Está en la página 1de 30

INSTITUTO CAMPECHANO

ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL

Protocolo
Mujeres privadas de su libertad que no
reciben visita de sus hijos dentro del
C.E.R.E.SO de Koben en San Francisco
de Campeche

QUE PARA OBTENER EL TITULO DE


LICENCIADO EN TRABAJO SOCIAL

PRESENTA
LAURA GPE CABRERA TZAB

HECELCHAKÁN, CAMP.20 ABRIL DE 2020


INSTITUTO CAMPECHANO
ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL

Protocolo de investigación
Mujeres privadas de su libertad que no
reciben visita de sus hijos dentro del
C.E.R.E.S.O de Kobén en San Francisco de
Campeche

QUE PARA OBTENER EL TITULO DE


LICENCIADO EN TRABAJO SOCIAL

PRESENTA
LAURA GPE CABRERA TZAB

HECELCHAKÁN, CAMP. 20 ABRIL DE 2020


CAPITULO 1- INTRODUCCIÓN

1.1 DELIMITACIÒN

Planteamiento de problema

Las mujeres que se encuentran privadas de su libertad dentro de los reclusorios


son quienes tienen menos contacto con sus familiares, pero notoriamente quienes
tienen hijos.

Un factor con bastante relevancia durante su estancia en prisión que realizan las
mujeres reclusas, es la falta de contacto familiar que suele ser fundamental en
este tipo de situación. Esto se da en el momento que la reclusa, al ser ingresada al
penal pierde contacto con sus familiares, pero uno de los mayores miedos y sobre
todo preocupación para ellas, es cuando son separadas de sus hijos, por lo que
rompen vínculos afectivos con ellos. por lo general se da a aquellas que son
madre de menores, ya que, en los reclusorios no es permitido el acceso, si no con
previa solicitud que dura poco más de 15 días en ser tramita y autorizada, esto
para quienes no cuentan con la mayoría de edad.

Al momento de entrar a la prisión las reclusas pierde ventajas de convivencia, y


con un factor respecto a las edades de las mujeres que se encuentran en un
contexto privativo de libertad es posible suponer que gran parte de la población
femenina reclusa tiene hijos/as que pueden encontrarse en etapa de adolescencia,
lo que puede facilitar la incorporación de dichos hijos/as a un eventual ciclo
delictivo, aumentando los riesgos de ingresar al sistema penitenciaria.

Los familiares por lo general toman las medidas necesarias, para que el hijo de las
reclusas pueda tener una vida digna y sobre todo una educación llena de valores
para con esto evitar cometan errores delictivos que puedan orillarlos en un futuro a
privarlos de su libertad.

Desde el momento en que las reclusas saben que están embarazadas los lazos
que empiezan a crear con el individuo son muy notorios por lo que empiezan a
entrar en un estado de reflexión en cuanto a su comportamiento y de cierta
manera pensar en cómo mejorar y brindarle bienestar al infante.
Conforme se va acercando la etapa del parto la reclusa siente nervios y solo
piensa en quedárselo o contar con el apoyo de algún familiar para que se haga
cargo durante el tiempo de estancia en prisión. En ocasiones muchas reclusas
entran en depresión por que se sienten incapaces de hacerse cargo del recién
nacido, suelen crearse vínculos emocionales de madre e hijo como naturalmente
se da por el llamado “instinto materno” durante el tiempo dicho. posterior, este
vínculo se ve afectado cuando da a luz y observa su realidad, entendiendo que no
es una vida digna que pueda ofrecer. Es por ello que algunas se ven afectadas y
entran en un cuadro de depresión, ansiedad o pánico ya que, en algunas
ocasiones estás pueden sentir como si su corazón fuera a estallar, o como si
perdieran el sentido de la vida. Esto va acompañada con pensamientos de que la
vida no tiene sentido y en ocasiones entrar en un cuadro de depresión severa, que
con el tiempo pudiera ir en aumento o disminución, ya sea el caso.

PREGUNTAS

 ¿Cómo es el vínculo familiar de las presas respecto con sus hijos?


 ¿Cuál es el impacto social, relacionado con los hijos de las reclusas?
 ¿Cómo se maneja el sistema penal, con las presas y sus hijos?
 ¿Qué consecuencias podría traer el mantener y crecer a los menores
dentro de los reclusorios con sus madres?
 ¿De qué manera se podría salvaguardar la educación y dignidad de los
menores de estas circunstancias?

OBJETIVO GENERAL

Analizar el vínculo que se establece entre la madre y, el hijo (a), en cuanto la


estancia de la reclusa en el cereso.
Contribuir al planteamiento de propuestas que mejoren las relaciones de madre e
hijos dentro de los centros penitenciarios bajo una perspectiva de género, en
especial para las madres solteras que se encuentran internas.CHECA ESTE
OBJETIVO

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

● Visibilizar las necesidades generales de las mujeres internas del


C.E.R.E.S.O de koben a través de información verídica

● Examinar el estado emocional de las presas.

● Analizar carácter educativo del sistema que se desarrolla en dicha en dicha


unidad y su grado de ajuste a las necesidades de las mujeres internas, asi
como el de sus hijos e hijas.

DELIMITACIÓN

Tiempo: Agosto 2020 – Enero 2021

Lugar: C.E.R.E.S.O de San Francisco Koben

El Universo de trabajo: Mujeres privadas de su libertad por faltas delictivas y la


relación con sus hijos.

JUSTIFICACIÓN .

El presente trabajo de investigación se realiza con el fin de conocer la manera en


que las reclusas llevan su vida dentro de una penitenciaria y de la forma en que
estas mujeres logran perder o mantener los lazos que han formado con sus hijos o
hijas, aparte de ocuparse de las tareas u obligaciones que se les señala dentro de
la institución.

De otra forma hacer conciencia del daño emocional que una mujer dentro de este
tipo de instituciones podría sufrir, sobre todo cuando es ingresada en compañía de
un ser ajeno a la culpa delictiva formándose dentro de ella.

