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PE DAGO GICA No.

4 - ENERO/DICIEMBRE DE 2003
U NIMINUTO: U NA COMUNIDAD EDUCATIVA QUE CRECE CON RESPONSABIUDAD SOCIAL y filCA 7

- -
POR: ALFON O TORRE e
Docente del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad
Pedaq6¡¡iCa Nacional.

ste artículo presenta los conceptos expresados por el


autor en su conferencia ante estudiantes y profesores
de la Facultad de Educación de la Universidad Minuto
de Dios el 26 de abril de 2002. En ella argumentó la
vigencia de lo comunitario como noción que permite
describir, analizar y encausar ciertas relaciones y di-
námicas sociales contemporáneas. En un contexto de
fragmentación de la vida social, de levedad en las
relaciones personales, de individualización y
homogeneización cultural, aparece como legítimo res-
tablecer el vínculo social y reivindicar valores como
la solidaridad y lo colectivo.

lA COMUNIDAD: DE IMAGEN A CONCEPTO

Nos encontramos en un periodo de crisis y agotamien-


to de las seguridades que en otros tiempos nos sirvie-
ron para interpretar e intervenir la vitla social. Teo-
rías, métodos de investigación, políticas sociales y
culturales no logran dar cuenta ni encausar eficazmen-
te procesos y realidades que otrora eran pensados o
conducidos fácilmente. La crisis de las ciencias socia-
les y el desmonte del Estado de Bienestar, junto a los
vertiginosos cambios asociados a la globalización y la
expansión mundial del capitalismo, así como el des-
crédito de las utopías que buscaron superarlo, han
puesto en sospecha las certidumbres que predomina-
ron durante décadas.

La efervescente complejidad de lo social siempre des-


borda los ordenamientos que los Estados y las cien-
cias sociales han creado para explicarlo y controlar-
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lo. Por ello es necesario reconsiderar críticamen- en ~lla una noción anacrónica heredada de un cristia-
te categorías que, pese a seguir siendo utilizadas nismo ingenuo o un populismo romántico (Velásquez:
y haberse incorporado al lenguaje común, se han 1985) superado por la sociedad moderna; otros, inclu-
venido erosionando, perdiendo o redefiniendo su so, la ven como una ideología al servicio de poderes
capacidad analítica y propositiva. Es el caso de totalitarios o integristas. (Touraine: 1997).
los conceptos comunidad y lo comunitario.
Sin que lo pretendan, las posiciones entusiastas y es-
Las referencias a la comunidad y a lo comunitario cépticas frente a 10 comunitario están atrapadas de la
son comunes en los discursos de políticos, planifi- misma imagen de comunidad, pues ven en ella, un "es-
cadores, activistas sociales y educadores. Expre- quema de vida o interacción social propio de aque-
siones como "comunidad universitaria", "comu- llos grupos tradicionales en los cuales se conside-
nidad escolar", "comunidades científicas" y ran que las relaciones entre sus miembros pueden
"comunidad mundial" dejan ver la laxitud con que desarrollarse con mayor intensidad y compromiso
se usa esa palabra; más que un concepto, comuni- afectivo" (Jaramillo: 1987); por ello, automáti-
dad se ha convertido en una imagen que oculta más camente asocian lo comunitario a lo rural, a lo po-
que lo que permite ver, pues tiende a identificarse pular, a lo local, realidades vistas como esencias
con formas unitarias y homogéneas de vida social unitarias y homogéneas propias del pasado.
en las que prevalecen intereses y fines comunes.
Sin embargo, desde finales del siglo
XX es común encontrar en la litera-
tura sociológica y política reivindi-
MÁS QUE UN CONCEPTO, caciones a lo comunitario como con-
cepto explicativo de procesos y
COMUNIDAD SE HA
vínculos sociales emergentes en el
CONVERTIDO EN UNA seno de las sociedades modernas,
globalizadas (Hierneaux: 1999) y
IMAGEN QUE OCULTA MÁS postmodernas (Maffeso1i: 1990); así
QUE LO QUE PERMITE VER mismo, lo comunitario aparece como
un valor e ideal políticos reivindica-
dos por los nuevos movimientos so-
ciales que se oponen a las consecuencias adversas y
Generalmente asociada a un territorio (local, regio- perversas que la modernización capitalista genera a
nal, nacional e incluso internacional), la imagen idea- lo largo y ancho del planeta. Por otra parte, a menu-
lizada e ideologizada de comunidad hace invisibles do muchas experiencias organizativas populares y
las diferencias, tensiones y conflictos de la vida so- movimientos sociales se reconocen como "comuni-
cial. Al naturalizar "la comunidad", se asume como tarios", en contraposición y resistencia a otras for-
realidad evidente y "transparente" y, por tanto, in- mas de acción y asociación subordinadas a la lógica
cuestionable; en ese sentido, se "va a la comunidad", del poder o del mercado.
se habla a nombre de ella, se realiza «trabajo comu-
nitario», se impulsa la "participación comunitaria" Cabe entonces preguntarse si lo comunitario tiene
o el "desarrollo comunitario". vigencia como categoría analítica e ideal ético-polí-
tico, en los albores del nuevo siglo, ~in quedar atra-
Por ello, la expresión comunidad genera reacciones pado en las imágenes idílicas, integristas o nega-
encontradas: para unos despierta entusiasmo y sim- tivistas que prevalecen en el sentido común.
patía al evocar idílicos esquemas de vida local unita- Reivindicar la comunidad como categoría teórica y
ria; para otros, genera sospecha y escepticismo al ver propositiva para interpretar y encauzar ciertas rela-
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ciones, prácticas, modos de vida contem-
poráneos que podríamos considerar como
"comunitarias", exige tomar distancia con
tales representaciones. Obliga más bien a
revisar críticamente el lugar que ha ocu-
pado esta noción en los intentos hechos
desde las ciencias sociales para compren-
der la pervivencia y conformación de
vínculos, identidades y proyectos socia-
les diferentes o alternos a la sociedad ca-
pitalista.

El presente artículo pretende mostrar


cómo, dentro de los desarrollos, límites
y consecuencias de la modernidad capi-
talista mundializada, han venido cobran-
do fuerza relaciones, modos de existencia
y sentidos de pertenencia que podríamos
considerar comunitarios; así mismo, des-
tacar la emergencia de discursos y proyec-
tos intencionales que reivindican y gene-
ran valores, vínculos de solidaridad, sentidos de revoluciones francesa e industrial, uno de los debates
pertenencia y visiones de futuro de carácter comu- constitutivos de la sociología fue el referido a la comu-
nitario. Es decir, a nuestro juicio, es posible reivin- nidad, ya fuese como realidad empírica, como con-
dicar la comunidad como una categoría analítica y cepto o como valor social; lo comunitario se diferen-
propositiva capaz de describir, comprender y en- ciaba y se oponía a los nuevos vínculos y valores que
cauzar estos lazos sociales, esquemas de vida, refe- la vida urbana moderna y la economía capitalista
rentes de identidad y alternativas sociales. impusieron desde su generalización en el siglo XIX.

