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El conocimiento y el control del propio cuerpo

Introducción

Las posibilidades motrices son el primer recurso que poseen los niños y las niñas para
comunicarse y relacionarse con el mundo que les rodea; por lo que a partir del propio
movimiento y en el marco de la interacción social, aprender a conocer su propio cuerpo
y a utilizarlo como medio de expresión y de intervención en el medio y, sobre esta base,
construirán su identidad personal.

Además, a través de la experiencia del propio movimiento, deberán ir coordinando sus


esquemas perceptivo-motrices y conociendo su propio cuerpo, sus sensaciones y
emociones.

Aprenderán a ir poniendo en juego las distintas partes de su cuerpo para producir un


efecto interesante o para su propio placer y, al mismo tiempo, las irán sintiendo,
interiorizando; organizando y construyendo a partir de ellas una imagen integrada del
esquema corporal.

En definitiva, una imagen adecuada del esquema corporal es la base para la elaboración
de la propia identidad personal.

Poco a poco enriquecen la imagen de sí mismos a partir de las propias experiencias y


sentimientos, de la valoración de los propios logros y dificultades y de la actitud de los
demás hacia ellos.

Y para consigan un conocimiento y una valoración ajustados de sí mismos, es también


muy importante el contexto grupal. La participación en grupos distintos, en un clima de
colaboración, les permite ir conociendo las pautas de conducta, actitudes, roles
sexuales, opiniones de los demás y enriquecer su propio repertorio personal.

Por último, hay que destacar, entonces, que, cuando hablamos de "conocimiento del
cuerpo" nos referimos, de acuerdo con Tasset (1980), a que se tome conciencia de la
existencia de las diferentes partes del cuerpo y de las relaciones que éstas tengan, de
manera estática o en movimiento, con el mundo externo.

En cuanto al "control del cuerpo", hay que decir que se encuentra íntimamente ligado al
correcto funcionamiento y dominio de la tonicidad. Por ello, la ejecución de un acto motor
voluntario es imposible si no se tiene control sobre la tensión de los músculos que
intervienen en los movimientos. Así, la independencia segmentaria (dominio corporal)
se consigue cuando tenemos control sobre todos los elementos que intervienen en la
elaboración del esquema corporal, es decir, sobre: tonicidad, esquema postural, control
respiratorio, lateralización, estructuración espacio -temporal y control motor práxico.
La noción de cuerpo en los infantes

Las sensaciones primeras del recién nacido se refieren a su cuerpo. El malestar o el


bienestar, las impresiones táctiles, las movilizaciones y desplazamientos, las
sensaciones visuales y auditivas, etc., le proporcionan informaciones que poco a poco
le servirán para distinguirse del mundo exterior y posteriormente para identificarse a sí
mismo.

El esquema corporal, que puede entenderse como la organización de todas las


sensaciones relativas al propio cuerpo (principalmente táctiles, visuales y
propioceptivas) en relación con los datos del mundo exterior, consiste en una
representación mental del propio cuerpo, de sus segmentos, de sus límites y
posibilidades de acción.

La construcción de este esquema corporal, juega un papel fundamental en el desarrollo


del niño/a, pues dicha organización es el punto de partida de sus diversas posibilidades
de acción.

Por otro lado, la observación del desarrollo del niño, ha permitido extraer varias leyes
en cuanto a la noción del cuerpo. Éstas son:

1. Cualquiera que sea el ritmo del desarrollo, variable según los sujetos, el orden de
sucesiones de los elementos nuevos es siempre el mismo.

