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100 ilustraciones sobre la historia de la Iglesia

Por Sonia Mar nez

100 ilustraciones sobre la historia de la Iglesia

Copyright 2017 Editorial Tesoro Bíblico

Editorial Tesoro Bíblico, 1313 Commercial St., Bellingham, WA 98225


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mecánico, fotocopia, grabado etc., excepto por citas breves en ar culos analí1cos, sin permiso
previo de la editorial.

Las citas bíblicas son tomadas de la Biblia Reina Valera (RVR) 1960.

ISBN 978-1-68-359035-4
Edición: Tony Segar y David Vela
Maquetación y 1pogra?a: Sonia Mar nez

1
Al único Dios y Señor de la historia,
al que gobierna los empos con soberano poder,
al Rey que quiso morir por mí para darme preciosa vida eterna,
al Él sea la gloria por los siglos de los siglos.

Contenido:

1. LA IGLESIA PRIMITIVA
1. Un nuevo significado para Pentecostés
2. Los del Camino
3. Y los llamaron cris1anos
4. Israel, un lugar estratégico para la expansión del Evangelio
5. Los cinco favores que hizo Roma al cris1anismo
6. Contribución de Grecia al cris1anismo
7. La contribución de los judíos al cris1anismo
8. Contra el sincre1smo
9. Contra el estoicismo
10. Se necesitan apologetas
11. La llama que incendió a Jus1no y que le llevó a perder la cabeza por amor
12. Con el Emperador hemos topado
13. Cómo confortar a un már1r
14. ¿Cómo terminó Juan exiliado en la isla de Patmos?
15. Una imagen vale más que mil palabras
16. Acusados de ser diferentes
17. Sangre en la arena
18. El pez y la Iglesia clandes1na
19. Un nuevo significado para las catacumbas
20. La Eucaris a de ayer… y de hoy
21. De las casas a las catacumbas
22. El bau1smo: un mandato, diversos ritos
23. El tes1monio del amor fraternal
24. Már1res sin pelos en la lengua
25. La temprana lucha contra el gnos1cismo

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26. Lo que unos cas1gan, Dios lo premia
27. El primer reino cris1ano
28. La primera nación cris1ana
29. ¿Y qué fue de los judíos?
30. La gran diáspora judía
31. Apócrifos y pseudoepigráficos: Buscando lo autén1co
32. De la persecución al intento de exterminio
33. El principio del fin de la persecución
34. La conversión de Constan1no el Grande
2. EL IMPERIO ROMANO CRISTIANO
35. Si no puedes con ellos, únete a ellos. El Edicto de Milán
36. Una obra social extendida… y no siempre comprendida
37. Para que llueva a gusto de todos
38. Los primeros hospitales
39. Casas de expósitos
40. Libertad, relajación y corrupción
41. Así surgió el Monas1cismo
42. La organización eclesial
43. Y se montó un lío bárbaro
44. El arrianismo: una herejía de ayer y de hoy
45. Ulfilas: el apóstol a los godos
46. Un caso de envidia sana
47. Y entonces prohibieron casarse
48. Cómo un pecador sin paz acabó traduciendo la Biblia al la n
49. El amor conyugal en el siglo V
50. De ‘ancianos y obispos’ a ‘padres y papas’
51. Ebionitas: los sucesores de los judaizantes
52. El Dios fantasma de los doce1stas
53. La necesidad de tener un credo
54. El primer cisma de la Iglesia
55. La caída de Roma
3. LA IGLESIA DURANTE LA ALTA EDAD MEDIA
56. La ‘Opus Dei’ de San Benito: una obra de Dios mal entendida
57. La conversión de los Francos
58. El asentamiento del cris1anismo en Inglaterra
59. La ley de Dios alcanzando las leyes humanas
60. La ex1nción del ágape fraternal
61. Pasando de pun1llas por un oscuro pasado
62. De oblato a hereje por los pelos
4. LA IGLESIA DURANTE LA BAJA EDAD MEDIA
63. Las Cruzadas: ¿Guerras en nombre de Dios?
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64. Unas indulgencias muy interesantes
65. La sexualidad en la Iglesia de la Baja Edad Media
66. Discusiones interminables
67. La ‘santa’ Inquisición
68. Los caballeros Templarios: un buen principio, un mal fin
69. Teología en la Universidad
70. Si no sirves, no comes
71. Con el dinero de la Iglesia hemos topado
72. La peste negra
73. El cisma de Occidente: ¿Papas? No hay dos sin tres…
74. Un primer intento de reforma
75. Segundo intento de reforma
5. LA IGLESIA DURANTE LA EDAD MODERNA
76. La supers1ción hizo al monje
77. El dilema que torturaba a Lutero
78. Las indulgencias que inflamaron a Lutero
79. Las amistades que importan
80. La conquista espiritual de América
81. El nacimiento de la Iglesia anglicana
82. ¿Quién escoge tu fe?
83. París bien vale una misa
84. El buen uso del poder
85. Si hay que cambiar de calendario… se cambia
86. La Inquisición contra Galileo
87. Cris1anos derribando Iglesias
88. Por sus frutos los conocieron
89. Alabanza mul1cultural
90. El pulso entre la fe y la razón
6. LA IGLESIA EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA
91. El humanismo desplazando al cris1anismo
92. Y la Iglesia se separó del Estado
93. Una Iglesia mul1denominacional
94. El Segundo Gran Despertar
95. La lucha interdenominacional
96. El avivamiento misionero
97. El impacto de un diezmo inver1do
98. Unos siembran y otros recogen
99. Una pequeña llama que encendió un gran fuego
100. Aportación del cris1anismo a los valores del mundo
BIBLIOGRAFÍA

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1. LA IGLESIA PRIMITIVA
De Pentecostés al Edicto de Milán
(33–313)

1. Un nuevo significado para Pentecostés


Hch 2:1–4.
Una de las fiestas o solemnidades que Dios mandó guardar a su pueblo Israel fue la
fiesta de las semanas (Lv 23:15–21), llamada así porque se celebraba al final de un
periodo de 7 semanas desde la ofrenda de los primeros frutos de la cosecha (las
primicias de Lv 23:10). Dado que el día solemne era el posterior a estos 49 días, la fiesta
pasó a denominarse Pentekosté que significa ‘el quincuagésimo’.
Siglos más tarde, tras el exilio del pueblo en Babilonia, los rabinos judíos realizaron
una nueva interpretación de esta fes1vidad a la luz de Ex 19:1: dado que par1endo de la
Pascua celebrada en Egipto la fiesta del 50º día habría coincidido con la entrega de la
Ley de Dios a Moisés en el monte Sinaí, Pentecostés pasó a ser una fiesta que celebraba
la entrega de dicha Ley, la Alianza de Dios con su pueblo.
Pero Dios tenía preparado un nuevo y simbólico significado para esta fiesta. Tras el
sacrificio del cordero sin mancha, y tras su resurrección como primicias de las que
habrían de venir después de él, llegó el día de entregar al pueblo de Dios, no la ley que
lo condena, sino el sello de gracia que lo exime de culpa: el Espíritu Santo. El nuevo
Pentecostés marcó así el nacimiento de un nuevo pueblo de Dios.

Aplicación:
Fiestas judías: Dios no pidió a su pueblo guardar determinadas fiestas por capricho, sino
porque ellas recogen de forma simbólica momentos clave en la historia de la salvación
de la humanidad que era necesario entender y transmi1r de generación en generación.
Pentecostés: Con la entrega del Espíritu Santo el Señor inaugura un 1empo en el que su
pueblo ya no está bajo la ley, sino bajo la gracia; un pueblo que ya no se va a iden1ficar
por la señal de la circuncisión, sino por la señal de la sangre de Jesús derramada en la
cruz.
Sacramentos: Las ordenanzas de Dios nunca son símbolos huecos e inservibles. Por un
lado, están anclados en momentos épicos de la historia de la redención y, a la vez, son
un tónico para la vida espiritual del pueblo de Dios y el alma del creyente.

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2. Los del Camino
Jn 14:6; Hch 24:22; Hch 4:12.
Durante la expansión del Imperio romano, se construyeron más de 400 caminos que
comunicaban Roma con sus principales provincias, por lejos que estas estuvieran. Un
total de 70.000 Km de vías que llevaron a las gentes a acuñar la famosa frase ‘todos los
caminos conducen a Roma’.
Precisamente por eso resulta algo desconcertante que la primera forma en que
fueron conocidos los discípulos del Jesús resucitado fuera como seguidores del
«Camino» (Hch. 9:2). Frente a aquel eslogan popular que transmi a la idea de que
existen muchas formas de alcanzar un mismo obje1vo, Jesús dijo ser «el camino» y no
‘un camino’; el único camino que lleva a Dios Padre.
Los apóstoles se iden1ficaron con este aspecto dis1n1vo de Cristo y lo hicieron el
estandarte de su mensaje, sin miedo a que los tacharan de intolerantes o exclusivistas.
Sabiéndose poseedores de la verdad, que solo puede ser una, se abrieron paso
valientemente en un mundo que opinaba justo lo contrario. Veinte siglos más tarde, nos
encontramos en la misma situación.

Aplicación:
Camino: El cris1anismo defiende que solo hay un camino para llegar a Dios, una sola
forma de alcanzar la salvación: Jesucristo; y hemos sido llamados a proclamar y
defender esa verdad.

3. Y los llamaron cris+anos


Hch 11:26; 1 Cor 11:1.
Una de las primeras tareas que tuvo que emprender la Iglesia primi1va fue la de definir
su propia iden1dad. Dado que el cris1anismo había surgido del seno del judaísmo, cabía
la posibilidad de que se creyera que era una secta más de este, como lo eran los
fariseos, zelotes, saduceos y esenios.
Y no solo tuvieron que diferenciarse del judaísmo, sino también del resto de
religiones, devociones y filoso?as que coexis an en un Imperio Romano que, en el siglo
I, aún toleraba las diversas creencias religiosas de las naciones conquistadas.
Para lograrlo solo tuvieron que seguir las palabras de Jesús: «Porque ejemplo os he
dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis». Los primeros creyentes
fueron imitadores de Cristo, en su mensaje y en su comportamiento; y así fue cómo se
ganaron el apela1vo que los vinculaba con su maestro.

Aplicación:

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Cris+anos: Para poder llevar con honra este apela1vo, debemos conocer al maestro de
quien decimos ser discípulos e imitar su conducta de tal forma que quien nos mire vea
en nosotros a Cristo.
Religiones: En un mundo con tanta diversidad religiosa, el cris1anismo debe abrirse
paso, no solo de palabra, sino con hechos, con vidas transformadas que reflejen al Señor
que se predica.
La iden+dad del cris+ano: El cris1ano no se dis1ngue en esta sociedad si no es
diferente e igual. Diferente a quienes lo rodean, igual a su Señor. La meta no es solo ser
diferente, es ser diferente por semejanza a Jesús.

4. Israel, un lugar estratégico para la expansión del Evangelio


Ez 5:5..
Allá por el año 175, un conocido filósofo pagano, Celso, decía con desprecio: «Si Dios
despertara de un largo sueño y quisiera salvar a todos los seres humanos, ¿pensarías
que iría a una esquina del mundo?». Y es que desde hacía varios siglos, tanto filósofos
como intelectuales griegos y romanos, consideraban a la recién denominada 1erra de
Pales1na como un territorio insignificante lleno de gente insignificante. Su opinión no
podía estar más alejada de la realidad.
Quienes estudian la ubicación geográfica de Israel descubren con cierta sorpresa
que se encuentra en el centro geográfico del planeta. No es un territorio cualquiera,
sino que al estar situado en la ribera mediterránea del suroeste asiá1co, resulta ser un
interesante punto de comunicación entre los tres grandes con1nentes: Asia, África y
Europa.
Dios no escogió un rincón del mundo para encarnarse, sino un lugar estratégico
desde el cual sus discípulos podrían acceder con facilidad a las regiones más pobladas
del planeta llevando el Evangelio. Y cuando regrese para reinar sobre las naciones, solo
el centro del planeta podía ser el lugar digno para ubicar su trono (Jer 3:17).

Aplicación:
Israel: Cuando Dios escogió la 1erra de Canaán como heredad para su pueblo, lo hizo
sabiamente, pensando en su plan de salvación. De Israel saldría el Salvador, de Israel
saldrían los emisarios portadores del mensaje de salvación. A Israel regresará para
establecer su trono en la Tierra.
Evangelismo: No se puede evangelizar con efec1vidad desde un rincón de la iglesia, es
importante estar en el centro de la sociedad que nos rodea. Debemos ir a ellos y no
esperar a que ellos vengan a nosotros para disponernos a hablar del Evangelio.

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5. Los cinco favores que hizo Roma al cris+anismo
Mt 28:19; Hch 22:25.
La expansión del Imperio Romano a territorios de Centroeuropa, Asia y África, si bien no
fue deseada ni aplaudida, tuvo consecuencias posi1vas para las naciones conquistadas.
Y concretamente para el cris1anismo, en sus inicios, la extensa dominación romana trajo
consigo cinco grandes aportaciones:
1. Pax: Paz para extender el Evangelio en un mundo sin guerra: la conquista de
Roma trajo paz a muchas naciones que previamente andaban sumidas en
constantes guerras entre sí; en medio de conflictos bélicos se habría proclamado
el Evangelio con verdadera dificultad.
2. Lex: Leyes que concedieron derechos y protección legal: Leyes que concedieron
derechos de gran u1lidad: la ley romana ofrecía a las colonias una
administración flexible, tolerante y abierta, en la que muchos residentes recibían
la condición de ‘ciudadanos romanos’ con interesantes derechos, como la libre
circulación o la defensa legal en los tribunales.
3. Via: Vías que permi+eron comunicar ciudades distantes: las inigualables
comunicaciones romanas por 1erra (más de 70.000 Km de caminos empedrados)
y por mar (numerosas rutas comerciales desde Gibraltar hasta el Nilo o la India)
permi1eron que el Evangelio se extendiera fácilmente aun a grandes distancias.
4. Rex: un Gobierno que dio unidad polí+ca y protección ciudadana: el gobierno
romano aportaba soldados que protegían todas las colonias y aportaban
seguridad en los caminos.
5. Ars: el Arte o Talento romano como medio de expansión de la cultura: las artes
romanas, tanto intelectuales como manuales, permi1eron un auge en la
educación (por la creación de complejos sistemas escolares en los que se
estudiaba retórica), en la arquitectura (la bóveda o el arco romano permi1eron
construir numerosos puentes e iglesias) y el arte (como la pintura y la escultura,
que permi1eron plasmar ciertas ideas en imágenes).
Todo ello nos hace ver la ocupación romana con otros ojos, pues contribuyó a una
rápida, segura, legal y con1nuada expansión del Evangelio por todo su territorio. Visto
así, y como dice el refrán: «No hay mal que por bien no venga».

Aplicación:
Soberanía: El Señor no envió a sus discípulos a predicar el Evangelio a todas las naciones
sin antes allanar soberanamente el camino para ello. Dios es quien maneja los 1empos y
las circunstancias, y envió a su Iglesia a proclamar su mensaje justo cuando el mundo
estaba polí1ca, geográfica y legalmente en condiciones de permi1r una difusión
extraordinaria del mismo. Démosle gloria porque sus planes son perfectos.
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6. Contribución de Grecia al cris+anismo
Los pueblos conquistados durante la época dorada del Imperio Heleno adoptaron el
griego como lengua vehicular, siendo este un idioma rico en vocabulario e idóneo para
expresar ideas abstractas, lo que permi1ó a los primeros cris1anos verbalizar mucho
mejor las doctrinas del Evangelio.
El pueblo griego se caracterizó por su amor por el conocimiento y el arte. Los griegos
eran hombres curiosos y amantes de la verdad, cuyas preguntas y reflexiones dieron
lugar a una cosmovisión y filoso7as que ensalzaban el valor del ser humano y
desterraban el politeísmo de la mitología para apuntar hacia un único ser superior
responsable del devenir de la historia, preparando así el terreno para que el
monoteísmo cris1ano se aceptara con mayor facilidad.
La cultura griega impulsó, como ninguna otra civilización había hecho antes, el arte,
la literatura y la música, de forma que se convir1eron en nuevas formas de expresión y
divulgación de ideas, hecho que los cris1anos supieron aprovechar para dar a conocer el
Evangelio también por estos medios.

Aplicación:
Grecia: La cultura y pensamiento griegos prepararon las mentes de los hombres en el
cues1onamiento de la realidad que rodea al ser humano, facilitando el calado de las
doctrinas del Evangelio.
Planes de Dios: Dios ha orquestado el devenir de los acontecimientos de la historia de
forma que su plan de salvación pudo proclamarse en un lugar y en un momento en que
las gentes estaban mejor preparadas para aceptarlo.
Apologé+ca: Debemos estar preparados para presentar el Evangelio de forma que
nuestra audiencia lo en1enda, adaptando nuestro lenguaje para que sea comprendido
en los diferentes contextos en los que lo proclamemos.

7. La contribución de los judíos al cris+anismo


Lc 24:27; Hch 14:1; Hch 18:4.
Así como el Imperio Romano preparó el terreno ?sico para la expansión del cris1anismo
(ver ilustración 5), el pueblo hebreo preparó el terreno a nivel espiritual. Tras las
diásporas sufridas por el pueblo de Israel (en el siglo VIII a.C. el Reino del Norte
sucumbió a la invasión asiria, y en el VII a.C. el Reino del Sur lo hacía bajo los babilonios)
muchos israelitas y judíos nunca regresaron a la 1erra prome1da, sino que se quedaron
en los territorios a los que fueron exiliados o marcharon a otros lugares distantes.
Debido a ello, en el siglo I d.C. había comunidades hebreas desde España, pasando
por toda Europa, Asia (Persia y Arabia), hasta la India y África (valle del Nilo y E1opía).
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En 1empos de Jesús había más hebreos fuera de Israel que dentro. Estrabón, geógrafo e
historiador griego (63 a.C.–24 d.C.) en su obra ‘Geogra?a’ afirma: «Los judíos han ido a
toda ciudad, y es di?cil encontrar un lugar sobre la 1erra que no los haya admi1do y
haya caído bajo su control.»
Esta presencia llevó consigo la creación de sinagogas en las que se predicaba un Dios
único, personal y moral, con intenciones de universalidad, pues había prome1do
bendición a todas las naciones. Este monoteísmo hebreo cuadraba con la nueva
filoso?a griega, que, desde Platón y Aristóteles, intentaba dejar atrás el politeísmo de
las mitologías griega y romana, para defender la existencia de un Ser único y superior.
Además, gracias a la comunidad hebrea se copiaba y se estudiaba con fervor las
Sagradas Escrituras, que revelaban datos sobre el Mesías salvador que permi1rían
iden1ficarlo con Cristo: su lugar de nacimiento, estancia en Egipto, que sanaría
enfermos, que entraría en Jerusalén sobre un asno, que habría de ser despreciado por
los suyos, que sufriría dolor y sed…
Igualmente, muchos de los elementos de la adoración en las sinagogas, tales como
oraciones, la lectura bíblica, exposición de las Escrituras y alabanza, prepararon el
camino para la adoración cris1ana y de hecho fueron su primer modelo. ¡Bendita
diáspora, que el Señor usó para llevar su nombre a toda nación!

Aplicación:
Diáspora: Lo que para el pueblo hebreo fue una desgracia, para Dios era un paso más
en la consecución de su plan de salvación para todas las naciones.
Monoteísmo: El pueblo judío supo defender durante siglos su fe en un solo Dios a pesar
vivir un contexto cultural y religioso hos1l a dicha fe.
Cris+anismo: Como cris1anos, debemos conocer y agradecer la enorme contribución
que la fe del pueblo judío supuso para la aceptación y extensión del Evangelio.
Iglesia: Las sinagogas no fueron solo el lugar de reunión para los judíos dispersos en la
diáspora, sino que sirvieron de modelo prepara1vo para lo que luego serían las iglesias.
La sinagoga permi1ó una adoración a Dios que ya no estaba centralizada en un templo;
abrió las posibilidades a un culto local y sencillo en edificios igualmente sencillos y en
cualquier ciudad.

8. Contra el sincre+smo
Ex 20:1; Jue 2:12.
Cuenta el historiador griego Plutarco (ca.46–120 d.C.) que los pueblos del archipiélago
cretense, en 1empos de guerra, dejaban a un lado sus diferencias internas para hacer
frente a un enemigo común. Esta conducta de tolerancia fue la que imitaron otros
pueblos para afrontar en armonía las diferencias culturales y religiosas que amenazaban

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la paz ciudadana; por eso se denominó ‘sincre1smo’.
A nivel religioso, el sincre1smo supuso que los individuos pertenecientes a
diferentes tradiciones religiosas acomodaran sus costumbres cúl1cas e incluso llegaran a
asimilar ciertas creencias de otras culturas en un ambiente de ‘todo vale si así
convivimos en paz’. Los primeros cris1anos tuvieron que hacer frente a esta costumbre
para que la verdad del Evangelio no quedara diluida o adulterada entre tantas otras
creencias, o se viera reducida a ‘otra religión más’. Jesús no era otro diosecillo, era el
Hijo del único Dios verdadero, y tuvieron que esforzarse en defender esta realidad.

Aplicación:
Sincre+smo: El Evangelio que proclamamos como cris1anos es un mensaje único y
verdadero, diferente al de cualquier otra religión. Luchemos por defender aquello en lo
que creemos para conducir a otros a la única verdad que conduce a la vida eterna.
Tolerancia: A veces lo que parece bueno, como es la tolerancia, puede ser el disfraz con
el que Satanás intenta introducir herejías su1les que diluyen la fuerza del mensaje del
Evangelio. Atrevámonos a decir alto y claro que no todo vale, no todo es bueno, no todo
es verdad.

9. Contra el estoicismo
Hch 17:18–21.
Zenón de Ci1o (333–261 a.C.) fue un filósofo chipriota al que se le ocurrieron unas
peculiares ideas que calaron enormemente en la sociedad. Sentado en una Stoa (pór1co
de la ciudad) proclamaba sus doctrinas, que formaron la corriente filosófica llamada
stoicismo.
El estoicismo considera que no hay Dios fuera de la naturaleza, sino que el mismo
mundo es en sí divino. Un mundo que está regido por el Logos, que determina los
acontecimientos que han de ocurrir, sin dejar nada al azar o a la decisión humana. Un
mundo que se mueve en grandes ciclos cósmicos, al final de los cuales todo vuelve a
comenzar de nuevo. Y estas creencias llegaron hasta los siglos I y II defendidas por
personajes tan ilustres como Séneca (4 a.C.–65 d.C.), Epicteto (50–130) o el Emperador
romano Marco Aurelio (121–180).
Pablo tuvo que deba1r sus creencias con algunos estoicos en su visita a Atenas. Los
primeros cris1anos tuvieron, pues, que hacer frente a estas creencias: se vieron en la
necesidad de defender al Dios creador, el libre albedrío del hombre, la vida después de
la muerte y la decisión crucial que todo ser humano debe tomar para que esa vida
eterna sea de gloria y no de condenación.

Aplicación:
Estoicismo: Los cris1anos tenemos que ser conocedores de aquello que otros creen
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para defender nuestra fe, para sacarles de su error y llevarles a la verdad que es en Dios
y en Cristo Jesús.
Doctrina: Es importan simo que la Iglesia conozca la verdadera doctrina de Cristo, para
no dejarse llevar o seducir por las doctrinas de moda.
Herejías: Tanto el estoicismo como el panteísmo hindú niegan a Dios como ser
independiente de su creación. Muchas de las nuevas herejías en cada época no son más
que adaptaciones de an1guas herejías.

10. Se necesitan apologetas


1Pe 3:15; Fil 1:17.
La palabra apología, es un término griego que inicialmente hacía referencia a la ‘defensa
verbal’ que se llevaba a cabo en los procesos judiciales. Los primeros cris1anos le dieron
un uso que iba más allá de los tribunales al verse obligados a defender sus creencias en
calles y plazas ante tantas filoso?as y pluralismo religioso de su época (ver ilustraciones
6 y 7).
La apologé1ca cris1ana tenía una doble finalidad: por una parte suponía una
legí1ma defensa de las creencias de los apóstoles frente a las acusaciones ver1das por
seguidores de religiones o filoso?as discrepantes, y por otra, suponía un instrumento de
proclamación misionera al divulgar la lógica interna de las doctrinas cris1anas. A la vez
que destapaban las falacias de los argumentos de los sincre1stas, epicúreos y estoicos,
con sus impugnaciones lograban convencer a sus oyentes y ganaban almas para Cristo.

Aplicación:
Apologé+ca: Todo cris1ano puede verse en la necesidad de tener que presentar defensa
de su fe; para ello es necesario tener unas nociones básicas de otras religiones o
filoso?as y saber argumentar en qué se equivocan y por qué deberían aceptar a Cristo.
Evangelización: La gran comisión consiste en ir a predicar el Evangelio. Es un mandato
de predicar, no de razonar; de proclamar, más que deba1r. No obstante, debemos estar
preparados para dar defensa ante todo aquel que demande razón de la esperanza que
hay en nosotros.

11. La llama que incendió a Jus+no y que le llevó a perder la cabeza por
amor
2 Ti 3:14–17; Sal 119:130; Mr 8:35.
Jus1no (ca 100–165) fue un filósofo samaritano criado en una familia no judía de habla
griega. Aunque era seguidor de la ideología de Platón, estaba decepcionado e

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insa1sfecho con las doctrinas de sus maestros. Un día viajó a Éfeso donde, no sabemos
cómo, una versión de la Septuaginta (Biblia hebrea traducida al griego) fue a parar a sus
manos. Leyendo a los profetas, y según sus propias palabras: «inmediatamente una
llama se encendió en mi alma; y fui prendido de amor por los profetas y por aquellos
hombres que son los amigos de Cristo».
Sin nadie que le predicara, y tan solo leyendo las Escrituras, Jus1no abrazó el
cris1anismo y sin1ó una gran necesidad de defender esta fe que ardía en su interior. Y
fue un excelente fichaje para el cris1anismo, pues con él nació la apologé1ca escrita. A
diferencia de los apóstoles, que escribían a las iglesias cris1anas, Jus1no dirigió sus
cartas a los gen1les. Pero no a cualquier gen1l… escribió nada más y nada menos que al
Emperador romano Antonino Pío, a sus hijos (que eran eminentes filósofos), al Senado
romano, y de paso, a todo el pueblo de Roma. Lo malo fue que tampoco se cortó un
pelo en discu1r con el cínico Crescencio, quien lo denunció haciendo que acabara
prendido, esta vez por los soldados romanos, y con la cabeza cortada. Así fue cómo
Jus1no, desde entonces llamado ‘el már1r’ cedió involuntariamente el tes1go de la
apología escrita a su discípulo Taciano.