Construir un concepto crítico de comunidad que Mientras en las sociedades tradicionales la vida co-
cumpla este cometido exige, en primer lugar, remi- lectiva se articulaba en torno a lazos afectivos basa-
tirnos a la tradición sociológica donde se asumió di- dos en el parentesco, la proximidad territorial, la
cha noción como categoría descriptiva, tipología y identidad étnica o la afinidad de sus convicciones,
como valor social con referencia a ciertos esquemas en las ciudades modernas y el mundo de los nego-
de vida e interacción en la sociedad desarrolladas cios la relación social es abstracta: se sustenta en
con mayor intensidad y compromiso afectivos contratos entre individuos, en acuerdos de intere-
(Jaramillo: 1987, 53); o, en términos de Robert Nisbet ses basados en la utilidad. Pensadores con posicio-
(1996, 71), "todas las formas de relación caracteri- nes ideológicas tan disímiles como Marx, Proudhon
zadas por un alto grado de intimidad personal, pro- y Comte, coincidieron en reconocer que la expan-
fundidad emocional, compromiso moral, cohesión sión de la modernidad capitalista, a la vez que desar-
social y continuidad en el tiempo". ticulaba los vínculos y valores comunitarios, nece-
sariamente imponía su racionalidad en las demás
LO COMUNITARIO EN lA TRADICIÓN SOCIOLÓGICA esferas de la vida colectiva.

Como lo señala Nisbet (1996), en el contexto de los En este contexto, el joven sociólogo alemán Ferdi-
rápidos y radicales cambios que introdujeron las nand Tonnies (1887, 1931) introdujo el empleo de la
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noción de comunidad como categoría analítica de la acción social se inspira en el sentimiento subje-
en su libro "Comunidad y socieda¿C', ambos con- tivo de los partícipes en la constitución de un todo;
ceptos entendidos como formas "típicas" de rela- los vínculos comunitarios también generan un sen-
ción social y no como esencias o realidades empí- tido de pertenencia basado en "toda suerte de fun-
ricas. Lo comunitario (gemeinschaft) se refiere a damentos afectivos, emotivos y tradicionales".
un tipo de relación social basado en nexos sub- (Weber: 1977, 33)·
jetivos fuertes como los sentimientos, la proxi-
midad territorial, las creencias y las tradiciones Sin embargo, no toda participación en común de
comunes, tal es el caso de los vínculos de paren- determinadas cualidades de la situación o de la con-
tesco, de vecindad y de amistad; en lo comunita· ducta implica comunidad; el habitar en un mismo
rio predomina lo colectivo sobre 10 individual y lugar o pertenecer a la misma etnia no conlleva 'ne-
lo íntimo frente a lo público; para Tonnies el pro- cesariamente la presencia de vínculos o sentimien-
totipo de esta relación es la familia, pero tam- tos subjetivos de pertenencia colectiva. Así, por
bién están las órdenes religiosas y las fraternida· ejemplo, la comunidad vecinal urbana supera las
des de artes. restricciones de las comunidades domésticas rura-
les en la medida en que permite más libertad a sus
Por su parte, la expresión "gesellschaft" (traduci- integrantes y posibilita desplegar "acciones comu-
da como asociación o sociedad, en el sentido de nitarias" en momentos de necesidad, emergencia o
empresa comercial) es considerada como una rela- peligro; es lo que Weber llamó "la ayuda de la vecin-
ción social caracterizada por un alto grado de indi- dad". (1944, 291).
vidualidad, impersonalidad, contractualismo que
procede del mero interés y no de los fuertes estados A diferencia de los clásicos europeos, los sociólogos
subjetivos que implican los lazos comunitarios; la de la Escuela de Chicago, desde una perspectiva
esencia de la gesellschaft es la racionalidad y el ecológica, retomaron el concepto de comunidad,
cálculo, por eso la empresa económica y la trama para referirlo a áreas de la ciudad que constituían
de normas e instituciones del Estado moderno son mundos sociales y culturales diferenciados; el papel
los mejores ejemplos de «sociedad». En fin, el ad- de los sociólogos sería el de estudiar dichas unida-
venimiento y expansión de la racionalidad moderna des espaciales (vistas como comunidades), tales
y capitalista serían el paradigma del modo de rela- como los vecindarios populares, para reconocer los
ción señalado. rasgos que les dan unidad e identidad. Los funciona-
listas asumieron lo comunitario en el mismo sentido
La diferencia fundamental entre gemeinschaft y que la escuela ecológica; así, para Parsons (Citado
gesellschaft se sintetiza en que en aquélla los seres por Neils: 1985, 45) "una comunidad es la colectivi-
humanos "permanecen esencialmente unidos a pe- dad cuyos miembros participan de una región te-
sar de todos los factores disociantes", mientras en rritorial común como base de sus operaciones y
ésta, "están esencialmente separados a pesar de to- actividades diarias".
dos los factores unificadores" (Nisbet: 1996, 106).
Pero dado su carácter de tipos ideales, para Tonnies Desde presupuestos comunes y bajo la influencia de
lo comunitario y lo societario no son inherentes a Simmel, Louis Wirth (1938) planteó que la vida ur-
una época o colectivo social determinado; en conse- bana moderna impacta negativamente los lazos co-
cuencia, vínculos comunitarios y societarios tam- munitarios y los sustituye por vínculos impersona-
poco son excluyentes empíricamente. les, fríos y fragmentados; tal mirada pesimista
también es compartida por pensadores como
Los planteamientos de Tonnies sobre comunidad Richard Sennet (1978) para quien el advenimiento
fueron retomados por Max Weber; para este soció- del capitalismo moderno, al priorizar lo privado so-
logo alemán, ésa es una relación en la cual la actitud bre lo público, afianzó los valores individualistas del
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habitante de la ciudad, y lo llevó a refugiarse en el globalización neoliberal, parece que lo comuni-


