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Resumen
Se unen en los objetivos, todas y cada una de las dictaduras y dictadores conocidos en
la historia occidental. Hugo Rafael Chá vez Frías como uno má s entre ellos, decidió
optar por el estilo y métodos de ese género de dictaduras propias a sociedades que
aunque en apariencia modernas, está n cimentadas aú n sobre ancestrales esquemas
tribales de relació n política.
Ese es el tema de la siguiente extensa nota, que debe comenzar por identificar a qué se
refiere esa CIP y sobre qué se consolidó , pasando por el sin nú mero de decisiones que
gobierno tras gobierno, ha tenido como resultado, deseado o no, severas
consecuencias en los desempeñ os y capacidades institucionales de los ó rganos de
policía en Venezuela.
Introducción
Hoy esa heredada diná mica de la seguridad pú blica ya a la deriva, de mano en mano
como veremos a continuació n, está en las de los representantes y operadores
políticos, que no técnicos, con definidos intereses absolutamente ajenos a Venezuela y
a los venezolanos.
De allí a la tolerada gravedad del asunto que, sin mayor profundidad, la expresan los
publicitados expertos con simples cifras, entre 60 y 100 muertos por cada 100.000
habitantes; pero que para el habitante fijo o itinerante del territorio, se expresa en el
má s drá stico y absoluto estado de indefensió n, física para las víctimas y psíquica, para
los aú n potenciales y a la involuntaria espera de su puesto y turno en la zafra semanal.
Triángulo
Sin polémica no le resta ni le queda para lo político, la política y los políticos, má s que
la policía, ese otro camino para imponerse por los medios de fuerza; de la violencia
policial o criminal y su combinació n, sea en sus extremos con el terrorismo de Estado,
lo fuere de forma má s sutil, pero no por ello menos brutal, con la latente amenaza en
manos de su bazo ejecutor, la FGR y los jueces de la justicia administrada.
Es ese el terreno donde se ubica la principal y má s dú ctil pieza, la policía, de este juego
apolítico donde radicalmente está ausente la polémica.
En una Venezuela del ú ltimo siglo donde nadie pide cuentas, nadie rinde cuentas y
todo se deja sin registro ni memoria; donde las famosas presentaciones de cuentas no
pasan de ser esos tediosos cuentos a la espera y dentro de lo que algunos emulan
como la “dulce espera” de un voto castigo, puesto que los políticos como los bomberos
“no se pisan la manguera”.
Los políticos entrantes en gobierno, en nombre de la “conciliació n” y de la paz evitan
por todos los medios someter a los salientes al escrutinio de sus conductas por ante
tribunales, en el entendido que lo mismos será a la hora de su salida del gobierno.
La letra muerta
Una seguridad que no ha podido, no puede ni podrá existir jamá s en el vacío; un vacío
que só lo sería posible mantener en condiciones de laboratorio.
Despolitizar
“… Expertos plantearon sus mejores ideas para solucionar temas críticos como la
seguridad ciudadana y la violació n de derechos humanos…
… Despolitizar el tema de la seguridad en Venezuela, disminuir los homicidios,
cambiar el actual sistema penitenciario, fortalecer la investigació n criminal y depurar
los cuerpos policiales son algunas de las sugerencias que hicieron los asesores de
seguridad de los candidatos a las primarias…” (El Nacional Thá bata Molina, Angélica
Lugo, 08/02/12, /8).
“… Despolitizaré a la Fuerza Armada como su nuevo Comandante en Jefe…” alegaría
uno de los candidatos en su discurso de campañ a en las primarias (El Universal
16/12/11)
Entonces
Pueda ser que estemos totalmente errados y aceptamos que la sola experiencia sobre
el terreno de las realidades y su acotació n perió dica como ayuda memoria, poca o
ninguna trascendencia tenga para los afanados intelectuales de la seguridad pú blica,
sin experiencia alguna de primera mano.
