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Hace algo más de un año pregunté al Di- en España (expuesto con motivo del homena-
rector de “Actualidad en Farmacología y Te- je tributado al Dr Juan Negrín en la ciudad de
rapéutica” sobre la oportunidad de publicar Las Palmas de Gran Canaria, en el que tuve
un breve reportaje sobre la vida y obra de Juan la oportunidad de participar), ni quiero tam-
Manuel de Gandarias y Bajón, catedrático de poco ser un intruso en un campo que corres-
Fisiología de la Universidad del País Vasco, ponde a otros colegas académicos. Sólo a efec-
fallecido unos meses antes. Ante la favorable tos de situar a mi personaje en su contexto, me
respuesta del Profesor García puse manos a la interesa decir, con Gallego, que entre los fisió-
obra, pero algunas dificultades personales me logos anteriores a la guerra civil y los poste-
han impedido terminarlo antes. riores a ella se produjo una solución de con-
tinuidad, esencialmente por razones políticas,
En primer lugar he de responder a dos pre- lo que hizo que la fisiología española hubiese
guntas obligadas: ¿por qué dedico este artícu- de renacer casi “de novo” a partir de los res-
lo al fisiólogo Gandarias?; ¿por qué lo hago yo, coldos dejados por los pioneros exiliados, pero
que soy farmacólogo? en cualquier caso, a partir de una remesa de
personajes nuevos, físicamente desconectados
En términos generales podemos aceptar de los primeros maestros. Gandarias, aunque
que un científico renombrado y sobrado de algo tardíamente, fue uno de los que recogió
méritos para ser recordado, como es el caso aquel testigo de los fisiólogos de la preguerra,
del Profesor Gandarias, puede motivar de por eso sí, sin seguir la línea hereditaria de escuela
sí esta semblanza biográfica. Además la farma- alguna, es más, ni siquiera estuvo en las proxi-
cología es una ciencia fisiológica lo que refor- midades de los grandes núcleos universitarios
zaría tal justificación. No obstante, tal vez la médicos de Madrid o Barcelona, lo que signi-
razón de mayor peso es de tipo personal: fui fica que era un personaje con gran fortaleza de
alumno de la primera promoción en que el ánimo, con ideas propias y con una personali-
Profesor Gandarias, recién ganada su cátedra, dad especial.
explicó Fisiología Especial en Salamanca du-
rante el curso 1960-1961; además, fui alumno El hombre
interno por oposición en su departamento; me
becó con dinero de su bolsillo a la Universidad Juan Manuel de Gandarias Bajón, nació
de Londres en 1964; y, años después, al poner en Piña de Esgueva, un pequeño pueblo si-
en marcha la Facultad de Medicina de Bilbao, tuado a 27 km de Valladolid, en 1923, pueblo
de la que fue nombrado Decano Comisario en en que su madre ejercía como maestra. Gan-
1971, me fichó junto al profesor Flórez, y pos- darias fue hijo póstumo, pues su padre, capi-
teriormente con el Profesor Segarra, para ini- tán de la marina mercante, desapareció con su
ciar la docencia y la investigación de Farmaco- barco, el “Mar del Plata”, de la Naviera Sota,
logía en aquella facultad. en aguas del Atlántico Norte con toda su tri-
pulación. Ello ocurrió tres meses antes de su
Pero no es mi intención rendirle a través de nacimiento. Gandarias, pues, creció huérfa-
estas páginas mi personal y privado homena- no de padre, aunque arropado por sus tíos pa-
je. Sí quiero, no obstante, aprovechar mi cono- ternos, pertenecientes a una pudiente familia
cimiento directo de este ilustre personaje para vasca, originarios, como su padre, de Arrazúa
dar testimonio de lo que supusieron sus apor- (actualmente Arratzu), municipio de Vizcaya,
taciones a la fisiología española, e incluso a la cercano a Guernica. Gandarias, aunque valli-
farmacología, de las últimas décadas. soletano de nacimiento era vasco de devoción
Dr. José Nicolás Boada
y pasaba largas jornada en Arrazúa, un paraje
Juárez. No voy a enmendar la plana al Profesor bellísimo, enclavado en la reserva de la biosfe-
Catedrático de Farmacolo- Antonio Gallego, insigne y polémico profe- ra de Urdaibai. Entre sus antecesores se encon-
gía. Profesoro Honorario de sor de Fisiología de la Universidad Complu- traban propietarios de las grandes industrias
la Universidad de La Lagu-
na
tense, fallecido hace algunos años, en su estu- pesadas de la margen izquierda del Nervión,
pendo análisis de la enseñanza de la fisiología algunos de ellos con títulos nobiliarios. Sólo a
efectos de ilustrar lo que digo, la isla de Txa- de reirse con un chiste contado en ese idioma.
