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Diversos factores ambientales aumentan el riesgo de padecer depresión, tales como factores
de estrés psicosocial, mala alimentación, permeabilidad intestinal aumentada, intolerancias
alimentarias, inactividad física, obesidad, tabaquismo, atopia, enfermedades periodontales,
sueño y deficiencia de vitamina D.12
Entre los factores psicosociales destacan el estrés y ciertos sentimientos negativos (derivados
de una decepción sentimental, la contemplación o vivencia de un accidente, asesinato o
tragedia, el trastorno por malas noticias, pena, contexto social, aspectos de la personalidad, el
haber atravesado una experiencia cercana a la muerte) o una elaboración inadecuada del
duelo (por la muerte de un ser querido).
Un elevado y creciente número de evidencias indica que los episodios depresivos se asocian
con cambios en la neurotransmisión del sistema nervioso central y cambios estructurales en el
cerebro, producidos a través de mecanismos neuroendocrinos, inflamatorios e
inmunológicos.1 Existe un creciente número de pruebas que demuestran que la depresión está
asociada con una respuesta inflamatoria crónica de bajo grado, aumento del estrés oxidativo y
aparición de respuestas autoinmunes, que contribuyen a la progresión de la depresión.2 Las
citoquinas pro-inflamatorias causan depresión y ansiedad,2 y se ha demostrado que sus
niveles están elevados en los pacientes con síntomas depresivos,12 lo que puede explicar por
qué los influjos psicosociales y los traumas agudos pueden desencadenar trastornos del estado
de ánimo en personas vulnerables, como aquellas con una predisposición genética o las que
tienen una mayor carga inflamatoria.2 El vínculo entre los procesos inflamatorios y los
síntomas de la depresión se confirma por la asociación de síntomas depresivos con
enfermedades inflamatorias, autoinmunes o neuroinflamatorias, tales como el asma, la
enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la enfermedad cardiovascular, la diabetes, la
alergia, la artritis reumatoide, la enfermedad celíaca, la esclerosis múltiple y la enfermedad de
Parkinson.12
Los principales tipos de depresión son el trastorno depresivo mayor, el trastorno distímico, el
trastorno ciclotímico, el trastorno afectivo estacional y la depresión bipolar. El trastorno
depresivo mayor, el distímico y ciclotímico son las formas más comunes de depresión, el
trastorno distímico y ciclotímico son más crónicos, con una tristeza persistente durante al
menos dos años. El trastorno afectivo estacional tiene los mismos síntomas que el trastorno
depresivo mayor, en lo que difiere es que se produce en una época del año, suele ser el
invierno. La depresión bipolar es la fase depresiva de un trastorno llamado trastorno bipolar.4