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Vaqueiro Montserrat PDF
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UNED Pontevedra, Directora CEP Altamira. mvaqueiro@pontevedra.uned.es; mvaqueiror@edu.xunta.es
El lenguaje juvenil ha sido analizado en los últimos años, pero no con la proliferación que
podría esperarse. Con el término lenguaje juvenil se designa un conjunto de rasgos
lingüísticos presentes en las manifestaciones lingüísticas de los jóvenes producidas de
forma oral o por escrito, como reflejo de lo oral En el estudio de las variables que influyen
en el uso de la lengua, el tema principal de investigación de la sociolingüística, la edad
se constituye en uno de los factores más relevantes. Sin embargo, a pesar de la
influencia del factor edad en el uso de la lengua y de que la comunidad de habla de los
adolescentes sea la más diferenciada respecto a otras, el lenguaje de los jóvenes ha
sido tratado de manera marginal porque, en primer lugar, la juventud no representa un
grupo de poder en la sociedad, pues es menor de edad y económicamente dependiente
y, en segundo lugar, los elementos característicos de su lenguaje cambian cada poco
tiempo. Pero el uso de las redes sociales, mayoritariamente por personas jóvenes, está
generando un nuevo lenguaje. Este lenguaje no solo lo emplearán los jóvenes, sino
también aquellos que quieran pasarse por estos o quieran mimetizarse y, de esta
manera, ejercerá su influjo en muy amplios sectores de edad. De ahí la conveniencia de
estudiar el lenguaje en las redes sociales.
Palabras clave: ciberdiscurso juvenil, redes sociales, heterografías, variantes
ortotipográficas.
En este sentido, las formas de lectura han variado tan vertiginosamente que, hoy en día,
existen recopiladores de contenidos de páginas web que permiten elegir entre múltiples
textos sin necesidad de visitar sus web. El nombre de este nuevo formato de datos es
RSS, el cual permite redistribuir el contenido de una página web hacia una cuenta
general semejante a la de un correo electrónico. El lector solo tiene que seleccionar en la
web de origen lo que quiere leer y dar una dirección de cuenta: periódicamente recibirá
en ella lo que se vaya publicando en aquella web, con sus modos, formatos y links
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exactos. Este procedimiento reduce la navegación en la red y ahorra tiempo, pero exige
tener todavía más conciencia sobre lo que se quiere leer. En general, los nativos se
sienten cómodos con el hipertexto, que concede mucha más libertad al lector, que puede
apropiarse y personalizar el texto de manera todavía más evidente. Los recursos que
ofrece el hipertexto se perciben como un potencial creativo y sugerente de signifi cados.
En cambio, los inmigrantes están acostumbrados a la prosa lineal, que empieza por la
primera página, termina por la última, y que ofrece una única dirección de lectura, con
significados e interpretaciones más cerrados o controlados.
Los documentos han dejado de ser esencialmente escritos, con unas tímidas y escasas
ilustraciones gráficas, en dibujo o fotografía en blanco y negro, para pasar a ser
discursos complejos que integran múltiples modos para construir y transmitir el
conocimiento, como la prosa, el habla, la imagen estática o en movimiento, la música,
etc. Una web, un blog, un videojuego o incluso una revista en papel son ejemplos
evidentes. Es lo que llamamos la multimodalidad.
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Si alguna vez se ha hablado del “fetichismo de la letra” (Rosenblat, 1971) a propósito del
prestigio de la lengua escrita sobre la oral, habría que reconocer el salto que las
modalidades de escritura presentes en la red están dando en el sentido de acercar la
forma escrita a la pronunciación. ¿Escribir como se pronuncia o pronunciar como se
escribe? Era la inquietud permanente a la hora de fijar la regulación ortográfica. La
“seducción de la imagen gráfica” ha imperado en los ámbitos académicos, pero no han
sido pocos los estudiosos, desde los primeros gramáticos, entre ellos Elio Antonio de
Nebrija y los escritores del Siglo de Oro de la
lengua española, hasta algunos autores actuales, que han subrayado la necesidad de
ajustar la grafía a la pronunciación, como puede verse en (Quilis, 1977):
“hay que señalar también esa misma intención fonológica en la misma ortografía, al
procurar que cada letra represente un sonido y lo refleje fielmente.Aquí está en nuestra
lengua el origen de una larga tradición que dotó al castellano de un sistema gráfico
eminentemente fonológico: “que la diversidad delas letras no esta enla diversidad dela
figura, sino enla diversidad dela pronunciacion” [Nebrija, citado por Quilis]”.