La separación de sus familiares pudiera afectar gravemente tanto a ellas como a


sus hijos, ya que esto podría ser más evidente en los cuadros de depresión y
estados de ansiedad constantes que pudieran ir padeciendo en un lapso de
tiempo no tan prolongado. En la mayoría de los casos sus familiares más cercanos
conforme pasan los meses, los años, los dias, las dejan de visitar con frecuencia y
entran en un estado de vulnerabilidad y de marginación por parte de la sociedad y
de quienes alguna vez fueron señalados como familiares.

Por otra parte, las mujeres que adentro tengan hijos, estarán conviviendo con su
madre dentro del penal hasta cierta edad en la que nace una preocupación sobre
el futuro del menor, puesto que este tipo de lugares no han sido diseñados o no
cuentan con los espacios o simplemente el ambiente para crecer y educarlo no es
el indicado para el desarrollo de un menor.

Por lo tanto, el apego o desapego se va presentando como respuesta ante el


estímulo de conductas instintivas, depende tanto de conductas contextuales como
individuales. Quiroz Zulaica; Oquendo Jaramillo, (2017). Cita indirecta

El apego que se ira forma al momento de estar embarazada puesto que, en esta
condición, el lazo suele ser especial por el llamado “instinto materno”, con esto
provocando que no se sientan solas ya que dentro de ellas llevan un ser vivo. De
igual manera comienzan a visualizar el futuro y el bienestar del bebe, pero la
problemática que atraviesan algunos niños cuyas madres residen en alguna
prisión es que van normalizando el entorno y su crecimiento, conducta entre otras
cosas pudieran ser negativas, pero viéndolo de otra manera pudiera ser positiva,
ya que al estar dentro con recursos sumamente limitados ira creciendo con la
conciencia de ir valorando las pocas oportunidades que se le vaya presentando.

Por lo tanto, la realización de este trabajo es describir los detalles y la forma de


vida detrás de unas celdas y como se ve afectado el vínculo y el apego que se
forma entre el hijo y la madre.

CAPITULO II- MARCO TEORICO

2.1 mujeres y madres en los centros penitenciarios.

Los centros penitenciarios han de garantizar una buena atención a las


necesidades de las personas internas, siempre respetando los derechos humanos.
En el caso de las mujeres, se requieren de recursos y necesidades específicas, en
ocasiones asociadas al género y, en otros casos, relacionadas con el tipo de delito
cometido. Asimismo, la situación especial de las madres y menores que conviven
en los centros penitenciarios necesita de una atención y unos recursos específicos
para garantizar el bienestar de ambos.

Posteriormente se detallan estas características propias de las internas, así como


de las mujeres que viven la maternidad en prisión, y la situación específica de los
menores que conviven con sus madres en los centros penitenciarios.
Seguidamente, procedemos a explicar las intervenciones llevadas a cabo en el
contexto penitenciario con esta población, donde se destacan algunas de las
actuaciones realizadas, divididas en tres grandes grupos:

- El primero de ellos se centra en aquellas que dirigen su atención de forma


directa a las características, dificultades y demandas propias de la maternidad en
los centros penitenciarios.

- En el segundo apartado, se exponen las intervenciones centradas en sus


características y necesidades. Se incluyen en este apartado las medidas y
actuaciones alternativas llevadas a cabo por otros países para la población
femenina, poniendo especial atención a las intervenciones con las madres
realizadas para humanizar la estancia en prisión con los menores, o para paliar las
consecuencias de la separación familiar, en el caso de que no hayan accedido a
prisión con sus hijos o hijas.

- El tercer grupo abarca las intervenciones más enfocadas al ámbito


socioeducativo, en el cual muchas de ellas, a pesar de no trabajar de forma
específica la perspectiva de género, resultan especialmente relevantes para las
mujeres debido a su perfil social y delictivo.

2.1.1 características y tipos de necesidades específicas.

las cuestiones referentes a la educación emocional, las ligadas a la higiene y salud


femenina, tanto en los aspectos físico y biológicos como en el los psicológicos y lo
relacionado con el embarazo y la maternidad. Por ello, es importante que las
mujeres se encuentren bien atendidas bajo una intervención especializada en sus
necesidades ya que, además, en el caso de las madres, tendrá una repercusión
directa sobre su hijo o hija.

Aun con el paso de los años se mantienen intactas las atribuciones de las
funciones sociales que condenan a ambos sexos a realizar conductas
estereotipadas, sometiendo a juicio a aquellas personas cuyos actos trasgreden
las normas sociales y las esperadas según su sexo. Por ello, en el caso de las
mujeres, la prisión conlleva un proceso de estigmatización superior a la del
hombre.

Por ello, Carlen (2012) defiende la necesidad de formar al personal penitenciario


destinado a las unidades o prisiones femeninas acerca de las características
específicas de las mujeres. De este modo, los trabajadores y trabajadoras tendrían
las competencias adecuadas para comprender a las mujeres de un modo más
ajustado y actuar de forma más eficaz, ya que muchas de las circunstancias
detalladas anteriormente podrían preverse y trabajarse desde un primer momento,
facilitando así la adaptación de las mujeres al medio penitenciario en la mayor
medida posible.
Además, en el caso de las madres, esta formación cobra mayor importancia, ya
que, en muchas ocasiones, se tratará de madres primerizas que necesitarán del
apoyo de los profesionales. Aun en el caso de que las mujeres ya hayan sido
madres, el contexto anormalizado de la prisión requiere que las mujeres
dispongan de personal especializado que haya trabajado una perspectiva de
género y esté preparado para dar respuestas a las necesidades de las mujeres y
de la maternidad. De nuevo, la educación viene a ser reclamada para que los
aspectos de género no repercutan negativamente en las actuaciones con este
colectivo y en el bienestar del mismo, y se hace necesaria para que las propias
mujeres y madres puedan reconocerse mejor como personas y lograr así generar
alternativas de vida más satisfactorias para ellas mismas en armonía con el
bienestar general de la sociedad.

