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TRÁNSITO (1886)

Luis Segundo de Silvestre (1838 - 1887) fue abogado y se desempeñó como secretario de don
Mariano Ospina. Participo en la guerra civil de 1876-77; escribió una biografía de Manuel Briceño,
algunos cuentos y la novela que comentamos. Luis Segundo conoce de primera mano los escenarios
que describe en su ficción: la zona entre Neiva y Honda que comprende pueblos como Girardot,
Saldaña, Coello, Guamo, Purificación, Ibagué y Ambalema, pues su padre se ocupaba del negocio del
tabaco por estos valles del Magdalena, e incluso escribió un opúsculo a este respecto dedicado al
general Mosquera.

La novela tiene veinte capítulos. Los primeros diez comportan un espacio, un tiempo, unos personajes
y unos hechos que, en su conjunto, establecen una narración completa, una especie de novela corta
intercalada de gran intensidad, frescura y belleza. Describen un viaje por el río Magdalena, entre
Purificación y Girardot, en una balsa de guaduas. Los siguientes diez son una especie de anticlimax;
un añadido artificial que tiene por objeto satisfacer el impulso costumbrista del autor. En ellos se
diluye la trama, lo mismo que el efecto estético y el dilema moral logrado en los primeros capítulos.

La historia es contada por el propio protagonista, Andrés, un joven blanco oriundo de Bogotá, quien
labora con un tío en Girardot. Éste es dueño de uno de los establecimientos más ricos de la zona,
dedicado al beneficio y la venta del tabaco, y Andrés debe desplazarse por los pueblos del valle del
Magdalena como administrador de los negocios del tío. La novela se inicia cuando Andrés contrata dos
bogas para que, en una balsa de guaduas llevada por la corriente, lo transporten desde Purificación
hasta Girardot. Cuando la balsa comienza a separarse de la orilla para iniciar la travesía, una joven
salta a bordo sin la autorización de Andrés. A pesar de las protestas de éste, los bogas continúan su
labor y la balsa se aleja de la orilla.

Se trata de Tránsito, una campesina "calentana" de gran belleza, nacida en el hato de paime, por los
lados del Guamo. En la narración se la describe como "bastante limpia, ojos negros y vivarachos,
andar desembarazado, como si toda fuese de goznes" (p.28) 1 y más adelante se dice que es
inteligente y tan segura de sí misma que lega a ser "imperante" (p.151). Poco después de la partida,
bajo un sol ardiente del que difícilmente pueden protegerse los navegantes, Andrés escucha de boca
de la joven la tragedia que ha vivido por culpa de las persecuciones de don Urbano, el propietario de
las tierras donde ella habitaba: por negarse a sus propuestas, toda la familia es obligada a
abandonar . . El padre, Fermín Atuesta, está en la cárcel; la madre, Ursula Perdomo, y las hermanas,
Petrolina y Micalela, dispersas en varios buscan trabajo. Como a pesar de esto Urbano no desiste de
sus propósito, Cirpiano Quimbayo y Juan Briñes, los bogas contratados por Andrés y familiares de
Tránsito, le proponen llevarla hasta Girardot donde, según creen, estará segura. La narración
acompaña el paso de las horas y el deslizarse de la balsa por el río. A veces callan y entonces
admirran la belleza del paisaje; otras desvían la conversación y se refieren a las costumbres de los
ribereños y a sus mitos: hablan, por ejemplo, del Mohan, descrito como "un indio cabezón, con las
piernas cortas y con aletas de pez en las espaldas, muy moreno, con el pelo flechudo y caritriste"
(p.58). Habita en los remansos y los bogas le temen. Hablan también del Pora, un indio brujo que vive
en el cerro de Pacandé, quien habría enseñado a Bolívar la forma de sacar de la tierra a los
chapetones (p.63). Andrés, para hacer gala de civilizado, se burla de tales creencias.

Pero admira la belleza de la joven. Su picardía, su carácter y presencia de ánimo lo van cautivando.
En alguna pausa de la conversación intenta componer unos versos a sus «lindos pies» (p.50). Se da
cuenta desde el primer momento, sin embargo, que entre él y ella no podrá existir ningún tipo de
relación, pues pertenecen a castas diferentes. El tío le ha advertido sobre la necesidad de evitar esta
clase de mujeres, por «peligrosas» (p.91). Comienzan los dilemas del joven: al contemplar a Tránsito,
bella e inerme bajo el sol, siente crecer su deseo y se hace el propósito de ayudarla; pero al recordar
las palabras del tío y la diferencia de castas que los separan, su buen propósito se desvanece. Le
preocupa cada vez más que al llegar a Girardot le vean descender en compañía de la joven y decide
entonces desembarcarla un poco antes de su destino, en el sitio de Peñalisa. Al final de la tarde,
Tránsito observa cambios importantes en la corriente y le pide a Andrés que desembarque con ella
antes de llegar a Girardot. Los afluentes que descienden de la cordillera vienen crecidos y la
navegación pronto será peligrosa. Andrés piensa que se trata de una estratagema de la joven para
seducirlo; la deja en la orilla y ordena continuar. Un turbión sorpresivo frente a Girardot les impide
ganar el puerto. Briñes intenta amarrar la balsa a un árbol, la cuerda se rompe y la balsa continua con
un solo boga. Cuando choca contra unas rocas, Quimbayo, experto nadador, sale a la orilla y Andrés,
quien no sabe nadar, aferrado a un tronco queda al arbitrio de la corriente. Pierde toda esperanza y se
prepara para morir ahogado. Pero Briñes ha encontrado una canoa y maniobrando ágilmente se le
acerca y lo salva. En la ribera se hospedan en casa de unos campesinos; todos están de acuerdo que
las burlas de Andrés desencadenaron la ira del Mohan.