Aplicación:
Escrituras: En la Palabra de Dios hay poder para convencer del error y llevar almas a
Cristo.
Apologé+ca: Aprendemos de los padres de la defensa de la fe que a veces se paga con
la vida el proclamar a Cristo, ¿estamos dispuestos a pagar el precio de ser un cris1ano
coherente con su fe?

12. Con el Emperador hemos topado


Is 46:9; Éx 20:3–5; Lc 21:12.
Aunque inicialmente el Imperio Romano se mostró condescendiente con las dis1ntas
religiones de los pueblos conquistados, en el siglo I empezó a dar indicios de que este
asunto estaba a punto de cambiar. Todo comenzó con Calígula, que dirigió el imperio del
año 37 al 41. Ya se adivinaba su incipiente demencia cuando salía a la calle ves1do de
semidiós (disfrazado de Hércules o Apolo), o al otorgar un cargo polí1co a su caballo…
Por aquel entonces a los emperadores se les podía venerar una vez fallecidos, pero la
megalomanía de Calígula llegó a su máximo esplendor cuando obligó al Senado y al
pueblo romano a rendirle culto como a un dios… y en vida.
Los sucesores de Calígula no se desprendieron del tulo divino y también quisieron
centralizar en su persona la adoración del pueblo. Y esto fue un serio problema, pues
para cuando el cris1anismo asomó la nariz por Roma, Nerón (que gobernó del 54 al 68)
no vio con buenos ojos a los que proclamaban que solo hay un Dios al que adorar… y no
era él. Los cris1anos, pues, comenzaron a ser perseguidos como infractores de la nueva

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e impuesta religión romana. Por mantenerse firmes en su fe y fidelidad a Dios, a Pedro y
a Pablo se les dio muerte bajo el mandato de Nerón.

Aplicación:
Adoración: Solo hay un Dios verdadero, YHVH, y exige de nuestra parte adoración
genuina y exclusiva.
Persecución: Jesucristo nos advir1ó que como discípulos suyos, seríamos perseguidos,
igual que le habían perseguido a él (Jn 15:20).
Fidelidad: Los cris1anos debemos mantenernos firmes en nuestra fe aun en 1empos de
dificultad y oposición.

13. Cómo confortar a un már+r


1 Ts 4:14, 18; 1Jn 5:13; 2Co 1:7.
¿Qué le dirías a alguien que está a punto de morir por su fe en Cristo? ¿Y si ese alguien
fuera… tu esposa? Por todos es bien conocido que el Apóstol Pedro fue crucificado en
Roma, y que al parecer pidió que se le crucificara boca abajo, por considerarse indigno
de sufrir la misma muerte que el Señor; de ello dejaron constancia escrita Pedro de
Alejandría, Eusebio de Cesarea y Jerónimo de Estridón.
Lo que no es tan conocido es el hecho de que, antes de sufrir su condena, tuvo que
presenciar el mar1rio de su esposa. Sabemos por la carta de Pablo a los Corin1os que
los apóstoles viajaban con sus mujeres (1 Co 9:5), así que no es de extrañar que ambos
fueran apresados y condenados. Clemente de Alejandría recogió las palabras con que
Pedro confortó a su esposa mientras la veía sufrir en la cruz: «Oh mujer, recuerda al
Señor».
¿Cómo afrontar el sufrimiento? Recordando a aquél que sufrió previamente por 1, y
por cuya muerte tenemos vida. Lo único que puede reconfortar al que sufre y lo único
que alivia nuestro propio sufrimiento es pensar que ‘Dios hecho hombre’ conoce de
primera mano el dolor, y que por su dolor y por su yaga nosotros somos sanados para
heredar una vida mejor.

Aplicación:
Sufrimiento: Dios conoce el sufrimiento y en la persona de Jesús lo soportó hasta la
muerte para darnos vida eterna.
Consolación: Los cris1anos debemos consolarnos unos a otros, recordando que
tenemos al Consolador que nos conforta, y una esperanza que ilumina cualquier valle
de sombra de muerte.
Consagración: Dios nos pide que amemos a nuestras esposas como a ningún otro ser,
14
pero no más que a Jesucristo; pues el que ama a otros más que a Él, no es digno de Él.

14. ¿Cómo terminó Juan exiliado en la isla de Patmos?


Ap 1:9; Lc 10:19.
Bajo el gobierno de Nerón (años 54–68), muchos cris1anos acabaron decapitados,
crucificados, quemados vivos, entregados a los perros, desmembrados o comidos por
los leones del circo romano. Y tras un periodo de casi 30 años en los que los sucesores
de aquel se dieron un respiro en la persecución a los cris1anos, llegó al poder
Domiciano (81–96). Este retomó el culto imperial, haciéndose llamar ‘señor y dios
Domicinano’, reavivó la adoración a Júpiter y Minerva y recrudeció la persecución a los
cris1anos.
Fue durante esta nueva era de acoso, que Juan, el úl1mo de los doce apóstoles que
quedaba con vida, fue apresado en Éfeso y conducido a Roma para luego ser enviado a
la isla de Patmos. ¿Por qué a él lo desterraron? ¿Por qué no lo mataron? La respuesta es
sencilla: porque lo intentaron… y no lo consiguieron. Cuenta Tertuliano de Cartago
(160–220) que para Juan prepararon un gran caldero lleno de aceite hirviendo, junto a
la Puerta La1na de Roma, y tras mucho esperar a que el Apóstol quedara frito,
terminaron por sacarlo totalmente ileso. No nos cuenta la cara que se les quedó (una
verdadera lás1ma), pero ante semejante evidencia de protección divina, algo de miedo
les debió dar volver a meterse con el ancianito… y decidieron exiliarlo. Así fue cómo
Juan, el discípulo amado, fue a parar con sus huesos, viejos pero intactos, a la isla de
Patmos.

Aplicación:
Protección: Juan no había acabado su misión, debía recibir la revelación del Apocalipsis
y el Señor preservó su vida hasta que llegara ese momento.
Planes de Dios: Ningún ser humano, por poderoso que sea, puede alterar los planes de
Dios.
Sufrimiento: Dios ha llamado a todos los cris1anos a sufrir, pero no igualmente. Muchos
fueron los apóstoles mar1rizados, pero Juan fue exiliado.

15. Una imagen vale más que mil palabras


Mt 23:24; Mt 27:31; Mt 7:5; Hch 17:32.
Las crí1cas y burlas a la fe de los cris1anos no tardaron en aparecer; y como muestra de
ello, una imagen que vale más que mil palabras… En 1857 se descubrieron unos restos
arqueológicos de la que fuera la domus Gelo ana, en el monte Pala1no de Roma. Esta
casa era una especie de internado pedagógico para los pajes imperiales. En uno de sus

15
muros, se encontró un grafito que muestra la imagen de una persona crucificada con
cabeza de asno y a su lado un hombre que eleva su mano en ac1tud de adoración. Bajo
el dibujo, una inscripción que decía «Alexámenos adorando a su dios». Hoy es conocida
como ‘El grafito de Alexámenos’.

Grafito de Alexámenos

Este hallazgo demostró que, ya a finales del siglo I, los intelectuales greco-romanos
acusaban a los cris1anos de onolatría, es decir, de adorar a un asno. Resulta irónico que
ellos, que habían aceptado como ciertas las vidas, peripecias y milagros de todos los
dioses del panteón griego, y a las que sumaron las excentricidades de las divinidades
romanas, ahora se burlaran alegremente del Dios de los cris1anos.

Aplicación:
Burla: Jesús fue objeto de burla y escarnio; los cris1anos, lo han sido a lo largo de todos
los 1empos. Es más fácil burlarse de aquello que no se comprende que esforzarse por
entender.
Ceguera espiritual: Muchas veces a los cris1anos les llueven las crí1cas de aquellos que,
lejos de ver su propio error, alardean de saber más que nadie.

16. Acusados de ser diferentes


1Jn 3:1, 13; 1Ts 2:4; 4:1; Fil 2:15; Jn 15:18–19; Ro 12:2; Stg 4:4; 1 Co 4:13.
Además de la oposición del emperador, los primeros cris1anos se ganaron la an1pa a
del pueblo romano por su comportamiento. Minucius Felix (150–270), un ilustre
abogado romano, recogió por escrito en su obra ‘Octavius’ los diálogos entre Octavius,
un abogado cris1ano que defendía los valores de su fe, su colega pagano Caecilius, en su
papel de acusador crí1co de la conducta de los cris1anos, y él mismo, que actuaba a
modo de juez. De este ‘diálogo a tres’ destacan estos curiosos reproches de Caecilius
hacia su amigo creyente: «vosotros os abstenéis de placeres deshonestos; no
frecuentáis los espectáculos; no tomáis parte de nuestras pompas, procesiones o
banquetes públicos; os abstenéis de nuestros ritos sagrados y de toda bebida y carne
ofrecida en nuestros altares…»
A los cris1anos se les acusaba, pues, de ser diferentes al resto de ciudadanos. El
mundo los aborrecía, el mundo no los comprendía… Porque no eran ciudadanos de este
mundo, ni amaban lo que este mundo ama. Preferían agradar a Dios que agradar a los
hombres de su 1empo. ¡Bendita acusación! Pues no está exenta de celes1al
recompensa (Mt 5:11–12).

16
Aplicación:
Conducta: El comportamiento de un cris1ano debe buscar agradar a Dios aun cuando el
mundo lo cri1que por ello.
Promesa: Jesús nos advir1ó que el mundo nos aborrecería y nos perseguiría, pero él ha
vencido al mundo (Jn 16:33) y promete un galardón al que permanezca fiel a su
voluntad.
Mundo: Si nos damos cuenta de que la gente del mundo nos aplaude y nos 1ene en
buena opinión, párate a reflexionar: podría ser porque nuestro tes1monio cris1ano se
ha visto diluido y somos como el mundo.

17. Sangre en la arena


Ap 2:10; 1Pe 4:19; Hch 11:23; Mt 25:21.
Hay numerosos escritos an1guos que recogen las diferentes muertes y torturas que
sufrieron los cris1anos en Roma. Ya fuera en el Circo, en el Teatro o en el Coliseo, los
cris1anos se dejaban la vida por su fe. ¿Qué clase de creencias llevaba a todas esas
personas a preferir la muerte a renegar de aquellas?
En el cuadro 1tulado ‘La úl ma oración de los már res cris anos’ (1883), el pintor
francés Jean-Léon Gérôme muestra a un grupo de cris1anos, arrodillados en la arena del
Coliseo de Roma, con sus cabezas agachadas y sus manos entrelazadas orando, mientras
un león sale de la trampilla y se dispone a atacar; alrededor, varios cris1anos
crucificados arden en llamas.

La úl ma oración de los már res cris anos; Jean-Léon Gérôme

Aquellas muertes fueron mucho más que un espectáculo; aquella arena fue el lienzo
en el cual, los cris1anos rubricaron con su sangre las doctrinas en las que creían. Ante
miles de personas, su silencio, sus oraciones o sus cán1cos tocaron tantas almas como
las predicaciones en las plazas. Y aún después de su muerte, su tes1monio seguía vivo y
en boca de los que habían presenciado su tortura. Como los ciudadanos romanos
llegaron a decir: «Aun estando muertos, siguen hablando».

Aplicación:
Fidelidad: Mantengámonos firmes en nuestra fe, fieles al Señor, encomendándonos en
sus manos ante las pruebas, pues él también es fiel y man1ene sus promesas de
salvación a quienes perseveran hasta el final (Mr 13:13).
Tes+monio: Los cris1anos debemos ser coherentes con nuestras creencias, viviendo
17
conforme a las enseñanzas de Cristo aun en las más adversas circunstancias; solo así
verán que verdaderamente creemos lo que decimos, cuando predicamos con el
ejemplo.
Mundo: Los ataques del mundo al cris1ano pueden ser más efec1vos cuando este nos
brinda su amistad que cuando sufrimos su feroz persecución. Más creyentes han caído
cuando el mundo les ofreció su amistad que su enemistad.

18. El pez y la Iglesia clandes+na


Jn 3:5.
A diferencia de lo que pudiera parecer, la cruz no fue el primer símbolo con el que se
iden1ficaron los cris1anos. En un contexto hos1l en el que la Iglesia era perseguida,
nuestros hermanos de principios del siglo II idearon una forma de reconocerse entre
ellos sin ser descubiertos. El símbolo de un pez, formado simplemente por dos líneas
curvas entrelazadas, pasó a ser el iden1ficador secreto de un pueblo que se veía
obligado a esconder su fe para sobrevivir. Cuando una persona se encontraba con otra,
trazaba distraídamente una curva (en una mesa, en la palma de su mano o en la 1erra
de la calle); si la otra trazaba una segunda curva completando el pez, ambos se
reconocían como hermanos.

Ichthys

¿Por qué un pez? Las teorías son varias, pero Tertuliano (160–220) nos dio una pista
en su obra ‘De bap1smo’: «Nosotros, pequeños peces, a imagen de nuestro Ichthys,
Jesús Cristo, nacemos en el agua del bau1smo». Y es que la palabra ‘pez’ en griego es
‘ichthys’, cuyas letras formarían el acrós1co de la expresión ‘Iesous Christos Theou Yios
Soter’, es decir, ‘Jesús, Cristo, Hijo de Dios, Salvador’.
Así, este símbolo se convir1ó en una forma de señalar con su1leza la entrada a un
lugar donde la iglesia se reunía clandes1namente, o marcaba la lápida de la tumba de
un cris1ano.

Aplicación:
Símbolo: Los primeros cris1anos se iden1ficaban con el símbolo de un pez porque ellos
mismos se consideraban como peces, cuya vida procede del agua del bau1smo.
Clandes+nidad: Los primeros cris1anos no fueron unos insensatos a los que no les
importaba morir por su fe, sino que procuraban ser discretos sin renunciar a la
fraternidad y a sus creencias. ¿Nos seguimos escondiendo hoy?

19. Un nuevo significado para las catacumbas


18
Hch 24:14–15; 1Ts 4:13–14.
Debido a la ‘Ley de las XII Tablas’, los romanos tenían prohibido depositar los restos de
sus muertos en las áreas urbanas. Por ello, crearon pequeñas necrópolis a las afueras de
las ciudades, generalmente a los lados del camino, donde colocar las urnas con los
restos procedentes de las incineraciones, que era la forma más extendida de rito
funerario en la Roma imperial.
Pero había una comunidad que prefería otra forma de despedir a sus seres
queridos… Los judíos del siglo I a.C. mantenían la costumbre de la inhumación, y
enterraban a sus muertos en galerías subterráneas con nichos excavados en las paredes
de piedra; las llamaron ‘tumbas hacia abajo’, o lo que es lo mismo: ‘catacumbas’. Las
primeras comunidades cris1anas de Roma surgieron entre judíos, que reconocieron en
Jesús el Mesías prome1do en sus Escrituras. Y precisamente por ello, los primeros
cris1anos fueron enterrados en catacumbas construidas por judíos.

Nichos de las Catacumbas de Priscila

Cuando la comunidad fue creciendo, los cris1anos construyeron las suyas propias,
mucho más grandes y profundas. En su interior, algunas albergaban un espacio más
amplio, llamado cubículo, inicialmente pensado para celebrar pequeños ritos de
despedida, pero que cuando la persecución arreció, se convir1eron en centros
clandes1nos para la celebración de su fe. Así, donde antes se lloraba la muerte, ahora se
celebraba la esperanza de la resurrección y vida eterna que brinda la fe en Cristo.

Aplicación:
Esperanza: La muerte expiatoria de Jesús da una nueva esperanza de vida gozosa en
circunstancias en las que solo cabría experimentar pena y dolor.
Adoración: Dios no está interesado en el lugar donde los cris1anos le adoran, sino en el
espíritu con que lo hacen. El Evangelio llama a todos a que vengan a adorar a Dios en
Espíritu y en verdad aun si 1enen una catacumba por iglesia.

20. La EucarisCa de ayer… y de hoy


Lc 22:19; Hch 2:42; 1Co 11:27–29.
Gracias a los apologetas e historiadores del siglo I y II, disponemos de abundante
información sobre cómo se celebraban las primeras reuniones de culto cris1ano.
Jus1no Már1r (ca 100–165) nos dejó escrito en su Primera Apología: «En el día
llamado del Sol, todos los hermanos se reúnen en un lugar y leen las memorias de los
apóstoles o los escritos de los profetas, (…) luego el que preside exhorta a la imitación

19
de estas cosas. Después nos ponemos de pie y oramos. Concluida nuestra oración se
trae pan y vino con agua; el que preside ofrece oración y acción de gracias y el pueblo
asiente diciendo ¡Amén!». Este acto, con1núa diciendo Jus1no, «es lo que llamamos
Eujaris a»; afirma además, que se repar a el pan y el vino solo a los que creían que las
cosas expuestas en sus reuniones eran ciertas, haciendo llegar estos símbolos de la
pasión del Señor a los hermanos ausentes.
Veinte siglos más tarde, los cris1anos seguimos conmemorando, mediante la
comunión del pan y el vino, el sacrificio del cordero sin mancha que dio su vida para
redención de nuestros pecados, y lo hacemos el día en el que se rinde culto, no al Sol,
sino a aquel que es la Luz del mundo y que brilló como nunca en el rostro del Cristo
resucitado.

Aplicación:
EucarisCa: Jesús quiso que se recordara de generación en generación su entrega por
nosotros. Esforcémonos en mantener vivo y fiel el significado de su sacrificio.
Santa Cena: La cena del Señor no es para visitantes eventuales de la iglesia; es para
creyentes en el Señor. La muerte de Cristo no 1ene aplicación para aquellos que no la
han asimilado por la fe.

21. De las casas a las catacumbas


Mt 18:20.
Tal y como se desprende de los escritos apostólicos, las primeras comunidades cris1anas
se reunían en las casas de los creyentes para celebrar su fe (1Co 16:19; Col 4:15; Flm 2;
Ro 16:5). Expulsados de las sinagogas y sin reconocimiento legal por parte de Roma
como para tener un lugar de culto propio, los primeros cris1anos no tuvieron reparos en
conver1r sus casas en pequeñas iglesias. Muestra de ello es la casa hallada en 1934 en
la localidad arqueológica de Dura-Europos, en la actual Irak. Se trata de un edificio del
año 100 d.C., reformado en el 232; una vivienda en la que se habían derribado algunos
muros para albergar a más personas en una sola estancia, se había construido un
bau1sterio en su interior, y en cuyas paredes se pintaron hermosos frescos con mo1vos
cris1anos. En casas como esta, cuenta Ireneo de Lyon (130–202), los cris1anos exponían
algún texto del An1guo Testamento o de los Evangelios, oraban, cantaban alabanzas y
celebraban la comunión del pan y el vino.
Pero cuando la persecución arreció a mediados del siglo III, los cris1anos se vieron
obligados a trasladar su culto a lugares más apartados de ojos enemigos. Así, los
cubículos de las catacumbas pasaron a ser discretos y apartados lugares donde celebrar
sus reuniones de fe. No importaba el lugar ni la clandes1nidad a la que se habían visto
obligados a recurrir; allí donde había muerte, ellos pusieron esperanza de vida eterna,
allí donde todo parecía lúgubre, ellos eran luz, porque su Señor les había asegurado que

20
donde dos o tres se congregaran en su nombre, allí estaría Él, en medio de ellos.

Cubículo de la Catacumba de Priscila

Aplicación:
Culto: cualquier lugar puede ser nuestra iglesia, pues el Señor ha prome1do estar entre
los suyos, allí donde quiera que se encuentren.
Perseverancia: los primeros cris1anos no cedieron en su deseo de reunirse para
compar1r la Palabra de Dios y recordar a Cristo mediante la Santa Cena; hicieron frente
a las dificultades sabedores de que, aún en las peores circunstancias, el Señor estaba
con ellos.

22. El bau+smo: un mandato, diversos ritos


Mt 28:19; Jn 3:5.
Cuando Jesús ins1tuyó el mandato del bau1smo, no dio instrucciones precisas sobre
cómo o dónde debía ser prac1cado. De las Escrituras se desprende que el bau1smo
ministrado por Juan el Bau1sta y posteriormente por los discípulos se llevaba a cabo en
ríos o lagos, en los que se sumergía por completo al sujeto adulto que expresaba su
deseo de ser bau1zado (Mt 3:16; Hch 8:38–39).
Pero con el 1empo, se adoptaron otras costumbres en su prác1ca. Cuenta Tertuliano
(160–220) que los nuevos cris1anos «…se desnudaban totalmente antes de entrar en el
agua y luego se ves an con ropas nuevas y blancas». Con la persecución, pasaron a
hacerlo en casas, donde incluso se construían pequeños bau1sterios (ver ilustración 21)
y cuando el cris1anismo llegó a lugares de clima más frío, los bau1smos al aire libre en
ríos o lagos se sus1tuyeron por un rito que consis a en el derramamiento de agua sobre
la cabeza del bau1zado por tres veces. Un mandamiento, diversos ritos, pero un mismo
significado.

Aplicación:
Bau+smo: Para los cris1anos, el bau1smo es un acto que simboliza el nacimiento de un
hombre nuevo, que queda limpio del pecado por su fe en Cristo y renace como una
nueva criatura apta a los ojos de Dios.
Bau+smos: La modalidad del bau1smo no era tan importante como la obediencia al
mandato. Dios no busca uniformidad ritual, sino realidad espiritual.

23. El tes+monio del amor fraternal

21
Jn 13:35; Ga 6:10; Ro 12:10.
Los primeros cris1anos destacaron por un aspecto que hoy está muy de moda y bien
visto, pero que en su época causó no poca perplejidad: la obra social. Los creyentes
cuidaban los unos de los otros de una manera que Tertuliano (160–220) recoge con
estas palabras: «Tenemos una caja en la que cada cual deposita lo que quiere y lo que
puede para sustentar a los necesitados de la iglesia: pobres, viudas, huérfanos, ancianos
confinados en sus casas, los que han sufrido naufragio y presos por la fe».
Llevaron a la prác1ca el gran mandamiento del Señor, de forma que quienes les
veían comportarse de esa manera decían «¡Mirad cómo se aman unos a otros!».

Aplicación:
Amor: El amor a Dios se demuestra mediante nuestra obediencia a su Palabra (Jn
14:15), y el amor al prójimo es el segundo mandamiento en importancia (Mr 12:31); un
amor que debemos manifestar primeramente a los hermanos en la fe.
Tes+monio: Nunca debemos olvidar que nuestro comportamiento es fuente de
tes1monio y que debemos parecernos a Cristo en la forma en la que él nos amó.
Misión: Es importante entender que la gran comisión no incluye una predicación del
Evangelio que ignora las necesidades de los pobres. El Evangelio no es obra social, pero
tampoco es proclamación sin ayuda.

24. Már+res sin pelos en la lengua


Mt 10:22, 28; 2Ti 2:12; 1Pe 3:15.
Que muchos cris1anos dieron su vida por su fe sin ofrecer resistencia ?sica es un hecho
ampliamente conocido, pero que lo hicieran calladitos… eso sí que no. La ley romana
exigía que se pusiera por escrito todo proceso judicial que se llevara a cabo en los
tribunales, y gracias a ella, conservamos algunos registros, denominados actas
proconsulares (posteriormente llamadas ‘Actas de los már1res’), que recogen los
debates llevados a cabo durante los procesos a los cris1anos.
Bajo el mandato de Antonino Pío (138–161) fue apresado Policarpo de Esmirna
(69–155), un cris1ano de 86 años que llegó a discu1r enérgicamente con el procónsul
que le juzgaba. Como a pesar de su insistencia el anciano no apostataba de su fe, el
procónsul le amenazó con quemarlo en la hoguera, a lo que Policarpo respondió: «Me
amenazas con un fuego que arde una hora y pronto se apaga, porque no conoces aquel
fuego del juicio venidero y del eterno suplicio que espera a los impíos.»
Policarpo acabó en la hoguera, pero sabemos que no se le quemaron los pelos de la
lengua, porque no tenía.

22
Aplicación:
Perseverancia: Los primeros cris1anos nos dieron un ejemplo inigualable de fidelidad y
perseverancia; no renegaron de su fe ni dejaron de proclamar con sus argumentos las
verdades del Evangelio.
Temor: No debemos temer a los que solo pueden hacer daño a nuestro cuerpo;
temamos al que puede matar nuestra alma.
Defensa: Debemos estar preparados para presentar defensa de nuestra fe ante aquellos
que intenten convencernos de otra cosa que no sea el Evangelio de Cristo.
Evangelismo: Actualmente muchos proclaman un evangelismo azucarado con el
propósito de atraer a más personas y rehúyen hablarles de las realidades del infierno. El
problema es que, si bien logran que las personas acepten el Evangelio, lo que aceptan es
un Evangelio diferente. El Evangelio que no incluye ninguna idea incómoda no es un
Evangelio autén1co.

25. La temprana lucha contra el gnos+cismo


1Jn 4:2–3; 1Ti 6:20; Jud 4; 2Pe 1:16; Ef 2:8.
Cualquier doctrina del Evangelio, por sencilla que sea, es suscep1ble de ser
tergiversada, malinterpretada o radicalmente transformada. Y para muestra, un botón:
«Pero no solo el bau1smo libera, sino también el conocimiento». Con esta frase, el
gnós1co Teódoto de Bizancio plasmó una de las principales doctrinas del gnos1cismo.
El gnos1cismo fue una corriente filosófico-religiosa que alcanzó a algunos cris1anos
de mediados del siglo I con sus ideas atrac1vamente espiritualizantes. Los gnós1cos
defendían que, a través de la introspección, se podía alcanzar el conocimiento –gnosis–
de las verdades divinas, y que era este supremo conocimiento el que producía la
salvación. Para ellos, el mal y la perdición estaban vinculados a la materia, mientras que
la salvación y lo divino pertenecían a lo espiritual; de ahí que rechazaran la encarnación
de Dios en la persona de Jesucristo, idea que apoyaron los doce1stas, al defender que el
cuerpo de Jesús era solo ‘aparentemente material’. Tan radical fue su rechazo por la
materia, que prohibieron reproducirse porque eso significaba crear más materia (!!!)
Los gnós1cos proclamaban estas doctrinas heré1cas, verbalmente y por escrito, por
lo que los apóstoles se vieron obligados a insis1r en la perseverancia en la sana
doctrina, del verdadero Evangelio que afirma la salvación por la fe, y en la encarnación
de Jesús.
Entre tanta introspección (que debía ser sumamente aburrida) y el ‘prohibido
reproducirse’, cuesta entender que el gnos1cismo tardara tres siglos en ex1nguirse. Hoy
no habría durado ni dos telediarios.

