Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La última sinfonía
del mago:
El mar de las gaviotas
ENSAYO POÉTICO
Premio Edición de Poesía
X Concurso Anual de Literatura
«Franz Tamayo» (1976)
1ª edición 1977, Editorial Casa Municipal de Cultura «Franz
Tamayo». Biblioteca Paceña - Nueva Serie. Publicado bajo el
título de «Poesías por el Concurso Anual de Literatura Franz
Tamayo». Impreso por Editora Proinsa. La Paz – Bolivia.
ISBN 987-20868-8-5
Distribución gratuita
6
La puerta y Réquiem, donde obtuvo el Boletín de Pla-
ta, y fue invitado a la ceremonia anual que organizaba
Palais Concert para premiar a destacados autores ex-
tranjeros. Además de las dos piezas teatrales citadas es
autor de otras nueve: “Los inadaptados”, “Semillas en
arena”, “El último juego de la última cena”, “El plazo”,
“La patética”, “El Apocalipsis”. Continuó contribuyendo
con poemas y relatos en la prensa nacional.
Los Augures. Una primera versión fue escrita en
1968, cuando Víctor Hugo decidió alejarse del “ruidanal
mundo”, y se internó en el agreste altiplano. Trabajaba
como profesor rural, en una localidad situada a 4.500 me-
tros de altura, en Umala, a 20 km de “Patacamaya”, una
estación ferroviaria de cierta importancia. Una parte de
esta monumental obra fue presentada bajo el nombre de
“El Apocalipsis” como poesía escenificada en tres par-
tes, en la que había que reunir varias artes como coro,
orquesta, ballet y declamación teatral. Se la consideró
modernista, dada la influencia de la corriente cultural
de los años ’60, que cubría a Perú, Chile, México, Argen-
tina y Haití.
El “Apocalipsis” de Arévalo Jordán se constituye en
una constante incorporación del eterno al contingente.
Y, por otro lado, a la abstracción de las dimensiones de
tiempo y espacio que suprimen la perspectiva de los pla-
nos y su desplazamiento histórico-mítico, confundidos
todos en una súper-realidad, apenas una línea tangen-
cial que delimita lo invisible por lo visible. Pero no se
trata del súper-realismo en el sentido de la escuela fran-
cesa, hay constante de la fuerza, de la inteligencia y del
corazón, denominado el tumulto de las fuentes del sub-
consciente. Poesía muy de católico, terriblemente cons-
ciente del pecado original, que trata de ser purgado con
7
un fulgurante amor por sus semejantes y las cosas de la
Creación.
Para los años ‘70, Arévalo Jordán figuraba en la Bi-
bliografía Nacional Boliviana de Luis Raúl Duran.
En 1976, La última sinfonía del mago: El mar de
las gaviotas. Poesía. Fue premiada en el X Concurso
Anual de Literatura “Franz Tamayo” El jurado estuvo
integrado por Berta A. De Alvéstegui, Yolanda Bedre-
gal, Oscar Cerruto, Oscar Rivera Rodas y Norah Zapa-
ta-Grill.
Ha dicho su prologuista Carlos Urquizo Sossa:
8
No es la forma lo que interesa, sino solamente el men-
saje que se puede exponer en forma directa y concreta.
El lirismo como expresión íntima del corazón, cobra una
importancia muy grande, desaparece la idealización de la
mujer y el paisaje muestra un realismo severo, casi agresi-
vo. La denuncia social, el tenebrismo y la melancolía, son
las armas favoritas de los poetas de vanguardia. Se trata de
mostrar al hombre como víctima del ambiente y la soledad.
V.H.A.J. ha conseguido con este cambio en el sentido de
la poesía, una obra densa, embellecida con una serie de fi-
guras literarias que son dignas de un análisis más severo.
Con acertadas palabras, V.H.A.J. da nueva vida a te-
mas muy antiguos como la soledad, la melancolía y el amor.
Sus metáforas son límpidas y aunque un poco arriesga-
das, embellecen notablemente sus poemas.
También el tema de la “muerte” de Dios, de la incomu-
nicación del hombre y su desconsuelo ante un destino sin
sentido, está presente en este pequeño libro.