ámbito familiar y vecinal. tario vuelve a aparecer como un valor que persis-
te y se reactiva, incomodando al nuevo orden.
A pesar de que otros autores como Oscar Lewis (Los
hijos de Sánchez) refutaron estos planteamientos al LAs PARADÓJICAS CONSECUENCIAS DE LA
demostrar que la convivencia urbana no siempre di- GLOBALlZACIÓN CAPITALISTA
solvía los estilos de vida comunitarios ni los restrin-
gía al espacio vecinal, los estudios norteamericanos Al llegar al siglo XXI, la promesa de progreso, bien-
de sociología de la ciudad no superaron el marco estar y felicidad anunciada por el proyecto mo-
territorial para asumir lo comunitario ni la visión derno (capitalista o socialista) no se cumplió. Sus
sólo desde la tensión entre lo tradicional y lo moder- frutos no han sido el progreso, el bienestar y la li-
no. (Panfichi: 1996). bertad sin límites que prometió, sino, como en la
• obra de Gaya, la opresión, la desigualdad, la injus-
La influencia de la Escuela de Chicago trascendió los ticia, la violencia, la homogeneización cultural y la
marcos sociológicos y llegó hasta la definición de las destrucción ecológica. La economía dineraria ha
políticas públicas y programas de intervención con impuesto su lógica mercantil de costo-beneficio em-
poblaciones populares, en el contexto de los pro- pobreciendo a otras esferas de la vida social como
gramas desarrollistas que se impusieron en América el arte, la educación, la religión y el deporte.
Latina desde los años 50 del siglo XX. Incluso, en la
actualidad se siguen empleando' las expresiones "co- El triunfo de la razón moderna no significó la eman-
munidad", "integración comunitaria", "desarrollo cipación del sujeto, sino la aniquilación de su subje-
comunitario" y "participación comunitaria" para re- tividad, de sus relaciones con otros y el deterioro de
ferirse a poblaciones ubicadas en un mismo territo- su entorno; encarnó la masificación de la vida de
rio (aldeas, barrios, localidades). muchos, correlativa a su individuación, así como
~ambién la fragmentación y el aislamiento social, de-
Esta perspectiva ecológica de comunidad dominó la bilitando la posibilidad de emergencia de fuerzas
sociología urbana y rural desde los años veinte has- sociales que impugnen el modelo económico y cul-
ta los sesenta, década en la cual corrientes teóricas ' tural predominante a nivel mundial. En lugar de in-
como el marxismo introdujeron otros factores -es- dividuos libres o autónomos, la modernidad capita-
tructurales, sociales y culturales- en el análisis de la lista reduce la individualidad casi exclusivamente al
vida citadina. Sin embargo, se generó cierto consen- ámbito del trabajo que desempeña (rol) y al consu-
so entre los sociólogos (tanto funcionalistas como mo que practica.
marxistas) en torno a la idea de que el avance del
capitalismo y de la racionalidad moderna disolve- A diferencia de lo que proclaman sus defensores, la
rían irreversiblemente los lazos comunitarios al ex- globalización económica bajo la hegemonía del mer-
pandirse, en todos los ámbitos, la individualización, cado no ha significado una superación de los efectos
la masificación, el Estado y las relaciones contrac- nocivos del capitalismo, sino su universalización. La
tuales. mundialización económica y cultural, resultado de
la revolución tecnológica en la electrónica, la infor-
Más aún, dicha tendencia se vio como deseable por mática y las comunicaciones, al estar subordinada a
parte de las diferentes posiciones, pues lo comunita- la lógica del capital, ha acelerado los procesos de
rio -asociado a lo tradicional y premoderno- era con- concentración capitalista y profundizado las diferen-
siderado como un lastre para el progreso y el desa- cias entre ricos y pobres. En la actualidad, las 225
rrollo histórico, ya fueran éstos identificados con el familias más ricas del planeta poseen el equivalente
mercado, con el Estado o con el socialismo. No obs- al 40% de la población más pobre del mundo, más
tante, en el actual contexto de hegemonía de la que el PIB de ios 48 países más pobres. El capital de
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los 100 hombres más ricos del mundo era, en mGdo que se hacen más leves los lazos cotidianos;
1998, según la Revista Forbes, de 380.000 millo- hay regocijo por el encuentro efímero, se eluden
nes de dólares y el empresario que encabeza la compromisos, se sospecha de vínculos estables ...
lista, Bill Gates, gana un promedio de 2 millones (Hopenhayn: 1994).
de dólares por hora.
La mercantilización generalizada de las relaciones
Para América Latina, la globalización subordina- sociales, llevada al extremo en el actual contexto
da al neoliberalismo ha acentuado el divorcio en- neoliberal, busca disolver "toda forma de sociabili-
tre lo económico y lo social; en todos los países dad y la posibilidad de producir libremente otras
busca eliminar todas aquellos factores que obsta- formas de vida que representan la confirmación re-
culizan la acumulación de ganancia, flexibiliza de- cíproca de la individualidad y de la opción de asig-
rechos sociales y económicos, desmantela los sis- narse fines comunes" (Barcelona: 1999). Es decir, la
temas estatales de seguridad social, privatiza los hegemonía de un "pensamiento único", como 10 pre-
otrora "servicios sociales" como la salud, la educa- tenden algunos corifeo s del neoliberalismo, también
ción y los servicios públicos; además, desarticula significa la imposibilidad de que surjan sujetos y
las fuerzas sindicales y sociales que puedan subjetividades colectivas portadores de otros pro-
oponérsele. Todo ello, a nombre del mercado y la yectos económicos, sociales, políticos y culturales
democracia, cuando no de la civilización occiden- alternativos al orden capitalista.
tal.
Pero, paradójicamente, junto a este empobrecimien-
Para no ir más lejos, en Colombia, a partir de la últi- to intencional de las relaciones sociales y de las sub-
ma década del siglo pasado, aumentaron los niveles jetividades individual y colectiva, la expansión de
de pobreza por encima del 50% y, al comenzar el la dominación capitalista a nivel mundial ha eviden-
siglo XXI, llegan al 75%; para no hablar del desem- ciado, reactivado y posibilitado el surgimiento de
pleo que en el año 2000 alcanzó la cifra record del modos de vida, valores, procesos, vínculos, redes y
22% yeso sin considerar sus formas disfrazadas proyectos sociales que se salen de la lógica indivi-
como el sub empleo y la informalidad. A esta situa- dualista, competitiva y fragmentadora del capitalis-
ción se suman la creciente concentración del ingre- mo. Estas dinámicas, no totalmente controladas por
so, la exclusión y la violencia, los cuales están ha- la globalización capitalista, están relacionadas con
ciendo mella en el tejido social: más de 2 millones de la recomposición de los tejidos sociales, hay emer-
desplazados en los últimos años y 30.000 homici- gencia de nuevas sociabilidades, asociaciones y mo-
dios por año también menoscaban la vida colectiva, vimientos sociales, así como de nuevos modos de
incrementan el conflicto social y deterioran los la- entender lo público y la democracia que reivindican
zos de solidaridad colectiva. lo comunitario; incluso, algunos de sus protagonis-
tas demandan su identificación con lo comunitario
A esos indicadores sociales que hablan por sí solos como valor alternativo.
de los efectos de la globalización neoliberal, hay que
sumarle sus consecuencias en el plano subjetivo, VIEJOS y NUEVOS MODOS DE SER COMUNITARIO
pues ésta lleva al extremo los valores propios de la
mentalidad capitalista: individualismo, competiti- El reconocimiento y potenciación de estos nuevos
vidad, eficientismo, desbordado ánimo de lucro, sentidos históricos de lo comunitario pueden dar
mercantilización de todos los planos de la vida; la aliento a propuestas y proyectos alternativos al em-
racionalidad del mercado se ha erigido como para- pobrecimiento material y subjetivo que el modelo
digma organizacional, ético y metodológico; se ge- capitalista mundial impone hoy en todos los rinco-
neraliza el conformismo, la apatía por lo público y la nes del planeta. No estamos proponiendo una uto-
exaltación de la realización individual, del mismo pía esencialista y totalizadora; sólo, explorando los
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alcances de una perspectiva interpretativa
que perfila lo comunitario como categoría
para reconocer y encauzar ciertas dinámi-
cas sociales y políticas potencialmente
emancipadoras.

