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Introducción
Las posibilidades motrices son el primer recurso que poseen los niños y las niñas para
comunicarse y relacionarse con el mundo que les rodea; por lo que a partir del propio
movimiento y en el marco de la interacción social, aprender a conocer su propio cuerpo
y a utilizarlo como medio de expresión y de intervención en el medio y, sobre esta base,
construirán su identidad personal.
En definitiva, una imagen adecuada del esquema corporal es la base para la elaboración
de la propia identidad personal.
Por último, hay que destacar, entonces, que, cuando hablamos de "conocimiento del
cuerpo" nos referimos, de acuerdo con Tasset (1980), a que se tome conciencia de la
existencia de las diferentes partes del cuerpo y de las relaciones que éstas tengan, de
manera estática o en movimiento, con el mundo externo.
En cuanto al "control del cuerpo", hay que decir que se encuentra íntimamente ligado al
correcto funcionamiento y dominio de la tonicidad. Por ello, la ejecución de un acto motor
voluntario es imposible si no se tiene control sobre la tensión de los músculos que
intervienen en los movimientos. Así, la independencia segmentaria (dominio corporal)
se consigue cuando tenemos control sobre todos los elementos que intervienen en la
elaboración del esquema corporal, es decir, sobre: tonicidad, esquema postural, control
respiratorio, lateralización, estructuración espacio -temporal y control motor práxico.
La noción de cuerpo en los infantes
Por otro lado, la observación del desarrollo del niño, ha permitido extraer varias leyes
en cuanto a la noción del cuerpo. Éstas son:
1. Cualquiera que sea el ritmo del desarrollo, variable según los sujetos, el orden de
sucesiones de los elementos nuevos es siempre el mismo.
A la reptación.
El gateo.
Es el período global del aprendizaje y del uso de sí. Siguen siendo válidas las mismas
leyes del desarrollo y de manera especial las leyes psicofisiológicas de la maduración
nerviosa.
A partir de los cinco años pasa el niño del estadio global y sincrético al de la
diferenciación y análisis, es decir, de la actuación del cuerpo a la representación.
Y esta elaboración del esquema corporal prosigue hasta los once u doce años,
siguiendo siempre las mismas leyes.
Por último, hay que decir que en la construcción del YO corporal que permite al niño
despegarse del mundo exterior y, por ende, reconocerlo en tanto que tal, se halla
implicado el ser por entero, "cada sensación tiene su motilidad, la sensación lleva en sí
una respuesta motriz", dice P. SCHILDER. No se puede, por tanto, disociar la motricidad
del psiquismo, ya que son los dos aspectos indisociables del funcionamiento de una
misma organización.
Por otra parte, el dibujo deja una huella afirmándose como un resultado, mientras que
las palabras se desvanecen inmediatamente.
LAFON nos decía que gracias al dibujo el niño "se hace con los objetos, las personas
o situaciones llevándolas tranquilamente a su medida de creador omnipotente".
En este sentido, todos los observadores están de acuerdo en reconocer que la función
gráfica es una función natural íntimamente relacionada con toda la personalidad del
niño, es decir, nivel de desarrollo general, conocimiento de sí mismo, afectividad, etc.,
y así se han diseñado métodos para utilizar el dibujo para explorar la personalidad
infantil.
Así, podemos decir que, en realidad, existen unos nexos entre la evolución del
esquema corporal: consciencia y control del cuerpo propio, independencia segmentaria,
independencia izquierda -derecha, etc., y ciertas manifestaciones de la inteligencia,
tales como la expresión verbal y gráfica, capacidades de atención perceptiva,
orientación y organización en el espacio, etc.
Además, aunque es cierto que cuando el niño dibuja una figura humana lo hace
relacionándola consigo mismo; lo que se le solicita representa, de todas maneras, algo
del exterior. Con más razón aún, cuando se le pide al niño un hombre y se le guía -lo
que es un hecho corriente-, el resultado no puede ser nunca una educación del esquema
corporal, puesto que parte del exterior, mientras que la educación debe partir de
vivencias.
Lo que sí parece cierto es que hasta la edad de 5-6 años, si no ha habido una educación
metódica, el niño dibuja la figura del hombre basándose en el conocimiento que tiene
de su propio cuerpo. A partir de los 5-6 años es probable que intervengan otros factores,
tales como la observación, memoria, afición y entrenamiento del dibujo, estereotipos,
etc.
En cuanto al dibujo que los niños y niñas realizan de sí mismos, podemos decir, en
primer lugar, que el dibujo del cuerpo humano es la fiel traducción gráfica de una
vivencia corporal, lo cual se ha comprobado muchísimas veces en diferentes casos y
situaciones. Recordando palabras de P. SCHILDER refiriéndose a la imagen corporal,
podemos afirmar que "los dibujos que los niños hacen les satisfacen plenamente, lo que
hace pensar que la manera en que ellos representan la figura humana refleja el
conocimiento y experiencia sensorial que ellos tienen de la imagen del cuerpo. Expresan
así, al menos la imagen mental que ellos tienen del cuerpo humano y la imagen del
cuerpo humano es imagen mental al mismo tiempo que percepción".
Otro hecho que demostraría que el dibujo del cuerpo es un dibujo de sí mismo, sería el
que los niños nacidos ya enfermos trazan unos dibujos en los que siempre se observan
rasgos de su enfermedad.
En definitiva, podemos decir, de acuerdo con VAYER, que el dibujo de la figura humana
es un test de nivel mental, pero afectado de algunos defectos (estereotipias en
particular). Por el contrario, el dibujo de sí mismo hace intervenir los factores personales
a través de la integración de la imagen del cuerpo, resultando por ello la expresión
gráfica de esta imagen del cuerpo.