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DEFINICIÓN DE TATUAJE

Tatuaje tiene su origen etimológico en el vocablo francés tatouage. El


concepto refiere al acto y al resultado de tatuar: dejar grabado un dibujo o
una marca en la piel a través del uso de ciertas agujas o punzones con tinta.
Por ejemplo: “Cuando era chico quería hacerme
un tatuaje en el brazo, pero nunca me
animé”, “Juan tiene un tatuaje de Superman en
el pecho”, “El delincuente fue reconocido por los
tatuajes de su rostro”.
Se llama tatuaje, por lo tanto, al dibujo o al
texto que se realiza sobre la piel inyectando tinta debajo de la
epidermis. La técnica, con variaciones, se emplea desde hace miles de años,
de acuerdo a los registros detectados por arqueólogos.
Tanto la técnica como la finalidad de los tatuajes han variado a lo largo de
la historia. En las tribus de la Polinesia, por citar un caso, los tatuajes se
usaban para generar miedo en los enemigos y para realzar la jerarquía o el
estatus de alguien. Los aborígenes norteamericanos, por su parte, se
tatuaban para conmemorar ciertos eventos o para marcar el comienzo de la
vida adulta.
En el mundo occidental contemporáneo, la concepción de los tatuajes
cambió en las últimas décadas. Antes eran marcas típicas de
los marineros y luego comenzaron a adoptarlos las personas marginales
que vivían fuera de la ley. Finalmente, en la actualidad, los tatuajes son
aceptados a nivel social, incluso con fines estéticos.
Cabe destacar que la mayoría de los tatuajes, que deben realizarse
con agujas esterilizadas para evitar el contagio de enfermedades, son
permanentes: sólo pueden eliminarse con láser.
Estilos de tatuajes

Aunque para las personas ajenas a esta


forma de arte tan particular no sea tan evidente, escoger un diseño para que
un especialista lo tatúe en nuestro cuerpo no es tan fácil ni aleatorio como
decidirse por un televisor en la tienda de electrónica, o al menos no es así
para los entendidos. Existe una larga lista de estilos diferentes, y es
aconsejable conocerlos todos antes de embarcarse en este viaje de ida,
ya que probablemente nos sintamos identificados solamente con algunos de
ellos; el estilo adecuado también minimiza las probabilidades de querer
quitarse el tatuaje a los pocos meses, algo que no siempre es posible o
económico.
Uno de los estilos más destacados es el Negro y Gris (Black and Grey).
Como su nombre lo indica, se basa en el uso de tinta negra y diversas
tonalidades de gris, aunque en algunos casos también es posible utilizar el
blanco. Uno de sus puntos fuertes cuando se lo compara con estilos que no
limitan la paleta de colores es la profundidad y el misticismo que se puede
lograr con imágenes en escalas de grises, ya que invitan a una observación
más detenida para comprender los diseños, generalmente muy detallados y
de una complejidad admirable.
Por otro lado se encuentra el estilo Vieja Escuela (Old School), que surgió
como homenaje a los tatuajes que realizaban los soldados de la marina de
Norte América, a principios del siglo XX. Algunos de los elementos más
recurrentes son los faros y las anclas, siempre con una clara temática
centrada en la navegación. Además, es fácil distinguirlo del resto al notar la
ausencia de degradados en su colorido, el cual suele centrarse en tonalidades
de azules y rojos, y el acentuado grosor de sus perfiles. Las estadísticas
muestran que alcanza una mayor popularidad en países anglosajones.
El estilo Stencil, se diferencia de los dos anteriores en que exige el uso de
una «plantilla» (precisamente eso significa la palabra inglesa stencil) para
aplicar la tinta sobre la piel, por lo cual sus diseños suelen ser sólidos, sin
degradados, monocromáticos y, dada la falta de originalidad y de
espontaneidad, se consideran menos artísticos.

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