En primer lugar, a diferencia de lo que supo-


nía la sociología de la modernización, no to-
dos los vínculos y valores comunitarios tra-
dicionales desaparecieron al paso de la
modernización capitalista; por el contrario,
en algunos casos se fortalecieron y reac-
tivaron estos vínculos en resistencia a las
consecuencias adversas de la lógica del mer-
cado; es el caso de las sociedades indígenas y
campesinas andinas y meso americanas para
las cuales lo comunitario, más que un víncu-
lo, constituye un modo de vida ancestral,
sustentado en la existencia de una base te-
rritorial común, unas formas de produc-
ción, unas autoridades propias y un reperto-
rio de costumbres y saberes comunitarios.

En la última década también se ha dado un


proceso de reindianización en varios países
de América Latina, mediante una reac-
tivación intencional de las identidades
ancestrales americanas y el desarrollo de estrate- y lealtades (tejido social) que se constituye en una
gias de recuperación de territorios, costumbres y fortaleza colectiva y en una defensa frente a las fuer-
formas autóctonas de gobierno. Esto ha sido eviden- zas centrífugas de la vida urbana o de los efectos de
te en Colombia después de la promulgación de la la pobreza y marginalidad. Procesos similares los he-
Constitución Política de 1991 en la cual se reconoce mos encontrado en coyunturas posteriores a un de-
el derecho de los indígenas a conformarse como co- sastre natural como fueron los casos de México en
munidades (Gros: 2000); algo similar ocurre con las 1985 y Armenia en 1999.
llamadas "comunidades afroamericanas".
Por otro lado, en el contexto de las sociedades urba-
También es el caso de las fases iniciales de los nas contemporáneas (Maffessolli, 1990), se están
asentamientos urbano populares y de frentes de co- reactivando formas de sociabilidad marcadas por
lonización rural, cuando las condiciones de vida ad- fuertes e intensos lazos afectivos en torno a espacios
versa y el compartir un sistema de necesidades co- masivos o de consumo cultural, como lo muestran
mún, activan procesos de esfuerzo y ayuda mutua, las diversas identificaciones juveniles (punkeros,
así como vínculos estables de solidaridad basados rockeros, barras bravas). Maffessolli denomina a
en la vecindad y en otras redes de apoyo como el este tipo de vínculos (religare) efímeros pero inten-
origen regional o la afinidad étnica (Torres: 1993). sos, propios de sociedades "postmodernas" de ma-
En las etapas iniciales de un asentamiento popular sas, como "comunidades emocionales" , cuando
se conforma una malla de relaciones, solidaridades retoma la categoría de Tonnies. Tales identidades se
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fundamentan en marcadas relaciones afectivas, politólogos, una idea de lo comunitario coligado a la


no justificadas en una tradición sino en la viven- reivindicación de lo público y lo democrático. Inte-
cia estética presente, en la proxemia, en las redes lectuales como Hanna Arent y Pietro Barcelona
existenciales, en la complicidad momentánea o retoman el significado de la expresión griega
en la ceremonia ritual. koinonia 00 común, frente a lo privado); otros, como
Ivo Colo, recurren a la tradición cristiana sobre el
Junto a las formas señaladas de vínculo comuni- «bien común», entendido como conjunto de asun-
tario, podemos agregar otras, ligadas en torno a tos comunes que hacen posible la convivencia entre
intereses y valores compartidos intencionalmente diversos actores sociales; finalmente, autores como
(económicos, culturales, políticos, religiosos). Nos Norbert Lechner ven en la comunidad un espacio de
referimos a los nuevos procesos de asociación y a condiciones y acuerdos mínimos que articula lo par-
los movimiéntos sociales que alrededor de sus lu- ticular y lo diferente con lo general y común y que
chas e instituciones generan sentido de pertenen- posibilita la viabilidad de la democracia.
cia e identidad comunitarias y que van más allá de
los intereses que los mueven. Tarrow (1997) llama A modo de conclusión provisional, consideramos
"comunidades de discurso" a estas colectividades con Kemmis (1993,7) que «los ideales comunitarios
intencionales o de pensamiento, construidas con continúan dando una descripción significativa y
base en la lucha por derechos colectivos y utopías apropiada de lo que podría constituir la vida colec-
emancipadoras. tiva». También que lo comunitario tiene plena vi-
gencia descriptiva, interpretativa y propositiva en,
En algunos casos, por iniciativa propia o ajena, así por lo menos, las siguientes seis modalidades de re-
como en situaciones límite, las comunidades tradi- lación y vida colectiva:
cionales, modernas o postmodernas, toman con-
ciencia de su carácter cuando introducen espacios 1. Comunidades tradicionales ancestrales, supervi-
de reflexión sobre las dinámicas, relaciones y subje- vientes o reconstruidas, que resisten a la moderni-
tividades que les dan fundamento. La generación de zación capitalista.
estos procesos reflexivos sobre los factores, rasgos
y potencialidad que definen sus vínculos e identida- 2. Comunidades territoriales construidas en condi-
des colectivas, configura lo que el investigador y ciones de adversidad económica y social.
pedagogo Stephen Kemmis (1993) denomina "co-
munidades críticas". 3. Comunidades emocionales no necesariamente te-
rritoriales.
Este concepto, inicialmente acuñado para designar
a grupos de docentes que se encuentran con el obje- 4. Comunidades intencionales o de discurso, consti-
tivo de deliberar sobre su práctica, puede extender- tuidas por asociaciones, redes y movimientos socia-
se a otras colectividades o asociaciones voluntarias les alternativos.
y movimientos sociales que asuman reflexivamente
su condición o ideales comunitarios. Tal reconoci- 5. Comunidades críticas o reflexivas.
miento e identificación con valores, vínculos y sen-
tidos de pertenencia comunitarios, posibilita su for- 6. Comunidades políticas o comunidades pluralistas.
talecimiento y capacidad de resistencia frente a
modelos de vida y prelación social contrarios. A continuación retomaremos y profundizaremos
sobre algunas de estas nociones contemporáneas de
Junto a estas visiones de comunidad, vinculadas a lo comunitario, ya sea como modo de existencia,
dinámicas sociales particulares (territorializadas como lazo social, como proyecto movilizador o como
o no), cobra fuerza entre filósofos, polítícos y espacio político; en cada caso buscaremos recono-
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cer y vindicar su potencial emancipatorio frente al tas, tradiciones, celebraciones, etc.) y unas prác-
actual contexto de hegemonía neoliberal. ticas políticas comunes (formas de gobierno y de
resolución de conflictos) hace de lo comunitario
LA RESISTENCIA DESDE EL TEJIDO SOCIAL un modo de vida propio, una identidad y un valor
COMUNITARIO que impele por su defensa. (Mattos: 1976).

