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JUSTICIA A MANOS PROPIA

La humanidad desde sus inicios se encuentra en una búsqueda constante de


justicia, pretendiendo definirla y aplicarla bajo diversos mecanismos, lo que
conllevó a crear instituciones, ordenamientos y disposiciones a fin de alcanzar el
objetivo de dar a cada quien lo que corresponde en derecho.

El Estado Colombiano se ubica dentro de los países con mayor índice de injusticia
que se traduce en impunidad y genera en los ciudadanos una percepción de
desconfianza e inseguridad respecto a la efectividad de las respuestas otorgadas
por las autoridades e instituciones que velan por la protección de la sociedad y el
enjuiciamiento de quienes entorpecen la sistematización jurídica, provocando el
sentimiento de ejercer justicia por mano propia en el ciudadano del común.

Los casos de justicia por mano propia en Colombia han sido noticia en los últimos
años y tienen el potencial de convertirse en una problemática social considerable.
¿Por qué una persona normal puede llegar a considerar que la solución a un delito
es cometer otro? La elevada percepción de impunidad y la desconfianza en las
instituciones conducen a los ciudadanos al hastío, la frustración y, finalmente, a la
ira, sentimiento que desencadenaría este tipo de reacciones.

La desconfianza en las instituciones relacionadas con justicia y seguridad puede


dar lugar a que la ciudadanía asuma responsabilidades legítimamente otorgadas
al Estado para la solución de los conflictos. Es decir, cuando las reglas formales
representadas por el derecho no logran estructurar completamente a la sociedad y
además no brindan solución a situaciones cotidianas, pueden aparecer actos de
justicia por mano propia que afecten la gobernabilidad en una ciudad.

Por seres sociales, existimos en referencia a la existencia de los demás. Siempre


estamos unidos al hacer, a elegir, a actuar en medio de la diversidad. En tanto
seres sociales compartimos proyectos colectivos y requerimos de normas de
convivencia que limiten nuestras acciones para apostarle al bien común pero en
Colombia se está atravesando por una crisis ética, de pérdida de valores, con
políticas de seguridad que siembran odio, desconfianza y prejuicios de unos
ciudadanos contra otros; que hacen ver un enemigo potencial o un atacante en
cualquier transeúnte o interlocutor que nos hace perder poco a poco los valores
principales y con ello la tergiversación de la moral.

Una de las mayores preocupaciones de los colombianos principalmente de la


ciudad de Bogotá es la violencia y la inseguridad. Donde según encuestas del
DANE, el 84% de los bogotanos se sienten inseguros, por otro lado, el 45% de las
víctimas de hurto no denuncian el hecho porque consideran que las autoridades
no hacen nada y, además, el 54 % piensa que puede ser objeto de un hecho
delictivo en los próximos 12 meses. De esta manera, la percepción generalizada
de inseguridad y desconfianza en las instituciones puede llevar a las personas a
tomar la justicia por su cuenta, prueba de ello es que el 74 % de los bogotanos
encuestados manifestaron que usarían la violencia en defensa propia; el 62 %,
para ayudar a su familia, y el 40 %, para defender propiedades o bienes.

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