Otro aspecto que debe ser abordado es la separación familiar, que hace más
complicado el proceso de encarcelamiento para las mujeres. Los centros
penitenciarios suelen estar situados en las afueras de los núcleos urbanos,
dificultando las visitas de los familiares debido a su escasa accesibilidad. Además,
la probabilidad de estar alejadas de sus familiares es mayor para ellas debido al
menor número de prisiones femeninas o con unidades de madres, que potencia
los traslados, alejándolas de sus lazos familiares.

En la actualidad continúan vigentes doctrinas de las antiguas teorías tradicionales


que juzgan a la mujer por arriesgarse a ir a prisión aun poniendo en riesgo los
cuidados de su familia, confirmándose que ciertas ideas no han evolucionado
demasiado. En cambio, cuando se trata de un hombre, esta circunstancia no
adquiere un significado de abandono familiar, porque para la sociedad el cuidado
de los hijos e hijas ha de recaer sobre la madre.

Debido a estas circunstancias, la autoestima de las mujeres también se ve


afectada, ya que, tanto para ellas mismas como de cara a la sociedad, han
fracasado en su papel de madres y esposas, generando un auto concepto
negativo y percibiéndose como menos capaces y menos valiosas debido a la
culpabilidad, angustia e incertidumbre por todo aquello que deja fuera de prisión
.Por este motivo, las mujeres son más propensas que los hombres a sufrir
episodios depresivos y trastornos psicológicos y emocionales durante su estancia
en prisión, ya que, tanto la presión social como la autogenerada, inciden de forma
directa en el estado psicológico de las internas.

Otra diferencia patente en la vivencia del encarcelamiento entre hombres y


mujeres es, como ha sido señalado anteriormente, el reducido número de
prisiones exclusivas para mujeres en España. Esta circunstancia produce una
invisibilidad femenina en los centros penitenciarios, que unida a la menor
gravedad de los delitos cometidos, forja que se prioricen los recursos destinados a
los varones, dejando en un segundo plano las demandas femeninas. Con
frecuencia, las internas destinadas a las prisiones exclusivas de mujeres han de
alejarse de sus familias y de sus redes de apoyo, facilitando de este modo la
ruptura de los lazos familiares. Además, puesto que estas mujeres suelen
pertenecer a una clase socioeconómica baja, las familias no disponen de los
recursos necesarios para visitarlas asiduamente debido a que, con frecuencia, son
trasladadas fuera de las ciudades donde residían.

Analizando esta información, resulta incongruente que las mujeres, quienes


durante toda su socialización han sido educadas para cuidar y proteger su familia,
sufran un alejamiento tan brusco de su entorno. Por tanto, este factor podría
considerarse un castigo añadido al que ya conlleva el propio proceso de
encarcelamiento. Sin embargo, se trata de un problema de difícil solución. Debido
a que el número de hombres en prisión es notablemente superior al de mujeres,
resulta inviable la creación a gran escala de centros penitenciarios exclusivos para
ellas, ya que no sería rentable ni en términos económicos ni en lo referente a la
habitabilidad de dichos centros. No obstante, puesto que el número de prisiones
femeninas mexicanas en la actualidad es muy limitado, se trata de una cuestión
susceptible de ser estudiada y reconsiderada con la finalidad de, en la medida de
lo posible, incrementar estos establecimientos, previo estudio del escenario actual
penitenciario.
Además, en muchas ocasiones el comportamiento de estas mujeres es
incomprendido por algunos miembros de la familia que deciden no apoyarlas
durante este proceso, dando lugar a sentimientos de soledad y abandono. En el
caso de que continúen teniendo redes de apoyo, difícilmente la situación social de
la familia o de su entorno habrá mejorado, de modo que habrán retornado a un
contexto en el que continúa estando en situación de exclusión, siendo las
probabilidades de reincidir considerablemente elevadas. Esto supone descubrir
potencialidades y trabajar para desarrollarlas. Estas potencialidades tienen que
ver con cualidades para analizar, relacionarse, buscar soluciones, relaciones,
descubrirse capaz, esforzarse, etc. En definitiva, apreciar otros aspectos de la vida
diferentes.

2.1.2 maternidad en los centros penitenciarios

La situación de las madres que viven este proceso supone una circunstancia
específica dentro de los centros penitenciarios, pero no por ello debe ser
discriminatoria. En primer lugar, estas mujeres tienen que enfrentarse a la decisión
de entrar o no en prisión junto con su hijo o hija, en caso de que sus
circunstancias legales así lo permitan, o dejarlo a cargo de algún familiar, si lo
tuviera. En caso de que no sea posible, sus hijos se encontrarían bajo la tutela de
los Servicios Sociales Autonómicos, y serían ubicados en pisos tutelados o con
familias de acogida de forma temporal. En muchas ocasiones, las mujeres
ingresan en prisión embarazadas, pudiendo permanecer los menores en el
establecimiento penitenciario hasta los tres años de edad. En el caso de las
mujeres que deciden entrar en prisión junto con su hijo/a, el estigma social
continúa vigente, se podría decir que de manera doble

Haber tomado la decisión de “encarcelar” a su hijo o hija también es motivo de


condena social, siendo este último punto generador de un gran debate en la
sociedad, ya que el centro penitenciario no es concebido como el lugar más
adecuado para el desarrollo de un niño. En ocasiones, los menores “ingresan” en
prisión junto con su madre tras haber vivido parte de su vida en el contexto
familiar. En otras ocasiones, la madre entra en prisión embarazada, o queda
embarazada mientras cumple la condena y, por tanto, el menor no conoce otro
entorno distinto al de la prisión. De ahí la importancia de “normalizar” el entorno
penitenciario a través de nuevos diseños arquitectónicos y decorativos con
motivos infantiles.

La jurista Maíra Fernandes (Vigna, 2017), afirma que los menores son las
primeras víctimas de las prisiones, ya que, al menudo, las mujeres son
abandonadas por sus parejas, de las cuales dependían, al entrar en los centros
penitenciarios. Por tanto, son las madres, incluso dentro del establecimiento
penitenciario, quien ha de hacerse cargo de su hijo o hija.