En los siguientes diez capítulos la narración se dilata en escenas costumbristas: describe, al igual que
casi todas las novelas de la época (desde Manuela, publicada 30 años antes), las fiestas de San Juan,
con sus gallos, bailes, comidas, las formas del trato y demás elementos. Describe también las
factorías tabacaleras de Ambalema, Espinal y Girardot y aparecen nuevos personajes, Amaya,
Sarmiento y Cardona, que no alcanzan una caracterización convincente.

Tránsito se ha instalado en Girardot y ahora trabaja en la factoría del tío. Allí tienen los jóvenes
oportunidad de tratarse con frecuencia. Tránsito no pierde ocasión de manifestarle al muchacho su
cariño, pero éste la rehuye. En realidad Andrés sigue deseándola, pero no encuentra el valor para
reconocerlo. La novela termina con la muerte de la muchacha: Urbano la encuentra en un baile, una
huye y él dispara su arma. Aún en su lecho de muerte, Tránsito le declara su amor a Andrés, pero
este la deja morir sin decirle una palabra de cariño. En la tradición literaria es usual que esta escena
concluya con el matrimonio de los novios. En este caso él se resiste a casarse y ella no ve coronada su
más alta aspiración.

El héroe queda, pues, dibujado como pusilánime, abrumado por prejuicios de clase y raza, inseguro
frente a su propio futuro, el cual sólo concibe como derivación de los negocios de su tío, Lo que lo
detiene para establecer una relación intima con Tránsito no es propiamente su formación moral, sino
el temor de que lo sepan sus parientes. Representa cierto tipo de individuo en ascenso, insensible a
las necesidades del pueblo, sin carácter y sin méritos y que, paradójicamente, está destinado a llegar
a las posiciones más altas de la sociedad. Pero ésta no es la posición del autor sino mi interpretación.
Para Silvestre, Andrés es un modelo de comportamiento, sobre todo si se compara con Urbano.
Andrés es «el bueno» porque acepta las jerarquías y se abstiene de «tomar la virtud» de Tránsito, que
tan generosamente se le ofrece.

La novela, a pesar de los defectos de estructura mencionados, es interesante porque muestra el


sistema rígido de clases que se vivía en el país por aquel entonces, acomodado a los intereses del
poder patriarcal. Se trata de una vieja herencia española que se remonta a la Edad Media, según la
cual un joven no puede aspirar a unirse legalmente con una muchacha inferior. Si puede hacerlo de
manera irregular. pero a condición de que «no se sepa». Con esto se le cierra las mujeres la
posibilidad de ascender socialmente por vía matrimonial. En cambio, un muchacho de cuna humilde,
en ciertas circunstancias, podía ascender casándose con una mujer de mayor rango, caso frecuente en
las novelas época2. Vale la pena resaltar, además, que la cuna humilde se definia por la pobreza, la
raza (no ser blanco puro) y, en muchos casos, por ser oriundo de la provincia. Esta posición
prepotente de los capitalinos es ambigua, porque ellos mismo estaban listos a agachar la cabeza
frente a los extranjeros sobre todo si provenían de Europa, situación que también aparece en la
novela de Silvestre. Ahi se presenta con caracteres superlativos a un inglés negociante de tabaco, un
caballero de «noble y benévola fisonomía», quien «siempre conservaba la distinción de sus modales,
su afabilidad exquisita y los rasgos nobles» (p. 80)3.

1. Cito por la edición de la Biblioteca Aldeana de Colombia, Editorial Minerva, Bogotá, 1936, 172 págs.
La primera edición es de la Imprenta de Silvestre y Cia., Bogotá, 1886
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2. Por ejemplo en las novelas, ya analizadas, María Dolores, Amores de estudiante y El poeta soldado.

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3. La novela presenta muy pocas referencias eruditas. Vale la pena, sin embargo, mencionar la cita
que se hace a Klopstock, el poeta romántico alemán (p.140).
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ANALISIS DEL ALFEREZ REAL
Publicado: 10 de junio de 2013
El alférez real (1886)

Su autor, Eustaquio Palacios (1830 - 1898), nació en Roldanillo, Valle, y pasó la mayor
parte de su vida en Cali. Aprendió latín en el convento de San Francisco; en Popayán
estudió derecho y ciencias políticas. Fue rector del colegio de Santa Librada, concejal y
varias veces alcalde de Cal¡. Tuvo en su casa una imprenta y en 1878 fundó elsemanario
El ferrocarril. Publicó, además de la novela que lo hizo famoso, las siguientes obras:
Elementos de gramática y literatura castellana, Explicación de oraciones latinas, Fábulas
y el poema Fsneda.

