Está en la página 1de 15
Ariel Prehistoria Clive Gamble ARQUEOLOGIA BASICA Arid CaptTuLo 3 CONCEPTOS BASICOS Ya es hora de que abordemos los conceptos basicos de la ar- queologia de campo. Lo mas importante, como veremos, sera el pro- ceso de obtencién de datos. Sin embargo evité expresamente empezar el libro con una explicacién sobre qué hacemos los arquedlogos para encontrar la informacién que nos interesa, y una vez obtenida, c6mo la organizamos para sacar algo en claro de la misma, Hasta que no hhube ofrecido como aperitivo las variedades de la arqueologia, que incluye temas (reciadro 4) y teorfas (figura 2.1), pienso que no tenia sentido discutir sobre cémo manejar los datos. No hay cosa mas muda que un vestigio arqueolégico; vasos, piedras, bronces y huesos podeis estar seguros que no hablan por s{ mismos. Por ellos mismos no sig- nifican nada; s6lo adquieren alguna significacién al ser interpreta- dos, Para poder interpretarlos, para llegar a una respuesta que tenga algo de sentido, nos hacen falta los temas y las teorfas, las preguntas y los problemas. Ahora ya disponemos de un minimo armaz6n bisico. He hablado ya sobre la riqueza de ideas que se manejan con respecto al pasado, Jo que quiere decir que con los mismos datos hay espacio para fun- damentar distintas interpretaciones (véanse si no los puntos de vista ‘que se suceden con respecto a Sutton Hoo, en el capitulo 1), y que es posible dar mas de una respuesta a la misma pregunta. Todo ello nos indica que los arquedlogos pueden discrepar ya que han desarrollado formas distintas de reunir y organizar los datos de que se valen, de ma~ nera que es l6gico que difieran en muchas ocasiones. Fl trabajo de campo y la investigacién subsiguiente estén sometidos a una serie de convenciones, Participar del interés de la arqueologia demanda un conocimiento sobre los conceptos que sustentan tales convenciones. En este capitulo examinaré las que tienen que ver con la recogida de datos y su andlisis. Se trata en definitiva de entender el marco en el {que se inserta el trabajo arqueolégico lo que nos obliga a considerar Ja naturaleza del registro arqueoldgico. 58 ARQUEOLOGIA BASICA Empezamos con un proyecto de investigacién El trabajo en arqueologia propiamente dicho empieza una vez se ha planteado uno unas determinadas preguntas. Como vimos en el ca- pitulo 1, con relacién a Ja tiltima campafia en Sutton Hoo, tales pre- guntas se formalizan actualmente en un proyecto de investigacién que establece lo que queremos conocer, los métodos que vamos a utilizar ya contribucién que esperamos que signifique la respuesta a nuestras, preguntas. Como se puede ver, se trata de ser muy claros con respecto al objetivo perseguido, lo que no deja de estropear el misterio que a menudo rodea al proceso, y que tantas veces impresiona al visitante de una excavacin que suele preguntar, ¢c6mo habéis sabido que te- niais que excavar precisamente aqu!? El meollo de un proyecto de excavaci6n es explicarse bien: qué se planea hacer, por qué, cémo se va a hacer y qué se espera obtener. Puesto asi pareceré que muchos proyectos sean casi una obviedad. Demasiado obvios para muchos arquedlogos efectivamente, a la vista de que antes de los afios 1970, antes de la aparici6n de la arqueologia procesual, muy pocos proyectos legaron a redactarse como seria exigible hoy dfa. Sin duda, antes de esta época, el enfo- que hist6rico cultural también demandaba la elaboracién de pro- yectos, pero muy a menudo se desarrollaban de forma insuficiente. Generalmente el trabajo del arquedlogo implicaba seleccionar la zona y lugar de prospecci6n y excavacion, y explicar en qué consisti- ria la toma de datos. La toma de datos consistia y sigue consistiendo en muchos casos en aclarar las cuestiones relativas a cronologta, secuenciacion y fijacién de relaciones entre las distintas culturas arqueolégicas, Por ejemplo, a escala regional se podian plantear preguntas so- bre los resultados de la influencia mutua entre las distintas culturas contemporineas Hohokam del sudoeste de los Estados Unidos (las culturas Patayan, Anasazi y Mogollén) a lo largo de 9.000 afios de historia (Willey, 1966: figuras 4.1 y 4.6). Para obtener la respuesta se harfa una prospecci6n a nivel regional y se excavaria. A escala de yacimiento la pregunta podria versar sobre las etapas de construc- cién de una catedral; pongamos por caso, de la catedral de York en Inglaterra. ¢Concuerda la planta de la catedral con el antiguo plano de la ciudad tal como lo establecieron los romanos y mas tarde los vikingos? La respuesta a estas preguntas que se pueden formular a distintas escalas es atil sin ningiin género de dudas para incremen- tar nuestros conocimientos. Muchas buenas sintesis arqueologicas han salido de preguntas asf que tienen que ver con Ia historia cultu- ral local o regional. CONCEPTOS BASICOS 59 ‘Sin embargo, las criticas levantadas por la arqueologia proce- sual insistian en el hecho de queen muchos casos este tipo de estu- dios eran poco sistematicos. Ante la excavacién la pregunta era ha- bitualmente ¢hasta qué punto los datos obtenidos son representativos de Jo que aqui pasaba? A esto se referian los nuevos arquedlogos cuando en los afios 1960 pedfan explicaciones. Los proyectos de in- vestigacion decfan, han de ser claros, los objetivos estar fijados, los procedimientos y los métodos han de quedar bien detallados y una vez hecho todo esto, entonces es cuando hay que empezar a recoger las muestras. ‘Cuando esta estrategia fue propuesta por primera vez por Binford (1964), se produjo mucha confusién. Comentarios del tipo «no sabe- mos Jo que vamos a encontrar hasta que cavemos», se correspondian con una escasa predisposici6n a poner por escrito todas estos proce- dimientos internos que ventan a ser como la experiencia y el savoir faire propios del arquedlogo. Algunas de las cosas que se reclamaban parecfan incluso demasiado obvias como para tener que trasladarlas al papel. Otras, representaban algo asi como hacer revelacién de se- cretos de profesién. Cierto que el hecho de poner por escrito un pro- yecto de investigacién arqueol6gica no lo hace necesariamente mejor. Pero los proyectos realizados tal como pedian los nuevos arquedlogos permitfan que'se descubriese facilmente si habia puntos débiles en los proyectos, fuera a nivel del tipo de preguntas planteadas, como de Jos métodos poco fiables que se describian. Actualmente son algo perfectamente estandarizado, Sin ellos no hay financiacién. El modelo cientifico que Binford y otros perseguian, domina actualmente el panorama de la arqueologia hasta el punto de que es un elemento distintivo de la profest6n. Gracias a ello ahora tenemos tna idea mucho mejor sobre lo que se hace y por qué se hace. La aparici6n de una arqueologia hecha por profesionales auténomos que trabajan por contrato, ha contribuido de forma particular a ha- cer obligatorio el proyecto. Las empresas y las administraciones exi gen conocer de