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Aplicación:
Herejías: Los primeros cris1anos tuvieron que hacer frente a falsas interpretaciones de
la venida de Cristo y a ideas erróneas sobre la salvación; ¿cuáles son las herejías a
comba1r en nuestros días?
Salvación: Los cris1anos defendemos una sola vía de salvación para el hombre: la fe en
Jesús, Hijo de Dios, encarnado y muerto por nuestros pecados.
Evangelismo: La salvación no se encuentra en el conocimiento, pues ella no es el
remedio a la ignorancia de la mente; es el remedio a la corrupción del corazón.
Glorificación: Nuestra liberación final del pecado no consiste en ser librados del cuerpo,
sino en la regeneración de nuestros cuerpos para que estos se comporten de la forma
que corresponde a un espíritu completamente san1ficado. La resurrección muestra la
importancia que Dios da al cuerpo. Cristo pudo sencillamente haber revivido y
ascendido en espíritu, pero lo hizo en un cuerpo glorificado.

26. Lo que unos cas+gan, Dios lo premia


Mt 10:22 (Mr 13:13); He 6:10–11; Ro 2:6–7; 6:22; Jn 17:25; 10:27–8; Ga 6:8.
En el año 112, Plinio el Joven (62–113), gobernador romano de la provincia de Ponto-
Bi1nia en Asia Menor, escribió una carta al emperador Trajano (98–117) relatando su
manejo de la persecución y juicio a los cris1anos. De ella cabe destacar el siguiente
párrafo:
Les pregunto si son cris1anos. Si lo admiten, repito la pregunta una segunda y una
tercera vez, amenazándolos con la pena capital; si persisten los sentencio a muerte.
Porque no dudo que, cualquiera que pueda ser el 1po de crimen que ellos han
confesado, su terquedad y obs nación inflexible ciertamente deben ser cas1gadas.
(Cursivas añadidas)
Lo que el mundo consideraba delito y obs1nación, Dios lo llama fe inquebrantable.
Lo que el mundo cas1gó con la muerte, Dios lo premia con la vida eterna.

Aplicación:
Fidelidad: El Señor nos anunció persecución, pero también prome1ó vida eterna a los
que perseveren con fidelidad hasta el final.
Incomprensión: El mundo no siempre nos va a comprender; debemos estar preparados
para recibir las crí1cas y las consecuencias de ser cris1anos en un mundo ateo.
Mar+rio: En algunas épocas de la Iglesia el simple hecho de hacerse llamar ‘cris1ano’
era suficiente para merecer la pena de muerte. Hoy este peligro no existe en el mundo

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occidental, y sin embargo muchos callan.
Evangelismo: Es incomprensible que algunos cris1anos dejen de compar1r el Evangelio
porque temen la burla, cuando otros estaban dispuestos a iden1ficarse con Cristo sin
1tubeos aun bajo pena de muerte.

27. El primer reino cris+ano


Mt 28:19; Mr 16:15; Hch 1:8.
Si preguntáramos en nuestras iglesias a los miembros más veteranos cuál fue el primer
reino cris1ano ¿qué crees que responderían? Nos cuenta Eusebio de Cesarea que el
Apóstol Tomás envió a Tadeo a predicar a una región al este de An1oquía llamada
Osroene, donde el Evangelio fue muy bien acogido. En pocos años, el cris1anismo había
llegado a impregnar todos los estratos de su sociedad. Este pequeño reino, con Edesa
como ciudad capital, es el primero del que se 1ene constancia que se declarara como
reino cris1ano. Se han encontrado monedas del rey Abgar IX (179–216) en las que figura
la cruz de Cristo en su corona y en las Crónicas de Edesa un texto describe que había un
templo cris1ano que quedó destruido en las inundaciones que sufrió la ciudad el año
201. Sus habitantes, en su celo por llevar el mensaje de Cristo al mayor número de
gente posible, promovieron que en Edesa se llevara a cabo la primera traducción de los
Evangelios del griego al siríaco, idioma que se hablaba en toda la región de
Mesopotamia, con lo que pudieron hacer llegar las palabras de Jesús a otros pueblos en
su propio idioma.
En una época en la que el Imperio Romano lo dominaba prác1camente todo,
Osroene fue un pequeño reino donde Cristo lo era todo.

Aplicación:
Evangelismo: Los apóstoles, en su labor de llevar el Evangelio a todas las naciones, no
descartaron a ninguna población por pequeña o insignificante que pareciera. Y a veces,
donde menos te lo esperas, el mensaje del Señor arraiga y llega a dar mucho fruto.
Ministerio: Dios u1liza a todo cris1ano para ministrar. Unos son llamados a un
ministerio público, otros a ministerios detrás del escenario. El ministerio del Apóstol
Tomás no figura en las páginas del N.T. tanto como el ministerio del Apóstol Pablo. No
obstante, fue u1lizado efec1vamente para cumplir con la gran comisión.
Iglesia: Dios 1ene Iglesia incluso en los lugares donde menos imaginamos.

28. La primera nación cris+ana


Mt 10:22; Ap 14:12.
Si Osroene fue el primer pequeño reino independiente en declararse cris1ano, Armenia
25
1ene el privilegio de ser la primera gran nación en declarar el cris1anismo como religión
oficial del estado. Dice el historiador Agathangelos que cuando el rey armenio Tiridates
III (287–330) cayó enfermo en el 315, mandó llamar a un conocido cris1ano, Gregorio el
iluminador (240–332). Este era un noble armenio que había sido educado como
cris1ano en Capadocia y cuyo empeño por evangelizar su 1erra natal le había hecho
acabar en las mazmorras del rey. Al resultar restaurado, el monarca declaró el
cris1anismo como religión de la nación. Hubo en Armenia en muy poco 1empo
conversiones masivas de sus gentes, que destruyeron todas las figuras de sus ídolos y
convir1eron los templos paganos en iglesias cris1anas.
Precisamente por esta conversión, Armenia se negó a adoptar el zoroastrismo
(religión de la an1gua Persia) cuando fue invadida por los persas en el 451. Los líderes
cris1anos dirigieron al rey persa estas memorables palabras: «De esta fe nadie nos
podrá apartar.… Haz lo que quieras.» Y lo hizo: en todo el territorio donde Persia ejercía
su hegemonía, se llevó a cabo una feroz persecución del cris1anismo y unos 16.000
creyentes murieron már1res por su fe, pero ganaron la vida eterna por su fidelidad.

Aplicación:
Conversión verdadera: Cuando se acepta en el corazón el Evangelio, la vida del creyente
sufre una transformación en la que se rompe por completo y defini1vamente con la
idolatría y el pecado… y no se vuelve atrás.
Providencia: Dios obra de formas inesperadas para abrir el corazón de los hombres al
Evangelio. En el caso de Tiridates III era necesaria una enfermedad que quebrantara su
corazón, y posteriormente su sanidad para impresionar dicho corazón con la veracidad
del Evangelio.
Evangelismo: Dios con1nuamente busca puertas abiertas para que nosotros podamos
entrar y compar1r el Evangelio. En el caso de Gregorio el iluminador la enfermedad de
Tiridates III fue la puerta ideal para poder proclamarle el Evangelio.

29. ¿Y qué fue de los judíos?


Mt 24:1–2; 1Co 3:16–17; 1Co 6:19; 1Pe 2:5; Jn 4:23.
En el año 66 el pueblo judío se rebeló contra Roma, en la que hoy conocemos como
Primera Guerra Judeo-Romana. El emperador Vespasiano (69–79) envió su ejército,
comandado por su hijo Tito, que tomó Judea y si1ó la ciudad de Jerusalén. Durante el
asedio del año 70, los soldados incendiaron una parte del pór1co que comunicaba con
la Torre Antonia, de forma que el fuego alcanzó el Templo. Los soldados,
desobedeciendo a su general, saquearon el edificio, que acabó completamente
destruido. La ciudad cayó y la victoria fue conmemorada en el Arco de Tito, aún en pie
en la Vía Sacra de Roma.
Los judíos se quedaron sin el lugar que consideraban la Casa de Dios (1Cr 17:11–12),
26
sin el lugar donde residía su presencia y donde creían que se debía adorar.

Relieve en el Arco de Tito: soldados saqueando el Templo De original file by Steerpike - File:Arch
of Titus Menorah.png, CC BY 3.0, hDps://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=6218085

Aplicación:
Templo: Jesús predijo la destrucción del Templo porque él mismo inauguraría una era
en la que ya no habría un solo lugar que simbolizara la presencia de Dios. Con la llegada
del Espíritu Santo cada cris1ano se convierte templo de Dios.
Presencia de Dios: Tras la misión redentora de Cristo, Dios elige estar presente en
medio de su pueblo de una forma diferente; ya no entre paredes sino en piedras vivas.
Adoración: Con la destrucción del templo queda también simbolizada la forma en la
que Dios desea ser adorado: no en lugares santos, sino en corazones santos.
Soberanía: Dios es soberano. U1lizó a Israel para juzgar a las naciones paganas, e
igualmente u1lizó a las naciones paganas para juzgar y cas1gar a su pueblo. Así fue en la
primera guerra judeo-romana, cuando Dios cas1gó el rechazo de los judíos a Cristo
valiéndose del ejército romano para saquear el templo y destruirlo.

30. La gran diáspora judía


Ez 37:11–14.
Nos cuenta el historiador judío Flavio Josefo (37–101) que tras la destrucción de
Jerusalén y su Templo, el emperador Adriano (117–138) emprendió la reconstrucción de
la ciudad. Cuando hubo terminado, decidió cambiar su nombre por el de Aelia
Capitolina, (Aelia, nombre del que procede Adriano, y Capitolina en honor a la Triada
Capitolina de dioses romanos). Además, prohibió la circuncisión por considerarla un
acto de barbarie y anuló algunas leyes judías, como el respeto del sábado. La gran
indignación que todo esto provocó en el pueblo fue aprovechada por el líder judío
Simón bar Kojba, que encabezó en el 135 una nueva rebelión judía a la que Roma
respondió de forma aplastante. Se calcula que murieron 580.000 judíos, y aunque
algunos permanecieron en Judea, la mayoría de los supervivientes huyeron a los países
vecinos. Para borrar todo ves1gio del pueblo de Israel, Adriano cambió el nombre al
territorio, que pasó a llamarse Pales1na, en honor al monte Pala1no de Roma.
El núcleo más importante se instaló en la an1gua Babilonia, donde pudieron seguir
prac1cando un judaísmo ortodoxo; desde allí, los principales rabinos redactaron y
difundieron el famoso Talmud. Estas colonias judías repar1das por más de 40 países,
serían posteriormente núcleos donde también pudo florecer el cris1anismo.
Allí donde hubo judíos se mantuvo viva la esperanza de restauración y de

27
recuperación de la 1erra prome1da.

Aplicación:
Judaísmo: La presencia de la fe del pueblo judío por numerosos países, fue un factor
que favoreció la extensión del Evangelio.
Diáspora: El Señor usó la dispersión de su pueblo para llevar su Palabra por la prác1ca
totalidad del mundo por aquel entonces conocido, abonando así un terreno en el cual
sería más fácil que arraigara el Evangelio.
Restauración de Israel: El pueblo judío nunca olvidó que Dios había prome1do hacerlos
regresar a la 1erra que les dio por heredad. Desde que Israel fue reconocido como
nación en 1948, millones de judíos han ido regresando a su 1erra, convencidos de que
este es el cumplimiento de la promesa divina.
Promesas de Dios: El Señor es fiel a su Palabra, no se ha olvidado de su otro pueblo, y
cumple sus promesas.

31. Apócrifos y pseudoepigráficos: Buscando lo autén+co


2Ti 3:14–17.
Durante los siglos I y II surgieron diversos escritos griegos en la geogra?a judeo-
helenís1ca que se atribuían a los patriarcas, profetas o apóstoles y que plantearon un
serio reto a aquellos que intentaban discernir qué escritos eran autén1cos e inspirados
por Dios, de los que no. El término ‘apócrifo’ originariamente designaba a aquellos
libros que habían sido deliberadamente mantenidos en secreto debido a la naturaleza
de su contenido: textos de 1nte apocalíp1co o misterioso, como el Libro de Enoc o
capítulos adicionales del libro de Daniel y Esdras, salieron a la luz causando no poco
revuelo.
Igualmente, aparecieron textos supuestamente escritos por Moisés, Abraham o
Salomón, como el Testamento de los doce patriarcas, o el libro de los Salmos de
Salomón, y otros atribuidos a los apóstoles, como el Evangelio de Pedro, el Evangelio de
Tomás o el de San1ago. Estos son los conocidos como ‘pseudoepigráficos’, pues se
autodeclaran como escritos por personas que realmente no los escribieron.
Ante este panorama, se hizo necesario elaborar un listado de textos que pudieran
considerarse como verdadera Palabra de Dios. Así fue como se formó el ‘Canon de la
Escritura’, tanto para los libros del An1guo Testamento (Canon hebreo) como para los
que iban a conformar el Nuevo Testamento. Algunos textos, quedaron fuera de este
canon, por considerarse no inspirados, pero a los que se reconoce su valor como
documentos históricos, como es el caso de los libros de los Macabeos, Tobías o Judit,
considerados ‘deuterocanónicos’.

28
Aplicación:
Canon: Hoy en día sigue siendo necesario tener una ‘vara de medir’ con la que discernir
qué libros, doctrinas y predicaciones son realmente inspirados por Dios.
Inspiración de Dios: Dios usó a decenas de personas a lo largo de decenas de siglos para
poner por escrito su Palabra, soplando en ellos la esencia de lo que habían de redactar.
Y lo hizo de forma que, a pesar de ser muy dis1ntos en carácter y cultura, todos
mantuvieron una extraordinaria coherencia interna y una consonancia sublime con la
historia del plan de salvación de Dios.
Soberanía: Dios es absolutamente soberano, incluso para u1lizar diversas herejías y
falsos escritos para mover a los líderes cris1anos a definir el verdadero canon de la
Escritura.

32. De la persecución al intento de exterminio


Hch 2:46–47; Hch 5:38–39.
Nos cuenta Orígenes de Alejandría (185–254) que a mediados del siglo III el emperador
Decio (249–251) culpó a los cris1anos de la decadencia en que se hallaba el imperio y
emprendió una polí1ca militar y religiosa que les recondujera a su an1guo esplendor;
por ello dictó en el año 250 una orden según la cual «los cris1anos debían abandonar su
fe o morir». Pero el efecto conseguido fue justo el contrario, como describe Tertuliano
en su Apología: «…segando, nos sembráis; más somos cuanto más sangre derramáis; la
sangre de los cris1anos es semilla».
Tanto fue así que, llegados al año 303, el emperador Diocleciano (248–305) se
propuso exterminar esta incómoda plaga, ordenando la destrucción de todo templo
cris1ano, la quema de sus Biblias, la ejecución de sus líderes, y el arresto y mar1rio de
todo creyente. Pero la comunidad cris1ana, inexplicablemente a ojos humanos, crecía y
crecía.

Aplicación:
Providencia: Dios sos1ene a su pueblo, y lleva a cabo sus planes a pesar de la oposición
del mundo.
Crecimiento de la iglesia: A pesar de hombres imperfectos y circunstancias hos1les,
Dios sigue tocando los corazones de quienes han de ser salvos.
Poder de Dios: Nada ni nadie puede destruir lo que es de Dios porque Él es más
poderoso que cualquier autoridad humana o poder del maligno.
Iglesia: Cristo prome1ó que edificaría su Iglesia y que las puertas del Hades no

29
prevalecerían contra ella.

33. El principio del fin de la persecución


Fil 1:18; Mt 5:44; Lc 6:27–28; 1Ti 2:2.
En el año 311, el emperador romano Galerio cayó gravemente enfermo. Era un hombre
muy supers1cioso en cuanto a cues1ones como la muerte y la existencia del infierno. Tal
vez por ello, y torturado por sus remordimientos por haber perseguido a los cris1anos,
decidió promulgar el que se ha conocido como ‘Edicto de Tolerancia de Nicomedia’, que
supuso para los cris1anos una tregua en su persecución.
Esta fue una inicia1va no exenta de intereses personales, como así quedó reflejado
en sus célebres palabras: «De modo que será deber de los cris1anos, a causa de esta
tolerancia, orar a Dios por nosotros, por el Estado, y por mí mismo.» Ya lo dice el refrán:
«por el interés…»

Aplicación:
Intereses: A veces no sabemos si las personas actúan con sinceridad o movidas por
intereses personales, pero no debemos desaprovechar ninguna oportunidad que nos
permita prac1car y proclamar nuestra fe, por el bien de aquellos que aún deben
conocer a Cristo.
Enemigos: Jesús nos instó a amar a nuestros enemigos, a los que nos persiguen y
maldicen, y a orar por quienes nos gobiernan, nos gusten o no.
Corazón: Dios 1ene el corazón de los reyes en sus manos y, como corrientes de agua, los
inclina conforme a su placer. En este caso cambió el corazón de un emperador
persecutor a un hombre necesitado de los cris1anos.

34. La conversión de Constan+no el Grande


1Cr 28:9.
Cuenta Eusebio de Cesarea que el emperador Constan1no (306–337), marchaba con su
ejército hacia el Puente Milvio cuando vio la forma de la cruz frente al sol; esa noche,
tuvo un sueño en el que veía un símbolo con una inscripción que decía «In hoc signo
vinces» («Con este signo vencerás»). Se trataba de las letras Ji y Ro, iniciales de la
palabra Cristo en griego, sobrepuestas entre sí. Mandó pintar este signo – llamado
desde entonces el Lábaro de Constan1no–, en los escudos de su ejército y, tras
producirse su victoria sobre Majencio el 28 de octubre de 312, Constan1no se convir1ó
al cris1anismo.

30
Lábaro de Constan no

Esta conversión ha sido puesta en entredicho por numerosos historiadores y crí1cos,


pues Constan1no no llevó una vida que reflejara una verdadera adopción de los valores
cris1anos. Ejecutó a su cuñado Licinio, a su hijo mayor y a su segunda esposa, y lejos de
abolir la pena de muerte, solo sus1tuyó la crucifixión por la horca.
Los relatos sobre sus úl1mos días de vida mezclan lo histórico con la leyenda. Se dice
que, ya en su lecho de muerte, Constan1no pidió en secreto ser bau1zado. Fuera
sincera o no su conversión, la primera o la segunda, lo cierto es que bajo su mandato se
promulgó el ‘Edicto de Milán’, gracias al cual por fin hubo paz para los cris1anos.

Aplicación:
Conversión: Solo Dios, que conoce los corazones, puede saber si la fe es autén1ca.
Revelaciones: Muchos inconversos que han terminado aceptando el Evangelio han
tes1ficado acerca de alguna visión o sueño de Dios por el cual cambió el rumbo de sus
vidas.

2. EL IMPERIO ROMANO CRISTIANO


Del Edicto de Milán a la Caída del Imperio Romano de Occidente
(313–476)

35. Si no puedes con ellos, únete a ellos. El Edicto de Milán


Hch 28:31.
Constan1no el Grande (313–337) demostró ser un emperador inteligente y de brillantes
ideas; la mejor de todas, sin duda, fue la que se le ocurrió para triunfar allí donde sus
predecesores habían fracasado: la lucha contra el cris1anismo. ¿Que cómo resolvió el
problema? ¡Uniéndose a ellos! Constan1no supo ver que la lealtad al emperador, si se
unía a la lealtad a una religión compar1da, podía ser la clave para salvar a un imperio
que decaía y se dividía por momentos. Y así fue.
Tras su peculiar y cues1onada conversión al cris1anismo, Constan1no se reunió el
313 en Milán con su cuñado Licinio, emperador de Oriente, para firmar un decreto que
concedería libertad religiosa en todo el territorio imperial: el ‘Edicto de Milán’. Este
reconocía el cris1anismo como religión lícita y exigía la devolución de los lugares de
culto confiscados a los cris1anos.

31
Así, en un imperio de 50 millones de habitantes, de los cuales 6 millones eran
cris1anos, se puso fin a una persecución que había durado casi tres siglos y que había
acabado con la vida de casi 10.000 cris1anos.

Aplicación:
Libertad religiosa: La libertad para prac1car la fe cris1ana fue un derecho que costó la
sangre de muchos fieles y sin duda un avance muy anhelado ¿sabemos aprovecharla
hoy en día para proclamar a Cristo ya sin impedimentos?
Poder del Evangelio: El Señor Jesucristo explicó el poder dinámico del Evangelio con la
semilla de mostaza, que aunque era las más pequeña, generaba un gran árbol. Así, el
Evangelio comenzó con doce humildes apóstoles en medio del vasto Imperio Romano, y
creció hasta cris1anizar todo su territorio.

36. Una obra social extendida… y no siempre comprendida


Ga 6:9; 1Pe 2:20; Dt 14:29; Mt 22:39.
El cuidado del necesitado fue uno de los valores que caracterizaron a las primeras
comunidades cris1anas; y, aunque procuraban principalmente el bien de los hermanos
en la fe, no se limitaron a estos, sino que atendían también las necesidades de los no
creyentes en la medida en que les era posible.
Esta realidad quedó reflejada en la célebre queja del emperador Juliano, apodado ‘el
Apóstata’ (361–363): «Los cris1anos alimentan no solo a sus propios pobres, sino
también a los nuestros, mientras que ya nadie que esté necesitado busca ayuda en
nuestros templos».
La solidaridad de los cris1anos había conseguido que ninguna persona necesitada
buscara socorro en los templos paganos. El que buscaba alimento o amparo, lo hallaba
en los cris1anos. ¡Qué ilustra1va queja y qué precioso tes1monio!

Aplicación:
Ayuda: El Señor nos pidió hacer el bien a todo aquel que necesitara nuestra ayuda, algo
en lo que no debemos desfallecer y que tendrá su galardón.
Prójimo: Los cris1anos hemos sido llamados a amar al prójimo como a nosotros
mismos, sin hacer dis1nción de raza, cultura o creencia religiosa.
Tes+monio: La conducta cris1ana sirvió para alejar a los no creyentes de los templos
paganos; aunque no siempre nuestro comportamiento sea comprendido o aplaudido,
sabemos que obedecemos al Señor y eso es lo importante.

37. Para que llueva a gusto de todos


32
1a̱ Co 8:9; Gá 5:13.
Cuando Constan1no (313–337) venció defini1vamente a su cuñado Licinio, se convir1ó
en único emperador romano sobre Oriente y Occidente. Decidió reconstruir la ciudad de
Bizancio para conver1rla en la nueva capital del Imperio, embelleciéndola y
fortaleciéndola de tal manera que llegó a rebau1zarla como la ‘Nueva Roma’.
Pero en esta ciudad cohabitaban tanto el paganismo como el cris1anismo, por lo
que en la celebración de su restauración, Constan1no decidió llevar a cabo una
ceremonia que agradara a todos; una acto conmemora1vo que fuera mitad cris1ano y
mitad pagano… Y así fue cómo en la plaza del mercado se puso la cruz de Cristo sobre el
carro del dios Sol. ¡Y todos tan contentos!
La nueva libertad del cris1anismo trajo consigo algunas mezclas donde resultaba
di?cil ver los límites entre unas creencias y otras. Que el emperador, supuestamente
cris1ano, permi1era semejante mezcolanza, no fue precisamente de ayuda para quienes
pudieran cues1onarse tales prác1cas, y más de uno creería que todo aquello estaba
bien.
Tras la muerte del emperador, la ciudad pasaría a llamarse Constan1nopla, que hoy
en día conocemos como Estambul, y ha seguido siendo todo un ba1burrillo de culturas
y religiones donde parece que todo vale…

Aplicación:
Discernimiento: Cuando no se conocen bien las bases de la fe cris1ana resulta di?cil
discernir lo que es apto a los ojos de Dios y lo que no.
Cris+anismo adulterado: Debemos luchar por aquellas prác1cas que buscan agradar a
todos en detrimento de la fe autén1ca que agrada a Dios.
Cris+anos fuertes/débiles: Es responsabilidad de los cris1anos fuertes no hacer nada
que pueda resultar piedra de tropiezo para aquellos menos veteranos en la fe.

38. Los primeros hospitales


Mt 4:23; Lc 9:2; Mt 25:37–40; Dt 10:17–18; Sal 68:5; Is 1:17.
Aunque se conocen pequeños centros de acogida de enfermos en la India del siglo III
a.C., la gran revolución en la concienciación ciudadana hacia el cuidado de los más
desprotegidos de la sociedad se produjo durante la etapa del Imperio Romano
cris1anizado. En 369 d.C, Basilio de Cesarea (330–379) fundó en su ciudad un hospital
con capacidad para 300 camas donde atender a enfermos, minusválidos crónicos,
huérfanos y peregrinos que necesitaran hospicio.
Desde entonces y hasta el siglo XIX, la mayoría de los hospitales, leproserías,
orfanatos y asilos de Europa y América tuvieron su origen y sostenimiento en el
colec1vo cris1ano. Durante las epidemias de fiebre 1foidea, cólera y peste que han
33
azotado el mundo, los únicos lugares que permanecían abiertos al pueblo eran
precisamente los hospitales cris1anos.

Aplicación:
Obra social: El ministerio de Cristo tuvo tres pilares: la predicación del Evangelio, la
enseñanza de las Escrituras y la obra social, desarrollada en su caso en la atención de
enfermos (Mt 4:23). Y a sus discípulos ordenó que hicieran lo mismo (Lc 9:2), por lo que
la Iglesia de hoy debe cuidar este importante ministerio, estando disponibles para los
que más nos necesitan, incluso cuando todas las demás ins1tuciones les cierran las
puertas.
El carácter de Dios: Si queremos imitar el carácter de Dios, debemos desarrollar una
especial empa a y compromiso con los que sufren, con los enfermos, con los
necesitados, con los más desprotegidos de nuestra sociedad, por los pobres y los
extranjeros.
Reforma social: Como cris1anos, nuestra prioridad no es reformar la sociedad, sino
proclamar el Evangelio. Y uno de los efectos secundarios de transformar a las gentes
será que estas lleven a cabo buenas obras, que acabarán reformando la sociedad.

39. Casas de expósitos


Dt 24:19–21; Dt 26:13; Sal 10:14; 1Co 2:16; Ef 4:23.
El mundo greco-romano en el cual apareció el cris1anismo a menudo era inhumano y
cruel. Los más débiles, pobres o enfermos eran repudiados y marginados por la
sociedad. Los espartanos, por ejemplo, dejaban a los recién nacidos que consideraban
débiles en el ‘Apotetos’ – que significa ‘lugar de abandono’– al pie del monte Taigeto; y
era costumbre romana dejar al bebé en el suelo al nacer en espera de que un hombre lo
recogiera, aceptándolo así como hijo suyo. Los que no tenían esa suerte y los que
sufrían la desgracia de quedar huérfanos de padre, quedaban a expensas de la caridad
que algún hombre piadoso pudiera ejercer con ellos.
La expansión en libertad del cris1anismo en el siglo IV, hizo posible que la é1ca de
Dios llegara a impregnar la conciencia ciudadana, de forma que a par1r de entonces
estos niños eran considerados como seres a los que proteger y cuidar, pues el Señor así
lo había ordenado. Fueron líderes cris1anos quienes promovieron la creación de los
primeros lugares de acogida y sostenimiento de estos pequeños niños, ‘expuestos’ a la
desgracia: las casas de ‘expósitos’.