Para las mujeres, el encarcelamiento tiene grandes consecuencias en la relación


materno-filial, ya que en muchas ocasiones son madres de menores que no
pueden entrar en el centro penitenciario con ellas debido a sus circunstancias
legales, o con motivo de que el menor supera la edad establecida para ello.
También puede darse la circunstancia de que la madre considere que la mejor
opción es dejarlos al cuidado de terceras personas fuera de prisión. En cualquier
caso esta separación produce una evidente “desestructuración y ruptura del
núcleo familiar” Siguiendo a esta autora, la relación con los hijos tiende a
deteriorarse, especialmente cuando se trata de condenas de larga duración, ya
que las visitas al centro penitenciario raras veces suelen realizarse de forma
regular. Además, existe una incertidumbre constante en las mujeres acerca del
bienestar de sus hijos durante su ausencia.

La elección de que el menor conviva en el centro penitenciario junto con su madre


también genera un gran malestar, tanto en las madres, debido a la acusada
estigmatización que sufren, como en la sociedad, con motivo del debate social que
se genera en torno a este tema. A pesar de que la legislación prima el bienestar
del menor, no queda claro si el pequeño puede desenvolverse con normalidad en
un contexto que puede inducirle importantes limitaciones.
A pesar de lo relevante y dramático de la situación, la bibliografía y los estudios
realizados en este ámbito son muy escasos. Las prisiones con módulos
específicos para madres tienen guarderías en las que los niños y niñas pasan las
mañanas con educadores y educadoras relacionándose con otros menores. Sin
embargo, las limitaciones infraestructurales o la falta de estímulos y de juguetes
educativos, sin mencionar el estado anímico o psicológico en el que se encuentra
la madre, hacen sembrar ciertas dudas.

mujeres como de los menores. Sin embargo, ante esta circunstancia especial, los
menores también tienen derecho a vivir en un contexto adecuado a las
necesidades propias de su edad, que les permita desarrollar sus capacidades en
su totalidad. Dicha situación no implica la separación de sus madres, sino asumir
estas circunstancias y crear espacios e intervenciones adecuadas a sus
características.

Tras analizar la realidad de este escenario, no parece ser un debate sencillo. Las
circunstancias obligan a las mujeres a elegir entre alejarse de sus hijos o hijas, o
convivir con ellos bajo una situación poco alentadora. Además, que la mayoría de
las Unidades de madres estén ubicadas en departamentos femeninos, que a su
vez forman parte de un adosado a macro cárceles donde se priorizan las
necesidades y demandas de los hombres, o ubicadas en espacios remodelados
para tal fin sin que su objetivo principal fuera este, no favorece que se pueda llevar
a cabo una buena atención a la maternidad en los centros penitenciarios. Por este
motivo, y para paliar las consecuencias de este escenario, se han llevado a cabo
medidas alternativas como la construcción de las Unidades Dependientes o las
Unidades Externas de Madres, que promueven un adecuado desarrollo del menor,
y de forma

indirecta, las madres se ven beneficiadas en aspectos referentes a su reinserción.

2.1.3 intervenciones centradas en sus características y necesidades.


Con la finalidad de paliar las consecuencias que conlleva la privación de libertad
para las mujeres y las madres, así como las posibles repercusiones que pueda
tener en los menores, se han llevado a cabo propuestas e intervenciones basadas
en las características específicas de las mujeres y madres internas en los centros
penitenciarios.

Las mujeres acceden con mayor facilidad a participar en tratamientos e


intervenciones. Además, al tratarse de un número más reducido de mujeres que
de varones, sería más sencillo llevar a cabo nuevas prácticas que podrían ser
extendidas al trabajo con los hombres.

1. Resolver las problemáticas socio-familiares que desencadenan el ingreso


en prisión: incluye la orientación e información de su situación legal, actualización
de la documentación personal y familiar, ofrecer acceso a ayudas y asesoramiento
que ofrecen los servicios sociales, acceso a las ayudas y asesoramiento en los
procedimientos de familia, iniciar una restauración de los vínculos familiares
deteriorados o rotos y potenciar redes de apoyo entre las compañeras de
internamiento.

2. Adquirir y trabajar las destrezas básicas que ayuden a ordenar su vida:


adquisición de hábitos de higiene, de salud y de alimentación, explicación de las
normas fundamentales de convivencia, el entrenamiento en las habilidades
básicas para el mantenimiento de una actividad regular y la adquisición de
destrezas motrices esenciales para el desarrollo de cualquier actividad.

3. Cubrir los niveles educativos esenciales, fundamentalmente los de


alfabetización y educación base.

4. Proporcionar una actividad laboral realizando un trabajo remunerado a


través de empresas externas.

5. Mejorar su independencia-autonomía personal: se trabaja la prevención del


maltrato, la promoción de hábitos saludables y atención a las drogodependencias,
e incluye diferentes programas dirigidos a las mujeres jóvenes, a las mujeres
mayores, mujeres con discapacidad física o psíquica, y además, se contempla el
desarrollo de la maternidad mediante la denominada “Escuela de madres”.

Como veremos en apartados posteriores, el acompañamiento es un proceso que


consideramos de gran valor en el transcurso de la reinserción, ya que en muchas
ocasiones las mujeres carecen de las habilidades necesarias para realizar
actividades diarias que requieren de una autonomía y unos conocimientos básicos
que ellas no poseen. Por tanto, es necesaria una figura que les de seguridad,
promueva su confianza y autonomía y las empodere para que sean capaces de
realizar de forma independiente actividades que les serán de utilidad en su día a
día.

2.2 Las adaptaciones en centros infantiles dentro de la institución penal .

2.2.1 Familia disfuncional

Primeramente, debemos definir a una familia disfuncional como aquella que, por
diversas razones, no tiene la capacidad de garantizar a sus hijos un entorno
adecuado donde pueda satisfacer las necesidades materiales, sociales o
afectivas, que necesitan los niños para crecer sanos y felices.

