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EL ORIGEN
RAQUEL MARTÍNEZ MATAS
ARIADNA GÓMEZ OBRADOR
CAMINO HACIA
EL ORIGEN
PRÓLOGO ESCRITO POR JORDI BORRÀS
Primera edición: diciembre 2013
ISBN: 978-84-9050-730-8
Prólogo........................................................................................... 15
Presentación................................................................................ 27
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PRÓLOGO
Tengo un punto de vista. Me consta que cada cual tiene (y, más
o menos, blande) el suyo, así que no pretendo defender que el
que expondré aquí tenga nada especial. Lo que sí que, precisa-
mente, querría destacar en este texto es que no creo que deba
ser un problema que tengamos distintos puntos de vista.
Desde el mío (en mi opinión), el único problema que podemos
tener con los puntos de vista es que nos sobre identifiquemos
con el nuestro.
Esta convicción me ha acompañado a lo largo de mi vida (y
de los diferentes puntos de vista que he ido adoptando con el
paso del tiempo). Quizás algún día me aferre a uno de ellos y
no lo quiera soltar pero, de momento, me ha ido muy bien
abandonándolos cuando he sentido que tocaba y quedándome
únicamente con este principio, el de la no-sobreidentificación,
al que yo llamo flexibilidad (y que otros -desde su punto de
vista- pueden tachar de inseguridad, falta de compromiso o
algo incluso peor).
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No es fácil tener en cuenta todas las perspectivas y teorías que
intentan explicar este fenómeno porque las hay muy sesgadas
(desde las que desprecian la experiencia afirmando que es una
fabulación del supuesto viajero, a las de aquellos que dicen que
no hay nada más cierto y real que la interpretación de lo que
ellos han vivido). Aunque muchas de estas teorías parecen con-
tradictorias, creo que es positivo considerar que todas podrían
tener parte de verdad, antes que decidirnos apresuradamente
por una de ellas.
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podría haber visto de ninguna otra manera y cuya existencia ha
sido confirmada posteriormente. En fin, para estas personas
todo indica que el cuerpo astral puede llegar a ver la realidad
que rodea al cuerpo físico, liberado de los límites que éste úl-
timo impone. Pero algunas de estas personas cambian de pa-
recer la noche en que, en su viaje, ven cosas que, cuando -
siguiendo esta teoría- vuelven a su cuerpo físico, no están allí:
en la habitación no hay fantasmas, en el jardín no está cantando
mantras el Dalai Lama, por las calles de mi ciudad no pasean
los elefantes…
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cuentra en lucidez nuestro cerebro muestra unas características
profundamente distintas tanto del soñar como del estado de
vigilia. Pues bien, muchos investigadores ven una relación es-
trecha entre este peculiar estado de conciencia y las EEC. Es
un tema controvertido y, aunque los experimentos en labora-
torio que he podido conocer parecen confirmar que se trataría
de dos estados con múltiples conexiones (e, incluso, sugieren
que se podría tratar esencialmente de dos versiones de la misma
experiencia), muchas personas están convencidas de que las di-
ferencias entre un sueño lúcido y una EEC son demasiadas
para que estemos hablando de lo mismo.
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libro me atrapó desde la primera página y estaba deseando en-
contrar el momento para continuarla hasta que pude acabar el
relato de sus exploraciones. No sólo, como decía, me interesa
el tema que abordan, también sus experiencias me resultan evo-
cadoras y es así, muy especialmente, por la frescura y la gene-
rosidad con que las cuentan. También me gusta, cuando hablo
con alguien, escuchar atentamente para entender cuál es la his-
toria que se está explicando a sí mismo. Todos nos explicamos
alguna historia que define o pone límites a nuestra vida. Esta
historia –no hay que olvidarlo- está condicionada por el colec-
tivo en el que la persona ha nacido, con el que se relaciona ha-
bitualmente o con el que simpatiza más. Desde mi punto de
vista, es de enorme trascendencia que, en algún momento, yo
decida cuáles son las historias que me voy a explicar. Ten en
cuenta que cualquier historia que decidas explicarte a ti
mismo/a estructurará, tejerá y dará sentido a tu vida. Esa his-
toria que te acabes contando será la que cerrará unas puertas
para abrir otras.
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Camino hacia el Origen
Jordi Borràs
Cardedeu, 4 de noviembre de 2013
www.mondesomnis.com
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P R E S E N TA C I Ó N
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relación a este gran cambio de conciencia, y también las aven-
turas inimaginables que va experimentando durante el trans-
curso de ocho años.
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LA E X P E R I M E N TA C I Ó N
INICIAL
CAPÍTULO 1: NUESTRO REENCUENTRO
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cuerpo astral, con la mayor naturalidad del mundo. De hecho,
en aquel momento ninguna de las dos sabíamos gran cosa al
respecto, aunque el hecho de haber descubierto que había gran-
des senderos por explorar, no nos hacía echarnos atrás a la hora
de hablarlo, y más tarde experimentarlo y obtener más respues-
tas y vivencias increíbles.
Raquel y yo no nos conocíamos demasiado, compartíamos
clase pero nunca habíamos intercambiado grandes conversa-
ciones.
Vivíamos paralelamente en dos mundos compartidos por el
misterio, la espiritualidad y el regocijo de adentrarnos en un
mundo lleno de incertidumbres que más adelante nos harían
vibrar como nunca antes lo habíamos hecho.
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que nadie nos oyera, sólo así nos podíamos contar nuestras pe-
queñas experiencias... Ahora que ya han pasado unos años, al
volver a revivir ésos días me he dado cuenta de que puede
sonar un poco triste, pero era así como evitábamos críticas de
compañeros que no acababan de sintonizar con esos temas, y
tampoco estaban dispuestos a hacerlo.
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CAPÍTULO 2: LA INICIACIÓN
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más con la gente, y que esto no fuera bien recibido. Y que con-
secuentemente, se nos tratara de “brujas” e incluso de “locas”.
Quizás, esos momentos no los vivimos juntas, ya que la dis-
creción fue una cosa muy importante hasta que no se abrieron
horizontes. No obstante, ambas sí que habíamos recibido más
de una vez estos agradables elogios por parte de nuestros com-
pañeros. Cosa que nos hacía enojar y a menudo encerrarnos
en un caparazón protector al que no todo el mundo tenía ac-
ceso.
Sentirnos fuera de lugar, hacernos pasar por alguien que no
éramos realmente, eran sensaciones comunes que inundaban
pensamientos y quehaceres en nuestra vida adolescente.
Las dos, pero sobre todo Raquel, estabilizamos gran parte
de nuestra etapa más intensa, y fue ahí donde nos convertimos
en unas personas más fuertes. Incluso podríamos decir que fue
en aquellos momentos tan cruciales donde empezó nuestra me-
tamorfosis más consciente.
Todavía no era el momento para desplegar lo que nos estaba
ocurriendo. Aunque con el tiempo, descubrimos cómo acercar
las dos realidades, cómo traer lo que nos estaba ocurriendo a
la vida cotidiana, cómo aceptar algo in crescendo, algo que más
adelante seria el pilar principal de nuestras vidas.
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una predisposición a la apertura. Esta flexibilidad nos permitió
más adelante ir más lejos y no tener miedo a los nuevos acon-
tecimientos que fueron ocurriendo.
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CAPÍTULO 3: LA A PA R I C I Ó N DE
NUESTROS DONES
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Por otra parte, Alvar aprovechó el momento para desvelar
a sus amigas otro pequeño secreto. Hacía ya unos años que él
había descubierto que sus manos eran capaces de sanar a las
personas. Con sólo tocarlos el dolor desaparecía por momen-
tos, aunque en aquel entonces, todavía no lo dominaba mucho
y a veces los resultados no eran los esperados.
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suerte poder aprender de Nicole en ese momento tan crucial
en su vida.
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Para que os pongáis en su piel, os cuento algunas de sus pri-
meras aventuras:
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ran sufrido un estado de shock momentáneo y ¡Una mano
apretó con fuerza la pierna de Raquel!
Ella miró a Nicole sin entender el motivo de ese toque en
su pierna. Raquel, pronto se dio cuenta de que el ángulo en el
que se encontraba su amiga y el de la mano que le había tocado
¡Eran imposibles! No había sido su amiga, ¿Entonces, quién?
El rostro de Nicole estaba desencajado, ella había visto algo,
pero el impacto la había dejado sin habla. Raquel sintió una
mano esquelética y fría en su muslo y Nicole tuvo la sensación
de que una mano sin piel de un color amarillo oscuro había to-
cado la pierna de su amiga. Claro está que Raquel se levantó
de esa cama y no se volvió a sentar en ella en muchos días. Ca-
sualmente, Nicole vivía en aquella época encima de un antiguo
cementerio.
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Al llegar allí, Raquel la miró de frente un par de veces antes
de entrar. Entró, y una vez dentro, se decepcionó porque no
era como ella se esperaba, la parte que veía frontalmente era
diferente. No obstante, cuando se dio la vuelta, allí estaba, su
iglesia, ¡igualita a la de su sueño! Al final no apareció ningún
vampiro, pero esa conexión tan especial le hizo ver que sus sue-
ños escondían algo más que ella desconocía.
Por suerte, al cabo de unas semanas, Raquel dejó de soñar
con vampiros, para pasar a tener sueños muy bonitos y rela-
jantes.
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CAPÍTULO 4: RUIDOS Y TA Q U I C A R D I A S
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Ahora ya no oía ruidos al azar… la historia había cambiado.
Ahora aquella “energía” ya estaba respondiendo a estímulos
que yo había provocado. Éste fue uno de los puntos de infle-
xión más significativos en mi vida. La apertura a un nuevo co-
nocimiento. La ampliación de la percepción. El reconocimiento
físico de que existen otros seres que también se conectan con
nosotros a través de la tercera dimensión.
Al día siguiente, me levanté apresuradamente para ver si re-
almente aquella “entidad” me había dejado su nombre, pero
no fue así. Todo estaba colocadito en su sitio, como si nada
hubiera ocurrido.
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C A P Í T U L O 5 : V I S I TA S FAMILIARES
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que Raquel iba recibiendo sus visitas, tanto en sueños como en
encuentros astrales, se sentía cada vez más cerca de ella, y más
conectada con todo lo que su abuela le venía a ofrecer desde
el otro plano.
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CAPÍTULO 6: ÁNGELES TOCANDO
LA ALMOHADA
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de la guarda. Así que fue en aquel entonces cuando ya fui cons-
ciente de que tenía a mi ángel cada noche a mi lado tocándome
la almohada. Divertido ¿No?
Rápido le puse nombre, gracias también, a un libro que me
dejó Raquel. Mi ángel se llamaba Hariel, y además le pregunté
por su nombre y él respondió afirmativamente.
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CAPÍTULO 7: ALZANDO EL VUELO
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el tronco. Como sintió que sus brazos querían irse cada vez
más lejos, decidió con total consciencia levantar también las
piernas… y ¡funcionó! Así que, como os podéis imaginar, aque-
llo ya era un buen baile de extremidades para arriba, se quedó
formando una “V” hasta que se liberó del todo. Raquel ya se
encontraba fuera de su cuerpo físico. La verdad es que me lo
contaba muy alucinada y con una vivacidad increíble, estaba
muy sorprendida, y creo que yo, aún más.
Pero esperad, esto no es todo. Aquel día también pensó que
podía intentar tocar el techo, y así lo hizo. Se propulsó hacia
arriba y ¡zas! Tocó el techo, entonces, como si de una piscina
se tratara dio un giro y se propulsó hacia el suelo, luego dio
una voltereta y se dirigió hacia una pared, luego hacia la otra,…
y así siguió largo rato hasta que se cansó y volvió a su cuerpo.
Esa noche se hicieron visibles todas las habilidades de artista
de circo astral que Raquel desconocía. Así que, como os he
dicho antes, empezó a tambalearse por el aire sin ningún tipo
de miedo, ahora voltereta para adelante, ahora para atrás. Ahora
toco la pared y salgo disparada, ahora levito un rato... ¡Toda
una aventura nocturna!
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La última cosa que recuerda es que el miedo envolvió todo
su cuerpo. Unos segundos después se despertó en su cama otra
vez, alucinando por la vivencia que había tenido, y temblando
por el abanico de emociones que sentía su cuerpo: ¡Aquello era
una mezcla entre alegría, miedo, expectación y vértigo!
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PA RT E 2
LA GRAN SEÑAL
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chica que tenía la capacidad para permanecer fuera del cuerpo
no menos de tres horas, mientras otros seres de luz lo usaban
para hablar a través de ella.
En todo caso, la canalización se hacía de la siguiente manera.
La persona que quería recibir el mensaje se abrazaba a la cana-
lizadora, y ella se lo transmitía de manera personalizada. El
mensaje provenía, la mayor parte de las veces, de sus guías,
maestros y ángeles que le transmitían el mensaje a través de los
seres de luz encargados de esa labor.
En la primera visita que hizo Raquel le dieron un mensaje
muy especial, que os muestro a continuación:
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Aquello fue un punto de inflexión en el curso de su vida.
Fue aquella petición la que cambió por completo el rumbo de
los acontecimientos relacionados con la expansión de su cons-
ciencia. Aquella petición tan especial, simplemente una señal,
activó inmediatamente que, se manifestó tras las tres lunas del
escrito de la canalización.
En setiembre, Raquel pidió una señal, y la recibió. ¡Y tanto
que la recibió! Mágicamente fue casi cuatro meses después,
entre la tercera y la cuarta luna, concretamente el 29 de diciem-
bre fue cuando el Universo le ofreció la señal que había pe-
dido.
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CAPÍTULO 9: AGUDIZANDO LA
PERCEPCIÓN EXTRASENSORIAL
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ver una masa de más de metro y medio sin contorno que se
movía delante de mí. De hecho, no se distinguían los bordes
de la silueta, pero sí que se veía algo en movimiento.
Además, he ido experimentado con diferentes intensidades
de luz en mi habitación. Es imposible verlo con total oscuri-
dad, pero con una luz muy tenue se pueden percibir mejor vi-
sualmente. Se ve el fondo de la habitación y al mismo tiempo
algo que va moviéndose de un lado para otro. ¡El primer día
fue increíble!
Otra pequeña experiencia fue ver mi nórdico moverse. Una
noche de otoño tenía ya la luz apagada, pero entraba un poco
de luz desde la ventana. De repente noté que el trozo de nór-
dico que tenía tocando mi barbilla empezó a moverse. Ya no
solo, mi guía, me tocaba la almohada, sino que también lo hacía
con mi nórdico.
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CAPÍTULO 10: EL CUARTO GRAN PILAR
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Lo que hacía Toni era tratar las emociones que estaban blo-
queadas mediante ataraxia. La terapia es bastante amplia, así
que pensad que cada terapeuta la adapta a sus conocimientos,
herramientas e intereses. En este caso, y a grandes rasgos, con-
sistía en identificar una emoción mediante la canalización di-
recta con los guías de la persona. De hecho, según me contó
Raquel, Toni le decía que se conectaba con los guías y también
con el yo superior de la persona a tratar. A partir de ahí, él es-
cogía las piedras/minerales con las que sanaría a la persona en
función de la emoción bloqueada. A menudo también les daba
elixires de tales piedras como tratamiento a largo plazo.
Una vez hecha la canalización, él la exteriorizaba para la per-
sona en cuestión, y hacían un análisis compartido entre ambos
para mirar qué le resonaba al paciente de lo que acababa de co-
mentar para así poder empezar a trabajar con aquella emoción.
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A continuación, os voy a contar la primera canalización que
recibió Raquel a través de Toni, y ya más adelante, a medida
que transcurran los sucesos de su gran experiencia, iré con-
tando las otras canalizaciones.
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Días después, notó que algo grande en su vida había cam-
biado. Le pasó lo siguiente: Casi sin darse cuenta, ella andaba
pensando en sus cosas hasta que se cruzó con dos chicos, no
los conocía de nada. Uno de ellos tocó el pecho del otro y lo
apartó con fuerza del camino. Los chicos se separaron del
rumbo que llevaba Raquel, había espacio de sobras, pero le die-
ron más, mucho más y como si de una princesa se tratara, ba-
jaron su cabeza con acto reverencial. Cuando Raquel hubo
pasado por su lado, siguieron caminando.
Raquel, con una pequeña sonrisa, les dio las gracias y se mar-
chó. ¡Ahí estaba! No necesitaba ni una prueba más, ella había
cambiado y lo mejor de todo, el mundo se había dado cuenta.
Esa fue la primera vez de muchas situaciones, las cuales le mos-
traban que su ser empezaba a crecer. Ya no era una simple chica
de un metro sesenta. Su aura era tan densa que incluso los des-
conocidos se apartaban para no tocarla.
Cuando Raquel explicó lo acontecido a Toni, él se puso a
reír, le contó que el hecho de que antes las personas, ya sean
amigos como desconocidos, chocaran con ella era porque esos
humanos aprovechaban esos contactos para absorber su ener-
gía. Hablando claro, Raquel se había convertido en su alimento
energético. Ese comentario la enfureció ¡No lo iba a permitir
más! ¿Qué se habían creído? - pensaba ella internamente -.
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Sí, sí. Raquel no tenía nada que perder en aquel intento, así
que con mucha confianza un buen día cogió un papel y un bo-
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lígrafo e intentó hablar con sus propios guías. Es decir, canali-
zar un mensaje suyo.
Al principio tenía alguna duda acerca de los resultados de la
canalización. Asimismo, cada vez que iba con Toni y volvía a
casa intentaba hacer una nueva canalización. Al principio, eran
mensajes cortos los que recibía. No obstante, a medida que iba
practicando más y más su percepción se iba afinando. En con-
secuencia, también iba naciendo en su interior inevitablemente
una gran intuición que la acercaba a su linaje, es decir a sus
guías, maestros y ángeles.
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A partir de ahí, empezó a creerse más que aquella nueva ca-
pacidad que había agudizado era realmente útil para canalizar,
así que poco tardó en intentar canalizar más mensajes de sus
maestros, guías y ángeles.
Cuando tuvo hechas algunas canalizaciones propias, empezó
a hacer para los demás, especialmente a sus amigos.
Me gustaría añadir en esta misma página una de las primeras
canalizaciones de Raquel. Esta era para mí y era de Hariel, mi
guía. Raquel la escribió en Enero del 2011.
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CAPÍTULO 11: CLARIVIDENCIA
Clarividencia
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estaba despierta.
Comparando las visiones entre bajos astrales y guías o án-
geles vio que había diferencias. Normalmente, cuando veía
bajos astrales podía percibir una masa densa y negra, en cambio
cuando contactaba con sus guías eran más bien sutiles y con
una tonalidad de luz más brillante. Los desencarnados le pro-
ducían miedo y frío, en cambio sus guías calor, seguridad y am-
paro.
Al principio las visiones de sus guías no eran del todo defi-
nidas, se fueron perfeccionando con el tiempo y el abanico de
detalles y colores fue aumentando considerablemente. A día de
hoy, los puede ver de una manera mucho más definida que al
principio. Cuando cierra los ojos los ve como si fueran perso-
nas normales, aunque un poco más translúcidos. Cuando tiene
los ojos abiertos también los percibe, pero con menor nitidez.
No obstante, tengo que decir que cada día que pasa se le acre-
cienta más su visión con los ojos abiertos.
Generalmente, cuando se comunica con sus guías, maestros
y ángeles sólo los percibe de cintura para arriba, es decir, el ros-
tro y el tronco. Se podría decir que es lo más claro que ella ve
y de cintura para abajo sólo puede llegar a ver algo parecido a
túnicas de luz descendiendo hacia el suelo.
Raquel empezó a darse cuenta de que la aparición de sus
dones no fue mera casualidad, y esto no iba a terminar aquí.
De hecho, ese solo era el principio de una odisea de aventuras
alrededor del Universo, una odisea a través del tiempo y el es-
pacio.
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dad con respecto a la experimentación con el cuerpo astral.
Creo que a nivel de vida terrenal nos habíamos quedado en que
después de cerrar una gran etapa me puse a viajar durante tres
meses. No obstante, volví en Septiembre.
En aquella época, estaba compartiendo piso y necesitaba di-
nero rápidamente para pagar el alquiler. En contraposición al
verano celestial vivido, me estaba adentrando en uno de los in-
viernos más duros de mi vida.
Comencé a buscar trabajo de lo que fuera, de hecho estaba
ya en listas de educación, pero aún no me habían llamado. En-
contré tres trabajos, de camarera los fines de semana, de mo-
nitora de niños y también en el Decathlon ¡No sé cómo se me
ocurrió semejante idea tan brillante! Me lo monté de la peor
manera posible, ya que como podéis imaginar, combinar tres
trabajos con el tiempo lineal de una persona, hagas lo hagas,
siempre saldrás perdiendo. Además, los tres trabajos estaban
en tres sitios diferentes de la ciudad, cosa que me dificultaba el
acceso a ellos. En resumen, me volví loca durante medio año.
Me cerré en banda, y estuve algunos meses sin querer ver a
nadie. Perdí mi seguridad y confianza. Me costaba comuni-
carme con los demás. Fue horrendo. Me olvidé también de me-
ditar, y mi altar yacía abandonando en mi habitación. Pasé por
una depresión, la cual no quería reconocer y puse resistencia
hasta que lo reconocí meses más tarde, ya entrado el verano.
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Si me ven
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No lo sé...
la versión que yo oí,
es que mientras se estaba buscando
se dio cuenta de que no bastaba con
solamente invertir la mirada de sus ojos
para saber qué faltaba dentro.
No bastaba con
encender velas dentro de su corazón
para ver que estaba vacío,
no bastaba con
meditar acerca del sentido de la existencia.
Hace meses la perdimos...
¡Ah, la viste!
¿Me viste?
¿Le preguntaste cómo estaba?