9
posición dialéctica-reflexiva entre el sentir humano y su na-
turaleza.
En suma, la presente obra constituye un gran aporte al
lenguaje literario y al entendimiento de la filosofía poética
sobre todo al empleo de nuevas formas de expresión y consi-
guientemente a nuevas concepciones de carácter ontológico.
11
En 1991 el Banco BICA imprime una plaqueta con
poemas de Arévalo Jordán, acompañado de Danilo Doy-
harzabal, Belkis escudero, y Alba Yobe de Abalo.
En 1992 la Asociación Cultural Maya publica Recuer-
dos y silencios, en Santa Fe, Argentina. La prologuista
Nora Didier de Iungman ha dicho:
EL EDITOR
12
PRÓLOGO
Mi viaje es eterno.
Río de lo que soy,
de lo que fui,
convencido eternamente de mis Nueve Caminos,
que son sueños, que son ironía.
14
Mi vuelo es alto porque soy nacido de
los cóndores: y mis antepasados volaron más alto, llenos
de oro que sirvieron para adorar los dioses del espacio.
Canto vacío,
sin esperanza,
hoy,
que me encuentro contigo.
Soledad,
hoy,
15
Tu ausencia es mi nada en mi sombra.
Nadie es mi esperanza,
nadie es mi sueño perdido.
Lástima,
que las olas corren hacia abajo,
hacia el tiempo,
hacia el mar:
y
se llevaron las ondinas mi historia triste,
mi recuerdo,
mi silencio que rueda
hasta el océano verde-azul.
16
Las olas saludan mi canto.
Tu sueño,
Mi historia,
Tu dolor de Gaviota.
17
hembra” y donde está encerrado lo inmemorial, el prin-
cipio, lo que fue perfecto, como si fuera el principio mis-
mo de todo, el principio de la misma nada, el origen y sus
antepasados transidos de muerte. Esa cabaña que fue
siempre hembra parece haberlo parido:
18
Ella tenía los ojos morenos del ayer. Lle-
vaba en su rostro las luces de las estrellas, en su cuerpo la
ondina misteriosa deseada de la Mitología. Con el viento
vino, con el viento se irá, Gaviota Morena, hubo momentos
en que dudé de tu existencia. ¿Aire? ¿Esencia? ¿Fuego di-
luido? Gaviota morena, con el viento te irás. Nacieron tus
ojos en el mar de los silencios, con brillos selenitas dejan-
do sueños desparramados.
cual vida,
cual infinito amado, muy lejos del olvido.
19
Así es la mujer-gaviota para el mago, única, soñada,
que recupera el aspecto humano sólo por un instante, la
mujer es un día, un momento, para luego morir-transfor-
marse-desdibujarse, para ser recuerdo, para ser gaviota
que no comprende o que no intenta comprender el len-
guaje del mago creador, del mago inmortal, porque ella
es en esencia humana-ave-mortal, porque la mujer es tie-
rra, es polvo, es la que nace del polvo y al polvo vuelve,
porque no se atreve a la miel eterna, es sensible-mujer
que reconoce en el Mago a su creador.
20
cia, en un lenguaje que brota desde el alma misma del
poeta, descubriendo en cada verso, adjetivos que dignifi-
can, metáforas que taladran los sentidos...
Ha sido un honor para mí el haberme encontrado con
“La última sinfonía del mago”, de manera inocente,
adentrándome en los misterios de un cosmos, de una sin-
fonía tan bien hilvanada en el mar de las gaviotas...
Una gaviota más.
21
PRÓLOGO
23
ÍNDICE
25
Lamentando el pasado y con espe-
ranzas para el futuro, sin jamás sen-
tirme satisfecho del presente: Así es
como se pasa mi vida entera...
Mi viaje es eterno.
Río de lo que soy,
de lo que fui,
convencido eternamente de mis Nueve Caminos, que son
sueños, que son ironía.
29
PARÉNTESIS ABIERTO EN TU AUSENCIA
Hoy,
que me encuentro con tu recuerdo,
SOLEDAD vestida de angustia,
de aire comprimido en los huesos;
—vieja sombra de la vida—,
30
que todo es recuerdo,
silencio,
árbol destruido.
