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CAMINO HACIA

EL ORIGEN
RAQUEL MARTÍNEZ MATAS
ARIADNA GÓMEZ OBRADOR

CAMINO HACIA
EL ORIGEN
PRÓLOGO ESCRITO POR JORDI BORRÀS
Primera edición: diciembre 2013

© Derechos de edición reservados.


Editorial Círculo Rojo.
www.editorialcirculorojo.com
info@editorialcirculorojo.com
Colección Relatos

© Raquel Martínez Matas y Ariadna Gómez Obrador

Edición: Editorial Círculo Rojo.


Maquetación: David Ruiz Muñoz
Fotografía de cubierta: © Fotolia.es
Diseño de portada: © Antonio López Galdeano.

Producido por: Editorial Círculo Rojo.

ISBN: 978-84-9050-730-8

DEPÓSITO LEGAL: AL 1156-2013

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cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmi-
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IMPRESO EN ESPAÑA – UNIÓN EUROPEA


ÍNDICE

Prólogo........................................................................................... 15
Presentación................................................................................ 27

Parte 1 La experimentación inicial

Capítulo 1: Nuestro reencuentro............................................... 31


Capítulo 2: La iniciación............................................................. 35
Capítulo 3: La aparición de nuestros dones........................... 39
Capítulo 4: Ruidos y taquicardias............................................. 51
Capítulo 5: Visitas familiares...................................................... 55
Capítulo 6: Ángeles tocando la almohada............................... 59
Capítulo 7: Alzando el vuelo....................................................... 63

Parte 2 La gran señal

Capítulo 8: Las cuatro lunas....................................................... 69


Capítulo 9: Agudizando la percepción extrasensorial............ 75
Capítulo 10: El cuarto gran pilar.............................................. 79
Capítulo 11: Clarividencia y reflexión...................................... 89

Parte 3 Viajes al sin fin del Universo

Capítulo 12: ¡A viajar!................................................................. 99


Capítulo 13: El Monte Shasta.................................................... 103
Capítulo 14: La Atlántida......................................................... 115
Capítulo 15: Lemuria, un viaje compartido............................ 121
Capítulo 16: Sirio...................................................................... 129
Capítulo 17: El Sol, el origen de Raquel y las proyecciones
astrales........................................................................................... 135
Capítulo 18: Plutón.................................................................. 147
Capítulo 19: Filipinas................................................................ 153

Parte 4 Descubrimiento interior

Capítulo 20: Lo que el Atlántico esconde, Prahlad Jani y


las Tribus americanas................................................................ 159
Capítulo 21: El Maestro de la Galaxia................................... 169
Capítulo 22: Los mayas............................................................. 179
Capítulo 23: El origen de la humanidad............................... 187
Capítulo 24: Mi llegada a la Tierra......................................... 193

Parte 5 Viajes astrales compartidos

Capítulo 25: Guardería galáctica............................................ 201


Capítulo 26: Aborígenes australianos.................................... 209
Capítulo 27: Destrucción de los ideales................................ 217
Capítulo 28: Marte, el origen de Ariadna............................... 223
Capítulo 29: Sanando mundos y limpiando el karma......... 231
Capítulo 30: Destino compartido........................................... 245
Capítulo 31: Templo del agua y la responsabilidad del 2012..... 251
Capítulo 32: África y el agua purificadora............................... 257
Capítulo 33: Mansour y el encuentro visual con Hariel...... 267
Capítulo 34: Regreso al Monte Shasta................................... 271
Capítulo 35: Saturno.................................................................. 275

Parte 6 Nuevas responsabilidades

Capítulo 36: Las tres misiones................................................. 279


Capítulo 37: Regreso a Saturno.............................................. 291
Capítulo 38: Líder espiritual...................................................... 293
Capítulo 39: Experiencias oníricas.......................................... 301

Parte 7 El regalo de la existencia

Capítulo 40: La alineación con el propósito existencial........ 315


Capítulo 41: El Yo superior y un sueño intrigante............... 321
Capitulo 42: La canalización regeneradora............................ 327
Capitulo 43: Llegó la frustración............................................ 331
Capítulo 44: La coronación de la reina de Lemuria y defensa
personal....................................................................................... 337
Capítulo 45: ¡Una gran idea!.................................................... 347
Capítulo 46: El pasado, el Karma y las buenas obras......... 353
Capítulo 47: Regreso a Lemuria............................................. 359
Capítulo 48: El cinturón de Orión y la canalización
reveladora..................................................................................... 367
Capitulo 49: Isis.......................................................................... 375
Capítulo 50: Egipto................................................................... 377
Capítulo 51: La vida sincrónica............................................... 381
Capítulo 52: Gracias.................................................................. 385
Nota de las autoras:

“La eternidad es una voz recitando la palabra “ahora”


desde siempre y para siempre”

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PRÓLOGO

Tengo un punto de vista. Me consta que cada cual tiene (y, más
o menos, blande) el suyo, así que no pretendo defender que el
que expondré aquí tenga nada especial. Lo que sí que, precisa-
mente, querría destacar en este texto es que no creo que deba
ser un problema que tengamos distintos puntos de vista.
Desde el mío (en mi opinión), el único problema que podemos
tener con los puntos de vista es que nos sobre identifiquemos
con el nuestro.
Esta convicción me ha acompañado a lo largo de mi vida (y
de los diferentes puntos de vista que he ido adoptando con el
paso del tiempo). Quizás algún día me aferre a uno de ellos y
no lo quiera soltar pero, de momento, me ha ido muy bien
abandonándolos cuando he sentido que tocaba y quedándome
únicamente con este principio, el de la no-sobreidentificación,
al que yo llamo flexibilidad (y que otros -desde su punto de
vista- pueden tachar de inseguridad, falta de compromiso o
algo incluso peor).

Y es que todo aquello que cuestiona mi perspectiva, la pone


en duda o amenaza, se me antoja seductor y digno de ser estu-

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Camino hacia el Origen

diado. Por este motivo, entre otros, me interesan los sueños, a


los que entiendo como una verdadera provocación al sentido
común y al personal; pura revolución creativa y, si se acompaña,
transformadora, que una noche tras otra llama a puertas des-
conocidas para el ego (¿qué habrá detrás de estas puertas?).
También por mi tendencia al autocuestionamiento, caracterís-
tica que parezco llevar de fábrica, me interesa conocer los ale-
daños de la conciencia.

Pero no sólo me cuestiono a mí mismo, y a mi estado de


conciencia (por costumbre, por genética o por el motivo que
sea). También, qué le voy a hacer, pongo en cuestión a los otros
y a lo otro. Mi espíritu crítico (los que me quieran criticar le
pueden llamar desconfianza o miedo) no ha permitido que dé
demasiada credibilidad ni cancha a quien intenta explicarlo
todo sin preguntarse antes por los límites de su propia percep-
ción. Todo esto, y mucho más, me ha llevado a simpatizar con
las miradas amplias e integradoras (Spinoza, Hegel, Sri Auro-
bindo, Wilber…) que vendrían a defender –algo se tiene que
defender, sino no hay punto de vista- que es posible obtener
una visión más completa si tienes en cuenta las distintas pers-
pectivas. Y en mi caso, como no podía ser de otra manera hasta
el día de hoy, es esta la actitud que preservo en lo que a viajes
astrales se refiere.

La proyección o viaje astral es una interpretación de lo que,


comúnmente, se llama experiencia fuera del cuerpo o extracor-
poral (EEC). Esta perspectiva asume la existencia de planos
distintos de existencia más allá del plano físico y la posibilidad
para el ser humano de experimentarlos con un cuerpo no-físico
asociado (que puede llamarse espíritu, cuerpo sutil, astral, etc.).

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No es fácil tener en cuenta todas las perspectivas y teorías que
intentan explicar este fenómeno porque las hay muy sesgadas
(desde las que desprecian la experiencia afirmando que es una
fabulación del supuesto viajero, a las de aquellos que dicen que
no hay nada más cierto y real que la interpretación de lo que
ellos han vivido). Aunque muchas de estas teorías parecen con-
tradictorias, creo que es positivo considerar que todas podrían
tener parte de verdad, antes que decidirnos apresuradamente
por una de ellas.

En primer lugar, y por mi condición de psicólogo, me gusta


conocer lo que otros psicólogos dicen al respecto. Y hay para
todos los gustos. Existe un relativo consenso, eso sí, en asociar
la EEC con una alucinación que está teñida de las característi-
cas de la persona que “la sufre”. Desde esta perspectiva, se tra-
taría exclusivamente de una experiencia imaginaria (en el
sentido limitado del término) enriquecida por elementos sub-
conscientes y, según defienden algunos investigadores, asociada
a problemas psicopatológicos. Entre las teorías más llamativas
está la psicoanalítica que postula que la creación del doble astral
vendría a ser un acto narcisista. Me gusto tanto que voy y me
doblo.

Pero, de todas estas teorías psicológicas, me interesan dos


particularmente:

➢ La que sugiere que la EEC se podría dar más fácilmente


cuando la persona siente que existe una amenaza a su
identidad. Algo que ocurre, por ejemplo, cuando nos di-
solvemos al quedarnos dormidos (y que es cuando se dan
la mayoría de las EEC).

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Camino hacia el Origen

➢ La que explica la EEC como una estrategia psicológica,


un subterfugio inconsciente, para superar nuestro miedo
a la muerte.

La primera defiende que la EEC sería un intento de nuestra


psique para recuperar la identidad. Me parece muy interesante
que aborde esta cuestión porque, cuando alguien experimenta
una EEC, no sólo puede recuperar su identidad sino que esta,
inevitablemente, ya no será la misma después de lo ocurrido.
Así pues, la experiencia podría formar parte de un continuo en
que primero se da el miedo al cambio (perder la identidad) y
luego el cambio en sí (ampliación de la misma). El proceso
puede continuar, al desdibujarse los límites que hasta el mo-
mento conocías (de ti mismo y de lo que llamabas “realidad”)
y, por tanto, reconocer una identidad ampliada.

La segunda teoría, la que pretende explicar la EEC como


una fantasía que tiene como objeto creer que hay algo inmortal
en ti, parece dar por hecho que no hay nada inmortal en ti.
Esto me recuerda aquella frase de Kierkegaard: “Hay dos ma-
neras de ser engañado: una es creer lo que no es cierto, la otra
es negarse a creer lo que es cierto”.

Otras teorías que intentan explicar la EEC defienden que,


por el contrario, sí existe un cuerpo inmortal, energético y sutil,
que abandona el cuerpo físico. Así, la persona se ve a sí misma
en la cama en la que duerme, está encantada de re-conocerse
(o no, porque muchas otras también se asustan) y empieza a
viajar, primero por la habitación y, más tarde, por el barrio y
hasta donde de sí el famoso hilo de plata. Hay casos recogidos
en que la persona, en sus viajes, ha podido ver cosas que no

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podría haber visto de ninguna otra manera y cuya existencia ha
sido confirmada posteriormente. En fin, para estas personas
todo indica que el cuerpo astral puede llegar a ver la realidad
que rodea al cuerpo físico, liberado de los límites que éste úl-
timo impone. Pero algunas de estas personas cambian de pa-
recer la noche en que, en su viaje, ven cosas que, cuando -
siguiendo esta teoría- vuelven a su cuerpo físico, no están allí:
en la habitación no hay fantasmas, en el jardín no está cantando
mantras el Dalai Lama, por las calles de mi ciudad no pasean
los elefantes…

¿Dónde ha ido entonces mi cuerpo astral? Es razonable sos-


pechar que el mundo al que ha viajado es un mundo de pensa-
mientos, como sugieren otros estudiosos del fenómeno.
¿Implica esto que es un mundo creado por el cerebro como
mecanismo de defensa, tal como sugerían algunas de las teorías
que comentábamos antes? No necesariamente. Tal como decía
el astrónomo, físico y matemático Sir james Jeans, a la luz de
lo que sabemos científicamente “el mundo se parece más a un
pensamiento que a una máquina”, algo que también han afir-
mado tradiciones religiosas y filosóficas milenarias. Si esto es
así para lo que llamamos “realidad física”, ¿por qué tendría que
ser distinto para aquellas otras realidades a las que podemos
acceder en otros estados de conciencia? La existencia de un
mundo construido por el pensamiento explica, como apuntaba
Charles Tart, que cuando vuelo en mi viaje astral lleve puesto
el pijama. Es decir, que en estas experiencias aparezcan ele-
mentos que me conectan con la identidad de mi realidad física
porque son aportadas por mi mente. Por otro lado, algunos in-
vestigadores ilustres –como el propio Tart, entre otros- defien-
den que la conciencia no está ubicada físicamente en el cerebro

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Camino hacia el Origen

ni, necesariamente, atada al cuerpo físico sino que, en deter-


minadas condiciones, puede independizarse y tomar una pers-
pectiva distinta. En una EEC esto es lo que ocurriría. Así pues,
este estado de conciencia no sería una experiencia intracerebral
sino intramental (refiriéndonos a la Gran Mente).

Esta perspectiva también atribuye una enorme trascendencia


a la calidad de nuestros pensamientos de la vigilia, algo que
también muchas tradiciones religiosas o filosóficas enfatizan.
Ya que nuestros pensamientos acabarán tiñendo, e incluso de-
finiendo, aquél mundo al que podemos acceder, es crucial que
eduquemos estos pensamientos en la buena dirección. Pero
esta teoría, a su vez, invita a iniciar un debate interesantísimo
(y que afecta de lleno a la manera en que leeremos este libro).
Si el mundo al que acceden los viajeros astrales es un mundo
mental, ¿se trata entonces de un mundo privado (a medida del
viajero) o de un mundo (o mundos) que, de alguna manera, po-
demos compartir varios individuos si compartimos también un
determinado estado de conciencia? Esta segunda opción abre
nuevos interrogantes, uno de ellos es ¿cómo es posible que se
combinen los pensamientos de distintas personas para cons-
truir un mundo que podamos compartir?

Hace unos años, encontrándome en este estado de concien-


cia en el que estoy ahora mismo -al que solemos llamar “vigi-
lia”-, conocí a Ariadna Gómez Obrador. Compartíamos
nuestro interés por la exploración de los sueños y, muy espe-
cialmente, de los sueños lúcidos. En realidad, y aunque se llame
así, sabemos que el sueño lúcido no se parece mucho a un
sueño desde un punto de vista fisiológico. De hecho, aunque
es un estado al que accedemos desde el sueño, cuando se en-

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cuentra en lucidez nuestro cerebro muestra unas características
profundamente distintas tanto del soñar como del estado de
vigilia. Pues bien, muchos investigadores ven una relación es-
trecha entre este peculiar estado de conciencia y las EEC. Es
un tema controvertido y, aunque los experimentos en labora-
torio que he podido conocer parecen confirmar que se trataría
de dos estados con múltiples conexiones (e, incluso, sugieren
que se podría tratar esencialmente de dos versiones de la misma
experiencia), muchas personas están convencidas de que las di-
ferencias entre un sueño lúcido y una EEC son demasiadas
para que estemos hablando de lo mismo.

Este debate sigue vivo, de la misma forma que seguimos de-


liberando sobre las puertas y dimensiones de la conciencia hu-
mana. Mientras esto ocurre, poetas, científicos y seres humanos
de toda índole a los que tenemos que agradecer su osadía y
constancia, continúan aventurándose en la exploración, inten-
tando comprender cuáles son los límites de este regalo de la
evolución al que llamamos conciencia. Esperando una res-
puesta supuestamente definitiva a estos interrogantes, cada uno
de nosotros seguimos sopesando nuestra propia hipótesis y ex-
plicándonos nuestra propia historia.

Y hablando de historias, cuando leía el libro de Ariadna y


Raquel pensé en una que escuché hace tiempo y que está pro-
tagonizada por un monje budista. Para el budismo tibetano, in-
fluido por la tradición chamánica bön (presente en el Tibet
antes de que el budismo llegara desde la India), los sueños lú-
cidos son importantísimos. También el Buda defendió la exis-
tencia de distintas dimensiones psíquicas, los 31 reinos o planos
de la existencia (a los que, según las enseñanzas, accedemos en

21
Camino hacia el Origen

nuestras distintas encarnaciones). Pues bien, la historia que


decía es la siguiente: en tiempos del Buda, un monje quería ac-
ceder al reino de los dioses para preguntarles dónde cesan los
cuatro elementos sin dejar ningún rastro. En una ocasión, ac-
cedió al primer cielo, el de los Cuatro Grandes Reyes, e hizo la
pregunta primero a los dioses, después a los Cuatro Grandes
Reyes, sin resultado. Consiguió viajar al segundo cielo, el de los
32 Dioses. Allí, ni ellos ni el Rey Sakka supieron responderle.
De esta manera, el monje fue viajando por los distintos cielos,
sin encontrar respuesta a su pregunta, hasta que llegó al Cielo
más elevado, el de los Brahmas. Estos no sabían responderle
pero le enviaron a ver al Gran Brahma. En su presencia, el
monje preguntó “¿Dónde cesan los cuatro elementos sin dejar
rastro?” pero el Gran Brahma simplemente repetía una y otra
vez el mismo mantra: “Soy el Gran Brahma, el Creador, el No-
Creado, el Conocedor de Todo…”. El monje, frustrado, insis-
tió tanto en hacer la pregunta que el Gran Brahma le gritó,
profundamente irritado: “¿Qué intentas hacer? ¿Quieres aver-
gonzarme delante de todos estos dioses que piensan que tengo
respuesta para todo? ¿Por qué no hablas con el Buda, que vive
en la Tierra, y dejas de molestarme?”. Eso hizo el monje y,
cuando explicó a Buda sus viajes, esté rió compasivamente y le
dijo “En los viejos días, los navegantes dependían de las aves
para saber si la tierra estaba cerca. Liberaban un pájaro y, si éste
volvía, significaba que la tierra aún estaba lejos. Como esos
pájaros, tú has marchado, no has encontrado tierra en la que
apoyarte y has vuelto a mí”. El monje rió ante la comparación
y el Buda prosiguió: “Cuando ocurre el Nirvana los cuatro ele-
mentos cesan sin dejar huella”. El monje comprendió.
Me encanta que nos contemos historias los unos a los otros.
Debo confesar que la que cuentan Raquel y Ariadna en este

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libro me atrapó desde la primera página y estaba deseando en-
contrar el momento para continuarla hasta que pude acabar el
relato de sus exploraciones. No sólo, como decía, me interesa
el tema que abordan, también sus experiencias me resultan evo-
cadoras y es así, muy especialmente, por la frescura y la gene-
rosidad con que las cuentan. También me gusta, cuando hablo
con alguien, escuchar atentamente para entender cuál es la his-
toria que se está explicando a sí mismo. Todos nos explicamos
alguna historia que define o pone límites a nuestra vida. Esta
historia –no hay que olvidarlo- está condicionada por el colec-
tivo en el que la persona ha nacido, con el que se relaciona ha-
bitualmente o con el que simpatiza más. Desde mi punto de
vista, es de enorme trascendencia que, en algún momento, yo
decida cuáles son las historias que me voy a explicar. Ten en
cuenta que cualquier historia que decidas explicarte a ti
mismo/a estructurará, tejerá y dará sentido a tu vida. Esa his-
toria que te acabes contando será la que cerrará unas puertas
para abrir otras.

Muchas personas se resisten a creer en las historias que les


cuentan y esa postura, de nuevo, me hace pensar en Buda. Hay
unas palabras, que dicen que él dijo, que siempre me han resul-
tado inspiradoras y me han servido de guía: “No creáis en nada
simplemente porque lo diga la tradición, ni siquiera aunque mu-
chas generaciones de personas nacidas en muchos lugares hayan
creído en ello durante muchos siglos. No creáis en nada por el
simple hecho de que muchos lo crean o finjan que lo creen. No
creáis en nada sólo porque así lo hayan creído los sabios en otras
épocas. No creáis en lo que vuestra propia imaginación os pro-
pone cayendo en la trampa de pensar que Dios os inspira. No
creáis en lo que dicen las sagradas escrituras sólo porque ellas lo

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Camino hacia el Origen

digan. No creáis a los sacerdotes ni a ningún otro ser humano.


Creed únicamente en lo que vosotros mismos habéis experimen-
tado, verificado y aceptado después de someterlo al dictamen de
la razón y la voz de la conciencia”.

Para mí esta idea es clave y la mantengo a rajatabla. Una


dosis razonable de escepticismo es fundamental para nuestro
crecimiento y maduración. Por otro lado, hace tiempo que tra-
bajo, desde un punto de vista psicoterapéutico, con los sueños
de otras personas y he podido constatar una diferencia impor-
tante, respecto al éxito al finalizar la terapia, entre personas ra-
dicalmente escépticas y aquellas que, en determinadas
ocasiones, desactivan su incredulidad. Por este motivo, también
creo que aparcar temporalmente el escepticismo, que no elimi-
narlo, puede ser muy saludable. Así pues, pienso que es prove-
choso para las mentes habitualmente escépticas que puedan
maravillarse ante la posibilidad de que lo que nos cuentan
Ariadna y Raquel sea posible, ya que este ejercicio expande los
horizontes de la conciencia. En este sentido, y en muchos otros,
considero la lectura de este libro un verdadero regalo. Espero
que disfrutes de su poesía, así como de su belleza, tanto como
yo lo he hecho. Y, cuando acabes, te sugiero que saques tus
propias conclusiones y que te aventures a construir tu propio
punto de vista.

Jordi Borràs
Cardedeu, 4 de noviembre de 2013
www.mondesomnis.com

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P R E S E N TA C I Ó N

N unca pensé que tendría el valor para narrar una historia


tan importante para Raquel y para mí, pero sobre todo
para el resto de la humanidad, en este tiempo que hace días
corre apresuradamente hacia el 2012, hacia el salto para la aper-
tura hacia una nueva y renovada Conciencia.

Antes de nada, me encantaría agradecer por encima de todo


a la protagonista de la historia, mi amiga Raquel. Ella me ha
confiado la gran responsabilidad de contar al mundo sus ma-
ravillosos viajes y aventuras que explico en este libro, y que son
por completo lo que da sentido a su vida, y a la de muchos
otros a partir del momento en el que esta información salga a
luz.
No me olvido tampoco de quien nos animó a escribir el
libro, desde arriba. Es para mí también un gran regalo el poder
hacerlo, una gran prueba de humildad y sobre todo de huma-
nidad. La misión que nos fue asignada nos llena de honor y
respeto, y es por este motivo, que será llevada a cabo con total
honestidad.

25
Camino hacia el Origen

El compromiso es cada vez mayor, el tiempo lineal está


menos sintonizado con la cotidianidad de nuestras vidas, y
nuestro deber moral y espiritual cada día se presenta más claro.
La dualidad se está acentuando. La luz y la oscuridad están
creciendo en paralelo, y ambos lados juegan un papel primor-
dial en este gran cambio hacia la Era de Acuario.
Lo que pocos saben es que no sólo estamos entrando en
una nueva Era, sino que también estamos entrando en otro
ciclo temporal de 12.800 años llamado Mañana Galáctica, el cual
abarca y explica el recorrido del Sistema Solar respecto a la ga-
laxia, y sobre todo la sintonización con otros sistemas estelares
como por ejemplo el de Sirio.
En este nuevo ciclo galáctico dejaremos atrás 12.800 años
sumidos en la oscuridad para adentrarnos en lo que se llama el
amanecer galáctico: a partir del 21.12.12 nos sumergiremos otra
vez en un mar de luz.
No se trata solamente de un hecho planetario ¡Es un hecho
galáctico! ¡Toda la galaxia se ve involucrada en este gran cam-
bio!

De hecho, fueron los mayas quienes lo predijeron miles de


años atrás. Esta información ya existe y ha salido a la luz a tra-
vés de otras culturas, profecías y tiempos.
Es aquí donde yace el punto de inflexión, el gran giro, la ba-
lanza de la dualidad está ahora mismo en el vértice para decan-
tarse. Es ahí donde entramos nosotros, los humanos; nuestro
papel será esencial y determinará el rumbo del Planeta Tierra.

Este libro pretende explicar cómo ve y percibe este cambio


planetario una adolescente que va creciendo hasta convertirse
en adulta. El relato nos cuenta qué hechos le ocurren a ella en

26
relación a este gran cambio de conciencia, y también las aven-
turas inimaginables que va experimentando durante el trans-
curso de ocho años.

Camino hacia el Origen es el primer libro de una saga de tres


volúmenes que cuentan la historia biográfica de la joven Ra-
quel. Una bella historia basada en hechos reales.

Todas y cada una de las vivencias explicadas en este libro


ocurrieron entre los años 2004 y 2012.

27
PA RT E 1

LA E X P E R I M E N TA C I Ó N
INICIAL
CAPÍTULO 1: NUESTRO REENCUENTRO

M i nombre es Ariadna. Hace unos pocos meses se me fue


encomendada una misión. Me dijeron que tenía que es-
cribir un libro muy importante. En un primer momento pensé
que era una labor demasiado grande para mí, pero rápidamente
me di cuenta de que era vital sacar a la luz este pequeño relato.
La mujer que me encomendó la misión me dijo que no me
preocupara. Sólo tenía que recordar qué había sucedido en los
últimos ocho años y poco a poco ir narrando la historia.

Lo que viene a continuación son todas las vivencias experi-


mentadas por Raquel en este tiempo, acompañadas por deste-
llos de nuestras vidas en paralelo.

Este libro se ha convertido en una odisea colosal que sólo


acaba de empezar, un maravilloso y gran viaje a lo largo de este
tiempo y espacio, un eterno reflejo de nuestra proyección es-
piritual.
Así que sin más empecé a recordar… y esto fue lo que me
surgió del corazón.

31
Camino hacia el Origen

Todo empezó en una mañana de invierno en un pequeño


instituto, de una pequeña ciudad. Raquel corrió apresurada-
mente a verme. Era el descanso entre clases. En aquella época
hacíamos 4º de ESO (Enseñanza Secundaria Obligatoria), e
íbamos a la misma clase, 4º A.
Raquel era una chica muy tímida y no acostumbraba a ir con
mucha gente aunque nunca se encontraba sola. Le gustaban
los deportes y la música, acostumbraba a sacar buenas notas
aunque no era la mejor de su clase y le encantaba que llegaran
nuevos alumnos. Le gustaba hacerles preguntas, descubrir
cómo eran esas personas y fantasear con otros países y territo-
rios que quizás nunca tendría oportunidad de visitar.
En aquel entonces, no éramos amigas del alma y tampoco
sospechábamos que lo íbamos a ser en un futuro. No intuíamos
aún que nuestra amistad llegaría hacia unos confines inimagi-
nables, unidas inevitablemente por el destino, un destino com-
partido.

Raquel se acercó a mis oídos, los ojos le brillaban de emo-


ción. Me dijo susurrando que sabía de algunas cosas que me
podían interesar. Parecía de verdad que me estuviese contando
el secreto más bien guardado de todos los tiempos…
Yo la escuché expectante, sin saber que aquel gran rencuen-
tro sería uno de los mayores acontecimientos de nuestra vida…
Quizás no aquel preciso momento, pero sí lo que vino a raíz
de esa gran conexión establecida espontáneamente en aquella
mañana de invierno.

A Raquel le brotaban las palabras como divertidas mariposas


de su rostro, yo estaba boquiabierta con lo que me estaba con-
tando. Era una de las primeras personas que me hablaba del

32
cuerpo astral, con la mayor naturalidad del mundo. De hecho,
en aquel momento ninguna de las dos sabíamos gran cosa al
respecto, aunque el hecho de haber descubierto que había gran-
des senderos por explorar, no nos hacía echarnos atrás a la hora
de hablarlo, y más tarde experimentarlo y obtener más respues-
tas y vivencias increíbles.
Raquel y yo no nos conocíamos demasiado, compartíamos
clase pero nunca habíamos intercambiado grandes conversa-
ciones.
Vivíamos paralelamente en dos mundos compartidos por el
misterio, la espiritualidad y el regocijo de adentrarnos en un
mundo lleno de incertidumbres que más adelante nos harían
vibrar como nunca antes lo habíamos hecho.

Fue realmente Julieta quién nos conectó. Julieta era una


amiga común, las dos le confesábamos nuestras primeras aven-
turas con el cuerpo astral, y ella escuchaba sin creer, con bas-
tante miedo y escepticismo. Hasta que un día le comentó a
Raquel que hablara conmigo, que quizás nos entenderíamos
mejor entre nosotras y así lo hizo.

Una vez conectadas, empezamos a compartir verbalmente


experiencias un tanto “extrañas” para el resto de adolescentes
que nos rodeaban, durante los ratos de patio, los minutos entre
clases, a las salidas del instituto… Los días iban pasando y yo
empezaba a unirme más a mi nueva amiga, hasta tal punto que
al cabo de unos meses comenzamos a vernos fuera del instituto
para ir más lejos y hablar de nuevos temas relacionados con el
mundo espiritual.
En aquel entonces hablábamos siempre clandestinamente,
nos escondíamos entre los rincones de nuestro instituto para

33
Camino hacia el Origen

que nadie nos oyera, sólo así nos podíamos contar nuestras pe-
queñas experiencias... Ahora que ya han pasado unos años, al
volver a revivir ésos días me he dado cuenta de que puede
sonar un poco triste, pero era así como evitábamos críticas de
compañeros que no acababan de sintonizar con esos temas, y
tampoco estaban dispuestos a hacerlo.

Al principio, nos sentíamos un poco raras, ya que nuestra


amistad empezó única y exclusivamente para hablar. De hecho
ya nos iba bien, porque ambas necesitábamos a alguien para
poder compartir esta bomba de relojería que se había activado
en nuestro interior, en nuestra percepción, en nuestra alma.
Aunque esta rareza duró poco tiempo ya que intuíamos que
algo más grande estaba naciendo entre nosotras. Era algo que
no podíamos controlar, algo que ya existía, algo que hizo que
nos rencontrásemos para poder seguir el camino dónde lo de-
jamos, quién sabe cuántas vidas atrás, o cuántas más adelante.
Con sólo 15 años se nos estaba abriendo una puerta inima-
ginable hacia unos confines que desconocíamos, o más bien,
que no recordábamos en aquel momento. Con 15 años eclo-
sionó en nuestros corazones una chispa decisiva. Esta hizo
alumbrar un camino compartido de grandes aventuras, expe-
riencias espirituales y vivencias que superaban los límites de la
conciencia ordinaria. Es por este motivo, ni más ni menos, que
decidimos aceptar el reto de escribir este gran libro.

34
CAPÍTULO 2: LA INICIACIÓN

E s cierto que éramos bastante jóvenes, aunque esto no era


un argumento para dejarnos caer en el error de que lo que
sentíamos, pensábamos y percibíamos fuera fruto de nuestra
imaginación. Todas y cada una de nuestras sensaciones, de
nuestras vivencias, eran demasiado grandes como para refutar-
las, aquello era muy real, demasiado real para tener el valor de
negar lo ocurrido…
Era evidente que teníamos un sentido de la realidad más
amplio, quizás más que otros jóvenes, pero sabíamos discernir
entre real y ficticio. Además, el hecho de tener experiencias
muy parecidas nos hacía confirmar nuestra propia creencia de
lo que estábamos viviendo.
No se trataba de una mera fantasía compartida entre dos
adolescentes, se trataba de algo más profundo, habíamos des-
cubierto un nuevo horizonte sin explorar, un horizonte sin fin.
Ambas, en alguna ocasión, habíamos tenido tiempo de ex-
perimentar qué se sentía al exponer unas ideas que no eran bien
vistas, o simplemente no creídas, meramente no aceptadas. Nos
había ocurrido más de una vez de equivocarnos al hablar de

35
Camino hacia el Origen

más con la gente, y que esto no fuera bien recibido. Y que con-
secuentemente, se nos tratara de “brujas” e incluso de “locas”.
Quizás, esos momentos no los vivimos juntas, ya que la dis-
creción fue una cosa muy importante hasta que no se abrieron
horizontes. No obstante, ambas sí que habíamos recibido más
de una vez estos agradables elogios por parte de nuestros com-
pañeros. Cosa que nos hacía enojar y a menudo encerrarnos
en un caparazón protector al que no todo el mundo tenía ac-
ceso.
Sentirnos fuera de lugar, hacernos pasar por alguien que no
éramos realmente, eran sensaciones comunes que inundaban
pensamientos y quehaceres en nuestra vida adolescente.
Las dos, pero sobre todo Raquel, estabilizamos gran parte
de nuestra etapa más intensa, y fue ahí donde nos convertimos
en unas personas más fuertes. Incluso podríamos decir que fue
en aquellos momentos tan cruciales donde empezó nuestra me-
tamorfosis más consciente.
Todavía no era el momento para desplegar lo que nos estaba
ocurriendo. Aunque con el tiempo, descubrimos cómo acercar
las dos realidades, cómo traer lo que nos estaba ocurriendo a
la vida cotidiana, cómo aceptar algo in crescendo, algo que más
adelante seria el pilar principal de nuestras vidas.

Las dos, antes de conocernos, ya estábamos interesadas en


este tipo de temas y cada una había explorado y leído algunos
libros por su cuenta. Éramos curiosas y este mundo nos fasci-
naba. Había algo en nuestro interior que resonaba como nunca
ningún hecho o creencia lo había hecho antes.
Estábamos muy fascinadas por los temas espirituales. Ese
era un indicador bastante claro de que estábamos abiertas a
todo lo que nos ocurriera. Adquirimos ya en aquel entonces,

36
una predisposición a la apertura. Esta flexibilidad nos permitió
más adelante ir más lejos y no tener miedo a los nuevos acon-
tecimientos que fueron ocurriendo.

Visto ahora y en perspectiva, el tiempo entonces transcurría


con normalidad y los hechos tampoco eran muy seguidos. Íba-
mos compartiendo tranquilamente nuestras experiencias a me-
dida que iban ocurriendo. No fue hasta mediados del año 2009,
cuando sobre todo Raquel, cogió una carrerilla imparable en
relación a las vivencias que experimentaba, más detalladas en
los próximos capítulos. Aquello sí que fue realmente una ca-
rrera, y todavía sigue siendo una realidad a día de hoy.

Hemos experimentado una aceleración de los acontecimien-


tos vertiginosa en ocho años, y esto cada día va a más. Esta ex-
periencia cada día se vuelve más frenética e inconmensurable,
y se ve influenciada sobre todo por la aceleración de la vibra-
ción cósmica. El planeta entero está evocado a este ritmo, a
esta pulsación: un latido imparable que mantiene más viva a
toda la humanidad, y consecuentemente, la guía hacía una aper-
tura y armonización necesaria.

37
CAPÍTULO 3: LA A PA R I C I Ó N DE
NUESTROS DONES

Y por fin llegó nuestro momento, fue entonces cuando des-


cubrimos que no éramos como nuestros amigos de siem-
pre, había algo especial en nuestro interior.
Como ya os he contado antes, Raquel era una chica norma-
lita, de las que no sobresalen en nada, ni por sus habilidades
estudiantiles, ni por su actitud carismática, ni tampoco por
tener mucha suerte con los chicos. Así que externamente, se
podría decir que era una más de entre todos, hasta que se topó
con un par de amiguitos un tanto peculiares. Fue precisamente
esa amistad, la que la llevó a su despertar definitivo.

Ella frecuentaba con unos compañeros de clase llamados


Alvar y Nicole. Nicole era una chica recién llegada de Sudamé-
rica y Alvar hacía sólo un año que había llegado a nuestro ins-
tituto. Los tres recorrían el mismo camino para ir a clase cada
mañana, así que allí empezó su pequeña gran amistad.
Un día, decidieron saltarse clase los tres. Raquel nunca lo
había hecho antes, aun así, ese día sintió que tenía que irse con
ellos dos, no sabía muy bien el porqué, pero decidió seguir su

39
Camino hacia el Origen

propia intuición. Había algo en su interior que le dijo que ese


día lo iba a recordar por mucho tiempo. Y efectivamente, pa-
saron los años y Raquel sigue recordando ese día que empezó
con un acto de imprudencia y terminó siendo una jornada muy
especial.

Durante aquel espacio tiempo, Alvar empezó a dibujar a Ni-


cole. A él le encantaba dibujar y no era extraño verlo con un
lápiz y un papel en la mano todo el día. Una vez terminado el
boceto, Alvar mostró ese dibujo a Raquel y ella le dijo: “¿Esto
que has dibujado a su alrededor es su aura?” Alvar se sorpren-
dió de que Raquel conociera siquiera esa palabra. Poco después,
ella le comentó que le gustaban esos temas y que había leído
alguna cosa al respecto.
Fue ahí, justo en ese instante, cuando Alvar y Raquel empe-
zaron a hablar muy entusiasmados.
Al cabo de un buen rato, Nicole intervino en la conversación
y les confesó que ella desde muy pequeñita era capaz de ver y
sentir a seres de otros planos. Tanto Alvar como Raquel se que-
daron boquiabiertos. Aun así, Alvar no se sorprendió tanto, ya
que desde que era un niño había tenido influencias de familia-
res y amigos, los cuales le habían hablado de estos seres sin ta-
pujos. En aquel momento él se alegró e incluso tuvo cierta
envidia sana hacia su amiga Nicole.
Para Raquel en cambio, la reacción fue distinta, a ella le gus-
taban estos temas pero nunca le habían hablado tan abierta-
mente, así que la duda permanecía en su interior. Fue aquella
mañana cuando ella comprendió que lo que sentía era real,
había un mundo nuevo detrás de la muerte, y no sólo eso, su
mejor amiga era capaz de hablar con esos seres.
Toda esa información la llenó de emoción, una sensación
que la acompañó durante los siguientes días.

40
Por otra parte, Alvar aprovechó el momento para desvelar
a sus amigas otro pequeño secreto. Hacía ya unos años que él
había descubierto que sus manos eran capaces de sanar a las
personas. Con sólo tocarlos el dolor desaparecía por momen-
tos, aunque en aquel entonces, todavía no lo dominaba mucho
y a veces los resultados no eran los esperados.

En aquel momento, Raquel aún no sabía que ella también


tenía un don, así que os podéis imaginar el choque de infor-
mación que recibió en dos horas en boca de sus amigos.

Una vez terminaron los secretos mejor guardados de los tres


adolescentes, decidieron volver a la vida real y regresar al ins-
tituto. En el camino de vuelta sintieron que se estaba empe-
zando a abrir un nuevo capítulo en sus vidas. Y así era. Sus
encuentros fueron cada vez más seguidos, quedaban para com-
partir todos aquellos conocimientos y experiencias que emer-
gían inevitablemente de sus mentes curiosas y sedientas de
aprobación y reconocimiento amigo.
Un buen día, Nicole le comentó a Raquel que se había dado
cuenta de algo que sólo le pasaba cuando estaba con ella. Se
ve que Raquel, terminaba sus frases antes ni siquiera de que la
mente de Nicole tuviera tiempo de transformar sus ideas en
palabras. Y sin más tapujos Nicole le dijo a su amiga que tenía
¡telepatía!
Al principio, Raquel pensó que era una tontería, pero el
hecho de que su amiga le hubiese contado su visión, hizo que
se fijara un poco más hasta que se dio cuenta de que ¡era ver-
dad! ¡Le pasaba con más personas y no lo podía controlar!
¿Qué le estaba pasando? ¿Era ese su don? ¿Era ella también un
ser mágico igual que sus nuevos amigos?

41
Camino hacia el Origen

Raquel, sin darse cuenta, empezó a experimentar un au-


mento de su telepatía. Poco a poco fue a más, pero no sólo eso,
a Raquel se le empezaron a despertar otras habilidades. Primero
fue la telepatía y después fueron las visiones psíquicas, las cua-
les podían llegar a mostrarle cosas que pasarían en un futuro
cercano.
Visiones y premoniciones llenaban su mente. Era inevitable
parar el flujo de imágenes, situaciones y personas que se le apa-
recían, primero a nivel mental y luego se materializaban horas
o días después.
Unos meses más tarde, Raquel sintió el renacimiento de dos
nuevos dones… No daba crédito a todo lo que le ocurría. Sus
amigos seguían con su don de siempre, quizás más amplificado,
pero al final, con el suyo. Raquel en cambio, no paraba de sentir
y sentir nuevas sensaciones.

¿Por qué era ella la diferente? ¿Por qué se le despertaban


más dones que a sus amigos siendo ellos los que le sacaban
años de experiencia? No entendía nada, y aunque le gustaba
sentirse un tanto especial, existía un punto de inseguridad y
preocupación por todo lo que estaba sucediendo a su alrededor
y en su interior.

Esos nuevos dones que se le despertaron fueron el de la cla-


riaudiencia y el de la clarividencia, en ese momento, igual que
le ocurría a su amiga Nicole, Raquel ya podía percibir a seres
de otras dimensiones.
Con sólo quince años, Raquel era ya una experta en contac-
tar con familias enteras antes de despertarse por la mañana.
Desde niños, pasando por adultos, y como no, ancianos. Eso
sí, tenía a su lado a su amiga para aconsejarla, fue para ella una

42
suerte poder aprender de Nicole en ese momento tan crucial
en su vida.

A Raquel se le empezaron a aparecer de un día para otro.


De hecho, al principio ella dudaba de si estaba soñando o no.
No obstante, rápido se dio cuenta de que estaba más despierta
que nunca cuando le ocurrían semejantes cosas.

Un par de años más tarde, cuando ella ya confiaba un poco


más en sí misma, se le despertaron nuevas sensaciones. Un día,
sin ni siquiera saber que eso era posible, se desprendió de su
cuerpo y empezó a volar por su habitación, en otra ocasión se
atrevió a atravesar paredes e incluso planear por las calles más
cercanas de su casa.
Raquel se sentía alucinada con los acontecimientos que le
ocurrían día tras día. Y tenía ganas de más, de saber hasta
dónde podía llegar.
Todos aquellos dones se le despertaron de un día para otro
y ella tenía la sensación de que tenían que ser por alguna fun-
ción especial, no todos los humanos eran capaces de percibir
lo que ella estaba notando esos meses, así que en sus momentos
de reflexión se cuestionaba el porqué de sus nuevas habilida-
des.
Lo más parecido a sus experiencias, que podía usar como
referencia, eran las películas de fantasía y acción, cuando a un
humano normal se le despertaban dones poco comunes mar-
caba el inicio de su gran misión, la misión del elegido.

¿Era Raquel una elegida? ¿Tendría ella una gran misión? ¿O


era sólo una más de muchos humanos que ocultaban sus ex-
periencias igual que hacía ella ante los otros compañeros de su

43
Camino hacia el Origen

clase? Esas eran algunas de las preguntas que llenaban su


mente, siempre vacía de respuestas.

Al cabo de unos meses, Raquel había mejorado un montón


con su telepatía, por aquel entonces ya era capaz de “oír” todo
lo que pasaba por la mente de la gente que estaba a su alrede-
dor, tanto de su familia y amigos como también de gente des-
conocida que andaba por la calle.
Todos los pensamientos ajenos, opiniones, juicios, etc. lle-
gaban a sus oídos involuntariamente.
Fue tal el choque que este don le produjo, que decidió cerrar
la ventana del saber. No podía aguantarlo más, su mente no se
calmaba nunca, oía voces de día y de noche.
Los pensamientos, generalmente de desconocidos, no eran
precisamente muy sanos, sólo había rencor, juicios, sexo,…
Todas esas cosas que uno piensa sin darse cuenta que alguien
podría oírlo.
Así que un buen día, mi amiga decidió cerrar la puerta hasta
que estuviese más preparada para lo que se avecinaba.
Ese cierre coincidió también con el rencuentro de un joven
que le tocó el corazón, Marc. Raquel llevaba dos años con sus
dones. Así pues, por respeto a su nuevo amigo, decidió dejarse
sorprender cerrando la percepción que le había acompañado
los dos últimos años.

Aunque mi amiga hubiese decidido cerrar su canal de forma


voluntaria, se dio cuenta que ya no oía voces humanas ajenas,
pero se le empezaban a amplificar los otros dones. El nivel as-
tral se le estaba manifestando, siempre, eso sí, de forma invo-
luntaria y cada vez más intensa. Incluso la voz y la visión de
los seres que la visitaban eran cada vez más definidas.

44
Para que os pongáis en su piel, os cuento algunas de sus pri-
meras aventuras:

El primer caso que me contó fue en Andorra durante una


excursión. Fue la primera en despertarse y empezó a oír voces
en su cabeza. Lo curioso es que no provenían de sus pensa-
mientos, ya que no estaba pensando en nada (lo más seguro es
que ya estuviese en un estado intermedio de consciencia).
Raquel enfocó bien sus ojos y se dio cuenta que le habían
venido a visitar un par de niños. Raquel perpleja no supo cómo
reaccionar, así que se quedó escuchando a los dos niños, de los
cuales uno lloraba y el otro no dejaba de hablar y hablar.
Ella quiso saber el motivo de los llantos de aquel pequeño,
así que con el pensamiento se lo preguntó. El chico que ha-
blaba más, le respondió: “¡Déjalo, siempre llora!”. Esa respuesta
sorprendió a Raquel, pero no tuvo mucho tiempo de reflexión
porque de pronto, de la nada, apareció un hombre vestido con
una bata blanca y los dos niños se fueron con él.
Con el conocimiento que hemos adquirido con el tiempo,
tenemos la intuición que ese ser era una entidad celestial que
los estaría acompañando. Como os imaginareis, Raquel estuvo
toda la semana alucinando.

Otro día, en casa de Nicole, también pudo experimentar


más visitas inesperadas. La verdad es que hubo más de una.
El caso es que después de una noche de fiesta, Raquel se
encontraba durmiendo en una habitación y de repente oyó rui-
dos al lado de su ventana. Pronto se dio cuenta de que se en-
contraba en un primer piso y que las personas no podían estar
flotando en el aire. Así que asumió que eran espíritus. Después
abrió los ojos y justo a los pies de su cama, concretamente sen-

45
Camino hacia el Origen

tado en la mesa de la impresora, vio a un chico vestido de cowboy


que la estaba mirando.
Raquel pegó un salto de la cama ya que, obviamente, no era
del todo normal que hubiese alguien en la habitación y menos
mientras ella dormía. Para calmarse cerró los ojos, los volvió
abrir y el chico ya no estaba, había desaparecido… Eso la tran-
quilizó, aunque seguía un poco alterada.
Al día siguiente, Nicole le constató que era su ex novio de
Chile, muerto un par de años atrás. Le comentó que venía a
verla de vez en cuando.
Esa misma mañana, en casa de su amiga poco después de la
aparición del chico empezó también a oír mucho ruido, como
si hubiera un montón de gente hablando con una voz cada vez
más fuerte, y de repente, mi amiga oyó un estallido y dejaron
de hablar. Después de ese estallido, oyó una voz de chica muy
sutil justo detrás de la puerta de la habitación. Esta la llamaba
con una voz muy suave: “Raquel… Raquel…” Ella pensó que
era Nicole que estaba jugando (Nicole dormía en otra habita-
ción).
De pronto, otro estallido resonó en sus oídos tan fuerte que
la levantó de la cama, entonces, una voz gritó: “¡Ayuda!”. Claro
está, este comentario aterró a Raquel hasta que decidió levan-
tarse y no volver a esa habitación sola. Evidentemente, no había
nadie detrás de la puerta, Nicole estaba durmiendo plácida-
mente en la otra habitación sin enterarse de nada.

La última anécdota interesante, es la siguiente: Nicole y Ra-


quel estaban totalmente despiertas. Estaban hablando tranqui-
lamente en la habitación de Nicole, ella sentada en la silla del
escritorio y Raquel en la cama (estaban de frente), cuando de
repente, explican que se paró el tiempo, cómo si ambas hubie-

46
ran sufrido un estado de shock momentáneo y ¡Una mano
apretó con fuerza la pierna de Raquel!
Ella miró a Nicole sin entender el motivo de ese toque en
su pierna. Raquel, pronto se dio cuenta de que el ángulo en el
que se encontraba su amiga y el de la mano que le había tocado
¡Eran imposibles! No había sido su amiga, ¿Entonces, quién?
El rostro de Nicole estaba desencajado, ella había visto algo,
pero el impacto la había dejado sin habla. Raquel sintió una
mano esquelética y fría en su muslo y Nicole tuvo la sensación
de que una mano sin piel de un color amarillo oscuro había to-
cado la pierna de su amiga. Claro está que Raquel se levantó
de esa cama y no se volvió a sentar en ella en muchos días. Ca-
sualmente, Nicole vivía en aquella época encima de un antiguo
cementerio.

Por aquel entonces, Raquel estaba aterrorizada con aquellos


encuentros, y no le hacían ni la menor gracia. Además, tuvo
que pasar por un largo periodo oscuro, por lo que concierne a
sus sueños.
Recuerdo que me contaba el miedo que pasaba antes de que-
darse dormida, ya que no paraba de soñar con vampiros, ce-
menterios, murciélagos,… fueron unos días espantosos para
ella.
Os voy a contar un sueño en concreto que fue para ella un
choque bastante importante. Una noche soñó que se encon-
traba con unos amigos (no sabe quiénes) en la entrada de una
gran catedral.
Era un edificio que ella nunca había visto, así que les pro-
puso entrar. Raquel quedó alucinada con los ventanales, las co-
lumnas,... todo era maravilloso. De pronto, el cielo oscureció y
los supuestos monjes y algunos de los turistas se transformaron

47
Camino hacia el Origen

en ¡vampiros! Raquel se asustó y empezó a correr hacia la salida


con sus amigos por los pasillos de la catedral. Después de salir,
siguieron corriendo hasta adentrarse en un bosque donde había
más personas refugiadas. De pronto, vio a un hombre y a su
mujer, los cuales se dirigieron a ella y a sus amigos. Les dijeron
que no se preocupasen, que ellos sabían cómo parar aquello,
ellos tenían la solución. Y entonces, apareció una niña de unos
ocho años con el pelo liso de color castaño y unos ojos ma-
rrones muy penetrantes. El hombre le dijo que sólo esa niña,
medio vampiro medio humana, podría salvarlos. Al cabo de
poco, la niña se giró y regresó a la catedral para salvarlo. De
pronto, Raquel despertó de su sueño, percatándose de que esa
niña era igualita a ella de pequeña.
Un mes más tarde, Raquel fue a ver una película con Marta,
otra amiga de clase. Seguramente conoceréis la película, El Có-
digo da Vinci.
Así es, el 29 de Mayo del 2006 Raquel fue al cine y se en-
contró con algo que no se esperaba… Una de las iglesias que
salían en la película ¡era idéntica a la de su sueño! No lo podía
creer, ¡Esa iglesia existía de verdad y ella no tenía ni idea! Marta
indagó por internet y descubrió de qué iglesia se trataba. Le
comentó que era una catedral llamada Le Sacré Coeur. Raquel
no podía creer lo que estaba viviendo… Entonces, ¿Qué pa-
saba con el sueño? ¿Había sido real? ¿Existían los vampiros?
Esas respuestas nunca fueron reveladas, pero sus conexiones
no terminaron en aquella película, ya que un mes más tarde,
las circunstancias hicieron que Raquel y Marta emprendieran
un viaje hacia París. La verdad es que Raquel no tenía que ir,
pero el destino así lo quiso, siendo París, el lugar donde se en-
contraba esa catedral.

48
Al llegar allí, Raquel la miró de frente un par de veces antes
de entrar. Entró, y una vez dentro, se decepcionó porque no
era como ella se esperaba, la parte que veía frontalmente era
diferente. No obstante, cuando se dio la vuelta, allí estaba, su
iglesia, ¡igualita a la de su sueño! Al final no apareció ningún
vampiro, pero esa conexión tan especial le hizo ver que sus sue-
ños escondían algo más que ella desconocía.
Por suerte, al cabo de unas semanas, Raquel dejó de soñar
con vampiros, para pasar a tener sueños muy bonitos y rela-
jantes.

Paralelamente, yo también estaba experimentando con otro


tipo de sensaciones, quizá no tan visuales pero sí más auditivas.
Muchas veces, cuando me echaba a dormir después de la co-
mida del mediodía, experimentaba un tipo de vibración rarí-
sima que me ocurría en todo el cuerpo y sobre todo en la parte
superior de la cabeza, la coronilla.
Era una sensación muy extraña. La vibración que experi-
mentaba se podría definir como una sensación de opresión y
vértigo al mismo tiempo.
La única explicación con palabras que puede definir este
hecho es la siguiente: es como si mi cuerpo astral se desplazara
a una velocidad extrema mientras lo envasan al vacío.
Sonará cómico pero al principio me daba un poco de res-
peto, porque solía ocurrir cuando no era del todo consciente,
cuando estaba en un estado intermedio de consciencia.
No obstante, el hecho de vivir este tipo de experiencias muy
a menudo, me hizo confiar y dejarme llevar.
Más tarde, descubrí que estas vibraciones que experimen-
taba eran principios de desdoblamiento del cuerpo astral. Más
concretamente, cuando el cuerpo astral se quiere separar del
físico.

49
Camino hacia el Origen

Debido a nuestras prematuras experiencias, Raquel y yo em-


pezamos a leer libros de estos temas y de esa forma, llenába-
mos nuestra mente repleta de preguntas sin responder. Libros
relacionados con las proyecciones y viajes astrales, y sobre todo,
de temática espiritual. Estábamos dispuestas y no teníamos
miedo a explorar qué había más allá de nuestra realidad ordi-
naria. Y así lo hicimos.
En aquel entonces, nos maravillábamos bastante con todo
el repertorio de cosas desconocidas que se asomaban por el
vértice de otras dimensiones aún no exploradas. Dimensiones
paralelas que eran percibidas por nuestros cuerpos astrales de
forma involuntaria.

Es importante decir, que a medida que Raquel iba perci-


biendo más cosas, también empezó a recordar momentos pun-
tuales de su infancia, los cuales le indicaban que no había sido
nunca una niña muy normal, aunque ella lo hiciera con total
naturalidad.
Alguna vez había percibido el futuro e incluso había usado
alguna ley universal, sin saber que de una ley se trataba. Por
ejemplo, la ley de la atracción la acompañó desde muy peque-
ñita tapado por el velo de la inocencia. Además de sentir que,
de algún modo, existía una conexión especial con el agua. Un
elemento muy particular para ella.

Como anécdota final, tengo que decir que un buen día,


cuando Raquel estaba limpiando, encontró algo muy especial
para ella: un papelito arrugado y viejo, dónde había escrito un
deseo en el cual ella había pedido tener algunos de los dones
que se le habían despertado unos años después, entre ellos, la
telepatía.

50
CAPÍTULO 4: RUIDOS Y TA Q U I C A R D I A S

R ecordando nuestros inicios, me viene a la cabeza un día


que marcó un antes y un después en mi vida. El 29 de
Agosto del 2006: aquél fue el día en que me palpitó más rápido
el corazón.
Por aquellos tiempos yo trabajaba en un restaurante del cen-
tro de la ciudad de Girona. Normalmente solía terminar tardí-
simo, cerca de las dos o las tres de la madrugada. Como
siempre, cogí la motocicleta para llegar a casa y me sumergí en
la cama cansadísima.
No hacía ni medio minuto que me había tapado con la sá-
bana, que un enorme ruido estalló a los pies de mi cama. Tenía
ahí una mochila de deporte y dentro de esta había alguna bolsa
de plástico. Y os pido que os imaginéis cuanto ruido hace una
bolsa de plástico cuando la aplastas en medio del silencio se-
pulcral de las tres de la madrugada. Pues visualizad bien la ima-
gen, porque el estruendo fue tal que del susto casi toqué el
techo.

Esto no era nuevo, de hecho. Yo oía ruidos en la habitación


desde que era chiquita. Y aunque había aumentado la frecuen-

51
Camino hacia el Origen

cia en aquellos últimos meses estaba acostumbrada a ello, ya


que los ruidos solían ser discretos, espontáneos y poco fuertes.
Hasta aquel momento no me habían asustado demasiado.
Pero aquel día… aquel día fue realmente fuerte. De hecho,
ya se me había pasado por la cabeza algún día preguntar quién
o qué era aquello que hacia los ruidos. Aunque siempre me
había echado atrás por miedo y respeto a lo que ocurriese des-
pués de la gran pregunta.
Pero aquella noche, me habían asustado tanto que me en-
fadé un poco, y dije en voz alta armándome de valor: “¿Quién
anda ahí?” La pregunta retumbó por mi cerebro durante treinta
eternos segundos, la gran pregunta se había formulado después
de largo tiempo con expectativas de que se produjera aquel
hecho.
Nadie contestó, evidentemente. Pero el gran paso ya se
había dado no me iba a quedar de brazos cruzados sin una res-
puesta. Así que, al cabo de unos cuantos minutos de esperar si
“aquello” me respondía, me volví a armar de valor y dije:
“¡Pues si no puedes decírmelo verbalmente, escríbemelo en un
papel!”.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis segundos. Tic-tac, tic-tac.
Diez segundos y ¡zas! Se oyó como salía un papel de la impre-
sora. De hecho no podía verlo porque la luz estaba apagada.
Pero sabía perfectamente que era el único lugar dónde tenía
papel dentro de la habitación. Así que no dudé ni un momento
en pensar que el ruido venía de ahí.
¡Pero esto no fue todo! Al cabo de medio segundo oí que
“alguien” cogía un bolígrafo del lapicero. El ruido era incon-
fundible. Y fue en aquel preciso instante cuando a mi corazón
le cogió una taquicardia incontrolable. Empezó a bombear san-
gre de una manera espantosa. No las tenía todas conmigo, pa-
recía realmente que me iba a saltar del pecho.

52
Ahora ya no oía ruidos al azar… la historia había cambiado.
Ahora aquella “energía” ya estaba respondiendo a estímulos
que yo había provocado. Éste fue uno de los puntos de infle-
xión más significativos en mi vida. La apertura a un nuevo co-
nocimiento. La ampliación de la percepción. El reconocimiento
físico de que existen otros seres que también se conectan con
nosotros a través de la tercera dimensión.
Al día siguiente, me levanté apresuradamente para ver si re-
almente aquella “entidad” me había dejado su nombre, pero
no fue así. Todo estaba colocadito en su sitio, como si nada
hubiera ocurrido.

53
C A P Í T U L O 5 : V I S I TA S FAMILIARES

C uando Raquel y yo vimos ya cumplidos los 18 años, el


tiempo pasaba más lentamente que ahora. Me refiero a
que la inercia de aquel momento no se puede comparar con el
del tiempo actual.
No éramos conscientes del proceso que íbamos a vivir. De
hecho aún a día de hoy, es complicado asimilar el frenesí de los
acontecimientos que se nos vienen encima inevitablemente.
Es bastante divertido dejarte llevar por esta corriente tan in-
tensa y profunda. No obstante, la responsabilidad crece a cada
segundo, y esto evidentemente conlleva a un mayor compro-
miso con el cambio emergente y además una acrecentada cons-
ciencia que tiene que estar alerta en todos y cada uno de los
instantes que se presentan.

A esa edad sabíamos que algo se avecinaba, pero no tenía-


mos ni la menor idea de que sería algo de esta envergadura. Vi-
víamos bastante felizmente, dentro de lo que cabe por ser
adolescentes y estar en una época de cambios bruscos y deci-
sivos.

55
Camino hacia el Origen

Acabábamos de empezar la Universidad, a la cual íbamos


todos los días, hacíamos deporte y bien, las cosas normales y
corrientes que puede hacer uno a estas edades.
A parte de estudiar, hacer deporte y muchas otras cosas,
también quedábamos a menudo para compartir experiencias.
De hecho, si mal no recuerdo, creo que habíamos quedado
junto con Alvar y Nicole un par de veces para hablar de estos
temas, los cuatro juntos.
Aquel día quedamos en casa de Raquel y lo que se nos ocu-
rrió hacer fueron juegos de telepatía. Por ejemplo adivinar la
carta del otro, enviarnos mentalmente colores, números, etc.
Y la verdad es que funcionó bastante bien al principio, pero
al cabo de un rato se empezó a distorsionar la información.

Recuerdo que con Raquel también quedamos otro día en mi


casa. Aquel día fue muy intenso y realmente vimos que se podía
llevar a la práctica todo lo que habíamos leído en libros res-
pecto a la telepatía. Decidimos enviarnos mentalmente infor-
mación respecto a números, letras, animales, etc. Y ciertamente
quedamos bastante sorprendidas del potencial que teníamos
aún sin haber practicado conscientemente nunca la telepatía
¡Fue muy divertido!

Y no os penséis que se terminaron las visitas a Raquel. Sus


canales seguían abiertos y cada día que pasaba me explicaba al-
guna que otra experiencia de sus nuevos encuentros con enti-
dades de otras dimensiones. En aquellos meses me contó que
ahora era su abuela la que la venía a visitar. Su abuela había
muerto hacía unos años. La visitaba durante la noche. Raquel
me dijo que ella no tuvo la oportunidad de despedirse profun-
damente de ella, y además la relación que tuvieron entre ellas
en vida no fue tampoco muy intensa. No obstante, a medida

56
que Raquel iba recibiendo sus visitas, tanto en sueños como en
encuentros astrales, se sentía cada vez más cerca de ella, y más
conectada con todo lo que su abuela le venía a ofrecer desde
el otro plano.

Todos nuestros ancestros por regla general disponen de una


sabiduría mayor y en vida es probable que recibieran bendicio-
nes y experiencias que les hicieron evolucionar. Así que por li-
naje, es normal que cuando viene en camino una nueva
generación, toda esa información almacenada en los genes pase
de padres a hijos. Asimismo, eso fue lo que le ofreció la abuela
de Raquel, y ella lo recibió con los brazos abiertos.
En aquel momento, Raquel sintió como se agudizaban sus
dones y potencialidades, sintiendo, sin lugar a dudas, un au-
mento de su percepción extrasensorial. Se podría decir que mi
amiga acababa de recibir un gran regalo por parte de su abuela.

Y esto no es todo, porque su abuela no fue la única persona


de la familia que la vino a visitar en aquel entonces. También
recibió una agradable visita de ¡su hija futura! Así como lo oís.
Pero entonces aún faltaban algunos años para su nacimiento.
La primera vez que la visitó vino en forma de niña de 12
años. Estuvieron hablando horas y horas, pero Raquel no re-
cordaba nada de su conversación, sólo el saludo inicial. Ella me
explicaba que la complicidad entre ambas era destacable. La
mañana siguiente, preguntando a través del péndulo, descubrió
quien era ese ser. Se ve que Raquel y ella fueron en otras vidas
muy amigas y ahora había elegido reencarnarse en el cuerpo
de su futura hija.

Pasaron cuatro años, hasta que un día Raquel, mientras es-


taba leyendo el libro de “Ami: el niño de las estrellas”, sintió la

57
Camino hacia el Origen

presencia de un ser cogiendo su pierna con una gran sonrisa.


Ella supo enseguida que era su futura hija, aunque esta vez se
manifestaba como una niña de 5 años. Raquel preguntó a su
péndulo el porqué de esa visita y sus guías le anunciaron que
había habido un cambio de planes, su hija iba a nacer antes
para formar parte del nuevo cambio que se avecinaba en el pla-
neta, ya que si tenía que esperarse unos años más a materiali-
zarse no podría estar presente el año 2012. Así pues, su hija iba
a ser engendrada en otra barriga no muy lejos de ella.

El caso es que la pequeña decidió renacer en el 2011 en el


vientre de la hermana mayor de Raquel para así poder partici-
par en el cambio de conciencia y estar ya reencarnada cuando
se produjese el gran giro galáctico.

58
CAPÍTULO 6: ÁNGELES TOCANDO
LA ALMOHADA

P aralelamente yo también iba avanzando con mis visitas,


aunque más a nivel físico o auditivo. Quién sabe el motivo
exacto de aquellas apariciones tan reveladoras, aquellas luces
en el camino, la compañía en tales días de desamparo, el silen-
cio mezclado con un crepitar aéreo y volátil, la sorpresa in-
mensa al ver que una noche incierta “alguien” te empieza a
tocar la almohada mientras aún estás despierto.
Cómo os quedaríais si de repente terminarais de echaros en
la cama, con todo lo que conlleva este hecho: el taparse con la
sábana, el cambiar de posición tres veces si hace falta buscando
el máximo confort, hacer una respiración profunda para aden-
traros en el mundo de los pensamientos espontáneos que
emergen después de una jornada, intensa o no...
El notar la almohada debajo de los pómulos, cada segundo
más caliente debido al calor corporal… y, de repente, después
de todo este proceso que no ocupa más de cinco minutos…
¡zas!
Alguien te está apretando la almohada, justo del lado donde
se apoya tu mejilla. Notas como la almohada se ahueca, se
aprieta, desciende hacia abajo.

59
Camino hacia el Origen

Esto es y ha sido uno de los hechos más importantes que


han ocurrido en mi vida. A partir de aquel momento empecé
a preguntarme quién quería ponerse en contacto conmigo.
¿Qué era eso que me tocaba la almohada? Era instantáneo, día
tras día, tras apagar la luz, sólo tenía que cerrar los ojos, y al
cabo de menos de un minuto aquella presencia había llegado
con un único fin: el de tocarme la almohada.
La primera semana estaba asustadísima, no obstante, el
miedo sólo duró los primeros días. Porque pensé que algo que
me tocaba la almohada tan delicadamente y sin asustarme no
podía ser nada malo. Así que empecé a crear hipótesis respecto
a quién podía ser. Lo primero que pensé fue en que podría ser
mi bisabuela, que había muerto hacía un año justo, en la habi-
tación del lado. Después pensé en mi tío abuelo, quien murió
justo en aquella habitación donde yo dormía hacía más de
veinte años. Y la última opción, como os podéis imaginar, fue
pensar que aquello era, ni más ni menos, mi ángel de la guarda.
¿Que cómo hice para preguntárselo? Pues establecí un có-
digo de comunicación con aquella entidad. Le empecé a hacer
preguntas, al principio mentalmente. Por ejemplo, para averi-
guarlo establecí un código muy fácil de “sí” o “no”. Asimismo,
cualquier cosa que le preguntaba, si aquella “energía” me to-
caba la almohada aquello quería decir “sí”, si no me lo tocaba
quería decir “no”.
Para hacerlo más verídico y más factible intercambié las res-
puestas y se lo hacía hacer al revés, si era que “sí” que no me
la tocase y viceversa, sobre todo para asegurarme que la res-
puesta era correcta.
Estuve más o menos cerca de una semana haciéndole estas
preguntas. En definitiva, lo descubrí rapidísimo porque cada
noche cuando le hacía las preguntas me salía que era mi ángel

60
de la guarda. Así que fue en aquel entonces cuando ya fui cons-
ciente de que tenía a mi ángel cada noche a mi lado tocándome
la almohada. Divertido ¿No?
Rápido le puse nombre, gracias también, a un libro que me
dejó Raquel. Mi ángel se llamaba Hariel, y además le pregunté
por su nombre y él respondió afirmativamente.

El novio que tenía entonces se quedó bastante atónito


cuando le expliqué tales acontecimientos, y rápidamente me
dijo que me creía, pero que aquella cosa no podía ser nada
bueno si venía cada noche a verme.
Héctor me propuso que dejase este tema durante un tiempo,
es decir, que no pensase en Hariel cuando me fuera a dormir.
Yo sabía perfectamente que Hariel no era nada malo, pero no
obstante, quise hacer el experimento, y durante más o menos
un mes cuando me iba a dormir apagaba la luz y no pensaba
en mi ángel.
Evidentemente, Hariel no se manifestó durante aquel perí-
odo de tiempo. Este hecho fue bastante trascendental, porque
el día en que quise volver a contactar con él, lo llamé y él vino
otra vez a tocarme la almohada. Pero esta vez estaba acompa-
ñada, tenía a Héctor a mi lado.
Héctor y yo estábamos recostados los dos en la misma al-
mohada aún despiertos, en su apartamento compartido en el
Barrio Viejo de la ciudad. Nuestras caras estaban a menos de
diez centímetros. Así que lo que hice fue llamar a Hariel para
que nos tocase la almohada. Eso sí, antes avisé a Héctor de lo
que ocurriría.
Y así fue, Hariel empezó a aplanar la superficie de la almo-
hada durante largos instantes. La cara de Héctor se quedó des-
figurada al ver semejante hecho ocurrir de verdad, no sabía qué

61
Camino hacia el Origen

hacer, se había quedado colapsado, sus facciones estaban


dando volteretas en el espacio, estaba totalmente sorprendido
de lo que estaba ocurriendo. Y yo sonreía por debajo de la
nariz; aquel día lo recordaré toda mi vida.

Ahora tengo 24 años, y no ha habido tan siquiera una noche


en la que me haya olvidado de llamar a mi ángel. Es como un
ritual nocturno. Así que imaginaros la cantidad de noches que
hemos compartido, multiplicad, 365 días por 7 años.
Además, hubo más descubrimientos, porque no me con-
formé con solo sentir su presencia en casa, y a medida que fui
viajando a diferentes sitios le iba llamando por igual. Desde
Roma, hasta Canadá, pasando por Marruecos, Menorca,… Ha-
riel estaba dónde yo estuviese. Aquel rencuentro no solo com-
portaría el hecho de tocarme la almohada, sino que fue mucho
más lejos, como veréis más adelante.