No,
la última vez que la vi...
huía,
huía de sí misma,
aunque sí y misma
sólo querían apaciguar su angustia.
Pero ella corría y corría
sabiendo
que era su presa y su depredador,
sus pies y su camino,
su solución y su problema,
su encuentro y su perdición.
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Hace meses la perdimos...
por favor,
si me ven,
decidme que ya puedo volver a mí,
que me estaré esperando tranquila,
que me querré,
que seremos juntas
una sola.
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ir a un lugar que se encuentra en otra dimensión… ¿Cómo dia-
blos se puede ir?
Pues bien, como venía diciendo antes, este artículo fue un
impulso, a decir verdad, fue el mayor empujón que recibió mi
amiga y lo recibió con tanta fuerza que consiguió arrastrarme
a mí también.
Un simple escrito nos llevó en definitiva, a la apertura de
nuevos mundos, dimensiones, planetas, planos y realidades. Fue
el primer gran salto a nuevos conocimientos, a nuevas expe-
riencias, a nuevos seres, a nuevas misiones, a nuevas conciencias
y a muchos nuevos y espectaculares viajes al sin fin del Uni-
verso.
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y averiguar dónde y cómo vivían. Tengo que reconocer que me costó bas-
tante. Pero estaba decidida, lo iba a conseguir. Recuerdo pensar: “Quiero
ir a Lemuria” y al cabo de poco noté como el agua estaba a mi alrededor,
tenía una sensación como si me estuviera casi ahogando, y pensé: “¡No, no
quiero llegar tan tarde!” (Es decir, después de que se inundaran las men-
cionadas civilizaciones).
De repente, empecé a ver unas líneas de diferente color: rojo, verde,
amarillo y azul oscuro. Al poco rato, a partir de esas líneas, se creó la
primera imagen. Yo me encontraba en el cielo y podía avistar Lemuria, o
eso creo. Era un sitio de tonos marrones y rodeado de vegetación, parecía
Méjico o Perú; sobre todo por el tipo de construcciones que había.
Más tarde, me dormí. No recuerdo el sueño, pero sé que soñé porque
me vienen flashes. En todo caso, a media noche me desperté, abrí los ojos
y después de darme cuenta de que me había quedado dormida, me volví a
concentrar. Pero volví a dormirme. Y así varias veces hasta más o menos
las siete de la mañana.
Fue en esa última ocasión que me concentré tan profundamente que
noté cómo mi alma se elevaba en vertical hacia las estanterías de mi habi-
tación. Luego, me impulsé con más fuerza hacia arriba. Cogí aire y atra-
vesé el techo.
Y fue así cómo me lancé en mi primer viaje astral, abriendo las puertas
de un destino insólito para mí.
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Después de la recepción, empezamos a andar por un camino que nos
llevaba a la ciudad desconocida.
Rápido me di cuenta de que era una ciudad muy parecida a las nuestras
(europea). Después, me picó la curiosidad y le pregunté por cómo vivían y
qué comían. El hombre me dijo que pronto lo descubriría.
Aunque las ciudades me parecieron similares, había algo muy parti-
cular que me dejó aturdida. El hombre me contó que ¡su cielo era artificial!
Se ve que tenían un foco que iba cambiando de intensidad según fuera de
noche o de día. El primer sitio dónde me llevó aquel hombre tan simpático,
fue precisamente a este generador de luz. Con unos mandos que estaban
en la central que me mostró, hacían que el cielo cambiara de día a noche.
¡Tengo que decir que esa tecnología era alucinante! Mis ojos relucían en-
tusiasmados con cada una de sus demostraciones. ¡Fue espectacular!
El cielo de noche era hermosísimo, nunca antes había visto algo tan
bello, os lo prometo. Se podían ver las estrellas ¡E incluso planetas! (así
lo habían decidido ellos, me contó). Una vez allí, no recordé que las pre-
guntas que quería hacerle eran más trascendentales y no tan superficiales,
pero es que estaba tan emocionada que se me olvidó todo.
El hecho de saber que estaba andando en tierras subterráneas y que
esos humanos estaban allí desde hacía miles de años me fascinó. El hombre
que me acompañó todo el día, me enseñó la enorme ciudad, las personas,
etc. Fue un gran día que recuerdo con mucho cariño.
Pero dejando de un lado todo lo que me mostró aquel buen hombre, lo
que en realidad me pareció más fuerte, fue que me estuvieran esperando y
que supieran exactamente el momento en el que me tenía que ir.
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Al final del viaje, también recuerdo que hablé con una mujer. No con-
sigo acordarme de qué, pero yo sabía que esa mujer era alguien muy im-
portante en esa sociedad. Eso sí, tanto el hombre como la mujer parecían
no estar demasiado contentos. Yo percibí una ligera tristeza en su interior,
como si hubiera algo que no me estuvieran contando y que les disgustaba
en lo más profundo. Aun así, no les pregunté el porqué de mi sensación,
pensé que si no me lo decían ellos era por alguna razón, alguna razón que
todavía no debía saber.
Finalmente, llegó el momento de irme, y nos despedimos. Pocos segundos
después me desperté otra vez en mi habitación.
Tuve la sensación como si en esas tierras hubiera pasado un largo día,
no obstante, al despertar sólo había pasado media hora…
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sido engendrada y se encontraba en el vientre materno. Y fue
su madre quién se desplazó al Monte Shasta después de que
Lemuria desapareciese.
Además, mi amiga se percató de que había otra cosa que no
le encajaba. Raquel se dio cuenta de que no eran como ella pen-
saban. Ella esperaba encontrarse con unos seres con un nivel
de evolución súper elevado, y que todo fuera muy diferente a
la vida que vivían los humanos. Pero el hecho es que no fue
así, ya que para ella los lemurianos eran muy similares a nos-
otros.
El médium que la guió durante el viaje (el hombre pelirrojo)
le dio a entender que durante las últimas décadas Lemuria se
había convertido en una civilización demasiado parecida a la
nuestra, y que por ende, su evolución se había estancado un
poco. Fue después, cuando Raquel dedujo que lo que había
hecho aquel hombre, de alguna manera, había sido pedirle
ayuda.
Raquel no podía expresar con palabras lo que sentía la ma-
ñana siguiente. Incluso lloró de lo que acababa de conseguir.
No se había rendido, cosa muy común en ella en aquel enton-
ces. Le había costado, sí, pero estuvo luchando toda la noche
para cumplir su objetivo, su gran deseo: llegar al Monte Shasta.
Y no solamente éso, había logrado recordar qué le había pasado
en aquel lugar. El hecho de poder contar a sus amigos más cer-
canos lo ocurrido, y contárselo con cierta incredulidad, pero
ver que lo recibían con ilusión e incluso con más emoción que
la que ella había sentido desde un buen principio, le dio fuerzas
para seguir. Y sintió de pronto que, con un sólo acto de valor,
había crecido dos centímetros más en su pequeña realidad.
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En este caso, tal y como me lo contaba Raquel, me dijo que
los lemurianos se habían quedado en stand by y su evolución se
había quedado un poco estancada. Eso era debido en gran
parte a que vivían muy cerca de nosotros (los humanos), olvi-
dando así su sabiduría interna.
Ese hecho le tocó muy hondo. Fue ni más ni menos que por
esta razón, que decidió que a partir de aquel momento ella iba
a emprender un largo viaje dedicado, única y exclusivamente,
a fortalecer su conocimiento interior para reencontrar así su
luz lemuriana. Después, sólo sería cuestión de regresar algún
día a aquellas tierras y enseñarlos a despertar.
109
Camino hacia el Origen
bien lo que se dijo dentro de esa tienda. Eso sí, tenía la sensación de que
a mi lado había una amiga, como si ya la conociera de mucho tiempo
(ahora sé que era mi guía, pero ese día no tenía ni idea de quién podía
ser).
110
cambiar de forma y también, sin lugar a dudas, aprendió a tener
fe y a confiar en las capacidades olvidadas de los seres huma-
nos. Pero sobre todo, aprendió a iniciar su propio despertar.
111
Camino hacia el Origen
112
Según los guías de Raquel, su cuerpo seguía vagando en la
deriva y sólo perdonando a aquel hombre conseguiría descan-
sar esa parte de su pasado.
Raquel se armó de valor, se acercó a aquel hombre y le dijo
que no le había gustado su comportamiento, pero que le per-
donaba. Entonces, se abrazaron. Después, Raquel se habló a
sí misma y también se perdonó por no haber sido capaz de ce-
rrar el capítulo en su momento.
Finalmente, Raquel regresó a su habitación con una libera-
ción enorme en su cuello. Por fin podía respirar tranquila. El
capítulo se había cerrado para siempre y ella lo sabía.
113
C A P Í T U L O 1 4 : L A AT L Á N T I D A
115
Camino hacia el Origen
¡Te tengo que contar una cosa realmente impresionante! Hace días al-
quilé una película con Marc, se llamaba Atlantis (de dibujos animados),
no sé si la has visto, pero mírala, es muy bonita y creo que los que la pro-
dujeron sabían bastante acerca del tema.
116
Cuando llegué allí con mi escoba me encontré con un grupo de gente
sentada en posición de meditación, todos alineados y mirando en la misma
dirección.
Entonces, una mujer se acercó a mí y me dijo: “Te estábamos espe-
rando...” y poco después me recorrió un enorme escalofrío por todo el cuerpo.
Después me dijo: “siéntate aquí pequeña Buda”, y me acompañó hacia
un trono que se encontraba encima de unas escaleras. Me senté allí y como
me sentía un poco rara ahí arriba, decidí bajar para sentarme con las mu-
jeres y los hombres que estaban meditando.
Después vino a mí una niña pequeña, muy tierna, por cierto, que me
cogió de la mano y no me la soltó durante todo el rato que estuve en la
Atlántida. Al cabo de poco, vino el chamán o jefe de la tribu.
Nos saludamos, y yo le dije que vivían en un sitio realmente especta-
cular, pero por sorpresa mía, él me contestó que no era tan bonito como a
mí me parecía. Me comentó que estaban muy evolucionados, pero que aún
les faltaban unos pocos peldaños para llegar a la Ascensión. Hacía tiempo
que se encontraban en esa situación sin evolucionar ni un poquito. Se ha-
bían quedado estancados. Luego me explicó brevemente que había algunas
tradiciones que habían olvidado y necesitaban recordar para completar el
conocimiento necesario para llegar a su Ascensión.
117
Camino hacia el Origen
118
Al día siguiente estaba tumbada en la cama pensando, mientras Marc
dormía a mi lado. De repente, recibí una visión (no había tenido ninguna
antes). Me vi a mí misma recibiendo una carta de los Atlantes. En la
carta ponía que estaban muy contentos de que les hubiera hecho aquella
visita y me dieron mil gracias por haber decidido ir allí. La verdad es que
yo no entendí muy bien el porqué de aquella carta, pero me gustó que me
dieran las gracias. Poco después, seguí leyendo la carta y comprendí lo que
había pasado.
Me dijeron que les había ayudado a alcanzar el último peldaño hacia
la Ascensión. También me dijeron que estaban muy agradecidos porque
por fin habían recuperado las tradiciones olvidadas. Esa carta suponía ni
más ni menos que su propia despedida, se iban definitivamente de la Tie-
rra. Aunque estuvieran en otro plano dimensional, los Atlantes estaban
atados a la Tierra y no se podían desapegar. A partir de ese momento, ya
no había ninguna atadura, solamente una dulce unión de amor con el pla-
neta que les había salvaguardado tanto tiempo.
De repente, empecé a sentir una tristeza muy grande, acababa de perder
a mis amigos... y empecé a llorar. Mi parte racional se percató de lo que
me estaba ocurriendo y me cuestioné a mí misma, ¿Por qué diablos estaba
llorando por algo que nunca había ocurrido? Sólo eran imaginaciones mías.
No obstante, al día siguiente estaba haciendo algunas consultas con el pén-
dulo, y de golpe me vino un flash de la Atlántida, y pregunté si aquello
que había sentido era real, y el péndulo respondió afirmativamente. Ellos
ya habían muerto (o trascendido de plano) y toda la población de la Atlán-
tida se había iluminado, ya estaban libres de los ciclos de la reencarnación.
Y me daban las gracias por haberles ayudado.
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Camino hacia el Origen
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CAPÍTULO 15: LEMURIA, UN VIAJE
C O M PA RT I D O
121
Camino hacia el Origen
122
fería al que se ve en un reloj o al efecto meteorológico? Esa
duda le duró poco, porque rápidamente se dio cuenta que si
habían usado esa palabra y ella había sacado dos conclusiones
era porque el texto tenía ambos significados para ella. Quizás
se refería a que Raquel era capaz de atravesar el espacio-tiempo
y quizás tenía una cierta conexión con el tiempo tal y como ella
ya había sentido cuando era más pequeña.
Los tres cogimos un barco dirección Lemuria, tal y como Toni iba di-
ciendo. Después, antes de llegar a la costa, saltamos del barco para ir a
jugar con los delfines. Poco después, fueron ellos los que nos trajeron hasta
la costa ¡Fue increíble!
Justamente allí es donde nos separamos y yo me adentré en una especie
de bosque tropical. Entre la densa vegetación había una cueva y decidí en-
trar. Allí hablé con un ser con voz de mujer, pero al que no podía ver, era
como si estuviera hablando con la montaña. Al final me dijo que le pidiera
un deseo y le dije que quería una canoa para poder visitar la isla desde
fuera. Y de pronto, delante de mí apareció ¡Una canoa de cristal! ¡Aluci-
nante!
123
Camino hacia el Origen
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día comprendió que lo mejor de tener una experiencia mágica,
es poder compartirla con tus amigos.
—-
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Camino hacia el Origen
triste un día, aceptarlo como algo que forma parte del con-
junto. No estoy hablando de rendirse, ni tampoco de identifi-
carte con esa tristeza. Sencillamente pararte a sentirla y no
rechazarla. Es cuando opones resistencia que le das poder y la
conviertes en una mayor destrucción interior.
En aquel momento yo intentaba controlar todos los acon-
tecimientos que ocurrían en mi vida. Desde lo que en un futuro
quería estudiar, hasta a los niños a los que hacía de monitora
cuando jugábamos. Quería controlar mis estados de ánimo, y
luchaba ferozmente para mantenerme alegre y energética. Y el
control lo único que me propició fue tensión y vacío. Digo
vacío porque realmente no me sentía identificada con nada ni
nadie, solo con el horrendo estado de ánimo que emanaba. Asi-
mismo, lo veía todo desde el exterior, como si estuviese todo
metido en una gran burbuja y esto me hacía vivir alejada de la
realidad. Y viviendo alejada no podía controlar nada, lo cual
me frustraba enormemente.
Pues bien, sólo cuando empecé a aceptar que todo aquello
que me estaba ocurriendo era para aprender algo, mejoré. Sólo
cuando comencé a soltar toda mi tensión y mi afán por con-
trolarme y controlar lo que ocurría en el exterior, mejoré. Sólo
cuando no tuve prisa para llegar a ningún lado, mejoré.
126
Era la última prueba de fuego para solidificar la confianza
en mí misma. Además, me tocó dar inglés, cuando en realidad,
mi especialidad era la educación física. El reto era doble. No
obstante, allí comprendí que hay cosas que no se pueden con-
trolar. Aquellos niños vivían dentro de una espiral de descon-
trol. Llegué allí, creyendo que había comprendido algo muy
profundo. Con los días, iba viendo como algo se forjaba dentro
de mí. Cada día una nueva cuesta, una nueva prueba. No obs-
tante, superé el reto y con gran persistencia me gané aquellos
chavales, y además disfruté, que era en realidad, la esencia de
aquel aprendizaje.
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Camino hacia el Origen
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CAPÍTULO 16: SIRIO
129
Camino hacia el Origen
tras en pocos humanos, y que cuando la encuentras, sabes sin lugar a dudas
que estás ante una persona con mucha experiencia acumulada.
De pronto, oí una voz que me decía: ¡Raquel a comer! Esa voz me so-
naba… ¡era la de mi madre! Desgraciadamente mi vida cotidiana me es-
taba llamando, así que le dije al hombre que me tenía que ir, pero que
iba a volver.
Estuve dos días dándole vueltas a Sirio. Ese debería de ser un lugar
de sabios, estaba convencida de aquello, no podía ser de otra forma. Así
que no tardé mucho en volver. Tenía que saber más de aquellos seres, de
aquellos nuevos amigos.
130
¡era de color violeta! Y allí, a lo lejos, los vi. Vi a los seres que habitaban
sus mares.
¡No me lo podía creer! ¡Había ballenas y delfines en Sirio! ¿Cómo
podía ser eso posible? ¿Había atravesado la galaxia para encontrarme
con algo que también estaba en la Tierra? ¿Eran quizás, los planetas y
las estrellas semejantes entre ellos? El hombre sonrió y me contó que los
seres a los que nosotros llamamos ballenas no son más que habitantes de
Sirio que decidieron bajar a nuestro planeta para equilibrar la vibración
de nuestros océanos. Y de pronto, oí ese sonido tan particular que hacen
los delfines y, al cabo de poco, el de las ballenas. Era algo alucinante, yo
estaba fuera del mar, pero ¡Los podía oír igualmente! Ese sonido retum-
baba en mis oídos como una sinfonía hermosa, llenando de amor todo mi
ser.
Después de ver el océano, seguimos nuestro camino. Al cabo de poco, el
hombre me dijo que hiciéramos un ritual parecido al que hice a la Atlán-
tida, pero que en este caso la llama sería del mismo color que su planeta,
el índigo.
Poco después, apareció ante nosotros una hoguera enorme de ese color
y empezamos a dar vueltas a su alrededor. Había muchos sirianos y todos
ellos daban brincos de alegría cerca de la hoguera. Al cabo de un rato la
llama creció y estalló en montones de lucecitas brillantes de color violeta
que llegaron a los corazones de todos los miembros de su planeta y a todos
los humanos. Fue como si nos uniéramos como comunidad, aunque nos
separasen un montón de kilómetros de distancia.
Cuando el ritual terminó, me fui a caminar por los alrededores con el
hombre de antes aunque no podía atender demasiado a lo que me decía.
Los paisajes que estaban viendo mis ojos no dejaban espacio alguno para
las palabras, la belleza de ese lugar era un tanto abrumadora. Eso sí, re-
cuerdo que me contó que ellos se encontraban en la séptima dimensión y
era por ese motivo que veía a los seres y a los paisajes un poco borrosos y
translúcidos. Ese comentario reforzó mi idea de que aquellos eran seres
131
Camino hacia el Origen
muy sabios, o al menos más que los humanos que sólo nos encontrábamos
en la tercera.
132
sino que también puedes cruzar la atmósfera y descubrir qué
hay más allá.
133
CAPÍTULO 17: EL SOL, EL ORIGEN DE
RAQUEL Y LAS PROYECCIONES ASTRALES
Pasaron los días y yo sentía una fuerte atracción por los viajes astrales,
pero mi vida terrenal seguía ahogándome. Sólo podía dedicarme a usar
mi preciado péndulo para saciar mis anhelos de descubrir el Universo.
Gracias al libro que me compré sobre “Cómo usar el péndulo” y las nuevas
habilidades que habían renacido en mí, se me despertó una gran curiosidad
¿De dónde venía? ¿Era yo un ser humano realmente?
Me miraba al espejo y me decía: ¿Será mi imagen un simple disfraz?
Esas eran preguntas que se me aparecían día tras día, hasta que se me
ocurrió preguntárselo a mi péndulo. ¡Y lo encontré! Encontré mi origen…
135
Camino hacia el Origen
Esta vez no hizo falta salir de mi cuerpo para viajar a otros mundos.
Gracias a mis investigaciones descubrí cómo viajar astralmente sólo con la
mente (algo así como una visualización). Este cambio me permitió viajar
sin cansarme tanto como antes. No lo había mencionado, pero cuando vol-
vía de estos viajes dormía tanto como un bebé y comía como tres, y claro,
eso suponía un impedimento en mi día a día.
136
Así pues, me concentré y llamé a mi guía de los viajes, me subí a mi
escoba y nos dirigimos rumbo al Sol. Mi guía me dejó experimentar sola,
como siempre hacía, y al cabo de unos segundos de estar allí, él ya se había
ido.
Creedme cuando os digo que cuando llegué allí, ¡no veía nada de nada!
Era todo dorado, mirara donde mirara, sólo había luz dorada. Había
una luz cegadora como nunca antes había visto. Asimismo, desprendía
una calidez impresionante. No tenía miedo, pero el hecho de no ver nada
me ocasionaba una sensación extraña. Me miré las manos, las piernas…
y nada, yo también me había convertido en esa luz dorada. En sólo unos
instantes yo estaba formando parte de la luz solar.
Poco después, oí una voz, no podía ver nada, pero aún conservaba el
sentido del oído.
Sentía que había un ser masculino cerca de mí. No pude evitar pre-
guntar por qué no podía ver nada y por qué todo era dorado, incluso yo.
Este ser me contó que en el Sol todos eran uno, no había separación entre
los diferentes seres. Incluso yo, que acababa de llegar, ya formaba parte de
esa gran unión solar.
Esa idea me fascinó, pero yo quería más, quería ver cosas, personas,
paisajes… La sensación de unión era genial pero no podía ver nada. El
hombre me dijo que me concentrara y conseguiría “ver”. Yo lo hice, y nada.
El hombre me animaba, me decía: ¡Más fuerte, Raquel! ¡Más fuerte! Y
lo logré.
¡Fue maravilloso! Un enorme paisaje se apareció ante mí. Había gran-
des colinas a un lado y un largo río cristalino las atravesaba por debajo.
A mí derecha, había grandes bosques hermosos y, más allá, en el horizonte,
se podían ver unas águilas planeando en el cielo.