Claro queda
Así como la política no se hace con émulos de la madre Teresa de Calcuta, tampoco la
policía se ha hecho, se hace ni se hará jamá s con niñ os de pecho; el problema para una
y otra actividad, está en asumir los riesgos, emplearse a fondo en el conocimiento y
tratamiento, en la rendició n de cuentas; pero por sobre ello, en la articulació n y en el
ejercicio pleno de los controles, antes que técnicos, eminentemente políticos.
Afirmaría en su momento Casamayor[i]: “… nadie está interesado en cambiar la
maquinaria de la cual se ha de servir una vez que llegue al poder…”.
Así se abandona lo político y el discurso es legalista, tanto para aislar así la ley del
ciudadano, como del gobierno y del Estado y en el irrefutable entendido de que quien
está capacitado, obligado y llamado a cumplir y hacer cumplir la ley, es el gobierno
como detentador del poder del Estado y eso ha sido, es y será política. Comentaría a
tenor Stephen Mauzy otro de los estudiosos: “… Las instituciones má s fuertes, si se
ignoran y se niegan, finalmente se derrumban…”.
A ese gran feló n y criminal, Fidel Castro Ruz, todavía la campañ a publicitaria lo
alimenta y existen quienes pretendan ocultar ese preciso á mbito de su acció n criminal
y asumirla y definirla como acció n política latinoamericana.
Desambiguación
Observando ese ejemplo de un feló n y de sus felonías, desde la década de los cuarenta
del siglo pasado hasta ser apartado del poder en Cuba en el 2006, queda
suficientemente deslindado el punto y claro desde esta perspectiva, que una cosa es la
política y otro lo es el uso de la política como manto o cubierta para imponer la
diná mica de un modus operandi criminal.
A muchos sino todos estos expertos –algunos geniales otros genéticos–, les une una
característica en comú n: no tiene la má s mínima idea de lo que es y para que es la
policía, la tarea de la policial y la razó n de ser de la policía.
Desempeñ os intelectuales donde la tarea y los hombres en la tarea no han sido jamá s
las verdaderas determinantes del problema y los términos en consideració n; antes
por el contrario, ha sido y son los criterios, ideas, especulaciones o lucubraciones de
cada modalidad de conocimiento diplomado o disciplina universitaria, la que en
definitiva alegran el oído político y al son de la publicidad, imponen supuestas
reformas, reestructuraciones o sus variantes en el conocido “quítate tu para ponerme
yo”.
Desde el añ o 1936 con el primer decreto que crea la Escuela de Formació n para
Agentes de Seguridad Pú blica, con el ulterior decreto orgá nico que crea y organiza el
Sistema Nacional de Seguridad adscrito al Ministerio de Relaciones Interiores con sus
tres organismos: Oficina de Investigació n Nacional, Identificació n de Extranjeros y
Guardia Nacional, la Policía Nacional de aquel momento.
La presió n militar del Ministerio de Guerra y Marina se impone por sobre lo civil y la
Guardia Nacional es extraída del mundo civil y adscrita como un servicio de ese
ministerio y regida por la Ley Orgá nica del Ejército y el Có digo de Justicia Militar.
A partir de aquel momento en adelante, la policía como ó rgano del poder pú blico,
comienza a ser del interés de una cierta forma de hacer la política; luego del golpe de
1945, en el trienio, la policía de investigació n criminal entra en su primer cambio de
nombre que suelen denominar reforma, es denominada, Seguridad Nacional; en 1958,
entra a jugar en la política policial un apellido y distinguen la preventiva de la
represiva y es ese segundo término del cual lo político, la política y los políticos tratan
de deslindarse; en la ú ltima reforma un incompetente profesional del derecho concibe
la idea de que agregar la palabra científica en la denominació n del organismo, algú n
día la hará científica y así, la reforma policial del momento (20/02/2001), al mismo
equipo de hombres, edificaciones, métodos y desempeñ os, le atapuza el rimbombante
nombre de Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminales (CICPC), ya el
idiotizado profesional logró un objetivo, el título de fundador de algo.
Privilegio e impunidad
Ese es el ú nico caso que se registra en toda historia policial venezolana; ú nico, donde
un responsable político y comandante de la fuerza pú blica, fue llamado a responder
por los actos derivados de sus decisiones.
