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Luis Segundo de Silvestre (1838 - 1887) fue abogado y se desempeñó como secretario de don
Mariano Ospina. Participo en la guerra civil de 1876-77; escribió una biografía de Manuel Briceño,
algunos cuentos y la novela que comentamos. Luis Segundo conoce de primera mano los escenarios
que describe en su ficción: la zona entre Neiva y Honda que comprende pueblos como Girardot,
Saldaña, Coello, Guamo, Purificación, Ibagué y Ambalema, pues su padre se ocupaba del negocio del
tabaco por estos valles del Magdalena, e incluso escribió un opúsculo a este respecto dedicado al
general Mosquera.
La novela tiene veinte capítulos. Los primeros diez comportan un espacio, un tiempo, unos personajes
y unos hechos que, en su conjunto, establecen una narración completa, una especie de novela corta
intercalada de gran intensidad, frescura y belleza. Describen un viaje por el río Magdalena, entre
Purificación y Girardot, en una balsa de guaduas. Los siguientes diez son una especie de anticlimax;
un añadido artificial que tiene por objeto satisfacer el impulso costumbrista del autor. En ellos se
diluye la trama, lo mismo que el efecto estético y el dilema moral logrado en los primeros capítulos.
La historia es contada por el propio protagonista, Andrés, un joven blanco oriundo de Bogotá, quien
labora con un tío en Girardot. Éste es dueño de uno de los establecimientos más ricos de la zona,
dedicado al beneficio y la venta del tabaco, y Andrés debe desplazarse por los pueblos del valle del
Magdalena como administrador de los negocios del tío. La novela se inicia cuando Andrés contrata dos
bogas para que, en una balsa de guaduas llevada por la corriente, lo transporten desde Purificación
hasta Girardot. Cuando la balsa comienza a separarse de la orilla para iniciar la travesía, una joven
salta a bordo sin la autorización de Andrés. A pesar de las protestas de éste, los bogas continúan su
labor y la balsa se aleja de la orilla.
Se trata de Tránsito, una campesina "calentana" de gran belleza, nacida en el hato de paime, por los
lados del Guamo. En la narración se la describe como "bastante limpia, ojos negros y vivarachos,
andar desembarazado, como si toda fuese de goznes" (p.28) 1 y más adelante se dice que es
inteligente y tan segura de sí misma que lega a ser "imperante" (p.151). Poco después de la partida,
bajo un sol ardiente del que difícilmente pueden protegerse los navegantes, Andrés escucha de boca
de la joven la tragedia que ha vivido por culpa de las persecuciones de don Urbano, el propietario de
las tierras donde ella habitaba: por negarse a sus propuestas, toda la familia es obligada a
abandonar . . El padre, Fermín Atuesta, está en la cárcel; la madre, Ursula Perdomo, y las hermanas,
Petrolina y Micalela, dispersas en varios buscan trabajo. Como a pesar de esto Urbano no desiste de
sus propósito, Cirpiano Quimbayo y Juan Briñes, los bogas contratados por Andrés y familiares de
Tránsito, le proponen llevarla hasta Girardot donde, según creen, estará segura. La narración
acompaña el paso de las horas y el deslizarse de la balsa por el río. A veces callan y entonces
admirran la belleza del paisaje; otras desvían la conversación y se refieren a las costumbres de los
ribereños y a sus mitos: hablan, por ejemplo, del Mohan, descrito como "un indio cabezón, con las
piernas cortas y con aletas de pez en las espaldas, muy moreno, con el pelo flechudo y caritriste"
(p.58). Habita en los remansos y los bogas le temen. Hablan también del Pora, un indio brujo que vive
en el cerro de Pacandé, quien habría enseñado a Bolívar la forma de sacar de la tierra a los
chapetones (p.63). Andrés, para hacer gala de civilizado, se burla de tales creencias.
Pero admira la belleza de la joven. Su picardía, su carácter y presencia de ánimo lo van cautivando.