Aplicación:
Concienciación social: En el siglo IV fue necesario un ‘cambio de mente’, una
renovación de la conducta a la luz de lo que ordena la voluntad de Dios. Cambiar viejas

34
costumbres es di?cil… solo el que nace de nuevo y desarrolla la mente de Dios puede
obrar conforme a Él le agrada.
El carácter de Dios: El Señor se proclama a sí mismo como el defensor del huérfano y la
viuda; se preocupa por aquellos por los que nadie más se preocuparía. Los
insignificantes de la sociedad son valiosos para Él. ¿Tenemos nosotros este mismo
sen1r? ¿Cómo lo llevamos a la prác1ca?

40. Libertad, relajación y corrupción


1Co 8:9; 1Jn 2:18–19; 1Jn 3:10; 1Jn 4:1.
Siguiendo la línea de Constan1no, el emperador Teodosio el Grande (378–392)
promulgó en 380 el conocido como Edicto de Tesalónica, en el que establecía el
cris1anismo como la religión oficial Estado. En él, instaba a todos los pueblos a
‘adherirse a la fe transmi1da a los romanos por el Apóstol Pedro’. Así fue como el
Imperio Romano pasó de perseguidor a favorecedor de la fe cris1ana.
Los creyentes conservaron la libertad para prac1car su fe, pero la orden imperial
también llenó las iglesias de personas cuyas conversiones no eran autén1cas. Se produjo
un relajamiento en el celo evangelizador, se incorporaron a los ritos eclesiás1cos
elementos paganos y se usó la iden1dad cris1ana como un medio para ocupar los altos
cargos que el gobierno imperial reservaba solo para aquellos que profesaran el
cris1anismo. La libertad de culto trajo consigo lo que la persecución había evitado, y en
tan solo unas décadas, el cris1anismo se contaminó con idolatrías, hipocresías y abusos
de poder.

Aplicación:
Libertad religiosa: Aprendamos a aprovechar los beneficios que la libertad de culto
supone para la extensión del Evangelio, sin perder por ello el rigor doctrinal y sin bajar
la guardia frente a posibles herejías y pecados en el seno de la Iglesia.
Corrupción: Satanás puede disfrazarse de cordero con tal de mezclarse en el rebaño y
hacerle daño desde dentro. Debemos estar atentos ante la amenaza que supone la
presencia de falsos cris1anos en nuestras iglesias y actuar eficazmente cuando así
sucede.

41. Así surgió el Monas+cismo


Jn 17:15; Jn 17:18; Mt 5:14; Col 3:12; 1Ti 6:11–12.
La libertad y el privilegio que empezó a otorgarse a los cris1anos en 1empos de
Constan1no y Teodosio, provocó ciertos abusos y actos ilícitos que desagradaron a los
que permanecían fieles a la fe autén1ca. Esto llevó a algunos cris1anos a optar por una

35
vida de austeridad alejada de una sociedad cada vez más corrupta. Uno de ellos fue
Pablo de Tebas, que renunció a su notable patrimonio ante el acoso avaricioso de su
propia familia, para irse a vivir su fe en el desierto.
El ejemplo de ‘Pablo el ermitaño’ fue seguido por Antonio Abad y otros muchos, que
prefirieron llevar una vida de asce1smo, contemplación y fuga del mundo corrupto.
Cuando su número fue en aumento, tuvieron que organizarse en lugares apartados, los
monasterios, donde llevar a cabo una vida humilde y de renuncia, que es acorde a los
principios enseñados por Cristo, pero también de alejamiento de la sociedad, que no lo
es tanto.

Aplicación:
Monas+cismo: Jesús no nos pidió una vida de monjes alejados del mundo, sino de hijos
de Dios viviendo con humildad en un mundo en el que ser sal y luz.
Corrupción: Huir del amor al dinero no significa marcharse de la sociedad, pues Pablo
instaba a Timoteo a ‘alejarse espiritualmente’ de este pecado; lo importante es estar
presente para «pelear la buena batalla de la fe» sin que los pecados del mundo te
contaminen.
Dinero: Las riquezas no necesariamente deben desecharse. Dios no nos llama a
renunciar al dinero –como hacían los monjes que adoptaban votos de pobreza–, pero sí
nos llama a desprendernos de él para ayudar a los necesitados y promover la obra de
Dios.

42. La organización eclesial


Fil 1:1; 1Ti 5:17; Ro 12:4–8; 1Co 12:22–25.
Cuando las comunidades cris1anas crecieron en número y pudieron habitar en un
entorno de paz y libertad religiosa, comenzaron a organizar su estructura para ofrecer
un mejor servicio dentro y fuera de la Iglesia.
Eusebio de Cesarea (260–340) nos cuenta que una iglesia de Roma tenía «un obispo,
cuarenta y seis presbíteros, siete diáconos, siete subdiáconos, cuarenta y dos acólitos,
cincuenta y dos exorcistas, lectores y porteros, y más de mil quinientas viudas y
personas en desgracia, todos ellos nutridos por la gracia y el cuidado amoroso del
Maestro».
Quedaba así reflejada la realidad de la Iglesia: Un cuerpo, muchos miembros; todos
unidos, todos necesarios.

Aplicación:
Ministerio: Cada miembro de la Iglesia 1ene su lugar y su función, cada ministerio es
digno y necesario, y hemos sido llamados a ejercer nuestra función con integridad de

36
corazón porque lo hacemos para el Señor (Col 3:23).
Iglesia: La complejidad en la estructura de la Iglesia fue la respuesta a la necesidad de
organizarse de forma que pudiera desempeñar mejor todas sus funciones.
La suficiencia de la Escritura: Debemos mostrar celo por defender lo que la Biblia
establece, en lugar de añadir nuestras propias ideas (por buenas que estas parezcan). El
gobierno de la iglesia consiste básicamente en ancianos, pastores y diáconos. A esta
organización se han agregado más cargos ingeniados por los hombres, y aunque
parezcan inofensivas, con el 1empo estas añadiduras se convierten en notorias
distorsiones de lo establecido por Dios.

43. Y se montó un lío bárbaro


Mt 5:44; Lc 6:27; Ef 6:17; 1 Ti 6:12.; He 4:12.
Aunque pudiera parecerlo, el mundo en el siglo IV no se limitaba al Imperio Romano. A
su alrededor, unos inquietantes vecinos amenazaban la paz del territorio imperial. En
Asia central habitaba un pueblo de raza mongola, los hunos, temidos por sus feroces
guerreros. Tras aterrorizar e invadir China e India, decidieron ir al oeste en busca de
1erras de clima más cálido y esto empujó a diversas tribus bárbaras del norte de Europa
a buscar refugio en el sur. Inicialmente, los godos entraron en los Balcanes de forma
pacífica, pues el 376 pidieron permiso para habitar en el territorio del Imperio Romano,
pero pronto se sublevaron y no se conformaron con ser súbditos tributarios. Su rebelión
animó al resto de tribus bárbaras, de forma que los burgundios y los francos ocuparon
parte de Francia, los visigodos cruzaron hasta España, los anglosajones ocuparon el
norte de Europa y ya nada volvió a ser lo mismo.
Dice el refrán que no hay mal que cien años dure. Habría que añadir, que la paz
tampoco. El imperio se vio invadido de bárbaros que nada sabían de la fe cris1ana.
Cuando el general visigodo Alarico si1ó Roma y la saqueó el 410, los cris1anos romanos
creían estar viviendo el fin del mundo. Cuenta Jerónimo de Alejandría que les parecía
estar delante del mismísimo an1cristo.
Pero lo que parecía el fin de los días, solo fue un punto y seguido en la historia de la
Iglesia. El cris1anismo alcanzó a los pueblos bárbaros de una forma inesperada: a través
de los prisioneros cris1anos que, lejos de despreciarlos, les proclamaban con amor el
Evangelio aun estando entre rejas. De nuevo, la persecución y las dificultades
despertaron el celo evangelizador que la paz y comodidad había adormecido.

Aplicación:
Amar al enemigo: Es fácil amar a tus semejantes, a los que piensan como tú; pero el
Señor nos pidió que amáramos a nuestros enemigos y a los que nos persiguen o
aborrecen; y esto, no para dar un ejemplo de masoquismo, sino para dar tes1monio con
la conducta que más valoran los ojos de Dios: el amor. Y con ello se ganan más almas
37
para Cristo que con la espada.
El poder de la Palabra de Dios: Pablo nos animó a pelear la buena batalla, pero una en
la que hemos de esgrimir una espada muy especial: la Palabra de Dios, cuyo filo eficaz
penetra hasta el alma del pecador.

44. El arrianismo: una herejía de ayer y de hoy


Ef 4:14; 1Ts 2:3–4; Ro 16:17.
Arriano (250–335) fue un presbítero de la iglesia de Alejandría que afirmaba que el Hijo
de Dios no había exis1do desde siempre, sino que fue creado a posteriori por Dios
Padre. Esta creencia, basada en una interpretación poco ortodoxa de Jn 14:28, caló
entre los godos, vándalos y lombardos, pues así les fue predicada. Algunos cris1anos
‘bien intencionados’ consideraron que era más fácil entender que el Hijo fue creado que
explicar a los rudos bárbaros algo tan complejo como la preexistencia de Cristo.
Esta doctrina se denominó arrianismo y fue condenada como heré1ca en el Concilio
de Nicea de 325. Aun así, siguió ganando adeptos, por lo que Atanasio de Alejandría
(296–373) obispo de dicha ciudad, se vio obligado a defender la sana doctrina
escribiendo su «Discurso contra los arrianos». En el Concilio de Constan1nopla de 381
volvió a condenarse el arrianismo y se completó la doctrina de la Trinidad incluyendo al
Espíritu Santo como tercera persona de Dios, preexistente al igual que el Hijo y el Padre.
A pesar de estos esfuerzos, hoy en día esta creencia sigue vigente en
denominaciones como los Tes1gos de Jehová, los Socinianos y los Católicos-arrianos.

Aplicación:
Herejías: Algunas interpretaciones par1culares de determinados textos bíblicos pueden
conducir a creer cosas que la Biblia no dice, o incluso que son contrarias a lo que se
desprende de las Sagradas Escrituras cuando se consideran en su totalidad. Debemos
estar atentos a la aparición de las mismas y confrontarlas para que nadie crea en algo
equivocado y a su vez lo predique como verdad.
Sana doctrina: Hemos sido llamados a proclamar la Verdad, aun cuando esta requiera
un esfuerzo por nuestra parte para explicar las partes más complejas del Evangelio. Es
una responsabilidad de la que deberemos rendir cuentas a Dios.
Tropiezo: El Señor condena aquellas ac1tudes –de palabra o de hecho– que suponen un
tropiezo a los débiles en la fe, a los que no conocen bien su Palabra (Mt 18:7; Mr 9:42).
Por eso, debemos considerar aquello que hacemos y lo que predicamos, para no inducir
a nadie al error y a tropezar con falsas doctrinas (Ro 14:13).
Exégesis: Es importante que al interpretar los textos de la Biblia busquemos exportar el
significado en vez de importarlo, como ocurrió en el caso del arrianismo: comenzó con
una interpretación que muchos aceptaron tal cual, sin examinar el versículo en cues1ón
38
en ausencia de ideas preconcebidas.

45. Ulfilas: el apóstol a los godos


Mr 16:15; Lc 24:47.
Cuando los godos de Rumanía atacaron Asia Menor el 264, tomaron numerosos
prisioneros griegos que profesaban el cris1anismo. Cuando ya confiaban en que estos
no se volverían contra ellos, quedaban en libertad bajo su nuevo dominio. Entre estos
griegos, se hallaba un hombre que contrajo matrimonio con una mujer goda, y cuyo
nieto, Ulfilas, llevó a cabo una gran labor misionera dentro de este pueblo bárbaro y
pagano. Lo que en principio parecía una desgracia para los cris1anos de Asia Menor, se
convir1ó en una su1l infiltración que permi1ó a Ulfilas predicar el Evangelio con
excelentes resultados.
Gracias a sus conocimientos del griego y de la lengua de los godos, Ulfilas se
propuso traducir los textos sagrados al idioma gó1co. Pero había un problema: los
godos no tenían un idioma escrito, sino oral, y sus únicos símbolos escritos eran unos
pocos caracteres rúnicos que se empleaban en sus rituales mágicos. Lejos de amilanarse
ante esta dificultad, Ulfilas creó un alfabeto gó1co usando letras griegas para
representar sonidos gó1cos. Así, fue el responsable de la primera traducción de la Biblia
al idioma gó1co.
Para simplificar la teología que transmi a en sus discursos, Ulfilas adoptó el
arrianismo como enseñanza principal, y por ello esta corriente de pensamiento llegó a
ser la creencia religiosa predominante entre las tribus bárbaras germánicas.

Aplicación:
Misionero: El Señor levanta vocaciones misioneras en el momento y lugar donde las
considera necesarias, y permite que su Evangelio prospere incluso en los contextos más
hos1les.
Arrianismo: Doctrina que considera a Jesús como un ser creado por Dios, y no Dios
mismo, en un intento de simplificar la teología de la trinidad.
Comisión: La gran comisión es imparable; el Evangelio se ex1ende aun cuando requiere
crear un lenguaje escrito para que se pueda transmi1r entre aquellos que tan solo
1enen una lengua de tradición oral.

46. Un caso de envidia sana


Fil 1:15.
Cuando los godos cris1anos tuvieron la Biblia escrita en su idioma, a otras tribus
bárbaras les entró un poco de sana envidia. Los hunos, que antaño fueron temidos por

39
sus feroces guerreros, ahora se afanaban en idear para su idioma una escritura que les
permi1era disponer de la Biblia en su lengua. Para ello, usaron letras siríacas que
representaran los sonidos hunos, creando así un nuevo lenguaje escrito del que
derivaron idiomas como el mongol y el manchú.
Una vez más, el Evangelio sorprendía al mundo al abrirse paso incluso entre aquellos
que habían sido tachados de indomables, obrando el milagro de ver a un pueblo
guerrero abandonando la espada para tomar la pluma.

Aplicación:
Envidia: Pablo nos exhortó a anhelar los mejores dones y a desechar las vanas envidias,
pero bueno es el celo por la Palabra de Dios, bueno es desear su conocimiento y
difusión.
Expansión del Evangelio: El Evangelio se ayuda a sí mismo despertando en los corazones
de los creyentes el deseo de hacerlo prosperar; no hay dificultad que la fe no pueda
vencer.
Biblia: Debemos agradecer a todos aquellos que pusieron su empeño y su saber en la
traducción de los textos sagrados, de forma que tengamos acceso a ellos en nuestro
idioma.
Cultura: El Evangelio no solo ha transformado corazones, sino que también ha tenido
notables aportaciones culturales, pues muchas lenguas como el mongol y el manchú se
elaboraron con el propósito de poder conocer el contenido de la Biblia.

47. Y entonces prohibieron casarse


He 13:4; 1Ti 4:1–5; Mt 15:9; Mr 7:7; Col 2:20–23; 1Co 7:7, 12.
Cuando la libertad religiosa trajo consigo abusos de poder y mezclas liber1nas con ritos
paganos, algunos cris1anos quisieron alejarse de todo ello buscando una vida austera y
alejada de los placeres carnales. La insistencia del gnos1cismo en la pecaminosidad de
la carne había preparado el terreno para que prác1cas como el ayuno, la mor1ficación
del cuerpo y el aislamiento monás1co calaran en cris1anos que buscaban mantenerse
espiritualmente puros para Dios. Pensaron que ‘a mayor mor1ficación, mayor piedad’.
Por todo ello, en el sínodo de Elvira (en España) del 305, se decretó el celibato como
obligatorio para los sacerdotes del clero católico. Esta prác1ca se fue extendiendo por
todo el territorio del Imperio Romano hasta que en el concilio de Cartago del 390 se
exigió cas1dad a todo obispo, sacerdote o diácono. Así, por un problema que se dio en
el siglo IV, los hombres se impusieron una obligación que se man1ene a día de hoy.

Aplicación:

40
Doctrinas de hombres: El Señor nos advierte ante el error de seguir mandamientos de
hombres por encima de los mandamientos de Dios. Los hombres se equivocan, Dios no;
y con la mejor intención del mundo podemos estar haciendo algo que el Señor no ha
ordenado.
Celibato/cas+dad: Pablo aconsejó la soltería con la intención de que, quien tuviera la
capacidad para permanecer soltero sin pecar, pudiera dedicarse más plenamente a la
obra del Señor. Pero dejó claro que era consejo suyo, no mandamiento de Dios.
Matrimonio: El matrimonio ha sido malentendido como una debilidad de la carne,
cuando Dios lo considera honroso junto con el lecho matrimonial. El celibato impugna la
pureza de la ins1tución matrimonial.
Placer: No todo placer de la carne es un placer carnal. De hecho, todo placer que Dios
dio al cuerpo para disfrutar solo se vuelve pecaminoso cuando se desvía de las
instrucciones de uso dadas en los mandamientos de Dios.

48. Cómo un pecador sin paz acabó traduciendo la Biblia al laCn


Ro 8:6; Is 48:22; Sal 119:165; Jn 14:27; Sal 4:8; Pr 13:6.
Jerónimo de Estridón (340–420) era un erudito del la n y un pecador que no
encontraba paz para su espíritu. Sus pasiones carnales, su mal genio y su gran orgullo no
le dejaban dormir tranquilo. En un intento de penitencia, creyó que lograría hallar
sosiego para su alma exiliándose al desierto, pero esto no le funcionó.
De regreso a Roma, sus conocimientos del la n le llevaron a ser el secretario del
papa Dámaso I, quien le encargó la traducción de la Biblia del griego al la n. A leer las
Sagradas Escrituras, halló en el mensaje del Evangelio la paz que tanto anhelaba y se
ordenó sacerdote. Como fruto de su trabajo, nos dejó la traducción bíblica conocida
como ‘Sacra Vulgata’, que ha sido empleada durante once siglos como la principal Biblia
en el mundo la1nizado.

Aplicación:
Paz: ¿Dónde busca paz el hombre? ¿A dónde puede huir una conciencia atormentada
por el pecado? Solo en el sacrificio redentor de Cristo podemos encontrar la solución a
nuestro mal y descansar en la paz que su salvación nos proporciona.
Remordimientos / mala conciencia: Vivimos 1empos en los que hasta un 5% de la
población sufre problemas de insomnio. Pocos sospechan que a veces lo que esconde
esta situación es un problema más profundo: la ausencia de paz, los remordimientos
callados o la mala conciencia por los actos come1dos, por el es1lo de vida que se 1ene.
La impiedad trastorna al pecador (Pr 13:6).

41
Religión: La historia ha visto toda clase de excentricismos religiosos por parte de
aquellos que piensan que cuanto más extrema sea su prác1ca, más se dis1nguen de los
demás. Pero lo que necesita el hombre no son ejercicios de extrema religiosidad, sino
un cambio de naturaleza que solo el Evangelio puede dar. El sencillo Evangelio es poder
de Dios para salvación.

49. El amor conyugal en el siglo V


1Co 7:35; Col 3:19; Ef 5:25, 28, 33; Pr 5:18; 2Ti 4:3; 2Pe 2:1.
Jerónimo de Estridón (340–420) pasó de ser un hombre que sucumbía a los placeres
carnales a ser un sacerdote católico defensor de la cas1dad y del control de los impulsos
sexuales. Instaba a sus feligreses a tener unas relaciones maritales en las que el hombre
amara a su esposa «con fría determinación y no con cálido deseo». Les enseñaba que
«no hay nada más inmundo que amar a tu esposa como si fuera tu amante». ¡Qué triste
consejo y qué engañosa afirmación!
No encontramos en la Biblia ninguna instrucción que nos lleve a pensar que el Señor
desea que prac1quemos esta clase de amor conyugal. ¡Cuánto daño puede hacer aquél
que predica su opinión y no la opinión de Dios!

Aplicación:
Amor conyugal: Dios desea nuestra felicidad incluso en el ámbito de nuestra sexualidad;
por eso nos insta a tener un matrimonio en el que haya amor, pasión, y entrega mutua.
Falsos maestros: Es una realidad que existen maestros y predicadores que no enseñan
basándose en la Biblia sino en sus propias opiniones. Debemos conocer la Palabra de
Dios para detectar dichas enseñanzas erróneas, para no creer en el error y poder hacer
adecuadamente la voluntad de nuestro Señor, que con sus mandatos y consejos desea
lo mejor para nosotros.
Cantar de los Cantares: En esta canción Dios celebra el amor conyugal que incluye
pasión y placer mutuo. Y si bien Dios condena la toma egoísta del placer, asimismo
condena la contraparte de una relación estoica.

50. De ‘ancianos y obispos’ a ‘padres y papas’


1Ti 5:17; Tit 1:5–9; 1Pe 5:2; Mt 23:9.
La existencia del cargo de ‘anciano’ se remonta a 1empos muy an1guos. Moisés tuvo 70
ancianos que colaboraron con él en las labores de gobierno del pueblo de Israel (Nm
11:16–17). Y en la Iglesia primi1va vemos que ya en el año 44 había ancianos en la
iglesia de Jerusalén (Hch 11:30), siguiendo el modelo de las sinagogas. El cargo de
‘anciano’ en el Nuevo Testamento conllevaba funciones de gobierno de la iglesia,
42
predicación de la Palabra y enseñanza de la doctrina (1Ti 5:17), así como labores de
pastoreo (1Pe 5:2). En ocasiones, los apóstoles se refirieron a estos ancianos como
‘obispos’, del griego ‘episcopos’, que significa ‘supervisor’, pues también desempeñaban
esta función, especialmente a la hora de detectar y refutar falsas doctrinas (Tit 1:9).
Pero a finales del siglo IV, en regiones de Asia Menor, a estos ancianos/obispos se los
empezó a considerar ‘padres’ en las iglesias; y de padres pasaron a ser llamados ‘papas’.
Con el 1empo, y debido a la supremacía que llegó a ejercer, este tulo pasó a ser
exclusivo para denominar al obispo de Roma. Aún hoy, los sacerdotes de la Iglesia
católica siguen haciéndose llamar ‘padres’, a pesar de la advertencia y orden de Cristo
en Mt 23:9.

Aplicación:
Ancianos: La división ministerial en la iglesia incluye la figura del ‘anciano’, un creyente
que ayuda en el gobierno de la congregación, un cris1ano bien formado y capacitado
para formar, que supervisa las doctrinas que se están predicando y pastorea a los
hermanos.
Padre: Jesús nos advir1ó que no llamáramos ‘padre’ a nadie aquí en la 1erra, pues solo
uno es nuestro Padre, el que está en los cielos.
Gobierno de la Iglesia: En la historia de la Iglesia siempre ha exis1do una lucha por la
supremacía y el individualismo. Sin embargo, dadas las limitaciones de conocimiento de
cada hombre y su tendencia a enseñorearse de los demás, Dios estableció un gobierno
en el que solo Cristo fuera supremo y se gobernase la 1erra de acuerdo a su voluntad
por un liderazgo que tuviera tanto pluralidad como paridad.

51. Ebionitas: los sucesores de los judaizantes


Hch 13:38–39; Hch 15:5, 10, 24; Ro 3:30–31; Ro 6:14; Ro 7:6.
Hay costumbres y creencias di?ciles de cambiar; ideas con las que hemos crecido y que
arraigan tan profundamente en nosotros que romper viejos esquemas resulta
realmente una ardua tarea. Este fue el caso de algunos cris1anos de los primeros
1empos, judíos que a pesar de haber aceptado a Cristo como el Mesías, seguían
creyendo que debían guardar la ley de Moisés como si la salvación dependiera de ello.
Los apóstoles tuvieron que tratar esta cues1ón y creyeron lograr un consenso
defini1vo en el Concilio de Jerusalén, pero la prác1ca judaizante no desapareció por
completo. Jerónimo de Estridón (340–420) habla de los ebionitas, judíos que
proclamaban a Cristo como el Mesías, pero no reconocían su divinidad y exigían a los
nuevos cris1anos la observancia estricta de la Ley.

Aplicación:

43
Ley: Dado que el hombre había demostrado ser incapaz de cumplir la Ley dada por Dios,
Él mismo tuvo que emplear otro medio por el que el ser humano pudiera llegar a ser
grato a sus ojos: la fe en Jesucristo. Jesús pagó el precio que la ley es1pulaba para el
pecador –la muerte–, de forma que quienes están bajo la gracia que otorga este
sacrificio redentor de Cristo, ya no están bajo la acusadora ley.
Suficiencia de Cristo: No necesitamos nada más que a Cristo para ser salvos; la fe
autén1ca en Él nos conducirá a hacer obras que agradan a Dios; pero solo la fe, y no la
observancia de la ley, es la que nos salva.
Conversión verdadera: No se puede poner vino nuevo en odres viejos. Cuando alguien
se convierte verdaderamente, no busca agregar a Cristo a su religión de siempre, sino
que depone su creencia previa para quedarse con Cristo únicamente. La salvación no
consiste en una mayoría religiosa, sino en un nuevo nacimiento que hace que las cosas
viejas pasen y todas se hagan nuevas.

52. El Dios fantasma de los doce+stas


Ro 12:2; 1Co 2:14–16; 2Pe 3:16–18.
Cuando el cris1anismo intentaba abrirse paso en un mundo dominado por la cultura
griega, tuvo que enfrentarse a viejos conceptos sobre Dios que habían calado
profundamente en las mentes gen1les. El helenismo había transmi1do durante siglos la
idea de una divinidad impasible y alejada del mundo de los humanos. Dioses demasiado
puros como para mezclarse con el hombre, demasiado perfectos como para
experimentar sen1mientos de dolor, cansancio o tristeza. De ahí que la proclamación de
Jesús, un Dios con sandalias, que convive con el hombre, que llora, que se cansa y que
sufre hasta morir, chocara de lleno con el concepto griego de ‘dios’.
Por esto, surgieron voces que intentaron reconciliar la divinidad de Jesús con la vieja
idea de la divinidad griega. El resultado fue una corriente de pensamiento, el doce1smo,
que negaba la plena humanidad de Cristo. Dios no podía tener un cuerpo que se cansa,
llora y sufre. Dice Jerónimo de Estridón (340–420) que «La sangre de Cristo todavía
estaba fresca en Judea, cuando ya se decía que su cuerpo era un fantasma». Por eso a
esta doctrina heré1ca también se la denominó ‘fantasmismo’.
Y así fue cómo, al intentar conciliar ‘an1guos esquemas’ mentales con la ‘buena
nueva’, el hombre acabó convir1endo a Jesús en un fantasma.