Los dos primeros tipos de conformación de 10 co- También lo comunitario se vincula con la resis-
munitario guardan estrecha relación por estar en un tencia a los embates de la economía dineraria y de
plano más social, específicamente en el plano del te- los poderes estatales que pretenden desarticular o
jido social; su análisis nos permite comprender los disolver tales formas de vida tradicional y para
modos actuales como se produce lo social, desde las convertir a sus miembros en mano de obra, consu-
sociabilidades elementales hasta las relaciones y midores y electores; la defensa de las tierras, lazos
conflictos sociales a nivel macro. La multiplicidad y valores comunitarios ha motivado diferentes le-
de esferas en torno a lo cual se produce y reproduce vantamientos y rebeliones indígenas y campesinas
la sociedad (producción económica, mercado, con- en la historia colonial y republicana de América La-
sumo, territorio, reproducción biológica y simbóli- tina; así lo muestran Enrique Florescano (1998) con
ca, pareja, producción de conocimiento y manejo los mayas y John Womack (2000) con el primer
de información, etc.) nos lleva a reconocer la diver- movimiento zapatista.
sidad de espacios donde se teje la sociabilidad bási-
ca; las relaciones cara a cara, de proximidad, de so- Esta reactivación de estrategias comunitarias de re-
lidaridad y reciprocidad no utilitaria se dan tanto en sistencia también se evidencia en el surgimietlto ac-
los territorios comúnmente construidos como en tual de los movimientos indígenas en América Lati-
otros espacios como el parque, la plaza pública, las na y en nuestro país; por ejemplo las rebeliones y
instituciones educativas, etc. levantamientos indígenas en Ecuador y Bolivia y el
renacimiento de grupos étnicos que se considera-
Son estas experiencias y relaciones cotidianas que ban extinguidos como el de los kankuamos en la Sie-
tienen como eje un mismo espacio, institución so- rra Nevada de Santa Marta, los pastos en Nariño, los
cialo actividad, las que conforman los tejidos socia-· chimila en Magdalena y los muiscas en el altiplano
les en torno a los cuales se generan las identidades cundiboyacense, así como la capacidad de resisten-
comunitarias de primer tipo; desde tales tejidos se cia pacífica de los indígenas colombianos a los acto-
producen y reproducen los sistemas culturales y res armados.
los saberes que dan sentido y racionalidad a las
experiencias de sus actores, los cuales se diluyen, En cuanto a las zonas de colonización, los asen-
se fortalecen y se entrecruzan con otros sistemas tamientos populares y cuando se presentan coyun-
simbólicos provenientes de distintos sectores. turas posteriores a un desastre colectivo, las condi-
También es en relación con estas dinámicas como ciones de precariedad a que es sometida una
se conforma el tejido social básico que da identi- población, la «obliga» a actualizar o recrear formas
dad y fortaleza a los sectores subordinados y ex- sociales de cooperación y reciprocidad de carácter
cluidos. comunitario; esto lo hemos encontrado en la recons-
trucción de las historias barriales bogotanas duran-
Nos referimos, por ejemplo, a experiencias comu- te la segunda mitad del siglo XX, donde diferentes
nes asumidas por las comunidades indígenas y cam- formas de ayuda mutua y acción comunal están pre-
pesinas ancestrales, o por frentes de colonización, o sentes siempre en la vida de los asentamientos. (To-
en una barriada popular. En el caso de indígenas y rres: 1993). El hecho de que estas poblaciones se asu-
campesinos, el hecho de compartir durante muchas men a sí mismas como comunidades y ven en lo
generaciones unos territorios, unas costumbres (fies- «comunitario» un valor de defensa y resistencia fren-
I

