que Cubrié Cuieuileo durante una erupcida voleénica alrededor del 300 dC, ha Sido al menos posible determinar la extension aproximada de! sitio y ls su- cesivas etapas desu existencia. Se calcula que entre 5.000 y 10.000 personas Vivian en Cuicuilco durante el Primer Intermedio 2. Otros cinco sitios en la Cuenca tuvieron entre 1,000 y 3500 habitantes cada uno; estos sitios mues- tran trazas de la arquitectura civil regional més temprana: templos con pla- taformas de més de 5 m de alto. Los restos de fauna indican que, alo largo de la prehistoria, més del 90 por 100 de Ia carne en la dicta de los residen- tes de la Cuenca venfa de Ia caza del venado. Esto tiene alarmantes conse- ‘ueneias de acuerdo con el eflelo dele poblacisn evaluada de venades a carne de este animal probablements proporcioné por lo menos el 1 por 100 4e la diota, aun en un perfodo tan temprano como éste (Sanders, Parsons y Santley, 1979) El tamatio de Cuicuilo 9 la jerarguizaci6n del tamaro de los sitios sugieren que una jefatura muy prisperay compleja habia surgido en el sur de la Cuenca durante el Primer Intermedio, fase 2. Las excavaciones en la gran aldea de Loma Torremote dun alguna evidencia de los patrones residenciales y de la organizacion social darante este periodo. Esta comuni- {ad se estima que tvo de 400 a 475 recnios, consisente cada uno en casas 4e cafia y bart alineadas a lo largo de sus patios y jardines adjuntos: De ‘tes a ses recintos que compartin paredes comunes, tienden a estar agri pados. Los grupos de 15 a 4b personas que vivian en estos recntos pueden haber constituido un linje 0 parte de eno, y los linajes pueden haber est do jerarquizados de acuerdo con su distancia relativa de la linea de descen- dencia de jefe. En un tipico agrupamiento excavado, s6lo un recinto ineor- poraba un altar con figuras eincensaros de eerémica, numerosos silos de ‘ i | LAS soctEpADES CoMPLEIAS 307 ‘almacenamiento y una concentratin de articulos exsticas, inciuyendo ni- leos de obsidiana. Este recinto especial pudo haber sido ia residencia del linaje principal (Sanders, Parsons y Santiey, 1979), Sia embargo, no hay bas- tante diferencia en la riqueza funeraria o en el tamaflo de las casas o en su elaboracién para sugerir que esta distincién de rango realmente supetior cxista en el nivel local. S6lo podemos hacer conjeturas sobre el poder y el Prestigio que pudieron tener las elites residentes en Cuicuileo, Durante el Primer Intermedio 3, 300-100 a.C., ls poblacién de la Cuen- ‘ca se duplicé, aumentando a 145.000 habitantes. Existfan unos 4 niveles en cl rango de Ios sitios, incluyendo 2 centros regionales muy grandes —Cui- cuileo en el sur y Teotihuacén en el norte. Cuicuilco entonces eubria mas de 400 heetareas com al menos 20.000 personas, El sitio estaba dominado por ‘un tempio sobre una plataforma circular maciza, de 118 m de didmetro y 23, de alto, Teotihuacsn aparecié en la Cuenca norte, er un érea especialmente ‘poco poblada donde no habian existido antes grandes comunidades, El des- ‘cubrimiento en 1971 de una cueva, escondida bajo la Pirémide del Sol (Hey- den, 1975), sugiere que, cualesquiera que fueran las ventajas prdcticas de Ia ubicacin de Teotihuacéi, el sitio fue siempre imporante como un lugar sa- ‘grado donde pod{a darse la comunicacién con las deidades del mundo sub- ‘erréneo. Este nuevo centro pronto cubrié de 6 a 8 km?, con una poblacién {de aproximadamente 20.000 a 40.000 habitantes, Teotihuacéin estaba situado préximo a un grupo de entre 80 a 100 manantiales sobre la suave ladera baja del piedemonte, en la parte alta cerea de una lanura aluvial. Aunque la evidencia directa no exista, es probable que el répido crecimiento de Teo- tihuacdn fuera posible por el aprovechamiento del agua de los manantiales para la irrigacion de Ios suelos aluviales y por el drenaje de més de 1.000 ha de tierra pantanosa cerca de los manantiales para etear fértiles chinampas. ‘Aun con estos métodos, fue probablemente imposibla, slo con la agricultu- ra en los alrededores del sitio, cubrir las necesidades de subsistencia de una _gran poblacién, asf que se impondrian demandas de tibutos sobre las comu- hnidades aledaitas. Cuicuileo, el Gnico centro que pudo haber competido con ‘Teotihuacdn por la hegemonia sobre la Cuenca, desapareci6 alrededor del 150 a.C. debido a una eatistrofe natural —una espesa capa de lava cubrié la ‘mayor parte del poblado y sus tierras agricolas. Cuicuileo estaba atin habi- tado por algunos miles de personas hasta que fue completamente cubierto ppor una segunda capa de lava alrededor del 300 d.C. Después de més de 1.000 afios de crecimiento continuo, la poblaciéa de la Cuenea parece haber disminuido 80.000-110.000 habitantes durante el Primer Intermedio, fase 4, de 100 a.C. a 100 4.C. Al contrario de esta am- plia regicn abandonada, Teotihuacan triplicS su tamafo original, con una ppoblacién de mas de 60.000 personas, ocupando 20 ki. Mis del 90 por 100, de los habitantes pueden haber sido agricultores que dejaban periddicamen- te sus residencias en la ciudad para atender los campos (Sanders, Parsons y Santley, 1979). Esta poblacién debe de haber sido atralda a Teotihuacda des- de las aldeas rurales y los caserios, ya sea voluntaria 0 forzadamente, Esta 308 PREHISTORIA DE AMERICA f! en, ina Flours 87, Teotinuacin, « 400 4: vita en perpetva dete avenida ental (ae dee Mts): a ime de a Ls eon primer ian, So a ra, a Chudadla queda lejos sobre la avenida lsu. En frente a eso, a dare, ‘hay una gran plaza abierta que pudo haber servido de mercado, (De Swan- Sone ai, 1013) simplosién» de Teotihuacin dej6 al testo de la Cuenca poco poblado con 610 unos 15,000 agricultores, los cuales fueron reubicados en la ciudad y puestos a trabajar en los proyectos masives de construccién. Una gran ave- rida central, ahora conocida como la «Calzada de los Muertos», se extendia de este a norte. Sobre el lado este de la avenida se construyé una maciza pi- ‘mide plana, probablemente consagrada al dios Sol. Una vez finalizada, al rededor del 200 d.C., tenia 64 m de altura y 210 m* en su base, y contenia {LAS SOCIEDADES COMPLEIAS 309 aproximadamente un millén de m? de tierra, adobe y mamposterfa de relle- "Ro, que fue cubierto con piedra. Los turstas que vista el sitio hoy dia ven 5 terrazas pero esto es el resultado de una reconstrvecién moderna errénea, realmente s6lo exstian evatro, Como los turistas de hoy, los sacerdotesle= gabon a la parte alta mediante una esalera en el lado oeste, que subi has- {a la cima, Probublemente on la cma habia un emplo de madera y techado con paja, que desapareciS hace tiempo. En el extemo norte de la avenida, Se edited otra pirdmide mayor, se ice que para venerar a la Lana, mis 6 ‘menos la mitad de grande que is del Sol. Ms de 29 complejos con templo Se levantaron a lo lego dela avenida central darane este perfodo. La cons- truccién y el mantenimiento de los complejos con tempos podria implicar ae la cided estaba gobernada por una elite sacerdtal,cuya autoridad ere= Cio ms allé de sus funciones religosas. Si, como hemos visto, la despot €ida del eampo signifi coerciéa, podemor inferc I exstoncin de mutorida- des seculares que controlaban una fuerza militar. Existe muy poea evidencin gue sostenga estas inferenciasrazonables sobre la arganizaion politica de ‘Teotihuacsn. Ademés de Ia gran cantdad de campesinos y la clase presumi- blemente pequefa de la elite, la poblacion tambien inclula un pequeno ni- mero de artesanos especilista a tiempo completa, Se estima que cerea del 2 por 100 de ia poblaeisn se dedicaba sla manvfactora de ls istrumentos de obsiiana, y otras artesanfs pueden haber sumado el restante 4 por 100, “Alrededor del 