62
CAPÍTULO 7: ALZANDO EL VUELO

A quel día miré a Raquel con unos ojos bastante incrédulos


la verdad, tengo que reconocerlo. Me vino toda seria y me
dijo: “Esta noche he estado dando volteretas en el aire por mi
habitación”, y yo: “Sí… claro…volteretas…”.
Os seré franca, al principio dudé de ella. ¿Cómo era posible
que pudiese dar volteretas en el aire? Una cosa es ver entidades,
y otra muy diferente es hacer ¡carambolas en el aire, eh! Así que
le pregunté sobre la experiencia. Ella me explicó que se tumbó
en la cama ya para irse a dormir, y que al cabo de poco rato
empezó a notar la misma vibración de siempre. Una vibración
que recorría todo el cuerpo. Una vibración que al principio era
un poco angustiosa, pero que cuando se dejaba llevar la sumer-
gía en un estado de percepción más acrecentado, mucho más
que en un estado de vigilia.
Así que me contó que ella, de alguna manera, sabía que su
cuerpo astral en aquel momento había despertado, y simple-
mente se dejó llevar. Lo primero que notó fue que sus brazos
se iban levantando lentamente sin que ella hiciera fuerza alguna,
haciendo movimientos verticales hacia arriba, eso sí, sin mover

63
Camino hacia el Origen

el tronco. Como sintió que sus brazos querían irse cada vez
más lejos, decidió con total consciencia levantar también las
piernas… y ¡funcionó! Así que, como os podéis imaginar, aque-
llo ya era un buen baile de extremidades para arriba, se quedó
formando una “V” hasta que se liberó del todo. Raquel ya se
encontraba fuera de su cuerpo físico. La verdad es que me lo
contaba muy alucinada y con una vivacidad increíble, estaba
muy sorprendida, y creo que yo, aún más.
Pero esperad, esto no es todo. Aquel día también pensó que
podía intentar tocar el techo, y así lo hizo. Se propulsó hacia
arriba y ¡zas! Tocó el techo, entonces, como si de una piscina
se tratara dio un giro y se propulsó hacia el suelo, luego dio
una voltereta y se dirigió hacia una pared, luego hacia la otra,…
y así siguió largo rato hasta que se cansó y volvió a su cuerpo.
Esa noche se hicieron visibles todas las habilidades de artista
de circo astral que Raquel desconocía. Así que, como os he
dicho antes, empezó a tambalearse por el aire sin ningún tipo
de miedo, ahora voltereta para adelante, ahora para atrás. Ahora
toco la pared y salgo disparada, ahora levito un rato... ¡Toda
una aventura nocturna!

La semana siguiente, sorprendentemente volvió a sentir la


misma vibración. Esta vez no tuvo miedo, ya conocía la sensa-
ción y sabía que la vez anterior se lo había pasado en grande,
así que se dejó llevar y empezó a levantar sus extremidades.
Esta vez le hacía tanta ilusión volar que ascendió a gran ve-
locidad, pero la inercia fue tan grande al bajar, que sin querer
se la tragó el suelo y descubrió ¡un sótano debajo de su habita-
ción! Sí, era un lugar inhóspito y verdaderamente muy oscuro,
me contaba. A Raquel le entró el pánico y rápido quiso subir,
pero de repente se dio cuenta de que le costaba subir y que qui-
zás se quedaría atrapada debajo del suelo.

64
La última cosa que recuerda es que el miedo envolvió todo
su cuerpo. Unos segundos después se despertó en su cama otra
vez, alucinando por la vivencia que había tenido, y temblando
por el abanico de emociones que sentía su cuerpo: ¡Aquello era
una mezcla entre alegría, miedo, expectación y vértigo!

Unos meses más tarde, ella todavía tenía experiencias extra-


sensoriales sin aviso previo, todo lo que le ocurría era de forma
involuntaria, solamente una vez fuera del cuerpo recuperaba
su consciencia.
Ella me contó que durante aquella época tuvo un encuentro
muy preciado con su gatita llamada “Rubia”. Me dijo que un
día se escapó y estuvo bastante tiempo perdida sin rastro de
ella. La tenían por muerta. Y un día no mucho después de su
desaparición, soñó con ella. Rubia le dijo que se despedía por-
que tenía que irse, que no se preocupara, que estaba bien. La
gatita no apareció más.
Pasaron los días, meses diría yo, hasta que Raquel oyó que
alguien rascaba la puerta de su habitación de la misma manera
que lo hacía su querida gatita. Como siempre y medio dormida,
se levantó para abrirla. Rubia entró muy feliz y contenta, y eso
le gustó. Acto seguido, se fue al armario para preparase la ropa
y se acordó que su gatita había muerto hacía unos meses atrás.
Rápido se dio cuenta que había salido de su cuerpo sin perca-
tarse de antemano. Aquella visita inesperada era porque su pe-
queña quería que supiera que estaba feliz fuera cual fuera el
lugar dónde se encontraba ahora.
Como ya estaba fuera de su cuerpo, quiso ahora explorar
con el tema físico (atravesar objetos y cosas físicas) ¿Os podéis
creer que lo único que se le ocurrió fue poner la cabeza dentro
de la pared? Sí, sí… yo también pensé que se había vuelto ma-
jareta, aunque el relato era tan impresionante y lo decía tan con-

65
Camino hacia el Origen

vencida que dejé atrás mi incredulidad y me sumé a la euforia


de aquella nueva certeza que había ocurrido aquella pasada
noche.
Me dijo: “¡Ariadna! Te lo juro, me levanté de la cama y fui
dirección a la pared toda convencida. Y una vez estuve allí de-
lante, sin miedo, puse la cabeza dentro. Además, esto no fue
todo, porque me pasé varios minutos experimentado el “ahora
estoy dentro, ahora estoy fuera, ahora estoy dentro, ahora estoy
fuera, e iba sacando y poniendo la cabeza en la pared. Y así su-
cesivamente hasta que me cansé. ¡Olía a yeso y fue muy diver-
tido!” Me morí de la risa, Raquel me contaba cada día una
historia más alocada.

Durante aquellos días, Raquel también pudo experimentar


otro suceso bastante interesante y revelador. El caso es que en
una de sus salidas del cuerpo físico conscientemente pudo lle-
gar a estar en dos lados al mismo tiempo. Es decir, por lo que
me explicó, con uno de sus ojos podía ver el comedor, y con
el otro, la habitación. Esa fue una experiencia muy fuerte para
ella, ya que además de esa situación anormal sintió que su
cuerpo físico, que estaba estirado en la cama, se encontraba en
un estado de límite extremo.
Aún fuera del cuerpo, ella percibió que sus dientes mordían
con fuerza su lengua y además notó como le temblaba todo
cuerpo. Los ojos se movían de un lado para otro, como cuando
te encuentras en el estadio REM del sueño. Raquel se asustó
mucho, temió por su cuerpo. Así que sintió que tenía que vol-
ver como fuese. Como no sabía cómo volver, pensó: “Piernas
moveros”. El movimiento de sus extremidades hizo que se des-
pertara, y por lo tanto, provocara una atracción rápida hacia
dentro del cuerpo. El regreso tan forzado y repentino de su
cuerpo etérico le provocó un dolor enorme en la cabeza al des-
pertarse, pero eso sí, se sintió aliviada de estar otra vez dentro.

66
PA RT E 2

LA GRAN SEÑAL
C A P Í T U L O 8 : L A S C U AT R O L U N A S

P odríamos decir, que lo que he narrado hasta ahora, forma-


ría parte de la primera etapa. Una etapa de experimenta-
ción, de novedades increíbles, de sucesos insospechados. Fue
un inicio revelador que nos dejó con ganas de ir cada vez más
lejos. Es y creo que será inevitable sacarnos de esta corriente:
una vez pruebas de este agua, es difícil olvidarte o hacer como
si nada hubiera pasado.
En aquellos años, no importaba cuan desfasadas parecieran
aquellas experiencias, nosotras teníamos una fe enorme en lo
que estábamos experimentando y en ningún momento duda-
mos respecto a nada de lo que estaba ocurriendo. Las palabras
se quedaban cortas para expresar aquella odisea de aventuras,
y a día de hoy, creo que aún es complicado encasillar o intentar
intelectualizar todo el abanico de experiencias, sueños, sensa-
ciones y viajes que vivíamos.
Como podéis ver los hechos relacionados con esta nueva
percepción no empezaron de un día para el otro. No obstante,
hubo eso sí, un año clave que recogió una serie de aconteci-
mientos que hicieron adentrar, sobre todo a Raquel, en un mar

69
Camino hacia el Origen

más profundo de experiencias significativas. Estamos hablando


del año 2009.
Entonces las dos aún estudiábamos. Yo ya estaba en el úl-
timo año de Magisterio de Educación Física, mientras Raquel
aún le quedaban un par de años en la Universidad.

Para ella, aquel año no fue de los mejores de su vida. La ver-


dad es que se encontraba bastante agobiada por algunos temas
de la Universidad, falta de tiempo, y a esto se le sumó alguna
desavenencia con algún profesor que le hizo la vida un poco
difícil.
Resumiendo, podríamos decir que durante aquella época, las
trabas se le aparecían sin tregua, y se sentía bastante enfadada
con lo que le estaba ocurriendo. Lo más importante de todo,
no comprendía el porqué de aquellos acontecimientos tan den-
sos que le impedían el camino.
Raquel siempre había tenido la suerte de su parte en muchos
ámbitos, no sólo en la espiritualidad. Cómo podréis ver, el
mundo se le cayó encima, pero aun así, ella no se rindió, nunca
dejó que su alma cayera al vacío, Raquel mantuvo siempre la fe
en su corazón. Eso sí, lloró y lloró como nunca antes lo había
hecho. Lloró de tristeza, de impotencia, de frustración y de in-
comprensión. Lo que no sabía Raquel, es que el Universo le
guardaba una gran sorpresa.

Todo empezó a finales del 2008 cuando Raquel quedó con


su amigo Alvar y él le recomendó ir a visitar a unas canaliza-
doras que trabajaban en Mataró. Alvar ya había ido una vez y
salió entusiasmado, así que ella decidió probar. A principios de
año (Enero 2009) fue cuando empezó la primera de las cuatro
visitas que haría con aquella canalizadora. Se trataba de una

70
chica que tenía la capacidad para permanecer fuera del cuerpo
no menos de tres horas, mientras otros seres de luz lo usaban
para hablar a través de ella.
En todo caso, la canalización se hacía de la siguiente manera.
La persona que quería recibir el mensaje se abrazaba a la cana-
lizadora, y ella se lo transmitía de manera personalizada. El
mensaje provenía, la mayor parte de las veces, de sus guías,
maestros y ángeles que le transmitían el mensaje a través de los
seres de luz encargados de esa labor.
En la primera visita que hizo Raquel le dieron un mensaje
muy especial, que os muestro a continuación:

No tengas miedo pequeña. Muchas personas no pueden entenderte, y


te sientes extraña en este mundo. Es importante que recuperes tus recuerdos
y elimines el enfado. El rencor te aprisiona y la venganza sólo produce ob-
sesiones. Es el perdón quien te acompaña. Hay muchos valores que no
han sido capaces de reconocer y ni tan siquiera tú los reconoces pequeña.
Es en ti en quien debes creer, es tu ser el que debes conocer y aléjate de
todas aquellas personas que no te puedan ayudar y que te alejan día a día
de ti. Eres un ser maravilloso, una mujer, una gran mujer. ¿Cuál es tu
semilla pequeña? ¿Cuál es la semilla que quieres? Es importante. Mereces.
Sé que es difícil confiar y creer, cuando las cosas no son como tú quieres.
Antes de las próximas cuatro lunas pequeña, tendrás una señal, de ti de-
penderá. Yo permaneceré siempre a tu lado. Ya lo entenderás. Que así sea.

Raquel, entusiasmada con el mensaje, decidió volver seis


meses después y esto fue lo que le dijeron:

Mi pequeña, hace unos pocos años, antes de que tú nacieras, existían


unos dibujos y había unos que se llamaban Calimero. Calimero siempre
creía que le pasaba todo a él y siempre le pasaba. Existe inseguridad en

71
Camino hacia el Origen

tu corazón y crees que no eres nadie. La timidez te impide mostrarte, mas


yo puedo reconocer a tu ser pequeña. Continúa tu caminar, expresa con
tu voz, no permitas que el enfado te aleje del amor. También tus padres
te aman pequeña. Estás protegida. ¡Cuántos cambios hermosos en tu vida!
Te quiero.

A decir verdad, a Raquel no le gustó tanto este mensaje, sin-


tió que no le resonaba mucho, pero pensó que quizás le serviría
más adelante.

Como había comentado anteriormente, Raquel estaba pa-


sando por unos momentos bastante delicados y todo lo que gi-
raba alrededor de su vida era bastante críptico e incomprensible.
Se encontraba, sin quererlo ni beberlo, en una de las peores etapas
de su existencia, y no consiguió salir de ahí durante largos meses.
La canalización de las cuatro lunas, como habéis visto era
muy alentadora. No obstante, pasaron las cuatro lunas después
de recibir el mensaje y la inercia de la vida de Raquel seguía su
curso inquebrantable. Ella, muy a su pesar, tristemente perdida.
Asimismo, a mediados de setiembre Raquel decidió volver
a leerse la canalización, básicamente para animarse un poco y
ver si se le había escapado algo que no hubiese visto la última
vez. Solo hizo falta leerla una vez más para que ella se diera
cuenta de la inmensa pista mágica que contenía aquel bendito
escrito.
Al leerlo otra vez, cuando el escrito le preguntaba cuál era
su semilla, casi instantáneamente y con todo lo que estaba ocu-
rriendo a su alrededor, ella pidió con toda firmeza, una señal.
Unas frases más adelante se dio cuenta que ponía: “Antes de
las cuatro lunas tendrás una señal”

72
Aquello fue un punto de inflexión en el curso de su vida.
Fue aquella petición la que cambió por completo el rumbo de
los acontecimientos relacionados con la expansión de su cons-
ciencia. Aquella petición tan especial, simplemente una señal,
activó inmediatamente que, se manifestó tras las tres lunas del
escrito de la canalización.
En setiembre, Raquel pidió una señal, y la recibió. ¡Y tanto
que la recibió! Mágicamente fue casi cuatro meses después,
entre la tercera y la cuarta luna, concretamente el 29 de diciem-
bre fue cuando el Universo le ofreció la señal que había pe-
dido.

Tengo que contar que la el 29 de diciembre se encontraba a


pocos días de la cuarta luna llena. Además, el 31 de diciembre
del 2009 el cielo nos regaló una luna llena espectacular. Esa
luna era muy especial, ya que se produjo un fenómeno muy bo-
nito llamado Luna Azul. Una “noche vieja” con una luna
enorme en el cielo, que emanaba destellos azulados. Todo un
espectáculo planetario.
La luna azul es un fenómeno astronómico muy particular
que se produce cada año y medio aproximadamente. Y es la
coincidencia de dos lunas llenas en el mismo mes. Además ocu-
rrió en fin de año, y esto hizo más mágico el acontecimiento.
Parecía como si todo el Universo se sincronizara para entre-
garle la señal a mi querida amiga.

En el capítulo 12 cuento de qué se trata esta gran señal ma-


terializada, que como comprobareis fue uno de los aconteci-
mientos más importantes de su vida.
Un mes después de pedir la señal, Raquel regresó a Mataró,
y este fue el siguiente mensaje que recibió:

73
Camino hacia el Origen

Lo sé pequeña, a veces no tienes aquello que pides, pero no dudes que


es lo que necesitas, es importante que observes el camino que inicias y el
renacimiento que has de hacer, no gires la vista atrás y veas que has per-
dido, todo forma parte de un Plan Mayor. Te quiero y te acompaño. Ne-
cesitas llevar amatista, lleva sólo amatista y turquesa, mi pequeña.

Efectivamente, este mensaje le tocó más profundamente


que el anterior, ya que ella pedía que sus problemas se termi-
naran y aquello parecía no cesar nunca. El hecho de saber que
era parte de un Plan la tranquilizó, pero eso no hizo que cam-
biara su situación cotidiana.
Raquel también se fijó que el ser que la estaba hablando
sabía qué piedra llevaba puesta y que de una amatista no se tra-
taba. Curiosamente, ese día Raquel vestía una camiseta de color
violeta, el mismo color que la piedra mencionada. Ya que el
mensaje esta vez había sido tan claro. Raquel se puso a buscar
su amatista justo al llegar a casa y cuando la encontró no se la
quitó en días. Por lo que concierne a la turquesa, Raquel des-
cubrió que era una piedra sanadora muy poderosa y desde ese
momento cada vez que enfermaba su elección siempre era la
turquesa. Tampoco dudó nunca en dejársela a quién creía ne-
cesitarla.

Unos meses más tarde, Raquel regresó y esta fue, su última


vez, su último mensaje de luz por parte de las canalizadoras.

Querida, ¿Por qué te sientes tan pequeña? La desconfianza te aleja


de tu verdadero caminar. Hay piedras en tu camino que debes pasar. Todo
te lleva a tu sueño. Cree en ti. Te quiero.

74
CAPÍTULO 9: AGUDIZANDO LA
PERCEPCIÓN EXTRASENSORIAL

P or lo que concierne a mi vida personal, el año 2009 fue un


año bastante tranquilo hasta Junio. Allí también se abrió
un detonador importante para mí. En Junio acabé la carrera,
acabé de trabajar en el restaurante dónde llevaba tres años y
también tuve la gran suerte de publicar un libro de poesía. Toda
esta sucesión de acontecimientos eran un gran indicador de
que estaba cerrando una clara etapa de mi vida. Y, evidente-
mente, se abría otra delante de mí.
Me compré una furgoneta Volkswagen y empecé a viajar
por el mundo dejando atrás quehaceres, obligaciones econó-
micas y mi ciudad, Girona.
Durante aquellos tres meses conocí a un montón de gente
interesante que me abrió las compuertas de mi corazón de par
en par. Estuve todo un mes trabajando en el Refugio de Ullde-
ter, en el pirineo catalán, y después me marché a Hungría.

En Girona ya tenía un amigo muy especial llamado Marcos,


amante de la poesía y de la psicología transpersonal. Él fue
quien me presentó a todo un grupo de personas que hicieron

75
Camino hacia el Origen

mover mi punto de encaje. Lo que quiero decir, es que conocer


tanto a Delia, Roger, Matteo, Pia, Mike, Davide, Elina y Gia-
como fue para mí una bendición del cielo. Compartí con ellos
una parte del verano, en Hungría. Conectamos mucho, y mi
vida se llenó de grandes sincronicidades a raíz de este rencuen-
tro. Fue sin duda, el verano más intenso de mi vida. Lástima
que este gran sueño solo duró tres meses.

Volviendo a lo que concierne a mi percepción con respecto


a los ángeles puedo afirmar que también iba en aumento día
tras día. En todo caso, ya desde el principio el contacto con
ellos no fue solamente a través de mi almohada. También sabía
cuándo llegaban gracias a señales auditivas. Era instantáneo, de
hecho. Primero oía crepitaciones en el ambiente, y a continua-
ción, me tocaban la almohada.
Ese crepitar me permitía percibir su presencia a través del
oído. De hecho el lenguaje me queda corto, pero sí que puedo
describir estos ruidos como pequeños chispazos en el aire.
Eran crepitaciones muy finas, que sólo puedo oír cuando está
toda la habitación en silencio. Es un ruido muy sutil pero in-
confundible. Creo que lo que se refleja en la descripción de la
audición de mis ángeles viene a ser como percibir su estado de
frecuencia, o su vibración. Lo digo, porque normalmente,
cuando empezaba a oír esos ruidos solían ser seguidos y du-
rante algún rato, y la verdad es que aumentaban cuando ellos
se acercaban.
Otra cosa que experimenté fue el hecho de verlos. Al prin-
cipio me daba miedo abrir los ojos, pero a medida que iban pa-
sando los meses y me iba acostumbrando a su presencia se me
ocurrió abrir los ojos. Al principio creí que estaba alucinando,
pero no. El primer día que abrí los ojos en la oscuridad, pude

76
ver una masa de más de metro y medio sin contorno que se
movía delante de mí. De hecho, no se distinguían los bordes
de la silueta, pero sí que se veía algo en movimiento.
Además, he ido experimentado con diferentes intensidades
de luz en mi habitación. Es imposible verlo con total oscuri-
dad, pero con una luz muy tenue se pueden percibir mejor vi-
sualmente. Se ve el fondo de la habitación y al mismo tiempo
algo que va moviéndose de un lado para otro. ¡El primer día
fue increíble!
Otra pequeña experiencia fue ver mi nórdico moverse. Una
noche de otoño tenía ya la luz apagada, pero entraba un poco
de luz desde la ventana. De repente noté que el trozo de nór-
dico que tenía tocando mi barbilla empezó a moverse. Ya no
solo, mi guía, me tocaba la almohada, sino que también lo hacía
con mi nórdico.

También tengo más hechos que afirman las maravillosas vi-


sitas de Hariel ¡Hechos físicos! Cuando Hariel se acercaba a mi
rostro, el latido de la sangre de mis mejillas se aceleraba. Es
decir, que su contacto en mi cuerpo físico me hacía bombear
más rápido la sangre de la zona dónde él tocaba. Y esto me
pasa siempre, de hecho. Al principio, sólo lo experimentaba
por la noche cuando estaba relajada y antes de irme a dormir,
aunque durante estos años lo he ido acercando también a mi
cotidianidad, y ahora lo puedo oír a todas horas. Sólo tengo
que llamarle y pedirle que me toque la frente, la rodilla, la
nariz… En menos de cinco segundos el ritmo de bombeo de
la sangre de aquel lugar se empieza a acelerar.
De hecho, no es tan raro obviar que el contacto energético
activa ciertas partes del cuerpo. Podemos verlo de manera clara
con el Reiki. Cuando haces una imposición de manos, el flujo
de la energía hace que las manos se calienten y que el flujo san-

77
Camino hacia el Origen

guíneo se active para preparar dicha zona para la sanación.


Asimismo, cuando Hariel acercaba su campo energético con
el mío, su alta frecuencia hacia disparar la mía, y era justo ahí,
en la zona de mi cuerpo que notaba su presencia donde los
procesos internos de mi cuerpo físico se aceleraban.

Aparte de los bombeos de sangre, existen ¡Los cosquilleos!


Cuando mi guía quiere llamarme la atención me hace cosquillas
en la cara. Al principio, creía que era algún pelo o algo que me
estaba rozando la piel, pero con el tiempo he ido experimen-
tando y, sobre todo por la noche, cuando está cerca, empiezo
a sentir cosquillas. Son unas cosquillas muy cortas, es decir, yo
siento durante un segundo una cosquilla sostenida y luego se
apaga, es algo muy concreto y espontáneo.
Con los años, las cosquillas se han ido extendiendo a toda
mi realidad de vigilia, así que a día de hoy, puedo llegar a sentir
cosquillas a todas horas. Mientras ando, como, leo…Y no im-
porta en qué ambiente esté, o dónde me encuentre: he apren-
dido a sentir su presencia.
Y ya para terminar, diría que mis guías se intentan conectar
conmigo mediante silbidos en los oídos. Es algo que he ido ex-
perimentando en los últimos años de manera espontánea. Aun
no he sabido como catalogar estas señales, o qué querían ex-
presarme realmente pero mi intuición me dice que pronto
sabré cómo utilizarlas.

Todas estas señales en mi cuerpo físico me aportan seguri-


dad, confianza y una certidumbre firme de que mi linaje está
conmigo todos y cada uno de los instantes de mi vida.
Vivo con un sentimiento profundo de que un canal al más
allá está abierto como una flor que muestra un nuevo pétalo
con cada uno de mis pasos.

78
CAPÍTULO 10: EL CUARTO GRAN PILAR

P or el momento, Raquel sólo se apoyaba en nosotros tres:


Alvar, Nicole y yo. Hasta que los reencuentros en Mataró
le dieron a conocer a otra persona que se convirtió también en
un pilar muy importante en su vida.

El primer día en Mataró, Raquel conoció a Toni, un com-


pañero de Alvar. Era un hombre de unos treinta años que pa-
recía tener mucho conocimiento sobre espiritualidad e irradiaba
una luz muy bonita. Estuvieron hablando un rato y Toni le pro-
puso una terapia a Raquel. Ella era, en aquel entonces, todavía
bastante vergonzosa, pero aceptó la propuesta y poco después
de terminar la última canalización en Mataró, empezó a trabajar
su interior con él.

Toni, durante la primera sesión le hizo una limpieza de aura


y una canalización. En esta recibió mensajes que mencionaban
su baja autoestima y Toni le propuso tratársela con él. Raquel
aceptó de muy buen grado porque vio que de hecho tenía
razón. Así que más o menos durante el siguiente año y medio
estuvo haciendo terapia con él.

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Camino hacia el Origen

Lo que hacía Toni era tratar las emociones que estaban blo-
queadas mediante ataraxia. La terapia es bastante amplia, así
que pensad que cada terapeuta la adapta a sus conocimientos,
herramientas e intereses. En este caso, y a grandes rasgos, con-
sistía en identificar una emoción mediante la canalización di-
recta con los guías de la persona. De hecho, según me contó
Raquel, Toni le decía que se conectaba con los guías y también
con el yo superior de la persona a tratar. A partir de ahí, él es-
cogía las piedras/minerales con las que sanaría a la persona en
función de la emoción bloqueada. A menudo también les daba
elixires de tales piedras como tratamiento a largo plazo.
Una vez hecha la canalización, él la exteriorizaba para la per-
sona en cuestión, y hacían un análisis compartido entre ambos
para mirar qué le resonaba al paciente de lo que acababa de co-
mentar para así poder empezar a trabajar con aquella emoción.

La primera emoción bloqueada que se trató mi amiga fue la


autoestima. Esta emoción se la trató durante nueve meses y
gracias a las visitas con Toni, poco a poco fue armonizando y
equilibrando su autoestima.
Raquel se tomó esa terapia muy en serio, así que desde el
primer día se propuso trabajar duro para superar sus miedos y
desequilibrios, aunque al principio dudó un poco, ya que no
podía entender cómo podría abandonar su actitud vergonzosa,
esa actitud que arrastraba desde su nacimiento.
Aun así, ya desde muy pronto, Raquel empezó a ver los pri-
meros cambios. Empezaba a tener más seguridad en sí misma.
Se sentía orgullosa de sus logros, pero rápido se dio cuenta que
los esfuerzos que realizaba eran duros y requerían de una per-
severancia inagotable para seguir luchando.

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A continuación, os voy a contar la primera canalización que
recibió Raquel a través de Toni, y ya más adelante, a medida
que transcurran los sucesos de su gran experiencia, iré con-
tando las otras canalizaciones.

La primera canalización recibida fue la siguiente:

Un alma muy antigua. Mucha sabiduría interior. Humildad. Mucha


humildad puede equivaler a sentimiento de inferioridad. Tienes unos guías
muy poderosos. Tienes tres guías, maestría. Dentro de poco conocerás a
uno de tus guías. Es necesario un desbloqueo y una limpieza interior. Ten-
drás una vida llena de magia. Vínculo muy fuerte con Alvar, fue tu pareja
en otra vida. En otra vida moriste ahogada. Emoción a tratar: sentimiento
de inferioridad.

En aquel momento, a Raquel le fascinaban las canalizaciones


y al leer esta, Raquel se sintió orgullosa de saber que ella era
un alma antigua. Por otro lado, también le gustó que le dijeran
que tenía sabiduría interior. Se podría decir que desde el primer
momento, ella creyó en aquel mensaje. En todo caso, lo que
más le impactó fue que tuviera tres guías y que esto conllevase
la responsabilidad de ser una maestra.
Ella sintió que no tenía conocimientos suficientes, y que le
asignaran el papel de maestra así de golpe, le asustó, y mucho.
Creyó que esta responsabilidad le quedaba un poco grande.
Por lo que concierne a sus vidas pasadas, Raquel no dudó
que Alvar y ella tuvieran una conexión especial. Ella ya lo sentía
así desde hacía tiempo, aunque ahora conocía el porqué. Más
adelante, Raquel descubriría dónde empezó el primer reen-
cuentro con Alvar y el por qué siguen todavía unidos en esta
vida.

81
Camino hacia el Origen

La segunda vida mencionada en la canalización la dejó un


poco más desconcertada… ¿Ahogada, en serio? El agua no era
necesariamente un elemento que le diese miedo a Raquel o qui-
zás ¿Se refiera a un asesinato, a un estrangulamiento?
Ese pensamiento hizo ruborizar todo su cuerpo, aun así,
pensó que eso era lo que sus guías querían que supiese. Tarde
o temprano ya descubriría el por qué.

Volviendo a los resultados de la terapia con Toni, Raquel se


dio cuenta de que un buen día despertó de su letargo, dándose
cuenta de que su mundo exterior había cambiado.
Ella iba paseando por su hermosa ciudad, igual que hacía
siempre, hasta que de pronto le sucedió algo inesperado. Ya
desde muy pequeña Raquel se percató de que nadie notaba su
presencia, era como si no existiera. Ese hecho llegó hasta tal
punto que cuando iba andando tranquilamente y se cruzaba
con alguien, ella casi sin pensar se apartaba un poco para dejar
pasar a los demás, pero parecía como si estos no se movieran
para ella. ¡Hasta que se hartó! ¿Por qué se tenía que apartar
siempre ella? ¿Las otras personas no tenían educación? Al prin-
cipio creyó que era por su tamaño, quizás tenía poca enverga-
dura, después por la edad, pero cuando vio que ni los niños
menores a ella se apartaban para dejarla pasar, rápido eliminó
esa teoría.
Al final pensó que era porque ella hacía el primer paso y los
demás ya ni se esforzaban para moverse. Así que se armó de
valor y se propuso andar recta y sin desviarse de su camino.
Ese día se llevó muchos golpes, tanto mujeres con su bolso,
hombres enormes, niños… Raquel no entendía nada de nada,
pero se resignó a apartarse del camino de los demás, ya que no
había persona que intentara si quiera dejarle un poco de espa-
cio.

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Días después, notó que algo grande en su vida había cam-
biado. Le pasó lo siguiente: Casi sin darse cuenta, ella andaba
pensando en sus cosas hasta que se cruzó con dos chicos, no
los conocía de nada. Uno de ellos tocó el pecho del otro y lo
apartó con fuerza del camino. Los chicos se separaron del
rumbo que llevaba Raquel, había espacio de sobras, pero le die-
ron más, mucho más y como si de una princesa se tratara, ba-
jaron su cabeza con acto reverencial. Cuando Raquel hubo
pasado por su lado, siguieron caminando.
Raquel, con una pequeña sonrisa, les dio las gracias y se mar-
chó. ¡Ahí estaba! No necesitaba ni una prueba más, ella había
cambiado y lo mejor de todo, el mundo se había dado cuenta.
Esa fue la primera vez de muchas situaciones, las cuales le mos-
traban que su ser empezaba a crecer. Ya no era una simple chica
de un metro sesenta. Su aura era tan densa que incluso los des-
conocidos se apartaban para no tocarla.
Cuando Raquel explicó lo acontecido a Toni, él se puso a
reír, le contó que el hecho de que antes las personas, ya sean
amigos como desconocidos, chocaran con ella era porque esos
humanos aprovechaban esos contactos para absorber su ener-
gía. Hablando claro, Raquel se había convertido en su alimento
energético. Ese comentario la enfureció ¡No lo iba a permitir
más! ¿Qué se habían creído? - pensaba ella internamente -.

Durante aquellos días, y con una decisión firme, Raquel em-


pezó a observar a su alrededor. Sus dotes visuales y auditivas
se acrecentaron a pasos de elefante. No había nada ni nadie
que se escapara de su análisis. Así fue como se dio cuenta de
que sus preciados amigos, familiares e incluso su novio absor-
bían su energía día sí, día también. Ante esa situación, mi amiga
se armó de valor e hizo lo imposible para bloquear a esos vam-

83
Camino hacia el Origen

piros energéticos. Ella iba a recuperar lo que le pertenecía les


gustara o no.
Fueron unos meses horribles para ella, ya que aunque Ra-
quel había cambiado, parecía como si su entorno más cercano
quisiera mantener la visión que tenían de ella para siempre. Se
enfadó con los que en su momento se hacían llamar amigos,
se enfadó con su familia ya que la tachó de rebelde e insopor-
table, e incluso estuvo a punto de dejar a su pareja. Su lema se
había convertido en: “¡Primero soy yo, después los demás!” y
no iba a permitir ni un sólo desliz que perjudicara su esfuerzo
de recuperar su preciado equilibrio.
Raquel vio derrumbarse por momentos su antiguo entorno,
un día ya no pudo más, estuvo a punto de abandonarlo todo y
huir, pero pensó: “Respira, y mañana con calma tomas una de-
cisión”. Esa gran frase de reflexión en medio de una discusión,
la salvó. Ese había sido el inicio del Gran Cambio que le espe-
raba. Poco a poco, el entorno se puso en su lugar, sus amigos
aceptaron a su nueva amiga. Siguió al lado de su pareja más
feliz que nunca y su familia simplemente la aceptó.
Asimismo, gracias al reequilibrio de esta emoción, ella
misma pudo identificar cual era la siguiente emoción que debía
tratarse. Esa fue, sin lugar a dudas, la rabia. Siguió visitando a
Toni durante aproximadamente un año más, suponiendo este
período el inicio de un nuevo Gran Cambio en su entorno.
Raquel se fijaba mucho en como Toni guiaba las sesiones
de su terapia. Y de hecho, no le parecía tan difícil lo que él
hacía, así que ella muy temprano quiso imitarle. Por ende, em-
pezó ya después de la segunda sesión recibida a intentar hacer
lo mismo en su casa, sobre todo en relación a canalizar.

Sí, sí. Raquel no tenía nada que perder en aquel intento, así
que con mucha confianza un buen día cogió un papel y un bo-

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lígrafo e intentó hablar con sus propios guías. Es decir, canali-
zar un mensaje suyo.
Al principio tenía alguna duda acerca de los resultados de la
canalización. Asimismo, cada vez que iba con Toni y volvía a
casa intentaba hacer una nueva canalización. Al principio, eran
mensajes cortos los que recibía. No obstante, a medida que iba
practicando más y más su percepción se iba afinando. En con-
secuencia, también iba naciendo en su interior inevitablemente
una gran intuición que la acercaba a su linaje, es decir a sus
guías, maestros y ángeles.

Hace un par de años, Raquel me contaba todos sus avances


con chispas en los ojos, estaba muy contenta de sus nuevos
acercamientos a otras realidades. Aquellos hechos mágicos e
inesperados la llenaban de satisfacción y sobre todo de una cer-
teza que nunca había sentido en su corazón: la conexión con
otros planos de consciencia.
De manera intuitiva, cada día era más capaz de notar a sus
guías, su presencia, sentirlos más cerca. Además, siempre que
sentía miedo los llamaba. La mayoría de veces era porque aún
tenía el canal abierto por lo que concierne a bajos astrales, y
por lo tanto, podía sentir el miedo y frío irracional cuando al-
guno andaba cerca.
Gracias al acercamiento de sus entidades de luz, pudo em-
pezar a discernir qué provocaban en ella los bajos astrales, y
consecuentemente, qué sentía después de pedir ayuda a su li-
naje para neutralizar el miedo. Poco a poco, fue discriminando
claramente de quién estaba rodeada a cada instante. Asimismo,
durante aquellos meses fue dejando atrás la percepción abierta
a los bajos astrales para sólo llegar a sentir a las entidades de
luz que la acompañaban.

85
Camino hacia el Origen

En el mes de Agosto de aquel mismo año le regalaron un


péndulo por su cumpleaños. No era nada nuevo para ella, ¡Ra-
quel hacía años que deseaba un péndulo con locura! Tampoco
está de más añadir que le encantaban todas las películas y libros
relacionados con brujas, magia y realidades paralelas, y conse-
cuentemente, los péndulos que los personajes de aquellos re-
latos e historias utilizaban.
Fue un regalo excepcional, estaba encantadísima con la
nueva herramienta y no tardó nada en utilizarla en su día a día.
Al principio, lo utilizaba de forma visual, haciéndole preguntas
de sí o no a las que el péndulo respondía con movimiento. El
desarrollo de su percepción fue en aumento al utilizar el pén-
dulo ya que podía ponerse en contacto con su linaje y su yo
superior de una manera más fácil y clara. Al cabo de poco
tiempo, se extendieron los mensajes recibidos, no sólo a las
meras respuestas del péndulo (sí o no). Ya empezaba a oír cier-
tas voces dentro de sí, las cuales le indicaban la mayoría de
veces una respuesta más elaborada a la pregunta que había for-
mulado.
Esta nueva capacidad se fue extendiendo ya no sólo a luga-
res como su casa, que es donde intentaba meditar y conectarse,
sino a todos los lugares que ella frecuentaba. Ya fuera al andar
por la calle, mientras iba en autobús o cuando estaba estu-
diando.
Poco a poco, la función del péndulo de responderle las pre-
guntas fue perdiendo importancia, en favor de las voces de sus
guías. Así que como podéis comprobar, ¡Raquel ya no necesi-
taba el péndulo para poder oír a sus guías! ¿Increíble, no? Gra-
cias a este magnífico avance en la apertura de su clariaudiencia,
pudo empezar a oír sus guías en todos los lugares que frecuen-
taba.

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A partir de ahí, empezó a creerse más que aquella nueva ca-
pacidad que había agudizado era realmente útil para canalizar,
así que poco tardó en intentar canalizar más mensajes de sus
maestros, guías y ángeles.
Cuando tuvo hechas algunas canalizaciones propias, empezó
a hacer para los demás, especialmente a sus amigos.
Me gustaría añadir en esta misma página una de las primeras
canalizaciones de Raquel. Esta era para mí y era de Hariel, mi
guía. Raquel la escribió en Enero del 2011.

No te rindas, sigue adelante. Encontrarás un nuevo camino, escógelo


sin mirar atrás un sólo instante, se te abrirán una serie de puertas que re-
cordarás con gran amor. Eres la mejor alumna que he tenido nunca, me
encanta estar a tu lado y compartir contigo la alegría de vivir. Trabajo:
todo irá bien. Es importante que descanses tu mente con los viajes, te lle-
gará uno de especial, será aquel el que tendrás que escoger; Raquel estará
ahí. Tienes grandes cosas para enseñar, enséñaselas a ella también. Tengo
muchas ganas de que me oigas, pronto, no te preocupes, sigue intentándolo
y cuando menos te lo esperes me oirás, te lo prometo. Es importante que
recuperes tus recuerdos, y deja de fumar, no necesitas hacerlo para oírme,
es el corazón el que siente, no los canales. Cuídate mucho la salud y triunfa
en el campo de futbol como tú muy bien sabes. Siempre te observo y te ad-
miro. Los números esconden algo, descúbrelo. Hay más cosas que me gus-
taría decirte, intenta oírme y se te revelará lo que queda.

Este mensaje para mí fue un regalo caído del cielo. Me sentía


tan afortunada de haber obtenido un mensaje directo de mi
guía espiritual, que vibraba de alegría al recibirlo. De hecho,
aún me acuerdo dónde estaba cuando Raquel me lo dictó por
teléfono. Me encontraba dentro del coche de mi abuela justo
en frente de Correos, a punto de ir a entreno de fútbol. Llo-

87
Camino hacia el Origen

viznaba y era ya de noche, debíamos estar alrededor del mes


de Febrero, fue justo cuando regresé de Paris.
Estaba tan impaciente por recibir la información, que Ra-
quel me leyó la canalización mientras yo brincaba de emoción
dentro del vehículo. Para mí fue muy importante recibir aquel
mensaje, y además, que tuviera tanto que ver con mi propia
vida, y con los acontecimientos que estaban ocurriendo a día
presente en ella.
Que la entidad que te protege, te guía y te acompaña pueda
darte una información personal, y tú puedas recibirla, eso es
algo muy elevado, y nunca lo olvidaré. Las canalizaciones siem-
pre son guías divinas para la mayor elevación de tu propio ser,
para la afinación de tu servicio en la Tierra, y claro está, para
sentirse uno respaldado en todos y cada uno de los momentos
del camino de vida. Me gustaría trasmitirle un agradecimiento
especial a Hariel, y también a Raquel ¡Por supuesto!

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CAPÍTULO 11: CLARIVIDENCIA

Clarividencia

Como ya os he mencionado antes, durante la primera sesión


que Raquel hizo con Toni, él le comentó que tenía tres guías, y
que por ende, lo más seguro es que fuera una maestra. Asi-
mismo, ella empezó rápidamente a intentar contactar con ellos.
Al principio solamente oía voces, pero a medida que iba fami-
liarizándose con ellos también empezó a desarrollar la clarivi-
dencia, es decir, el don de poderlos ver. Así pues, el desarrollo
auditivo y visual estuvo muy conectado entre sí.

Desde siempre los desencarnados o bajos astrales la habían


asustado y, por primera vez en varios años había conseguido
frenar sus visitas. Recordad que al inicio de los capítulos, los
bajos astrales se le aparecían cuando Raquel se encontraba en
estados intermedios de consciencia, es decir, cuando su cuerpo
físico dormía, pero su cuerpo astral estaba despierto. Sin em-
bargo, las visiones se fueron trasladando con los años al estado
de vigilia, y al cabo de un tiempo, podía también verlos cuando

89
Camino hacia el Origen

estaba despierta.
Comparando las visiones entre bajos astrales y guías o án-
geles vio que había diferencias. Normalmente, cuando veía
bajos astrales podía percibir una masa densa y negra, en cambio
cuando contactaba con sus guías eran más bien sutiles y con
una tonalidad de luz más brillante. Los desencarnados le pro-
ducían miedo y frío, en cambio sus guías calor, seguridad y am-
paro.
Al principio las visiones de sus guías no eran del todo defi-
nidas, se fueron perfeccionando con el tiempo y el abanico de
detalles y colores fue aumentando considerablemente. A día de
hoy, los puede ver de una manera mucho más definida que al
principio. Cuando cierra los ojos los ve como si fueran perso-
nas normales, aunque un poco más translúcidos. Cuando tiene
los ojos abiertos también los percibe, pero con menor nitidez.
No obstante, tengo que decir que cada día que pasa se le acre-
cienta más su visión con los ojos abiertos.
Generalmente, cuando se comunica con sus guías, maestros
y ángeles sólo los percibe de cintura para arriba, es decir, el ros-
tro y el tronco. Se podría decir que es lo más claro que ella ve
y de cintura para abajo sólo puede llegar a ver algo parecido a
túnicas de luz descendiendo hacia el suelo.
Raquel empezó a darse cuenta de que la aparición de sus
dones no fue mera casualidad, y esto no iba a terminar aquí.
De hecho, ese solo era el principio de una odisea de aventuras
alrededor del Universo, una odisea a través del tiempo y el es-
pacio.

--

Por lo que a mí me concierne, también tengo alguna nove-

90
dad con respecto a la experimentación con el cuerpo astral.
Creo que a nivel de vida terrenal nos habíamos quedado en que
después de cerrar una gran etapa me puse a viajar durante tres
meses. No obstante, volví en Septiembre.
En aquella época, estaba compartiendo piso y necesitaba di-
nero rápidamente para pagar el alquiler. En contraposición al
verano celestial vivido, me estaba adentrando en uno de los in-
viernos más duros de mi vida.
Comencé a buscar trabajo de lo que fuera, de hecho estaba
ya en listas de educación, pero aún no me habían llamado. En-
contré tres trabajos, de camarera los fines de semana, de mo-
nitora de niños y también en el Decathlon ¡No sé cómo se me
ocurrió semejante idea tan brillante! Me lo monté de la peor
manera posible, ya que como podéis imaginar, combinar tres
trabajos con el tiempo lineal de una persona, hagas lo hagas,
siempre saldrás perdiendo. Además, los tres trabajos estaban
en tres sitios diferentes de la ciudad, cosa que me dificultaba el
acceso a ellos. En resumen, me volví loca durante medio año.
Me cerré en banda, y estuve algunos meses sin querer ver a
nadie. Perdí mi seguridad y confianza. Me costaba comuni-
carme con los demás. Fue horrendo. Me olvidé también de me-
ditar, y mi altar yacía abandonando en mi habitación. Pasé por
una depresión, la cual no quería reconocer y puse resistencia
hasta que lo reconocí meses más tarde, ya entrado el verano.

Ahora escribiendo estas palabras, después de 3 años justa-


mente del gran cataclismo espiritual de mi ser, puedo decir que
el invierno del 2009 fue el pozo más hondo en el cual he habi-
tado, y del que más tiempo me he demorado en salir.
En perspectiva, es fácil desapegarse de la situación y verla
como una lección más de aprendizaje de la vida. Pero en aquel

91
Camino hacia el Origen

momento yo no veía más allá que el día siguiente. Días eternos


con monólogos internos infinitos. Tres trabajos me tenían todo
el día ocupada, sin poder pararme ni un solo momento a pensar
por qué estaba haciendo aquello, y qué me traía de bueno aquel
estrés continuo.
La mente se apoderó de mis acciones, del juicio de mi misma
y de mi entorno. Multiplicó el supuesto dolor por cuatro cien-
tos, y además no hacía más que teorizar acerca del detonante
de aquel altibajo emocional. Muros de resistencia impermeables
para días dónde ya ni las lágrimas servían para consolar; direc-
tamente no me permitía llorar, yo tenía que estar bien.
Este fue mi gran error, oponer resistencia a mis propios es-
tados, amplificándolos aún más, prolongándolos hasta la sacie-
dad. Una vida sin objetivos, una vida abandonada a la merced
de los acontecimientos. El único objetivo era irme de viaje en
verano con mi furgoneta. Yo buscaba objetivos vitales, y aquel
no era nada sólido. ¿Dónde se había ido mi afán por los temas
espirituales, cuál era el siguiente paso para evolucionar, qué
debía estudiar? ¿Naturopatía, Psicología transpersonal, Reiki,
Filosofía...? Estaba más perdida que un pollo en un garaje. Sen-
tía desde hacía años que mi misión en la vida era ayudar a los
demás. ¿Pero cómo iba a ayudar a los demás si yo misma estaba
hecha un mar de dudas, angustias, inseguridades y miedo? Esto
aún revolucionaba más mi interior.
Para sintetizar un poco esta etapa, he decidido adjuntar un
poema en que plasma muy bien la situación por la cual estaba
pasando.

92
Si me ven

Quieres encontrarte lejos de aquí,


viajando quizás,
sin maleta,
sin rumbo,
sin ti.

Encontrarse a uno mismo le llaman,


y quién es “uno”,
y quién es “mismo”,
si ni siquiera “soy” aún.
Ser uno, ser una,
un millar al mismo instante,
ser nadie,
ser derrumbándose,
ser despedazándose,
ser desintegrándose,
ser evaporándose,
ser sólo
la propia desaparición
de uno mismo.

Hace meses la perdimos...


dicen que iba dirección a ella misma
y algo le ocurrió por el camino.
Pero, ¿qué pasó?
¿Se extravió en los laberintos de su intrincada mente?
¿Acaso sus propios pensamientos le tendieron una emboscada?
¿O se asomó demasiado
para ver el abismo de su propio muro
y terminó cayendo dentro de su oscuridad?

93
Camino hacia el Origen

No lo sé...
la versión que yo oí,
es que mientras se estaba buscando
se dio cuenta de que no bastaba con
solamente invertir la mirada de sus ojos
para saber qué faltaba dentro.

No bastaba con
encender velas dentro de su corazón
para ver que estaba vacío,
no bastaba con
meditar acerca del sentido de la existencia.
Hace meses la perdimos...

la última vez que la vi...

¡Ah, la viste!
¿Me viste?
¿Le preguntaste cómo estaba?
No,
la última vez que la vi...
huía,
huía de sí misma,
aunque sí y misma
sólo querían apaciguar su angustia.
Pero ella corría y corría
sabiendo
que era su presa y su depredador,
sus pies y su camino,
su solución y su problema,
su encuentro y su perdición.

94
Hace meses la perdimos...
por favor,
si me ven,
decidme que ya puedo volver a mí,
que me estaré esperando tranquila,
que me querré,
que seremos juntas
una sola.

Os cuento esto para contextualizar un poco la situación por


la que ambas pasábamos. Como os podéis imaginar durante
aquella etapa, pocos avances tuve con el mundo astral. Es por
eso que quiero remarcar que durante los inviernos, general-
mente, no había muchas cosas que contar en lo que respecta a
nuevos acontecimientos en este campo. También a Raquel le
ocurría algo semejante, aunque a ella le pasaba al revés. En ve-
rano tenía parón y era en invierno dónde estaba más activa en
lo concierne a espiritualidad.

95
PA RT E 3

VIAJES AL SIN FIN


DEL UNIVERSO
CAPÍTULO 12: ¡A VIAJAR !

A partir de ese momento, las cosas empezaron a cambiar…

No dimos nuestro gran salto hasta la señal que recibió Ra-


quel. Este fue el inicio de nuestro segundo eslabón evolutivo y
esta vez con un impulso mucho mayor.
Casi sin darnos cuenta, empezamos a descifrar los secretos
mejor guardados del Universo. Fue allí, donde en realidad em-
pezó el juego de verdad. Un juego que el Universo tenía guar-
dado para ambas.
Un juego en el que tú has empezado a formar parte en este
preciso instante…

Pues bien lector, estás a punto de adentrarte en la tercera


etapa del libro. Si lo que has leído hasta ahora te ha gustado
¡Prepárate para descubrir lo que nunca jamás habías soñado!
Empezamos esta tercera etapa con un artículo corto acerca
de Lemuria. Este fue el detonador de todo lo que ocurrió in-
mediatamente después de que Raquel se lo leyese. ¡Agárrate
bien!

99
Camino hacia el Origen

La ciudad de los lemurianos.

En 1932, el periodista estadounidense Edward Lanser declaró a


bombo y platillo que había descubierto en el monte Shasta -situado al
norte del estado de California- una comunidad de lemurianos que habían
sobrevivido a la desaparición de su continente. Desde entonces, decenas de
canalizadores aseguraron haber recibido mensajes telepáticos procedentes
de dichos lemurianos: seres de gran envergadura y tez blanca. Según los
receptores de los mensajes, hace más de 12.000 años, cuando el continente
de Lemuria se hundió bajo las olas del océano Pacífico, unos 250.000 in-
dividuos consiguieron refugiarse bajo el monte Shasta, en una ciudad sub-
terránea llamada Telos. Uno de los maestros lemurianos que más
información ha transmitido a diferentes canalizadores en todo el mundo
se identifica como Adama, y asegura que Telos forma parte del reino de
Agartha, constituido por 120 ciudades bajo la tierra, habitadas por los
supervivientes de antiquísimos continentes desaparecidos, como Hiperbórea
o la Atlántida”.

Este artículo se publicó en la revista “Año Cero” del mes de


Diciembre del año 2009.

Raquel cuando vio aquel artículo se quedó en un estado de


estupefacción, lo recortó y lo guardó hasta el día de hoy. Acto
seguido se dijo: “Uhm… yo quiero ir ahí”. ¿Es lo que todo el
mundo piensa después de leer un artículo así, verdad?
La reacción quizás sería: “¡Este artículo es una chorrada!”
Sea lo que fuere lo que la mayoría de nosotros pensásemos de
ese artículo, Raquel no se lo podía sacar de la cabeza.
La mente de mi amiga no paraba de darle vueltas hasta que-
darse con la pregunta: “¿Y por qué no podría ser verdad?”
Pero cuando llegó al momento de las suposiciones, ¡se
atascó! Ya que suponiendo que eso pudiera ser verdad, querer

100
ir a un lugar que se encuentra en otra dimensión… ¿Cómo dia-
blos se puede ir?
Pues bien, como venía diciendo antes, este artículo fue un
impulso, a decir verdad, fue el mayor empujón que recibió mi
amiga y lo recibió con tanta fuerza que consiguió arrastrarme
a mí también.
Un simple escrito nos llevó en definitiva, a la apertura de
nuevos mundos, dimensiones, planetas, planos y realidades. Fue
el primer gran salto a nuevos conocimientos, a nuevas expe-
riencias, a nuevos seres, a nuevas misiones, a nuevas conciencias
y a muchos nuevos y espectaculares viajes al sin fin del Uni-
verso.

Volviendo al escrito, Raquel sintió mucha intriga al saber


que pudiera haber personas viviendo bajo tierra después de
tantos años. En primer lugar leyó el artículo antes mencionado,
aunque también le dio tiempo de explorar por Internet para
saber qué era exactamente Lemuria.
Como ya os conté en capítulos anteriores, un día Raquel
logró salir de su cuerpo de manera involuntaria y fue capaz de
atravesar paredes y dar algunos tumbos por su habitación. Así
que se le ocurrió que quizás si se concentraba mucho, lograría
volver a salir y poder así, llegar hasta dónde se encontraban los
lemurianos.

Raquel pidió a sus ángeles que le ayudaran aquella noche a


hacer un viaje astral hasta el Monte Shasta para poder hablar con
los habitantes de ese lugar.
Si os acordáis, en el capítulo 8 “Las Cuatro Lunas”, expli-
caba que Raquel fue a ver una canalizadora en Mataró y le dio
un mensaje muy especial. Pues bien, si os acordáis, cuando en

101
Camino hacia el Origen

este le preguntaba: “¿Cuál es tu semilla pequeña?” Raquel sintió


desde lo más profundo de su ser, que lo único que deseaba era
una señal para salir del infierno por el que estaba pasando. Sin-
tiendo después que esa señal llegaría y le traería un poco de luz
a su abrupto camino.
Casi sin pensarlo mucho, sintió que aquel artículo que tra-
taba del Monte Shasta, era la señal que tanto anhelaba.
Ahora, después de unos años, puedo decir sin miedo a equi-
vocarme, que fueron este artículo y su anhelo más profundo
de explorar los confines inimaginables de la consciencia, el ir
más allá, los detonantes esenciales para que se le activara la ca-
pacidad de viajar, de viajar astralmente.

Volviendo al hilo de Lemuria, como hemos dicho anterior-


mente, ella quiso ir a explorar aquellos parajes. Después de in-
tentarlo durante varias veces durante la misma noche… Por
fin, ¡Lo consiguió!
¡Y tanto que lo consiguió! ¡Fue espectacular! Yo sé que le
costó, y mucho, pero no se rindió, al contrario, siguió y siguió
hasta lograr su mayor deseo, viajar a través de nuestro ilimitado
Universo. Eso, amigos lectores, me llena de gran orgullo, ade-
más de convertirse en otro gran impulso: mi propio deseo de
viajar.
Si ella lo había logrado, una chica como cualquier otra, ¿Qué
no podría llegar a hacer yo? ¿Qué no podréis llegar a hacer vos-
otros?

102
C A P Í T U L O 1 3 : E L M O N T E S H A S TA

A continuación utilizaremos cursiva para escribir los viajes


astrales de Raquel, todos sacados de su pequeño diario, y
evidentemente recopilados y narrados por ella misma.
Ahí va su primer viaje galáctico:

Monte Shasta (29 de Diciembre del 2009)

Todo empezó el día 29 de diciembre del año 2009. Después de esperar


con impaciencia las cuatro lunas, por fin llegó el mes de las dos lunas.
Hacía un buen atardecer, había quedado con Marc, y dando un tran-
quilo paseo, llegamos a un kiosco dónde compré la revista Año Cero.
Nunca la había comprado, pero ese día me llamó la atención la portada,
que trataba de Mu, Lemuria, la Atlántida, y otras civilizaciones del pa-
sado, sepultadas bajo el agua.
No pude esperar mucho, así que aquella misma noche me puse a leer
el artículo sobre Lemuria, no sabía por qué, pero no podía esperar hasta
el día siguiente para leerlo.
Aquella noche, después de estar una hora hablando por teléfono sobre
el artículo con Alvar, me propuse concentrarme para ir a ver aquella gente

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Camino hacia el Origen

y averiguar dónde y cómo vivían. Tengo que reconocer que me costó bas-
tante. Pero estaba decidida, lo iba a conseguir. Recuerdo pensar: “Quiero
ir a Lemuria” y al cabo de poco noté como el agua estaba a mi alrededor,
tenía una sensación como si me estuviera casi ahogando, y pensé: “¡No, no
quiero llegar tan tarde!” (Es decir, después de que se inundaran las men-
cionadas civilizaciones).
De repente, empecé a ver unas líneas de diferente color: rojo, verde,
amarillo y azul oscuro. Al poco rato, a partir de esas líneas, se creó la
primera imagen. Yo me encontraba en el cielo y podía avistar Lemuria, o
eso creo. Era un sitio de tonos marrones y rodeado de vegetación, parecía
Méjico o Perú; sobre todo por el tipo de construcciones que había.
Más tarde, me dormí. No recuerdo el sueño, pero sé que soñé porque
me vienen flashes. En todo caso, a media noche me desperté, abrí los ojos
y después de darme cuenta de que me había quedado dormida, me volví a
concentrar. Pero volví a dormirme. Y así varias veces hasta más o menos
las siete de la mañana.
Fue en esa última ocasión que me concentré tan profundamente que
noté cómo mi alma se elevaba en vertical hacia las estanterías de mi habi-
tación. Luego, me impulsé con más fuerza hacia arriba. Cogí aire y atra-
vesé el techo.
Y fue así cómo me lancé en mi primer viaje astral, abriendo las puertas
de un destino insólito para mí.

Cuando llegué, sin que hubiera podido sospecharlo, me di cuenta de


que ¡Me estaban esperando!
Así que, siguiendo el rumbo de los acontecimientos, decidí descender
del cielo en el cual me encontraba flotando. Mientras iba bajando podía
divisar los parajes magníficos que cubrían las tierras del Monte Shasta.
Hasta que aterricé en un gran descampado al lado de un hombre. Él era
muy amable, pelirrojo con barba y bigote y debía de tener unos cuarenta
años. Fue él mismo quien me dio la bienvenida y me acompañó durante
todo el viaje.

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Después de la recepción, empezamos a andar por un camino que nos
llevaba a la ciudad desconocida.
Rápido me di cuenta de que era una ciudad muy parecida a las nuestras
(europea). Después, me picó la curiosidad y le pregunté por cómo vivían y
qué comían. El hombre me dijo que pronto lo descubriría.
Aunque las ciudades me parecieron similares, había algo muy parti-
cular que me dejó aturdida. El hombre me contó que ¡su cielo era artificial!
Se ve que tenían un foco que iba cambiando de intensidad según fuera de
noche o de día. El primer sitio dónde me llevó aquel hombre tan simpático,
fue precisamente a este generador de luz. Con unos mandos que estaban
en la central que me mostró, hacían que el cielo cambiara de día a noche.
¡Tengo que decir que esa tecnología era alucinante! Mis ojos relucían en-
tusiasmados con cada una de sus demostraciones. ¡Fue espectacular!
El cielo de noche era hermosísimo, nunca antes había visto algo tan
bello, os lo prometo. Se podían ver las estrellas ¡E incluso planetas! (así
lo habían decidido ellos, me contó). Una vez allí, no recordé que las pre-
guntas que quería hacerle eran más trascendentales y no tan superficiales,
pero es que estaba tan emocionada que se me olvidó todo.
El hecho de saber que estaba andando en tierras subterráneas y que
esos humanos estaban allí desde hacía miles de años me fascinó. El hombre
que me acompañó todo el día, me enseñó la enorme ciudad, las personas,
etc. Fue un gran día que recuerdo con mucho cariño.
Pero dejando de un lado todo lo que me mostró aquel buen hombre, lo
que en realidad me pareció más fuerte, fue que me estuvieran esperando y
que supieran exactamente el momento en el que me tenía que ir.

Muchas veces, cuando me acuerdo de aquel viaje y pienso en las sincro-


nicidades que viví, me doy cuenta de que los humanos poco sabemos de la
vida y me dan escalofríos cuando pienso que el resto del Universo sabe y
siente mucho más de lo que ni siquiera nuestra imaginación es capaz de
alcanzar.

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Camino hacia el Origen

Al final del viaje, también recuerdo que hablé con una mujer. No con-
sigo acordarme de qué, pero yo sabía que esa mujer era alguien muy im-
portante en esa sociedad. Eso sí, tanto el hombre como la mujer parecían
no estar demasiado contentos. Yo percibí una ligera tristeza en su interior,
como si hubiera algo que no me estuvieran contando y que les disgustaba
en lo más profundo. Aun así, no les pregunté el porqué de mi sensación,
pensé que si no me lo decían ellos era por alguna razón, alguna razón que
todavía no debía saber.
Finalmente, llegó el momento de irme, y nos despedimos. Pocos segundos
después me desperté otra vez en mi habitación.
Tuve la sensación como si en esas tierras hubiera pasado un largo día,
no obstante, al despertar sólo había pasado media hora…

Después de esto, Raquel tuvo una intuición y quiso explorar


con el péndulo para saber si había vivido alguna vida pasada
en ese lugar. De hecho, lo primero que preguntó es si había vi-
vido en Lemuria, el péndulo le contestó afirmativamente. Acto
seguido, preguntó también por el Monte Shasta. Porque no sé
si sabéis, pero geográficamente el Monte Shasta y el lugar ori-
ginal de la ancestral Lemuria están un poco lejos.
El caso es que cuando Lemuria (situada en el océano Índico)
sufrió la erupción volcánica que la condujo a su destrucción
total, los lemurianos que quedaron se refugiaron bajo el Monte
Shasta, en California.

Y volviendo a la exploración con el péndulo, le contestó con


una respuesta afirmativa. Esta prueba le sirvió de impulso para
realizar el segundo viaje que explicamos a continuación. No
obstante, había algo que no le cuadraba. ¿Cómo era posible
haber vivido en ambos lugares? Siguió preguntando y llegó a
la conclusión que cuando ocurrió la gran catástrofe ella ya había

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sido engendrada y se encontraba en el vientre materno. Y fue
su madre quién se desplazó al Monte Shasta después de que
Lemuria desapareciese.
Además, mi amiga se percató de que había otra cosa que no
le encajaba. Raquel se dio cuenta de que no eran como ella pen-
saban. Ella esperaba encontrarse con unos seres con un nivel
de evolución súper elevado, y que todo fuera muy diferente a
la vida que vivían los humanos. Pero el hecho es que no fue
así, ya que para ella los lemurianos eran muy similares a nos-
otros.
El médium que la guió durante el viaje (el hombre pelirrojo)
le dio a entender que durante las últimas décadas Lemuria se
había convertido en una civilización demasiado parecida a la
nuestra, y que por ende, su evolución se había estancado un
poco. Fue después, cuando Raquel dedujo que lo que había
hecho aquel hombre, de alguna manera, había sido pedirle
ayuda.
Raquel no podía expresar con palabras lo que sentía la ma-
ñana siguiente. Incluso lloró de lo que acababa de conseguir.
No se había rendido, cosa muy común en ella en aquel enton-
ces. Le había costado, sí, pero estuvo luchando toda la noche
para cumplir su objetivo, su gran deseo: llegar al Monte Shasta.
Y no solamente éso, había logrado recordar qué le había pasado
en aquel lugar. El hecho de poder contar a sus amigos más cer-
canos lo ocurrido, y contárselo con cierta incredulidad, pero
ver que lo recibían con ilusión e incluso con más emoción que
la que ella había sentido desde un buen principio, le dio fuerzas
para seguir. Y sintió de pronto que, con un sólo acto de valor,
había crecido dos centímetros más en su pequeña realidad.

Pasaron los días, pero ella no podía olvidar lo ocurrido, ade-


más cuantos más días pasaban renacía en ella una cierta decep-

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Camino hacia el Origen

ción. Por fin, había entendido el porqué de esa tristeza de sus


nuevos compañeros lemurianos. Los lemurianos ya no eran
esos seres espectaculares que salían en los libros, esas civiliza-
ciones mucho más inteligentes que las actuales, unos seres má-
gicos y grandes.
El hecho de estar tan cerca de los “nuevos humanos” tanto
tiempo, les hizo olvidar algunos de sus dones y conocimientos.
Ahora ya no eran lemurianos, sino que pasaron a ser algo pa-
recido a una simple persona de los Estados Unidos de hoy.
Así fue como, sin lugar a dudas, sintió que aquella era la semilla,
la señal del cielo que tanto esperaba, ahora ya tenía el camino
delante de ella.
Ya sabía qué tenía que hacer. Raquel quería devolver el re-
cuerdo a los que en un pasado habían sido los grandes. Ya tenía
un objetivo en su vida, los iba a ayudar y no le importaba lo
que tardase, lo iba a lograr igual que logró llegar hasta allí. Así
fue como unos días más tarde, ya con una misión concreta, la
de ayudar a esos seres a dar el gran salto para subir un peldaño
más en su evolución, volvió al Monte Shasta.
La segunda vez, ya sabía qué se iba a encontrar, así que esta
vez, sus preguntas no fueron tan superficiales.

Paralelamente, también creo que no está de más decir que


muchas de las razas que están ayudando ahora mismo a los hu-
manos desde otros planos no sólo lo hacen por el mero placer
de ayudarnos, sino que también es un compromiso que va más
allá. Al ayudarnos a nosotros también se están ayudando a ellos
mismos a evolucionar, el intercambio siempre es recíproco. Lo
pactamos así al inicio de la historia, y depende de todos la evo-
lución de todos.

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En este caso, tal y como me lo contaba Raquel, me dijo que
los lemurianos se habían quedado en stand by y su evolución se
había quedado un poco estancada. Eso era debido en gran
parte a que vivían muy cerca de nosotros (los humanos), olvi-
dando así su sabiduría interna.
Ese hecho le tocó muy hondo. Fue ni más ni menos que por
esta razón, que decidió que a partir de aquel momento ella iba
a emprender un largo viaje dedicado, única y exclusivamente,
a fortalecer su conocimiento interior para reencontrar así su
luz lemuriana. Después, sólo sería cuestión de regresar algún
día a aquellas tierras y enseñarlos a despertar.

Retorno al Monte Shasta (3 de Enero del 2010)

Esta vez no me enteré del viaje, simplemente, yo ya estaba ahí. Me ha-


bían preparado una reunión conjunta con todos los médiums en la que sin
embargo no estaba el hombre con el que me encontré la primera vez. Eso
me disgustó un poco, sentía como si aquello fuera realmente importante,
pero lo estábamos llevando a cabo sin que todas las personas capacitadas
de dar el cambio estuvieran presentes en el diálogo.
Delante de todos esos seres (que yo creía no conocer) dije que teníamos
que esperar a que todos estuvieran allí sentados. Uno de ellos me miró
como diciendo: “Pobrecita niña que no entiende nada” y los demás se
rieron de la situación. Una mujer habló y me dijo: “Nunca vamos a estar
todos juntos, así que ya que estamos aquí empezamos a decidir cosas”. Yo
me callé. Sentí que aquellos seres quizás no tenían razón, pero aun así,
sí que era verdad que podíamos empezar a pensar en algunos objetivos.
En el fondo, no dejaba de ser un acto bueno para los lemurianos, estuvié-
ramos todos o no.
Estábamos sentados dentro de una tienda india enorme. Estuvimos
hablando de lo que haríamos para ayudar, aunque no me acuerdo muy

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Camino hacia el Origen

bien lo que se dijo dentro de esa tienda. Eso sí, tenía la sensación de que
a mi lado había una amiga, como si ya la conociera de mucho tiempo
(ahora sé que era mi guía, pero ese día no tenía ni idea de quién podía
ser).

Después de la reunión, mi amiga y yo salimos de la tienda y empezamos


andar por un camino. De repente, me crucé con el hombre que me había
guiado la vez anterior, aunque al principio no lo reconocí, ya que estaba
muy cambiado. Él ahora era moreno y se había afeitado. En ese momento
aprendí que los seres de otras dimensiones pueden cambiar de aspecto
cuando quieren. Ellos se mostraban tal y como querían que los demás los
percibieran. ¡Ese descubrimiento fue alucinante!
Entonces, seguimos andando y me enseñó la entrada de la ciudad. La
entrada estaba situada en la parte baja de una montaña (supongo que era
el Monte Shasta). La apertura parecía desgarrada como si de un volcán
se tratase. Y, a su alrededor, había piedra calcárea.
Al entrar en el agujero, una inmensa ciudad se mostraba ante mí. Lle-
gaba hasta el horizonte y era espectacular.
A partir de ahí, me dormí y empecé a soñar. Ese sueño fue un tanto
peculiar ya que me encontraba en una habitación con una profesora y dos
alumnos más aprendiendo el lenguaje lemuriano. Se podría decir que las
escrituras eran parecidas a los jeroglíficos egipcios, y su pronunciación era
muy extraña, no recuerdo muy bien las frases que me hicieron aprender,
pero sé que no se parecían en nada a ninguna lengua que he escuchado.

