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2.1.

Competencias del Director


Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, en su
redacción dada por la Ley Orgánica 8/2013 para la Mejora de la
Calidad Educativa.

Para realizar esta actividad, he seleccionado la siguiente competencia del


artículo 132:

c) Ejercer la dirección pedagógica, promover la innovación educativa e


impulsar planes para la consecución de los objetivos del proyecto
educativo del centro.

Para analizar esta competencia voy a subdividirla en varios apartados.

-En primer lugar habla de “ejercer la dirección pedagógica”.


Indiscutiblemente un director o directora asume diferentes tipos de
direcciones, por así decirlo. Pero ¿a qué se está refiriendo con dirección
pedagógica? Bajo mi punto de vista se trata más bien de un liderazgo
pedagógico que trataría de lograr aprendizajes de calidad para todo el
alumnado a través de prácticas exitosas de todo el profesorado. La palabra
liderazgo parece que lleva intrínseco el concepto de éxito. Es posible que en
la redacción del artículo y de la ley no se tuviese en cuenta esta apreciación,
ya que esta palabra liderazgo es mucho más utilizada en términos
empresariales, de hecho hasta hace muy poco no se usaba en ámbitos
educativos. Sin embargo es muy posible que si en la actualidad se
actualizasen estas competencias la palabra liderazgo se sustituiría por la de
dirección. En cualquier caso, dirigir y liderar implica tener una serie de
cualidades que no todo el mundo posee. De ahí la importancia de contar con
directores y directoras que sepan gestionar la dirección de un claustro y
especialmente a nivel pedagógico.
Es frecuente asumir que el trabajo de dirección es excesivamente
burocrático. A pesar de ello no hay que olvidar la vertiente educativa/
pedagógica, saber encauzar los intereses de toda la comunidad educativa y
conseguir que se siga una linea pedagógica común, aunque en la mayoría de
los casos encontremos obstáculos de todo tipo, como por ejemplo profesores
y familias reticentes a asumir ciertas prácticas e incluso cambios.
-En segundo lugar se habla de “promover la innovación educativa”.
Esta labor resulta también muy, pero que muy complicada para un director o
directora. Promover no significa obligar por lo tanto estamos ante una
contradicción cuando en ocasiones nos encontramos con centros que
“obligan” a todo el claustro a poner en práctica determinados proyectos de
innovación que no dejan de ser una especie de lavado de cara o postureo
frente a la administración y el resto de la comunidad educativa. Son
proyectos de innovación que a veces también se realizan a cambio de puntos
en baremos de concurso de traslados o simplemente por no ser la nota
discordante en un claustro que asume obedientemente esos proyectos. Los
resultados son totalmente descafeinados y sin ningún valor educativo aunque
de cara a la galería son totalmente ciertos. Siento la crudeza de mi reflexión
pero es algo que por desgracia he vivido en diferentes centros.

Afortunadamente no siempre es así. Generalmente los proyectos de


innovación educativa surgen de un interés o una motivación de un pequeño
grupo de profesores. Esa es la verdadera innovación que los directores y
directoras deberían promover y la manera de hacerlo es básicamente
apoyando, no obstaculizando las experiencias, dejar a un lado rencillas
personales (desgraciadamente a veces esto dificulta la promoción de la
innovación) y sobre todo intentar contagiar al resto de profesorado para que
lleven a cabo el mismo u otro tipo de proyectos innovadores dentro de la
libertad que cada profesor tiene en su aula y adaptándolo siempre al
curriculum vigente.

-Para terminar voy a tratar el punto acerca de “impulsar planes para la


consecución de los objetivos del proyecto educativo del centro.”
El PEC es, sin lugar a dudas el documento base a través del cual deberían
girar todos los planes de actuación del centro. Hay centros que no disponen
de un PEC actualizado o ni siquiera lo tienen por ser de nueva construcción.
Es muy importante proporcionar este documento a todos los miembros del
claustro. La frase “la ignorancia de las leyes no excusa de su cumplimiento”
sería perfectamente aplicable en el ámbito educativo respecto al
conocimiento de los documentos del centro. Obviamente es dirección quién
debe proporcionar el PEC a los miembros del claustro y a partir de ahí ir
articulando todos los planes de los que dispone el centro. Generalmente
esos planes tiene que surgir a partir de los objetivos del centro. Por ejemplo
si uno de los objetivos tiene que ver con la coeducación, es lógico que
dirección impulse la creación de un plan de igualdad. El problema no es tanto
disponer de dichos planes e incluirlos dentro del PEC. La clave es, sin lugar
a dudas, asegurarse de que esos planes se están llevando a cabo en el
centro y eso no deja de ser una tarea complicada. La diversidad y cantidad
de planes que puede llegar a tener un centro educativo, especialmente en los
últimos años, puede ocasionar quebraderos de cabeza al profesorado para
ponerlos en práctica durante el curso escolar sin dejar de lado el currículum
oficial. Es ahí donde dirección debe incidir, coordinarse los equipos
didácticos, concretar qué actividades o actuaciones se van a llevar a cabo y
sobre todo evaluar a final de curso su cumplimiento, así como actualizar
periódicamente dichos planes. En definitiva, una tarea muy compleja.

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