150-200 dC: un enorme rent, conocido como la Chuda- dela, so construy6 cerca de 1,2 km al sur de Ia Pitamide del Sol. En el cea tro habla un femplo; su fachada de piedra estaba decorada con cabecas es- cultércas de serpieates emplumadas, allernando con caberas cuyos ojos desorbitades podrian simbolizar al dios de Ia lluvis,Taloe. Las serpientes emplumadas son la base para el nombre del edifico «Templo de Quetral- ontln. Se ha sugerido que el recinto mayor en el cual éste esta era la rei- deneia de los soberanos de Teotihuacén. Las excavaciones recientes han re- velado que unas 60 vetimas, Ia mayor parte hombres, fueron sacrficadas para colebrar la coasireci del templo Je Quetzleonl Se enterraron con frecuencia con sis manos atadas la espa, y acemmpafados con ofrendas como conchas trabajadas, ornamentos de jade y punta de proyeetl de ob- sidiana (Sugiyama, 1980), Mis o menos en 200-450 dC, hubo un marcade cambio en las éreas de residencia de la ctdad, cuando las antiguas y fragile casas fueron reempla- dais por recaton permsnentes de pied, Estos complejos residenciales for- ‘maban bloques en un tazado en euadricul, y el mas grande de ellos pudo haber albergado 100 personas. Las variaciones en ia ubicacion, contonidos anefactuales y decoraeion mural de los recintossugieen que em algunos las familias resdentes eran tambiéa miembros de un grupo de parentesco, mientras qc en otros, la familias més privilegiadas estaban rodeadas por ‘esinos menos privilegiados La diferencia del tamaio de los espasios habi- {dos también sugiere que ene un recinto y oto existin diferencias de r- aqera y poder, los grupos mis influyentes parece que vivian cerea dela ave- 10 PREMISTORIA DE ANARICA ‘ida principal. Los recintos formaban conjuntos diferenciados, al parecer ve- cindarios (0 barrios) cuyos residentes tenfan la misma ocupacién, como el ‘trabajo de la obsidiana o la elaboraciGn de la cerémica. Uno de estos ba- ‘ios, en la parte oeste de Ia ciudad, parece haber sido ocupado progresiva- ‘mente en el 400 d.C. por nativos de Oaxaca, cuya cerdmica doméstica y cos- ‘tumbres funerarias muestran sus lazos de continuidad con su lugar de corigen, a 320 km al sureste. Las semejanzas estilisticas en el arte de Teoti- hhuacén y Monte Albén sugieren que un sistema de relaciones especialmen- te cerrado, quiz una alianza politica, uni6 estos centros después del 400 d.C. (Millon, 1967, 1973, 1981). ‘A estas alturas, 450-650 d.C., Teotibuacén tenfa una poblacién residente dde mas o menos 125.000 habitantes, quizé hasta 200.000 habitantes. Se ha es- timado que dos tercios eran campesinos, mientras que artesanos, mercade- res y burseratas componian el resto. Cssi el mismo nimero de personas vi- ‘via en Ios centros provinciales, aldeas y caserios en toda la Cuenca, Esta repoblacién de la regién parece haber sido el resultado de una politica dot berada que comenzé a implementarse alrededor del 100 d.C. Los earapesi ‘nos fueron reinstalados en aldeas planificadas, donde pudieron cultivar las tierras cereanas y producir cultivos excedentarios que llevaban a Teotihua- ‘cin para ofrecerlos como tributo o para venderlos en los mercados. Las nor- ‘mas de planificacién y la agricultura de las comunidades satélites indican ‘que estaban fuertemente controladas por administradores teotihuacanos (Sanders, Parsons y Santley, 1979), Los edificios de Teotihuacdn tenfan fachadas caracteristicas en tablero- ‘alud, que consistian en paneles decorados intercalados sobre paredes en de- clive recubiertas de yeso. BI interior de las residencias de ta elite y de los templos estaba decorado con murales pintados, que describian personas, doses y animales como jaguares y coyotes. Sélo se conocen unas pocas pie- zas de escultura de piedra monumental, pero se tallaron mésearas de tama- fo natural, en diorita, basalto, jade y ot-os materiales, El tipo cerdmico més ccaracteristico hecho por coramistas de Teotihuacsn fue el vaso cilindrico, con tres pies de forma rectangular y taps prominente. La superficie del vaso cra tallada, cubierta con estuco y pintada después de cocerla. Estas vasijas se consegufan por medio del comercio o era imitadas por los pueblos de los alrededores, incluso por los mayas de la lejana Guatemala, La obsidiana, en su mayor parte en forma de léminas, ere probablemente la importacién eco- ‘n6mica més importante de Teotihuacin. Mas de 400 talleres para la talla de Ja obsidiana han sido identificados dertro de la ciudad; otros 100 talleres producian articulos de ceramica, conch y piedra tallada, Numerosas figuri- llas de arclla, hechas con molds, parecen representar 10 deidades masculi- nas y femeninas, cuyos atributos permiten su identificacién con los dioses adorados en el siglo xv1 en México, incuyendo al dios de la luvia (Tlaloc), la «Serpiente Emplumada» (Quetzalcoat), el dios Sol, la diosa Luna, el dios del Agua y Xipe Totec, quien simbolizaba la renovacién de la vegetacién. Unos cuantos glifos en la cersmica y er los murales muestran que se cono- sioner AS SOCIEDALES COMPLIIAS an TioURA 88, Mascara de piedra de Teotinuacéa (el orignal es de tamaio natural) ‘fa uma forma de escritura al parecer, pero si existieron documentos escritos sobre materiales perecederos, ninguno ha sobrevivido (Coe, 1962). No hay manera de asegurar que eran de lengua nahua, como los posteriores tolte- ‘as y aztecas, cuya deuda con Teotihuacin es evidente, En su apogeo, 450-600 d.C., Teotihuacén fue el centro més importante, ‘econdmico, politico y reigioso de Mesoamérica, Sus cereanas relaciones con Monte Alban ya han sido seflaladas. Su influencia fue también importante sobre Cholula, en el valle de Puebla. Mas hacia el sureste, en Kaminaljuyd, fn las sierras de Guatemala, pirdmides con fachadas de tablero-talud y tum: boas llenas de cerdmica Teotihuacén sugieren que algunas veces estén imph cados algo més que intermitentes contactos comerciales. En Tikal, uno de Jos mas importantes centros de las tierras bajas mayas, un monumento que sefiala Ia legada de un soberano conocido como Hocico Rizado lo muestra en una postura y con ropa de estilo Teotihuacén, Esta estela fue erigida en e376 d.C; 46 afios mas tarde Hocico Rizado fue enterrado en una tumba ‘con articulos importados de Teotihuacda. Su sucesor, Cielo Tormentoso, sefial6 los 20 afios de su reinado erigiondo una estela en la que estd repre” sentado con simbolos distintivos tipo maya, pero dos guerreros que lo acom- ppaflan estin equipados con escudos, propulsores y tocados de estilo Teoti- hhuacén (Henderson, 1981). No esti elaro si estas indicaciones de influencia ‘Teotihuacéa reflejan dominacién imperial de los mayas 0 soa el resultado de otras formas de intercambio econémico o cultural. Las expediciones comer: ciales de larga distancia, organizadas por mercaderes armados como 10s tardios pochtecas aztecas, pudieron servir para la amplia disteibucién de a ticulos portatiles, como vasijas de cerémica y hojas de obsidiana; sin emba £0, los edificios de estilo tablero-talud como Kaminaljuys deben reflejar al- ‘gin mecanismo de difusién cultural. Los arquitectos y los artesanos deben de haber sido llevados al sitio desde Teotihuacda, quiea para servir a una eli- te colonial mexicana que dominaba a la poblacisn Incal. La continuacién de a costumbre preclisica Kaminaljuyd de enterrar a los muertos de la elite en 312 [PREMIBTORIA Be AMERICA Fioura 90, Kaminaljuys, Guatemala: pirmide con fachada de tablero-talud (altu- 1227 m). (De Henderson, 1981 y Willey, 1956) Ae teense FIoURA 91. Estela conmemorativa de los vente aflos del reinado de Cielo Tormen- oso, Tikal, 443 dC. El soberano esté lanqueado por guerreros vests al estilo de Teotihuacén: la