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Wilmaris Solís

Grado 9b
Docente: Daniro Mercado

Modernización en Colombia: Puertos marítimos y fluviales, aeropuertos, el


comercio y las relaciones internacionales.

Colombia es una de las cuatro potencias secundarias de América del Sur, a la que
se suman Argentina, Chile y Venezuela. Dependiendo de cuál sea la capacidad
que se focalice en el análisis —el relativo poder militar o el peso económico, los
recursos naturales o institucionales, o la influencia ejercida a través del discurso—
los cuatro actores pueden posicionarse en un segundo lugar después de Brasil
dentro de la jerarquía regional de poder. Precisamente, América del Sur se
distingue de otras regiones en el mundo por la distribución relativamente
equilibrada de los recursos entre las potencias secundarias.
Desarrollo Histórico de los Puertos El comercio marítimo a través de la historia ha
representado un importante papel dentro del desarrollo económico de los países a
nivel mundial. Es por ello que la historia nos remonta a la práctica humana de
mercadear productos, el famoso trueque ancestral como medio de canje, cuyo
hábito milenario ha evolucionado hasta lo que hoy llamamos intercambio
comercial.
Al respecto Encinas (2017) señala: El puerto ha sido desde tiempos inmemoriales
un centro de comercio estratégico que puso en su momento a los Estados Nación
de la antigüedad como Fenicia, Grecia, Egipto, Roma, España, o China, en primer
plano. Su importancia fue motivo de disputas entre países, así como de unificación
en el movimiento de cargas y estas condiciones se mantienen hasta nuestros días.
Posiblemente los puertos empezaron siendo maravillas de la ingeniería, pero las
tareas de carga y descarga seguían haciéndose con la maquinaria más antigua, la
fuerza humana. Generalmente esas tareas eran hechas por las personas que
habitaban las diferentes costas; de allí que, los investigadores en el área infieren
que el desarrollo de la navegación contó, desde el principio, con determinados
lugares de la costa (bahía y ensenadas, así como desembocaduras de ríos) que
ofrecieron posibilidades de atranque y refugio seguro a las primitivas
embarcaciones.
Se conoce que los primeros grandes navegantes del Mediterráneo fueron los
cretenses, pero poco ha quedado hoy en día de sus infraestructuras portuarias.
Las primeras obras de este tipo de las que ese tiene constancia, 2000 años ante
de Cristo, se deben a egipcios y fenicios. Así, las primeras referencias
arqueológicas correspondientes a un puerto se han hallado junto a la isla de
Pharos, en Egipto, famosa especialmente por la torre iluminada que servía de guía
a los barcos y que ha dado nombre genérico a estas construcciones.
Este puerto fue construido bajo el reinado del faraón Serunset, destruido y
sepultado bajo las aguas posteriormente por un terremoto y reconstruido más
tarde por Alejandro Magno. Se dice que los obreros egipcios enterraban la
barcaza en la arena de la ribera del río, después utilizaban sogas y trineos para
arrastrar los obeliscos o monumentos y colocarlos sobre unas embarcaciones que
estaban cubiertas de arena. Después, se quitaba la arena para que pudiera salir la
embarcación a flote. De esta manera se embarcaban las cargas extra-
dimensionadas. Los fenicios, griegos, vikingos y polinesios hicieron amplio uso de
estos lugares privilegiados, tanto en su comercio y actos de piraterías, como en
sus migraciones. Los primeros no solo dotaron de faros a los puertos naturales
para favorecer la navegación nocturna, sino que fueron los iniciadores de la
construcción de puertos artificiales.
Así, en el siglo XIII a.C., los fenicios construyeron puertos de piedra en Tiro y
Sidon, con una técnica tan perfecta que aún persiste sus partes fundamentales. Si
bien la carga y descarga de la época primitiva no era algo resaltante, no puede
decirse lo mismo de la construcción de los puertos romanos, ya que eran
considerados como las puertas del imperio, época durante la cual se construyeron
grandes obras marítimas que no pudieron ser igualadas en los 1500 años
posteriores y de las que han quedado numerosos restos, algunos de los cuales
siguen en uso incluso hoy en día. Ejemplos de estas construcciones son los
puertos de Ostia (Roma), Centum Collae (Civitavechia), Massilia (Marsella), Leptis
Magna (Libia), … De este período han sobrevivido los primeros textos y tratados
que versan sobre construcción portuaria, como el de Vitrubio y allí empezó la
implementación de los barriles como el principal medio de almacenamiento, ya
que era por su forma de rueda facilitaba en parte su movilización. Pero, por más
perfecto que fuera, terminaba dependiendo de la mano de obra humana. Los
romanos también promovieron la construcción de faros a lo largo de las costas
mediterránea y atlántica, incluyendo los de Ostia, Boulogne (Francia), Dover
(Reino Unido), o el faro de Hércules (A Coruña), que en la actualidad sigue aún en
funcionamiento.
Los movimientos sociales: Los grupos artesanos y sus características. Las
primeras organizaciones obreras. Los movimientos campesinos y El
movimiento indígena.
La discusión sobre los movimientos sociales está asociada a la lucha de clases,
mencionada por Marshall, quien afirma que en el siglo XIX en Inglaterra “el
sufragio político no era uno de los derechos de ciudadanía. Era el privilegio de una