Trá tese del asesinato de Ramó n Carmona Vá squez (1978) –y si Manuel Molina Gá speri
fue a la cá rcel, no hubo sentencia condenatoria por el crimen y só lo fue una medida
extrema política, de limitados efectos, para silenciar a la activa viuda–; de los Pozos de
la Muerte (Zulia 1985); de los asesinatos en serie llamados masacres, Yumare,
Cantaura (1986), El Amparo y Los Amparitos (Apure 1988); trá tese del abandono del
comando de la Policía Metropolitana por el cuerpo de oficiales generales y superiores
de la Guardia Nacional en los inicios de los desó rdenes pú blicos y del ulterior impacto
mediá tico sobre la població n y los interesados en el alzamiento civil del momento,
cuando un ministro del Interior, en pantalla de TV y en cadena nacional inicia su
mensaje oficial sobre los hechos en curso en el 27F y se derrumba sobre el plató
(1989); trá tese del secuestro y asesinato de los hermanos Faddoul (2006); del má s
reciente asesinato de Karen Vanessa Berendique Betancourt.
En todos esos pocos casos referidos, en la investigació n o lo que llaman los políticos
de turno la investigació n criminal, se cuidó bien de atender exclusivamente las
responsabilidades penales evitando su extensió n y dañ os colaterales y
manteniéndolas a toda costa y costo al má s bajo nivel de la línea jerá rquica de mando
y conducció n de una u otra fuere la policía, la administració n o el gobierno.
Pero aú n así, el caso de las quejas y demandas de las víctimas y sus deudos, entraría,
por una parte en los supuestos determinados por el Estatuto de Roma en cuanto a las
responsabilidades penales de los jefes, por la otra en el terreno de tratamiento de las
responsabilidades extracontractuales.
Política, la decisió n del primer gobierno democrá tico electo, Ró mulo Betancourt,
quien visitado (1959) por Fidel Castro Ruz y rechazada la propuesta “revolucionaria”
de éste, fuera luego seriamente atacado su gobierno por mú ltiples flancos civiles y
militares en los siguientes y luego extendidos 15.000 días de guerra no declarada.
Política la decisió n del Ministro de Relaciones Interiores de aquel momento, Carlos
Andrés Pérez, para mantener activo como funcionario y como su hombre de confianza,
asistente y jefe de seguridad, al natural de Cuba Orlando García Vá squez, sujeto que
posteriormente, es el inicio de la historia del hoy revolucionario, sería captado y
doblado como fuente y agente por el G2 de Cuba.
Política la decisió n del gobierno central, Carlos Andrés Pérez, para beneficiar a Cuba,
al silenciar el intríngulis del DC8, vuelo 455 de Cubana de Aviació n (06/10/76
Caracas, Trinidad, Barbados, La Habana); cuando quedó suficientemente establecido
que fue una operació n orquestada por el jefe de seguridad en Miraflores Orlando
García Vá squez, el agente infiltrado de Fidel Castro Ruz quien bajo instrucciones de
éste y para neutralizar a Orlando Bosh Á vila: traerlo a Venezuela, montar la operació n
con Luis Posada Carriles y sus dos empleados Herná n Ricardo Lozano y Freddy Lugo
para que la bomba sembrada en el DC8 estallara con la nave ya en tierra en el
aeropuerto de La Habana, pero, el retrazo de los 30 minutos en el despegue de
Trinidad, al detonar la espoleta de tiempo en un vuelo a altura de crucero produjo la
violenta despresurizació n de la nave y la muerte de los 76 pasajeros y tripulantes.
Política, la decisió n (1959) del primer gobierno de Rafael Caldera Rodríguez, quien
una vez ganador de las elecciones, lleva adelante el inicio de negociaciones con los
naturales cubanos, por ó rgano de Remberto Uzcá tegui Bruzual desde la Oficina de
Asuntos Especiales del MRI y que todos los cubanos que estaban en nó mina de los
cuerpos de seguridad –que le debían el favor del cargo y las prebendas a Orlando
García Vá squez–, se les mantuvieran los privilegios de sueldos, bases, armas,
comunicaciones y vehículos, a cambio de no ejecutar actos de ataque contra los
intereses venezolanos, dentro y fuera de sus fronteras; esa es la otra parte y el aporte
para la historia de esta guerra.