Ahora bien, disfuncional significa que funciona mal o a medias; en todo caso, no
hace lo que se espera. Si el término se aplica a la familia, entonces se entiende
que existe pero no atiende en cuanto a su esencia; a los cánones pre
establecidos.

La disfuncionalidad familiar se da como resultado de un proceso donde conductas


negativas hacen posible que esta se genere.

Entre esas conductas están las siguientes:

1. Problemas de vicios
Uno o alguno de los miembros del grupo familiar es adicto a las drogas o presenta
problemas de alcohol, con todo los problemas que esto acarrea.

2. Falta de comunicación

Cada quien anda en su mundo y no les interesa lo que sucede en el de los demás.

Los padres no hablan con sus hijos y esto no les manifiestan sus inquietudes o
necesidades emocionales, aunque sí las materiales.

3. Control excesivo

Uno o ambos progenitores llevan el control a niveles extremos, coartando inclusive


derechos básicos o exigiendo mucho más de lo razonablemente entendible.

4. Abusos en cualquiera de sus manifestaciones

Los abusos propician conductas rebeldes en los hijos que eventualmente pueden
llegar a ocasionar violencia, cuando uno o algunos de los abusados deciden
ponerle fin a la situación.

5. Ausencia de afecto familiar

Los miembros de la familia no se quieren o se inhiben de poner de manifiesto ese


afecto.

El problema con las familias disfuncionales, es que probablemente los hijos


también tendrán sus propias familias disfuncionales; de no tomarse a tiempo los
correctivos necesarios.

2.2.3 convivencia con el menor dentro del penal


De acuerdo con el Censo Nacional de Gobierno, Seguridad Pública y Sistema
Penitenciario Estatales 2015, en el año 2014 había 549 menores de 6 años
viviendo con su madre en los centros penitenciarios en el país.

• 247 niños tenían menos de un año, 126 un año, 94 niños tenían la edad de 2
años, 53 tenían 3 años, 16 cuatros años y 13 niños tenían cinco años.

• Ciudad de México, Veracruz, Guerrero, Tamaulipas, Estado de México y Chiapas


son las entidades con mayor cantidad de menores de 6 años viviendo con sus
madres en prisión.

• De acuerdo con el Informe de la CNDH sobre mujeres internas de 2015, en 10


centros de los estados de Baja California, Chiapas, Distrito Federal, Jalisco,
Nayarit, San Luis Potosí, Yucatán y Zacatecas, no se permite la estancia de
menores de edad con sus madres internas.

• La legislación nacional aplicable a los casos de niñas y niños que viven con sus
madres en prisión abarcan desde la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos hasta la Ley General de Niñas, Niños y Adolescentes y la Ley Nacional
de Ejecución Penal.

• La legislación local en la materia la constituyen leyes de ejecución de penas de


las entidades federativas (algunas aún vigentes) y reglamentos de centros
penitenciarios.

• Existen diferencias de la máxima de edad permitida para estar con madres en


prisión entre la Ley Nacional de Ejecución Penal y los reglamentos de centros
penitenciarios.

• Existen antecedentes jurisdiccionales que velan por el interés superior del menor
y por la separación gradual y paulatina del menor y su madre.

• La edad máxima permitida para que las niñas y niños estén con sus madres en
prisión es de 3 años de acuerdo con la Ley Nacional de Ejecución Penal (LNEP)
vigente desde junio de 2016.
• La LNEP contempla que los centros penitenciarios deben garantizar a los
menores: zonas para esparcimiento, una buena alimentación y servicios de salud
y de educación de acuerdo a su edad.

• En la LXIII Legislatura se han presentado un total de 7 iniciativas relacionadas


con el tema. http://bibliodigitalibd.senado.gob.mx/handle/123456789/1870

2.3 Los beneficios que le da la prisión en el afecto materno

En la mayoría de las ocasiones, las mujeres internas han tenido un acceso


limitado a la educación o este proceso se ha visto interrumpido, provocando una
serie de carencias y falta de aptitudes, habilidades o estrategias. La educación
potencia el desarrollo de unas cualidades necesarias para comprender el mundo y
responder adecuadamente ante él, oportunidad que no han tenido gran parte de
las mujeres presas, lo que conlleva deficiencias en varios aspectos del
pensamiento. Por este motivo, la finalidad de los centros penitenciarios debe
centrarse en eliminar estas carencias educativas y trabajar desde las capacidades
de las internas como vía para promover una reinserción social que resulte efectiva.

Entre los factores de riesgo que pesan sobre la población reclusa femenina,
inevitablemente han de analizarse aquellos que hacen referencia a al ámbito
educativo, entre los que destacan un abandono académico prematuro de las
mujeres, el acentuado fracaso escolar o el bajo nivel cultural de estas. Las
explicaciones de esta situación recaen en la necesidad de trabajar para aportar
dinero a la familia debido a la situación de precariedad económica que suele estar
presente en estos entornos; el deber de ayudar a sus madres en las tareas
domésticas, especialmente en contextos patriarcales donde las mujeres continúan
sufriendo una mayor discriminación y suelen tener menor acceso a los entornos
educativos; o demostrar un escaso interés por los estudios, motivado en muchas
ocasiones por la perspectiva de encontrar un trabajo que permita su
independencia económica
La educación, en concreto la educación social, debe generar en las personas
procesos reflexivos que promuevan un cambio en la construcción y atribución de
los significados que se otorgan a determinados hechos y circunstancias, es decir,
a la interpretación que se hace de los mismo Cuando un acontecimiento externo a
la persona le afecta de tal forma que consigue cambiar su percepción del mundo,
esa persona ha experimentado un cambio en el significado de su entorno y de sus
circunstancias, debido a que las personas somos permeables y, por tanto,
susceptibles de acceder al cambio y de sufrir transformaciones en nuestras
vivencias personales