antemano qué se va a hacer y por qué. La demanda de explicaciones por parte de unos y de otros ha provocado la apari- cidn de una gestién formalizada de proyectos arqueolégicos (Andrews y Thomas, 1995; Cooper et al., 1995) cuyo alcance fue apenas intuido hace unas décadas (Wheeler, 1954). Entonces la arqueologia era el exético quehacer de unos pocos y hoy es una profesién de cardcter in- ternacional. Hace cincuenta afos era inconcebible que para llevar a cabo un trabajo de investigacién arqueolégica y obtener el dinero necesario, se tuviera que dominar una jerga que inchuye diversos in dices e indicadores de desarrollo y conceptos como eficiencia o eva luacién, 60 ARQUEOLOGIA BASICA La muestra representativa E] cambio tipificado por los proyectos de investigacién se resume diciendo que se excava para responder a una serie de preguntas, no para hacer determinados hallazgos. Fl objetivo es recuperar una mues- tra representativa de material con el fin de hallar una respuesta razo- nable a una serie de preguntas sobre la funcion y organizacién del ya- cimiento y sobre los cambios acaecidos. Para ello hacfa falta disponer de una teorfa sobre muestreo. Y no sélo porque los arquedlogos care- clan del tiempo y del dinero para excavar y analizar cada yacimiento, © prospectar y registrar cada valle. Se necesitaba simplemente para po- der responder al criterio de representatividad de las muestras. La queja de los historiadores culturales sobre la obligacién de tener que redactar sus proyectos, inclufa un punto interesante. No sa- bemos qué vamos a encontrar exactamente, decian. Se trata, en efecto, de un problema de muestreo sistemético en que una muestra repre- sentativa depende generalmente del conocimiento de la poblacién so- metida a muestreo. El grado de certeza de las encuestas y de los estu- dios de mercado depende de ello, por ejemplo. El niimero de votantes es conocido en este caso. Ademés, cuanto més grande es la poblacién, y mayor es el conocimiento de su tamafio y estructura, menores pue- den ser las muestras con las que obtener unos resultados representa tivos. Los encuestadores no han de preguntar a cada votante sobre sus intenciones de voto; simplemente han de obtener una muestra. Los arquedlogos no saben de entrada cudntos yacimientos en- contraran con una prospeccién de un territorio. Tampoco conocen cuéntos trozos de cerémica hallarén ni qué frecuencia de tipos apare- cerén en una excavaciOn. Si no se pueden especificar de antemano nuestras poblaciones, ¢como podremos esperar obtener otra cosa que no sea un muestra puramente arbitraria? La respuesta esta en el espacio. Binford (1964) encontré la sa- lida al problema categorizando cuatro tipos de poblacién que reque- rian de muestra: — los elementos culturales muebles (objetos); — los elementos culturales inmuebles (edificaciones, pozos, tem- plos, etc...); — los ecofactos (en su terminologfa, los datos culturalmente importantes correspondientes a elementos que no han sido produci- dos como tales expresamente, por ejemplo, huesos de animales, sedi- mentos, semillas carbonizadas, etc...); los yacimientos (como foco de actividad que contiene las tres, poblaciones anteriores). rrr ‘CONCEPTOS BASICOS 6 Fic, 3.4, Estrategia para la obvencién de muestras. La isla cicldica de Melos fue pros pectada sistematicamente utilizando el método de tas bandas de cuadriculas. Se cubris un 20 por ciento de su superficie (inferior). Al escoger este mstodo de muestreo se tev0 fen cuenta la topografia y la vegetacion. Los nuevos yacimiantos descubierios se especi Can A efectos comparaiivos, se muestra una estrategia alternative gua se baza en tomar Imuestras de unas cucdrieulas seleccionadas al azar (superior). Em ambos casos laesiva tepia de muesireo puede extrapolarse a dreas no prospectadas (a partir de Cherry en Renfrew 9 Wagstaff £982). 62 ARQUEOLOGIA BASICA En otra escala queda la regi6n, que contiene a su vez poblaciones de yacimientos. La regi6n, como se verd en el capitulo 6, también ha de ampliarse si se quiere obtener una muestra representativa de las acti- vidades que en ella se realizan. El espacio es la solucién para saber de donde hay que obtener muestras. Antes de pisar la primera cuadricula de terreno y de levantar el primer cuadrado de tierra, hay que fijar unas unidades espaciales y obtener muestras de las mismas como si ya su- piéramos lo que hay en ellas (figura 3.1). Lo mismo se aplica a fa ma- yoria de materiales arqueologicos y paisajes. ‘Las unidades pueden ser arbitrarias: un cuadrado de 50 m, 0 una cuadricula de terreno de 20 km subdividida en cuadros de tanto por tanto. También se puede obtener una muestra estratificada para tener en cuenta mapas de suelo y la geologia de la zona, o disponer de un conocimiento previo del yacimiento a partir de una prospeccion gcofisica o de fotografias areas. Pero lo importante es que la cuadri- Cula espacial venga determinada siempre por el tipo de preguntas que se plantean, Dentro de la cuadricula se obtienen muestras del mate- rial, las cuatro poblaciones enumeradas més arriba, de una misma tacada. Por lo tanto, se obtienen muestras del espacio, no de los obje- tos que contiene. Con esta base se obtienen sistematicamente mues- tras representativas que pueden luego ser cuantificadas. La prospeccién y la excavacién ‘Los tiltimos 30 afios han sido testigos de cémo los arqueélogos abandonaban la excavacién como principal método para investigar el pasado. La prospeccién no destructiva, principalmente la fotogralia aérea, ha resultado ser un instrumento poderoso, y sus resultados hoy dia se complementan con los datos aportados por los sensores re- motos por satélite. En efecto, debido al ritmo de crecimiento de las ciudades y a la desecacion de marismas y, especialmente, a los cam- bios experimentados por las actividades agricolas y forestales, el re- gistro aéreo se ha convertido en un archivo inmenso de lo que se ha perdido en la segunda mitad del siglo xx. Paisajes historicos de todos os perfodos, con sus asentamientos, zonas de labranza y cementerios, han sido destruidos o estén amenazados de destruccién. Las técnicas no destructivas, particularmente la prospeccién geofisica juntamente con otros métodos como el radar y los detectores de metales, permi- ten actualmente el rapido registro de los elementos enterrados: La i formatica permite producir planos muy exactos de ciudades y de pai sajes enterrados, planos que sirven no sélo para conjeturar qué puede dar de sf lo que se conserva debajo y analizarlo, sino también tomar CONCEPTOS BASICOS 63 decisiones sobre una estrategia de excavacion que busca responder a preguntas sobre cronologia, relaciones y secuencias. La prospeccién sistemdtica in situ cuando se seleccionan cuadriculas de terreno de acuerdo con.un disefio de muestreo y luego se inspecciona el terreno para recuperar los objetos que aparecen en el suelo de labranza, ha servido también para mejorar la obtencién de un cuadro