Política la decisió n del gobierno central destinada a silenciar por completo la sociedad
y actividad comercial privada del terrorista Luis Clemente Faustino Posada Carriles
con el ex directivo de la policía de investigació n criminal y de seguridad de Estado,
José Gabriel Lugo Lugo; desde las mismas instalaciones físicas de sus oficinas y sus
canales de comunicació n en Las Palmas Caracas, se organizó todo el entramado caso
de la voladura del avió n de Cubana de Aviació n.
Política la decisió n (1985) del gobierno central, Jaime Lusinchi, por ó rgano del
gobernador del Zulia Omar Enrique Barboza Gutiérrez y en contubernio con el
expresamente seleccionado y nombrado juez de la causa Ivá n Rincó n Urdaneta, para
destruir todas las evidencias sobre desaparecidos y asesinados y para, primero vaciar
concreto en la boca y el tubo del aljibe en La Cañ ada, citado por los medios como
“Pozos de la Muerte”, de donde para el momento de esa particular ejecutoria, ya se
habían extraído varios cadá veres y partes de otros estaban en proceso de
recuperació n y luego, para pasar un tractor por toda el á rea física circundante,
derribando y reduciendo a polvo la pared que era usada por funcionarios adscritos a
cuerpos locales y nacionales, para los fusilamientos de civiles desarmados.
Política, la decisió n (1997) del gobierno central, Rafael Caldera Rodríguez, por ó rgano
del Ministerio de Relaciones Interiores en manos del constitucionalista José Guillermo
Andueza y de su jefe de Identificació n y Extranjería, la politó logo Delia Da Silva, para
la concepció n, preparació n, planificació n, toma de decisió n, licitació n e inicio de los
programas del plan para reformar todo el sistema centralizado para la identificació n
ciudadana de los habitantes fijos y en trá nsito en el territorio venezolano y
transformarlo en un sú per Archivo Criminal; considerando de hecho y contra Derecho,
a todos y cada uno de los habitante, no como ciudadano sino como sospechosos.
Política, la decisió n (2000) del gobierno central, Hugo Rafael Chá vez Frías, por ó rgano
del Ministerio de Relaciones Interiores, en manos de Luís Alfonso Dá vila, para
reactivar el proyecto Andueza/Da Silva y emitir una licitació n pú blica bajo el titulo
“Licitació n N° MIJ-00-09-01 ‘Sistema de Identificació n Nacional y Control Ciudadano”.
Nó tese “control ciudadano”
Político fue el discurso del jefe de esa pandilla del Baath (2009), Tarek Zaidan El
Aissami Maddah, tocado con la kukjah o kuffijeh a la usanza de fedai o fidai (en á rabe,
فدائيpl. ; فدائيينfidā ’ī, pl. fidā ’iyyīn), anunciando pú blicamente sus objetivos en el
desempeñ o del cargo:
“… Más allá de mi misión como ministro, soy también hijo de árabe, soy palestino, soy
iraquí y somos hoy día la fuerza de resistencia… nuestra revolución también es una
revolución que lucha por una Palestina libre y aquí estamos dispuestos todos a ofrecer
nuestras vidas, si es necesario… hoy la dignidad que enarbola la revolución bolivariana
es la misma que se levanta en Palestina frente al genocidio israelí…” (RNV; 6 de Enero,
09:52 PM)
Política, la decisió n (2011) del gobierno central por ó rganos del Ministerio de
Relaciones Interiores para dar continuidad sobre lo ya avanzado en el Proyecto de
Control Ciudadano con la conversió n del sistema de identificació n venezolano y
relanzar el programa ya en las exclusivas y excluyentes manos de los cubanos y para
entregar en físico a la UCI de La Habana, el ulterior derivado total control de los
registros y del manejo de todas las Bases de Datos de Identificació n, Registro Pú blico,
Notarías, Impuestos, Movimientos Bancarios y Financieros de los venezolanos.