2.3.1 El derecho a la integridad

El reconocimiento de la subjetividad internacional del individuo a partir de la


adopción de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas, en 1945, se
encuentra directamente vinculado con la internacionalización de los derechos
humanos. En su preámbulo, los Estados decidieron reafirmar la fe en “los
derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona
humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres…”, y por ello, se
incluyó como uno de los propósitos de la Organización de las Naciones Unidas
(ONU) “el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y a las
libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo,
idioma o religión (art. 1.3 Carta)”. Esto demuestra que estos derechos reflejan
valores comunes de la humanidad y como tal, deben ser protegidos y
desarrollados a los fines del mantenimiento de la paz, de conformidad con el
primer propósito de la or- ganización

(177) PINTo, MóNIcA, Temas de derechos humanos, Buenos Aires, Editores del
Puerto, 1997, 1ª ed.,

(178) GUTIERREz PossE, HoRTENSIA D.T., Guía para el conocimiento de los


Elementos de Derecho Internacional Público, Buenos Aires, La Ley, 2003, 1ª ed.,

2.3.2 El derecho a una vida digna


Los centros de reclusión para mujeres, sean exclusivos o mixtos, cometen una
serie de violaciones a los Derechos Humanos de las internas, que abarcan desde
hacinamiento, castigos de aislamiento, y nulas condiciones para que sus hijas e
hijos puedan crecer a su lado.

Así lo documentó la Comisión Nacional de Derechos Humanos en el “Informe


especial sobre el estado que guardan los Derechos Humanos de las mujeres
internas en centros de reclusión de la República Mexicana 2013”, que muestra las
condiciones en las que viven las mujeres privadas de su libertad, quienes
representan el 4.8 por ciento de la población encarcelada.

Actualmente, de los 418 centros de reclusión en el país, sólo 10 son exclusivos de


mujeres. En estos sitios específicos se alojan 4 mil 189 internas (35.9 por ciento),
y en los centros mixtos hay una población de 7 mil 712 presidiarias (64.8 por
ciento)

La privación de la libertad de la mujer con hijas e hijos no sólo la impacta a ella


sino que se hace extensiva a los mismos, sobre todo a los menores de edad (63.3
por ciento).

La convivencia de las y los niños con sus madres en la prisión es un derecho


contemplado en las Reglas Mínimas de Tratamiento del Delincuente de la ONU,
documento en el que se estipula, capítulo inicial, la obligatoriedad de la atención,
antes y después del parto de la interna, así como la instalación de guarderías para
la atención de las hijas e hijos que nazcan durante la reclusión de la madre, y para
las y los que vivan con ellas en los centros de reclusión.

La Ley de Normas Mínimas para Sentenciados y la mayoría de las leyes de


Ejecución de Sentencias de los estados no contemplan este tipo de
especificidades relativas a los requerimientos particulares de las mujeres y de sus
hijas e hijos menores de seis años.

La situación de todas aquellas niñas y niños cuyas madres ingresaron a prisión,


desde la perspectiva de los DH, resulta preocupante. La niña o el niño tiene
derecho a la convivencia familiar, a la lactancia materna, a recibir los cuidados de
ambos progenitores, a conocer su identidad, a su integridad física y psíquica, a
tener las condiciones necesarias para su desarrollo, a la educación y a la salud y
todos aquellos derechos que se contemplan en la Ley General de los Derechos de
la Niñas, Niños y Adolescentes.

Sin embargo, todos estos derechos se ven en riesgo de vulneración cuando la


madre es recluida en una institución incapaz de respetar sus propios derechos,
como mujer y como ser humano.

La problemática de las y los hijos de las mujeres reclusas incluye tanto su vida
cotidiana, cuando la madre ingresa a prisión y se queda con ella, como la que se
presenta cuando las familias sustitutas o las instituciones de asistencia social se
hacen cargo de las niñas o niños

El papel histórico de la mujer mexicana la ha colocado en una posición de extrema


exigencia: debe ser buena y existir en función de los demás. En ese contexto, la
identidad de la mujer queda diluida y sólo es valorada por su capacidad
reproductiva, de entrega y abnegación.

“Estas mujeres (las presas) han roto con el precepto de la mujer-madre-buena y,


por lo mismo, pareciera que a los ojos de los juzgadores oficiales (jueces,
autoridades del penal, encargados de los programas de readaptación social,
esposos, etcétera) y sociales (familia, Estado, Iglesia, escuela, etcétera) merecen
un mayor castigo, mismo que se advierte no sólo en el incremento de la pena en
comparación con la destinada a los hombres, sino además en las condiciones de
vida y en la ausencia de un programa diseñado para atender las necesidades
específicas de las mujeres en circunstancias de encierro. Se trata de mujeres
solas, solas y su circunstancia .

(1) Garantizando los Derechos Humanos de las mujeres en reclusión. PNUD-


Inmujeres 2006.

2.3.3 El derecho de la familia

Toda sociedad tiene aspectos que olvida e ignora, individuos que dejan de existir
para los mismos. El sistema penitenciario ha sido un tema aislado de la agenda
política. Las personas que viven en la sociedad desconocen cómo viven sus
reclusos. Las cárceles surgen como una medida humanista para castigar los
delitos cometidos en sociedad: su población era básicamente masculina. Con el
pasar del tiempo, las mujeres adquieren un mayor rol en la sociedad y entran al
sistema penitenciario. Este sistema requiere adaptarse a las condiciones de la
mujer, por ejemplo, a la maternidad. A partir de ello, nace un nuevo desafío para el
sistema penitenciario, que es crear una medida que garantice el principio del
interés superior del menor a los hijos de las reclusas.