figura de Ia derecha lleva un excado can la tepresentacion de Ta. loc, el ios de Ia Tuva en México. (De Henderson, 1981) ‘tumbas ricas dentro de las plataformas, y la presencia de cerdmica de estilo ‘maya, implican alguna aculturacién con la vida local de los teotihuacanos in- ‘rusos, quizd a través del matrimonio con los miembros de la aristocracia lo- cal. No exisien evidencias de que el uso teotihuacazo de fortificaciones, de- ppésitos o caminos hayan facilitado la administracin de un imperio, pero estos rasgos estaban también ausentes en el tardio imperio azteca. Los azte- cas dirigieron su imperio mediante intimidacién; quienes se negaban a pa- a4 PaRMHSTORIA BE AMERICA {gr tributos estaban expuestos a ser atacados por expediciones militares pre- ventivas, despachadas desde la capital azteca. Teotihuacén pudo haber man- tenido el control de un imperio del mismo modo. Existen descripciones de guerreros, no sélo en Tikal, sino también en las obras de arte de Teotihua- cin, asf que podemos ver que Ia guerra fue empleada, en ocasiones al me- ‘nos, como una apcién de politica exterior. Un aparente aumento en el al- mero de las representaciones guerreras, asf como la construceién de muros defensivos en el centro de la ciudad, sugieren que Teotihuacén hacia el final de su apogeo pudo haberse militarizado més (Millon, 1967, 1973). ‘Alrededor del 600 dC, los mayas éel Petén interrumpieron la importa- ci6n de cerimica desde Teotihuacén, una clara indicacién de que la influen- cia de la ciudad mds alld de la meseta central de México se estaba debilitan- do. No obstante, grandes cantidades de cerémica fordnea era ain llevada a ‘Teotihuacén durante la fase Metepec (550-730 d.C.), mostrando que el co- ‘mercio a larga distancia no habia cesado. Parece, sin embargo, haber habi- ddo un mayor declive de la poblacién urbana durante este perfodo, alrededor ide 30.000 a 40.000 personas. La debilitada ciudad fue destruida y quemada hacia 750 d.C. ;Por qué desaparecié Teotihuacén? Se ha peasado que una posible disminucion de las lluvias,o una erosién por deforestaci6n, podrian hhaber causado desastrosos efectos en los cultivos (Coe, 1962); sin embargo, pparece mas bien que la decadencia de Teotihuacdn fue causada por el répi- do crecimiento de una ciudad-estado rival, Cholula, en el valle de Puebla, al sureste. Cholula fue al comienzo s6lo un centro regional, culturalmente in- fluenciado y probablemente dominado oliticamente por ‘Teotihuacén; pero estaba en Ia mejor posiciin estratégica para controlar las rutas de comercio entre Oaxaca, la costa del Golfo y el Petén. Un enorme complejo de plazas y edificios pdblicos fueron construidos en Cholula en Ia misma época que ‘Teotihuacdn fue quemado; sin duda, Cholula pudo haber sido responsable de esta destruccién, El estilo de los objetos de cerdmica usados por los ha- bitantes de ta Cuenca durante el siguiente periodo, Segundo Intermedio 1, probablemente fue originado en Cholula (Sanders, Parsons y Santley, 1975). Esto sugiere que los cholulas pueden haberse movido répidamente para lle- nar el vacio politico dejado por ln desaparicién de su rival. LA APARICION DE LA CIVILIZACION EN LAS TIERRAS BAIAS MAYAS ‘Los mayas crearon la ms sofisticada civlizacién de la antigua América, Sus logros en arte, arquitectura, eseritura, astronomia y céleulo ealendérico fueron insuperables. Aunque el ambiente de la selva del Petén, donde Alore- ci la civilizaciém maya clésica, parece ser el lugar més improbable para el de- sarrollo de una sociedad compleja. El clima es inusualmente eélido y hume- do, Ia selva es densa y enmaraiada, los insectos molestos, y las serpientes venenosas, terrorficas. FI suelo es poco profundo y lixiviado de sus autrien- tes por las fuertes lluvias estacionales. Para enriquecer los suclos pobres en eee ee ee ee eed LAS SOCIEDADES COMPLEIAS 315, nutrientes, los modernos deseendientes de los mayas practican una forma de agricultura de roza y quema, conocida como cultive de milpa, Los érboles se cortan en diciembre, la broza y el erecimiento secundario durante los si- Buientes meses de lluvia, y la vegetacién seca se quema en abril. Este proce- so deja una capa rica en nutrientes,en la que el eampesino hace hoyos con un palo cavador y por el sistema de boleo siembra semillas de mat, frijol, cala- bbaza y ajt. Silas lluvias comienzan a tiempo, inmediatamente después de la siembra de mayo, las semillas estardn bien regadas y se produciré una buena cosecha. A mayor vegetacién quemada més ceniza se depositara y entonces se obtendré el méximo rendimiento, Por consiguiente, el campesino debe de- jar su campo sin trabajar un largo tiempo, para permitir que la selva erezca de ‘nuevo. En las ticrras bajas, algunos campos pueden ser trabajados s6lo duran- te dos cosechas y entonces deben dejarse en barbecko durante 20 afios. ‘No hace mucho, la mayor parte de los arquedlegos erefan que los anti- _guos mayas, como sus modernos descendientes, practicaban la agricultura de ‘milpa (Dumond, 1961; Cowgill, 1962); sin embargo, es dificil de explicar ‘cémo tales tipos de cultivo pudieron haber produsido suficiente alimento para una gran poblacién urbana. Los arquedlogos soslayaron esta cuestion ‘egando que los mayas pudieran haber sido verdaderamente urbanos algu- nna vez, Las «ciudades» mayas, se sugiri, fueron centros ceremoniales, pe- riddicamente visitados por campesinos que venian desde los caserfos veci- nos, pero vacias durante la mayor parte del afo, salvo por los pocos sacerdotes residentes que cuidaban los altares. En aftos recientes, esta reconstruccién de los pstrones de asentamiento y-de subsistencia maya ha sido bastante alterada a la luz de los nuevos des- ubrimientos. Las prospecciones en el importante sitio de Tikal han revela- do que los monticulos habitacionales, que quiz sustentaban los edificios rmayas, estin més densamente concentrados alzededor de complejos pala- cios-templo en el centro de la ciudad. La estimaciéa de la poblacign de Ti- kal en su apogeo, alrededor del 700 dC, era de 20.000 a 80.000 personas, y cl sitio del Mirador, recientemente explorado, pudo haber albergado 80.000 hhabitantes. Durante el periodo Clisico, 300-900 d.C, las tierras bajas mayas, ppodrian haber sustentado a 5 millones de personas. Un reciente trabajo de ‘campo también ha evidenciado que toda esta gente 10 se mantenfa s6lo con la agricultura de roza y quema. Los arquedlogos han encontrado restos, fe- chados en 100 a.C, de campos que eran artficialmente elevados sobre las ras que los rodeaban mediante la acumulacién de tierra, El reconoci- miento aéreo con imagenes de radar ha sefialado extensas redes de canales, que los mayas construfan para drenar areas pantanosas, convintiéndolas en tierras de labranza altamente productivas, Esto puede explicar por qué mu- cos de los centros mayas mas grandes estén situacos junto a los pamtanos, (Harrison y Tuer, 1978), La region habitada por los antiguos mayas, que incluye la moderna Gua- temala, Belice, el sureste de México, y el occidente de Honduras y El Salvs dor, realmente comprende tres diferentes zonas ecclégicas. En el sur, cerca 316 PREMISTORIA DE AMERICA de la costa pacifica, la tierra alta se eleva sobre los 300 m, con eréteres vol- ‘cénicos de hasta 3.900 m. El paisaje consiste en su mayor parte en lomas y barrancos, pero con algunos valles anchos que han sido importantes focos de fasentamientos humanos en tiempos prehist6ricos. Pinos y pastos cubren las laderas y las lomas, mientras los robles erecfan en los barrancos. Especial- ‘mente en las reas que quedaban mds abajo, el suelo era més profundo y ‘més fértil que el de las tierras bajas, asf el eultivo de milpa