Por fin, pude ver al hombre que me hablaba. Era un señor con barba,
de unos 50 años y con cara amigable. Me dijo: ¡Ven! Y me llevó a un
sitio donde había mucha gente en una mesa ovalada, estaban todos muy
contentos y parecía que celebrasen alguna cosa.
137
Camino hacia el Origen
Les pregunté por qué estaban tan contentos y uno de ellos se me acercó
y me dijo: “Enhorabuena, te hacemos entrega de esta medalla, te la has
ganado. Es por tu esfuerzo y dedicación”. Y me sonrió. La verdad es que
en aquel momento no entendí muy bien de que iba todo aquello. Yo, sim-
plemente, me dejé llevar por los acontecimientos.
Aquel hombre me colgó en el cuello una medalla redonda y muy blanca.
No tenía ni idea de lo que me estaban dando, no fue hasta unos meses
más tarde, en otro viaje que contaré más adelante, cuando comprendí la
gran importancia de ese regalo. Un regalo que todavía conservo conmigo.
Una vez allí, sentí otra vez la calidez de nuestro Sol por todo mi ser.
En ese estado de paz, sentí una voz que decía: “hola mi pequeña”, era él,
138
mi padre. No pude evitar abrazarlo con fuerza y me puse a llorar. Fue
extraño, realmente no le recordaba, pero había una parte de mí que sabía
que entre ese ser y yo había algo muy profundo, una unión familiar.
139
Camino hacia el Origen
Con esa información tan valiosa y con una euforia enorme de lo que
había descubierto regresé a Girona con una gran sonrisa. Desde aquel
día, se creó una conexión enorme entre yo y el Sol, mi padre.
Cuando las cosas no son tan bonitas, cuando mis piernas flaquean, él
me habla y me da ánimos. Me anima a seguir, a luchar para superar mis
retos, pero sobre todo, me ilumina el camino cada día con más intensidad.
140
enfermedad en sus ojos. La luz, ya fuese artificial o solar, le ce-
gaba ocasionándole muchos dolores de cabeza. Un pequeño
rayo de Sol la deslumbraba causándole molestias día sí, día tam-
bién.
Así pues, descubriendo la unión que había entre la terapia
que estaba haciendo (la autoestima) con su enfermedad, se dio
cuenta de que ella no reconocía a su ser, en este caso, su parte
solar, y por lo tanto, este desequilibrio le provocaba dolor.
Según fueron pasando los meses, mejorando su autoestima
cada día, la enfermedad fue desapareciendo y, a día de hoy, ya
no siente dolor alguno. Al contrario, le encanta la luz, sobre
todo la que proviene de su querido hogar, el Sol.
Proyecciones astrales
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Camino hacia el Origen
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y vi que aun tenía el brazo reclinado al lado del cuerpo, y no se
había movido ni un centímetro. ¡Fue mi brazo astral el que se
movió!
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Camino hacia el Origen
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de hacía dos días, así que decidí practicar desde la misma cama.
Me acordé de la anécdota que me contó Raquel, dónde ella una
vez había salido del cuerpo y había empezado a experimentar
con las paredes, de entrar y salir de ellas. Y así lo hice, comencé
con las manos. ¡Podía traspasar la pared del cabezal de la cama!
Poco después metí la cabeza. Hacía pruebas dentro-fuera
¡Había un olor a yeso tremendo! Fue muy divertido.
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Camino hacia el Origen
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CAPÍTULO 18: PLUTÓN
Aquel día descubrí algo realmente fascinante. Yo sabía que dos de mis
amigos (Alvar y Albert) procedían del mismo lugar y que eran de un clan
llamado: “Los Guerreros de la Luz”. Aquel nombre lo habían recibido
147
Camino hacia el Origen
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pulsos con los brazos. Era todo un poco surrealista, parecía un bar que
mezclaba la edad media con el estilo motero. De todos modos, yo seguí allí
observando el espectáculo.
Hasta que me cansé. Tengo que reconocer que me enfadé un poquito y
le chillé al pobre chico que me había traído al bar. Esas fueron mis pala-
bras: “¿Pero esto qué significa? ¿Qué hacemos aquí? ¡Yo quiero ver este
mundo y no un bar de hombres borrachos!”
El chico se puso a reír y me dijo con cara picarona: “¿No sabes quién
soy, verdad?” Me fijé bien, pero no me sonaba de nada y así se lo dije. El
chico se rió aún más. La verdad es que yo no entendía nada de nada, pero
él insistió: “Fíjate bien, tu y yo nos conocemos”. De pronto se me encendió
la bombilla, ¡No me lo podía creer! ¡Era Marc! ¡Ese chico era una versión
envejecida de Marc! Marc tenía 22 años y aquel chico quizás 38. Sus
rasgos eran parecidos, pero la madurez y la serenidad que transmitía eran
muy distintas.
Poco después, el chico me dijo: “Ven que te quiero presentar a una per-
sona que te va a gustar”. Salimos del bar y anduvimos unos metros hasta
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Camino hacia el Origen
llegar a una casa. Y me dijo: “Aquí vivo yo”. Entré y estaba su esposa y
tres niños. Los niños estaban sentados en la mesa esperándonos para
comer. Su mujer y él se saludaron con un beso y en el momento que se giró.
¡Ahí estaba! Me quedé un instante en estado inmóvil. Perdí la cuenta de
los momentos de alucinación de aquel viaje, pero ese momento fue el que
se llevó el premio.
Su esposa era yo, en realidad ¡Era mi yo futura! Y estaba allí, delante
de mí, sonriendo, como si lo supiera todo de mí, cómo si no pudiera pensar
sin que ella dejara de saber. Se acercó hacia a mí, y siguió sonriendo. Esa
mujer me dijo con una voz serena y dulce: “Te estábamos esperando, la
comida está lista”. Todo el mundo se sentó y yo con ellos.
150
reír. El comentario me hizo gracia, pero rápidamente pensé que esa gro-
sería era muy terrenal. Y eso me llevó a otra pregunta.
Los dos estaban muy contentos de verme y poco después, llamaron a dos
dragones más con un silbido. Y así como si nada, estábamos los cuatro vo-
lando a lomos de los dragones y radiantes de emoción. Subíamos, bajábamos,
planeábamos por el inmenso cielo… Fue una experiencia inolvidable.
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Camino hacia el Origen
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CAPÍTULO 19: FILIPINAS
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Camino hacia el Origen
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pequeña Kiabi, ya que su casa había quedado completamente destruida y
sus padres ya no se encontraban con nosotros.
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Camino hacia el Origen
telepáticamente para que nos volviésemos a ver, sabiendo que sólo sería
para contarnos aventuras.
En lo más profundo de mi ser sentía que ésos dos chicos iban hacer
algo importante en sus vidas, y ahora tenían la oportunidad, sin lugar a
dudas, de empezar.
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Cuando notes en tu cuerpo la sensación interior de frío y al exterior
calor significa que existe una emoción reprimida o que estás escondiendo.
No te dejas amar a nivel físico. Hoy estás hermosa (según fuentes de Toni
su guía estaba sonriendo). Conseguiste la iluminación en Lemuria y en la
Atlántida, ahora te toca aquí. No tengas miedo a hablar, nunca. En otra
vida fuiste un gran médico.
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Camino hacia el Origen
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PA RT E 4
DESCUBRIMIENTO
INTERIOR
C A P Í T U L O 2 0 : L O Q U E E L AT L Á N T I C O
ESCONDE, PRAHLAD JANI Y LAS
TRIBUS AMERICANAS
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Camino hacia el Origen
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conchas muy grandes, de perlas, de estrellas de mar, de piedras precio-
sas,… Y el chico me dijo: “Esta era tu habitación”. Esa idea me entu-
siasmó, era preciosa, pero me di cuenta de que aquella era mucho más
grande y brillante que las demás y le pregunté el por qué.
Eso fue lo que respondió: “Tú tienes una casita más brillante porque
formas parte de la familia real de este lugar. Tú mi niña, eres la hija del
rey Tritón”
Al final, mi guía nos vino a buscar. Nos miramos con cierta tristeza
sabiendo que había llegado el momento de despedirse. Nos abrazamos y
nos dijimos adiós, hasta pronto, y mi guía y yo volvimos a casa.
Aquel día Raquel aprendió que muchas veces nos damos se-
ñales a nosotros mismos desde el inconsciente. A ella siempre
le habían gustado las sirenas, pero nunca pensó que podrían
existir, creía que eran sólo cosas de niños e historias de mari-
neros borrachos.
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Camino hacia el Origen
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Así que me fui a mi habitación y me puse a meditar. Yo misma sin la
ayuda de mis guías me armé de valor y me fui hasta la India. Y allí
estaba, con una sonrisa enorme, me abrazó y me dijo que me estaba espe-
rando. Nada más verlo pensé que era un ser extraordinario, su rostro re-
flejaba una gran serenidad.
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Camino hacia el Origen
Les dije a mis padres que iba enseguida. Me apresuré a volver a entrar
en meditación para despedirme de ese gran maestro. Le di las gracias por
su tiempo y su gran lección y me fui. Me saludó muy alegremente mientras
yo volvía a mi mundo y me dijo que lo volviera a visitar, que estaba muy
contento de mi visita.
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crecía en ella aquello que muchos perdimos en el camino, la
solidaridad.
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Camino hacia el Origen
Poco después, les pedí que se pusieran en fila. Puse mi mano en el co-
razón del primer indígena y transmití un rayo de luz blanca a través de
su corazón. Este le atravesó y se dirigió hacia la mujer que tenía detrás,
y así sucesivamente.
Sus estados anímicos estaban cambiando por momentos, sus miradas
eran diferentes. Irradiaban luz, una luz llena de coraje y fuerza de volun-
tad. El gran jefe se me acercó y me dio las gracias por devolver la paz a
su tribu.
Me dijeron que su destino les había llevado a esa situación, así que se
armarían de valor para salir adelante, lo iban a hacer sin mirar atrás y
sus antepasados los iban a ayudar. Al poco tiempo, nos despedimos con
un fuerte abrazo y volví a Girona.
Ese día vio que los hombres pueden perder sus pertenen-
cias, pero nunca su fe. Existe un arma tan poderosa en nuestro
interior que no nos permite rendirnos por muy difícil que sea
lo que se nos presenta.
Aprendió que la vida tiene pruebas muy difíciles para los
hombres, pero si consigues cerrar el capítulo quedándote con
lo aprendido sin mirar atrás y pensar que lo has perdido todo,
dejas de ser un simple hombre para convertirte en un verda-
dero ser humano.
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CAPÍTULO 21: EL MAESTRO DE
LA GALAXIA
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Camino hacia el Origen
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des escogieran el camino que deseaban, ella confiaba en ellos
y sabía que aunque se equivocasen a la hora de escoger, ellos
sabrían superar sus duras pruebas.
171
Camino hacia el Origen
Desde allí, tenía una vista realmente impresionante, desde ese punto
podía divisar toda nuestra Galaxia. Me contó que así era como los hu-
manos veían el Universo, pero que la realidad era otra.
Me indicó que cerrara los ojos y me concentrara. Me dijo que pidiera
ver la realidad de nuestra galaxia. Y así lo hice, al abrir los ojos vi algo
realmente inesperado. No existía oscuridad alguna, no existía espacio
vacío alguno, todo estaba repleto de luz, una luz amarillenta-dorada pa-
recida a la del Sol. Eso sí que no me lo esperaba.
Luego, con total serenidad, el hombre dijo una frase que ya había oído
antes, pero que en este caso era irrefutable. Me dijo: “Nada es lo que pa-
rece…”.
Me contó que el ojo humano sólo podía ver una parte muy pequeña de
la realidad, así que su consejo fue que no me quedara con lo superficial.
Bajo cualquier cosa, ya fuera una acción de otra persona o mía, ya fuera
la simple imagen de un objeto, había algo más, mucho más.
Después me dijo con gran profundidad: “Todo es más extenso de lo
que pensamos, aunque ya sepáis de la existencia del infinito eso no es su-
ficiente para haceros una idea de lo que es en realidad.”
Me aconsejó que me fijara bien, que si me lo proponía vería más allá
de lo que mis ojos me mostraban. Me dijo también que no existía realmente
nada que se asemejara al caos, todo estaba perfectamente en equilibrio con
el Todo, además de ser todo causal. Es decir, todo lo existente sigue unos
códigos perfectos y ordenados que no dejan lugar al azar ni al vacío. “Lo
que los humanos no podéis ver está repleto de luz, una matriz de canales
y vías que crean y componen a los seres además de conectarlos entre sí”.
172
vían de forma helicoidal. Esa hélice mirada de frente podía parecer cíclica,
pero el caso era que nunca habíamos pasado dos veces por el mismo sitio,
por lo tanto, la forma más parecida era la helicoidal. De esta manera, me
contó que podíamos viajar a través del tiempo, y que nuestras regresiones
eran un viaje a través de esa “vía” helicoidal hasta llegar al punto dese-
ado.
También me contó que los planetas emitían un “ruido” ya que no sólo
se movían a través de aquella hélice helicoidal sino que además, estaban
vibrando. Esa vibración emitía un sonido que se oía a años luz de distan-
cia. Me dijo, para que me hiciera una idea, que ese sonido era parecido al
que emiten las ballenas en nuestros mares.
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Camino hacia el Origen
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En los tres casos las nubes hicieron un agujero justo en el
lugar donde tapaban el Sol, y poco después, el cielo quedaba
despejado por completo. El mejor día fue en el que de pronto
dejó de llover y el Sol resurgió de la oscuridad. No pude decir
con certidumbre si fue el viento o fue ella, pero el caso es que
en las tres ocasiones el resultado fue positivo.
175
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cosa nuestra, sino que se trataba de un fenómeno global co-
rroborado por otras personas. Ahora os cuento el porqué.
177
Camino hacia el Origen
____________________
1
Texto extraído del libro Revolución 2012. Por Dieter Broers. Scorpio Verlag GmbH & Co.
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CAPÍTULO 22: LOS M AYA S
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Camino hacia el Origen
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todos los amigos que habían estado allí me contaban que era precioso, pero
se quedaron cortos.
Mientras andábamos le pregunté cómo era posible que supieran tantas
cosas, sobre todo acerca de seres que todavía no habían nacido para ellos.
El hombre sonrió y me dijo que me tenía que contar algunas cosas que yo
desconocía de ellos. Así pues, subimos a una de sus pirámides escalonadas
y nos sentamos observando en silencio todo lo que nuestros ojos podían al-
canzar. Después de ese pequeño momento de relajación, el hombre empezó
a contar cómo era que ellos eran tan sabios no sólo en su presente sino en
los futuros que jamás visitaron.
Me contó que muchos de los hombres y mujeres que yo había visto eran
procedentes de otros mundos, lugares en los que sí tenían gran conocimiento
en astronomía. Sin embargo, sus pirámides y templos no podían ser cons-
truidos con sólo su sabiduría, necesitaban de ayuda exterior para cons-
truirlos. Así que vinieron otros compañeros con avanzada tecnología y
nuevo saber para crear esos templos y utilizarlos como centros de estudio
astrológico y astronómico. Fue así como pudieron desarrollar sus grandes
estudios del Universo.
Hasta ahí lo podía entender, pero ¿cómo podían ellos saber que los
planetas y las estrellas iban a girar siempre igual? ¿Cómo, con sólo mirar
al cielo y realizar unos cálculos, podían saber el carácter de un ser que to-
davía no había nacido? ¿Cómo podía afectar la posición de un planeta en
el carácter de un hombre?
El hombre sonrió y me dijo, pronto lo vas a entender. Bajamos de la
pirámide y me llevó a un lugar donde había muchas piedras amontonadas.
El hombre se puso delante de mí y puso su mano en mi plexo solar. De
golpe sentí como si a mí alrededor se reflejaran acontecimientos de mi pa-
sado e incluso de personas cercanas a mí. Era como un viento nubloso de
acontecimientos y se movían a gran velocidad. Cuando sacó la mano las
imágenes cesaron. El hombre sonrió y me dio las gracias. Entonces, vi
como unos hombres empezaban a esculpir en las piedras amontonadas.
181
Camino hacia el Origen
Eran igual que los símbolos que yo había encontrado por Internet. Uno
de los hombres me miró y dijo: “Esta eres tú, señalándome uno de los sím-
bolos”.
De pronto, una lucecita se abrió en mí, ya lo iba comprendiendo todo.
Sabía, o al menos intuía, por qué esos hombres eran tan sabios. El hombre
que me había acompañado todo el día asintió con la cabeza y dijo: “Así
es, mi pequeña”. En esa linda ciudad, desde hacía ya muchos años recibían
visitas de seres del futuro que les contaban los acontecimientos que estaban
sucediendo en sus vidas. Ellos recogían sus experiencias y las esculpían en
piedra. De alguna forma, sabían cómo recuperar los recuerdos de los seres
que les visitaban y de los de sus compañeros de viaje. No sólo de los amigos
y familiares, sino también de las personas que no conocían y se cruzaban
con ellos (por ejemplo, por la calle).
Llevaban en sí mismos todos sus pasados, sus presentes y como no, sus
futuros más probables que serían apoyados por otros seres procedentes de
ese nuevo futuro. Ahora entendía por qué los mayas me habían descrito
tan perfectamente en los dibujos que ellos habían dejado. ¡Ya se lo había
contado yo de antemano! Ahora entendía por qué me estaban esperando,
ellos me habían llamado, necesitaban continuar sus escritos.
También me contó que en mi presente ellos se encontraban en la quinta
dimensión y nos estaban ayudando para que diéramos el gran salto pero
que, al final, éramos nosotros los que teníamos que saltar. Me dijo que no
dudara ni un solo instante, yo tendría la capacidad de recordar grandes
cosas, que no dejara de luchar por un mundo mejor y que si yo daba el
primer paso los otros me iban a seguir. Después de ese gran consejo le di
las gracias y lo abracé.
Después me dijo que hiciéramos un ritual de agradecimiento y sanación.
Todos se pusieron en círculo con una gran llamarada central. Aquella
llama emitía una luz dorada muy bella. Cuando ellos empezaron a cantar
dando vueltas alrededor de la llama (yo incluida) esta empezó a crecer
hasta llegar al cielo. Y, en ese momento, estalló la llama en centenares de
182
pequeños destellos dorados los cuales llegaron a tocar el corazón de todos
los humanos aportándoles una enorme gratitud. La verdad es que me re-
cordó el ritual que hice en Sirio, pero con la diferencia de que en este caso,
la llama era dorada.
183
Camino hacia el Origen
184
tra galaxia. Gracias a esto, podían contar el trascurso del tiempo
con gran exactitud. Así fue como se convirtieron en maestros
del tiempo. Y esto lo hacían sin ningún tipo de máquina que
pudiera contar el tiempo, estamos hablando de cinco mil años
atrás, dónde la tecnología como os podéis imaginar se encon-
traba aún muy lejos.
Fueron los precursores de un gran número de calendarios,
entre ellos el “Quiché o Haab”, llamado también por otros
“Tzolkin”, con algunas diferencias. Los calendarios de los
mayas fueron los más sofisticados de Meso América y fue el
centro de su vida y uno de sus mayores logros a nivel cultural.
Esos logros también se veían reflejados en las perspectivas
tanto físicas como espirituales.
Los calendarios fueron diseñados para que los humanos pu-
diéramos sintonizarnos con los ritmos naturales del Cosmos,
del Planeta Tierra y de nuestras vidas cotidianas. Ellos lo utili-
zaban en los ámbitos de siembra, pero también religiosos. Los
sacerdotes regulaban sus ceremonias en honor a los Dioses.
También servían para predecir el rol de cada individuo en la
naturaleza, para conservar la armonía y también con fines adi-
vinatorios.
En ambos casos, mencionados anteriormente, contaban de
13 meses de 20 días cada mes, es decir de 260 días cada año.
Tenían en cuenta los ciclos del Sol (Hunabkú, el centro de la
galaxia), de la Luna y de Venus.
Asimismo, todos y cada uno de estos veinte días eran regi-
dos por una energía diferente. Según en qué día hubieras na-
cido, tenías la influencia de una energía u otra. Para ellos estos
20 días se correspondían con 20 sellos (símbolos o “abuelos”).
Cada sello podríamos concebirlo como un icono que trae con-
sigo unas potencialidades y unos desafíos. Por su esencia son
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Camino hacia el Origen
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CAPÍTULO 23: EL ORIGEN DE
LA HUMANIDAD
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Camino hacia el Origen
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Una vez analizada la situación y haberse dado cuenta de que
allí había algo que no encajaba decidió hablar con los grandes
esperando que le contaran un poco el porqué de estos desequi-
librios y, cómo no, el porqué de los mosquitos picadores.
Nos sentamos en una nube y vi como de golpe la Tierra que estaba de-
bajo de nosotros, cambiaba. Tuve la sensación de estar viajando a través
del tiempo pero sin movernos del mismo lugar.
Cuando todo se calmó, el maestro empezó a hablar.
“Hace ya mucho tiempo, en la Tierra existía una gran armonía...”
Mientras él hablaba yo veía cómo eran aquellos parajes. Había unos ár-
boles hermosos, los animales estaban tranquilos y no se atacaban los unos
a los otros. La Tierra era todo un paraíso.
El maestro dijo que los animales iban cambiando pero la paz conti-
nuaba en el Todo. Sin embargo, esos seres, a diferencia de los actuales, no
comían. La energía universal ya los complementaba de manera suficiente.
Me contó que al cabo de un tiempo llegaron los humanos, seres que también
vivían en armonía. Pero un buen día, estos humanos dejaron de sentir
tanto como antes. Se sintieron solos, abandonados y con mucha hambre.
Al no sentir la energía pensaron que ya no la tenían a su alrededor y se
les despertó la ansiedad y el hambre. Entonces, empezaron a comer frutos.