general de Jos asentamientos y de los cambios experimentados con el tiempo. En muchos casos, el material recuperado mediante este tipo de pros- pecciones no pasa al laboratorio, sino que se registra sobre el mismo terreno con la ayuda de un ordenador y se abandona en el mismo si- tio donde se ha encontrado. La revolucién de los sistemas de infor- macién geogrifica ofrece al arqueslogo un marco adecuado para in- tegrar tanto los datos obtenidos sobre el terreno como fuera del mismo. Estos sistemas faclitan un rpido acceso a datos informatizados ps miten a los arquedlogos variar sus estrategias de c: ‘excavacién, idealmente cada dia Sey tener " Toda excavacién resulta cara, de modo que cada vez mas se con- templa como el tiltimo recurso, particularmente cuando se trata de ac- tividades arqueoldgicas que dependen de un contrato y de una finan- ciacién de caracter privado. En ocasiones hay un cambio de situacién ¥ es posible preservar un yacimiento in situ que parecia que estaba condenado a desaparecer bajo una carretera 0 un edificio, caso del teatro Rose que vimos en el capitulo 1. La preservacién mediante el registro, que en resumidas cuentas es lo que es una excavacién, en cual- quier caso ha de justificarse adecuadamente. La recuperacién La excavaci6n total es actualmente muy pocas veces la opciéa fi- nal o la opcin deseada, por una raz6n: el registro arqueol6gico es al- tamente repetitivo. Hay mucha redundancia en relaci6n a determina- dos aspectos com el tipo de materiales, el uso del paisaje o a las formas de enterramiento, Esta repeticién hace que pueda haber un muestreo de Jo representativo. El muestreo no garantiza la recuperacion de lo raro o lo tinico. Puede que exista escondido en un pozo un hallazgo fenomenal que no sc ha excavado porque el pozo se dejé de lado al aplicar un esquema de muestreo del 10 por lento del yacimento Ello refleja el interés de la arqueologia contemporénea por lo comén y no por lo tinico, Seguro aque a todo nos gustaria deseubri un torques de oro, Antguaetate To que sufria las consecuencias de uma determinada orientacién de la arqueologia eran los objetos ordinarios como los vasos, los huesos y 64 ARQUEOLOGIA BASICA las piedras, que simplemente eran abandonados. Los hallazgos ex- traordinarios llenan los titulares y no hacen dafio. Pero a los arqueé- logos de nuestro tiempo les toca concentrar sus esfuerzos en generat interés por aquella pequefia villa romana, granja medieval o cantera prehistérica que no mereceré los titulares de ningdin periédico. La recuperacién es un tipo de actividad que si podemos contro- lar (figura 3.2) 0, por lo menos, que podemos realizar de forma siste- matica. Con la idea de obtener una muestra representativa se ha im- puesto el uso de tamices y la idea de preservar lo que es razonable ha. recibido gran atencién. La recuperacién de pequefios elementos como los huesos de las patas de las ovejas 0 restos de pescado, es algo que hay que plantearse concienzudamente ya que su ausencia puede atri- buirse tanto a los procedimientos de excavacién, 0 a unas condicio- nes adversas de los suelos, como a la actividad humana. Unidades arqueolégicas Lo que descubrimos y recogemos en nuestra cuadrfcula espacial hha de ser organizado. Este trabajo ocuparé gran parte de nuestro tiempo que se repartira entre anélisis, eximenes y desplazamientos hacia el musco, el taller y el laboratorio. Existen tres unidades basicas que nos permiten investigar en torno a una cuesti6n arqueol6gica clave: el porqué de la variacién en el tiempo y el espacio que observamos en Jas culturas. En orden ascendente estas unidades son: atributo, objeto y conjunto. 1Los tipos de objetos se clasifican de acuerdo con los atributos que poseen: forma, color, material, decoracién, etc... Los conjuntos se de~ finen por la frecuencia en que aparecen los distintos tipos de objetos, yen si misma constituye un atributo de esta entidad verificado por me- dio del contexto estratigrafico y la cronologia. A un nivel de clasifica- cion superior encontramos las culturas arqueolgicas, los grupos cul- turales y los tecnocomplejos (véase capitulo 6). Atributo, objeto y conjunto son conceptos que han estado vigen- tes en esta disciplina desde sus inicios en tiempos de Thomsen y Montelius (capitulo 1). Fueron los componentes con los que se cons- truyeron las cronologias relativas y que consagraron a la historia cul- tural, Desde entonces no han parado de ser reestructurados, Fueron definidos a fondo para la arqueologia antropolégica por David Clarke (1968: 37) quien ademas formalizé una observacién fundamental para la clasificacion de los materiales arqueoldgicos (fi- gura 3.3). Cuando estas unidades se emplean en arqueologfa es raro encontrar que sean monotéticas, que es cuando todos los atributos y CONCEPTOS BASICOS 65 Fasos cronckigioas Muerto de los animales | > Reestibucion Shas pou ed Seeetiiarieno —P eee bag me ee har ae a ieee arqueoiégioa nari ieee Etnadn do némeros minimos, ett - gilt ule CREE Se sronaied formacisn . Contanto Feduccién de los ‘nace clomartos de fauna ia. 32. Recuperacion de muests. Este diagrama ensea lo que ks ocur a fos huesos de los animales en cada fase del proceso arqueipico. Se han elaborad diagrams parecdos araotrs materiales. Lo importante deesteaguema es ecordamos que logue hacomas, gu ‘que que sucede ene suo, feta a grado de eresenatvidad de las musts. objetos que esperamos encontrar realmente aparecen, como los estu- diantes en la clase de las nueve. En cambio, tal como revela la lista de asistencia a clase, resulta que en realidad su presencia varia, que €s lo que sucede cou el grupo politeéricn. Esto es importante ya que eabe es- perar que en nuestras clasificaciones haya que establecer divisiones que no son perfectamente diéfanas. Los arquedlogos invierten mucho 66 ARQUEOLOGIA BASICA Fie, 3.3. Sistemas politicos y monotétcos de clasificacin, La fila superior de objetos de cerdmica presenta siempre o presenta parcialmente las atributos dela cultura o cor junto AE {a partir de Clarke, 1968: figura 3). tiempo decidiendo cuantos aspectos determinan Ja pertenencia a un grupo, y con qué frecuencia, como si esto fiiera el problema més im- portante que ha de ocuparles como arquedlogos. Se trata de un aspecto relacionado con el principio de frecuencia de aparicién (véase recua- dro 2 y mAs abajo). Normalmente la forma cémo se han preservado los materiales y su recuperaci6n por azar resultan ser los principales factores que inciden en todo ello. Pero los datos son los datos, y, como los nifios, no han de ser culpados por comportarse de este modo. ‘Tampoco hace falta ser tan escrupulosos como para pretender encon- trar taxonomias definitivas, tal como pide el enfoque monotético. Las clasificaciones siempre resultardn escurridizas. Las clasificaciones sir- ven para ayudarnos a responder a preguntas, y no son en st mismas un fin, aunque si uno lee mucho sobre arqueologia puede que acabe pensando justamente lo contrario. Arrrsuros. Los objetos se analizan en relacién a los atributos que presen- tan, Se trata de observar su composici6n, materia prima, forma y de- coraci6n, asf como las técnicas de manufactura y los contextos en que se han hallado —un pozo, una casa, un enterramiento, por ejem- plo—. También importa con qué otras cosas se han hallado —restos CONCEP TOS BASICOS. 