txarramendi situada en la ensenada de Mun- Aunque su formación había sido inglesa era
daca, un paraje hermosísimo, era propiedad un germanófilo convencido. De hecho algunos
de la familia Gandarias. Se rumoreó, y él nun- de sus trabajos aparecieron en la prestigiosa,
ca lo desmintió, que Ava Gardner visitó dicha por aquellos años, Arzneimittel-Forschung. Pero
isla en su compañía. También sentía un gran sobre todo destacaba en él su inequívoca pa-
afecto por su abuelo materno, un herrero de sión por las ciencias médicas básicas, a lo que
Esgueva poseedor de viñedos y bodega que unía un vehemente sentido de la amistad, de
intentó inculcarle conocimientos enológicos, la justicia social y de la lealtad, lo que le aca-
camino que no fue de su interés seguir. rreó serios disgustos en su gestión académica,
principalmente en Bilbao.
Gandarias, cuando comenzó su actividad
docente en Salamanca, en 1961, poseía una El maestro
personalidad arrolladora, término que utili-
zo en sentido literal, es decir, cuando toma- Probablemente mi visión del Profesor Gan-
ba impulso, o te unías a él o te apartabas. Tal darias se halle contaminada, y tal vez magnifi-
vez este carácter rotundo perdió fuerza en sus cada, por el influjo que ejerció en mi trayecto-
años bilbaínos, pero aún así buena parte de sus ria vital. Trataré de alejarme todo lo posible de
logros como gestor universitario y académico esta circunstancia personal, para no empañar
los consiguió por sus fuertes convicciones uni- la objetividad de los datos que relato a conti-
das a este especial carácter. Al propio tiempo, nuación.
poseía una educación exquisita, con un tono
de voz siempre discreto, mezcla de amabilidad En la década de los 60 los estudiantes sal-
y contundencia, que utilizaba incluso cuando mantinos no nos podíamos quejar de nuestro
se enfadaba. Jamás le oí gritar. No era amigo plantel de profesores. El anatómico Fernan-
de francachelas ni de comilonas, más bien al do Reinoso, el histopatólogo Luis Zamorano,
contrario, era austero y extraordinariamen- los microbiólogos Pumarola y Bravo Oliva, el
te reservado en sus temas familiares y priva- farmacólogo Bayo, los internistas Alfonso Bal-
dos. Era en todo caso un vasco de adopción de cells y Fermín Querol, los cirujanos Fernando
corte jesuítico, aunque no muy ferviente de- Cuadrado y Miguel Moraza, el oftalmólogo
voto. Como mucho, en contadas ocasiones, y Bartolozzi, el psiquiatra Llavero, el dermató-
tras una dura jornada de trabajo en su labo- logo García Pérez, el forense Piga, el pediatra
ratorio, rompía su austeridad y privacidad in- Sánchez Villares, el ginecólogo Usandizaga y
vitándonos a tomar unas nécoras gallegas con el historiador Sánchez Granjel, componían un
unas cervezas en el salmantino bar “El Surti- grupo de excepcional valía académica y cientí-
dor”. A Gandarias se le podía identificar fácil- fica de los que fuimos afortunados aprendices.