Este hecho fue el detonante del primer desequilibrio terrenal. Los humanos
habían cogido una parte energética de aquellos vegetales. Para que los ve-
getales pudieran compensar ese desequilibrio cogieron energía del subsuelo.
Y así sucesivamente, pasando por todos y cada uno de los seres que habi-
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Camino hacia el Origen
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Me dijeron que mis pensamientos igual que los de nuestros antepasados
sirven para modificar lo creado, sirven para cocrear con nuestro Gran Cre-
ador. Así que sólo tenía que pensar, focalizar y crear.
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Camino hacia el Origen
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CAPÍTULO 24: MI LLEGADA A LA TIERRA
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Camino hacia el Origen
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Después de salir de aquel recuerdo tan impresionante, me dispuse a
hacer alguna cosa por el mundo. Yo ya había superado mi “prueba” en
Lemuria, pero los lemurianos seguían atrapados en un estado poco evolu-
cionado, así que decidí volver al Monte Shasta y empezar a despertar a
las almas dormidas.
Una vez allí, reuní a todos los lemurianos en la plaza mayor. Eran
muchos, pero eso no me echó para atrás. Yo tenía un objetivo y lo iba a
cumplir. Con mi pensamiento y con un pequeño movimiento de brazos se-
paré las casas para que todos cupiesen en la plaza.
Mientras los lemurianos se iban colocando a sus sitios, oí una voz algo
así como de ultratumba. Al principio me asusté, pero no podía permitir
que nada ni nadie interrumpieran aquel acontecimiento. Así que, con la
ayuda de mis guías los echamos de aquel lugar.
Una vez todos estuvieron instalados, empecé a hablar. Hice un discurso
muy largo, pero contundente. Parecía como si toda la vida hubiera hecho
esa clase de cosas. La verdad es que no recuerdo nada de aquel discurso,
aunque me hubiera gustado. No tengo la menor duda que fuese lo que
fuese lo que dije, era lo adecuado ya que todas y cada una de las palabras
me salieron del corazón, un corazón luchador.
Aun así, tengo que decir que sí que recuerdo una cosa del discurso, mis
primeras palabras: “Queridos lemurianos y lemurianas ha llegado la hora
de cambiar, tenemos mucho trabajo que hacer”. Sólo recuerdo eso, pero
esa frase ya me refleja a mí misma la seguridad y la decisión de mi alma
astral, una alma con un coraje capaz de espantar a los demonios para
cumplir su gran misión, la de cambiar el mundo.
195
Camino hacia el Origen
Diosa. No te dejes llevar por corrientes que no son las tuyas. Lo que
no resuene en tu interior, descártalo. En tu vida lemuriana eras una diosa,
la diosa Lhum-Tat. Trabajo con agua.
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Recuerdo que aquella semana estaba reluciente de emoción,
aunque la euforia le duró poco, porque fueron justo aquellos
días en los que, como ya os he comentado antes, Raquel tuvo
que hacer un arduo trabajo para superar una de las pruebas
más duras de su vida. Ella creía que ya lo había hecho todo,
pero le quedaba la prueba final.
Para que os hagáis una idea de la situación, y sin entrar en
muchos detalles. Raquel tuvo que enfrentarse con las personas
de mayor rango de su Universidad para exponer una situación
injusta en la cual ella se había encontrado en los últimos meses
y que todavía persistía. Imaginaros por un momento el grande
trabajo que eso supuso para ella, teniendo en cuenta que, pre-
cisamente, estaba haciendo terapia para subir su autoestima,
una autoestima que ya se encontraba al límite. Pero lo hizo,
llegó hasta el final. Según ella, la mandaron para aquí y para
allá, limpiándose las manos y dándole largas constantemente.
E incluso, encontrándose con personas a lo largo del camino
que le decían que no lo iba a lograr y que además harían lo po-
sible para que no lo consiguiera. Y muy a su pesar, esas perso-
nas pudieron con ella. No os equivoquéis, ella hizo todo
cuanto pudo, pero ellos tenían la última palabra y esa era: “No”.
Aun así, Raquel aprendió muchas cosas de su experiencia.
Ella sintió que había perdido, pero rápidamente dejó ese sen-
timiento porque uno de los mensajes que había recibido de la
canalizadora de Mataró le decía que no pensara que había per-
dido, que todo formaba parte de un Plan Mayor. Ella sentía
que el mensaje iba dirigido exactamente a ese instante y le hizo
caso. Pensó que si de verdad había un Plan Mayor, tenía que
tener fe en ello. Pero no sólo eso, Raquel se dio cuenta de que
su fe interior también había crecido, su autoestima ya no estaba
por los suelos, ahora se encontraba rozando el equilibrio.
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Camino hacia el Origen
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PA RT E 5
VIAJES ASTRALES
C O M PA RT I D O S
CAPÍTULO 25: GUARDERÍA GALÁCTICA
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Camino hacia el Origen
202
A la maestra, también le pregunté por otros compañeros, por ejemplo,
le pregunté por Alvar, y me contó que aún no nos conocíamos, que lo conocí
en una etapa posterior, en la “adolescencia” astral.
Y después, ¡Te encontré (Ariadna)! ¡Eras de color marrón! ¡Un ma-
rrón claro! Y me contó que tu color era debido a tu origen. ¡Y era, ni más
ni menos, que Marte!
Ya decía yo que me sonabas de algo… ¡Si estabas en la guardería con-
migo! ¡Nos conocemos desde hace muchísimo! La verdad es que eras de un
color muy bonito, bueno, de hecho ahí no había ningún color feo, todos
eran luminosos y deslumbrantes.
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Camino hacia el Origen
204
acerca de los orígenes de Raquel, el Sol; decimos que “ella viene
de allí”. La cuestión es, ¿qué significa que ella viene de allí? Jun-
tamente con Clara (mi compañera de casa) hemos hablado
largo y tendido acerca del significado de esta expresión. Es
decir, si venimos de un lugar en concreto, ¿desde cuándo? Esa
era la gran pregunta que retumbaba como eco en mi cabeza.
En el Universo existen diferentes dimensiones de existencia.
Y dentro de cada dimensión, diferentes densidades, es decir,
niveles de densificación.
Pues bien, la “primera dimensión” es la encargada de con-
vertir la energía en materia. Y ahí existen los minerales y el
agua, es el nivel de consciencia más elemental. La “segunda di-
mensión” concierne a animales y plantas, esta es también física
e impulsa la identidad biológica. Y aquí quería llegar yo, a la
“tercera dimensión”. En esta tercera dimensión es dónde exis-
timos los humanos. Cuando pasamos de segunda a tercera di-
mensión el salto cuántico es más considerable. Hasta entonces,
éramos consciencia pura viviendo en forma vegetal o animal,
y cuando saltamos a tercera nos convertimos ya en un cuerpo
humano con alma.
Esta transición implica un gran cambio en lo que se refiere
a nuestra manera de interactuar con el Cosmos. Cuando nos
encarnamos en un cuerpo, la mayoría de veces, no todas, el
alma es la que ocupa un cuerpo para empezar tal aprendizaje.
El caso es que este cambio también conlleva que nuestro
Yo Superior también se incorpore en esta encarnación junto
con el alma.
Pues bien, en el proceso de ascensión entre estas dimensio-
nes se encuentra la clave de la cuestión.
Al inicio de la experiencia en la tercera dimensión es dónde
yo quería llegar para aclarar mi duda de cuál era realmente el
205
Camino hacia el Origen
206
y cuando llega al 100% de dichos aprendizajes el ser ya puede
cambiar de dimensión o de planeta, o incluso unirse a la Fuente
otra vez. Todo depende de lo que se decida una vez se hayan
completado todos los aprendizajes.
Y bien, pues aquí tenéis un poco más de información acerca
del transcurso vivencial de nuestra alma y los pasos o eslabones
que vamos experimentando en este largo camino de la existen-
cia.
207
Camino hacia el Origen
ella sea muy pura, sino que su esencia conecta diferentes pla-
netas y estrellas con esa determinada saturación de color. Asi-
mismo, los maestros de Raquel, también le comentaron que
los seres que tenían más de un color eran llamados conectores
o avatares de luz.
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CAPÍTULO 26: ABORÍGENES
AUSTRALIANOS
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Camino hacia el Origen
—-
210
cosas y me fui a Paris con una maleta llena de ropa, algún an-
gelito de cerámica que habitaba mi altar y poca cosa más.
Era septiembre y empezaba el frío, no obstante, tenía suerte
de tener una casa con ruedas.
Aquel viaje, para mí era definitivo. Yo no sólo me iba unos
meses y eso era todo. Aquella partida era un punto de inflexión
en mi vida, fue el inicio de un rumbo y de una filosofía de vida
nueva, fue un quiebro y un asalto a mi ex-vida cuadriculada,
una vida rendida a los horarios y demás hechos que conforma-
ban una inercia inconsciente de hacer perdurar ataduras y obli-
gaciones no aptas para la integridad mental de las personas.
Y voilà, me encontraba en Paris pero no dejé de compartir
en la distancia experiencias astrales con Raquel. Como veréis a
continuación, tuvimos ocasión de compartir no sólo una visita
a los aborígenes de Australia, sino también otro viaje más, de-
tallado en el capítulo siguiente.
211
Camino hacia el Origen
212
jeron que nos estaban esperando. Al decirnos esto a ti casi te coge un ata-
que. ¡Te impactó mucho!
Después de saludarnos, les dije que nos gustaría que en esta visita nos
enseñasen una sola cosa nueva para que la pudiéramos poner en práctica
en nuestra vida “real”. Sabiendo, a través del libro, que ellos abandona-
rían el planeta muy pronto debido al fin de su misión aquí, y asumiendo
que sería uno de nuestros deberes continuarla.
Les pareció muy bien nuestra proposición, pero antes nos invitaron a
hacer un pequeño ritual de bienvenida para agradecer nuestra visita.
Antes, sin embargo, te dijeron una cosa muy buena, Ari. Te dijeron
que dejases de fumar para abrir mejor tu canal, que a ti no te hacía falta
ese tipo de sustancias, sólo te faltaba practicar un poco más y conseguirías
los mismos resultados, e incluso mejores. Es decir, obtendrías una pureza
aún mayor. Ellos te dijeron que si querías que la gente te tuviese en con-
sideración cuando quisieses enseñar tus conocimientos a los demás, tenías
que purificarte y no dar motivos para que ellos creyeran que habías fumado.
Y obviaran la importancia que merecía tu consejo interior. Así que ya lo
sabes, los sabios dicen que menos fumar, y únicamente práctica.
213
Camino hacia el Origen
Como este era tu primer viaje y para que no cogieses un empacho ener-
gético, decidimos volver a casa. Nos despedimos de aquellas personas ma-
ravillosas muy agradecidas por todo lo que nos dieron y todo lo que
compartieron con nosotras. Ellos también estaban felices porque sabían
que aun yéndose, sus conocimientos perdurarían aquí en la Tierra, con-
cretamente, en nuestro corazón.
Luego, te traje a casa y poco a poco nos fuimos despertando del gran
viaje. Por cierto, esta vez, me desperté ¡llorando de la emoción! ¡Te lo juro!
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De lo bonito y de lo agradecida que estaba por aquel viaje. Espero que si
no recuerdas lo que vivimos, al menos tengas presente que Los Auténticos
están muy cerca de ti.
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CAPÍTULO 27: DESTRUCCIÓN
DE LOS IDEALES
El Maestro me dijo: “¿Ves esta iglesia? Estos son los muros que se
han ido levantando a lo largo de estos años en tu interior. Aunque a ti te
parezca que no sigues ninguna religión de manera muy firme, existe una
creencia que te ha sido inculcada a través de unas lecciones que ni siquiera
recuerdas. Permanecen ahí y te ayudan a tomar tus decisiones importantes.
Te ayudan a posicionarte ante una opinión u otra. Estamos hoy aquí,
para borrar y eliminar para siempre esos muros que hay en ti. De esa
forma te vas a liberar para siempre de ataduras impuestas desde el exterior
para que puedas tomar tus propias decisiones desde el interior.”
217
Camino hacia el Origen
“¿Ves este bate? Pues lo vas a usar para destruir la iglesia. Ahora,
con todas tus fuerzas destrúyela y no la vuelvas a construir nunca más”.
Así lo hice, cogí el bate, al principio con cierta desconfianza, pero si el
maestro me lo había dicho debía de ser por algún motivo. Así que me puse
a dar golpes contra la pared de la iglesia, hasta que no dejé ni un triste
muro en pie, los rompí todos.
Entonces, me sentí libre. Era una sensación muy agradable.
Después le pregunté al maestro si lo que tenía que hacer a partir de
ese momento era coger esas piedras y reconstruir otro muro que me repre-
sentase de verdad. El maestro se alteró un poco y me dijo: “No, nada de
eso, déjate de muros, tú lo que necesitas es dejar de construir, ahora y para
siempre. ¡Necesitas crear un espacio libre!”
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Nuestro exterior es lo primero que nos moldea y, si no toma-
mos conciencia de ello, con el tiempo nos acaba dominando.
Sin darnos cuenta, vamos dejando que esto suceda, olvi-
dando en parte o por completo, lo que en verdad es nuestra
esencia. Pero ahora Raquel ya lo sabía. Sabía que si dejaba que
el exterior opinara por ella, acabaría siendo él el que escogiera
el camino a seguir y eso no era lo que Raquel deseaba. Así que
a partir de ese instante, se propuso no dejarse dominar nunca
más por nada, ni por nadie.
Aquel día mis guías me llevaron a un sitio en el que nunca había es-
tado y me quedé alucinada desde el principio. Todo era muy hermoso y le
pregunté a mi guía a donde me había traído. Pero eso fue lo que me res-
pondió: “Pregúntaselo a las personas que viven aquí”. Entonces, empecé
a hablar un poco más fuerte: “¿Hola? ¿Hay alguien ahí?” Y nada. Un
silencio sepulcral. Había casas y cosas por los alrededores, pero ni una
persona, estaba todo desértico. Hasta que encontré a alguien y… cómo te
lo diría… ¡Era muy conocida!
¡Era yo! Era un poco más transparente y más grande de tamaño, pero
sin lugar a dudas, era yo misma. Me contó que me encontraba en una
vida paralela creada por mis propios pensamientos de la vida en la que
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Camino hacia el Origen
estoy viviendo ahora. Me dijo que lo encontraba todo tan bello porque mi
sueño era que la Tierra fuera así de bonita y porque algunas veces he
pedido perdón a la Tierra por los desastres que le causamos y ese perdón
creaba luz hermosa en su plano.
Así es: mis guías me llevaron a otro plano dimensional. Resulta que
ese lugar era un tanto peculiar, ya que era una creación de mis pensamien-
tos. Los pensamientos más profundos y también aquellos que tenemos sin
darnos cuenta eran el vehículo creador de aquella realidad. Allí se veían
materializados mis sueños, mis miedos y mis tonterías. Había lugar para
todos y cada uno de mis pensamientos.
Le dije a “mi otra yo” que no estaba pasando por un buen momento,
porque se me estaba presentando una prueba de fe y se me estaban aca-
bando las ganas de luchar.
Para mi sorpresa, “mi otra yo” se disculpó y me dijo que parte de los
problemas que yo había tenido con la universidad eran, en parte, conse-
cuencia de su realidad.
Se ve que el profesor que más me traía de cabeza estaba encerrado en
una cárcel, y lo encerró “mi otra yo”. Ese profesor no estaba muy bien
visto en su realidad y lo habían encerrado por los daños que había causado.
Por este motivo, el profesor de mi realidad me tenía un odio especial.
Según “mi otra yo” existía una parte de su ser que estaba reprimida
y se desahogaba conmigo. Después me comentó que a partir de aquel mo-
mento empezaría a mandar pensamientos positivos a mi realidad para
arreglar la situación.
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Se volvió a disculpar por lo sucedido y me dijo que me iba a compensar.
Como en ese momento yo estaba buscando trabajo, me comentó que ella
haría lo necesario para que yo tuviera nuevas oportunidades.
Así fue exactamente, un día después me empezaron a llamar de las
entrevistas de trabajo a las que yo había ido, fueron tantas las empresas
que querían que trabajase con ellos que tuve que decir que no a un par de
ellas. Esa fue sin lugar a dudas, una de las pruebas físicas más visibles
que me dio el Universo hasta aquel momento.
Pero eso no fue todo. Lo que en verdad me dejó más alucinada fue el
reparto de personajes. Os cuento. Resulta que Alvar, en esa realidad era
mi pareja, pero no éramos una pareja corriente. ¡Éramos dos líderes espi-
rituales! Y que en esa realidad éramos tratados como príncipes de gran
renombre. Y teníamos un hijo, Ian (el hijo de Toni en nuestra realidad).
Me quedé así un poco pensativa y le pregunté por Marc y por Laura (la
pareja de Alvar). Me dijo que Marc era el mejor guerrero del reino y no
sé muy bien el porqué, pero de golpe me vino a la cabeza: “Lancelot”. Y
por lo concierne a Laura, ella era una de las mujeres que me cuidaban
aparte de ser mi mejor amiga.
Me quedé un rato pensando y me puse a reír. ¿Pero qué me estaba
contando? ¡Si yo nunca había pensado nada de eso! Fue entonces, cuando
comprendí que en esa realidad no sólo influían mis pensamientos sino que
había sitio para más seres pensantes, que entremezclando sus pensamientos
con los míos creábamos una nueva realidad.
221
Camino hacia el Origen
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CAPÍTULO 28: MARTE, EL ORIGEN
DE ARIADNA
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Camino hacia el Origen
irte a buscar porque antes hicimos un paseo por la ciudad - supongo que
mi guía sabía que aún no estabas lista y me distrajo un poquito.
Fuimos a la Torre Eiffel, y recuerdo bajar en picado y verticalmente
por una de las patas del monumento gigantesco con la escoba voladora.
Me dio un poco de miedo en aquel momento. No obstante, mi guía me
dijo que no tuviera miedo, que era muy divertido y que no había posibilidad
de hacerse daño. Me comentó que en otra vida él y yo habíamos sido muy
valientes. Me dijo que éramos la típica pareja que hace deportes de riesgo.
Tengo que decir que yo ya tenía la intuición de que él y yo en otra vida
habíamos salido juntos y me hizo gracia su comentario.
Poco después, te fuimos a buscar y estabas medio concentrada. Mi guía
me dijo que me esperase unos segundos porque aún estabas conectándote.
Y al cabo de pocos segundos te llamé y ya respondiste. Nos reconocimos y
empezamos a dar brincos de alegría, fue genial.
Acto seguido, fuimos a buscar a Alvar y a Laura a su casa. Alvar ya
estaba preparado, pero Laura permanecía sumergida en un sueño muy
profundo. Yo pensé en dejarla, pero me dije, ¡Uy no, que se va a perder el
súper viaje! Así que la arranqué de su sueño esperando que no se enfadara
conmigo.
Ella estaba descolocada y no entendía nada. No sabía qué había ocu-
rrido, pero le dijimos el plan y le pareció fantástico, así que se subió a la
escoba y todos nos pusimos rumbo a Marte.
Una vez llegamos allí, mi guía se fue.
224
detrás de la especie de ET vi que había un montón de gente joven riéndose
a carcajada viva de la situación. Entonces, comprendí que nos habían gas-
tado una broma, de hecho, aquel extraterrestre inicial ¡era un robot tele-
dirigido!
Los jóvenes parecían muy holgazanes y divertidos, tanto que también
nos pusimos a reír con ellos.
Entonces se me ocurrió preguntar si en el caso de que fuéramos a Marte
con un cohete los podríamos ver, y me dijeron que no, que vivían en otro
plano o dimensión.
Mientras andábamos por ahí, pensé que aquello era muy desértico.
Uno de los habitantes que nos guiaban me dijo que esperase un segundo.
Al instante, apareció de la nada un río delante de nosotros que tenía forma
de espiral y rodeaba todo el planeta, y de hecho empezaba justo en el lugar
dónde estábamos. El habitante nos invitó a subir en una barca, parecía
la típica barca hinchable de la playa y por este motivo les pregunté si tenían
225
Camino hacia el Origen
plástico allí. Él me contestó diciendo que no era plástico, que era una
piedra flotante. En aquel momento pensé que había vuelto a meter la pata,
ya que aquel chico lo dijo con un tono bastante seco, dándome a entender
que era un poco inculta. Aun así, no le di mucha importancia porque en
la Tierra no me sonaba ningún material parecido y, por lo tanto, no tenía
por qué saberlo.
Ellos iban remando para poder avanzar por el río y entonces, uno de
ellos nos preguntó si estábamos preparados para ver Marte en todo su res-
plandor, y nosotros respondimos un “sí” al unísono emocionadísimos.
Nos detuvimos justo al principio de una cascada y... ¡Bum! Explosión
de colores y magníficos paisajes. Los ojos casi nos lloraban de alegría con
tan bello paraje delante de nosotros. A mí, me hizo pensar en “el mundo
perdido”, aquello realmente era ¡un paraíso! Era precioso, lleno de vege-
tación, montañas, pájaros, mariposas, era algo increíble. Sin darnos cuenta
por la emoción de la visión empezamos a descender verticalmente por la
cascada. Yo pensaba que nos íbamos a matar, pero el guía me dijo que
allí era todo posible, así que no teníamos que tener miedo. Cuando digo
guía, no me refiero al ser que me aguarda al inicio de los viajes, sino al
chico que lideraba nuestra aventura, un marciano.
Una vez abajo, el guía nos acompañó con uno de los hombres más sa-
bios del planeta. Vendría a ser como un chamán aquí en la Tierra. Era
un hombre con el rostro muy amable y transmitía mucha tranquilidad y
amor. Tenía además, la cabeza un poco achatada y muy grande.