Para analizar el sistema penitenciario es necesario recordar que las personas


privadas de su libertad no pierden su dignidad humana ni sus derechos; aunque
varios derechos estén restringidos, el derecho a la familia y la libre determinación
de la persona no son parte de aquel grupo. Por ello, en México es permitido que
las madres que cumplen una condena dentro del sistema penitenciario mantengan
bajo su cuidado a sus hijos por un periodo de cinco años once meses. Esta media
está creada para no discriminar las diversas formas de concebir a una familia,
para permitir que las mujeres mantengan la guardia y custodia de sus hijos sin
importar su situación jurídica, y para garantizar que los menores de edad
permanezcan con sus padres –aunque sea uno de ellos. De esta manera, el
Estado busca garantizar el derecho-deber que existe entre los padres y sus hijos,
aunque estén dentro de una cárcel.

Las madres de estos niños, es decir las reclusas, requieren de un trato especial
debido a que las cárceles surgen para el género masculino que no considera las
particularidades de la mujer.[1] Dentro de las recomendaciones internacionales se
encuentran las Reglas de las Naciones Unidas para el tratamiento de las reclusas
y medidas no privativas de la libertad para las mujeres delincuentes “Reglas de
Bangkok”. Estas reglas fueron creadas para otorgar lineamientos a los Estados
sobre el correcto tratamiento de las mujeres y sus hijos. Las Reglas de Bangkok
mencionan que las reclusas deben tener instalaciones apropiadas para ellas,
artículos necesarios para satisfacer sus necesidades de higiene personal,
servicios de atención médica y acceso a una alimentación apropiada. Además,
como punto principal debe existir una perspectiva de género para poder garantizar
los derechos a las mujeres y evitar tratos indebidos. Respecto a los niños, las
reglas establecen que su permanencia en la cárcel debe estar sujeta al interés
superior del menor; en el caso de que el niño permanezca con su madre es
necesario garantizarle una buena alimentación, servicios de salud, espacios
especiales para estar con su madre, entre otras cosas.

Los niños son un grupo vulnerable por su falta de madurez física y mental, ellos
requieren de una mayor protección y cuidados especiales para poder desarrollarse
sanamente. Todas las medidas y acciones entorno a los niños deben guiarse bajo
el principio del interés superior del menor. Dicho principio es considerado como
una norma en blanco que carece de criterios establecidos. En este sentido, el
principio del interés superior del menor es un principio sujeto a las interpretaciones
de los valores culturales y sociales que decidan los jueces.[2] En la jurisdicción
mexicana, la Suprema Corte de Justicia de la Nación se ha pronunciado al
respecto y lo ha definido como un concepto triple al ser: “un derecho sustantivo; un
principio jurídico interpretativo fundamental; y una norma de procedimiento”.[3] La
Corte busca establecer que el principio del interés superior del menor considere a
los niños en aspectos relevantes para su vida como lo es la educación, la salud, la
personalidad, el entorno familiar, la protección personal y las condiciones
referentes a su vida como individuo. Con ello, dicho principio es casuístico y está
sujeto a las particularidades de cada niño.

CAPITULO II. MARCO TEÓRICO

El impacto familiar de las personas privadas a su libertad se busca comprender


por medio de teorías definir cada uno de los conceptos, para comprender y del
mismo modo analizar lo que consiste el impacto familiar, la reinserción social, la
reinserción familiar relacionadas a las personas que están dentro la institución
penal. Por lo siguiente los beneficios que se dan las cárceles, a que tienen
derecho hasta cumplir con su condena.

2.3 3 Los beneficios que le da la prisión en el afecto materno

Hay varias estructuras para mejorar el bienestar de los niños y niñas donde
encontramos caracterizadas en Unidades dependientes, que son pequeños
hogares para internas en régimen de semi libertad; las Unidades de madres
registrados como módulos en el interior de los centros penitenciarios separados
del resto; las Escuelas infantiles que se llevan a cabo por especialistas que se
encargan de la programación educativa y lúdica de los menores; los Módulos
familiares donde se comparte con la pareja si también está en prisión la educación
de los hijos y por último, las Unidades externas de madres donde tienen como
objetivo crear un ambiente adecuado para los niños y niñas para su desarrollo
emocional y educativo así como para favorecer la re-inserción social de la madres.
(Cuenca,2020, p.11)

Los beneficios que dan las instituciones penales, es para mejorar la estancia de
las reclusas que son privadas a su libertad. Que las que consta con sus hijos que
conviven se siente bien, que a pesar de estar adentro de la cárcel de igual manera
tiene derecho a convivir con sus pequeños. Tenga una vida de calidad que el
desarrollo y el crecimiento del menor sea estable.

Por lo tanto, las madres puedan cumplir con sus obligaciones, que mientras ellas
estén trabajando o haciendo limpieza que les ponga. Se sienta seguras que sus
hijos están en buenas condiciones.

Aunque la maternidad en algunos casos no son las adecuadas como quisiera,


pero se puede mencionar que puedan crear lazos maternos, de igual manera les
dan la opción de darles en adopción o entregarle algún familiar. Que ellas tienen
derecho de decidir y ser libres en cuanto en el menor.

2.3.1 El derecho a la integridad

Ferrusca (2017) menciona, “El derecho a la integridad persona, la libertad religiosa


y el debido proceso— no sólo no tiene justificación fundada en la privación de la
libertad, sino que también está prohibida por el derecho internacional. Dichos
derechos deben ser efectivamente respetados y garantizados como los de
cualquier persona sometida a privación de la libertad.”(p.7)

Trata de que toda reclusa tiene derecho a hacer libre que no debe ser sometida a
tortura, algún tipo de violencia. Que el su bienestar dentro la estancia debe ser
segura en cualquier momento. En la etapa de embarazo es donde la deben de
tener más cuidado, no poder en riesgo la vida del bebé.

2.3.2 El derecho a una vida digna

Tiene derecho a que tenga una vida a pesar de que estén privada a su libertad, de
recibir un buen trato por parte del personal de la institución como de sus
compañeros, de que no violen ninguno de sus derechos.
De que sus familiares reciban un buen servicio por las autoridades al momento de
irlas a visitar, de que no abusen de su poder para tratarlas mal.