67 humanos, restos de animales, otros objetos similares u otras objetos distintos—. La cantidad es también un atributo importante, asi como los elementos que permitan establecer una cronologia independiente. E] andlisis de los atributos se aplica también a clasificaciones de ‘orden superior como por ejemplo la revolucién urbana de Childe o las etapas nevevolucionistas de jefaturas y estado (capitulo 7) pro- puestas por Ellman Service (1962). En estas paginas se ofrece una lista de atributos que se contrastan con los atributos de la arqueologia de la Creta Minoica y de Mississippi Moundville (recuadro 18). El pro- pésito de investigar estas relaciones arqueol6gicas es puramente des- criptivo y con Ia sola intencién clasificatoria. Opreros El tamafo de los objetos que vamos a recuperar es enormemente variable. Igualmente pasa con su mimero, ya que puede variar desde tun conjunto aislado de restos de cerdmica al contenido entero de la ciudad de Teotihuacan, Fl término objeto abarca una gama enorme de vestigios. Figuran entre los mas comunes, objetos cotidianos de facil manejo como un cuchillo o una cuenta de collar, o construcciones a escala humana como una casa, La ampliacién de este mundo cotidiano nos conduice al entorno modificado por la accién humana en el que destacan aldeas y ciudades con su arquitectura monumental, sus €5- culturas, sus puentes y sus factorfas. Entre Jos objetos menos hal tuales podriamos citar a paisajes enteros utilizados o transitados por gentes diversas, Muchas éreas aparentemente virgenes que apreciamos por su belleza natural son de hecho creaciones humanas, es decir, ob- jetos. E] Parque Nacional de Dartmoor situado en el sudoeste de Inglaterra, es visto por mucha gente como un lugar salvaje que con- trasta con los campos sembrados que lo rodean. Sin embargo, el Dartmoor que visitamos hoy fue creado en la Edad del Bronce, cuando se parcelé el bosque y se fue aclarando gradualmente. Mas tarde sir- vid de zona de pasto para ovejas y partes del mismo fueron explota- das como cantera de granito. Luego fue explotado turisticamente y atin por un tiempo fue campo de entrenamiento del ejército. De alguna forma el érea pudo preservarse hasta hoy como objeto de origen pre- historico. Dartmoor es por lo tanto un elemento mas de la cultura material de un territorio. Pero la escala de los objetos a considerar puede ser atin mayor. Por ejemplo, Australia, el continente de los cazadores-re- colectores. De forma errénea se piensa que este estilo de vida es allf fruto de la naturaleza, en vez de verse como el origen de los cambios 68 ARQUEOLOGIA BASICA que la han condicionado (capitulo 8). Este punto de vista procede del evolucionismo de los siglos xvu y xx, que dictamin6 que los aborige- nes del continente no habian llegado a crear una civilizacién en el sen- tido etimol6gico del término. Cincuenta afios de investigaciones arqueolégicas han dado total- mente la vuelta a este cliché. Mucho antes de que el Capitan Cook pi- sara la zona, el continente ya era un paisaje cultural, Se encuentran ‘objetos de piedra por todas partes, incluso en el sudoeste de Tasmania en zonas actualmente deshabitas hoy, y los objetos més antiguos al- canzan unos 60,000 aftos de antigitedad. La practica de la quema del monte, arqueolégicamente verificada gracias a los depésitos de car- bon, transforms la cubierta vegetal en beneficio de los eucaliptus que son resistentes al fuego. Muchos animales, especialmente la megafauna de marsupiales, se extinguieron debido a cambios en el habitat o a la actividad predadora humana. Australia es también un soporte gi- gante de manifestaciones de arte donde las rocas han sido pintadas, gravadas y labradas con signos y representaciones de animales y de humanos; es decir, objetos que representan objetos que contienen objetos. Coxroxtos: El tercer nivel de la clasificacién basica de las unidades arqueo- légicas es el conjunto. El conjunto fue definido por David Clarke como una coleccién de tipos de objetos coctaneos asociados (1968: 188). A partir del conjunto sélo resta un peldafio mas para obtener las di- versas tipologias que identifican a un conjunto de un nivel estratign’- fico o unidad cronologica. Fl debate mas importante que ha habido nunca en relaci6n a la interpretacién de conjuntos arqueolégicos se bas6 en datos del Paleolitico. Implicé entre otros a Bordes y a Binford, y tuvo como ob- jeto la interpretacién de los conjuntos de tiles de piedra hallados en distintos niveles estratigrAficos de diversas cuevas y abrigos situados en el sudoeste de Francia utilizados por los Neandertales hace entre 100.000 y 40,000 afios. Unos de los abrigos mas famosos es Le Moustier, del cual tomé el nombre la cultura Musteriense. Estos conjuntos fue- on estudiados por Frangois Bordes, quien establecié una lista de u- pos que contenia 63 elementos entre los que se podian reconocer ras- padores, puntas y buriles. También creé una serie de indices técnicos que servian para describir el método por el cual se habian tallado las, piedras (Bordes, 1972). Cada conjunto contenfa una proporcion dife- rente de tipos y una aplicacién variable de las distintas técnicas de CONCEFTOS BASICOS 69 talla. Lo que habia descubierto le sorprendié mucho. Bordes escribié més tarde que esperaba encontrar un espectro notable de variacion. En cambio descubrié que solo podia reconocer cinco conjuntos 0 va- riantes del Musteriense. El debate sobre el Musteriense se centré en la explicacién de es- tas variantes. {Se trataba de marcadores étnicos de cinco tribus dife- rentes de Neandertales como pensaba Bordes, o se trataba de conjun- tos distintos de titiles (kits de herramientas) que correspondfan a necesidades funcionales distintas como propuso Binford (Binford y Binford, 1969)? ¢O se trataba, como propusieron otros (Mellars, 1970), de etapas diferenciadas de un mismo desarrollo? Este tipo de estu- dios de conjuntos centrados en las tipologias y en la frecuencia de apa- rici6n de los distintos tipos, abundan también en arqueologia referi- dos a otros vestigios como la cerdmica o los objetos de metal, Cunturas ARquEoLécicas Las culturas, como la Musteriense, constituyen la siguiente hilada de la pared de las unidades arqueol6gicas. Han sido tradicionalmente y parece que seguiran siendo en el futuro los componentes basicos que permiten seguir al arquedlogo construyendo su discurso. Las culturas constituyen tanto el elemento a clasificar como el clemento a inter- pretar. Hay dos definiciones clasicas de cultura que proceden de plan- teamientos filosdficos y politicos distintos: la