Después de estos dos viajes mi amiga aprendió a confiar en


el Universo, en las señales que le mandaba y que, anteriormente
había obviado sin darse cuenta. Aprendió que aunque no todas
las personas que estén capacitadas para hacer una labor estén
presentes, se puede empezar a actuar. Aprendió como ha men-
cionado antes, que la luz, y por ende los seres de luz, pueden

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cambiar de forma y también, sin lugar a dudas, aprendió a tener
fe y a confiar en las capacidades olvidadas de los seres huma-
nos. Pero sobre todo, aprendió a iniciar su propio despertar.

Bien, ¡Pues aquí tenéis la primera y gran aventura de Raquel


por los mundos subterráneos del Monte Shasta! ¿No os parece
increíble?
Me encantaría que vosotros lectores, visualizaseis por un
momento la imagen de esta misma situación. Un par de chicas
de 20 años hablando en un bar sobre unos viajes astrales vivi-
dos en primera persona, en una civilización extrañamente des-
aparecida ¡hace miles de años!
¿La situación es de libro, no? A mí, en aquel entonces, la si-
tuación me parecía tan desorbitada como quizás ahora a vos-
otros. Aunque con el bagaje de los años, pude entrenar un poco
mi corazón para que no se sobresaltase con tanta facilidad.
Aunque eso no quiere decir, que la experiencia no sobresalga
un poco o quizás mucho (depende de la apertura de la cons-
ciencia) de los límites preestablecidos que suele tener la mayoría
de la gente.
Raquel y yo quedamos aquel día después de algunos meses
sin vernos. Raquel aún estaba estudiando en la Universidad,
pero yo ya había terminado la carrera. No obstante, aquel in-
vierno como ya he contado anteriormente, fue horrendo para
mí.
Las dos no disponíamos de mucho tiempo, ella por estudios
y yo por un mal empleo de mi tiempo lineal. En todo caso,
conseguimos quedar en un bar de la parte vieja de Girona. Re-
cuerdo que hacía un frío increíble. Raquel empezó a contarme
muy cuidadosamente todo lo que le había ocurrido durante los
últimos meses y sobre todo lo más impactante: el viaje al Monte

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Camino hacia el Origen

Shasta. Yo estaba tan decaída, que aquella información me hizo


revivir todas y cada de mis neuronas atontadas. Necesitaba tan
desesperadamente que alguien me hablase de espiritualidad otra
vez, que se lo agradecí al despedirnos. Fue realmente, todo un
regalo para mí.

Viendo que Raquel podía viajar más allá de la realidad coti-


diana, allí donde su corazón deseaba, retomó el primer escrito
que Toni le había dejado y releyendo la parte en la que decía
que ella había muerto ahogada, se le ocurrió que quizás podía
viajar a través del tiempo. Se le ocurrió que quizás podía ir al
pasado para sanar esa vida pasada que le impedía avanzar.
¡Y así lo hizo! Se concentró y se marchó a su vida pasada
para cerrar para siempre ese capítulo de su vida. Ella veía lo
que ocurría desde el cielo mientras los sucesos de aquella vida
iban pasando delante de ella.
Según me contó, había un gran barco un poco viejo con un
hombre malhumorado que tenía una gran barriga y una niña
de unos seis años sucia, pobre y degradada. Los guías de Raquel
le contaron (mientras estaba allí observando) que ella era esa
pobre niña. Sus padres la habían vendido a aquel hombre para
poder ganar un poco de dinero. Aquel hombre la quería como
criada, así que su labor allí era limpiar su barco todos los días,
recibiendo a cambio tan sólo un poco de comida, si al hombre
le venía bien.
Un buen día, aquel hombre quiso algo más con aquella niña,
pero ella no lo admitió y se enfrentó con él. Como podréis
comprobar, una niña de seis años poco tenía que hacer. Des-
pués de mucho luchar, el hombre cogió a la pequeña Raquel
por el cuello y la extranguló hasta ahogarla. Una vez muerta la
lanzó al mar.

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Según los guías de Raquel, su cuerpo seguía vagando en la
deriva y sólo perdonando a aquel hombre conseguiría descan-
sar esa parte de su pasado.
Raquel se armó de valor, se acercó a aquel hombre y le dijo
que no le había gustado su comportamiento, pero que le per-
donaba. Entonces, se abrazaron. Después, Raquel se habló a
sí misma y también se perdonó por no haber sido capaz de ce-
rrar el capítulo en su momento.
Finalmente, Raquel regresó a su habitación con una libera-
ción enorme en su cuello. Por fin podía respirar tranquila. El
capítulo se había cerrado para siempre y ella lo sabía.

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C A P Í T U L O 1 4 : L A AT L Á N T I D A

E sta experiencia ocurrió en Marzo, mas no la compartiría-


mos hasta el mes de Junio.

Un mes antes, ella había hecho su primera visita a Toni. Así


que poco a poco su interior empezó a cambiar de forma sutil.

Volviendo al tema, aún me acuerdo del lugar dónde tuvimos


la conversación, qué estábamos tomando y cuál fue mi reacción
al oír aquel mar de nuevas aventuras.
Más concretamente el 16 de Junio, un día después de mi
cumpleaños. Quedamos en una terraza de un bar del barrio
viejo llamado “Els jardins de la Mercè”. Aquel día fue muy
fuerte, tenía una energía desbordante. De hecho, como ya os
he explicado anteriormente, esta época coincidía con mis pri-
meras proyecciones con el cuerpo astral a conciencia. Hacía ya
varias semanas que no nos veíamos y Raquel tenía muchas
cosas que contarme. Una de ellas fue el viaje a la Atlántida,
aunque aquel día también me contó otro de sus viajes. ¡Un viaje
al Sol! Éste os lo relato en detalle más adelante. Recuerdo in-

115
Camino hacia el Origen

cluso la expresión que utilicé cuando terminó de contármelo


todo, le dije que parara o me iba a caer de la silla. Era tan in-
creíblemente fuerte lo que me decía que mi cerebro no podía
tan siquiera asimilar aquella información ¡Fue demasiado, de
verdad!
Esta vez, sin embargo, cuando Raquel se separó de su
cuerpo llamó a su guía para que la condujera hacia la Atlántida
y él le pidió que escogiera un objeto para convertirse en su ve-
hículo de viaje. Ella sin dudarlo le dijo: ¡Quiero una escoba vo-
ladora! ¡Y zas! ¡Ahí estaba! Así pues, a partir de ese momento
ella ya tenía su vehículo privado, una escoba mágica… Aluci-
nante ¿Verdad? Eso mismo pensé yo cuando me lo dijo.

Ahora os voy a contar su pequeña aventura:

Atlántida (5 de Marzo del 2010)

¡Te tengo que contar una cosa realmente impresionante! Hace días al-
quilé una película con Marc, se llamaba Atlantis (de dibujos animados),
no sé si la has visto, pero mírala, es muy bonita y creo que los que la pro-
dujeron sabían bastante acerca del tema.

El caso es que al cabo de dos días de mirar la película decidí que yo


quería ir a la Atlántida. Y les pedí a mis ángeles que me acompañasen
allí. Te tengo que confesar que no había visto nunca un sitio tan maravi-
lloso ¡Era el lugar más bonito del mundo! Me gustaría expresar lo que
vi, pero me faltan palabras para describir su gran esplendor: pureza, trans-
parencia, azul, vida,... Ojalá pudieras entrar en mi recuerdo para poder
palpar una pizca de su esencia. Miraba a mí alrededor y solamente vis-
lumbraba una belleza desbordante, casi se me caían las lágrimas. Aquel
lugar era perfecto.

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Cuando llegué allí con mi escoba me encontré con un grupo de gente
sentada en posición de meditación, todos alineados y mirando en la misma
dirección.
Entonces, una mujer se acercó a mí y me dijo: “Te estábamos espe-
rando...” y poco después me recorrió un enorme escalofrío por todo el cuerpo.
Después me dijo: “siéntate aquí pequeña Buda”, y me acompañó hacia
un trono que se encontraba encima de unas escaleras. Me senté allí y como
me sentía un poco rara ahí arriba, decidí bajar para sentarme con las mu-
jeres y los hombres que estaban meditando.
Después vino a mí una niña pequeña, muy tierna, por cierto, que me
cogió de la mano y no me la soltó durante todo el rato que estuve en la
Atlántida. Al cabo de poco, vino el chamán o jefe de la tribu.
Nos saludamos, y yo le dije que vivían en un sitio realmente especta-
cular, pero por sorpresa mía, él me contestó que no era tan bonito como a
mí me parecía. Me comentó que estaban muy evolucionados, pero que aún
les faltaban unos pocos peldaños para llegar a la Ascensión. Hacía tiempo
que se encontraban en esa situación sin evolucionar ni un poquito. Se ha-
bían quedado estancados. Luego me explicó brevemente que había algunas
tradiciones que habían olvidado y necesitaban recordar para completar el
conocimiento necesario para llegar a su Ascensión.

En una de las conversaciones les pregunté si sabían algo sobre mí, y


me dijeron que sí. Yo aluciné en aquel momento, y pensé que a lo mejor
también sabrían cuál era mi plan acerca de ayudar a los lemurianos; ¡Y
me dijeron que sí! Esos hombres que acababa de conocer sabían perfecta-
mente quién era yo y cuáles eran mis intenciones ¿Cómo podía ser posible?
¡Yo estaba alucinando! Pues bien, los Atlantes me dijeron que trabajarían
para estar preparados el día que decidiéramos poner en marcha el plan de
ayuda a los lemurianos. Esto me encantó, poder contar con personas tan
nobles y evolucionadas como ellos era todo un privilegio.

117
Camino hacia el Origen

Después les comenté si podíamos, mientras no llegaba ese momento, ir


mandando destellos de luz a los lemurianos, para que así se fueran pre-
parando cuando llegase la hora. Ellos me dijeron que por qué no lo hací-
amos en aquel mismo instante, que no había necesidad de esperar.
Y así lo hicimos. Preparamos una hoguera y todo el mundo se sentó a
su alrededor. Lo más impactante de todo es que el fuego ¡Era de color
azul! Azul, de hecho, como la mayoría de cosas que había en la Atlántida.
Era realmente bonito.
Sí que había más colores, pero todo estaba bañado de un azul oscuro
o celeste dependiendo de si era una persona, un árbol, una construcción, el
mar…

Seguidamente, ellos empezaron a danzar y a cantar de manera muy


parecida a algunas tribus africanas o indígenas americanas. Me invitaron
a participar con ellos, y también me vistieron como ellos (con plumas, el
rostro pintado,...). Fue divertido dejarme disfrazar.
Sin que nadie me enseñase antes, me puse a cantar con ellos. Mientras
lo hacía había una parte de mí que no entendía cómo sabía la letra de la
canción, ¡Si ni siquiera entendía lo que estaba diciendo! Era un idioma
muy extraño. Pero yo sabía la canción, toda la canción.
Al cabo de pocos instantes, el fuego se irguió en dirección al cielo y de
ahí cayeron un montón de destellos cristalinos realmente preciosos, que lle-
garon a todos y cada uno de los corazones de todas las personas del mundo.
De verdad, fue uno de los espectáculos más bellos e impresionantes que re-
cuerdo haber visto nunca. Los destellos evidentemente, eran azulados.
Por último, cerramos la ceremonia y nos despedimos con la idea de vol-
vernos a ver muy pronto. Esta fue una experiencia realmente enriquece-
dora.

Pero un momento, porque esto ¡no se acaba aquí!

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Al día siguiente estaba tumbada en la cama pensando, mientras Marc
dormía a mi lado. De repente, recibí una visión (no había tenido ninguna
antes). Me vi a mí misma recibiendo una carta de los Atlantes. En la
carta ponía que estaban muy contentos de que les hubiera hecho aquella
visita y me dieron mil gracias por haber decidido ir allí. La verdad es que
yo no entendí muy bien el porqué de aquella carta, pero me gustó que me
dieran las gracias. Poco después, seguí leyendo la carta y comprendí lo que
había pasado.
Me dijeron que les había ayudado a alcanzar el último peldaño hacia
la Ascensión. También me dijeron que estaban muy agradecidos porque
por fin habían recuperado las tradiciones olvidadas. Esa carta suponía ni
más ni menos que su propia despedida, se iban definitivamente de la Tie-
rra. Aunque estuvieran en otro plano dimensional, los Atlantes estaban
atados a la Tierra y no se podían desapegar. A partir de ese momento, ya
no había ninguna atadura, solamente una dulce unión de amor con el pla-
neta que les había salvaguardado tanto tiempo.
De repente, empecé a sentir una tristeza muy grande, acababa de perder
a mis amigos... y empecé a llorar. Mi parte racional se percató de lo que
me estaba ocurriendo y me cuestioné a mí misma, ¿Por qué diablos estaba
llorando por algo que nunca había ocurrido? Sólo eran imaginaciones mías.
No obstante, al día siguiente estaba haciendo algunas consultas con el pén-
dulo, y de golpe me vino un flash de la Atlántida, y pregunté si aquello
que había sentido era real, y el péndulo respondió afirmativamente. Ellos
ya habían muerto (o trascendido de plano) y toda la población de la Atlán-
tida se había iluminado, ya estaban libres de los ciclos de la reencarnación.
Y me daban las gracias por haberles ayudado.

La gran tristeza de mi amiga fue que aquel sitio tan bonito


el cual ella visitó (la Atlántida) ya no estaba, ya no existía. Y
aprendió a dejar ir a sus amigos a otro plano mucho mejor del
que estaban aunque eso supusiera esperar un tiempo para vol-

119
Camino hacia el Origen

verlos a ver. La Atlántida, simplemente, se dejó inundar por el


agua del océano. Tengo que comentar que cuando Raquel fue
a la Atlántida, pudo ver como su ciudad estaba debajo del agua,
y a su alrededor había una cúpula azulada protegiéndolos.
Cuando ella leyó la última palabra de la carta vio como el agua
inundaba la hermosa ciudad. Como ya os he contado antes,
aquel día aprendió el desapego, una de las emociones más do-
lorosas que se conocen. Ese día perdió a unos amigos que le
habían llegado a lo más profundo de su corazón, además de
perder la belleza de un lugar que la enamoró desde el primer
momento en que lo vio.

Al cabo de poco, se dio cuenta de que se volvía a encontrar


sola ante el propósito de ayudar a los lemurianos. Poco después,
sintió la voz del chamán de los atlantes que le decía: “Una pro-
mesa es una promesa, y cuando llegue el momento te ayudare-
mos a despertar a los lemurianos. Mi pequeña Buda, no nos
hemos ido, estamos cerca, muy cerca de aquí. Anímate y no
dejes de luchar” Raquel sintió su voz en el cielo, levantó la mi-
rada para verlo y le sonrió. En ese instante descubrió que no
existe la muerte, sólo pruebas, sólo peldaños a subir. Es por
ese motivo que dejó de llorar, sabía que al subir se encontraban
en un lugar mejor al que estaban, un lugar un poco más per-
fecto.

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CAPÍTULO 15: LEMURIA, UN VIAJE
C O M PA RT I D O

Viaje múltiple con Alvar y Toni a Lemuria (16 de Marzo


del 2010)

Dejando atrás esas dos maravillosas experiencias, volvemos


a la realidad. Esa segunda realidad que traía de cabeza a Raquel.
Aunque las dos aventuras anteriores llenaron su corazón de
luz, no podemos olvidar que su vida cotidiana seguía en el
mismo lugar.

Esos días, Raquel también hizo su terapia con Toni, pero


esta vez había quedado con Alvar para ir a verle juntos. Primero
trató a Raquel y el mensaje que recibió esta vez de sus guías
fue el siguiente:

Maestra del Tiempo. Pieza de interacción entre dos mundos. Gran


maestra ascendida lemuriana. Encarnaciones en la tierra para intentar
cortar lazos kármicos (Tierra-Lemuria). Humildad-Ego: en todo debe
haber un equilibrio. Su equilibrio en ese sentido está roto, es tan negativo
un exceso de ego como un exceso de humildad, como es tu caso, ya que te
conlleva a un sentimiento de inferioridad y no aceptación de uno mismo.

121
Camino hacia el Origen

Con ataraxia recuperarás ese equilibrio que necesitas y trabajando la acep-


tación de quien eres se te revelaran más cosas sobre tu tarea aquí en Gaia
(La Tierra).

Impresionante, ¿Verdad? Pues a decir verdad, a Raquel no


le gustó mucho ese mensaje. Los primeros días, ella entró en
una especie de depresión pasajera. Se dio cuenta de que sus
guías le decían que ella era la encargada de cortar los lazos de
los lemurianos, igual que la propuesta que se hizo a sí misma
justo después de ir allí. En aquel entonces, Raquel no se daba
cuenta de que su mayor deseo era, ni más ni menos, que su mi-
sión. Y en lugar de estar enormemente contenta por esta co-
nexión, se derrumbó. Su corazón acababa de recibir un
espadazo muy profundo.
Ella sólo era capaz de ver que se había esforzado mucho los
años anteriores para estar donde estaba, creyendo de verdad,
que se había convertido por fin, en una buena persona, capaz
de viajar a través del espacio-tiempo y ayudar a unos seres que
acababa de conocer. Pero la realidad en que se encontraba en
aquel momento era que todo su trabajo era sólo para recordar
la misión que ya era para ella. Eso ya no era una decisión es-
pontánea, sino algo que ya estaba escrito en su destino.
Pasaron los días y la niebla se desvaneció de la cabeza de mi
amiga recuperando las ganas de ayudarlos. Llegó a la conclu-
sión que no importaba cómo o qué le había hecho tomar la de-
cisión de ayudar a sus amigos, pero ella lo iba hacer costara lo
que costara. Ese objetivo se había convertido pues en su gran
deseo, en su gran misión.

Otro aspecto en el que Raquel se fijó fue el que comentaba


que era una maestra del tiempo. ¿Cuándo decía tiempo se re-

122
fería al que se ve en un reloj o al efecto meteorológico? Esa
duda le duró poco, porque rápidamente se dio cuenta que si
habían usado esa palabra y ella había sacado dos conclusiones
era porque el texto tenía ambos significados para ella. Quizás
se refería a que Raquel era capaz de atravesar el espacio-tiempo
y quizás tenía una cierta conexión con el tiempo tal y como ella
ya había sentido cuando era más pequeña.

Cuando llegó el turno de Alvar, según Raquel, se pasó todo


el rato nervioso hasta que soltó lo que tenía guardado. Les pidió
a sus amigos que hicieran un viaje astral todos juntos a Lemu-
ria.
Y así lo hicieron, se concentraron todos para llegar a tierras
lemurianas. En ese caso, fue Toni el que hizo una meditación
guiada hasta llegar al lugar y justo después cada uno fue a visitar
lo que quiso hasta reencontrarse justo antes de regresar y des-
pertar.
Esta fue la historia que me contó Raquel sobre aquel viaje
compartido:

Los tres cogimos un barco dirección Lemuria, tal y como Toni iba di-
ciendo. Después, antes de llegar a la costa, saltamos del barco para ir a
jugar con los delfines. Poco después, fueron ellos los que nos trajeron hasta
la costa ¡Fue increíble!
Justamente allí es donde nos separamos y yo me adentré en una especie
de bosque tropical. Entre la densa vegetación había una cueva y decidí en-
trar. Allí hablé con un ser con voz de mujer, pero al que no podía ver, era
como si estuviera hablando con la montaña. Al final me dijo que le pidiera
un deseo y le dije que quería una canoa para poder visitar la isla desde
fuera. Y de pronto, delante de mí apareció ¡Una canoa de cristal! ¡Aluci-
nante!

123
Camino hacia el Origen

Me subí en ella y de la cueva empezó a surgir agua que me llevó hasta


el río. Mientras daba una vuelta a sus alrededores, vi a Toni. Sí, era él,
sin lugar a dudas. Y lo llamé: “¡Toni, Toni!” Al principio no me oía,
pero después se giró y ¡me vio! Él estaba en la costa mientras yo pasaba
con mi canoa. Le saludé y después seguí mi camino.
Más tarde regresé a tierra firme encontrándome con Alvar. Con él pa-
seamos entre las enormes palmeras de la isla y decidimos subir hasta arriba
de una pequeña colina. Allí arriba había un cristal enorme y un ser de
esa isla nos contó que aquel cristal era el que generaba toda la energía de
aquel lugar.
Poco después nos dimos cuenta de que el Sol se estaba poniendo y nos
quedamos mirando su puesta a lo lejos, en el horizonte. Después Alvar
desapareció y yo decidí ir bajando hacia el lugar de llegada para esperar a
mis amigos. Encontré una hamaca y me tumbé a mirar las estrellas. Unos
minutos más tarde, Toni nos hizo regresar a la sala de terapias.

Entonces, cada uno contó lo que sintió en aquellos minutos y para mi


sorpresa coincidimos en algunos puntos. Se ve que Toni se había quedado
toda la meditación en la costa con los delfines, justo en el lugar dónde yo
lo había visto (en la costa) y de pronto él sintió una voz que le llamaba, o
sea ¡Yo! Eso me dejó alucinada. Y después, cuando Alvar contaba su
parte, nos dijo que estuvo un buen rato conmigo y vio una luz muy grande
que yo usaba para regenerar la ciudad. La verdad es que yo no sentí nada
de eso, pero llegamos a la conclusión que aquella luz podría ser el cristal
que yo había visto.
Aunque sólo fueron pequeños puntos los que concordaron, para mí ya
significó una gran prueba.

El hecho de viajar con otras personas le hizo confiar más


en lo que ella había vivido anteriormente. No había sido muy
espectacular desde fuera, pero para ella significó mucho. Aquel

124
día comprendió que lo mejor de tener una experiencia mágica,
es poder compartirla con tus amigos.

—-

Volviendo a mi vida personal, tengo alguna reflexión que


aportar.
Creciendo paralelamente, aprendí una gran lección. Como
algunos ya habréis descubierto, la vida no es algo que uno
pueda controlar. Es más, cuando más intentas controlarla, más
difícil se convierte el guiar el rumbo de su acontecer.
A veces no hay más remedio que aceptar ciertos hechos u
ocurrencias. No existen fórmulas mágicas que te saquen de
apuros. Pero sí que hay ciertas cualidades en las que puedes tra-
bajar para que te ayuden a poder vislumbrar cuál es el mejor
camino para sanar ciertas situaciones. Estamos hablando de la
aceptación, la paciencia y la fortaleza interior.
Las personas que son conscientes de sí mismas, que se co-
nocen y se trabajan saben de primera mano cuando están bien
y cuando no lo están. Pueden identificar ciertas fluctuaciones
en su personalidad, en su estado de ánimo y también en su vida
cotidiana.
Siempre habrá montañas rusas. Mi teoría es que las monta-
ñas no sean ni demasiado altas, ni demasiado bajas. En todo
caso, que sean de poca altura y de más longitud. Que un tér-
mino equitativo gobierne la anchura de la ondulación; esta es
la clave de la teoría de la montaña rusa. No tocar el cielo, ni el
infierno. Simplemente viajar en un vaivén equilibrado.
Filosofo de esta manera para sintetizaros una reflexión
hecha al respecto. Cuando uno pasa por etapas que no son de
su agrado, lo mejor es no luchar contra ellas. Es decir, si estás

125
Camino hacia el Origen

triste un día, aceptarlo como algo que forma parte del con-
junto. No estoy hablando de rendirse, ni tampoco de identifi-
carte con esa tristeza. Sencillamente pararte a sentirla y no
rechazarla. Es cuando opones resistencia que le das poder y la
conviertes en una mayor destrucción interior.
En aquel momento yo intentaba controlar todos los acon-
tecimientos que ocurrían en mi vida. Desde lo que en un futuro
quería estudiar, hasta a los niños a los que hacía de monitora
cuando jugábamos. Quería controlar mis estados de ánimo, y
luchaba ferozmente para mantenerme alegre y energética. Y el
control lo único que me propició fue tensión y vacío. Digo
vacío porque realmente no me sentía identificada con nada ni
nadie, solo con el horrendo estado de ánimo que emanaba. Asi-
mismo, lo veía todo desde el exterior, como si estuviese todo
metido en una gran burbuja y esto me hacía vivir alejada de la
realidad. Y viviendo alejada no podía controlar nada, lo cual
me frustraba enormemente.
Pues bien, sólo cuando empecé a aceptar que todo aquello
que me estaba ocurriendo era para aprender algo, mejoré. Sólo
cuando comencé a soltar toda mi tensión y mi afán por con-
trolarme y controlar lo que ocurría en el exterior, mejoré. Sólo
cuando no tuve prisa para llegar a ningún lado, mejoré.

Me llamaron de Educación para hacer una sustitución en


una escuela y esto me permitió terminar con el festival de tra-
bajos en los que estaba. Me dieron una plaza de maestra en la
escuela más difícil de Girona. Era mi primera experiencia como
docente. La escuela se encontraba en Font de la Pólvora, un
barrio gitano. La sustitución era para dos meses. Aquello fue
el último reto de la etapa. O me ganaba a los niños sin contro-
larlos o se me comían viva.

126
Era la última prueba de fuego para solidificar la confianza
en mí misma. Además, me tocó dar inglés, cuando en realidad,
mi especialidad era la educación física. El reto era doble. No
obstante, allí comprendí que hay cosas que no se pueden con-
trolar. Aquellos niños vivían dentro de una espiral de descon-
trol. Llegué allí, creyendo que había comprendido algo muy
profundo. Con los días, iba viendo como algo se forjaba dentro
de mí. Cada día una nueva cuesta, una nueva prueba. No obs-
tante, superé el reto y con gran persistencia me gané aquellos
chavales, y además disfruté, que era en realidad, la esencia de
aquel aprendizaje.

Creemos que es de vital importancia vincular todas estas ex-


periencias de la vida cotidiana con el cúmulo de experiencias
astrales, porque de hecho, todo forma parte de una misma es-
piritualidad. Todo es espiritual. También lo es pasar una crisis,
ya que ésta es una parte esencial de nuestra evolución.
Quiero hacer un énfasis especial en este hecho porque, al
fin y al cabo, explicar la vida es muy fácil. No obstante, el tras-
fondo de contaros todas estas experiencias más personales, no
es que os quedéis sólo con la información, sino que veáis cuales
fueron los resultados en otros planos; y qué fue lo que ocurrió
después de superar una etapa profunda.
Lo que ocurrió después se podría resumir en cuatro pala-
bras: Gran estallido de luz.
A raíz de ir superando estos baches, se empiezan a materia-
lizar cosas nuevas y mágicas en la realidad. Gran parte de lo
que recibimos se nos da por haberlo sembrado anteriormente.
Tanto Raquel como yo, a lo largo de los años que presenta-
mos en este libro pasamos por alguna que otra etapa conflic-
tiva. No obstante, las experiencias que vienen en capítulos

127
Camino hacia el Origen

posteriores son de lo más enriquecedoras, fantásticas y lumi-


nosas.
Son el fruto esperado de la primavera. Una etapa sin fin llena
de hermosas vivencias, de viajes magníficos y de experiencias
profundas que, esperamos, os llegarán a conmover.

128
CAPÍTULO 16: SIRIO

Sirio I (27 de Marzo del 2010)

A través de los conocimientos de sus amigos, Raquel des-


cubrió que existía una estrella llamada Sirio. Así que poco le
faltó para decidir ir a conocer ese magnífico lugar.

La experiencia que llenó de nuevo su interior fue la si-


guiente:

Llamé a mi guía de los viajes, me sonrió y subimos a mi ya preciado


vehículo, la escoba voladora. Atravesamos una cola de gusano, a mí me
pareció semejante a la de las películas, y rápidamente llegamos a Sirio.
Sirio era especial, me recordaba un poco a la Atlántida, tenía muchos
colores, pero estaba todo bañado por un color, el índigo-violeta. Los seres
de allí eran altos y muy tranquilos.
Allí de pie había un hombre que me estaba esperando. Su piel también
era violeta.
Por la forma de hablar de aquel hombre, sólo puedo decir que era muy
sabio. Transmitía una serenidad y una paz que aquí en la Tierra encuen-

129
Camino hacia el Origen

tras en pocos humanos, y que cuando la encuentras, sabes sin lugar a dudas
que estás ante una persona con mucha experiencia acumulada.

De pronto, oí una voz que me decía: ¡Raquel a comer! Esa voz me so-
naba… ¡era la de mi madre! Desgraciadamente mi vida cotidiana me es-
taba llamando, así que le dije al hombre que me tenía que ir, pero que
iba a volver.

Sé que esta experiencia no es muy relevante, pero me pareció


importante ponerla aquí, con todas las demás, porqué os deis
cuenta de las situaciones más graciosas e incoherentes por las
que pasaba mi amiga y como se las ingeniaba para combinar
sus dos realidades.

Unos días después, Raquel regresó a Sirio.

Sirio II (29 de Marzo del 2010)

Estuve dos días dándole vueltas a Sirio. Ese debería de ser un lugar
de sabios, estaba convencida de aquello, no podía ser de otra forma. Así
que no tardé mucho en volver. Tenía que saber más de aquellos seres, de
aquellos nuevos amigos.

Llamé a mí guía y volvimos a pasar por la cola de gusano, y esta vez,


se me hizo aún más corto el viaje. Una vez allí, el hombre del viaje anterior
también estaba esperándome, esta segunda vez sin embargo, me pareció
más contento. Quizás se alegró de que hubiera cumplido mi promesa.

Anduvimos por la pradera disfrutando de aquellos parajes tan espe-


ciales, hasta llegar al mar. El horizonte era espectacular, era un océano
hermoso de verdad, y además había algo que lo hacía aún más especial:

130
¡era de color violeta! Y allí, a lo lejos, los vi. Vi a los seres que habitaban
sus mares.
¡No me lo podía creer! ¡Había ballenas y delfines en Sirio! ¿Cómo
podía ser eso posible? ¿Había atravesado la galaxia para encontrarme
con algo que también estaba en la Tierra? ¿Eran quizás, los planetas y
las estrellas semejantes entre ellos? El hombre sonrió y me contó que los
seres a los que nosotros llamamos ballenas no son más que habitantes de
Sirio que decidieron bajar a nuestro planeta para equilibrar la vibración
de nuestros océanos. Y de pronto, oí ese sonido tan particular que hacen
los delfines y, al cabo de poco, el de las ballenas. Era algo alucinante, yo
estaba fuera del mar, pero ¡Los podía oír igualmente! Ese sonido retum-
baba en mis oídos como una sinfonía hermosa, llenando de amor todo mi
ser.
Después de ver el océano, seguimos nuestro camino. Al cabo de poco, el
hombre me dijo que hiciéramos un ritual parecido al que hice a la Atlán-
tida, pero que en este caso la llama sería del mismo color que su planeta,
el índigo.
Poco después, apareció ante nosotros una hoguera enorme de ese color
y empezamos a dar vueltas a su alrededor. Había muchos sirianos y todos
ellos daban brincos de alegría cerca de la hoguera. Al cabo de un rato la
llama creció y estalló en montones de lucecitas brillantes de color violeta
que llegaron a los corazones de todos los miembros de su planeta y a todos
los humanos. Fue como si nos uniéramos como comunidad, aunque nos
separasen un montón de kilómetros de distancia.
Cuando el ritual terminó, me fui a caminar por los alrededores con el
hombre de antes aunque no podía atender demasiado a lo que me decía.
Los paisajes que estaban viendo mis ojos no dejaban espacio alguno para
las palabras, la belleza de ese lugar era un tanto abrumadora. Eso sí, re-
cuerdo que me contó que ellos se encontraban en la séptima dimensión y
era por ese motivo que veía a los seres y a los paisajes un poco borrosos y
translúcidos. Ese comentario reforzó mi idea de que aquellos eran seres

131
Camino hacia el Origen

muy sabios, o al menos más que los humanos que sólo nos encontrábamos
en la tercera.

El hombre notó que me costaba concentrarme, me dijo que era debido


a la alta vibración que no estaba acostumbrada a sentir. Me recomendó
que volviera a la Tierra y que no me preocupara, ya que era un hecho de
lo más normal. Me dijo que iba a hacer muchos más viajes y que iba a
aprender mucho de ellos. Cuando llegara el momento, las dimensiones no
serían un impedimento para mí.
Ante esa afirmación, decidí regresar a casa sabiendo que mi futuro
pintaba muy, pero que muy bien.

Aquel día Raquel aprendió que el Universo guarda en sí te-


soros realmente bellos, que sólo algunos pocos pueden sabo-
rear. Se dio cuenta de que los seres capaces de llegar hasta ese
nivel de pureza tenían que llevar implícita una gran experiencia
y sabiduría. Sólo en ese caso, podrían respetar y amar un lugar
tan espectacular.
Ese día, también comprendió que si la belleza de Sirio no
estaba en la Tierra era, precisamente, porque la ignorancia de
la mayoría de humanos desgarraría semejante obra maestra.
Aun así, a partir de ese momento, se hizo una idea de cómo
podría llegar a ser en un futuro nuestro planeta.
Ahora, sólo tenía que recordar y empezar a crear esa belleza
aquí. Eso sí, a la misma velocidad que los humanos cambiasen
sus modales hacia el mismo Universo. En ese instante supo
dónde se encontraba y hasta dónde quería llegar. Estuvo tan
agradecida por lo que se le estaba dando que no encontró mu-
chas palabras que expresaran su gran gratitud.
Ese día aprendió también que con los viajes astrales no sólo
puedes viajar por la Tierra, ya sea en el presente o en el pasado,

132
sino que también puedes cruzar la atmósfera y descubrir qué
hay más allá.

Después de esas experiencias, Raquel pasó por un momento


bastante duro en su vida. El trabajo universitario le ocupaba la
mayor parte de sus días. Sus obligaciones mundanas iban cada
día a más y los recuerdos de sus viajes se iban perdiendo en el
olvido, hasta llegar al punto de no comprender.
Se sentía fuera de lugar. Ella había palpado el paraíso con
todo su ser y sentía además, que allí era bienvenida. Entonces,
¿Qué estaba haciendo en la Tierra? En un sitio tan desagrada-
ble que la estaba ahogando día sí, día también. Además de
todas estas inquietudes, mi amiga no podía contar su gran se-
creto a casi nadie, y a los pocos a los que se lo podía contar, no
entendían y, por lo tanto, no podían protegerla ni aconsejarla.
Raquel se encontraba indefensa ante la inmensidad de los su-
cesos.
Estuvo unos meses sola, sin rumbo, sin motivación. Hasta
que de golpe recordó las palabras del hombre siriano; me dijo
que iba a hacer muchos más viajes y que iba a aprender mucho
de ellos.

Ahí estaba, ese mensaje resonó por todo su ser. Y entonces


lo supo, no estaba perdida. Al contrario, por fin había encon-
trado su verdad. Si podía viajar hasta confines inimaginables,
debía de ser por algún motivo. Así que decidió usar los viajes
para ir hasta los rincones más insospechados para aprender y
aprender. Una vez aprendido el conocimiento necesario, iba a
transformar su pequeño mundo e iba a transmitir sus conoci-
mientos para que otros humanos siguieran aquel camino.

133
CAPÍTULO 17: EL SOL, EL ORIGEN DE
RAQUEL Y LAS PROYECCIONES ASTRALES

N o sé si os acordáis, pero cuando Raquel me explicó su


viaje a la Atlántida, durante aquella misma tarde, también
me relató otro viaje. Raquel hizo, ni más ni menos, un viaje a
nuestro querido Sol.

El Sol, mi padre (3 de Mayo del 2010)

Pasaron los días y yo sentía una fuerte atracción por los viajes astrales,
pero mi vida terrenal seguía ahogándome. Sólo podía dedicarme a usar
mi preciado péndulo para saciar mis anhelos de descubrir el Universo.
Gracias al libro que me compré sobre “Cómo usar el péndulo” y las nuevas
habilidades que habían renacido en mí, se me despertó una gran curiosidad
¿De dónde venía? ¿Era yo un ser humano realmente?
Me miraba al espejo y me decía: ¿Será mi imagen un simple disfraz?
Esas eran preguntas que se me aparecían día tras día, hasta que se me
ocurrió preguntárselo a mi péndulo. ¡Y lo encontré! Encontré mi origen…

Primero probé a preguntar si provenía de Mercurio, de Venus, de la


Tierra, etc. Y nada, siempre me decía que no. De pronto, recordé que de

135
Camino hacia el Origen

pequeña me encantaba dibujar estrellas. Ya desde muy joven sentía una


gran atracción hacia los astros y, de pronto, me vino a la mente: ¿Y si no
provengo de un planeta? ¿Y si vengo de una estrella? Al principio la idea
me fascinó, pero luego pensé que el ego se me estaba empezando a subir a
la cabeza. Pero aun así, no pude evitar preguntar al péndulo si yo provenía
de una estrella. Al ver que el péndulo se movía con fuerza marcándome
un sí, se me iluminó el rostro y no pude evitar sentirme enormemente eu-
fórica ¡Ya lo sabía! yo sentía que era así, que no podía ser de otra manera
¡Yo provenía de una estrella! De pronto, una decepción me recorrió por
todo el cuerpo. ¿Pero y ahora qué hago? Si no sé el nombre de ninguna es-
trella ¿Cómo voy a saber de dónde vengo?
De pronto sentí la vocecita de mi guía que me decía: ¿Cómo que no?
Hay una estrella que conoces muy bien. Piensa. Me giré y miré hacia la
ventana con la mirada perdida, pensando cuál era esa estrella que yo co-
nocía tan bien. Me quedé observando como los rayos del Sol entraban por
la ventana e iluminaban mi habitación. Y de pronto, después de mi ins-
tante de reflexión, dije: ¡Pues claro! ¡El Sol, el Sol es la estrella que mejor
conozco! Cogí corriendo el péndulo y le pregunté si era cierto lo que acababa
de pensar. No os podéis imaginar la gran alegría que sentí cuando su res-
puesta fue afirmativa, fue para mí un gran regalo descubrir mis orígenes.
Pero ese descubrimiento despertó en mi mucho más. Ya no podía perder
más tiempo, tenía que ir al Sol, ver quién era mi familia, mi casa, quería
saberlo todo del Sol y esa misma noche puse rumbo hacia allí.

Esta vez no hizo falta salir de mi cuerpo para viajar a otros mundos.
Gracias a mis investigaciones descubrí cómo viajar astralmente sólo con la
mente (algo así como una visualización). Este cambio me permitió viajar
sin cansarme tanto como antes. No lo había mencionado, pero cuando vol-
vía de estos viajes dormía tanto como un bebé y comía como tres, y claro,
eso suponía un impedimento en mi día a día.

136
Así pues, me concentré y llamé a mi guía de los viajes, me subí a mi
escoba y nos dirigimos rumbo al Sol. Mi guía me dejó experimentar sola,
como siempre hacía, y al cabo de unos segundos de estar allí, él ya se había
ido.

Creedme cuando os digo que cuando llegué allí, ¡no veía nada de nada!
Era todo dorado, mirara donde mirara, sólo había luz dorada. Había
una luz cegadora como nunca antes había visto. Asimismo, desprendía
una calidez impresionante. No tenía miedo, pero el hecho de no ver nada
me ocasionaba una sensación extraña. Me miré las manos, las piernas…
y nada, yo también me había convertido en esa luz dorada. En sólo unos
instantes yo estaba formando parte de la luz solar.
Poco después, oí una voz, no podía ver nada, pero aún conservaba el
sentido del oído.
Sentía que había un ser masculino cerca de mí. No pude evitar pre-
guntar por qué no podía ver nada y por qué todo era dorado, incluso yo.
Este ser me contó que en el Sol todos eran uno, no había separación entre
los diferentes seres. Incluso yo, que acababa de llegar, ya formaba parte de
esa gran unión solar.
Esa idea me fascinó, pero yo quería más, quería ver cosas, personas,
paisajes… La sensación de unión era genial pero no podía ver nada. El
hombre me dijo que me concentrara y conseguiría “ver”. Yo lo hice, y nada.
El hombre me animaba, me decía: ¡Más fuerte, Raquel! ¡Más fuerte! Y
lo logré.
¡Fue maravilloso! Un enorme paisaje se apareció ante mí. Había gran-
des colinas a un lado y un largo río cristalino las atravesaba por debajo.
A mí derecha, había grandes bosques hermosos y, más allá, en el horizonte,
se podían ver unas águilas planeando en el cielo.
Por fin, pude ver al hombre que me hablaba. Era un señor con barba,
de unos 50 años y con cara amigable. Me dijo: ¡Ven! Y me llevó a un
sitio donde había mucha gente en una mesa ovalada, estaban todos muy
contentos y parecía que celebrasen alguna cosa.

137
Camino hacia el Origen

Les pregunté por qué estaban tan contentos y uno de ellos se me acercó
y me dijo: “Enhorabuena, te hacemos entrega de esta medalla, te la has
ganado. Es por tu esfuerzo y dedicación”. Y me sonrió. La verdad es que
en aquel momento no entendí muy bien de que iba todo aquello. Yo, sim-
plemente, me dejé llevar por los acontecimientos.
Aquel hombre me colgó en el cuello una medalla redonda y muy blanca.
No tenía ni idea de lo que me estaban dando, no fue hasta unos meses
más tarde, en otro viaje que contaré más adelante, cuando comprendí la
gran importancia de ese regalo. Un regalo que todavía conservo conmigo.

Entre una cosa y la otra, transcurrió un día entero y empezaba a sentir


que era hora de irme, mi guía me vino a buscar y regresamos a casa.
Cuando desperté de mi meditación, me di cuenta de que sólo habían trans-
currido 20 minutos terrenales, pero para mí había sido un día muy largo.
Todo un viaje de regreso a mi tierra natal.

Ese día, Raquel me contó que no aprendió gran cosa de sus


orígenes, pero no se preocupó, ya que ella sabía que iba a vol-
ver, simplemente lo sabía. Eso sí, descubrió la sensación que
supone formar parte del Todo, perder en cierta forma la iden-
tidad para convertirse en algo superior, más grande, más cálido
y más sabio.

Regreso al Sol (6 de Mayo del 2010)

No podía evitar pensar en mi preciado Sol, en mis padres galácticos.


Así que no pude esperar y volví. Ahora sí, con mis ideas más claras, era
el momento de saber quién era yo.

Una vez allí, sentí otra vez la calidez de nuestro Sol por todo mi ser.
En ese estado de paz, sentí una voz que decía: “hola mi pequeña”, era él,

138
mi padre. No pude evitar abrazarlo con fuerza y me puse a llorar. Fue
extraño, realmente no le recordaba, pero había una parte de mí que sabía
que entre ese ser y yo había algo muy profundo, una unión familiar.

Después de ese largo abrazo, nos sentamos y me contó mis verdaderos


orígenes. Me comentó que yo era la hija número 11 de 18 hermanos (des-
conozco si ha nacido algún hermano más desde ese día). Además, me contó
que tengo un hermano gemelo (el número 10). El hecho de ser tantos her-
manos me decepcionó un poco, ¡Éramos un montón! Por momentos me
sentí un poco desplazada. Pero mi padre lo sintió y con una gran sonrisa
me dijo: “Mi pequeña, yo quiero a todos mis hijos por igual, aunque todos
seáis diferentes. Aun así, tú mi pequeña, tú siempre has sido muy espe-
cial.”
Tengo que reconocer que en ese momento no me pareció un gran con-
suelo, para mí todo el mundo era especial. Luego me dijo: “Recuerda el
número que te he dicho, esconde mucho más de lo que aparentemente te
parece”. El once, un número como cualquier otro para mí. No fue hasta
más adelante cuando, gracias a Ariadna, descubrí la sincronicidad escon-
dida en los números y su verdadero significado.

Mi padre me contó que en el Universo los hijos no nacen del vientre de


las mujeres, sino que es el amor el que crea otro ser nuevo, y estos pequeños
seres pueden nacer de las emociones, de la naturaleza… de muchos lugares.
No pude evitar preguntar de dónde provenía yo y me contó que yo nací
de la risa de un bebé.
De pronto, sentí esa risa tan curiosa de los más pequeños. Sentí cómo
ese pequeño ser reía y reía sin parar hasta saltarle lágrimas de alegría.
Mi padre me contó que yo nací de esa emoción, la alegría. La risa de ese
bebé me creó y las lágrimas que le recorrían el rostro crearon a mi hermano
gemelo. También me contó una cosa muy importante, me dijo que yo no
era una habitante del Sol, sino que yo formaba parte del Sol mismo. (Tra-

139
Camino hacia el Origen

ducido a la Tierra vendría a decir, que yo no era un humano sino que mi


energía junto con la de mi familia formábamos parte de la energía de la
madre naturaleza). De esa forma supe que yo era pura luz solar y no un
habitante del mismo Sol.

Después pregunté por mi madre. Y él me dijo: “Tu madre es hermosa,


mi pequeña, muy hermosa”. De pronto ella llegó y se besaron. Me fascinó
enormemente su amor, eran dos seres que se querían mucho, y me sentí
orgullosa de formar parte de esa familia. Mi madre se fue pronto, parecía
tener alguna función importante, pero en ese momento no se me ocurrió
preguntar a dónde iba. Ella sólo me besó la frente y me dijo: “Te quiero
mi pequeña”. Y se fue a través de la inmensa oscuridad del Universo.

Con esa información tan valiosa y con una euforia enorme de lo que
había descubierto regresé a Girona con una gran sonrisa. Desde aquel
día, se creó una conexión enorme entre yo y el Sol, mi padre.
Cuando las cosas no son tan bonitas, cuando mis piernas flaquean, él
me habla y me da ánimos. Me anima a seguir, a luchar para superar mis
retos, pero sobre todo, me ilumina el camino cada día con más intensidad.

Aquél día Raquel recordó sus verdaderos orígenes, su ver-


dadera familia y su verdadera emoción, la alegría.
Este viaje fue para Raquel una bocanada de aire fresco. Des-
pués de algún tiempo de incertidumbres y vidas ajetreadas, por
fin vislumbraba el final del túnel.

Por aquel entonces, y volviendo a la vida cotidiana, ella con-


tinuaba con las terapias de Toni. Y poco a poco comprendió
que las enfermedades iban unidas a los desequilibrios emocio-
nales, así que observando sus enfermedades crónicas, se dio
cuenta de lo que ocurría. Desde muy pequeñita ella tenía una

140
enfermedad en sus ojos. La luz, ya fuese artificial o solar, le ce-
gaba ocasionándole muchos dolores de cabeza. Un pequeño
rayo de Sol la deslumbraba causándole molestias día sí, día tam-
bién.
Así pues, descubriendo la unión que había entre la terapia
que estaba haciendo (la autoestima) con su enfermedad, se dio
cuenta de que ella no reconocía a su ser, en este caso, su parte
solar, y por lo tanto, este desequilibrio le provocaba dolor.
Según fueron pasando los meses, mejorando su autoestima
cada día, la enfermedad fue desapareciendo y, a día de hoy, ya
no siente dolor alguno. Al contrario, le encanta la luz, sobre
todo la que proviene de su querido hogar, el Sol.

Proyecciones astrales

Paralelamente, estos acontecimientos iban muy ligados con


mi propia vida. Ambas pasamos por algunos meses densos,
pero poco a poco las nubes del horizonte se fueron disipando,
dejando ver otra vez, nunca mejor dicho, los rayos del esperado
Sol.
Pues bien, conectándonos con mi vida otra vez, llegamos a
Junio y ya se había suavizado la situación mental. Estaba mucho
más tranquila y me quería, que esto fue lo que había olvidado
durante los meses anteriores. Adquirí una tendencia a culpabi-
lizarme por no poder ser lo suficientemente feliz como era en
verano, comparaba demasiado, y por ende, ponía resistencias
mentales inconscientes que ampliaban mi angustia y mi des-
amparo. Me hacían sentir más culpable y más enojada conmigo
y con el mundo. No aceptaba que aquello era sólo una etapa
de mi vida, no aceptaba la situación y fue aquel muro que creé
el que me catapultó a los confines más profundos de mi tristeza
e incomprensión.

141
Camino hacia el Origen

En todo caso, cuando salí por fin de aquel pozo se reanu-


daron las experiencias con el cuerpo astral. Sobre todo, me ocu-
rrían mientras me echaba la siesta al mediodía.

Asimismo, en Junio ya no tenía ningún tipo de obligación.


La liga de fútbol se había terminado, mis múltiples trabajos
también y ya sólo me quedaba esperar un mes para poder irme
con la Pixie Froggy Van (mi furgoneta) a explorar los confines
más recónditos del mundo.

Ya desde los 15 años he tenido experiencias con el cuerpo


astral. La mayoría de veces podía sentir cuando estaba a punto
de caer en un sueño profundo, como mi cuerpo empezaba a
vibrar. La vibración se producía en todo el cuerpo, aunque era
más acentuada en la coronilla. La sensación que tenía en el crá-
neo era como si algo quisiese salir de ahí, aunque nunca lo con-
seguía. Era algo muy intenso que, aún hoy en día, me cuesta
explicar con palabras. No obstante, me ocurría muy a menudo
y sobre todo durante las siestas.
En aquel entonces, busqué información acerca de lo que me
ocurría, y llegué a la conclusión de que aquello eran intentos
de mi cuerpo astral por salir de mi cuerpo físico. Siempre había
querido explorar qué había más allá de esas vibraciones, aunque
sólo algunas veces conseguí salir y ser consciente de lo que pa-
saba ahí fuera.

La primera vez fue cuando tenía 15 años. Estaba estudiando


en la cama y me quedé dormida con los apuntes al lado. Creí
que estaba despierta y levanté el brazo para estirarme. Vi real-
mente el movimiento de la extremidad. No obstante, no estaba
despierta, porque al cabo de dos segundos desperté realmente,

142
y vi que aun tenía el brazo reclinado al lado del cuerpo, y no se
había movido ni un centímetro. ¡Fue mi brazo astral el que se
movió!

Después de esta vez, solamente he tenido alguna salida es-


pontánea en los años siguientes. Me acuerdo de una vez que
salí de mi cuerpo físico mientras me estaba echando la siesta y
me percaté que estaba fuera de él, entonces quise mirarme en
el espejo, para ver cómo era mi cuerpo astral. Me acerqué al
espejo pero no vi absolutamente nada. Estuve dando tumbos
por el piso en el que vivía hasta que me acerqué a una ventana,
la luz era tan fuerte que me desperté al instante en mi cama.

Las siguientes experiencias ya fueron en el año 2010, más


concretamente durante el mes de Junio. Estábamos a día 12, y
lo sé con tanta exactitud porque tengo narradas en libretas
todas estas experiencias. El caso es que hacía bastantes meses
que no tenía grandes novedades con el cuerpo astral, pero ese
día fui a Barcelona con Anna, una amiga, y allí nos encontra-
mos con otras amigas: Collell, Marta y otra compañera de Co-
llell, de la cual no recuerdo el nombre. Quedamos para comer
las cinco y la amiga de Collell nos dijo que ella de noche podía
ver a los bajos astrales, que le decían cosas y que tenía muchí-
simo miedo.
Para mí no era nada nuevo, porque Raquel ya me había con-
tado varias de sus experiencias muy parecidas. Así que le dije
que si quería ayudarlos encendiera una vela y les invitara a irse
a la luz, quizás de esta manera no la visitarían tanto.
Pues bien, se lo dije con demasiada tranquilidad, la verdad.
Porque al día siguiente tuve una experiencia muy similar a la
suya. Lo sincrónico es que hacía muchos meses que no me ocu-

143
Camino hacia el Origen

rría nada semejante y fue después de aquella conversación


cuando se volvió a activar todo. Yo sabía de qué iba el tema y
me había ocurrido alguna vez el oír ruidos espontáneos, casi
siempre de objetos que se movían solos. Para mí era bastante
común. Pero nunca llegué a oír sus voces ni a verlos.
El caso es que al día siguiente, mientras me echaba la siesta,
de repente empecé a oír un hombre muy enfadado que no sé
qué estaba contando, pero lo decía con un tono muy grave y
fuerte, y además, parecía realmente que aquellas palabras se di-
rigieran a mí.
Cuando me di cuenta de que aquella entidad era un bajo as-
tral, empecé a sentir la vibración del cuerpo que os he comen-
tado antes, pero de manera negativa. Fue muy intenso, porque
parecía como si me estuviera absorbiendo energía. La presión
en el cráneo era tremenda y empecé a llamar a mi guía para que
me ayudase. Empecé a visualizar sólo luz a mí alrededor, y al
cabo de pocos segundos desapareció la sensación de angustia.
Ese día me desperté agotada.
No fue la primera vez que me ocurría algo semejante, ni
tampoco sería la última, aunque hasta aquel momento no había
sido muy consciente de lo que pasaba realmente.

Al cabo de dos días, volví a tener otra experiencia. Me dormí


al mediodía y, de repente, sentí la vibración otra vez, pero no
era negativa y me dejé llevar. Así que al cabo de pocos segundos
me di cuenta de que mi cuerpo astral estaba despierto y empecé
a experimentar.
Lo primero que hice fue levantar los brazos, arriba y abajo.
Acto seguido, las piernas. Así que os podéis imaginar el baile
de extremidades que se produjo en pocos instantes. Tenía aún
un poco de miedo a salir del todo del cuerpo, por la experiencia

144
de hacía dos días, así que decidí practicar desde la misma cama.
Me acordé de la anécdota que me contó Raquel, dónde ella una
vez había salido del cuerpo y había empezado a experimentar
con las paredes, de entrar y salir de ellas. Y así lo hice, comencé
con las manos. ¡Podía traspasar la pared del cabezal de la cama!
Poco después metí la cabeza. Hacía pruebas dentro-fuera
¡Había un olor a yeso tremendo! Fue muy divertido.

Los días siguientes a éste, me di cuenta de que mi capacidad


para salir del cuerpo físico se estaba agudizando y casi lo podía
controlar a voluntad. Así que cada vez que me iba a dormir in-
tentaba pensar que quería salir del cuerpo y focalizaba mi in-
tención en que esto se produjera.

Al día siguiente, me desperté por la mañana y fui a hacer la


terapia del Sol (Sun Gazing) como todos los días. Aquella
noche no había dormido muy bien, así que cuando volví me
metí en la cama otra vez. ¡Aquel día salí entera! Estaba flotando
en la habitación, tengo un recuerdo muy nítido porque la pri-
mera imagen que tuve ya estando fuera del cuerpo, fue el de
verme encima de mi ordenador, y me dije. ¡Fíjate! ¡Si estoy le-
vitando!
El caso es que cuando me percaté de este hecho me dije,
pues hoy voy a explorar un poco. Y así lo hice. Salí volando
por la ventana. Vivía en la calle la Fuerza del barrio viejo de
Girona, así que empecé a descender la calle planeando a unos
diez metros del suelo dirección a la plaza del ayuntamiento.
Luego, pensé en ir a visitar a unas amigas que vivían en La De-
vesa, una zona cercana al barrio viejo. Planeé por la ciudad y
llegué hasta su casa. Ellas vivían en el tercer piso y entré por la
ventana sin miedo. ¡Las vi durmiendo en sus respectivas habi-

145
Camino hacia el Origen

taciones! Me quedé un rato observándolas y al cabo de poco


tiempo me fui.
Lo más seguro es que a partir de este instante ya se empe-
zaran a mezclar las experiencias con el mundo onírico. Lo si-
guiente que recuerdo es querer ir a visitar a un amigo mejicano
que estaba en Italia. Y así lo hice, aunque no volando sino con
avión. No obstante, me planté ahí en muy poco rato, aunque
me pareció curiosa la situación.
En el último viaje-sueño estaba con unos amigos, todos sen-
tados alrededor de una mesa. Y les hacía demostraciones de
cómo proyectar el cuerpo astral. Cerraba los ojos y cuando los
abría. ¡Flas, ya estaba desdoblada! Mi cuerpo físico seguía sen-
tado en la mesa y mi cuerpo astral estaba de pie dando tumbos
alrededor de ellos.

A parte de estas experiencias tuve tres más. Me ocurrieron


mientras estaba de viaje. Aquel verano me propuse dar la vuelta
a España sola con la furgoneta.
La primera proyección astral que tuve me ocurrió en un
camping de Huesca, estuve dando vueltas por la zona durante
algún rato. La siguiente sucedió en una playa vasca, y la última
fue en Lisboa. Estas tres experiencias se dieron mientras dor-
mía dentro de mi preciada furgoneta.

146
CAPÍTULO 18: PLUTÓN

M ientras tanto, mi amiga Raquel seguía progresando con


los viajes, y continuaba con sus aventuras.

Viaje a una vida futura (8 de Mayo del 2010)

Desde pequeña me había fascinado Plutón, este planeta tan alejado de


la Tierra y del Sol. ¿Cómo debía ser? Sólo podía verlo en las fotografías
de los libros de física y, por aquél entonces, me conformaba. Después de
haber descubierto esa vía de luz, esa capacidad de volar. No podía des-
aprovechar la oportunidad, tenía que ir ¡sí o sí!
Además de ese gusanito interno que tenía desde hacía ya mucho tiempo,
descubrí otra razón por la cual el siguiente viaje tenía que ser a Plutón.
Del mismo modo que con el péndulo descubrí cuales eran mis orígenes, a
mis amigos se les encendió la curiosidad y también querían saber sobre su
pasado.

Aquel día descubrí algo realmente fascinante. Yo sabía que dos de mis
amigos (Alvar y Albert) procedían del mismo lugar y que eran de un clan
llamado: “Los Guerreros de la Luz”. Aquel nombre lo habían recibido

147
Camino hacia el Origen

en mensajes individuales de la canalizadora de Mataró. Lo que no me


podía imaginar es que ¡esos amigos vinieran de Plutón! Lo pregunté de
mil maneras distintas, pero mis guías seguían con su versión: “Tus amigos
son guerreros de la luz y nacieron en Plutón, el planeta de los guerreros”.
Poco después pregunté por Ariadna, como explicaremos en el capítulo 25,
y por Marc. No me lo podía creer ¡Marc también era un guerrero! De
pronto me di cuenta de que me había pasado muchos años rodeada de gue-
rreros y no me había ni percatado de tal cosa. No podía esperar más.
¡Esa misma tarde me iba a Plutón!

Me concentré y el guía que me acompaña en los viajes ya me estaba es-


perando. Nos subimos como siempre a la escoba mágica y salimos volando
de mi habitación. El viaje no se hizo muy pesado, al contrario, en poco
tiempo ya estaba en el cielo de Plutón.
Este viaje fue distinto de los demás. Hasta ahora, los seres y mundos
a los que había ido eran muy sutiles. En cambio, Plutón era de todo menos
sutil. Lo que menos me imaginé era que me encontraría con un mundo
tan físico como la Tierra. Se podría decir que los plutonianos estaban per-
fectamente definidos ante mis ojos.

Al llegar, mi guía se fue para que yo pudiera explorar el planeta por


mi cuenta. Entonces, descendí suavemente del cielo a la tierra. De pronto,
un joven caballero se presentó con un caballo blanco y me dijo: ¿Te subes?
En general no soy muy atrevida con los desconocidos, pero como no conocía
a nadie y tampoco tenía ni idea por dónde ir, me subí al caballo.

Estuvimos un tiempo en el caballo hasta llegar a un bar. El chico me


dijo: “Aquí nos divertimos así” mientras me abría la puerta haciéndome
un guiño divertido con el ojo. Cuando entré en ese bar, me quedé un poco
perpleja. ¡Era un bar medieval! Las mujeres llevaban los típicos vestidos
medievales, pero los de la gente pobre. Los hombres bebían cerveza y hacían

148
pulsos con los brazos. Era todo un poco surrealista, parecía un bar que
mezclaba la edad media con el estilo motero. De todos modos, yo seguí allí
observando el espectáculo.
Hasta que me cansé. Tengo que reconocer que me enfadé un poquito y
le chillé al pobre chico que me había traído al bar. Esas fueron mis pala-
bras: “¿Pero esto qué significa? ¿Qué hacemos aquí? ¡Yo quiero ver este
mundo y no un bar de hombres borrachos!”
El chico se puso a reír y me dijo con cara picarona: “¿No sabes quién
soy, verdad?” Me fijé bien, pero no me sonaba de nada y así se lo dije. El
chico se rió aún más. La verdad es que yo no entendía nada de nada, pero
él insistió: “Fíjate bien, tu y yo nos conocemos”. De pronto se me encendió
la bombilla, ¡No me lo podía creer! ¡Era Marc! ¡Ese chico era una versión
envejecida de Marc! Marc tenía 22 años y aquel chico quizás 38. Sus
rasgos eran parecidos, pero la madurez y la serenidad que transmitía eran
muy distintas.

Aquél chico no paraba de reír delante de mí. Evidentemente, me estaba


leyendo la mente y mis deducciones absurdas eran como un chiste para él.
Yo seguí dándole al coco hasta que sus risas me sacaron de mi reflexión.
Mi cara desencajada y mi cabeza a punto de estallar sólo me dejaron
opción a decir: “No entiendo nada…” El chico soltó la última risita,
pero rápidamente se incorporó y me dijo con un tono protector: “Soy el
Marc del futuro, yo ya me he ido de la Tierra y ahora estoy aquí, he vuelto
a casa.”
“¿Perdona, cómo dices? ¿Me estás diciendo que no sólo he viajado a
otro planeta, sino que estoy en el futuro? ¿Cómo puede ser esto posible?”
Era alucinante, sin saberlo había hecho un viaje al futuro, había descu-
bierto algo realmente espectacular. ¡Estaba en el futuro, y no sólo eso, es-
taba hablando con el Marc del mañana!

Poco después, el chico me dijo: “Ven que te quiero presentar a una per-
sona que te va a gustar”. Salimos del bar y anduvimos unos metros hasta

149
Camino hacia el Origen

llegar a una casa. Y me dijo: “Aquí vivo yo”. Entré y estaba su esposa y
tres niños. Los niños estaban sentados en la mesa esperándonos para
comer. Su mujer y él se saludaron con un beso y en el momento que se giró.
¡Ahí estaba! Me quedé un instante en estado inmóvil. Perdí la cuenta de
los momentos de alucinación de aquel viaje, pero ese momento fue el que
se llevó el premio.
Su esposa era yo, en realidad ¡Era mi yo futura! Y estaba allí, delante
de mí, sonriendo, como si lo supiera todo de mí, cómo si no pudiera pensar
sin que ella dejara de saber. Se acercó hacia a mí, y siguió sonriendo. Esa
mujer me dijo con una voz serena y dulce: “Te estábamos esperando, la
comida está lista”. Todo el mundo se sentó y yo con ellos.

Probé su comida pero no recuerdo la sensación de tragar nada, era ex-


traño. Yo masticaba y masticaba, pero no tenía ningún sabor. Los miré a
ellos y parecía como si estuvieran comiendo un manjar de dioses. Me hizo
gracia la situación.

De golpe desperté de mi nube de perplejidad. Y me dije: Si tienes a tu


yo futura… Pregúntale algo, ¿no? La miré y me di cuenta que sus facciones
ya no estaban. Sólo quedaba su silueta, era toda de color blanco, un blanco
realmente brillante. Un poco cegador incluso. ¿Qué había pasado? Viendo
mi reacción, me dijo: “Así soy realmente, ven acércate.” Alargó su brazo
y yo puse el mío a su lado. El suyo era de un blanco nuclear impresionante,
en cambio yo era de un color gris no muy claro. Me sentí un poco avergon-
zada por mi luz. Ella me dijo que no me preocupara, que si seguía así,
llegaría a ser como ella. Aquel consejo me animó a seguir adelante y a la
vez me sentí relajada, como sintiendo que estaba en el camino correcto.

Entonces, se me ocurrió preguntar si no pasaban frío estando tan lejos


del Sol. El chico, más rápido que ella, me respondió: “No nos hace falta,
aquí la tenemos a ella. Nos mantiene a todos muy calientes” Y se puso a

150
reír. El comentario me hizo gracia, pero rápidamente pensé que esa gro-
sería era muy terrenal. Y eso me llevó a otra pregunta.

Hacía ya unas semanas que le daba vueltas a un asunto muy curioso,


y es que me di cuenta de que el sexo estaba mal visto tanto por las religiones
como por algunas ramas espirituales. Y sin embudos les pregunté si ellos
hacían el amor. El chico estalló de la risa (tengo que decir que seguramente
ese día fue el más divertido de su vida, todo lo que yo pensaba era como
un chiste para él. Eso sí, su risa era divertida, tanto que en ocasiones yo
me reía con él).
Miró a su esposa, me miró a mí, y me dijo: “Pues claro, pero no como
tú estás pensando, es muy diferente, ya verás ¡ven!” Se puso delante de mí
y me dijo: “Te voy a enseñar cómo se hace” Muerta de vergüenza le dije
que no hacía falta. Él me dijo que no me preocupara que me iba a enseñar
la versión infantil, y se rió.
Me abrazó y me dijo que intentara empujar mi alma hacia él. Yo lo
hice con todas mis fuerzas y de pronto sentí como un cosquilleo en todo mi
ser. Era agradable y a la vez inquietante. Él me contó que ellos se salu-
daban de esa forma, desde el contacto entre almas. En la intimidad era lo
mismo, pero mezclado con pasión.
¡Impresionante! ¡Ese viaje estaba siendo realmente impresionante!

Poco después, el chico me dijo que me enseñaría más cosas interesantes.


Me despedí de mi yo futura y, el chico y yo, nos fuimos a dar un paseo. En
un descampado vi a dos chicos más. ¡No me lo podía creer! Eran Alvar
y Albert (en una versión futura - sabía que eran ellos, pero tenían una
presencia más serena y madura que en su versión terrenal -). Y lo mejor
de todo es que estaban jugando con… ¡Unos dragones! ¡Sí, sí, dragones!

Los dos estaban muy contentos de verme y poco después, llamaron a dos
dragones más con un silbido. Y así como si nada, estábamos los cuatro vo-
lando a lomos de los dragones y radiantes de emoción. Subíamos, bajábamos,
planeábamos por el inmenso cielo… Fue una experiencia inolvidable.

151
Camino hacia el Origen

El cielo empezó a oscurecer y yo sentía que era hora de volver. Mi guía


vino a recogerme y volvimos rumbo a la Tierra. Al volver a casa, no tardé
en llevar a cabo las nuevas enseñanzas. Le conté a Marc lo vivido e inten-
tamos unir nuestras almas. Fue inútil, no sentimos nada. Sólo conseguimos
sentirnos un poco ridículos al intentarlo.

Un año más tarde… ¡Lo logramos! No fue intencionado, sólo nos


salió, fue así de simple. La sensación de amor que percibí en aquel instante
fue tan grande que no pude soportarlo. No pude parar el descenso rápido
de mis lágrimas cayendo por mis mejillas. Fue una sensación inexplicable
y me sentí enormemente agradecida por el gran regalo que estaba reci-
biendo.

Esta vez, igual que en el viaje al Sol, Raquel descubrió que


los seres no nacían del vientre de las mujeres y que además, allí
a fuera, no existía el sexo como lo conocemos nosotros, se dio
cuenta que los humanos entendimos un poco mal el concepto
de hacer el amor, pero poco a poco estamos empezando a
comprender.
Además, aprendió que existen varios planos de uno mismo
y que en el ahora existen otras versiones de uno mismo en el
futuro y, por ende, otras en el pasado.
Descubrió que los dragones existen y no sólo eso, subir en
el lomo de uno ¡Es algo realmente alucinante! Y finalmente,
mi amiga aprendió que existen varios niveles de evolución y
que estos se pueden percibir con los ojos del alma.
A veces, los seres aparecen separados de forma muy clara y
definida. Otras veces, esa separación es más sutil y los límites
físicos de cada uno son difusos. En otras ocasiones, como en
el Sol, no se puede percibir la separación entre los diferentes
seres.

152
CAPÍTULO 19: FILIPINAS

N o pasaron muchos días desde el último viaje y Raquel


sentía otra vez la necesidad de ver más mundos, de am-
pliar su saber, de conocer otros horizontes. Siempre gracias a
los grandes maestros que se iba encontrando en sus viajes.
Cuando los caprichos y la euforia de los inicios empiezan a
cesar, te encuentras en otra fase. El reencuentro con la respon-
sabilidad. Esa sensación que tiene todo el mundo de usar sus
habilidades para hacer un bien a la comunidad y no sólo para
satisfacer los caprichos del niño interior.

Viaje de ayuda a unos niños filipinos (10 de Mayo del 2010)

Ese día no tenía un rumbo, sólo permanecía en mí un objetivo, un gran


objetivo. Llamé a mi guía como siempre y le dije que ese día me llevara a
algún lugar dónde necesitaran mi ayuda. No me importaba el lugar, no
me importaba el ser, sólo quería ayudar a alguien necesitado.
Mi guía casi sin que yo le diera muchas explicaciones ya tenía en su
radar localizado el lugar perfecto para mi siguiente viaje.