Que los hijos de las reclusas tengan derecho de tener igual una vida digna, y
tenga derecho a convivir con sus bebés les puedan dar la lactancia materna, a
recibir los cuidados de ambos progenitores, a conocer su identidad, a su integridad
física y psíquica, a tener las condiciones necesarias para su desarrollo, a la
educación y a la salud.

De que no sean discriminados por su color, etnia, sexo o delito que tenga un trato
justo y necesario.

Se entiende por una vida digna el hecho de llevar una existencia con las
necesidades básicas cubiertas y en unas condiciones laborales y humanas con un
mínimo nivel de bienestar.

2.3.3 El derecho de la familia

El Derecho de Familia se refiere al conjunto de normas que regulan la institución


de la familia desde su perspectiva natural y social. El Derecho de Familia se
encuadra dentro del Derecho Civil y los principales aspectos que regulan son el
matrimonio, la filiación y la tutela de menores o incapacitados. A.A (s.f) Derecho
de la familia. Estado de México.

Las reclusas tienen derecho de que si tiene un hijo menor de 3 años pueden estar
con ellas, pero solo si las instalaciones sean adecuadas para estar con ellas. De
igual manera tiene derecho de que los familiares la vayan a ver y de tener citas
conyugales con su pareja. De tener permiso de salir cuando algún familiar se
encuentre enfermo o para ir a un funeral. También se puede mencionar que al
momento de ser trasladado a otra prisión se le debe de avisar a un familiar.

CAPITULO III. METODOLOGÌA


3.1 Tipo de investigación

3.2 Diseño de investigación

3.3 Tipo de enfoque

3.4 Tiempo

3.5 Selección de población

HIPOTESIS (HI)

El desprendimiento precoz entre el infante y la madre reclusa

El desprendimiento precoz entre el infante y la madre reclusa ocasiona


afectaciones en el desarrollo del vinvulo afectivo

Variables Definición Definición Indic Ítems Valores o código


conceptual operacional adore
s
Desprendi Es la relación de Es cuando la 0 a 3 ¿Qué emociones 1. CORAJE
miento ver a su hijo madre, se tiene años surge cuando
indefenso y pensar 2. TRISTE
precoz en que no estará que desprender llega la idea de la
preparado para de su pequeño a separación de 3. DESCEPCIONA
enfrentar el DA
una temprana sus hijos?
mundo, adoptando
así una conducta edad.
de sobreprotección
hacia el niño y
resistiéndose al
desprendimiento.
El
desprendimiento,
un temor común
que agobia a
algunas madres.
(2018, mayo 16).
Recuperado 20 de
abril de 2020, de
https://revistas.elh
eraldo.co/
Trastorno El trastorno por Son aquellas 3 a ¿Cuánto tiempo a) 5 o 10 minutos
de déficit déficit de atención, cuando se 10 les dedica a sus b) 15 min a 1 hrs.
con o sin
de hiperactividad encuentra en años hijos? c) 1 hrs o más
atención (TDAH) es un rasgo sin
trastorno de origen ¿Cuántas veces
atención de algún A. Una vez a la
neurobiológico que la visita su hijo?
se caracteriza por familiar, a una semana
déficit de atención, temprana edad. B. Dos o tres
impulsividad, y/o
hiperactividad veces a la
excesiva. semana
Trastorno por C. Una vez al mes
déficit de atención: o màs.
síntomas,
diagnóstico,
tratamiento. (s. f.).
Recuperado 20 de
abril de 2020, de
Trastorno por
déficit de atención:
síntomas,
diagnóstico,
tratamiento
Bibliografía
A., P. (2018). Privación De Libertad. Derecho Penal. Abogados LEGALIUM. . Recuperado el 14 de
Marzo de 2020, de https://www.publimetro.com.mx/mx/noticias/2018/05/09/el-88-de-
reclusas-en-mexico-es-mama-417-tiene-a-hijos-en-su-celda.html

El desprendimiento, un temor común que agobia a algunas madres. . (2018 Mayo 16). Recuperado
el 20 de Abril de 2020, de https://revistas.elheraldo.co/

M., A. (2020). El 88% De Reclusas En México Es Mamá; 417 Tiene A Hijos En Su Celda. Recuperado
el 14 de Marzo de 2020, de
URL:https://guiasjuridicas.wolterskluwer.es/Content/Documento.aspx?
params=H4sIAAAAAAAEAMtMSbF1jTAAAUMjYzMDtbLUouLM_DxbIwMDCwNzAwuQQGZa
pUt-ckhlQaptWmJOcSoAdhgLXTUAAAA=WKE

M., C. (2017 Marzo 29). Privación de Libertad. Derecho Penal. Abogados LEGALIUM. Recuperado el
27 de Marzo de 2020, de http://www.legalium.com/derecho-penal/privacion-de-libertad/

Rachel, k. (2014 octubre 14). La Reinserción familiar como Cumplimiento de los derechos humanos
del niño: Un estudio en el Hogar de niños Antonio Valdivieso en cuenca, ecuador.
Recuperado el 27 de Marzo de 2020, de
https://digitalcollections.sit.edu/isp_collection/1858/

Ser madre en prisión. . (s.f.). Recuperado el 27 de Marzo de 2020, de http://Dialnet-


LaAfectacionFamiliarPorLaPrivacionDeLibertad-5761583.pdf

Trastorno por déficit de atención: síntomas, diagnóstico, tratamiento. (s. f.). . (s.f.).

Trastorno por déficit de atención: síntomas, diagnóstico, tratamiento. (s. f.). Trastorno por déficit
de atención: síntomas, diagnóstico, tratamiento. (s.f.). Recuperado el 20 de Abril de 2020,
de https://www.trastornolimite.com/

z., Q. (2017). Maternidad Entre Reja. Medellin: Programa de Psicología. Recuperado el 09 de Mayo
de 2020, de https://repository.uniminuto.edu/bitstream/handle/10656/6035/Maternidad
%20entre%20rejas%20%2024-%2010%202017.pdf?sequence=1&isAllowed=y

También podría gustarte