; 16 PEDAGOGICA No. 4 - ENERO/DICIEMBRE DE 2003

te al Estado y otras fuerzas sociales, nos afirma la Sun situaciones donde se evidencia un vacío o in-
validez del concepto para referirse 'El ellas. suficiencia institucional, los mecanismos de con-
trol se quedan cortos y emerge, por tanto, lo
LO COMUNITARIO EN SITUACIONES DE BORDE instituente, el magma efervescente de lo social; es-
tos momentos de conmoción social y solidaridad
En algunas situaciones "límite", originadas por son denominados por el antropólogo Victor Turner
una catástrofe o tragedia colectiva, como los te- (1988) "comunitas", categoría que antepone a "es-
rremotos de Ciudad de México en 1985 y Ar- tructura", lo instituido, lo ordenado; es lo que el so-
menia en 1999, ante la magnitud de los proble- ciólogo Francesco Alberoni (1988) llama "estado
mas y frente a la inaplazable necesidad de nascente" o momento creativo de la vida social,
resolver las adversidades, se activan vínculos de pero que el poder siempre buscará controlar,
solidaridad y apoyo mutuo entre los afectados, institucionalizar. En todo caso, lo comunitario es
más allá de las diferencias y distancias sociales y asumido por estos autores como posibilidad de
culturales previas al acontecimiento. Fue así reinvención de lo social, en su posibilidademan-
como en los dos acontecimientos mencionados cipadora.
se formaron brigadas voluntarias para proteger
los bienes de posibles saqueadores, para buscar Por otra parte, para el sociólogo Michel Mafesolli
a los desaparecidos o para preparar y compartir (1990), las sociedades "postmodernas" de masas
los alimentos. también son escenario de la emergencia de las lla-
UNIMINUTO : UNA COMUNIDAD EDUCATIVA QUE CRECE CON RESPONSABILIDAD SOCIAL y ÉTICA 17
madas "comunidades emocionales" o "tribus", alre- Dentro de tales comunidades de discurso consi-
dedor de las cuales se nuclean jóvenes y otras perso- deramos a las generadas por las ya clásicas de-
nas citadinas, quienes generan sus vínculos más fuer- mandas económicas o en defensa de la propiedad,
tes en torno a "no lugares" como la calle, los centros la producción y el consumo (por ejemplo los mo-
deportivos, los centros comerciales y las discote- vimientos campesino, obrero y urbano-popular)
cas, o en eventos como conciertos o partidos de fút- y a las que son producidas por las nuevas tensio-
bol; en estos espacios, la lógica de lo masivo activa nes e inconformidades que despliega la expansión
sensibilidades, emociones y símbolos que remueven capitalista en todas las esferas de la vida social.
sentidos de pertenencia y vínculos efímeros pero Algunos autores explican la incidencia de estos
intensos ("identificaciones"), inalcanzables en otros "nuevos movimientos sociales" en la construcción
espacios de la vida urbana rutinaria signada por el de nuevas comunidades de comunicación y senti-
anonimato, el individualismo y la soledad. do, por la colonización del mundo por parte de las
lógicas económicas y del poder moderno; los nue-
La preeminencia de vínculos y valores comunitarios vos conflictos surgen por la intersección entre sis-
en los espacios y coyunturas específicas de la vida tema y mundo de la vida cotidiana:
social señalados, no significa que entre sus partici-
pantes no existan diferencias ni jerarquías internas. La práctica de los movimientos alternativos se di-
Como ya lo han evidenciado los antropólogos, so- rige contra la instrumentalización del trabajo pro-
ciólogos e historiadores, al interior de las socieda- fesional para fines de lucro, contra la movilización
des tradicionales, de las comunidades territoriales y de la fuerza de trabajo por presiones del mercado,
emocionales, las relaciones comunitarias no siem- contra la compulsión a la competividad y el rendi-
pre se dan entre iguales, sino también entre jerar- miento [. ..]; también contra la monetarización de los
quías y dominación; del mismo modo, no son ajenas servicios, de las relaciones y del tiempo, contra la
las diferenciaciones y tensiones internas, los cuales redefinición consumista de los ámbitos de la vida
le imprimen dinamismo y complejidad a los esque- privada y de los estilos de vida personal. (Habermas:
mas relacionales, de vida y de pertenencia comuni- 1987, 560-561).
tarias.
Mientras en las comunidades tradicionales el refe-
lAs ORGANIZACIONES Y LOS MOVIMIENTOS SOCIALES rente subjetivo es la m'e moria colectiva, en las co-
RECONSTRUYEN LO COMUNITARIO munidades intencionales las necesidades son reela-
boradas como derechos y reivindicaciones; entran
Otros tipos de acción e identificación comunitaria en juego además los proyectos y visiones de futuro,
van más allá del marco de lo tradicional, local o in- así como las utopías, las ideologías y los valores com-
mediato; se trata de las asociaciones y movimientos partidos. En las dinámicas asociativas, las redes y
constituidos intencionalmente como defensa y al- los movimientos sociales los situamos en el plano de
ternativa a la dominación del capital y del Estado; los proyectos como conciencia de transformar lo de-
allí no sólo convocan las necesidades o adversida- seable en posible y desplegar prácticas para 10grarJo.
des comunes, sino el propósito explícito de superar-
las con la acción organizada y en función de unos Para Joaquín Brunner (1992, 57) la expresión más
valores compartidos. Hablamos, entonces, de comu- novedosa de reagrupación comunitaria en la moder-
nidades intencionales que "surgen por la decisión nidad actual tiene lugar en la formación de «redes»,
de un grupo con el propósito deliberado de reorga- entendidas como comunidades libremente definidas
nizar su convivencia de acuerdo a normas y valo- de individuos y grupos autónomos que operan en
res idealmente elaborados, en base a credos o a torno a bases de identificación más o menos abstrac-
nuevos marcos sociales de referencia". (Calero: tas. En éstas, al igual que en los nuevos movimientos
1984, 14). sociales (también considerados como "redes en mo-
PEDAGOGICA No. 4 - ENERO/DICIEMBRE DE 2003

vimiento"), «se afirma un substrato de identi- La. identidad colectiva en este nivel del análisis no es
dad emocionalmente compartido, .donde se re- sólo racional, también está basada en vínculos
chazan jerarquías rígidas, se elaboran proyec- afectivos y referentes simbólicos que se configu-
tos frente al mercado y el Estado y se rechazan el ran a lo largo de las experiencias compartidas. Lo
tecnocratismo y el neoliberalismo». comunitario aquí no es un agregado de individuos
o grupos sino un espacio de reconocimiento común.
El hecho de tener comunes sentimientos de indig- Finalmente, las experiencias comunitarias intencio-
nación frente a las injusticias contra las que se lu- nales buscaá acercarse y solidarizarse con grupos
cha, así como el compartir y construir conviccio- sociales «desheredados» por la modernización, cu-
nes, valores y utopías, hace que los participes de yos derechos reclaman y cuya condición buscan
estas redes y movimientos se sientan partícipes de transformar. Pero al mismo tiempo, buscan con-
una hermandad que va más allá de las fronteras de vertirlos y convertirse ellos mismos en fuerzas so-
los Estados; éste es el sentido de las siguientes pa- ciales con capacidad de incidir en las políticas pú-
labras pronunciadas por el Premio Nobel José blicas, en la orientación de las sociedades en su
Saramago en el reciente homenaje a Ernesto Sábato: conjunto; podríamos afirmar entonces que los movi·
"Ernesto y yo somos hermanos. No nos une la san- mientos sociales son "comunidades de comunidades"
gre, sino una identidad común, unafratemidad por que luchan por unos objetivos comunes y tienen
las ideas, la ilusión, el mundo y la gente". (El Tiem- capacidad de transformar las estructuras sociales.
po: abr., 13, 2002).
Algunos ejemplos de «comunidades intencionales»
Las comunidades intencionales se pueden conver- en nuestro país son el movimiento indígena, el de las
tir en «comunidades críticas» en la medida en que Comunidades Eclesiales de base, las redes de jóve-
identifican «por medio de la reflexión deliberadora nes, el asociacionismo femenino, las asociaciones de
y la autorreflexión, algunas de las formas en que la defensores de sus viviendas, los movimientos
cultura vigente opera en su intento por limitar la ambientaHstas y las organizaciones de defensa de de-
formación y el mantenimiento de comunidades»; rechos humanos. Todos ellos han nacido como pro-
por ejemplo, cómo la solidaridad y la fraternidad se ducto de luchas por demandas o de proyectos espe-
ven minadas por las políticas o los intereses priva- cíficos; construyen discursos, instituciones y
dos. Un proceso de reflexión crítica debe permitir simbologías propias, en torno a los cuales crean re-
conocer y asumir los factores externos y tensiones laciones solidarias y "de hermandad" entre sus mili-
internas que dificultan la construcción de vínculos tantes, así como sentidos de pertenencia colectiva y
solidarios. lazos subjetivos tanto racionales (ideológicos,
valorativos) como emocionales.
La construcción colectiva de un horizonte históri-
co, las experiencias acordadas y compartidas, así Lo COMUNITARIO, BASE DE LO PÚBLICO Y DE LO
como la lucha contra otros actores con proyectos DEMOCRÁTICO
diversos, contribuyen a que estas constelaciones
de individuos asociados intencionalmente se con- La crisis de legitimidad del Estado moderno y de sus
viertan en actores colectivos autónomos, con pro- instituciones típicas (parlamento, partidos políti-
yectos propios y con capacidad de incidir en la cos), así como el reconocimiento de la preeminen-
dinámiéa social en su conjunto. Los sujetos colec- cia de otros factores y actores en la definición de las
tivos se van constituyendo en la medida en que políticas públicas (agencias financieras internacio-
pueden generar una voluntad colectiva y desplie- nales, trasnacionales, grupos de presión, movimien-
gan un poder que les permite construir realidades tos sociales), han llevado a que los modos de hacer
con una direccionalidad consciente. (Zemelman: política y de representarla se estén redefiniendo en
1995). los últimos años.
UNIMINUTO: UNA COMUNIDAD EDUCATIVA QUE CRECE CON RESPONSABILIDAD SOCIAL y ÉTICA 19