31
UN SUAVE ENCANTO ENVUELVE
32
CALLÓ MI VOZ
Calló mi voz
en la Noche de los tiempos.
Y brotó mi soledad
en mi propio silencio.
33
LA TORMENTA SE ACERCA
¿Soy el río?
34
ME SIENTO AL BORDE DE LAS AGUAS
Lástima,
que las olas corren hacia abajo,
hacia el tiempo,
hacia el mar:
y
se llevaron las ondinas mi historia triste,
mi recuerdo,
mi silencio que rueda
hasta el océano verde-azul.
35
El mar con su amor salado
guarda mis recuerdos
y mis quejas
en blanco caracol.
36
RECUERDOS
37
Amo las añoranzas del amor al sol, la música de rocío y
ola.
Eterna.
Recuerdos solamente.
38
Fue en aquel tiempo cuando la ráfa-
ga de mi hermano Viento, precipitó a tierra una Gavio-
ta-Mujer, morando mis sueños. Cayó en el fondo de mis
sueños para transformarse en Virgen de los Profundos
Misterios.
39
NACIÓ ENTONCES EL MÁGICO LENGUAJE
40
Una flor se deshoja con el viento,
con espinas de Luz
que cortan el aire bajo nubes negras
y
pesadas respiraciones
del tiempo.
Circula tu sangre
solapada a la mía.
41
Tiempos en que el mar
no significa nada para mí,
sus aguas no me bañaron.
42
YO NACÍ UN DÍA DE OSCURIDADES
43
Sol, siempre cruzando laberintos entretejidos absurda-
mente en la mañana de mis pensamientos, haciendo gala
de mi fortaleza, siendo de un corazón tan débil y de un
palpitar tan loco.
Cansados.
Amarga experiencia.
44
CALZADOS DE BARRO
Calzados de barro,
agua,
lluvia,
Monótono arrastrar de los pies
sin rumbo,
monótono.
La vida.
Mis ancestros cantaron,
mis ancestros lloraron.
45
con vibraciones perdidas
en el polvo del tiempo:
cerrando los ojos;
viendo el pequeño mundo
en el pañuelo de una mujer:
46
morena, túnica transparente,
pies ligeros.
Rugieron entonces
la montañas internas de mi Ego:
Tú,
suplicante rostro Virgen
que habitas detrás de la tranquilidad
de las olas,
tú,
que cantas apenas
la voz fracturada,
trotando seriamente por la vida,
como triste condena
a vivir prisiones amargas
de aire dulce.
47
Quietud
que me asfixia tanta abundancia...
Viven en mí
esos ojos morena
en el fondo de las penumbras,
pensamientos,
todos los recuerdos me hablaron de ti:
en arrullo o clamor del aire
en el fondo del ser infinito.
Sutil brisa
que muere despacio y triste.
Llevo encima
los secretos del mar azul,
árido lomo del lunario,
mar azul
que nació cuando te llevaron
compañera,
tan alto como las nubes.
Mi mirada
agita el Universo.
48
EL INTERIOR DE LA CABAÑA
49
Señor que nos crías,
Señor del espacio y del presente,
a nuestros Padres
los criaste.
Esperanza.
50
rra. El techo se sujeta por tiravientos de cuero y nudos
ancestrales que ahorcan la madera, el barro, la paja.
Angustia.
angustia,
angustia,
llanto y melancolía, boca seca.
Alma,
tempestad,
cielo,
recuerdo del relámpago abierto, herido. An-
gustia. Alimento diario. Triste pensamiento de cargas
desnudas, culpas sin génesis. Angustia. Destino infame
de seres siempre hambrientos. Flácidos. Voces que ha-
cen compañía. Voces que engañan la espera, el hambre,
la sed... Muñecos, globos de aire que no se comen... Ojos
mustios empotrados en las paredes de la cabaña, ojos hun-
didos, esperando que llueva el maná y la Verdad, del cie-
lo o del suelo.
51
MI RAZÓN Y MI LOCURA
Mi razón y mi locura
nunca supieron por qué
tengo las esporas de la angustia
en monocotiledones sembrados
en una sola mano abierta.
52
II
De rato en rato
hay espacios esponjosos,
agua,
hiel y vinagre esparcida.
53
¿A quién dejar mi jardín?...