Aplicación:
Falsas doctrinas: Debemos saber reconocer qué doctrinas son claramente contrarias a
lo que enseña la Biblia, pues afirmaciones que encajan en nuestros esquemas
preconcebidos pueden ser grandes herejías.
Entendimiento: El Señor nos insta a renovar nuestro entendimiento, a esforzarnos por
44
comprender la doctrina de Cristo, por di?cil que esta sea de asimilar; y todo ello para no
caer en el error de quienes pretenden hacer que el Evangelio encaje en sus viejos
esquemas mentales, llegando con ello a un craso error.
La humanidad de Cristo: Jesús es un salvador completo, cien por cien Dios; y como tal,
sabe llevar a cabo la jus1cia divina. Asimismo, cien por cien hombre, se compadece de
nuestras necesidades y experimenta nuestras limitaciones. Esto lo cons1tuye un
mediador único entre Dios y los hombres.

53. La necesidad de tener un credo


2 Ti 1:12; Jn 11:27; 1Pe 3:15, 18–22; 1Jn 4:9, 14; 1Jn 5:6–12.
Ya los primeros apóstoles se vieron en la necesidad de expresar claramente aquello en
lo que creían para diferenciarlo de las creencias de otros. En el Nuevo Testamento
encontramos estas ‘confesiones de fe’ inmersas en las epístolas, como faros doctrinales
que iluminaban a los nuevos creyentes.
Pero con el paso de los años, herejías como el gnos1cismo, el doce1smo o el
arrianismo, hicieron más evidente la necesidad de recopilar las creencias básicas del
cris1anismo de manera concreta. Así surgió el Credo Niceno (325) y la Definición de
Calcedonia (451). Ambos escritos recogieron los principios ideológicos del cris1anismo,
las afirmaciones que resumían los fundamentos de la fe cris1ana. De esta forma, los
cris1anos definían su fe en relación a Dios (defendiendo la Trinidad), en relación a Cristo
(defendiendo su humanidad y divinidad absolutas, su preexistencia y su resurrección),
en relación a la salvación, al bau1smo, la esperanza de vida eterna, etc.
El credo se convir1ó en un recurso que permi a a los creyentes resumir de forma
sencilla y fácil de memorizar los principios de la fe cris1ana y, a la vez, les permi a
detectar doctrinas falsas o heré1cas por discrepancia con aquellos.

Aplicación:
Creencias: El cris1ano debe tener claro aquello en lo que cree y debe saberlo diferenciar
de doctrinas que sean contrarias a la Palabra de Dios.
Credo: No viene mal tener un pequeño resumen memorizable de los principios básicos
del cris1anismo, para poder explicar de forma clara y breve aquello que creemos.
Confesión de fe: El cris1ano que alega no tener confesión aparte de la Biblia, suena
espiritual pero es insensato. Sectas como los tes1gos de Jehová y los mormones afirman
la Biblia, pero su credo es muy diferente. Así como el Apóstol Pablo sistema1zó mucho
de las enseñanzas del A.T. para escribir doctrina, también nosotros debemos tener un
sistema que resuma las verdades fundamentales que creemos de la Escritura.

54. El primer cisma de la Iglesia


45
He 7:27; 9:26; 10:11–12; Mr 12:33; 1Jn 1:9.
Ya en el siglo II algunas comunidades cris1anas comenzaron a preocuparse por cómo
resolver la cues1ón de aquellos cris1anos que caían en pecado. Mientras que el pastor
de Hermas abogaba que «no hay más solución que el bau1smo», otros consideraron
que el transgresor debía hacer algo para restaurar su situación y reconciliarse con Dios.
Surgió así la primera forma de ‘penitencia’ en la Iglesia, una especie de cas1go por el
que el pecador debía arrepen1rse, humillarse, hacer ayuno, ofrendar y abstenerse de
ciertos lujos (como ropa fina, asis1r a actos sociales, etc.).
Pero esta prác1ca –defendían otros–, chocaba con la idea de una salvación única y
perfecta que Cristo nos había proporcionado de una vez y para siempre en la cruz. Para
estos, solo hacía falta el verdadero arrepen1miento y la confesión privada de los
pecados a Dios para lograr dicha reconciliación. En el siglo V estas diferentes formas de
ver la absolución del pecador acabaron provocando el primer cisma en la historia de la
Iglesia. La penitencia, aceptada por unos, se mantuvo en la que hoy es la Iglesia católica,
mientras que la confesión privada del pecado, fue la prác1ca escogida por otras
comunidades, hoy representadas por la Iglesia Protestante.

Aplicación:
Penitencia: Autoinflingirse un cas1go, someterse a un acto humillante o provocar dolor
corporal son actos que el hombre ha considerado necesarios para restaurar la relación
entre el hombre pecador y Dios. ¿Encontramos en las Escrituras apoyo a esta idea de
redención?
Leyes de hombres vs leyes de Dios: cuando el hombre propone un camino, debemos
examinar si este es conforme a la voluntad de Dios. Las ideas de los hombres, por bien
intencionadas que parezcan, pueden estar tristemente alejadas de lo que el Señor
realmente desea de nosotros. Un espíritu crí1co y un buen conocimiento bíblico nos
permi1ría discernir lo que es de Dios, de lo que no.

55. La caída de Roma


Jn 16:33; Ro 12:12.
Cuando Roma cayó en manos del ejército del general visigodo Alarico el año 410, hubo
muertes, abusos, saqueos y destrucción. Muchos entonces se preguntaron por qué una
ciudad cris1ana, de un imperio cris1ano, sufría tal calamidad. ¿Cómo podía Dios
permi1r que los suyos sufrieran tanto? En respuesta a esta y otras cues1ones similares
sobre el sufrimiento y el mal en el mundo, Agus n de Hipona escribió la que hoy se
considera como mayor obra de filoso?a cris1ana de la an1güedad. En su libro ‘La ciudad
de Dios’ hace una notable defensa de la fe que sufre, de la fe que no cues1ona sino que
soporta, la fe que a veces no ve los propósitos que Dios puede tener detrás de lo que

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parecen ser tragedias y calamidades. El cris1anismo no salvó a Roma, pero sí salvó a
muchos romanos.

Aplicación:
Sufrimiento: La fe cris1ana no es un seguro an1sufrimiento para quien la profesa; al
contrario, el Señor nos advir1ó de que en este mundo tendríamos aflicción. Lo que
marca la diferencia es la forma en la que el cris1ano sufre los reveses de la vida o las
persecuciones, firme en la esperanza de la promesa de un mundo en el que ya no habrá
más muerte ni sufrimiento.
Salvación: ¿Qué le pedimos a Dios que salve? ¿Nuestra ciudad? ¿Nuestra empresa?
¿Nuestra economía? Lo que importa es que Dios salva a las personas,
independientemente de que el mundo que las rodea se venga abajo.
Cris+anismo: El cris1anismo no es una fe ins1tucional. No todos los de la nación judía
fueron salvos, no todos los que estaban en el sacerdocio del templo fueron salvos, y no
porque Roma se denominara ‘imperio cris1ano’ significó que todos fueran salvos. No
sabemos por qué Dios permi1ó la destrucción del Imperio, pero no es descabellado
pensar que fuera porque el cris1anismo en él ya sufría años de decadencia y corrupción.

3. LA IGLESIA DURANTE LA ALTA EDAD MEDIA


De la Caída del Imperio Romano de Occidente al Cisma entre Oriente y Occidente
(476–1054)

56. La ‘Opus Dei’ de San Benito: una obra de Dios mal entendida
Mr 16:15; Ro 10:14–15; Mr 13:10; Hch 20:24; Mt 5:13–14; Mt 9:35.
Benito de Nursia (480–547) fue un presbítero de la Iglesia católica al que se considera
como padre del monas1cismo en Occidente. Cuando era un adolescente, su familia lo
envió a estudiar a Roma, y al ser tes1go de la inmoralidad en la que vivían sumidos los
habitantes de esta ‘cris1ana ciudad’, quedó tan impactado que se marchó a vivir solo a
una cueva en Subiaco. Allí permaneció unos años, vis1endo de saco y llevando una vida
de privaciones y oración. Convencido de los beneficios de este es1lo de vida, salió de su
aislamiento para aconsejarlo a otros creyentes. Fundó el primer monasterio de
Occidente, en el Monte Casino, enseñando a los monjes a llevar una vida guiada por lo
que Benito llamaba la Opus Dei (la obra de Dios) que consis a en 8 periodos diarios de
encuentro con Dios –cada tres horas– en los que se debía orar, cantar salmos y leer la

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Biblia.
Las reglas que Benito definió para la vida monás1ca tuvieron amplia difusión y
vigencia, de forma que en el siglo XV había más de 15.000 monasterios de la orden
benedic1na. Todos ellos entendiendo que la ‘Obra de Dios’ consis a en aislamiento,
oración, alabanza y lectura bíblica. Si los primeros cris1anos hubieran seguido este es1lo
de vida ¿cuán lejos habría llegado el Evangelio?

Aplicación:
La obra de Dios: Jesús nos pidió que siguiéramos su ejemplo; su ministerio consis1ó en
enseñanza de la Palabra de Dios, predicación del Evangelio y sanidad de enfermos (Mt
9:35). Esta fue su obra y es nuestra misión.
Monas+cismo: Dios no nos llamó al aislamiento, sino a salir y proclamar las buenas
nuevas de salvación; la luz no debe quedar oculta, la sal debe mezclarse con aquello a lo
que se desea evitar la corrupción (Mt 5:13–14).
Legalismo: No importa cuán recomendable sea nuestra ru1na de oración, ayuno y
lectura. Cuando es dictada al resto de los hombres como un mandamiento, se convierte
en un legalismo sin base bíblica.

57. La conversión de los francos


1 Co 7:13–14; Jn 4:39.
En la historia hay grandes acontecimientos que debemos a pequeños gestos de
pequeños personajes. Este es el caso de la conversión de los francos, una de las tribus
bárbaras germánicas que poblaron lo que hoy es Francia. El rey Clodoveo (481–511), se
había casado con Clo1lde, princesa de Borgoña, que era cris1ana. Ella había hablado del
Evangelio a su esposo, sembrando en él una semilla que habría de brotar en las
condiciones más adversas e inesperadas.
Cuando los francos se enfrentaron a los alemanes en la batalla de Tolbiach (año
496), el rey y sus tropas atravesaron un momento de gran apuro en el que Clodoveo,
recordando la fe de su esposa, elevó una oración a Dios prome1endo abrazar el
cris1anismo si les concedía la victoria. Vencieron. Y esa misma Nochebuena, el rey y más
de tres mil nobles fueron bau1zados en el río Reims. El pueblo siguió a su rey en su fe
poco después.

Aplicación:
Tes+monio: Nadie debe menospreciar el tes1monio que una persona puede dar, con su
vida o con su palabra, pues son semillas que pueden hacer brotar en el corazón del
hombre el deseo de buscar a Dios.

48
Evangelismo: Tras proclamar el mensaje de salvación, debemos orar a Dios para que las
personas a las que les hemos predicado vean sus conciencias removidas y traigan a su
memoria nuestras palabras. Dios nos dio bocas para proclamar, pero solo Él puede dar
oídos para oír.

58. El asentamiento del cris+anismo en Inglaterra


Jn 4:39; 1Ti 4:12.
Aunque el Evangelio había llegado a Inglaterra en el siglo II, las invasiones de las tribus
bárbaras anglo-sajonas detuvieron el avance de la fe cris1ana durante largo 1empo.
Pero a finales del siglo VI, el rey Etelberto de Kent, que ejercía de jefe superior de la
Heptarquía anglosajona, se casó con Berta, una princesa franca que había abrazado el
cris1anismo en su 1erra. Ella predispuso al rey a favor del cris1anismo, consiguiendo
que permi1era la llegada de misioneros franceses a Inglaterra. En poco 1empo, tanto el
rey como buena parte de su pueblo recibieron el bau1smo.
En una época en la que la mujer ocupaba un papel secundario, vemos cómo por su
influencia, tanto francos como anglosajones, recibieron el Evangelio.

Aplicación:
Influencia y tes+monio: Nadie debe menospreciar su capacidad para influir de forma
posi1va en la extensión del Evangelio; ni por ser mujer, ni por ser joven, pues el Señor
nos usa para beneficio de su obra.
Esposos inconversos: No deben desesperar las esposas con esposos inconversos. Si Dios
u1lizó a Berta para la conversión de un esposo rey, podrá asimismo u1lizar a otras
esposas sin importar con quién estén casadas.

59. La ley de Dios alcanzando las leyes humanas


Gn 22:18; Gá 3:8.
A comienzos de su reinado, Jus1niano (527–565) quiso reorganizar las leyes romanas,
pues la moral cris1ana había calado en la sociedad y se hacía necesario actualizar las
normas con las que se aplicaba la jus1cia. El resultado del trabajo llevado a cabo se
conoció como ‘Corpus Juris Civilis’. En este Cuerpo de Leyes Civiles se abogaba por el
derecho del ser humano por su valor en sí mismo y se cubrían necesidades sociales
hasta ahora nunca contempladas.
En defini1va, el cris1anismo impregnó la ley humana con los valores requeridos por
la ley de Dios. Este Corpus fue el modelo en el que se basaron posteriormente la
mayoría de los estados europeos para dar forma a sus sistemas legales, ya en el siglo XII.

49
Aplicación:
Ley de Dios: Los principios establecidos por la Ley de Dios han sido la base de la jus1cia
que se imparte hoy en día.
Bendición: El cris1anismo ha llegado a ser una bendición a todas las naciones, llevando
consigo principios é1cos, morales y de jus1cia que han impregnado cuantas sociedades
lo han conocido.
Biblia: Las verdades de la Biblia se ven plasmadas en toda disciplina humana, ya sea el
arte, la literatura, o incluso la jurisprudencia de las naciones.

60. La ex+nción del ágape fraternal


1 Co 10:31; 11:21, 33; Ro 14:17.
Las primeras comunidades cris1anas tenían la costumbre de celebrar, antes de
conmemorar la Santa Cena, una comida fraternal a la que llamaban ágape. Con el dinero
procedente de dona1vos de hermanos económicamente suficientes, se compraban los
alimentos que luego se compar an en el encuentro semanal de los creyentes. Estos
ágapes se celebraban precedidos de oraciones de gra1tud y salmos de alabanza, que
junto con una buena comida y mejor compañía, hacían de estos momentos un 1empo
grato y de fraternal comunión.
Pero donde está el hombre, está también su naturaleza caída, y ya en esas primeras
comidas fraternales hubo quienes no esperaban a los hermanos que llegaban más
tarde, hubo quienes comían más de la cuenta, e incluso quienes llegaban a embriagarse.
A pesar de las advertencias de Pablo, los abusos y la falta de control siguieron
produciéndose. Cuando en el siglo IV el cris1anismo fue declarado religión permi1da,
muchos hombres y mujeres se introdujeron en las iglesias sin haber experimentado una
conversión verdadera, solo buscando el privilegio que el Imperio Romano comenzó a
otorgar a los cris1anos. Esto aumentó los excesos que se daban en los ágapes, hasta tal
punto que en el Concilio de Trulano de 692 tuvo que prohibirse que se celebrara en las
iglesias ningún 1po de comida más allá de la conmemoración de la Santa Cena.

Aplicación:
Corrupción: Aunque el ágape comenzó siendo una expresión de amor fraternal, se
convir1ó en ocasión para caer en la gula y los excesos. El ser humano 1ene una
extraordinaria habilidad para corromper todo lo que toca.
Falsa conversión: El creyente autén1co dedica a Dios todo lo que hace, sea comer o
beber; el falso cris1ano mira por su propio placer.
Tes+monio: Nuestro comportamiento refleja quién reina en nuestra vida: el trono solo
50
lo puede ocupar uno, o Dios o yo. Si queremos dar un buen tes1monio, debemos hacer
las cosas como Cristo las haría.
Santa Cena: La cena del Señor ha sufrido cambios en su forma y contexto originales. La
Iglesia apostólica no se vio libre de escándalo en la prác1ca de la santa cena, y a pesar
de que recurrió a la fuerte exhortación, hubo de cancelar aquello que resultaba de mal
tes1monio.

61. Pasando de pun+llas por un oscuro pasado


Ro 3:23–25; Ef 1:7.
Hay episodios de la historia de la humanidad que causan vergüenza; y en la historia de
la Iglesia, hay más de uno. Cuando leemos libros de historia de la Iglesia católica, por
ejemplo, vemos cómo a lo largo de los siglos IX y X se sucedieron decenas de Papas que
tan solo duraron días o semanas en la silla pon1ficia. Morían repen1namente, por
causas desconocidas… y se nombraba un nuevo Papa. Entrar en detalles en este asunto
causa bochorno por la sospecha del verdadero mo1vo de estas muertes prematuras.
En nuestra vida también hay episodios pecaminosos que nos cuesta reconocer.
Preferimos pasar de pun1llas por esos momentos oscuros de nuestro pasado y cargar
con ellos secretamente en nuestra conciencia… pero es un error; el pecado nos
persigue, nos tortura y nos priva de la paz. El primer paso para la sanidad espiritual del
ser humano es el genuino arrepen1miento de todos esos pecados, para luego descansar
en el sacrificio redentor de Cristo, que nos limpia de todos ellos y nos concede su
completa paz.

Aplicación:
Pecados pasados: todos somos pecadores y nuestra conciencia nos recuerda nuestros
momentos más vergonzosos provocándonos desasosiego. No temamos confesar
privadamente a Dios nuestras faltas, hagámoslo con verdadero arrepen1miento y Él nos
concederá el tan necesario Shalom para nuestra alma.
Pecado universal: El pecado no hace acepción de personas, afecta tanto a los feligreses
como al clero. Incluso los cargos más elevados del liderazgo cris1ano han visto
horrendas historias de corrupción.

62. De oblato a hereje por los pelos


Ro 8:29–30; 1Co 2:7; Ef 1:5, 11.
Godschalk fue un joven noble enviado por su familia a un monasterio para ser educado
en la fe cris1ana. Pero tuvo una fuerte discusión con su superior por no querer
tonsurarse la cabeza y fue recluido en el monasterio de Orbais. Allí, aburrido y rebelde,

51
se dedicó a meditar sobre la predes1nación llegando a la conclusión de que Dios
predes1na a todo hombre a la vida eterna o a morir, y no hay lugar a la voluntad
humana en ello.
Expulsado del monasterio, Godschalk difundió su teoría, que llegó a calar en no
pocos feligreses. La polémica estaba servida y la Iglesia católica en el Sínodo de
Maguncia de 848 declaró como herejía esta teoría de la predes1nación, fijando como
pena la muerte.

Aplicación:
Predes+nación: Hay conceptos en la Biblia di?ciles en entender, y haríamos bien en no
pronunciarnos en aquello que no comprendemos completamente antes que divulgar
nuestra opinión como doctrina de Dios.
Edificación: No debemos rehuir de aprender toda doctrina que Dios haya puesto en las
Escrituras, y eso incluye la doctrina de la predes1nación. Pero debemos hablar de ella
con tacto, conscientes del mandamiento en Efesios 4:29 para que resulte de edificación
y no cause rechazo.

4. LA IGLESIA DURANTE LA BAJA EDAD MEDIA


Del Cisma entre Oriente y Occidente al descubrimiento de América
(1054–1492)

63. Las Cruzadas: ¿Guerras en nombre de Dios?


Stg 4:1–2; Ef. 6:12; Mt 6:19–20; Mr 10:21; Stg 1:27.
Una de las acusaciones más frecuentes que se realizan contra el cris1anismo, o contra
las religiones en general, es el hecho de que ‘en nombre de Dios’ se hayan llevado a
cabo numerosas guerras. Las cruzadas son un ejemplo de esto. Fueron campañas
militares impulsadas por los papas de la Baja Edad Media, entre los años 1099 y 1291
principalmente, con el obje1vo de conquistar a los musulmanes los territorios
considerados como ‘Tierra Santa’. Con la cruz como emblema y autodenominándose
‘soldados de Cristo’ miles de cruzados arrebataron la vida a miles de ‘infieles’, fueran
judíos, musulmanes, o sencillamente enemigos polí1cos del papa de turno.
Michael Ots, cuenta que, cuando cursaba su enseñanza secundaria, su profesor de
matemá1cas le ridiculizó por ser cris1ano diciéndole: «La mitad de las guerras del
mundo son culpa de la religión, así que la religión la quiero bien lejos», a lo que Michael
contestó: «Entonces, si hay guerras que son culpa del dinero, ¿también lo quieres bien
52
lejos?».
La verdadera religión no busca conquistar territorios o conseguir dinero, sino
conquistar almas para Cristo y hacer tesoros en el cielo.

Aplicación:
Guerra: Los cris1anos hemos sido llamados a ser pacificadores, a presentar con
mansedumbre defensa de nuestra fe. Nuestra única guerra es espiritual, la guerra
militar busca otros intereses, no los de Dios.
Religión: La religiosidad que agrada a Dios no es un fana1smo irracional que comete
atrocidades en su nombre, sino un es1lo de vida en el que se prac1ca la jus1cia y la
misericordia.

64. Unas indulgencias muy interesantes


Cuando la Iglesia católica quiso reclutar de forma masiva más soldados para conquistar
la Tierra Santa, prome1ó indulgencias plenarias a quienes se alistaran a la causa. Las
indulgencias libraban a quienes las recibían de tener que pagar por sus pecados las
penas terrenales que la Iglesia imponía, así como de tener que pasar un 1empo en el
Purgatorio limpiándose de los mismos.
El resultado fue espectacular; muchos soldados hicieron votos para conver1rse en
cruzados, recibiendo así carta blanca para pecar sin tener que pagar por las
consecuencias de sus actos.

Aplicación:
Intereses personales: ¿Qué es lo que nos anima a formar parte de algo? ¿Qué
mo1vaciones se ocultan tras nuestras decisiones? Cuando una persona decide formar
parte de nuestra iglesia, ¿lo hace porque espera recibir algo a cambio?
Evangelio barato: Debemos evitar predicar un Evangelio que solo enfa1ce el perdón
pero no el cambio; la jus1ficación pero no la san1ficación. No sea que nuestro Evangelio
se convierta en una licencia para el pecado y pase de ser una jus1ficación del pecado a
una jus1ficación para seguir pecando.

65. La sexualidad en la Iglesia de la Baja Edad Media


Ef 5:25; 1Co 7:3, 5.
Hay ideas erróneas que se arrastran durante siglos. Este fue el caso del concepto de
sexualidad que tenía Orígenes, uno de los ‘padres de la Iglesia’ del siglo II, pues
consideraba que el deseo sexual fue fruto de la caída y que Adán no había conocido a
Eva hasta después de aquella. Tan convencido estaba de que la sexualidad era

53
pecaminosa que llegó a castrarse a sí mismo.
Y esta asociación entre sexo y pecado perduró hasta llegar a provocar un serio
problema a los cris1anos del siglo XI. Ivo de Chartres, influyente obispo francés,
enseñaba que los cris1anos debían abstenerse del sexo durante cinco de los siete días
de la semana: «Los jueves en memoria del arresto del Señor, los viernes en honor a su
muerte, los sábados en honor a la virgen María, los domingos para conmemorar la
resurrección y los lunes en respeto a los fieles que nos han dejado». Una sexualidad
restringida e insana que en nada se parece a los sabios e inspirados consejos de Pablo.

Aplicación:
Sexualidad: Dios nos creó como seres sexuados y estableció el matrimonio como el
contexto adecuado en el que desarrollar dicha sexualidad. Nada hay en las Escrituras
que nos haga pensar que el Señor desea la abstención sexual de los cónyuges.
Falsas doctrinas: Una enseñanza errónea puede hacer mucho daño en el seno de la
Iglesia; todo maestro debería analizar si las doctrinas que predica están basadas en la
Palabra de Dios o en razonamientos propios carentes de base bíblica. De nuevo, el buen
conocimiento de las Escrituras será el que nos permita discernir y comba1r las
enseñanzas que no se ajustan a la voluntad de Dios.

66. Discusiones interminables


1Ti 1:3–4; Tit 3:9; Ef 4:26.
Hay discusiones que duran minutos y otras que tardan siglos en resolverse o,
sencillamente, no se terminan nunca. Este úl1mo fue el caso de la discusión que surgió
en la Iglesia en el año 831 sobre si el pan y el vino de la Santa Cena son realmente la
sangre y cuerpo de Cristo. Unos, apoyaban la teoría de la transubstanciación, otros
aseguraban que aceptar esa doctrina sería lo mismo que afirmar que se puede ‘digerir a
Cristo’. La Iglesia católica definió finalmente su postura al respecto en el Sínodo de Tours
celebrado en 1054, reivindicando como real la transformación de las sustancias en el
acto de la eucaris a. Otros, se mantuvieron firmes en la consideración puramente
simbólica de estos elementos.

Aplicación:
Discusiones: A lo largo de nuestra existencia mantendremos numerosas discusiones, la
mayoría insustanciales, pero que consumen nuestro 1empo y recursos psicológicos y
emocionales; pero otras serán de vital importancia, especialmente si conciernen a la
Palabra de Dios y a su comprensión autén1ca. Aprendamos a discernir aquello en lo que
de verdad merece la pena deba1r.
Transubstanciación: Si bien no es de edificación envolverse en conversaciones

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discrepantes, es importante remarcar que la transubstanciación es comprendida como
un nuevo sacrificio de Cristo cada vez que se prac1ca, negando así el único y suficiente
sacrificio de Cristo, que bastó para todo pecado de una vez y para siempre, y que
simbólicamente se conmemora en la santa cena.

67. La ‘santa’ Inquisición


1Co 4:16; Gá 6:1; 2Ti 2:25; 1Pe 3:15; Mt 5:9.
La historia de la Iglesia 1ene, como todas las historias, momentos de luz y momentos de
sombras; y sin duda, uno de los periodos más oscuros del cris1anismo es aquel en el
que exis1ó la ‘santa’ Inquisición. Se ins1tuyó en 1184 por el Papa Lucio III en la ciudad
francesa de Languedoc, en su intento de acabar con la herejía de los cátaros o
albigenses, que defendían que el mundo había sido creado tanto por Dios (creador de
las cosas buenas) como por Satanás (creador de las cosas malas), y defendían un es1lo
de vida similar al de los gnós1cos y ascetas de siglos anteriores. Como la pena de
excomunión no parecía erradicar esta apostasía, la Iglesia católica optó por lo que
creerían sería más contundente y defini1vo: la pena de muerte.
Como tuvo éxito con los par1darios del catarismo, la Inquisición se empleó también
para erradicar toda creencia contraria al cris1anismo, al considerarlas como herejías.
Persiguió a los judíos, a los musulmanes, a todo aquel que se dedicara a prác1cas de
naturaleza dudosa, como chamanes, curanderos, hechiceros y brujos, o a aquellos cuyas
enseñanzas fueran contrarias a las promulgadas por la Iglesia, como filósofos y
cien ficos.
Los cris1anos deben mantenerse firmes en la fe, intentando primero reconducir con
amor las desviaciones que puedan producirse en el seno de la Iglesia, pero condenando
firmemente las herejías si el método amoroso fracasa, como así lo hicieron los primeros
apóstoles. Pero, para vergüenza de nuestra historia, hubo quienes abusaron
terriblemente de su poder alegando un supuesto celo por mantener la pureza de las
creencias cris1anas. Sin importar los medios o cuántas vidas se perdieran en ello, la
Inquisición fue considerada «un medio necesario para defender la fe», como llegó a
decir Tomás de Torquemada, Inquisidor General de España.