no requeria pe- riodos muy largo de barbecho. Una maciza peninsula de piedra caliza sobre- sale hacia el norte desde la sierra. Su mitad sur es el Petén, y la norte, Yu- ceatén, De 180 a 230 cm de luvia caen en el Petén durante la estacién ‘himeda, de mayo a octubre, pero mucha agua se filtra percolada dentro de Jos poros de la tierra ealiza —por lo que existen pocos lagos y los rios apa- recen sélo en el oeste y en el sureste. EI sistema fluvial més importante es ‘el de Ustumacinta, que fluye al noroeste desde las tierras altas a través del Petén hacia el golfo de Campeche, La escasez de agua superficial en las tie- ras bajas durante la larga estacion seca fue una gran preocupaci6n para los antiguos campesinos mayas, quienes se vieron obligados a establecerse muy cerca de los rios 0 de los manantiales, conocidos como cenotes, que ofrecian ‘un suministro de agua permanente. La disminuci6n de Ins lluvias anuales a ‘medida que se avanza hacia cl norte en Yucatn, causa diferencias en la ve- {getacidn que cubre las tierras bajas del sur y del norte. El Petén esté cubier- {to por una fuerte selva monzénica dominada por altos érboles de caoba, za pollo, palo de campeche y nuez de fan (ramon), Intercalados entre las, ‘selva existon pastos de sabana. En Yueatsn, los érboles altos dan paso a un bosque espinoso que a su vez es reemplazado por una vegetacién de monte bajo en la costa norte. “Trabajo de campo reciente dirigido en Belice por Richard MacNeish ha proporcionado evidencia de que los cazadores paleoindios ya habitaron las terras bajas en 9000 a.C. La ocupacién inicial fue seguida, después de 7500 ‘AC, por varias fases arcaicas (Zeitlin, 1984). La poblacion crecié a lo largo del tiempo, y los asentamicntos se voivieron mas grandes y més permanen- tes, Se dosarrollé un patrdn estacional de explotacion de recursos; los recur- 805 eosteros y las plantas alimenticias cobraron una mayor relevancia. No tsté claro atin como esta secuencia aresica costera se relaciona con la ay ricién de las primeras aldeas agricolas. Durante un tiempo, Cuello, un sitio, ‘en Belice que fue excavado en 1975, pareci6 ser Ia aldea maya mas tempra- na de las tierras bajas,fechada alrededor del 2000 a.C. (2400 a.C. calibrada). Sin embargo, la cerémica roja engobada de los niveles més tempranos, conocida como cerémica Swasey, parece curiosamente bien hecha en com- paracién con Ia de otros sitios en América Central. Ademds, se encontré ccerdmica similar en otros sitios en la misma regién, como Colha, asociada a fechas mucho mas recientes como 750 a.C. (Marcus, 1983). Nuevas fechas de radiocarbono para Cuello indican que éste fue ocupado por primera vez alrededor del 1100 a.C. 0 més tarde (Andrews y Hammond, 1990). Otros si tios en las tierras bajas han dado fechas comparables. Parece que los prime- LAS SOCIEDADES COMPLEIAS 317 108 aldeanos no descienden de los tecalectores arcaicos costeros; por el con- ‘tari, ellos eran cultivadores de maiz de lengua maya, probablements de las, tierras altas de Guatemala. La evidencia arqueolégica concuerda ahora con Ia identificaci6n lingtfstica de Ia sierra como el hoger ancestral de las len- ‘Buas mayas, Existe poca evidencia arqueol6gica del periodo Formativo (2500 a.C.- 250 .C.) relacionada con el dosarrollo siguiente de las sociedades jerarqui- zadas entre los mayas, pero la ausencia de fechas no desanima a los estudio- ‘sos a la hora de adelantar teorias que expliquen este proceso. Los factores ccausales propuestos incluyen presién demografica, guerra, intensificacion agricola, comercio y difusi6n. William Rathje (1971) sugirié que los mayas del Petén tuvieron que acudir al comercio a larga distancia para poder ob- tener productos de primera necesidad que no consegufan localmente, en es- ppecial sal, obsidiana y piedras duras para moler grano. Los mayas del Petén ‘enian poco o ningun material valioso para intereambiar con estos bienes, as ‘que a su vez ofrecieron a sus yecinos la oportunidad de participar en su com- plejo sistema religioso, Los lideres que supervisaban el transporte, la distr- Ducidn de los bienes comerciales, y provefan al cult, surgieron como una elite hereditaria poderosa, Rathje ha sido criticado, sin embargo, por deses- timar la utilidad de los bienes locales valiosos, como pedernal, piedra caliza yy sal. Un modelo algo diferente del comercio ha sido propuesto por David Freidel (1974), quien sugirié que las elites aparecieron todas en la misma ‘epoca en las tierras bajas, acrecentando cada una sv prestigio mediante el intercambio a larga distancia de articulos valiosos como jade. William San- ders (1977), David Webster (1977) y Joseph Ball (1977) haa propuesto mo- delos bélicos que son esencialmente variaciones de la teoria de Robert Car- nneiro (1970) sobre el origen de las jefaturas y los estados tempranos en ‘medio ambientes «circunscritos», De acuerdo con este modelo, ciertas éreas de las tierras bajas, particularmente los sistemas riberetios de Usumacinta y Belice, tuvieron un potencial agricola mayor que las otras dreas. La pobla- ‘in de estas éreas favorables crece més répidamente, hasta el punto de que la tierra se yuelve escasa y los contflctos se desatan entre las comunidades. La necesidad de lideres militares y de individuos autortarios para designar Ja tierra leva a la emergencia de una elite. La densidad de poblaciGn ya era alta en las tierras bajas, asf que los vencidos en la guerra entre aldeanos no podian emigrar; tenian que quedarse en sus casas y pagar tributo a los jefes vvencedores, cuyo poder fue asf aumentado. ‘Por supuesto, los mayas no fueron los primeros en crear una civilizacién cen las tierras bajas tropicales de Mesoamerica, Los clmecas habian levanta- ddo sus monumentos unos cientos de aflos antes sobre la costa del Golfo, a unos 500 km al oeste del Petén. Se podia esperar que hubiera alguna cone- xiGn entre estas culluras, y sin duda existe una clara evidencia de una fuer- fe influencia olmeca en la temprana civilizacién maya, pero la mayor parte de esta influencia fue indirecta y retrasada. Inicialmente, el contacto con los ‘olmecas parece haber tenido poco efecto sobre las alleas formativas del Pe- a1 PREHISTORIA DE AMERICA tén, En la mayor parte del érea continuaton las tradisiones locales de la ma- nufactira crimien, con la inclusion de unos pocosdisefios de inspiraién ol- meen, No se consttuyen grandes eentros en Ins tierras bajas. Sin embargo txistié una presencia olmeca mucho mis fuerte en ls sierras orientale, ma- nifestada por un centro eivico con arquitetura monumental, relieves en as Piedras y corimica de estilo olmeca, en Chalchuapa en El Salvador. Quizd fos olmeeas fundaron una colonia en esta ree para conseguir un suplemen- to regular de cacao (chocolate), que crecia atin en las laderas del Pacifico en el momento de la conguista espaiola. Hl cacao fue considerado extremada- ‘mente vaioso en Mesoamérca, como producto de cambio y como bebida de Ios nobles Después del 800 aC. las aldeas mayas de las tirras bajes parecen ha- berse conectado mds estechamente ings con tas en una ed de inteream- bio, lo que se infiee de la ampliadistribacion de Ia cerdmica de estilo Ma ‘mon. Quiz la coalescencia de esta mova esfera de iteracciOn rompiera ls rutas de comercio a larga distancia mediante Ins que los bienesexsticosha- bian alcanzado en el pasado el coraa6n de la tcrra olmeca, y asf contribu yera a la decadencia olmeca. "Excavaciones recientes en Nake (localizado en el norte de Guatemala, al sureste de El Mirador y al norte de Tikal) han revelado un centro impor: tante datado hacia 600-400 a.) (ejemplo tardio en el perfodo Precliico ‘medio, Entre las estructuras Nake, mis