En alguna pausa de la conversación intenta componer unos versos a sus «lindos pies» (p.50). Se da
cuenta desde el primer momento, sin embargo, que entre él y ella no podrá existir ningún tipo de
relación, pues pertenecen a castas diferentes. El tío le ha advertido sobre la necesidad de evitar esta
clase de mujeres, por «peligrosas» (p.91). Comienzan los dilemas del joven: al contemplar a Tránsito,
bella e inerme bajo el sol, siente crecer su deseo y se hace el propósito de ayudarla; pero al recordar
las palabras del tío y la diferencia de castas que los separan, su buen propósito se desvanece. Le
preocupa cada vez más que al llegar a Girardot le vean descender en compañía de la joven y decide
entonces desembarcarla un poco antes de su destino, en el sitio de Peñalisa. Al final de la tarde,
Tránsito observa cambios importantes en la corriente y le pide a Andrés que desembarque con ella
antes de llegar a Girardot. Los afluentes que descienden de la cordillera vienen crecidos y la
navegación pronto será peligrosa. Andrés piensa que se trata de una estratagema de la joven para
seducirlo; la deja en la orilla y ordena continuar. Un turbión sorpresivo frente a Girardot les impide
ganar el puerto. Briñes intenta amarrar la balsa a un árbol, la cuerda se rompe y la balsa continua con
un solo boga. Cuando choca contra unas rocas, Quimbayo, experto nadador, sale a la orilla y Andrés,
quien no sabe nadar, aferrado a un tronco queda al arbitrio de la corriente. Pierde toda esperanza y se
prepara para morir ahogado. Pero Briñes ha encontrado una canoa y maniobrando ágilmente se le
acerca y lo salva. En la ribera se hospedan en casa de unos campesinos; todos están de acuerdo que
las burlas de Andrés desencadenaron la ira del Mohan.
En los siguientes diez capítulos la narración se dilata en escenas costumbristas: describe, al igual que
casi todas las novelas de la época (desde Manuela, publicada 30 años antes), las fiestas de San Juan,
con sus gallos, bailes, comidas, las formas del trato y demás elementos. Describe también las
factorías tabacaleras de Ambalema, Espinal y Girardot y aparecen nuevos personajes, Amaya,
Sarmiento y Cardona, que no alcanzan una caracterización convincente.
Tránsito se ha instalado en Girardot y ahora trabaja en la factoría del tío. Allí tienen los jóvenes
oportunidad de tratarse con frecuencia. Tránsito no pierde ocasión de manifestarle al muchacho su
cariño, pero éste la rehuye. En realidad Andrés sigue deseándola, pero no encuentra el valor para
reconocerlo. La novela termina con la muerte de la muchacha: Urbano la encuentra en un baile, una
huye y él dispara su arma. Aún en su lecho de muerte, Tránsito le declara su amor a Andrés, pero
este la deja morir sin decirle una palabra de cariño. En la tradición literaria es usual que esta escena
concluya con el matrimonio de los novios. En este caso él se resiste a casarse y ella no ve coronada su
más alta aspiración.
El héroe queda, pues, dibujado como pusilánime, abrumado por prejuicios de clase y raza, inseguro
frente a su propio futuro, el cual sólo concibe como derivación de los negocios de su tío, Lo que lo
detiene para establecer una relación intima con Tránsito no es propiamente su formación moral, sino
el temor de que lo sepan sus parientes. Representa cierto tipo de individuo en ascenso, insensible a
las necesidades del pueblo, sin carácter y sin méritos y que, paradójicamente, está destinado a llegar
a las posiciones más altas de la sociedad. Pero ésta no es la posición del autor sino mi interpretación.
Para Silvestre, Andrés es un modelo de comportamiento, sobre todo si se compara con Urbano.
Andrés es «el bueno» porque acepta las jerarquías y se abstiene de «tomar la virtud» de Tránsito, que
tan generosamente se le ofrece.