propuesta por el ar- quedlogo alemdn ultranacionalista y racista Gustav Kossina, y la que dio a conocer el arquedlogo austratiano Gordon Childe. La primera fue aplatdida tras la muerte del arquedlogo en 1931,.por los partida- rios del III Reich. Kossina sostenia que habia: ‘Unas provincias arqueolégicas claramente definidas y delimitadas, y perfectamente caractetizadas, que se corresponden sin lugar a dudas ‘on los terrtorios detentados por determinacdos pueblos y tribus (Kossina, 1926, en Veit, 1989: 39). Childe, por su parte, hablé del pasado desde una perspectiva mar- xista, Definié cultura arqueolégica de la forma siguiente: Encontramos ciertos tipos de vestigios —ceramica, titiles, oma- ‘mentos, ritos de enterramiento y formas de casas— que constantemente se repiten conjuntamente. Podrfamos Hamar a este complejo de rasgos asociados «grupo cultural» o simplemente «cultura», Aceptamos que tal complejo es la expresion material de lo que hoy lamarfamos un «pue- blo» (Childe, 1929: v-vi) 70 ARQUEOLOGIA BASICA La innovacion de Childe consistié en abrir paso a una explica- cién social del pasado. Su hipétesis de que «cultura» equivalfa a «pueblo» tomé en consideracién el caracter de mosaico que tenfa la arqueologia en Europa. Estuvo en desacuerdo con Kossina para quien todo lo que era bueno e innovador caracterizaba a sus ances- tros, los arios del norte; en cambio coincidié con el tipdlogo sueco Oscar Montelius en su aceptacién de la idea de difusion procedente del Proximo Oriente. Una ex oriente lux dio también a Childe a par- tir de sus primeros trabajos, la explicacién del origen del cambio en Europa. CULTURA ANTROPOLOGICA La definicién que nos propone Childe describe la realidad ar- ‘queolégica de la cerdmica, las piedras y los tipos de casas. Pero el con- cepto de cultura tiene un alcance mucho mayor que esto, visto desde la antropologfa. E. B. Tylor delimité su ambito de estudio en el siglo xxx de esta forma: Cultura o civilizacién... es esta totalidad compleja que incluye co- nocimiento, creencias, arte, ley, preceptos morales, costumbres y cual- quier otra capacidad y habito adquiridos por cl ser humano como miem- bro de una sociedad (Tylor, 1871: 1). Se trata de algo adquirido y transmitido: La cultura... se refiere... a experiencia aprendida y acumulada. Una cultura... tiene que ver con las pautas socialmente transmitidas a través del comportamiento caracterfstico de un determinado grupo so- cial (Kessing, 1981; 68). Se puede contemplar en términos adaptativos y funcionales: Entendemos por cultura un continuum temporal extrasomsético de clementos y acontecizaientos dependientes de la simbolizacién... Un me- canismo al servicio de los grupos e individuos de la especie humana cuya funcién es hacer mas segura la vida contribuyendo a su continuidad (White, 1959: 3, 78) Para Leslie White cultura es nuestra forma extrasomatica de adap- tacién. Aunque hace referencia a los simbolas, White no quiso decir, ‘como mas tarde Clifford Geertz propuso, que cultura fuera una trama de significados para interpretar el mundo: CONCEPTOS BASICOS a El hecho de creer que el ser humano sea un animal suspendido en tramas de significacién qué-él mismo ha tejido, me hace tomar por cultura justamente este conjunto de reds, por lo que su analisis no puede pretender ser tna ciencia experimental que persiga descubrir tunas le- yes ciemtficas, sino una ciencia interpretativa que persiga descubritsig- nificados (Geertz, 1975: 5). Estas posiciones distanciadas constituyen una de Jas razones por las que el concepto de cultura se contemple como algo muy pro- blematico por parte de muchos antropélogos, por mas que sea hist ricamente la idea central que manejan. Retoman el tema en los tlti- mos tiempos M. Carrithers (1990), Tim Ingold (1994), C. Brumann (1999) y Adam Kuper (1999) Dos principios Las unidades atributo, objeto, conjunto y cultura constituyen los materiales basicos con los que construir el edificio de la arqueologia. Sirven para establecer clasificaciones y para presentar interpretacio- nes, Como vitios con relacién al debate sobre el Musteriense, las in- terpretaciones-que proponen los arquedlogos pueden diferir. Pero in- cluso en este caso, los principales protagonistas del debate coincidian en que aparecfan unos conjuntos perfectamente identificables. En lo que diferian era en su significacién. Hay dos principios que nos ayu- dan a comprender por qué arquedlogos con criterios diferentes con- cuerdan en relaci6n a estos materiales constructivos basicos de la dis- ciplina. Estos principios son: — frecuencia de aparicion y — estratigrafia. EL PRINCIPIO DE FRECUENCIA DE APARICION Gran parte de lo que he dicho en este capitulo hasta el momento, depende del principio de frecuencia de aparicién. Este principio se aplica a los objetos, a las tipologias y a los estilos o rasgos especificos de manufactura, decoracién y uso. Cuando la frecuencia de aparicion fluctia significa que sc ha producido un cambio en el registro ar- ‘quealégico que generalmente se explica invocando a la difusién de puc- blos 0 a la diseminacién de ideas. La frecuencia de aparicién cambia con el tiempo y a través del espacio, Este principio supone también 2 ARQUEOLOGIA BASICA que las cosas son parecidas porque la gente comparte las mismas ideas y las mismas premisas culturales. Este rasgo de los humanos se pre~ senta como un aspecto basico de la especie. Empezé en el Paleolitico y contintia hasta hoy. Para los historiadores culturales como Bordes, ‘cualquier tipo de util de piedra es comprensible en la misma medida en que lo es una gorra francesa o un sombrero de hongo inglés. Todos expresan el mismo imperativo cultural, por el que e] hecho de com- partir normas de comportamiento sirve para fijar las identidades de grupo. Pero este imperativo no se analiza nunca, sino que se asume como el fundamento que sirve para comprender el origen de la varia- cién de las unidades arqueologicas. Esta falta de claridad condujo a gente como Binford a repensar seriamente qué era lo que media real- mente el principio de frecuencia de aparicién. EL. PRINCIPIO DE ESTRATIORAFIA Frecuencia de aparicién y estratigrafia son dos principios que van de Ja mano. La estratigrafia transforma un «muro de tierra» en. un re- gistro del tiempo y de la actividad humana habida. Y, mas importante ‘ain, el hecho de tener la estratigrafia en la mente le hace a uno con- templar el paso del tiempo sobre la vertical, es decir, observar c6mo el paso de un tiempo-amontona capas de sedimentos una tras otra Uno necesita aftadir esta dimensién vertical a la experiencia coti- diana del tiempo que es normalmente linear —Ios minutos se vuelven horas y las horas dias—, 0 cfclica, cuando se espera el cumpleafios que sucede una vez al aio (capitulo 6). La esencia del andlisis estratigréfico es la determinacién de las capas separadas que se disponen unas sobre otras y ¢l examen de su contenido, Edward Harris (1989) propuso un método