Aquel hombre nos fue llamando uno por uno. Primero me llamó a mí
y me dijo que les gustaba mucho que estuviera ahí, que de hecho, él era
muy amigo de mi padre (El Sol). Me dijo que le tenía mucho aprecio y
que cuando lo viese le diera muchos recuerdos de su parte; como insinuando
que quizás volvería a verlo pronto.
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Luego pensé que era cierto que el Sol y Marte se relacionaban a menudo
a nivel planetario. La verdad es que tuve la sensación de que me había
dicho poco, aunque fue más que suficiente y me quedé muy contenta con su
mensaje.
Después te llamó a ti con una gran sonrisa y te preguntó: “¿Quieres
saber tus orígenes?” Entonces te contó que en Marte había tres montañas
a la derecha y seis a la izquierda, un total de nueve. Y que tú naciste de
la tercera montaña que se encontraba a la derecha.
En aquel mismo momento, se vio nacer a un ser de la montaña, pero
no eras tú sino otro ser. Justo en aquel instante también pensé en tu gran
afición por los números y empecé a entender de dónde venía. ¡Intenta re-
cordar el viaje, Ariadna! Seguro que te contaban más cosas acerca de tus
orígenes y acerca de los números.
227
Camino hacia el Origen
228
la finalidad de su aparición dentro de mi sueño.
Esto es lo que concierne a mi propia experiencia con res-
pecto al viaje compartido. Por otro lado, tengo que hacer un
apunte indispensable en este hecho, y es que encontré una señal
magnífica que corroboraba ¡mis orígenes marcianos! El caso
es que uno de los días que estaba en Paris empecé a leer poe-
mas antiguos que había escrito en los años anteriores. Lo fuerte
es que encontré uno en concreto que afirmaba mis orígenes
en Marte. Sólo voy a escribir la parte que interesa para que veáis
la conexión:
Pues bien, este poema fue escrito en Junio del año 2009,
año y medio antes de que yo supiera mis orígenes galácticos,
¿Es genial, no? Esencia = montañas de Marte. Nacimiento =
la tercera montaña de Marte.
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Camino hacia el Origen
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CAPÍTULO 29: SANANDO MUNDOS Y
LIMPIANDO EL KARMA
Dije que quería que me llevasen a algún sitio con la intención de conocer
un poco más a mi Yo Superior y me dijeron: “Muy bien, te llevaremos a
un sitio que seguro que no te esperas.” Y claro que no me lo esperaba, de
hecho no sabía ni que existía un lugar como aquél.
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Camino hacia el Origen
232
Así que decidí sentarme en las escaleras de “mi templo” para repo-
nerme.
En un instante de soledad me quedé pensando en que esa gente llevaba
tiempo venerándome y pensándose que yo era una Diosa. No me pareció
nada bien, sentía que habían vivido engañados y quería con gran ímpetu
abrirles los ojos y terminar con esa farsa.
De repente, oí una voz en off, y no era la de mi guía. No supe de quien
era, pero esa voz me dijo: “Espera un momento y piensa en esto que quieres
hacer. Te aconsejo que utilices el hecho de que te ven como su salvadora
para ayudarles a cambiar su manera de vivir.”
Aunque el hecho de fingir no me acababa de gustar, hice de tripas co-
razón y decidí seguir la farsa un rato más. Así que al cabo de poco, con
un tono de serenidad les dije: “Queridos habitantes, reuniros un momento
ante mí; os quiero comunicar un mensaje importante”.
Me vistieron con unas ropas largas de seda y me dieron una vara como
de reina. Después, les pedí que se sentaran. Había miles de personas ante
mí, pero en ningún momento sentí nerviosismo ni vergüenza.
Entonces, empecé a hablar, mis palabras fueron: [Ya es el momento
de cambiar, llevan mucho tiempo en la oscuridad y es hora de que entre
un poco de luz en su preciada estrella]. Aunque internamente sentía que
aquello era una farsa, que yo no era una verdadera diosa, mi discurso fue
largo y muy elaborado. Incluso en medio del mismo hubo un instante de
análisis en el que no comprendía cómo podía improvisar tan rápido con
esos grandes consejos que casi ni sabía que formaban parte de mi saber.
Con el tiempo, les enseñé que si querían obtener las riquezas de la vida
las tenían que pedir, pero a la vez actuar y trabajar consecuentemente con
aquello que habían pedido para que se materializara. Les hice abrazar a
la tierra y pedir perdón por el mal que le habían hecho contaminándola.
Les dije que pidieran tener una tierra fértil y llena de vida para así tener
suficientes alimentos a cambio de cuidarla con todo su amor.
233
Camino hacia el Origen
Pasaron los años y se veía como crecían las plantas y los árboles. Aque-
llo empezó a parecerse a un paraíso, el planeta ya estaba curado, pero las
personas aún no. Les enseñé a ayudarse los unos a los otros, a amarse
entre ellos y también a ellos mismos, a amar a su planeta y amar al Uni-
verso. Siempre humildemente, hasta que poco a poco me dejaron de ver
como una diosa y me veían como una más entre ellos. Además, progresi-
vamente, la gente también se iba curando de sus enfermedades y desequi-
librios.
Hasta que un buen día, vino un joven y me dijo que había alguien que
quería verme. Fui hacia allí y vi que era un hombre viejo. Supuse que era
el más sabio de ese planeta, y sí que lo era.
Me comentó que fue él quien había hecho correr el rumor de que yo
iría a salvarlos. Desde aquel momento, habían empezado a crear monu-
mentos, templos y habían rezado para que yo les ayudara. El hombre se
disculpó por haber mentido a los habitantes y también por el berenjenal
en el que me había metido. Aun así, me comentó que había sido necesario.
Que si no lo hubiera hecho así, los habitantes no habrían cambiado su
rumbo y el planeta se habría perdido en el abismo.
De pronto, se me encendió la lucecita y le pregunté al sabio dónde es-
tábamos. Me dijo que estábamos en una estrella llamado Sirius Black.
Y yo me dije, ¡Guau! ¿Cómo en los libros de Harry Potter? Él me explicó
que la escritora se había inspirado en aquella estrella (sin ella saberlo,
pero sus guías sí). De hecho, yo ya sabía que había unas estrellas llamadas
Sirio (ya que había estado allí hacía unos meses). El caso es que Sirius
Black era como el espejo oscuro del otro Sirio. Me dijo que había dos seres:
la bondad y el miedo, y que ellos estaban en la esencia del segundo. Estu-
vimos hablando un buen rato, me pareció un gran hombre y, aunque me
disgustó al principio el hecho de fingir ser una diosa, no pude enojarme
por sus actos. Pensé que si aquel hombre había actuado mintiendo al pue-
blo fue por un motivo que se escapaba de mis conocimientos. Por un mo-
mento pensé que el hecho de que esos hombres hubieran rezado tanto por
234
mí, quizás había ayudado a mi proceso espiritual, y por ende, me habían
permitido llegar hasta esa estrella. Quién sabe…
Una vez finalizada nuestra conversación, nos despedimos con un gran
abrazo y nos deseamos un buen viaje evolutivo.
Acto seguido, volví hacia el resto de personas y les dije: “¡Hoy es un
gran día! ¡Hemos logrado pasar de ser Sirius Black a Sirius White! Como
el yin y el yang, de entre la oscuridad ha nacido una chispita de luz, y
ésta, somos nosotros”. Aquel día hicimos una gran celebración, ya que
nos encontrábamos delante de un acontecimiento estelar realmente impor-
tante.
Una vez finalizada la celebración, me despedí y les dije que les dejaba
en sus manos la recuperación de su estrella y la expansión de la bondad
hacia otras estrellas y planetas cercanos. Les dije: “Adiós y hasta pronto”
prometiéndoles que les volvería a visitar. Pero esta vez, como una amiga
más y no como una Diosa.
Me quedé unos instantes observando desde el exterior de su atmósfera
a los nuevos compañeros, viendo hasta dónde habían llegado y me sentí re-
almente orgullosa de ellos y de su gran labor. Después, volví otra vez a mi
cuerpo terrenal.
Me desperté y… ¡No recordaba qué diablos había pasado! Casi ni
recordaba mi habitación. ¡Estaba realmente conmovida! ¡Me había pasado
una hora y media viajando! Nunca en mi vida había hecho un viaje astral
tan largo, me había parecido una verdadera eternidad... Cuando estaba
en la estrella de Sirio tuve la sensación de que su sanación había durado
un montón de años, pero sólo había pasado una hora y media.
Me levanté de la cama un poco desorientada recordando todo lo que
había pasado. Me fui al baño y me miré al espejo. Recuerdo que no me re-
conocía. Me sentía como una vieja en un cuerpo de joven.
Poco a poco, mi amiga volvió a ser la loca Raquel de siem-
pre, pero eso sí, esto no lo olvidaría nunca. De hecho, este
acontecimiento la hizo reflexionar mucho ¿Qué pensará Buda
235
Camino hacia el Origen
236
la posibilidad de interactuar y de ayudarlos. Y como os podéis
imaginar, esto también forma parte de un pequeño gran salto
por lo que concierne a sus viajes.
De hecho, ella ya estaba emocionadísima con sólo poder co-
nocer nuevos confines del Universo, hablar con personas de
dichos sitios y ampliar su campo de conocimiento al respecto.
Pero, por otra parte, estos nuevos horizontes conllevaban un
atisbo de más responsabilidad e interacción con dichos planetas
o con las personas que conocía.
Ya no consistía sólo en recibir una información concreta e
integrarla posteriormente en sus esquemas de pensamiento,
sino que subió un eslabón más en las lecciones de aprendizaje
por lo que concierne a la capacidad de hacer viajes astrales.
Ahora tenía que utilizar su propio potencial y dar lo mejor de
sí misma para poder ayudar a otros seres de otros planos. Y así
lo hizo en muchos viajes más.
Limpieza de karma
237
Camino hacia el Origen
238
modo u otro, creando así una relación de tensión y sufrimiento,
sobre todo por parte de mi madre, y todo este contexto ha cre-
ado un registro en mi interior. Existe en mí, de una manera
muy clara, una tendencia natural: el buscar siempre como figura
masculina a alguien que se parezca a mi padre. Pues bien, vol-
viendo a la situación del momento, me dije a mi misma que no
iba a ser yo quién se declarase otra vez. No obstante, antes de
que se terminara el festival fue él quien vino a mí. ¡Estaba sor-
prendidísima! Mi idea era ir rumbo a España con la furgoneta,
y para que me salieran más baratos los gastos de la gasolina lle-
varía a gente en ella. Así que al final, vinieron conmigo tres
personas más, suizos curiosamente, a los cuales iba a dejar en
su país para luego seguir mi camino.
Cinco minutos antes de partir, Sebastian y su hermano, Joel,
vinieron a preguntarme si quedaban plazas libres en la furgo-
neta. Curiosamente, quedaban dos. Así que les dije que encan-
tadísima los llevaría, ¡y más si era Sebastian!
Dicho y hecho, salimos dirección a los Alpes suizos y llega-
mos al día siguiente. Sebastian me contó que su oficio era hacer
flautas de madera, junto con su padre y con su hermano. Era
el negocio de sus tatarabuelos. Me dijo también que cantaba
armónicos, y que además era pintor. ¡Ya está, ya la hemos fas-
tidiado! pensé yo. Era justamente uno de los ideales de chico
que transitaban como satélites por mi cabeza desde hacía años.
Artista-hippie-bohemio de la vida. Ese era mi ideal de chico.
La primera noche antes de llegar a Suiza, Sebastian me con-
fesó que sentía una gran atracción por mí desde el primer día
que me vio. En ese instante no pude saber del todo bien si
aquello era un sueño o era la realidad. ¡Estaba realmente muy
fuera de sí cuando me dijo eso!
239
Camino hacia el Origen
Lista de sincronicidades:
240
➢ Y para finalizar, digamos que el calendario está dividido
en veinte ciclos de trece días, que hacen referencia a las
20 energías de cada sello. Cada ciclo de trece días rige la
energía de un sello, y estos ciclos se llaman Ondas En-
cantadas. Asimismo, aquel día finalizaba la onda encan-
tada del espejo, es decir, regía la energía de nuestro sello.
Cosa que para mí, también tenía mucho sentido.
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Camino hacia el Origen
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Marta, Sam, Joel, Sarah, Rita... Pasé tres meses en Paris y re-
gresé a Girona.
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CAPÍTULO 30: DESTINO C O M PA RT I D O
P ara Raquel, los días también iban pasando. Cada día se sen-
tía mejor consigo misma, además de ver como poco a poco
su terapia de la autoestima iba terminando. Mi amiga había
cambiado tanto que fue capaz de darse cuenta de que su auto-
estima no era su única emoción desequilibrada, así que le dijo
a Toni que seguiría sanándose con él, pero esta vez, la emoción
sería la rabia.
Raquel sabía que aunque en ese momento parecía una chica
bastante tranquila con pocas ganas de enfadarse, en su interior
había una rabia reprimida que la perturbaba desde hacía mucho
tiempo. Más adelante os contaré como fue su primera sesión
de esta nueva terapia con Toni.
245
Camino hacia el Origen
246
mi garganta. Hasta que al cabo de poco más de un minuto de
estar ahí aguantando, tosí descontroladamente. Raquel me dijo:
“¿Estás bien, quieres agua?”. Yo le contesté afirmativamente.
En todo caso, la situación hizo que las dos saliéramos del viaje.
Yo le dije a Raquel si había pasado algo, porque en mi caso yo
no había visto nada en aquel breve lapso de tiempo. ¡Me dijo
que sí! Y yo: “¿Pero cómo puede ser? ¡Si no han pasado ni tres
minutos!”
Raquel no paraba de reír, ya que para ella ya era algo normal
el hecho de cerrar los ojos y viajar rápidamente a cualquier rin-
cón de la galaxia, saltándose incluso las leyes del espacio-
tiempo. Así que cuando yo pude calmar mi tos, ella me contó
lo que acaba de experimentar en esos pocos minutos.
Hasta aquí duró la primera parte del viaje. Hasta que tosí.
247
Camino hacia el Origen
¡Ari, qué bien! ¡Has llegado antes que yo! ¿Te has dado cuenta de que
tú ya habías llegado y me estabas esperando? ¡Has ido más rápida, muy
bien! El caso es que una vez nos hemos encontrado, algo raro ha pasado
en la habitación. De hecho, justo antes de que se oyera el ruido he empezado
a tener un montón de sensaciones negativas y la energía se ha vuelto muy
densa de repente. Al cabo de nada, ¡zas! Se ha caído la brujita. Rápida-
mente, han venido todos nuestros guías, los cuales se han multiplicado
hasta llenar todas las paredes de la habitación, creando un escudo protector.
248
Parecía como si estuviéramos dentro de una burbuja. Se ve que algún bajo
astral con mala leche estaba merodeando por aquí y ha querido interferir
en nuestra experiencia. Pero como ya te he dicho, muy rápido han venido
nuestros guías y han protegido la habitación, así que si quieres ya podemos
retomar el viaje.
En esta tercera parte del viaje nos encontrábamos las dos dentro de
una clase con un montón de niños de unos 2-3 años. Éramos jóvenes y
parecía una vida futura. Estábamos preguntándoles a los niños a qué dis-
tancias se encontraban ciertos planetas, respecto a otros, del Sistema Solar.
Por ejemplo, creo que una pregunta era: “¿A qué distancia está el Sol del
planeta Venus?”. Acto seguido, se vieron un montón de manos levantadas,
249
Camino hacia el Origen
diciendo “¡Yo, yo, yo!”. Todos querían responder. Niños de 2-3 años con-
testando a cuántos años luz se encontraban los planetas. ¿Increíble, ver-
dad?”
Esta fue pues, la última parte del viaje que hice con Raquel.
Se ve que justo después del viaje Raquel estuvo hablando con
su guía acerca de algunos temas relacionados con nuestra evo-
lución espiritual. Si mal no recuerdo, creo que le preguntó si
esta sería la última vida en la Tierra. Y contestó afirmativa-
mente.
Según su guía y su percepción de una visión futura, llegó a
la conclusión que alrededor de nuestros treinta años estaríamos
dando clases a niños pequeños, pero a unos niños un tanto es-
peciales. Niños muy puros y sabios, quién sabe si será verdad,
quién sabe si en un futuro no muy lejano viviremos en un lugar
más equilibrado que el que vivimos a día de hoy. Quién sabe si
los bebés del futuro nacerán con una luz más pura que la nues-
tra, quién sabe. Lo que sí sé es que Raquel y yo tuvimos una
unión esa noche, tuvimos un gran reencuentro con nuestras
almas, en el pasado, en el futuro y, cómo no, en nuestro pre-
sente.
Para ella fue un gran regalo el hecho de tener a alguien tan
cercano intentando experimentar lo que ella había vivido los
últimos meses de su vida. El hecho de ver que pequeños deta-
lles coincidían, hicieron crecer en Raquel las fuerzas suficientes
para seguir caminando. Ese día se reforzaron sus ganas de via-
jar, de descubrir, pero sobre todo, de vivir.
250
CAPÍTULO 31: TEMPLO DEL AGUA Y LA
RESPONSABILIDAD DEL 2012
Era una cueva con una fuente de piedra en el centro. A través del agua
de aquella fuente se podían ver otros mundos. Yo me encontraba al lado
de una chica una poco más mayor que yo. No sabía quién era, pero fue
ella quién me lo contó todo. Me explicó que mi elemento era el agua y que
nací en la Tierra por primera vez de una gotita de lluvia. El lugar era,
251
Camino hacia el Origen
252
mi hija era Laura y ¡me dijo que sí! ¡No me lo podía creer! Me sentí muy,
pero que muy culpable por haber generado ese foco de desequilibrio, así
que le prometí a esa chica que lo iba hacer, que encontraría el equilibrio,
aunque en ocasiones me sintiera sola. No miraría atrás, seguiría adelante
esperando a que los demás encontrasen su camino sin que yo tuviera que
bajar a un nivel que no me correspondía por esencia. Le dije que me reco-
nocería tal y como yo era, por respeto hacia mí misma y hacia los demás.
Después le pregunté sobre el 2012 y los presentimientos que tenía de
que haría un viaje antes del 2012.
Me dijo que seríamos un grupo de personas, que no estaría sola. Nues-
tro objetivo sería encontrar un conjunto de cristales, cada uno tendría el
suyo. En este viaje tendríamos que pasar por todas las emociones inten-
tando que ninguno de nosotros se derrumbara, creando un círculo entre
nosotros. Una vez hubiéramos encontrado todos los cristales en diferentes
puntos del planeta, cuando llegase el momento nos colocaríamos en forma
de círculo y crearíamos un portal por donde pasaran todas las personas
que quisieran cambiar. Y finalmente, pasaríamos nosotros juntos (los del
grupo). Según la chica, este portal nos llevaría al universo desde donde ve-
ríamos el cambio de vibración de la Tierra. Una vez éste hubiera finali-
zado llegando al nivel 13, regresaríamos a la Tierra para volver a
empezar. Entonces podríamos celebrar nuestra primera acción.
253
Camino hacia el Origen
254
más mujeres delante de ella. Todo aquel dolor reprimido, la im-
potencia de no poder hablar ni decir que aquello era mentira
se quedó guardado en su interior durante muchas vidas poste-
riores.
Además, se dio cuenta que el chico del que hablaba Toni
era, ni más ni menos que Marc, su actual novio.
Raquel sabía que tenía que hacer un gran esfuerzo para man-
tener su integridad firme, sabía que conociendo el origen de
su desequilibrio y sabiendo que gran parte provenía de una co-
nexión con su chico, se avecinaban problemas. Pero ella estaba
decidida, el pasado tenía que cerrarse e intentaría no hacer un
drama de aquella situación.
Unos días más tarde, Marc conoció una chica con la que co-
nectó mucho. Le dijo a Raquel que se parecía mucho a ella y
rápidamente Raquel conectó la situación. ¡Aquella chica era su
amiga de la vida pasada! Se lo preguntó a sus guías y eso fue lo
que le dijeron: “Mi pequeña, ellos dos ya rompieron sus unio-
nes kármicas y ahora pueden vivir esta vida en paz, ahora te
toca a ti. No dudes en romper lazos, este es tu momento, hazlo.
Trabaja para que esto sea posible, mantén tu fe y ten mucha
paciencia. Sabemos que lo vas a lograr. Ánimo.”
Con este mensaje y con muchas ganas de salir del pozo, Ra-
quel empezó su segunda gran metamorfosis consciente.
255
CAPÍTULO 32: ÁFRICA Y EL AGUA
PURIFICADORA
257
Camino hacia el Origen
258
Tengo que decir también que Alvar y Albert se conocen
desde que eran muy pequeños y son grandes amigos. Por otra
parte, vio que Marc, su actual pareja, era ni más ni menos, que
su hermano mayor. Cómo podéis ver todo quedaba entre ami-
gos, mejor dicho, entre familiares.
Lugar: África
Tiempo: 1751 d.C.
Sexo: Mujer
Edad: 16 años
259
Camino hacia el Origen
Ese día, igual que muchos otros, me acordé de mi sueño, aunque aquél
había sido un tanto especial. Fue un sueño tan intenso que dudaba incluso
de si había sido un sueño o un viaje astral. No recuerdo cómo llegué a ese
lugar, pero sí que recuerdo que no estaba sola.
260
Recuerdo que hacía frío, pero que no percibía esa sensación en mi
cuerpo, sólo lo veía en el exterior por el vaho que hacían mis palabras en
el aire y la luz grisácea que lo envolvía todo. Parecía un ambiente de nieve
aunque, como os he comentado antes, no percibía el frío.
A mi lado, una joven hermosa de unos treinta y cinco años. Ella se
presentó con el nombre de Diosa del agua. Su belleza era espectacular,
pero la luz pura que emanaba de ella era aún más abrumadora. Así que
no dudé ni un solo instante de que esa mujer me iba a enseñar algo verda-
deramente importante.