Ya nada espero del ayer,
quiero ser triste
volando hacia la puerta del sol,
tejiendo empeños de soledad;
esperando la noche
y mi reposo en el mar.
¡Ay!
si mi razón y mi locura supieran por qué
beso los labios del fondo del pasado y
violento fui arrancado del mar.
54
EN LAS PAREDES CUELGAN ANIMALES
55
Su actitud contemplativa, absorta, mi-
rando dulcemente la rosa guinda que sostenía en las ma-
nos uniformes, manos que son delicadas, manos que yo
—viento que silba en el desierto— acaricio cariñosamente.
56
SONDEARON TUS OJOS
57
¿Llueve?
¿Río?
Lloras.
Entonces,
¿es tu tristeza de amar?
58
me busco a mi mismo
y no me encuentro.
Entonces,
¿es alegría tu penar?
Ando libre,
canto ajeno al amor mortal,
pido sólo una sonrisa
para mi desconsuelo.
Entonces,
¿es tu pecado y el mío
soñar y soñar?
59
que no puedo encontrar,
porque tienes el viento que no me falta.
Entonces,
¿es nuestro temor despertar?
¡Ay!
vida fútil e inconsciente
esparcida en tus ojos mirones.
¿Llueve?
¿Río?
Lloras.
60
LA GAVIOTA ME CUENTA
61
eres mi condición pero tú envejeces, yo soy según mi
deseo.
62
za hizo doler mi corazón, canté porque viviste conmigo
la pobreza del agua convertida en vino, mientras los ár-
boles virtuosos espían mi dolor y las lágrimas nos ven-
den a precios bajos. Tan absorta y confundida estás, tan
sorprendida y temerosa como ave oculta en las alas ma-
ternales. El Milagro lo hice para ti.
Tú
única viajera que separaste de tu ruta,
tú, ahora mujer bañada de luz y viento, rodeada de tus
compañeras aéreas que danzan la música de las Súplicas
y me cuentas los secretos del mar azul. Me maravilla que
deseases los pétalos suaves de la rosa. ¡Más valiera es-
tar en vuestro templo, si con tanta sabiduría destruye el
milagro!
63
ME QUEDO EN LAS ORILLAS
64
surgiendo las notas melódicas de la noche
con perfumes de placer...
Canta mi voz
tanto lamento y abandono,
olfateo la brisa precal del viento,
tantos remolinos forjados
en el mal de mi lejanía.
trato de revivir
la suave fragancia de los rosales
taumaturgizando los sentimientos
testificados
por las nuevas gaviotas viajeras,
las nuevas flores,
y
los nuevos árboles
abatidos en la tormenta.
65
Tranquila soledad
que dibuja la sonrisa de la nueva tormenta,
que llega engrandeciendo las sombras.
66
HABLA
Habla.
Habla en el silencio de mi voz apaciguada, triste
dilema para quien emplea mi lengua, porque soy el
agua, a quien sólo sonríes y dejas tu rostro refleja-
do en mí.
67
mundos. El agua de las mareas sigue subiendo, lava la
sangre de las rocas, el agua sube,
sube,
sube el mar hasta acercarse a la ca-
baña.
68
No pudiste entender mi lengua, no pu-
diste entender mi rosa que es forma de lenguaje, no pu-
diste entender el aroma de los presagios, para ti sólo fue
un hecho maravilloso el poseerla en tus manos. Para mí,
que contemplaba tu piel desnuda, ¡no! Dejé entonces que
se desatara la tormenta.
69
SOMBRÍO SILBÓ EL VIENTO
70
ya pronos contemplo los cipreses,
caen las hojas
con las hijas de las melodías
del viento rugiente;
se inclinan las mieses de los campos,
refulge el relámpago
su apagada luz.
Callo
y vuelvo a gritar.
71
Oigo tus gritos de agonía
Gaviota Viajera Hechizada
que cruzaste el mar
de las transparencias.
Blanco perfil
que el relámpago dibuja
tu sueño,
mujer
que fuiste apenas gaviota
apenas mujer
bella,
morena silueta
que la luz del rayo dibuja tus sueños
con el alba prendida en tus plumas.