Autores como Touraine (1997), Guatlari (1995) e Ivo decir, «la pregunta por' los nexos entre los diversos
Colo (1995) coinciden en que no deben ser el Estado proyectos de buen vivir, entre los distintos mundos
ni el mercado los que rijan el futuro de las socieda- morales que se presentan en sociedades complejas,
des humanas y sus objetivos esenciales. Desde pers- como las actuales, y el ámbito público, el espacio
pectivas diferentes reivindican la defensa de un es- en el que todos estos mundos confluyen y en el que
pacio público en la sociedad, más allá de los intereses se determina la estructura básica de la sociedad".
privados y estatales, alrededor del cual las colecti- (Colo: 1995).
vidades sociales puedan construir lo común en el
marco de lo diferente. En esa misma dirección, es necesario defender lo co-
munitario en la perspectiva del reconocimiento del
En un mundo donde cada vez son más ricas las dife- sentido de pertenencia a una colectividad política,
rencias cldturales, se hace necesaria la creación de base social de la democracia, y de nombrar el espa-
condiciones para su reconocimiento y legitimación, cio de «bien común» y la política que haga posible
así como de unas reglas de juego básico que todos tal democracia. En el primer caso, Lechner (1993, 7)
respeten. De este modo, entre los intereses particu- recuerda que «un elemento del credo democrático
lares y el EstadO, se abre la esfera de lo público, en- es la idea de comunidad en un sentido lato: perte-
tendido como el lugar donde lo individual y lo parti- nencia a un orden colectivo». Como las políticas de
cular se reconcilian con lo general y colectivo. Es ajuste sólo han provocado una mayor segmentación
PEDAGOGICA No. 4 - ENERO/DICIEMBRE DE 2003

social y exclusión de una proporción creciente d~ lo común y posibilita el desarrollo de lo indivi-