La mujer miró hacia delante y me dijo: “¿Ves esta piscina de agua?
Pues es un lugar privilegiado, aquí está el agua más pura de tu mundo.
Aquí no hay ni un miligramo de contaminación, ni de desequilibrio, aquí
no hay nada que la pueda alterar lo más mínimo. Aquí hay solamente
agua en su estado más puro.”
Yo me quedé mirando aquella agua sin decir nada. Me sentía muy
agradecida de poder admirar aquella sustancia tan pura.
De pronto, la Diosa del agua me miró y me dijo: “¿Por qué no te das
un baño?” ¡Eso sí que no me lo esperaba! ¿Cómo iba a profanar ese agua
que hacía tantos milenios que nadie había tocado? Le dije que no, que no
podía. La mujer sonrió y me dijo que no me preocupara. Además, el agua
estaba esperando que yo me purificara con su ayuda. Al ver que la mujer
me daba permiso, decidí entrar.
Lo hice muy lentamente. Era muy, pero que muy espesa. Al principio
noté como si el agua me abrazase. Poco a poco iba entrando cada vez más
en ella hasta quedar cubierta del todo. Ahora el agua no sólo me abrazaba,
sino que también noté como iba entrando dentro de mí. Su pureza estaba
invadiendo todo mi ser.
Al sacar otra vez la cabeza, vi a la mujer sonriendo en el exterior y
me preguntó cómo me sentía. La verdad es que me hubiera quedado allí
para siempre. No había tenido nunca antes una sensación tan agradable,
era un bienestar absoluto en todas las partes de mi ser y de mi alma. En-
tonces, vinieron mis guías y también se metieron en el agua. Fue gracioso.
261
Camino hacia el Origen
Al cabo de mucho rato sentí que era el momento de salir, y así lo hice.
Salí despacio de la piscina mientras le daba las gracias al agua, a su
Diosa y a mis guías por haberme llevado a un lugar tan especial y mágico.
No mucho después desperté de mi sueño con una sonrisa y una sensa-
ción de completo bienestar. Noté como si mis células brillaran en la oscu-
ridad de la noche. Aquel día fui feliz. Nada ni nadie me podía arrebatar
la sensación de pureza.
262
cluso todos los seres que te encuentras a lo largo de las expe-
riencias son entidades que muchas veces se alejan de lo cono-
cido. Por este motivo, el no identificarse y una actitud de
imparcialidad son dos posturas primordiales para poder recibir
la nueva información.
Es importante saber dónde estás y de qué base estás par-
tiendo, por eso es imprescindible tener los pies en el suelo y
muy arraigados. Además, aparte de la información verbal que
se pueda estar canalizando, también existe una gran parte de
información visual que llega de manera constante, depen-
diendo del lugar donde uno se encuentre. Por eso es muy im-
portante tener un buen banco de memoria para salvaguardar
todas las imágenes, colores, sensaciones e impresiones de los
lugares visitados. Y no sólo eso, la mayor dificultad es, diría yo,
el estar muy atento a los propios filtros de la mente. Aunque
no nos lo parezca, estamos repletos de implantes e impedimen-
tos a nivel inconsciente que hacen que mucha de esta informa-
ción quede distorsionada al pasar por nuestros cuerpos de luz.
El proceso es totalmente involuntario, ya que es muy difícil lle-
gar a erradicar estos filtros., No es imposible pero requiere un
trabajo constante. Por este motivo quiero subrayar que hay que
ser muy consciente de lo que se recibe y sobre todo ser lo más
imparcial posible en el proceso de recepción de la información.
Para acabar me queda añadir que aparte del gran cúmulo de
experiencias que uno pueda llegar a vivenciar como las que ha
experimentado Raquel, también existe un trabajo posterior que
creo que es el más fundamental, la integración.
Es maravilloso, ¿no?, aprender acerca de nuevas civilizacio-
nes, seres, entidades que viven en otros planos, y nos lo mues-
tran. Que nos acompañan y guían en las respectivas visitas, en
los planetas, dimensiones, planos y otros confines del Universo.
263
Camino hacia el Origen
¿Pero, qué hacer con todo esto? ¿Con qué fines lo utilizaremos
posteriormente? ¿Cómo llevarlo a la vida cotidiana sin que haya
un altibajo descomunal? ¿Cómo hacer para transmitirlo de ma-
nera íntegra, de manera objetiva, y con la entereza necesaria
para el resto de las personas? Estas eran algunas de las pregun-
tas que nos hacíamos a diario.
Raquel a menudo se cuestionaba si lo estaba haciendo bien.
Aunque sus viajes y sus dones habían aumentado a pasos de
gigante, sus lecciones y sus responsabilidades iban creciendo a
la misma velocidad. Así que parecía que siempre se encontraba
en los límites de la fe. A menudo, sentía el vértigo de estar en
el filo de un enorme precipicio sin fin. Se podría decir que su
fe siempre se encontraba entre la verdad y la locura.
Al volver de sus viajes, a veces olvidaba partes importantes
de las conversaciones que había tenido con algunos seres, o in-
cluso había imágenes que se le hacían borrosas sin ser capaz
de recordarlas con nitidez. En ésos momentos su fe se debili-
taba. Yo la veía sufrir, aunque sabía que lo que había logrado
hasta ese día era apto sólo para unos pocos. Para ella en cambio,
siempre parecía que existía una parte de duda en su interior.
La vi dudar de sus visiones e incluso de sus verdaderos objeti-
vos, pero había dos cosas de las que nunca la vi dudar. Ella no
podía demostrar realmente lo que había vivido, pero lo que
tenía clarísimo era que ella lo había vivido de verdad. Sabía que
tenía imaginación, como todo el mundo, pero su imaginación
no llegaba a alcanzar ni por asomo lo que sus experiencias ga-
lácticas le mostraban.
La otra cosa que vi que mantuvo siempre como un verda-
dero pilar de su vida fue la fe en su intuición. Ella no conocía
el porqué, pero había días en los que no podía concentrarse
en los estudios, en los que no podía casi ni seguir adelante. Sólo
264
había algo que la llamaba: los viajes astrales, siempre los viajes.
Ése era su momento, un solo viaje la llenaba de luz para aguan-
tar toda la semana, y fue por ese motivo por lo que tuvo tantas
experiencias en tan poco tiempo. No entendía el porqué, ella
sólo seguía lo que el corazón le pedía. Necesitaba desconectarse
del mundo cotidiano para adentrarse en las profundidades del
Universo, y así lo hizo. Se mantuvo siempre firme a su fe gra-
cias a la llamada de su cuerpo y a la certeza de que ella había
vivido esas experiencias en primera persona. Además, había
algo en su interior que le decía que quizás a corto plazo no po-
dría contar lo que había visto, pero que algún día, lo podría
hacer sin miedo alguno. Algún día podría contar por fin, su pe-
queño secreto.
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CAPÍTULO 33: MANSOUR Y EL
ENCUENTRO VISUAL CON HARIEL
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Camino hacia el Origen
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reír. Nuestros ojos brillaban y rodaban desorbitados por la ha-
bitación compartiendo nuestras experiencias. Además, siempre
veíamos el lado positivo de las cosas, era realmente muy fácil
dejar de lado los problemas para centrarnos en lo esencial: ser
felices en todos y cada uno de los momentos que vivíamos.
Nuestros corazones se agrandaban a cada segundo, fue re-
almente un gozo compartir aquellos días con él.
269
Camino hacia el Origen
que abrí los ojos ¡Y esto sí que fue una de las experiencias más
fuertes de mi vida! Ahora entenderéis por qué.
Abrí los ojos y delante de mí había una masa de color
blanco, no era muy densa, pero con el contraste de la cortina
negra se veía muchísimo. No tenía contorno, pero podía ver
su suave balanceo en frente de mí. ¡Estaba muy cerca! ¡Me
quedé perpleja porque nunca había visto nada semejante!
De hecho, por costumbre, muchas noches abro los ojos para
poder verle, y es cierto que veo movimiento en la oscuridad,
pero la masa que se mueve delante de mi es siempre del mismo
color que el fondo, y la imagen es bastante difusa. No obstante,
aquel día podía distinguir muy bien dónde empezaba y dónde
acababa, y además lo que veía era de color blanco.
Me incorporé un poco, y acto seguido, me senté en posición
de meditación largos minutos agradeciendo la visión que me
estaba ofreciendo, observando el baile de colores blancos que
desfilaba delante de mis ojos desorbitados. ¡Aquello se esca-
paba de mis expectativas, estaba totalmente alucinada!
Al cabo de un rato, se me ocurrió acercarle mi mano. Puse
la palma hacía arriba y vi como una extensión de la masa blanca
se acercaba a ella, y justo cuando aquel hilo de luz tocaba mi
mano noté un pequeño calambrazo que me recorría toda la
palma. Posteriormente, todo mi brazo y mi cuerpo. ¡Aquello
ya era demasiado! Estuve algún minuto más observando cómo
se movía alrededor de la cama.
Al principio, Hariel estaba en la parte derecha de la cama,
pero después se fue moviendo e iba de la parte derecha hacia
los pies de la cama, y así sucesivamente. Estuvo al menos cinco
minutos bailando alrededor de mí, hasta que poco a poco se
fue diluyendo la imagen y le veía menos. Al final, decidí volver
a dormir, evidentemente, con una de las sonrisas más profun-
das de mi vida. Esa noche fue un gran regalo para mí.
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CAPÍTULO 34: REGRESO AL
M O N T E S H A S TA
271
Camino hacia el Origen
272
entre ellos y que admirar a un ser por encima de ti, es tan per-
judicial para el otro ser como para uno mismo.
Por su parte, percibió un cierto sentimiento de culpabilidad
por haber cometido el mismo error que sus hermanos lemu-
rianos. Ella había envidiado y admirado a los famosos, a los
compañeros cercanos a los que todo les salía bien, a aquellas
personas que acababa de conocer y que le hacían sentir peque-
ñita como un granito de arena, etc. Hasta que poco a poco ese
sentimiento se fue desvaneciendo en el olvido.
Ella sabía que esa liberación significaba no sólo no cometer
el error de no saber valorar lo que ella hacía ni lo que sus com-
pañeros eran capaces de hacer; sino que tenía que ser capaz de
mantenerse en el mismo eslabón tanto si sus compañeros eran
superiores en ese aspecto como si ella estaba por encima de
ellos. Porque ante todo, Raquel sabía que no podemos decir
que nuestro esfuerzo lo podría hacer cualquiera, ya que si éste
fuera el caso, sería ese cualquiera el que estaría en nuestro lugar.
Así pues, armada de valor, se dijo a sí misma que iba a perma-
necer firme en su lugar, reconociendo todos y cada uno de sus
logros sin despreciar los logros de los demás compañeros de
viaje que se iría encontrando en su largo camino.
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C A P Í T U L O 3 5 : S AT U R N O
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Camino hacia el Origen
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PA RT E 6
N U E VA S RESPONSABILIDADES
CAPÍTULO 36: LAS TRES MISIONES
279
Camino hacia el Origen
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y sabía que sólo hablaría con él en algunos momentos concre-
tos, pero que cuando lo hiciera, no habría lugar a dudas de que
aquello era la verdad.
281
Camino hacia el Origen
“Dice la leyenda que una hija del Sol con corazón marrón traerá la
paz a la humanidad.”
Tengo que decir que a primera vista no me pareció gran cosa, muchas
personas quieren la paz en el mundo. A decir verdad, me pareció poco
emocionante.
Al cabo de poco y con cierta curiosidad, le pregunté: “¿Tengo el corazón
marrón?” El hombre mayor no me contestó y prosiguió con su relato.
De pronto, nos trasladamos a una montaña marrón donde nunca antes
había estado. El suelo estaba cubierto de una hermosa hierba verde. Y
allí, sentados en posición de meditación, nos encontramos Ariadna, Alvar,
Toni, alguien más que no conseguía recordar y yo.
Estábamos todos sentados en posición de meditación formando un cír-
culo. Justo debajo de la montaña había unos hombres luchando, en guerra.
Yo desde “fuera” vi como la luz de ese pequeño grupo de amigos paraba
la guerra que se estaba produciendo justo debajo y me quedé muy sorpren-
dida, la verdad.
282
Entonces, el hombre mayor me miró y me dijo: “¡Sí pequeña, tú pararás
guerras! ¿Te acuerdas de la medalla blanca que recibiste en el Sol? Pues
esta medalla tiene el color de la Paz. Además, contiene en sí misma la ca-
pacidad de duplicarse. Regala la medalla a todas aquellas personas que
tú quieras y expande la Paz a toda la humanidad”.
283
Camino hacia el Origen
relacionado con la misión de romper los lazos creados con las civilizaciones
cercanas a la Tierra. Todas las civilizaciones. Desde Lemuria, Atlántida,
hasta incluso otras que evolucionan bajo tierra, en el aire… Esta misión
es compartida, hay muchos seres que también tienen como objetivo romper
estos enlaces. Te recomiendo que te pongas en contacto con ellos porque un
grupo es mucho más poderoso que una sola persona. Y por lo que concierne
al tercer guía, no tienes mucho contacto con él, pero es el más poderoso de
los tres. Normalmente le preguntas cosas que son de temática importante
o cuando quieres que te dejen algo claro. Él está relacionado con una misión
múltiple: la de llegar a la Iluminación, todo lo que rodea el portal del
2012 (capítulo 31) y también con la de aprender a disfrutar de la vida
en la Tierra.
Éstas, pues, serán tus misiones. No dudes ni un momento y lánzate a
cumplirlas. Recuerda que hay trenes que sólo pasan una vez en la vida.
Sé fuerte y lucha para traer la paz a este mundo, ya que para esto viniste
aquí. Ahora vuelve y piensa en lo que hemos hablado. Y recuerda siempre,
que sólo tú puedes hacer que esta vida haya valido la pena vivirla.”
284
porqué escogió esta lección y no otra. La verdad es que pasaban
los días y todavía no se hacía mucho a la idea.
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Camino hacia el Origen
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Ambos empezamos a correr y nos abrazamos como si hiciera mucho
que no nos hubiéramos visto. La verdad es que no sabría decirte si hablá-
bamos verbal o telepáticamente, pero él me dijo: “¿Me has echado de
menos?”. Yo sentía que sí, que habíamos estado demasiado tiempo sepa-
rados, aunque en realidad, tampoco tenía muy claro quién era ese tigre.
Con una gran sonrisa el tigre me dio un arco con flechas.
A Alvar también le dieron un cuerno, mas le advirtieron que no lo to-
cara porque espantaría a toda la ciudad. Se puso pensativo y se dijo: “Si
lo llamo ¿Quién o qué podría venir?”. Y de repente, se le encendió la lu-
cecita y dijo: “Pues claro ¡Un dragón! A Alvar le vino un dragón a su
cabeza, que de hecho ha sido y es, su pasión desde siempre.
287
Camino hacia el Origen
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ciones sexuales con ellos se iba a salvar de dicha catástrofe que estaba ocu-
rriendo, además de poder salvar sus respectivos maridos e hijos, dándoles
la oportunidad de llevarlos a un lugar más seguro.
Recuerdo ver como las mujeres bajaron las cabezas y dispuestas a en-
tregarse por amor a sus respectivas parejas cedieron. Mientras sus maridos
se enfurecían dentro de las jaulas.
Cuando me tocó a mí, me pareció horrible lo que estaba ocurriendo.
No lo pude soportar, no podía creer lo que estaba viviendo y grité: “Hoy
os salvarán, ¿Pero y mañana?” Las mujeres tuvieron un minuto de refle-
xión hasta que se dieron cuenta de que iban a ser chantajeadas con fre-
cuencia. En ese instante, volví a decir: “¡No lo podemos permitir!” Y de
pronto, las mujeres se despertaron de un estado de letargo y empezaron a
coger lo que tenían a su alcance para golpear a esos hombres que quisieron
aprovecharse de la situación. Rápidamente consiguieron ponerlos todos en
el centro mientras nosotras nos colocamos de pie a su alrededor.
Para mi asombro, ya no eran personas, sino cuadros con fotografías
que se movían, algo así como las fotografías de los diarios que salían en
las películas de Harry Potter.
Entonces, los miré y dije: “¿Cuántas personas ha dañado este?” Mien-
tras señalaba el primero. Un montón de mujeres levantaron la mano. Y
yo dije: “¡Pues a romperlo!” Unas mujeres lo cogieron y lo tiraron al suelo
repetidas veces hasta que se rompió a pedacitos. Luego lo hicimos con el
segundo, con el tercero, con el cuarto… ya así hasta llegar al séptimo. Era
un hombre de tez oscura, él no tuvo tantos votos como los otros, además
otra mujer dijo: “En realidad, él se sintió presionado e hizo daño empujado
por los demás” Entonces pensé, a él no lo vamos a matar, será la muestra
de nuestra misericordia. Ya ha habido bastante destrucción, a partir de
ahora vamos hacer un mundo nuevo. Desde hoy mismo decimos basta de
mentiras, basta de chantajes, de miedos y de muertes. Vamos a crear un
lugar diferente para todos nosotros.
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Camino hacia el Origen
Después abrimos las verjas para que los hombres salieran de sus jaulas
y nos abrazamos emocionadamente por todo lo que acabábamos de vivir.
Poco después desperté en mi habitación muy conmovida por lo ocurrido.
Nunca antes había visto esa faceta de mí, era toda una luchadora, toda
una líder. Me costó muchos días rehacerme después de aquella experiencia.
Iba caminando por la ciudad mirando a todo el mundo pensando que
nadie era consciente de lo que se estaba cociendo en nuestro futuro, pero yo
lo sabía, lo había vivido.
Ese viaje fue uno de los más duros que tuvo desde entonces.
La recuperación de lo que había vivido fue lenta ya que impactó
plenamente en su corazón. Además, se dio cuenta de una cosa
que había dicho Ester en la visión anterior: “Mancharás tus
manos de sangre pequeña, salvarás muchas guerras, pero esto
no te parecerá suficiente para borrar lo sucedido” ¿Serían esas
las personas que ella iba a matar? ¿Era ese su verdadero futuro?
¿Había alguna manera de cambiarlo? ¿Habría ocurrido en otro
plano de modo que no fuera necesario revivirlo en la Tierra?
Esas eran algunas de las preguntas que corrían en su mente día
y noche, mientras el resto de la humanidad seguía su día a día
sin ni siquiera darse cuenta.
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CAPÍTULO 37: REGRESO A S AT U R N O
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Camino hacia el Origen
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CAPÍTULO 38: LÍDER ESPIRITUAL
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Camino hacia el Origen
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desmoronando los esquemas, se les está cayendo a pedazos la
vida, las parejas, los ideales, las pertenencias, las hipotecas... ¿Y
por qué? Porque nos estamos alineando con algo superior.
Todo lo viejo está cayendo, y lo nuevo brota de una fuente de
agua sagrada. Estamos mudando la piel de la superficialidad,
para brillar con nuestro nuevo traje de amor incondicional,
equilibrio interior y felicidad inmaterial.
Gran cantidad de personas tiene unas ganas inmensas de
transmutar y de alienarse con el gran cambio. Eso tiene mucha
relación con el hecho de encontrar seres por el camino que ya
se hayan liberado de unas cuantas de las piedras de su mochila,
seres que ya hayan soltado al mar sus anclas hace tiempo, seres
que estén dispuestos a dedicar su vida a guiar a la humanidad.
Mis preguntas en aquel entonces eran: ¿Por qué no ser uno de
ellos? ¿Por qué no lanzarnos al vacío y entregarnos a lo desco-
nocido? Mi amiga empezaba a sentir una gran fuerza interior
que la llamaba y yo decidí seguirla también.
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Camino hacia el Origen
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recían estar a otro nivel, nunca formaban parte del grupo real-
mente. Siempre tenían que saber más, luchar más y, cómo no,
no podían rendirse nunca porque si lo hacían todos los demás
caían con ellos.
De pronto, Raquel sintió un escalofrío por todo el cuerpo.
¿Se habían vuelto locos? ¿Cómo iba hacer ella todo eso? Mi
amiga asumió que había trabajado duro para cambiar, pero no
se veía capaz de hacer lo que le estaban proponiendo, así que
sin dudar dijo: “Lo siento pero no, no lo voy hacer”.
Sus guías no se sorprendieron de su respuesta, pero no se
rindieron. Le dijeron que estuviera tranquila, que si no quería
hacerlo no pasaba nada, pero tenía que saber qué pasaría si no
lo hacía. Le dijeron que montones de personas vivirían su vida
sin rumbo, que necesitaban de alguien que les condujera por
el camino de la Iluminación, como muchos otros habían hecho
en su pasado. Cada época necesitaba líderes y esa era su fun-
ción, la función de su última vida. ¿Lo iba a desaprovechar?
¿Los iba a abandonar? ¿Iba a vivir tranquila sabiendo que ella
había bajado a la Tierra precisamente para guiar a la humanidad
hacia la paz y en el momento de la verdad se había echado atrás
sin ni siquiera intentarlo? Fueron muchas las preguntas sin res-
puesta que sus guías le hicieron llegar y no sólo eso, las imáge-
nes que complementaban esas palabras no paraban de brotar
en su cabeza. Raquel sintió que no podía dejar que otra persona
llevara a cabo su misión, ya que sabía que si ella decía que no,
otro humano la iba a remplazar. No podía dejar que otro ser
abordara su misión porque ella no tuvo el valor de enfrentarse
a su destino.