Como mencioné en los capítulos de Yngermina y El último rei de los muiscas, el género
de la novela histórica tuvo cierto auge en Colombia durante el siglo XIX. Dentro de este
panorama, Elalférez real es la obra más destacada. Sus virtudes se deben al rigor
documental que la sustenta, a la precisión del detalle y a la visión de conjunto que logra
recrear. Se refiere a hechos ocurridos en la ciudad de Cali y en sus inmediaciones
durante los últimos años del siglo XVIII, en especial los comprendidos entre 1789 y 1792,
siendo virrey de la Nueva Granada José de Ezpeleta y gobernador dePopayán don Pedro
de Beccada y Espinosa, a quienes se menciona en la narración.

La fuente más importante utilizada por Palacios es las actas del Ayuntamiento, algunas de
las cuales transcribe en su totalidad. Incluye, por ejemplo, la lista de los funcionarios
públicos, sus títulos o cargos, y la forma como votaban (p. 72, 213, 220). La extensión y el
detalle de estas transcripciones contribuyen alrealismo, pero no se justifican desde el
punto de vista de la trama. Cumplen, según creo, con la finalidad secundaria de exaltar la
prosapia de ciertas familias cuyos descendientes, cien años después, eran figuras
prestantes de la sociedad en que vivía Palacios. La novela evidencia, además, el trabajo
de archivo desarrollado por el autor en notarlas y registros parroquiales.

El aspecto costumbrista es notable y contribuye a darle colorido a los hechos históricos.


En realidad, lo histórico y lo costumbrista fusionados llenan gran parte de la obra,
marginando a veces los hilos de la trama. Se describe la ciudad de Cal¡ en su aspecto
físico y social, se narran anécdotas de épocas anteriores, remontándose hasta su
fundación en 1536. Se describen también las formas de la vida en el conventode San
Francisco (cap. XXIV), las fiestas que tuvieron lugar con motivo de la jura de Carlos IV en
1790, poco después de la muerte de Carlos 111 (cap. XXII): desfiles, bailes, banquetes,
toros, representaciones teatrales. Al referirse a las escenas familiares, a la Negada de un
visitante, una cena, una boda, se incluyen detalles de muebles, utensilios, ropajes. La
descripción más completa estárelacionada con la familia de don Manuel Cayzedo Tenorio,
quien habla recibido del rey el título de Alférez Real y era propietario de la hacienda
Cañas Gordas, situada en las afueras de Cali, en el camino hacia Popayán. A través del
mayordomo de la hacienda, el español Juan Zamora, se describen las labores agrícolas
y7 ganaderas, en especial el beneficio de la caña de azúcar; de los esclavos y sutráfico,
de las faenas del rodeo.

Don Manuel lucía otros títulos honoríficos - Coronel de milicias y Regidor perpetuo - que
unidos a su riqueza, abolengo y educación, hacían que su autoridad fuese casi ¡limitada.
Era «de hecho y de derecho el personaje más importante de la ciudad» (p.28). Tenla, por
la época de la narración, sesenta años; estaba casado con una mujer veinte años más
joven, doñaFrancisca Cuero y Cavzedo, con quien tenía siete hijos: tres mujeres
(Gertrudiz, Josefa y Rosa) y cuatro hombres (Manuel, José, Fernando y Joaquín), cuya
participación en la trama es mínima.

En este cuadro general se desarrolla la ficción, Los protagonistas son Daniel e Inés. Al
primero se le presenta como un joven blanco de padres desconocidos. Criado por
Mariana Soldevilla, una señora de la...

JUAN LUIS SEGUNDO


(Montevideo, 1925) Teólogo uruguayo. Sacerdote desde 1955 y doctor en letras, ha
enseñado en varios países latinoamericanos y en las universidades de Harvard, Chicago y
Birmingham. En su obra pretende mostrar al hombre moderno, creyente o no, la libertad
radical que se encuentra en Jesús. Entre sus obras cabe citar Teología abierta para un
laicado adulto (1967-1972), El hombre de hoy ante Jesús de Nazaret (1982) y El dogma
que libera. Fe, revelación y magisterio dogmático (1989).

Juan Luis Segundo

Información personal

31 de octubre de 1925 o 31 de marzo


Nacimiento de 1925
Montevideo (Uruguay)

17 de enero de 1996
Fallecimiento
Montevideo (Uruguay)

Nacionalidad Uruguaya

Religión Iglesia católica

Orden religiosa Compañía de Jesús

Educación

Educado en Universidad de París


Información profesional

Ocupación Sacerdote católico, escritor y teólogo

Movimiento Teología de la liberación

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Juan Luis Segundo (Montevideo, 31 de octubre de 1925 - id., 17 de enero de 1996) fue un
filósofo y teólogo jesuita uruguayo. Conocido por ser una de las figuras del movimiento
Teología de la liberación, escribió numerosos libros en teología, fe, hermenéutica,
ideología y justicia social.

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