de anslisis sis- tematico muy interesante. Su matriz de andlisis (figura 3.4) se ha convertido en una convenci6n de uso generalizado. Es un buen ejem- plo de jerga visual. Las diferencias estratigraficas pueden deberse a la geologia —variacién en suelos y sedimentos que se identifican por los cambios de color o de textura—, o por el rastro dejado por Ia actividad humana —construccién de muros, acumulacién de desechos—~. La excavacion estratigréfica empez6 a mitad del siglo xx, siendo algunos de sus prin- cipales exponentes, J. J. A. Worsaae, que excavé yacimientos prebis- t6ricos en Dinamarca, y Giuseppe Fiorelli, que aplicé los principios de Ja estratigrafia a la excavaci6n de las ruinas de Pompeya en 1860. No todos los arquedlogos siguieron por el mismo camino, ni todas las ex- cavaciones de la época se registraron correctamente. Ademés, la am- CONCEPTOS BASICOS 73 Flo, 34, Matric Harris para una seccion de sna exeavacion, Esta matrit se combina ria. con las demas correspondientes alas otras seecionss y cor los planos. plitud de intereses que perseguia Worsaae, que inclufa la recuperacién y el andlisis de restos orgdnicos con el fin de reconstruir el ambiente ‘que condicionaba la subsistencia de los seres humanos, muy a menudo no se producfa, La mayor parte de las excavaciones s6lo pretendian la recuperacin de materiales. Las excepciones destacan con luz propia, como la protagonizada por Ferdinand Keller que realiz6 en 1854 un trabajo pionero en unas bien preservadas aldeas lacustres suizas del Neolftico. En Inglaterra, la formacién militar del general Pitt-Rivers y su ferviente creencia en el evolucionismo le llevé a realizar un trabajo que fue modélico (Bowden, 1991). Excavé yacimientos situados en sus propiedades de Dorset y publicé los resultados obtenidos (1887). En 1882 el general se hab{a convertido en el primer Inspector de Monumentos Antiguos del pafs, tras haber aprobado el Parlamento unas primeras leyes protectoras que afectaban a los principales yaci- mientos del pats. La atencién a la estratigrafia de los yacimientos procuré a los arquedlogos un medio adecuado de comparacién de resultados que servia para construir una cronologfa relativa. En cada parte del mundo la revoluci6n estratigréfica siguié su propia evolucién. En América del Norte se tardé mas que en Europa en Ilevarla a cabo, y se centro en- tre 1915 y 1927 en el estudio de los indios Pueblo del sudoeste de los Estados Unidos. 74 ARQUEOLOGIA BASICA DATACION POR SERIACION Combinando frecuencia de aparicién y estratigrafia se obtiene una seriacién (capitulo 1), que es un procedimiento arqueolégico es- tandar que sirve para clasificar series de atributos y objetos, y poder- los interpretar. Uno de los mejores ejemplos de seriacién procede del sudoeste de los Estados Unidos, como vamos a ver. La cuestion principal que se presenté a los investigadores de la prehistoria de esta region, con sus monumentos como Pueblo Bonito en el Cafion del Chaco, Nuevo México, tenfa que ver con la datacién. relativa, La respuesta desarrollada por el antropélogo A. R. Kroeber, en un articulo pionero publicado en 1916, proporcioné a la arqueolo- gia una cronologfa que salfa de la frecuencia de las seriaciones de la cerdmica. En este trabajo este investigador sefialé que la variacién en a proporcién de las tipologias podia deberse tanto al tiempo como ala geografia. Recordemos que se trataba de una secuencia no de una es- cala y que ninguna seriacién puede indicar la duracién de una fase. La duracin de una determinada fase se pudo conocer en los Estados Unidos por primera ver. gracias a la dendrocronologia, y a partir de 1945 de forma universal mediante la datacién por radiocarbono (véa- se més abajo). El principio que subyace al concepto de seriacién es que el cambio es analfticamente visible por medio de la variacién ob- servada en la frecuencia de aparicién de los distintos tipos de objetos, generalmente cerdmica (figura 3.5). Kroeber no estaba solo en el desarrollo de estas técnicas aunque parece que fue él quien dio el paso decisivo de forma independiente (Lyman, O'Brien y Dunnell, 1997: 55). Nels Nelson, Clark Wissler ¥ Leslie Spier también produjeron cronologfas por seriacién para la ar- queologia del sudoeste de los Estados Unidos. Las excavaciones en el pueblo de Pecos dirigidas por Alfred Kidder durante los afios 1920, que ‘emplearon unidades estratigréficas naturales en vez de artificiales, con- firmaron que los cambios en Ja frecuencia de los tipos de ceramica tenian caracter cronolégico. El grafico destinado a presentar las se- riaciones es otro ejemplo de jerga arqueologica visual, DATACION ABSOLUTA La estratigrafia proporciona una secuencia; B viene después de A, pero antes que C. La frecuencia de aparicién cuando se usa en una seriacién sirve para estudiar el proceso de cambio cultural. Se podria preguntar, «gquignes son los que vinieron de qué lugar?», ba- sandonos en la frecuencia de aparicién de las tipologfas. Sin embargo, concer nbsicas 1s 7: : Hotel 0 3 ikl» |e] «be. « [ap = A jar 6.4] Jes.a} | at Cc fas I 6.2 fea} | 2 [Jaa D fee 144] frs2j |: | |eo Lee lade best of Il I 1 7| ant Lad jo ¥ i 4 as socio K fe. | bo: oo 18.2} ™ feos} Teel foo lar Fic. 3.5. Grafico para seriaciones. Esta seriacign refleja los cambios en la frecuencia de ‘aparicién de cuatro recipientes de cerdmica. Los porcentajes de cada fla suman el 100 por cien lo que los arquedlogos, y especialmente los arquedlogos de la prehis- toria querfan, era un método para medir el tiempo en términos de afios absolutos y no por medio de los cambios en la frecuencia rela- tiva, Es decir, ghasta cudndo duraron aquellas curvas del grafico de Ia seriacién? La medida absoluta del tiempo, independientemente de los do- cumentos escritos o las listas de reyes, se logré por primera vez con- tando las varves anuales en medio lacustre y los anillos de los arboles. Ambos procedimientos proporcionan dataciones muy precisas, pero dependientes obviamente de la conservacién de! material soporte, la madera o los depésitos acumulados en los fangos del fondo de los la- gos. Sin embargo, la solucién a muchos problemas de dataci6n sélo se ograrfa con ima técnica que sirviera para datar elementos encontra dos en la mayorfa de los yacimientos —carbén, huesos y conchas de moluscos— 6 |AROUEOLOGIA BASICA cr — ae oa a —_— ee ere et ee LS Pisme Gy eatee douse Fates go fae Se Baa se Tomnoensa ioe a --- Enon asorerics de resonance os ‘ 10 100 1000 edad or mlas do tos F10.3.6, Ais que abarcan las tenicas de datacién (a partir de Aitken, 1990: figura 1.1). El gran paso se dio después de 1945 con el desarrollo de los mé- todos de desintegracién de isétopos, En primer lugar se desarrollé el método del radiocarbono, y a continuaci6n llegaron una serie de téc- nicas afines que empleaban diversos isétopos asociados con el ura~ nio, el potasio, el argon y el torio. Actualmente existen métodos de dataci6n que se valen dei geomagnetismno, de la