2. Ciertos comportamientos aparecen al margen de toda enseñanza.


El desarrollo está asociado en todos los casos a la maduración nerviosa y
regido por las dos leyes psicofisiológicas válidas antes y después del nacimiento:

3. Ley cefalocaudal: el desarrollo se extiende a través del cuerpo desde la cabeza


a los pies, es decir que los progresos en las estructuras y las funciones empiezan
en la región de la cabeza extendiéndose luego al tronco para finalizar en las
piernas.
Es fácil comprobar, efectivamente, que la parte superior del cuerpo en el niño es
bastante más pesada, ya que es la más desarrollada, como asimismo lo son las
funciones motrices; cuando a un niño se le acuesta sobre el vientre puede
enderezar la cabeza mucho antes de poder hacerlo con el pecho. De igual manera
el control de los ojos, la cabeza y hombros precede al de las extremidades.
4. Ley proximodistal: el desarrollo procede de dentro a fuera a partir del eje
central del cuerpo. En el desarrollo prenatal, la cabeza y el tronco se forman
antes que las piernas. Los brazos van alargándose progresivamente
desarrollándose a continuación las manos y los dedos.
Por otro lado, la maduración nerviosa que permite el paso progresivo de la
actividad indiferenciada a la actividad consciente y diferenciada está
íntimamente asociada y dependiente de la experiencia.
Estas leyes de las que hablamos, por su parte, se traducen por un proceso que
es siempre el mismo: las etapas de la elaboración del esquema corporal.

1ª Etapa: desde el nacimiento hasta alrededor de los dos años

 El niño empieza a enderezar y mover la cabeza (reflejos nucales).


 Endereza a continuación el tronco.
 Lo que le conduce a la primera postura: la estación sedente, posición que facilita
la prensión.

La individualización y el uso de los miembros lo llevan progresivamente:

 A la reptación.
 El gateo.

Con la diferenciación segmentaria y el uso de los miembros aparecen la fuerza


muscular y el control del equilibrio; vienen entonces:

 El enderezamiento hasta la postura erecta.


 El equilibrio en bipedestación.
 La marcha.
 Las primeras coordinaciones globales asociadas a la prensión.

Con las posibilidades de acción ha adquirido ya el niño también todas las


posibilidades para descubrir y conocer.

2ª Etapa: de los dos a los cinco años

Es el período global del aprendizaje y del uso de sí. Siguen siendo válidas las mismas
leyes del desarrollo y de manera especial las leyes psicofisiológicas de la maduración
nerviosa.

 A través de la acción y gracias a ella, la prensión va haciéndose cada vez más


precisa, asociándose a los gestos y a una locomoción cada vez también más
coordenada.
 La motilidad y la cinestesia, que van íntimamente asociadas, permiten al niño una
utilización crecientemente diferenciada y precisa de su cuerpo entero.

A partir de los cinco años pasa el niño del estadio global y sincrético al de la
diferenciación y análisis, es decir, de la actuación del cuerpo a la representación.

Y esta elaboración del esquema corporal prosigue hasta los once u doce años,
siguiendo siempre las mismas leyes.
Por último, hay que decir que en la construcción del YO corporal que permite al niño
despegarse del mundo exterior y, por ende, reconocerlo en tanto que tal, se halla
implicado el ser por entero, "cada sensación tiene su motilidad, la sensación lleva en sí
una respuesta motriz", dice P. SCHILDER. No se puede, por tanto, disociar la motricidad
del psiquismo, ya que son los dos aspectos indisociables del funcionamiento de una
misma organización.

La noción de cuerpo a través del dibujo

Para el niño, el dibujo es un medio de expresión privilegiado. Es a la vez una actividad


sensoriomotriz y lúdica ligada a las posibilidades de expresión gráfica (prensión,
coordinación, etc.) y un idioma más fácil de someter a su fantasía que la palabra.

Por otra parte, el dibujo deja una huella afirmándose como un resultado, mientras que
las palabras se desvanecen inmediatamente.

LAFON nos decía que gracias al dibujo el niño "se hace con los objetos, las personas
o situaciones llevándolas tranquilamente a su medida de creador omnipotente".

En este sentido, todos los observadores están de acuerdo en reconocer que la función
gráfica es una función natural íntimamente relacionada con toda la personalidad del
niño, es decir, nivel de desarrollo general, conocimiento de sí mismo, afectividad, etc.,
y así se han diseñado métodos para utilizar el dibujo para explorar la personalidad
infantil.

