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NOCHE

Harold Pinter

HOMBRE.- Estoy hablando de aquella vez, junto al río.

MUJER.- ¿Qué vez?

HOMBRE.- La primera vez. En el puente. Nuestra primera vez, en el puente.

(Pausa)

MUJER.- No me acuerdo.

HOMBRE.- En el puente. Nos detuvimos y miramos hacia el río. Era de noche. Habían
encendido las luces en la vereda. Estábamos solos. Miramos hacia el río. Puse mi mano
en tu pequeña cintura. ¿No te acuerdas? Metí la mano debajo de tu abrigo.
(Pausa)

MUJER.- ¿Fue en invierno?

HOMBRE.- Claro que fue en invierno. Fue cuando nos conocimos. Fue nuestro primer
paseo. Tienes que acordarte de eso.

MUJER.- Recuerdo que caminamos. Recuerdo haber caminado contigo.

HOMBRE.- ¿La primera vez? ¿Nuestro primer paseo?

MUJER.- Si, claro. Lo recuerdo. (Pausa) Bajamos por el camino, rumbo al campo y
saltamos una barandilla. Caminamos hasta una esquina en el campo y nos detuvimos en
la barandilla.

HOMBRE.- No. Fue en el puente donde nos detuvimos.


(Pausa)
MUJER.- Entonces fue con otra persona.

HOMBRE.- ¡Absurdo!

MUJER.- Fue con otra chica.

HOMBRE.- Fue hace muchos años. Ya se te olvidó.


(Pausa)
Recuerdo la luz sobre el agua.

MUJER.- Cogiste mi rostro entre tus manos, de pie, junto a la barandilla. Fuiste muy
amable, muy amoroso. Yo te importaba. Tus ojos buscaban mi rostro. Me preguntaba
quién eras. Me preguntaba qué pensabas. Me preguntaba qué harías.

HOMBRE.- Estás de acuerdo en que nos conocimos en una fiesta. ¿Estás de acuerdo
con eso?

MUJER.- ¿Qué fue eso?

HOMBRE.- ¿Qué?

MUJER.- Me pareció oír a un niño llorando.

HOMBRE.- No se oyó nada.

MUJER.- Me pareció que era un niño que lloraba, despertando.

HOMBRE.- La casa está en silencio. (Pausa) Es muy tarde. Estamos aquí sentados.
Deberíamos estar en la cama. Tengo que levantarme temprano. Tengo cosas que hacer.
¿Por qué me contradices?

MUJER.- No. Yo no te contradigo. Quiero irme a la cama. Tengo cosas que hacer. Tengo
levantarme temprano en la mañana.
(Pausa)
HOMBRE.- Un hombre llamado Doughty hizo una fiesta. Tú lo conocías. Yo tuve que ir
porque conocía a su esposa. Ahí te encontré a ti. Estabas de pie, junto a la ventana. Te
sonreí y para mi sorpresa, tú sonreíste también. Te gusté. Yo estaba sorprendido. Me
encontraste atractivo. Después me lo dijiste. Te gustaron mis ojos.

MUJER.- A ti te gustaron los míos. (Pausa) Tocaste mi mano. Me preguntaste quién era
yo y que hacía y que si estaba conciente de que me estabas tocando la mano, de que tus
dedos tocaban los míos, de que tus dedos se movían de arriba a abajo entre los míos.

HOMBRE.- No. Nos detuvimos en el puente. Yo estaba detrás de ti. Puse mi mano debajo
de tu abrigo, sobre tu cintura. Sentiste mi mano sobre ti.
(Pausa)

MUJER.- Habíamos ido a una fiesta. La hicieron los Doughty. Tú conocías a su esposa.
Ella te miraba cariñosamente. Parecía que te amaba. Yo no. No te conocía. Tenían una
bonita casa. Cerca del río. Fui a por mi abrigo y te dejé esperándome. Te ofreciste a
acompañarme. Pensé que eras muy fino, muy cortés, agradablemente educado, muy
amable. Me deslicé por mi abrigo y miré por la ventana, sabiendo que estabas
esperándome. Miré hacia abajo, sobre el jardín, rumbo al río y pude ver el reflejo de las
lámparas sobre el agua. Entonces me dirigí a ti y juntos bajamos por el camino,
atravesando la barandilla, hacia el campo, debió haber sido una especie de parque. Mas
tarde encontramos tu coche. Me llevaste.
(Pausa)

HOMBRE.- Yo toque tus senos.

MUJER.- ¿Dónde?

HOMBRE.- En el puente. Sentí tus senos.

MUJER.- ¿De verdad?

HOMBRE.- Estaba de pie, detrás de ti.


MUJER.- Me preguntaba si lo harías, si realmente querrías hacerlo.

HOMBRE.- Si.

MUJER.- Me preguntaba cómo lo harías, me preguntaba si verdaderamente deseabas


hacerlo.

HOMBRE.- Puse mis manos debajo de tu sweater, desabroché tu sujetador, sentí tus
senos.

MUJER.- Otra noche tal vez. Otra chica.

HOMBRE.- ¿No recuerdas mis dedos en tu piel?

MUJER.- ¿Estuvieron mis senos en tus manos? ¿Cubiertos por tus manos?

HOMBRE.- ¿No recuerdas mis manos en tu piel?

(Pausa)

MUJER.- ¿De pie, detrás de mí?

HOMBRE.- Si.

MUJER.- Pero si mi espalda estaba contra la barandilla, Sentí la barandilla… detrás de


mi. Tú estabas frente a mí. Veía en tus ojos. Mi abrigo estaba cerrado. Hacía frío.

HOMBRE.- Abrí tu abrigo.

MUJER.- Era muy tarde. Estaba helando.

HOMBRE.- Y entonces dejamos el puente, bajamos por la vereda y llegamos a un maldito


basurero.
MUJER.- Y me tomaste y me dijiste que me amabas y que siempre me cuidarías, y dijiste
que mi voz, mis ojos, mis muslos y mis senos, eran incomparables, y que siempre me
adorarías.

HOMBRE.- Si, lo hice.

MUJER.- Y siempre me adoras.

HOMBRE.- Si, lo hago.

MUJER.- Y entonces, tuvimos hijos y nos sentamos y hablamos y tu recordaste mujeres


en puentes y veredas y malditos basureros.

HOMBRE.- Y tú recordaste tus nalgas contra una barandilla y hombres que te cogen de
las manos y te miran a los ojos.

MUJER.- Y me hablan dulcemente.

HOMBRE.- Y tu dulce voz. Hablándoles suavemente por la noche.

MUJER.- Y dicen, te adoraré siempre.

HOMBRE.- Diciendo, te adoraré siempre.

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