153
Camino hacia el Origen

Cuando llegué, observé a mi alrededor. El suelo era fangoso y estaba


repleto de árboles con grandes hojas, parecía una selva. Lo primero que
hice es preguntar a mí guía a dónde me había llevado. Él me dijo que lo
adivinara. Observé un poco más y miré el rostro de esos seres, indudable-
mente eran humanos. Sus rasgos eran asiáticos y su piel era un poco tos-
tada. Lo primero que dije fue Corea. Y su respuesta fue: “¡Ui, casi!
Vuelve a probar”. Intenté recordar las lecciones de geografía y se me ocurrió
que podíamos estar en las Filipinas. Y efectivamente, ¡Me había traído a
las Filipinas!

Una vez descubierto el lugar dónde me encontraba, le pregunté qué


tenía que hacer y quién era la persona que me necesitaba. Mi guía me res-
pondió: “Ah, no sé, tú verás” Y se fue. Frente a esa situación insólita,
empecé a andar. No muy lejos encontré a una niñita que estaba llorando.
Me acerqué a ella y la abracé sin decir nada. Sentí que no había palabra
alguna que pudiera consolar su sufrimiento. Solamente la abracé con ter-
nura pero con firmeza para que supiera que yo estaba allí y que no la iba
a dejar. En ese momento me di cuenta que en ese pueblecito no estaban
pasando por un buen momento, estaban en guerra. De hecho, la guerra ya
estaba casi terminada, sólo había escombros, destrucción, muerte y, sobre
todo, mucha tristeza.
La pequeña de cinco años que tenía en mis brazos había perdido a
sus padres en esa guerra que no entendía. Se había quedada sola en ese
mundo destruido y no había ni un sólo consuelo para ella. Se había que-
dado sin nada.

Al cabo de un largo rato, la pequeña dejó de llorar y me dijo su nombre.


Se llamaba Kiabi. Aún sucia y con lágrimas en los ojos era muy bella y
deslumbraba luz inocente y pura de su pequeño rostro redondeado.
Kiabi me cogió de la mano para que nos levantásemos. Y así lo hicimos,
nos pusimos en marcha. Quizás para encontrar un nuevo hogar para la

154
pequeña Kiabi, ya que su casa había quedado completamente destruida y
sus padres ya no se encontraban con nosotros.

En nuestra búsqueda nos encontramos con un chico de nueve años.


Kiabi me soltó la mano y corrió hacia él con gran alegría y emoción. ¡No
me lo podía creer! Con todo lo que le habían quitado en poco tiempo, el
destino le guardaba un regalo. Ese chico era su hermano mayor. Ella lo
daba por muerto, o tal vez desaparecido, igual que los centenares de fami-
liares que ya no tenían fuerzas para buscar a sus parientes entre tantas
ruinas y cadáveres.
El reencuentro fue intenso, alegre y conmovedor. Me acerqué a los dos,
los abracé, y lloré con ellos. El llanto me despertó de la meditación para
encontrarme de nuevo en mi habitación. Pero no los quería dejar, así que
regresé. De pronto, en ese gran abrazo tuve una visión. Estaban ellos dos
con 25 y 29 años, felices y recuperados del desastre. Habían reconstruido
sus vidas y habían logrado encontrar su felicidad. Ellos también lo habían
visto, recuperando así, las fuerzas para seguir la vida hacia delante.
Llegó el momento de la despedida. Fue de lo más dura, pero yo sabía
que lo iban a lograr, que saldrían adelante. Mi misión en Filipinas había
terminado.
Les dije que no volvería, que sabía que ya no me iban a necesitar más,
que ellos sabrían siempre valerse por sí mismos. Pero eso sí, no los iba a
olvidar jamás. Les pedí que me dijeran sus nombres.
Kiabi y Shirun. Repetí sus nombres muchas veces antes de irme por
miedo a olvidarlos al volver.
Ellos me dieron mil gracias por mi visita. Yo en cambio, sentía que el
agradecimiento de haberlos conocido era aún mayor que lo que les había
aportado a ellos, pero sabía que fuese lo fuese, mi presencia en Filipinas
no había sido en vano.
Nos abrazamos intensamente por enésima vez y con una sonrisa
enorme, me fui. Una vez en el cielo les dije que si querían podían llamarme

155
Camino hacia el Origen

telepáticamente para que nos volviésemos a ver, sabiendo que sólo sería
para contarnos aventuras.
En lo más profundo de mi ser sentía que ésos dos chicos iban hacer
algo importante en sus vidas, y ahora tenían la oportunidad, sin lugar a
dudas, de empezar.

Una vez más, regresé a mi habitación. Al incorporarme no quise pre-


guntar nada al péndulo, nunca supe de qué guerra se trataba, quizás del
pasado, quizás del futuro, quién sabe y a quién le importa. Sólo sé que yo
estuve allí e hice lo que tenía que hacer, lo que me dictaba el corazón.

Ese día mi amiga descubrió una lección muy importante:


“El tiempo no es importante, sólo la vida es importante”. A
día de hoy, todavía le resuena, todavía la tiene presente. Des-
pués de lo vivido ¿Cómo iba a olvidarlo?
Esa mañana sintió como su corazón se encogía de tristeza
amiga, en algunos momentos notó incluso la impotencia y la
rabia de los alrededores, pero después de abrazar a sus dos pe-
queños amores descubrió que su corazón se había llenado de
alegría, coraje y valor. Su corazón había aumentado unos cen-
tímetros.
Al descubrir que su abrazo había podido levantar a un ser
desconsolado, se llenó de orgullo y satisfacción, y aquel día, sin
lugar a dudas, empezó a quererse un poco más.

¿Y si yacía en ella un poco de amor incondicional? Ese es-


tado que todos anhelamos encontrar algún día, quizás no se
encontraba tan lejano como ella creía. Ese día, claramente,
marcó un antes y un después en su pequeña existencia.

Unos días más tarde, y volviendo a su cotidianidad, Raquel


volvió a encontrarse con Toni y eso fue lo que le dijeron sus guías:

156
Cuando notes en tu cuerpo la sensación interior de frío y al exterior
calor significa que existe una emoción reprimida o que estás escondiendo.
No te dejas amar a nivel físico. Hoy estás hermosa (según fuentes de Toni
su guía estaba sonriendo). Conseguiste la iluminación en Lemuria y en la
Atlántida, ahora te toca aquí. No tengas miedo a hablar, nunca. En otra
vida fuiste un gran médico.

Esta vez, el mensaje era corto, pero la lección importante.


Los guías de mi amiga empezaban a introducirle las sensaciones
corporales para que ella pudiera, en un futuro, interpretar lo
que el cuerpo le transmitía.
Por lo que concierne a la segunda frase, no la entendió muy
bien, ya que ella tenía pareja desde hacía ya cinco años y diga-
mos que no carecía precisamente de amor físico.
Con el paso de los años, entendió a que se referían sus guías.
Le faltaba romper un muro que había entre su ser y su cuerpo.
Rompiendo ese muro, su alma y su cuerpo se conectaban más
sutilmente y cuando ella se sentía bonita transmitía belleza tam-
bién a su exterior.
Como podéis ver, este mensaje le desvelaba muchas de las
dudas interiores que tenía, ayudándola a crecer un poco más.
Ahora sabía que tenía que escuchar a su cuerpo para identificar
si una emoción estaba reprimida o no. Tenía que dejarse amar
un poco más, tenía que dejar de guardarse cosas y transmitirlas
a través de su voz. Aparte tenía identificada una nueva misión,
la Iluminación.
Además, igual que en la otra canalización existía una cone-
xión con una vida pasada relacionada con ser médico.
La verdad es que Raquel creyó que lo que le estaban inten-
tando decir sus guías era que respetara el saber de los médicos
y que no los apartara de su camino tan rápido, pero ese no era
el mensaje, ahora sabe el verdadero significado de esas palabras.

157
Camino hacia el Origen

Hace poco Raquel descubrió cual era la verdadera conexión


entre ella y su vida pasada, pero eso es otra historia que conta-
remos cuando sea el momento secuencial correcto. Por ahora,
quedaos con que ella se fijó en esa parte, pero no sacó ninguna
conclusión reveladora, y se quedó esperando con paciencia el
mensaje completo que el Universo le había dejado, entonces, a
medias.

158
PA RT E 4

DESCUBRIMIENTO
INTERIOR
C A P Í T U L O 2 0 : L O Q U E E L AT L Á N T I C O
ESCONDE, PRAHLAD JANI Y LAS
TRIBUS AMERICANAS

L os viajes de Raquel la llenaban cada día más. Como ya os


comenté en el capítulo anterior, Raquel dejó de un lado la
curiosidad para dar lugar a la responsabilidad Aunque eso no
es totalmente cierto, ya que siempre le quedaban partes de sí
misma sin resolver; así que iba combinando sus buenas accio-
nes con el descubrimiento de su ser más profundo, su Gran
Ser desconocido.
Un caluroso día de Mayo, cuando Raquel ya no podía seguir
estudiando más, se propuso descansar un rato, para después
volver al estudio. En aquel descanso, en lugar de sentir que es-
taba perdiendo el tiempo en la cama, prefirió ir a algún lugar
desconocido, así que llamó a su guía y le pidió que la llevara a
un lugar bonito.
Raquel se subió a la escoba y, en un instante, esta cambió
de dirección. En lugar de irse hacia el cielo, cambió de rumbo
rápidamente y se sumergió en el océano Atlántico. Raquel cerró
los ojos, se agarró fuerte a la espalda de su guía y cogió aire.
Su guía se puso a reír y le dijo que no tuviera miedo, que
podía ver y respirar como si no estuviera sumergida en el agua.
Cuando mi amiga abrió los ojos, eso fue lo que se encontró:

161
Camino hacia el Origen

Lo que el Atlántico esconde (18 de Mayo de 2010)

¡Era fascinante el paraíso de colores! Era todo muy bonito. No im-


portaba por donde pasáramos, había belleza en todas partes.

Después de bajar de la escoba, me encontré con dos ballenas que estaban


sentadas tomando el café y charlando de sus cosas. Eso ya me dejó flipada,
¿Ballenas parlanchinas sentadas y tomando café? No podía ser real, en
aquel momento pensé que mi imaginación estaba interfiriendo en mi viaje.
Y mi guía se apresuró a aconsejarme: No juzgues, acepta todo lo que ves,
cuando despiertes ya analizarás todo lo vivido, pero ahora sólo observa y
empápate de lo que ves, de lo que vives.
Así lo hice, sonreí y les di los buenos días. Las ballenas eran enormes
y me impresionaron un poco, así que me fui rápidamente de ese lugar de
puntillas.
De pronto, me encontré con un ser un tanto peculiar. Era un chico
musculoso con cola de pez.
Nunca me hubiera imaginado que los protagonistas de mis cuentos po-
dían existir. ¡Sirenas! ¡Ese lugar estaba repleto de sirenas!
El chico sonrió y me dijo: “¿No me conoces verdad?” Esa preguntita
ya me la habían hecho antes, y ya me empezaba a molestar. ¿Por qué todo
el mundo me conocía y yo no sabía nada de nadie? En fin, le dije que no
y le pregunté de qué me conocía. El chico mantuvo su sonrisa y me dijo:
“Ven, te voy a enseñar un lugar que te va a gustar”. Me dio la mano y
empezamos a nadar. Bueno él nadaba y su impulso me movía a mí tam-
bién; yo sólo flotaba a su lado.

Me llevó a un sitio repleto de sirenas. Estaba todo muy bien organi-


zado, había como una especie de habitaciones diferentes entre sí, que él me
comentó que eran sus casas. Después fuimos un poco más adelante y me
enseñó una “habitación” enorme y realmente hermosa. Estaba repleta de

162
conchas muy grandes, de perlas, de estrellas de mar, de piedras precio-
sas,… Y el chico me dijo: “Esta era tu habitación”. Esa idea me entu-
siasmó, era preciosa, pero me di cuenta de que aquella era mucho más
grande y brillante que las demás y le pregunté el por qué.
Eso fue lo que respondió: “Tú tienes una casita más brillante porque
formas parte de la familia real de este lugar. Tú mi niña, eres la hija del
rey Tritón”

Entonces, se me encendió la lucecita y empecé a recordar mi infancia.


Unos más que otros seguro que habéis visto las películas de Disney más
de una vez. Mi película de Disney preferida siempre había sido La Sire-
nita, y de todas las películas que había sólo tenía un libro, el de La Sire-
nita. ¿Era aquello una señal? ¿Mi subconsciente sabría ya que yo había
sido una sirena, y no sólo una sirena, sino que ni más ni menos que la
hija del rey?

Después de mis divagaciones volví a mi “presente”. Todavía tenía a


aquel chico delante de mí. Y empecé a tener una sensación muy extraña,
algo así como si ya lo conociera. Entonces pensé que quizás ese chico había
sido mi novio o algo así. El chico volvió a sonreír y me dijo: “Algo así”.
Y se puso a reír. Y yo me uní a su risa.

Al final, mi guía nos vino a buscar. Nos miramos con cierta tristeza
sabiendo que había llegado el momento de despedirse. Nos abrazamos y
nos dijimos adiós, hasta pronto, y mi guía y yo volvimos a casa.

Aquel día Raquel aprendió que muchas veces nos damos se-
ñales a nosotros mismos desde el inconsciente. A ella siempre
le habían gustado las sirenas, pero nunca pensó que podrían
existir, creía que eran sólo cosas de niños e historias de mari-
neros borrachos.

163
Camino hacia el Origen

Ese viaje le demostró que cuando uno no se conoce a sí


mismo, acostumbra a negar los verdaderos rasgos de su ser,
aunque estos hayan estado exteriorizados desde siempre.

Prahlad Jani: El hombre que se “complementaba” con el Sol


(28 de Mayo del 2010)

El 28 de Mayo fue un día como cualquier otro, nada especial


hasta que Raquel recibió una señal del Universo. Su habitación
se encuentra justo al lado del comedor y ella iba directamente
hacia su habitación hasta que oyó de fondo una noticia muy
curiosa.
Por las noticias estaban diciendo que había un hombre que
era capaz de pasarse días sin comer ni beber, él sólo se alimen-
taba de la luz solar. De pronto, paró todo lo que tenía que hacer
para escuchar con más atención, no era la primera vez que oía
hablar de esa habilidad tan especial, pero le pareció algo inau-
dito poderlo ver en televisión. Normalmente esos temas no se
transmiten tan ampliamente.
Pero eso no importaba, lo importante era que ese hombre
había dejado en ridículo a los científicos que le habían retado
a pasar días sin comer en una habitación cerrada y él, sin mos-
trar grandes cambios en el organismo, había más que superado
esa prueba.

Raquel no se podía quedar con los brazos cruzados, tenía


que conocer a ese hombre. Seguramente se pasaba largos mo-
mentos en estado de meditación, así que no sería difícil con-
tactar con él. Además, ¿Cuántas oportunidades se le podían
abrir adquiriendo esa sabiduría? Si en verdad ella procedía del
Sol ¿Cómo no iba a poderse complementar con él?

164
Así que me fui a mi habitación y me puse a meditar. Yo misma sin la
ayuda de mis guías me armé de valor y me fui hasta la India. Y allí
estaba, con una sonrisa enorme, me abrazó y me dijo que me estaba espe-
rando. Nada más verlo pensé que era un ser extraordinario, su rostro re-
flejaba una gran serenidad.

Al poco tiempo de llegar, me preguntó a qué se debía mi grata visita.


Le comenté que me había enterado por televisión de su gran habilidad. Y
sin grandes rodeos le solté: “¿Cómo te alimentas del Sol?” El hombre
sonrió, pero pronto se puso un poco más serio y me respondió: “Yo no me
alimento del Sol, yo me complemento con él.” En ese momento pensé: “Ya
está, ya has vuelto a meter la pata”. Así que admitiendo mi error, volví
hacer la pregunta, esta vez con la palabra adecuada.

El hombre se sentó en forma de loto. Yo me senté a su lado. En ese


momento empezamos a respirar profundamente, relajando todas y cada
una de las partes de nuestro cuerpo. Entonces, el hombre me dijo: “¿Te
acuerdas de la sensación que tuviste en el viaje que hiciste al Sol? ¿Te
acuerdas de que no te podías ver y que todo era Uno? Vuelve a sentir esa
sensación y sé el Sol, vuelve a sentir esa luz y calidez en todo tu ser. Em-
pieza por la parte superior de la cabeza y desciende la luz. Una vez esa
luz haya llegado a todas tus células conviértete en el Todo”

Así lo hice, la sensación era muy agradable. No sé cuánto tiempo es-


tuvimos en ese estado pero para mí fue el suficiente, ni mucho ni poco. No
sé cómo lo percibí, pero sentía que el proceso ya había terminado.

De pronto, una voz terrenal me estaba llamando, me desperté rápido


de mi meditación y fui a ver qué querían. La cena ya estaba lista. En ese
momento me puse a reír de esa situación tan surrealista. Acababa de
“comer” luz solar y ahora me ponía a comer más.

165
Camino hacia el Origen

Les dije a mis padres que iba enseguida. Me apresuré a volver a entrar
en meditación para despedirme de ese gran maestro. Le di las gracias por
su tiempo y su gran lección y me fui. Me saludó muy alegremente mientras
yo volvía a mi mundo y me dijo que lo volviera a visitar, que estaba muy
contento de mi visita.

Otra vez en casa, me puse a cenar. La verdad es que me sentía llena,


pero el olor y la comida de delante me hicieron olvidar la complementación
con el Sol y me comí todo lo que había en mi plato.

Raquel tuvo que reconocer que la nueva meditación que le


había enseñado ese gran hombre no la utilizó para dejar de
comer. En su pequeño mundo, ver a una adolescente dejando
de comer, puede ser todo un trauma para la familia, pero sí que
la usó para energizarse.
De una extraña manera, la luz solar le activaba todo el ser,
se sentía más viva e incluso, más grande que nunca. Esa nueva
energía que estaba llegando a Raquel fue utilizada para sus es-
tudios ya que se presentaban los exámenes finales… y fun-
cionó: por primera vez en muchos años de estudiante se sintió
con fuerzas desde el principio hasta al final.

Expropiación de tierras de las tribus americanas (30 de


Mayo del 2010)

Los días iban pasando y Raquel cada día confiaba más en


sus viajes. El miedo a lo desconocido era cada vez menor. Ella
sabía que si se podía viajar a través del espacio tiempo se po-
drían hacer más cosas extraordinarias. Ya no tenía miedo en
irse muy lejos, ya fuera para conocer seres diferentes o lugares
inimaginables. Yacía en su interior una nueva luz, simplemente

166
crecía en ella aquello que muchos perdimos en el camino, la
solidaridad.

El 30 de mayo recibió otra señal, esta vez igual que el viaje


anterior, se dio cuenta que la televisión guardaba su siguiente
destino.
Raquel vio por las noticias una gran masacre. Fueron mu-
chas las personas víctimas de aquel acontecimiento.
En América se produjo una expropiación de tierras de unas
tribus indígenas. Hacía muchas generaciones que esas tribus
estaban allí, pero justo debajo de aquellos campamentos había
material valioso para algunos hombres poderosos. Aquel día
les echaron a la fuerza de sus hogares. Hubo centenares de he-
ridos, las imágenes reflejaban la tristeza de esos hombres, la in-
comprensión y la rabia de aquellos hechos.
Raquel sintió una decepción enorme, su corazón se encogía
por momentos. No se podía quedar de brazos cruzados, así
que esa misma noche decidió irse a ver a los indígenas.

Pedí a mi guía que me llevara dónde se encontraban aquellos hombres.


Y allí estaban, ante mí. Hombres llorando desconsoladamente, tiendas
destruidas, árboles talados... Ya no les quedaba nada, sólo unos cuantos
ropajes rotos y montones de ramas y hojas por todas partes.
Me acerqué al que parecía ser el jefe de la tribu, su frustración era
enorme, su tristeza aún más, aunque él mantenía la cabeza bien arriba.
Me contó que de un día para otro los echaron fuera de sus hogares, tal y
como había visto en televisión.
Viendo que mucho no se podía hacer al respecto, les dije que si no po-
díamos recuperar su hogar íbamos a recuperar sus corazones. Nos pusimos
en círculo y nos dimos un gran abrazo colectivo. Unimos nuestras fuerzas
para luchar contra la gran injusticia, pero sobre todo contra la gran tristeza
de lo ocurrido.

167
Camino hacia el Origen

Poco después, les pedí que se pusieran en fila. Puse mi mano en el co-
razón del primer indígena y transmití un rayo de luz blanca a través de
su corazón. Este le atravesó y se dirigió hacia la mujer que tenía detrás,
y así sucesivamente.
Sus estados anímicos estaban cambiando por momentos, sus miradas
eran diferentes. Irradiaban luz, una luz llena de coraje y fuerza de volun-
tad. El gran jefe se me acercó y me dio las gracias por devolver la paz a
su tribu.
Me dijeron que su destino les había llevado a esa situación, así que se
armarían de valor para salir adelante, lo iban a hacer sin mirar atrás y
sus antepasados los iban a ayudar. Al poco tiempo, nos despedimos con
un fuerte abrazo y volví a Girona.

Ese día vio que los hombres pueden perder sus pertenen-
cias, pero nunca su fe. Existe un arma tan poderosa en nuestro
interior que no nos permite rendirnos por muy difícil que sea
lo que se nos presenta.
Aprendió que la vida tiene pruebas muy difíciles para los
hombres, pero si consigues cerrar el capítulo quedándote con
lo aprendido sin mirar atrás y pensar que lo has perdido todo,
dejas de ser un simple hombre para convertirte en un verda-
dero ser humano.

168
CAPÍTULO 21: EL MAESTRO DE
LA GALAXIA

P or fin los exámenes habían terminado. Ya no hacía falta


buscar horas debajo las piedras. Raquel se podría centrar
en su vida espiritual apartándose un poco de su rutina agota-
dora, así que el 18 de Junio, mi amiga regresó con Toni y recibió
otro mensaje de sus guías.

Era fácil estar a tu lado cuando eras su alimento (alimento energético).


No confundir arrogancia con seguridad. Tu pareja en otra vida fue muy
espiritual y en esta necesita ser más terrenal (equilibrio dualidad). Pájaros:
El pájaro no teje, sin embargo, viste las mejores sedas naturales. El pájaro
no siembra, pero come semilla y grano. Si el gran Padre cuida de este pe-
queño ser, ¿Qué no hará por ti, su hija? Nidos de pájaros: Simboliza la
buena suerte. Encontrarse plumas simboliza la visita de un ángel y quiso
que lo supieras. Pájaros en la ventana: Simboliza la entrada de nuevas
oportunidades, eres muy querida y estás protegida.

El mensaje le decía a Raquel que si hasta el momento había


tenido conflictos con sus personas más cercanas era porque
estaba cambiando y los demás no aceptaban el cambio. Pero

169
Camino hacia el Origen

ella sabía que si continuaba así, iba a lograr estabilizar la situa-


ción aunque eso supusiera la partida de alguna amistad. Quizás
no todas las personas a las que ella tenía como amigos se acer-
caban a ella para compartir. Quizás su único objetivo era ab-
sorber su luz, la cual ya no estaba dispuesta a regalar así como
así, ya que presentía que se le acercaban nuevos retos y sentía
que requerirían de toda su potencia para superarlos.
Por otra parte, sus guías le resolvieron una duda que le ron-
daba por la cabeza. Se dio cuenta de que su sabiduría estaba
creciendo por momentos y sentía que su verdad era muy sin-
cera. Sabía con mucha seguridad y fuerza, que sus pensamien-
tos reflejaban la realidad. Una realidad no muy bien recibida
por otros compañeros espirituales que se iba encontrando por
el camino. Aun así, Raquel no dejaba de luchar, ella sabía que
se estaban equivocando y no podía dejar de comunicárselo.
Pasó por unas largas semanas las cuales no le paraban de brotar
palabras y más palabras.
Sus consejos eran buenos, pero como ya os he mencionado
antes, no todo el mundo creía lo mismo. Así que Raquel em-
pezó a dudar de sus propios pensamientos. ¿Estaba ella impo-
niendo su conocimiento a los demás? ¿Se estaba equivocando?
O quizás ¿Se estaba convirtiendo en una engreída? Raquel sen-
tía que estaba imponiendo su saber a los demás y pensó que
estaba actuando mal, así que decidió dejar que sus compañeros
pensasen lo que quisieran.
En aquellos días llenos de incertidumbre, los guías le trans-
mitieron, de alguna manera, que no era “mala” persona, que
no era una arrogante, sino que, simplemente, estaba empe-
zando a tener seguridad en sí misma, una cualidad que había
perdido muchas vidas atrás. Aun así, sabiendo que su sabiduría
y seguridad estaban creciendo, siguió dejando que sus amista-

170
des escogieran el camino que deseaban, ella confiaba en ellos
y sabía que aunque se equivocasen a la hora de escoger, ellos
sabrían superar sus duras pruebas.

Por lo que concierne a los pájaros, Raquel pasó por una


etapa donde recibió muchas señales que tenían que ver con pá-
jaros y decidió que fuera Toni quien resolviera sus dudas al res-
pecto. Como podréis ver en la canalización, Raquel entendió
lo que significaban esas señales que había recibido, se relajó y
se alegró de que simbolizaran un buen augurio desde múltiples
puntos de vista.

Ese mismo día Raquel decidió también aprender un poco


más de su pequeño Universo. Así que le pidió a sus guías que
la llevaran a un sitio donde pudiera aprender un poco sobre la
inmensidad espacial.

El maestro de la galaxia (18 de Junio del 2010)


Ese día noté como una fuerza externa a mí me iba levantando hacia
el cielo hasta llegar a traspasar la atmósfera y quedar suspendida en la
inmensidad del Universo. Era todo oscuro, y allí a lo lejos, podía ver la
Luna, algunos de los planetas de nuestra Galaxia e incluso a nuestro Sol.
Era impresionante aunque yo ya había visto tantas cosas los últimos meses
que no me sorprendió su grandeza. Aquel lugar me transmitía cierta paz
y tranquilidad, aunque realmente no me encontraba sujeta a nada y a mi
alrededor había mucha oscuridad.
Entonces, apareció un hombre. Era bastante alto y tenía una barba
blanca. Supe que era un maestro. Me indicó que le siguiera y ¡Empezamos
a subir por unas escalera transparentes! En mis pies se iban formándose
escalones a medida que iba subiendo, cada vez más arriba. Una vez lle-
gamos al lugar indicado, el hombre se sentó y yo a su lado.

171
Camino hacia el Origen

Desde allí, tenía una vista realmente impresionante, desde ese punto
podía divisar toda nuestra Galaxia. Me contó que así era como los hu-
manos veían el Universo, pero que la realidad era otra.
Me indicó que cerrara los ojos y me concentrara. Me dijo que pidiera
ver la realidad de nuestra galaxia. Y así lo hice, al abrir los ojos vi algo
realmente inesperado. No existía oscuridad alguna, no existía espacio
vacío alguno, todo estaba repleto de luz, una luz amarillenta-dorada pa-
recida a la del Sol. Eso sí que no me lo esperaba.
Luego, con total serenidad, el hombre dijo una frase que ya había oído
antes, pero que en este caso era irrefutable. Me dijo: “Nada es lo que pa-
rece…”.
Me contó que el ojo humano sólo podía ver una parte muy pequeña de
la realidad, así que su consejo fue que no me quedara con lo superficial.
Bajo cualquier cosa, ya fuera una acción de otra persona o mía, ya fuera
la simple imagen de un objeto, había algo más, mucho más.
Después me dijo con gran profundidad: “Todo es más extenso de lo
que pensamos, aunque ya sepáis de la existencia del infinito eso no es su-
ficiente para haceros una idea de lo que es en realidad.”
Me aconsejó que me fijara bien, que si me lo proponía vería más allá
de lo que mis ojos me mostraban. Me dijo también que no existía realmente
nada que se asemejara al caos, todo estaba perfectamente en equilibrio con
el Todo, además de ser todo causal. Es decir, todo lo existente sigue unos
códigos perfectos y ordenados que no dejan lugar al azar ni al vacío. “Lo
que los humanos no podéis ver está repleto de luz, una matriz de canales
y vías que crean y componen a los seres además de conectarlos entre sí”.

Después de esas lecciones previas, redujo la galaxia a planetas, estrellas


y satélites en miniatura. Los puso ante mí, y empezaron a moverse. Me
dijo que nosotros pensábamos que los giros de nuestra Tierra eran circu-
lares (elípticos). No obstante, me explicó que en realidad nuestra Galaxia,
y otras diferentes a la nuestra, no tenían tal movimiento, sino que se mo-

172
vían de forma helicoidal. Esa hélice mirada de frente podía parecer cíclica,
pero el caso era que nunca habíamos pasado dos veces por el mismo sitio,
por lo tanto, la forma más parecida era la helicoidal. De esta manera, me
contó que podíamos viajar a través del tiempo, y que nuestras regresiones
eran un viaje a través de esa “vía” helicoidal hasta llegar al punto dese-
ado.
También me contó que los planetas emitían un “ruido” ya que no sólo
se movían a través de aquella hélice helicoidal sino que además, estaban
vibrando. Esa vibración emitía un sonido que se oía a años luz de distan-
cia. Me dijo, para que me hiciera una idea, que ese sonido era parecido al
que emiten las ballenas en nuestros mares.

Después de tanta información nueva, me dijo que nos volveríamos a


ver, pero que ahora tenía que asimilar todo lo recibido. Así que mi guía
vino a buscarme, pero no me llevó de vuelta a casa sino que me dijo que
me llevaría a otro lugar.

¡Y me llevó al Sol! En aquel entonces, no me paraban de llegar noticias


y más noticas del 2012 ¿Sería el fin del mundo? ¿Se averiarían las co-
municaciones eléctricas? ¿Habría erupciones solares? Toda esta informa-
ción estaba llegando a mis manos día sí, día también y, a decir verdad,
crearon en mí una cierta inseguridad que me disgustó. Así pues, el hecho
de que me llevara a ver a mi padre, no me sorprendió. De este modo, le
podría preguntar directamente qué pasaba con el Sol y el 2012.

Una vez allí, me dijo que ciertamente la Tierra estaba cambiando el


sentido de su polaridad magnética y eso causaría desequilibrios naturales,
pero él lo dijo en un sentido positivo, como si ese cambio fuera para bien.
Comentó que mis ojos no podían ver todavía la belleza de la Tierra y que
quizás desde mi perspectiva esos cambios podrían parecer destructivos, pero
que en el fondo, todo era maravilloso. La verdad es que no sabía si to-

173
Camino hacia el Origen

mármelo bien o mal. Después le pregunté por las erupciones solares y me


llevó a un lugar dónde había otros seres sentados en posición de meditación.
Cada uno tenía delante una especie de hoguera de luz solar. Me contó que
ellos eran los que preparaban esas erupciones solares, que todo estaba pro-
vocado. No había nada de casualidad en todo aquello. Y me dijo: “¿Por
qué no lo pruebas? Prueba de elevar la llama tanto como puedas”.
Me senté delante de una “mini” hoguera comparada con la de los otros
seres. Cerré los ojos y le dije a la llama: “Hola pequeña, te doy gracias
por iluminarnos cada día y por dejarme estar hoy aquí. ¿Podrías elevarte,
tanto como puedas?” Pero nada. Mi padre se puso a reír y me dijo: “Así
no se va a mover nada, recuerda que aquí todos somos uno, no hables con
ella, sé solamente la llama, y luego muévete.” Me volví a concentrar, pero
nada. Mi padre volvió a reír. Me sentía realmente torpe. Me volví a con-
centrar y ¡fiuuu! ¡La llama se movió! ¿O tendría que decir que yo como
llama me había movido? Tengo que reconocer que fue poquito, pero sufi-
ciente para alegrar mi día ¡Lo había logrado!
Mi padre me comentó que esa acción era la base de la telequinesis, ser
el objeto y luego moverse. Me dijo que cuando volviera a la Tierra podía
practicar. Eso me entusiasmó ¡Tenía el secreto de la telequinesis! Al cabo
de poco tiempo, me despedí y regresé a mi habitación terrenal.

Ese fue un gran día, aunque Raquel quizás había recibido


demasiada información de golpe. De modo general, se quedó
con tres grandes frases: Nada es lo que parece. No había nada de
casualidad en todo aquello. Y aquí todos somos uno, no hables con ella,
sé solamente la llama, y luego muévete. Esas tres frases aún le siguen,
casi diría que son los fundamentos de todo su saber.
En cuanto a la telequinesis, sólo la probó 3 veces y las tres
fueron con nubes. En todas las ocasiones las nubes oscurecían
el cielo y ella se movió para dejar ver nuestro querido Sol. En
una de las ocasiones, incluso estaba lloviendo fuertemente. Así
que pensó, “voy a ser una nube y me voy a mover.”

174
En los tres casos las nubes hicieron un agujero justo en el
lugar donde tapaban el Sol, y poco después, el cielo quedaba
despejado por completo. El mejor día fue en el que de pronto
dejó de llover y el Sol resurgió de la oscuridad. No pude decir
con certidumbre si fue el viento o fue ella, pero el caso es que
en las tres ocasiones el resultado fue positivo.

Alrededor de los meses de verano del 2010 íbamos que-


dando con Raquel más a menudo ya que cada día tenía más
novedades que contarme. El flujo de viajes astrales hechos iba
aumentando, y la información canalizada de diferentes civili-
zaciones iba llegando a sus manos de una manera nunca vista.
A mi parte racional le costaba a veces integrar toda la infor-
mación recibida, ya que se escapaba muy lejos de la realidad
ordinaria.
Internamente tenía un sentimiento de locura mística acre-
centado, creado en gran parte por Raquel. Las sincronicidades
en nuestras vidas iban acelerándose a un ritmo nunca visto. Y
no sólo en realidades sutiles o poco terrenales. Se materializa-
ban aquí. La sincronicidad en aquella época iba adentrándose
en nuestras vidas con un estilo más que tangible.

Encuentros mágicos con nuevas personas, conexiones nu-


méricas, sueños premonitorios. Acontecimientos que nos ha-
cían percatar de que todo estaba altamente unido entre sí...

Por mi parte, aquellos meses de invierno trascendidos por


fin, como ya os he comentado antes en el capítulo 11, fueron
los más densos de mi vida.

Carla, mi compañera de piso, otra amiga del alma, fue un


gran pilar en aquellos días de incertidumbre. Pasábamos por

175
Camino hacia el Origen

una situación muy parecida, y ambas éramos unos espejos per-


fectos. Tanto para lo bueno como para lo malo. Nos costaba
poco reconocer nuestros estados de ánimo, no había ningún
muro donde nos pudiéramos ocultar. Éramos ambas, sencilla-
mente, espejos: Espejos Resonantes.
Salir de un pozo de seis meses fue una tarea ardua. Rodeada
de tanta gente y tan sola que me sentía. Comprender que no
debía poner resistencias a mis estados mentales, sino dejarlos
fluir y aceptarlos cuando ocurrían, fue la clave para despertar
de nuevo.
Además, me gustaría comentar que en mi vida se cruzaron
tres lucecitas muy especiales aquel Mayo del 2010. Estoy ha-
blando de Hanna, Nalini y Jaime. Los tres, amigos de Olga, mi
compañera de piso, se habían conocido mientras viajaban por
Sudamérica y ahora nos visitaban en Girona por algunos días.
En aquella época me olvidé como os dije de meditar, y la
espiritualidad se había convertido en un tema fuera de mi vida.
Ya no leía cosas al respecto, mis objetivos de vida se diluyeron,
y mi fe decayó. Fueron, en gran parte ellos tres, quienes me
ayudaron a reconectar el último cable olvidado de mi ser in-
terno. A partir de este mágico encuentro ya no volví a decaer,
fue muy importante para mí el conocerlos y compartir otra vez
la olvidada espiritualidad.

Cada día que pasaba se podía atisbar en el ambiente una


apertura más grande hacia nuevos confines de la conciencia.
Desde experiencias místicas, a sensaciones en el cuerpo físico
nunca experimentadas, a ciertos estados de ánimo tanto extá-
ticos como completamente depresivos. El abanico de la per-
cepción se iba agrandando paulatinamente, y no tardaba mucho
en materializarse en nuestros sentidos. Pero eso no era sólo

176
cosa nuestra, sino que se trataba de un fenómeno global co-
rroborado por otras personas. Ahora os cuento el porqué.

Estaba saliendo también a la luz algo que también apoyaba


estos nuevos acontecimientos: Las tormentas solares.

Según el investigador alemán Dieter Broers las tormentas


solares de los próximos años pueden impulsarnos hacia el des-
cubrimiento del verdadero potencial del cerebro humano. Sos-
tiene que las alteraciones en el campo magnético de la Tierra,
provocadas por las tormentas solares, alterarán nuestra percep-
ción del tiempo y de la realidad y, dependiendo de nuestra pre-
paración, producirán en nosotros experiencias de tipo místico,
cambios de conciencia, alucinaciones y quizás, poderes men-
tales.
Dice que el estado de conciencia de una persona puede ser
alterado exponiendo el cerebro a campos electromagnéticos de
cierta intensidad. Según Broers, que lleva treinta años investi-
gando este campo de la ciencia, el efecto de las perturbaciones
geomagnéticas creadas por las tormentas solares es similar a
los efectos de drogas alucinógenas.
Expuestos a este tipo de campos magnéticos, nuestro cere-
bro produce una serie de sustancias que son las que generan
esas alucinaciones o distorsiones de la realidad y el tiempo. Al-
gunos de los efectos de esta influencia serán percibir el tiempo
más lentamente, ver presencias extrañas, escuchar voces, per-
cibir fuerzas invisibles o sentir una poderosa unión con el Uni-
verso que nos rodea.
También habla de experimentar estados placenteros que al-
gunos podrían denominar la “iluminación”. No todos sentire-
mos lo mismo, o reaccionaremos de la misma manera. Algunas

177
Camino hacia el Origen

personas experimentaran paz y euforia, mientras que otros pa-


sarán por momentos de agresividad y depresión. El factor de-
terminante para tener una experiencia negativa o positiva será
el miedo. Por eso Broers aconseja que preparemos nuestras
mentes meditando, para poder experimentar estos estados al-
terados de conciencia en un estado receptivo.
Además, también expone que estos fuertes campos electro-
magnéticos también podrán poner en funcionamiento partes
del cerebro que nunca hemos utilizado y que por ende, esto
hará que por primera vez en la historia usemos el verdadero
potencial del cerebro humano.
Unas cuantas tormentas solares de elevada magnitud po-
drían ser suficientes para alterar nuestra realidad. Las alucina-
ciones serían la primera señal de que estamos usando nuevas
áreas de nuestro cerebro. Lo que viene después es terreno des-
conocido: ¿poderes mentales, telepatía, propiedades cuánticas,
realidades paralelas, otras dimensiones...?”1

____________________
1
Texto extraído del libro Revolución 2012. Por Dieter Broers. Scorpio Verlag GmbH & Co.

178
CAPÍTULO 22: LOS M AYA S

C omo ya había comentado anteriormente, tanto a Raquel


como a mí nos estaban llegando mensajes sobre el 2012,
sobre el Sol y como no, sobre las profecías mayas. Faltaban to-
davía unos cuantos meses para el gran salto de la humanidad,
pero ¿Era real todo lo que nos estaba llegando o eran sólo pa-
labrerías?
Raquel me contó que no podía esperar, la curiosidad la es-
taba consumiendo por dentro y tenía que saber más. No le bas-
taban las pequeñas señales del día a día, ella estaba dispuesta a
ir a ver a los mayas, hablaría con aquellos hombres tan sabios
que un día poblaron las tierras de Centro y Sudamérica.
¿Quiénes eran esos hombres? ¿Por qué desaparecieron tan
repentinamente? Y, sobre todo, ¿cómo podían saber tanto
acerca de los tránsitos planetarios? ¿Cómo mediante esta in-
formación inventaron un calendario propio que iba sintoni-
zando con las energías planetarias, pero también al mismo
tiempo, con la energía de la tierra y de las propias personas?
Estas fueron algunas de las preguntas que impulsaron a Raquel
a hacer este nuevo viaje.

179
Camino hacia el Origen

¡In lak’ech amigos! (9 de Julio del 2010)

Como siempre, llamé a mí guía, le dije que quería ir a conocer a los


mayas. Él sonrió y me dijo: “¡Venga, vayámonos pues!”. Me subí a mi
escoba mágica, agarré a mi guía por la espalda como si de una motocicleta
se tratara y nos fuimos volando hacia nuestro destino.

La verdad es que me lo paso en grande en los viajes, aprendo muchas


cosas y conozco a muchos seres diferentes, pero uno de los mejores momentos,
una de las mejores sensaciones, es notar la brisa en mi cara mientras voy
volando con mi guía, es un momento mágico, es nuestro pequeño gran mo-
mento y es sólo para nosotros dos.

Al final, llegamos y mi guía se despidió como hacía siempre. Observé


a mi alrededor y era espectacular. Los monumentos eran enormes y la ve-
getación exuberante. Los hombres iban con una vestimenta un tanto ex-
traña, pero no sabría describir muy bien qué llevaban puesto, sólo que
había mucho color en sus ropajes. Además, vi algo muy especial en ellos:
su piel era irisada, parecían destellos de purpurina dorada cubriendo toda
su piel. Al verlos me quedé perpleja.

Un hombre muy amable se acercó hacia mí con una gran sonrisa, me


hizo una pequeña reverencia y me dijo: “Te estábamos esperando”. Esta
frase ya me empezaba a mosquear. ¿Cómo podían esperarme si hacía sólo
unos minutos que había decidido hacer ese viaje? ¿Cómo podían los seres
que yo desconocía saber de mí? El hecho de que todo el mundo lo supiera
menos yo me sacaba de quicio, pero por otro lado, me gustaba saber que
la sincronicidad era algo universal mucho más impresionante de lo que yo
pensaba desde un principio.
Entonces, yo le devolví la reverencia y nos pusimos a andar. Me mostró
muchos monumentos cuya belleza era espectacular. En la vida terrenal

180
todos los amigos que habían estado allí me contaban que era precioso, pero
se quedaron cortos.
Mientras andábamos le pregunté cómo era posible que supieran tantas
cosas, sobre todo acerca de seres que todavía no habían nacido para ellos.
El hombre sonrió y me dijo que me tenía que contar algunas cosas que yo
desconocía de ellos. Así pues, subimos a una de sus pirámides escalonadas
y nos sentamos observando en silencio todo lo que nuestros ojos podían al-
canzar. Después de ese pequeño momento de relajación, el hombre empezó
a contar cómo era que ellos eran tan sabios no sólo en su presente sino en
los futuros que jamás visitaron.
Me contó que muchos de los hombres y mujeres que yo había visto eran
procedentes de otros mundos, lugares en los que sí tenían gran conocimiento
en astronomía. Sin embargo, sus pirámides y templos no podían ser cons-
truidos con sólo su sabiduría, necesitaban de ayuda exterior para cons-
truirlos. Así que vinieron otros compañeros con avanzada tecnología y
nuevo saber para crear esos templos y utilizarlos como centros de estudio
astrológico y astronómico. Fue así como pudieron desarrollar sus grandes
estudios del Universo.
Hasta ahí lo podía entender, pero ¿cómo podían ellos saber que los
planetas y las estrellas iban a girar siempre igual? ¿Cómo, con sólo mirar
al cielo y realizar unos cálculos, podían saber el carácter de un ser que to-
davía no había nacido? ¿Cómo podía afectar la posición de un planeta en
el carácter de un hombre?
El hombre sonrió y me dijo, pronto lo vas a entender. Bajamos de la
pirámide y me llevó a un lugar donde había muchas piedras amontonadas.
El hombre se puso delante de mí y puso su mano en mi plexo solar. De
golpe sentí como si a mí alrededor se reflejaran acontecimientos de mi pa-
sado e incluso de personas cercanas a mí. Era como un viento nubloso de
acontecimientos y se movían a gran velocidad. Cuando sacó la mano las
imágenes cesaron. El hombre sonrió y me dio las gracias. Entonces, vi
como unos hombres empezaban a esculpir en las piedras amontonadas.

181
Camino hacia el Origen

Eran igual que los símbolos que yo había encontrado por Internet. Uno
de los hombres me miró y dijo: “Esta eres tú, señalándome uno de los sím-
bolos”.
De pronto, una lucecita se abrió en mí, ya lo iba comprendiendo todo.
Sabía, o al menos intuía, por qué esos hombres eran tan sabios. El hombre
que me había acompañado todo el día asintió con la cabeza y dijo: “Así
es, mi pequeña”. En esa linda ciudad, desde hacía ya muchos años recibían
visitas de seres del futuro que les contaban los acontecimientos que estaban
sucediendo en sus vidas. Ellos recogían sus experiencias y las esculpían en
piedra. De alguna forma, sabían cómo recuperar los recuerdos de los seres
que les visitaban y de los de sus compañeros de viaje. No sólo de los amigos
y familiares, sino también de las personas que no conocían y se cruzaban
con ellos (por ejemplo, por la calle).
Llevaban en sí mismos todos sus pasados, sus presentes y como no, sus
futuros más probables que serían apoyados por otros seres procedentes de
ese nuevo futuro. Ahora entendía por qué los mayas me habían descrito
tan perfectamente en los dibujos que ellos habían dejado. ¡Ya se lo había
contado yo de antemano! Ahora entendía por qué me estaban esperando,
ellos me habían llamado, necesitaban continuar sus escritos.
También me contó que en mi presente ellos se encontraban en la quinta
dimensión y nos estaban ayudando para que diéramos el gran salto pero
que, al final, éramos nosotros los que teníamos que saltar. Me dijo que no
dudara ni un solo instante, yo tendría la capacidad de recordar grandes
cosas, que no dejara de luchar por un mundo mejor y que si yo daba el
primer paso los otros me iban a seguir. Después de ese gran consejo le di
las gracias y lo abracé.
Después me dijo que hiciéramos un ritual de agradecimiento y sanación.
Todos se pusieron en círculo con una gran llamarada central. Aquella
llama emitía una luz dorada muy bella. Cuando ellos empezaron a cantar
dando vueltas alrededor de la llama (yo incluida) esta empezó a crecer
hasta llegar al cielo. Y, en ese momento, estalló la llama en centenares de

182
pequeños destellos dorados los cuales llegaron a tocar el corazón de todos
los humanos aportándoles una enorme gratitud. La verdad es que me re-
cordó el ritual que hice en Sirio, pero con la diferencia de que en este caso,
la llama era dorada.

Yo sabía que el tiempo se estaba acabando y pronto me tendría que ir,


así que le pedí si podíamos ir otra vez a la pirámide y ver ponerse el Sol.
Fue allí arriba, cuando recordé que no había aclarado todas mis dudas,
y le volví a preguntar cómo era que la posición de los planetas podía esta-
blecer un carácter. Y me respondió: “Cada ser tiene su lección, cada ser
tiene su misión. No todos los caracteres ni todos los momentos son idóneos
para realizar esa misión. Es el mismo ser el que escoge su familia, su ca-
rácter y su momento original para poder superar su propio examen. Los
planetas se van moviendo y según su posición conllevan a los seres unas
actitudes u otras. Es el propio ser el que escoge el momento indicado, el
que reúna todas las condiciones y, entonces, nace. Los planetas, las estrellas
y las lunas siempre nos aportan luz, constantemente, es el verdadero ser el
que escoge qué tipo de luz quiere recibir.”
Poco a poco el Sol se iba poniendo en el horizonte. El espectáculo era
maravilloso, pero no iba a durar mucho tiempo. Al cabo de unos segundos,
llegó mi guía. Mi guía y aquel hombre se saludaron con gran respeto y
agradecimiento por ambas partes. Eso me sorprendió, pero me gustó.

Antes de irnos, el hombre me cogió del brazo y me dijo: “Corre cien


pies hasta la esmeralda y encontrarás la señal”. Al poco rato, partí con
mi guía hacia mi verdadero presente. Y efectivamente, el reloj marcaba
que sólo habían pasado 30 minutos, pero yo había vivido un largo día
lejos de casa.

Así fue como Raquel aprendió a fijarse en todos los huma-


nos que se cruzaban con ella, y supo que no era fruto de nin-

183
Camino hacia el Origen

guna casualidad e incluso sabiendo que ella no conocía nada


de esas personas, les había llevado a nuestros ancestros todos
sus recuerdos. Aprendió que a veces uno cree que ha tenido
una brillante idea (la de ir a conocer a los mayas) y se da cuenta
de que no ha sido fruto de ninguna improvisación, que la
mayor parte de sus acciones ya fueron pactadas con anteriori-
dad.
Se dio cuenta también que la relación entre los seres huma-
nos es mayor de la que nosotros pensamos y eso nos lleva a un
lugar u otro. Sólo sabiendo esto, se percató de que siempre se
está en el momento indicado con las personas indicadas. Sin
ser muy conscientes, todo se conecta entre sí. Ahora sólo nos
queda saltar. Ella ha decidido hacerlo. ¿Y tú?

Supongo que algunos ya habréis oído acerca de los mayas


en más de una ocasión. Fueron una civilización muy especial
en su tiempo. Estuvieron asentados en Centroamérica desde
el quinto milenio antes de Cristo. De hecho, digo en su tiempo,
aunque tendría que decir en este tiempo. Porque como muy
bien refleja el viaje de Raquel, el tiempo es algo ilusorio en
todas las dimensiones diferentes a la nuestra. Únicamente en
la tercera dimensión se habla del tiempo como algo lineal, li-
mitado y cuantificable. Si nos dejamos llevar veremos que en
planos astrales y en otros momentos históricos del Planeta Tie-
rra, ya habitaron personas que no tenían esta percepción del
tiempo, sino que más bien podríamos decir que para ellos el
tiempo era algo eterno.
En todo caso, lo que sorprende más de la civilización maya
fueron sus grandes estudios en el plano de la astrología. Eran
unos grandes observadores de los astros y sabían mejor que
nadie todos y cada uno de los tránsitos de los planetas de nues-

184
tra galaxia. Gracias a esto, podían contar el trascurso del tiempo
con gran exactitud. Así fue como se convirtieron en maestros
del tiempo. Y esto lo hacían sin ningún tipo de máquina que
pudiera contar el tiempo, estamos hablando de cinco mil años
atrás, dónde la tecnología como os podéis imaginar se encon-
traba aún muy lejos.
Fueron los precursores de un gran número de calendarios,
entre ellos el “Quiché o Haab”, llamado también por otros
“Tzolkin”, con algunas diferencias. Los calendarios de los
mayas fueron los más sofisticados de Meso América y fue el
centro de su vida y uno de sus mayores logros a nivel cultural.
Esos logros también se veían reflejados en las perspectivas
tanto físicas como espirituales.
Los calendarios fueron diseñados para que los humanos pu-
diéramos sintonizarnos con los ritmos naturales del Cosmos,
del Planeta Tierra y de nuestras vidas cotidianas. Ellos lo utili-
zaban en los ámbitos de siembra, pero también religiosos. Los
sacerdotes regulaban sus ceremonias en honor a los Dioses.
También servían para predecir el rol de cada individuo en la
naturaleza, para conservar la armonía y también con fines adi-
vinatorios.
En ambos casos, mencionados anteriormente, contaban de
13 meses de 20 días cada mes, es decir de 260 días cada año.
Tenían en cuenta los ciclos del Sol (Hunabkú, el centro de la
galaxia), de la Luna y de Venus.
Asimismo, todos y cada uno de estos veinte días eran regi-
dos por una energía diferente. Según en qué día hubieras na-
cido, tenías la influencia de una energía u otra. Para ellos estos
20 días se correspondían con 20 sellos (símbolos o “abuelos”).
Cada sello podríamos concebirlo como un icono que trae con-
sigo unas potencialidades y unos desafíos. Por su esencia son

185
Camino hacia el Origen

disparadores de la memoria, apelan a las analogías y son acti-


vadores de dicha memoria.
Los sellos son la energía portadora de la información nece-
saria para la vida como proceso evolutivo ascendente. El sello
te dice cuáles son tus potencialidades o dones, y también qué
cosas te has venido a trabajar para evolucionar como ser hu-
mano. Así, cada ser humano tendrá una energía preponderante
según el día en que haya nacido y la energía que había en aquel
momento.

186
CAPÍTULO 23: EL ORIGEN DE
LA HUMANIDAD

E l viaje que viene a continuación fue muy largo, por lo


tanto, lo hemos resumido para que sea más ameno. Aun
así, las ideas principales quedan reflejadas en el resumen.

Este gran viaje vino a raíz de un acontecimiento veraniego.


Era un día soleado de julio y Raquel se encontraba en casa de
Marc. De pronto, oyó una voz que se quejaba, esa voz decía:
“¿Por qué nos pican los mosquitos? ¡Estos seres no sirven para
nada, sólo para que te piquen la piel!” Raquel se quedó un ins-
tante suspendida en sus pensamientos… Nunca se había plan-
teado tal situación, ¿Por qué nos pican los mosquitos? Fue una
pregunta que le llegó muy profundo, aunque esta no era la más
trascendental del mundo, o al menos no lo era en el contexto
en el que se había hecho. Pero esto a Raquel no le importaba,
porque su curiosidad ya se había despertado.
Ella sabía que lo iba a encontrar y se pasó largos días pen-
sando en cómo habían llegado los mosquitos a una situación
tan destructiva, ya que al picar al humano, le absorbían parte
de su energía.

187
Camino hacia el Origen

Dándole vueltas, le pasaron por la cabeza temas como la ca-


dena trófica en los ecosistemas, las características básicas de
los seres vivos (aprendidos en la escuela primaria), los desequi-
librios y equilibrios energéticos, el caos y el orden, etc. Muchos
fueron los temas que Raquel analizó hasta darse cuenta de algo
realmente insólito.
Debido a sus conocimientos universitarios (Ingeniería Agro-
alimentaria), Raquel se dio cuenta de que las bases aprendidas
en su infancia no tenían ningún sentido. Los seres vivos, según
lo aprendido, nacían, respiraban, comían, crecían, se reprodu-
cían y morían, pero ella se fijó en que a medida que los seres
respiraban oxigeno iban envejeciendo, y por ende, muriendo,
pero los seres no podían dejar de respirar, porque si lo hacían,
su muerte era todavía más rápida.
Divagando un poco más, también se dio cuenta, que no exis-
tía ningún alimento que fuera 100 % beneficioso para nosotros.
Todos y cada uno de ellos contiene alguna sustancia u otra que
nos es dañina, así que a medida que tomamos los alimentos e
ingerimos esas sustancias dañinas también nos vamos mu-
riendo poco a poco.

Al final, Raquel analizó la reproducción, el embarazo y el


nacimiento. ¿Cómo podía ser que una cosa que se supone que
es la base de todo ser, es tan dolorosa? Las mujeres tienen que
cargar largos años con la menstruación, en ocasiones provo-
cando en ellas grandes dolores. Una vez embarazadas, padecen
nauseas, vómitos, mareos… El parto tampoco es la cosa más
agradable que tengamos en mente y, finalmente, una vez el re-
cién nacido empieza a mamar absorbe el alimento de otro ser,
su propia madre. Todas estas fases suponen a la mujer un gran
desequilibrio energético sin capacidad aparente de huir.

188
Una vez analizada la situación y haberse dado cuenta de que
allí había algo que no encajaba decidió hablar con los grandes
esperando que le contaran un poco el porqué de estos desequi-
librios y, cómo no, el porqué de los mosquitos picadores.

El origen de la humanidad (28 de Julio del 2010)

Me concentré, y de pronto me vi suspendida en el cielo y, a mi lado, el


mismo hombre que me encontré en el viaje del conocimiento de nuestra ga-
laxia. Aquel hombre debía ser un gran maestro, y me sentía orgullosa de
que me enseñara.

Nos sentamos en una nube y vi como de golpe la Tierra que estaba de-
bajo de nosotros, cambiaba. Tuve la sensación de estar viajando a través
del tiempo pero sin movernos del mismo lugar.
Cuando todo se calmó, el maestro empezó a hablar.
“Hace ya mucho tiempo, en la Tierra existía una gran armonía...”
Mientras él hablaba yo veía cómo eran aquellos parajes. Había unos ár-
boles hermosos, los animales estaban tranquilos y no se atacaban los unos
a los otros. La Tierra era todo un paraíso.
El maestro dijo que los animales iban cambiando pero la paz conti-
nuaba en el Todo. Sin embargo, esos seres, a diferencia de los actuales, no
comían. La energía universal ya los complementaba de manera suficiente.
Me contó que al cabo de un tiempo llegaron los humanos, seres que también
vivían en armonía. Pero un buen día, estos humanos dejaron de sentir
tanto como antes. Se sintieron solos, abandonados y con mucha hambre.
Al no sentir la energía pensaron que ya no la tenían a su alrededor y se
les despertó la ansiedad y el hambre. Entonces, empezaron a comer frutos.
Este hecho fue el detonante del primer desequilibrio terrenal. Los humanos
habían cogido una parte energética de aquellos vegetales. Para que los ve-
getales pudieran compensar ese desequilibrio cogieron energía del subsuelo.
Y así sucesivamente, pasando por todos y cada uno de los seres que habi-

189
Camino hacia el Origen

taban en la Tierra, ahora todos se encontraban en un bucle alimentario


sin salida, pasando la energía de un lado a otro. Es por este motivo que
existen los mosquitos, unos animales como otros que nos cogen parte de
nuestra energía, para compensar la que nosotros cogemos de otros seres.

También me contó que lo que había descubierto con mis vacilaciones


anteriores, era cierto. La reproducción humana tenía un desequilibrio im-
portante. Eso era debido también a nuestros ancestros. El hecho de perder
gran parte de su unión universal, les llevó a inventarse otro tipo de vida
un poco más “antinatural”. Los humanos pensaban y creaban igual que
ahora, pero como los hombres en aquel entonces tenían gran poder sobre
las mujeres, éstas empezaron a perder su fuerza. Y este desequilibrio se
veía reflejado en su segundo chakra, mostrando un déficit en la autoestima
de las mujeres y un exceso de ego en los hombres. Así pues, los hombres
absorbieron gran parte de la energía femenina y la utilizaron para dominar
a las mismas. Es por este motivo que, todavía a día de hoy, las mujeres
sufren en la reproducción y en muchos otros aspectos. Los hombres también
sufren aunque no se ve tanto. En su caso, el exceso energético les provoca
una falsa sensación de poder y dominio que muchas veces no pueden con-
trolar.
Lo que me estaba contado aquel hombre era realmente impresionante,
me estaba diciendo que las cosas estaban muy mal. Alguien había pensado,
había pensado negativamente y había creado un desequilibrio en todo el
planeta. Y el mismo desequilibrio se había traspasado de generación en
generación. ¡Impresionante!

Cuando me desperté no podía parar de darle vueltas, estaba realmente


indignada, yo tenía que sufrir cada mes, entre muchas mujeres más. Con
mi indignación y enfado, cogí el péndulo y les pregunté a mis guías si existía
alguna forma de contrarrestar ese daño. Y ellos me contestaron que se
podía contrarrestar de la misma forma, pensando.

190
Me dijeron que mis pensamientos igual que los de nuestros antepasados
sirven para modificar lo creado, sirven para cocrear con nuestro Gran Cre-
ador. Así que sólo tenía que pensar, focalizar y crear.

De pronto, me entró el pánico, ¿Y si de pronto dejaba de tener la mens-


truación y no podía tener hijos nunca más? ¿Era eso realmente bueno
para mí? ¿Lo era para el resto de la humanidad?
Mis guías me dijeron que sanar un desequilibrio siempre era bueno.
Aun así, como era la primera vez que iba a crear conscientemente, lo iba
hacer a medias, es decir, hice una especie de pacto con mis guías y les dije
que, ya que la menstruación no era algo necesario, sólo lo iba a tener 1
vez cada dos meses. Y empecé a crear mediante la ley de la atracción. Y
lo logré. ¡Vaya que si lo logré! Estuve un tiempo teniendo la menstruación
cada 2 meses.
Al empezar el nuevo año, mis creaciones se volvieron a quedar en su
sitio. Dejé de enviarle energía y todo se quedó como estaba, pero esta vez
no me importaba, sabía que lo había logrado. La próxima vez, lo iba
hacer con mucha más gente y con más fuerza. Ya tenía la prueba de que
un sólo pensamiento podía crear aunque fuera algo que estuviera registrado
en nuestro ADN como un proceso aparentemente “normal”.
Esta vez, Raquel aprendió hasta dónde podía llegar el pen-
samiento humano. Cómo nuestra forma de pensar puede afec-
tar incluso a nuestros predecesores. Asimismo, empezó a dejar
de pensar en tonterías que podían crear acontecimientos no
deseados, para empezar a pensar con conciencia. Aprendió el
porqué de tantos desequilibrios, que nosotros mismos íbamos
enseñando a las generaciones posteriores para que los siguieran
manteniendo a lo largo de sus vidas. Y aprendió que si alguien
quiere cambiar alguna cosa en su vida, sólo tiene que pedir y
obtendrá. Raquel se dio cuenta de que con conciencia y cons-
tancia se pueden mover grandes energías. Ahora sólo le que-
daba saber qué quería, para conseguirlo en su futuro.

191
Camino hacia el Origen

Unos días más tarde, mi amiga recibió otra canalización de


sus guías de parte de Toni, y ese fue el mensaje que le manda-
ron:

Día a día creces y te haces más fuerte. A tu alrededor, la gente es muy


mental. No confundir madurez con estar tocando de pies en la Tierra.

Toni le comentó que el hecho de que esta vez el mensaje


hubiera sido tan cortito era porque estaba trabajando mucho y
ya quedaban pocas cosas que arreglar. Aun así, Raquel recibió
el mensaje como un trabajo más. Cuando llegó a su casa se
puso rápidamente a analizar y aprender de cada una de las pa-
labras de sus guías.
La primera frase le daba una confirmación de que estaba
trabajando bien, así que de forma más consciente empezó a
creer más en su interior. A partir de ahora, no tendría más
dudas.
La segunda frase le mostraba a Raquel que no todas las per-
sonas que la rodeaban la podían comprender y lo más probable
era que fueran a juzgarla, así que decidió cerrarse un poco más
a la espera que estas personas dejaran de pretender analizar lo
no analizable.
Y la tercera frase era un complemento de la anterior, advir-
tiéndole que por mucho que desde su entorno le dijeran que
tenía la cabeza llena de pájaros y que tenía que aprender a vivir
la vida tal y como era (sin tantas aventuras galácticas), ella tenía
que seguir, ya que si aceptaba esos juicios como realidad, su
ser interior no iba a madurar tal y como ella se lo había pro-
puesto.

192
CAPÍTULO 24: MI LLEGADA A LA TIERRA

E l siguiente viaje que hizo Raquel le ayudó a descubrir su


verdadero ser: la llevó al punto de inicio. El momento ini-
cial en el que ella decidió venirse a la Tierra.

Dioses gigantes (23 de Agosto del 2010)

Mi guía me llevó a un lugar muy extraño. Había una mesa muy


grande y unas sillas enormes. En ellas estaban sentados unos seres gigantes.
Su aspecto me recordó al de los Dioses griegos, ya que llevaban una especie
de túnicas blancas. Allí había tanto hombres como mujeres.
Yo era tan pequeña para ellos, como un bolígrafo para mí. Uno de los
hombres me dijo: “Muéstrate tal como eres” y de golpe, no sé cómo lo hice,
pero me hice más grande, no tanto como ellos, pero casi.
Entonces, el hombre me contó que tenían algo que mostrarme, algo de
mi pasado que yo desconocía.
De pronto, me llevaron a un sitio maravilloso, yo supe que aquello era,
sin lugar a dudas, el paraíso. Y allí estaba yo, me vi a mi misma un poco
más alta, con el pelo liso, la piel sin imperfecciones y mi presencia era de
serenidad. Mi físico era similar al que tenía en el viaje a Lemuria cuando
me dijeron que me mostrara tal y como yo era realmente.

193
Camino hacia el Origen

Yo me encontraba en otro plano observándome a mí misma y el maestro


que me había encontrado tanto en el viaje de conocimiento de la galaxia
como en el del origen de la humanidad me contaba que yo vivía en un lugar
en perfecta armonía antes de llegar a la Tierra.
En ese momento, mi otra yo estaba sentada en la repisa de una ventana
enorme, una ventana que daba a un espléndido prado. Me encontraba le-
yendo tranquilamente cuando un chico de unos pocos años más que yo se
acercó y me saludó sonriendo. Se veía como existía un gran aprecio entre
ambos, parecíamos muy amigos. El chico me miró y me preguntó: “¿Cómo
puedes estar tan tranquila aquí mientras hay otros seres que están su-
friendo?” Me lo dijo con un tono burlón, pero yo sabía que lo decía en
serio.
De pronto, en el centro de aquella cueva, dónde había una fuente plana
que contenía agua, resurgió una esfera. Me pareció ver como una burbuja
gigante. Dentro de ella se vislumbró un planeta. Era todo de color marrón
y había una luz oscura en él, se veía contaminación y sufrimiento. Además,
en la burbuja se podían distinguir los seres que lo habitaban. Había unos
que estaban encima del suelo, otros estaban flotando en el cielo y había
otros que estaban en el centro del planeta. Eran diferentes civilizaciones
de distintos niveles viviendo en el mismo mundo.
Mi otro yo miró el planeta y analizó lo que su amigo le estaba mos-
trando. Al cabo de poco dijo: “De acuerdo, voy a ir a la Tierra, ¿Por
dónde empiezo?” El chico me dijo que empezara de fuera para dentro.
Primero iría a un lugar llamado Lemuria y me quedaría allí hasta as-
cender, después iría a la Atlántida y me quedaría hasta volver a ascender.
Y, finalmente, renacería cómo humana verdadera hasta llegar a la tercera
Ascensión.
Me dijo que el motivo principal seria devolver la paz a ese pequeño
mundo.

Poco después, el maestro de la galaxia que se encontraba a mi lado,


me miró y me dijo: “Por hoy ya es suficiente”. Y la escena desapareció.

194
Después de salir de aquel recuerdo tan impresionante, me dispuse a
hacer alguna cosa por el mundo. Yo ya había superado mi “prueba” en
Lemuria, pero los lemurianos seguían atrapados en un estado poco evolu-
cionado, así que decidí volver al Monte Shasta y empezar a despertar a
las almas dormidas.
Una vez allí, reuní a todos los lemurianos en la plaza mayor. Eran
muchos, pero eso no me echó para atrás. Yo tenía un objetivo y lo iba a
cumplir. Con mi pensamiento y con un pequeño movimiento de brazos se-
paré las casas para que todos cupiesen en la plaza.
Mientras los lemurianos se iban colocando a sus sitios, oí una voz algo
así como de ultratumba. Al principio me asusté, pero no podía permitir
que nada ni nadie interrumpieran aquel acontecimiento. Así que, con la
ayuda de mis guías los echamos de aquel lugar.
Una vez todos estuvieron instalados, empecé a hablar. Hice un discurso
muy largo, pero contundente. Parecía como si toda la vida hubiera hecho
esa clase de cosas. La verdad es que no recuerdo nada de aquel discurso,
aunque me hubiera gustado. No tengo la menor duda que fuese lo que
fuese lo que dije, era lo adecuado ya que todas y cada una de las palabras
me salieron del corazón, un corazón luchador.
Aun así, tengo que decir que sí que recuerdo una cosa del discurso, mis
primeras palabras: “Queridos lemurianos y lemurianas ha llegado la hora
de cambiar, tenemos mucho trabajo que hacer”. Sólo recuerdo eso, pero
esa frase ya me refleja a mí misma la seguridad y la decisión de mi alma
astral, una alma con un coraje capaz de espantar a los demonios para
cumplir su gran misión, la de cambiar el mundo.

Aquel día mi amiga aprendió un montón de cosas, vio como


las conexiones de sus viajes se unían con los mensajes de las
canalizaciones de Toni. Aquello fue para ella una prueba irre-
futable que le indicaba que estaba en el sitio y en el momento
adecuado.

195
Camino hacia el Origen

Además, recordó. Después de montones de vidas en la Tie-


rra, recordó su momento inicial, la decisión de emprender un
viaje con destino a la Tierra y se sintió orgullosa de haber cum-
plido con el plan. Ahora sólo le faltaba la ascensión final e iba
a trabajar para lograrla.
El hecho de regresar al Monte Shasta le demostró a Raquel
que aunque en su presente era tímida, su alma no lo era, dán-
dole fuerzas para seguir cambiando. Cambiándose a sí misma
y, cómo no, cambiando el mundo.

Unos días más tarde, concretamente el tres de Septiembre,


Raquel volvió a recibir otro mensaje de sus guías, el último de
esta emoción:

Diosa. No te dejes llevar por corrientes que no son las tuyas. Lo que
no resuene en tu interior, descártalo. En tu vida lemuriana eras una diosa,
la diosa Lhum-Tat. Trabajo con agua.