Aplicación:
Herejías: Los primeros apóstoles tuvieron que defender su fe frente a las creencias de
los gen1les, e incluso frente a los conatos de desvío que se dieron dentro de las iglesias,
y lo hicieron siempre desde el amor, desde la paciencia y desde la mansedumbre.
Fuerza / Violencia: Ni Jesús ni sus discípulos impusieron su fe a la fuerza ni emplearon la
violencia para hacer prevalecer su opinión frente a la de los demás.
Paz / Pacificadores: No debemos olvidar que el Evangelio es el mensaje del Príncipe de
Paz y nosotros debemos seguir su ejemplo. Jesús llamó ‘bienaventurados’ a aquellos
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que se esfuerzan en instaurar paz.

68. Los caballeros Templarios: un buen principio, un mal fin


2Pe 1:10; 2Pe 2:18; 1Pe 5:8; Tit 1:15; Col 1:23.
Cuando las campañas militares del papado lograron conquistar la Tierra Santa, se
ins1tuyó en el año 1129 una orden de cruzados des1nados a la defensa de los
peregrinos cris1anos que viajaran a Jerusalén. Estos caballeros residían en el que había
sido el palacio real, situado en el lugar donde había estado el Templo de Salomón, de
ahí que se los llamara ‘Templarios’.
Pero lo que en sus inicios fue una empresa noble y de servicio al cris1ano, en un
1empo se convir1ó en una orden demasiado poderosa, enriquecida por las
aportaciones de la nobleza y el clero. Con el poder y la riqueza, vinieron los abusos. Se
los acusó de comerciar con reliquias sagradas, de prac1car idolatría, ocul1smo y
sodomía, corriéndose la voz de que prac1caban extraños ritos de iniciación y actos de
adoración a Baphomet (dios de la an1gua Mesopotamia). Estas acusaciones, fueran
ciertas o no, sirvieron de excusa para reyes y papas, que vieron en ellas la oportunidad
de acabar con la orden y apoderarse de sus riquezas. Así, cientos de templarios fueron
arrestados, torturados por la Inquisición, y muchos de ellos acabaron en la hoguera,
quedando la orden ex1nta en 1312.

Aplicación:
Corrupción: Incluso las empresas más nobles son suscep1bles de caer en prác1cas que
las corrompen.
Intereses ocultos: El ser humano se mueve con excesiva frecuencia alentado por
oscuros intereses, que, camuflados de falsa piedad, le llevan a pasar por encima de
inocentes con tal de lograr su egoísta obje1vo.
Vocación: En ocasiones emprendemos un ministerio con autén1ca vocación, con
genuinos buenos deseos de servicio y entrega al prójimo; pero debemos procurar que el
1empo no desvirtúe nuestra disposición, que no se desvíe el buen propósito por culpa
de nuestra concupiscencia.
Firmes en la fe: Debemos estar firmes en la fe, manteniendo sin fluctuar nuestras
creencias seas cuales sean las circunstancias, y no caer en las tentaciones que pone ante
nosotros aquel que nos acecha.
Comercialización: La Iglesia nunca ha podido resis1r las fuerzas de su comercialización.
Pocos son los líderes que saben canalizar grandes can1dades de dinero en pos del
servicio cris1ano exentos de interés propio.

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69. Teología en la Universidad
Pr 2:1–5; 2Ti 3:16; Sal 1:1–2; Jos 1:8; Jer 9:24.
Durante la Edad Media, se crearon por toda Europa escuelas de humanidades donde se
podía estudiar las disciplinas que más importaban en aquel entonces: medicina,
derecho, filoso?a y teología. La unión de estas escuelas para dar origen a un organismo
educa1vo superior –que posteriormente recibiría el nombre de ‘Universidad’– ocurrió
por primera vez en Bolonia (Italia) en 1088. Pronto siguieron su ejemplo las Escuelas
Superiores de Oxford (Inglaterra) y París (Francia). En los dos siglos siguientes, Europa se
pobló de Universidades, y todas ellas contaban con pres1giosos estudios en la tan
valorada teología.
Hoy en día, sin embargo, son pocas las universidades que cuentan con estudios de
teología entre su oferta educa1va y, en comparación con otras carreras, las facultades
de teología acogen muchos menos alumnos. ¿Qué ha pasado? La decadencia en el
interés por Dios se manifiesta en realidades como esta. En el siglo I no había escuela de
pensamiento que se preciara que no mantuviera un serio interés en la reflexión y
estudio de la existencia de Dios y su relación con el ser humano; pero hoy hablar de
Dios no está de moda. El declive del interés por la teología es un termómetro que marca
el enfriamiento del deseo del hombre por buscar, entender y acercarse a Dios, y con
esta ac1tud el hombre se pierde las ricas bendiciones que el Señor promete a quienes le
buscan, escudriñan su Palabra y la obedecen.

Aplicación:
Conocer a Dios: Si hay algo en lo que merece la pena emplear 1empo y esfuerzo es en
conocer y entender a Dios. ¡Quien lo consigue, 1ene mo1vos para gloriarse!
Escudriñar las Escrituras: Estudiar la Palabra de Dios permite conocerle, saber de su
carácter y su voluntad. Y esto es bueno porque obedecer sus mandamientos trae
bendición al que se conduce en su vida conforme a ellos.
La formación teológica: La teología no es simplemente una materia más de Universidad,
es una disciplina que pertenece ante todo a la Iglesia. La meta de la Universidad es
instruir la mente, mientras que la meta de la Iglesia es formar a hombres de Dios. Las
universidades que imparten Teología con el 1empo dejan de poner prioridad en la
formación espiritual; no están capacitadas para producir hombres de Dios completos, y
de muchas de ellas han surgido pensadores que han dañado más que beneficiado a la
Iglesia.

70. Si no sirves, no comes


Is 1:17; Sal 146:9; Mt 6:19–21; Mc 10:23; Mt 25:37–40; Gá 5:13; Jn 13:14; Fil 4:11–12.
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La Iglesia del siglo XIII era una ins1tución en la que podíamos encontrar grandes
contrastes. Uno podía toparse con una iglesia rica, con edificios lujosos, sacerdotes
orondos, y obispos que administraban 1erras y fortunas… o bien uno podía toparse con
una iglesia pobre, de clérigos flacos y harapientos, representada por las órdenes
mendicantes.
Una parte, se había enriquecido a base de imponer a los fieles la obligación de
entregar el 10% de todo lo que tenían: el diezmo de sus 1erras, de sus cosechas y de su
dinero. La otra parte subsis a únicamente de la caridad del pueblo al que servían. Los
monjes mendicantes se esforzaban en dar un buen servicio, tanto en las labores
pastorales de la iglesia como en labores sociales: en la atención de enfermos, asistencia
a peregrinos, auxiliando a viudas y huérfanos… Vivían de la limosna que les daban los
feligreses. Si no servían, no comían.

Aplicación:
Servicio cris+ano: el Señor siempre se ha preocupado por los más débiles de la
sociedad y pide que no los dejemos desatendidos. Jesús mismo fue el perfecto ejemplo
de servicio al prójimo y nos pide que hagamos lo mismo. Reflexión: Si nuestro pan diario
dependiera de nuestro servicio a los demás ¿pasaríamos hambre?
Riquezas: no debemos buscar el atesorar riquezas en este mundo, riquezas que se
corrompen y nos corrompen, sino que debemos procurar con nuestros bienes hacer el
bien a otros, pues obtendremos galardón eterno en el reino de los cielos.
Contentamiento: Pablo nos dejó un precioso ejemplo a seguir: aprender a contentarse
tanto cuando se 1ene mucho como cuando se 1ene poco. ¡Imagina el tes1monio que
dio con esta conducta a quienes le vieron gozoso aún en la escasez!
Ofrendas: Tanto pecan los líderes que recaudan ofrendas mediante obligación como las
congregaciones que descuidan económicamente a sus líderes. Los unos rehúsan vivir
por fe, los otros desvaloran los bienes espirituales con los que sus pastores los
enriquecen.

71. Con el dinero de la Iglesia hemos topado


Las frecuentes campañas militares de Felipe IV de Francia (1268–1314) contra
Inglaterra, mermaron considerablemente las arcas reales, por lo que en 1296 decidió
exigir a la Iglesia el pago de impuestos para los que hasta entonces gozaban de
exención. El Papa Bonifacio VIII (1235–1303) se opuso contundentemente a esta
medida, prohibiendo al clero entregar tributo alguno sin su permiso. Este
enfrentamiento con la monarquía francesa supuso el inicio de la decadencia del poder
polí1co del papado.
Pero para contrarrestar su nega1va a desprenderse de su dinero, Bonifacio ordenó a

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sus obispos que procuraran influir en los dirigentes franceses e ingleses de forma que
llegaran a un acuerdo de paz. La guerra empezaba a resultar molesta para los intereses
de la Iglesia, así que se esforzaron en acabar con ella.

Aplicación:
Hipocresía: El hombre puede permanecer impasible ante el sufrimiento y la muerte
hasta que sus consecuencias le perjudican.
Egoísmo: Solo cuando nos tocan nuestro amado tesoro (nuestro dinero, nuestras
posesiones o nuestros intereses personales), entonces nos involucramos en la causa que
está detrás de nuestra pérdida.
Privilegios: No debemos desaprovechar las libertades que los gobiernos de este mundo
nos conceden, conscientes de que cada concesión es temporal; especialmente teniendo
en mente que el mundo y sus gobiernos 1enen como su fundamental finalidad destruir
a la Iglesia de Dios.

72. La peste negra


2Ts 1:4; 2Ti 4:5; Lc 12:48; Mt 25:19–26; Sal 73:1–5, 16–17.
Entre los años 1346 y 1361 se produjo una terrible epidemia de peste negra en toda
Asia y Europa. En aquel entonces, como no se sabía su causa y las supers1ciones eran
algo habitual en la mentalidad de la Edad Media, para dar explicaciones a un pueblo que
sufre y de paso acabar con sus enemigos, al Papa Clemente VI se le ocurrió decir que
esta enfermedad era una «Pes1lencia con la que Dios está cas1gando a sus gentes»,
señalando así a los judíos como culpables de la plaga. Se es1ma que murieron 80
millones de personas en Europa y unos 75 millones en Asia. Las poblaciones judías
quedaron prác1camente aniquiladas, pero no tanto por la peste sino por la furia
venga1va que incitó la conclusión papal.
El pon fice sin embargo, que padecía alguna extraña dolencia, había sido
aconsejado por sus médicos que se mantuviera entre dos fuegos permanentemente
encendidos; sin saberlo, con esta medida ahuyentaron a las pulgas causantes de la
transmisión de la peste y Clemente sobrevivió a la pandemia.

Aplicación:
Sufrimiento: Cuando el ser humano sufre, 1ende a buscar un culpable de su angus1a.
No se soporta con humildad y resignación, sino que provoca rebeldía y deseos de
venganza contra aquello que ocasiona su dolor.
Manipulación: Cuando alguien ostenta una posición de poder y de influencia, debe ser
cuidadoso con sus afirmaciones y proposiciones. Es fácil manipular las mentes de

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aquellos que con?an ciegamente en sus líderes, sean polí1cos o religiosos.
Responsabilidad: Un cargo de poder implica una mayor responsabilidad a la hora de
ejercerlo con hones1dad y rec1tud. Debemos buscar la guía de Dios para aconsejar y
tratar a los cris1anos en momentos di?ciles.
Rendir cuentas: Todos deberemos un día presentarnos ante Dios y rendir cuentas con
Él; hagamos un buen uso de los talentos que nos ha dado, usándolos para el bien de su
obra, no sea que seamos hallados siervos malos y negligentes.
Juicio final: A veces el justo se pregunta por qué ha de soportar sufrimiento mientras
los malvados prosperan; el Señor nos asegura que tendrán su cas1go, si no en esta vida,
en el juicio final.

73. El cisma de Occidente: ¿Papas? No hay dos sin tres…


1Ti 3:1–7; Tit 1:7–9; 1Pe 5:2–3; Fil 1:27; Fil 2:2; Jn 17:21–23.
A veces es necesario tocar fondo y sufrir la más vergonzosa crisis, para darse cuenta de
que es preciso un cambio de conducta y recuperación de principios. Este fue el caso de
la situación que vivió el papado de la Iglesia católica en el siglo XIV. A la muerte de
Gregorio XI en 1378, se reunió el Cónclave de cardenales para la elección de un nuevo
papa. El pueblo italiano, que no deseaba un nuevo papa francés, se echó a la calle y no
dejó salir a los cardenales reunidos en la basílica de San Pedro hasta que eligieran un
papa romano, o al menos italiano. Así fue elegido, inicialmente de forma temporal, el
Papa Urbano VI. Pero las decisiones que este tomó y su apoyo a Inglaterra y al Imperio
Germano no agradaron a los cardenales de Fondi, quienes, apoyados por la corona
francesa, eligieron a otro papa que fuera más favorable a sus intereses y propósitos:
Clemente VII. Ambos papas se excomulgaron mutuamente, tanto a ellos como a sus
feligreses par1darios, dando lugar a una situación vergonzosamente insólita: toda la
cris1andad europea quedó excomulgada y la confusión estaba servida, pues ambos
defendían ser los sucesores de San Pedro.
El Concilio de Pisa de 1409 pretendió resolver la situación convocando a los papas
Benedicto XIII (sucesor de Clemente) y a Gregorio XII (sucesor de Urbano), para llegar a
un acuerdo, pero ninguno se presentó en Roma. Benedicto, se ‘mantuvo en sus trece’ y
Gregorio no se soltó de su silla pon1ficia. Así pues, decidieron deponerlos a los dos y
nombrar un nuevo papa: Juan XXIII. Como los otros no aceptaron la decisión del
concilio, Europa comprobó que ‘no hay dos sin tres’ y se quedó con tres papas que se
aferraban a su cargo con todo su empeño.
Esta bochornosa situación hizo que el mismísimo Emperador del Imperio Romano-
Germánico tomara cartas en el asunto. Este convocó un nuevo concilio en Constanza el
1414, donde se definieron una serie de normas que reformaron y reglaron la manera en
que un hombre podía ser elegido sumo pon fice, y se eligió un nuevo papa: Mar n V,
poniendo así punto y final al que se llamó ‘Cisma de Occidente’.

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Aplicación:
Mal tes+monio: Debemos cuidar nuestros actos de forma que no resulten mo1vo de
escándalo para quienes, sabiendo que somos cris1anos, desprecien por nuestro
comportamiento a aquel a quien adoramos.
Unidad en Cristo: Fue deseo de Jesús que sus seguidores estuvieran unidos, en una
misma fe y en un mismo sen1r. Debemos dejar de lado nuestros intereses personales
para buscar el progreso de la obra de Dios.
Líderes: Debemos seguir a los líderes de la iglesia en la medida que ellos sigan a Cristo,
pero jamás idolatrarlos. Por más apego que tengamos a ellos, cuando un líder por su
conducta causa divisiones serias en la Iglesia de Cristo, debemos apartarnos de su
influencia.
Diferencias de opinión: Los líderes cris1anos deben aprender a manejar sus diferencias
con amor, sabiduría y amor por el bien de la unidad de la Iglesia. Pues tal como dijo
Carlos Spurgeon: «No podemos pelear las batallas de Dios con las armas del diablo».

74. Un primer intento de reforma


Mt 5:11; Tit 2:1; Mr 13:13; 1Jn 2:18.
Aunque no fue hasta el siglo XVI que tendría lugar la que hoy conocemos como
‘Reforma protestante’, ya en 1370 el teólogo inglés John Wycliff protagonizó un intento
de transformar determinadas prác1cas de la Iglesia católica. John se opuso al celibato, al
culto a las imágenes, refutó la doctrina de la transubstanciación, rechazó la existencia
del purgatorio y declaró inú1l la misa por los difuntos.
Estas declaraciones, apoyadas por el peso que su cátedra en Teología por la
Universidad de Oxford le otorgaba, y su posición de protegido del rey, calaron en buena
parte de los feligreses de su entorno, quienes se convir1eron en misioneros de las
enseñanzas de Wycliff. Cuando este movimiento crí1co llegó a oídos del papa Gregorio
XI, este le declaró ‘an1cristo’ y a sus seguidores ‘lolardos’, que significa ‘sembradores de
cizaña’, por lo que fueron duramente perseguidos.
Lejos de amedrentarse, Wycliff quiso hacer llegar la Palabra de Dios al pueblo llano y
en 1382 llevó a cabo la primera traducción de la Biblia –por aquel entonces la Vulgata
en la n– a una lengua vernácula, el inglés; algo totalmente prohibido por la Iglesia
católica. A su muerte, el papa ordenó quemar su cadáver, sus libros… y a sus seguidores.

Aplicación:
Persecución: En todos los 1empos el verdadero cris1ano ha sufrido persecución, de un
1po u otro. En ocasiones este acoso procede de quienes menos te lo esperas, incluso de

61
dentro de la Iglesia.
Perseverar: Dios ha prome1do la salvación y vida eterna para aquellos que se
man1enen firmes en la sana doctrina a pesar de la oposición del maligno.
An+cristo: El Señor nos advir1ó que habríamos de enfrentarnos a muchos ‘an1cristos’,
personas con espíritus contrarios a sus enseñanzas, pero la historia nos muestra, para
vergüenza de algunos, cómo se ha llegado a declarar ‘an1cristos’ a aquellos que se
atrevieron a proclamar la verdad, yendo contracorriente, denunciando las falsas
doctrinas de los poderosos.

75. Segundo intento de reforma


Mr 11:15–17; (paralelos: Mt 21:12–13; Lc 19:45–46; Jn 2:14–16); Ef 2:8.
Johann Ruchrat von Wesel fue un teólogo alemán que a mediados del siglo XV se opuso
fervientemente a la prác1ca de las indulgencias por parte de la Iglesia católica. Con
ellas, se perdonaba a un feligrés pecador el tener que realizar la penitencia que la Iglesia
había determinado para la remisión de sus faltas. Al principio, se concedían indulgencias
a cambio de que el arrepen1do realizara determinadas buenas obras, pero pronto
comenzaron a ofrecerlas a cambio de dinero. El colmo se alcanzó cuando uno podía
pagar por la remisión de los pecados de un ser querido ya difunto, con tal de que saliera
del purgatorio y pasara a la presencia del Señor.
Ruchrat, que es considerado como uno de los ‘reformadores previos a la Reforma’,
no logró el cambio deseado, pero preparó el terreno para que a la tercera… fuera la
vencida.

Aplicación:
La salvación no es un negocio: Jesús tuvo que echar enérgicamente a aquellos que
habían conver1do la casa de Dios en un mercado donde se compraba y se vendía de
todo. No caigamos en el error de poner en venta el Evangelio; la salvación no se compra,
es un regalo de Dios.
Buenas obras: Los cris1anos hemos sido llamados a realizar buenas obras, como fruto y
expresión de nuestra fe; pero nadie se salva por ellas.
Fidelidad: Dios nos ha llamado a ser fieles antes que exitosos. En el caso de Johann
Ruchrat su fidelidad permi1ó que Lutero cosechara el éxito que él sembró.

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5. LA IGLESIA DURANTE LA EDAD MODERNA
Del descubrimiento de América a la Revolución francesa
(1492–1789)

76. La supers+ción hizo al monje


1Sa 12:21; Jer 7:8.
Se dice que Mar n Lutero (1483–1546) compar a algunas de las supers1ciones sobre la
brujería que eran comunes en su 1empo, como la creencia en las brujas. Creía, por
ejemplo, que con la ayuda del demonio estas podían robar leche simplemente al pensar
en una vaca. Este 1po de pensamiento fue el que, con 22 años de edad, le hizo realizar
una lectura muy peculiar de un suceso que cambiaría su vida y la de muchos otros para
siempre.
Cuando se encontraba estudiando jurisprudencia en la universidad de Erfurt,
regresando de una visita a la casa de sus padres, le sorprendió una terrible tormenta
eléctrica cuando aún le quedaba un largo camino por delante. Un rayo cayó tan cerca de
él que, aterrorizado, gritó: «¡Ayuda Santa Ana! ¡Me haré monje!». Al salir con vida del
suceso, cumplió con su palabra, abandonó la carrera de Derecho y entró en el
monasterio agus1no de Erfurt el 17 de julio de 1505, para gran disgusto de su padre.

Aplicación:
Supers+ción: La supers1ción es una creencia contraria a la razón que atribuye una
explicación mágica a los fenómenos que acontecen. Los cris1anos debemos honrar a
Dios con nuestra inteligencia, pues nos ha hecho seres racionales que deben cues1onar
a la luz de su Palabra aquellas creencias culturales que nos rodean.
Decisiones: Los cris1anos estamos llamados a tener presente la voluntad de Dios a la
hora de tomar nuestras decisiones, algunas de las cuales pueden llegar a tener una gran
trascendencia. ¿En qué basamos nuestra toma de decisiones en nuestro día a día?
Guía: Ni la supers1ción ni las falsas creencias deben ser los criterios que guíen nuestras
acciones, sino el sólido fundamento que solo la Palabra de Dios ofrece.
Lutero: Sin tener vocación eclesial alguna, Lutero llegó a ser monje y, al conocer mejor
la Palabra de Dios, pudo liderar un movimiento que buscaba el genuino deseo de Dios.
Pero bien podría haber tenido un resultado totalmente diferente; podría haber acabado

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siendo una persona amargada que dedicó su vida a algo en lo que no creía y que no le
apasionaba.
Líderes imperfectos: No debemos idealizar a nuestros líderes y pastores. No ha exis1do
hombre de Dios usado portentosamente que no haya tenido sus deficiencias en algunas
áreas de su vida. Ahora tenemos un conocimiento y comportamiento imperfectos, que
serán remediados cuando seamos glorificados, pero no antes.

77. El dilema que torturaba a Lutero


Ro 1:17; Ef 2:8; Hch 17:11; Jn 14:27; 1Ti 4:16; Tit 3:5.
A principios del siglo XVI, el tema espiritual que llenaba la conciencia de la época era el
de la salvación y la condenación de las almas. Según las enseñanzas de la Iglesia católica,
un requisito imprescindible para el perdón de los pecados es el de confesarlos, y esto
era algo que preocupaba seriamente a Mar n Lutero (1483–1546), pues su gran temor
era olvidar alguno de sus pecados y resultar condenado por ello. Buscando paz para su
inquietud, Lutero acudió a su superior, y este, en un intento de ocupar al torturado
sacerdote con otros asuntos que le distrajeran de su obsesión, le ordenó impar1r una
serie de cursos sobre las Escrituras en la Universidad de Widenberg.
Fue precisamente en 1515, durante la preparación de una conferencia sobre la
Epístola a los Romanos, que Lutero realizó su gran descubrimiento: «el justo por la fe
vivirá». ¡Por la fe! No por confesiones, ni por penitencias, ni mediante el pago de
indulgencias… ¡solo la fe! Incapaz de callar semejante hallazgo, lo compar1ó con sus
colegas de la Universidad, pero el asunto quedó en un simple debate académico que no
trascendió. No obstante, se había encendido una llama en el corazón de Lutero que más
tarde llegaría a incendiar las conciencias de toda una nación.

Aplicación
Escudriñar las Escrituras: Lutero se acercó a la Biblia con una serie de ideas
preconcebidas basadas en lo que le habían enseñado y que daba por ciertas, pero la
Palabra de Dios trastocó esas ideas derribando conceptos equivocados. ¿Dejamos que
Dios corrija nuestras ideas erradas? ¿Buscamos en las Escrituras si lo que estamos
aprendiendo es cierto?
La paz que solo Dios da: Lutero había encontrado en las Escrituras el bálsamo que había
calmado su inquietud espiritual; ni ritos humanos ni doctrinas de hombres pueden
sus1tuir lo que solo Dios puede dar.
Solo la fe, solo la gracia: No hay nada que pueda hacer el hombre por sí mismo para ser
salvo, solo la gracia de Dios y solo la fe en Él salva al hombre de la condenación que
merece.

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78. Las indulgencias que inflamaron a Lutero
Hch 8:20; 1Ti 6:10; Ro 3:24; Ro 16:18.
¿Puede un fin jus1ficar los medios por los que se consigue? Cuando el Papa León X
(1475–1521) se encontró sin fondos para completar la Basílica de San Pedro, autorizó a
Alberto de Brandenburgo a proclamar la venta de indulgencias en sus territorios. Uno
de los dominicos encargados de esta labor fue Juan Tetzel, quien anunciaba a las gentes
que las nuevas indulgencias que vendía «dejaban al pecador más limpio que al salir del
bau1smo» y «más limpio que Adán antes de caer». Sin vergüenza alguna, afirmaba que
la cruz del vendedor de indulgencias tenía tanto poder como la cruz de Cristo, y para
vender estos ‘perdones papales’ a quienes habían perdido a un familiar, les decía que
tan pronto como la moneda sonaba en el cofre de recaudaciones, el alma del pecador
salía del purgatorio.
No es de extrañar que con semejantes aseveraciones, la llama que había prendido la
conciencia de Lutero se convir1era en un fuego abrasador que le llevó a escribir sus 95
tesis de protesta. Sus quejas llegaron en un momento en que los intentos de reforma
anteriores habían sido cruelmente acallados pero no olvidados y en un terreno formado
por un pueblo harto de los abusos de la Iglesia. ¡Esta vez los tendrían que escuchar!

Aplicación
Lo que el dinero no da: A Dios no le podemos comprar con nuestro dinero, ni obtener
sus favores a cambio de monedas. La salvación no se compra, sino que somos
jus1ficados por la gracia de Dios.
Engañadores: Debemos estar atentos a las dulces pero falsas promesas de quienes nos
anuncian otro medio de salvación que no sea la fe en Jesucristo.
Líderes libres de codicia: No en vano la Escritura requiere que aquellos que han de
presidir como pastores se encuentren libres de ganancias deshonestas. El Papa León X
sucumbió a las presiones e ideó un falso Evangelio para completar metas poco
espirituales.

79. Las amistades que importan


San1ago 2:23.
Cuando Mar n Lutero (1483–1546) clavó sus 95 tesis en la puerta de la iglesia del
Palacio de Widenberg el 31 de Octubre de 1517, el Papa León X dijo de él que era un
«borracho alemán» y «cuando esté sobrio, cambiará de parecer». Pero ante la
repercusión que tuvieron sus escritos, ordenó al dominico Silvestre Mazzolini, profesor
en teología, que inves1gara el tema. Al descubrir que Lutero se oponía a las bulas

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papales, a la compra de indulgencias y a otros aspectos que ofrecían un gran beneficio
económico a la Iglesia católica, León X lo declaró hereje y Lutero fue excomulgado.