de la población, tal aumento de injusticia y des- dual y lo diferente.
igualdad ha llegado a un nivel tal que el orden po-
lítico ha perdido legitimidad y se avivan los anhe- Con estos planteamientos estamos frente a un nuevo
los de comunidad, del deseo de tener condiciones modo de entender la comunidad política y la demo-
básicas de solidaridad social. cracia más allá de la idea liberal de Estado moderno.
«Hoy sabemos que la idea de comunidad no puede
De este modo, "los mismos procesos de moderni- pensarse como espacio opresivo y autoritario, sino
zación que rompen los antiguos lazos de perte- como elección libre buscada en la conciencia de que
nencia y arraigo, dan lugar a la búsqueda de una sólo en la reciprocidad de las relaciones no
instancia que integre los diversos aspectos de la dinerarias se produce el verdadero reconocimiento
vida social en una identidad colectiva». Esta bús- de la diferencia y la particularidad». (Barcelona:
queda se nutre de las necesidades de sociabilidad y 1992).
seguridad, de amparo y certeza, de sentimientos
compartidos, los cuales pueden ser leídos como De la misma manera, una democracia en sentido co-
«solidaridad postmoderna», «en tanto es más ex- munitario puede ser entendida como «ese espacio
de lo público donde surgen todas nuestras creen-
cias sobre lo posible,
EL CONTEXTO DESCRITO HACE pero además donde
también éstas puedan
NECESARIO GENERAR ser reconocidas por
todos los actores indi-
PROPUESTAS POLÍTICAS
viduales y sociales»
ALTERNATIVAS QUE SE SALGAN (Zemelman: 1995, 29)·
Así, la democracia apa~
DE SU LÓGICA HEGEMÓNICA Y rece como el sistema
.~%\.~ REQUIERAN LA DEMOCRACIA más idóneo para ga-
rantizar la vida públi-
ca, la cual cumple la
presiva "de una comunión de sentimientos que de función de articular los planos de lo personal y de lo
una articulación de intereses". (Lechner: 1993, 11). social, de tal suerte que lo propio de la vida personal
y colectiva, así como lo que es constituido por lo
Este deseo difuso pero intenso de comunidad es un social, no conformen compartimientos estancos sino
rasgo sobresaliente de la cultura política en Améri- mecanismos de comunicación, solidaridad y recipro-
ca Latina, pero no significa siempre un anhelo de- cidad.
mocrático. El miedo al conflicto y a la diferencia
también puede canalizarse a través de propuestas La disputa actual en el campo de la filosofía política
autoritarias o populistas como lo hemos presen- entre liberales y comunitaristas, sobre la cual no me
ciado en varios países durante la actual coyuntura detendré, vuelve a traer a discusión esta tensión en-
política. El reto es, entonces, cómo articular de- tre los fundamentos individuales y colectivos de la
seo de comunidad y democracia, búsqueda de inte- democracia y del derecho (Dwornkin: 1997; Mouffe:
gración y pluralidad, identidad y respeto a la dife- 1999). La posibilidad de construirla desde el reco-
rencia. Para Lechner ello es posible en la medida en nocimiento de la pluralidad de comunidades, en el
que se fortalezca lo público como esfera de recono- seno de una misma unidad política, ha llevado a que
cimiento recíproco; frente al mercado y la algunos autores reivindiquen nociones como la de
estatización, lo público permite el reconocimiento comunidad pluralista o "communitas communi-
UNIMINUTO: U NA COMUNIDAD EDUCATIVA QUE CRECE CON RESPONSABILIDAD SOCIAL y ÉTICA 21
tarum" (Nisbet: 1990) o la de "comunitarismos no deseable la generalización de identidades, virtu-
excluyentes" (De la Peña: 1998) para referirse a so- des, lazos, organizaciones y proyectos sociales ba-
ciedades o sistemas políticos democráticos que pue- sados en un alto grado de compromisos persona-
dan contener y dar viabilidad a diferentes comuni- les y morales y en valores altruistas como la
dades, sujetos y proyectos sociales y culturales, en solidaridad y el respeto a la diferencia, así como
torno a unos proyectos comunes y una reglas de jue- que fomenten la constitución de identidades y
go respetadas por todos. subjetividades colectivas y la cohesión social en
torno a iniciativas y proyectos progresistas o
El contexto descrito hace necesario generar pro- emancipadores.
puestas políticas alternativas que se salgan de su ló-
gica hegemónica y requieran la democracia «como La respuesta puede ser afirmativa si reconocemos
juego de proyectos político-ideológicos que conlle- los desafíos que dichas dinámicas comunitarias y
van distintas visiones de futuro, mediante los cua- neo comunitarias le han planteado a la filosofía po-
les los actores políticos y sociales definen el sentido lítica, a la sociología y a la sicología social, así como
de su quehacer, y por lo mismo, su propia justifica- a las prácticas de intervención, a la animación so-
ción para llegar a tener presencia histórica». cial, la educación popular y el desarrollo social. En
(Zemelman: 1995, 35). cuanto a lo primero no me detendré, dado que di-
chos desafíos han orientado las argumentaciones
Por tanto, la democracia debe posibilitar que las di- precedentes; me centraré en las implicaciones den-
versas potencialidades de los grupos sociales lleguen tro de ámbitos de acción práctica.
a plasmarse en proyectos viables. La vida de la de-
mocraCia se asocia a la capacidad para potenciar el En primer lugar, las acciones de intervención social
desenvolvimiento y expresión de diferentes grupos con poblaciones donde perviven relaciones de tipo
sociales y políticos a través de proyectos, si no di- comunitario y la expansión de experiencias aso-
vergentes, al menos no coincidentes. ciativas y de movimientos en torno a temáticas que
generan identidad comunitaria, han iniciado proce-
Si somos consecuentes con estos nuevos sentidos de sos y propuestas educativas y culturales ligadas a su
comunidad política, bien común y democracia, se especificidad; así, por ejemplo, hoy emergen discur-
abre paso un nuevo modo de asumir la política como sos y prácticas educativas para indígenas, campesi-
«una orientación y una práctica que acompaña nos y desplazados por la violencia, al tiempo que
como servicio, a la producción de comunidad» (Ga- educación ambiental, en derechos humanos y para
llardo: 1996, 27); es decir las prácticas, discursos e el consumo.
instituciones «que facilitan y potencian la constitu-
ción como comunidad de un conglomerado huma- En efecto, en casi todos estos procesos de acción e
no particular y diverso». (Ibíd.). intervención social con comunidades tradicionales
e intencionales, aparece, tarde que temprano, la ne-
Lo comunitario como ideal de vida social cesidad de introducir un componente educativo que
dinamice y anime la formación de los actores de base
Reconocida la existencia de diversos modos de emer- y los dirigentes en cada campo específico. General-
gencia de.lo comunitario en la sociedad contempo- mente, una de sus dimensiones es la de construir y
ránea y su potencial impugnador del orden econó- fortalecer el sentido de pertenencia y de identidad
mico, político y ético vigente, cabe preguntarse si es en torno a las relaciones y valores compartidos o
posible y deseable el impulso de proyectos sociales, deseados a través de la activación de la memoria co-
culturales y educativos que reclamen como ideales lectiva y de otras propuestas que hacen visibles los
de organización social los valores, vinculas y modos valores y vinculos comunitarios que le han dado con-
de vida comunitarios. Es decir, que plantee como tinuidad, identidad y fuerza a los procesos.
PEDAGOGICA No. 4 - ENERO/DICIEMBRE DE 2003

Frente a la crisis de los grandes metarrelatos, dis- involucren en sus currículos las temáticas y proble-
cursos estructuralistas y prácticas -estrategistas, máticas propias de la complejidad social descrita y
las identidades y los valores comunitarios son de las singularidades de su contexto local o social;
cada vez más buscados y apreciados por grupos por ejemplo, que enfaticen la formación de identi-
y asociaciones de base como las mujeres, los jó- dad regional o étnica, así como en el respeto a la
venes, las minorías étnicas y los cristianos. Sin diferencia.
embargo, cuando este énfasis no va acompañado
de otros procesos como la promoción individual A mi juicio, en dicha intersección entre una educa-
y la participación democrática de sus integran- ción para los procesos de afirmación o construcción
tes, así como con el compromiso colectivo con de comunidades de sentido, culturales e intenciona-
el cambio social y la democratización de la so- les, para la afirmación de procesos de identidad po-
ciedad en su conjunto, los grupos pueden caer lítica global y el desplazamiento de la escuela hacia
en lo que Bengoa (1992) y Brunner (1992) consi- estos nuevos contextos sociales, es posible pensar
deran desviaciones "comunitaristas". en una dimensión educativa y pedagógica comuni-
taria. Una dimensión necesaria, porque contribui-
En segundo lugar, los procesos de construcción de ría a fortalecer desarrollos de producción social de
democratización política, de ciudadanía y de for- tipo comunitario y de construcción de identidades co-
mación de un sentido de lo público han incorpora- lectivas; pero no suficiente, dado que las demandas
do acciones culturales y educativas explícitas para educativas hechas desde las experiencias y espacios
sensibilizar y formar a los sujetos de dichos proyec- señalados también involucran conocimientos y va-
tos. Incluso, en países como el nuestro, se han crea- lores para el desempeño en el campo específico de
do instituciones y programas desde el gobierno y la acción (género, ambiente, juventud, etc.) y para la
iniciativa privada para impulsar este tipo de forma- movilidad individual de sus participantes, así como
ción política. De este modo, es cada yez más común para la transformación de la sociedad y la participa-
encontrar propuestas educativas y pedagógicas para ción democrática dentro de ella. ________
la democracia, para la ciudadanía, para la conviven-
cia social, para la paz, etc.
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