Política es, la expresa obra del Baath con la eliminació n de la tradició n, la informació n
y el método de la policía de investigació n criminal, sostenidamente llevado adelante,
entre otras, con las jubilaciones forzadas: “… Jubilaron a 200 comisarios generales y
jefes del Cicpc… La amenaza del ministro de Relaciones Interiores, Tareck el Aissami,
comenzó a concretarse: está sacudiendo la estructura del Cicpc. El jueves fueron
jubilados 200 funcionarios de la policía científica, entre comisarios generales y
comisarios jefes. De esta manera, el cuerpo de seguridad se quedó de un día para otro
sin el conocimiento y la experiencia del personal de má s trayectoria…” (El Nacional
24/09/2011)
Pero quizá s de las decisiones políticas en seguridad pú blica bajo la direcció n de Tarek
Zaidan El Aissami Maddah, como brazo ejecutor y de mayor trascendencia, son
aquellas que recibiendo el apoyo de la experiencia y la prá ctica sobre comunidades
tribales, son concebidas y adelantadas en funció n de mantener por cualquiera sea el
medio, a Hugo Rafael Chá vez Frías en la presidencia y como la indispensable “Cabeza
de Playa” del islá m en Latinoamérica.
Es política
Así, queda en los propios hechos oficialmente difundido en los medios; los objetivos
bélicos de los “Fantasmas”, es la població n civil disidente: “… 2011, se efectuaron 220
operaciones militares, a través de acciones de inteligencia y contrainteligencia, con las
cuales se evitaron situaciones de alteració n del orden pú blico que van en detrimento
del poder legalmente constituido…”
Conclusión
Mientras los que se dicen, publicitan y son cotidianizados por los medios como
expertos en seguridad pú blica elucubran sobre los detalles de temas que, al parecer y
como hemos sustentado ignoran; temas de los que prefieren mantenerse al margen y
no profundizar dado los riesgos profesionales y físicos inherentes; pero que,
adquieren un falso y operante sentido técnico dada la crasa ignorancia derivada de la
ausencia de polémica e interés en estos pedestres asuntos en sus asesorados políticos;
mientras ello ocurre, la verdadera política del poder por el poder, asienta y consolida
sus capacidades bélicas de acció n contra la població n civil desarmada.
[i] Seudó nimo literario de Serge Fuster “Conseiller à la Cour d’appel de Paris” durante los eventos del
affaire Mehdi Ben Barka, en Paris, Francia,1965
[ii] Tarek Zaidan El Aissami Maddah, hijo de Carlos Aissami jefe de la secció n venezolana del partido
político Baath, Partido del Renacimiento Á rabe Socialista, Baaz también transcrito como Baath o Ba’ath
renacimiento, en á rabe: حزب البعث العربي االشتراكيHizb Al-Baath Al-Arabi Al-Ishtiraki, que fuera fundado
en 1947 en Irak por su tío abuelo Shibli el-Aissami, ideó logo reconocido asistente al Secretario General
del partido en Bagdad durante el régimen de Saddam Hussein.
[iii] Shabeeha, también deletreado Shabiha o Shabbiha ( á rabe : الشبيحةpalabra de la raíz á rabe : شبحque
significa “fantasma”). En el caso sirio, el má s conocido, son grupos de fuerzas paramilitares de origen
alauí, agentes no oficiales del régimen de Al Assad en Siria; son hombres armados leales a Assad,
bandas de criminales integrada por matones y delincuentes afines al régimen dictatorial; fundado por
los sobrinos del difunto presidente sirio Hafez Assad (Fawaz, Numir, Munther, Sumar, Siwar, Munther)
sus operaciones se concentran en la regió n mediterrá nea de Siria alrededor de Latakia , Banias y
Tartous , como actividad econó mica el contrabando a través de los puertos de la zona; la policía siria se
hace la vista gorda con los altos sobornos y las Shabbiha operan como milicias en la sombra en caso de
cualquier necesidad; así las Shabiba se unieron a la Cuarta Divisió n del ejercito en los ataques contra la
població n civil en las ciudades de Banias , Jableh , y Latakia; ..