Así que con un poco de miedo les dijo a sus guías: “Por
favor no me abandonéis, enseñadme todo lo que tenga que
saber y ayudadme a hacer lo que tenga que hacer, pero de la
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Camino hacia el Origen
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Echando la vista atrás, Raquel y yo nos dimos cuenta de algo
un poco peculiar y es que sin darse cuenta en ninguno de los
casos, las dos grandes señales que Raquel recibió como grandes
portales luminosos, se dieron a finales de diciembre por la
noche. Uno fue el 29 de diciembre con la señal de las Cuatro
Lunas y, esta vez, fue el 30 de diciembre con la apertura de una
importante misión. ¿Implicaba esto algo más? Por ahora no lo
sabemos, pero tengo el presentimiento de que en nuestra ex-
periencia hay escondida otra pieza de este enorme puzle sin
acabar. Quién sabe si dentro de poco lo descubriremos, quién
sabe si tendrán que pasar unos años más.
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CAPÍTULO 39: EXPERIENCIAS ONÍRICAS
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Sueños lúcidos
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salto después de la toma de consciencia del sueño lúcido fue
ya más alto, salté cerca de dos metros del suelo. El siguiente ya
toqué el techo del pabellón deportivo, el tercero traspasé el
techo y vi que cerca había un río, el cuarto crucé el río aérea-
mente, y en el quinto me planté en medio del Universo.
Estaba rodeada del negro cielo del Cosmos. Todo estaba
lleno de estrellas y estaba suspendida en el aire. Allí conmigo
había un chico, que no era el discípulo de Jodorowsky, era otra
persona. Él tenía miedo porque estábamos suspendidos en el
aire. Cuando exteriorizó su miedo, por detrás de nuestras nucas
oímos una voz grave. Era una “voz en off ” que nos tranquilizó
y nos dijo que no nos podía pasar nada, que nos dejáramos lle-
var y voláramos un rato. Esto calmó al chico y así lo hicimos.
Acto seguido, empezamos a caer en el negro vacío. Era como
caer en un pozo sin fin. Recuerdo que miles de estrellas que-
daban atrás con la inercia del vuelo. ¡Fue increíble! Recuerdo
que estuvimos cayendo varios minutos, yo estaba disfrutando
como nunca. ¡Fue una experiencia que nunca olvidaré!
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Camino hacia el Origen
Sueños profundos
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mos unas vestimentas de color blanco y amarillo, y los negros
de color negro y rojo.
Estábamos todos juntos a punto de tirarnos una foto,
cuando nos juntamos todos, se creó algo muy parecido a un
círculo perfecto, que después se convirtió en un cilindro de luz.
A continuación, empezamos a hacer una danza entre blancos
y negros, aunque por momentos parecía más una pelea que no
una danza. La sensación que tenía en el sueño es que los blan-
cos éramos invencibles y los negros no nos podían herir.
Otro sueño que tuve con una temática parecida, fue uno
bastante fuerte. Estoy con otro amigo, aunque éste es de la
etapa de la Universidad, Marcos. Estamos ambos dentro de
unas cuevas luchando contra unos seres malos. Tienen forma
de humanoides pero no son humanos. Se ve claramente que
hay dos clanes, los buenos, que somos nosotros, y los malos
que son estos seres. Nos quieren aniquilar con unas varas de
luz roja y nosotros nos defendemos con unas varas de luz
verde. Además, en medio de la cueva había unos agujeros de
gusano, que si caías en ellos te desintegrabas, o pasabas a otro
plano. Yo sabía que no eran positivos. La batalla fue muy in-
tensa y en medio venían más grupos del clan de los buenos
para ayudarnos.
En la última secuencia del sueño, estamos armoniosamente
reunidos en la cima de una montaña. Alzamos al viento un
montón de banderas de colores y cantamos libremente.
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Camino hacia el Origen
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Todos y cada uno de los sueños que tenemos esconden un
mensaje para nosotros y es casi nuestra obligación saber inter-
pretarlos. Los sueños nos permiten conectar con otro eslabón
en nuestra evolución, un eslabón desconocido a simple vista y
que nos proporciona pistas encriptadas sobre nuestra realidad
interior. Por ahora parecen simples anécdotas, pero más ade-
lante entenderéis la importancia de poder recordarlos.
Sueños emocionales
Unos pocos días más tarde, soñé que mi abuelo estaba cru-
cificado. Sin embargo, aún estaba vivo y recuerdo estar ha-
blando con él tranquilamente.
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res muy vivos, sus rasgos muy orientales y tenía el pelo de color
negro azabache.
Cuando la mujer estaba cruzando el puente, me di cuenta
de que al lado había un inmenso mar, y justo al lado de las casas
del pueblo, un puerto descomunal. Las maderas de los muelles
eran oscuras y muy grandes. Acto seguido, miré delante de mí
y desde la lejanía divisé una serie de campos. Este fue el acon-
tecimiento que más me llamó la atención. En todos y cada uno
de los campos había símbolos gigantes grabados en ellos que
se extendían hasta el horizonte.
Miré otra vez detrás y me vi sentada con un amigo de la in-
fancia, Oriol. Ambos estábamos sentados en unos muros altí-
simos, y veíamos acontecer la gran catástrofe desde un lugar
seguro. Asimismo, se oía una “voz en off ” diciéndonos que
esta no era la primera vez que le ocurría esto al pueblo y que
este suceso estaba grabado a su destino.
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Camino hacia el Origen
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cómo. A partir de ese instante, yo guiaba la pequeña orquesta.
Cuando oía la melodía, hubo un segundo en el que mi atención
se dispersó y perdí el control de los sonidos, y al cabo de una
milésima de segundo, se oyó un ruido en la habitación y me le-
vanté estremecida. No sé muy bien qué pasó aquella noche,
pero fue algo para recordar.
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PA RT E 7
EL REGALO DE LA
EXISTENCIA
CAPÍTULO 40: LA ALINEACIÓN CON EL
PROPÓSITO EXISTENCIAL
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Camino hacia el Origen
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nevada. La despedida fue muy hermosa, hicimos una cena
dónde estaban todos y cada uno de los amigos hechos en Paris,
fue un bonito “adiós”, o más bien, un bonito “hasta la vista”.
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Camino hacia el Origen
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y fue gracias a que dejó hablar a su corazón, que sintió que
aquello era lo correcto y lo que ella quería realmente.
También quiero añadir que en mi caso, el hecho de que vol-
viera finalmente a Girona fue también por una razón muy con-
creta y no por mero azar.
Cuando volví, me instalé en el “Centre Tao”, centro de te-
rapias alternativas. Se trataba de una masía en el campo que al
mismo tiempo era un centro de medicina natural.
Antes de marcharme a Paris me invitaron a formar parte del
proyecto, aunque debido a mi partida, postergué la decisión.
No obstante, a la vuelta me estaban esperando. Hasta el mo-
mento ha sido uno de los regalos más bonitos de mi destino,
agradezco el poder estar en ese lugar todos y cada uno de los
días de mi vida. Y como podéis comprobar no es cuestión de
azar que tanto a Raquel como a mí, en un momento concreto
de nuestras vidas nos propusieran empezar una nueva activi-
dad, reto o proyecto directamente relacionado con lo que siem-
pre habíamos anhelado profundamente hacer, ayudar a la
humanidad.
Ella desde un plano más sutil, canalizando información que
más tarde sería transmitida y, posteriormente, como veréis más
adelante, también sanando otras personas. En mi caso, empecé
a formar parte del proyecto del “Centre Tao”, en el cual orga-
nizamos charlas, talleres, clases, acontecimientos y todo tipo
de terapias naturales durante todo el año.
Asimismo, y cerrando este capítulo, sólo quisiera subrayar
que los pasos para alinearnos con nuestro propósito están
siempre al alcance de nuestra percepción. Se basan única y fun-
damentalmente en crear un espacio libre para que la mente no
intervenga y, posteriormente, en escuchar qué nos tiene que
decir nuestro corazón.
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Camino hacia el Origen
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CAPÍTULO 41: EL YO SUPERIOR Y UN
SUEÑO INTRIGANTE
Pocos segundos después de cerrar los ojos me encontré en una isla, pri-
mero disfruté del contacto del agua en mis pies. Después me dirigí hacia el
bosque dónde había una especie de circuito con una tirolina y empecé a
andar por él. Cuando llegué al final, antes de bajar por un palo vertical
321
Camino hacia el Origen
parecido al de los bomberos, oí una “voz en off ” que me dijo: “Este camino
que acabas de hacer no es un camino solitario, sí que lo has realizado tú,
pero has estado acompañada en todo momento por animales, por árboles,
por todo tipo de vegetales y animales rodeados por sus auras. Sabemos que
la misión de guía es grande, pero no es solitaria aunque a ti te lo pueda
parecer, siempre vas a estar acompañada por todo aquello que desees, por
todo aquello que necesites, por todos los que te quieran acompañar.”
Después bajé por el cilindro y me encontré con un montón de gente co-
miendo. No me lo podía creer ¡Eran los Atlantes! ¡Estaban en su nueva
tierra! (no sé si recordáis que en el capítulo 14 los Atlantes trascienden el
plano dónde estaban y se van a otro).
Estaban todos comiendo muy felices. Entonces, entre risas y alegría,
me dijeron que mi maestro me estaba esperando en el horizonte. Así que
me fui andando hacia él por encima del agua y empezamos a hablar. Él
podía ver lo que yo podía hacer y me felicitó por la elección de querer ser
una buena líder. Estuvimos hablando largo y tendido y terminamos dán-
donos infinitas gracias.
Cuando volví con los demás Atlantes, en el momento de la despedida,
me dijeron que se encontraban en la quinta dimensión, muy cercanos a la
Tierra, y que desde ahí nos estaban ayudando a realizar el Gran Cambio.
Les di las gracias y, finalmente, nos despedimos y volví a mi habitación.
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Un nuevo año estaba a punto de desplegarse ante nosotras.
La cuenta atrás hacia el 2012 era cada día más tangible. Ya fal-
taba menos para entrar en este año tan lleno de connotaciones
mágicas y transmutadoras.
Este año tan esperado por tantas personas, este año que casi
acariciábamos con nuestras ganas de ver dar un giro revelador
en el rumbo de la humanidad.
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Camino hacia el Origen
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mable de conocimientos, aprendizaje y continuo trabajo en
equipo. Como ya os he dicho antes, un sueño hecho realidad.
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CAPÍTULO 42: UNA CANALIZACIÓN
REGENERADORA
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Camino hacia el Origen
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Sobre otros consejos que le comentaron a Raquel, había un
par que siguió a raja tabla. El primero fue el de decir “sí a
todo”. De esta forma se lanzó al vacío de la incertidumbre.
Empezó a dejar de controlar las situaciones y adaptarse a lo
que el Universo le tenía guardado a cada vuelta de la esquina
de su camino. Aprendió cosas nuevas, le pasaron acontecimien-
tos insospechados y, cómo no, aprendió a disfrutarlos sin pre-
siones, solo con libertad, sólo con una mágica sonrisa. Y ésta
era la otra lección: mi amiga dejó de enfurecerse tanto por los
acontecimientos que no le salían como estaban planeados, dejó
de frustrarse tanto y empezó a disfrutar la vida sin ataduras.
Alumbrando en su rostro una bonita y constante sonrisa.
Fue en aquellos tiempos cuando mi amiga, con sólo 22 años,
descubrió qué era en realidad ser feliz.
Me acuerdo que lo decía con plena seguridad: “Ahora sé qué
es ser feliz, voy a procurar extender mi sensación durante todo
el día. Este será ahora mi gran propósito.” Y así lo hizo, le costó
un esfuerzo enorme, pero por fin, lo consiguió. Consiguió lle-
var la felicidad a su cotidianidad, a su presente y, cómo no, a
su verdadero Camino.
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CAPÍTULO 43: LLEGÓ LA FRUSTRACIÓN
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Camino hacia el Origen
Uno de sus sueños fue que iba en un autobús con sus com-
pañeros del instituto, entre ellos, yo. Raquel observaba como
hacía siempre por la ventana del autobús mientras sus amigos
decían tonterías en los otros asientos. De pronto, Raquel se
percató de que la geografía europea había cambiado. España
estaba dividida en 2 partes por el océano y Francia entre otros
países del norte, ya no tenían el mismo perfil, eran más estre-
chos. En aquel momento, Raquel pensó: “Los mayas tenían
razón, la Tierra ha cambiado, y mucho. Ya estamos en otro
mundo.”
Luego, el autobús se paró en la montaña, para que los alum-
nos pudieran desayunar. Raquel se apeó y se dirigió a una pe-
queña ermita para ir al baño cuando se percató de que una
habitación cercana a éste estaba llena de piedras y cartas del
tarot.
Pensó que ahí había alguien que creía también en sus cosas.
Después, cuando abrió la puerta del baño, ¡Allí estaba! La
fuerza más oscura que jamás había sentido. Raquel se asustó
viendo aquel ser tan terrorífico, de pronto pensó que tenía que
hacer algo. Envió un rayo de luz enorme al baño, cerró la
puerta y salió corriendo de aquel lugar volviendo con sus ami-
gos.
En el sueño posterior, salía un amigo suyo de la infancia lla-
mado Andreu. Sus vidas se habían separado hacía ya un tiempo
y no había sabido más de él. Pues aquel día soñó con él y ¿a
que no adivináis en qué día nos encontrábamos? ¡Pues ese día
era San Andreu! ¿Increíble, verdad?
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No sé si os habréis dado cuenta, pero dos de los sueños que
os he contado que tuvo Raquel estaban relacionados con el
baño. Raquel no entendía que significaba aquello, pero lo soñó
muchas veces, ella creía que era porqué era cercana la hora de
levantarse y tenía la vejiga llena, pero no era ese el caso. Su sub-
consciente le estaba avisando de una enfermedad que pronto
iba a padecer.
Unos días después, Raquel sufrió un dolor muy fuerte y el
médico que le atendió le dijo que sin lugar a dudas estaba pa-
deciendo una infección de orina.
Adelantándome un poco a los hechos, ella sufrió esta enfer-
medad de forma periódica al largo de todo el año 2011 y tam-
bién de parte del 2012, pero con menor incidencia.
Fue para ella un shock enorme, ya que su saber era a la vez
su salvación y su maldición. Raquel, a través de sus guías des-
cubrió que esa enfermedad estaba relacionada con el desequi-
librio de su autoestima. Ella ya había trabajado mucho para
sanarse, ¿Qué había pasado? ¿Por qué la enfermedad se le apa-
recía precisamente ahora que las cosas empezaban a ir bien?
Como podréis ver, eran preguntas sin respuesta a corto
plazo. Pero poco a poco empezó a entender. Comprendió que
si lo tenía que superar en aquel instante era, precisamente, por-
que en aquel momento era más fuerte que antes, porque de su
interior tenía que renacer la sanación.
Toni también le avisó que hasta unos dos años más tarde
sentiría los efectos de su terapia. Le dijo que no terminaba con
las supuestas seis sesiones, así que Raquel relacionó su enfer-
medad con la recuperación de su equilibrio.
Asimismo, aquel año aprendió a sanarse a sí misma a través
de la imposición de las manos, porque ante todo, no tenía nada
más a lo que agarrase. Los médicos le decían que no tenía so-
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Camino hacia el Origen
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asumió que todo lo que le ocurría era real y formaba parte de
su labor aquí, así que tenía que aceptar su destino y, cómo no,
a su ser. A su gran ser en fase de expansión.
Fue duro para ella, no hay duda, pero cuando la veo contar
su experiencia, me doy cuenta de que no la cambiaría por nada.
Desde aquel momento ha crecido un montón, pudiendo dar
ánimos a las personas más cercanas que se encuentran en prue-
bas similares. Fue para ella no sólo una gran prueba, sino una
gran conexión con sus guías, ya que se sustentó solo de sus
consejos, de sus ánimos, siendo ellos el único pilar capaz de le-
vantarla.
Se podría decir que sus guías salvaron, guiaron y enrique-
cieron el corazón de mi amiga hasta el punto de convertirla en
una persona que no tiene nada que ver con la joven adolescente
que yo había conocido. Además de brindarle el mejor regalo
que nunca antes nadie le había dado, la oportunidad de sanar
con todas sus fuerzas su corazón dañado, convirtiéndolo en,
ni más ni menos, una resplandeciente luz dorada.
Fue precisamente por este motivo, por el que yo decidí con-
geniar un poco más con Hariel. Anhelaba la unión que había
renacido entre Raquel y sus guías. Aquello era verdaderamente
amor incondicional y yo aspiraba tenerlo algún día.
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CAPÍTULO 44: LA CORONACIÓN DE LA REINA
DE LEMURIA Y LA DEFENSA PERSONAL
Llegué a una isla muy grande. Y me puse a jugar dentro del agua con
un grupo de delfines y ballenas muy cariñosos. ¡Fue increíble! Dimos in-
cluso la vuelta a toda la isla. Desde que fui a Sirio me siento muy a gusto
con estos seres y no quería desaprovechar la oportunidad de estar con ellos.
Cuando terminé, fui a dar la vuelta a toda la isla, esta vez en tierra firme.
Por el camino se acercó un chico y le pregunté quién era. Me sonrió y
me dijo “¿No me reconoces?”, Para variar, ¡La dichosa preguntita! Como
si yo lo tuviera que saber todo. Entonces, yo le respondí: “Uhm... no”.
En vistas de que yo no tenía ni idea, el chico me responde: “¡Soy Alvar
y estás en Lemuria!” y entonces me dijo: “¡Ven, que te lo enseño!” La
verdad es que sí que se parecía un poco a mi amigo.
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Camino hacia el Origen
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De pronto, nos topamos con tres amigos más de mi plano, juntos for-
maban un grupo de cuatro guerreros de la luz. A ellos los reconocí en se-
guida, tenían un rostro parecido, aunque su luz interior era mucho más
brillante, más pura y hermosa. Los miré y pensé en la suerte que había
tenido de que me hubiesen acompañado en cada una de mis vidas, siempre
aguardando, siempre enseñando y, cómo no, siempre extendiendo la luz
más allá de dónde iban pasando sus encarnaciones.
Los cuatro chicos estaban fuertes y llevaban unas vestimentas un tanto
extrañas. Para que os hagáis una idea, llevaban puesto algo parecido a
una mezcla entre un dios griego, Tarzán y Robin Hood. Aunque la pri-
mera impresión fue de risa, tengo que decir que les quedaba bien y en aquel
momento sí que tenían un aspecto parecido a un guerrero de la luz. Los
chicos que me faltaban por nombrar eran Marc, Albert y Nick (el her-
mano pequeño de Marc). Era la primera vez que veía a este último en un
viaje astral, pero yo ya sabía que formaba parte del clan de los guerreros
y que su verdadero origen era Plutón, aunque él lo desconocía, por el mo-
mento.
Después de saludarnos y de hablar un poco, nos dirigimos al centro de
Lemuria, dónde se encontraba la plaza mayor y el palacio real. Justo en
ese lugar fue donde conocí a mi madre, mi madre lemuriana. Era una
mujer rubia, con el pelo largo y liso, sus ojos eran de un color grisáceo y
llevaba una corona dorada con cristales rojos, verdes, blancos y amarillos
de esencia muy sutil en su cabeza. Tenía una presencia muy serena y amo-
rosa. Llevaba además, un vestido largo con velos blancos y plateados.
Presentándose, me dijo que era mi madre y que se alegraba mucho de
verme. De pronto, sentí que todo lo que me estaba diciendo era verdad y
la abracé con fuerza recordando el dulce amor de una madre. Fue entonces,
cuando comprendí que yo era la hija de la reina lemuriana.
Mi madre me mostró el palacio y las vistas que se podían ver desde la
gran torre. Después bajamos a la plaza mayor. Tengo que decir que el
“palacio” del que yo hablo no se parece a lo que nosotros entendemos como
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Camino hacia el Origen
un palacio. Era un edificio moderno, con formas ovaladas y con unos bal-
cones grandes parecidos a terrazas. Estaba todo perfectamente equilibrado
y organizado en un feng shui armónico.
Al bajar a la plaza me di cuenta de que estaba llena de lemurianos,
así que me coloqué en una esquina, para no molestar.
Por lo que había entendido, ya que llegué cuando ya habían empezado,
estaban haciendo algo así como un cambio de gobierno. Mi madre estaba
en un pódium hablando a su pueblo del nuevo cambio. Entonces, mi madre
me miró y me dijo: “Ven pequeña”. Al principio me quedé un poco cor-
tada, pero pensé que quería que no me perdiese nada de aquel aconteci-
miento tan importante para ellos. Así que me acerqué al pódium y me
coloqué a su lado. Me fijé en el montón de personas que estaban allí. Todas
parecían un poco exaltadas y emocionadas por el gran acontecimiento.
De pronto, mi madre me miró y me dijo: “Pequeña Lhumi, mi camino
como reina termina aquí.” Después, apareció de repente una luz solar
muy potente que se posó a mi lado, transformándose en un león hermoso.
¡Era mi padre! Aunque su imagen era la de un león, su presencia era la
que yo sentí cuando fui al Sol. Era él, mi padre galáctico, yo lo sabía.
Entonces, él dijo: “Ya ha llegado la hora de que mi hermosa esposa y
yo dejemos las responsabilidades de estas tierras en manos de nuestra ya
grande y querida hija. Mi pequeña, ya te estás haciendo mayor y nosotros
queremos dejarte este gran regalo para que lo vivas con todas tus fuerzas
y los lleves siempre en el corazón igual que hicimos tu madre y yo”. Y me
puso su corona en mi cabeza.
Tengo que decir que me quedé alucinada y petrificada. No sabía muy
bien lo que me estaba cayendo encima, pero poco a poco estaba volviendo
del estado de shock y mi conciencia me hizo ver que lo que estaba suce-
diendo allí era un tanto injusto.
Mi padre se despidió y volvió a convertirse en una luz dorada, regresó
al Sol y desapareció. Yo me alarmé un poco, pero me calmé, di un paso
hacia delante y les dije a los lemurianos que no podían elegir a un sucesor
340
de la corona por el mero hecho de ser el hijo del anterior. Así que les pro-
puse que lo más justo era que votásemos al nuevo rey o reina. Que todos
ellos eran posibles candidatos y que se podían votar a sí mismos si así lo
sentían. Así pues, todos escribieron en un papelito su decisión y lo pusieron
en la urna. La persona que tuviera más votos sería el próximo gober-
nante.