de ochenta son pirimides,y una llega a tener 45 m. Una estela de piers caliza tallada, que representa a dos soberanos o deidsdes mirandoss cara 4 cara, ex probablemente ln estla més antigua maya conocida de las tierras bejas. Esto es una reminiseencia del estilo bastante contempordneo de leaps en la sierra. De acuerdo con ls in- formes preliminares (Wilford 1989; Heensen 1991), complejo ceremonial preclisico esté superpuesto a uno més femprano, una aldea bien preserva- ts, establecids alrededor del 1000 a.C. Nakbe puede dar una idea deallada {nusual de la teansicién de las aldcas tales autOnomas haci as jefairat centralizadaso estados. Ahora parece que esta transicién ocurié mucho an- tes en las tierra bajas mayas de lo que previamente se pensaba. ‘Aunque Nakbe pudo haber sido el centro més importants del periodo, durante 400 a,C. se construyeron estracturas bastante grandes en otros sition en las tierras bajas. Un grupo de plataformas, una de las cuales tenia Sm de ato, fue constraido en el Altar de Sacrfiion en el Petén, y grandes plata formas y una casa colectiva comtinal se levantaron en Dizbilchaltin en el norte de Yucatan. En la sicer, la gente de Kaminaljuy, en los azededores de ln moderna chidad de Guatemala, eomenz6 a levantar grandes platafor- ‘mas de arclla que bordeaban plazas abiertas. Mas de 200 lataformasfue- ‘on edffeadas en Kalminaljuya durante el Formativo tard (tambien llama do Preclsico), algunas de las cuales estaban coronadas con templos y otras con edificios para la elite, entre 400 aC. y 250 &.C. El timulo E-111-3 era tna pirémide de acilla, escalonada truncada, que alcanzé una altura de 18 m. El timulo habia sido construido por etapas, ya que se afiadian nuevas Ph es rs mah nm eee tag Se i nea nie 319 oORA Vs atin ew a em bed apy maa ne tnscr on muna dent: 6) Caeatings (0) komma (Bona ak. (De Henderson, 1981.) Pere ag plataformas después del enterramiento de los jefes dentro de las estructuras. EI muerto que se queria honrar era colocado en un sarcéfago de madera, acompaiiado por varias personas sacrificadas, numerosos cuencos ricas ‘ofrendas, como cuentas de jade, hojas de obsidiana y placas incrustadas de ia (Coe, 1966; Henderson, 1981; Culbert 1983). También se encuentran cen Kalminaljuyd estelas con grandes inseripciones jeropificas y representa. ciones de dioses y soberanos,talladas en estilo de Iaapa. Hay otros mont- ‘mentos tallados en este estilo en el sitio tipo de Izapa y en ottos sitios, des- de Tres Zapotes ala llanura pactica de Chiapas y Guatemala, hasta el érea dd la ciudad de Guatemala en la sierra, Varias de las estelas de Tzapa puc- den ser fechadas con precisién porque llevan fechas calculadas mediante el sistema que mas tarde usarfan los mayas de las tiers bajas. La fecha mis temprana en el Calendario Largo, tallada sobre una estela en Chiapa de Corzo, corresponde al 36 a,C. La primera estela fechada en las tierras bajas ce la 29 de Tikal, fechada en 292 d.C,, de estilo similar a los monumentos de Lzapa, El estilo ‘de Tzapa es claramente transicional entre el olmeca y el ‘maya. Las escenas de soberanos y dioses, el uso de fechas de Calendario, 320 [PREHISTORIA DE AMERICA Largo y de los jeroglificos, demuestran que el culto de la estela, un tugar co- ‘iin del arte y la ideologia del maya clésico de las tierras bajas, deriv6 de Ia cultura de Tzapa de la sierra, La influencia olmeca, entonces, parece haber alcanzado a los mayas mds bien indirectamente, a través de Ia cultura Tza- pan (Coe, 1966, 1977; Quirarte, 1977). En las tierras bajas, el répido crecimiento de la poblaci6a podria haber ‘ocurrida durante el Formativo tardio (300 a.C.-250 d.C.), Se desarrollé una segunda jerarquia de asentamientos; los centros jefaturales, que se distin- ‘guen por sus estructuras monumentales, estaban rodeados por aldeas satéli- tes subordinadas. En Tikal, alrededor del 1 d.C., tres grandes templos con plataformas y otros dos més pequetios fueron construidos sobre la Acr6po- lis del Norte. Las plataformas mas grandes, cuyos nuicleos y mamposterta es- taban eubiertos con estuco, tenfan aproximadamente de 4 a 45 m de alto. ‘Sus escaleras habjan sido decoradas con mascaras de estuco modeladas y ppintadas, probablemente representando jaguares sobrenaturales. Mascaras similares de estuco decoraban las fachadas de las plataformas en Usxactin y Cerros. Los edificios monumentales se construyeron también durante el Formativo tardio en El Mirador, Lamanai, Cuello, Altar de Sactificios en el Petén y en Daibilchaltsin en el norte de Yucatén. Las deidades, representa das por méscaras de estuco y adosadas a los templos de las plataformas, po- ‘dfan ser consideradas como antepasados por los principales linajes. Los ri- cos enterramientos encontrados dentro de la Acrépolis del Norte de Tikal indican este tipo de relacién especial entre las deidades y los soberanos. El testilo de las miscaras de estuco deriva claramente del arte Lzapén y la in- fluencia de la sierra se hace también evidente en la dispersién de la decors tiva forma de cerémica, conocida como Floral Park. Vasijas de este tipo de- rivado de la sierra, con decoracin pintada negra y roja sobre fondo naranja, fueron usadas como ofrenda en las tumbas y en otras actividades rituales, por Ia elite de los centros del Petén. La poblacién continuaba fabricando ce- ‘mia Chicanel, una cerémica lisa que habia evolucionado localmente de la cerdmica Mamon (Henderson, 1981). En Becan, en el centro del Yucatén, alrededor del 200 d.C. se constru- yeron una presa y un terraplén, de 2 km de circunferencia, probablemente ‘como una fortificacién, lo que ayuda a sostener In idea de que la presiGn ‘demogrifica pudo causar frecuentes conflictos entre las comunidades del Formativo tatdio, Una gran presa comparable, de 1.200 m de largo, fue ex- ‘cavada en Cerros, un centro Formativo tardfo en la costa al norte de Belice, alrededor del 100 a.C. (Scarborough, 1983). Esta presa describe un arco al- rededor del lado sur de las 37 ha del sitio, que limita en su lado norte con las aguas de la bahia. La presa puede haber sido usada como defensa, pero parece haber uncionado principalmente como un canal, con el cual duran- te la estacion hilmeda el agua se drenaba de los campos y era recogida para ierigar los jardines con vasijas durante la estacién seca. La localizacién cos- tera de Carros, que ha sido interpretaéa como una evidencia de comercio a larga distancia, implicando el uso de canoas para viajar por mar, era el fac- fies oS Rie onan LAS SOCIEDADES CONPLEIAS 32 ums 53, Usactn: ds de patfinma con miss de eo (ar ‘m). (De Henderson, 1981.) i : tor més importante en el surgimiento de jefaturas mayas en el Formativo tardfo, Es interesante que la construcci6n de monumentales plataformas con femplos como Cerros parece haber comenzado casi un siglo después que fue instalado el sistema del control del agua. Esto sugiere que la planificacion y el mantenimiento de tales sistemas hidrdulicos puede kaber sido una funcién vital realizada por la elite emergente de Cerros; su autoridad pudo entonces, ‘haber tenido al comienzo una base econdmica en vez de desarrollarse a par- tir de una funcién religiosa. Elsitio El Mirador recientemente identificado, on Guatemala, puede ha- ber sido el ceatro principal de las tirras bajas del periodo Formativo tardio (© Preclésico) (Dahlin, 1984; Matheny, 1987). La construccién de El Mira- dor comenzé alrededor del 150 a.C. y el sitio fue abandonado aproximada- ‘mente en 150 d.C. Este enorme sitio, que cubre més de 16 km?, consistia en dos grupos de edificios monumentales, conectados mediante una calzada de 1 km de largo que parece haber estado alineada con posiciones