Este mensaje le seguía confirmando el hecho de que el ex-


terior la podía hacer dudar, pero sólo su corazón tenía la fuerza
de ver y de decidir el verdadero camino que tenía que tomar.
Sólo así, llegaría a lograr su gran objetivo, la Ascensión.
Además, descubrió que existía un título en Lemuria que se
llamaba Diosa, pero eso no significaba ser superior a los demás,
aunque sí que era un tanto especial. En su caso, ella se ocupaba
del uso y manejo del agua. Ella, junto a otras diosas, tenía que
purificar el agua para dársela a las plantas, a los animales, a los
humanos y, cómo no, para sanar usando aquel elemento.
Pero su mayor regalo recibido aquel día, fue el descubri-
miento de ¡su nombre lemuriano! Lhum-Tat. Eso la entu-
siasmó, además sentía que así era.

196
Recuerdo que aquella semana estaba reluciente de emoción,
aunque la euforia le duró poco, porque fueron justo aquellos
días en los que, como ya os he comentado antes, Raquel tuvo
que hacer un arduo trabajo para superar una de las pruebas
más duras de su vida. Ella creía que ya lo había hecho todo,
pero le quedaba la prueba final.
Para que os hagáis una idea de la situación, y sin entrar en
muchos detalles. Raquel tuvo que enfrentarse con las personas
de mayor rango de su Universidad para exponer una situación
injusta en la cual ella se había encontrado en los últimos meses
y que todavía persistía. Imaginaros por un momento el grande
trabajo que eso supuso para ella, teniendo en cuenta que, pre-
cisamente, estaba haciendo terapia para subir su autoestima,
una autoestima que ya se encontraba al límite. Pero lo hizo,
llegó hasta el final. Según ella, la mandaron para aquí y para
allá, limpiándose las manos y dándole largas constantemente.
E incluso, encontrándose con personas a lo largo del camino
que le decían que no lo iba a lograr y que además harían lo po-
sible para que no lo consiguiera. Y muy a su pesar, esas perso-
nas pudieron con ella. No os equivoquéis, ella hizo todo
cuanto pudo, pero ellos tenían la última palabra y esa era: “No”.
Aun así, Raquel aprendió muchas cosas de su experiencia.
Ella sintió que había perdido, pero rápidamente dejó ese sen-
timiento porque uno de los mensajes que había recibido de la
canalizadora de Mataró le decía que no pensara que había per-
dido, que todo formaba parte de un Plan Mayor. Ella sentía
que el mensaje iba dirigido exactamente a ese instante y le hizo
caso. Pensó que si de verdad había un Plan Mayor, tenía que
tener fe en ello. Pero no sólo eso, Raquel se dio cuenta de que
su fe interior también había crecido, su autoestima ya no estaba
por los suelos, ahora se encontraba rozando el equilibrio.

197
Camino hacia el Origen

Había perdido en una experiencia terrenal, pero había ga-


nado en su labor espiritual. Ese golpe en su vida la hizo madu-
rar de repente y le ayudó a convertirse en una persona nueva.
Más fuerte, más comprensiva consigo misma y con los demás,
perdonándoles aunque eso le doliera muy profundamente.
Poco a poco, su rabia y su odio fueron desvaneciéndose. Por
otra parte, sus heridas también se fueron curando dejando atrás
una dura experiencia y ganando una medalla al coraje y al amor.

198
PA RT E 5

VIAJES ASTRALES
C O M PA RT I D O S
CAPÍTULO 25: GUARDERÍA GALÁCTICA

E ste viaje astral formó parte de la serie de viajes en los cua-


les Raquel se propuso conocer a su Yo Superior. Esta vez,
se transportó al momento de su nacimiento. De hecho, hace
muchísimos años que Raquel nació.
Al igual que en la Tierra, a nivel galáctico existe una especie
de guardería. Y los guías de Raquel la llevaron a ese precioso
lugar.

Nuestros orígenes (7 de Septiembre del 2010)

Una vez allí, me dirigí hacia donde se encontraba la maestra, me senté


a su lado y le pedí que me explicase un poco cómo funcionaba todo aque-
llo.
Me contó que los niños no se quedaban allí dependiendo de la edad,
sino que se marchaban cuando habían adquirido un nivel de sabiduría
suficiente. Mientras me hablaba yo me quedé mirando a los niños e intenté
reconocerme entre todos ellos. ¡Y sí, ahí estaba! mirándome a mí misma.

La pequeña Raquel tenía una mirada muy profunda y concentrada,


con una potencia y un magnetismo que hacían poner la piel de gallina. La

201
Camino hacia el Origen

maestra me dijo que me estaba observando y analizando para ver en qué


tipo de persona se convertiría. Al cabo de poco, la mini Raquel vino hacia
mí y subió decidida a mi regazo. La maestra me comentó que se sentía
atraída por mí, y se ve que le había caído bien, ¡Menos mal, pensé yo!
Durante todo el tiempo que estuve allí, la pequeña no se separó de mi
lado.
Después de un rato de hablar con la maestra, me di cuenta de que los
niños tenían colores. Había algunos con la piel azul, otros verde, dorada,
etc. Pero cuando me fijaba en mi misma, no conseguía distinguir el color.
Le pregunté a la maestra el porqué y me dijo que yo era un tanto especial.
En un principio tenía que tener el color dorado, ya que había nacido en el
Sol, pero justo en el momento de nacer vinieron unos seres de otros mundos
y me introdujeron parte de su luz (su color). Se podría decir que soy una
especie de popurrí de colores.
Este “experimento” lo habían probado alguna vez más, pero poqui-
tas.
La mujer siguió explicándome la historia, aunque yo ya no le presté
tanta atención como antes, había entrado en un mar de dudas sin resolver
y sin darme cuenta desperté en mi habitación con la mente llena de incóg-
nitas.
Yo seguía con la duda de si aquello fue sólo un experimento o si real-
mente les hacía ilusión aquellos seres que yo naciera con una pequeña parte
de todos ellos. Y si así era... ¿Por qué? ¿Quizás no eran todas las luces
igual de importantes? Entré en un diálogo mental planteando la cuestión
de que siempre deseas ser el mejor y el diferente, pero cuando lo eres real-
mente, te das cuenta de que quizás no es tan bueno como pensabas. La
verdad es que no lo acabé de aceptar del todo o al menos en ese momento.
Volviendo al viaje, también tengo que mencionar algo más que sucedió,
y no menos importante. ¡Volví a ver a Marc! ¡Fue genial! Hacía ya un
tiempo que andábamos juntos y me hizo mucha ilusión verlo allí y pensar
que hacía mucho que nos conocíamos. Él era de color verde y era muy
mono de pequeño.

202
A la maestra, también le pregunté por otros compañeros, por ejemplo,
le pregunté por Alvar, y me contó que aún no nos conocíamos, que lo conocí
en una etapa posterior, en la “adolescencia” astral.
Y después, ¡Te encontré (Ariadna)! ¡Eras de color marrón! ¡Un ma-
rrón claro! Y me contó que tu color era debido a tu origen. ¡Y era, ni más
ni menos, que Marte!
Ya decía yo que me sonabas de algo… ¡Si estabas en la guardería con-
migo! ¡Nos conocemos desde hace muchísimo! La verdad es que eras de un
color muy bonito, bueno, de hecho ahí no había ningún color feo, todos
eran luminosos y deslumbrantes.

Después de que Raquel me contara este viaje, nos quedamos


un poco impacientes esperando averiguar más cosas en el pró-
ximo viaje. De hecho, en el último que hizo en el Sol, su padre
cósmico le comentó que no era mejor que sus hermanos, pero
sí que era un tanto especial. ¿Quizás se refería a esto? En aquel
momento tampoco lo entendimos demasiado, pero Raquel lo
aceptó como una posibilidad.
Dejando a un lado sus dudas, se podría decir que en este úl-
timo viaje aprendió que las luces tienen un periodo de apren-
dizaje en un lugar parecido a nuestras guarderías. Además de
descubrir, que según el lugar de donde provienes tu luz es de
un color u otro, y que existía la posibilidad de incorporar tu luz
en un ser recién nacido.

¡Guarderías galácticas! ¿Esto sí que es una sorpresa, verdad?


De hecho como habréis podido comprobar a lo largo del libro
hablamos a menudo de dimensiones, saltos temporales, o sim-
plemente de varias maneras de concebir el tiempo. Esto son
sólo categorías que nos ayudan a organizar nuestras propias
ideas acerca del concepto de lo eterno por lo que concierne al

203
Camino hacia el Origen

tiempo. Y también del infinito por lo que concierne al espacio.


En todo caso, sí que es cierto que en el Planeta Tierra se dice
que existen varias dimensiones, todas y cada una de ellas con
sus características espaciales, y con sus seres de luz habitándo-
las.
Fijándonos en términos lumínicos, digamos que en el pro-
ceso de ascensión en dichas dimensiones, estamos siguiendo
un camino que nos llevará otra vez hacia la Luz, hacia la Fuente.
El retorno a La Fuente conlleva superar con éxito todas y cada
una de las lecciones que nos habíamos propuesto antes de co-
menzar nuestro periplo por el cosmos. Para ello contamos con
la inestimable ayuda de nuestro Yo Superior a lo largo de un
recorrido que transcurre a través de una multitud de planetas
y dimensiones. Una vez superadas estas pruebas tenemos de-
recho a volver a fundirnos otra vez con la Luz.
Diferentes expertos hablan de la existencia como algo cí-
clico. Asimismo, cuando decidimos que estamos de nuevo pre-
parados para volver a experimentar todo lo que conlleva el
vivir, no importa en qué planeta, qué dimensión, qué lugar del
Universo, o en qué forma (mineral, vegetal, humana, pura luz,
etc.) nos desprendemos de la Fuente. Eso quiere decir que
nuestra alma escoge dónde quiere ir para aprender nuevamente.
Empezamos a experimentar en una galaxia, en nuestro caso
la Vía Láctea, pero quién sabe por cuantas otras galaxias hemos
transitado a lo largo de nuestra existencia.
Al iniciar este proceso en una nueva galaxia, necesitamos
unas lecciones previas para que no sea tan duro el primer con-
tacto con la realidad experimental de dicha galaxia. Para eso
está la “guardería galáctica”.

Personalmente, siempre había tenido alguna duda acerca del


origen del alma de las personas. Porque cogiendo las referencias

204
acerca de los orígenes de Raquel, el Sol; decimos que “ella viene
de allí”. La cuestión es, ¿qué significa que ella viene de allí? Jun-
tamente con Clara (mi compañera de casa) hemos hablado
largo y tendido acerca del significado de esta expresión. Es
decir, si venimos de un lugar en concreto, ¿desde cuándo? Esa
era la gran pregunta que retumbaba como eco en mi cabeza.
En el Universo existen diferentes dimensiones de existencia.
Y dentro de cada dimensión, diferentes densidades, es decir,
niveles de densificación.
Pues bien, la “primera dimensión” es la encargada de con-
vertir la energía en materia. Y ahí existen los minerales y el
agua, es el nivel de consciencia más elemental. La “segunda di-
mensión” concierne a animales y plantas, esta es también física
e impulsa la identidad biológica. Y aquí quería llegar yo, a la
“tercera dimensión”. En esta tercera dimensión es dónde exis-
timos los humanos. Cuando pasamos de segunda a tercera di-
mensión el salto cuántico es más considerable. Hasta entonces,
éramos consciencia pura viviendo en forma vegetal o animal,
y cuando saltamos a tercera nos convertimos ya en un cuerpo
humano con alma.
Esta transición implica un gran cambio en lo que se refiere
a nuestra manera de interactuar con el Cosmos. Cuando nos
encarnamos en un cuerpo, la mayoría de veces, no todas, el
alma es la que ocupa un cuerpo para empezar tal aprendizaje.
El caso es que este cambio también conlleva que nuestro
Yo Superior también se incorpore en esta encarnación junto
con el alma.
Pues bien, en el proceso de ascensión entre estas dimensio-
nes se encuentra la clave de la cuestión.
Al inicio de la experiencia en la tercera dimensión es dónde
yo quería llegar para aclarar mi duda de cuál era realmente el

205
Camino hacia el Origen

origen del alma, y en qué momento pasábamos por la guardería


galáctica.
Tanto Raquel como yo hemos estado investigando con el
péndulo, preguntando directamente a nuestro Yo Superior y
también a nuestros guías. Y en este tiempo hemos conseguido
aclarar estas dudas.
Según la información recibida, cuando hablamos de que esta
persona viene de este planeta o estrella, significa el primer lugar
en que un alma experimenta en esta galaxia.
Este ser que empieza a experimentar en una nueva galaxia,
tendrá que evolucionar a través de todas y cada una de las di-
mensiones del planeta o estrella escogido. Desde la primera,
hasta la última en sentido lineal. Una vez se hayan trascendido
todas las dimensiones, se podrán escoger nuevos lugares de la
galaxia para aprender y para experimentar “otra rueda de en-
carnaciones”, hasta llegar nuevamente a la Iluminación o a la
culminación de los aprendizajes establecidos en cada inicio.
Por otra parte, en este segundo caso, ya no tenemos que as-
cender linealmente a través de las dimensiones, sino que po-
demos saltar tanto de dimensión como de lugar físico (planeta
o estrella).
Además hemos visto que con la ayuda del Yo Superior se
preparan todas las encarnaciones a todos los planetas o estre-
llas. Es decir, antes de encarnarse en un sitio u otro el Yo Su-
perior decide junto al alma qué lecciones aprenderá en dicho
sitio. Asimismo, es posible que dependiendo del lugar hayamos
decidido aprender cosas diferentes. Quizás habrá planetas en
los que tengamos grandes misiones, o largos aprendizajes. En
otros, por el contrario, quizás vayamos a aprender algo muy
concreto, y luego nos marchemos rápidamente.
También hemos descubierto que antes de cada encarnación
el Yo Superior pacta con el alma aprender una serie de cosas,

206
y cuando llega al 100% de dichos aprendizajes el ser ya puede
cambiar de dimensión o de planeta, o incluso unirse a la Fuente
otra vez. Todo depende de lo que se decida una vez se hayan
completado todos los aprendizajes.
Y bien, pues aquí tenéis un poco más de información acerca
del transcurso vivencial de nuestra alma y los pasos o eslabones
que vamos experimentando en este largo camino de la existen-
cia.

Unas semanas más tarde, Raquel comprendió por qué ella


tenía más de un color en su ser a diferencia de otros seres que
sólo tenían uno.
Según sus maestros, era una forma de conexión universal.
Existían algunos seres en todo el Universo que tenían más de
un color (incorporado por otros) para que el Universo no se
dividiera en tribus. Estos seres eran los encargados de conectar
los colores, sirviendo de reflejo de diferentes “tribus de color”
(entendiendo como tribu todos los seres que nacen en un
mismo planeta y que por lo tanto, tienen el mismo color de ori-
gen en su esencia).
De esta forma, se evitan conflictos entre diferentes territo-
rios y se mantiene la armonía y la conexión de color en todo el
Universo. Según sus fuentes, hay seres que tienen sólo dos co-
lores, otros muchos más, según quién o qué tienen que conec-
tar. En el caso particular de mi amiga, ella tenía todos los
colores posibles pero todos de una misma saturación. Defi-
niendo saturación como la cantidad de gris que contendría un
color: mientras más gris o más neutro es, menos brillante o
menos “saturado” es.
Raquel descubrió que su saturación era la más brillante, es
decir la que contenía menos gris, aunque eso no significa que

207
Camino hacia el Origen

ella sea muy pura, sino que su esencia conecta diferentes pla-
netas y estrellas con esa determinada saturación de color. Asi-
mismo, los maestros de Raquel, también le comentaron que
los seres que tenían más de un color eran llamados conectores
o avatares de luz.

208
CAPÍTULO 26: ABORÍGENES
AUSTRALIANOS

H a pasado más de un año. Miro atrás y me cuesta llegar a


asimilar tan increíbles acontecimientos. Lo que está ocu-
rriendo a nivel planetario es sin duda, algo muy especial, y esto
son sólo pequeñas pruebas que lo demuestran.

¿Viajar astralmente? ¿Quién puede corroborarlo científica-


mente? ¿Quién es capaz de explicarlo utilizando un lenguaje
limitado a las palabras? ¿Qué mente racional puede abarcar tan
nuevos conocimientos y experiencias?
Es evidente que se están abriendo unas puertas que poca
gente hasta el momento había tenido el privilegio de cruzar.
Hace pocas décadas que se están produciendo estos hechos.
Hoy en día aún más, el dinamismo de los acontecimientos es
evidente. La espiritualidad se abre camino como la fuente
eterna del Todo, despertando de un gran letargo. Abriendo ca-
nales, abriendo paso, abriendo el abastecimiento de agua sa-
grada que el mundo debe beber para poder participar en el
cambio, y en consecuencia, evolucionar en armonía y con con-
ciencia hacia el futuro.

209
Camino hacia el Origen

Con lo que llevamos relatado, seguro que este tipo de len-


guaje o expresiones ya no resulta muy extraño. Vamos viendo
que nuestros corazones se abren poco a poco a algo nuevo.
Por nuestra parte, confiad en que lo que estamos narrando
forma una parte esencial de nuestras vidas y que estas líneas
son lo que sostienen nuestra visión y comprensión de la exis-
tencia misma.

—-

Por lo que concierne a la vida más terrenal de aquel mo-


mento, la etapa que viví yo fue bastante divertida. Mi vida se
encontraba en una encrucijada. Por una parte tenía toda una
vida racional y peinada esperándome a la vuelta de la esquina.
Había estudiado para ser maestra y aquel mismo septiembre
me dieron una plaza genial para trabajar en una escuela todo el
año, y además de mi especialidad. A nivel futbolístico estába-
mos a punto de subir a primera división y, por otra parte, tenía
una casa de ensueño (también al mismo tiempo centro de te-
rapias alternativas) esperándome muy cerca de la ciudad de Gi-
rona. Un sitio tranquilo, llamado “Centre Tao”.
¿Os parecerá el mejor de los planes no? Lo era, pero quién
sabe cuántos caminos entretejen el destino.
Mi corazón echaba llamaradas en dirección a Paris, para con-
tinuar el viaje que hacía tres meses había iniciado con mi Volks-
wagen. ¿Y qué es lo que hice yo? Pues bien, la aventura me
llamaba y no dudé en ningún momento en rechazar mi vida de
película para embarcarme en un viaje descomunal dirección a
“La cité de l’amour”, Paris.
Y bien, pues ahí estaba, movida por el amor de un chico que
cuando llegué allí me dio calabazas. Había regalado todas mis

210
cosas y me fui a Paris con una maleta llena de ropa, algún an-
gelito de cerámica que habitaba mi altar y poca cosa más.
Era septiembre y empezaba el frío, no obstante, tenía suerte
de tener una casa con ruedas.
Aquel viaje, para mí era definitivo. Yo no sólo me iba unos
meses y eso era todo. Aquella partida era un punto de inflexión
en mi vida, fue el inicio de un rumbo y de una filosofía de vida
nueva, fue un quiebro y un asalto a mi ex-vida cuadriculada,
una vida rendida a los horarios y demás hechos que conforma-
ban una inercia inconsciente de hacer perdurar ataduras y obli-
gaciones no aptas para la integridad mental de las personas.
Y voilà, me encontraba en Paris pero no dejé de compartir
en la distancia experiencias astrales con Raquel. Como veréis a
continuación, tuvimos ocasión de compartir no sólo una visita
a los aborígenes de Australia, sino también otro viaje más, de-
tallado en el capítulo siguiente.

Con mi partida a París, nuestros lazos se hicieron más sóli-


dos. Como estaba fuera, la manera más rápida y fácil de estar
en contacto, era por email. Asimismo, creamos un vínculo ci-
bernético y nos íbamos contando en la distancia todo lo que
nos ocurría de nuevo acerca de sueños, experiencias con el
cuerpo astral, viajes, etc. Fue una época muy bonita donde es-
trechamos el vínculo de nuestra amistad y a pesar del millar y
medio de kilómetros que nos separaba, establecimos una co-
nexión sorprendente.
Fue por este motivo, que Raquel y yo nos pusimos de
acuerdo en que ya había llegado la hora de que las dos hiciéra-
mos un viaje conjunto. Así que acordamos que el 20 de sep-
tiembre por la noche nos uniríamos para hacer un viaje.

211
Camino hacia el Origen

Viaje conjunto, Raquel y Ariadna conocen a Los Auténticos


(20 de Septiembre del 2010)
Este fue el mensaje que recibí de Raquel la mañana si-
guiente:

¿Recuerdas alguna cosa de ayer? ¡Te vine a buscar! Cuando se hacen


viajes conjuntos, cada uno ve las mismas cosas aunque desde una perspec-
tiva diferente, pero se veía claramente que estabas en el mismo lugar.
Si quieres te cuento lo que vi yo y luego me cuentas tú lo que sentiste.

En primer lugar, a pocos minutos para la medianoche yo ya estaba ha-


blando con mis guías (en Girona); les pregunté alguna duda sobre mis
cosas y después les dije, “¿Ariadna ya está lista?”, y me dijeron que ya
me estabas esperando. Así que me puse muy contenta y te vinimos a buscar
con la escoba voladora a Paris.

Llegué allí, bajé del cielo y tú estabas meditando. Entonces te llamé y


te giraste. De pronto, las dos nos pusimos muy alegres de habernos encon-
trado y empezamos a saltar de la emoción. Acto seguido, te cogí de la mano
y te traje dirección al cielo dónde estaba mi guía con la escoba. Te dije:
“¡Sube, sube!”. Me miraste con una cara rara y me preguntaste: “¿Una
escoba? ¿Y cómo se sube?”. Te dije que yo siempre había querido tener
una escoba voladora y te enseñé a subir en ella. En un momento, los tres
empezamos nuestra ruta muy emocionados.
De camino, te expliqué hacia dónde nos dirigíamos. Escogí llevarte a
Australia con una tribu llamada “Los Auténticos”, los últimos verdaderos
seres humanos de la Tierra. Realmente, era un honor poder encontrarnos
con aquellas personas tan sabias (si quieres saber más cosas sobre ellos,
léete el libro Las voces del desierto y entenderás por qué te traje ahí).

Cuando llegamos a Australia, ellos estaban sentados en círculo con


una luz realmente bonita a su alrededor. Nos sentamos con ellos y nos di-

212
jeron que nos estaban esperando. Al decirnos esto a ti casi te coge un ata-
que. ¡Te impactó mucho!
Después de saludarnos, les dije que nos gustaría que en esta visita nos
enseñasen una sola cosa nueva para que la pudiéramos poner en práctica
en nuestra vida “real”. Sabiendo, a través del libro, que ellos abandona-
rían el planeta muy pronto debido al fin de su misión aquí, y asumiendo
que sería uno de nuestros deberes continuarla.
Les pareció muy bien nuestra proposición, pero antes nos invitaron a
hacer un pequeño ritual de bienvenida para agradecer nuestra visita.

Antes, sin embargo, te dijeron una cosa muy buena, Ari. Te dijeron
que dejases de fumar para abrir mejor tu canal, que a ti no te hacía falta
ese tipo de sustancias, sólo te faltaba practicar un poco más y conseguirías
los mismos resultados, e incluso mejores. Es decir, obtendrías una pureza
aún mayor. Ellos te dijeron que si querías que la gente te tuviese en con-
sideración cuando quisieses enseñar tus conocimientos a los demás, tenías
que purificarte y no dar motivos para que ellos creyeran que habías fumado.
Y obviaran la importancia que merecía tu consejo interior. Así que ya lo
sabes, los sabios dicen que menos fumar, y únicamente práctica.

Volvimos al círculo, dónde había un espacio para la hoguera, aún apa-


gada. En aquel momento, me vino a la cabeza la canción de Titanic (había
visto la película aquel día) y yo estaba muy preocupada porque si no se
me iba de la cabeza iba a despertar. Aun así, uno de los aborígenes me
dijo que estuviese tranquila porque los rituales se hacían con música, así
que me dijo que sería mi voz y la canción de Titanic las que pondrían la
música a aquel ritual.

Mientras la música sonaba, los aborígenes iban entrando a la hoguera


energética y esta los transportaba al espacio (era una especie de cola de gu-
sano). Tú y yo también lo hicimos.

213
Camino hacia el Origen

Una vez estuvimos todos juntos en el espacio, nos abrazamos y de allí


salió una luz muy grande y hermosa. En ese momento se me ocurrió decir
que parecía como si estuviéramos creando un Sol. Y me contestaron afir-
mativamente, aunque me aclararon que la palabra Sol era sólo el nombre
de una estrella, así que la realidad era que en ese mismo instante estaba
teniendo lugar en nuestro Universo la creación de una nueva estrella, y
nosotros estábamos formando parte activa de ese hermoso proceso. Fue
súper conmovedor, ¡Espero que te acuerdes! Y si no, al menos ten en cuenta
lo que hiciste, ¡Qué no fue poco!

Cuando terminamos de abrazarnos y dimos las gracias por aquel pre-


sente, volvimos a la Tierra, cerca de la hoguera de dónde habíamos salido.
A continuación, el chamán nos dijo que no nos llevábamos un solo consejo,
sino todos. Ellos nos transmitieron su luz a nuestro corazón. Nos dijo
que ahora teníamos el corazón cristalino, y que allí encontraríamos todos
sus conocimientos. Nos comentó que los corazones cristalinos tenían una
pureza abrumadora, pero que también eran muy sensibles y que, por ende,
los teníamos que cuidar con mucho amor y ternura. Nos dijo que si alguna
vez nos sentíamos perdidas, ellos siempre estarían cerca de nosotras, y que
siempre podíamos buscar su sabiduría en nuestro corazón porque ahí la
íbamos a encontrar.

Como este era tu primer viaje y para que no cogieses un empacho ener-
gético, decidimos volver a casa. Nos despedimos de aquellas personas ma-
ravillosas muy agradecidas por todo lo que nos dieron y todo lo que
compartieron con nosotras. Ellos también estaban felices porque sabían
que aun yéndose, sus conocimientos perdurarían aquí en la Tierra, con-
cretamente, en nuestro corazón.

Luego, te traje a casa y poco a poco nos fuimos despertando del gran
viaje. Por cierto, esta vez, me desperté ¡llorando de la emoción! ¡Te lo juro!

214
De lo bonito y de lo agradecida que estaba por aquel viaje. Espero que si
no recuerdas lo que vivimos, al menos tengas presente que Los Auténticos
están muy cerca de ti.

Haciendo referencia al viaje que hicimos, la verdad es que


yo no recuerdo absolutamente nada de lo que ella me contó.
No obstante, hubo una señal increíble que me hizo casi llorar
de emoción. Os voy a contar cuál.
El caso es que yo durante el día siguiente, después de hacer
el viaje estuve dibujando en mi libreta. Y de hecho, llené casi
tres páginas con estrellas, de diferentes tamaños, medidas y es-
tilos. La gran prueba es que yo dibujé las estrellas antes de saber
nada acerca de que creamos una estrella con los aborígenes,
porque el email lo leí después de hacer los dibujos.
Interpreté esto como una señal de mi inconsciente. Yo no
supe hasta dos días más tarde lo que ocurrió en el viaje. A nivel
consciente, lo más seguro es que no fuera capaz de retener la
información. La gran prueba es que mi inconsciente sí lo hizo
y me ayudó a materializarlo. ¿Fantástico, no?

Este fue sin duda, uno de nuestros viajes preferidos hasta


ese momento. Y sólo nos queda una palabra para expresar qué
fue lo que aprendimos. Todo. Todo el conocimiento ancestral
adquirido por unos seres humanos que a día de hoy, todavía
viven en armonía con todo su ser y con el entorno en el que
habitan. Así pues, adquirimos la totalidad su conocimiento y
un corazón de cristal. Ahora sólo nos queda aprender a cuidar
nuestro pequeño tesoro, estos corazones que guardan un le-
gado ancestral digno de admirar en su interior.

215
CAPÍTULO 27: DESTRUCCIÓN
DE LOS IDEALES

Viaje al interior de las creencias (4 de Octubre del 2010)

Este viaje consistió en romper todos y cada uno de los pi-


lares creados desde la infancia, para poder seguir caminando
libre de cualquier religión que hubiera sido anclada a la fuerza
en nuestro corazón a través de la sociedad.

Aquel día, Raquel cerró los ojos y un maestro la fue a visitar.


Esta fue su enseñanza:

El Maestro me dijo: “¿Ves esta iglesia? Estos son los muros que se
han ido levantando a lo largo de estos años en tu interior. Aunque a ti te
parezca que no sigues ninguna religión de manera muy firme, existe una
creencia que te ha sido inculcada a través de unas lecciones que ni siquiera
recuerdas. Permanecen ahí y te ayudan a tomar tus decisiones importantes.
Te ayudan a posicionarte ante una opinión u otra. Estamos hoy aquí,
para borrar y eliminar para siempre esos muros que hay en ti. De esa
forma te vas a liberar para siempre de ataduras impuestas desde el exterior
para que puedas tomar tus propias decisiones desde el interior.”

217
Camino hacia el Origen

“¿Ves este bate? Pues lo vas a usar para destruir la iglesia. Ahora,
con todas tus fuerzas destrúyela y no la vuelvas a construir nunca más”.
Así lo hice, cogí el bate, al principio con cierta desconfianza, pero si el
maestro me lo había dicho debía de ser por algún motivo. Así que me puse
a dar golpes contra la pared de la iglesia, hasta que no dejé ni un triste
muro en pie, los rompí todos.
Entonces, me sentí libre. Era una sensación muy agradable.
Después le pregunté al maestro si lo que tenía que hacer a partir de
ese momento era coger esas piedras y reconstruir otro muro que me repre-
sentase de verdad. El maestro se alteró un poco y me dijo: “No, nada de
eso, déjate de muros, tú lo que necesitas es dejar de construir, ahora y para
siempre. ¡Necesitas crear un espacio libre!”

Y de pronto, me encontré en medio de un prado. Olía muy bien y había


pajaritos y mariposas. Me tumbé en la hierba mirando hacia el cielo y me
dije a mi misma: “Ya soy libre, libre para siempre. Voy a luchar para
que en este prado no se construya nada más. Me voy a liberar para siempre
de cualquiera de las religiones que se me presenten ya sean católicas, mu-
sulmanas e incluso budistas. No habrá lugar para ellas en mi interior.
Sólo libertad, mi libertad”.

Después de esa afirmación y de darme cuenta de que lo que tenía que


hacer era preservar mi interior como un espacio virgen y libre de contextos
externos, me fui despertando poco a poco en mi habitación.

Raquel se había convertido en un alma libre, sólo tenía que


actuar como tal y evitar que las presiones externas, a las que
todos estamos sometidos diariamente, ensuciasen su lindo
prado. En definitiva, su hermosa alma expandida.
Este pequeño viaje le sirvió, aparte de para liberar su alma,
para darse cuenta de que nos dejamos influir muy rápidamente.

218
Nuestro exterior es lo primero que nos moldea y, si no toma-
mos conciencia de ello, con el tiempo nos acaba dominando.
Sin darnos cuenta, vamos dejando que esto suceda, olvi-
dando en parte o por completo, lo que en verdad es nuestra
esencia. Pero ahora Raquel ya lo sabía. Sabía que si dejaba que
el exterior opinara por ella, acabaría siendo él el que escogiera
el camino a seguir y eso no era lo que Raquel deseaba. Así que
a partir de ese instante, se propuso no dejarse dominar nunca
más por nada, ni por nadie.

Unos días después, Raquel regresó a su mundo mágico para


seguir aprendiendo.

Viaje a una vida paralela (10 de Octubre del 2010)

Este fue sin lugar a dudas un viaje alucinante en cuanto a


descubrimiento dimensional. Raquel descubrió que existía otra
Raquel que vivía en otro plano, aunque era un poco diferente
a ella.

Aquel día mis guías me llevaron a un sitio en el que nunca había es-
tado y me quedé alucinada desde el principio. Todo era muy hermoso y le
pregunté a mi guía a donde me había traído. Pero eso fue lo que me res-
pondió: “Pregúntaselo a las personas que viven aquí”. Entonces, empecé
a hablar un poco más fuerte: “¿Hola? ¿Hay alguien ahí?” Y nada. Un
silencio sepulcral. Había casas y cosas por los alrededores, pero ni una
persona, estaba todo desértico. Hasta que encontré a alguien y… cómo te
lo diría… ¡Era muy conocida!
¡Era yo! Era un poco más transparente y más grande de tamaño, pero
sin lugar a dudas, era yo misma. Me contó que me encontraba en una
vida paralela creada por mis propios pensamientos de la vida en la que

219
Camino hacia el Origen

estoy viviendo ahora. Me dijo que lo encontraba todo tan bello porque mi
sueño era que la Tierra fuera así de bonita y porque algunas veces he
pedido perdón a la Tierra por los desastres que le causamos y ese perdón
creaba luz hermosa en su plano.
Así es: mis guías me llevaron a otro plano dimensional. Resulta que
ese lugar era un tanto peculiar, ya que era una creación de mis pensamien-
tos. Los pensamientos más profundos y también aquellos que tenemos sin
darnos cuenta eran el vehículo creador de aquella realidad. Allí se veían
materializados mis sueños, mis miedos y mis tonterías. Había lugar para
todos y cada uno de mis pensamientos.

Me quedé alucinada, tanto que me propuse dejar de pensar tonterías y


cosas negativas para evitar que “mi otra yo” tuviera desgracias. Asimismo,
se ve que si “mi otra yo” pensaba alguna cosa, pero eso sí, con conciencia,
ese pensamiento era creado en mi realidad también.

Le dije a “mi otra yo” que no estaba pasando por un buen momento,
porque se me estaba presentando una prueba de fe y se me estaban aca-
bando las ganas de luchar.
Para mi sorpresa, “mi otra yo” se disculpó y me dijo que parte de los
problemas que yo había tenido con la universidad eran, en parte, conse-
cuencia de su realidad.
Se ve que el profesor que más me traía de cabeza estaba encerrado en
una cárcel, y lo encerró “mi otra yo”. Ese profesor no estaba muy bien
visto en su realidad y lo habían encerrado por los daños que había causado.
Por este motivo, el profesor de mi realidad me tenía un odio especial.
Según “mi otra yo” existía una parte de su ser que estaba reprimida
y se desahogaba conmigo. Después me comentó que a partir de aquel mo-
mento empezaría a mandar pensamientos positivos a mi realidad para
arreglar la situación.

220
Se volvió a disculpar por lo sucedido y me dijo que me iba a compensar.
Como en ese momento yo estaba buscando trabajo, me comentó que ella
haría lo necesario para que yo tuviera nuevas oportunidades.
Así fue exactamente, un día después me empezaron a llamar de las
entrevistas de trabajo a las que yo había ido, fueron tantas las empresas
que querían que trabajase con ellos que tuve que decir que no a un par de
ellas. Esa fue sin lugar a dudas, una de las pruebas físicas más visibles
que me dio el Universo hasta aquel momento.
Pero eso no fue todo. Lo que en verdad me dejó más alucinada fue el
reparto de personajes. Os cuento. Resulta que Alvar, en esa realidad era
mi pareja, pero no éramos una pareja corriente. ¡Éramos dos líderes espi-
rituales! Y que en esa realidad éramos tratados como príncipes de gran
renombre. Y teníamos un hijo, Ian (el hijo de Toni en nuestra realidad).
Me quedé así un poco pensativa y le pregunté por Marc y por Laura (la
pareja de Alvar). Me dijo que Marc era el mejor guerrero del reino y no
sé muy bien el porqué, pero de golpe me vino a la cabeza: “Lancelot”. Y
por lo concierne a Laura, ella era una de las mujeres que me cuidaban
aparte de ser mi mejor amiga.
Me quedé un rato pensando y me puse a reír. ¿Pero qué me estaba
contando? ¡Si yo nunca había pensado nada de eso! Fue entonces, cuando
comprendí que en esa realidad no sólo influían mis pensamientos sino que
había sitio para más seres pensantes, que entremezclando sus pensamientos
con los míos creábamos una nueva realidad.

Después de aquel gran de descubrimiento, regresé a mi habitación.

10/10/2010, un día para recordar. Aquel día Raquel apren-


dió que hay que tener mucho cuidado con lo que pensamos.
La verdad es que ya lo sabía, pero no se había dado cuenta de
que no lo tenía tan asimilado. Con esta experiencia vio de ma-
nera muy directa qué ocurre con nuestros pensamientos y a

221
Camino hacia el Origen

dónde van a parar. Aquel día decidió vigilar atentamente sus


pensamientos, consiguiendo así, mantener su mente vacía.
A día de hoy, se alegra de haber tomado esa decisión, ya que
el silencio de la mente le ayuda a escuchar y comprender más
profundamente todo el funcionamiento del Universo.
Saber que existe otra “yo” viviendo según su forma de pen-
sar, también le hace sentir responsable de sus pensamientos,
así que procura que lo poco que piensa sea positivo, tanto para
la otra realidad como para la suya.

222
CAPÍTULO 28: MARTE, EL ORIGEN
DE ARIADNA

Viaje múltiple con Alvar, Laura, Raquel y Ariadna (19


de Octubre del 2010)
Desde que Raquel me comentó que yo venía de Marte, no
podía dejar de darle vueltas y vueltas. Así que acordamos que
el siguiente viaje que ella hiciera la iba acompañar y, cómo no,
¡Nos iríamos a Marte! Esta vez, sin embargo, debido a la sin-
cronicidad del momento, Alvar y Laura decidieron acompañar-
nos también. Así que nos fuimos los cuatro en dirección al
planeta rojo, mi lugar de origen. Evidentemente, yo seguía en
París, Raquel estaba en su habitación y Alvar y Laura en la suya.
Se podría decir que nuestro cuerpo físico estaba a kilómetros
de distancia, pero nuestra alma permanecía unida por un fin
común, Marte.

Esto fue lo que Raquel me contó la mañana siguiente por


correo electrónico:

Cuando me conecté, uno de los guías me preguntó si estaba preparada.


Yo le contesté que sí y rápido pusimos rumbo hacia París. Me gustó mucho

223
Camino hacia el Origen

irte a buscar porque antes hicimos un paseo por la ciudad - supongo que
mi guía sabía que aún no estabas lista y me distrajo un poquito.
Fuimos a la Torre Eiffel, y recuerdo bajar en picado y verticalmente
por una de las patas del monumento gigantesco con la escoba voladora.
Me dio un poco de miedo en aquel momento. No obstante, mi guía me
dijo que no tuviera miedo, que era muy divertido y que no había posibilidad
de hacerse daño. Me comentó que en otra vida él y yo habíamos sido muy
valientes. Me dijo que éramos la típica pareja que hace deportes de riesgo.
Tengo que decir que yo ya tenía la intuición de que él y yo en otra vida
habíamos salido juntos y me hizo gracia su comentario.
Poco después, te fuimos a buscar y estabas medio concentrada. Mi guía
me dijo que me esperase unos segundos porque aún estabas conectándote.
Y al cabo de pocos segundos te llamé y ya respondiste. Nos reconocimos y
empezamos a dar brincos de alegría, fue genial.
Acto seguido, fuimos a buscar a Alvar y a Laura a su casa. Alvar ya
estaba preparado, pero Laura permanecía sumergida en un sueño muy
profundo. Yo pensé en dejarla, pero me dije, ¡Uy no, que se va a perder el
súper viaje! Así que la arranqué de su sueño esperando que no se enfadara
conmigo.
Ella estaba descolocada y no entendía nada. No sabía qué había ocu-
rrido, pero le dijimos el plan y le pareció fantástico, así que se subió a la
escoba y todos nos pusimos rumbo a Marte.
Una vez llegamos allí, mi guía se fue.

A primera vista, el planeta parecía muy tranquilo. Tenía un color ar-


cilla que le daba un toque desértico.
De repente, vino un extraterrestre que se parecía muchísimo a ET,
pero más bajito. Me quedé pensativa y me dije a mi misma que en todos
los planetas dónde yo había estado hasta el momento, los habitantes tenían
forma de humano, en cambio él era distinto. El extraterrestre contestó y
dijo que en Marte eran así. Yo asentí con la cabeza y lo asumí, pero por

224
detrás de la especie de ET vi que había un montón de gente joven riéndose
a carcajada viva de la situación. Entonces, comprendí que nos habían gas-
tado una broma, de hecho, aquel extraterrestre inicial ¡era un robot tele-
dirigido!
Los jóvenes parecían muy holgazanes y divertidos, tanto que también
nos pusimos a reír con ellos.
Entonces se me ocurrió preguntar si en el caso de que fuéramos a Marte
con un cohete los podríamos ver, y me dijeron que no, que vivían en otro
plano o dimensión.

Para nuestra sorpresa, llegamos un día señalado, ya que estaban ha-


ciendo una especie de fiesta mayor. Yo les pregunté si aquello no era muy
terrenal y me respondieron que al estar tan cerca de la Tierra también
utilizaban ciertas celebraciones para pasárselo bien, eso sí, sin excesos, sólo
con el espíritu festivo, música, etc.
Después, en medio de una conversación, me quedé muy sorprendida
porque uno de ellos me había comentado algo que me había sucedido justo
aquella misma noche antes de llegar a casa. Durante el entrenamiento de
voleibol, la entrenadora me felicitó porque había entrenado muy bien, pero
en lugar de alegrarme, me molestó. Asimismo, el habitante de Marte me
dijo que no tenía que bajar nunca la cabeza, era mejor levantarla y estar
orgullosa de mis propios actos. Entonces, pensé en lo que estaba ocurriendo
y me quedé muy parada. ¡Ellos podían vernos desde allí arriba! y me con-
testaron afirmativamente.

Mientras andábamos por ahí, pensé que aquello era muy desértico.
Uno de los habitantes que nos guiaban me dijo que esperase un segundo.
Al instante, apareció de la nada un río delante de nosotros que tenía forma
de espiral y rodeaba todo el planeta, y de hecho empezaba justo en el lugar
dónde estábamos. El habitante nos invitó a subir en una barca, parecía
la típica barca hinchable de la playa y por este motivo les pregunté si tenían

225
Camino hacia el Origen

plástico allí. Él me contestó diciendo que no era plástico, que era una
piedra flotante. En aquel momento pensé que había vuelto a meter la pata,
ya que aquel chico lo dijo con un tono bastante seco, dándome a entender
que era un poco inculta. Aun así, no le di mucha importancia porque en
la Tierra no me sonaba ningún material parecido y, por lo tanto, no tenía
por qué saberlo.

Ellos iban remando para poder avanzar por el río y entonces, uno de
ellos nos preguntó si estábamos preparados para ver Marte en todo su res-
plandor, y nosotros respondimos un “sí” al unísono emocionadísimos.
Nos detuvimos justo al principio de una cascada y... ¡Bum! Explosión
de colores y magníficos paisajes. Los ojos casi nos lloraban de alegría con
tan bello paraje delante de nosotros. A mí, me hizo pensar en “el mundo
perdido”, aquello realmente era ¡un paraíso! Era precioso, lleno de vege-
tación, montañas, pájaros, mariposas, era algo increíble. Sin darnos cuenta
por la emoción de la visión empezamos a descender verticalmente por la
cascada. Yo pensaba que nos íbamos a matar, pero el guía me dijo que
allí era todo posible, así que no teníamos que tener miedo. Cuando digo
guía, no me refiero al ser que me aguarda al inicio de los viajes, sino al
chico que lideraba nuestra aventura, un marciano.

Una vez abajo, el guía nos acompañó con uno de los hombres más sa-
bios del planeta. Vendría a ser como un chamán aquí en la Tierra. Era
un hombre con el rostro muy amable y transmitía mucha tranquilidad y
amor. Tenía además, la cabeza un poco achatada y muy grande.
Aquel hombre nos fue llamando uno por uno. Primero me llamó a mí
y me dijo que les gustaba mucho que estuviera ahí, que de hecho, él era
muy amigo de mi padre (El Sol). Me dijo que le tenía mucho aprecio y
que cuando lo viese le diera muchos recuerdos de su parte; como insinuando
que quizás volvería a verlo pronto.

226
Luego pensé que era cierto que el Sol y Marte se relacionaban a menudo
a nivel planetario. La verdad es que tuve la sensación de que me había
dicho poco, aunque fue más que suficiente y me quedé muy contenta con su
mensaje.
Después te llamó a ti con una gran sonrisa y te preguntó: “¿Quieres
saber tus orígenes?” Entonces te contó que en Marte había tres montañas
a la derecha y seis a la izquierda, un total de nueve. Y que tú naciste de
la tercera montaña que se encontraba a la derecha.
En aquel mismo momento, se vio nacer a un ser de la montaña, pero
no eras tú sino otro ser. Justo en aquel instante también pensé en tu gran
afición por los números y empecé a entender de dónde venía. ¡Intenta re-
cordar el viaje, Ariadna! Seguro que te contaban más cosas acerca de tus
orígenes y acerca de los números.

A continuación, le pregunté si podíamos entrar dentro de aquella mon-


taña y contestó afirmativamente. Así que nos abrazamos todos delante de
ella y le pedimos permiso para poder entrar.
De golpe, apareció una puerta de la nada. Detrás de la puerta ¡había
un pasillo de ópalo impresionante! Además, ¡todo brillaba mucho!
Empezamos a caminar y, al cabo de pocos segundos, avistamos unas
escaleras de cuarzo que subían para arriba. Las subimos y cuando llega-
mos al primer piso vimos que todo el suelo y las paredes del primer piso
¡estaban hechos de cuarzo! Seguimos subiendo y en cada piso cambiábamos
de mineral. Luego vino el rubí, después la amatista, y el último era de za-
firo.
Finalmente, salimos a la superficie y dijimos que queríamos bajar, y
acto seguido la montaña se derrumbó bajo nuestros pies y el suelo se volvió
llano. Salimos del espacio de la montaña y esta apareció detrás de nosotros
a los pocos segundos. La montaña parecía muy amable, creo que quizás
era tu madre astral.

227
Camino hacia el Origen

Después, el sabio llamó a Alvar, pero no lo hizo sentar. Se ve que él


y yo estábamos cogidos por la cintura de lado, y nos dijo que nuestro amor
era un ejemplo del quinto elemento: el éter. Éste podía romper todos los
muros sin dejar espacio para el vacío. Me dijo que transmutásemos este
amor en forma de amistad a todos los que nos rodearan. Y finalmente, el
sabio se levantó del trono y se acercó hacia Laura. Le dijo que aún le que-
daba mucho por aprender, pero que crecería muy rápido. Y nosotros le
preguntamos si aquello no era un poco peligroso. Nos contestó que si ella
tenía siempre amigos a su lado que la apoyaran para que tocase con los
pies en el suelo, no habría ningún problema.
Seguidamente, Alvar tú y yo salimos disparados como cohetes dirección
al cielo y nos juntamos con un flash de luz blanca. De ahí salieron miles
de chispitas que fueron yendo a todos y cada uno de los corazones de los
humanos. ¡Fue hermosísimo!
Al final, como Laura se estaba desconectando bastante, y Alvar y tú
ya estabais cansados (medio dormidos, medio allí) decidimos volver a casa,
ya que este había sido un largo viaje.

Imaginaos como estaba yo después de leer estas palabras.


¡Vibrando como una hoja en medio de un vendaval! De hecho,
respecto aquel viaje no recuerdo nada parecido a lo que Raquel
me contaba en su email. No obstante, sí que había tenido algún
sueño extraño. Aquella noche soñé con que unos marcianos
venían a buscarnos con una nave, estábamos en una especie de
base espacial y preguntaban por mí, por la chica a la que le gus-
taban los números, la chica del número seis, dijeron. Me llama-
ban por unos altavoces. En otro sueño, me encontraba con un
hombre que hacía girar unas esferas en el aire en forma de es-
piral. Eran de color violáceo y rosado. Y también, aquella
misma noche, soñé con combinaciones numéricas durante
mucho rato, aunque no recuerdo muy bien para qué servían o

228
la finalidad de su aparición dentro de mi sueño.
Esto es lo que concierne a mi propia experiencia con res-
pecto al viaje compartido. Por otro lado, tengo que hacer un
apunte indispensable en este hecho, y es que encontré una señal
magnífica que corroboraba ¡mis orígenes marcianos! El caso
es que uno de los días que estaba en Paris empecé a leer poe-
mas antiguos que había escrito en los años anteriores. Lo fuerte
es que encontré uno en concreto que afirmaba mis orígenes
en Marte. Sólo voy a escribir la parte que interesa para que veáis
la conexión:

[...] El vapor verde se convierte en rojo de repente,


y explosiona por fin mi esencia,
que huele a agua de mar,
a montañas de Marte,
a piel besada,
a mango maduro,
a luz dorada,
a fuego cósmico,
a vereda eterna,
a amor regado,
a dedos tocando el cielo,
a ángeles cantando,
a sueños reales,
a miel en los labios,
a jazmín. [...]

Pues bien, este poema fue escrito en Junio del año 2009,
año y medio antes de que yo supiera mis orígenes galácticos,
¿Es genial, no? Esencia = montañas de Marte. Nacimiento =
la tercera montaña de Marte.

229
Camino hacia el Origen

Además, quisiera añadir que después del mensaje que me


comunicaron los aborígenes, dejé de fumar. No me expliquéis
cómo lo hice, pero hace ya dos años que no fumo. Que te lo
digan desde arriba supongo que debe afectar la consciencia a
un nivel más sutil y potente ¡Es magnífico!

Por lo que concierne a Raquel, esta vez no aprendió mucho


a nivel individual, pero sí que se dio cuenta de que todos nos
encontrábamos perfectamente conectados. Ella no tenía ni idea
de mi poema y yo no recordaba nada de aquel viaje, pero aun
así, eso nos unió Nos unió como amigas, como seres de luz y,
cómo no, como caminantes del cielo. Y esta vez con un rumbo
concreto: el camino hacia nuestros orígenes.

230
CAPÍTULO 29: SANANDO MUNDOS Y
LIMPIANDO EL KARMA

E l conocimiento interior iba creciendo cada vez más, pero


no era suficiente, aún quedaban zonas por descubrir, aún
quedaba Universo por explorar. Raquel no podía perder su
tiempo en distracciones terrenales tenía que subirse una vez
más a su escoba y viajar a través del más allá.
Y esto fue lo que se encontró en su siguiente aventura ga-
láctica.

Sirius Black (22 de Octubre del 2010)

Dije que quería que me llevasen a algún sitio con la intención de conocer
un poco más a mi Yo Superior y me dijeron: “Muy bien, te llevaremos a
un sitio que seguro que no te esperas.” Y claro que no me lo esperaba, de
hecho no sabía ni que existía un lugar como aquél.

Me subí a mi escoba voladora como siempre, y en vez de irnos en di-


rección al cielo, partimos en dirección al centro de la Tierra. Y pensé que
a lo mejor íbamos a visitar algún lugar en el interior de nuestro planeta,
pero íbamos tan rápido que terminamos atravesando el planeta por el otro

231
Camino hacia el Origen

lado. Pensándolo bien, el Universo se extiende hacia todas las direcciones,


no solo hacia arriba, así que me relajé y dejé que mi guía me llevara al
lugar determinado. Pero de repente, empecé a sentir una mala sensación,
era como si estuviese en un sitio poco agradable. Redujimos la velocidad y
atravesamos una nube negra. Por dentro pensé que debíamos de estar en
el lado oscuro de la vida.
Entonces, mi guía me dijo que no tuviera miedo y se fue, dejándome
sola en aquel lugar tan tétrico. Me sorprendió, pero de todas maneras, ya
había llegado al sitio indicado y quería saber qué tenía que aprender esta
vez.

Descendí del cielo y vi un conjunto de personas vestidas al estilo de


nuestros abuelos. Era gente humilde, de pueblo. Todos se me quedaron
mirando como si hubieran visto a un ángel. De repente, se les dibujó una
sonrisa en la cara y se veían súper ilusionados con mi visita. Me dijeron
que estaban seguros de que iba a volver. Yo no tenía ni idea de lo que es-
taban diciendo, pero supuse que en otro momento de mi existencia ya había
hecho aquel viaje.
Una mujer se acercó a mí y me dijo: “Estoy muy contenta de que hayas
venido, diosa Raquel, ahora podrás salvarnos de la oscuridad y traer la
riqueza y la bondad a nuestro planeta”. Yo me quedé atónita sin saber
muy bien qué decir. ¡Estaba alucinando! ¿Pero de qué hablaba? ¡Si yo
había ido a aprender, no a salvarles!
Mientras tanto, nos íbamos rumbo hacia una escultura gigante, ¡Por
lo menos tenía cinco metros de alta! Y… ¡Era una escultura mía! Me
explicaron que llevaban tiempo venerándome y rezando por mí para que
llegase el día en el que yo volviera, tal y como les había prometido a sus
antepasados.
La verdad es que me encontraba muy desorientada, no acababa de asi-
milar tanta información de golpe. ¿Yo? ¿Una Diosa? ¿Tenía que salvar-
les? Entonces me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo, fue muy
desagradable.

232
Así que decidí sentarme en las escaleras de “mi templo” para repo-
nerme.
En un instante de soledad me quedé pensando en que esa gente llevaba
tiempo venerándome y pensándose que yo era una Diosa. No me pareció
nada bien, sentía que habían vivido engañados y quería con gran ímpetu
abrirles los ojos y terminar con esa farsa.
De repente, oí una voz en off, y no era la de mi guía. No supe de quien
era, pero esa voz me dijo: “Espera un momento y piensa en esto que quieres
hacer. Te aconsejo que utilices el hecho de que te ven como su salvadora
para ayudarles a cambiar su manera de vivir.”
Aunque el hecho de fingir no me acababa de gustar, hice de tripas co-
razón y decidí seguir la farsa un rato más. Así que al cabo de poco, con
un tono de serenidad les dije: “Queridos habitantes, reuniros un momento
ante mí; os quiero comunicar un mensaje importante”.
Me vistieron con unas ropas largas de seda y me dieron una vara como
de reina. Después, les pedí que se sentaran. Había miles de personas ante
mí, pero en ningún momento sentí nerviosismo ni vergüenza.
Entonces, empecé a hablar, mis palabras fueron: [Ya es el momento
de cambiar, llevan mucho tiempo en la oscuridad y es hora de que entre
un poco de luz en su preciada estrella]. Aunque internamente sentía que
aquello era una farsa, que yo no era una verdadera diosa, mi discurso fue
largo y muy elaborado. Incluso en medio del mismo hubo un instante de
análisis en el que no comprendía cómo podía improvisar tan rápido con
esos grandes consejos que casi ni sabía que formaban parte de mi saber.

Con el tiempo, les enseñé que si querían obtener las riquezas de la vida
las tenían que pedir, pero a la vez actuar y trabajar consecuentemente con
aquello que habían pedido para que se materializara. Les hice abrazar a
la tierra y pedir perdón por el mal que le habían hecho contaminándola.
Les dije que pidieran tener una tierra fértil y llena de vida para así tener
suficientes alimentos a cambio de cuidarla con todo su amor.

233
Camino hacia el Origen

Pasaron los años y se veía como crecían las plantas y los árboles. Aque-
llo empezó a parecerse a un paraíso, el planeta ya estaba curado, pero las
personas aún no. Les enseñé a ayudarse los unos a los otros, a amarse
entre ellos y también a ellos mismos, a amar a su planeta y amar al Uni-
verso. Siempre humildemente, hasta que poco a poco me dejaron de ver
como una diosa y me veían como una más entre ellos. Además, progresi-
vamente, la gente también se iba curando de sus enfermedades y desequi-
librios.
Hasta que un buen día, vino un joven y me dijo que había alguien que
quería verme. Fui hacia allí y vi que era un hombre viejo. Supuse que era
el más sabio de ese planeta, y sí que lo era.
Me comentó que fue él quien había hecho correr el rumor de que yo
iría a salvarlos. Desde aquel momento, habían empezado a crear monu-
mentos, templos y habían rezado para que yo les ayudara. El hombre se
disculpó por haber mentido a los habitantes y también por el berenjenal
en el que me había metido. Aun así, me comentó que había sido necesario.
Que si no lo hubiera hecho así, los habitantes no habrían cambiado su
rumbo y el planeta se habría perdido en el abismo.
De pronto, se me encendió la lucecita y le pregunté al sabio dónde es-
tábamos. Me dijo que estábamos en una estrella llamado Sirius Black.
Y yo me dije, ¡Guau! ¿Cómo en los libros de Harry Potter? Él me explicó
que la escritora se había inspirado en aquella estrella (sin ella saberlo,
pero sus guías sí). De hecho, yo ya sabía que había unas estrellas llamadas
Sirio (ya que había estado allí hacía unos meses). El caso es que Sirius
Black era como el espejo oscuro del otro Sirio. Me dijo que había dos seres:
la bondad y el miedo, y que ellos estaban en la esencia del segundo. Estu-
vimos hablando un buen rato, me pareció un gran hombre y, aunque me
disgustó al principio el hecho de fingir ser una diosa, no pude enojarme
por sus actos. Pensé que si aquel hombre había actuado mintiendo al pue-
blo fue por un motivo que se escapaba de mis conocimientos. Por un mo-
mento pensé que el hecho de que esos hombres hubieran rezado tanto por

234
mí, quizás había ayudado a mi proceso espiritual, y por ende, me habían
permitido llegar hasta esa estrella. Quién sabe…
Una vez finalizada nuestra conversación, nos despedimos con un gran
abrazo y nos deseamos un buen viaje evolutivo.
Acto seguido, volví hacia el resto de personas y les dije: “¡Hoy es un
gran día! ¡Hemos logrado pasar de ser Sirius Black a Sirius White! Como
el yin y el yang, de entre la oscuridad ha nacido una chispita de luz, y
ésta, somos nosotros”. Aquel día hicimos una gran celebración, ya que
nos encontrábamos delante de un acontecimiento estelar realmente impor-
tante.
Una vez finalizada la celebración, me despedí y les dije que les dejaba
en sus manos la recuperación de su estrella y la expansión de la bondad
hacia otras estrellas y planetas cercanos. Les dije: “Adiós y hasta pronto”
prometiéndoles que les volvería a visitar. Pero esta vez, como una amiga
más y no como una Diosa.
Me quedé unos instantes observando desde el exterior de su atmósfera
a los nuevos compañeros, viendo hasta dónde habían llegado y me sentí re-
almente orgullosa de ellos y de su gran labor. Después, volví otra vez a mi
cuerpo terrenal.
Me desperté y… ¡No recordaba qué diablos había pasado! Casi ni
recordaba mi habitación. ¡Estaba realmente conmovida! ¡Me había pasado
una hora y media viajando! Nunca en mi vida había hecho un viaje astral
tan largo, me había parecido una verdadera eternidad... Cuando estaba
en la estrella de Sirio tuve la sensación de que su sanación había durado
un montón de años, pero sólo había pasado una hora y media.
Me levanté de la cama un poco desorientada recordando todo lo que
había pasado. Me fui al baño y me miré al espejo. Recuerdo que no me re-
conocía. Me sentía como una vieja en un cuerpo de joven.
Poco a poco, mi amiga volvió a ser la loca Raquel de siem-
pre, pero eso sí, esto no lo olvidaría nunca. De hecho, este
acontecimiento la hizo reflexionar mucho ¿Qué pensará Buda

235
Camino hacia el Origen

de nosotros¿ ¿Y Jesús? Ahora sé que eran iguales a los demás,


la única diferencia era que el resto no lo sabía todavía. Desde
ese viaje, Raquel dejó de venerar a otras entidades antes que a
ella fortaleciendo otra vez, la decisión del viaje realizado en el
capítulo 27.
Les felicita por sus actos de bondad, pero evidentemente no
los trata como a Dioses superiores a otro ser, es decir, tal y
como habían hecho los habitantes de Sirius Black con ella, o
como hace mucha gente de este planeta hacía los “Dioses”.
A raíz de este viaje, también surgió otra visión en ella. Per-
donó a todos los seres humanos relacionados con las religiones.
Raquel sabía que existían muchas personas realmente enojadas
con muchos de ellos por manipular y mentir al resto de huma-
nos. Asimismo, ella actuó de igual forma en otro planeta, min-
tiendo y escondiendo sus verdaderos sentimientos para que
pudieran salir del pozo oscuro en el que se encontraban.
También se perdonó a si misma por haber criticado a esos
humanos relacionados con la religión, ya que a ellos los acusó
de manipuladores. Se dio cuenta que aunque así fuera, ella des-
conocía realmente el motivo original de sus actos. Y, final-
mente, se dio dos palmaditas en el corazón sintiéndose
realmente orgullosa por lo que había logrado. Había conse-
guido iluminar con sabiduría y esfuerzo a un pequeño planeta
gris, sabiendo que ese gran logro estaría guardado en su cora-
zón para siempre.

A Raquel, no sólo se le había abierto la posibilidad de visitar


nuevos planetas, dimensiones o civilizaciones con el mero fin
de saber más acerca de ellos. Además del factor conocimiento,
también se incorporó el factor vivencial. En varios de ellos
como ya habéis visto en , y aquí en Sirius Black, también tuvo

236
la posibilidad de interactuar y de ayudarlos. Y como os podéis
imaginar, esto también forma parte de un pequeño gran salto
por lo que concierne a sus viajes.
De hecho, ella ya estaba emocionadísima con sólo poder co-
nocer nuevos confines del Universo, hablar con personas de
dichos sitios y ampliar su campo de conocimiento al respecto.
Pero, por otra parte, estos nuevos horizontes conllevaban un
atisbo de más responsabilidad e interacción con dichos planetas
o con las personas que conocía.
Ya no consistía sólo en recibir una información concreta e
integrarla posteriormente en sus esquemas de pensamiento,
sino que subió un eslabón más en las lecciones de aprendizaje
por lo que concierne a la capacidad de hacer viajes astrales.
Ahora tenía que utilizar su propio potencial y dar lo mejor de
sí misma para poder ayudar a otros seres de otros planos. Y así
lo hizo en muchos viajes más.

Limpieza de karma

Conectándonos con la línea temporal y personal de aquel


entonces, Octubre del 2010, nos situamos otra vez en Paris.
Como ya os he explicado anteriormente, en aquella época
me encontraba en la ciudad del amor. Y como muy bien indica
su adjetivo, yo fui allí causalmente por “amor”. Durante mis
veranos fantásticos como ya sabéis, me iba de viaje por Europa.
Y aquel verano aproveché para ir otra vez a Hungría, a un fes-
tival de música. Una vez que ya estaba por aquellos parajes, de-
cidí ir a un segundo festival que tenía lugar en Croacia.
Fue allí donde conocí a Sebastian. Era un chico suizo por el
cual sentí una conexión sin precedentes ya la primera vez que
lo vi. No era una conexión a nivel físico, sino algo que iba más

237
Camino hacia el Origen

allá. Su mirada, su expresión, me recordaban a algo muy pre-


sente en mi consciencia. El hecho de que se llamara Sebastian
fue el primer detonante que hizo saltar mi señal de alarma. Mi
padre también se llamaba Sebastián. Y diréis, ¡Uy, qué conexión
más profunda! Pues bien, es que esta no fue la única, le siguie-
ron siete más.
Cuando hablo de conexiones, me refiero a sincronicidades.
Hechos sincrónicos que hacen que mi realidad se conecte con
el Todo. Asimismo, la categorización de sincronicidad, es para
mí un elemento clave en mi vida, y es el que rige prácticamente
todos mis ámbitos y direcciones vitales, es decir, me nutro de
las sincronicidades. Lo que vengo a decir, es que cuando estas
sincronicidades ocurren en mi vida, hacen que me sienta más
conectada con todo lo que me rodea y esto es instantáneamente
un motivo de felicidad. Asimismo, cuando estas se cruzan en
mi vida, es decir, se materializan, tiendo a darles un sentido, un
significado, y a menudo, si el corazón lo siente así, suelo se-
guirlas.
Pues bien, nuestro amigo Sebastian fue una de las grandes
sincronicidades de mi vida. En todo el festival no me atreví a
dirigirle la palabra. De hecho, me había propuesto no hacerlo.
Os tengo que confesar que desde siempre he tenido una ten-
dencia natural a seguir a los chicos. No a ligar, al contrario, sino
a seguir ilusoriamente a las personas y a montarme fantasías
en la cabeza sin ningún motivo aparente. De hecho, no es tan
sencillo este patrón que repito, digamos que viene, en gran
parte, de la herencia de la línea de mujeres de mi familia.
En mi caso, en los últimos cuatro años no he parado de en-
contrarme con chicos que me rechazaban y, por ende, sufría
las consecuencias. Este hecho, caracteriza la relación que tienen
mis padres. Mi padre siempre ha rechazado a mi madre de un

238
modo u otro, creando así una relación de tensión y sufrimiento,
sobre todo por parte de mi madre, y todo este contexto ha cre-
ado un registro en mi interior. Existe en mí, de una manera
muy clara, una tendencia natural: el buscar siempre como figura
masculina a alguien que se parezca a mi padre. Pues bien, vol-
viendo a la situación del momento, me dije a mi misma que no
iba a ser yo quién se declarase otra vez. No obstante, antes de
que se terminara el festival fue él quien vino a mí. ¡Estaba sor-
prendidísima! Mi idea era ir rumbo a España con la furgoneta,
y para que me salieran más baratos los gastos de la gasolina lle-
varía a gente en ella. Así que al final, vinieron conmigo tres
personas más, suizos curiosamente, a los cuales iba a dejar en
su país para luego seguir mi camino.
Cinco minutos antes de partir, Sebastian y su hermano, Joel,
vinieron a preguntarme si quedaban plazas libres en la furgo-
neta. Curiosamente, quedaban dos. Así que les dije que encan-
tadísima los llevaría, ¡y más si era Sebastian!
Dicho y hecho, salimos dirección a los Alpes suizos y llega-
mos al día siguiente. Sebastian me contó que su oficio era hacer
flautas de madera, junto con su padre y con su hermano. Era
el negocio de sus tatarabuelos. Me dijo también que cantaba
armónicos, y que además era pintor. ¡Ya está, ya la hemos fas-
tidiado! pensé yo. Era justamente uno de los ideales de chico
que transitaban como satélites por mi cabeza desde hacía años.
Artista-hippie-bohemio de la vida. Ese era mi ideal de chico.
La primera noche antes de llegar a Suiza, Sebastian me con-
fesó que sentía una gran atracción por mí desde el primer día
que me vio. En ese instante no pude saber del todo bien si
aquello era un sueño o era la realidad. ¡Estaba realmente muy
fuera de sí cuando me dijo eso!

239
Camino hacia el Origen

Al final, estuvimos juntos un par de días en Suiza, y la co-


nexión tan esperada se materializó. Pero el sueño se desvaneció
debido a mi partida. Aunque sólo fue momentáneamente.
También quiero mencionar que curiosamente la gente que
traje de Croacia a Suiza eran vecinos de Sebastian, es decir, vi-
vían todos en el mismo barrio. ¿Fuerte, verdad? En todo caso,
os haré un pequeño resumen de las sincronicidades que me hi-
cieron volver a rencontrarme con él de nuevo.

Lista de sincronicidades:

➢ Se llamaba igual que mi padre


➢ Éramos los dos del mismo “kin” (sello maya). Kin 98,
Espejos Resonantes Blancos. ¡Pensad que hay hasta un
total de 260 sellos diferentes!
➢ La ex-novia de mi padre se llamaba Ariadna, igual que yo.
Asimismo, se repetía otra vez el patrón de pareja “Sebas-
tian- Ariadna”.
➢ Sebastian tenía una hija en Suiza justo antes de conocer-
nos. Igual que mi padre antes de conocer a mi madre.
➢ Tenían tanto él como mi padre el mismo número de nu-
merología, el cinco
➢ Tenían ambos el mismo símbolo chino por lo que con-
cierne a su calendario, los dos eran “rata”
➢ Por lo que concierne al calendario maya, el rencuentro
con él se produjo justo en medio del calendario, es decir
“para mí”, en una fecha simétrica. Como ya os he co-
mentado anteriormente, el calendario está compuesto
por 260 signos, que también equivalen a 260 días. Así que
nos rencontramos en el día del medio (130), perro cós-
mico.

240
➢ Y para finalizar, digamos que el calendario está dividido
en veinte ciclos de trece días, que hacen referencia a las
20 energías de cada sello. Cada ciclo de trece días rige la
energía de un sello, y estos ciclos se llaman Ondas En-
cantadas. Asimismo, aquel día finalizaba la onda encan-
tada del espejo, es decir, regía la energía de nuestro sello.
Cosa que para mí, también tenía mucho sentido.

Y de hecho esto no es todo. Estas fueron sólo las sincroni-


cidades que yo descubrí antes de marcharme a Paris.
El caso es que me fui a Paris porque Sebastian estaba vi-
viendo ahí aunque fuera de origen suizo. Una vez llegué allí
me di cuenta de que no sólo en planos más sutiles tenía un gran
parecido a mi padre, sino que en otros aspectos también era
clavado a él.

De hecho, podría llegar a decir incluso, que Sebastian era


una copia casi perfecta de mi padre cuando él tenía su edad.
Hablamos a nivel físico, tenía los mismos rasgos. También a
nivel conductual, ambos de constitución nerviosa y muy del-
gados. Los dos tenían una inquietud inexplicable dentro de sí
mismos, ambos tenían una mirada muy penetrante y una labia
desorbitada. Ambos, de jóvenes, hicieron de las suyas, no en-
traremos en detalles, pero tuvieron una juventud movidita.

