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Universidad de Cartagena

Facultad de Derecho y Ciencias Políticas

Ensayo

Análisis de la noción de víctima y sus derechos en el


Ordenamiento jurídico colombiano
ANÁLISIS DE LA NOCIÓN DE VÍCTIMA Y SUS DERECHOS EN EL
ORDENAMIENTO JURÍDICO COLOMBIANO

La categoría víctima, junto a su opuesto complementario, que es la categoría victimario,


ha alcanzado un lugar preponderante en las políticas públicas contemporáneas de
Derechos Humanos (DD. HH.) orientadas a gestionar las consecuencias de conflictos
armados internos o terrorismos de Estado. En diferentes países de Latinoamérica se
puede observar la proliferación de leyes, programas de gobierno e iniciativas
conmemorativas, destinados a identificar, reparar y conmemorar a las víctimas.

En los últimos años en Colombia se ha impuesto el término víctima, para referirse a todos
aquellos afectados de alguna forma por el conflicto armado interno que ha vivido nuestro
país en los últimos setenta años. Por víctimas en Colombia suelen entenderse aquellas
personas que han sido afectados por la acción de la insurgencia incluyendo a los
miembros de las Fuerzas Armadas.

Es importante definir el concepto de “victima” para efectos de la atención, asistencia y


reparación integral de las mismas, por ello analizaremos a la luz del ordenamiento jurídico
colombiano los diferentes planteamientos en torno a este tema y una vez identificada la
calidad de victima que posee una persona a qué derechos se le debe dar acceso.

El artículo 5° de la llamada Ley de Justicia y Paz reza de la siguiente manera:

“ARTÍCULO 5o. DEFINICIÓN DE VÍCTIMA. Para los efectos de la presente ley se


entiende por víctima la persona que individual o colectivamente haya sufrido daños
directos tales como lesiones transitorias o permanentes que ocasionen algún tipo
de discapacidad física, psíquica y/ o sensorial (visual y/o auditiva), sufrimiento
emocional, pérdida financiera o menoscabo de sus derechos fundamentales. Los
daños deberán ser consecuencia de acciones que hayan transgredido la legislación
penal, realizadas por grupos armados organizados al margen de la ley.
También se tendrá por víctima al cónyuge, compañero o compañera permanente, y
familiar en primer grado de consanguinidad, primero civil de la víctima directa,
cuando a esta se le hubiere dado muerte o estuviere desaparecida.”

Según la ley 1448 de 2011, por la cual se dictan medidas de atención, asistencia y
reparación integral a las víctimas del conflicto armado interno y se dictan otras
disposiciones estableció la acepción de victimas así:

ARTÍCULO 3°. VÍCTIMAS. Se consideran víctimas, para los efectos de esta ley,
aquellas personas que individual o colectivamente hayan sufrido un daño por
hechos ocurridos a partir del 1º de enero de 1985, como consecuencia de
infracciones al Derecho Internacional Humanitario o de violaciones graves y
manifiestas a las normas internacionales de Derechos Humanos, ocurridas con
ocasión del conflicto armado interno.

También son víctimas el cónyuge, compañero o compañera permanente, parejas


del mismo sexo y familiar en primer grado de consanguinidad, primero civil de la
víctima directa, cuando a esta se le hubiere dado muerte o estuviere desaparecida.
A falta de estas, lo serán los que se encuentren en el segundo grado de
consanguinidad ascendente. De la misma forma, se consideran víctimas las
personas que hayan sufrido un daño al intervenir para asistir a la víctima en peligro
o para prevenir la victimización.

La condición de víctima se adquiere con independencia de que se individualice,


aprehenda, procese o condene al autor de la conducta punible y de la relación
familiar que pueda existir entre el autor y la víctima.

Esta es una definición que permite reconocer de manera amplia a quienes han sufrido los
efectos de la guerra, aunque es restrictiva en cuanto al tiempo.

En efecto, el hecho de que se hable de daño directo, así como la inclusión de un conjunto
de situaciones de carácter taxativo, constitutivas de la calidad de víctima, permiten
concluir que el artículo 5° de la llamada Ley de Justicia y Paz sólo admite como tales a las
personas directa y personalmente afectadas por los hechos victimizantes, circunstancia
claramente diferente a la regulada por la norma equivalente de la Ley 1448 de 2011.

En la sentencia C-253a/12 se dijo que lo que hace la ley 1448 de 2011 no es definir ni
modificar el concepto de víctima, sino identificar, dentro del universo de las víctimas la
existencia de víctimas distintas de aquellas que se consideran tales para los efectos de
esta ley en particular, que serán las destinatarias de las medidas especiales contenidas en
la ley.

A la vez, esa misma ley 1448 de 2011 introduce unas limitaciones a propósito de quiénes
tienen la posibilidad de ser consideradas victimas

Parágrafo 1°. Cuando los miembros de la Fuerza Pública sean víctimas en los
términos del presente artículo, su reparación económica corresponderá por todo
concepto a la que tengan derecho de acuerdo al régimen especial que les sea
aplicable. De la misma forma, tendrán derecho a las medidas de satisfacción y
garantías de no repetición señaladas en la presente ley

A diferencia de los anteriores, según el

Parágrafo 2°. Los miembros de los grupos armados organizados al margen de la


ley no serán considerados víctimas. (Congreso de la República, 2011)

De ese modo, esta ley permite la inclusión de miembros de la Fuerza Pública cuando
hubiesen sufrido daño como consecuencia de infracciones al Derecho Internacional.
Posibilidad que no está dada para el caso de miembros de organizaciones armadas
ilegales. Se define así la victima desde una construcción jurídica fundada en la lógica de la
enemistad.

Frente a esto hay solo una excepción: el caso de los niños, niñas y adolescentes vinculados
a organizaciones armadas ilegales, considerados como víctimas en las normas nacionales e
internacionales. Esta inclusión se presenta sobre la base de su incapacidad de discernir y
por consiguiente de ser responsable de sus actos. La inocencia presumida lo despoja de su
condición de enemigo.
De acuerdo con la sentencia C-253A de 2012:

“De la delimitación operativa que se hace en la ley no se desprende que quienes no


encajen en los criterios allí señalados dejen de ser reconocidos como víctimas. Así,
por ejemplo, quien haya sufrido un daño como resultado de actos de delincuencia
común, es una víctima conforme a los estándares generales del concepto, y lo que
ocurre es que no accede a las medidas especiales de protección previstas en la ley.
Lo mismo sucede con personas que hayan sufrido un daño con anterioridad a 1985
o con quienes se vean de manera expresa excluidas del ámbito de aplicación de la
ley por factores distintos, por lo que no pierden su reconocimiento como víctimas,
ni quedan privados de la posibilidad de acudir a los mecanismos ordinarios que se
han establecido en la legislación ordinaria…”

Finalmente, en la sentencia C-253A de 2012, la Corte reconoció que resultaba acorde con
la Constitución distinguir entre víctimas de delincuencia común y las que surgían en el
contexto del conflicto armado para efectos de determinar la aplicabilidad de la Ley 1448
de 2011.

El “Acuerdo General para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable
y Duradera” declara en su punto 5 que “Resarcir a las víctimas está en el centro del
acuerdo Gobierno Nacional y las FARC-EP”. Es decir, que la paz verdadera no es posible sin
reconocer a las víctimas y sin restablecer sus derechos a la verdad, a la justicia, a la
reparación y a la garantía de no repetición.

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