Para todos ellos, el ideal de la escritura ha consistido en que a cada signo gráfico le
corresponda un único sonido. Si bien cabe preguntarse: ¿Hacia dónde va la lengua?
Rosenblat anota: “La historia nos muestra que la lengua no es del todo el triunfo de la
corriente popular ni de la influencia culta, sino la integración, siempre inestable, de
ambas fuerzas. A ello se debe, en parte, que la lengua no sea nunca un sistema rígido y
cerrado”. La postura entre quienes pronostican “la muerte del lenguaje cuando la
tecnología nos rebase” y la de aquellos que fijan su atención en estos usos innovadores
presentes en el ciberlenguaje, representa un tira y afloja que puede ir para largo, toda
vez que en materia de evolución lingüística nadie ha dicho la última palabra.
recurre al mal uso del lenguaje cómo ha de ser que se nivele por lo bajo y se proponga la
ignorancia para todos. Por otra parte, cita al escritor y lingüista venezolano Luis Barrera
Linares cuando afirma: “Ni en la cotidianidad ajena al ciberespacio ni en la realidad
virtual hablamos mejor ni peor que nadie. … Quienes vivimos del lenguaje deberíamos
ser los mejores modelos en eso de utilizarlo adecuadamente, aunque para ello no basta
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con creer que lo hacemos bien y que son los otros quienes lo hacen mal”. Y agrega su
propio comentario:
“En esta cita notamos cómo se evita la dicotomía Ciberespacio / realidad (como si el
Ciberespacio no fuera una forma de realidad) y la oposición construida sobre el juicio
lingüístico mejor /peor o hablar mal /hablar bien. Por ello, hay que colocar las
responsabilidades sobre el uso de la lengua en quienes corresponde, en los ámbitos
adecuados a ello y no culpar a Internet como la fuente de todos los males. Es decir, la
postura como investigadores del lenguaje y la comunicación humana debería situarse en
el lugar del análisis y no del prejuicio para así construir conocimiento” (Palazzo, 2008)
Para determinar si existen cambios en el español debido al uso de los nuevos medios
digitales, Giammatteo y Albano (2009) presentan un análisis de las características de uno
de los géneros: los fotologs. “¿Oralidad escrita o escritura oralizada?” sería como la carta
de presentación de una tecnología, Internet, cuyo impacto en la civilización es
comparable al de la escritura en la antigüedad y a la invención de la imprenta en los
comienzos de la modernidad.
Este tipo de comunicación aparece dominado por el carácter electrónico del canal con
predominio de la función fática o de mero contacto, según la teoría del lingüista Roman
Jakobson. Por la rapidez y su carácter global algunos estudiosos hablan de aspectos no
consolidados y en transición. Pero todos coinciden en señalar que “se desarrolla en el
medio escrito, pero participa de ciertas características de la oralidad”. “En suma, con
grados diferentes según los distintos géneros, Internet ha hecho algo más que
transgredir los lábiles límites entre oralidad y escritura: ha dado origen a una hibridación
que comparte rasgos de los dos medios”.
Al tratar los géneros de la red establecen la precisión de que pese a que el ciberlenguaje
presenta ciertas características que lo diferencian de otros tipos de comunicación, no se
trata de un producto homogéneo sino más bien del resultado de la hibridación constante
que se da según la modalidad e intereses de los usuarios. Las autoras han seleccionado
el género de los fotologs cuyos productores (floggers) son en su mayoría adolescentes a
quienes interesa más el tipo de comunicación emotiva que propiamente informativa. Por
tanto, las estrategias comunicativas que eligen tienden a identificarlos como grupo.