En todo caso, resumiendo y sin tapujos, tengo clarísimo que


no me fui a Paris sólo por el mero enamoramiento, estoy con-
vencida de que hubo una fuerza mayor que me arrastró sin
poder evitarlo. Ahora lo sé, fui allí en gran parte para limpiar
mi karma.

241
Camino hacia el Origen

Parecerá muy de novela o quizás un poco alejado de las


cosas normales y corrientes que vivimos cotidianamente. Por
otra parte, como ya os he explicado anteriormente, mi inercia
innata por buscar una figura masculina a mi lado que fuera igual
que mi padre era algo que llevaba de forma inconsciente dentro
de mí, y que aún no había solucionado.

Y bien, os preguntareis por qué os he explicado toda esta


serie de conexiones inequívocas. Estas conexiones fueron el
detonante de mi partida sin pensarlo. La situación era bastante
clara, yo allí tenía algo que solucionar. Las sincronicidades mar-
caron el rumbo de mi camino. Dejé 21 años atrás de mi vida,
para embarcarme en un viaje sin aparente retorno, con mi fur-
goneta y casi sin pertenencias.
Sebastian me había prometido alojamiento, pero nada de
esto era verdad. Una vez allí, tuve suerte de que mi furgoneta
era como una pequeña casa con ruedas, ya que cuando llegué,
al cabo de dos días, se fue a Suiza a ver a su hija y a su ex mujer,
y se estuvo allí doce largos días. Yo, mientras tanto, soñaba con
su retorno y con la materialización de nuestra conexión cós-
mica.

Pero ésta no se produjo nunca. Cuando volvió me rechazó.


Otra vez se repetía el patrón. No obstante, esta vez no me des-
moroné. Al contrario, entendí que tenía que ser así. Comprendí
muy profundamente que aquello formaba parte de la lección,
del gran viaje. Estuve un día llorando en la furgoneta hasta que
renací.
Tuve suerte de hacer muy buenos amigos allí, Mansour y
Hella fueron unas lucecitas muy especiales en mi estancia por
tierras parisinas. También me crucé con otras personas, como

242
Marta, Sam, Joel, Sarah, Rita... Pasé tres meses en Paris y re-
gresé a Girona.

Aquel invierno también me sirvió para romper con otro pa-


trón, este sin embargo, creado por mi mente a nivel consciente.
Podríamos llamarlo el patrón del “invierno fatal”. Me había
metido en la cabeza que todos los inviernos de mi vida iban a
ser nefastos. En mi caso, sólo por el hecho de ser invierno. Le
había puesto una etiqueta que condicionaba mis estados de
ánimo de antemano. Asimismo, en Paris pasé uno de los me-
jores inviernos de mi vida y derribé este patrón incrustado en
mis circuitos neuronales para siempre.
Volviendo y resolviendo el tema anterior, tal y como habéis
visto, mi partida a Paris no fue fruto de la casualidad. Fui a di-
solver un patrón del subconsciente y otro del consciente. Lo
digo porque anteriormente, os he comentado que la línea de
mujeres de mi familia padecía estas situaciones desde hacía
años. Asimismo, mi intuición me decía que a partir de ese mo-
mento, este patrón no se iba a repetir más en mi vida, y tam-
poco en las generaciones futuras que me seguirían.

243
CAPÍTULO 30: DESTINO C O M PA RT I D O

P ara Raquel, los días también iban pasando. Cada día se sen-
tía mejor consigo misma, además de ver como poco a poco
su terapia de la autoestima iba terminando. Mi amiga había
cambiado tanto que fue capaz de darse cuenta de que su auto-
estima no era su única emoción desequilibrada, así que le dijo
a Toni que seguiría sanándose con él, pero esta vez, la emoción
sería la rabia.
Raquel sabía que aunque en ese momento parecía una chica
bastante tranquila con pocas ganas de enfadarse, en su interior
había una rabia reprimida que la perturbaba desde hacía mucho
tiempo. Más adelante os contaré como fue su primera sesión
de esta nueva terapia con Toni.

Viaje a algunas de nuestras vidas pasadas y futuras (2 de


Noviembre del 2010)

Por mi parte, aquel mes de Noviembre como ya os he con-


tado anteriormente, estaba en Paris. No obstante, al cabo de
un par de meses de estar ahí decidí venir a visitar a la familia

245
Camino hacia el Origen

aprovechando que eran fiestas de Girona, las muy conocidas


“Barracas”. Decidí venirme por cuatro días, así que aproveché
también para ver a Raquel.
Antes de ir a su casa ya habíamos hablado de que queríamos
hacer un viaje astral juntas. Los que habíamos hecho anterior-
mente juntas (Australia y Marte), los hicimos en la distancia.
En cambio esta vez, nos propusimos estar físicamente en la
misma habitación mientras viajásemos.
Dicho y hecho. Quedamos por la tarde, así que estuvimos
paseando por las ferias, admirando las paraditas de artesanía,
sobre todo, las de minerales y piedras. ¡Nos fascinaban los mi-
nerales! Y nos compramos una selenita, una para cada una.
Ya entrada la noche, decidimos empezar a viajar. De hecho,
la situación fue bastante cómica y peculiar. “¿Qué, dónde quie-
res ir hoy? Quizás la Luna, Saturno, Marte… ¿Quieres visitar a
los Mayas?”. Era muy divertido, teníamos al alcance de nuestras
manos todo el Universo. Era como estar delante de la página
web de Ryanair, y en lugar de tener destinos a Europa y alrede-
dores, tenerlas por todo el Universo. Emocionante, ¿verdad?
Era tan vasto el mapa de destinos posibles que no sabía cuál
elegir. Raquel me propuso hacer algo más personal, e ir al pa-
sado, para ver cuál era el inicio de nuestra conexión. Es decir,
por qué nuestros destinos se cruzaron un buen día (hace quizás,
centenares de años), ya que el hecho de ver qué nos unió, nos
ayudaría a saber cuál era nuestra misión más concreta a día de
hoy.
Y así lo hicimos, tumbadas en la cama cerramos ambas los
ojos, pero yo estaba un poco perdida. ¿Qué se suponía que
tenía que hacer? Estaba con la mente en blanco, pero no veía
nada. Además, estaba enferma desde que partí de Paris. Tenía
una tos horrenda que no podía sostener más en la parte alta de

246
mi garganta. Hasta que al cabo de poco más de un minuto de
estar ahí aguantando, tosí descontroladamente. Raquel me dijo:
“¿Estás bien, quieres agua?”. Yo le contesté afirmativamente.
En todo caso, la situación hizo que las dos saliéramos del viaje.
Yo le dije a Raquel si había pasado algo, porque en mi caso yo
no había visto nada en aquel breve lapso de tiempo. ¡Me dijo
que sí! Y yo: “¿Pero cómo puede ser? ¡Si no han pasado ni tres
minutos!”
Raquel no paraba de reír, ya que para ella ya era algo normal
el hecho de cerrar los ojos y viajar rápidamente a cualquier rin-
cón de la galaxia, saltándose incluso las leyes del espacio-
tiempo. Así que cuando yo pude calmar mi tos, ella me contó
lo que acaba de experimentar en esos pocos minutos.

Estábamos en un prado bellísimo, bañado por una intensa luz solar,


y en la vastedad del paisaje verde había millares de flores de colores que
cubrían la superficie. De la nada, aparecieron un par de niñas de unos
tres años de edad corriendo una detrás de la otra para cazar una mariposa.
La que iba delante eras tú (Ariadna), y yo iba detrás persiguiéndote. Tu
color era más bien marrón, y el mío multicolor. Parecíamos felices y diver-
tidas, la verdad es que era un poco gracioso, vernos a nosotras dos corriendo
detrás de una mariposa blanca.
De pronto, la imagen se movió y nos trasladamos muchos años para
adelante. Ahora nos veíamos a la dos muy ancianas, sentadas tranquila-
mente en un par de asientos balancín. Alrededor nuestro había un grupo
de niños y nos estaban escuchando muy atentamente. Parecía que realmente
les estuviéramos contando algo muy interesante. Nos miraban con cara de
expectación y alegría.

Hasta aquí duró la primera parte del viaje. Hasta que tosí.

247
Camino hacia el Origen

Mientras Raquel me contaba esto yo estaba alucinadísima.


¿Cómo podía ser que en tan poco tiempo hubiéramos tenido
tiempo de vivir todo esto? A mi parecer solo había pasado un
minuto y medio en la vida real, en cambio en aquellas dimen-
siones había transcurrido bastante más tiempo. En todo caso,
después de la pequeña pausa y de la breve explicación acerca
de la vivencia, volvimos a estar dispuestas a seguir con el viaje.
Volví a cerrar los ojos, y tuve la sensación de que estaba sola.
No sé a dónde había ido, pero Raquel no había llegado aún.
Me quedé esperándola. Al cabo de pocos segundos sin em-
bargo, una mar de pensamientos negativos empezaron a ava-
sallarme el cerebro, y la mente empezó a funcionar de una
manera brusca y descontrolada, además con pensamientos
raros y muy crípticos. Yo presentía que algo estaba pasando, ya
no podía parar la corriente de malas sensaciones que recorría
mi cuerpo, no entendía nada.
Segundos más tarde, se oyó un fuerte ruido proveniente de
una de las estanterías de la habitación de Raquel. Una brujita
de cerámica había caído de la estantería al suelo provocando
un fuerte ruido, el cual me hizo despertar. Raquel sin embargo,
seguía sin abrir los ojos. Al cabo de un minuto aproximada-
mente, se despertó y me comentó lo que había pasado.

¡Ari, qué bien! ¡Has llegado antes que yo! ¿Te has dado cuenta de que
tú ya habías llegado y me estabas esperando? ¡Has ido más rápida, muy
bien! El caso es que una vez nos hemos encontrado, algo raro ha pasado
en la habitación. De hecho, justo antes de que se oyera el ruido he empezado
a tener un montón de sensaciones negativas y la energía se ha vuelto muy
densa de repente. Al cabo de nada, ¡zas! Se ha caído la brujita. Rápida-
mente, han venido todos nuestros guías, los cuales se han multiplicado
hasta llenar todas las paredes de la habitación, creando un escudo protector.

248
Parecía como si estuviéramos dentro de una burbuja. Se ve que algún bajo
astral con mala leche estaba merodeando por aquí y ha querido interferir
en nuestra experiencia. Pero como ya te he dicho, muy rápido han venido
nuestros guías y han protegido la habitación, así que si quieres ya podemos
retomar el viaje.

¡Aquello se estaba volviendo más que interesante! No solo


estábamos viajando a otros planos, sino que además estábamos
teniendo más experiencias en el plano astral de las que hubiera
podido imaginar. De hecho, quizás mi percepción no era tan
afinada, pero por lo que respecta a lo que había ocurrido en
esta segunda parte del viaje, coincidía mucho con la versión
que Raquel me contó.
En primer lugar, por el hecho de tener la sensación de que
Raquel no había llegado, como más tarde me confirmó ella. Y
en segundo lugar, quizás no vi al bajo astral, pero sí que tuve
un montón de sensaciones y pensamientos negativos al res-
pecto, justo en el momento en el que ocurrió la caída de su
brujita.
Pues bien, después de varios intentos volvimos a estirarnos
para proseguir con el viaje. Y así lo hicimos. Me tumbé y estuve
más o menos cinco minutos relajada. Raquel se despertó des-
pués y me contó qué había pasado. Sin embargo, esta vez yo
no había visto nada.

En esta tercera parte del viaje nos encontrábamos las dos dentro de
una clase con un montón de niños de unos 2-3 años. Éramos jóvenes y
parecía una vida futura. Estábamos preguntándoles a los niños a qué dis-
tancias se encontraban ciertos planetas, respecto a otros, del Sistema Solar.
Por ejemplo, creo que una pregunta era: “¿A qué distancia está el Sol del
planeta Venus?”. Acto seguido, se vieron un montón de manos levantadas,

249
Camino hacia el Origen

diciendo “¡Yo, yo, yo!”. Todos querían responder. Niños de 2-3 años con-
testando a cuántos años luz se encontraban los planetas. ¿Increíble, ver-
dad?”

Esta fue pues, la última parte del viaje que hice con Raquel.
Se ve que justo después del viaje Raquel estuvo hablando con
su guía acerca de algunos temas relacionados con nuestra evo-
lución espiritual. Si mal no recuerdo, creo que le preguntó si
esta sería la última vida en la Tierra. Y contestó afirmativa-
mente.
Según su guía y su percepción de una visión futura, llegó a
la conclusión que alrededor de nuestros treinta años estaríamos
dando clases a niños pequeños, pero a unos niños un tanto es-
peciales. Niños muy puros y sabios, quién sabe si será verdad,
quién sabe si en un futuro no muy lejano viviremos en un lugar
más equilibrado que el que vivimos a día de hoy. Quién sabe si
los bebés del futuro nacerán con una luz más pura que la nues-
tra, quién sabe. Lo que sí sé es que Raquel y yo tuvimos una
unión esa noche, tuvimos un gran reencuentro con nuestras
almas, en el pasado, en el futuro y, cómo no, en nuestro pre-
sente.
Para ella fue un gran regalo el hecho de tener a alguien tan
cercano intentando experimentar lo que ella había vivido los
últimos meses de su vida. El hecho de ver que pequeños deta-
lles coincidían, hicieron crecer en Raquel las fuerzas suficientes
para seguir caminando. Ese día se reforzaron sus ganas de via-
jar, de descubrir, pero sobre todo, de vivir.

250
CAPÍTULO 31: TEMPLO DEL AGUA Y LA
RESPONSABILIDAD DEL 2012

Templo del agua y la responsabilidad del 2012 (11 de No-


viembre del 2010)

En el 11 del 11 del 2010, Raquel sintió que una fuerza la es-


taba llamando, y decidió hacer otro viaje. Un viaje muy impac-
tante. Le contaron el motivo por el cual ella había venido a la
Tierra.

Esta vez, no me subí a la escoba sino que me teletransporté directa-


mente al lugar. Mis guías me dijeron que lo hiciera así. Para mi sorpresa,
regresé al mismo lugar al que había ido unos meses atrás, y que yo había
bautizado con el nombre del Templo del agua (Dioses gigantes, 23 de
Agosto del 2010).

Era una cueva con una fuente de piedra en el centro. A través del agua
de aquella fuente se podían ver otros mundos. Yo me encontraba al lado
de una chica una poco más mayor que yo. No sabía quién era, pero fue
ella quién me lo contó todo. Me explicó que mi elemento era el agua y que
nací en la Tierra por primera vez de una gotita de lluvia. El lugar era,

251
Camino hacia el Origen

como yo ya sospechaba, Lemuria. Me dijo que tanto en Lemuria como en


la Atlántida yo utilizaba este elemento. Eso me sorprendió, ya que si yo
provenía del Sol, ¿no era lo más lógico que yo supiera usar el fuego? En-
tonces, me respondió que el agua era el elemento más poderoso de todos,
era capaz de apaciguar el fuego, de purificar las piedras (elemento tierra)
y era también capaz de viajar a través del aire.
Poco después, me transportó a Lemuria desde la fuente de agua. Aun-
que no sabía exactamente en qué plano me encontraba, se podría decir
que aquella era la verdadera Lemuria, es decir, no donde se encuentran
ahora los lemurianos, sino la Lemuria ancestral.

En Lemuria había todavía bastante armonía a mí alrededor. Cuando


llegué, había un conjunto de personas de diferentes edades muy contentas
de verme, como si hubiera vuelto a casa después de unas largas vacaciones.
Aun así yo no recordaba ninguna de aquellas personas.
Poco después, nos sentamos en forma de círculo y sentí en mi interior
la voz de la chica del templo. Me dijo que yo había llegado a Lemuria en
un estado de iluminación, pero no soportaba la distancia que había entre
yo y los demás. Yo quería formar parte del grupo y estar más cerca de ellos.
Eso fue para mí un grave error, ya que creé un desequilibrio olvidando
quién era yo realmente. Así fue como empecé a infravalorarme.
Aquella chica me dijo que me olvidara de los demás, que me tenía que
centrar en mi propio equilibrio y eso lo tenía que hacer sola. Una vez yo
brillara, ellos sabrían encontrar la luz. Me dijo que dejara de preocuparme
por los demás y que siguiera mi propio camino.
Entonces, vi a una niña pequeña que jugaba conmigo y le pregunté a
la chica si aquélla niña era mi hija. Me respondió afirmativamente y de
pronto me sentí mal por haber creado un desequilibrio a mi alrededor, por
haber dejado de ser yo, alterando también la esencia de mi hija.
Después me vino a la mente la imagen de Laura (la pareja de Alvar),
que estaba tratándose la culpabilidad con Toni. Le pregunté a la chica si

252
mi hija era Laura y ¡me dijo que sí! ¡No me lo podía creer! Me sentí muy,
pero que muy culpable por haber generado ese foco de desequilibrio, así
que le prometí a esa chica que lo iba hacer, que encontraría el equilibrio,
aunque en ocasiones me sintiera sola. No miraría atrás, seguiría adelante
esperando a que los demás encontrasen su camino sin que yo tuviera que
bajar a un nivel que no me correspondía por esencia. Le dije que me reco-
nocería tal y como yo era, por respeto hacia mí misma y hacia los demás.
Después le pregunté sobre el 2012 y los presentimientos que tenía de
que haría un viaje antes del 2012.
Me dijo que seríamos un grupo de personas, que no estaría sola. Nues-
tro objetivo sería encontrar un conjunto de cristales, cada uno tendría el
suyo. En este viaje tendríamos que pasar por todas las emociones inten-
tando que ninguno de nosotros se derrumbara, creando un círculo entre
nosotros. Una vez hubiéramos encontrado todos los cristales en diferentes
puntos del planeta, cuando llegase el momento nos colocaríamos en forma
de círculo y crearíamos un portal por donde pasaran todas las personas
que quisieran cambiar. Y finalmente, pasaríamos nosotros juntos (los del
grupo). Según la chica, este portal nos llevaría al universo desde donde ve-
ríamos el cambio de vibración de la Tierra. Una vez éste hubiera finali-
zado llegando al nivel 13, regresaríamos a la Tierra para volver a
empezar. Entonces podríamos celebrar nuestra primera acción.

Como podéis ver, Raquel se quedó atónita con aquel viaje.


Primero descubrió que su propio equilibrio fue el detonante
de que en su presente las circunstancias no estuvieran en per-
fecta armonía afectando también la armonía de su entorno y,
por ende, afectando de forma directa la evolución de los seres
que se encontraban en él. El sentimiento de culpabilidad fue
el impulso que le faltaba para levantarse de su eterno letargo.
Iba a cambiar, y tanto que sí. Ya lo había hecho hasta ahora,
pero ella sabía que le quedaba todavía camino por hacer. No

253
Camino hacia el Origen

podía dormirse, ya que el 2012 se encontraba a la vuelta de la


esquina.
Las palabras de la chica la tranquilizaron. Llevaba muchos
días soñando con hacer un viaje y tenía la sensación de que
debía irse, pero no sabía dónde ni tampoco cuando. Ahora ya
tenía un poco más de información, esta vez, llegada directa-
mente desde lo más profundo del Universo.

El día siguiente, con muchas ganas de cambiar, Raquel inició


una nueva terapia con Toni. Él la avisó de que esta emoción
no iba a ser nada fácil, ya que él mismo se la estaba tratando.
Pero ella era fuerte, y dijo: “Sí, es lo que debo hacer, se lo debo
al mundo y me lo debo a mí misma. Ahora, ni más ni menos,
es el momento de cambiar.”
Esta vez fue un poco diferente a las anteriores, ya que Toni
no le pasó una canalización directa, sino que prefirió usar su
intuición para transmitirle el motivo por el cual ella sentía que
tenía que estar allí.
Le dijo que tenía la emoción reprimida debido a una vida
pasada. En aquella vida, ella tenía una amiga con la que estaba
muy unida. Ella y su amiga iban a ver a una mujer que les en-
señaba remedios naturales del conocimiento antiguo.
En el pueblo donde ellas vivían había un chico que estaba
locamente enamorado de su amiga, pero su amor no era co-
rrespondido. El chico, que al tenía un cierto renombre en el
pueblo, se enfureció mucho y declaró que la amiga de Raquel
era una bruja. En aquel entonces, las brujas eran rechazadas y
el juicio para ella fue la hoguera. Raquel no pudo decir nada
para salvar a su amiga porque ella sería la siguiente. Raquel vio
como el tiempo iba pasando y ya nadie se acordaba de su
amiga. Además de ver como aquel chico empezó a salir con

254
más mujeres delante de ella. Todo aquel dolor reprimido, la im-
potencia de no poder hablar ni decir que aquello era mentira
se quedó guardado en su interior durante muchas vidas poste-
riores.
Además, se dio cuenta que el chico del que hablaba Toni
era, ni más ni menos que Marc, su actual novio.
Raquel sabía que tenía que hacer un gran esfuerzo para man-
tener su integridad firme, sabía que conociendo el origen de
su desequilibrio y sabiendo que gran parte provenía de una co-
nexión con su chico, se avecinaban problemas. Pero ella estaba
decidida, el pasado tenía que cerrarse e intentaría no hacer un
drama de aquella situación.
Unos días más tarde, Marc conoció una chica con la que co-
nectó mucho. Le dijo a Raquel que se parecía mucho a ella y
rápidamente Raquel conectó la situación. ¡Aquella chica era su
amiga de la vida pasada! Se lo preguntó a sus guías y eso fue lo
que le dijeron: “Mi pequeña, ellos dos ya rompieron sus unio-
nes kármicas y ahora pueden vivir esta vida en paz, ahora te
toca a ti. No dudes en romper lazos, este es tu momento, hazlo.
Trabaja para que esto sea posible, mantén tu fe y ten mucha
paciencia. Sabemos que lo vas a lograr. Ánimo.”
Con este mensaje y con muchas ganas de salir del pozo, Ra-
quel empezó su segunda gran metamorfosis consciente.

255
CAPÍTULO 32: ÁFRICA Y EL AGUA
PURIFICADORA

D urante aquellos días, Raquel seguía en el camino de co-


nectarse con su Yo Superior, así que pensó que tenía que
empezar a recuperar todos los recuerdos de sus vidas pasadas.
Ella sentía que había llegado el momento de recordar.

Un buen día, Raquel cogió su péndulo y, con la ayuda de un


libro, empezó a buscar sus orígenes terrenales, sus vidas pasa-
das y sus muertes. Algunas vidas ya las recordaba debido a
otros viajes y canalizaciones, pero quería saber más.
Encontró muchas experiencias. Allí se dio cuenta de que no
era una alma joven, más bien era bastante experimentada. Y lo
que más le sorprendió es que sólo hubo una de todas las vidas
que analizó en la que había muerto tranquila y por vejez, las
demás fueron muertes poco deseadas por los humanos. Des-
cubrió que su pasado escondía torturas, prisiones, asesinatos y
mucho más. Ese descubrimiento la dejó atónita, e incluso, un
poco tocada ¿Cómo podía ser? ¿Por qué había tanta desgracia
en su pasado? No lo podía entender, pero de todas formas lo
que tenía claro era que ella ya no era todas esas personas, sino

257
Camino hacia el Origen

que había cambiado y no dejaría que en esta vida le ocurriera


lo mismo.
Fue en aquel instante cuando tomó un poco más de con-
ciencia y se propuso a sí misma que ya estaba bien de dar tantas
vueltas a la vida, que tenía que poner fin a tanto desequilibrio
interior. Así que se armó de valor y se propuso hacer todo lo
posible para equilibrar y limpiar su pasado. Haría todo lo posi-
ble para no equivocarse en el presente y evitar la creación de
más karma. Ahora tenía que escoger bien su futuro para que
esta vez fuera, por fin, su última vida en la Tierra.

Raquel contó su propósito a sus mejores amigos y no acep-


taron muy bien su decisión. Se sorprendieron y sintieron una
sensación de tristeza por si ellos se quedaban aquí y ella se iba
para siempre. Aun así, ella había tomado la decisión de irse y
así lo haría. Poco a poco, sus amigos fueron modulando su
forma de pensar viendo que realmente Raquel estaba decidida
a luchar para sanar todo desequilibrio interior y casi sin darse
cuenta, sus amigos se fueron uniendo a su corriente de sana-
ción, cambiándose también a sí mismos.
Debido a los descubrimientos realizados con su péndulo,
Raquel decidió ir a visitar sus vidas pasadas personalmente para
conocer claramente lo que sucedió y poder así cerrar los capí-
tulos de su pasado.
Además de las lecciones kármicas, Raquel tenía mucha cu-
riosidad por saber si sus amigos estuvieron en aquellas vidas y
cuál había sido su papel.
Investigando un poco más con el péndulo, descubrió con
sorpresa, que en la vida anterior a la actual había estado muy
cerca de sus compañeros. Sin ir más lejos, Alvar y Albert (sus
dos amigos provenientes de Plutón) eran su padre y su madre
respectivamente.

258
Tengo que decir también que Alvar y Albert se conocen
desde que eran muy pequeños y son grandes amigos. Por otra
parte, vio que Marc, su actual pareja, era ni más ni menos, que
su hermano mayor. Cómo podéis ver todo quedaba entre ami-
gos, mejor dicho, entre familiares.

Viendo que todo se conectaba, mi amiga se dispuso a ir a


esa vida pasada y descubrir cómo vivían en aquel entonces.

Viaje a África (17 de Noviembre del 2010)

Lugar: África
Tiempo: 1751 d.C.
Sexo: Mujer
Edad: 16 años

Llegué a esa vida encarnada dentro del cuerpo de mi vida anterior. La


verdad es que fue muy divertido porque nadie me reconoció. Sólo yo sabía
que era diferente. Éramos todos de tez oscura. Mi madre estaba prepa-
rando la cena cuando mi padre y mi hermano llegaron de su cacería. Mi
padre le dio un beso en los labios a mi madre y luego se sentó encima de
algo parecido a un sofá. Entonces, yo me senté a su regazo. Y mi madre
sonrió y me dijo: “Kumbei, deja tranquilo a tu padre, debe de estar can-
sado”.

Poco después, mi hermano entró en la “cocina” y le mostró a mi madre


lo que había cazado. Era su primera vez y había logrado disparar con un
arco a un conejo. Mi madre muy orgullosa le dio un beso en la frente.
Cuando mi madre se giró otra vez para continuar con la cena, yo me
acerqué a mi hermano y le dije en tono de burla: “¡Un conejo, un conejo!
¡Buah!” Como dando a entender que no era nada difícil. Mi hermano se

259
Camino hacia el Origen

enfureció y empezó a perseguirme por toda la cabaña. Yo no podía parar


de reír, aunque a él no le hacía ninguna gracia.
Al final, mi madre puso orden y nos miramos con cara de: “Esto no
va a quedar así”
Al cabo de poco, me desperté en mi habitación. Mi nueva experiencia
astral había terminado.

Según Raquel esta fue una experiencia realmente curiosa y


muy divertida. Ella sabía quién era quién, pero ellos no sabían
de ella. En realidad, no sintió que había cerrado ningún capítulo
al terminar el viaje, pero el hecho de saber quién era ella, vi-
viendo de cerca su cotidianidad, le sirvió para conocerse un
poco más a sí misma. Y aunque en ese momento no fuera
consciente de ello, en la actualidad, existen muchas terapias de
sanación basadas en el reconocimiento del trauma vivido. Sim-
plemente observando y siendo consciente de lo que ocurrió en
un momento determinado, uno puede sanar su interior para
siempre. Observando estos acontecimientos desde una pers-
pectiva superior, puedo afirmar que aunque mi amiga no lo su-
piera, ella sanó e integró la vida que visitó dejando atrás a una
familia y empezando una vida nueva al lado de sus amigos.

Al cabo de dos días, Raquel tuvo otra experiencia, esta fue


un sueño purificador.

Agua purificadora (19 de Noviembre del 2010)

Ese día, igual que muchos otros, me acordé de mi sueño, aunque aquél
había sido un tanto especial. Fue un sueño tan intenso que dudaba incluso
de si había sido un sueño o un viaje astral. No recuerdo cómo llegué a ese
lugar, pero sí que recuerdo que no estaba sola.

260
Recuerdo que hacía frío, pero que no percibía esa sensación en mi
cuerpo, sólo lo veía en el exterior por el vaho que hacían mis palabras en
el aire y la luz grisácea que lo envolvía todo. Parecía un ambiente de nieve
aunque, como os he comentado antes, no percibía el frío.
A mi lado, una joven hermosa de unos treinta y cinco años. Ella se
presentó con el nombre de Diosa del agua. Su belleza era espectacular,
pero la luz pura que emanaba de ella era aún más abrumadora. Así que
no dudé ni un solo instante de que esa mujer me iba a enseñar algo verda-
deramente importante.
La mujer miró hacia delante y me dijo: “¿Ves esta piscina de agua?
Pues es un lugar privilegiado, aquí está el agua más pura de tu mundo.
Aquí no hay ni un miligramo de contaminación, ni de desequilibrio, aquí
no hay nada que la pueda alterar lo más mínimo. Aquí hay solamente
agua en su estado más puro.”
Yo me quedé mirando aquella agua sin decir nada. Me sentía muy
agradecida de poder admirar aquella sustancia tan pura.
De pronto, la Diosa del agua me miró y me dijo: “¿Por qué no te das
un baño?” ¡Eso sí que no me lo esperaba! ¿Cómo iba a profanar ese agua
que hacía tantos milenios que nadie había tocado? Le dije que no, que no
podía. La mujer sonrió y me dijo que no me preocupara. Además, el agua
estaba esperando que yo me purificara con su ayuda. Al ver que la mujer
me daba permiso, decidí entrar.
Lo hice muy lentamente. Era muy, pero que muy espesa. Al principio
noté como si el agua me abrazase. Poco a poco iba entrando cada vez más
en ella hasta quedar cubierta del todo. Ahora el agua no sólo me abrazaba,
sino que también noté como iba entrando dentro de mí. Su pureza estaba
invadiendo todo mi ser.
Al sacar otra vez la cabeza, vi a la mujer sonriendo en el exterior y
me preguntó cómo me sentía. La verdad es que me hubiera quedado allí
para siempre. No había tenido nunca antes una sensación tan agradable,
era un bienestar absoluto en todas las partes de mi ser y de mi alma. En-
tonces, vinieron mis guías y también se metieron en el agua. Fue gracioso.

261
Camino hacia el Origen

Al cabo de mucho rato sentí que era el momento de salir, y así lo hice.
Salí despacio de la piscina mientras le daba las gracias al agua, a su
Diosa y a mis guías por haberme llevado a un lugar tan especial y mágico.
No mucho después desperté de mi sueño con una sonrisa y una sensa-
ción de completo bienestar. Noté como si mis células brillaran en la oscu-
ridad de la noche. Aquel día fui feliz. Nada ni nadie me podía arrebatar
la sensación de pureza.

Pensando en el sueño tan intenso que había tenido la noche


anterior, mi amiga le preguntó a sus guías el porqué de la visita
de la Diosa del Agua. Le contaron que gracias aquel baño ella
había cristalizado y purificado todo el agua de su cuerpo y que
a partir de ese momento ella podría transmitir aquel saber a
quién quisiera. A partir de entonces, Raquel se responsabilizó
de cristalizar y purificar el mayor número de humanos, anima-
les, ríos, mares, océanos… Todo ser que contuviera en si una
sola molécula de agua, ahora podía ser transmutado con la
ayuda de los nuevos dones que se habían despertado en mi
querida amiga. Había llegado el momento de cristalizar a la hu-
manidad.

Por lo que concierne a los viajes astrales de Raquel, quiero


remarcar que cada día iba afinando más su lucidez dentro de
ellos. Cada vez iba obteniendo más detalles, y los recuerdos de
las experiencias eran mucho más fáciles de rememorar. Pensad
que hacer un viaje astral no depende sólo de la intención, tam-
bién hay una gran parte de confianza y una madurez muy
grande detrás de cada experiencia.
Tienes que ser muy neutral al recibir semejantes informa-
ciones, y hay que tener muy clara la diferenciación entre ambas
realidades: aquélla de la cual provienes y aquélla que visitas. In-

262
cluso todos los seres que te encuentras a lo largo de las expe-
riencias son entidades que muchas veces se alejan de lo cono-
cido. Por este motivo, el no identificarse y una actitud de
imparcialidad son dos posturas primordiales para poder recibir
la nueva información.
Es importante saber dónde estás y de qué base estás par-
tiendo, por eso es imprescindible tener los pies en el suelo y
muy arraigados. Además, aparte de la información verbal que
se pueda estar canalizando, también existe una gran parte de
información visual que llega de manera constante, depen-
diendo del lugar donde uno se encuentre. Por eso es muy im-
portante tener un buen banco de memoria para salvaguardar
todas las imágenes, colores, sensaciones e impresiones de los
lugares visitados. Y no sólo eso, la mayor dificultad es, diría yo,
el estar muy atento a los propios filtros de la mente. Aunque
no nos lo parezca, estamos repletos de implantes e impedimen-
tos a nivel inconsciente que hacen que mucha de esta informa-
ción quede distorsionada al pasar por nuestros cuerpos de luz.
El proceso es totalmente involuntario, ya que es muy difícil lle-
gar a erradicar estos filtros., No es imposible pero requiere un
trabajo constante. Por este motivo quiero subrayar que hay que
ser muy consciente de lo que se recibe y sobre todo ser lo más
imparcial posible en el proceso de recepción de la información.
Para acabar me queda añadir que aparte del gran cúmulo de
experiencias que uno pueda llegar a vivenciar como las que ha
experimentado Raquel, también existe un trabajo posterior que
creo que es el más fundamental, la integración.
Es maravilloso, ¿no?, aprender acerca de nuevas civilizacio-
nes, seres, entidades que viven en otros planos, y nos lo mues-
tran. Que nos acompañan y guían en las respectivas visitas, en
los planetas, dimensiones, planos y otros confines del Universo.

263
Camino hacia el Origen

¿Pero, qué hacer con todo esto? ¿Con qué fines lo utilizaremos
posteriormente? ¿Cómo llevarlo a la vida cotidiana sin que haya
un altibajo descomunal? ¿Cómo hacer para transmitirlo de ma-
nera íntegra, de manera objetiva, y con la entereza necesaria
para el resto de las personas? Estas eran algunas de las pregun-
tas que nos hacíamos a diario.
Raquel a menudo se cuestionaba si lo estaba haciendo bien.
Aunque sus viajes y sus dones habían aumentado a pasos de
gigante, sus lecciones y sus responsabilidades iban creciendo a
la misma velocidad. Así que parecía que siempre se encontraba
en los límites de la fe. A menudo, sentía el vértigo de estar en
el filo de un enorme precipicio sin fin. Se podría decir que su
fe siempre se encontraba entre la verdad y la locura.
Al volver de sus viajes, a veces olvidaba partes importantes
de las conversaciones que había tenido con algunos seres, o in-
cluso había imágenes que se le hacían borrosas sin ser capaz
de recordarlas con nitidez. En ésos momentos su fe se debili-
taba. Yo la veía sufrir, aunque sabía que lo que había logrado
hasta ese día era apto sólo para unos pocos. Para ella en cambio,
siempre parecía que existía una parte de duda en su interior.
La vi dudar de sus visiones e incluso de sus verdaderos objeti-
vos, pero había dos cosas de las que nunca la vi dudar. Ella no
podía demostrar realmente lo que había vivido, pero lo que
tenía clarísimo era que ella lo había vivido de verdad. Sabía que
tenía imaginación, como todo el mundo, pero su imaginación
no llegaba a alcanzar ni por asomo lo que sus experiencias ga-
lácticas le mostraban.
La otra cosa que vi que mantuvo siempre como un verda-
dero pilar de su vida fue la fe en su intuición. Ella no conocía
el porqué, pero había días en los que no podía concentrarse
en los estudios, en los que no podía casi ni seguir adelante. Sólo

264
había algo que la llamaba: los viajes astrales, siempre los viajes.
Ése era su momento, un solo viaje la llenaba de luz para aguan-
tar toda la semana, y fue por ese motivo por lo que tuvo tantas
experiencias en tan poco tiempo. No entendía el porqué, ella
sólo seguía lo que el corazón le pedía. Necesitaba desconectarse
del mundo cotidiano para adentrarse en las profundidades del
Universo, y así lo hizo. Se mantuvo siempre firme a su fe gra-
cias a la llamada de su cuerpo y a la certeza de que ella había
vivido esas experiencias en primera persona. Además, había
algo en su interior que le decía que quizás a corto plazo no po-
dría contar lo que había visto, pero que algún día, lo podría
hacer sin miedo alguno. Algún día podría contar por fin, su pe-
queño secreto.

265
CAPÍTULO 33: MANSOUR Y EL
ENCUENTRO VISUAL CON HARIEL

Mansour, el chico budista

Volviendo a mi vida parisina puedo explicaros un poquito


más. Mis días allí se habían vuelto divertidos y livianos. Encon-
tré un trabajo que sólo me ocupaba cuatro horas en un restau-
rante muy especial situado al lado de mi casa. “La grosse mignone”
se llamaba. Así que tenía un montón de tiempo libre que de-
dicaba a hacer las cosas que siempre había postergado por falta
de tiempo.
Mis proyectos poéticos no acabaron de materializarse, pero
seguramente aún no fuera el momento. Quería ir a vender mi
poesía a Montmartre, ¿Suena bonito y bohemio, verdad? No
obstante, me vi sorprendida por el frío, cosa bastante usual en
París a principios de Noviembre, y lo dejé estar.
En todo caso, por otra parte, conocí a Mansour, un chico
que me abrió el corazón de par en par. Practicaba el budismo
y teníamos unas charlas muy profundas cuando nos veíamos.
Fue para mí un buen pilar en aquellos días. También alguna
vez habíamos meditado juntos. Era verdaderamente un viaje

267
Camino hacia el Origen

poder meditar con alguien al lado que recitara mantras, en vivo


y en directo.

El primer día que nos conocimos, gracias a Remy, otro


amigo de Perpiñán, Mansour me comentó si conocía a Jodo-
rowsky, y yo le dije: ¡Por supuesto! Era uno de mis escritores
predilectos, por no decir el primero. Además, coincidió que
justo cuando me lo dijo estábamos a dos manzanas de dónde
él tiraba las cartas del tarot cada miércoles, en un bar cerca de
la “Gare de Lyon”. Aquel día no tuvimos suerte porque Alejan-
dro Jodorowsky estaba de viaje en los EEUU, pero no tardaría
mucho en volver.
Se me llena el corazón de amor sólo con pensar en Mansour.
Es una persona muy noble y humilde. Me llena de gratitud el
hecho de que se hayan cruzado nuestras existencias tan bella-
mente. El hecho de que nos conociéramos fue muy mágico
para mí. Además, supimos muy temprano que no fue por ca-
sualidad. Conectamos muy rápido y esto fue un gran regalo.
Teníamos un montón de telepatía. Mansour tenía una gran
intuición, y también su relación con el mundo onírico era más
que rica. Solía tener un montón de sueños premonitorios y
también tenía la capacidad de clarividencia muy desarrollada.
Me encantaba hablar con él, era un hartón de risa. Además él
venía del mundo del arte (hacía teatro, mimo, danza, canto, etc.)
y tenía una gran capacidad para cambiar el humor a cualquiera,
no importaba cual fuera la situación.
Nuestras conversaciones eran tan ricas que siempre que vol-
vía a casa después de haber estado con él parecía que me había
suministrado diez quilos de energía a mi alma. Esto es un
hecho del que me he dado cuenta posteriormente. Era muy
cierto que en las conversaciones casi nunca estábamos serios.
Recuerdo hablar con él y que me dolieran las mejillas de tanto

268
reír. Nuestros ojos brillaban y rodaban desorbitados por la ha-
bitación compartiendo nuestras experiencias. Además, siempre
veíamos el lado positivo de las cosas, era realmente muy fácil
dejar de lado los problemas para centrarnos en lo esencial: ser
felices en todos y cada uno de los momentos que vivíamos.
Nuestros corazones se agrandaban a cada segundo, fue re-
almente un gozo compartir aquellos días con él.

Aunque solo estuve tres meses en París, me pareció, por la


intensidad de los acontecimientos, estar viviendo una vida en-
tera allí.
Mientras en el plano físico me cruzaba con gente tan mara-
villosa como Mansour, una visita muy especial me sorprendió
desde el plano astral. No tengo palabras para describir la magia
que bañó mi vida aquella noche. Ahora vais a entender por qué.

Encuentro visual con Hariel (21 de Noviembre del 2010)

Vivía en una casa muy acogedora del barrio de Montreuil.


Mi habitación era un altillo de madera rodeado parcialmente
por barandas. De ellas colgaba una tela de color negro borde-
ando todo el habitáculo, a modo de pared.
Una de las primeras noches que estuve ahí, como siempre,
llamé a Hariel antes de irme a dormir para poder sentir como
me tocaba la almohada.
Hariel va a días. Hay días que es más sutil y discreto, y otros
que le pone más énfasis a esto de tocarme la almohada.
Aquel día debía estar muy contento porque ¡la almohada se
hundía muchísimo! Estaba estupefacta, y me dije a mi misma:
“¿Qué está pasando?” De pronto, me hundió la almohada exa-
geradamente unos cuantos centímetros. Me sorprendió tanto

269
Camino hacia el Origen

que abrí los ojos ¡Y esto sí que fue una de las experiencias más
fuertes de mi vida! Ahora entenderéis por qué.
Abrí los ojos y delante de mí había una masa de color
blanco, no era muy densa, pero con el contraste de la cortina
negra se veía muchísimo. No tenía contorno, pero podía ver
su suave balanceo en frente de mí. ¡Estaba muy cerca! ¡Me
quedé perpleja porque nunca había visto nada semejante!
De hecho, por costumbre, muchas noches abro los ojos para
poder verle, y es cierto que veo movimiento en la oscuridad,
pero la masa que se mueve delante de mi es siempre del mismo
color que el fondo, y la imagen es bastante difusa. No obstante,
aquel día podía distinguir muy bien dónde empezaba y dónde
acababa, y además lo que veía era de color blanco.
Me incorporé un poco, y acto seguido, me senté en posición
de meditación largos minutos agradeciendo la visión que me
estaba ofreciendo, observando el baile de colores blancos que
desfilaba delante de mis ojos desorbitados. ¡Aquello se esca-
paba de mis expectativas, estaba totalmente alucinada!
Al cabo de un rato, se me ocurrió acercarle mi mano. Puse
la palma hacía arriba y vi como una extensión de la masa blanca
se acercaba a ella, y justo cuando aquel hilo de luz tocaba mi
mano noté un pequeño calambrazo que me recorría toda la
palma. Posteriormente, todo mi brazo y mi cuerpo. ¡Aquello
ya era demasiado! Estuve algún minuto más observando cómo
se movía alrededor de la cama.
Al principio, Hariel estaba en la parte derecha de la cama,
pero después se fue moviendo e iba de la parte derecha hacia
los pies de la cama, y así sucesivamente. Estuvo al menos cinco
minutos bailando alrededor de mí, hasta que poco a poco se
fue diluyendo la imagen y le veía menos. Al final, decidí volver
a dormir, evidentemente, con una de las sonrisas más profun-
das de mi vida. Esa noche fue un gran regalo para mí.

270
CAPÍTULO 34: REGRESO AL
M O N T E S H A S TA

Monte Shasta (30 de Noviembre de 2010)


Volviendo a los viajes, Raquel decidió regresar al Monte
Shasta. Tenía muchas ganas de ver qué había pasado con sus
amiguitos después de tantos meses sin saber de ellos. Esto fue
lo que se encontró:

Cuando llegué, ellos estaban haciendo sus cosas y cuando me vieron,


dejaron todo lo que estaban haciendo para recibirme con los brazos abier-
tos. Eso me encantó, me sentí muy bien y contenta de estar otra vez entre
ellos, pero algo había cambiado.
Al principio, no le di importancia porque pensé que el trato diferente
que estaba recibiendo por parte de los lemurianos era debido a que yo ese
día era la “invitada”, pero pronto me di cuenta que algo en ellos era dife-
rente.
Ya no eran los mismos, me miraban con ojos de admiración, sus pala-
bras halagadoras eran casi molestas y todo era tan “perfecto” que me re-
sultaba agotador. Al rato comprendí, vi lo que debía estar pasando.
Después de trabajar con ellos meses atrás y todos los meses posteriores
de manera individual, pero con el objetivo de romper los lazos que ellos te-

271
Camino hacia el Origen

nían con los humanos, debían de haber adquirido un gran sentimiento de


agradecimiento hacia mí y mi trabajo, y ese sentimiento los habría cegado.
Después de mi experiencia en Sirius Black, decidí ponerme manos a
la obra de nuevo para romper sus esquemas. Reuní a tantos lemurianos
como pude y les dije que estaba muy contenta de que las cosas estuvieran
fluyendo tan bien por sus tierras, pero había cosas que les faltaba por tra-
bajar. Una de ellas, la admiración hacia otros seres.
Les comenté que comprendía que ellos me admirasen por lo que había
logrado hasta ese momento, pero tenían que comprender que yo no era
mejor que ellos, yo era una más del “montón”. Les dije que tuvieran en
cuenta que yo sólo les había visitado tres veces y que los que estuvieron
todos los días luchando y habían salido adelante de verdad eran ellos mis-
mos. Así que les di las gracias por su trato y sus regalos, aunque les dije
que yo no me encontraba sobre un podio superior al suyo y que lo mejor
que podían hacer era liberarse de las falsas expectativas sobre la verdad y
sentir que en realidad cada uno de ellos era un ser importante, con los
dones y habilidades necesarias para realizar lo que se propusiera.
De pronto, vi en sus rostros un sentimiento de culpabilidad y vergüenza
por cómo habían actuado conmigo. Pero al poco tiempo, sus expresiones
cambiaron y una ligera sonrisa se dibujó en ellos. Habían comprendido
que ellos eran seres enormes y que no se tenían que esconder detrás de mí.
Entonces me dieron las gracias por el consejo, pero esta vez, de igual a
igual. Me prometieron que seguirían trabajando para liberarse de todo lo
negativo, de todas las imperfecciones que les quedaban para elevarse como
individuos y regresar a la Fuente con la máxima experiencia posible. Yo,
por mi parte, les dije que me sentía tranquila, porque ellos estaban evolu-
cionando muy rápido, aportando luz cada vez más pura su territorio, pero
que aun así, regresaría para pasar un día agradable con mis ya Grandes
Amigos.

En ese viaje tan enriquecedor, mi amiga comprendió lo malo


que es admirar a un “Dios” sin darte cuenta de que tú eres uno

272
entre ellos y que admirar a un ser por encima de ti, es tan per-
judicial para el otro ser como para uno mismo.
Por su parte, percibió un cierto sentimiento de culpabilidad
por haber cometido el mismo error que sus hermanos lemu-
rianos. Ella había envidiado y admirado a los famosos, a los
compañeros cercanos a los que todo les salía bien, a aquellas
personas que acababa de conocer y que le hacían sentir peque-
ñita como un granito de arena, etc. Hasta que poco a poco ese
sentimiento se fue desvaneciendo en el olvido.
Ella sabía que esa liberación significaba no sólo no cometer
el error de no saber valorar lo que ella hacía ni lo que sus com-
pañeros eran capaces de hacer; sino que tenía que ser capaz de
mantenerse en el mismo eslabón tanto si sus compañeros eran
superiores en ese aspecto como si ella estaba por encima de
ellos. Porque ante todo, Raquel sabía que no podemos decir
que nuestro esfuerzo lo podría hacer cualquiera, ya que si éste
fuera el caso, sería ese cualquiera el que estaría en nuestro lugar.
Así pues, armada de valor, se dijo a sí misma que iba a perma-
necer firme en su lugar, reconociendo todos y cada uno de sus
logros sin despreciar los logros de los demás compañeros de
viaje que se iría encontrando en su largo camino.

273
C A P Í T U L O 3 5 : S AT U R N O

Viaje Compartido a Saturno (1 de Diciembre del 2010)

Los días pasaban y Raquel no paraba de contarme sus aven-


turas galácticas. Ya no podía más. ¡Tenía que hacer otro viaje!
Hablé con Raquel y después de darle vueltas decidimos que
nos hacía ilusión ir a ver qué escondía Saturno. ¡Oh madre mía,
Saturno! Sólo en pensarlo se me ponían los pelos de punta.
Decidimos quedar por la noche. Astralmente, ya nos conecta-
ríamos tal y como lo habíamos hecho en las otras ocasiones.
Llegó la noche y me puse a meditar esperando a Raquel.

Llamé a mi guía y nos fuimos a buscarte, me hacía mucha ilusión


volver a hacer un viaje compartido. Tú ya estabas a punto cuando llegué
a tu casa y después de saludarnos apasionadamente cogimos rumbo a Sa-
turno.
Cuando llegamos me quedé impresionada por el paisaje, era muy ex-
traño, o al menos muy diferente de todos los planetas a los que había estado
anteriormente. ¡Parecía como si todo estuviera helado!

275
Camino hacia el Origen

El suelo era de un blanco azulado que recordaba a la nieve, pero su


tacto era duro como si fuese todo compacto. Estaba todo desértico, no había
casi nada a nuestro alrededor y estaba tan vacío que éramos capaces de
ver la curvatura del planeta. Yo percibía una sensación extraña, como si
estuviéramos de pie en una pelota gigante azulada ante un oscuro e inmenso
Universo.
Un chico y una chica nos recibieron, ambos eran bastante altos y lle-
vaban una vestimenta grisácea en consonancia con el planeta.
Caminamos hasta llegar a una especie de pozo. Cuando llegamos no-
tamos que tú estabas un poco desconcentrada. Ibas y venías. La chica me
dijo que no me preocupara que lo que estaba pasando era que te estabas
durmiendo o desconcentrando mientras meditabas así que decidimos que
era mejor que lo dejáramos allí para otro día que estuviésemos más des-
piertas y, poder así, disfrutar de su planeta.
Nos despedimos y regresamos a casa.

Como podéis ver, los viajes no siempre eran tan fáciles


como uno podría pensar, también teníamos nuestros días difí-
ciles, pero eso no nos impedía creer en nosotras mismas. Sabí-
amos que, ante todo, aquello que estábamos viviendo era real.
Muy real.

276
PA RT E 6

N U E VA S RESPONSABILIDADES
CAPÍTULO 36: LAS TRES MISIONES

H aciendo referencia a los capítulos anteriores, acordaos de


que estábamos hablando de la imparcialidad referente a
la información recibida en los viajes astrales. Asimismo, me
gustaría añadir que no sólo sus capacidades de percepción y
recepción de información se iban agudizando por lo que res-
pecta a los viajes, sino que también la conexión con su linaje
iba en sentido ascendente. Y en este aspecto, su propia capaci-
dad de objetividad fue fundamental.
Cuando el tercer ojo se abre, otras capacidades se abren si-
multáneamente. Es por este motivo, que al abarcar más ampli-
tud de la mirada, tienes que ser más cauto y reflexivo ante todo
lo que ocurre en tu campo de visión.
Raquel cada día tenía una conexión más estrecha con sus
maestros, guías y ángeles. Ya no sólo era capaz de meramente
oírlos, sino que podía vislumbrarlos incluso con los ojos abier-
tos. Ésta era una capacidad que se le fue despertando progre-
sivamente. Al principio, como ya hemos explicado
anteriormente, la percepción que tenía al conectarse con ellos
era menor y el canal auditivo era el que tenía más desarrollado.

279
Camino hacia el Origen

No obstante, se le fueron abriendo otras puertas perceptivas.


Estamos hablando de la puerta visual.
Raquel empezó a ver sus guías de manera muy clara. A raíz
de las canalizaciones de Toni, ella supo que tenía tres guías,
pero a ella no le bastaba sólo con saber, tenía que conocerlos.
Al principio se comunicaba con ellos a través de la intuición
y luego con el péndulo. A medida que iba usando su péndulo,
se iba acrecentando su percepción. Primero, notaba su presen-
cia, luego veía una luz brillante cerca y oía un crepitar especial
en sus oídos. Hasta que finalmente, pudo ver perfectamente su
rostro y su silueta. Incluso podía decir qué ropa llevaban
puesta, el peinado que tenían y el color de sus ojos.
De esta forma, Raquel identificó a sus guías. El primero era
de esencia femenina. Era una chica unos 5 años mayor que ella.
Ella se encargaba del día a día y la ayudaba a tomar decisiones
cotidianas o de mayor importancia. Cuando Raquel cogía su
péndulo, ya sabía que hablaría con ella. Ella aprendió a reco-
nocerla a través de su voz y su tranquila y pacífica mirada.
Hasta día de hoy, ella dice que sus consejos han sido y son muy
certeros.
Por otra parte, estaba el segundo guía, el que siempre le
acompañaba en sus viajes. Él también era joven. Al igual que
la chica, era unos años mayor que Raquel, o al menos ella lo
percibía así. El chico era más divertido y siempre tenía algo
gracioso que contar. Por lo que concierne a su aspecto, se po-
dría decir que Raquel lo veía con el pelo corto y oscuro, y los
ojos deslumbraban un bonito color café.
Por último, un chico de unos 12 años, él se encargaba de
responder las preguntas que podían llevar a la duda. Cuando
Raquel dudaba de los otros dos, él siempre le respondía con
seguridad. Sabía que aquel era el ser más luminoso de los tres,

280
y sabía que sólo hablaría con él en algunos momentos concre-
tos, pero que cuando lo hiciera, no habría lugar a dudas de que
aquello era la verdad.

Aun así esto no era suficiente para ella,. Raquel se pregun-


taba por qué tenía aquellos guías, por qué ellos y no otros.
Investigando en su interior, descubrió que la primera guía
fue una amiga, una muy buena amiga. Desde hacía ya mucho
tiempo, casi desde los inicios de su existencia, aquel ser había
sido una gran compañera de viaje. Además, en su última vida
logró la ascensión, y su gran propósito era ayudar a Raquel a
cumplir su sueño.
El segundo guía fue un antiguo novio, se ve que se quisieron
mucho. Y el chico, al ascender, quiso ayudar a su pequeña
amada.
El tercer guía fue, también en una vida anterior, su hermano
pequeño. Se ve que Raquel le ayudó mucho, tanto que logró
ascender a otra dimensión. El chico muy agradecido decidió
devolverle la ayuda a su querida hermanita.
Como podéis ver claramente, cuando uno ayuda a alguien
sea cual sea la conexión entre ambos, tarde o temprano la bon-
dad es devuelta con gran ilusión y dedicación.

Volviendo a las experiencias astrales, os contaré lo que le


pasó a mi amiga el siete de diciembre de 2010.

Rencuentro con el abuelo de una vida pasada (7 de Diciembre


del 2010)

Una noche fría de invierno, cuando Raquel se encontraba


en su cama, sintió que su cuerpo se empezaba a elevar. Ella ya

281
Camino hacia el Origen

no tenía miedo, sabía que esa sensación la llevaría a descubrir


algún lugar secreto del Universo.

Noté como mi cuerpo se elevaba y sin miedo me dejé llevar. Al final


dejé de subir y me paré en el oscuro Universo. Allí había un anciano. Un
hombre bastante mayor que me estaba esperando. “¿Cómo estás pe-
queña?”-Me preguntó. “Yo bien, ¿Y usted?”- respondí. El hombre sonrió
y me dijo: “Tengo grandes cosas que contarte mi pequeña, siéntate y escu-
cha, es importante que sepas de tu pasado y de tu futuro.”
Aquellas palabras me tocaron de cerca, así que me senté rápidamente
a su lado y escuché muy atentamente lo que me iba a decir. Sus palabras
sonaban profundas e inquietantes, parecía claramente que me estaba con-
tando una profecía antigua desconocida para muchos.

“Dice la leyenda que una hija del Sol con corazón marrón traerá la
paz a la humanidad.”

Tengo que decir que a primera vista no me pareció gran cosa, muchas
personas quieren la paz en el mundo. A decir verdad, me pareció poco
emocionante.
Al cabo de poco y con cierta curiosidad, le pregunté: “¿Tengo el corazón
marrón?” El hombre mayor no me contestó y prosiguió con su relato.
De pronto, nos trasladamos a una montaña marrón donde nunca antes
había estado. El suelo estaba cubierto de una hermosa hierba verde. Y
allí, sentados en posición de meditación, nos encontramos Ariadna, Alvar,
Toni, alguien más que no conseguía recordar y yo.
Estábamos todos sentados en posición de meditación formando un cír-
culo. Justo debajo de la montaña había unos hombres luchando, en guerra.
Yo desde “fuera” vi como la luz de ese pequeño grupo de amigos paraba
la guerra que se estaba produciendo justo debajo y me quedé muy sorpren-
dida, la verdad.

282
Entonces, el hombre mayor me miró y me dijo: “¡Sí pequeña, tú pararás
guerras! ¿Te acuerdas de la medalla blanca que recibiste en el Sol? Pues
esta medalla tiene el color de la Paz. Además, contiene en sí misma la ca-
pacidad de duplicarse. Regala la medalla a todas aquellas personas que
tú quieras y expande la Paz a toda la humanidad”.

De repente, noté una gran responsabilidad. Al principio no tenía ni


idea de la grandeza de aquel acontecimiento, y no le supe dar la impor-
tancia que se merecía.
Por otra parte, me vino un flash y me cuestioné las canalizaciones que
Toni me había hecho sobre Lemuria. Yo creía que mi misión era romper
los lazos que se crearon con las civilizaciones cercanas a la Tierra. ¿Cómo
podía ser que ahora mi misión fuera la de traer la paz a la humanidad?
El abuelo me dijo: “¿Te acuerdas del viaje que hiciste en el Templo del
Agua? Ese fue el lugar donde estabas justo antes de decidir venir a la Tie-
rra. Ciertamente, así fue tu pasado. Tú, fuiste a Lemuria como muy bien
sabes, y allí ascendiste. Volviste a la Tierra y renaciste como Atlante y
volviste a ascender. Ahora mi niña ya eres una humana y tienes que volver
a ascender. Has vivido muchas vidas, pero esta es la definitiva. Tienes
grandes misiones que cumplir y yo sé que este es el momento.
Como te han contado, tienes tres guías. Ya sabes entonces que eres una
maestra y tendrás que actuar en consonancia con tus habilidades a partir
de ahora. Sabemos que estás trabajando duro, pero ahora vas a brillar.
¿Sabes por qué tienes tres guías mi pequeña? Cada uno de ellos va a
guiarte en una misión diferente. El primer guía es el que te acompaña en
los acontecimientos cotidianos, le consultas cosas acerca de tu vida cuando
utilizas el péndulo. Está relacionado con la misión de llevar la Paz a la
humanidad. Esta es tu misión, únicamente tuya. Ésta, la tendrás que
cumplir tú. El resto de personas te complementarán, te ayudarán y empe-
zarán o continuarán tu trabajo, pero serás tú quién la lleve a cabo. El se-
gundo guía que es el que te acompaña en los viajes astrales y está

283
Camino hacia el Origen

relacionado con la misión de romper los lazos creados con las civilizaciones
cercanas a la Tierra. Todas las civilizaciones. Desde Lemuria, Atlántida,
hasta incluso otras que evolucionan bajo tierra, en el aire… Esta misión
es compartida, hay muchos seres que también tienen como objetivo romper
estos enlaces. Te recomiendo que te pongas en contacto con ellos porque un
grupo es mucho más poderoso que una sola persona. Y por lo que concierne
al tercer guía, no tienes mucho contacto con él, pero es el más poderoso de
los tres. Normalmente le preguntas cosas que son de temática importante
o cuando quieres que te dejen algo claro. Él está relacionado con una misión
múltiple: la de llegar a la Iluminación, todo lo que rodea el portal del
2012 (capítulo 31) y también con la de aprender a disfrutar de la vida
en la Tierra.
Éstas, pues, serán tus misiones. No dudes ni un momento y lánzate a
cumplirlas. Recuerda que hay trenes que sólo pasan una vez en la vida.
Sé fuerte y lucha para traer la paz a este mundo, ya que para esto viniste
aquí. Ahora vuelve y piensa en lo que hemos hablado. Y recuerda siempre,
que sólo tú puedes hacer que esta vida haya valido la pena vivirla.”

Esas palabras llegaron como misiles a su corazón, no podía


creer lo que le estaban contando. Sus misiones, sus orígenes, el
porqué de su estancia en la Tierra… Esta vez la información
le empezaba a quedar grande. Tanta responsabilidad la aho-
gaba.
Con el paso de los días, sin embargo, sintió que en verdad
ella era así. Que nadie le estaba obligando a hacer nada, que
era ella en realidad quién había escogido ir a la Tierra y ella
quién había escogido cuál de todas las lecciones iba a enseñar
como maestra.
Escogió… la Paz en el Mundo.
Aunque es muy común entre los niños decir que quieren la
paz en el mundo, en aquel momento no entendió muy bien el

284
porqué escogió esta lección y no otra. La verdad es que pasaban
los días y todavía no se hacía mucho a la idea.

Al volver a la Tierra, Raquel descubrió que aquel hombre


mayor que le había dado esa valiosa información había sido un
abuelo muy querido que había tenido en alguna de sus vidas
pasadas. No fue hasta la primavera del 2011 cuando Raquel
identificó exactamente quién era aquel hombre tan misterioso
que la había ayudado.

Minutos antes del portal 21.12.12 (8 de Diciembre 2010)

A raíz del mensaje recibido unos días antes, a Raquel se le


despertó la curiosidad por lo que concierne al portal del 2012.
En realidad ella no sabía que quería decir, pero tenía el presen-
timiento de que pronto iba a saber alguna cosa sobre el tema.
Fue justo la mañana siguiente, cuando Raquel recibió una
pequeña señal del cielo. Esa mañana Raquel se puso a ver la
película “Las crónicas de Narnia” y esto fue lo que le ocurrió:

Tuve la sensación de que algo se despertaba en mi interior. Durante el


resto del día me vinieron muchos flashes acerca de la experiencia en Mataró
(la canalización, la señal de las cuatro lunas, etc.) y también recuerdos del
viaje del día anterior.
Por la noche, cuando llegué a casa y me relajé, oí una “voz en off ”, era
la de Ester, la chica que guiaba las sesiones en Mataró. La voz me decía:
“Dice la leyenda que una hija del Sol con corazón marrón traerá la
Paz a la humanidad. Pero eso tú ya lo sabes.”
De hecho, me contó un montón de cosas, todas muy heroicas, excepto
una que se me quedó grabada. “Mancharás tus manos de sangre pequeña,

285
Camino hacia el Origen

salvarás muchas guerras, pero esto no te parecerá suficiente para borrar lo


sucedido. No estés triste, todo esto forma parte de un plan mayor. Ahora,
llámalos”.
En ese momento yo ya había entrado en un estado de concentración
meditativa, por lo que mi realidad cotidiana ya no estaba visible a mis
ojos. No hice un viaje astral, fue sólo una visión, una visión conectada a
otra dimensión.
Entonces me giré (dentro de la visión) y fui en dirección a Toni, le cogí
de la mano y le llevé hacia dónde se encontraba Ester. Luego también
acompañé a Alvar y a Ariadna. Había más personas, pero no recuerdo
quienes eran, me quedé sólo con vosotros.
Igual que el abuelo del viaje del día anterior, la chica os contó muchas
cosas acerca de una misión muy importante (relacionada con el viaje a tra-
vés del portal 21.12.12). Ese mensaje iba dirigido a cada uno de vosotros,
pero muy a mi pesar, cuando regresé de mi estado, no recordaba nada de
lo que Ester os había dicho sobre vuestra misión.

Volviendo con la visión, cuando estábamos delante de la chica, de


pronto aparecieron una serie de objetos que salieron de la nada, y nos fue-
ron dados. De repente, y sin hacer nada, todos estábamos vestidos con unos
trajes hechos para ir a la guerra. Y esto lo relacioné con la película. Tuve
dudas acerca de la información que me estaba llegando y creí que eran aso-
ciaciones que hacía mi cerebro porque había terminado de ver la película
hacía sólo unos minutos.
De todas formas, te cuento lo que percibí tal cual. A mí me dieron un
cuerno que hacia un ruido muy especial, ella me dijo que cuando estuviese
en peligro lo hiciese sonar y vendrían a ayudarme. Lo probé al instante y
¡Mágicamente de la puerta que tenía delante salió un tigre! Me quedé mi-
rando el animal, parecía como si nos conociéramos desde hacía mucho
tiempo, ¡Nos reconocimos al instante!

286
Ambos empezamos a correr y nos abrazamos como si hiciera mucho
que no nos hubiéramos visto. La verdad es que no sabría decirte si hablá-
bamos verbal o telepáticamente, pero él me dijo: “¿Me has echado de
menos?”. Yo sentía que sí, que habíamos estado demasiado tiempo sepa-
rados, aunque en realidad, tampoco tenía muy claro quién era ese tigre.
Con una gran sonrisa el tigre me dio un arco con flechas.
A Alvar también le dieron un cuerno, mas le advirtieron que no lo to-
cara porque espantaría a toda la ciudad. Se puso pensativo y se dijo: “Si
lo llamo ¿Quién o qué podría venir?”. Y de repente, se le encendió la lu-
cecita y dijo: “Pues claro ¡Un dragón! A Alvar le vino un dragón a su
cabeza, que de hecho ha sido y es, su pasión desde siempre.

A partir de ahí, me acuerdo solo de flashes, creo que a alguien le dieron


una espada, y fueron dados otros objetos al resto de las personas, aunque
no recuerdo muy nítidamente lo que pasó luego. De hecho, no le di mucha
importancia ya que pensé que eran imaginaciones mías, a raíz de la pelí-
cula que acababa de ver. No obstante, más tarde me di cuenta de que no
era tan irreal como parecía, ya que hubo más pruebas que corroboraron
que todo aquello no fue fruto de mi imaginación.

La noche siguiente, hizo cambiar de opinión a Raquel res-


pecto a sus imaginaciones del día anterior.

¡Me separé del cuerpo involuntariamente! Cosa extraordinaria, ya que


desde que aprendí a hacer los viajes de forma cotidiana, hacía mucho que
no me pasaba de manera involuntaria.
De repente, me vi flotando mientras pensaba dónde quería ir esta vez.
En aquel momento, se me ocurrió ir justo unos minutos antes de que se
abriera el portal del 2012, tenía mucha curiosidad para saber qué pasaría
el 21 de diciembre de 2012.

287
Camino hacia el Origen

De repente, estaba en mi calle, justo delante de mi casa. El cielo era


todo gris, el río era marrón y estaba a punto de desbordar. Justo en el río,
un poco más lejos de mi casa, había una gran nave espacial que llegaba
hasta ambos lados del río. Aquella nave enorme tenía un montón de ex-
tremidades mecánicas que se iban moviendo a su alrededor. Además, el
cielo ¡Estaba lleno de naves espaciales con grandes focos! Esas naves iban
lanzando rayos que iban destruyendo poco a poco la ciudad, tuve mucho
miedo. Tenía la sensación de que tenía que huir de aquellas naves. En
aquel momento estaba convencidísima de que eran del propio ejército de la
Tierra y no sé por qué, pero sentí como si quisieran usar el miedo para
controlar a la humanidad. ¡Todo era caos! Estaba todo destruido y lleno
de polvo. La gente gritaba y corría desesperada. ¡Fue horrible!
En aquel momento, tuve un instante de toma de conciencia en el cual
me dije a mi misma que más me valía disfrutar del río que tenía delante
de casa, porque quizás el día de mañana ya no sería el mismo. De hecho,
hasta el momento, estaba viviendo aquella experiencia como si fuera una
espectadora, pero después de este pensamiento todo cambió. Ya no era una
mera espectadora sino que estaba allí, viviendo en primera persona los
acontecimientos.
De repente, vi a un montón de gente corriendo. Yo también corría, co-
gida de la mano de Marc, mi novio. Mientras corríamos decidimos ir a
un lugar más alto y seguro, ya que allí no nos podíamos quedar.
Entonces, empezamos a subir unas escaleras de metal, pero de golpe
nos separaron unos hombres uniformados. De hecho, estaban separando
a todos los hombres de las mujeres. Yo estaba desconcertada y sentí miedo,
vi cómo me separaban de Marc y lo encerraban en una especie de jaula.
A las mujeres en cambio, nos hicieron subir en una plataforma dividida
por habitaciones. Había un montón de personas importantes, desde polí-
ticos, grandes empresarios famosos, etc. Algunas personas me sonaban de
la televisión, otras no. Aquellos hombres importantes nos hicieron una
proposición deshonesta, nos chantajearon, dijeron que quien tuviera rela-

288
ciones sexuales con ellos se iba a salvar de dicha catástrofe que estaba ocu-
rriendo, además de poder salvar sus respectivos maridos e hijos, dándoles
la oportunidad de llevarlos a un lugar más seguro.
Recuerdo ver como las mujeres bajaron las cabezas y dispuestas a en-
tregarse por amor a sus respectivas parejas cedieron. Mientras sus maridos
se enfurecían dentro de las jaulas.
Cuando me tocó a mí, me pareció horrible lo que estaba ocurriendo.
No lo pude soportar, no podía creer lo que estaba viviendo y grité: “Hoy
os salvarán, ¿Pero y mañana?” Las mujeres tuvieron un minuto de refle-
xión hasta que se dieron cuenta de que iban a ser chantajeadas con fre-
cuencia. En ese instante, volví a decir: “¡No lo podemos permitir!” Y de
pronto, las mujeres se despertaron de un estado de letargo y empezaron a
coger lo que tenían a su alcance para golpear a esos hombres que quisieron
aprovecharse de la situación. Rápidamente consiguieron ponerlos todos en
el centro mientras nosotras nos colocamos de pie a su alrededor.
Para mi asombro, ya no eran personas, sino cuadros con fotografías
que se movían, algo así como las fotografías de los diarios que salían en
las películas de Harry Potter.
Entonces, los miré y dije: “¿Cuántas personas ha dañado este?” Mien-
tras señalaba el primero. Un montón de mujeres levantaron la mano. Y
yo dije: “¡Pues a romperlo!” Unas mujeres lo cogieron y lo tiraron al suelo
repetidas veces hasta que se rompió a pedacitos. Luego lo hicimos con el
segundo, con el tercero, con el cuarto… ya así hasta llegar al séptimo. Era
un hombre de tez oscura, él no tuvo tantos votos como los otros, además
otra mujer dijo: “En realidad, él se sintió presionado e hizo daño empujado
por los demás” Entonces pensé, a él no lo vamos a matar, será la muestra
de nuestra misericordia. Ya ha habido bastante destrucción, a partir de
ahora vamos hacer un mundo nuevo. Desde hoy mismo decimos basta de
mentiras, basta de chantajes, de miedos y de muertes. Vamos a crear un
lugar diferente para todos nosotros.