mente por su atuendo, siempre deportivo, con Pues bien, a ese grupo le faltaba un fisiólogo
cazadoras de cuero o chaquetas de cheviot y de talla y ese hueco fue cubierto por nuestro
zapatos de ante y gafas oscuras Reyban, gran recordado Profesor Gandarias. Su incorpora-
novedad por aquellos años. Cuando apareció ción a Salamanca, dada su juventud, vitalidad
en Salamanca conducía un Siata rojo, el depor- y conocimientos, fue un sonado revulsivo para
tivo recién puesto en el mercado por la SEAT. aquel claustro de grandes figuras, tal vez algo
A ello he de añadir que Gandarias se mantuvo adormiladas en sus laureles.
soltero hasta muchos años después, lo que ha-
cía que su presencia en la facultad salmantina, Como profesor, su fácil y precisa palabra,
y después en la bilbaina, se hiciera notar entre nunca altisonante, sin alardes retóricos, unida
las féminas. a sus conocimientos y su extraordinaria me-
moria así como su firmeza en la manera de
En cualquier caso, es imprescindible desta- transmitir datos eran rasgos extraordinarios.
car su extraordinaria capacidad de trabajo, su Sus lecciones sobre la regulación de la diges-
increíble resistencia al cansancio, su gran pers- tión, del trabajo cardíaco, apoyándose en teo-
picacia, su ilimitada memoria, su magnífico rías propias sobre el papel de la acetilcolina, y
sentido del humor, su pasión por la literatura el control del tono muscular, eran ciertamente
y el cine, y por el conocimiento de los idiomas cautivadoras.
(hablaba correctamente alemán - aprendido
en el colegio de los jesuitas -, francés e inglés). Como anécdota diré que fue el primer pro-
En este sentido, afirmaba que la mejor manera fesor al que le vimos utilizar diapositivas; los
de determinar el nivel de conocimiento de un morfólogos eran más aficionados al dibujo en
idioma era observar si el interlocutor era capaz la pizarra y al uso del epidiáscopo. Claro está
que la iconografía en celuloide se fue exten- Probablemente, todo hay que decirlo, los
diendo a las materias clínicas en los posterio- jefes de prácticas eran también una manera
res años, sobretodo por los patólogos y derma- de solucionar la carencia de profesorado para
tólogos, auténticos maestros de la fotografía. esta clase de docencia.
Gandarias utilizaba un proyector de su pro-
piedad en el que había que introducir las dia- Pero quizás los más notorios testimonios
positivas una a una y mover manualmente el de cómo entendía Gandarias su magisterio, y
carro, tarea en la que participaba uno de los de su influencia en la trayectoria de las perso-
alumnos, el “interno de proyección”, que de- nas próximas, puede verse en los tres episo-
bía hacerlo con gran destreza pues le irritaba dios que relato a continuación.
profundamente que le apareciera una imagen
invertida. En la época en que fui alumno interno, Gan-
darias estaba convencido de la importancia
En las clases de bioquímica, sin embargo, funcional de las proteínas, por lo que se pro-
utilizaba la pizarra para exponer las fórmulas puso estudiar de manera exhaustiva la presen-
y las reacciones químicas, tarea que hacía con cia de determinados aminoácidos en la sangre
gran claridad, rapidez y seguridad, mostran- y en la orina y en otros especímenes. En base
do su prodigiosa memoria y gran dominio de a tal idea concibió el proyecto, a comienzos de
la materia. Era un hueso duro de roer a la hora 1963, cuando iniciaba mi quinto curso de li-
de examinar y causaba grandes estragos sobre cenciatura, de enviarme a Londres, al Univer-
todo entre los estudiantes hispanoamericanos, sity College Hospital Medical School, a apren-
carentes en su mayoría de una suficiente base der técnicas de cromatografía de aminoácidos
de química y de física. junto al Profesor CE Dent. Para un estudiante,
aquello sonaba a ciencia ficción y mucho más
En la docencia práctica fue donde pude en aquellos años. Lógicamente accedí a cola-