astronémi- as. Los edificios con funciones civicas 0 religiosas,y las residencias de la eli- te, ocupaban la acrépolis oeste, que estaba rodeada por un muro de piedra y un foso en los laos sur y este, y mediante un abrupto declive en el norte y el este. Esta acrépolis fue mucho mas grande que la ser6polis del norte del contemporineo Tikal, y las dos principales pirémides lamadas Tigre y Dan- ta, empequefiecieron los templos de Tikal. Grandes miscaras de esttico, que representan una mezela de rasgos humanos y de jaguar embellecidos con simbolos de autoridad real —patas de jaguar, orejas ensanchadas y fardos atados— han sido encontradas en los escalones de uno de los templos pe~ ‘queios que rodean la pirdmide Tigre. Las mascaras som muy similares a las -mscaras del Preclésico tardfo encontradas en Tikal, Uaxaetiin y Cerros. Nu- merosas calzadas salian desde El Mirador, extendiéadsse 21 km al suroeste 322 [PREHISTOKIA DE AMEKICA ‘hacia Tinta, y 12 km al sureste hacia el centro més temprano de Nakbe. Los peregrinos procedentes del interior debian de caminar a lo largo de estas ealzadas, llevando ofrendas, tributos 0 mercancias; varias grandes ‘reas abjertas en El Mirador pueden haber funcionado como mercados. Los articu- los exéticos recuperados del sitio incluyen obsidiana y ceniza volesnica (usa- dda en la elaboracién de Ia cormica) de la sierra, piedras de molienda de Be- lice y conchas del Pucffico, el golfo de México y del Caribe. La ereccién de los primeros monamentos fechados con el Calendario Largo en las tierras bajas marca el comienzo del perfodo Clisico, alrededor del 250 d.C, Curiosamente, en los centros de las tierras altas, donde la cos tumbre de levantar estelas habia comenzado en el siglo Ta.C, no prosperd después del 250 4.C. Esto puede reflear una interrupcién en la comunica- cign con las tierras altas, causada por la erupcién volednica que tuvo lugar ‘en este tiempo. La estela de fecha més temprana en las tierras bajas es la 29 de Tikal; hecha en el estilo de Izapa, tiene una fecha correspondiente 299 ‘A.C, Hasta 434 d.C. las fechas s6lo estin puestas en Tikal, Uaxactain y otros sitios cercanos, Después de esta fecha, ol comienzo del ciclo 9 del Calendario Largo, el culto de Ia estela se expandié hacia el este a Copan y hacia el nor- te-a los sitios de Yucatén. Es evidente que las estelas conmemoraban a los aantepasados de los linajes principales. [La transicién desde la jefatura a la organizacién estatal parece haber ‘currido en el Petén alrededor de 534 d.C. (Marcus, 1983), El culto a la es- tela Hega a su maxima extensiGn, un estilo artstico estatal toma forma, y cl sistema simbolico usado para los monumentos se vuelve més estandarizado. Donde antiguamente habfan existido dos niveles jerarquicos en los sitios, ahora habia cuatro, lo que probablemente indica una estructura adminis- Irativa mas compleja. Los eentros grandes y pequefis tendian a estar espa- ciados regularmente con una distanca de 13 a 26 km entre ellos En el pindculo de la jerarqufa estaban emergendo cuatro centros regionales impor- antes, cada uno eon sus propios glifos embleméticos y sus dinastias reales Estos centros eran Tikal, Calakmul, Copan y Palenque. La influencia polit- ca de estas ciudades-estado esta reficjada en Ia aparicién de estos glifes em- ‘blematicos sobre los monumentos de los centros subordinados mis peque- ‘Ros, Durante varios siglos, los soberanos de los centros mayas maniobraron cl poder, pero de acuerdo con su esquema del orden cosmolégico, los ma- {yas reconocian sdlo cuatro centros superiores en cada época. Cada uno de ‘estos fue asignado a uno de los puntos cardinales. ‘Un centro clisico tipico estaba fornado por una serie de plataformas es- ccalonadas, coronadas por superestructuras de mamposterta ubieadas alrede- dor de una plaza o patio. En Tikal y otros grandes centros, varios de estos complejos estaban unidos por ealzadas. Las estructuras mas grandes eran los altos templos piramidales escalonados, construidos con bloques de piedra caliza tallados que revestian un niicleo de mamposteria. En Tikal existian seis piramides, fa mas alta tenia una altura de 70 m. La altura de la pirémi- de era acentuada mediante una extensiOn del techo del templo; este «techo {LAS SOCIEDADES CoMPLIUAS 223 an eva 94 Una in nine mays emp te Tal atr tetal 6 m).De Andrews, 1975.) re . er ‘on cresta» y la fachada del templo estaban decorades con relieves de estu- ‘co pintados. Ademds de las pirimides, un complejo tipico incluia numerosas, plataformas bajas, que sostenfan edificaciones de un solo piso con docenas de cuartos. Aunque no parecen muy confortables, estas estructuras se han asociado por lo genaral a residencias de la elite. En estos «palacios» las en- tradas y los eielos rasos con frecuencia tomaban Ia forma de bévedas salien- tes, en las que las hileras de piedras mas altas se proyectaban hacia dentro, sobre Ia parte alta de la béveda, que se coronaba con piedras planas La b6 veda salionte era un rasgo caracteristico de la arquilectura maya y no fue uusado por otras civilizaciones mesoamericanas. Otras estructuras comunes. cen los complejos centrales eran las eanchas de pelota y los depésitos ‘Durante muchos aifos los estudiosos creyeron que las inseripciones jero- m4 DPRRHISTORIA DE AMERICA elificas mayas significaban solamente ideas, no sonidos, y que estaban rela Cionadas s6lo con registros astronémicos y calendéricos. Sin embargo, en 1950, el estudioso soviético Yuri Knorosov mostr6 que, ademas de los nu- ‘merosos glifos pictogrdficos o ideograticos (significando palabras enteras 0 conceptos), existian otros glifos fonéticos que indicaban sflabas. En 1958, Heinrich Berlin identifies ios glifos emblematicos asociados con centros es- peetficos. Poco después, Tatiana Proskouriakof (1960, 1961) demostré que las estelas registraban eventos significativos en la vida de los soberanos fechas de nacimiento, ascensién al trono, matrimonio, nacimiento de los ‘vdstagos,alianzas, victorias militares y muerte, El desciframiento de los tex tos mayas ests Icjos de completarse, pero ya se ha logrado una valiosa com- prensién de Ia politica y la historia maya (véase Culbert, 1988). Es posible ‘islumbrar la interaccién, a menudo hestil, de las dinastias reales y trazar la traycctoria de determinados soberanos como Cielo Tormentoso de Tikal, Péjaro-Jaguar de Yaxchilin y Pacal de Palenque. ‘Pacal rein en Palenque desde el 515 al 683 d.C:; bajo su reinado este centzo lleg6 a ser predominante en las tierras bajas del oeste. Cuando Pacal ‘murid, fue enterrado en una cripta subterrénea, sobre la que se levants una pirdmide escalonada, ahora conocida como el Templo de las Inseripciones. ‘Una escalera con béveda descendia desde el suelo del templo en la parte alta de la pirimide, atravesando su ntizleo, hasta la tumba de Pacal. La en- trada a las escaleras fue descubierta por el arquedlogo mexicano Alberto Ruz Lhuillier en 1949, Tard6 cuatro afos en limpiar la mamposterfa con la que 25 m de escaleras habian sido intencionalmente cubiertos. Finalmente alcanzé la antecimara que contenia los esqueletos de cinco 0 seis adultos j6- venes, aparentemente vetimas sacrficadas. Una enorme laja de piedra blo- queaba el extremo de la antecémara. Al mover la laja, Ruz Lhuillier entré fen la tumba de Pacal. El esqueleto de Pacal estaba en un sare6fago mono- Iitico, cubierto por una gran laja rectangular de piedra caliza de 3,8 m. Una méscara de mosaico de jade, orejeras, collares, semillas y otros muchos or- ‘namentos de jade y madreperlas habian sido colocados en el sarcfago. Se pueden ver dos figuritas de jade cerca de Pacal; una representaba al dios Sol El cuerpo y las ofrendas funerarias habfan sido cubiertos con cinabrio rojo. Se pueden ver vasijas de cerdmica y dos cabezas retrato de estuco colocadas sobre el suelo de la cdmara funeraria (Ruz Lhuillier, 1953). La escena tallada cen relieve sobre la tapa del sarcsfago ha sido interpretada como la represen- tacién del mismo Pacal engullido por un monstruo del mundo subterrineo, ‘del mismo modo que el sol se hunde en el oeste engullido por el horizonte; cl significado de esta equivalencia simbélica parece ser que, al igual que el 0), el soberano deificado podria otra yez ascender a los cielos. Moaumentos ‘conmemorativos de la ascensién del hijo y sucesor de Pacal, Chan-Bahlum, ‘muestran a Pacal asociado a simbolos del dios Sol. La identidad simbstica de Pacal con el dios Sol fue de nuevo enfatizada por los arquitectos de Pa- Tenque, Como el sol en los decorados del dia del solsticio de invierno, cuyos ‘itimos rayos iluminaban el relieve de las escenas de la ascensin de Chan- rhea Fiona 95. La eubierta del sarestago de Pacal longtud 38m). 