289
Camino hacia el Origen

Después abrimos las verjas para que los hombres salieran de sus jaulas
y nos abrazamos emocionadamente por todo lo que acabábamos de vivir.
Poco después desperté en mi habitación muy conmovida por lo ocurrido.
Nunca antes había visto esa faceta de mí, era toda una luchadora, toda
una líder. Me costó muchos días rehacerme después de aquella experiencia.
Iba caminando por la ciudad mirando a todo el mundo pensando que
nadie era consciente de lo que se estaba cociendo en nuestro futuro, pero yo
lo sabía, lo había vivido.

Ese viaje fue uno de los más duros que tuvo desde entonces.
La recuperación de lo que había vivido fue lenta ya que impactó
plenamente en su corazón. Además, se dio cuenta de una cosa
que había dicho Ester en la visión anterior: “Mancharás tus
manos de sangre pequeña, salvarás muchas guerras, pero esto
no te parecerá suficiente para borrar lo sucedido” ¿Serían esas
las personas que ella iba a matar? ¿Era ese su verdadero futuro?
¿Había alguna manera de cambiarlo? ¿Habría ocurrido en otro
plano de modo que no fuera necesario revivirlo en la Tierra?
Esas eran algunas de las preguntas que corrían en su mente día
y noche, mientras el resto de la humanidad seguía su día a día
sin ni siquiera darse cuenta.

Aquel día, Raquel aprendió que el saber a veces duele, pero


aún dolía más el hecho de no poderlo contar a los demás, ya
que no iban a creer nada de lo que ella había vivido. ¿Qué tenía
que hacer? Era también su futuro, el futuro de sus amigos, de
sus familiares e incluso de los desconocidos ¿No tenían ellos
quizás derecho a saber?
Pasaron los días y sus sentimientos de culpabilidad, de
miedo e frustración hacia ese futuro incierto empezaron a dis-
minuir aferrándose a su día a día para superar ese pequeño
bache en su vida.

290
CAPÍTULO 37: REGRESO A S AT U R N O

Saturno (15 de Diciembre del 2010)

Ese día, Raquel se despertó por la noche y mientras se volvía


a dormir sintió que su cuerpo astral empezaba a desprenderse.
Recordando el viaje “frustrado” de Saturno no pudo evitar sen-
tir curiosidad por saber qué había debajo de aquel pozo. Así
que aprovechando la oportunidad que se le presentaba regresó
a Saturno, esta vez sin mí.

Llegué otra vez al pozo y decidí lanzarme en él para descubrir qué


había al otro lado. Una vez abajo, no podía creer lo que veían mis ojos
¡Era como un paraíso! Era hermoso.
De pronto una mujer se acercó a mí con un bebé en los brazos y me
dijo: “Es tu hija”. Y de pronto, ¡titití, titití! Suena el despertador. Pegué
un salto que casi caigo de la cama.

Raquel no supo más de aquel encuentro, no tenía ni idea de


quién era aquella mujer misteriosa y sus guías nunca sacaron el
tema. El misterio se quedó guardado allí durante semanas hasta

291
Camino hacia el Origen

que se olvidó de lo sucedido.


Ahora, volviendo a recordar esa extraña experiencia no tiene
ni idea de quién era ni de qué mensaje quería transmitirle esa
mujer con aquel bebé que supuestamente era su hija. Se podría
decir que aquel viaje sigue siendo una incógnita para ambas.
Volviendo la vista atrás y analizándolo todo con perspectiva,
ya no nos preocupamos tanto por no saber en el ahora, ya que
sabemos a ciencia cierta que lo vamos a saber en el mañana.
Con paciencia y fe todo acaba materializándose cuando debe.

292
CAPÍTULO 38: LÍDER ESPIRITUAL

L os acontecimientos, viajes, sueños y conexiones iban sem-


brando semillitas en el alma de Raquel. Cada día era más
evidente que aquel viaje sin retorno, aquel origen no muy le-
jano, estaba más latente en su pequeña vida.
Cada día estaba más claro que toda la información que le
estaba llegando, todos los seres con quien estaba conectando
eran de vital importancia, no sólo para su propio proceso in-
terno, sino también para el destino de la humanidad.
Todos sabemos (sólo con observar a nuestro alrededor se
puede percibir), que los tiempos están cambiando a una velo-
cidad vertiginosa. Hay mucha gente dispuesta a abrirse a este
nuevo cambio, y muchas personas que también gracias a su
apertura están recibiendo señales, intuiciones, mensajes, sueños,
premoniciones, visiones y todo tipo de expresiones que mues-
tran lo que le está pasando a la Tierra, a la humanidad, e in-
cluso, lo que todavía está por venir.
Los múltiples destinos a los que estamos jugando, ya no
tanto al azar, indican que algo muy grande va a suceder. No
quiero entrar en temas metafísicos, aunque es bastante evidente

293
Camino hacia el Origen

que está implícito en el cambio. Si no reaccionamos pronto,


algo grande va a suceder.
Fijémonos en cómo está nuestra pequeña Gaia. No hace
falta ir muy lejos para corroborar que está desequilibrada, y que
la humanidad en general está desviándose bastante de los ciclos
de la naturaleza, de su propio ser interno, y que está cada día
más desconectada de su esencia. Asimismo, ya existen muchos
seres que hoy en día se sienten cada vez más alineados con un
propósito común, sintonizados con la Madre Tierra. Sienten
con una fe muy firme que la Revolución es interior y no exte-
rior. Primero hay que cambiar al ser humano, y el resto vendrá
solo.
Por eso, quiero conectar esta información con el propósito
común: la Paz. Ya vale de fronteras, líneas divisorias, separa-
ciones y responsabilidades políticas. Aquí todos jugamos a una
y no sirve ya la cantidad de dinero que tengas almacenada. Si
nos unimos y focalizamos nuestra voluntad para armonizar
nuestro entorno habrá muchos factores a nuestro favor; la di-
visión, el miedo y el odio se van a disolver solos.

Volviendo a la línea del libro, como habéis podido leer en el


capítulo 36, a Raquel le han propuesto una nueva y gran mi-
sión, la de llevar la Paz al mundo. Os parecerá de una magnitud
descomunal, y efectivamente, lo es. No obstante, no es algo
que tenga que hacer sola. Como ya habréis visto a vuestro al-
rededor, existen infinitas personas dispuestas a cambiar este
gran teatro, a dar la vuelta a la tortilla, a clamar la paz y la li-
bertad a los cuatro vientos. Y no sólo eso, sino que ya lo están
haciendo. Últimamente, mucha gente está cambiando de tra-
bajo, está desapegándose de viejos patrones, está liberándose
de lastres innecesarios, etc. A muchísimas personas, se le están

294
desmoronando los esquemas, se les está cayendo a pedazos la
vida, las parejas, los ideales, las pertenencias, las hipotecas... ¿Y
por qué? Porque nos estamos alineando con algo superior.
Todo lo viejo está cayendo, y lo nuevo brota de una fuente de
agua sagrada. Estamos mudando la piel de la superficialidad,
para brillar con nuestro nuevo traje de amor incondicional,
equilibrio interior y felicidad inmaterial.
Gran cantidad de personas tiene unas ganas inmensas de
transmutar y de alienarse con el gran cambio. Eso tiene mucha
relación con el hecho de encontrar seres por el camino que ya
se hayan liberado de unas cuantas de las piedras de su mochila,
seres que ya hayan soltado al mar sus anclas hace tiempo, seres
que estén dispuestos a dedicar su vida a guiar a la humanidad.
Mis preguntas en aquel entonces eran: ¿Por qué no ser uno de
ellos? ¿Por qué no lanzarnos al vacío y entregarnos a lo desco-
nocido? Mi amiga empezaba a sentir una gran fuerza interior
que la llamaba y yo decidí seguirla también.

Proposición de una misión (30 de Diciembre del 2010)

El día 30 de Diciembre fue uno de los días clave en la vida


de Raquel. Hasta entonces se podría decir que ella vivía su vida
un poco a ciegas. Se daba cuenta que cada día sabía más cosas
del Universo, de su vida, e incluso, de sus misiones, pero siem-
pre se encontraba sujeta a la incertidumbre. Sólo se dejaba lle-
var por los acontecimientos sin tomar mucha conciencia de lo
que realmente le ocurría, hasta que llegó el día, su gran día.
Raquel había trabajado duramente durante meses su auto-
estima y su paz interior a unos niveles que ni ella podía creer.
Así que sus guías tomaron una decisión y le propusieron algo
muy especial.

295
Camino hacia el Origen

Era de noche y Raquel ya había cenado. Se fue a su habita-


ción y cogió su péndulo. Esa acción ya se había convertido para
ella en un hecho cotidiano, se podría decir que siempre dedi-
caba unos minutos a sus guías antes de ir a dormir para analizar
cómo había ido el día y para saber con qué se iba a encontrar
el día de mañana.
Sin embargo, después de analizar todo lo ocurrido, Raquel
recibió una extraña proposición de sus guías. Esas fueron sus
palabras:

“Hola Raquel, estamos realmente orgullosos por tus cambios. Has


trabajado muy duro y eso se nota en tu cotidianidad. Ya no eres esa chica
tímida y retraída que eras. Ahora te has convertido en toda una mujer se-
gura de sí misma con mucho conocimiento e ilusión por vivir tus días con
energía. Nosotros queríamos proponerte una misión importante. ¿Qué te
parece la idea de ser una líder espiritual?”

A Raquel le sorprendieron esas palabras. Aunque no podía


dudar de que realmente hubiera cambiado debido a su esfuerzo,
le pareció raro que sus guías la estuvieran felicitando por su
trabajo, pero lo que realmente la dejó alucinada fue esa propo-
sición tan extraña. ¿Qué querían decir con lo de qué le parecía
la idea de ser un líder espiritual? Raquel se puso a pensar con
la respuesta a aquella pregunta tan fuerte y, de pronto, le vinie-
ron imágenes de Jesús, de Buda…
Todos ellos fueron personajes que habían movido grandes
masas de personas con el fin de cambiar su manera de vivir la
vida. Además, percibió cómo se debían sentir aquellas perso-
nas. Vio que raras veces estaban tristes, que hacían lo que sen-
tían, que sabían lo que hacían y se veían realmente sabios. Pero
también vio en ellos un gran sentido de la soledad. Siempre pa-

296
recían estar a otro nivel, nunca formaban parte del grupo real-
mente. Siempre tenían que saber más, luchar más y, cómo no,
no podían rendirse nunca porque si lo hacían todos los demás
caían con ellos.
De pronto, Raquel sintió un escalofrío por todo el cuerpo.
¿Se habían vuelto locos? ¿Cómo iba hacer ella todo eso? Mi
amiga asumió que había trabajado duro para cambiar, pero no
se veía capaz de hacer lo que le estaban proponiendo, así que
sin dudar dijo: “Lo siento pero no, no lo voy hacer”.
Sus guías no se sorprendieron de su respuesta, pero no se
rindieron. Le dijeron que estuviera tranquila, que si no quería
hacerlo no pasaba nada, pero tenía que saber qué pasaría si no
lo hacía. Le dijeron que montones de personas vivirían su vida
sin rumbo, que necesitaban de alguien que les condujera por
el camino de la Iluminación, como muchos otros habían hecho
en su pasado. Cada época necesitaba líderes y esa era su fun-
ción, la función de su última vida. ¿Lo iba a desaprovechar?
¿Los iba a abandonar? ¿Iba a vivir tranquila sabiendo que ella
había bajado a la Tierra precisamente para guiar a la humanidad
hacia la paz y en el momento de la verdad se había echado atrás
sin ni siquiera intentarlo? Fueron muchas las preguntas sin res-
puesta que sus guías le hicieron llegar y no sólo eso, las imáge-
nes que complementaban esas palabras no paraban de brotar
en su cabeza. Raquel sintió que no podía dejar que otra persona
llevara a cabo su misión, ya que sabía que si ella decía que no,
otro humano la iba a remplazar. No podía dejar que otro ser
abordara su misión porque ella no tuvo el valor de enfrentarse
a su destino.
Así que con un poco de miedo les dijo a sus guías: “Por
favor no me abandonéis, enseñadme todo lo que tenga que
saber y ayudadme a hacer lo que tenga que hacer, pero de la

297
Camino hacia el Origen

mejor manera, ya que quiero hacerlo bien. No quiero llevar a


la humanidad a la oscuridad, es mucha responsabilidad y no
quiero equivocarme. Con esto no. Haced que tenga la mente
clara y que no me rinda, y sobre todo, no dejéis que me sienta
sola cuando las cosas se tuerzan. Y por último, tengo que sentir
que lo que estoy haciendo tiene algún sentido.” Sus guías le res-
pondieron: “Te lo prometemos, tienes nuestra palabra, vamos
a estar allí, siempre”

Después de oír la respuesta de sus guías, Raquel aceptó. De


pronto, se visualizó a si misma firmando un papel en el que se
comprometía a llevar a cabo esa misión. El pánico la invadió,
pero sentía que estaba haciendo lo que tenía que hacer, así que
se fue a dormir tranquila. Su vida podría cambiar por momen-
tos y necesitaría llenarse de fuerza.
Las últimas palabras que le vinieron a la mente antes de dor-
mirse fueron: “Estos guías sí que saben cómo convencer a al-
guien, me han enredado bien, menudo 2011 que se presenta.”
Y tenía razón. Como vais a ver en los próximos capítulos,
este año 2011 fue de todo menos tranquilo. Y no sólo para Ra-
quel, que había aceptado un rol que ni tan siquiera ella imagi-
naba hacia dónde la llevaría. Si no también en lo que a mi vida
concierne. Estaban cambiando los engranajes de dirección de
mi aparentemente tranquilo destino.
Esto de ser líder espiritual era un vestido que aún le quedaba
un poco grande a mi amiga. ¿Cómo iba a cambiar su vida a
partir de ahora para poder realizar esta tarea tan descomunal?
¿Es que cada vez recibiría más información? ¿Se abriría más al
mundo para explicar sus experiencias? ¿Iba a escribir un libro?
Quién sabe.

298
Echando la vista atrás, Raquel y yo nos dimos cuenta de algo
un poco peculiar y es que sin darse cuenta en ninguno de los
casos, las dos grandes señales que Raquel recibió como grandes
portales luminosos, se dieron a finales de diciembre por la
noche. Uno fue el 29 de diciembre con la señal de las Cuatro
Lunas y, esta vez, fue el 30 de diciembre con la apertura de una
importante misión. ¿Implicaba esto algo más? Por ahora no lo
sabemos, pero tengo el presentimiento de que en nuestra ex-
periencia hay escondida otra pieza de este enorme puzle sin
acabar. Quién sabe si dentro de poco lo descubriremos, quién
sabe si tendrán que pasar unos años más.

299
CAPÍTULO 39: EXPERIENCIAS ONÍRICAS

S iempre me ha encantado el mundo onírico y llevo ya algu-


nos años escribiendo mis sueños en un diario. Y última-
mente Raquel también me enseñó cómo programarme los
sueños para poder trabajar con ellos, al igual que recibir res-
puestas a algunas preguntas que tuviese, o señales, o trabajarme
ciertas emociones que tuviera desequilibradas.
En el capítulo posterior, hablo más explícitamente de escu-
char la voz del corazón, es decir, dejar la puerta abierta para
que la intuición y la información del inconsciente afloren na-
turalmente.
Este hecho, a mi parecer tan primordial, quiero conectarlo
con algunas de las experiencias que me ocurrieron en Paris,
tanto en el plano onírico, como astral.
En París mi vida se tomó un respiro y esto hizo que ciertos
aspectos de mi quehacer cotidiano se desacelerasen. Tenía
mucho más tiempo para mí, a menudo podía hacer siestas, y
además disponía de mucho tiempo que invertía en lo que yo
deseaba.
Lo que quiero decir con esto, es que al vaciar mi vida de ac-
tividades que me hacían trabajar la parte consciente, dejé paso

301
Camino hacia el Origen

a otra parte de mi ser interno: la parte inconsciente. Asimismo,


durante aquella etapa me ocurrieron muchos sucesos intere-
santes.
A continuación os detallo algunos:

Sueños lúcidos

Un día fui a “Le café téméraire”, muy cerca de la “Gare de


Lyon” (estación de tren y metro) en el centro de París. Alejan-
dro Jodorowsky tiraba las cartas del Tarot cada miércoles en
esta cafetería desde hacía muchos años. Alrededor de la mesa,
dónde él se sentaba, estaban sus discípulos. Hubo uno que me
llamó la atención, era un chico joven.
El caso es que aquella noche tuve un sueño lúcido. Me en-
contraba en una ciudad parecida a Venecia. Estaba con el dis-
cípulo de Jodorowsky y le preguntaba si estábamos en un sueño
lúcido. Afirmó con la cabeza y me dijo que le acompañase. Me
llevó dentro de una casa, allí había un grupo de gente sentada
hablando. Estuve allí poco rato y me fui. Me encontraba sola
en la calle cuando de repente, aparecieron un grupo de chicos
jóvenes, uno estaba inconsciente en el suelo mientras los otros
lo miraban atónitos. Instintivamente le puse ambas manos en
el corazón y empecé a decir unas oraciones en voz alta. Al cabo
de cinco segundos el chico del suelo recobró el sentido. En-
tonces, me fui.
El siguiente escenario fue un pabellón deportivo. Había un
par de chicas de mi edad pegando brincos en el suelo. Las em-
pecé a imitar. Al principio saltábamos poquito, lo que nos per-
mitían las piernas, pocos centímetros. No obstante, en aquel
preciso instante me acordé que estaba en un sueño lúcido, así
que intenté saltar cada vez más alto, y así lo hice. El primer

302
salto después de la toma de consciencia del sueño lúcido fue
ya más alto, salté cerca de dos metros del suelo. El siguiente ya
toqué el techo del pabellón deportivo, el tercero traspasé el
techo y vi que cerca había un río, el cuarto crucé el río aérea-
mente, y en el quinto me planté en medio del Universo.
Estaba rodeada del negro cielo del Cosmos. Todo estaba
lleno de estrellas y estaba suspendida en el aire. Allí conmigo
había un chico, que no era el discípulo de Jodorowsky, era otra
persona. Él tenía miedo porque estábamos suspendidos en el
aire. Cuando exteriorizó su miedo, por detrás de nuestras nucas
oímos una voz grave. Era una “voz en off ” que nos tranquilizó
y nos dijo que no nos podía pasar nada, que nos dejáramos lle-
var y voláramos un rato. Esto calmó al chico y así lo hicimos.
Acto seguido, empezamos a caer en el negro vacío. Era como
caer en un pozo sin fin. Recuerdo que miles de estrellas que-
daban atrás con la inercia del vuelo. ¡Fue increíble! Recuerdo
que estuvimos cayendo varios minutos, yo estaba disfrutando
como nunca. ¡Fue una experiencia que nunca olvidaré!

El siguiente sueño lúcido fue más corto, pero no dejó de ser


intenso. Estaba al borde de un acantilado junto a mi amiga Co-
llell. Me di cuenta de que estaba soñando y se lo comenté. Tam-
bién le expliqué lo que significaba estar en un sueño lúcido y
que podíamos hacer lo que quisiéramos, ya que estábamos en
el ilimitado mundo onírico.
En aquel momento, se nos ocurrió irnos de paseo y dijimos
en voz alta que queríamos un par de bicicletas. Acto seguido,
aparecieron de la nada dos chicos guapísimos y nos regalaron
sus bicicletas. Estuvimos dando alguna vuelta por una ciudad
que había cerca y cuando nos cansamos volvimos a los acanti-
lados. Allí, nos vinieron ganas de volar por encima del mar que

303
Camino hacia el Origen

teníamos delante, y así lo hicimos, estuvimos un buen rato sor-


teando olas y viento.
Una vez experimentado el vuelo, pensé que me gustaría ir
más lejos. Así que lo primero que se me ocurrió fue que quería
viajar por el Universo, aunque no sabía cómo. Empecé a llamar
a extraterrestres para que nos vinieran a buscar con sus naves,
pero no funcionó. No obstante, le propuse a Collell que me
ayudara en la materialización del deseo. Las dos empezamos a
focalizar con que queríamos viajar lejos ¡Y zas! Frente a nos-
otros apareció una gran nave de color blanco con forma ova-
lada. Entramos dentro y justo al cruzar por la puerta se nos
cambiaron las vestimentas ¡Éramos dos mujeres griegas! Lle-
vábamos dos túnicas blancas y estábamos dentro de un atrio,
el patio interior de las casas griegas.
Las paredes eran blancas y el suelo era un bello mosaico de
diferentes colores. Salimos al exterior de la casa y vimos que
estábamos rodeadas de grandes templos, panteones y bustos
de deidades. Este fue mi último recuerdo. La curiosa observa-
ción de este último sueño lúcido es que sí que habíamos viajado
¡Aunque no a través del espacio, sino del tiempo!

Sueños profundos

A parte de este par de sueños lúcidos también tuve otros,


no lúcidos, pero sí muy intensos.

Este primero ocurrió el día 7 de Noviembre. Soñé que era


un ángel. Estaba en un sitio dónde había ángeles blancos, y án-
geles negros. De hecho los ángeles negros no eran malos, aun-
que no brillaban tanto como los blancos, eran más densos. Yo
formaba parte del grupo de los blancos. Los blancos llevába-

304
mos unas vestimentas de color blanco y amarillo, y los negros
de color negro y rojo.
Estábamos todos juntos a punto de tirarnos una foto,
cuando nos juntamos todos, se creó algo muy parecido a un
círculo perfecto, que después se convirtió en un cilindro de luz.
A continuación, empezamos a hacer una danza entre blancos
y negros, aunque por momentos parecía más una pelea que no
una danza. La sensación que tenía en el sueño es que los blan-
cos éramos invencibles y los negros no nos podían herir.

Otro sueño que tuve con una temática parecida, fue uno
bastante fuerte. Estoy con otro amigo, aunque éste es de la
etapa de la Universidad, Marcos. Estamos ambos dentro de
unas cuevas luchando contra unos seres malos. Tienen forma
de humanoides pero no son humanos. Se ve claramente que
hay dos clanes, los buenos, que somos nosotros, y los malos
que son estos seres. Nos quieren aniquilar con unas varas de
luz roja y nosotros nos defendemos con unas varas de luz
verde. Además, en medio de la cueva había unos agujeros de
gusano, que si caías en ellos te desintegrabas, o pasabas a otro
plano. Yo sabía que no eran positivos. La batalla fue muy in-
tensa y en medio venían más grupos del clan de los buenos
para ayudarnos.
En la última secuencia del sueño, estamos armoniosamente
reunidos en la cima de una montaña. Alzamos al viento un
montón de banderas de colores y cantamos libremente.

Un par de semanas más tarde soñé con la alineación plane-


taria del 21.12.12. De hecho, en el sueño me encontraba sus-
pendida en un espacio vacío, como si no hubiera gravedad, y
había una voz “en off ” que me hablaba y me explicaba cosas
sobre el 2012.

305
Camino hacia el Origen

Una de ellas era la alineación planetaria, me explicaba cuáles


eran las razones de aquel acontecimiento y pude ver en directo
la alineación, como si de una película se tratara.

Por otra parte, la noche en la que hice el viaje con Raquel a


Marte (Capitulo 28), tuve un sueño en el que unas naves nos
venían a recoger. Los extraterrestres decían mi nombre por un
megáfono: “¡Que pase Ariadna, la chica que le gustan los nú-
meros!”. Había cantidad de naves en el suelo y me hacían subir
por una plataforma.

A parte de esto, algún día antes tuve un sueño muy extraño


donde yo veía la cara de una chica, pero cuando se giraba se
había convertido en un extraterrestre. De hecho, este último
me dio un poco de miedo.

Otro día, también soñé con Hella, mi amiga de Paris. Ambas


éramos aprendices de una mujer muy sabia que parecía una
bruja.

Y este último que explicaré a continuación, por lo que con-


cierne a los sueños profundos es uno de mis favoritos. Estoy
con Eder, un amigo de la infancia, ambos subidos en una mesa
que mide más de cinco metros en una playa. No tengo miedo
y me lanzo, y cuando caigo no me hago daño. A continuación,
vislumbro un arco iris en el agua, cierro los ojos y cuando los
abro otra vez, el arco iris está saliendo de mi cabeza y se ex-
pande más allá del firmamento. De hecho, me salen dos arcos
iris de la cabeza, uno que va hacia la izquierda y el otro hacia la
derecha. Espectacular, ¿Verdad?

306
Todos y cada uno de los sueños que tenemos esconden un
mensaje para nosotros y es casi nuestra obligación saber inter-
pretarlos. Los sueños nos permiten conectar con otro eslabón
en nuestra evolución, un eslabón desconocido a simple vista y
que nos proporciona pistas encriptadas sobre nuestra realidad
interior. Por ahora parecen simples anécdotas, pero más ade-
lante entenderéis la importancia de poder recordarlos.

Siguiendo en la línea de los sueños, también tuve otros que


llevaban mucha carga emocional. Algunos de ellos os los
cuento a continuación.

Sueños emocionales

Me encontraba conduciendo mi furgoneta con mi madre y


su novio y nos despeñamos por un acantilado. No fue muy dra-
mático porque mientras caímos pensé que moría tranquila.
Pero al día siguiente, soñé que mi abuela se moría. De hecho,
mi abuela ha sido un pilar muy contundente en mi vida y tengo
una gran conexión con ella. Mi madre me llamaba para decirme
que se había muerto y me pasé toda la noche soñando lo
mismo. Además, nunca me podía despedir de ella. Ha sido la
única vez en mi vida que me he despertado llorando de ver-
dad.

Unos pocos días más tarde, soñé que mi abuelo estaba cru-
cificado. Sin embargo, aún estaba vivo y recuerdo estar ha-
blando con él tranquilamente.

Otro sueño que también me dejó alucinada fue uno en el


que salía Sebastian (el chico de Paris) destruyendo planetas con

307
Camino hacia el Origen

la mirada. Estaba levitando en el aire y de sus ojos salían rayos


rojos que destruían los planetas que tenía más cerca.

Otro tipo de sueños que quizás alguno de vosotros haya po-


dido experimentar, son los referidos a alguna vida anterior.

Sueños de vidas pasadas

No sé si os ha ocurrido alguna vez, pero existen noches en


las que tienes la sensación de que los sueños han sucedido de
verdad, pero en otra época. Muy a menudo se ha valorado la
posibilidad de que sean recuerdos de vidas pasadas que afloren
a la mente consciente.
En el siguiente caso, el sueño que tuve pareció haber ocu-
rrido en otro tiempo, e incluso el contexto del sueño simulaba
una ciudad antigua. Creo bastante firmemente que podría ser
una vida pasada. Ese sueño no fue del todo lúcido, pero lo re-
cuerdo muy vívidamente y era más consciente de lo normal.
Me encontraba en un pueblo de paredes y muros muy anti-
guos, en los cuales se notaba el paso del tiempo. En la siguiente
imagen estaba dentro de una casa medio derruida. Delante de
mí había una especie de monstruo muy grande. Yo quería lu-
char contra él pero al cabo de poco me di cuenta de que nada
podía hacer contra aquella bestia, así que me fui corriendo.
Todas las calles del pueblo estaban bañadas de pánico y la gente
huía desesperada. Me dirigí fuera del pueblo por un puente, y
allí me encontré con una mujer que iba en dirección contraria.
Llevaba un bebé en brazos y se dirigía hacia dentro del pueblo.
Le aconsejé que no fuese por allí, pero ella no me hizo caso, y
con la cara desencajada se metió dentro de la colosal catástrofe.
Mientras hablaba con ella vi que sus vestimentas eran de colo-

308
res muy vivos, sus rasgos muy orientales y tenía el pelo de color
negro azabache.
Cuando la mujer estaba cruzando el puente, me di cuenta
de que al lado había un inmenso mar, y justo al lado de las casas
del pueblo, un puerto descomunal. Las maderas de los muelles
eran oscuras y muy grandes. Acto seguido, miré delante de mí
y desde la lejanía divisé una serie de campos. Este fue el acon-
tecimiento que más me llamó la atención. En todos y cada uno
de los campos había símbolos gigantes grabados en ellos que
se extendían hasta el horizonte.
Miré otra vez detrás y me vi sentada con un amigo de la in-
fancia, Oriol. Ambos estábamos sentados en unos muros altí-
simos, y veíamos acontecer la gran catástrofe desde un lugar
seguro. Asimismo, se oía una “voz en off ” diciéndonos que
esta no era la primera vez que le ocurría esto al pueblo y que
este suceso estaba grabado a su destino.

Experiencias con el cuerpo astral

A parte de los sueños que os he contado, también tuve al-


gunos desdoblamientos con el cuerpo astral. Hacía bastantes
meses que no me ocurrían.

Uno de ellos fue muy curioso. Estaba echándome la siesta y


de repente vi que venía Hariel, oí el crepito de siempre, pero
esta vez, muy amplificado. Y además, me empezó a tocar el
cojín muy fuerte. Y me dije “¡Está contento hoy Hariel!” En-
tonces, me relajé sabiendo que era él, pero por dentro estaba
alucinando con la experiencia.
Al cabo de menos de dos segundos, mi cuerpo empezó a
vibrar muy fuerte. De hecho, desde jovencita había tenido estas

309
Camino hacia el Origen

vibraciones como ya he comentado en capítulos anteriores,


pero esta fue desorbitada. No podía controlar nada y mi cuerpo
astral estaba vibrando a una velocidad increíble. De repente,
paró la vibración y algo empezó a masajear mi cabeza astral.
Supuse que debía ser Hariel, sentí un placer delirante, pero no
era un placer común, no sé cómo describirlo, porque era una
sensación francamente rarísima. No tenía ni idea de qué estaba
ocurriendo, pero la sensación del masaje astral me bajó hacia
la espalda y duró largos minutos. Cuando la sensación cesó,
me quedé dormida.

Durante aquel mes, también fui a Girona de viaje para visitar


a mi familia. Estuve una semana, y allí tuve en todos y cada
uno de los días un sueño premonitorio. Al regresar a París, tuve
otra experiencia muy profunda, en este caso relacionada con
la música.
Me estaba quedando dormida y de repente empecé a oír una
música muy celestial. De hecho, sabía que no podía venir de la
habitación porque era muy tarde. La empecé a escuchar tran-
quilamente ya que era tan bella que sólo con poner un poco de
atención me transformaba el estado de ánimo y me llenaba de
una enorme paz.
La música no parecía humana, no había oído nada parecido
en mi vida. Las palabras se me quedan cortas, pero podría des-
cribir los sonidos ligeramente. Se trataba de un sonido parecido
al que se puede hacer con el contorno superior de las copas de
cristal. Pero se mezclaba con unas notas muy altas que mis
oídos aún no han conseguido categorizar. Fue algo franca-
mente bellísimo.
Mientras me dejaba llevar por la experiencia, la música ami-
noró y pude participar en el concierto, aunque no sé muy bien

310
cómo. A partir de ese instante, yo guiaba la pequeña orquesta.
Cuando oía la melodía, hubo un segundo en el que mi atención
se dispersó y perdí el control de los sonidos, y al cabo de una
milésima de segundo, se oyó un ruido en la habitación y me le-
vanté estremecida. No sé muy bien qué pasó aquella noche,
pero fue algo para recordar.

Un apunte interesante, es que revisando mi diario de sueños


de aquella etapa, podía incluso haber escrito catorce sueños di-
ferentes en una sola noche. Todos explicados detalladamente.
Mis recuerdos oníricos iban aumentando por momentos,
igual que le pasaba a Raquel con sus viajes. Aunque en aquel
momento no le dábamos mucha importancia, simplemente es-
tábamos cambiando, nuestra vibración no era la misma y nues-
tros recuerdos tampoco.

Cerrando el capítulo de los acontecimientos oníricos y as-


trales sólo me queda añadir algo que acuna toda la información
explicada. El hecho más interesante de toda esta serie de ex-
periencias oníricas es que me ocurrieron en un intervalo muy
corto de tiempo, que oscila entre cuatro y cinco semanas; cosa
muy curiosa ya que todas las vivencias se compactaron de una
manera increíble e intensa.

311
PA RT E 7
EL REGALO DE LA
EXISTENCIA
CAPÍTULO 40: LA ALINEACIÓN CON EL
PROPÓSITO EXISTENCIAL

M i vida liviana parisina llegaba al fin de sus días. No por


aburrimiento, ni por ningún motivo en concreto. Más
bien, aquel parón de tres meses, dónde yo era quién gobernaba
mi vida y no los acontecimientos, fue un punto clave para des-
arrollar una capacidad olvidada. Mi ciclo de aprendizaje había
llegado a su fin.
Estoy hablando de escuchar la voz del corazón. Cuando nos
dejamos llevar por nuestras vidas repletas de actividades y la
inercia es la que lleva el ritmo, es difícil a veces ser consciente
de lo que está pasando dentro. El espectáculo exterior es el que
rige nuestras decisiones y la mayoría de veces cuando milagro-
samente conseguimos parar, y miramos dentro, no hay nada
que nos parezca realmente interesante (porque no lo hemos
trabajado), así que seguimos mirando afuera, que ahí sí hay
cosas a las que dedicar tiempo.
Por otra parte, la reflexión que quería exponer está vinculada
con el hecho de que cuando uno tiene tiempo para estar con-
sigo mismo, se da cuenta de muchas cosas en las que antes por
el constante movimiento no se había fijado. Muchas veces, el

315
Camino hacia el Origen

silencio es un buen compañero de camino. Lo es también la


contemplación.
Cuando paramos y observamos dentro vemos que el mundo
no sólo existe fuera. Dentro de cada uno de nosotros, dispo-
nemos de voces, intuiciones, acercamientos a verdades antes
ocultas, maneras de cohesionar ambas realidades. Dentro, muy
a menudo, podemos hallar muchas respuestas a las que nunca
hubiéramos llegado con sólo mirar al exterior. Asimismo, es
una de las herramientas que a veces tenemos un poco olvidada.
La mente es la que analiza, juzga, y piensa todo lo que está
fuera. Y es muy útil para según qué cosas, pero no deberíamos
dejar que acapare toda nuestra atención, porque luego nos con-
vertimos en seres que actúan mecánicamente, usando la razón
a todas horas, guiándonos únicamente, por la voz de la mente,
y haciendo caso omiso a la taciturna voz del corazón. Esta in-
formación la quería vincular con un hecho que tuvo lugar antes
de irme de París.
Mis expectativas eran, antes de marcharme de Girona, bas-
tante extensas. Yo me iba para largos meses y no importaba
donde. Mi objetivo era después de París, poner rumbo a Ale-
mania. No obstante, a mediados de Diciembre, algo dentro de
mí (el corazón) me empezó a hablar. La intuición me decía que
mi camino era el de vuelta a casa. Algo me estaba llamando
desde Girona, aunque no sabía muy bien el qué. Pero yo vi muy
claro en aquel momento que mi dirección se enderezaba
rumbo a casa.
¿Y por qué volver, si yo quería estar al menos medio año
viajando? No sabía muy bien el porqué de aquella corazonada,
pero la seguí.
Así que ya me veis volviendo un 19 de diciembre con mis
pertenencias otra vez dentro de mi casita rodante, ligeramente

316
nevada. La despedida fue muy hermosa, hicimos una cena
dónde estaban todos y cada uno de los amigos hechos en Paris,
fue un bonito “adiós”, o más bien, un bonito “hasta la vista”.

Sintonizando este final de etapa con la vida de Raquel po-


demos encontrar muchos paralelismos. Todos sabemos que las
ramificaciones del destino son muchas, aunque sólo una aca-
bará por ser trazada al fin y al cabo. Hay múltiples destinos es-
perándonos en cada esquina de cada acción. En cada
pensamiento, cada interacción con el entorno más cercano e
incluso con otros más lejanos. Somos realmente libres de es-
coger a cada instante, trazar el rumbo de nuestro palpitar, y a
cada segundo, lanzamos un paso hacia una única dirección, la
de la predestinación.
Entretejiendo estas palabras se me abren a la mente varias
maneras de explicaros bellamente cuál es mi concepción de tra-
zar el camino y de los acontecimientos que en él suceden.
Cuando te encuentras en un cruce de senderos, habrá varias
voces guiándote hacia alguno de ellos. Esto nos ha pasado a
todos alguna vez, incluso con la decisión más tonta, la de por
ejemplo: escoger qué jersey vamos a ponernos hoy ¿Verdad?
Pues bien, con este ejemplo tan banal puede servirnos para ex-
plicar la gran magnitud trascendental que acompaña esta ley
universal.
Uno escoge uno de los colores del jersey, y de hecho, dentro
de la gama de colores había cinco tipos, pero finalmente sólo
uno será el elegido. Pues bien, en casos más profundos como
la toma de decisiones vitales que afectarán más directamente
el rumbo de nuestra vida, ocurre lo mismo. Tenemos varios
caminos para escoger, todos y cada uno de ellos nos va a ense-
ñar una serie de cosas y ninguno será erróneo. Encontramos

317
Camino hacia el Origen

asimismo, que del camino acontecen múltiples opciones, múl-


tiples posibilidades, múltiples elecciones. Potencialmente el es-
cenario de acción y elección se extiende ante nosotros como
un abanico para que elijamos el sendero que más vibre con
nosotros, el que sintamos más adentro de nuestro ser.
Ahí está la clave de la cuestión. Se trata de sentir al fin y al
cabo. Y se siente con el corazón. Ya puede la mente dar mil
volteretas alrededor de algo, que con una vez que dejemos vía
libre al corazón para que sienta, nos va a valer para decidir hacia
dónde dar alas al rumbo de nuestra vida.
Finalizando con este pequeño apunte, quisiera añadir que
una vez nos encontramos en este enclave de opciones, y hay
que elegir, puede ser que un camino tenga implícito menos
aprendizaje, o incluso experiencias que no nos sirvan para evo-
lucionar. Y es ahí donde también juegan un papel primordial
nuestros guías espirituales. Se expresan a través de la intuición,
y también a través de señales sutiles que podemos percibir si
estamos abiertos. Asimismo, si desde arriba perciben que un
camino nos aportará más aprendizaje o más lecciones que su-
perar, lo más seguro es que nos guíen hacia allí. Por esto quiero
dejar claro lo siguiente: en la toma de decisiones siempre habrá
a nuestro lado alguien que sutilmente nos esté ayudando a se-
guir la vía que nos regalará más magia, acontecimientos ricos y
una evolución más firme.
Asimismo, enlazando esta información con ambos destinos,
el de Raquel y el mío, podréis ver que ambas hemos optado
por hacer caso a lo que nos dictaba el corazón y a lo que sutil-
mente nos llegaba de otros planos. En el caso de Raquel, al
tener más capacidad para hablar con sus guías ya se lo decían
directamente, sin tapujos.
Raquel, finalmente aceptó la proposición de “ser líder espi-
ritual”. Así asumió la responsabilidad que conllevaría esta tarea,

318
y fue gracias a que dejó hablar a su corazón, que sintió que
aquello era lo correcto y lo que ella quería realmente.
También quiero añadir que en mi caso, el hecho de que vol-
viera finalmente a Girona fue también por una razón muy con-
creta y no por mero azar.
Cuando volví, me instalé en el “Centre Tao”, centro de te-
rapias alternativas. Se trataba de una masía en el campo que al
mismo tiempo era un centro de medicina natural.
Antes de marcharme a Paris me invitaron a formar parte del
proyecto, aunque debido a mi partida, postergué la decisión.
No obstante, a la vuelta me estaban esperando. Hasta el mo-
mento ha sido uno de los regalos más bonitos de mi destino,
agradezco el poder estar en ese lugar todos y cada uno de los
días de mi vida. Y como podéis comprobar no es cuestión de
azar que tanto a Raquel como a mí, en un momento concreto
de nuestras vidas nos propusieran empezar una nueva activi-
dad, reto o proyecto directamente relacionado con lo que siem-
pre habíamos anhelado profundamente hacer, ayudar a la
humanidad.
Ella desde un plano más sutil, canalizando información que
más tarde sería transmitida y, posteriormente, como veréis más
adelante, también sanando otras personas. En mi caso, empecé
a formar parte del proyecto del “Centre Tao”, en el cual orga-
nizamos charlas, talleres, clases, acontecimientos y todo tipo
de terapias naturales durante todo el año.
Asimismo, y cerrando este capítulo, sólo quisiera subrayar
que los pasos para alinearnos con nuestro propósito están
siempre al alcance de nuestra percepción. Se basan única y fun-
damentalmente en crear un espacio libre para que la mente no
intervenga y, posteriormente, en escuchar qué nos tiene que
decir nuestro corazón.

319
Camino hacia el Origen

Si verdaderamente nos hemos sintonizado con aquello que


sentíamos, tened por seguro que el camino va a iluminarse y
van a aparecer señales positivas en todos y cada uno de los
pasos, ya que los regalos también forman parte del proceso
evolutivo. Los de arriba ya se encargarán de asistirnos y prove-
ernos en todo momento de lo que nos haga falta para seguir
avanzando. Ésa es su labor, eso es lo que han escogido como
misión.

320
CAPÍTULO 41: EL YO SUPERIOR Y UN
SUEÑO INTRIGANTE

Yo superior y los Atlantes (7 de Enero del 2011)

Las habilidades de Raquel seguían aumentando después de


los largos viajes que iba haciendo. Ahora sólo necesitaba cerrar
los ojos para encontrarse en lugares inimaginables para ella. A
pesar de ello, sus objetivos eran claros. Después de descubrir
planetas y estrellas le quedaba algo muy importante para des-
cubrir: su Universo Interior.
¿Quién era su Yo Superior? ¿Qué era realmente? ¿Sería un
ser, podría hablar con él igual que hacía con sus guías? Ésas
eran algunas de las preguntas que le pasaban por la cabeza, así
que sin dudarlo decidió que en su próxima meditación se iba a
poner en contacto con su Yo superior. Y ésta fue su primera
experiencia:

Pocos segundos después de cerrar los ojos me encontré en una isla, pri-
mero disfruté del contacto del agua en mis pies. Después me dirigí hacia el
bosque dónde había una especie de circuito con una tirolina y empecé a
andar por él. Cuando llegué al final, antes de bajar por un palo vertical

321
Camino hacia el Origen

parecido al de los bomberos, oí una “voz en off ” que me dijo: “Este camino
que acabas de hacer no es un camino solitario, sí que lo has realizado tú,
pero has estado acompañada en todo momento por animales, por árboles,
por todo tipo de vegetales y animales rodeados por sus auras. Sabemos que
la misión de guía es grande, pero no es solitaria aunque a ti te lo pueda
parecer, siempre vas a estar acompañada por todo aquello que desees, por
todo aquello que necesites, por todos los que te quieran acompañar.”
Después bajé por el cilindro y me encontré con un montón de gente co-
miendo. No me lo podía creer ¡Eran los Atlantes! ¡Estaban en su nueva
tierra! (no sé si recordáis que en el capítulo 14 los Atlantes trascienden el
plano dónde estaban y se van a otro).
Estaban todos comiendo muy felices. Entonces, entre risas y alegría,
me dijeron que mi maestro me estaba esperando en el horizonte. Así que
me fui andando hacia él por encima del agua y empezamos a hablar. Él
podía ver lo que yo podía hacer y me felicitó por la elección de querer ser
una buena líder. Estuvimos hablando largo y tendido y terminamos dán-
donos infinitas gracias.
Cuando volví con los demás Atlantes, en el momento de la despedida,
me dijeron que se encontraban en la quinta dimensión, muy cercanos a la
Tierra, y que desde ahí nos estaban ayudando a realizar el Gran Cambio.
Les di las gracias y, finalmente, nos despedimos y volví a mi habitación.

Aquél no fue un viaje muy difícil ni tampoco muy especta-


cular, pero fue una pieza importante para ella. Si en realidad
tenía que hacer una misión tan importante para el mundo, sabía
que no iba a estar sola, nunca sola. Así que se relajó y dejó que
los acontecimientos llegaran a ella.
Aun así, sabía que le esperaba mucho trabajo. Todavía le
quedaban un montón de cosas por aprender y no sabía cuándo
se produciría el gran salto, así que se relajó pensando que no
se quedaría sola, sabiendo también que no se podía dormir en
los laureles.

322
Un nuevo año estaba a punto de desplegarse ante nosotras.
La cuenta atrás hacia el 2012 era cada día más tangible. Ya fal-
taba menos para entrar en este año tan lleno de connotaciones
mágicas y transmutadoras.
Este año tan esperado por tantas personas, este año que casi
acariciábamos con nuestras ganas de ver dar un giro revelador
en el rumbo de la humanidad.

Raquel estaba a punto de terminar la carrera. Sólo le faltaban


dos cursos y en el año 2012 ya habría acabado sus estudios.
Fue por esa razón por la que no aceptó la proposición que le
plantearon sus guías de ser “líder espiritual” la primera vez.
Ella ya tenía bastante trabajo en su vida cotidiana, y quería un
2011 tranquilo y libre de grandes responsabilidades. No obs-
tante, Raquel terminó por aceptar el reto y llevar paralelamente
ambas labores.
Hablando de ella, puedo afirmar que su trabajo fue muy
constante y regular. Y no me refiero sólo a la Universidad, que
también supo llevar al día, sino al de conectarse cada día. No
sé muy bien cómo lo hacía, ni de dónde sacaba el tiempo para
meditar y hablar con sus guías, pero analizando el año 2011,
que vamos a presentar ligeramente en estos próximos capítulos,
vais a ver que esta chica fue una fuente de información impa-
rable. ¡Suerte que quería un año tranquilo! Sus guías, maestros
y ángeles, entre otros seres de luz, se encargaron de bombar-
dearla con infinitas de señales, mensajes y nueva información.
Cada día venía con una noticia nueva, un nuevo mensaje de
gran interés, una nueva terapia que había canalizado, un nuevo
consejo, una nueva experiencia en una dimensión o planeta re-
moto, una nueva conexión con un ser de luz; era increíble, vais
a ver.

323
Camino hacia el Origen

Por mi parte, como ya había comentado a principios de


Enero me instalé en el “Centre Tao”. De hecho, en aquel mo-
mento yo no era muy consciente del infinito regalo que se me
había brindado tan temprano en mi vida.
¿Cómo os sentiríais si con veintidós años la vida os hubiera
brindado el sueño que más habéis anhelado, el propósito más
elevado al que habíais aspirado, el objetivo vital al que os diri-
gíais? Pues bien, ahí lo tenía. Mi anhelo más profundo era llegar
a ser terapeuta y poder ayudar a la gente desde una perspectiva
natural y holística, y ahí lo tenía, potencialmente abriéndose en
este nuevo lugar.
En esta materialización del deseo se pueden distinguir tres
aspectos. En primer lugar, el de habitar en una masía en el
campo, en la cual disponíamos de un amplio jardín, de un
huerto, y de un entorno lleno de parajes verdes, además de estar
muy cerca de la ciudad de Girona. En segundo lugar, la de
compartir con más gente de mi edad un proyecto común, en
el que confluían una alimentación ecológica, sana y consciente,
y practicar técnicas para la armonización del alma, como el Chi-
Kung y la meditación todos los días. Además de tener la opor-
tunidad de gestionar un centro de terapias y aprender todo lo
que esto conlleva, con nuestra inexperiencia en el tema; es
decir, crecer juntos en la espiritualidad. Y en tercer lugar, im-
pregnarnos de conocimiento, estudiar, experimentar, descubrir,
formarnos en todo este mundo nuevo que se abría delante de
nosotros.
Era un lugar de paso contundente, no sólo por la gente que
venía a visitarnos y a disfrutar de lo que ofrecíamos, sino tam-
bién por la larga lista de terapeutas experimentados que venían
a ofrecer sus talleres y charlas. Aquello fue una fuente inesti-

324
mable de conocimientos, aprendizaje y continuo trabajo en
equipo. Como ya os he dicho antes, un sueño hecho realidad.

Sueño intrigante (10 de Enero del 2011)

Volviendo al mundo astral, en el 10 de Enero de 2011, Ra-


quel tuvo un sueño un tanto particular. Ella lo relacionó con
su viaje a la guardería galáctica, aunque a día de hoy, todavía
no ha encontrado el significado de aquel sueño. Sigue siendo
una pieza de un puzle sin resolver. Como podréis ver el sueño
era corto, pero contundente:

Yo estaba en una playa (no la reconocí). Tenía unos 11 años y muchas


ganas de ir al baño, así que me dirigí a uno de los baños que había al
lado de un chiringuito. En el camino me crucé con una mujer que no había
visto nunca (en mi “vida real”). Esa mujer se me acercó y me dijo: “Yo a
ti te conozco”. Esa frase me sorprendió, porque aunque pasen los años no
olvido una cara conocida fácilmente.
La mujer se dio cuenta de que yo no la recordaba y continuó: “Sí, vi-
niste hace mucho tiempo, eras muy pequeña y enseguida me fijé que eras
especial. Reconocí muchos colores en ti”.
En ese instante me quedé más alucinada todavía ¿Cómo sabía esa
mujer que mi esencia estaba compuesta por varios colores? La sorpresa
fue tal que me desperté de golpe del sueño. Intenté con todas mis fuerzas
volver aquel sueño y preguntarle aquella mujer quién era, qué sabia de
mí, dónde era ese lugar… Pero no lo logré. Nunca más volví a aquella
playa y nunca más me volví a encontrar con esa mujer en ningún sueño
posterior.

A Raquel le gustaría poner cuál fue su aprendizaje, pero


sigue siendo una pieza sin colocar en su puzle borroso. Por

325
Camino hacia el Origen

ahora, sólo aprendió a tener paciencia ante los conocimientos


inacabados.

Unos días más tarde, Raquel regresó con Toni. Recordad


que esta sesión formaba parte ya de su segunda terapia.

Harás un viaje muy emotivo y bonito.


Despertarán emociones escondidas en tu interior muy poderosas y agra-
dables.
Es posible que tengas algún bajón emocional, forma parte de los cam-
bios a nivel terrestre.
Día a día tu interior es más bello y tu exterior también.

“Harás un viaje”, eso le despertó una alegría desorbitada,


iba a viajar, ¡Pues claro que sí! Se moría de ganas, pero ahora
no era el momento. Sabía que el viaje sería en verano, estaba
convencida de que se lo iba a pasar muy bien. Lo que no le
gustó tanto fue el comentario del bajón emocional. ¿Qué le iba
a pasar? En todo caso, pensó que si le avisaban de antemano
era para que no se lo tomara tan en serio y siguiera su vida
como siempre.

326
CAPÍTULO 42: UNA CANALIZACIÓN
REGENERADORA

R aquel empezaba a tener más ganas de contactar con sus


guías, pero esta vez lo haría por escrito, igual que lo había
visto hacer a Toni.
Era el momento de lanzarse a experimentar por sus propios
medios. Era el momento de saltar y ver hasta dónde podían lle-
gar sus habilidades.
Este fue uno de sus primeros mensajes:

Viaje: Será muy próximo, es el momento de coger la maleta y olvidarte


de lo que dejas atrás. Procura escoger bien todo lo que te llevas. Estamos
orgullosos de ti, estás progresando mucho. Creíamos que no lo conseguirías
en tan poco tiempo, pero tú, sin saberlo, nos has enseñado que lo último
que se tiene que perder es la esperanza, que la ilusión puede más que la
desesperación y que la plenitud no deja espacios vacíos. Sí, esto nos lo has
enseñado tú. Tú que tienes menos visión, tú que estás encarnada en la
Tierra, tú qué crees que la vida es lineal. Tú nos has enseñado una cosa
que nosotros teníamos que saber y se nos había olvidado, la Fe. Quiero
que sepas que no todo es blanco o negro, los grises son infinitos. Nos gusta
que nos recuerdes a cada instante. Sigue meditando, ya falta menos. Todo

327
Camino hacia el Origen

se empieza a remover, no pierdas el control ni la tranquilidad. Recuerda


que tienes la medalla y que se puede multiplicar. Sí a todo. Haz todo lo
que se te presente, ya verás el porqué. No te preocupes tanto por el dinero,
estimulas el miedo a los que te rodean de manera inconsciente. Sé feliz con
todo lo que tienes y tendrás. Esto te abrirá la puerta a nuevas cosas. No
tengas miedo de que se te suban los humos ahora que ya casi estás en el
equilibrio, ellos no te lo dejarán hacer. Libérate de este peso y disfruta de
todas tus victorias, como la de hoy. Ríete siempre que puedas, nos encanta
tu sonrisa. Así es como comienza todo, así es como termina. Buenas noches,
amor.

¡Guau! Dije yo cuando me lo contó, un mensaje tan largo


de un ser de luz te toca en lo más profundo de tu ser, ponién-
dote los pelos de punta y dejándote sin respiración por mo-
mentos. A mí me parecía alucinante como mi amiga había
pasado de simplemente percibirlos de manera intuitiva a trans-
mitir un mensaje tan largo y profundo para ella. ¿Era éste un
mensaje que provenía de sus guías? Sin lugar a dudas, lo era.
La parte que más nos impactó, fue que le decían a Raquel
que sus guías habían aprendido de ella y le daban las gracias
por ello. Raquel comprendió con aquellas palabras que la evo-
lución no era sólo humana, todos los seres tenían su labor, pero
también la responsabilidad de continuar creciendo. De esta
forma sintió como todo el Universo se movía al unísono, todos
a una. Cada uno con su misión, cada uno con sus desequilibrios
por equilibrar, pero todos luchando unidos para el mismo cam-
bio, el cambio universal hacia el eterno amor incondicional que
nos reunirá de vuelta a la Fuente.
Esta vez, también repetían que haría un viaje. Me acuerdo
que mi amiga estaba de los nervios, no paraban de llegarle se-
ñales y mensajes referidos a viajes, pero ¿A dónde iría? Aun no
lo sabía.

328
Sobre otros consejos que le comentaron a Raquel, había un
par que siguió a raja tabla. El primero fue el de decir “sí a
todo”. De esta forma se lanzó al vacío de la incertidumbre.
Empezó a dejar de controlar las situaciones y adaptarse a lo
que el Universo le tenía guardado a cada vuelta de la esquina
de su camino. Aprendió cosas nuevas, le pasaron acontecimien-
tos insospechados y, cómo no, aprendió a disfrutarlos sin pre-
siones, solo con libertad, sólo con una mágica sonrisa. Y ésta
era la otra lección: mi amiga dejó de enfurecerse tanto por los
acontecimientos que no le salían como estaban planeados, dejó
de frustrarse tanto y empezó a disfrutar la vida sin ataduras.
Alumbrando en su rostro una bonita y constante sonrisa.
Fue en aquellos tiempos cuando mi amiga, con sólo 22 años,
descubrió qué era en realidad ser feliz.
Me acuerdo que lo decía con plena seguridad: “Ahora sé qué
es ser feliz, voy a procurar extender mi sensación durante todo
el día. Este será ahora mi gran propósito.” Y así lo hizo, le costó
un esfuerzo enorme, pero por fin, lo consiguió. Consiguió lle-
var la felicidad a su cotidianidad, a su presente y, cómo no, a
su verdadero Camino.

329
CAPÍTULO 43: LLEGÓ LA FRUSTRACIÓN

P ero para aquel momento, aún quedaba todo el trabajo por


hacer. Los días iban pasando y un nuevo sentimiento em-
pezaba a crecer en el interior de Raquel. No sabía muy bien
por qué, pero ya no podía. ¡Ya no podía viajar astralmente!
¿Era este el fin de su don? ¿O era sólo un bajón pasajero? Y
si así era, ¿cuánto tiempo iba a durar? Una nube de incertidum-
bre permanecía en lo más profundo de su ser. Llevaba días y
días intentando concentrarse y no podía. La antes fuerte e ilu-
sionada Raquel, la que tenía la capacidad de volar hasta el sin
fin del Universo, estaba perdiendo fuerza y fe en sí misma.
Lo estaba notando fuertemente y lo sabía, la frustración es-
taba guiando sus días. No obstante, hubo una pequeña lucecita
de esperanza que nunca cesó. Al final decidió aparatarse de las
meditaciones por unos días. Pasó casi un mes hasta que le pasó
algo muy extraño.

El día 4 de febrero de 2011, Raquel recordó 3 de sus sueños.


Hacía días que no recordaba sus sueños y eso la trastornó.

331
Camino hacia el Origen

Uno de sus sueños fue que iba en un autobús con sus com-
pañeros del instituto, entre ellos, yo. Raquel observaba como
hacía siempre por la ventana del autobús mientras sus amigos
decían tonterías en los otros asientos. De pronto, Raquel se
percató de que la geografía europea había cambiado. España
estaba dividida en 2 partes por el océano y Francia entre otros
países del norte, ya no tenían el mismo perfil, eran más estre-
chos. En aquel momento, Raquel pensó: “Los mayas tenían
razón, la Tierra ha cambiado, y mucho. Ya estamos en otro
mundo.”
Luego, el autobús se paró en la montaña, para que los alum-
nos pudieran desayunar. Raquel se apeó y se dirigió a una pe-
queña ermita para ir al baño cuando se percató de que una
habitación cercana a éste estaba llena de piedras y cartas del
tarot.
Pensó que ahí había alguien que creía también en sus cosas.
Después, cuando abrió la puerta del baño, ¡Allí estaba! La
fuerza más oscura que jamás había sentido. Raquel se asustó
viendo aquel ser tan terrorífico, de pronto pensó que tenía que
hacer algo. Envió un rayo de luz enorme al baño, cerró la
puerta y salió corriendo de aquel lugar volviendo con sus ami-
gos.
En el sueño posterior, salía un amigo suyo de la infancia lla-
mado Andreu. Sus vidas se habían separado hacía ya un tiempo
y no había sabido más de él. Pues aquel día soñó con él y ¿a
que no adivináis en qué día nos encontrábamos? ¡Pues ese día
era San Andreu! ¿Increíble, verdad?

Después de aquellas dos señales Raquel lo vio claro. Su don


no había desaparecido, sólo estaba hibernando para coger fuer-
zas para algo mucho mayor.

332
No sé si os habréis dado cuenta, pero dos de los sueños que
os he contado que tuvo Raquel estaban relacionados con el
baño. Raquel no entendía que significaba aquello, pero lo soñó
muchas veces, ella creía que era porqué era cercana la hora de
levantarse y tenía la vejiga llena, pero no era ese el caso. Su sub-
consciente le estaba avisando de una enfermedad que pronto
iba a padecer.
Unos días después, Raquel sufrió un dolor muy fuerte y el
médico que le atendió le dijo que sin lugar a dudas estaba pa-
deciendo una infección de orina.
Adelantándome un poco a los hechos, ella sufrió esta enfer-
medad de forma periódica al largo de todo el año 2011 y tam-
bién de parte del 2012, pero con menor incidencia.
Fue para ella un shock enorme, ya que su saber era a la vez
su salvación y su maldición. Raquel, a través de sus guías des-
cubrió que esa enfermedad estaba relacionada con el desequi-
librio de su autoestima. Ella ya había trabajado mucho para
sanarse, ¿Qué había pasado? ¿Por qué la enfermedad se le apa-
recía precisamente ahora que las cosas empezaban a ir bien?
Como podréis ver, eran preguntas sin respuesta a corto
plazo. Pero poco a poco empezó a entender. Comprendió que
si lo tenía que superar en aquel instante era, precisamente, por-
que en aquel momento era más fuerte que antes, porque de su
interior tenía que renacer la sanación.
Toni también le avisó que hasta unos dos años más tarde
sentiría los efectos de su terapia. Le dijo que no terminaba con
las supuestas seis sesiones, así que Raquel relacionó su enfer-
medad con la recuperación de su equilibrio.
Asimismo, aquel año aprendió a sanarse a sí misma a través
de la imposición de las manos, porque ante todo, no tenía nada
más a lo que agarrase. Los médicos le decían que no tenía so-

333
Camino hacia el Origen

lución, que lo padecería varias veces y que sólo le podían dar


antibióticos y más antibióticos, algo que Raquel detestaba pro-
fundamente porque la dejaban sin fuerzas.
Así que armada de valor y sin que ningún maestro humano
la guiara, empezó a aprender a marchas forzadas lo que hasta
el momento no había tenido tiempo de aprender: la autosana-
ción.

La vida seguía y poco a poco los dolores se iban desvane-


ciendo, reduciendo el número de episodios. Ella sabía que su
autoestima se estaba recolocando. La detección de su desequi-
librio había llegado a tal punto que cuando en un día ella bajaba
la cabeza por algún motivo, aquella misma tarde ella enfermaba.
Era un hecho casi instantáneo. Recuerdo que ella se enfurecía
y se deprimía porque parecía que no había lugar para sus erro-
res. Ella se preguntaba por qué ella no podía equivocarse y se-
guir como hacían los demás sin más consecuencias ¿Por qué
en su caso las pruebas eran tan exigentes? Aquellos fueron
unos momentos muy difíciles para ella porque pocos compren-
dían por lo que estaba pasando Sólo ella conocía el porqué de
su enfermedad y cuál era la lección que estaba aprendiendo.
Pasaron los días y comprendió un poco más. Su gran rom-
pecabezas empezaba a cobrar sentido. Tardó poco en darse
cuenta de que cada vez que recibía algo nuevo del cielo, alguna
experiencia que ponía su fe al límite, dudaba. Al dudar de sí
misma, enfermaba. Fue allí cuando comprendió que uno tiene
que mantener un equilibrio fluido ya que a medida que ella cre-
cía, su autoestima tenía que crecer también. Si no se producía
otro desequilibrio al instante.
A día de hoy, sigue dudando, pero mucho menos. Para Ra-
quel, llegó el momento en el que se cansó de tanto enfermar y

334
asumió que todo lo que le ocurría era real y formaba parte de
su labor aquí, así que tenía que aceptar su destino y, cómo no,
a su ser. A su gran ser en fase de expansión.
Fue duro para ella, no hay duda, pero cuando la veo contar
su experiencia, me doy cuenta de que no la cambiaría por nada.
Desde aquel momento ha crecido un montón, pudiendo dar
ánimos a las personas más cercanas que se encuentran en prue-
bas similares. Fue para ella no sólo una gran prueba, sino una
gran conexión con sus guías, ya que se sustentó solo de sus
consejos, de sus ánimos, siendo ellos el único pilar capaz de le-
vantarla.
Se podría decir que sus guías salvaron, guiaron y enrique-
cieron el corazón de mi amiga hasta el punto de convertirla en
una persona que no tiene nada que ver con la joven adolescente
que yo había conocido. Además de brindarle el mejor regalo
que nunca antes nadie le había dado, la oportunidad de sanar
con todas sus fuerzas su corazón dañado, convirtiéndolo en,
ni más ni menos, una resplandeciente luz dorada.
Fue precisamente por este motivo, por el que yo decidí con-
geniar un poco más con Hariel. Anhelaba la unión que había
renacido entre Raquel y sus guías. Aquello era verdaderamente
amor incondicional y yo aspiraba tenerlo algún día.

335
CAPÍTULO 44: LA CORONACIÓN DE LA REINA
DE LEMURIA Y LA DEFENSA PERSONAL

La Coronación (7 de Febrero del 2011)

Volviendo al hilo de los viajes, efectivamente, algo mayor la


estaba esperando a la vuelta de la esquina. Cuando Raquel re-
cuperó su confianza, decidió hacer un viaje a ciegas, es decir,
dejando que sus guías la llevaran donde ellos creyesen conve-
niente.

Llegué a una isla muy grande. Y me puse a jugar dentro del agua con
un grupo de delfines y ballenas muy cariñosos. ¡Fue increíble! Dimos in-
cluso la vuelta a toda la isla. Desde que fui a Sirio me siento muy a gusto
con estos seres y no quería desaprovechar la oportunidad de estar con ellos.
Cuando terminé, fui a dar la vuelta a toda la isla, esta vez en tierra firme.
Por el camino se acercó un chico y le pregunté quién era. Me sonrió y
me dijo “¿No me reconoces?”, Para variar, ¡La dichosa preguntita! Como
si yo lo tuviera que saber todo. Entonces, yo le respondí: “Uhm... no”.
En vistas de que yo no tenía ni idea, el chico me responde: “¡Soy Alvar
y estás en Lemuria!” y entonces me dijo: “¡Ven, que te lo enseño!” La
verdad es que sí que se parecía un poco a mi amigo.

337
Camino hacia el Origen

Empezamos andar y acto seguido, entramos en una cueva por un pasillo


oscuro dónde había unas antorchas poco luminosas. Le comenté que había
poca luz, y me dijo que aquí eran ellos los que iluminaban.
Cuando pasó su aura por las paredes ¡Zas! ¡Todo empezó a brillar
mucho! Entonces él me dijo que yo hiciera lo mismo, pero que primero me
mostrara tal y como yo era, y al acto crecí unos centímetros y noté como me
cambiaba la fisonomía de la cara, incluso llevaba una vestimenta un tanto
diferente. Ahora llevaba puesto un vestido con velos azulados y verdes. Él
me miró, sonrió y me dijo: “Mucho mejor”. Ya estaba completamente
transformada, ya me había convertido en mi parte más lemuriana. Dejé
de ser Raquel para convertirme en Lhum-Tat.
Después insistió en que lo probara yo. Me propuse hacer lo mismo que
hizo él y… ¡Lo conseguí! ¡Al cabo de pocos segundos estaba iluminando
todo el pasillo! ¡Me pareció fantástico!
A continuación, me dio la mano y me dijo: “¡Corre, ven!”, y empeza-
mos a correr por unas escaleras que rodeaban en forma de espiral una
montaña. Yo no sabía muy bien a dónde me llevaba, sólo le seguía.
Una vez llegamos arriba de la montaña me di cuenta de por qué me
había traído allí. Desde ese punto se veía todo el paisaje, era realmente
hermoso, era como una selva en armonía. Había cascadas, nubes... En
aquel momento Lemuria me pareció simplemente perfecto.
Mientras estábamos disfrutando de la belleza de Lemuria, Alvar me
dijo que no me preocupara por mi vida pasada. Me dijo que no me tenía
que sentir culpable por todo lo que empezaba a recordar y que, por su
parte, él habría empezado mil guerras por mí. Así que no tenía que arre-
pentirme de nada.
Después bajamos donde había más personas. Allí me sentía como en
casa, ese lugar era verdaderamente mi casa. Yo sabía que aquella visita
no me iba a dejar indiferente. Y realmente, así fue, aunque me dejó más
marcada de lo que yo hubiera imaginado.