clase económica escogida, cuyos límites se ampliaban con cada nueva Reform
Act”1 . Los pertenecientes a las clases no elegidas, entonces, eran considerados
ciudadanos pero sin voz ni voto; protegidos por la denominada Ley de Pobres y
conculcados en su posibilidad de elegir ocupación o trabajo por el Statute of
Artificers isabelino, de un lado, que limitaba el acceso a ciertos oficios a
determinadas clases; y, de otro, por las reglamentaciones locales que reservaban
el empleo en una ciudad para sus habitantes, y también por considerar la
formación de aprendiz más como un instrumento de exclusión que de
pertenencia2 . Es decir, las clases económicas menos favorecidas se encontraban
con el reto de su propia condición, aunada a las condiciones del sistema.
Sus primeras formaciones se encuentran en las poblaciones mineras de finales del
siglo XIX. En la primera década del siglo XX encontramos una primera ola de
industrialización en varios países de la región que se sostuvo en gran parte con el
trabajo de inmigrantes europeos, particularmente españoles e italianos3 . Esta
nueva gente trajo consigo sus ideales, imaginarios y su experiencia de lucha
social, que pudo manifestarse en estas tierras a través de las inconformidades de
artesanos y otros trabajadores, que empezaron a expresarse a través de la
“huelga general revolucionaria a la cual se aproximaron hacia finales de 1910 —
después de la expansión industrial durante la I Guerra Mundial y la contracción
económica que le sucedió—”4 . Como sostiene Nieto Arteta5 , hacia 1850 eran ya
tan vigorosos los grupos sociales deseosos de extinguir y destruir la economía
colonial, que esa prepotencia obligó al Gobierno a inclinarse ante sus exigencias.
Esta afirmación se relaciona también con el estado de la economía colombiana
para la segunda mitad del siglo XX, marcada por la fuerte herencia de las
instituciones poscoloniales.
La Republica Liberal: El gobierno de Enrique Olaya Herrera. El primer
gobierno de Alfonso López Pumarejo. El segundo gobierno de López
Pumarejo y El gobierno de Alberto Lleras Camargo.
Seguro de sí mismo, el conservatismo se dividió entre dos candidatos: un general
y un poeta. Y los liberales decidieron tentar suerte con el nombre de Enrique
Olaya Herrera, que despertó un gigantesco respaldo popular completamente
inesperado, pues llevaba casi diez años ausente del país: nada menos que como
embajador en Washington de los sucesivos gobiernos conservadores. Olaya
desembarcó en Barranquilla y se vino río Magdalena arriba echando discursos
diluviales y dando vivas al gran Partido Liberal en cada puerto y en cada plaza de
pueblo hasta llegar a Bogotá. Y arrasó en las elecciones. Bajo la modorra de la
Hegemonía un crucial dato demográfico había cambiado: en treinta años se había
casi duplicado la población del país, y la proporción entre la rural y la urbana se
había transformado radicalmente. Lo cual, empujado por la crisis económica que
disparó el desempleo en las nacientes industrias citadinas y en las obras públicas
financiadas a debe con empréstitos extranjeros, desembocó en un vuelco
electoral: los conservadores perdieron votos en el campo y los liberales los
ganaron en las ciudades. Y tal vez por primera vez en la historia de la república
tuvieron estos las mayorías electorales legítimas, sin necesidad de recurrir al
fraude como en la época del Olimpo Radical.
Alfonso López Pumarejo fue un improbable líder revolucionario: era “un burgués
progresista”, como lo llamaría cuarenta años más tarde su hijo Alfonso López
Michelsen. Nieto de uno de los jefes de los artesanos de Bogotá durante la
dictadura de Melo a mediados del siglo XIX, hijo de un exportador de café y
banquero que a principios del XX llegó a ser uno de los colombianos más ricos de
su tiempo, y banquero quebrado él mismo y hombre de negocios que se dio a la
política cuando le fracasaron los negocios, como a todo el mundo en esos días de
la Gran Depresión. Su gobierno, hecho de jóvenes liberales de izquierda, llegó en
1934 proponiendo reformas radicales basadas en la intervención resuelta del
Estado, no sólo en lo político sino en lo económico y social. 
La restauración conservadora: El gobierno de Mariano Ospina Pérez y la
“Unión Nacional”. El final de la Republica Conservadora. La dictadura de
Rojas Pinilla
El asesinato del líder popular Jorge Eliécer Gaitán, en 1948, y el comienzo del
Frente Nacional, en 1957Los ensayos recogidos en este volumen, originados en el
trabajo colectivo de los miembros del Seminario de Pensamiento Colombiano,
abordan aspectos que no habían sido objeto de atención de los historiadores o
que merecían un nuevo tratamiento de acuerdo con los intereses intelectuales de
ahora. La variedad de temas y la diversidad de enfoques y puntos de vista
adoptados en los artículos que conforman el volumen provienen de las diferentes
disciplinas científicas de sus autores, pues el seminario es, por definición,
multidisciplinario, y está conformado por un grupo de investigadores que no se
propone una conclusión final de los problemas sobre los cuales tratan los ensayos
recogidos en el volumen.

Bibliografía
https://bibliotecanacional.gov.co/es-co/proyectos-digitales/historia-de-
colombia/libro/capitulo10.html
Dialnet-Movimiento Obrero Y Protesta Social En Colombia

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