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¿Son los seres humanos el centro del universo y dueños del planeta tierra?
La especie humana desde los albores de las civilizaciones ha tenido una relación tirante y
de poder con su entorno. Diversas culturas antiguas dan cuenta de esto a través de
petroglifos, textos, y arte rupestre de características variadas que justamente exponían las
actividades y aprovechamiento de especies animales y recursos naturales por parte del
homo sapiens. Estas figuras y escritos eran plasmados y tallados con detenido cuidado por
los hombres primigenios y antecesores de nuestra civilización actual en cavernas pretéritas,
en rocas ancestrales y en papiros antiguos.
Es también constatable que desde los primeros indicios de la escritura, (cuyo propósito fue
dejar a la posteridad la expresión de los pensamientos, sucesos y maneras de actuar de la
cultura de quien consignaba sus epístolas y memorias), el humano ha demarcado la relación
de poder ejercida y deseada para con su entorno natural. Bien lo expresaba el texto del
escenario uno, el cual afirmaba que la única especie capaz de transformar su entorno a tan
grandes proporciones en el planeta tierra, es la especie humana.
La utilización del ambiente y los recursos existentes para proveer energía, protección y
demás necesidades no es una característica exclusivamente de las personas, muchas
especies de animales no humanos también usan su entorno y rasgos biológicos para
aprovechar al máximo y de manera eficiente su hábitat. Pero al respecto, hay una
particularidad diferencial en cuanto al sapiens se refiere; púes la transformación a gran
escala y la explotación de los recursos que el hombre ejerce en el planeta es insostenible y
ha sido practicada y llevada a cabo desde siempre, con la salvedad, que el número de
individuos en las civilizaciones y culturas antiguas era ínfimo comparado con las tasas de
sobre población mundial que existen en la actualidad, con el desarrollo tecnológico, la
voracidad del consumismo y el auge del capitalismo.
El hecho de que el hombre se considerase por sí mismo concebido como superior a las
demás especies a causa de su intelecto aparentemente más evolucionado y de su particular
capacidad adaptativa, indudablemente denotó un camino de explotación exagerada y
aprovechamiento de recursos naturales para el beneficio mercantil y económico. Las
personas a lo largo y ancho del globo terráqueo vieron en el apropiamiento y utilización de
las fuentes de materias primas, recursos hidrológicos y energéticos, una oportunidad para
monetizar cada ápice de la naturaleza que representase algún valor. Esta práctica de
utilitarismo para con el medio ambiente ha sido una constante histórica, y en el transcurrir
de los años el incremento poblacional agudizó las necesidades y la demanda imperante de
hallar nuevas formas de aprovechamiento de los entornos y sus recursos.
Con el estallido de la segunda gran guerra en el año 1939 se acentuaron de manera visible
las dinámicas que constituían la vivencia del planeta como un medio de provisión de
riqueza y recursos más que como el hogar de la especie humana y de las demás especies
existentes. El crecimiento científico y el desarrollo de nuevas tecnologías usadas para el
conflicto y para el crecimiento de las grandes potencias conllevaron a profundizar la crisis
ambiental en todo el mundo.
La forma antropocéntrica con que nuestra especie ha labrado su devenir histórico pone en
evidencia que las riquezas que nuestro planeta ofrece son limitadas, no basta con ser la
especie con más éxito evolutivo y con mayor domino territorial en el mundo, pues el
consumo de energías, de tecnologías, de productos y de recursos han llevado a la tierra a un
punto de no retorno en cuento a lo ambiental se refiere. El hombre es el centro del universo,
el dueño y amo del planeta tierra; no cabe duda que esa sea la concepción que la clase
dominante y los seres y naciones más poderosas en el planeta han profesado y practicado
desde que la memoria colectiva existe, desde que los registros históricos existen.
Referencias