Aplicación:
Volubilidad: En pocos meses, Lutero pasó de ser considerado un ‘monje respetado’ a
ser un ‘borracho’ y finalmente un ‘hereje’. No es la opinión de los hombres la que nos
debe importar ni la que verdaderamente cuenta, por muy importantes que sean esos
hombres.
Amistad: En nuestra vida, debemos buscar con celo el hacer la voluntad de Dios, pues
con ello cul1varemos la amistad que verdaderamente importa.
El poder de Dios: No hay potestad o autoridad en esta 1erra que pueda detenernos si lo
que proclamamos es la verdad, como en el caso de las 95 tesis de Lutero, que
terminaron derrotando la autoridad terrenal del Papa.

80. La conquista espiritual de América


Mt 23:31; Hch 6:3; 2Co 1:12; 1Co 10:6; 1Ti 4:12; Tit 2:6–8.
Cristóbal Colón (ca.1440–1506) informó a los Reyes católicos en 1492 del
descubrimiento de un nuevo con1nente, se inició un largo y controver1do proceso de
conquista del mismo. Las tropas de los ejércitos español y portugués, tomaban sin
contemplaciones todo cuanto podían desear de lo que encontraban en las poblaciones
del lugar, ya fueran alimentos, oro o mujeres.
Los numerosos abusos que come1eron los colonizadores en los pueblos ocupados
dificultaron posteriormente el intento de evangelización de sus gentes. ¿Cómo iban a
predicar del amor de Dios cuando ellos se habían comportado con tanta crueldad?
¿Cómo convencer a los na1vos de que ellos estaban llenos del Espíritu Santo cuando les
habían visto llenos de lascivia, codicia y maldad? No es de extrañar que con semejante
tes1monio, el cris1anismo tardara más de dos siglos en calar de verdad en las
poblaciones na1vas de América.

Aplicación
Tes+monio: Nuestras palabras y obras deben reflejar nuestra naturaleza redimida, para
que así sirvan para preparar el camino a la predicación del Evangelio.
Conducta cris+ana: Debemos imitar a Cristo y ser hacedores de toda buena obra, para
dejar en buen lugar a Aquel a quien decimos amar y servir. Una mala conducta es un
obstáculo a la credibilidad del mensaje que predicamos.

81. El nacimiento de la Iglesia anglicana


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Lv 18:16; Dt 25:5; Mt 15:3; Mc 7:9; 2Pe 1:20; Mt 4:6.
Enrique VIII de Inglaterra (1491–1547) se casó en 1501 con la que había sido su cuñada,
Catalina de Aragón, tras quedar viuda de su hermano Arturo. Al cabo de unos años, se
encaprichó de Ana Bolena, hermana de su amante, hasta el punto de desear casarse con
ella. Pero había un problema: él era abiertamente católico, seguía casado y tenía una
hija con Catalina, por lo que la Santa Sede di?cilmente le permi1ría separarse de su
esposa y casarse nuevamente con otra mujer. Por ello, buscó desesperadamente la
manera de que su matrimonio fuera declarado nulo y encontró el ansiado pretexto en la
ley descrita en Leví1co 18:16, con la que alegó que nunca debería haberse casado con la
mujer de su hermano.
Como el Papa Clemente VII le denegó la nulidad de su matrimonio alegando la ley
del levirato de Dt 25:5, Enrique se desposó sin el permiso de la Iglesia con Ana Bolena
en 1533, mo1vo por el que fue excomulgado. En respuesta, Enrique publicó en 1534 la
‘Ley de supremacía’, según la cual el rey pasaba a ser única cabeza suprema de la Iglesia
en Inglaterra. Se separó así de la Iglesia católica y nació la anglicana, que
posteriormente adoptaría algunas de las reformas adoptadas por el protestan1smo.

Aplicación:
Usar la Biblia como pretexto: En no pocas ocasiones, sen1mos la tentación de jus1ficar
nuestras acciones rebuscando algún versículo bíblico que nos apoye en la consecución
de nuestros deseos. No buscamos en la Biblia la guía de Dios, sino el pretexto para
salirnos con la nuestra, disfrazando nuestro actuar de falsa espiritualidad.
Interpretar mal las Escrituras: No debemos usar la Palabra de Dios para que diga lo que
nosotros queremos que diga, ni interpretar un pasaje de forma que se ajuste a nuestro
modo de pensar. Haríamos como el diablo, que tergiversó las Escrituras para camuflar
astutamente su tentación.
Intereses personales: Sacar un texto de su contexto es usarlo como pretexto para
nuestro propio interés, menospreciando así el verdadero significado que Dios quiso dar
a su Palabra.

82. ¿Quién escoge tu fe?


Jos 24:15; 2Ti 1:12.
Cuando en 1555 católicos y protestantes firmaron la Paz de Augsburgo, se puso fin a
más de 30 años de guerras entre los par1darios de ambas confesiones. Sin embargo,
fueron solo los príncipes alemanes quienes ostentaron el derecho a decidir cuál de las
dos religiones querían profesar, haciendo de esta la fe oficial en el territorio que
gobernaban. Por lo tanto, los súbditos de cada estado imperial debían abrazar la fe de
su señor. Hubo así paz religiosa, sí, pero libertad para escoger… no.
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Aplicación:
Elección: En algún momento de nuestras vidas debemos decidir en qué creemos y a
quién servimos ¿en qué nos basamos para tan trascendente elección? ¿Has escogido tu
fe o alguien decidió por 1?
Fe: La fe no es un fenómeno nacional, sino una decisión individual. No todos los de
Israel son israelitas, diría Pablo. Que un pueblo siga una fe determinada no significa que
habrá salvación para todas sus gentes.

83. París bien vale una misa


Ef 4:14; Heb 10:23.
Cuando el calvinismo proliferó en Francia, sus par1darios –denominados hugonotes–
sufrieron una fuerte persecución por la Liga católica, dando lugar a varias guerras de
religión. En un intento de lograr la paz, Carlos IX de Francia (1550–1574) consin1ó que
su hermana Margarita se casara con el rey hugonote Enrique de Borbón de Navarra
(1553–1610). Pero esto no acabó con las hos1lidades y el 24 de agosto de 1572 se
produjo un alzamiento armado de los católicos contra los hugonotes conocido como ‘la
matanza de San Bartolomé’ que acabó con la vida de 2000 protestantes en París y casi
10.000 en toda Francia en pocos días. Enrique de Borbón se vio obligado a abjurar de su
fe y abrazar el catolicismo para salvar su vida, pero se convir1ó en un prisionero de la
corte francesa.
En cuanto pudo escapar, abjuró de la religión católica, volvió a profesar el calvinismo
y lideró la cuarta guerra de religión francesa. Pero los caprichos del des1no, varias
muertes inesperadas y la ley sálica hicieron que, a la muerte de Carlos IX, Enrique fuera
el legí1mo sucesor al trono de Francia. El pueblo francés y el Papa Gregorio XIII
rechazaron de pleno que un protestante gobernara el país y la guerra se recrudeció. A
pesar de sus esfuerzos por ganar el conflicto, Enrique no pudo hacerse con París y
terminó aceptando el trato que la Liga católica le ofrecía: le aceptarían como rey de
Francia si renunciaba nuevamente de su fe protestante. Fue entonces, cuando
pronunció su célebre frase «París bien vale una misa» y fue coronado como Enrique IV
de Francia.

Aplicación:
Fluctuaciones en la manifestación de la fe: En ocasiones se nos plantean circunstancias
en las que vemos comprome1da la libre profesión de nuestra fe; momentos en los que
confesarnos abiertamente cris1anos puede poner en peligro el acceso a un trabajo, un
ascenso o algo a lo que damos valor. ¿Somos cris1anos solo cuando nos interesa? ¿Es
nuestra fe de ‘quita y pon’ según nuestra conveniencia?

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Misterios: Dios nos bendice generosamente y nos da a conocer muchas cosas, pero en
ocasiones permite que ocurran ciertas tragedias que nos dejan una sensación de
abandono, y esto es un misterio para nosotros. Francia habría sido una nación diferente
de haber prevalecido los hugonotes; solo Dios sabe por qué permi1ó que la historia
ocurriera así.
La perdición: Jesús dijo: «de qué le sirve al hombre ganar el mundo y perder su alma…».
Enrique IV le dio más valor a Paris, que a su alma. No podemos ser autén1camente
cris1anos si no renunciamos al mundo.

84. El buen uso del poder


Lc 12:42–43, 47–48; Lc 16:10; Mt 25:21; Mt 5:19.
Contra todo pronós1co, Enrique IV de Francia (1553–1610), el hugonote abjurado a
católico (ver ilustración previa), se convir1ó en uno de los reyes más amados por el
pueblo francés. Su frase: «Un pollo en las ollas de todos los campesinos, todos los
domingos» resume perfectamente su polí1ca de hacer feliz a su pueblo, no solo con
poder y conquistas, sino también con paz y prosperidad.
Se dice de él que siempre siguió siendo protestante de corazón, y lejos de seguir una
polí1ca dictatorial y represiva como la de sus predecesores genuinamente católicos, usó
su poder como monarca para que no le faltara el alimento a las clases más pobres, para
firmar la paz con España y decretar la tolerancia religiosa entre hugonotes y católicos en
el Edicto de Nantes (1598). Con él, Francia vivió una de sus épocas más florecientes,
tanto en términos económicos y expansionistas, como en bienestar social. Por todo ello,
es conocido como Enrique IV ‘el grande’.

Aplicación:
Poder: Cuando un creyente llega a ocupar un cargo de influencia y poder ¿reflejan sus
decisiones la fe que profesa?
Responsabilidad: Ostentar un cargo importante es una responsabilidad para el cris1ano
y el Señor pedirá cuentas conforme a lo que nos ha entregado.
Grandeza: ¿Qué es lo que nos hace ‘grandes’ a los ojos de la gente? ¿Qué es lo que nos
hace ‘grandes’ a los ojos de Dios? Hagamos con nuestras obras tesoros celes1ales,
dejemos que nuestra fe dé fruto en forma de obras de amor al prójimo, y seremos
llamados ‘grandes’ en el reino de los cielos.
Creyentes secretos: Puede ocurrir que algunos creyentes que habitan en contextos
altamente adversos a la fe mantengan en secreto su condición de cris1anos, pues
consideran que pueden hacer mayor bien al pueblo de Dios desde el anonimato que
revelando su iden1dad. Esto no está mal, siempre y cuando no nieguen su fe si son

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confrontados.

85. Si hay que cambiar de calendario…se cambia


Mr 7:9; Col 2:8; Jn 14:6.
Uno de los principales problemas que la Iglesia encuentra a la hora de predicar el
Evangelio, es el tener que derribar las ideas preconcebidas y las costumbres arraigadas
de los posibles receptores. Al hombre le cuesta cambiar, especialmente si se trata de
modificar aquello que ha considerado como cierto durante toda su vida.
Sin embargo, en 1582 el mundo tuvo que enfrentarse a una verdad que trastocaba
nada más y nada menos que su forma de contar los días del año. Cien ficos de la
Universidad de Salamanca (España) habían hecho llegar al Papa Gregorio XIII
(1502–1585) unos estudios bien fundamentados que establecían que el 1empo que la
Tierra tarda en dar una vuelta al Sol es de 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,16
segundos, es decir, 11 minutos más de lo que hasta entonces habían tenido en cuenta.
Estos 11 minutos a lo largo de más de 1500 años habían supuesto un desfase de 10 días
entre el calendario juliano (establecido por Julio César el 46 a.C.) y el verdadero día del
año en que se encontraban. ¿Quién se iba a atrever a modificar algo tan importante
como el cómputo de días y de años? Alguien que amó la verdad por encima de la
tradición. Llevaban 16 siglos haciéndolo mal y era hora de corregir ese error.
Gregorio XIII decidió imponer el nuevo calendario (llamado ‘gregoriano’ en su
honor) en todo el territorio de influencia romana, de forma que al día 4 de octubre de
1582 le siguió el 15 de octubre de 1582. En años siguientes la prác1ca totalidad del
mundo adoptó este nuevo calendario, que es el que seguimos en la actualidad, y que
consta de 365 días, siendo cada cuatro años uno bisiesto.

Aplicación:
Derribando ideas y tradiciones: El mensaje de Cristo invita al hombre a modificar su
camino de forma que se vuelva a Dios. Esto conlleva el tener que cambiar ciertas ideas
preconcebidas que a nuestros ojos parecían correctas sin serlo; implica abandonar
‘viejas costumbres’ que no son del agrado de Dios, para adquirir nuevos hábitos
conformes a su voluntad.
Amor a la verdad: Los cris1anos hemos sido llamados a proclamar a Jesús, que encarna
el único camino, la única verdad y la única forma de obtener la vida eterna. Por eso,
aunque suponga una lucha contra lo que opinan y dan por cierto las personas de
nuestro entorno, por amor a la verdad, debemos luchar y defender con valen a el
mensaje de Cristo.
Corregir el error: Cuando el mensaje de Jesús llega a tu vida, solo hay una opción
correcta: corregir tus errores, cueste lo que cueste, para caminar en la verdad.

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86. La Inquisición contra Galileo
Sal 19:1; Pr 1:22; 14:7–8; 18:15; Ro 10:2; Fil 1:9.
Cuando alguien se atreve a opinar sobre un tema desde la más absoluta ignorancia, se
expone a terminar haciendo el más absoluto de los ridículos. Este fue el caso del Papa
Urbano VIII (1568–1644), versado en leyes pero dispuesto a opinar sobre ciencia sin más
apoyo que las presuposiciones erróneas de otros. Y es que de los muchos errores que la
Iglesia católica ha come1do a lo largo de su historia, uno de los más célebres ha sido el
de perseguir a todo cien fico cuyas teorías pudieran ensombrecer las afirmaciones de
su ‘infalible’ Sumo Pon fice.
El matemá1co, ?sico y astrónomo Nicolás Copérnico (1473–1543) formuló una
teoría en la que los planetas, incluida la Tierra, giraban alrededor del Sol, pero murió el
mismo año en que publicó la obra que recogía sus estudios. Cuando el italiano Galileo
Galilei (1564–1642) osó tomar el relevo de su colega polaco y defender el
heliocentrismo, sufrió la furia de la santa Inquisición.
De poco le sirvió a Galileo ser un reconocido astrónomo, matemá1co, ?sico e
ingeniero; Urbano VIII afirmaba que la Tierra era el centro del Universo, que el Sol y
demás astros giraban alrededor de ella, y todo el que dijera lo contrario era un hereje.
Bajo amenazas de tortura y posterior pena de muerte, Galileo se vio obligado a abjurar
de su postura y gracias a ello se le concedió en 1633 la cadena perpetua en forma de
arresto domiciliario. Algunos de quienes pudieron visitarle antes de su muerte tuvieron
el arrojo de sacar clandes1namente de Italia las obras de Galileo donde exponía sus
hallazgos y sus argumentos a favor de la teoría copernicana –entre otros estudios– y,
gracias a esto, sus descubrimientos pudieron llegar hasta París y ser reconocidos. El
filósofo, ?sico y matemá1co francés René Descartes (1596–1650) tomó con prudencia el
tes1go del heliocentrismo, eso sí, con la Inquisición pisándole los talones.

Aplicación:
Ciencia y fe en conflicto: Muchas personas hoy en día siguen pensando que las
verdades de la ciencia y las verdades que defiende la fe cris1ana son incompa1bles.
Pero cuando uno escudriña las Escrituras y analiza con seriedad los argumentos
cien ficos, descubre con sorpresa que esto no es así, que ambas pueden ser
extraordinariamente complementarias. La Biblia invita a ser entendido en ciencias, pues
estas revelan la gloria de Dios.
Perseverando en un error: No hay ningún versículo en la Biblia que diga que la Tierra es
el centro del Universo o que el Sol gire a su alrededor y, sin embargo, durante mucho
1empo la Iglesia católica ha defendido esta postura como si todo el Evangelio se fuera a
derrumbar por admi1r lo contrario. ¿Sabemos argumentar nuestra postura en materia
de ciencia y de fe?

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Consecuencias de la ignorancia: Cuando intentamos opinar sobre una materia de la que
no entendemos, corremos el peligro de posicionarnos en un completo error. Por nuestro
empecinamiento puede que alguien se vea privado de conocer la verdad, o que el
defensor de la verdad sufra injustamente nuestro celo cris1ano (bien intencionado, pero
ignorante). Además, si alguien nos saca finalmente de nuestro error, acabaremos
sin1endo el bochorno de haber defendido algo absurdo.
Fundamentos de la fe: Existen ciertas enseñanzas y doctrinas que no son negociables. El
resto está abierto a diferencias que no determinan la salvación eterna del individuo.
Que la 1erra o el Sol sean el verdadero centro del universo no afecta un ápice a las
afirmaciones de la fe, por lo que nunca debieron ser consideradas verdades
fundamentales de la fe.

87. Cris+anos derribando iglesias


Mt 23:31; Hch 9:31; Tit 2:6–8; Hch 20:24; Mt 12:30; Lc 11:23.
Las guerras armadas entre católicos y protestantes cesaron tras la Paz de Augsburgo de
1555, pero hubo posteriormente décadas de ‘guerra fría’ en la que las desavenencias
entre los par1darios de ambas confesiones nos han dejado bochornosos ejemplos de
mal tes1monio cris1ano.
Durante el gobierno del emperador católico Ma as (1612–1619) los protestantes
alemanes vieron cómo cada iglesia que edificaban era, primeramente, clausurada, y
posteriormente derribada. En una época en la que la cues1ón religiosa era al mismo
1empo una cues1ón de poder, no importaba si en aquellas iglesias se predicaba a Cristo,
solo importaba ganar el pulso a la religión contrincante. Mientras tanto, el verdadero
Adversario debió disfrutar viendo cómo los ‘cris1anos’ le hacían el trabajo.

Aplicación:
Mal tes+monio: Debemos procurar que nuestras decisiones y acciones vayan
encaminadas a edificar la obra de Dios, y no a batallar en guerras internas que poco
favorecen la extensión del Evangelio y perjudican seriamente la imagen del cris1anismo
ante los no creyentes.
Adversario: La Iglesia de Cristo solo 1ene un adversario, pero este puede disfrazarse de
muchas maneras con tal de evitar que el mensaje de salvación sea predicado. Pensemos
qué hay en nuestro entorno que esté obstaculizando la expansión del Evangelio y
luchemos contra ello, no entre nosotros.
La Iglesia universal: A lo largo de la historia ha habido muchas iglesias locales que han
sido destruidas por el enemigo, mientras la Iglesia universal seguía creciendo. Jesús dijo
que él edificaría su Iglesia y que las puertas del Hades no prevalecerían contra ella. Esta
es una promesa que protege a la Iglesia universal de su ex1nción.
72
88. Por sus frutos los conocieron
Mt 7:16–20; Gá 5:22–23; Ef 5:9; Mt 5:9; 1Co 2:3; 2Co 7:15; Fil 2:12.
A mediados del siglo XVII, George Fox (1624–1691) fundó la ‘Sociedad Religiosa de los
Amigos’, una comunidad cris1ana de corte protestante que defendía un es1lo de vida
sencillo y pacifista. En Estados Unidos, su principal representante fue William Penn,
fundador de la colonia que lleva su nombre, Pennsilvania, desde la que predicaba los
principios del cris1anismo primi1vo. Se los llamó ‘cuáqueros’ o ‘tembladores’ (del inglés
‘quake’ que significa ‘temblar’) pues Fox siempre decía a sus seguidores que debían
«temblar en el nombre del Señor».
En 1756 la comunidad de los cuáqueros de Pennsilvania se negó a pagar un
impuesto estatal que iba a ser des1nado a sufragar una guerra contra la población
indígena del lugar. Su gran esfuerzo pacifista llegó a impedir el conflicto armado y su
fama de pacificadores se hizo aún más notable en la nación. Aquellos que «temblaban
en el nombre del Señor» también destacaron por su empeño en lograr una buena
educación popular, por sus esfuerzos en pro de la democracia y por ser los pioneros en
la lucha pacífica por la abolición de la esclavitud.

Aplicación:
Frutos: Los cris1anos debemos darnos a conocer por nuestras obras, que son los frutos
de nuestra fe y de la presencia en nuestro ser del Espíritu Santo.
Temor y temblor: La responsabilidad que nos ha sido encomendada como cris1anos,
especialmente en cuanto a vivir lo que predicamos y dar tes1monio con nuestras obras,
no es algo que debamos tomar a la ligera, sino que debemos ocuparnos de ello con una
ac1tud de extremo respeto y reverencia.

89. Alabanza mul+cultural


Sal 117:1; Sal 66:4; Ap 7:9–10.
Las alabanzas a Dios no son únicamente el producto de la inspiración de escritores y
músicos profesionales, sino que proceden de toda clase de gente. Tan solo en Alemania,
desde la reforma, el número de himnos compuestos es de más de cien mil. Y los autores
no son solo miembros del clero, pues encontramos también teólogos, pastores,
príncipes, princesas, generales, estadistas, doctores, juristas, comerciantes, viajeros,
obreros y gente sencilla. Una galaxia de creyentes que dibujaron con su música la visión
que encontramos en el libro de Apocalipsis de una Iglesia cons1tuida por gente de toda
tribu lengua y nación.

Aplicación:
73
Alabanza: La alabanza une al heterogéneo pueblo de Dios en un mismo sen1r de
adoración y gra1tud a nuestro Señor.

90. El pulso entre la fe y la razón


Algunos piensan que no se puede ser una persona intelectual y a la vez un buen
cris1ano; que fe y razón son incompa1bles. Esto fue lo que ocurrió a finales del siglo
XVII cuando se produjo en Europa un movimiento cultural e intelectual que ensalzaba la
razón humana como medio para disipar la ignorancia, las supers1ciones y la 1ranía que
se habían producido a lo largo de la Edad Media. El conocimiento razonado de la mente
del hombre pasó a ser la ‘luz’ que alumbraba su camino, en detrimento de las doctrinas
de los ‘dioses’, los rituales religiosos y las creencias espirituales.
Para contrarrestar el efecto que la ‘Ilustración’ estaba provocando en las gentes, el
Señor levantó a grandes predicadores que lograron avivar el fuego de la espiritualidad.
Los hermanos John y Charles Wesley, fundadores de la Iglesia metodista en Gran
Bretaña, llevaron a cabo una serie de campañas evangelís1cas en las que predicaban
con fervor sobre el pecado del hombre, la culpa que esto conlleva y la necesidad de
arrepen1miento y redención. Sus discursos, que apelaban más a los sen1mientos que a
la razón, conmovieron notablemente a los hombres de la época. Igualmente, en
Alemania se dio un movimiento pie1sta que recondujo a las gentes al valor de la fe.
Estos fueron los inicios de un fenómeno que posteriormente se ha denominado ‘Primer
Gran Avivamiento’ de la fe evangélica en el mundo y que logró mantener viva la
espiritualidad del hombre en un momento en el que la autosuficiencia de la razón
amenazaba con expulsar a Dios de la vida del ser humano.

Aplicación:
Fe razonada: Dios nos invita usar nuestra mente y nuestro raciocinio para conocerle y
comprenderle mejor, para descubrir con nuestro entendimiento que solo Él es el Dios
vivo y verdadero, al que debemos amar y servir. El cris1ano 1ene una fe que piensa, una
razón que cree.
Entendimiento y ciencia: El hombre ha usado su mente para argumentar en contra de la
existencia de Dios; el intelecto humano se ha vuelto para algunos el dios a quien rendir
pleitesía; la ciencia y el conocimiento han pretendido aniquilar la fe. Pero el cris1ano
que usa su mente descubre una fe que se puede razonar, un Dios al que se puede
defender con poderosos argumentos cien ficos.
Razón y revelación: La capacidad de raciocinio es una de las facultades con las que Dios
cons1tuyó al hombre. Sin embargo, la razón del hombre se ve en parte velada por la
caída del pecado. Por esto, la razón no puede ser el intérprete final de la verdad, sino
que requiere de la revelación de Dios iluminada por el Espíritu Santo para su correcta
comprensión.
74
6. LA IGLESIA EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA
De la Revolución francesa a la actualidad
(1789–Hoy)

91. El humanismo desplazando al cris+anismo


Tras la Revolución francesa de 1789, comenzó un periodo de cambios y reformas
caracterizado por una brutal represión por parte de los revolucionarios hacia todo lo
que recordara al régimen anterior. Durante este periodo, conocido como el ‘Terror’, se
llevó a cabo una serie de reformas económicas, sociales y religiosas que dieron como
resultado una imposición del humanismo frente al cris1anismo. Se confiscaron los
bienes de la nobleza y del clero, se decapitó a 1.300 personas contrarias al nuevo
régimen y muchas iglesias fueron conver1das en almacenes o templos de la ‘Razón’.
Cuando Madame Roland, an1gua par1daria de la Revolución, se atrevió a cri1car los
abusos que se estaban llevando a cabo, fue sentenciada a muerte y, antes de ser
guillo1nada, se inclinó ante la estatua de arcilla de la Libertad situada en la Plaza de la
Revolución (actual Plaza de la Concordia) y pronunció sus célebres palabras: «Oh
Libertad, ¡cuántos crímenes se cometen en tu nombre!»
Así, la sociedad francesa fue rechazando las ideas tradicionales sobre Dios para
enarbolar la bandera del humanismo como valor de fe y conducta. El hombre destronó
a Dios solo para entronarse a sí mismo.

Aplicación:
Humanismo: Es una filoso?a de vida que ensalza el valor del hombre y se apoya en la
racionalidad humana como medio para entender el mundo. Rechaza la existencia de
Dios como autoridad suprema y encumbra al hombre en su lugar.
Libertad: ¿Cómo usa el hombre su libertad? ¿Existe la verdadera libertad? Creyendo
ejercer su libertad, el hombre rompe su cordón umbilical con Dios y se cree triunfador al
hacerlo. No ve que con ello pasa a ser menos libre, some1do ahora a un nuevo e
imperfecto dios: él mismo y sus semejantes.
Esclavitud: El hombre, que cree haberse despojado de la esclavitud a Dios, acaba
haciéndose esclavo de sí mismo.
Libertad del pecado: Para el cris1ano, el concepto de libertad es diferente que el del
hombre secular. La libertad no puede ser el valor máximo, lo es la san1dad. La Biblia

75
en1ende la libertad como la capacidad para poder hacer el bien, contraria a la opresión
del pecado, que nos impide obrar de tal modo.

92. Y la Iglesia se separó del Estado


Ro 10:15; 1Co 1:21; Hch 2:47; Fil 1:15; Hch 10:42; Hch 28:31.
En ocasiones, hasta que no existe una acuciante necesidad, los cris1anos no nos
ponemos manos a la obra. Esto fue lo que ocurrió a finales del siglo XVIII, cuando las
iglesias protestantes iniciaron un proceso de desconexión con los gobiernos de las
naciones donde se encontraban. Inicialmente en Europa y poco después en América, las
iglesias decidieron ser autónomas en sus decisiones y se independizaron
económicamente del Estado.
Al no disponer ya de las subvenciones estatales, el sostenimiento económico de las
iglesias pasó a depender exclusivamente de las aportaciones voluntarias de sus
miembros. Por ello, pusieron mayor empeño en realizar ac1vidades evangelís1cas que
atrajeran almas a Cristo… y recursos a las iglesias.

