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¿Son deshonestos los que tienen dinero?

Me pregunta un jovencito que está aquí esta tarde:


- Se me dijo toda la vida que si alguien tenía dinero, era deshonesto, poco honorable,
mezquino y despreciable.
-Mi amigo, esa es la razón por la cual usted no es rico: porque usted tiene tal idea de las
personas. El fundamento de su fe es falso. Tengo que decirle, clara y brevemente, pues esto
podría ser objeto de una discusión que ahora no tengo el tiempo de abordar: el 98% de los
hombres ricos de nuestro país, son honestos. Es por eso que ellos son ricos. Es porque son
honestos que a ellos se les puede confiar el dinero. Es porque son honestos, que ellos
fundan grandes empresas y encuentran personas dispuestas a trabajar para ellos.
Otro joven me dice:
- Escucho hablar de hombres que tienen dinero deshonestamente.
- Sí, claro, usted escucha hablar de eso, yo también. Pero en verdad son muy raros los
casos.
De hecho los trabajadores hablan de ello todo el tiempo, a tal punto que uno tiene la
impresión de que los ricos se han enriquecido deshonestamente.
- Mi amigo, lléveme si tiene un auto, al barrio donde vive la gente más rica de la ciudad,
allí donde aquellos que poseen esas mansiones con jardines de flores, artísticamente
construidas, y les mostraré que tienen el mejor carácter y las mejores empresas de la
ciudad. Usted sabe que es verdad.
Un hombre no es verdaderamente un hombre si no posee su propia casa, y aquellos que la
tienen son honorables, honestos, puros de corazón, siguen las leyes, economizas y son
prudentes, por tal razón tiene su casa.
- El hecho de que un hombre tenga dinero, incluso mucho, no es contradictorio con la
honestidad. Predicamos contra la avidez bien es cierto, y usted sabe que lo hacemos, clara y
frecuentemente, hablamos del lucro de tal forma que los cristianos tienen la impresión de
que cuando se es pobre es porque se es honesto. Y tal juicio es falso. Cuando se es pobre, es
simple y llanamente porque no se desea la vida y trabajar para lograr lo que se desea.

En una palabra, se tiene pereza a desear, y por lo tanto, se tiene pereza a vivir. Se vive de
cualquier manera. Otra cosa diferente es, entrar a engrosarlas filas de los consumidores.
Los consumidores son como bebés, consumen y consumen, no dan nada a cambio, no
crean, no inventan, no quieren la mina de diamantes que tienen: su propia sabiduría.

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