termoluminiscencia, del espin de resonancia electronica y de la racemizaci6n de los ami- noécidos. Cada técnica cubre un lapso de tiempo distinto y aplica so- bre una gama distinta de materiales (figura 3.6). El recuadro 11 indica los materiales sobre los que se basa cada técnica. Para saber mis so- bre esta especialidad de la arqueologfa tan técnica véase Aitken (1990). La medicién absoluta del tiempo mediante métodos cientificos es sin duda uno de los grandes logros de la investigaci6n interdisciplinar. Fundamentalmente se trataba de combinar la fisica y la quimica con Ia arqueologia. Willard Libby fue el primero que desarroll6 con éxito la técnica del radiocarbono justo al finalizar la guerra. Su trabajo fue recompensado con un Premio Nobel en 1960, Las viejas técnicas de ‘CONCEPTS BASICOS 7 Recuadro 11: Principales técnicas de datacion clentifica, materiales y edades que abarcan Tecnica Materiales Limite superior Limite inferior de datackén (en afos) (en afios) Potastolargén {K/Ar) Rocas volednicas 90.000 ‘Toda la evolucién thurman ‘Terroluminisoancia (TL] Silex carbonizadoPresente 190.000-500.000, ceramica, '5,000-10.000 0.000 secimentos Espin electrénico —-Esmalte dental Presente >t minon de resonancia Series del uranio —-Estalagmifas) 5,000 360,000 estalaghtas Radiocarbono (C14) Huesosicarbon _Presente 50.000 con espectometria —_conchas,foras fen el Rito del acelerador do 70.000 ‘masas (AMS) Raadiacarbone (C14) Huesosicarbon_Presente 40.000 meétede conwencional, conchas. fbras la dendrocronologia y el andlisis de varves no fueron abandonadas, al contrario, sirvieron para refinar y calibrar los resultados que se obte- nian con las nuevas técnicas puesto que pronto se vio que algunas de las suposiciones de Libby sobre la estabilidad del carbén en la atmés- fera no permitian que con el paso del tiempo se produjeran los cam- bios esperados. Para estudiar la importancia de la dendrocronologia para calibrar las dataciones obtenidas con el método del radiocarbono, véase M. Baillie (1995). La datacién por radiocarbono (C14) es muy atl a los arqueslo- gos ya que este elemento est presente en casi todas partes. Generalmente pueden datarse por medio de esta técnica materiales como el carbén, la madera, los huesos, las fibras, las conchas y las se~ millas, aunque el pretratamiento quimico de las muestras varie y los Iaboratorios tengan sus preferencias particulares en relacién a los ma- teriales, La aplicabilidad de esta técnica en todo el mundo persnitis a Jos arquedlogos comparar culturas y procesos a nivel planetario. Los hallazgos arqueol6gicos locales pudieron de esta forma ser incorpo- cy ARQUEOLOGIA BASICA rados a la historia del mundo, de modo que se pudieron poner las ba- ses para el desarrollo de un enfoque comparativo lo suficientemente globalizador. Los métodos de datacién cientificos son parte de la re- volucién cuantitativa que la arqueologia llevé a cabo en los afios 1950 ¥ 1960. Es posible que sin esta revolucién la arqueologia antropolé- ica no hubiese Negado a desarrollarse tal como lo ha hecho (capf- tulo 2). Pienso que algo nuevo hubiera ocurrido en cualquier caso, pero que probablemente la arqueologia no habria adoptado su caracteris- tica inclinaci6n cientifica y procesual en Ia investigacion del pasado. El registro arqueolégico Hasta aqut he hablado de algunos de los elementos basicos del trabajo del arquedlogo. También he mostrado cémo los arquedlogos acostumbraban a emplear los principios de frecuencia de aparicién y estratigrafia para ordenar sus materiales en secuencias, antes del des- cubrimiento de los métodos de datacién absoluta. Sin embargo, la medicién absoluta del tiempo no hizo mas facil el trabajo de interpretacién del arquedlogo. Al contrario, contribuy6 a abrir un debate fundamental que empezé hace unos treinta afios y que tiene que ver con la naturaleza y composicién del registro ar- queolégico. Las preguntas abiertas son las siguientes: qué es exacta- mente el registro arqueolégico?; ¢eémo se forms?; ¢cémo ha de in- vestigarse? Después de 1969, Binford experiment6 una cierta desilusién con su nueva arqueologia, como él mismo record mas tarde (1983). Fue elresultado de darse cuenta de que todo lo que habfa sucedido fue que la arqueologia se habia vuelto mas estadistica y que la historia cultu- ral se valia ahora del ordenador para ser escrita. Cierto que se habfa refundado como una forma de investigacién en el pasado en clave an- tropolégica, con una preocupaci6n clara por los procesos reales de la vida; pero estos progresos no eran suficientes para poder puentear con éxito el abismo que segufa abierto entre datos y realidad. ¢Cémo pa- sar de los hechos estaticos que podian obtenerse de la excavacién al comportamiento dinamico aunque invisible que los produjo? La nueva arqueologia por mas que insistiese en la necesidad de contrastar hi patesis, el método deductivo, y en la necesidad de obtener las mues- tras utilizando los procedimientos més rigurosos, segua teniendo di- ficultades metodolégicas en este asunto crucial que tenfa que ver con Ja interpretacién. No habia otra salida que afrontar el problema puesto que estaba en peligro la propia consideraci6n de la disciplina como ciencia. Pero ¢como? CONCEPTOS BASICS. 79 Recuadro 12: : 2Qué es Ia tafonomia’ La tafonomia esta estrechamente relacionada con la teorla de alcance ‘medio y oon los procesos de formacién de los yacimientos, Literalmente cel ‘griego, tafonomia significa «norma que rige los enterramientos~, siendo el estudio de la parte del registro arqueolégico que tiene que ver con los res- tos orgiinicos (Lyman, 1994: 1), La tafonomia es basica en la Investigacion de los conjuntos de huesos de animales. de residuos de cosectas y de otros \estigios ambientales como la geoarqueoiogia, para poder desentranar los diversos agentes y procesos naturales y culturales que han contribuido a la formacién de las muestras arqueolégicas. LA TEORIA DE ALCANCE MEDIO. La respuesta de Binford fue establecer unos principios que sirvieran de puente entre lo estatico del registro arqueolégico (los, hhuesos y los fragmentos de ceramica) y las dinamicas del compor- tamiento humano en el pasado (las acciones ahora invisibles que originaron el:‘comportariento humano y lo organizaron en patro- nes espaciales y temporales). Llamé teoria de alcance medio a este conjunto de principios (recuadro 6). En la prdctica se basé en la experimentacién y en la observacién del comportamiento corriente de personas y animales en el mundo actual, todo lo cual debfa ser- vir para entender de qué forma se crean en el mundo real aquellos patrones. Binford levé a cabo su propia investigacién de los cazadores Nunamiut de Alaska y del pueblo Alyawara de Australia central (Binford, 1983). También estudi6 en Africa y América del Norte la forma de criar ¥ de alimentarse de los carnfvoros, con el fin de averiguar qué hacen con los huesos y que tipo de marcas dejan en ellos (véase recuadro 