1. Cito por la edición de la Biblioteca Aldeana de Colombia, Editorial Minerva, Bogotá, 1936, 172 págs.
La primera edición es de la Imprenta de Silvestre y Cia., Bogotá, 1886
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2. Por ejemplo en las novelas, ya analizadas, María Dolores, Amores de estudiante y El poeta soldado.
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3. La novela presenta muy pocas referencias eruditas. Vale la pena, sin embargo, mencionar la cita
que se hace a Klopstock, el poeta romántico alemán (p.140).
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ANALISIS DEL ALFEREZ REAL
Publicado: 10 de junio de 2013
El alférez real (1886)
Su autor, Eustaquio Palacios (1830 - 1898), nació en Roldanillo, Valle, y pasó la mayor
parte de su vida en Cali. Aprendió latín en el convento de San Francisco; en Popayán
estudió derecho y ciencias políticas. Fue rector del colegio de Santa Librada, concejal y
varias veces alcalde de Cal¡. Tuvo en su casa una imprenta y en 1878 fundó elsemanario
El ferrocarril. Publicó, además de la novela que lo hizo famoso, las siguientes obras:
Elementos de gramática y literatura castellana, Explicación de oraciones latinas, Fábulas
y el poema Fsneda.
Como mencioné en los capítulos de Yngermina y El último rei de los muiscas, el género
de la novela histórica tuvo cierto auge en Colombia durante el siglo XIX. Dentro de este
panorama, Elalférez real es la obra más destacada. Sus virtudes se deben al rigor
documental que la sustenta, a la precisión del detalle y a la visión de conjunto que logra
recrear. Se refiere a hechos ocurridos en la ciudad de Cali y en sus inmediaciones
durante los últimos años del siglo XVIII, en especial los comprendidos entre 1789 y 1792,
siendo virrey de la Nueva Granada José de Ezpeleta y gobernador dePopayán don Pedro
de Beccada y Espinosa, a quienes se menciona en la narración.
La fuente más importante utilizada por Palacios es las actas del Ayuntamiento, algunas de
las cuales transcribe en su totalidad. Incluye, por ejemplo, la lista de los funcionarios
públicos, sus títulos o cargos, y la forma como votaban (p. 72, 213, 220). La extensión y el
detalle de estas transcripciones contribuyen alrealismo, pero no se justifican desde el
punto de vista de la trama. Cumplen, según creo, con la finalidad secundaria de exaltar la
prosapia de ciertas familias cuyos descendientes, cien años después, eran figuras
prestantes de la sociedad en que vivía Palacios. La novela evidencia, además, el trabajo
de archivo desarrollado por el autor en notarlas y registros parroquiales.
Don Manuel lucía otros títulos honoríficos - Coronel de milicias y Regidor perpetuo - que
unidos a su riqueza, abolengo y educación, hacían que su autoridad fuese casi ¡limitada.
Era «de hecho y de derecho el personaje más importante de la ciudad» (p.28). Tenla, por
la época de la narración, sesenta años; estaba casado con una mujer veinte años más
joven, doñaFrancisca Cuero y Cavzedo, con quien tenía siete hijos: tres mujeres
(Gertrudiz, Josefa y Rosa) y cuatro hombres (Manuel, José, Fernando y Joaquín), cuya
participación en la trama es mínima.
En este cuadro general se desarrolla la ficción, Los protagonistas son Daniel e Inés. Al
primero se le presenta como un joven blanco de padres desconocidos. Criado por
Mariana Soldevilla, una señora de la...
Información personal
17 de enero de 1996
Fallecimiento
Montevideo (Uruguay)
Nacionalidad Uruguaya
Educación
Juan Luis Segundo (Montevideo, 31 de octubre de 1925 - id., 17 de enero de 1996) fue un
filósofo y teólogo jesuita uruguayo. Conocido por ser una de las figuras del movimiento
Teología de la liberación, escribió numerosos libros en teología, fe, hermenéutica,
ideología y justicia social.