338
De pronto, nos topamos con tres amigos más de mi plano, juntos for-
maban un grupo de cuatro guerreros de la luz. A ellos los reconocí en se-
guida, tenían un rostro parecido, aunque su luz interior era mucho más
brillante, más pura y hermosa. Los miré y pensé en la suerte que había
tenido de que me hubiesen acompañado en cada una de mis vidas, siempre
aguardando, siempre enseñando y, cómo no, siempre extendiendo la luz
más allá de dónde iban pasando sus encarnaciones.
Los cuatro chicos estaban fuertes y llevaban unas vestimentas un tanto
extrañas. Para que os hagáis una idea, llevaban puesto algo parecido a
una mezcla entre un dios griego, Tarzán y Robin Hood. Aunque la pri-
mera impresión fue de risa, tengo que decir que les quedaba bien y en aquel
momento sí que tenían un aspecto parecido a un guerrero de la luz. Los
chicos que me faltaban por nombrar eran Marc, Albert y Nick (el her-
mano pequeño de Marc). Era la primera vez que veía a este último en un
viaje astral, pero yo ya sabía que formaba parte del clan de los guerreros
y que su verdadero origen era Plutón, aunque él lo desconocía, por el mo-
mento.
Después de saludarnos y de hablar un poco, nos dirigimos al centro de
Lemuria, dónde se encontraba la plaza mayor y el palacio real. Justo en
ese lugar fue donde conocí a mi madre, mi madre lemuriana. Era una
mujer rubia, con el pelo largo y liso, sus ojos eran de un color grisáceo y
llevaba una corona dorada con cristales rojos, verdes, blancos y amarillos
de esencia muy sutil en su cabeza. Tenía una presencia muy serena y amo-
rosa. Llevaba además, un vestido largo con velos blancos y plateados.
Presentándose, me dijo que era mi madre y que se alegraba mucho de
verme. De pronto, sentí que todo lo que me estaba diciendo era verdad y
la abracé con fuerza recordando el dulce amor de una madre. Fue entonces,
cuando comprendí que yo era la hija de la reina lemuriana.
Mi madre me mostró el palacio y las vistas que se podían ver desde la
gran torre. Después bajamos a la plaza mayor. Tengo que decir que el
“palacio” del que yo hablo no se parece a lo que nosotros entendemos como

339
Camino hacia el Origen

un palacio. Era un edificio moderno, con formas ovaladas y con unos bal-
cones grandes parecidos a terrazas. Estaba todo perfectamente equilibrado
y organizado en un feng shui armónico.
Al bajar a la plaza me di cuenta de que estaba llena de lemurianos,
así que me coloqué en una esquina, para no molestar.
Por lo que había entendido, ya que llegué cuando ya habían empezado,
estaban haciendo algo así como un cambio de gobierno. Mi madre estaba
en un pódium hablando a su pueblo del nuevo cambio. Entonces, mi madre
me miró y me dijo: “Ven pequeña”. Al principio me quedé un poco cor-
tada, pero pensé que quería que no me perdiese nada de aquel aconteci-
miento tan importante para ellos. Así que me acerqué al pódium y me
coloqué a su lado. Me fijé en el montón de personas que estaban allí. Todas
parecían un poco exaltadas y emocionadas por el gran acontecimiento.
De pronto, mi madre me miró y me dijo: “Pequeña Lhumi, mi camino
como reina termina aquí.” Después, apareció de repente una luz solar
muy potente que se posó a mi lado, transformándose en un león hermoso.
¡Era mi padre! Aunque su imagen era la de un león, su presencia era la
que yo sentí cuando fui al Sol. Era él, mi padre galáctico, yo lo sabía.
Entonces, él dijo: “Ya ha llegado la hora de que mi hermosa esposa y
yo dejemos las responsabilidades de estas tierras en manos de nuestra ya
grande y querida hija. Mi pequeña, ya te estás haciendo mayor y nosotros
queremos dejarte este gran regalo para que lo vivas con todas tus fuerzas
y los lleves siempre en el corazón igual que hicimos tu madre y yo”. Y me
puso su corona en mi cabeza.
Tengo que decir que me quedé alucinada y petrificada. No sabía muy
bien lo que me estaba cayendo encima, pero poco a poco estaba volviendo
del estado de shock y mi conciencia me hizo ver que lo que estaba suce-
diendo allí era un tanto injusto.
Mi padre se despidió y volvió a convertirse en una luz dorada, regresó
al Sol y desapareció. Yo me alarmé un poco, pero me calmé, di un paso
hacia delante y les dije a los lemurianos que no podían elegir a un sucesor

340
de la corona por el mero hecho de ser el hijo del anterior. Así que les pro-
puse que lo más justo era que votásemos al nuevo rey o reina. Que todos
ellos eran posibles candidatos y que se podían votar a sí mismos si así lo
sentían. Así pues, todos escribieron en un papelito su decisión y lo pusieron
en la urna. La persona que tuviera más votos sería el próximo gober-
nante.
En ese momento, me sentí contenta de haber hecho un acto tan noble y
haber dado por primera vez la oportunidad a todos los lemurianos de ser
los futuros reyes.
Una vez todos hubieron puesto sus respectivos papelitos, empezamos a
leer lo que ponían las votaciones. Fui a la urna y extraje el primer papelito.
Estaba en blanco, así que pensé que quizás la decisión que había tomado
mi madre le parecía bien. Extraje otro, y también estaba en blanco, saqué
otro y también estaba en blanco. Le di la vuelta a la urna dejando caer
todos los papelitos dándome cuenta de que no había ningún papel que es-
tuviera escrito. Entonces pensé que no me habían entendido. Pero no era
así. Me habían entendido perfectamente, o al menos eso me había dicho
una mujer del pueblo.
Mi madre se acercó a mí y me dijo: “Mi pequeña, el pueblo ya ha ha-
blado. Han escogido al ser con la luz más blanca para que los guíe todos
los días que él desee. Ese ser mi pequeña, eres tú, ¿Comprendes?” De
pronto, sentí una enorme emoción, tan grande que casi me pongo a llorar.
Ahora lo entendía, por eso todos los papeles estaban en blanco.
Volví a ponerme otra vez la corona en mi cabeza, hice un movimiento
de afirmación con la cabeza y asumí mi nueva responsabilidad.
Les dije que yo sería la nueva reina lemuriana y que no les iba a de-
fraudar. De mi corazón salió entonces un pequeño destello, el destello del
nuevo rumbo, del nuevo destino, de mi nueva responsabilidad.

Acto seguido, empezamos a “comer” energía. Se ve que ahí no comen


en realidad, sino que más bien meditan para recargar pilas. Y eso fue lo
que hicimos.

341
Camino hacia el Origen

Una vez tuvimos las pilas recargadas hablé un poco más con mis ami-
gos. Les pregunté cuál era su trabajo ahí y me dijeron que eran guerreros,
pero que no luchaban como yo creía, sino que simplemente protegían el in-
terior de Lemuria para que estuviese en armonía y libre de energías nega-
tivas. Me pareció algo realmente alucinante, eran como los protectores de
esa hermosa isla.
Poco después nos despedimos con un gran abrazo y Alvar me dijo que
su verdadero nombre era “Tim-Kara”. Me dijo que no me olvidara de de-
círselo al Alvar de mi plano cuando regresase, ya que esto le ayudaría a
despertar un poco más.
Poco después, vino mi guía y volví a mi habitación con el corazón lleno
de orgullo. Pasaron un par de días y desapareció la sensación de llevar mi
corona lemuriana, pero ellos siguieron largo tiempo en mi corazón. Todavía
están aquí, muy adentro.

A Raquel le parecía alucinante cómo los seres podían tener


tantas facetas de uno mismo. Se dio cuenta de que en los dife-
rentes viajes que ella había hecho se había encontrado, en al-
guna ocasión, a alguno de sus amigos.
Me acuerdo que a medida que Raquel nos iba contando sus
aventuras, nosotros también nos uníamos más a ella, acabando
por crear una unión de amistad que iba más allá de lo que antes
considerábamos amistad, ahora nos unía algo más. Sabíamos,
además, que nuestra unión sería capaz de perdurar más allá del
tiempo. Sabíamos que no era algo pasajero, sino que al reco-
nocer cada vez más nuestra alma eterna, nos mantendríamos
unidos en el camino de la evolución para siempre, y eso para
nosotros era un verdadero regalo.
Tengo que decir que Raquel tardó en asumir su nueva ex-
periencia. Al principio dudó de si lo que sentía era fruto de su
ego, pero pronto abandonó esa idea porque ella lo sentía fuer-

342
temente en su ser. Raquel sabía que los lemurianos la habían
elegido por una razón, y ésa era la de ser el ser más puro de
entre ellos, así que lo asumió y se prometió a sí misma que los
iba a engrandecer como nación, que no los iba a defraudar.

Pasaron los días y sentía que tenía que volver a ayudar, pero
sus guías le dijeron que no hacía falta, que era su otra “yo” (la
Raquel del otro plano) la que se encargaba de todo, ella sólo
había estado presente en el acontecimiento, pero era otra parte
de ella la que iba a seguir allí velando por sus grandes amigos.
Eso la calmó y pensó que ahora sólo tendría que cuidar de sus
amigos presentes en su verdadero plano.

Defensa Personal (9 de Febrero del 2011)

Dos días más tarde, Raquel hizo un viaje involuntario. Su


alma fue arrastrada a un lugar dónde había un maestro. Ese
maestro le enseñó algunas técnicas para defenderse de ataques
externos. Algo así como si le estuvieran dando lecciones de un
arte marcial. Raquel no sabía muy bien el porqué, pero pensó
que si le estaban enseñando a defenderse debía ser porque en
algún momento de su vida tendría que luchar. Así que se lo
tomó bastante en serio.
Ese maestro le enseñó a correr muy rápido. La llevó ni más
ni menos que a la China. Allí le hizo subir y subir un montón
de escaleras muy verticales. Ella se sentía muy cansada, nunca
se había sentido así en estado de meditación, pero no podía
subir más escalones. El maestro era un poco severo en ese sen-
tido y no la dejó descansar. Dijo que el verdadero valor renace
del esfuerzo interior. Tenía que subir más, más de lo que sus
piernas pudiesen subir para que fuese sólo su corazón el que
guiase su alma.

343
Camino hacia el Origen

Así pues, ella siguió, esta vez un poco más rápido. De


pronto, el maestro la frenó y le dijo: “Párate y piensa, ¿Qué has
visto cuando subías?” Ella empezó a recordar todo lo que vio
y se lo contó a su maestro. El hombre la miró y le dijo: “Si
subes rápido, no te das cuenta de que cuando subes pasan cosas
hermosas a tu alrededor. Una de ellas es esa mariposa que ni
viste, una mariposa blanca”.
Entonces, Raquel comprendió que tenía que subir suficien-
temente lento para fijarse en todo lo que sucedía a cada ins-
tante, pero sin pararse para que fuese su corazón quien guiase
sus pasos y no sus piernas cansadas. En ese instante, fue
cuando el maestro le dijo: “El camino hacia la Iluminación es
más importante que la Iluminación misma, no lo olvides y fíjate
bien en todo lo que ocurre a tu alrededor”.
Raquel siguió subiendo hasta llegar a la cima. Imaginaos las
vistas tan espectaculares que pudo percibir en aquel momento.
Raquel se sintió orgullosa de haber llegado, pero más aún, de
no haber olvidado nada de lo vivido en cada paso, en cada es-
calón.
Por fin, comprendió el hecho de que el Camino hacia la Ilu-
minación era, de verdad, más importante que la Iluminación
misma. No obstante, la sensación de ser iluminado, el mo-
mento de la ascensión final y el placer de las vistas eran mucho
más espectaculares de lo que se había imaginado durante el ca-
mino.
Más tarde, el maestro también la hizo correr por la muralla
china. En aquel momento, el hombre le dijo: “Ahora tienes que
correr con todas tus fuerzas sin olvidar lo aprendido. Recuerda
que todo lo que te rodea es importante, no dejes nada a un
lado, no olvides nada una vez hayas terminado. Y ahora, corre,
corre tan rápido como puedas. Aquí te espero, da la vuelta a
toda la muralla”.

344
Y Raquel así lo hizo, además, varias veces mientras su maes-
tro cronometraba el tiempo que su alma tardaba en recorrer
todo el trayecto estipulado. Para que os deis cuenta de la velo-
cidad, Raquel tardó unos dos segundos y medio en dar cuatro
vueltas a la muralla. Siendo cada vez más rápida.
Y así siguieron realizando algunos entrenamientos más. La
verdad es que Raquel no volvió a tener un viaje como aquel,
pero tuvo otros parecidos, referidos a la superación de los mie-
dos del alma.
En aquel momento, desconocía el porqué de esas lecciones,
pero sabía que algún día todo se acabaría por esclarecer, así que
dejó de darle vueltas y siguió su vida como siempre. Ella sabía
que existía un capítulo de su vida sin cerrar, un capítulo todavía
latente en su corazón.
Aun así, intentó integrar poco a poco las lecciones de aquel
gran maestro.

345
CAPÍTULO 45: ¡UNA GRAN IDEA !

El “Meditao” (10 de Febrero del 2011)

A principios del mes de Febrero, Raquel recibió una llamada


muy peculiar. ¡Era Cristina! (una amiga de ambas). Cristina le
comentó a Raquel que en una de sus meditaciones ella había
tenido un presentimiento. Le dijo que sentía en su interior que
tenían que crear un grupo donde poder hablar y exponer todas
las cosas mágicas que les estaban ocurriendo, un lugar para me-
ditar, para estar tranquilos y para no sentirse solos.
Raquel relacionó esa llamada con la aceptación de su misión,
la de ser una líder espiritual. Así que vio enseguida que aquello
debía llevarse a cabo. Las dos estaban muy contentas de esta
nueva propuesta y rápido la difundieron a la gente más cercana
que sabían que les podía interesar el tema. Asimismo, me lla-
maron a los pocos días de concebir este nuevo proyecto. A mí
me pareció una gran iniciativa y rápidamente me uní al fluir del
nuevo plan.
Fue todo muy dinámico, y el primer encuentro se realizó
con gran entusiasmo y motivación en casa de una amiga, Ana-

347
Camino hacia el Origen

bel.
El primer día había mucha gente, si mal no recuerdo, éramos
aproximadamente unas veinte personas. Compartimos la cena
y también los conocimientos o aproximaciones a la meditación.
Después, expusimos un poco cual era nuestro interés respecto
a la temática espiritual. Había gente muy diferente, con intere-
ses distintos. Aunque este hecho no era ningún obstáculo, ya
que todos teníamos muy claro que estábamos ahí para cohe-
sionar todas estas percepciones del mundo, con el objetivo de
crear una realidad mejor y más equilibrada.
Asimismo, confluíamos gente muy diferente en un único
lugar, con un único objetivo, el de meditar y compartir nuestros
conocimientos acerca de los mundos más sutiles que estaban
implícitos en nuestra realidad ordinaria.
Fue curioso porque muchos no nos conocíamos entre nos-
otros y nunca nos habíamos visto. No obstante, conectamos
muy rápidamente.
Aquel primer encuentro fue una toma de contacto para con-
cretar también cómo realizaríamos los posteriores encuentros
y cuál sería el lugar. Adri (mi compañero de casa) y yo propu-
simos que los siguientes encuentros se podían realizar en el
“Centre Tao”, ya que disponíamos de una sala grande con par-
quet, ideal para este tipo de actividades.
Antes de terminar la noche, cada uno expuso lo que espe-
raba de aquel grupo y cuáles eran sus conocimientos o expec-
tativas respecto a la meditación. Una vez hubimos compartido
nuestras opiniones, cerramos el círculo con un bello acto: nos
cogimos todos de las manos y estuvimos con los ojos cerrados
breves minutos, fue increíblemente hermoso.
Éste fue sólo el inicio de una bonita actividad que a día de
hoy sigue funcionando. Acordamos llamar al grupo “Tiempo
de Cambio”, aunque al final fue substituido por el de “Medi-

348
tao”, ya que meditaríamos en el “Centre Tao”.
La segunda vez que quedamos, Raquel había hecho los de-
beres y nos trajo una canalización para todos nosotros, fue muy
bonita y conmovedora. Para ella también fue un gran reto, por-
que era la primera vez que hacía una canalización para alguien
externo a ella.
Aquella canalización fue un auténtico mensaje de aliento,
esperanza, confirmación y apoyo celestial para todos y se no-
taba en nuestros rostros, en nuestro corazón.

Estas fueron las palabras de nuestros guías:

16/02/11

Buenas noches a todos, hoy es un día muy especial. Llevamos esperando


este momento más de lo que os podéis imaginar y no lo podríamos haber
conseguido sin vosotros. Estas ganas, esta ilusión por aprender, por crecer
muy arriba, son dignas de respeto y admiración. No hace falta que os diga
que hoy es el principio de un largo camino lleno de magia y amor, lleno de
experiencia y conocimiento. De aquí nacerán grandes maestros y grandes
alumnos, de aquí nacerán hechos inimaginables, pequeños y grandes pro-
yectos, todos creados únicamente con el corazón, todos creados para obtener
un mundo mejor, una vida mejor, con harmonía y plenitud, con coraje y
honor. Una vida llena de lo que necesitáis, de lo que sentís y llena de lo
que realmente amáis. Es por este motivo que estamos hoy todos aquí reu-
nidos para lanzar hacia delante todo lo que esto supone, todo lo que esto
pretende obtener. Os damos las gracias una vez más por estar en la Tierra
en un momento de cambio, en un momento de oscuridad, para poder hacer
frente a esta Era tan dura y tan cerrada que hemos estado sufriendo y no
sólo por estar aquí, sino por estar aquí y luchar por lo que realmente im-
porta. Gracias por hacer de focos potentes, guiadores de personas que en

349
Camino hacia el Origen

estos momentos de cambio se sienten perdidos, desamparados. Somos cons-


cientes de que no es una tarea fácil, ni pretendemos que lo sea. Sólo que-
remos que sepáis cómo de importante es vuestra misión aquí. No tengáis
miedo, nosotros siempre estaremos a vuestro lado para guiaros, para daros
consejo y calor. Es importante que creéis un vínculo fuerte e indestructible,
que resista las represalias de los que no quieren que esto sea posible. No
dudéis de que estas personas existen, no dudéis de que estarán preparadas
para atacar, no dudéis de que lo harán. Lo que tenéis que lograr es ser in-
atacables. Creemos en vosotros, sabemos que escogeréis el buen camino.
Estamos orgullosos por lo que habéis conseguido hasta ahora y por lo que
todavía os queda por hacer. No perdáis la fe, no perdáis la inocencia y la
ilusión de vivir. Es ahora, cerca del 2012 cuando se tiene que trabajar
duro, para que el gran cambio se produzca de la forma más maravillosa,
tierna y enriquecedora. Es ahora y sólo ahora, cuando la unión llena los
corazones. Es ahora, sólo ahora, cuando el amor está entre nosotros. No
perdáis la esperanza. Con mucho amor, vuestros guías.

Además de este mensaje, nos escribieron otro que hablaba


de cómo tenía que funcionar el “Meditao” y otro que nos anun-
ciaba a cada uno de nosotros un mensaje particular. Cortito,
pero suficiente para hacernos vibrar. Hemos preferido mante-
ner los mensajes de las otras personas en el anonimato, pero
hemos decidido poner los nuestros:

Ariadna: Aún no insistes bastante, aquí te espero.

Este era un mensaje claro de mi guía Hariel. No sé si recor-


dáis la primera canalización que Raquel hizo para mí. En todo
caso, os haré un resumen.
Hacía pocas semanas que vivía en el Centro Tao y mi afán
por poder comunicarme con mis guías iba en aumento. Hariel
en aquella primera canalización hecha por Raquel decía lo si-

350
guiente:
“Los números esconden algo, descúbrelo. Hay más cosas que me gus-
taría decirte, intenta oírme y se te revelará lo que queda”.

Este corto mensaje me recordaba que aún no insistía bas-


tante para conseguir poder hablar con ellos.
A mí me frustró bastante que Hariel me dijera esto. Fue para
mí un jarro de agua fría. En aquellos meses, tampoco tenía
mucho tiempo ya que los entrenamientos de fútbol y el trabajo
me ocupaban todo el día. Sólo a altas horas de la noche y bien
temprano por la mañana tenía tiempo para meditar y intentar
conectarme con mis guías, pero evidentemente, con tal ajetreo
no conseguí acabar de abrir tal capacidad. Aunque sí que lo
conseguí unos meses más adelante.

Por otra parte, el mensaje dirigido a Raquel fue el siguiente:

Raquel: El deseo de una niña de 5 años por lograr vivir en un mundo


mejor, ha hecho que hoy estemos reunidos aquí. No hace falta que digas
nada, tu presencia ya les llena. Gracias por estar entre nosotros.

Como ya os he contado antes, para Raquel supuso un es-


fuerzo enorme, ya que hacía sólo unos pocos días que había
empezado a canalizar para los demás. Ella ya hablaba fluida-
mente con sus guías pero nunca había hecho una canalización
tan larga ni tampoco dirigida a otras personas. Además, como
ya os he contado antes, ella era muy tímida, pero ese día no se
escondió. Leyó todas las canalizaciones delante de 20 personas,
que la escucharon tan alucinados que lo único que lograron
transmitir después de un largo aplauso fue: “Muchas gracias,
es hermoso”.
A partir de ese momento, hubo muchas personas que le pi-

351
Camino hacia el Origen

dieron a Raquel que les hiciera una canalización particular. Y


así fue, practicando hasta a día de hoy que ya hace canalizacio-
nes más elaboradas, incluso para personas que no conoce.
El mensaje que iba dirigido a Raquel le hizo entrecortar un
instante la voz, haciéndole aguantar sus lágrimas, ya que no
pudo evitar el orgullo y el honor de haber llegado a ese lugar
tan insospechado y a ese momento tan maravilloso. Evidente-
mente, teniendo en cuenta quién había sido ella unos años atrás
y en quién se había convertido en aquel momento.

352
CAPÍTULO 46: EL PA S A D O , EL KARMA
Y LAS BUENAS OBRAS

C omo ya os imagináis, Raquel seguía con su terapia de equi-


librio de rabia. Esta vez sus guías le dijeron lo siguiente:

Has tenido altibajos emocionales y has encontrado respuestas, ¿Verdad


que sí? Entonces continua así. No estás haciendo las preguntas correctas.
Los cambios energéticos pueden provocar síntomas o efectos físicos. Tu tra-
bajo como guía ya ha empezado, aquella niña se está convirtiendo en una
mariposa.

Según los guías, su aprendizaje iba viento en popa, así que


tal y como le habían dicho, ella seguía así sin cesar.

Vida Pasada: La Tortura (12 de Febrero del 2011)

Raquel durante aquellos días no descansaba. Seguía con el


trabajo de la Universidad sin dejar de lado el autoanálisis, sin
dejar de crecer interiormente.

Un día de Febrero decidió hacer un viaje a su pasado para


sanar antiguas deudas. En aquella vida pasada la aguardaba

353
Camino hacia el Origen

mucha tortura, mucho dolor. Así que decidió regresar al pasado


para saber, comprender y perdonar lo que había sucedido, para
después poder cerrar ése capítulo para siempre.
Allí encontró muchos horrores. Ella se encontraba encar-
celada en un lugar con un olor horrible, con suciedad por todas
partes. Tenía la cara ensangrentada y llevaba sin comer desde
hacía varios días. La humedad del lugar era considerable, pero
la negatividad era aún mayor.
Raquel vio lo sucedido y se dirigió hacia los maltratadores,
perdonándolos y dándoles las gracias por las lecciones que allí
había aprendido. Luego se dirigió a sí misma y también se per-
donó por no dejar que el maltrato se cerrara en esa vida y si-
guiera atormentando sus vidas posteriores, sanando así todas
sus heridas conectadas con aquella vida pasada.
Asimismo, Raquel comprendió toda la profundidad de las
experiencias de las vidas pasadas y cerró para siempre ese ca-
pítulo sintiéndose muy liberada una vez hubo regresado a su
presente.

Vida Pasada: Los idiomas (15 de Febrero del 2011)

Unos días después, Raquel hizo otro viaje referido a otra


vida pasada, ya que se dio cuenta que existía un cierto malestar
cuando alguien pronunciaba la palabra “inglés”. Ya fuera per-
sona o idioma. Así que pensó que podría ir a su pasado para
saber el origen de ese sentimiento.
Y lo encontró. Se ve que en una vida pasada Raquel fue in-
glesa. Sintiendo su tierra y su lengua muy adentro. Pero llegaron
tiempos de guerra y
Raquel hubo de defender sus tierras frente a sus enemigos.
Un buen día llegó un grupo de militares ingleses a los que Ra-

354
quel recibió con los brazos abiertos, les dijo que estaba con
ellos y que hacía todo lo que podía para ayudar a su nación.
Pero a esos militares no les importaron las palabras de Raquel,
así que como hacían con los intrusos, mataron a todos los pre-
sentes en la casa menos a ella. A ella la violaron varias veces y
luego, después de quemar su casa, se marcharon triunfantes.
Como comprenderéis el odio y la repugna incomprensible
que sentía Raquel hacia los ingleses y todo lo que tenía que
ver con ellos empezaba a ser comprensible. Sabiendo que
aquello no era su presente y que lo pasado, pasado estaba, se
armó de valor y perdonó a los maltratadores, y a sí misma,
comprendiendo todo lo sucedido y cerrando ese capítulo para
siempre.

Japón (8 de Marzo de 2011)

El día 8 de Marzo, el grupo “Meditao” se volvió a reunir, ya


con un objetivo común. Durante aquellos días, un tsunami tuvo
lugar en tierras japonesas y el grupo decidió unir fuerzas para
sanar ése lugar y para comprender el porqué de tan atroz acon-
tecimiento.
Raquel quiso aprovechar los minutos de meditación para
viajar hasta Japón dónde se dedicó a consolar a los humanos
entristecidos por lo ocurrido. Además, iluminó sus corazones
para que supieran superar y comprender todos aquellos acon-
tecimientos.
Mi amiga expandió su luz por todos los lugares que pudo,
se quedó a allí hasta ver dibujada una ligera sonrisa en los ros-
tros de las personas. Cuando sintió que era el momento, re-
gresó de la meditación para unirse con el resto del grupo.

355
Camino hacia el Origen

Japón y Libia (15 de Marzo de 2011)

La semana siguiente, decidimos volver a Japón para enviar


más luz a ese lugar aunque también se estaba alborotando otra
parte del mundo, Libia. Allí se estaba desatando una masacre
muy cruel. Y nuestra impotencia ante tales acontecimientos se
respiraba en el ambiente. Solo podíamos sanar ése lugar a dis-
tancia y, evidentemente, así lo hicimos.
Por lo que concierne a Raquel, volvió a sanar los corazones
de los humanos desamparados regalándoles la medalla de la
Paz. Esta medalla tenía la ventaja de poder multiplicarse, por
lo tanto, la empezó a colocar en los cuellos de los japoneses.
Por otra parte, Raquel hizo un acto parecido cuando sus
guías la llevaron a Libia. Ella expandió la paz por allí donde pa-
saba y consoló a las almas tristes y desamparadas que se iba en-
contrando.

Japón y el Dios del Agua (22 de Marzo de 2011)

La meditación de la semana posterior siguió con la dinámica


de Japón. Pero esta vez se decidió que había que mandar luz
para sanar el agua que estaban lanzando a la central nuclear.
Sabíamos que era enormemente destructivo para el agua y sen-
tíamos que ese agua necesitaba nuestro apoyo, necesitaba un
poco de luz regeneradora.
Ya podéis intuir la fuerza de nuestras meditaciones. Imagi-
naos 15 personas mandando luz al unísono. En aquel momento
no nos dábamos cuenta, pero ahora que lo estoy volviendo a
recordar y que ya he crecido un poco más, me doy cuenta de
lo grandiosos que eran nuestros actos.

356
Así pues, como ya os podéis imaginar, mientras todos man-
dábamos energía desde el “Centre Tao”, lugar donde nos en-
contrábamos, Raquel decidió irse a dar una vuelta a ver si podía
sanar las cosas desde allí.
Y mientras estaba en Japón, se encontró con un ser impre-
sionante. Era el Dios del Agua, o al menos así se presentó.
Le dio las gracias por toda la luz que le estábamos man-
dando, pero le dijo que no se preocupara por la Tierra. Ella es
muy sabia, un ser enorme capaz de superar esto y mucho más.
Le preguntó por los vertidos tóxicos, por el calentamiento glo-
bal… En fin, por los múltiples destrozos generados por los
humanos. Y a su sorpresa, le dijo que sólo le estábamos ha-
ciendo cosquillas a la Tierra. Que no nos preocupáramos. Que
intentáramos respetarla, que evitáramos la contaminación al
máximo, pero que todo estaba bien, todo sería reubicado
cuando llegara el momento.
Asimismo, Raquel regresó entre los presentes y contó lo vi-
vido. Se sorprendió bastante del mensaje del Dios del Agua,
aunque eso la tranquilizó. Pensó que aunque ella viese que la
destrucción humana era enorme, sabía que sólo era un puntito
negro en un ser luminoso, nuestra Tierra.

357
CAPÍTULO 47: REGRESO A LEMURIA

L os días iban pasando y cada vez nos sentíamos más a gusto


entre nuestro grupo. Un buen día, Raquel llegó con una
sonrisa enorme en su rostro y todos nos moríamos de ganas
de saber qué pasaba. De pronto, miró a Clara y le dijo: “¡Sé
quién eres! O mejor dicho, ¡sé quién eras!”. Todos nos queda-
mos alucinados esperando con creces lo que venía después de
aquella afirmación ¿A qué se refería? Yo al menos no tenía ni
idea. Nos sentamos todos a su alrededor a la expectativa de
una gran historia. Y eso fue lo que nos contó.

Una gran revelación lemuriana (5 de Marzo del 2011)

Ayer volví a Lemuria. Tenía ganas de ver cómo se encontraba “mi


pueblo” después del último viaje, mi coronación. Todos estuvieron muy
contentos de que hubiera vuelto y me recibieron con los brazos abiertos.
Al poco de llegar me vinieron ganas de ir a ver a mi madre, pero me fijé
bien y me di cuenta que su cara me era familiar, nunca mejor dicho.
Entonces, le pregunté: “¿Por qué me suena tanto tu rostro? Me recuer-
das a alguien, pero no sé a quién”. Ella me miró, me sonrió y respondió:

359
Camino hacia el Origen

“Sí mi pequeña, mi cara te suena porque me ves muy a menudo”. Enton-


ces, me eché hacia atrás como dudando de lo que me estaba diciendo. ¿A
qué se refería? Volvió a sonreír y me dijo: “Piensa, ¿A quién me parezco,
mi pequeña?” La miré fijamente, y de pronto en su rostro me vinieron un
montón de imágenes de personas cercanas como si estuviera haciendo un
escaneado de puntos en común entre conocidos.
De pronto, lo vi claro. ¡No me lo podía creer, era Clara! Sin lugar a
dudas ¡Era ella! Mi madre volvió a sonreír y me dijo: “Muy bien querida,
lo has acertado. Yo estoy encarnada al mismo tiempo en tu amiga Clara”.
La ilusión que me vino de golpe después de haber hecho tal descubrimiento
me provocó un abrupto despertar. Pero eso no me importó, en esos mo-
mentos me encontraba en un resplandecer de alegría. Mi madre estaba
conmigo, y además estaba en forma de amiga ¿Qué más se podía pedir?
¡Era lo mejor que me podía haber pasado!

Cuando Raquel le contó ésa historia a Clara, de pronto se le


encendió algo en su interior. Le contó a Raquel que otra mujer,
una maestra para ella, le había dicho hacía ya un tiempo que
ella era una lemuriana, y de entre los lemurianos era un ser muy
importante. Así que el hecho de que Raquel le dijera que era o
había sido reina lemuriana en otro plano, no la sorprendió, sino
que fortaleció su fe sobre su pasado. Y cuando se abrazaron
de alegría, fue algo alucinante, de pronto vi cómo se creaba
una gran conexión entre mis amigas, fue increíble.
Pero aquello no era todo, una vez despertada de su viaje, a
Raquel le vino a la cabeza una persona muy especial. ¿Os acor-
dáis de la niña pequeña que no se separó de Raquel en el viaje
que hizo a la Atlántida? (capítulo 14). Pues Raquel tuvo el pre-
sentimiento de que era el mismo ser, al menos su esencia se
parecía. Raquel le preguntó a sus guías a través de su péndulo
y le respondieron que su presentimiento era certero. Aun así,

360
ésa pequeña no formaba parte de ningún vínculo familiar, sólo
de amistad. Así es, ¡Ésa pequeña también era Clara!
De pronto, mis amigas se dieron cuenta de que se conocían
desde hacía largo tiempo y que el destino las había vuelto a
unir. Pero aquello no quedaba allí, por parte de Clara, Raquel
también recibió un pequeño regalo y es que descubrió quién
era su abuelo lemuriano. Es decir, el padre de Clara. Su abuelo
era ni más ni menos que el maestro ascendido Melquisedec.
No instantáneamente, pero si después de darle vueltas al
asunto, Raquel recordó un viaje astral que hizo hacía ya un
tiempo. ¿Os acordáis que os conté un viaje que había tenido
mi amiga con un señor mayor que decía ser su abuelo (Viaje
de las tres misiones)? Pues Raquel conectó aquel viaje con el
de Lemuria, dándose cuenta que aquel hombre había sido su
abuelo en Lemuria y que era un gran maestro para los humanos
desde hacía mucho tiempo.
En aquel momento, mi amiga se sintió honrada y orgullosa
por haber recibido un mensaje tan importante para ella de
aquel ser y de haber descubierto que era, ni más ni menos, que
su abuelo lemuriano.

El “Meditao” iba viento en popa. Cada día se añadía más


gente interesada, aunque también por el camino dejamos a mu-
chos que tampoco se acabaron de integrar en el grupo, o para
quienes quizás esto de la meditación no fuese una prioridad.
No obstante, había una serie de personas que no fallaban ni
una semana. Al principio, nos encontrábamos los martes, y la
sesión se componía de dos partes. Primeramente íbamos a la
sala dónde meditábamos, nos sentábamos tranquilamente y
acordábamos todos juntos cual sería el propósito de la medi-
tación. Además, también dejamos un espacio libre en el medio

361
Camino hacia el Origen

para que quien lo necesitase pudiese recibir directamente ener-


gía que le mandarían los mismos meditadores. En este caso, lo
hacíamos por si alguien tenía alguna dolencia, cansancio físico
o cualquier tipo de cosa que quisiera subsanar.
Asimismo, una vez habíamos acordado el propósito, mar-
cábamos el inicio de la meditación con un cuenco tibetano. Era
una sensación muy agradable, a partir de ése momento empe-
zábamos a ponernos en sintonía con el Todo.
Al principio meditábamos menos, ya que había gente que
no estaba acostumbrada, mas con el tiempo fuimos alargando
los minutos hasta quedarnos en una media de unos veinte mi-
nutos-media hora. Al terminar tocábamos unas campanillas y
cantábamos “Om” tres veces..
Luego, una vez que todos habíamos regresado, compartía-
mos nuestra experiencia: qué habíamos sentido, algún apunte
especial que quisiéramos añadir o cualquier comentario que se
nos ocurriera con respecto a la meditación.
Lo sorprendente fue que muchas de las sensaciones y emo-
ciones que percibíamos eran parecidas, e incluso se daban en
el mismo instante de la meditación. Era algo espectacular, ya
que aquellas palabras nos enseñaban que no estábamos traba-
jando en vano, que todo tenía un fin, aunque en aquel entonces
no supiéramos cuál. Lo que sí que intuíamos era que estábamos
creciendo, y mucho. Las sensaciones se ampliaban sesión tras
sesión, los dones de cada uno se amplificaban por momentos
y todos nos sentíamos muy orgullosos de nosotros mismos y
de nuestros compañeros.
Como ya os he comentado anteriormente, en los propósitos
de las meditaciones siempre salían cosas diversas. Había veces
que mandábamos energía a algún lugar en concreto del planeta.
Por ejemplo Japón, debido al tsunami sufrido. También lo ha-

362
cíamos a personas conocidas enfermas, o incluso haciendo re-
ferencia a la paz, al amor incondicional y a muchas otras cosas
que nosotros creyéramos oportunas.
Creábamos en el centro del círculo de meditación un altar
lleno de minerales, amuletos, incienso y velas para abrir un
canal crístico y para proteger el espacio donde nos encontrá-
bamos. Casi siempre había también en el centro cartas de dife-
rentes tipos. De ángeles, hadas, diosas, del tarot Zen de Osho...
De ellas escogíamos una al final de la meditación y recibíamos
un mensaje de nuestros maestros.
Después de compartir nuestras experiencias nos íbamos a
cenar. Esta era la segunda parte de aquellos encuentros. Al prin-
cipio siempre cenábamos caldo de verduras que preparaba el
mismo Centro, pero ya más adelante cada uno llevaría su fiam-
brera y haríamos una cena con comida compartida.
Esto era lo más divertido de todo. En este espacio que ha-
bíamos creado no sólo hablábamos de meditación, sino que
ahí entraban todos los temas que uno quisiese. Siempre acabá-
bamos hablando de cosas que nos inquietaban con respecto al
cambio de consciencia, nuevas terapias, nuevos personajes
anunciando algo interesante. Todo tenía cabida en aquellos mo-
mentos. Para todos creo que era un regalo el poder expresar li-
bremente todo lo que pensábamos al respecto, todo lo que
sentíamos con aquella inercia de cambios, todo lo que leíamos,
veíamos, percibíamos, etc.
Asimismo, fue de gran ayuda también, no sólo crear un es-
pacio para meditar, sino también otro para poder hablar de
todos estos temas, sintiéndonos apoyados los unos con los
otros. Allí nadie se sentía indiferente. Nadie se llevaba las
manos a la cabeza si hablabas de chakras o de duendes, de cuer-
pos etéreos o de ángeles. Nadie se burlaba de nadie porque

363
Camino hacia el Origen

todos creíamos que existían todos aquellos elementos tan su-


tiles, todas aquellas realidades confluyendo en la nuestra, ya de
manera inevitable.
Además, lo curioso es que el noventa por ciento de la gente
que venía era joven. Las edades rondaban entre los 20 y 30
años. Fue muy bonito ver como se abrían nuestros corazones
a nuevas personas. Se diluían las barreras que nos separaban y
cada día teníamos más confianza para explicar cualquier tipo
de experiencia que hubiéramos tenido y que se “alejara un poco
de la realidad”.
Aparte de ser un espacio de confianza, lo era también de
aprendizaje. Cada día nos íbamos con una información nueva.
No recuerdo que ningún día fuéramos a dormir pronto. Las
primeras veces que nos encontrábamos íbamos a dormir exa-
geradamente tarde. No os miento si digo que muchas veces
eran la una y media de la madrugada, y no os creáis, ahí todo
el mundo o era estudiante o trabajaba al día siguiente. Pero te-
níamos tantas cosas por compartir, tantas cosas por oír, tantas
cosas por experimentar y vivir juntos, que aquellos encuentros
tomaron un color extremadamente vivo y cada día estaban más
llenos de amor, gratitud y ganas de aprender y de crecer jun-
tos.
Por lo que concierne a Raquel, os puedo decir que nunca
más volvió a ser la misma. Yo siempre supe que tantos viajes,
tantas experiencias tenían que expandirse ¡Tenían que contarse
a todo el mundo! Pero ella no, ella era diferente, era reservada,
tímida y poco contaba sus experiencias vividas a los demás. A
las personas más cercanas sí, pero a nadie más. Pero algo cam-
bió, después de recibir la proposición de liderazgo. Yo vi que
se iba esforzando cada día más para abrirse a los desconocidos.
A medida que iban pasando los días y veía que sus sensaciones

364
eran las mismas o parecidas a las de los otros compañeros, iba
abriendo su corazón y ya no tenía miedo a expresar lo que
había sentido. Más bien al contrario, ella sabía que estaba apren-
diendo mucho y los demás también. Así que sin darse cuenta,
empezó a hablar de sus experiencias a personas que apenas co-
nocía, pero que le transmitían confianza y tranquilidad.
Así fue como poco a poco, y sin darse cuenta su círculo de
amigos fue creciendo y, en consecuencia, también su corazón.
Ese crecimiento interior y exterior le permitió a Raquel tener
más confianza en sí misma y poder así viajar aun más lejos,
analizar todos sus defectos y empezar a sanarlos y, cómo no,
empezar a enseñar todo lo que había aprendido hasta el mo-
mento sin dejar de lado las conexiones ya vividas, las presentes
y las que todavía faltaban por llegar.

365
CAPÍTULO 48: EL CINTURÓN DE ORIÓN
Y LA CANALIZACIÓN REVELADORA

R aquel cada día nos venía con noticias nuevas. Que si un


día había tenido un sueño premonitorio, que sí otro tuvo
un viaje alucinante en otro planeta… Mis días se habían con-
vertido en magia pura gracias a aquellas novedades que poco a
poco despertaban mis ganas de seguir aprendiendo.
Justo cuando volví en Enero, encontré un trabajo en una
empresa de comida biológica y hacía de administrativa. De
hecho, os voy a contar la anécdota, porque fue muy interesante.
Según decían por las noticias estábamos en crisis. Yo volvía a
casa después de estar casi nueve meses fuera y no tenía un duro,
era evidente que necesitaba un trabajo lo más rápido posible.
El caso es que dos días después de mi llegada me dije a mí
misma. ¿De qué quieres trabajar? Lo primero que me vino a la
cabeza fue algo relacionado con la comida biológica. No obs-
tante, yo no tenía nada de experiencia, ni de comercial, ni de
vendedora de tiendas, ni nada por el estilo. En mi vida sólo
había hecho de camarera y había trabajado con niños. Por lo
que habiendo empezado el año era bastante complicado en-
contrar trabajo de aquello. Así que me propuse focalizar con

367
Camino hacia el Origen

todas mis energías en que encontraría un trabajo relacionado


con la alimentación biológica.
Y así fue, dos días después de mi llegada, dejé única y ex-
clusivamente tres currículos. ¡Y me llamaron al cabo de un día,
para empezar de inmediato!
Mi abuela y mi madre alucinaban. ¿Cómo puede ser que en
menos que canta un gallo la niña haya encontrado trabajo,
cuando en el país hay miles de personas en el paro? se decían.
Yo sí que lo sabía, la ley de la atracción. Lo visualicé como
nunca, y se me brindó. Aún doy las gracias por obtener una
respuesta tan rápida. No obstante, era un trabajo muy duro,
porque no dejaba de ser una fábrica y no disponía de tiempo
para mí. Además seguía entrenando en el equipo de fútbol y
eso me ocupaba cuatro días más de la semana, hecho que em-
pezó a ser insoportable ya a medianos de Marzo. Iba cansadí-
sima, y además cuando llegaba de trabajar, tenía que hacer
cosas del Centro, y cuando terminase ir a entrenar y volver casi
a media noche.
Así estuve durante seis meses, otra vez en la rueda del estrés
y la vida alocada. No sé cómo me lo montaba. Yo creía que ya
había superado aquel patrón, pero no.
Mi gran salvación fueron las mañanas de Chi-Kung en el
Centro y las meditaciones diarias que me había propuesto
hacer. Creo que estos dos pilares fueron de vital importancia
para que todos y cada uno de los días tuviera una ayuda extra
de energía para seguir adelante.
Sin querer dramatizar, en aquella época hubo un dinamismo
brutal, pero no llegó a la desesperación. Parecía que el patrón
se repetía pero cada vez con más consciencia. Ahora ya no era
la chica estresada que corría arriba y abajo sin sentido. Sabía
que aquello formaba parte de una etapa y me lo miraba en pers-

368
pectiva, intentando no identificarme mucho con los sucesos
que bañaban mi vida durante aquellos meses. Saber que era un
ciclo de mi vida, una pequeña porción, me hacía sentir más li-
viana y no enfadarme con los acontecimientos.
Además, el hecho de vivir en el campo, también fue una
bombona de oxígeno considerable durante aquel medio año.

Un buen día, concretamente el día 5 de Marzo por la tarde,


Raquel me llamó muy exaltada, me dijo que acababa de hacer
un viaje a una de las estrellas del cinturón de Orión ¡me quedé
intrigadísima! Y le dije que me lo contara.

Orión (5 de Marzo del 2011)

Desde muy pequeñita me han gustado las estrellas, pero había unas
en particular que me llamaban más la atención, las tres estrellas del cin-
turón de Orión. La noche anterior Cristina me llamó y me pidió que des-
cubriera su lugar de origen. No me lo podía creer, ¡ella era de Orión!
Eso me entusiasmó y cuando se lo dije a Cristina, casi se cae de la
silla. Ella sentía que así era y no pudimos esperar. Decidimos ir a las es-
trellas de Orión, más concretamente, a la primera (la de la izquierda).
Con el objetivo de visitar las otras más adelante. Tengo que decir que el
lugar de origen de Cristina era la estrella de más a la izquierda, fue por
aquel motivo que decidimos empezar por ahí.
Antes de decirte algo, llamé a Cristina para contarle lo vivido pero
aunque habíamos acordado viajar juntas, ella se había dormido y no re-
cordaba mucho. Sin embargo, cuando se lo conté, revivió en su interior
cada una de las experiencias.
Primero me concentré y pedí a mis guías que me llevaran hasta Cris-
tina. Una vez allí, la recogimos y nos fuimos en dirección a las estrellas.
Cuando aterrizamos en la primera estrella del cinturón, una niña nos re-

369
Camino hacia el Origen

cibió. Tengo que decir que me sorprendió porque casi siempre eran jóvenes
o mayores los que nos recibían, siempre más grandes que yo. Esta vez, en
cambio, fue una niña la que nos estaba esperando. Tenía el pelo de un
color castaño claro, muy liso y largo y sus ojos era verdosos.
Esa niña nos mostró el interior de la estrella. Nos trajo a un lugar
que era como una sala de control con una bola enorme de fuego en el centro.
Nos contó que a partir de esa sala se dirigía la energía a unos generadores
(cristales puntiagudos también enormes) y de allí se expandía a toda su
ciudad. Ésa energía era limpia y eterna. Aquel comentario me fascinó y
me prometí a mí misma que cuando tuviera tiempo para centrarme sola-
mente en mis viajes, volvería al cinturón de Orión y les pediría más cosas
sobre esa energía. De alguna forma yo sentía que era eso lo que nuestra
Tierra necesitaba.
Después dimos vueltas por el centro de control. Yo en ese momento es-
taba alucinada por su avanzada tecnología y me encantó que nos lo hu-
biesen enseñado. En ese instante pensé que no era un lugar donde todo el
mundo estaba capacitado para ir y eso me agrandó el corazón. No desde
el Ego sino desde el orgullo de pensar que yo, después de tantos viajes re-
alizados había logrado entrar en un lugar privilegiado, con unos seres muy
avanzados que nos estaban brindando parte de su conocimiento.
Poco después, subimos a la superficie y me di cuenta de que se veía el
Universo. Fue algo maravilloso. En ese instante tan mágico, miré a la
niña de mi lado y le pregunté el motivo por el cual fue ella la que nos
estaba haciendo la “visita”. Ella sonrió y me dijo que había superado mi
prueba. De pronto, se transformó en un ser de unos 45 años ¡Me quedé
alucinada!
Me dijo que se llamaba Mem-Hata y rápidamente me contó lo que
había sucedido. Me dijo que en realidad ella era mayor, pero se había
transformado en una niña para que yo tuviera la oportunidad de aprender
de un niño. Me dijo que muchos de los mayores de la Tierra desprecian a
los niños. Desprecian su sabiduría sin ni siquiera atender a lo que les

370
están intentando transmitir. Me contó que mi prueba era doble, por una
parte tenía que ser imparcial, no despreciar a una niña como guía, la tenía
que tratar con respeto sin dudar de su sabiduría sólo por su aspecto. Y me
dijo, que así lo había hecho. Aunque al principio me quedé sorprendida,
me dejé llevar por ella y la escuché como si de un gran maestro se tratara.
Y en segundo lugar, ya con su apariencia real, ella me transmitiría otro
mensaje. Me dijo que yo, aunque me sintiera mayor, no era un ser
“grande” en mi mundo. Tenía que aprender a respetar la duda de los ma-
yores hacia mí, pero siempre sin bajar la cabeza, porque ante todo, era un
ser sabio. De mi tendrían que aprender.
Me dijo que probablemente me encontraría con seres que no querrían
escucharme porque se creerían superiores a mí. “Eso mi niña se llama
Ego espiritual, algo de lo que tú careces, y me lo mostraste con acciones y
no con palabras. Es lo que más te honra como maestra” - me dijo Mem-
Hata.
Me dio las gracias por ser como era y me animó a no tirar la toalla ni
en los peores momentos de mi aprendizaje o de mis misiones. Me dijo que
sólo había un camino para cada ser, el de la verdad. Si yo sentía esa verdad
en mí no importaba que otras personas no lo vieran así. Yo tenía que se-
guir. Esa fuerza interior me llevaría a conocer otras verdades, otros mundos
y, cómo no, otro tipo de personas que sí desearían escucharme.
Sus palabras me llegaron a lo más profundo de mi corazón. Fue en
ese instante cuando sentí que mi camino no sería nada fácil, pero que si
yo confiaba en mí misma y en lo que me ofrecía el Universo, fuera lo que
fuera, obtendría todo lo que yo deseaba. Sólo así, conseguiría cumplir mi
único deseo, cumplir mis misiones desde el corazón.
Fue entonces cuando me contó que cada estrella estaba regida por uno
o varios elementos. Me contó que en la estrella donde nos encontrábamos
los elementos dominantes eran el fuego y el aire.
La estrella de más a la derecha estaba regida por el elemento tierra, de
igual fuerza que la unión entre el aire y el fuego. Y finalmente, en el centro

371
Camino hacia el Origen

estaba el agua, el elemento supremo. La suma de los tres elementos era


tan fuerte como la fuerza del agua. Me contó que en Orión trabajaban
mucho con sus elementos siendo ésa su herramienta de más valor.
Después de esa clase magistral, me dijo que no me preocupara por Cris-
tina, que ella confiaba que yo le iba a contar todo lo vivido y que la estaba
esperando para contarle con más detalle su origen, pero un día que no es-
tuviera dormida.
Poco después sentí que ya era hora de partir y llamé a mi guía. Me
despedí de Mem-Hata, le di las gracias por sus consejos y regresé al cuerpo
llena de novedades.

Como los demás viajes, alucinante. Los consejos de Mem-


Hata todavía perduran en su interior como destellos enormes
de firmeza y fuerza sobrenatural. Ahora más que nunca los está
llevando a cabo y me doy cuenta de que, por ahora, la única
que no duda de sus experiencias, de sus canalizaciones y de su
saber, es mi amiga.
Ella ha dejado de dudar, sin alterarse demasiado por los co-
mentarios y pensamientos despectivos de su alrededor. En los
otros libros veréis en qué altercados ha tenido que pasar, pero
nada ha podido desestabilizarla tan fuertemente como para
desviarla de su verdadero camino, la Paz. ¿Serán las palabras
de Mem-Hata guardadas en su subconsciente? ¿Será su propia
experiencia la que la ha hecho comprender que todo es real?
¿O quizás sea por otro motivo? A mi parecer, no importa el
cómo sino el qué. Nuestra realidad. Su realidad. Aquella fuerza
interior capaz de resistir hasta la peor de las críticas, hasta la
peor de las pruebas, para seguir levantándose cada día con más
firmeza, con más fuerza luminosa, pero ante todo, con más ilu-
sión de vivir.

372
La Canalización Reveladora (6 de Abril del 2011)

No os voy a contar toda la canalización porque es muy ex-


tensa. Pero para que os hagáis una idea, pasaron los días y las
fuerzas de Raquel se iban perdiendo por momentos. Aunque
estaba feliz, ya no podía con su alma. Durante el día estaba en
la universidad o entrenando voleibol y por la noche trabajaba
su interior. Como podéis ver ése ritmo era desorbitado. Y ella
estaba agotadísima.
Ante aquella situación, mi amiga decidió hacer una canali-
zación. Sus guías le contaron que estaba tan agotada porque la
Tierra se movía y Raquel con ella. Esa frase aparentemente
obvia, fue súper importante para mi amiga porque se dio
cuenta de que los cambios del 2012 empezaban a percatarse a
nivel físico. Y ella era capaz de percibirlo. Además, le dijeron
que a veces uno tiene que vivir momentos de incomprensión
para poder comprender más adelante un saber universal.
Aquellas palabras eran profundas y sabias, pero no le solu-
cionaban mucho su presente, así que simplemente se resignó a
vivir lo que le llegaba, esperando que fuera por un Plan Mayor.
Con el tiempo acabó por superar ese bajón energético.

Al final del escrito, sus guías le dejaron un pequeño mensa-


jito que la sorprendió. Era sobre Isis. Le dijeron que no podían
explicarle por qué le llegaban señales al respecto, sólo le podían
decir que tenía que ver con el cinturón de Orión. Aquello la
intrigó, pero prefirió armarse de paciencia y esperar a que le
pudieran contar toda la historia completa.

373
CAPÍTULO 49: ISIS

U n buen día, Raquel se despertó y se sintió extraña. Notó


que algo había cambiado en ella, aún no sabía muy bien
el qué, pero sabía que algo había cambiado en su ser. Al prin-
cipio pensó que empezaba a notar los cambios energéticos des-
pués de tanto trabajar, pero pronto se dio cuenta de que no era
eso.
Raquel decidió preguntar a sus guías por su estado y sus sen-
saciones. Al principio no se dio cuenta, pero al cabo de poco
se fijó que la voz de su guía había cambiado y se asustó.
Llamó rápidamente a sus tres guías, para que le contaran qué
estaba pasando y quién era ése ser que estaba interfiriendo en
su canal “privado”. Los guías tranquilizaron a su aprendiz y le
dijeron que no se preocupara, que ese ser era Isis. Aunque Ra-
quel no tenía mucho conocimiento sobre mitología, Isis le so-
naba a una Diosa de Egipto.
Sus guías asintieron y le dijeron que a partir de ese instante
Isis sería su guía principal. Poco después, Raquel fue mejorando
su visión y percepción hasta llegar a ver a su nueva guía. Pudo
ver a una chica de unos 25 años, muy alegre, y que emanaba
una luz marrón muy fuerte. Su aspecto era como el de las pe-

375
Camino hacia el Origen

lículas egipcias y su presencia era muy fuerte, además, era más


física que sus guías de siempre.
Raquel se dio cuenta de que aquello iba en serio y sintió un
sentimiento de pena hacia sus guías. Ellos le dijeron que no se
preocupara, que Isis la cuidaría muy bien, le enseñaría una lec-
ción muy importante y luego se iría, volviendo ellos otra vez
como guías principales. También le dijeron que ellos seguían
allí, a su lado, pero que a partir de ese momento, sería Isis quién
respondería a sus dudas.
Así pues, Raquel se despidió de sus guías y le dio la bienve-
nida a Isis. Lo primero que hizo Raquel al enterarse de su nueva
guía fue buscar por internet quién era esa chica y cuál era su
relato mitológico.
Según la mitología egipcia su nombre egipcio era Ast, que
significa “trono”, representado por el jeroglífico que portaba
sobre su cabeza. Fue denominada “Gran maga”, “Gran diosa
madre”, “Reina de los dioses”, “Fuerza fecundadora de la na-
turaleza” y “Diosa de la maternidad y del nacimiento”.
Otras veces se la ha visto sentada, ostentando un tocado con
el disco solar, por ser hija de Ra, el dios Solar. Podemos verla
igualmente con alas de milano, abriendo sus brazos para ben-
decir a sus devotos e hijos, simbolizando su maternidad; con
forma de diosa árbol o amamantando al faraón.

Raquel pasó unos días muy extraños, pero cada día se sentía
mejor, sentía en sí misma el espíritu egipcio, la presencia de Isis
le daba confianza y engrandecía su ser y su presencia por mo-
mentos. Además, sintió una gran atracción por todo lo que re-
presentaba Egipto. Casi creyó que se estaba obsesionando, pero
como lo sentía tan adentro, no veía que fuese algo malo, sino
que lo veía como el inicio de un nuevo ciclo que se estaba
abriendo ante ella.

376
CAPÍTULO 50: EGIPTO

Hay algo que los arqueólogos no han descubierto... (3 de


Mayo del 2011)

Como ya os he contado anteriormente, hacía meses que Ra-


quel y los demás sentían que un viaje los llamaba. No sabían el
porqué pero sentíamos que sería pronto. Fue después de una
canalización, que Raquel descubrió que ese viaje sería a Egipto.
Así era, y Raquel no podía esperar más. Aprovechó una me-
ditación de las nuestras para irse a Egipto a descubrir que te-
nían que hacer allí. Primero la llevaron a las pirámides de
Egipto y le pidieron que las abrazara y que sintiera cada una de
las fuerzas de ése lugar. Una vez Raquel se hubo sintonizado
con el lugar. Siguió a Isis hasta ubicarse delante de las pirámi-
des. Le contó que las pirámides reflejaban todo lo que ella ne-
cesitaba saber, que no se preocupara cuando llegase el
momento. Le dijo que ella y algunos más descubrirían escritu-
ras y otros mensajes que ni los mismísimos arqueólogos habían
descubierto.

377
Camino hacia el Origen

Isis le comentó a Raquel que ya había estado allí antes. Y


que en sus tiempos más luminosos había escondido algo muy
valioso debajo de una de las pirámides.
De pronto, empezó a recordar. Se vio a sí misma, ella creyó
que era más o menos en la época Lemuriana (su deducción fue
debida al análisis de su aspecto, que ya había reconocido en
otros viajes en el pasado) introduciendo una especie de piedra
verde luminosa debajo de una de las pirámides.
Raquel entendió que su misión allí era recuperar esa piedra
y le preguntó a Isis qué tenía que hacer para sacarla. Ella le res-
pondió que intentase recordar, que intentara acordarse de lo
que hacía exactamente hace un año. Ella había visitado el Sol
y fue allí donde le habían enseñado las herramientas para sacar
la piedra. Le dijo que la única solución para sacar la piedra era
con telequinesis, sólo tenía que practicar y podría sacarla. En
aquel momento, Raquel se sintió un poco mal por no haber
practicado mucho la telequinesis cuando tenía en su saber la
base para utilizar ese don.
Al cabo de poco, el tiempo de meditación terminó y Raquel
nos contó lo vivido, fue alucinante, todos nos quedamos con
la boca abierta y sin palabras. No era mucho, pero ya sabíamos
cuál sería nuestro destino: ¡Egipto!

—-

Por lo que concierne a mi propia experiencia... mi vida trans-


curría ligera dentro de las paredes centenarias del Centro Tao.
Sabía que aquel período de ocupación máxima estaba llegando
al fin de sus días. Con el fútbol ya estábamos terminando los
entrenamientos. ¡Menos mal! El último mes nos exigían cuatro
entrenamientos por semana y laboralmente mi objetivo era

378
dejar de trabajar a mediados de Junio. En pocas semanas vol-
vería a ser libre otra vez para decidir hacia dónde dirigiría mi
rumbo vital esta vez.
Tenía la certeza de que aquella vez no había sido como las
anteriores. Sabía que durante el último medio año había estado
ocupada y que en muchos momentos mi cuerpo físico estaba
en su límite. No obstante, mi percepción interna de la situación
era de calma y comprensión. Ayudó mucho el que estuviera vi-
viendo en el Centro Tao, ya que aquella burbuja tan preciada
era para mí un buen regazo dónde descansar cuando podía.
Además, también tenía unos compañeros de casa magníficos;
aquel año se creó un vínculo firme y estrecho entre todos nos-
otros.
Vivir en comunidad no era una tarea fácil, pero todos tra-
bajamos duramente para lanzar el proyecto del Centro adelante
con ganas, perseverancia e ilusión.

379
CAPÍTULO 51: LA VIDA SINCRÓNICA

L a vida pasa y nos baña con tanta magia. Existen momentos


indescriptibles en que no sabemos muy bien qué va a pasar
en la siguiente bocanada de aire. Todo se puede llegar a percibir
con mucha intensidad y color.
¿Quién dirige los hilos del destino para que nos crucemos
en el camino con almas tan bellas? ¿Quién es el encargado de
ponernos delante todos los aprendizajes necesarios para seguir
creciendo día tras día? ¿Quién se encarga de pintar las nubes,
cuando en un instante del atardecer te das cuenta de que desde
hacía mucho tiempo no te habías parado a pensar lo feliz que
eras en realidad? ¿Quién da tanto a los humanos? ¿Cuántas
veces hemos estado rozando las puertas de la alegría más pura?
Puedo constatar a día de hoy, que la vida es el regalo más
perfecto que nos han brindado. Es lo más sincrónico que
existe, el poder vivirla sintiendo que todo está conectado.
Cuando tu día a día se llena de conexiones, es entonces cuando
te das cuenta de que existe una inteligencia superior que go-
bierna el rumbo de las cosas.
No estoy hablando de milagros fuera de lo cotidiano, ni de
cosas extremadamente inalcanzables, ni tampoco de hechos in-

381
Camino hacia el Origen

tangibles. Estoy hablando de experiencias que ocurren a diario.


Si estás suficientemente abierto podrás percibir la presencia de
Dios en cada esquina, esperando a que pases para ofrecerte
una nueva conexión sincrónica. Y cuanto más crees que todo
está tejido y premeditado, más cosas te ocurren para demos-
trártelo.
Hablo de sueños, telepatía, de visiones, intuiciones, y claro
está de viajes astrales. Elementos etéreos que se materializan
en nuestra realidad en varias formas. Materializarse significa
que la señal divina de dicha conexión acaba convirtiéndose en
un hecho real de la propia vida.
Por ejemplo, cuando soñáis con alguien que hace años que
no veis, y os lo encontráis al día siguiente; cuando estáis can-
tando una canción con la mente y la persona de al lado empieza
a tararearla sin saberlo; cuando os encontráis a ciertas personas
conocidas en lugares remotos del mundo; cuando los números
os hablan, en cada matrícula, en cada cartel, en cada cifra es-
pontánea, cada hora, cada minuto…
Todo está milimétricamente pensado para que sintáis esa co-
nexión con la Fuente a cada instante. Es tan fácil verlas, sólo
hay que creer que están por todos los lados, alumbrando todas
las calles por las que pasáis, iluminando todos los caminos que
vais a escoger, brillando en lo más alto de vuestros propósitos.
Cuando empiezas a reconocerlas y a tener la fe de que ellas
también pueden guiarte, se acentúa su aparición. A partir de
este momento hay que sostener una actitud abierta y reflexiva.
Saber conectar los hechos y tener memoria acerca de todos los
acontecimientos y personas con las que te cruzas en el camino
e intentar retener el máximo de detalles posibles de todos los
lugares dónde vas. Cuanto más observador eres, más informa-
ción captas y más información puedes conectar posteriormente
con todos los hechos que te suceden.

382
Y eso sí, es muy importante que cuando te ocurre un hecho
sincrónico, te sientas agradecido por haberlo podido vivir. De
hecho, forma parte de una ley universal. Cuánto más agrade-
cido, más regalos recibes. Así que cuanto más agradecimiento
sientas hacia las conexiones que te brinda el Universo, más te
van a llegar.

Hace ya algunos años empecé a escribir todos los hechos


sincrónicos que ocurrían en mi vida en una libreta. Hoy en día
ya tengo una larga lista. Estoy inmensamente agradecida por
tan bello espectáculo. Con el tiempo, he ido constatando que
la gente que cree que hay algo más, vive más feliz.
Cuando crees que tu realidad es limitada, dejas de crear
puertas imaginarias que te pueden trasladar a nuevos parajes.
Cuando crees que todo cuanto ven tus ojos físicos es la única
realidad, dejas de lado toda la sutilidad que yace esperándote
en la esquina de la pupila. Cuando crees en la casualidad estás
privándote de explorar el insondable misterio de todas las
cosas.
En cambio, cuando crees, es en ese preciso instante cuando
empiezas a sentir. Te das cuenta de cuán sosa había sido tu vida
hasta ese momento y cierras para siempre el capítulo de las
dudas, del miedo y de preguntar a todo el mundo si cree o deja
de creer. Tan sólo te limitas a coger tu propia mochila de viaje
y te dispones a explorar lo inexplorado. Te predispones a vivir
la vida como siempre habías soñado. Lo único que te separa
de tu pasado es que hasta entonces la vergüenza, la burla o la
posible separación del qué dirán los demás te impidió abrirte.
Una vez te abres a ver de verdad, justo en ese momento, te
das cuenta de que no hay vuelta atrás. La magia ya tocó tu co-
razón y sabes que vas a vivir tu vida con pasión, con ilusión y,

383
Camino hacia el Origen

cómo no, con plena felicidad. Asumiendo que cuando un ser


humano dice que “no”, el Universo dice “sí” y que cuando este
dice “no puedo”, el Universo le responde con humor, “ya ve-
remos”…

No tengáis miedo, el Universo está ahí por alguna razón, no


dejéis nada a la casualidad. Quién sabe lo que esconde para
cada uno de vosotros. ¿Lo vais a dejar perder?
Raquel no dejó escapar su oportunidad y no dejó tampoco
que yo la dejara escapar agarrándome de la mano para saltar y
conocer la inmensidad de nuestro Universo, de nuestro Gran
Hogar.

Este fue, sin lugar a dudas, el inicio de nuestras nuevas vidas


repletas de magia.

384
CAPÍTULO 52: GRACIAS

H a sido para nosotras un verdadero reto iniciar este pro-


yecto caído de las estrellas.
Durante su creación hemos ido percatándonos de la enver-
gadura de dicha tarea. Ha sido una labor que nos ha hecho tra-
bajar, crecer e iluminar nuestro corazón a medida que íbamos
avanzando a través de ella. El hecho de ir recordando nuestras
vivencias ha detonado en nosotras una percepción mayor de
la realidad. Esto nos ha ayudado a transmitir y transmutar di-
chas experiencias. Es, por este motivo, que queremos agrade-
cer a todas aquellas personas que han hecho posible este libro.
Desde las que aparecen en los diferentes capítulos, hasta las
que sutilmente han influido en mayor o menor medida en su
creación.

Queremos agradecer que Jordi Borràs se haya encargado del


prólogo de Camino hacia el Origen, ya que ha aportado una
visión más científica de los viajes astrales y sueños narrados en
el libro.

Nos gustaría dar las gracias a nuestro amigo Alvar, el cual


aparece a lo largo de los capítulos y nos ha ayudado a crear uno

385
Camino hacia el Origen

de los diseños de la portada del libro. Y también a Marc y a


Gustavo por guiarnos en el proceso de maquetación. Al igual
que a todas aquellas personas que han contribuido en las co-
rrecciones, especialmente a Andrés, Julia y Carme.
Asimismo, a Anna y Xevi, nuestros compañeros audiovisua-
les en toda la gira de presentaciones.

Gracias también, a todos los centros de terapias y librerías


que nos han brindado sus espacios para llevar a cabo dichas
presentaciones: Cafè Llibreria Context, Centre Tao, Artemisa,
Centre Omshanti, Centre Arhati, Lliberia Teteria Amalgama y
Centre de Ioga Adytia.

Y claro está a todo el equipo de Verkami, plataforma para


la difusión de crowfunding.

De todo corazón, infinitas gracias a todas aquellas personas


que han colaborado económicamente para que Camino hacia
el Origen haya podido ser publicado.

Queríamos agradecer, también, a todas aquellas personas


que están participando en este gran cambio de consciencia. Ha-
blamos de gente despierta que se está entregando al Universo
para llevar a cabo su gran misión, alineándose con un propósito
más elevado, asumiendo la responsabilidad que esto conlleva y
dejando atrás el viejo camino.

Por otra parte, nos gustaría dar las gracias a todas aquellas
personas que han confiado en nosotras y nos han apoyado in-
condicionalmente desde el principio. Han sido unos pilares fir-
mes para creer en nuestro proyecto y avanzar con confianza,
fe y apertura.

386
A ti lector, gracias también por habernos elegido, no casual-
mente. Estamos seguras de que este libro te habrá despertado una
parte oculta, quizás más bien inexplorada de tu verdadero ser.

Nos gustaría también, dedicar especialmente esta historia a


los que siempre nos acompañan y nos aconsejan en el camino
de vida. A los que nos brindan lecciones y aprendizajes para
evolucionar día tras día. Y finalmente, a los que nos regalan
amor y compasión en los peores momentos. Esto va dirigido
a nuestros guías, maestros y ángeles. Pero sobre todo, a quién
nos encomendó cumplir esta gran misión desde arriba, la Co-
mandanta.

Por lo que concierne a nosotras, también queríamos trans-


mitir nuestros sentimientos más profundos respecto a la crea-
ción de este sueño. Al inicio, fue un gran reto para ambas. No
obstante, hemos ido creciendo paralelamente, descubriendo
así, nuevos horizontes de nuestra alma. Este hecho nos ha per-
mitido trabajar partes de nuestro ser y caminar con más segu-
ridad y serenidad.

Ha llegado el momento de concluir esta primera etapa. El


haber llegado a este punto nos da fuerzas para emprender con
alegría la continuación de esta saga, de este camino.

Nos encantaría que nos acompañaseis a pasear por esta má-


gica trilogía, ya que el “Camino hacia el Origen” solo acaba de
empezar…

Encuéntranos en www.facebook.com/camino.origen

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Este libro se terminó de imprimir
en Sevilla durante el mes de diciembre de 2013

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