apreciar más claramente su magisterio pues en borar con él en aquella especie de locura
el mes de octubre de 1960 ingresé en su Depar-
tamento, tras el oportuno concursillo, como La cuestión es que en octubre de 1964 des-
“jefe de prácticas”. Ello me permitió conocer embarqué en Londres, procedente de Gran Ca-
de cerca los entresijos de cómo se formulaban naria, tras viaje marítimo en el carguero “Ben-
hipótesis y cómo se montaban técnicas y se ob- como” y después de subir el Támesis, atrave-
tenían datos científicos. Algo después consoli- sando sus exclusas, hasta el Canary Whorf. Para
dé mi situación al obtener una plaza de alum- la estancia me facilitó una beca de cuantía su-
no interno por oposición, con obligaciones y ficiente para algo más de un mes. Me alojé
derechos publicados nada menos que en el en una pensión de Bloomsbury Square desde
BOE. donde podía ir todos los días a pie a la Uni-
dad de Metabolismo Humano dirigida por el
Reconozco que fui un “jefe de prácticas” Prof Dent. Aproveché bien el tiempo y tuve la
privilegiado por el hecho de haber cursado el oportunidad de conocer el Royal Free Hospi-
selectivo de ciencias en La Laguna, donde tuve tal, y al eminente Prof Baron, y el Guy´s Hos-
la fortuna de acceder a la docencia práctica en pital. Regresé a Salamanca en un viaje en co-
la Cátedra del Profesor Antonio González, che por toda Francia, tras atravesar el canal de
quien pese a sus escasos recursos, nos daba el la Mancha en un pequeño ferry aéreo bimotor,
suficiente bagaje general para desenvolvernos con punto de partida en Leed y aterrizaje en Le
en un laboratorio bioquímico. Simplemente, Touquet, teniendo como conductor nada me-
saber pipetear, pesar, preparar soluciones de nos que al Profesor Pedro Zarco, ilustre cardió-
distintas molaridades y pH, o leer transmitan- logo, que regresaba también después de una
cias en un fotocolorímetro, eran adornos valio- estancia en el University College. A mi regreso
sos para un alumno interno de fisiología. al Departamento salmantinio puse en marcha,
no sin dificultades por la escasez de recursos,
Una de sus principales enseñanzas en el la- las técnicas de cromatografía en capa fina de
boratorio, aparte de sus conocimientos técni- aminoácidos, que supusieron un importante
cos, consistía en la obligatoriedad de confec- avance técnico en la ejecución de los proyectos
cionar un diario en el que debíamos anotar de Gandarias.
todo los acontecimientos científicos del día in-
cluyendo los resultados de los experimentos. Se comprenderá que hube de batallar para
Ese diario de laboratorio era supervisado pe- recuperar el tiempo invertido en aquel fan-
riódicamente por él, escribiendo de puño y le- tástico viaje. Y dejen que diga en voz baja que
tra los comentarios que le parecían oportunos. Gandarias me ayudaba en aquella tarea con
avisos a sus colegas de claustro para que se cluyó sus estudios a comienzos de los 50 con
apiadaran de mis posibles carencias en los exá- las máximas calificaciones. Durante la carrera
menes. fue alumno interno de Fisiología (Cátedra del
Profesor Costero); después fue profesor auxi-
Con este pasaje no quiero otra cosa que tes- liar y profesor adjunto en la misma materia,
timoniarles, como ya he dicho, el impacto del consiguiendo el doctorado con una tesis sobre
maestro en la vida del alumno, y aunque, pos- ácido ascórbico. Una anécdota que refleja la
teriormente he visitado otros laboratorios y universidad de la época es la actividad docen-
mis derroteros, además, se decantaron hacia la te privada, clases particulares, que desarrolló
hermana farmacología, la huella de aquel epi- Gandarias tanto como alumno interno como
sodio ha quedado perenne en mi memoria y siendo ya profesor, con lo que podía comple-
también en mi corazón. mentar su magro sueldo de 180 pesetas.