El más interesante y conocido es el test de Fl. Goodenough, el cual es una prueba


simple que interesa al niño y tiene una satisfactoria correlación con los demás test de
inteligencia. Si bien es utilizada comúnmente como un test de desarrollo mental, hay
que decir que presenta otros aspectos muy interesantes, pues el dibujo de la figura
humana se relaciona con el conocimiento que el niño posee de su propio cuerpo,
afirmando diversos autores que es la expresión del esquema corporal.

Así, podemos decir que, en realidad, existen unos nexos entre la evolución del
esquema corporal: consciencia y control del cuerpo propio, independencia segmentaria,
independencia izquierda -derecha, etc., y ciertas manifestaciones de la inteligencia,
tales como la expresión verbal y gráfica, capacidades de atención perceptiva,
orientación y organización en el espacio, etc.

Además, aunque es cierto que cuando el niño dibuja una figura humana lo hace
relacionándola consigo mismo; lo que se le solicita representa, de todas maneras, algo
del exterior. Con más razón aún, cuando se le pide al niño un hombre y se le guía -lo
que es un hecho corriente-, el resultado no puede ser nunca una educación del esquema
corporal, puesto que parte del exterior, mientras que la educación debe partir de
vivencias.
Lo que sí parece cierto es que hasta la edad de 5-6 años, si no ha habido una educación
metódica, el niño dibuja la figura del hombre basándose en el conocimiento que tiene
de su propio cuerpo. A partir de los 5-6 años es probable que intervengan otros factores,
tales como la observación, memoria, afición y entrenamiento del dibujo, estereotipos,
etc.

En cuanto al dibujo que los niños y niñas realizan de sí mismos, podemos decir, en
primer lugar, que el dibujo del cuerpo humano es la fiel traducción gráfica de una
vivencia corporal, lo cual se ha comprobado muchísimas veces en diferentes casos y
situaciones. Recordando palabras de P. SCHILDER refiriéndose a la imagen corporal,
podemos afirmar que "los dibujos que los niños hacen les satisfacen plenamente, lo que
hace pensar que la manera en que ellos representan la figura humana refleja el
conocimiento y experiencia sensorial que ellos tienen de la imagen del cuerpo. Expresan
así, al menos la imagen mental que ellos tienen del cuerpo humano y la imagen del
cuerpo humano es imagen mental al mismo tiempo que percepción".

Otro hecho que demostraría que el dibujo del cuerpo es un dibujo de sí mismo, sería el
que los niños nacidos ya enfermos trazan unos dibujos en los que siempre se observan
rasgos de su enfermedad.

En definitiva, podemos decir, de acuerdo con VAYER, que el dibujo de la figura humana
es un test de nivel mental, pero afectado de algunos defectos (estereotipias en
particular). Por el contrario, el dibujo de sí mismo hace intervenir los factores personales
a través de la integración de la imagen del cuerpo, resultando por ello la expresión
gráfica de esta imagen del cuerpo.

La distorsión de la imagen corporal

Inseparablemente ligada al concepto de esquema corporal se encuentra la noción de


imagen corporal. Seguramente, con frecuencia utilizamos estos dos términos como
sinónimos y pensamos que el esquema corporal es como una especie de "muñeco en
miniatura" igual a nosotros mismos que existe en nuestro pensamiento y sobre el que
podemos identificar y situar a cada uno de sus elementos. Esto es la imagen corporal,
que ha sido ampliamente estudiada a través de la representación gráfica en el dibujo de
la figura humana. El esquema corporal sobrepasa la noción de imagen y se asienta en
la conciencia de sí mismo. No se trata de un concepto de unidad como integración de
partes corporales, es el eje de la organización de la propia personalidad, lo que
mantiene la conciencia, la relación entre los diferentes aspectos de uno mismo
(Berruezo, del Barrio, García Núñez; 1993).

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