La bibliografía que se ocupa de los géneros electrónicos coincide en que estos presentan
una ortografía y una ortotipografía distintas de los textos convencionales, Palazzo (2005)
la llama «antiortografía», y que esta forma de escribir no produce problemas de
comunicación al destinatario de los mensajes (los textos son coherentes y cohesionados
porque los destinatarios de los mensajes comparten las mismas competencias), Cassany
(2003), Domínguez Cuesta (2005), Laborda (2003; 2005), etc. Lejos de escandalizarse
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por las características propias de estos registros, Domínguez (2005) los considera
materiales actuales, accesibles, de lenguaje familiar, joven, moderno y cercano, con
múltiples posibilidades didácticas. Morala (2001), Domínguez (2005) y Araujo (2006),
entre otros, relacionan la ortografía de los chats y los SMS, y describen sus
características fundamentales
Martínez de Sousa (2004) establece una clara distinción entre faltas de ortografía
(también disgrafías o cacografías) y las heterografías. Las faltas de ortografía se
producen por ignorancia de las reglas que rigen la grafía del español; a pesar de las
limitaciones de esta definición, entendemos con claridad qué es una falta de ortografía.
Las heterografías son desviaciones intencionadas de la norma ortográfica que no se
producen por desconocimiento, sino por discrepancias ocasionales con la norma
académica. Por ejemplo, el uso sistemático de la tilde en palabras como el adverbio sólo,
los pronombres demostrativos, el monosílabo guión, etc., constituyen claras desviaciones
de la norma que se producen por desconocimiento de la regla ortográfica; pero pocos
hablantes cultos las consideran faltas de ortografía en la actualidad. Del mismo modo, la
utilización de determinadas convenciones ortográficas y ortotipográficas en algunos
géneros de textos electrónicos muestran una desviación intencionada de la norma que se
produce voluntariamente, no por desconocimiento; en consecuencia no constituyen faltas
de ortografía.
No hay duda de que en los textos electrónicos son frecuentísimas las faltas de ortografía
(igual que en los textos manuscritos e impresos); pero también son muy frecuentes las
heterografías, prácticamente inexistentes en los textos sobre papel.
De nuevo nos encontramos con tópicos relacionados con la ortografía muy arraigados
entre el profesorado de secundaria, pero que carecen de validez para la práctica
didáctica. Leer mucho y hacer muchos ejercicios es la solución para la mala ortografía en
la educación secundaria: un tópico que es cierto en muy pocos casos, por muy verosímil
que parezca. Los SMS y los chats están en el origen de muchas de las faltas que se
cometen en la educación secundaria: otro lugar común que habrá que comprobar en
cada caso. Más que un problema ortográfico, se trata de un problema de adecuación a
las distintas situaciones comunicativas similar al que se produce en aquellos hablantes
que utilizan en sus textos escritos rasgos coloquiales propios de la comunicación.
Consideraciones finales
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1. El ciberdiscurso juvenil forma parte de las prácticas culturales y, dentro de estas, las
discursivas, propias de la TIC en el contexto del ciberespacio en cuanto espacio social
practicado.
Finalmente, considero que la reflexión y estudio en torno a este tipo de temáticas requiere
de la transdisciplinariedad y de la puesta en contexto, y se sostiene en la idea de que
el ser joven se manifiesta, se construye y se legitima en el ciberdiscurso.
Bibliografía
Caldevilla Domínguez, D. (2010). Las Redes Sociales. Tipología, uso y consumo de las
Fernández, S. (2008). Redes sociales: fenómeno pasajero o reflejo del nuevo internauta.
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Gómez Torrego, L. (1995). El léxico en el español actual: uso y norma. Madrid: Arco
Libros.
Trea.
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