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Cuarentena, dia ¿19?

Otro día más que el aislamiento social comienza a mellar el ánimo.


Los videos más diversos llegan por la acción y voluntad de gente sumergidas en el ocio
improductivo donde, al parecer, sólo saben vivir mediatizados por una pantalla. El confinamiento
del ostracismo, deteriora el intelecto, y comienza a aumentar la angustia y disparar – adrenalínica -
la ansiedad.
Memes, plaquitas, banners, audios y videos, todos ellos con mensajes que portan reflexiones
resentidas, culpabilistas, deseosas de aumentar la grieta, otras lisérgicas y esperanzadas. Un popurrí
de historias que recorren distancias entre la redención y el juicio final, tantas veces anunciada un
domingo a la mañana por nuestros amigos testigos de jehová.

Y, sí. El aislamiento produce estragos. Y aparece lo psicológico como novedad, y pululan como si
se tratara del descubrimiento de petróleo en el Parque Independencia, videos, recomendaciones. ¿Y
el arte? ¡Otra nueva piedra filosofal, luego de la dilución del fútbol como la sal en agua tibia. ¿Qué
sería de ese colectivo de hippies y drogadictos que entretienen hasta dimensiones estelares?. ¿La
saturación de arte se antepone al desquicio? Hasta teatro por internet te ofrecen. Disciplinas
intangibles que comienzan a cobrar preponderancia. Intangible en el sentido de la primer
valoración. “Papá, voy a estudiar psicología” le dije a mi padre que me miraba con los ojos
desorbitados, como si le confirmara que me convertiría a una secta fundamentalista y guerrillera
que se dedicaba a volar escuelas y hospitales en Medio Oriente. O el caso de que anunciás que vas a
estudiar música… ¿ajá, y de qué vas a trabajar? A esto me refiero cuando digo que NO son
valoradas, porque se banaliza la profesión y el oficio, y sin embargo hoy escucho a psiquiatras,
psicólogxs, con mensajes repletos de sentido común y otros no tanto ante el bombardeo de
información entre mórbida y necrológica.

Y algunos te dicen que ojo no pienses cuanto va durar esto ¿Cómo? Esto es como cuando vas a
correr, 5, 10, 21, 42 km. No la corres al mismo ritmo, entonces tenes que graduar, no empacharte
con películas como pato comiendo tripas y asaltar la heladera con voracidad de clase media
frustrada en su “no poder ser-hacer”. No señor. Eso es desbarrancar y tampoco la gran China
Zorrilla, que en “Esperando la Carroza” pregona “lo mejor es no pensar”. Eso es negar, y volvemos
a que la negación es uno de los grandes males de nuestra cultura.

Creo, profundamente, que este tiempo que nos toca y nos alcanza y nos envuelve de alguna manera,
es un tiempo Kairos, de oportunidades. Pero sin perder de vista el futuro, que nos vuelve humanos.
La noción consciente de futuro nos pertenece a nosotros, como especie humana. No nos
conformemos en un presente. El futuro es una dimensión que nos humaniza. Eso sí, el corto, el
mediano y el largo plazo empiezan ya.

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