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La devoción y el éxito en los negocios tienen el mismo proceso

Tenga su almacén, incluso en Filadelfia. El problema es que en la época no había notado


usted que el principio que fundamenta la devoción es el mismo que esta a la base del éxito
en los negocios. El hombre que pretende que no puede transportar su religión a sus
negocios es un idiota en negocios, o esta en la vía del fracaso o es un ladrón. Esto es cierto,
si no traspone su religión en los negocios. Si hubiera tenido el almacén de mi padre desde
un punto de vista cristiano, desde el punto de vista de Dios, hubiera tenido una navaja para
el tercer hombre que llegó. Hubiera entonces hecho prueba de bondad a la vez que hubiese
recibido mi recompensa, la que era mi deber aceptar.

Hay algunos creyentes muy devotos que piensan que si se hace negocio se es impío. O al
contrario, es criminal vender artículos menos caros de lo que cuestan. No se tiene el
derecho de comerciar. No se puede confiar el dinero a un hombre incapaz de generar su
propio dinero. No se puede tener confianza en hombre que no es fiel ni a su familia, ni a su
mujer.

No se puede tener confianza en un hombre que no escucha su propio corazón, su propio


carácter, su propia vida. Era mi deber suministrar una navaja al tercer hombre, incluso al
segundo, venderle y hacer a ambos, a él ya mí, un beneficio. No tengo derecho a vender un
artículo ni aprovechándome del otro, ni permitiendo que el otro se aproveche de mí. A eso
no tengo derecho.

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