326 PREHISTORIA DE AMORICA Bahlum en el Templo de la Cruz y que se vislumbran desde el palacio; la puesta oblicua del sol parece seguir Ia linea de Ia escalera que bajaba a la tumba de Pacal (Henderson, 1981), ‘Las mujeres deben de haber sido niembros prominentes del linaje real de Palenque. Una mujer llamada Kan Tk gobern6 cl centro desde el 583 al 604 -4.C., y Zac Kuk, quien probablemente fue In madre de Pacal, gober- 1n6 del 612 al 615. Palenque no fue singular en este sentido; las inseripcio- nes de otros centros, como Piedras Negras y Coba, se refieren a mujeres que actuaron ya sea como regentes o como soberanas permanentes. Pacal pudo haberse casado con su hermanz, Ahpo Hel. El matrimonio con d ‘mas nobles fue una de las vias por las que los lderes de los centros sectin- ddarios se aliaban con los soberanos de los centros principales. Por ejemplo, fen el 682 una mujer de la realeza de Tikal fue enviada a casarse con el seior de Naranjo, un centro secundztio, Las inscripciones monumentales ‘egistran el nacimiento de su hijo en 687 y mencionan repetidamente su lie rgje, por el linaje materno, de Tikal, mientras que su padre de rango me- nor ¢ virtualmente ignorado (Marcus, 1983), La nobleza del maya clésico pparece haber reconocido la importancia bilateral de cualquiera de las 1 hneas de descendencia masculina o femenina para realzar su estatus. La gente corriente, por otra parte, probeblemente reconocia la descendencia por la linea masculina, Las obras de los arquitectos mayas ya han sido mencionadas y Ia gran hhabilidad de los artistas del Clésico tardfo también ha sido reconocida, So- bresalen en la talla de bajorrelieves, que a menudo representan nobles con claborada vestimenta, muy estilizados y complejas representaciones de dio- ses. Unos pocos ejemplos que se han conservado en madera muestran que este material fue tallado tan exquisitamente como la piedra. Las paredes de Jos palacios y los templos debian estar a menudo cubiertas por frescos de eo- lores, pero el tinico ejemplo que ha sobrevivido intacto en el clima tropical del Petén lo constituyen los murales de Bonampak. Fechadas alrededor del 760 d.C., estas pinturas represemtan usa guerra ganada por el soberano de este centro menor. En una de las tres escenas, él esta de pie con sus guerre- 108 y nobles mirando desde la parte alta de una plataforma escalonada, Los cautivos desnudos y ensangrentados, sentadas en los escalones debajo de él, suplican clemencia. Los indicios de que los murales desaparecidos deben de haber sido como este los proporcionan las hermosas pinturas en el exterior de los euencos, platos y vas0s cilindricos, que a menudo zepresentan esce- nas de la vida de los aristécratas mayas. Un ejemplo notable es un vaso pin- tado de 28 em de alto que fue encontrado en la tumba de una mujer joven en el Allar de los Sacrificios (Stuart, 1975). Fechado mediante glifos el 21 de abril de 754, muestra el ritual de ia autoinmolacién de una joven mujer, probablemente la ocupante de la tumba, Posiblemente fue obligada a acom- paar en la muerte a una mujer noble mayor que fue enterrada en la turt- ba situada debajo de la de ella. En la pintura, abre su garganta con wna hoja «de pedernal folifcea, en compania de éanzantes vestidos para la celebracién LAS SOCIEDADES COMPLEIAS 327 Ficuna 96, Seesién de los muraes de Bonampak. ‘con ropajes que representan al dios de! mundo subterrénco, Los glifos iden- lifican estas figuras como arist6cratas visitantes. Uno de ellos es el Pajaco- Jaguar, cl soberano de Yaxchilén, o quiza su enviado, mientras que otros ha- bbian venido de Tikal. Vasijas de cerdmica caracteristcas de estos dos centros ¥ lambién de un tercer sitio se encontraron como offendas en la tamba de a mujer vieja. El aparente ritual suicida de la mujer joven en la escena del ‘vaso es uno de los cjemplos extremos de la mortificacién observada por los nobles mayas. Un anlisis reciente de la iconografia maya ha demostrado la importancia del ritual de mutilacién y sangramiento (Schele y Miller, 1986). ‘Los soberanos varones estaban obligados a extraer sengre de sus penes, cla- vvandose hileras de espinas o lancetas de obsidiana, Las mujeres nobles te- nian que pasar por su lengua un cordel, al que se habian atado espinas de cactus. Estos sangramientos se considetaban una manera de eomunicarse JAG eh, 330 PREHISTORIA DE AMERICA kal, no se levantaron grandes edifiios a partir del 830 d.C.,y 1a fecha mis tardia en el Calendario Largo del sitio fue 10.30.00 (889 C). La pobla- cin de la ciudad baj6 ai 10 por 100 en el siglo vit. La wima fecha de Calendario Largo tallada sobre una pieza de jade del oriente de Yucatén, es 104.000 (O09 4.C.). En esta époce, toda la organizacién estatal de los ‘entros de las tierras bajas del sur se habia deshecho, y en 950 d.C. todos los recintos de los centros eeremoniales esaban en ruinas, ocupados s6lo por Pequettos grupos de intrusos. El desastre abarcé no solo a las elites urbanas sino también al campesino rural; la mayor parte del Petén quedé desplobla- do y as ha permanecido hasta hoy. Peto, {por qué ocurié este declive dristico de La civlizacin cisica? “Entre las eausas que se han mencionado especulativamente podemos citar una enfermedad epidémica, como la malaria ola ficbre amarilla; trremo- tos sequias,colapso agricola; desaparicién de rutas comerciales; revolucion campesina,y una iavasién de mexicanos (Colbert, 1973). Las enfermedades ‘ransmitidas por mosquitos deben descartarse, porque fueron casi con segu- ridad introducidas después de 1492, y no existen evidencias de terremotos violent inusuales. Es posible que el crecimiento de la poblacion en el Cli- sico tardo pueda haber rebasado finaimente los limites del potencial agri- cola del Petén. Algunos de los esqueletos del Clisico reciente, en su mayo- ria gente del pueblo, aunque también habia algunos aristécratas, muestran efectos de desnutricién —falta de erecimicnto, escorbuto, anemia y caries. ‘Una solucin obvia a corto plazo al problema del deficit de alimentos pue- {e haber sido el acortamiento de los intervalos entre eultivos en las midpas, yl prolongado uso de esta préctica pudo haber originado suelos carentes de nuirientes. La quema de la capa de vegetacién también pudo baber eat- sado la erosién de los suelos de las laderas y el lavado de ls laderas pudo ‘obstruir los canales. Bs también posible que esta remacién de la excesiva ‘apa foresal afectara al patrén regional de luvias,causando sequiss mis frecuentes. Estas teorias de agotamiento agricola y catéstrofe ecolégica ddeben investigarse, a a luz de la evidencia recientemente descubierta de que