12). Este tipo de estudios tafonémicos se popularizaron mucho entre los arqueslogos. Binford pretendia con todo ello determinar la gama de procesos causales potencialmente importantes para el desarrollo de su tema principal de estudio: los cazadores-recolectores de la prehistoria, Su estrategia tenfa tres partes diferenciadas, como puede verse en el re cuadro 13. No todo el mundo siguié la estrategia trazada por Binford por que no todo el mundo tenfa los mismos intereses investigadores. ¢Qué pintaban las hienas en la investigaciGn de las sociedades agricolas se- 80 ARQUEOLOGIA BASICA Recuadro 13: : i La teoria de alcance medio eniapractica = * Tata de las dindmlcas del comportamiento por madio del estudio etnoar- ‘queoligico de las sociedades de cazadores modemnos. Su objeto es Co- ‘Nocer los procasos de toma de decisiones y como la arqueciogla que ge- ‘Neran'se organiza en el tiempo y 61 espacio (Binford, 1978a, b, 1980). + Aina nuestra capacidad para reconacer patrones significatives en los da~ ‘os, Lit teorla de slcance medio forma un puento entre los dates que en- ‘contraiios ¥ ef comportemiento que en el presente rio'se puede contem- plat pero que dio origen a tales datos (Binford, 1983). * Compara a los seres humanos que cazaban con las carnivores. Examina ‘como los carnivores se alimentan de caddveres y trasladan parte de la ‘carne a sus guaridas, Puesto que ol comportamiento de lobos y hienas no. hha variado, mientras que el de los seras humanos experimentaba adap- + taclones diversas durante el Paléoltco, estos estudios proporcionan una ‘vara de medi tales cambios (Binford, 19812). dentarias? Pero también se han llevado a cabo estudios de etnoar- queologfa referidos a:sociedades agricolas y comunidades urbanas, aunque han partido de premisas muy diferentes. Algunos estudios so- bre cultura material moderna como el proyecto de Tucson (Skibo, Walker y Nielsen, 1995) de investigacién de los basureros o el trabajo de Hodder sobre los Baringo del Africa Oriental (Hodder, 1982) cons- tituyen casos especialmente conocidos caracterizados por presentar alternativas sobre la forma de entender c6mo una cultura modifica el espacio y el tiempo y cémo los patrones que aparecen ponen de ma- nifiesto la manera como Ja gente consume e interactéa haciendo uso de su cultura material, LA FORMACION DE LOS YACIMIENTOS Michael Schiffer, antiguo alumno de Binford, desarrollé un mé- todo que privilegiaba el estudio del comportamiento humano, espe- cialmente en relacién a la produccién, uso y desecho de objetos. Schiffer (1976) queria poner de manifiesto la importancia que tenfan las leyes sobre el comportamiento humano en Ia investigacion arqueol6gica. Para este investigador el estudio de la formacién del registro arqueo- logico era mas importante que la teorfa de alcance medio. Los proce- svete « ee 0 Seancrodieran ait at een ieie a= a stags pataes ’ Contexto arqueolégico Basura Fie. 3.7._ La prstce de la arqueolgta ba formacion del registro arqueoligico con et aso da Tos materials de um conteio sistbmico a wn contete arqusclogco (a pot de Sohifer 1976) sos de formacién de los yacimientos podian ser de dos tipos: natura- les y culturales. Ambos tipos afectaban a los objetos y a las asociacio- nes de objetos de una forma que podia predecirse. Asf,los objetos tran- sitaban de un contexto sistémico en el pasado al actual contexto arqueolégico en que se habfan convertido en desecho (figura 3.7) Si existe una diferencia entre la teorfa de alcance medio de Binford y los procesos de formacién de Schiffer, ésta estriba en los objetivos perseguidos. Para Schiffer y sus colegas «el meollo de la arqueologia, en cualquier momento y lugar, son las relaciones entre comporta- miento humano y cultura material» (Schiffer, 1976: 4). El recuadro 14 nos explica cuatro estrategias que ilustran sus expectativas de inves- tigacién. EI propésito de la arqueologfa segiin Binford (1983) es, en cam- bio, alcanzar un entendimiento suficiente de las transformaciones evo- lutivas tales como el paso de la depredaci6n a la agricultura, o la sus- ttucién de los Neandertales por los humanos modecaos. En el proximo capttulo examinaremos otras diferencias en sus respectivas concep- 82 ARQUEOLOGIA BASICA Recuadro 14: Las cuatro estrategias de la arqueologia del comportamiento (Schiffer, 1976) ‘Comportamiento Cultura material humano. Pasado Presente ‘i Pasado ‘Arqueologia y estudio de | Estudos etnoanquoologicos ‘deerminados sistemas: para informarintepretsciones culturales del pasado. por "| arqueciégleas genetaes. por ‘femplo,e|adverimiants de | elemplo, patrones de socledades palaciogas on | asentamiento de les tad del once en el Ege0. | cazadores-recolectores, Presente Contribucién dela Estudio de algunas. arqueclogiaa la compronsion | socledadies industrials, ‘ie aspectos generals dei | por sjrmpe. el proyecto Je ‘mundo contemporineo. asi, | Tucson como invastigacén ‘como de comportamientos en | de las paulas de consumo. fl pasado. por ejemplo, prosiones demogrtiens ‘como causa del cambio ‘eutural Resumen En este capitulo he recorvido el trecho que separa el disefio del proyecto de investigacién, del registro arqueol6gico. Ambos conceptos simbolizan el gran cambio habido en la forma de con- cebir y practicar la arqueologfa. Tiempo atras el registro arqueo- Jogico no se veia como un problema. En efecto, todavia actual- mente se dice que el trabajo del arquedlogo consiste en extraer los datos que ofrece una estratigrafia (Harris, 1989: xiii). Pero, ‘como acabamos de ver, el registro arqueolégico es algo mas que un producto de la geologia con sus leyes de superposicién, El re- gistro nos crea problemas interpretativos que en expresion gra- fica de Hodder, empiezan en «la punta del mismo pico». De modo parecido, ser claros sobre lo que vamos a hacer cuando redacta- mos un proyecto de investigacion es una forma de plantear bien ya de salida el método de obtencién de muestras. La obtencion, de muestras representativas no tiene nada que ver con los prin- CONCEPTOS BASICOS 83 cipios de la estratigraffa. Est4 relacionado, en cambio, con nues- tras presunciones sobre la investigacién del comportamiento hu- mano por medio de los restos materiales y de su distribucion en el tiempo y el espacio, y con los enfoques que adoptamos, En consecuencia he introducido algunas de las unidades que los arqueslogos manejan, como la de atributo, y alunos de los rincipios que tienen en cuenta, como el de frecuencia de apari- cién, He definido también, entre otros, los conceptos de cultura ¥ tafonomfa. He pretendido familiarizar al lector con algunas de estas convenciones, ya que estructuran la prictica de la arqueo- Jogfa y la hacen inteligible a los iniciados. Tales convenciones apa- recen continuamente a manera de jerga especializada en memo. rias de excavacién, articulos especializados y manuales. Armados convenientemente ya es hora de que pasemos a ver qué pode- mos hacer con ellas

También podría gustarte