En ese momento, me sentí contenta de haber hecho un acto tan noble y
haber dado por primera vez la oportunidad a todos los lemurianos de ser
los futuros reyes.
Una vez todos hubieron puesto sus respectivos papelitos, empezamos a
leer lo que ponían las votaciones. Fui a la urna y extraje el primer papelito.
Estaba en blanco, así que pensé que quizás la decisión que había tomado
mi madre le parecía bien. Extraje otro, y también estaba en blanco, saqué
otro y también estaba en blanco. Le di la vuelta a la urna dejando caer
todos los papelitos dándome cuenta de que no había ningún papel que es-
tuviera escrito. Entonces pensé que no me habían entendido. Pero no era
así. Me habían entendido perfectamente, o al menos eso me había dicho
una mujer del pueblo.
Mi madre se acercó a mí y me dijo: “Mi pequeña, el pueblo ya ha ha-
blado. Han escogido al ser con la luz más blanca para que los guíe todos
los días que él desee. Ese ser mi pequeña, eres tú, ¿Comprendes?” De
pronto, sentí una enorme emoción, tan grande que casi me pongo a llorar.
Ahora lo entendía, por eso todos los papeles estaban en blanco.
Volví a ponerme otra vez la corona en mi cabeza, hice un movimiento
de afirmación con la cabeza y asumí mi nueva responsabilidad.
Les dije que yo sería la nueva reina lemuriana y que no les iba a de-
fraudar. De mi corazón salió entonces un pequeño destello, el destello del
nuevo rumbo, del nuevo destino, de mi nueva responsabilidad.
341
Camino hacia el Origen
Una vez tuvimos las pilas recargadas hablé un poco más con mis ami-
gos. Les pregunté cuál era su trabajo ahí y me dijeron que eran guerreros,
pero que no luchaban como yo creía, sino que simplemente protegían el in-
terior de Lemuria para que estuviese en armonía y libre de energías nega-
tivas. Me pareció algo realmente alucinante, eran como los protectores de
esa hermosa isla.
Poco después nos despedimos con un gran abrazo y Alvar me dijo que
su verdadero nombre era “Tim-Kara”. Me dijo que no me olvidara de de-
círselo al Alvar de mi plano cuando regresase, ya que esto le ayudaría a
despertar un poco más.
Poco después, vino mi guía y volví a mi habitación con el corazón lleno
de orgullo. Pasaron un par de días y desapareció la sensación de llevar mi
corona lemuriana, pero ellos siguieron largo tiempo en mi corazón. Todavía
están aquí, muy adentro.
342
temente en su ser. Raquel sabía que los lemurianos la habían
elegido por una razón, y ésa era la de ser el ser más puro de
entre ellos, así que lo asumió y se prometió a sí misma que los
iba a engrandecer como nación, que no los iba a defraudar.
Pasaron los días y sentía que tenía que volver a ayudar, pero
sus guías le dijeron que no hacía falta, que era su otra “yo” (la
Raquel del otro plano) la que se encargaba de todo, ella sólo
había estado presente en el acontecimiento, pero era otra parte
de ella la que iba a seguir allí velando por sus grandes amigos.
Eso la calmó y pensó que ahora sólo tendría que cuidar de sus
amigos presentes en su verdadero plano.
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Camino hacia el Origen
344
Y Raquel así lo hizo, además, varias veces mientras su maes-
tro cronometraba el tiempo que su alma tardaba en recorrer
todo el trayecto estipulado. Para que os deis cuenta de la velo-
cidad, Raquel tardó unos dos segundos y medio en dar cuatro
vueltas a la muralla. Siendo cada vez más rápida.
Y así siguieron realizando algunos entrenamientos más. La
verdad es que Raquel no volvió a tener un viaje como aquel,
pero tuvo otros parecidos, referidos a la superación de los mie-
dos del alma.
En aquel momento, desconocía el porqué de esas lecciones,
pero sabía que algún día todo se acabaría por esclarecer, así que
dejó de darle vueltas y siguió su vida como siempre. Ella sabía
que existía un capítulo de su vida sin cerrar, un capítulo todavía
latente en su corazón.
Aun así, intentó integrar poco a poco las lecciones de aquel
gran maestro.
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CAPÍTULO 45: ¡UNA GRAN IDEA !
347
Camino hacia el Origen
bel.
El primer día había mucha gente, si mal no recuerdo, éramos
aproximadamente unas veinte personas. Compartimos la cena
y también los conocimientos o aproximaciones a la meditación.
Después, expusimos un poco cual era nuestro interés respecto
a la temática espiritual. Había gente muy diferente, con intere-
ses distintos. Aunque este hecho no era ningún obstáculo, ya
que todos teníamos muy claro que estábamos ahí para cohe-
sionar todas estas percepciones del mundo, con el objetivo de
crear una realidad mejor y más equilibrada.
Asimismo, confluíamos gente muy diferente en un único
lugar, con un único objetivo, el de meditar y compartir nuestros
conocimientos acerca de los mundos más sutiles que estaban
implícitos en nuestra realidad ordinaria.
Fue curioso porque muchos no nos conocíamos entre nos-
otros y nunca nos habíamos visto. No obstante, conectamos
muy rápidamente.
Aquel primer encuentro fue una toma de contacto para con-
cretar también cómo realizaríamos los posteriores encuentros
y cuál sería el lugar. Adri (mi compañero de casa) y yo propu-
simos que los siguientes encuentros se podían realizar en el
“Centre Tao”, ya que disponíamos de una sala grande con par-
quet, ideal para este tipo de actividades.
Antes de terminar la noche, cada uno expuso lo que espe-
raba de aquel grupo y cuáles eran sus conocimientos o expec-
tativas respecto a la meditación. Una vez hubimos compartido
nuestras opiniones, cerramos el círculo con un bello acto: nos
cogimos todos de las manos y estuvimos con los ojos cerrados
breves minutos, fue increíblemente hermoso.
Éste fue sólo el inicio de una bonita actividad que a día de
hoy sigue funcionando. Acordamos llamar al grupo “Tiempo
de Cambio”, aunque al final fue substituido por el de “Medi-
348
tao”, ya que meditaríamos en el “Centre Tao”.
La segunda vez que quedamos, Raquel había hecho los de-
beres y nos trajo una canalización para todos nosotros, fue muy
bonita y conmovedora. Para ella también fue un gran reto, por-
que era la primera vez que hacía una canalización para alguien
externo a ella.
Aquella canalización fue un auténtico mensaje de aliento,
esperanza, confirmación y apoyo celestial para todos y se no-
taba en nuestros rostros, en nuestro corazón.
16/02/11
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Camino hacia el Origen
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guiente:
“Los números esconden algo, descúbrelo. Hay más cosas que me gus-
taría decirte, intenta oírme y se te revelará lo que queda”.
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CAPÍTULO 46: EL PA S A D O , EL KARMA
Y LAS BUENAS OBRAS
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quel recibió con los brazos abiertos, les dijo que estaba con
ellos y que hacía todo lo que podía para ayudar a su nación.
Pero a esos militares no les importaron las palabras de Raquel,
así que como hacían con los intrusos, mataron a todos los pre-
sentes en la casa menos a ella. A ella la violaron varias veces y
luego, después de quemar su casa, se marcharon triunfantes.
Como comprenderéis el odio y la repugna incomprensible
que sentía Raquel hacia los ingleses y todo lo que tenía que
ver con ellos empezaba a ser comprensible. Sabiendo que
aquello no era su presente y que lo pasado, pasado estaba, se
armó de valor y perdonó a los maltratadores, y a sí misma,
comprendiendo todo lo sucedido y cerrando ese capítulo para
siempre.
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Camino hacia el Origen
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Así pues, como ya os podéis imaginar, mientras todos man-
dábamos energía desde el “Centre Tao”, lugar donde nos en-
contrábamos, Raquel decidió irse a dar una vuelta a ver si podía
sanar las cosas desde allí.
Y mientras estaba en Japón, se encontró con un ser impre-
sionante. Era el Dios del Agua, o al menos así se presentó.
Le dio las gracias por toda la luz que le estábamos man-
dando, pero le dijo que no se preocupara por la Tierra. Ella es
muy sabia, un ser enorme capaz de superar esto y mucho más.
Le preguntó por los vertidos tóxicos, por el calentamiento glo-
bal… En fin, por los múltiples destrozos generados por los
humanos. Y a su sorpresa, le dijo que sólo le estábamos ha-
ciendo cosquillas a la Tierra. Que no nos preocupáramos. Que
intentáramos respetarla, que evitáramos la contaminación al
máximo, pero que todo estaba bien, todo sería reubicado
cuando llegara el momento.
Asimismo, Raquel regresó entre los presentes y contó lo vi-
vido. Se sorprendió bastante del mensaje del Dios del Agua,
aunque eso la tranquilizó. Pensó que aunque ella viese que la
destrucción humana era enorme, sabía que sólo era un puntito
negro en un ser luminoso, nuestra Tierra.
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CAPÍTULO 47: REGRESO A LEMURIA
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ésa pequeña no formaba parte de ningún vínculo familiar, sólo
de amistad. Así es, ¡Ésa pequeña también era Clara!
De pronto, mis amigas se dieron cuenta de que se conocían
desde hacía largo tiempo y que el destino las había vuelto a
unir. Pero aquello no quedaba allí, por parte de Clara, Raquel
también recibió un pequeño regalo y es que descubrió quién
era su abuelo lemuriano. Es decir, el padre de Clara. Su abuelo
era ni más ni menos que el maestro ascendido Melquisedec.
No instantáneamente, pero si después de darle vueltas al
asunto, Raquel recordó un viaje astral que hizo hacía ya un
tiempo. ¿Os acordáis que os conté un viaje que había tenido
mi amiga con un señor mayor que decía ser su abuelo (Viaje
de las tres misiones)? Pues Raquel conectó aquel viaje con el
de Lemuria, dándose cuenta que aquel hombre había sido su
abuelo en Lemuria y que era un gran maestro para los humanos
desde hacía mucho tiempo.
En aquel momento, mi amiga se sintió honrada y orgullosa
por haber recibido un mensaje tan importante para ella de
aquel ser y de haber descubierto que era, ni más ni menos, que
su abuelo lemuriano.
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Camino hacia el Origen
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cíamos a personas conocidas enfermas, o incluso haciendo re-
ferencia a la paz, al amor incondicional y a muchas otras cosas
que nosotros creyéramos oportunas.
Creábamos en el centro del círculo de meditación un altar
lleno de minerales, amuletos, incienso y velas para abrir un
canal crístico y para proteger el espacio donde nos encontrá-
bamos. Casi siempre había también en el centro cartas de dife-
rentes tipos. De ángeles, hadas, diosas, del tarot Zen de Osho...
De ellas escogíamos una al final de la meditación y recibíamos
un mensaje de nuestros maestros.
Después de compartir nuestras experiencias nos íbamos a
cenar. Esta era la segunda parte de aquellos encuentros. Al prin-
cipio siempre cenábamos caldo de verduras que preparaba el
mismo Centro, pero ya más adelante cada uno llevaría su fiam-
brera y haríamos una cena con comida compartida.
Esto era lo más divertido de todo. En este espacio que ha-
bíamos creado no sólo hablábamos de meditación, sino que
ahí entraban todos los temas que uno quisiese. Siempre acabá-
bamos hablando de cosas que nos inquietaban con respecto al
cambio de consciencia, nuevas terapias, nuevos personajes
anunciando algo interesante. Todo tenía cabida en aquellos mo-
mentos. Para todos creo que era un regalo el poder expresar li-
bremente todo lo que pensábamos al respecto, todo lo que
sentíamos con aquella inercia de cambios, todo lo que leíamos,
veíamos, percibíamos, etc.
Asimismo, fue de gran ayuda también, no sólo crear un es-
pacio para meditar, sino también otro para poder hablar de
todos estos temas, sintiéndonos apoyados los unos con los
otros. Allí nadie se sentía indiferente. Nadie se llevaba las
manos a la cabeza si hablabas de chakras o de duendes, de cuer-
pos etéreos o de ángeles. Nadie se burlaba de nadie porque
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Camino hacia el Origen
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eran las mismas o parecidas a las de los otros compañeros, iba
abriendo su corazón y ya no tenía miedo a expresar lo que
había sentido. Más bien al contrario, ella sabía que estaba apren-
diendo mucho y los demás también. Así que sin darse cuenta,
empezó a hablar de sus experiencias a personas que apenas co-
nocía, pero que le transmitían confianza y tranquilidad.
Así fue como poco a poco, y sin darse cuenta su círculo de
amigos fue creciendo y, en consecuencia, también su corazón.
Ese crecimiento interior y exterior le permitió a Raquel tener
más confianza en sí misma y poder así viajar aun más lejos,
analizar todos sus defectos y empezar a sanarlos y, cómo no,
empezar a enseñar todo lo que había aprendido hasta el mo-
mento sin dejar de lado las conexiones ya vividas, las presentes
y las que todavía faltaban por llegar.
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CAPÍTULO 48: EL CINTURÓN DE ORIÓN
Y LA CANALIZACIÓN REVELADORA
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Camino hacia el Origen
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pectiva, intentando no identificarme mucho con los sucesos
que bañaban mi vida durante aquellos meses. Saber que era un
ciclo de mi vida, una pequeña porción, me hacía sentir más li-
viana y no enfadarme con los acontecimientos.
Además, el hecho de vivir en el campo, también fue una
bombona de oxígeno considerable durante aquel medio año.
Desde muy pequeñita me han gustado las estrellas, pero había unas
en particular que me llamaban más la atención, las tres estrellas del cin-
turón de Orión. La noche anterior Cristina me llamó y me pidió que des-
cubriera su lugar de origen. No me lo podía creer, ¡ella era de Orión!
Eso me entusiasmó y cuando se lo dije a Cristina, casi se cae de la
silla. Ella sentía que así era y no pudimos esperar. Decidimos ir a las es-
trellas de Orión, más concretamente, a la primera (la de la izquierda).
Con el objetivo de visitar las otras más adelante. Tengo que decir que el
lugar de origen de Cristina era la estrella de más a la izquierda, fue por
aquel motivo que decidimos empezar por ahí.
Antes de decirte algo, llamé a Cristina para contarle lo vivido pero
aunque habíamos acordado viajar juntas, ella se había dormido y no re-
cordaba mucho. Sin embargo, cuando se lo conté, revivió en su interior
cada una de las experiencias.
Primero me concentré y pedí a mis guías que me llevaran hasta Cris-
tina. Una vez allí, la recogimos y nos fuimos en dirección a las estrellas.
Cuando aterrizamos en la primera estrella del cinturón, una niña nos re-
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Camino hacia el Origen
cibió. Tengo que decir que me sorprendió porque casi siempre eran jóvenes
o mayores los que nos recibían, siempre más grandes que yo. Esta vez, en
cambio, fue una niña la que nos estaba esperando. Tenía el pelo de un
color castaño claro, muy liso y largo y sus ojos era verdosos.
Esa niña nos mostró el interior de la estrella. Nos trajo a un lugar
que era como una sala de control con una bola enorme de fuego en el centro.
Nos contó que a partir de esa sala se dirigía la energía a unos generadores
(cristales puntiagudos también enormes) y de allí se expandía a toda su
ciudad. Ésa energía era limpia y eterna. Aquel comentario me fascinó y
me prometí a mí misma que cuando tuviera tiempo para centrarme sola-
mente en mis viajes, volvería al cinturón de Orión y les pediría más cosas
sobre esa energía. De alguna forma yo sentía que era eso lo que nuestra
Tierra necesitaba.
Después dimos vueltas por el centro de control. Yo en ese momento es-
taba alucinada por su avanzada tecnología y me encantó que nos lo hu-
biesen enseñado. En ese instante pensé que no era un lugar donde todo el
mundo estaba capacitado para ir y eso me agrandó el corazón. No desde
el Ego sino desde el orgullo de pensar que yo, después de tantos viajes re-
alizados había logrado entrar en un lugar privilegiado, con unos seres muy
avanzados que nos estaban brindando parte de su conocimiento.
Poco después, subimos a la superficie y me di cuenta de que se veía el
Universo. Fue algo maravilloso. En ese instante tan mágico, miré a la
niña de mi lado y le pregunté el motivo por el cual fue ella la que nos
estaba haciendo la “visita”. Ella sonrió y me dijo que había superado mi
prueba. De pronto, se transformó en un ser de unos 45 años ¡Me quedé
alucinada!
Me dijo que se llamaba Mem-Hata y rápidamente me contó lo que
había sucedido. Me dijo que en realidad ella era mayor, pero se había
transformado en una niña para que yo tuviera la oportunidad de aprender
de un niño. Me dijo que muchos de los mayores de la Tierra desprecian a
los niños. Desprecian su sabiduría sin ni siquiera atender a lo que les
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están intentando transmitir. Me contó que mi prueba era doble, por una
parte tenía que ser imparcial, no despreciar a una niña como guía, la tenía
que tratar con respeto sin dudar de su sabiduría sólo por su aspecto. Y me
dijo, que así lo había hecho. Aunque al principio me quedé sorprendida,
me dejé llevar por ella y la escuché como si de un gran maestro se tratara.
Y en segundo lugar, ya con su apariencia real, ella me transmitiría otro
mensaje. Me dijo que yo, aunque me sintiera mayor, no era un ser
“grande” en mi mundo. Tenía que aprender a respetar la duda de los ma-
yores hacia mí, pero siempre sin bajar la cabeza, porque ante todo, era un
ser sabio. De mi tendrían que aprender.
Me dijo que probablemente me encontraría con seres que no querrían
escucharme porque se creerían superiores a mí. “Eso mi niña se llama
Ego espiritual, algo de lo que tú careces, y me lo mostraste con acciones y
no con palabras. Es lo que más te honra como maestra” - me dijo Mem-
Hata.
Me dio las gracias por ser como era y me animó a no tirar la toalla ni
en los peores momentos de mi aprendizaje o de mis misiones. Me dijo que
sólo había un camino para cada ser, el de la verdad. Si yo sentía esa verdad
en mí no importaba que otras personas no lo vieran así. Yo tenía que se-
guir. Esa fuerza interior me llevaría a conocer otras verdades, otros mundos
y, cómo no, otro tipo de personas que sí desearían escucharme.
Sus palabras me llegaron a lo más profundo de mi corazón. Fue en
ese instante cuando sentí que mi camino no sería nada fácil, pero que si
yo confiaba en mí misma y en lo que me ofrecía el Universo, fuera lo que
fuera, obtendría todo lo que yo deseaba. Sólo así, conseguiría cumplir mi
único deseo, cumplir mis misiones desde el corazón.
Fue entonces cuando me contó que cada estrella estaba regida por uno
o varios elementos. Me contó que en la estrella donde nos encontrábamos
los elementos dominantes eran el fuego y el aire.
La estrella de más a la derecha estaba regida por el elemento tierra, de
igual fuerza que la unión entre el aire y el fuego. Y finalmente, en el centro
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La Canalización Reveladora (6 de Abril del 2011)
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CAPÍTULO 49: ISIS
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Raquel pasó unos días muy extraños, pero cada día se sentía
mejor, sentía en sí misma el espíritu egipcio, la presencia de Isis
le daba confianza y engrandecía su ser y su presencia por mo-
mentos. Además, sintió una gran atracción por todo lo que re-
presentaba Egipto. Casi creyó que se estaba obsesionando, pero
como lo sentía tan adentro, no veía que fuese algo malo, sino
que lo veía como el inicio de un nuevo ciclo que se estaba
abriendo ante ella.
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CAPÍTULO 50: EGIPTO
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dejar de trabajar a mediados de Junio. En pocas semanas vol-
vería a ser libre otra vez para decidir hacia dónde dirigiría mi
rumbo vital esta vez.
Tenía la certeza de que aquella vez no había sido como las
anteriores. Sabía que durante el último medio año había estado
ocupada y que en muchos momentos mi cuerpo físico estaba
en su límite. No obstante, mi percepción interna de la situación
era de calma y comprensión. Ayudó mucho el que estuviera vi-
viendo en el Centro Tao, ya que aquella burbuja tan preciada
era para mí un buen regazo dónde descansar cuando podía.
Además, también tenía unos compañeros de casa magníficos;
aquel año se creó un vínculo firme y estrecho entre todos nos-
otros.
Vivir en comunidad no era una tarea fácil, pero todos tra-
bajamos duramente para lanzar el proyecto del Centro adelante
con ganas, perseverancia e ilusión.
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CAPÍTULO 51: LA VIDA SINCRÓNICA
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Y eso sí, es muy importante que cuando te ocurre un hecho
sincrónico, te sientas agradecido por haberlo podido vivir. De
hecho, forma parte de una ley universal. Cuánto más agrade-
cido, más regalos recibes. Así que cuanto más agradecimiento
sientas hacia las conexiones que te brinda el Universo, más te
van a llegar.
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CAPÍTULO 52: GRACIAS
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Camino hacia el Origen
Por otra parte, nos gustaría dar las gracias a todas aquellas
personas que han confiado en nosotras y nos han apoyado in-
condicionalmente desde el principio. Han sido unos pilares fir-
mes para creer en nuestro proyecto y avanzar con confianza,
fe y apertura.
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A ti lector, gracias también por habernos elegido, no casual-
mente. Estamos seguras de que este libro te habrá despertado una
parte oculta, quizás más bien inexplorada de tu verdadero ser.
Encuéntranos en www.facebook.com/camino.origen
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Este libro se terminó de imprimir
en Sevilla durante el mes de diciembre de 2013