Jos mayas suplementaban la quem y toza con formas de agricultura més in- tensiva. Con el crecimiento de poblacisn, 2por qué no eavaron simplemen- te mas canales y drenaron ms tierras pantanosas? La agrcultura intensiva, ‘que implica la élevaci6n y el acanalaniento de los campos tetrazasy cana. les no se ha practcado en las tierras bajas en tiempos modernos, ast que no éiste una buena base para estimar eugntos campos de cultivo funcionaron de esta manera. Los que proponen la teorla de la revolucign campesina (Hamblin y Pitcher, 1980) citan los murales de Bonampak y otras represen taciones del Clisico tardio de soberanos bien ataviados sometiendo ene migos que llevan slo taparrabos. Una razén obvia para dudar en la identi- ficacion de los conquistados como campesinos rebeldes es quo, en “Mesoamerica, la desnudez fue eonsiderada un signo de humillacién, y debio. de imponerse fécilmente tanto a los nobles eapturados como a la gente del pueblo, La mutilaciéa y la destrusciin de los monumentos, que ha sido LAS SOCIEDADES COMPLEIAS ss atribuida a Ia venganza de los campesinos triunfadores, puede igualmeate serel resultado de ejrcitos enemigos reales. La eliminaciGn de la arstocra- sia, que debe de haber constituido sdlo una pequela minorfa de Ia sociedad ‘maya, no puede dar cuenta de la casi total despoblacidn que acompaaé al Colapso de los centrox. Como hemos sefialado, sin enburyo, en algunos Iu- ares como el valle de Bolice, las aldeas contiauaron evidentemente lore- Giendo por lo menos un siglo después de la caida de la elite de los centros. En las cereanfas de Copén, ls reistros de polen indican que la agricultura persistiaen el siglo xi “Hacia el final del siglo vi, aument6 la cantidad de cerémica de Quetzaleoatl (Coe, 1962). De él se dice que traslad6 la capital tolteca a un lugar llamado Col- fnuacén de Tula. Topiltzin esta caracterzado en la leyenda como un intelec- tual paeifista, quien aborrecia el sacrifcio humano, Esta actitud enfurecis al dios Tezcatlipoca, quien, por medio de astutas estratagemas, eché a Topilt- Zin-Quetzalcoatl de Tula, F1 soberano éepuesto y su comitiva hicieron su ca- ino hacia la costa del Golfo, donde, de acuerdo con una versién de la le- yenda, se inmols en el fuego y fue transformado en la Estrella de la Malana, En otra versién habria navegado hacia el este sobre una balsa hecha de ser- pientes, prometiendo retornar algtin dia. Las leyendas describen a Quetzal- ‘coat! con piel clara y barba. Cuando el soberano azteca, Moctezuma, oy6 del ‘desembarco de Cortés en 1519, temié que el conquistador fuera Quetzal- coatl, que retornaba para reclamar su reino, Es interesante sefialar que, de acuerdo con las leyendas histéricas ma- ‘yas, un hombre llamado Kukuleén conquisté Yucatan en 987 d.C. y estable- ‘id su capital en Chichén Itza. «Kukuleins es la traduccién del titulo nshualt ‘de Quetzalcoatl o «Serpiente Emplumada>. ;Pudo Kukulcan, conquistador de los mayas de Yucatén, haber sido el mismo Topiltzin-Quetzalcoatl que habia venido desde Tula? Muchos estudiosos, notando los frecuentes eonflictos y 1a confusidn de eventos e individuos en la legendaria historia maya, han va-~ cilado en aceptar su identificacién con Kukuledn. Sin duda, la evidencia ar- ‘queol6gica confirma que, alrededor del 1000 d.C,, el centro maya en Chichén Las soctepapns comptes 335 Iiz4 fue ocupado por invasores tltecas, Los nuevos soberanos iniciaron un ambicioso programa de construcciones, colocando una plaza abierta flan {queada por una piramide, plataformas con templos, yestfbulos con columnas, tuna cancha de juego de pelota cn forma de I (la mas grande de toda Mesoa- ‘mérica) y un ‘zompantli (estacas para eréneos). El Templo de los Guerreros 8 virtualmente el gemelo, pero a una escala mayor, de la pirdmide B de Tula, y los otros edificios de Chichén Itza son también muy parecidos a sus equivalentes de Tula, lo que sugiere que quien los disen estaba intimamen- te familiarizado con el recinto de Tula y quiso hacer uno igual en Yucatén. Si el legendario Topiltzin estuvo involucrado en la conquista tolteca de Yu- ‘atin, su supuesta naturaleza pacifiea es acrediatada por descripciones, en Chichen Itz, de guerreros toltecas atacando a los mayas, Tales escenas de conquista aparecen en pinturas murales en el Tempio de los Guerreros y en el Templo de los Tigres y sobre discos de oro que haa sido depositados como ofrendas en el famoso cenote sagrado de Chichén zi. Las relaciones tolte- cas con la poblacién nativa evidentemente mejoraron durante los dos sighos de su gobierno, pero nobles y deidades mayas aparecen en los raurales y los relieves de Chichén It, y los edificios de este perfodo incorporan ciertos, rasgos del estilo arquitect6nico Puuc. El imperio tolteca desapareei6 a mediados del siglo xut, y Tula fue des- truido y quemado alrededor del 1168 dC. La causa de la destruccién no est clara, pero un factor que contribuyé fue la legada de un gran nimero de in- rmigrantes desesperados chichimecas, agricultores aldeanos y eazadores-re- colectores nomads, llegados desde la frontera a causa de las prolongadas sequias. Tula pudo debilitarse también por la competencia con Cholula y (otros estados rivales en sus fronteras este y este, Los ambiciosos soberanos de los pequeiios estacos, quienes antiguamen- te habian sido vasallos tributarios de Tula, se mevilizaron para llenar el vvacio politico dejado por los caidos. Los mixtecas habfan ido extendiendo sgradualmente su control sobre Oaxaca, por medio de la conquista y de ma- ‘trimonios reales estratégicos. Hacia 1350, estaban infiltrados en el terrtorio zapoteca en el valle de Oaxaca. Monte Albin, en un tiempo capital zapote- caen el valle, habia declinado cuando Teotihuacén éesaparecié, y habla que- dado desierta desde el 900 d.C. Los intrusos mixtecas enterraron a sus pro- ppios muertos en viejas tumbas de Ia ciudad. Los restos de un sefior mixteca fueron depositados en la tumba 7, acompaado por sus sirvientes sacrifica- dos y un tesoro espectacular que inclufa miles de perlas, mosaicos de turque- sa, huesos de jaguar grabados, cuencos de plata, collares de cuentas de cris- tal de roca, mbar, azabache y coral, y 36 kg de objetos de oro —pectorales, ‘anillos, collares, ornamentos para la nari y las orejas, ademas de adornos la- biales, pinzas, ufias falsas, diademas y mascaras en miniatura (Caso, 1932). Los orfebres mixtecas usaban la técnica de la cera perdida, la cual, junto con ‘otras técnicas metalirgicas, habian sido trafda a México por comerciantes desde los Andes o desde Centroamérica alrededor del 900 4.C. Los excelen- ts artistas mixtecas no s6lo trabajaron el metal y la piedra, sino también la 336 PREHISTORIA DE AMERICA TFiOURA 99. _Vajla de oro decorada con ls representaci6n de un sarificio human, fel cenote sagrado de Chichén Itai (didmetro 23 cm; dibujado por 1. Reilly). (De Emmerich, 1971) cscultura y la pintura en la cerdmica, el enlucido de tas paredes y los libros hhechos con corteza 0 piel. Estos cédicss euentan las proezas de los sobera- ‘nos mixtecas, desde el siglo vu en adelante, usando una mezela de pictogra- ‘mas y simbolos parecidos a jeroglificos fonéticos. Algunos, milagrosamente salvados, sobrevivieron a la conquista espanola, En Yucatan, el poder de los toltecas mayanizados disminuyé y abando- naron Chichen Itza en 1224 d.C. Un mievo estado maya dominante fue es- tabiecido por la dinastia Cocom:; su capital era Mayapén, en el norte de Yu- catén. Los templos de Mayapan y los palacios fueron imitaciones de los de oo LAS SOCIEDADES COMPLEIAS 337 Chichén Itz, 1o que se ha interpretado por lo general como indicacién de

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