Aplicación:
Mo+vación: No esperemos a tener una necesidad para salir a ganar almas para Cristo; la
predicación del Evangelio es una orden del Señor, y obedecerle debe ser nuestra
principal mo1vación.
Evangelismo: No dejemos que la comodidad y la libertad religiosa nos hagan perezosos
para predicar el Evangelio.
Sacrificio al dar: Cuando se exenta a las congregaciones de su responsabilidad y
privilegio de ofrendar por tener subvención estatal, se siembra apa a espiritual. Dios
ama al dador alegre y premia el esfuerzo que hacemos al dar para su obra.

93. Una Iglesia mul+denominacional


1Co 12:20; Jn 17:22–23; Ef 4:15–16; 1Co 1:10.
En el siglo XVIII la Iglesia protestante experimentó el punto álgido de un fenómeno
llamado denominacionismo, en el que cada congregación intentaba diferenciarse de
otras en función de su forma de entender y vivir la fe. En EE.UU. este hecho fue muy
llama1vo pues confluyeron, por una parte, las denominaciones llegadas de Europa
(anglicanos, congregacionalistas, luteranos, presbiterianos, reformados, bau1stas,
anabau1stas, cuáqueros y metodistas) y por otra parte las que se originaron en
Norteamérica (iglesia de Cristo o los discípulos de Cristo). Todas ellas, compar an un
elemento común: la Biblia como única autoridad en materia de fe y prác1ca.
Lo que en un principio fue cri1cado por presentar al mundo una Iglesia

76
aparentemente dividida, resultó ser de gran bendición, pues estas iglesias tuvieron un
especial interés en la ac1vidad evangelís1ca, promoviendo que cada miembro fuera un
misionero de Cristo. Así, unidas por este común deseo de la extensión del Evangelio,
fueron las impulsoras del gran movimiento misionero que se produjo a nivel
internacional en el siglo XIX y que ganó millones de almas para el Señor.

Aplicación:
Diferentes pero unidos: El Señor ha querido que su Iglesia sea heterogénea, formada
por miembros diferentes los unos de los otros, pero unidos en un mismo sen1r, unidos
por un mismo mandato y un mismo obje1vo. Y cuando así actuamos, llevamos mucho
fruto.
Amor mul+denominacional: Si bien es inevitable la existencia de varias
denominaciones, es muy importante que estas no fragmenten el amor fraternal. Jesús
estableció que con ese amor el mundo nos reconocería como verdaderos discípulos
suyos. Este amor fraternal no puede ser un fenómeno intramuros que se exprese solo
entre hermanos de la misma iglesia local. Debe trascender líneas denominacionales
para tener impacto.

94. El Segundo Gran Despertar


2Ti 3:16; Sal 119:130; Dt 4:2.
Así como el primer Gran Avivamiento (1740–1744) tuvo lugar en el seno de las iglesias,
el Segundo Gran Despertar del movimiento espiritual (1790–1840) se produjo entre las
gentes de Europa y EE.UU. que aún no habían abrazado el cris1anismo. Gracias a
grandes predicadores como Charles Finney, Lyman Beecher, Barton Stone, Peter
Cartwright y Asahel Nedleton, el Evangelio llegó a millones de personas.
Sin embargo, en sus discursos, habían simplificado enormemente las doctrinas del
Evangelio, evitando incluso el hablar de los problemas teológicamente más complejos
para llegar así con facilidad a las gentes menos preparadas intelectualmente. Esto dio
lugar a una peligrosa relajación o incluso ignorancia por parte de los nuevos conversos
sobre determinadas áreas de la teología cris1ana.
Igualmente, se dio mayor importancia a los líderes que tuvieran un discurso
conmovedor y atrayente que a los líderes teológicamente bien preparados. Como triste
resultado, a mediados del siglo XIX las iglesias habían perdido a la mayoría de sus
intelectuales.

Aplicación:
Avivamiento: Cuando intentemos despertar la fe en los no creyentes o reavivar la de los
ya cris1anos, no podemos hacerlo a expensas de rebajar las exigencias del mensaje de
Cristo o reduciendo su doctrina a los pasajes fáciles de entender.
77
Adaptación: Debemos predicar el mensaje de forma que nuestra audiencia nos
en1enda, adaptando nuestras palabras pero sin reducir el contenido del Evangelio.
Equilibrio: A la hora de presentar el Evangelio, debemos conmover y a la vez formar;
emoción y conocimiento deben estar en equilibro de forma que lleguemos al corazón
del pecador, pero con el mensaje correcto y completo.
Reduccionismo: Toda la Escritura es Palabra de Dios y puede ser comprendida por las
mentes más sencillas, por eso no debemos caer en la tentación de reducir el mensaje
divino, pues se corre el peligro de tergiversar o simplificar los pasajes complejos de
forma que terminemos creyendo lo que Dios no dice.

95. La lucha interdenominacional


Fil 1:15–18.
Cuando las comunidades cris1anas de EE.UU. fueron creciendo y avanzando hacia
territorios del Oeste, se produjo una vergonzosa batalla por la hegemonía de unas
denominaciones frente a otras. Cada una de ellas, creyéndose en posesión de la única
verdad, intentaba evangelizar las poblaciones vírgenes de manera claramente
compe11va. Un ‘buen bau1sta’ podía decir con plena convicción: «Anoche ganamos
solo a dos, pero gracias a Dios los metodistas de enfrente no ganaron a ninguno».
A mediados del siglo XIX, la denominación mayoritaria en el país era la de los
bau1stas. No obstante, fuera por amor misionero o por compe11vidad, el Evangelio era
anunciado y miles de personas aceptaron el mensaje de Cristo.

Aplicación:
Compe++vidad: las iglesias 1enen una labor evangelís1ca que han de cumplir por
obediencia a Dios y amor al prójimo; no para su propia gloria, ni para destacar sobre las
demás, sino pensando en dar gloria al Señor con su fiel servicio.
Evangelismo: En su soberanía, Dios permite que el evangelismo prospere incluso de
manos de creyentes con mo1vaciones poco bíblicas. Pablo experimentó esta situación,
pero se regocijaba al saber que, de una u otra manera, Cristo era proclamado y eso
redundaría en beneficio para su obra.

96. El avivamiento misionero


Ef 4:1–6, 15; Ro 15:6; Mt 4:4; Lc 9:13; Mt 25:44–45.
A finales del siglo XVIII, Inglaterra se afirmó como nueva gran potencia mundial, y lideró
un proceso de despertar religioso de carácter evangelizador que hoy se conoce como el
‘Avivamiento Misionero’. Los bau1stas anglosajones fueron los pioneros en la creación

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de una agencia de misiones internacionales en 1792, a la que siguieron las Sociedades
Misioneras de Edimburgo y de Glasgow en 1976. Los anglicanos se contagiaron de este
interés evangelís1co creando la Sociedad Misionera de la Iglesia en 1799 y también
América con la Junta Americana de Comisionados para las Misiones Extranjeras en 1810.
Pero establecer un punto de misión en un país extranjero no era ni fácil ni barato, y
así como había habido compe11vidad en la evangelización en sus países de origen (ver
ilustración previa), aquí tuvieron que cooperar diferentes denominaciones para lograr
un obje1vo común. La unión les dio fuerza. Una denominación alimentaba al pueblo
necesitado, otra construía una iglesia y otra instruía en educación a niños y adultos
analfabetos. Así, llevaron alimento ?sico y espiritual siguiendo el ejemplo de Cristo,
mostrándose unidos por una misma fe.

Aplicación:
Unión / unanimidad: Los cris1anos hemos sido llamados a ser un solo cuerpo, con
Cristo como cabeza, unidos por una misma fe y actuando unánimes en el servicio a Dios
para gloria suya.
Individualismo: Dios no busca llaneros solitarios para su obra. Solo vemos que bendice
el esfuerzo individual cuando el resto del grupo está actuando de forma opuesta a sus
propósitos divinos. Habitualmente el Señor bendice el esfuerzo colec1vo –el trabajo en
equipo–, más que el individual.

97. El impacto de un diezmo inver+do


Mt 19:29; Lc 9:2–3; Fil 4:11–13; Mt 7:13–14.
Algunas grandes empresas misioneras comenzaron con pocos recursos pero grandes
ideas. Este fue el caso del ‘trío de Serampore’. A principios del siglo XIX, tres misioneros
bau1stas decidieron sembrar el Evangelio en la India sin resultar gravosos para sus
iglesias. Guillermo Carey (1761–1834) trabajaba en una fábrica de añil y como profesor
de bengalí; Josué Marshman (1768–1837) trabajaba como maestro en la escuela local; y
Guillermo Ward (1769–1823) era empleado en una imprenta.
Este trío, que trabajaba de día y evangelizaba de noche, ha pasado a la historia por
haber inver1do también el concepto del diezmo: subsis an del 10% de sus ganancias y
dedicaban a la obra de Dios el resto. El impacto que ocasionaron con su dedicación y
forma de vida fue clave para que el Evangelio que predicaban llegara al corazón de las
gentes de Serampore. A pesar de que ninguno de los tres había tenido preparación
universitaria, llegaron a dirigir un colegio cris1ano en la ciudad. Soñaban con el
surgimiento de una nueva cultura en Asia, que tuviera al cris1anismo en su médula, y
sentaron los cimientos para que ese sueño se convir1era en una realidad.

Aplicación:

79
Tes+monio: Que nuestro es1lo de vida hable por sí mismo del Dios en que creemos es
una forma eficaz de preparar el corazón del prójimo para recibir el mensaje que ese Dios
1ene para ellos.
Sacrificio: Para seguir a Cristo caminamos por lo angosto, vivimos con humildad,
sacrificando nuestro 1empo, dinero o incluso familia con tal de obedecer su mandato,
sabiendo que Él recompensará grandemente a quien así haga.
Amor por las almas: Vivir solo del 10% de sus ingresos mostró la alta es1ma que estos
misioneros tenían por las almas de sus semejantes. ¿Cuánto estamos dispuestos a
sacrificar de nuestros privilegios por el Evangelio?

98. Unos siembran y otros recogen


1Co 3:6–9; Jn 4:36–37; 2Co 9:6; Gá 6:8; Lc 8:8.
La conversión al cris1anismo de Birmania –la actual Myanmar– tuvo sus comienzos de
una manera un tanto peculiar. Había una pequeña tribu que vivía en las montañas, los
karenes, que creía firmemente en un dios llamado Y’wa (de pronunciación similar a
Yahwé). Según sus relatos orales, Y’wa era el Creador y había hecho a la mujer de la
cos1lla del hombre. Una serpiente había traído el mal al mundo tentando al ser humano
a comer del fruto prohibido. Una an1gua tradición decía que sus antepasados habían
sabido mucho más acerca de Y’wa, y que este conocimiento volvería a ellos cuando un
‘Hermano Blanco’ trajera de vuelta el ‘Libro Perdido’.
Cuando el misionero bau1sta Adoniram Judson (1788–1850) llegó a Birmania y
predicó el Evangelio, su primer converso fue un indígena karen. No llegó a saber quién
había llevado la Palabra de Dios a estas gentes antes que él, pero sí pudo recoger el
fruto de la semilla que otro había esparcido. Cuando el indígena difundió la no1cia de
que el ‘Hermano Blanco’ y el ‘Libro Perdido’ habían llegado al país, su pueblo consideró
que la profecía se había cumplido y las conversiones fueron masivas. Hoy en día hay más
de doce millones de karenes en Myanmar y la mayoría son cris1anos.

Aplicación:
Sembrar y recoger: Como cris1anos, tenemos la misión de sembrar la buena semilla,
que es la Palabra de Dios, sin saber si caerá en buena 1erra y sin saber si dará fruto ni
cuándo lo dará, pero lo hacemos sabiendo que nuestro trabajo no es en balde, que
1ene recompensa de parte del Señor y que Él es quien hace crecer la semilla plantada.

99. Una pequeña llama que encendió un gran fuego


Stg 3:5; 1Co 3:6–9.
Si ha habido un país donde predicar el Evangelio implicaba todo un riesgo para la vida,
80
ese ha sido China. Robert Morrison (1782–1834) fue un pastor presbiteriano que se
arriesgó a evangelizar clandes1namente en este país. Aprendió chino y pudo traducir la
Biblia a este idioma y, además, compiló un diccionario de gramá1ca anglo-china para
facilitar la labor de los misioneros que pudieran llegar después de él.
Tras 30 años de trabajo, solo había logrado 100 conversos. Pero uno de ellos tenía
una imprenta y los trabajos de Morrison empezaron a difundirse por todo el país. Él no
llegó a ver el resultado de sus esfuerzos, pero alentaba constantemente a las sociedades
misioneras a estar preparadas para el día en que se abrieran las puertas de China.

Aplicación:
Fruto de la predicación: No debemos subes1mar el fruto de nuestro trabajo cuando
predicamos el Evangelio; una sola persona puede llevar mucho fruto aunque no lo vea
de inmediato.
Preparando el terreno: A veces nuestra labor evangelís1ca solo alcanzará a ser la
preparación de un terreno en el que luego habrá fruto; pero ese trabajo habrá sido
igualmente importante para la obra de Dios y digno de su preciosa recompensa.

100. Aportación del cris+anismo a los valores del mundo


Gn 22:18.
1. El Cris1anismo ha dado valor al ser humano: individuos que sufrían marginación,
como viudas, huérfanos, pobres, enfermos o esclavos, oyeron hablar de un Dios
que no hacía acepción de personas y fueron amparadas por hombres y mujeres
que los trataron como a valiosos iguales.
2. El Cris1anismo ha dado valor al trabajo del ser humano: el trabajo, considerado
como una forma de explotación y fuente de humillación, pasó a ser considerado
como una oportunidad de glorificar a Dios y de ejercer con dignidad la
mayordomía de su creación.
3. El Cris1anismo ha dado valor a la educación del ser humano: la educación dejó
de ser un privilegio para unos pocos y pasó a ser un derecho para todos.
4. El Cris1anismo ha dado valor a la historia del ser humano: no solo ha respondido
a la pregunta ¿de dónde venimos?, sino que ha dado una valiosa esperanza a la
pregunta ¿a dónde vamos? Ha mostrado a un Dios que se implica en la historia
del hombre y que 1ene preparada una con1nuación gloriosa y eterna a la
existencia actual.
5. El Cris1anismo ha dado valor a las relaciones del ser humano: el cris1anismo
apuesta por una comunidad fraternal en la que se descartan los prejuicios,
racismo y discriminaciones, para instar a los hombres a relacionarse en amor y
respeto, a la vez que fomenta la reconciliación del hombre con Dios.

81
Aplicación:
La gran comisión: Existen dos grandes comisiones que Dios nos ha dado: el mandato
cultural de llenar la 1erra y señorear sobre la creación, y el de ir por todo el mundo
haciendo discípulos. Es especialmente importante este segundo, pues al hacer
discípulos llevaremos al mundo personas que comportándose como Cristo edificarán la
gloriosa cultura cris1ana en este mundo de 1nieblas.
Cris+anismo: El cris1anismo ha aportado grandes y duraderos beneficios a todas las
sociedades donde ha llegado, haciendo de este mundo un lugar mejor.

BIBLIOGRAFÍA
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10. Se necesitan apologetas
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11. La llama que incendió a Jus+no y que le llevó a perder la cabeza por amor
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12. Con el emperador hemos topado
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- Filón de Alejandría: De la embajada a Cayo XI–XV
13. Cómo confortar a un már+r
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- Eusebio de Cesarea. Historia Eclesiás ca (III, 1), disponible en
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- Jerónimo de Estridón. «Varones Ilustres Capítulo I», disponible en
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- Octavius, de Minucius Felix; texto electrónico disponible en la web Proyecto
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hdp://catalog.perseus.org/catalog/urn:cts:la1nLit:stoa0203.stoa001.opp-
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18. El pez y la Iglesia clandes+na
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30. La gran diáspora judía
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- F.F. Bruce, El canon de la Escritura (CLIE 2003)
32. De la persecución al intento de exterminio
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- “De las muertes de los perseguidores” cap.XXXIII. Lactancio
- hdps://es.m.wikipedia.org/wiki/Edicto_de_Tolerancia_de_Nicomedia
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- Historia del cris anismo: Los primeros 500 años. Unidad 4. Deiros, Pablo A.
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48. Cómo un pecador sin paz acabó traduciendo la Biblia al laCn
- Wikipedia: Jerónimo de Estridón y Vulgata:
hdps://es.wikipedia.org/wiki/Jer%C3%B3nimo_de_Estrid%C3%B3n y
hdp://es.wikipedia.org/wiki/vulgata
86
49. El amor conyugal en el siglo V
- “Contra Joviniano” 1,18 y 2,26. Jerónimo de Estridón.
50. De ‘ancianos y obispos’ a ‘padres y papas’.
- Epístola a Océano, Vall 69, 416. Jerónimo de Estridón
- Historia eclesiás1ca, libro III, 2 y 4.8. Eusebio de Cesarea.
51. Ebionitas: los sucesores de los judaizantes
- Latourede, Kenneth S. Historia del cris anismo. Vol. 1. El Paso, TX.: Casa
Bau1sta de Publicaciones, 1967.
- hdps://es.wikipedia.org/wiki/Ebionismo
52. El Dios fantasma de los doce+stas
- “Doce1smo”. Diccionario Teológico Beacon. Richard S. Taylor. Casa Bau1sta
de Publicaciones. 2009.
- “Doce1smo”: Diccionario Teológico Iustrado. Francisco Lacueva. Editorial Clie
2001.
- Jerónimo (1993). Epistolario de San Jerónimo. I: Cartas 1–85. Edición bilingüe
preparada por Juan Bau1sta Valero (1a̱ edición). Madrid: Biblioteca de
Autores Cris1anos
53. La necesidad de tener un credo
- hdps://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%ADmbolo_niceno
- “Confesiones de fe”. Diccionario Hispano-Americano de la misión. Pablo A.
Deiros. Editorial Pablo Deiros. 1997.
54. El primer cisma de la Iglesia
- Compendio de historia eclesiás ca. Sección 35. F.X. Funk. Gustavo Gili. 1908.
55. La caída de Roma
- La ciudad de Dios 1.7 y 12.12. Agus n de Hipona.
56. La ‘Opus Dei’ de San Benito: una obra de Dios mal entendida
- Historia del cris1anismo: los primeros 500 años. Pablo A. Deiros. Unidad 4.
Ediciones del Centro 2005. Buenos Aires, Argen1na
57. La conversión de los francos
- Compendio de historia eclesiás ca. Sección 43. F.X. Funk. Gustavo Gili. 1908.
58. El asentamiento del cris+anismo en Inglaterra
- Compendio de historia eclesiás ca. Sección 44. F.X. Funk. Gustavo Gili. 1908.
59. La ley de Dios alcanzando las leyes humanas
- hdps://es.wikipedia.org/wiki/Corpus_iuris_civilis
60. La ex+nción del ágape fraternal

87
- Compendio de historia eclesiás ca. Sección 23. F.X. Funk. Gustavo Gili. 1908.
61. Pasando de pun+llas por un oscuro pasado
- Compendio de historia eclesiás ca. F.X. Funk. Gustavo Gili. 1908.
62. De oblato a hereje por los pelos
- Compendio de historia eclesiás ca. F.X. Funk. Gustavo Gili. 1908.
63. Las Cruzadas: ¿Guerras en nombre de Dios?
- Qué po de Dios? Cap 8. Michael Ots. Publicaciones Andamio 2015.
- hdps://es.wikipedia.org/wiki/Cruzadas
64. Unas indulgencias muy interesantes
- Compendio de historia eclesiás1ca. F.X. Funk. Gustavo Gili. 1908.
- Wikipedia: hdps://es.wikipedia.org/wiki/Indulgencia
65. La sexualidad en la Iglesia de la Baja Edad Media
- Searching Issues, p. 39. Nicky Gumbel. Eastbourne, Kingsway 2004.
- hdps://es.wikipedia.org/wiki/Ivo_de_Chartres
66. Discusiones interminables
- Compendio de Historia eclesiás1ca. F.X. Funk. Gustavo Gili. 1908.
67. La ‘santa’ Inquisición
- Compendio de Historia eclesiás1ca. F.X. Funk. 1908.
- Wikipedia: hdps://es.wikipedia.org/wiki/Inquisici%C3%B3n
- Wikipedia: hdps://es.wikipedia.org/wiki/Catarismo
68. Los caballeros Templarios: un buen principio, un mal fin
- Compendio de historia eclesiás1ca. Tema 127 “Las órdenes templarias”. F.X.
Funk. Gustavo Gili. 1908
- Wikipedia:
hdps://es.wikipedia.org/wiki/Caballeros_templarios#El_final_de_la_orden
69. Teología en la Universidad
- Compendio de historia eclesiás1ca. Tema 133. F.X. Funk. Gustavo Gili. 1908.
- Wikipedia: hdps://es.wikipedia.org/wiki/Universidad
70. Si no sirves, no comes
- Compendio de historia eclesiás1ca. Tema 98. F.X. Funk. Gustavo Gili. 1908.
71. Con el dinero de la Iglesia hemos topado
- Compendio de historia eclesiás1ca. Tercer periodo, cap.1. F.X. Funk. Gustavo
Gili. 1908.
- Wikipedia: hdps://es.wikipedia.org/wiki/Bonifacio_VIII
72. La peste negra

88
- Wikipedia: hdps://es.wikipedia.org/wiki/Clemente_VI
- Wikipedia: hdps://es.wikipedia.org/wiki/Peste_negra#cite_note-Hunter22-1
73. El cisma de Occidente: ¿Papas? No hay dos sin tres…
- Wikipedia: hdps://es.wikipedia.org/wiki/Cisma_de_Occidente
- Wikipedia: hdps://es.wikipedia.org/wiki/Urbano_VI
- El cisma de Occidente, Vicente A. Álvarez Palenzuela. Ediciones RIALP, Madrid
1982
74. Un primer intento de reforma
- John Wycliffe: “The Morning Star of the Reforma1on”. Calhoun, David B. CS
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- Wikipedia: hdps://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Wiclef
75. Un segundo intento de reforma
- ‘Indulgencias’. Diccionario de Teología. Harrison, Evered F. Libros desa?o
2006.
- Wikipedia: hdps://en.wikipedia.org/wiki/Johann_Ruchrat_von_Wesel
76. La supers+ción hizo al monje
- Mar n Lutero, Sermon on Exodus, 1526, 16, pp. 551–53.
- hdp://www.luther.de/es/legenden/blitz.html
77. El dilema que torturaba a Lutero
- Historia de la Reforma. Justo L. González. Cap.2. Editorial Unilit. 2003.
78. Las indulgencias que inflamaron a Lutero
- Historia de la Reforma. Justo L. González. Cap.2. Editorial Unilit. 2003.
79. Las amistades que convienen
- Philip Schaff, History of the Chris1an Church (Charles Scribner’s Sons, 1910),
7:99;
- W.G. Polack, The Story of Luther (Concordia Publishing House, 1931), p. 45
80. La conquista espiritual de América
- Quinientos años de evangelización. De la conquista espiritual a la liberación
integral. Leonardo Boff. Editorial Sal Terrae. 1992.
81. El nacimiento de la Iglesia anglicana
- Las seis mujeres de Enrique VIII. Antonia Fraser. 1992.
- Wikipedia:
hdps://es.wikipedia.org/wiki/Enrique_VIII_de_Inglaterra#La_cues1.C3.B3n_r
eal
82. ¿Quién escoge tu fe?
- Compendio de historia eclesiás1ca. Cap.166. F.X. Funk. Gustavo Gili. 1908.

89
83. París bien vale una misa
- Compendio de historia eclesiás1ca. Cap.175. F.X. Funk. Gustavo Gili. 1908.
- Wikipedia: hdps://es.wikipedia.org/wiki/Enrique_IV_de_Francia
84. El buen uso del poder
- Wikipedia: hdps://es.wikipedia.org/wiki/Enrique_IV_de_Francia
85. Si hay que cambiar de calendario… se cambia
- La reforma del calendario gregoriano. Wenceslao Segura. eWT Ediciones,
2012.
86. La Inquisición contra Galileo
- Carlos Solís y Manuel Sellés. Historia de la ciencia. Espasa Calpe (2005). pp.
383–385.
87. Cris+anos derribando iglesias
- Compendio de historia eclesiás1ca. Cap.170. F.X. Funk. Gustavo Gili. 1908.
88. Por sus frutos los conocieron
- Historia del Cris anismo: el cris anismo denominacional. Pablo A. Deiros.
Ediciones del Centro. 2012.
89. Alabanza mul+cultural
- Schaff, Philip, and Schaff, David S. History of the Chris1an church, Vol VI. New
York: C. Scribner’s Sons, 1914–1916, pag 82.
90. El pulso entre la fe y la razón
- hdps://es.wikipedia.org/wiki/Avivamiento
- hdps://es.wikipedia.org/wiki/Ilustraci%C3%B3n
91. El humanismo desplazando al cris+anismo
- Qué po de Dios? Cap 5. Michael Ots. Publicaciones Andamio 2015.
- hdps://es.wikipedia.org/wiki/Madame_Roland
92. Y la Iglesia se separó del Estado
- Earle E. Cairns, Chris anity in the United States. Chicago: Moody Press, 1964,
64.
93. Una Iglesia mul+denominacional
- Historia del Cris anismo: el cris anismo denominacional. Pablo A. Deiros.
Ediciones del Centro 2012.
94. El Segundo Gran Despertar
- Historia del Cris anismo: el cris anismo denominacional. Pablo A. Deiros.
Ediciones del Centro 2012.
95. La lucha interdenominacional
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- Marty, Protestan sm in the United States, 73.
96. El avivamiento misionero
- A. Scod Moreau, Gary R. Corwin y Gary B. McGee, Introducing World
Missions: A Biblical, Historical, and Prac cal Survey (Grand Rapids: Baker
Academic, 2004), 124.
97. El impacto de un diezmo inver+do
- Historia del Cris anismo: el cris anismo denominacional. Pablo A. Deiros.
Ediciones del Centro 2012. Capítulo: Las misiones modernas.
98. Unos siembran y otros recogen
- Latourede, Kenneth S. A History of the Expansion of Chris anity. Grand
Rapids: Zondervan Publishing House, 1978.
99. Una pequeña llama que encendió un gran fuego
- Louise Pirouet, Chris anity Worldwide: AD 1800 Onwards (Londres: S.P.C.K.,
1989).
100. Aportación del cris+anismo a los valores del mundo
- Historia del cris1anismo: los primeros 500 años. Presentación. Pablo A.
Deiros. Ediciones del Centro 2005. Buenos Aires, Argen1na.

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