Cadenas de agonía
fueron mis recuerdos
en la noche de las penitencias
y los ojos del mundo ausentes,
con la cara y las manos que tiemblan.
El viento
y
mi alma
gimieron su resoplo canso.
72
por las acariciadas orillas
donde taumatúrgicos se escucharon
melódicas notas,
sonoros arpegios del mago.
Tanta belleza
triste de la agónica sutileza
del morir fulgurante en el espacio,
bajo mi cielo desplateado,
bajo mi techo de granito,
con los rayos de un sol muerto
en la boca del aire,
con la música triste de truenos,
luces y voces;
todo canta,
silba,
despacio muere.
Ecos de conciencia
y ese dolor de pecado mortal
73
y
las monjas negras de la noche que vuelan
girando en torno a mis ojos,
vampiros de la cueva,
de mi interior.
74
QUIERO ESTAR SOLO
75
del Trueno está en mi garganta seca, caen los rayos cer-
ca de la cabaña, fulgen las voces de los Antiguos, de los
que habitaron el Kollasuyo. Y vuelven a caer como glo-
rias las perlas del mar. Y aun así somos los Hombres In-
crédulos.
76
sueños de vivos y de muertos (los muertos sueñan), la
tierra es así. El agua es como la vida, pero también es
como la muerte.
77
CALMADA LA NOCHE
Calmada la noche
se dibujó triste en mis horizontes,
aun antes que el mar significara
algo para mí.
Aun
antes que sus aguas me bañaran;
embrujadas siluetas rodaron en mis pensamientos
emboscaron mis presentimientos,
cuando la noche y
vertidas las hojas en el campo estaban,
(mariposas amarillas esparcidas por el viento),
durmiendo mi magia reposada
en los senos del Universo,
que de lejos estoy del bosque
y
sus sinfonías celestes (voces secretas):
sólo he ganado más recuerdos acumulados
en lo desconocido.
78
Ahora este mar se ha vuelto mío,
hoy noche que sus aguas me bañaron,
ora que las olas y el viento
me recuerdan tus cabellos revueltos
en el molino de las imágenes
sobre la bruma aposentada
en mi añoranza.
Si algún día
otro ermitaño
me viera llorando,
se detendrá,
me tendrá que escuchar
y comparecerá mi locura.
79
Siquiera por unos instantes
me acompañará en mi silencio;
los magos no me dejarán tan solo.
La noche y
tantas cosas de la noche,
azul,
con espejos milagrosos
reflejando tristeza desheredada.
¡Ay!
amada noche,
tanta desnudez que no te encuentro.
80
LA PUERTA SE ABRIÓ MISTERIOSAMENTE
81
Creí ver tu cuerpo en el mar, y por
medio de los sortilegios penetré en las aguas ya calma-
das. Mi último canto despertó las horas blancas, y se dilu-
yeron los tiempos para sostener mi cuerpo abandonado.
82
MI ÚLTIMO CANTO
Mi último canto,
llamado el último canto del mago,
despertó en las orillas a las aves negras
en las horas blancas,
y
en la soledad de la noche
danzaron los recuerdos engarfiados.
83
Pasa la noche
que regresará mañana, distinta,
siempre vagando (pasan las aves),
entonces...
mi sitio estará en el desierto
mañana que diré adiós a la noche.
ETERNIDAD,
bogando estará en mi corazón tu galera,
ojo gitano para tu felicidad,
ojo de lobo montarás para tu perpetuidad,
o perro que marcha oliendo hueso
y hambre para tu felicidad.
84
de mi condena y futura morada,
deja que la brisa nos robe
los secretos del Hechicero.
Soy el agua
agua soy
y vuelvo a mi origen.
Ven,
esparce la taumaturgia del vivir eterno
en mi dolor,
repitamos mullidos en la arena
el orgasmo del olvido,
hermanos y amantes para siempre,
acompáñame
y nosotros tendremos todas las noches
para buscar las nubes blancas,
los perfiles plateados
que cubrirán nuestra luna
y
tu pudor.
Ven,
pero no demores,
la luna y el mago no esperan nunca;
y si acaso te atrasaras
85
como toda amante de mi último canto,
búscame en las orillas del mar;
86
SOY EL PEREGRINO QUE ERA
87